FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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miércoles, 19 de febrero de 2025

Unión de las Extremas

 ATRIO

Antonio Zugasti, 13-febrero-2025

¿De qué extremas hablamos cuando no referimos a su unión? Pues está claro, de la extrema derecha y  la extrema riqueza. Un personaje que ha saltado mucho a los medios de comunicación con motivo de la elección de Trump, su amigo Elon Musk, personifica muy bien esta unión.

Su riqueza, más de 400.000 millones de dólares, resulta una cantidad obscena en un mundo con millones y millones de hambrientos. Y su postura política no puede estar más clara: abrazo con la neofascista italiana Giorgia Meloni, y descarado  apoyo a la extrema derecha alemana, la AfD. Sin  andarse con rodeos: “Solo AfD puede salvar a Alemania. Fin de la historia”, dijo Musk.

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Abrumado… Extralimitado… Derrocado.

 Redacción de Atrio

Nadie, especialmente Trump, lo sabe todavía.

Su destino, su caída y su perdición están, mientras hablamos, escritos en piedra. Y considerando el papel que lleva, pocos creerán lo que estoy escribiendo aquí. Menos mal. Es mejor no creer ni repetir lo que les estoy diciendo. Afortunadamente, Trump está tan lleno de sí mismo y es demasiado estúpido para ver lo que está haciendo con su dulce victoria. Seguirá haciendo lo que está haciendo —conmocionar y atemorizar , talar y quemar , violar y saquear, una picana colectiva para todos nosotros— porque cree que está hiriendo gravemente a lo que él considera el “enemigo desde adentro”. Usted y yo.

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Argentina. Diputados de Unión por la Patria presentarán un pedido de juicio político a Javier Milei


 Resumen Latinoamericano

El bloque de legisladores confirmó que avanzará en un pedido de juicio político contra el Presidente por su participación “en un delito de estafa cripto”. “Es un escándalo sin precedentes”, aseguraron.
El bloque de diputados de Unión por la Patria informó que presentará un pedido de juicio político contra el presidente Javier Milei, a quien acusan de promover en sus redes sociales una “estafa cripto”. “Es un escándalo sin precedentes”, aseguraron. Ver noticia

El matrimonio feliz no depende de papeles: una reflexión teológica e histórica -- José Carlos Enríquez Díaz

articulosincensura

La institución del matrimonio, tal como la conocemos hoy, ha evolucionado significativamente a lo largo de la historia, y no siempre ha estado ligada a los "papeles de la iglesia" o al reconocimiento sacramental formal que conocemos. Para entender por qué los papeles no son necesarios para un matrimonio feliz y cómo, desde una perspectiva teológica, el sacramento del matrimonio lo realizan los esposos mismos, es vital explorar tanto el contexto histórico como las reflexiones de teólogos progresistas.

El matrimonio antes de los papeles: una tradición que evoluciona

En los primeros siglos del cristianismo, el matrimonio no era considerado un sacramento ni requería la intervención directa de la Iglesia. El Derecho Romano, que influyó profundamente en la organización de las sociedades occidentales, definía el matrimonio como una unio consensualis, es decir, una unión basada exclusivamente en el consentimiento mutuo de los cónyuges. No era necesaria una ceremonia religiosa ni la intervención de autoridades externas. Este enfoque fue adoptado por las primeras comunidades cristianas, que valoraban la autodeterminación de los esposos como base de la unión conyugal.

La Iglesia comenzó a involucrarse más activamente en el matrimonio alrededor del siglo IX, cuando los obispos buscaron formalizar la unión matrimonial para ejercer un mayor control sobre la moralidad y la dinámica social. Sin embargo, incluso entonces, el consentimiento mutuo seguía siendo el criterio determinante. El Papa Alejandro III (1159-1181) estableció que el consentimiento de los esposos, expresado de manera verbal o física, era suficiente para validar un matrimonio, sin necesidad de una ceremonia oficial. Esta doctrina fue reafirmada en el Concilio de Letrán IV en 1215, donde se declaró que los matrimonios clandestinos eran válidos si contaban con el consentimiento de las partes, aunque se recomendaba su publicación para evitar disputas legales o familiares.

Fue recién en el Concilio de Trento (1545-1563) cuando la Iglesia instituyó formalmente la exigencia de que los matrimonios fueran celebrados ante un sacerdote y dos testigos para ser considerados válidos. Esta medida no buscaba redefinir el matrimonio, sino combatir los abusos relacionados con los matrimonios secretos y proteger los derechos de las mujeres y los hijos. Sin embargo, esta regulación formal representó un cambio drástico al trasladar el matrimonio de un acto esencialmente privado a uno controlado por la institución eclesiástica.

El sacramento nace en los esposos, no en la Iglesia

Desde una perspectiva teológica, el matrimonio como sacramento tiene sus raíces en la vida de los contrayentes, y no exclusivamente en la intervención clerical. Los Padres de la Iglesia, como San Agustín, reconocían que el matrimonio era una realidad natural y espiritual que existía antes de la formalización eclesial. San Agustín consideraba que el "bonum coniugii" (bien del matrimonio) residía en tres elementos: la fidelidad, la procreación y el sacramento entendido como la unidad indisoluble entre los esposos. Para él, la bendición eclesial enriquecía el matrimonio, pero no era su elemento constitutivo.

Teólogos contemporáneos como Karl Rahner han argumentado que el matrimonio es un "sacramento existencial", donde los esposos son los verdaderos ministros del sacramento. Rahner enfatizó que el compromiso de amor, expresado en la cotidianidad de la vida matrimonial, es la verdadera manifestación de la gracia divina. Esta visión es coherente con el Catecismo de la Iglesia Católica, que en el numeral 1623 afirma que los contrayentes son los ministros del sacramento y que el sacerdote actúa como testigo. Este enfoque desafía la visión institucionalista del matrimonio y refuerza la idea de que el acto esencial del matrimonio radica en el consentimiento y amor mutuo.

Otro argumento teológico relevante proviene de Edward Schillebeeckx, quien subrayó que el matrimonio es un signo vivo del amor de Dios y que esta realidad no puede ser limitada por estructuras humanas. Schillebeeckx explicó que la comunidad eclesial debe acompañar y apoyar a las parejas, pero no monopolizar el acto matrimonial como un requisito para que sea válido o bendecido.

El contexto histórico: un recordatorio del cambio constante

La historia también muestra que el concepto de matrimonio ha variado considerablemente según las épocas y culturas. En el judaísmo del Antiguo Testamento, el matrimonio era visto como un contrato social y familiar, donde las bendiciones religiosas eran importantes, pero no esenciales para su validez. En los Evangelios, Jesús nunca ordenó un ritual específico para el matrimonio. Su única intervención destacada en una boda fue en Caná, donde transformó agua en vino, un gesto que simbolizaba la abundancia y la alegría, pero no un mandato sacramental formal.

