FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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martes, 18 de abril de 2017

¿Es o no posible un mundo en paz?


Xavier Garí de Barbarà

[El Ciervo] Desde siempre el ser humano se ha cuestionado sobre la paz en el mundo. Probablemente, en los últimos años ha sido más recurrente porque la actualidad política mundial es cada vez más imprevisible y extremecedora. ¿Podemos dar hoy una respuesta clara a esta pregunta?: ¿es o no posible un mundo en paz?
Suele sentenciarse que la Historia de la humanidad es la historia de un cúmulo de violencias sucesivas, convertidas en batallas y guerras sanguinarias, lideradas por dictadores y tiranos que han convertido al ser humano en una especie de depredador insaciable. Pero se ignora una parte muy importante y mayoritaria de la Historia, que es la que ha trabado una larga trayectoria pacífica y pacifista, que lleva milenios desarrolándose discreta y a veces silenciosamente.··· Ver noticia 

Cuestión de principios II

Jaime Richart
El último rasgo de la mentalidad restringida a un gru­po, a un pueblo o a una comunidad es ser una condensa­ción in­teriorizada de la vida social. Difícilmente destruc­tible desde fuera y difícil de empañar desde dentro…
El caso es que, así las cosas, en la actualidad podemos dis­tinguir en España las siguientes mentalidades yuxta­puestas:
La primera es la de los “viejos conservadores” que pro­fesan a ojos vista el residual del ideario dictatorial (léase autoritarismo, militarismo, fanfarronería, confrontación, ventajismo), eso sí, actualizado, que quedó larvado entre al­tas dosis de pensamiento católico genuino hispano, adusto e intolerante. La otra mentalidad es la que irrum­pe a caba­llo de ese socialismo gradualmente rebajado que colaboró con ellos para “fabricar” la transición. La tercera es la que hace acto de presencia, dificultosamente, a lo­mos del co­munismo democrático que, desde los comien­zos y por su exigua representación parlamentaria, vino desempeñando un papel testimonial de la conciencia humanista hasta ayer.
La mentalidad de los “conservadores” es la de todos cuan­tos permaneciendo al final de la dictadura en el po­der pro­visional, elaboraron la Constitución y prepararon otras le­yes encubiertamente protectoras de sus intereses, tanto de los ya adquiridos históricamente como los usur­pados du­rante el franquismo, y cocinaron así el modelo político. De ese modo y luego a través del partido político en torno al que se organizaron, se aseguraban a sí mis­mos y a los de su clase social su estatuto privilegiado de siempre; lo que sig­nificaba que no perderían nunca de­masiado poder político ni de facto. Aquel insólito tránsito a la democracia, después de una guerra civil y de una ti­ranía de cuarenta años, no fue si no una variante de pacto social, más bien “una conce­sión” a la española, de los po­deres de facto. Un pacto que, a diferencia del habido en otros países europeos en otro tiempo entre el pueblo, la nobleza y el rey en el que estaban presentes las clases más o menos populares, en el caso es­pañol fue vertical. Pues un ministro del dictador y seis acomodados que se prestaron a ello (los padres de la Cons­titución) elegidos por él mismo, los albaceas del franquis­mo, fueron quie­nes prepararon una Constitución para que el pueblo, que sentía en su nuca la amenaza de un ejército más franquis­ta que Franco y el riesgo de un nuevo golpe militar, la re­frendase cuanto antes, y así, de prisa y corrien­do, se pa­sase página a la dictadura y tuviese lugar el cam­bio del marco político. Y así sucedió. Lo que en cierto mo­do ex­plicaría posteriormente (de no haber estado reiterada­mente amañados) el alto número de sus fieles en los pro­cesos electorales subsiguientes, más por los tics autorita­rios y de blandengue religiosidad que encierran los prin­cipios de esa mentalidad que les resultaba familiares, que por una ideología difusa, desprovista de otro contenido que no fue­sen aspavientos catolicistas y patrióticos para mejor encu­brir a lo largo de los años sus artes en el sa­queo de los cau­dales públicos.
En cuanto a la mentalidad de una parte de los recién lle­gados, los socialdemócratas españoles, podemos decir que la base de su mentalidad estaba en la adhesión in­condicional a la república. Sin embargo, pronto renuncia­ron a promover un referéndum sobre la forma de Estado y renegaron de la forma republicana de gobierno. Hasta tal el extremo eso es así, que han terminado siendo más fervoro­sos de la monarquía que los mismísimos conser­vadores postfranquistas que habían propiciado la ley de sucesión.
Y por lo que se refiere a la mentalidad de los otros re­cién llegados, los eurocomunistas, hemos decir que su protago­nismo siempre estuvo en sus llamadas a la con­ciencia social y a los derechos humanos. Pero el miserable argumento de su menor representación númerica en las urnas y por con­siguiente en las instituciones, ha bastado para ser ningu­neada por un bipartidismo virtual al que convenía eliminar a un adversario. Y eso hicieron las dos mentalidades pre­ponderantes. Nunca la escucharon ni plasmaron iniciativa suya legislativa alguna. Ni la del franquismo disfrazado, ni la de los socialdemócratas que ayudaron a abrir las puertas a lo que luego, poco a poco, se ha ido revelando como farsa democrática en buena medida por todas estas maniobras y por haber cerrado en falso la honda herida dejada por la guerra civil.
Es por todo ello por lo que, con un aggiornamiento del len­guaje de los valores universales y de la justicia social de siempre, reaccionan los espíritus de la nueva mentalidad, la “joven”; mentalidad dotada del ímpetu de quienes se saben poseedores de razones poderosas para empujar los cambios imprescindibles por todos los moti­vos expuestos, fundién­dose en lo esencial con la euroco­munista que había estado prácticamente silenciada.
  
