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martes, 25 de septiembre de 2012

¿Quién le teme a la Ira Musulmana?

por el Equipo de Avaaz - publicado el 22 de septiembre 2012
La portada de una conocida revista norteamericana (ver abajo) muestra a gritos el sesgo mediático que ha estado en boga durante las últimas dos semanas: que el mundo musulmán está ardiendo con ira anti-occidental por causa de un video islamófobo, y que hay hordas de manifestantes violentos en las calles amenazándonos a todos... ¿Pero nos están diciendo la verdad? Ciudadanos, nuevos medios y redes sociales están respondiendo y el blog Gawker ha hecho una gran sátira de esta histeria mediática ofreciéndonos unas imágenes alternativas de la ira musulmana (conocida en las redes como #muslimrage):


Siete puntos que se pueden haber escapado entre tanta 'Ira':

Como el resto del mundo, la mayoría de los musulmanes consideran el video islamófobo de 13 minutos, "Innocence of Muslims" (Inocencia de los Musulmanes), ofensivo y además una basura. Las protestas contra el video se han extendido muy rápido, alimentadas por agravios existentes y comprensibles, contra las políticas americanas y occidentales neo-colonialistas en el Medio Oriente, así como por sensibilidades religiosas en torno a las representaciones del profeta Mahoma. Pero la cobertura de este tema en los medios a menudo omite varios puntos importantes:
  1. Según las primeras estimaciones, en las protestas contra el film han participado entre un 0.001 y un 0.007% de los 1.500 millones de musulmanes del mundo - una pequeñísima parte en comparación con quienes protestaron a favor de la democracia en la Primavera Árabe.
  2. La gran mayoría de las protestas han sido pacíficas. Los asaltos a las embajadas extranjeras han sido casi todos organizados o impulsados por miembros del movimiento salafista, un grupo islamista radical que busca debilitar a otros sectores islamistas moderados más populares.
  3. Oficiales libios y americanos de alto rango se muestran en desacuerdo respecto a la posibilidad de que el asesinato del embajador americano en Libia fuese algo planeado de antemano para que coincidiera con el 11 de Septiembre, en cuyo caso no estaría conectado con el video de la discordia.
  4. Aparte de los ataques por parte de grupos militantes radicales en Libia y Afganistán, un estudio de las noticias generadas durante el 20 de septiembre sugería que aquellos que se unieron a las protestas no habían matado a ni una sola persona.
  5. Prácticamente todos los líderes más destacados, tanto musulmanes como occidentales, han condenado el video, y prácticamente todos los líderes, musulmanes y occidentales, han condenado cualquier acto de violencia que pudiese cometerse en respuesta.
  6. Durante la visita del Papa al Líbano, en el punto más álgido de las tensiones, líderes del Hezbolá asistieron a la ceremonia papal, absteniéndose de protestar por el video mientras duró la visita, e incluso llamaron a la tolerancia religiosa. En efecto, esto sucedió así.
  7. Tras el ataque que acabó con la vida del embajador americano, gente común y corriente salió a las calles en Bengasi y en Trípoli con pancartas, muchas de ellas en inglés, pidiendo disculpas por el atentado y diciendo que la violencia no les representa ni a ellos ni a su religión.

Por si lo anterior fuera poco, es necesario destacar la cantidad de noticias realmente importantes que quedaron enterradas la semana pasada para darle cancha a los titulares sobre la 'Ira Islamista' y el choque entre civilizaciones. En Rusia, decenas de miles de personas marcharon en Moscú en oposición al Presidente Vladimir Putin. Cientos de miles de portugueses y españoles se manifestaron contra los planes de austeridad, más de un millón de personas reclamaron en las calles la independencia de Cataluña.

¿'Ira Musulmana' o Estrategia Salafista?