En el mundo moderno, muchos matrimonios felices no están formalizados por la Iglesia, pero están profundamente arraigados en valores cristianos como el amor, la fidelidad y el perdón. Esta diversidad refleja cómo la gracia de Dios opera más allá de las normas institucionales.

Sin embargo, en algunos sectores de la Iglesia, ciertas posturas rígidas sobre el matrimonio tienden a alejarse de la esencia del mensaje evangélico. Algunos clérigos, debido a una formación teológica insuficiente o a un enfoque excesivamente institucional, promueven la idea de que el matrimonio sin la bendición formal de la Iglesia carece de validez ante Dios. Estas visiones no solo ignoran siglos de evolución histórica y teológica, sino que también pueden generar culpabilidad y exclusión en las parejas que optan por formas alternativas de compromiso. Esto contradice el mensaje inclusivo de Jesús, quien colocó el amor, la misericordia y la autenticidad por encima de las normas humanas.

Un amor comprometido: clave para la felicidad matrimonial

Estudios recientes también refuerzan que los elementos institucionales no son determinantes para la felicidad matrimonial. Investigaciones de la Universidad de Cambridge han revelado que factores como la comunicación abierta, el respeto mutuo y la capacidad de resolver conflictos son mucho más influyentes en la estabilidad y satisfacción matrimonial que la formalización religiosa. Estas conclusiones confirman que las relaciones basadas en el amor y el compromiso son plenamente válidas y satisfactorias, independientemente de los papeles o ceremonias.

¡Por otro lado, también es necesario considerar las situaciones en las que el formalismo eclesiástico puede convertirse en un obstáculo! Muchas parejas que no pueden acceder al matrimonio por la Iglesia, ya sea por razones económicas, personales o culturales, experimentan una exclusión injustificada a pesar de vivir relaciones profundamente comprometidas y amorosas. Esto contradice el mensaje inclusivo de Jesús, quien predicó el amor y la misericordia como valores supremos.

Conclusión: más allá de los papeles, el amor prevalece

La historia, la teología y los estudios contemporáneos demuestran que el matrimonio no depende de los papeles de la Iglesia para ser válido o feliz. Desde los primeros siglos del cristianismo hasta los debates actuales, ha quedado claro que el verdadero sacramento del matrimonio está en la entrega mutua de los esposos. Teólogos como Karl Rahner y Edward Schillebeeckx han enfatizado que la gracia divina trasciende las estructuras humanas, mientras que los datos históricos muestran que el matrimonio fue durante siglos un acto privado fundamentado en el consentimiento.

En un mundo donde las estructuras eclesiásticas pueden ser un obstáculo más que una ayuda, es fundamental reconocer que el amor y el compromiso son suficientes para hacer sagrado un matrimonio. Lo esencial no está en cómo se formaliza la unión, sino en cómo se vive en el día a día, reflejando el amor de Dios en las pequeñas acciones cotidianas.

La institución del matrimonio, tal como la conocemos hoy, ha evolucionado significativamente a lo largo de la historia, y no siempre ha estado ligada a los "papeles de la iglesia" o al reconocimiento sacramental formal que conocemos. Para entender por qué los papeles no son necesarios para un matrimonio feliz y cómo, desde una perspectiva teológica, el sacramento del matrimonio lo realizan los esposos mismos, es vital explorar tanto el contexto histórico como las reflexiones de teólogos progresistas.

¿Es posible garantizar la sostenibilidad de la Tierra? -- Leonardo Boff

 


Si tenemos en cuenta la frecuencia de los trastornos que están ocurriendo en la Tierra, especialmente el creciente calentamiento global, sumado al hecho de que los negacionistas, como el presidente Trump, son poderosos, cabe preguntarnos seriamente si el planeta todavía es sostenible o si nos dirigimos hacia una tragedia inmensa.

Tomemos como aviso los datos publicados por el Institute and Faculty of Actuaries de la Universidad de Exeter (Reino Unido), conocido por su seriedad. Ahí se afirma: «con temperaturas 3°C por encima de los niveles preindustriales, la mortalidad humana podrá alcanzar a la mitad de la humanidad, cerca de cuatro mil millones de personas», no en un futuro lejano sino en algunas décadas.

Necesitamos un concepto de sostenibilidad más amplio que el del famoso Informe Brundland (1987) que solo se centraba en el ser humano y omitía la naturaleza. Propongo uno más inclusivo: “Desarrollo sostenible es toda acción destinada a mantener las condiciones energéticas, informativas y físicoquímicas que sustentan a todos los seres, especialmente a la Tierra viva, la naturaleza y la vida humana para asegurar su continuidad y atender las necesidades de la generación presente y de las futuras, de tal forma que se mantenga y enriquezca el capital natural en su capacidad de regeneración, de reproducción y de coevolución”.

¿Qué hacer para garantizar este tipo de sostenibilidad? Estoy convencido de que las narrativas del pasado ya no nos muestran un futuro de esperanza. Esto no significa que vayamos a desistir de mejorar la situación. El principio esperanza que arde dentro de nosotros puede proyectar utopías minimalistas que alivian la vida y preservan la naturaleza. Para eso hay que partir de abajo, del territorio, en el cual se puede construir una sostenibilidad en el marco de las condiciones ecológicas trazadas por la naturaleza, con sus selvas y bosques, sus ríos, su población con sus religiones y tradiciones.

Depende de nosotros si queremos cambiar o seguir por el mismo camino. Ha llegado el momento en que no tenemos otra alternativa sino creer, confiar y esperar en nosotros mismos. Tenemos que beber de nuestro propio pozo. En él están los principios y valores que, activados, podrán salvarnos. Enumero algunos de los principales.

En primer lugar el cuidado. Sabemos por la reflexión antigua (mito del cuidado de Higinio) y por la moderna (Heidegger) que la esencia del ser humano reside en el cuidado, condición para vivir y sobrevivir. Si todos los elementos de la evolución no hubiesen tenido entre sí un cuidado sutil, no habría aparecido el ser humano. Como no tiene ningún órgano especializado, necesita cuidado para vivir y sobrevivir. De la misma forma, la naturaleza si no es cuidada, se muere.

Después, los biólogos (Watson/Crick) demostraron que el amor pertenece al ADN humano. Amar significa establecer una relación de comunión, de reciprocidad con todas las cosas e implica crear un lazo afectivo con ellas.