Pero la distancia entre esas mentalidades (aparte las coin­cidencias bipartidistas apuntadas) no sólo se detecta en el parlamento y entre las distintas generaciones. Tam­bién en­tre individuos de la última generación, que du­dan. Que dudan entre adherirse a quienes exhiben incli­nación hacia los viejos valores aun desfigurados de la dictadura, o abra­zar los nuevos; “nuevos”, pero realmente muchos más vie­jos que los otros al estar fundamentados en el humanismo y en los ideales de igualdad y de justi­cia social republicanos. Dos opciones igualmente reaccio­narias, pero respondiendo la primera a la nostalgia de la vida, pública y privada, tute­lada por la religión y por la disciplina cuartelera del autori­tarismo, con el añadido ahora de ribetes pseudo democráti­cos, y la segunda, atendiendo a la vieja aspiración de hacer de la igualdad, de la justicia social y del humanismo el eje de la vida po­lítica y pública que, salvo brevísimos períodos en España, por unas causas o por otras nunca ha acabado de cuajar.
La cosa es que, no ya la ideología difusa de un partido po­lítico sino la mentalidad ultraconservadora, vuelve a impo­nerse. Vuelve a imponerse, más allá del recuento de los vo­tos y del juego de las mayorías electorales, que es otro can­tar. La consecuencia, pues, no puede ser otra que el inmovi­lismo, y recientemente una involución; un in­movilismo fus­tigado sólo por la lucidez de la joven men­talidad que inten­ta abrirse paso como savia nueva, y que denuncia una y otra vez la sentina al descubierto en cualquier rincón de la sociedad española.

Por eso la sociedad española hierve, pues aunque la en­tusiasta mentalidad del nuevo partido no se ha asentado todavía, aunque dificultosamente va reflejándose su espí­ritu en una gobernanza aún secuestrada por las usuales maniobras reaccionarias de un poder eclesiástico español que hurta las nuevas orientaciones del papa, y de quie­nes retienen el poder político hasta donde éste alcanza, en am­bos casos reforzado con argucias legales de burdo o fino encaje a cargo de las instancias judiciales. 

El crucificado y los crucificados


Fernando Bermúdez, teólogo

Cristo Campesino 1“Jesús murió como un fracasado”
“Anunció un mundo nuevo, sin ambiciones, sin discriminaciones, sin violencia”
Porque sólo el que reconoce al crucificado en los crucificados de hoy experimentará la gloria de la Vida eterna
Estamos asistiendo estos días a los desfiles procesionales conmemorando la pasión y muerte de Jesús. Es una explosión religiosa y artística. Bellas imágenes, tronos adornados de flores, tambores, música…··· Ver noticia ··

8.500 personas rescatadas del Mediterráneo en los últimos tres días


Emigrantes
Los equipos costeros han recuperado 13 cadáveres, aunque se estima que hay más.
Otros 2.000 inmigrantes han sido rescatados este domingo en el Mediterráneo Central y se recuperaron siete cadáveres de un naufragio, aunque se temen que haya más muertos, según la Guardia Costera italiana y las ONG que operan en esta zona.
La Guardia Costera, que coordina las operaciones en el Canal de Sicilia, explicó a Efe que hoy se rescataron a unos 2.000 inmigrantes en 21 operaciones, aunque el número es estimado ya que no se tienen aún datos oficiales, pues en los rescates participaron medios privados, como dos barcos mercantes que se acercaron a ayudar.··· Ver noticia 

El Papa en Vigilia Pascual: Dejemos el sepulcro y la tristeza porque ¡Cristo está vivo!


