FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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miércoles, 31 de enero de 2024

Tirar del freno de seguridad: ante la gravedad de la crisis actual

 


[Por: Leonardo Boff]


Nos encontramos en el corazón de una espantosa y generalizada crisis sobre la forma como habitamos y nos relacionamos con nuestro planeta, devastado y atravesado por guerras de gran destrucción y movido por odios raciales e ideológicos. Además, la era de la razón científica ha creado la irracionalidad del principio de autodestrucción: con las armas ya construidas podemos poner fin a nuestra vida y a la de gran parte de la biosfera, sino de toda.

 

No son pocos los analistas de la situación mundial que nos alertan sobre  el eventual uso de tales armas de destrucción  masiva. La razón de fondo sería la disputa sobre quién manda  en la humanidad y quién tiene la última palabra. Tiene que ver con el  enfrentamiento entre la unipolaridad sustentada por Estados Unidos y la multipolaridad requerida por China, por Rusia, y eventualmente por el conjunto de los países que forman los BRICS. Si hubiera una guerra nuclear, en ese caso se realizaría la fórmula: 1+1=0: una potencia nuclear destruiría a otra y  juntas acabarían con la humanidad y con una parte sustancial de la vida.

 

Dadas estas circunstancias, nos vemos en la necesidad de tirar del freno de seguridad del tren de la vida, pues, desenfrenado, puede  precipitarse en un abismo. Tememos que este freno esté ya oxidado y haya quedado inutilizable. ¿Podemos salir de esta amenaza? Tenemos que intentarlo, según el dicho de Don Quijote: “antes de aceptar la derrota, tenemos que dar todas las batallas”. Y las vamos a dar.

 

Voy a servirme de dos categorías para aclarar mejor nuestra situación. Una del teólogo y filósofo danés Soren Kierkegaard (1813-1885), la angustia, y otra del también teólogo y filósofo alemán, discípulo notable de Martin Heidegger, Hans Jonas (1903-1993), el miedo.

 

La angustia (O conceito de angústia,Vozes 2013) para Kierkegaard no es solo un fenómeno psicológico, sino un dato objetivo de la existencia humana. Para él como pastor y teólogo, además de eximio filósofo, sería la angustia frente a la perdición eterna o la salvación. Pero es aplicable a la vida humana. Esta se presenta frágil y sujeta a morir en cualquier instante. La angustia no deja a la persona inerte, la mueve continuamente a fin de  crear condiciones para  salvaguardar la vida.

 

Hoy tenemos que alimentar ese tipo de angustia existencial ante las amenazas objetivas que pesan sobre nuestro destino, que pueden resultar fatales. Ella es algo saludable que pertenece a la vida, no es algo enfermizo a ser tratado psiquiátricamente.

 

Hans Jonas en su libro O princípio responsabilidade,  (Contraponto, Rio 2006) analiza el miedo a vernos colocados al borde del abismo y caer fatalmente en él. Estamos en una situación de no retorno. Ya no se trata de una ética del progreso o del perfeccionamiento, sino de prevención de la vida contra las amenazas que pueden traernos la muerte. El miedo aquí es sano y  salvador, pues nos obliga a una ética de la responsabilidad colectiva en el sentido de aportar todos su colaboración para preservar la vida humana en la Tierra.

 

La situación actual a nivel planetario escapa al control humano. Hemos creado la Inteligencia Artificial Autónoma que ya no depende de nuestras decisiones. ¿Quién, con sus miles y miles de millones de algoritmos, impide que ella pueda optar por la destrucción de la humanidad?

 

En primer lugar tenemos una tarea que cumplir: responsabilizarnos del mal que estamos visiblemente causando al sistema-vida y al sistema-Tierra, sin capacidad de impedirlo o frenarlo, solo aminorando sus efectos dañinos. El sistema de producción mundial energívoro está de tal modo engrasado que no tiene manera ni quiere  parar. No renuncia a sus mantras de base: aumento ilimitado del lucro individual, competición feroz  y la superexplotación de los recursos de la naturaleza.

 

Además de esto, es importante responsabilizarnos también del mal que no supimos evitar física y espiritualmente en el pasado y  cuyas consecuencias se han vuelto inevitables, como las que estamos sufriendo con el calentamiento creciente del planeta y la erosión de la biodiversidad.

 

El miedo del que estamos poseídos se relaciona con el futuro de la vida y la garantía de poder todavía seguir vivos sobre este planeta. En función de ese desiderátum Jonas formuló un imperativo ético categórico:

 

Obra de modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica sobre la Tierra; o expresado negativamente: obra de modo que los efectos de tu acción no sean destructivos para la posibilidad futura de una tal vida; o, simplemente, no pongas en peligro la continuidad indefinida de la humanidad en la Tierra” (Op. cit. 2006, p. 47-48). Yo añadiría “no pongas en peligro la continuidad indefinida de todo tipo de vida, de la biodiversidad, de la naturaleza y de la Madre Tierra”.

 

Estas reflexiones nos ayudan a alimentar alguna esperanza en la capacidad de cambio de los seres humanos, pues poseemos libre albedrío y flexibilidad.

 

Pero, como el peligro es  global, se impone una instancia global y plural (representantes de los pueblos, de las religiones, de las universidades, de los pueblos originarios, de la sabiduría popular) para encontrar una solución global. Para eso tenemos que renunciar a los nacionalismos y a las fronteras obsoletos entre las naciones.

 

Como se puede observar, las distintas guerras hoy en curso son por conflictos entre las fronteras de las naciones; la afirmación de los nacionalismos y la creciente onda de conservadurismo y de políticas de extrema derecha se alejan mucho de esta idea de un centro colectivo para el bien de toda la humanidad.

 

Debemos reconocer que estos conflictos por las fronteras entre las naciones están despegados de la nueva fase de la Tierra-Casa Común, y representan movimientos regresivos y contrarios al curso irresistible de la historia, que unifica cada vez más el destino humano con el destino del planeta vivo.

 

Somos solo una Tierra y una sola humanidad a ser salvadas. Y con urgencia pues el tiempo del reloj corre en contra nuestra. Cambiemos nuestras mentes y nuestras prácticas.

