A lo largo de sus cinco capítulos (además de la introducción y conclusión), 52 páginas y 155 puntos, el documento final aprobado por el Sínodo de la Sinodalidad, y que ahora está en las manos del Papa Francisco convoca, desde el episodio evangélico de la 'pesca milagrosa', a construir una Iglesia verdaderamente participativa, aunque sin entrar de lleno en los grandes debates, como por otro lado ya se anunció desde el principio.
Y es que el texto, una "profecía sinodal", muy bello en las formas y ambicioso en la voluntad de querer ser una Iglesia de 'todos, todos, todos', se queda corto en lo concreto, y a buen seguro será interpretado por muchos como un conjunto de buenas intenciones, que no termina de aterrizar. Con todo, se atisban dos puntos que, a buen seguro, seguirán en las discusiones de los grupos de trabajo, y formarán parte de las decisiones que Francisco anunció que habrán de tomarse en el futuro: el papel de la mujer y el ecumenismo.
En el primero de los casos, el que más suspicacias y temores ha provocado a lo largo de este último mes (hasta el punto de provocar una reunión, in extremis, con el prefecto de Doctrina de la Fe), el documento admite en su punto 60 (uno de los que más resistencias tuvo, 97 'noes' y 258 'síes') que "sigue abierta la cuestión del acceso de las mujeres al ministerio diaconal. Es necesario un mayor discernimiento a este respecto", y recuerda que aunque "hombres y mujeres gozan de igual dignidad en el Pueblo de Dios", las mujeres "siguen encontrando obstáculos para obtener un reconocimiento más pleno de sus carismas, de su vocación y de su lugar en los diversos ámbitos de la vida de la Iglesia, en detrimento del servicio a la misión común".
Magdalena, María... son muchas las mujeres que, también según las Escrituras tuvieron una "contribución esencial" en tiempos de Jesús, y también hoy: "Las mujeres constituyen la mayoría de los fieles y a menudo son los primeros testigos de la fe" en las familias, las comunidades, la escuela, la dignidad humana y la justicia social.
"Las mujeres contribuyen a la investigación teológica y están presentes en puestos de responsabilidad en instituciones relacionadas con la Iglesia, la Curia diocesana y la Curia Romana. Hay mujeres en puestos de autoridad o como líderes comunitarias. Esta Asamblea hace un llamamiento a la plena aplicación de todas las oportunidades ya previstas en la legislación vigente en relación con el papel de la mujer, en particular en los lugares donde aún no se han explorado. No hay nada en las mujeres que les impida desempeñar funciones de liderazgo en las Iglesias: lo que viene del Espíritu Santo no debe detenerse", subraya el punto 60 del documento final.
En el segundo aspecto, junto al compromiso de reevaluar el primado de Pedro y el sueño de la celebración conjunta de la Pascua con los ortodoxos, el punto 133 ofrece la propuesta de constituir "un Consejo de Patriarcas, Arzobispos Mayores y Metropolitanos de las Iglesias orientales católicas presidido por el Papa, que sería "una expresión de la sinodalidad y un instrumento para promover la comunión y compartir el patrimonio litúrgico, teológico, canónico y espiritual". Una suerte de 'consejo de Gobierno ecuménico' que podría verse apuntalado en "un Sínodo especial para promover la consolidación y el renacimiento de las Iglesias orientales católicas". Algunos, incluso, ponen nombre a su posible coordinador: el cardenal salesiano Ángel Fernández Artime, a quien el Papa adelantó que lo requeriría para una misión especial.
¿Será posible una 'pesca milagrosa' en la Iglesia capitaneada por Francisco? El tiempo, y la continuidad de este proceso sinodal, que debe haber venido para quedarse, lo dirán.
Jesús Bastante
Religión Digital
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