Sheikh Abdallah, presentador de TV salafista que difundió el video. Foto: Ted Nieter
El video "Innocence of Muslims" fue descubierto y posteriormente difundido con subtítulos por salafistas extremistas, seguidores de un movimiento radical islámico apoyado desde hace tiempo por Arabia Saudita. Producido con un presupuesto muy bajo, el film resultó un fracaso en Youtube hasta que el presentador salafista de la televisión egipcia, Sheikh Khaled Abdullah, (a la derecha) empezó a promoverlo entre su audiencia el 8 de septiembre. La mayor parte de los musulmanes que se sintieron ofendidos por el video, optaron por ignorarlo o protestaron pacíficamente. Pero los salafistas, con sus distintivas banderas negras, instigaron las protestas más agresivas que resultaron en ataques a embajadas. Líderes del Partido Salafista egipcio acudieron a la protesta en El Cairo que acabó en el asalto a la embajada de los Estados Unidos.

Al igual que la extrema derecha en EE.UU. o en Europa, la estrategia salafista es ganarse a la opinión pública, aprovechando toda oportunidad de alimentar la rabia radical y satanizar a sus oponentes ideológicos. Este enfoque se parece al del pastor anti-musulmán norteamericano Terry Jones (el primero en promover el video en Occidente) y otros extremistas occidentales. En ambas sociedades, sin embargo, los moderados son muchísimo más numerosos que los extremistas. Un líder de la Hermandad Musulmana en Egipto (el rival político más poderoso y popular de los salafistas egipcios) escribió al New York Times diciendo: "No consideramos responsables ni al gobierno americano ni a sus ciudadanos por los actos de unos pocos que abusan de las leyes que protegen la libertad de expresión”.

Un periodismo serio sobre este tema

Un grupo reducido y solitario de periodistas y académicos han abordado las protestas con el verdadero propósito de entender las fuerzas que las impulsan. Entre ellos, Hisham Matar que describe de forma convincente el sentimiento que se respira en Bengasi tras el asesinato del embajador de EE.UU. en Libia, Chris Stevens. Barnaby Phillips, que analiza cómo los conservadores islámicos manipularon el video en su propio beneficio. La antropóloga Sarah Kendzior advierte de que no debe tratarse al mundo musulmán como una unidad homogénea. El Profesor Stanley Fish explora los motivos por los cuales muchos musulmanes son tan sensibles a las representaciones poco favorecedoras del Islam. La periodista española Olga Rodriguez de eldiario.es se hace también eco de cómo el foco mediático se centra en las protestas por el asunto del video y en una narrativa basada en el choque de las civilizaciones, mientras hay otras manifestaciones y huelgas sin contenido