 

*Leonardo Boff ha escrito Habitar la Tierra, Vozes 2022; Tierra madura: una teología de la vida, Planeta 2023.

 

Traducción de María José Gavito Milano

 

El planeta se congela: por qué el cambio climático también explica el frío extremo

  Dani Cabezas

Rebelión

Fuentes: La marea climática
Estados Unidos y el norte de Europa han sufrido un temporal de frío y nieve sin precedentes en las últimas semanas.
Jonah Eller-Isaacs, asistente legal de 43 años, vive en Portland, Oregón. Su casa se ubica en lo alto de una colina, en un privilegiado rincón al noroeste de la ciudad que le proporciona unas vistas de ensueño de la Cordillera de las Cascadas y el monte Hood, el más alto del estado. Ver noticia 

Una alarma muy seria

 


José I. González Faus, teólogo

Miradas cristianas

Mientras cerramos los ojos
Hay en nuestra historia una ley bastante repetida: se comente un crimen innegable. Se reacciona contra ese crimen de manera injusta y desproporcionada (más propia de la venganza quede la justicia). Y a quien critica esa reacción vengativa se le tacha de defensor del crimen anterior.  Ver noticia 

Realizan homenaje póstumo al padre de la teología popular en El Salvador: «José María Castillo sembró esperanza y evangelio en nuestro pueblo»

 

JOSÉ Mª CASTILLO
Religión Digital

La comunidad Dimas Rodríguez al norte de la capital salvadoreña, realizó un homenaje póstumo al sacerdote jesuita de origen español, José María Castillo, para rendir un tributo por su valiosa contribución en la transformación de la comunidad que, cuando la visitó por primera vez a finales de la década los noventa, era un asentamiento humano con munchas carencias al ser personas desmovilizadas de las fuerzas insurgentes producto de los Acuerdos de Paz de 1992  Ver noticia 

Varios países suspenden la financiación a la UNRWA por supuestos vínculos con Hamás

 Público

Los israelíes han acusado repetidamente a la organización de complicidad con Hamás en Gaza y han asegurado que varios de sus miembros son militantes del grupo, algo que la ONU siempre ha negado.
Reino Unido, Italia, Australia, Canadá, Finlandia y Estados Unidos han decidido suspender temporalmente la financiación para la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) por supuestos vínculos con Hamás.Ver noticia

EEUU y Europa tienen un grave problema de coherencia con su posición... EEUU y Europa tienen un grave problema de coherencia con su posición ante Gaza

 Olga Rodríguez

Rebelión

Fuentes: El Diario
La orden de la Corte Internacional de Justicia que investiga a Israel por posibles delitos de genocidio coloca a los países occidentales frente a sus propias contradicciones y necesita, para lograr su cumplimiento, un cambio de postura de EEUU y los países europeos Ver noticia 

Un conservador, un moderado o alguna sorpresa: ¿quién será el próximo presidente de la Conferencia Episcopal?

 Jesús Bastante

el diario

Los obispos españoles se reúnen en Comisión Permanente con la mirada puesta en las elecciones de marzo: el sector conservador encumbra a Argüello contra el ‘hombre del Papa’,
José Cobo, mientras se negocia una ‘tercera vía’, con los arzobispos de Santiago y Sevilla en la recámara  Ver noticia 

El Papa, ante ‘Fiducia Supplicans’: «Quien protesta con vehemencia pertenece a pequeños grupos ideológicos»

 

Religión Digital

«El Evangelio es para santificar a todos», afirma a LaStampa
«Todos somos pecadores: ¿por qué entonces hacer una lista de los pecadores que pueden entrar en la Iglesia y una lista de los pecadores que no pueden permanecer en la Iglesia? Esto no es
Evangelio»
«Confío en que gradualmente todos se tranquilicen sobre el espíritu de la declaración ‘Fiducia Supplicans’ del Dicasterio para la doctrina de la fe: quiere incluir, no dividir. Invita a acoger y después confiar a las personas, y confiar en Dios»  Ver noticia 

MONSEÑOR PRIETO RECONOCE QUE LA IGLESIA TIENE "UN DESAFÍO" DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA COMUNICACIÓN


col zapatero

 

La comunicación desde un punto de vista general, cómo comunica la Iglesia o cómo debería hacerlo, fueron algunos de los temas que se trataron en el coloquio que protagonizó el Arzobispo de Santiago de Compostela, Mons. Francisco José Prieto, en el Salón Obispo Mazarrasa del Palacio Episcopal. Este acto se organizó en el marco del 25º aniversario de la hoja diocesana Iglesia en Ciudad Rodrigo, en el que también se programó un acto con periodistas.

Mons. Prieto habló de transparencia o de la falta de ella, algo de lo que se acusa de manera recurrente a muchas instituciones o entidades, entre ellas la Iglesia. “Transparencia es comunidad la verdad, no se trata de la cantidad de cosas que decimos, sino de verdad”.

En varias ocasiones se refirió al ‘sacramento del encuentro’, para hablar así, de la “presencialidad” en la comunicación.

Por otra parte, “la Iglesia lleva en sí misma esa vocación de comunicar”, resaltó, “los lenguajes son los propios de cada tiempo, pero sigue teniendo fuerza evocadora porque habla desde la verdad, tiene vocación de permanencia”.

Tal y como recordó, cada 25 de enero, la Iglesia celebra el milagro de la conversión de San Pablo, “un comunicador nato”, apuntó, “con los recursos de su tiempo y de su momento” por eso hay que tratar de llegar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo “con los oídos puestos en el corazón de la sociedad para saber qué les preocupa”.

El prelado también explicó que la misión de la Iglesia es “evangelizar, existe para anunciar la buena noticia, no para hablar de sí misma”. Además de misión, comunicar es una oportunidad “bajo la mirada creyente” y desde ese punto de vista “todos los bautizados estamos convocados a la misión de comunicar, todos comunicamos y deberíamos ser conscientes”.

Se comunica con “el modo de estar, decir y ser, comunicamos como testigos desde la fe, por eso necesitamos comunicar desde la verdad, con transparencia y sin impostaciones”.

