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jueves, 20 de noviembre de 2014

Homenaje a José María Castillo, maestro de la Teología Popular



RD y Desclée organizan el 27 de noviembre una mesa redonda en el Chaminade
Con José Manuel Vidal, Reyes Mate, Manuel Guerrero y el homenajeado
Desclée/RD, 19 de noviembre de 2014 a las 19:42
La mesa-redonda girará en torno a los tres últimos libros de Castillo publicados por Desclée: La laicidad del Evangelio, Teología Popular (III) y La Religión de Jesús
Es uno de los grandes teólogos que ha dado nuestro país en el último siglo. Un maestro de la Teología Popular y la divulgación. Un enamorado de Jesús de Nazaret. Y, como él, perseguido por los adalides del pensamiento único. José María Castillo se merecería multitud de homenajes: el próximo 27 de noviembre, a las 19,30 horas, en el Colegio Mayor Chaminade, le rendiremos uno muy sentido.··· Ver noticia

Gracias a todos

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17.11.14 | 19:11. Archivado en Acerca del autor
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Por estos días se cumplen 34 años desde que comencé a escribir mi comentario semanal al evangelio de cada domingo. Primeramente, a través de la prensa y la radio de mi ciudad de San Sebastián (España). Luego, a través de internet por medio de la Red evangelizadora Buena Noticias. Siento que me ha llegado el momento de cerrar este ciclo, tan estimulante y enriquecedor para mí.

No me retiro de mi actividad evangelizadora ni de mi oficio de escritor, pero, a mi edad, necesito más tiempo y sosiego para poder trabajar con otro ritmo en proyectos que todavía puedo llevar adelante. Mientras tenga fuerzas, quiero vivir mis últimos años contribuyendo al impulso de esa renovación de la Iglesia a la que nos está llamando el papa Francisco. En concreto, quiero seguir promoviendo de diversas maneras la conversión a Jesús, a su Evangelio y a su proyecto humanizador del reino de Dios.
Este será pues mi último envío. Sin embargo, también en el futuro seguiréis recibiendo, desde grupos de Jesus, comentarios míos de cada domingo, seleccionados de los muchos que he escrito. También los podréis encontrar en la Web buenanoticia.net. Por otra parte, sabed que una selección muy completa de mis comentarios están ya publicados en cuatro pequeños volúmenes: en español (Ed. PPC); en catalán (Ed. Claret); en italiano (Ed. Borla); en brasileiro (Ed. Vozes). Y se están publicando los primeros volúmenes en inglés y en euskara.
En estos momentos solo siento un agradecimiento grande a todos. En primer lugar, a la querida comunidad del Carmelo de Hondarribia, que con tanta entrega y generosidad os habéis encargado de enviar el comentario de cada semana, superando a veces no pocas dificultades. Luego, a los traductores/as que, con vuestro trabajo oculto y gratuito, habéis hecho posible la difusión del Evangelio en diferentes lenguas.
Quiero también agradecer a quienes a través de páginas Web, servicios y periódicos digitales, radios, revistas, multicopias... habéis hecho llegar mi comentario evangélico hasta los lugares más insospechados de la Tierra. Siento un agradecimiento especial a tantos cientos de personas que, desde vuestro ordenador personal lo habéis enviado a misioneros, a personas mayores o enfermas, a gentes alejadas...
Esta red evangelizadora que hemos formado entre todos a lo largo de estos años no debe romperse. Vamos a utilizar los comentarios que nos irán llegando o los textos que tenemos en nuestros ordenadores para seguir difundiendo cada semana la Buena Noticia de Jesús. No perdamos nunca la confianza en él. Jesús renovará nuestra fe y salvará a su Iglesia de esta crisis