Esta Iglesia no tiene futuro

José M. Castillo, teólogo

Los recientes escritos de H. Küng y L. Boff, sobre este asunto, y que estos días circulan por la red, nos obligan a pensar. La Iglesia se debilita por días, pierde credibilidad y a la gran mayoría de la gente ya no le interesa. ¿Será cierto que esta Iglesia no tiene futuro?
Cuando aquí hablo de la Iglesia, no me refiero a la enorme cantidad de personas que, cada cual como puede, se interesan por Jesús de Nazaret y lo que enseña (o no enseña) el Evangelio.
No hablo de la fe de la gente, un asunto muy personal que cada uno se lo gestiona como Dios se lo da a entender. Al decir que esta Iglesia no tiene futuro, lo que quiero indicar (como hace Küng) es que el papado y la curia vaticana, tal como se han organizado y tal como funcionan, no sólo no van a ninguna parte, sino que además – y sobre todo – le están haciendo mucho daño a la misma Iglesia y, más que nada, a tanta gente de buena voluntad que hasta pierde el interés por lo religioso cuando ve el triste espectáculo que está dando el llamado “sistema romano”.
¿Por qué digo estas cosas? La Iglesia, que ha concentrado todo su poder y su autoridad en el papa y en la curia vaticana, y que funciona de tal forma que ella – y sólo ella – piensa tener la verdad plena y el poder incuestionable para imponer esa verdad, para decidir lo que está bien y lo que está mal, y para imponer a la gente lo que debe o no debe hacer, una Iglesia así, ni tiene argumentos para demostrar que todo eso tiene que ser así, ni goza de la credibilidad indispensable para convencer de que es así como se tienen que hacer las cosas.
Precisamente por eso, porque el “sistema romano” carece de argumentos y de credibilidad para persuadirnos de que posee los poderes que afirma tener, por eso el papado y la curia piensan en conciencia que es mejor ocultar cosas que, si se supieran, alejarían más a la gente. Y se multiplicarían los escándalos, las contradicciones, las medias verdades, y tantos asuntos oscuros que el Estado de la Ciudad del Vaticano intenta tapar sin conseguirlo en muchos casos.
De ahí, las incesantes contradicciones del ya mencionado “sistema romano”. En teoría, defiende y elogia los derechos humanos, pero, hasta ahora, ni cumple esos derechos en su legislación y forma de gobierno, ni siquiera ha suscrito los pactos internacionales sobre ese asunto capital. En teoría, elogia y predica el Evangelio, pero, en la práctica, a cualquier persona que entre en el Vaticano le resulta muy difícil ver que aquello se parece a la sencillez del Evangelio y a la cercanía de Jesús con los más desgraciados de este mundo.
En teoría, el papa y la curia se lamentan y denuncian la corrupción económica, los escándalos sexuales, la mentira como sistema de gobierno… Pero el hecho es que, la banca vaticana ha dado graves motivos de escándalo y, lo que es peor, es bien sabido que la política vaticana es una pieza importante (por lo que dice y por lo que calla) en la legitimación de gobiernos y gobernantes que están siendo causantes de la crisis económica y hundiendo en la miseria a tantas criaturas inocentes.
¿Se puede, en estas condiciones, enseñar el Evangelio de Jesús? Y si el llamado “sistema romano” no sirve para eso, ¿cómo va a ser posible mantenerlo en pie por mucho tiempo? No estamos hablando sólo de una cuestión de buena o mala moralidad. El problema es mucho más serio. Lo que está en juego es el “ser o no ser” de la Iglesia que se deja gestionar por el “sistema romano”. Porque, en toda la Biblia y en la tradición cristiana, el “ser” está determinado por – y depende de – el “acontecer”. No estamos ante una cuestión de metafísica, sino ante un problema del acontecer histórico. Y cuando lo que acontece, se aleja tanto de su origen y de su razón de ser, lo más razonable es pensar que una Iglesia así, es decir, “esta Iglesia no tiene futuro”.

El cardenal Schönborn “bendice” a los párrocos laicos en Austria

Considera que la Iglesia no son sólo los sacerdotes
Para volver a dar “importancia al principio del sacerdocio común de todos los bautizados”
«Debemos liberarnos de la imagen tradicional según la cual la Iglesia existe solo cuando está presente un sacerdote»
El cardenal Schönborn presentó un nuevo plan, que considera seriamente la crisis de las vocaciones. Buscan revertir la idea, explicó, de que la Iglesia son sólo los sacerdotes. Se harán cargo de las comunidades más pequeñas.
Es una reforma que se parece mucho a una pequeña revolución la que acaba de lanzar en Viena el cardenal Christoph Schönborn.
Un plan para reordenar y redistribuir las parroquias que considera la crisis de las vocaciones y la disminución del clero diocesano, pero que, al mismo tiempo, juzga positivo el protagonismo de los laicos en la Iglesia, tradición del catolicismo autriaco de las últimas décadas.
Así, se va hacia comunidades más pequeñas guiadas por laicos, además algunos conjuntos de estas comunidades serán considerados como parroquias y estarán dirigidas por sacerdotes y laicos, aunque será el religioso quien tenga la última palabra. Este es uno de los aspectos más significativos del plan de reforma que presentó el arzobispo de Viena.
«Debemos liberarnos de la imagen tradicional según la cual la Iglesia existe solo cuando está presente un sacerdote», dijo el cardenal austriaco. Además, indicó que habría que reafirmar «el sacerdocio común de todos los bautizados». Se trata de dar vida a una «nueva colaboración de sacerdotes y laicos en base en su común vocación cristiana».
Al respecto, el plan prevé que en los próximos diez años, las 660 parroquias existentes se reduzcan y se acoplen como entidades más grandes, pero compuestas por “filiales” individuales para desarrollar mejos las tareas pastorales y diocesanas.
«Más comunidades locales dirigidas por laicos -explicó el cardenal- forman en su conjunto una nueva parroquia que será dirigida conjuntamente por sacerdotes y laicos con la responsabilidad final de un párroco».
El cardenal Schönborn subrayó que la reforma no cancela las parroquias: «en las nuevas parroquias se podrán desarrollar comunidades más numerosas y más vivas», porque «la Iglesia debe volver a ser misionera y estar cerca de las personas en los lugares en los que viven».
El cardenal también indicó que la reforma implica un «profundo cambio de perspectiva», porque «debemos alejarnos de la idea de que la Iglesia existe solo allí en donde hay un sacerdote», para poder volver a dar «importancia al principio del sacerdocio común» de «todos los bautizados». Para hacer concreta una «coexistencia de sacerdotes y laicos con base en su vocación común de cristianos». (RD/Agencias)