Mons. Prieto reconoció que la Iglesia tienen “un desafío” desde el punto de vista de la comunicación, “es importante que comunique para decir lo que hace, desde su rica realidad, y eso deberíamos hacerlo con naturalidad”.

También asume que en ocasiones, ha faltado “una comunicación pro activa, salir al frente” aunque no se trata de que se publiquen muchas informaciones sobre la Iglesia sino que se haga de manera “significativa” o lo que es lo mismo, “que la de la Iglesia sea una voz escuchada”.

Concluyó haciendo especial hincapié en la escucha, pues de otro modo “podemos estar respondiendo a preguntas que nadie nos hace”.

 

Archicompostela

Religión Digital

BENDICIONES


col martell

 

En un artículo anterior os preguntaba ¿qué pensáis sobre las bendiciones? No me refiero a las discusiones que están surgiendo a propósito de las bendiciones sobre las parejas homosexuales o divorciados. No, mi pregunta es más amplia. Me refiero en general a todas las bendiciones: sobre la comida, un edificio, una sucursal, una persona…

Y enseguida me viene el recuerdo de mi gran amigo Jesús Santamaría que murió hace 14 años. Cuando nos reuníamos para comer en los encuentros de curas, bien sea en retiros de arciprestazgo o de cualquier otro tipo, cuando llegaba el momento de la comida y el obispo Omella decía al empezar a comer “bendice, Señor, estor alimentos”. En seguida le cortaba Jesús y le decía: ¿por qué bendice unos alimentos que por ser criatura de Dios ya están llenos de bendición?

Normalmente pedimos que con ese gesto, ese signo de bendición, Dios derrame su gracia sobre esos objetos. ¿Puede recibir más presencia de Dios cuando ya está impregnado de ella? ¿Qué queremos decir cuándo alguien manda bendiciones?

Bendecir significa bien decir, decir bien. Decir esa palabra exacta a las personas para hacerles sentir bien y desearles todo bien.

Una bendición es la expresión de un deseo benigno dirigido hacia una persona o un grupo de ellas. Gramaticalmente, se trata de oraciones con modalidad desiderativa (lo mismo que su contrario, las maldiciones). Así, son bendiciones típicas ‘Que Dios te guarde’ o ‘Que te vaya bonito’.

Teniendo esto en cuenta, veo imposible encajar la bendición en ciertas ocasiones, como por ejemplo a un armamento, a un banco…

Prefiero decir antes de comer: “Gracias Padre Dios por tu presencia salvadora en estos alimentos”. O bien: “Gracias por las personas que han preparado esos alimentos”…

Aterrizando en la bendición de los homosexuales o parejas en situación supuestamente irregular, lo entiendo como una manera de descubrir y reconocer que ahí está Dios como amor. Dios nos bendice.

APOYEMOS LAS CUATRO CONVERSIONES DE FRANCISCO


col acebo

 

A lo largo de diez años de pontificado, las afirmaciones del Papa Francisco, en situaciones informales de respuesta espontánea a preguntas sobre exclusión y discriminación, se han ido multiplicando exponencialmente.

Pueden reunirse esas decenas de afirmaciones en cuatro grupos. Como cabeza de cada grupo destacan las cuatro declaraciones siguientes:

1 ¿Quién soy yo para juzgar a esa persona?

2 Nadie puede ni debe ser excluido, en la iglesia cabe todo el mundo

3 La vida eclesial discurre por cauces diversos, no solo por el de las normativas canónicas.

4 Las doctrinas de la iglesia no son un cuerpo monolítico, sino un poliedro de muchas caras.

Estas cuatro interpelaciones constituyen una llamada a discernir la prudencia pastoral ( 1 y 2) y una llamada a discernir la evolución y cambio en las doctrinas (3 y 4).

Son, en resumen, una cuádruple llamada a la conversión:

1) Conversión de los agentes de pastoral, para pasar de la condenación a la bendición.

2) Conversión de las comunidades (locales, parroquiales, diocesanas...) para pasar de la exclusión a la inclusión a todos los niveles de la vida eclesial.

3) Conversión del magisterio (comenzada ya por el mismo magisterio pontificio), para que haya cambio y evolución en todas las estructuras eclesiásticas (canónicas, administrativas, litúrgicas, doctrinales) y pueda darse el giro de la exclusión a la inclusión.

4) Conversión de las teologías para que no se anquilosen estancadas en los paradigmas de pensamiento medievales, precríticos y preconciliares (pre-Vaticano II) y puedan apoyar así el cambio de paradigma en la práctica de las tres conversiones mencionadas.

Leamos despacio el documento Ad theologiam promovendam (2023.11.01) para comprender bien la apuesta de Francisco por la prudencia pastoral y la evolución de las doctrinas.

Y oremos por las cuatro conversiones propuestas por el Papa Francisco y puestas en práctica por él mismo en su vida y enseñanza.

 

Juan Masiá, teólogo

Religión Digital - 28.01.2024

UNA VÍA DE RECONOCIMIENTO PARA LOS SUPERVIVIENTES DE ABUSOS


col zapatero

 

El 5 de mayo de 1949 mediante el Tratado de Londres, se pusieron los cimientos del Consejo de Europa, con la finalidad inicial, expresada en el capítulo uno del documento de “realizar una unión más estrecha entre sus miembros para salvaguardar y promover los ideales y los principios que constituyen su patrimonio común y favorecer su progreso económico y social, así como la defensa de los derechos humanos, de la democracia pluralista y la preeminencia del Derecho, así como potenciar la identidad europea entre todos los ciudadanos del continente”.

El viernes pasado un grupo de víctimas y supervivientes de maltrato infantil y violencia sexual en la infancia y la adolescencia, encabezados por el cuadro directivo de Fundación Guido Fluri, fuimos testigos in situ de cómo la asamblea plenaria del Consejo de Europa debatía y aprobaba mediante votación un informe y una resolución, en moción presentada por el miembro socialista del Consejo Nacional suizo, Pierre-Alain Fridez.

Este avance supone una vía de reconocimiento a quienes de un modo u otro y en diversos ámbitos, sufrieron en su infancia, en pleno proceso de formación de sus personalidades, con lo que ello supone de gravedad, duros ataques a su integridad física, psicológica, emocional, por parte de adultos indolentes. Se implementa la recomendación a todos los estados de la UE, de que reconozcan a sus víctimas, las reparen y procedan también a dedicar más fondos presupuestarios en el estudio académico y científico, de las gravísimas secuelas que acarrean estos delitos.