Es fundamental el valor de la solidaridad. La bioantropología ha mostrado que la búsqueda de los alimentos consumidos comunitariamente permitió el salto de la animalidad a la humanidad. Lo que una vez fue verdadero, vale mucho más aún en los sombríos días actuales.

Somos también seres de compasión: podemos ponernos en el lugar del otro, llorar con él, compartir sus angustias y no dejarlo solo nunca. Es una de las virtudes más ausentes hoy en día.

También somos seres de creación: continuamente estamos inventando cosas para resolver nuestros problemas. Hoy más que nunca la innovación es urgente si no queremos llegar atrasados a la salvaguarda de la vida y naturaleza.

Somos, desde la más remota antigüedad, cuando emergió el cerebro límbico hace 200 millones de años, seres de corazón, de afecto y de sensibilidad. En el corazón sensible reside la ternura, la espiritualidad y la ética. Hoy más que nunca debemos unir mente y corazón, racionalidad y sensibilidad, pues todo el edificio científico se construyó colocando bajo sospecha la afectividad. Por la sensibilidad humanitaria condenamos hoy el genocidio perverso hecho a cielo abierto en la Franja de Gaza de más de 13 mil niños inocentes y de más de 60 mil civiles.

Somos, en lo más profundo de nuestra humanidad, seres espirituales. La espiritualidad es parte de la naturaleza humana, con el mismo derecho de ciudadanía que la inteligencia, la voluntad y la libido. La espiritualidad debe ser distinguida de la religiosidad, si bien pueden venir juntas y potenciarse, pero no necesariamente. La espiritualidad natural es, sin embargo, más originaria. La religiosidad supone y se alimenta de la espiritualidad. La espiritualidad vive del amor incondicional, de la solidaridad, de la compasión, del cuidado de los más frágiles y de la naturaleza.

Más aún, como seres espirituales somos capaces de identificar aquella Energía vigorosa y amorosa que sustenta todas las cosas y todo el universo, ante la cual podemos abrirnos reverentemente. O integramos la espiritualidad natural, viviendo como hermanos y hermanas junto con la naturaleza o nos condenamos a repetir el pasado con todos los peligros que amenazan hoy nuestra existencia.

Una eco-civilización fundada sobre tales valores y principios puede garantizar la sostenibilidad de la Casa Común. Dentro de ella se encuentran los distintos mundos culturales que pueden y deben convivir pacíficamente. ¿Una utopía? Sí, pero una utopía necesaria si es que todavía queremos tener un futuro sostenible junto con la Madre Tierra.


*Leonardo Boff ha escrito El doloroso parto de la Madre Tierra: una sociedad de fraternidad y de amistad social, Vozes 2021.

El genocidio israelí sobre Gaza: «Ya se ha superado la cifra de 61 mil víctimas mortales» -- Diario Al-Quds Libération

 


kaosenlared

La Oficina de Medios del Gobierno en Gaza anunció que el número de víctimas de la guerra en Gaza ha superado los 61.000 mártires, en medio de una destrucción generalizada que ha afectado a diversos aspectos de la vida.Ver noticia

El saqueo continúa -- Eubilio Rodríguez

 


Es el título provocador con que Intermon-Oxfam presenta su último Informe de Enero- 2025 sobre la desigualdad en el mundo. Ofrecemos un resumen del mismo, con algunos datos que nos lo muestra:

En 2024, la riqueza conjunta de los milmillonarios creció tres veces más rápido que en 2023. En cambio, el número de personas que viven en la pobreza apenas ha variado desde 1990.

Estas personas siguen siendo quienes más sufren los efectos de las múltiples crisis, desde las cicatrices de la pandemia hasta los conflictos y la crisis climática. Es un círculo perverso que agrava aún más la pobreza y la desigualdad. 

Hay un falso mantra, reforzado por los medios de comunicación y la cultura popular, de que la riqueza extrema es la recompensa a un talento extraordinario. Nada más lejos de la realidad.  La mayor
parte de la riqueza de los milmillonarios no es fruto del esfuerzo o del emprendimiento sino del saqueo:
el 60 % es heredada, o bien está marcada por el clientelismo y la corrupción, o vinculada al poder monopolístico.

Las raíces de la extrema riqueza de los superricos no están en la meritocracia, sino que son un legado del colonialismo y sus repercusiones. Vivimos en un mundo profundamente desigual y marcado por una larga historia de dominación colonial. Las personas más pobres, las personas racializadas y las mujeres y los grupos excluidos se han visto sometidos, y continúan siéndolo, a una explotación sistemática. 

El colonialismo continúa estando presente en el mundo actual de diversas maneras. El voto de un ciudadano europeo promedio en el Banco Mundial vale 180 veces más que el de una persona de Etiopía.
El sistema actual sigue extrayendo la riqueza del sur global en beneficio del 1 % más rico de la población, que reside mayoritariamente en el norte global, a un ritmo de 30 millones de dólares por hora. 

Ante esta situación, el índice de compromiso por la reducción de la desigualdad, elaborado por Oxfam y Development Finance International revela que, desde 2022, la inmensa mayoría de países
registran tendencias negativas en sus políticas. Nuestras grandes empresas transnacionales contribuyen a aumentar las brechas entre los que más y menos tienen.

Muchas personas no pueden llegar a fin de mes, no pueden cubrir las necesidades básicas. La precariedad laboral, jornadas parciales no deseadas y salarios bajos impiden que estas familias salgan de la pobreza.
Especialmente precaria es la situación de los inmigrantes. El Pacto Europeo sobre Migración y Asilo ha sido criticado por los riesgos que generan para los derechos humanos de las personas migrantes y
refugiadas. Son los que más sufren las condiciones de vida de una situación que, a pesar del crecimiento económico y el aumento del empleo en España, no ha logrado reducir la pobreza laboral.