Las mujeres de Jesús de Nazaret

Los grandes exegetas coinciden en negar que Jesús se hubiese casado
Su relación con las mujeres fue uno de sus aspectos más revolucionarios
Ocho líneas en un papiro del siglo IV de un supuesto ‘Evangelio de la mujer de Jesús’ han vuelto a colocar en el candelero no sólo el estado civil de Cristo, sino también su relación con la otra mitad del cielo. ¿Qué pensaba Jesús de la mujer? ¿Qué papel ocuparon las mujeres en su vida y, sobre todo, en su movimiento? ¿Qué opinan los exegetas católicos más serios sobre ‘Jesús y las mujeres’?
A pesar de ser el personaje más estudiado y analizado por la cultura occidental, Jesús sigue siendo uno de los más desconocidos. Poco se sabe con exactitud del hombre al que 1.000 millones de personas veneran como el ‘Hijo de Dios’. Siglos de manipulaciones borraron las escasas pistas sobre su realidad.
¿Y los Evangelios? Tradicionalmente se nos han presentado como textos históricos. Hoy, todos los teólogos reconocen que no se puede escribir con ellos una biografía de Jesús. “El Evangelio es un testimonio de los creyentes. Lo que los evangelistas cuentan no es historia, sino expresión de su fe en Jesucristo”, explica el prestigioso teólogo holandés Edward Schillebeck.
Aún siendo difícil, la exégesis moderna está acotando cada vez más la figura de Jesús. Incluso en los aspectos más tapados o silenciados por la Iglesia católica oficial. Por ejemplo, el de su sexualidad o el de su estado civil. ¿Estuvo casado Jesús de Nazaret?
Para la Iglesia católica el tema de la sexualidad de Jesús ha sido siempre un tabú. La doctrina oficial sólo lo aborda para decir que Jesús fue un hombre de verdad, con todas las pulsiones de un hombre, pero que se mantuvo puro y célibe toda su vida. En muchas ocasiones da la sensación incluso de que la iglesia católica cae en el docetismo (la herejía que convierte a Jesús no en un hombre real, de carne y hueso, sino en un ser que, aún teniendo apariencia humana, era en realidad “otra cosa”) a la hora de “limpiar” la figura del Nazareno.
De acuerdo con la más estricta ortodoxia católica, Jesús era un hombre completo, de cuerpo entero y, consiguientemente, sexuado. Dios se hizo hombre, y dentro de esa condición está la sexualidad. ¿Cómo la ejerció? ¿Qué relación mantuvo con las mujeres?
Los grandes exegetas coinciden en negar que Jesús se hubiese casado. Y eso que el celibato contravenía las leyes religiosas de su época. “Quien no tiene mujer es un ser sin alegría, sin bendición, sin felicidad, sin defensas contra la concupiscencia, sin paz; un hombre sin mujer no es un hombre”, dice el Talmud. Y menos, si ése hombre era un rabbí, un intérprete de la Ley que, por lo tanto, no podía oponerse al Talmud.
Uno de los más prestigiosos exegetas españolas, Xabier Pikaza, acaba de publicar ‘Evangelio de Marcos. La Buena noticia de Jesús’ (Verbo Divino), un exhaustivo estudio de 1.200 páginas. Y sobre este tema concluye así: “No puede demostrarse de un modo absoluto que Jesús fuera célibe. Algunos investigadores han supuesto que podía haber sido viudo y sin hijos.Otros, más fantasiosos, han hablado de sus relaciones con Magdalena o de su apertura afectiva más extensa (un tipo de ‘amor’ extendido hacia hombres y mujeres, de forma no genital). Otros, en fin, aseguran que, tras la venida del Reino (si hubiera llegado, sin que le hubieran matado) Jesús se habría casado, iniciando un matrimonio distinto… Pero nada de eso sabemos. Nada se puede apoyar en fuentes. Lo único cierto es que durante el tiempo de su predicación, desde su misión con Juan, pasando por su mensaje en Galilea, hasta su muerte, fue célibe”.