Será el Comité de Ministros de esta alta institución quien a partir de ahora se ocupe de seguir gestionando esta propuesta aprobada por la práctica totalidad de los presentes, abriendo la puerta para que los estados de derecho de Europa recojan las medidas planteadas y las incorporen a sus marcos jurídicos.

Desde ANIR Asociación Nacional Infancia Robada, varios de cuyos miembros estuvimos presentes en Estrasburgo, queremos mostrar nuestra satisfacción por esta decisión del Consejo de Europa y una vez más nuestro compromiso ineludible con los derechos humanos, con el inexcusable reconocimiento de la condición de víctima de todas las niñas y niños que sufrieron y sufren estos terribles delitos, y con la obligada reparación que merecen.

Puede que para algunas personas estos movimientos hacia delante, lleguen tarde. Es posible que no entiendan que este paquete de medidas no hayan gozado históricamente de mayor inmediatez. Pero los avances ahí están y seguirán escalando por la escalera de la justicia y la verdad. Para muchos y muchas de nosotros y nosotras, los avances están llegando desde hace ya más de diez años, con normativas como la Ley Suiza de Reparación o la LOPIVI en España, con avances parlamentarios como los acontecidos en Euskadi y Navarra, o como la investigación y el informe sobre pederastia eclesiástica realizado por el Defensor del Pueblo en España.

Se están reforzando protocolos de actuación y denuncia, se está ampliando la concienciación social, la visibilidad. Y la aprobación del informe y la resolución el pasado viernes en Estrasburgo, supone mucho más en lo ya avanzado. Un instrumento más para lograr los objetivos buscados. El 26 de Enero de 2024 pasará a la historia como fecha clave para las víctimas y supervivientes.

Las asociaciones y colectivos seguiremos manteniendo alta la guardia, trabajando día a día, motivados como hemos estado todos estos últimos años para que nadie tenga que volver a ser considerado heroína o valiente por denunciar un delito, para que los niños y las niñas que denuncian sean tratados como realmente merecen, sin negacionismo, con respeto, sin doble victimización, con empatía. Para prevenir y también para provenir, dotando a cada país de un marco jurídico adecuado en el tratamiento integral de víctimas y supervivientes de maltrato infantil y pederastia. Porque como afirmó con rotundidad el psiquiatra y académico estadounidense Karl Menninger “Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad.” Cumplamos pues con sus derechos. No como opción. Si como ferviente obligación.

 

Juan Cuatrecasas Asua, Miembro fundador de ANIR- Asociación Nacional Infancia Robada

Religión Digital - 30.01.2024

CELEBRAR HOY A TOMÁS DE AQUINO: "EL CENTRO NO ES EL COSMOS, SINO LA PERSONA"

 

col koldo

 fe adulta

Cuando fui alumno y después profesor en Salamanca, el 7 de marzo, fiesta de Santo Tomás traía un respiro en tiempo de Cuaresma. La intelectualidad civil y eclesiástica, después de la solemne misa polifónica, en el paraninfo de la Universidad escuchaban una conferencia y la sesión terminaba con el “Gaudeamus igitur”.

Eran tiempos de Pío XII, había ya dentro de la Iglesia movimientos que buscaban cambios, pero la mano fuerte de la autoridad intervenía cortando drásticamente cualquier amenaza de la ortodoxia. Santo Tomás de Aquino se celebraba como referencia indiscutible de seguridad en la doctrina, quizás dejando un poco en la sombra que, ya en el s. XIII, aquel maestro, no sin dificultades en la universidad de París, abrió las puertas a la modernidad.

En efecto, el gran maestro medieval valoró la consistencia e incorporó a su reflexión sobre la fe cristiana la racionalidad cultivada en el mundo griego y árabe. Pero desde su fe o experiencia, dio un viraje a la filosofía griega: el centro no es el cosmos a cuyas leyes está sometida la persona humana como un ser más; el centro es la persona que de algún modo mide y ordena todas las realidades creadas. Con una precisión decisiva: la persona es centro no absoluto sino relativo pues ella misma está siendo fundamentada e impulsada por esa Presencia de amor que es el misterio de Dios revelado en Jesucristo.

Abrirse a lo nuevo que va emergiendo en el mundo, desde la fe o experiencia cristiana son dos imperativos unidos en la Iglesia edificada con personas que caminan en el tiempo. Ya en el s. XII San Bernardo decía que la Iglesia tiene dos ojos: con uno mira hacia atrás y con otro hacia delante. Se está haciendo en un mundo que cambia, pero desde la única fe o experiencia.

Es normal en el caminar de la Iglesia que, por su sensibilidad, su formación e historia, unos cristianos estén celosos por mantener la fidelidad a la tradición viva, mientras en otros prevalece la preocupación por el diálogo con el mundo tratando de discernir las llamadas del Espíritu en los signos de tiempo. Según Tomás de Aquino, fe cristiana como experiencia de Dios revelado en Jesucristo conlleva escuchar y discernir lo nuevo que va surgiendo en el mundo: la verdad venga de donde venga procede del Espíritu Santo.

Las dos tendencias asomaron en los debates del Vaticano II y han dejado su marca en los documentos conciliares. Ya en el tercer periodo postconciliar la confrontación entre las mismas hoy es más notorias ¿Dónde está la clave para que esa confrontación ineludible no perjudique sino que sirva para el crecimiento evangélico de la comunidad cristiana?

En 1255 un profesor de la universidad de París publicó “Introducción al evangelio eterno”: el tiempo de la iglesia visible ha pasado, ahora queda sólo el Espíritu. Por esas fechas Tomás de Aquino confiesa su fe o experiencia cristiana: la Iglesia visible es cuerpo espiritual de Jesucristo en camino de construcción. Solo desde la fe se conoce el verdadero rostro de la Iglesia. Creer como entrega libre y total de la persona solo se puede creer en Dios. Pero, según nuestra profesión de fe, creemos en el Espíritu Santo que está en la Iglesia.