Si queremos acabar con tal situación, es esencial transformar radicalmente un sistema económico basado en relaciones comerciales coloniales y explotación laboral. Los gobiernos deben reconocer su legado de pobreza y desigualdad estructural, acompañando ese reconocimiento con acciones
concretas. Acabar con los sistemas que conforman el colonialismo moderno, como la gobernanza de instituciones internacionales basada en la dominancia formal e informal del norte global. Hacer que los
más ricos paguen más impuestos para acabar con la riqueza extrema. Promover la solidaridad y la cooperación

Las Iglesias en Jerusalén califican el desplazamiento de los palestinos de Gaza de inhumano

 


Religión Digital

Los líderes cristianos instan a los dirigentes mundiales a tomar medidas eficaces para detener la catástrofe humanitaria en la Franja y oponerse al proyecto de deportación de todos sus habitantes Ver noticia 

Los médicos agravan el diagnóstico del papa Francisco: suman al “cuadro complejo” una “neumonía bilateral”


 el diario

El último parte del hospital Gemelli de Roma, donde el pontífice lleva días ingresado, explica que están teniendo que aplicar más tratamientos farmacológicos a Bergoglio debido a las complicaciones
Nuevas complicaciones para el Papa Francisco. A la “infección polimicrobiana” provocada la bronquitis que viene sufriendo desde hace días, y que “ha requerido el uso de cortisona y antibióticos”, se suma una “neumonía bilateral”, que hace, según el último parte vaticano, que “el tratamiento terapéutico sea más complejo”. Ver noticia 

LA SOPA NO SE PUEDE COMER CON TENEDOR


col martell

 

Hacen falta nuevas herramientas para tender puentes en una cultura líquida.

Nos ha tocado asistir a la emergencia de una nueva civilización humana. Nace una sociedad diferente. El mundo, gracias a las nuevas tecnologías de la información, cambia muy aprisa. Y los últimos acontecimientos geoestratégicos mundiales nos empujan a resetear nuestras mentes para poder ser resilientes en un mundo social, político, ecológico, emocional, cultural y religioso muy diferente al que vivíamos hace muy pocos años.

Muchas personas están viviendo esta situación con zozobra y con angustia ante un futuro plagado de incertidumbres, de preguntas sin respuesta, de situaciones nuevas que no son fáciles de controlar. Estas personas se sienten incómodas porque se sienten en un mundo que ya no es el suyo. Bajo sus pies, la realidad se ha movido muy aprisa y se sienten inseguras, amedrentadas, añorando un pasado empedrado de seguridades que ya no existe.

En los años 90 del siglo pasado, el sociólogo Zygmunt Baumann habló con mucha fuerza sobre el tsunami de la “cultura líquida”, el “amor líquido”, la “ética líquida”. Por influjo de las filosofías del fragmento y del rechazo de los grandes relatos de los postmodernos franceses (como Jacques Derrida) se habría derrumbado todo el edificio de la modernidad y el relativismo individualista, el “carpe diem” serían el modo de vida del futuro.

Para Baumann, esta cultura de la banalidad, del individualismo consumista, de la ausencia de valores permanentes racionales asumidos por los humanos, corroe no solo la sociedad sino también los fundamentos de la democracia, aunque sea liberal y burguesa. En esto estaría acompañado por Jürgen Habermas quien en 2001 proclama que entramos en la era de la post-secularidad, y los demócratas deben contar con el gran potencial simbólico de las religiones para trabajar juntos por las libertades de todos.

Por otra parte, desde las diversas comunidades científicas del mundo se teje la conciencia del valor de las Ciencias y de las Tecnologías en la era emergente de la nueva biología y del procesamiento de la información, la mal llamada IA. Pero los científicos y tecnólogos son cada día más conscientes de que vivimos en un “universo enigmático”. El 80 % del universo es “materia oscura”. Y de lo que puede ser captado por las sondas espaciales, cada vez es más difuso y complejo poder hacer afirmaciones fiables sobre lo que todavía se llama la “realidad” (en filosofía cada vez se discute más sobre lo que significa la realidad, del mismo modo que se discute la naturaleza del “conocimiento humano”, de “la verdad”, de la capacidad del ser humano para poder conocer)

Esta actitud no debe llevarnos al escepticismo, sino a una postura de humildad ante el valor de lo que se ha dado en llamar “el progreso humano”. No se trata de lanzarse al mar proceloso del “no saber”, sino aceptar que lo que llamamos “la realidad” es algo que se nos escapa del poder de las neuronas para construir una imagen adecuada de lo que existe fuera de nosotros.

A esto se añade que muchas personas que, no son malas sino que “han aprendido” a odiar y a enriquecerse y que forman “la humanidad”, en un intento de supervivencia individual se construyen sus propios mundos explotadores de los demás. Son los “supremacismos” (blancos, hombres, ricos, occidentales.. y yankis)

Hoy se habla mucho de las “fake news”, las noticias falsas, los bulos. En Andalucía se usa mucho la palabra “embustero”. Esta expresión es más fuerte que “mentiroso” porque incluye connotaciones morales: el “embustero” no solo miente con la intención de mentir, sino que además lo hace para arrebatar a los demás parte de sus vidas y de sus libertades. Creando confusión, “a río revuelto ganancia de pescadores”.

Todos somos conscientes de que cada vez es más necesaria una racionalidad crítica que contribuya a construir entre todos unos sistemas de creencias, unas representaciones racionales del mundo, en las que el individuo humano no se constituya en señor y tirano de los demás de la casa común (la Tierra).

Entre toda la sociedad civil mundial urge asumir la conciencia de “mente colectiva” que no solo busca sobrevivir, sino sobre todo tejer entre todos un universo en el que la solidaridad, la tolerancia, la comprensión mutua, el respeto a la diversidad (y sobre todo a las minorías) sean valores determinantes.

En definitiva, el triunfo del amor sobre la cultura del despilfarro, el acaparar, la rivalidad y el odio. Probablemente esta sea también la razón por la que Teilhard escribió una vez en 1934:

 “Algún día, después de dominar los vientos, las olas, las mareas y la gravedad, aprovecharemos para Dios las energías del amor, y luego, por segunda vez en la historia del mundo, el hombre habrá descubierto el fuego”

(Pierre Teilhard de Chardin, Toward the Future , pág 86;

y “La evolución de la castidad” [1934 (febrero), en: Las direcciones del porvenir. Taurus, Madrid, 1974, volumen XI, pp. 55-78, y  en: Sobre el amor y la felicidad . PPC, Madrid, 1997, pp 19-22].

Ahora, más que nunca, es necesario que la sociedad civil, formada en una racionalidad crítica, “resetee” su mente y busque nuevas herramientas para comprender, amar y vivir en el este mundo. La sopa antigua no se puede comer con tenedor.

 

Leandro Sequeiros. Presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta)

FLORES EN LOS FUNERALES


col martell

 

Soy demasiado atrevido con lo que estoy escribiendo. Se trata de reducir los ramos de flores en los tanatorios y funerales. Con la mejor intención y cariño, llevamos ramos de flores los familiares, los amigos, los vecinos, las personas relacionadas con el difunto.

No cabe duda que se hace desde el cariño y la relación de amistad o parentesco.

Me crea varios interrogantes. ¿Qué sentido tienen esas flores? ¿Las llevamos como signo de que los difuntos viven en Dios?