Otro famoso teólogo español, Rafael Aguirre, sostiene la misma tesis: “No hay ningún dato para afirmar que Jesús hubiera estado casado. Si hubiese contraído matrimonio, los Evangelios lo mencionarían. Además, es plausible que Cristo optase por ser célibe, como los esenios de su época”. O como dice el americano John Paul Meier, “Jesús nunca se casó, lo cual lo convierte en un ser atípico y, por extensión, marginal en la sociedad judía convencional”.
Eso sí, todos los exegetas coinciden también en señalar el papel “especial” de María Magdalena en la vida de Jesús. No fue su mujer, pero estuvo muy cerca de él. En el grupo de mujeres que acompañaban a Jesús y a sus discípulos, ella nunca falla. Es la primera receptora de los acontecimientos pascuales. Por eso se la llama “la apóstol de los apóstoles”. “Pero casarla con Cristo es un disparate”, asegura el teólogo jesuita Juan Antonio Estrada. El disparate del ‘Código Da Vinci’, por ejemplo, que muchos se creen.
Discípulas y compañeras de Jesús
Lo que sí está claro en todos los textos evangélicos, canónicos y apócrifos, es que su relación con las mujeres fue uno de los aspectos más revolucionarios del profeta de Nazaret. Jesús rompe con todos los tabúes, en una sociedad en la que a la mujer se la definía como una “luna”, porque sólo brillaba y lo recibía todo del “sol”, que era el hombre.
“Te doy gracias, Señor, por no haberme hecho mujer”, rezaban los varones todas las mañanas. Porque la mujer era un ser inferior. Por eso, iba siempre con la cabeza tapada, no podía pararse por la calle a hablar con un varón, no podía ser testigo creíble en un juicio, tampoco podía heredar y, en caso de que su marido muriese, pasaba a ser propiedad de su hermano. Y, por supuesto, cuando estaba menstruando no sólo era impura, sino que convertía en impuro todo lo que tocaba.
“Jesús rompe con toda las tradiciones culturales de su tiempo y trata a la mujer como a un igual”, explica Pikaza. De hecho, las mujeres forman parte de su círculo más intimo, de sus más estrechos colaboradores y acompañan al profeta itinerante en sus correrías apostólicas. “Varones y mujeres aparecen en su proyecto como iguales, sin prioridad de un sexo sobre el otro”, sostiene el exegeta español.
Y el catedrático Antonio Piñero, en su libro ‘Jesús y las mujeres’ (Aguilar), sostiene que “Jesús fue un rabino relativamente anómalo en el panorama de los maestros de la Ley del siglo I, porque tuvo un ministerio activo en el que las mujeres no sólo estaban presentes, sino que eran discípulas”
De hecho, El Evangelio de Marcos dice que las mujeres “servían” a Jesús. Y explica el biblista argentino Ariel Álvarez, “si estas mujeres ‘servían’ a Jesús, es porque de alguna manera predicaban el Evangelio, sanaban enfermos, expulsaban demonios y realizaban las mismas funciones de los demás discípulos, no porque cumpliesen exclusivamente tareas de cocina y limpieza”.
Y es que, como dice Pikaza, “Jesús no quiso sacralizar la sociedad patriarcal de su época” y “fundó un movimiento de varones y mujeres, en contra de los rabinos de su época, que no admitían a las mujeres en sus escuelas”. Jesús no sólo las acoge, sino que las escucha y dialoga con ellas “como con personas libres”, las respeta y las valora en igualdad con el hombre.
Más aún, Pikaza sostiene que, dentro de su movimiento, las mujeres fueron las seguidoras de Jesús más fieles y radicales. De hecho, al llegar la prueba de la Cruz, “los doce le abandonan; ellas, en cambio, permanecen fieles hasta el final”.
Un Jesús, por lo tanto, profundamente inclusivo, que desafía frontalmente los preceptos patriarcales profundamente establecidos. En su trato con la mujer, Jesús fue un revolucionario, un profeta que desafió al legalismo confuso e inerte que entremezclaba la vida religiosa y social de su tiempo. Un visionario defensor de los derechos de la mujer. Todo un feminista.