En esta fe o experiencia cristiana caben distintas posiciones necesarias e ineludibles dada la singularidad de cada bautizado. Pueden surgir conflictos que deberíamos ver como algo normal hasta que la Iglesia sea totalmente Iglesia. Pero esos conflictos sirven para madurar en la experiencia de fe y en la comunión cuando miramos a la Iglesia no como si fuera una organización política más: uno es del partido de Apolo y otro de partido de Pablo; de un papa o de otro. Sino cuando la miramos con los ojos de la fe y gracias como cuerpo espiritual de creyentes que, como Pedro, “todavía de lejos” sigue a Jesucristo.

En la situación actual no faltan recomendaciones de respeto mutuo, comprensión ante el que piensa de modo diferente, paciencia, diálogo etc. Pero la clave decisiva y la llamada del Espíritu a los cristianos hoy es avivar la fe o experiencia en la entraña de la Iglesia como cuerpo espiritual de Jesucristo caminando y ansiando ser lo que todavía no es.

 

EL “PAPA PACO”, UN PAPA POSMODERNO. EN DEFENSA DE UN CONCEPTO POSITIVO DE POSMODERNIDAD


col kowalski

fe adulta 

¡Cuántas veces nos ha advertido Francisco que vivimos no tanto una época de cambios como un verdadero cambio de época! Para creyentes y no creyentes estos son los nuevos tiempos en los que estamos todos inmersos, y esta interpretación y análisis de la realidad debemos también trasladarlos a la Iglesia. Las matrices donde se fragua el sentido social y personal deben ser también discernidas espiritual y pastoralmente, ya que la fe – como afirma J. María Mardones– es siempre una opción existencial situada. La ruptura entre evangelio y cultura es el drama de nuestro tiempo, decía Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi. ¿Y cómo se llama este cambio de época en el que los cristianos también estamos inmersos? Se lo conoce como “Posmodernidad”.

Ya san Juan nos dejó escrito de forma indeleble que «Dios es amor» (Jn 4, 8), y san Pablo clarificó y esclareció qué connotaciones conlleva hablar de amor, hablar de Dios (1 Cor 13, 1–13). Hemos de percatarnos de que cuando con nuestras palabras y obras traducimos “Dios” por “Amor”, los universos de comprensión de los interlocutores se conectan. Este lenguaje, bien comprendido, es todavía hoy (en la posmodernidad) universal y bien aceptado. Es la nueva koiné que brilla de un modo especial y con luz propia en nuestra era porque el amor tiene la capacidad de interpretarlo todo. Por ello, lo que en principio pudiera parecer debilidad (en su sentido más negativo), se convierte, potencialmente para los creyentes, en una preciosa oportunidad. ¿Por qué renegar de la posmodernidad, de esta época en la que nos ha tocado vivir y dar respuesta como fieles creyentes? ¿Por qué querer encontrarnos con tiempos pasados, si tampoco fueron ejemplares? Es una obligación de toda la Iglesia saber leer los signos de los tiempos y, sin traicionar la esencia del mensaje de Jesús, traducirlo adecuadamente a los oídos, las mentes y los corazones de las personas que habitan nuestro mundo. ¿O es que acaso el mensaje de Dios ya hoy no tiene la misma validez?

Me gustaría explicar por qué Francisco es en este primer (y no único sentido) un Papa posmoderno, ya que no pastorea a la comunidad eclesial trillando los mismos e idénticos caminos (muchos de ellos caducos) sino que abre nuevos senderos para responder al cambio de mentalidad, al cambio de etapa que supone la posmodernidad. Y como toda etapa histórica (y también como toda persona) posee aspectos positivos indudables pero también negativos y deshumanizantes a los que hay que responder dando razones de nuestra fe: con el evangelio en la mano pero de un modo actualizado y comprensivo. El evangelio de siempre pero no como siempre porque Jesús y la Buena Noticia de su mensaje se incultura y encarna en un contexto determinado e histórico. Estoy de acuerdo en que el mensaje no se debe licuar, rebajar ni tergiversar. El texto, el relato, en su contexto y debidamente interpretado. Este primer aspecto, el de la inculturación, por ejemplo, es típicamente posmoderno, pero el segundo (licuar y descafeinar el mensaje) también. ¿Cómo actuar pues evangélicamente en una época ambivalente como la posmoderna sin querer huir de la realidad? Aquí es donde aparece Francisco reconociendo el estatus de este cambio de época y discerniendo con toda la comunidad eclesial los nuevos aires que soplan en esta etapa de la historia.

Pocos nacidos de mujer han conseguido aguantar –como lo ha hecho Francisco– las incesantes y brutales embestidas recibidas dentro y fuera de la Iglesia. Y, aunque la procesión se lleva por dentro, lo ha hecho, hasta ahora, sin perder la compostura ni el espíritu evangélico, con valentía y generosidad. Rezo, pues, para que ante tantísimas presiones no acabe cediendo y, en consecuencia, aflojando los tornillos de la nueva edificación eclesial que aún está construyendo.

Como dijo Gianfranco Ravasi, quien fuera hasta hace no mucho presidente del Consejo Pontificio de Cultura del papa Francisco, “La posmodernidad ha invitado a eliminar o a poner en crisis los grandes sistemas ideológicos: el marxismo, el liberalismo, la teoría capitalista... También ha puesto en crisis a las religiones, pero lo ha hecho poniendo por encima de los sistemas ideológicos la cuestión de la persona. Y eso es claramente positivo porque retornar a la persona, a la dignidad de la persona, a los valores de la libertad, la vida, la justicia es muy bueno”. El mensaje de cercanía, sencillez y austeridad del papa Francisco –continúa Ravasi– ha ayudado a mantener un diálogo  transparente y sincero con la cultura actual. Francisco ha sabido llegar no sólo a los creyentes, sino a todas las personas, porque ha sabido retornar a la raíz de las preguntas del género humano. Esta actitud no es la de siempre, es posmoderna, como lo fue también el Concilio Vaticano II cuando el Espíritu Santo anunció a través de Juan XXIII “Abramos las ventanas de la Iglesia. Quiero abrir ampliamente las ventanas de la Iglesia, con la finalidad de que podamos ver lo que pasa al exterior, y que el mundo pueda ver lo que pasa al interior de la Iglesia”. La Iglesia de Dios y el mundo no acaba siendo una disyunción excluyente; el mundo y la cultura no son nuestros enemigos, más bien el terreno de pre comprensión, realización y evangelización.