En cuanto acaban los oficios, esas flores molestan y en muy poco tiempo hay que arrojarlas a la basura. Suponen un gasto considerable.

¿Hay otra alternativa a los ramos de flores?

1. Disminuir los ramos. Y por lo tanto, los gastos. Sobre todo cuando se llega a medir la categoría del difunto-a por el número y la calidad de las flores.

2. Hacer algo simbólico: un ramo solo entre varias personas

3. Repartirlas entre los asistentes como símbolo de seguir el testimonio del difunto-a y llevarse a casa una flor como signo de que nuestro fallecido vive y de que deseamos seguir su obra y sus cualidades

4. Repartirlas en centros benéficos

5. Repartirlas en los colectivos a los que pertenecía: Contra el Cáncer, Ela, Parkinson, ancianos…

6. Dedicar el coste para evitar muertes en los barcos de inmigrantes, en las guerras entre pueblos, víctimas en el mar. Ahí sí que son signos de vida y de que Jesús da vida y salvación a muchas personas.

Yo quiero que en mi funeral solamente haya tres rosas, que es lo que aprendí en las HIJAS de la Caridad en Anguiano. Y con esa flor una acción de gracias a Dios.

EUROPA EN LA ENCRUCIJADA. UN PROYECTO AUTÓNOMO NO SE IMPROVISA


col koldo

 

Va a hacer 3 años que comenzó el conflicto bélico en Ucrania, desde entonces muchos venimos reclamando la necesidad acuciante de que Europa jugara un papel propio, sin determinismos de la OTAN y de los EEUU, y que ello no impidiera apostar por la paz con Rusia y cooperar con Ucrania en una salida justa de la situación.

Pero no, la UE se entregó dócilmente al belicismo de Washington y a dopar a Ucrania para que sostuviera una guerra imposible de ganar frente a una potencia nuclear como Rusia.

Nadie niega que Putin tuvo la responsabilidad de apretar el botón de una intervención militar impropia, pero también es evidente que la política norteamericana, haciendo uso exclusivo de la OTAN, acorraló a Rusia y provocó un desenlace fatal. Igualmente Ucrania, con su pretensión inadecuada de entrar en la OTAN, facilitó una reacción defensiva del kremlin, cuyos resultados han sido catastróficos.

Más aún, mientras en Ucrania hubo gobiernos neutrales o próximos a Moscú, la situación de Ucrania desde su independencia de la antigua URSS en 1991 fue bastante armónica, contando siempre con que era un país claramente dividido entre una zona algo mayoritaria más vinculada a occidente y otra totalmente rusófila, incluida Crimea, cuya población es completamente rusa, como quedó patente en el Referéndum de anexión de 2014, con un 97 por ciento de apoyo popular. Cuando se produce el golpe de dicho año y Rusia recupera Crimea, los territorios pro rusos sufren un acoso permanente desde Kiev y son castigados por su inclinación por Rusia.

Ese injusto proceder del gobierno pro yanki del país constituyó un agravio muy difícil de soportar por el sentimiento de una Rusia neoimperial y sonaron las alarmas para liberar a esos territorios del Donbás de la opresión occidental. El resultado ha sido un país destruido, una pérdida de vidas indescifrable todavía y un exilio descomunal, que aunque haya contado con una hospitalidad selectiva por la UE y otros países, ha supuesto un trauma colectivo impagable.

Ahora con la llegada de Trump ha volado por los aires esa pretensión de defensa occidental hacia Ucrania. La negociación directa entre Trump y Putin deja a Europa en una posición completamente insignificante y coloca a Ucrania en un rol utilitario para los intereses norteamericanos industriales y comerciales. Es de suponer que la solución no es tan simple y sencilla, pero todo indica que Trump quiere arrastrar a Rusia, tras la paz convenida y sin concesiones, a una alianza a medio plazo, que la aleje de China y formar así un frente común contra el único enemigo real para los EEUU, pues es el proyecto verdaderamente alternativo, en lo económico, en lo social y en lo político.

Por ello, por más que Zelenski clame pidiendo más ayuda a la UE, las cartas ya están marcadas y esa guerra, afortunadamente, tiene los días contados. Ahora bien, cuál ha de ser el rol de la UE a partir de ahora. Naturalmente hay que apuntalar esa autonomía perdida, con una reacción equilibrada pero firme ante la presión americana, esto se conseguiría intensificando sin falsos temores la relación comercial y diplomática con China para contener la frontalidad de Trump, hay que abrir un proceso de paz con Rusia sin servilismos, pero con voluntad cooperativa clara. Eso ayudará a cerrar el conflicto de Ucrania con el menor daño humanitario y económico posible, pactando una reconstrucción, donde no quede solo el “amigo yanki”. Y finalmente, hay que negociar con los EEUU con valentía y cordura para equilibrar el escenario internacional, con un concepto de paz amplio y profundo, que incida en todos los conflictos actuales, así sí podría alcanzar Europa esa autonomía efectiva y constructiva para la convivencia internacional.

 

REZO POR LA EUROPA DEL TRUMPISMO


col kowalski

 

El viento helado de la incertidumbre sopla sobre Europa. Con el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, las relaciones entre Estados Unidos y el viejo continente se han tensado como nunca. El eco de su retórica dura resuena en los parlamentos europeos, avivando la llama de un cierto nacionalismo exacerbado y endureciendo aún más las políticas migratorias. Pero en medio de estos juegos de poder, hay miles de vidas atrapadas en el filo de una navaja: los migrantes.

Trump ha dejado claro que su visión de la política exterior se basará en un pragmatismo implacable, sin concesiones ni diplomacia blanda. Su distanciamiento de Europa no solo significa una reconfiguración de las alianzas geopolíticas, sino también un refuerzo de las posturas antimigratorias en la región.

El Mediterráneo, antaño una promesa de esperanza para quienes huyen de la guerra y la miseria, se ha convertido en un foso cada vez más difícil de cruzar. Las políticas de externalización de fronteras, apoyadas en acuerdos con países del norte de África, refuerzan la imagen de una Europa que ya no recibe, sino que rechaza.

En los campos de refugiados de Europa, las condiciones empeoran sin el apoyo de una Unión Europea debilitada por sus propias fracturas internas. Los discursos de odio se normalizan en las plazas y parlamentos, mientras los migrantes, convertidos en chivos expiatorios de crisis económicas y sociales, ven sus oportunidades diluirse como arena entre los dedos.

El enfrentamiento entre Washington y Bruselas también pone en jaque los programas de cooperación humanitaria. La falta de consenso y liderazgo debilita los mecanismos de respuesta, dejando a los más vulnerables a merced de un sistema que los considera una carga antes que personas con derechos.