Pobreza crónica

Los necesitados que acuden a Cáritas se han multiplicado por tres y son cada vez más pobres
El séptimo informe del Observatorio de la Realidad Social elaborado por Cáritas muestra la cara más cruda de la crisis, la de quienes no tienen suficiente ni para subsistir. Desde 2007 se ha multiplicado por tres el número de personas que acuden a la organización humanitaria para pedir ayuda.
Este año el número de personas atendidas ha sobrepasado ya la barrera del millón, que han recibido ayudas de Cáritas por valor de 33 millones de euros. Lo peor de esta radiografía es que no solo aumenta la pobreza —desde 2007 la población afectada ha pasado del 19% al 21,8%—, sino que se hace cada vez más cruda. Los pobres son ahora mucho más pobres.
Muchos de los que acuden a Cáritas han agotado los ahorros de que disponían, ya no tienen colchón familiar al que recurrir y tampoco reciben prestaciones sociales suficientes. La mayoría de ellos son parados de larga duración que ya no encuentran modo de sustento ni en la economía sumergida. Las parejas jóvenes con niños pequeños y las familias monoparentales son las más vulnerables. Este es el rostro más amargo de la crisis. El problema es que mientras la pobreza crece y se cronifica, el sistema de asistencia social que debería hacerle frente no para de encogerse.
El “repliegue progresivo”, según Cáritas, de la red pública de servicios sociales está dejando a la intemperie a cada vez más gente. Y además, con los recortes, se está volviendo menos eficiente. Para tener una primera cita con los servicios de valoración se ha de esperar una media de 24 días y para recibir la primera ayuda, dos meses más. Estos retrasos tienen consecuencias graves. Hay que tener en cuenta que una parte creciente de las demandas son de ayuda médica para inmigrantes en situación irregular.
Además de tener un raquítico presupuesto para la inserción social, las subvenciones que se conceden llegan cada vez con mayor retraso. Si antes de la crisis tardaban un promedio de tres meses, ahora tardan seis. En una situación como esta, los poderes públicos deberían preocuparse de que su falta de diligencia no agrave más la situación de quienes han caído en el pozo de la miseria. Cuando más necesidad hay de un buen sistema de ayuda social, más precario, lento y farragoso se vuelve.
Cuando la exclusión social se cronifica como ahora está ocurriendo, se convierte en un camino sin retorno, incluso cuando mejora la situación económica general. Los poderes públicos deberían hacer lo posible para evitar que eso ocurra.