La corrupción estructural y el papel de la justicia Jaime Richart

En los últimos tiempos venimos asistiendo en España a un cúmulo de noticias relacionadas con la corrupción generalizada de la clase política, de empresarios de la construcción y de allegados de ambos. La corrupción y la exclusión y la marginación sociales corren parejos por todo el país. Se calcula que son 12 millones de habitantes los que padecen directa o indirectamente las consecuencias de la crisis económica, de las maquinaciones financieras y del expolio del dinero público metódicamente practicado por numerosos políticos a todos los niveles, empezando por miembros de la cúpula del partido del actual gobierno y del propio gobierno.
Todo ello consecuencia de la suma de los siguientes factores individuales y sociológicos: ambición patológica, idea generatriz extendida de que lo que es de todos es, como en la caza, del primero que ve la pieza, falta absoluta de escrúpulos favorecida por una libertad al servicio de los poseedores y no de los desposeídos (pues la poca que tienen estos han de dedicarla a su supervivencia), leyes benévolas con los autores de los delitos económicos, y una legislación procedimental que propicia la trampa hasta el extremo de que en el enjuiciamiento de dichos delitos prevalece el valor de la forma sobre el fondo, al igual que el sistema dominado por el pensamiento neoliberal valora de manera enfermiza la propiedad privada por encima de la pública, protegiéndola a veces más que a la vida humana.
Pues bien el carácter estructural de la corrupción lo imprime el papel irrelevante de la Justicia, en cuanto a resultados, en esos hechos delictivos. Gran aparatosidad mediática, miles de procesos abiertos por esa causa, cientos o miles -que mas da- de imputados pero apenas nadie entra en la cárcel, y cuando alguien entra en ella sale enseguida; nadie devuelve los miles de millones fruto de los desfalcos pero tampoco la Justicia confisca precautoriamente sus bienes para que respondan del dinero malversado o dilapidado, y los embargos preventivos a duras penas cubren las responsabilidades penales y civiles. Es decir, cuando se habla de corrupción estructural no es sólo por las distintas tramas de desvalijamiento de las arcas públicas urdidas por miembros destacados de las instituciones centrales y locales, sino porque la Justicia forma parte de ella más o menos voluntariamente favoreciendo de distintos modos, más o menos sutiles, la impunidad.
Que las escuchas telefónicas y las grabaciones acaben siendo causa de nulidad del proceso encaminado a depurar la responsabilidad penal, sugiere la maniobra dilatoria o exculpatoria del autor del delito; delito conocido justo gracias a aquellas. Que no es tanto la falta de medios -que también- como que la propia Justicia contribuye a la impunidad de los delitos llamados de cuello duro en la medida que es implacable con los delitos llamados de bagatela, y que la razón de esta grave disfunción anida en el espíritu de buena parte de los juzgadores emboscados en el órgano colegiado que es cada tribunal (así como en parte del cuerpo fiscal) y en la grave lacra de la politización de la justicia, es una constatación constante.
Que a dos jueces (Baltasar Garzón y Elpidio Silva) instructores de delitos económicos de una tremenda envergadura como posteriormente se ha comprobado, la propia Justicia les haya apartado e inhabilitado de su carrera tampoco tiene que ver con la falta de medios y sí con un minimizar la gravedad de los ilícitos cometidos por personajes de las élites. El hecho de que la Justicia cuente con: órganos fuertemente politizados, (Tribunal Constitucional y el Consejo del Poder Judicial), una Ley de Enjuiciamiento Criminal mostrenca favorecedora de los ya privilegiados, y una sospechosa política penitenciaria que condesciende con los pocos penados que acaban en la cárcel por periodos breves, redondea la impresión generalizada en la ciudadanía de que el objetivo, no de los jueces instructores individualmente considerados sino de los juzgadores constituidos en tribunales como otra clase de poder político o ideológico, es amparar a los poderosos y a las clases sociales hegemónicas; impresión reforzada por la miserable aplicación por el gobierno del instituto del indulto, directo o encubierto, cuando sabe de un corrupto condenado.
Se habla de la opacidad de los gastos de la Casa Real, de la opacidad en la financiación de los partidos políticos, de la opacidad de los gastos de diputados y senadores, de la opacidad en el ejército y en otros ámbitos institucionales… Pero no se destaca lo turbio del aparato de la Justicia inclinado a favor de unos segmentos de sociedad en perjuicio de todos, con una manifiesta asimetría entre el trato dispensado a unos segmentos y a otros. El caso es que la impunidad acaba a menudo llegando bien por la prescripción, es decir, por el paso del tiempo de una instrucción penal excesivamente prolija, bien por toda clase de argucias leguleyas insertas en la legislación aplicable a la que los defensores recurren cuando se sientan (o no acaban nunca de sentarse por motivos aparentemente sólo garantistas) ante la justicia políticos y empresarios grandes defraudadores, grandes impostores y grandes saqueadores de dinero público.
Todo lo cual nos ofrece al final una imagen tenebrosa y patética de la Justicia española, trufada de artificios que atufan a una corrupción que se entrelaza a la mismísima columna vertebral del sistema, inficionando, viciando y falseando su pretendida naturaleza democrática, arruinando al país, enriqueciendo a unos cuantos y empobreciendo dramáticamente al resto de la población.

El Papa acorrala al arzobispo José Manuel Vidal

El Mundo

Estaba convencido de que, como siempre, los trapos sucios se iban a seguir lavando en casa. Pero, esta vez, la estrategia del ocultamiento le falló al arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, y la bomba del mayor escándalo de abusos sexuales del clero en España le estalló por sorpresa: el caso de las 12 personas, 10 religiosos y dos seglares, apartadas de sus funciones tras la intervención del Papa. De todas ellas, tres son curas, sobre los que pesa la acusación de de ser los autores de los abusos. Otros siete religiosos y dos seglares serían los encubridores.
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