Pero Europa no solo se repliega bajo el influjo de Trump. Dentro de sus propias fronteras, se desdibujan los principios humanitarios que una vez sustentaron su unidad. Los ministros del Interior de los 27 se han reunido recientemente en Varsovia en busca de respuestas, pero su única solución ha sido el blindaje: más controles en las fronteras interiores, más centros de deportación, más pactos con regímenes de dudosa ética.

La Unión Europea avanza, paso a paso, en el derribo de su propio legado: el derecho de asilo, nacido de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, ahora languidece bajo el peso de la política del miedo. Parece abrirse un camino de endurecimiento, donde la prioridad no es el bienestar de quienes huyen, sino la construcción de muros invisibles que los condenan a la intemperie.

Europa parece secundar, a su manera, la estela de mano dura migratoria que ahora impone Trump en Estados Unidos y que habrá que ver hasta qué punto vaya afectando a los migrantes de cualquier posibilidad de arraigo en Europa. Y así, en este tablero de poder, los desplazados se convierten en piezas descartables, sacrificadas en nombre de la seguridad y la política.

El regreso de Trump no solo significa un nuevo enfrentamiento geopolítico; es también el síntoma de una Europa en crisis de identidad, que ni siquiera es capaz de defender a sus propios países -por ejemplo a Ucrania de la invasión Rusa-. Y donde la humanidad retrocede y el miedo traza las nuevas fronteras de un continente que, antaño, prometió ser refugio y ahora se erige como fortaleza.

Y en medio, o al lado, la voz de un Papa entrando de nuevo en la antesala de la enfermedad hospitalizada supone la firmeza de su permanente visión defensora de la dignidad de los migrantes como ha hecho en su reciente carta –defensora de los mismos- a los obispos de Estados Unidos. Como si desde un clínica hospitalaria por un lado –con un hombre mayor y enfermo- y por otro lado desde el despacho oval de la mayor potencia mundial con un hombre desafiante y poderoso, se diseñaran dos visiones del mundo: una basada en la compasión y los valores cristianos de acogida y protección del vulnerable, y otra que prioriza la seguridad nacional y el control migratorio estricto. “American first” donde se incluye Groenlandia, Panamá el Golfo de Mejico y….

El papa en su carta animando a los obispos estadounidenses y que no tiene desperdicio(https://www.vatican.va/content/francesco/es/letters/2025/documents/20250210-lettera-vescovi-usa.html) establece un tono dramático que trasciende la mera discusión política, sugiriendo una confrontación entre dos visiones morales del mundo. El Papa apela a la sensibilidad humanitaria en su carta, escrita en inglés y español, un detalle simbólico que refuerza su cercanía con los migrantes hispanohablantes. Su mensaje es directo y ético, denunciando la deportación como un atentado contra la dignidad humana. Y enfatiza que la pobreza, la inseguridad y la persecución son causas legítimas de migración, desmitificando la idea de que los inmigrantes ilegales son inherentemente criminales.

El uso de términos como “conciencia rectamente formada”, “dignidad infinita y trascendente” y la imagen de un “Dios encarnado, migrante y refugiado” refuerzan la dimensión moral y religiosa del argumento del Papa. Es un lenguaje teológico para recordar que, desde una perspectiva cristiana, Jesús mismo fue un desplazado, lo que convierte la acogida del migrante en una cuestión no solo política, sino también espiritual.

Así se dibuja el escenario donde dos visiones del mundo chocan con la fuerza de un huracán que azota los cimientos de la humanidad. De un lado, Donald Trump, el hombre de la torre dorada, el guardián de una nación replegada sobre sí misma, (donde Europa “solo”es un bello museo) protegiendo con celo sus fronteras de aquellos que buscan refugio. Del otro, el Papa Francisco, el peregrino de la ternura, el pastor de los sin hogar, el que predica un Evangelio donde no hay extranjeros, sino hermanos.

Las primeras medidas del presidente estadounidense fueron observadas por Francisco desde la antesala de Clínica Gemelli. Su mirada es la de quien ha visto demasiado sufrimiento, demasiado exilio, demasiado abandono. Y no puede callar. Quizás los efectos de la “infección polimicrobiana”, nombre último que le dan a su enfermedad, lo consiga.

Pero pido, -como me pide la Iglesia que haga rezando por él- para que ni siquiera esta infección aborte los valores y la visión que nos deja.

Como si hubiera una lucha entre la misericordia y la rigidez legal, apelando a la emoción y a la ética quiero inclinar la balanza  -desde  mi humilde visión-  hacia la postura del Papa Francisco. Por eso, y por lo que ahora sufre el Papa, rezo por él… y por Europa.

 

José Luis Pinilla, sj

Religión Digital

BRINDAR AL MUNDO “EXCESO” DE AMOR MISERICORDIOSO COMO LO HACE NUESTRO DIOS


col kowalski

 

A ustedes que me escuchan yo les digo: Amen a sus enemigos, traten bien a los que los odian; bendigan a los que los maldicen, recen por los que los injurian.   Al que te golpee en una mejilla, ofrécele la otra, al que te quite el manto no le niegues la túnica. Da a todo el que te pide, al que te quite algo no se lo reclames. Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? También los pecadores aman a sus amigos.  Si hacen el bien a los que les hacen el bien, ¿qué mérito tienen? También los pecadores lo hacen. Si prestan algo a los que les pueden retribuir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan para recobrar otro tanto. Por el contrario, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio. Así será grande su recompensa y serán hijos del Altísimo, que es generoso con ingratos y malvados. Sean compasivos como es compasivo el Padre de ustedes. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados. Perdonen y serán perdonados. Den y se les dará: recibirán una medida generosa, apretada, sacudida y rebosante. Porque con la medida que ustedes midan serán medidos (Lucas 6, 27-38)

El domingo pasado reflexionábamos sobre el pasaje de las bienaventuranzas. El evangelio de hoy continúa esa presentación de los valores del reino mostrando tres actitudes concretas en las que se presenta la diferencia entre una sociedad donde cada uno ve por su propio interés y lo que ha de ser el actuar cristiano. La primera se refiere a los enemigos, a los que tratan mal o injurian. Sobre ellos se dice que se han de amar, tratar bien, bendecir, rezar por ellos. La segunda se refiere a los que usan la violencia o roban las pertenencias. La respuesta es no poner resistencia y darle todo lo que se tiene. La tercera es dar todo lo que pidan y si alguien quita algo, no reclamarle. Vistas estas actitudes en sociedades como las nuestras tan llenas de violencia y de aprovechamiento de unos sobre otros, resulta muy difícil ponerlo en práctica. Pero la cuestión no es tomar al pie de la letra los ejemplos señalados sino entender el espíritu de lo que significa la vida cristiana. En realidad, se resume en la llamada “regla de oro”: hacer a los otros lo que queremos que ellos nos hagan. Y la fundamentación de tal actuar también radica en que la gente se porta bien con los que se portan bien, con las personas que ama. Pero no lo hace con los que no ama. Y aquí viene la pregunta para el cristiano: ¿Qué mérito se tiene si solo se hace el bien a los que se ama? Eso lo hacen todas las personas. La vida cristiana tiene algo más que ofrecer al mundo. Allí donde impera la violencia puede ponerse la paz. Allí donde impera el egoísmo, puede implementarse el compartir. Allí donde prima la indiferencia, puede ponerse la atención a los otros, buscando también lo mejor para ellos.