Es, en este sentido, afirma Francisco Serrano,  donde hay que plantearse la cuestión de si el Papa Francisco necesita intérpretes, más allá de sí mismo, de lo que dice y de lo que hace. El Pontificado del Papa Francisco está representando una novedad permanente. Lo que hace y dice el Papa, en estricta coherencia, no tiene desperdicio. Y así, la coherencia se convierte en uno de los criterios preferentes. “Volvamos pues, siguiendo el grito de Husserl, a los hechos mismos. Vayamos al Papa mismo”. Este es el camino de la fenomenología también teológica y eclesial. La novedad y la trasparencia de Evangelio, la autenticidad del Papa Francisco, en su contenido y en sus formas, son de por sí mismas interpretativas del Evangelio y de la Iglesia.

Hace tan solo unos días nuestro Papa hizo una declaración en contra del mal espíritu que también corre y atraviesa la posmodernidad. Me gustaría contextualizar sus palabras porque ni todo lo que se cuece en la posmodernidad es, por supuesto, constructivo ni tampoco destructivo. No me sorprende para nada sus palabras porque está claro que hace referencia a los aspectos más negativos del término. ¿Y quién siendo consciente de la realidad no va a estar de acuerdo con lo que dice Francisco? Lo más curioso de este asunto es que a Francisco lo critican, precisamente, de posmoderno, por el hecho de haber abierto las puertas a una nueva etapa más comprensiva, concreta y cercana en la Iglesia del Dios de Jesús, que no vino a condenarnos sino a ofrecernos la salvación comunitaria a través de la revolución del Amor y la praxis de la justicia, el cuidado del otro y de la Tierra como únicas doctrinas merecedoras de seguimiento y fe. Los grupos ultras de la Iglesia católica lo tachan de herético, de ser nada dogmático y tradicionalista, de romper con el Magisterio, con el relato y el orden establecido, de ser demasiado blando y débil –diríamos– para ser “el capitán del barco”…, un barco que muchos anuncian que va día a día yéndose a pique, hundiéndose porque no mantiene la gloria de tiempos pasados sino que se ha hecho, en un corto tiempo de vida, más pequeño y vulnerable, menos fuerte, una comunidad más humana y sincera. Pues bien, si ser posmoderno es todo esto que dicen de Francisco, entonces Jesús de Nazaret era –o es– posmoderno. ¡Qué se lo pregunten a los fariseos y a los maestros de la ley que llegaron a acusarlo de blasfemo, incluso de endemoniado. Aquel que destruiría el templo y lo reconstruiría en tres días… mientras a los propios judíos les había costado 46 años recomponerlo! Y si esto han dicho de Jesús, ¿qué no dirán y harán con Francisco…? No quiero hacer spoiler pero ya conocéis el final de la historia: el resucitado es primero el crucificado.

El viernes pasado Francisco, en el encuentro promovido por la Asociación de Jóvenes Profesionales Toniolo (que desde el 2016 reúne a jóvenes becados en las representaciones del Vaticano ante organismos internacionales), afirmó que hay que salir de los aspectos menos edificantes de la posmodernidad, como el drama que existe al presenciar la mirada tan corta que hoy día muchos jóvenes tienen, ya que se ciegan ante la presión de la inmediatez y el excesivo culto al individualismo. Todo ello acarrea un ensimismamiento y egoísmo que atrofia toda donación gratuita y compromiso social hacia los demás. Pero estas actitudes no representan el espíritu posmoderno en su totalidad, solo una parte. En otros momentos Francisco ha puesto en valor las grandes oportunidades que nos brinda dicha pre comprensión del mundo en esta nueva etapa de la historia. No obligar, respetar, incluir, sumar, perdonar, la cooperación, la lucha ecológica y el cuidado de nuestra madre tierra, entre otros muchos... son también rasgos posmodernos y creo que en su más genuino sentido, cristianos. Pero en la posmodernidad también se dan los fake news, la superficialidad, el culto al cuerpo, el vivir para la imagen, el individualismo, la debilidad espiritual y social, la depresión y pérdida de sentido, el consumismo,  y la esclavitud virtual. Contra todo esto se dirige Francisco pero el término en su globalidad ciertamente nos alcanza y, lo peor, con-funde.

En concreto, el Papa Francisco exhortó a los jóvenes a “escapar de la adicción a lo virtual, del mundo hipnótico de las redes sociales que anestesia el alma”. No se trata de no usar las redes, ni dejar de comunicarnos por internet. Somos hijos de nuestra época… El mismo Papa, a través de sus ayudantes, usa las redes sociales porque sabe que los cristianos no podemos vivir a espaldas de los medios de comunicación humana. ¿Esto tiene también su contrapartida? Por supuesto que sí, podemos acabar, nunca mejor dicho, enredados, atrapados y esclavizados en las redes. Entonces Jesús nos acabará diciendo: “Deja tus redes…”, pero la Iglesia ha vivido demasiado tiempo de forma contracultural y esto es inaceptable. Por esta razón no ha llegado ni llega a muchos ambientes y espacios sociales y culturales. Si algo le preocupa a Francisco es “oír hablar de jóvenes atrincherados detrás de una pantalla, cuyos ojos reflejan luces artificiales en lugar de dejar brillar su creatividad”. ¡Ciertamente cuánto ha ayudado la tecnología y, al mismo tiempo, cuánto daño produce cuando nos dejamos aprisionar, absorber por ella! Como algunos han llegado a afirmar, hoy día, en la nueva caverna de Platón los prisioneros ven series y escriben en Instagram…

Para Francisco “ser joven no es pensar en tener el mundo en las manos, sino ensuciarse las manos por el mundo; es tener una vida por delante para gastar, no para preservar o archivar”. Así, alertó que hoy se difunde en el mundo el pensamiento breve “formado por unos pocos caracteres, que arde inmediatamente; un pensamiento que no mira hacia arriba y hacia adelante, sino sólo aquí y ahora, fruto de las necesidades del momento”.