Ahora bien, la razón para este comportamiento lo explicita la segunda parte del evangelio: “Ser compasivos o misericordiosos como Dios es misericordioso”. En este mismo texto, pero en la versión de Mateo, se dice “sean perfectos como el Padre celestial es perfecto”. Y ambos textos remiten al texto del Levítico (19,2): “sean santos como Dios es santo”. Ahora bien, la santidad en Israel implicaba la “separación” para participar de lo sagrado y se hablaba de ello en el ámbito ritual. Conocemos que Jesús cuestiona esa pureza ritual que excluye a muchos. Por tanto, hablar de Dios como misericordioso puede ser mucho más significativo que los otros términos. De hecho, el Antiguo Testamento también habla de Dios como misericordioso y el evangelio de Lucas lo presenta en este texto muy diciente para sus destinatarios que son los pobres y excluidos.

La vida cristiana, por tanto, está llamada a testimoniar el amor misericordioso de Dios y esa misericordia siempre es “generosa, apretada, sacudida, rebosante”. Si hay algo que los cristianos pueden ofrecer al mundo de hoy es ese “exceso” de misericordia porque, efectivamente, todos necesitan de ese amor gratuito en muchos momentos de la vida y para algunos es la única posibilidad de levantarse de las situaciones de injusticia a las que las estructuras de pecado los someten. El evangelio termina con el refrán de oro expresado de otra manera: “de la forma que midan, así serán medidos”. Ojalá que estos valores del reino sean vividos con mayor radicalidad, con total generosidad como Dios mismo lo hace con absolutamente todos sus hijos, aunque sean ingratos y malvados.

 

Consuelo Vélez

Religión Digital

CARTA A JOSÉ LORENZO


col kowalski

 

Querido José Lorenzo y responsables de la página Fe Adulta:

Soy Montserrat Escribano-Cárcel y os escribo en nombre de la junta de la Asociación de Teólogas Españolas. El motivo es la publicación de José Lorenzo del artículo: “La teología en España hoy: ¿divulgadores del magisterio o investigadores de la presencia de Dios?” publicado estos días en Religión Digital y recogido por Fe Adulta. Algunas compañeras nos han escrito para alertarnos de la ausencia de las mujeres que han producido y se han nutrido de la teología en España desde hace más de cuarenta años. Como bien sabéis, las teólogas españolas han hecho una tarea encomiable y enormemente creativa de elaboración, resignificación y trasferencia del conocimiento teológico tanto en el Estado como fuera de él. Además, son muchas las mujeres que se han matriculado para estudiar teología y seguir profundizando en esta disciplina aportando perspectivas y experiencias que, hasta el momento, no habían sido consideradas o en las que se había insistido en su invisibilización.

Gracias a todas ellas, la labor teológica a partir del concilio ecuménico Vaticano II, ha vivido un impulso sin precedentes y ha supuesto la renovación en todas las disciplinas y que, de otro modo, consideramos que hubiera sido bien distinta.

Por todo ello, sería bueno que cuestionáramos las razones por las cuales las teólogas no ocupan puestos de responsabilidad en nuestras Facultades de Teología, en obispados o en la Conferencia episcopal. También nos preocupa la necesaria revisión de los contenidos, bibliografías y planes de estudio teológico en Facultades, en centros de estudios adscritos y en Seminarios diocesanos.

Información que permanece, como se señala en el artículo, opaca y sin datos publicados. Mientras esto sucede, las metodologías, perspectivas y lenguajes de las teólogas está transformando hondamente, junto con otras muchas creyentes que forman los grupos de base, como son Mujeres y Teología o la Revuelta de las Mujeres en la Iglesia, por nombrar solo algunas, los modos eclesiales de elaborar teología y de percibir nuestras relaciones sinodales.

De modo que, os pedimos que consideréis una ampliación de este artículo que es sesgado y que invisibiliza la realidad y la actividad académica teológica actual. Al mismo tiempo, nos parece que continúa alentando las dinámicas que desde vuestros medios tratáis de prevenir. Me refiero al clericalismo en connivencia con el patriarcado. Dinámicas ambas que generan profundas desigualdades y que nos alejan del ser eclesial evangélico.

Me despido de vosotros, agradeciendo y reconociendo vuestra labor informativa, con las palabras de las hermanas de la Revuelta de las Mujeres en la Iglesia: «Hasta que la igualdad sea costumbre».

 

Montserrat Escribano-Cárcel

Presidenta de la Asociación de Teólogas Españolas

València, 17 de febrero 2025

MÁS CLARO, IMPOSIBLE


col anso

 

Ni con la bronquitis aguda que le ha obligado a permanecer en el hospital, Francisco deja de generar esperanza para los más vulnerables con su denuncia profética. Ambas de la mano, esperanza y llamada contra la injusticia, como tiene que ser para colocarse de parte del Evangelio. Esta vez, el Papa se dirige por carta a los 439 obispos de Estados Unidos, en la que amplía sus recomendaciones a los católicos y a todas las personas de buena voluntad en torno al drama de las expulsiones que Trump ha ordenado sin atisbo de humanidad.

En los textos bíblicos el Papa fundamenta su mensaje para referirse al desplazamiento forzoso de millones de personas por un personaje que se dice cristiano. ¿Qué pensarán los que no son cristianos de esta medida brutal ordenada por un pretendidamente seguidor de Jesús de Nazaret, al que mataron precisamente por un comportamiento radicalmente contrario? Francisco recuerda en su misiva la esclavitud en Egipto o la huida de la Sagrada Familia como refugiados en Egipto. Y hace estas referencias para mostrar la revelación de Dios que se hace emigrante y refugiado, vinculando para siempre el amor de Dios con el amor al prójimo que sufre fuera de su tierra. Esta carta es una llamada a que la ley no sea retorcida contra la dignidad de millones de personas, porque no está siendo legítima en su aplicación.

El Papa recuerda a los obispos su responsabilidad de que son llamados a actuar ante las deportaciones masivas haciendo referencia clara a oponerse a la criminalización y deportación de inmigrantes y de familias enteras angustiadas ante la inminente expulsión, personas vulnerables y sin ninguna protección. Una vez más, el Papa vincula el verdadero Estado de Derecho con la protección de la dignidad humana para que aquél sea verdadero y creíble.

En otro lugar del texto, anima a los prelados recordándoles que Dios estará presente en todo lo que hagan para proteger y defender a las personas y comunidades consideradas ¡menos valiosos, menos importantes o menos humanos! (n.8). Se puede decir que se dirige a ellos como profetas, dejando claro que espera la defensa de este atropello en marcha, al tiempo que abre el foco profético a todos los fieles de la Iglesia católica, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, exhortándoles a no ceder ante las narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a nuestros hermanos migrantes y refugiados.

Con caridad y claridad todos estamos llamados a vivir en solidaridad y fraternidad, a construir puentes que nos acerquen cada vez más, a evitar muros de ignominia, y a aprender a defender a los más débiles de la gran cadena humana para que esta no se rompa. Para ello es necesario una política que regule una migración ordenada y legal, lo cual exige una movilización general contra la injusticia de este nuevo tiempo trumpista para no ceder ante las narrativas falsarias y discriminatorias

La pregunta que queda para cada obispo y para cada cristiano ante el atropello de la administración estadounidense, es si cada cual está dispuesto a seguir a Jesús, a soportar la persecución, y en última instancia sufrir formas modernas de crucifixión defendiendo el Mensaje. Las últimas palabras del Papa recuerdan que “Si alguno quiere venir tras de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará (Mat. 16, 24-26).

La profética Carta del Papa es un recordatorio de que la credibilidad de la fe cristiana se sostiene en las acciones personales y comunitarias, en ambas, dando testimonio de Jesús de amar a todos, y hacerlo preferencialmente a los más pobres y excluidos. Este es el verdadero ordo amoris tan ligado a la parábola del buen samaritano, es decir, “el amor que construye una fraternidad abierta a todos, sin excepción”, afirma el Papa Francisco. El mensaje concluye dejando claro que, preocuparse por la identidad personal, comunitaria o nacional, al margen de estas consideraciones, acaba por imponer la voluntad del más fuerte como criterio de verdad. Más claro, imposible.

EUCARISTÍA ENTRE INMIGRANTES


col arregi

 

No fue una celebración religiosa. Fue un encuentro de solidaridad en memoria de los 10.450 migrantes ahogados en el mar en el año 2024, tratando de llegar a España. Actividad realizada el domingo 9 de febrero de 2025, junto al mar, en el puerto de Cartagena.

Escuchamos testimonios de varios inmigrantes africanos sobrevivientes de naufragios de los cayucos en que viajaban. Unos procedían de Sudán, otros de Mali y otros de Senegal, Gambia, Guinea, Nigeria… Buscando la vida encontraron la muerte, unos en la travesía del desierto y otros en el mar. Un hombre senegalés viajaba con sus cuatro hijos en un cayuco repleto de gente, con unas 40 personas aproximadamente. El mar estaba muy agitado, grandes olas balanceaban el rústico cayuco como queriendo tragárselo. Flotaba sin rumbo. Después de doce días ya no les quedaban alimentos ni agua para beber. Hambrientos y sedientos, con frio en la noche y sol abrasador de día, algunos fueron muriendo. Los cadáveres fueron arrojados al océano. Este hombre vio morir a sus cuatro hijos, uno tras otro. Cuando murió el último, un niño, lo abrazó y se arrojó con él al mar. Ya no le encontró sentido a ese viaje incierto. Solo cinco personas lograron llegar a la isla de Tenerife. Quien dio testimonio fue uno de ellos.

Sentado en las gradas del puerto, escuchaba en silencio los testimonios de los inmigrantes africanos. La mayoría huyen de la extrema pobreza, del hambre, de la explotación o de la violencia. El planeta está dividido en dos mitades, con un Norte global rico y un Sur global pobre.

Mientras los inmigrantes compartían, yo reflexionaba que no vienen de países pobres sino que las grandes empresas multinacionales del Norte explotan sus recursos y materias primas. Se llevan la riqueza y dejan la pobreza. Es por eso que las migraciones discurren del sur al norte y no la inversa

Las palabras de Jesús “fui forastero, migrante, y me acogisteis” me golpeaban el corazón. No podía asimilar los testimonios de estos hermanos y hermanas después de escuchar la cantaleta de políticos hipócritas: “¡Vienen a invadirnos, vienen a quitarnos el trabajo, son delincuentes, que se vayan a su tierra, no los queremos!”.

Cerré los ojos y me adentré en mi interior. “Tomad y comed porque este es mi cuerpo”, dijo Jesús. Cuerpo de Cristo Jesús sepultado en el océano, cuerpos de hambrientos y sedientos, cuerpos tendidos en la arena del desierto, cuerpos que sufren luchando contras las olas del mar hasta morir ahogados, cuerpos de víctimas de la injusticia de este mundo cruel e hipócrita.

“Tomad y bebed, porque esta es mi sangre”, sangre de los que buscando la vida, la pierden en la travesía de los desiertos. Sangre derramada a causa de la desigualdad existente en esta sociedad  capitalista, un “sistema que mata”. Sangre derramada de gente inocente víctima de las guerras y genocidios. Hombres, mujeres, niños y niñas despedazados por las armas de los poderosos que se enriquecen con la industria y el comercio armamentista. Y los “buenos” callan, y muchos obispos, curas, pastores protestantes, imanes y rabinos guardan silencio. Y las distintas religiones siguen con sus ritos y cultos, incapaces de unirse para ser una voz y fuerza profética para construir un mundo más humano, un mundo de hermanos.

Comer el cuerpo de Cristo y beber su sangre es ser como él fue: una persona al servicio de una nueva humanidad.  “¡Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús!”. En medio de este drama, proclamamos que la última palabra sobre la historia no la tienen los señores de la muerte que hoy dominan el mundo sino el Dios de la vida que resucitó a Jesús, el Dios de los pobres. Es aquí donde encontramos sentido a tanto sufrimiento provocado por la codicia del sistema dominante, el “pecado social” de este mundo”, del cual, muchos, sin darnos cuenta, formamos parte por nuestra falta de compromiso en la construcción de otro mundo de justicia, paz y fraternidad universal.