Este es  “un pensamiento que se mueve por instinto y se mide en instantes”. No hay más que ver a los chavales jóvenes cómo consumen audiovisuales, vídeos y leen la información en internet a una velocidad vertiginosa para hacer un buen análisis de la realidad y un correcto aprendizaje. Picoteamos de todo pero no conocemos en profundidad casi nada. El concepto que se tiene es el de un “Carpe Diem” que pretende rellenar los huecos de nuestra vida con ocupaciones, confundiendo así las llamadas con los deseos más inmediatos y,  muchas veces, más oscuros…

Como dice José Francisco Serrano, “La cuestión del relato es clave en la posmodernidad”. El Papa Francisco ha recuperado el relato con una personal narración y con la forma de lo micro. Con su forma de micromagisterio, y con el hecho mismo de la continuidad de su palabra –las homilías diarias en Santa Marta– está convirtiendo el relato en vida y está consiguiendo que lo que hace remita a lo que dice y viceversa. El Papa Francisco es, en sí, hoy, relato de Evangelio y narrativa para toda la Iglesia. Cuando hablamos de relato estamos hablando de sentido. Sin relato no hay comprensión ni esperanza. La novedad que representa esta forma coherente y personal, de absoluta cercanía del Papa Francisco, está generando una corriente positiva de expectativas, que son claves para crear una atmósfera adecuada para la recepción del relato.

Igual que el sueño de la razón produce monstruos, la posmodernidad, si no se comprende, conlleva la indiferencia y la superficialidad y borra los horizontes utópicos para vivir la continua provisionalidad de lo inmediato. Francisco utiliza en este encuentro con los jóvenes de la asociación Toniolo una de las significaciones del término posmoderno, concretamente la que analiza Zygmunt Bauman cuando habla de “sociedad líquida”: una sociedad y una juventud que meramente se adapta a los tiempos que corren y que poco más puede hacer, ya que no pueden construir buenos cimientos puesto que en los líquidos con mucha dificultad se pueden forjar estructuras sólidas. Ante los continuos cambios que surgen en nuestra vida no hay posible adaptación. Son tan rápidos que, ante un problema, cuando ya hemos reflexionado y pensado la solución, ésta ya no vale. Así, la provisionalidad es el mecanismo de defensa, el visado que muchos jóvenes tienen para sobrevivir en un mundo inhóspito y cambiante. De ahí que J. María Rguez. Olaizola haya titulado uno de sus libros Hoy es ahora: gente sólida para tiempos líquidos.

Cuando trato estos temas con mis alumnos hago alusión también a Richard Sennett. Este, en cierto modo,  coincide también en su análisis con Bauman y observa que en los tiempos que corren, con nuestra vida trepidante y en continuo cambio (de pareja, de trabajo, de ciudad, de afición, de estudios…) no nos da tiempo a forjar un carácter, una personalidad. El carácter  es nuestro sello personal, el modo que tenemos de relacionarnos con nosotros mismos y con el mundo y este es un valor a largo plazo que requiere tiempo. Esto, entre otras consecuencias, afecta a la fuerza con la que nos enfrentamos a nuestros retos. ¿Por qué ha aumentado la depresión y el suicidio especialmente en los jóvenes? Por el estrés y la pérdida de sentido. Esto, lógicamente,  también le preocupa mucho a Francisco. Es el pan nuestro de cada día, aquello con lo que tienen que contar los profesionales o voluntarios que trabajan en el sector de la educación, de lo social y lo emocional.

También Lipovetsky ofrece una visión, en cierto modo, complementaria a lo presentado por estos autores, y Francisco de modo indirecto lo tiene presente. Vivimos –afirma el francés– bajo el imperio de las modas, de las olas, de lo que toca (esto es lo que cambia dentro de lo mismo de cada día). Buscamos tener una vida sin sobresaltos pero ello genera en nosotros una especie de vacío, una vida sin inquietudes. Incluso estamos aprendiendo a quitarle importancia a los problemas y a reírnos de todo pero hay cosas muy graves por las que hay que luchar seriamente. Quizá, como advierte Pascal Bruckner, también los adultos vivamos hoy tentados continuamente por el infantilismo, por una falsa inocencia. Ante todos los problemas, las responsabilidades que conlleva nuestra libertad (el ser adulto), quizá prefiramos vivir como niños, mimados por la sociedad (de consumo) sin asumir nuestra responsabilidad social. El infantilismo es para este, en nuestra sociedad, una auténtica epidemia entre los adultos. Francisco, en todos sus planteamientos, discursos, escritos y homilías intenta despertarnos del sueño de vivir ensimismados, adormecidos o drogados, sin fuerza para responder a los muchos retos que como personas y como creyentes nos propone la sociedad del siglo XXI.

Pero sería muy injusto quedarnos exclusivamente con esta idea negativa de los tiempos que corren. No podemos obviar que en la posmodernidad también cobra un sentido diferente (un nuevo horizonte de significación) la utopía. No se trata, como en otros tiempos se entendía, de hacer algo muy bello pero imposible de realizar porque si es imposible  –diríamos hoy–, ¿para qué ponerse a ello, para qué esforzarse? Hoy, a pesar de las diferentes crisis sociales y económicas que manchan el horizonte de los jóvenes y su futuro, pervive la utopía. Esta consiste en hacer realidad lo posible. Por ello, para diferenciar a esta de las “utopías fuertes” (aquellas que han dejado en la cuneta de la historia tantísimos cadáveres) me gusta adjetivarla como “utopía débil”. La lucha continúa; se ha desplazado de lo macro a lo micro, de las grandes ideologías y un pensamiento colonialista-imperialista (que todavía impera en la globalización económica) a lo pequeño, al desarrollo comunitario sostenible; de una Iglesia piramidal a una más pequeña y circular,  pues ya no se cree en los grandes relatos absolutistas, aquellos que en nombre de la razón y de Dios han eliminado, desintegrado, abusado, rebajado y supeditado al individuo en favor del colectivo, por razón de Estado, para preservar la institución o mantener la ideología al coste que sea.

Vivimos un cambio de época que pasa por lo virtual y la fugacidad pero para nosotros, (para los herederos de Gianni Vattimo) el “pensamiento débil” no es un débil pensamiento, sino más bien un pensamiento crítico  a favor de los débiles, un pensamiento comprometido con el mundo, con sus problemas, un pensamiento creativo, hermenéutico. No es un pensamiento dogmático pero tampoco relativista; es una filosofía de militancia no agresiva a favor de los más pequeños, aquellos por los que Francisco, Jesús de Nazaret y una larga cola de cristianos comprometidos han dado su vida a lo largo de la historia. No da igual lo que cada uno haga con su vida porque nuestras actitudes conllevan unas consecuencias para los demás, ni busca anestesiar el alma porque, como decía Pablo,  “cuando soy débil, entonces soy fuerte”. Es más bien una actitud que busca aminorar el dolor, debilitar las injusticias, rebajar los poderes de este mundo, ya sean religiosos, políticos o económicos, para que verdaderamente sirvan al hombre y no se sirvan de él. ¿O es que Gandhi, Jesús de Nazaret, Luther King… no fueron  – perdonen el oxímoron–  “fuertemente débiles”? ¿Virtud o defecto? Por sus frutos los conoceréis…

Creo que hoy día se sigue pensando “posmodernidad” desde unas claves exclusivamente negativas y ello supone contaminar y pre comprender el término, como poco, de forma errónea e injusta, o, al menos, confusa  e incompleta. De manera similar ocurre con el concepto  “pensamiento débil”. Hay dos entendimientos al respecto, dos sentidos e interpretaciones: una, la que la comprende de una forma negativa porque lo asume como un pensamiento light, relativista, inconcluso, voluble, anémico y heredero de la falta de horizontes bajo la ausencia de relatos que marquen y den sentido personal e histórico, que es la que –con la mejor voluntad del mundo– ha seguido Francisco en sus matizaciones y consejos en el encuentro con la Asociación de Jóvenes Profesionales Toniolo, y la otra, la que los seguidores de Gianni Vattimo (maestro y padre del pensamiento débil), a partir de un conocimiento y estudio profundo de su obra hemos logrado comprender.  Hay que leer mucho, adentrarse en Vattimo sin prejuicios y tener cierta capacidad crítica para descubrir la verdadera diferencia entre pensamiento débil y debilidad de pensamiento.

Vivimos en un mundo poliédrico bastante más complicado de lo que nos venden... Mientras tanto, una sociedad y un tiempo complejo nos reta; una juventud multicultural y multiétnica aguarda una respuesta –humanamente cristiana– basada en la el debilitamiento de toda forma de violencia, la inclusión y la justicia.

Mientras tanto el mundo espera una respuesta adecuada para su tiempo.

Nota: Si en su momento llamó Bergoglio por teléfono a Vattimo y habló de la necesidad  de la teología se sumerja en el pensamiento heideggeriano no fue por casualidad ni para regañarle…

NO SOY UN GRAN "FRANCISQUISTA"


col anso

 

No soy un gran “francisquista”, pero como “hijo de la Iglesia”, tengo claro quiénes son los que nada, poco, algo o mucho han contribuido para que la Iglesia sea comunidad viva, “experta en humanidad”, simplemente pueblo que se deja conducir por el Espíritu Santo, “alma de la Iglesia”, y quienes no lo son.

No termino de entender que se hable del “papa de la primavera” cuando no veo que hayamos salido del invierno. No por responsabilidad del papa, por cierto… pero no creo que la Iglesia sea “el papa”. Por más primaveral que él sea, la Iglesia no logra salir de su estado invernal… laicos, curas, obispos invernales abundan en nuestras comunidades.

Seré poco objetivo… creo que los papas Juan Pablo II y Benito XVI sumieron la Iglesia no solamente en un invierno prolongado, sino en un estado casi catatónico. Y, para peor, haciendo creer a los zombis que los seguían, que esa era la “verdadera Iglesia”. Por tanto, cualquier eclesiástico, con simples ganas de respirar ya sería acusado de herejía o cosas semejantes. Ni hablar de los intentos de recuperar el Concilio Vaticano II, y otras “subversiones” atroces del estilo. Si eso es “primavera”, pues ¡celebrémosla! Pero, lamentablemente, por ser “honrados con lo real”, no podemos negar que en nombre de esa tal “verdadera Iglesia”, somos testigos de una avalancha de sujetos que cuestionan y condenan, señalan y abominan de cualquier intento de simplemente aire, para no hablar de primavera.

Hace ya tiempo aparecen decenas de adversarios y enemigos del actual Papa. Para algunos, los “enemigos” es lo mejor que tiene el actual pontífice; es una expresión explícita de que este es el lugar donde debe / debemos estar. ¡Y queremos!

Las recientes actitudes de rechazo por la posibilidad de bendiciones a “parejas irregulares” revelaron a las claras el patetismo de los dinosaurios… Sabemos que se pueden bendecir armas, se pueden bendecir mascotas, pero no se pueden bendecir dos personas que se aman si son del mismo sexo… El amor no parece el tema importante, lo que importa es la estructura mental esclerosada de algunos.

Eso del espíritu que hace nuevas todas las cosas, que nadie sabe de dónde viene ni a donde va, eso de la misericordia pareciera una exageración “papal” … Pero, por otra parte, hay otros que creemos que la cosa no es defender a tal o cual papa, sino de defender el Evangelio, la fidelidad a aquel que comió con “cobradores de impuestos y con pecadores”, que celebra que Dios bendice, con lluvias, a buenos y malos. En suma, no pretendo en estos renglones “defender al Papa” … sólo quiero repetir que el rechazo del Espíritu Santo es, curiosamente, el único pecado que Dios no perdona. Y, creo que, defendiendo el Espíritu Santo, dejándolo obrar con libertad, podremos sencillamente parecernos un poco más a la Iglesia soñada por Jesús, y no a una estructura, o una planicie llena de huesos secos.

Que no sea francisquista no me impide creer que con este papa estamos bastante más cerca de la Iglesia que Dios y el pueblo quieren en estos tiempos. A lo mejor por eso los dinosaurios se resisten a extinguirse.

 

Eduardo de la Serna

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