Álvaro de Juana

Papa Francisco7VATICANO, 15 Abr. (ACI).- “Vayamos a anunciar, a compartir, a descubrir que es cierto: el Señor está Vivo”. Con estas palabras el Papa Francisco animó en la Vigilia de Pascua a no quedarse encerrados en el sepulcro, sino a resucitar con Cristo, y advirtió de que si no somos capaces de hacerlo es que “no somos cristianos”.··· Ver noticia ··

La Pascua del desarme

José Arregui
José Arregui1Amiga, amigo, hoy es Pascua, que significa paso. Celebramos que todo pasa pero nada se pierde, que todo se mueve y se renueva como la luna y la primavera, que ninguna muerte es definitiva y ninguna vida está condenada, que la bondad y la vida triunfan a pesar, mejor, a través de todos los daños y muertes. Mira el laurel en flor. Escucha el canto del zorzal. Siente el pulso de los pueblos pobres.
Jesús de Nazaret es para los cristianos la imagen por excelencia de la pascua universal, porque pasó la vida haciendo el bien. Y por ello fue condenado por el Sanedrín judío y crucificado por el poder romano, pero por eso mismo confesamos que resucitó: por la vida buena y eterna que vivió. La fe en la resurrección de Jesús no proclama que sucedieran milagros sobrenaturales, tumba vacía y apariciones físicas, sino que la vida de Jesús, su rebeldía pacífica, su fe en el futuro, su bondad feliz no quedaron sepultadas bajo una losa fría. Y que todo paso hacia el bien, por pequeño que sea y no exento de equívocos, también es pascua de la vida, como la de Jesús.
Por eso saludo como signo pascual el desarme de ETA –unilateral, definitivo y sin contrapartidas–, que tuvo lugar el pasado sábado 8 de abril en Bayona (País Vasco francés). Claro que una verdadera Pascua del desarme exigiría muchos más pasos y desarmes infinitamente más importantes –ante todo y sobre todo el desarme del Pentágono, de Rusia y de China, los más poderosos, y el desarme de los poderes económico-financieros, los más asesinos y terroristas, como afirma el papa Francisco–, pero saludo y celebro el desarme de ETA como una llamita pascual. Por eso estuve en Bayona el 8 de abril. La luna de la Pascua estaba creciendo.
Estuve en Bayona porque llevaba más de 40 años soñando que sucediera y temiendo que nunca lo fuera a conocer. Por fin iba a suceder, y había que estar allí. He estado en muchas manifestaciones contra ETA: ¿cómo no participar en esta última manifestación, celebrando su desarme final? Estuve allí conteniendo el aliento hasta el último momento, porque parecían ser muchos y fuertes quienes se resistían a que el desarme se diera, al menos de esa forma. Pero el hecho era más importante que la forma, más importante que los motivos íntimos que cada uno llevara, más importante que los legítimos proyectos políticos que cada uno persiga.
Estuve en Bayona para recordar con pena a las víctimas de la violencia injusta de connotación política desde 1960, a todas y cada una de ellas: 837 asesinados por ETA y grupos derivados, 167 asesinados desde 1960 –fuera de enfrentamientos armados– por las Fuerzas de Seguridad del Estado español y por fuerzas paramilitares. Cada víctima es única. Cada una de ellas sin excepción, cada familia y cada persona que aún sigue herida merece reconocimiento, reparación, cuidado. Cada una me pide ponerme en su lugar.
Estuve en Bayona para mostrar mi gratitud a todas las personas y organizaciones que han hecho posible que llegara ese día, a todos los “artesanos de la paz” que arriesgaron y no desistieron ni en los peores momentos, a Jesús Egiguren y Arnaldo Otegi y Pello Rubio (el anfitrión del caserío Txillarre, Elgoibar), a Jonan Fernández y tantos otros, a los mediadores internacionales, al arzobispo de Bolonia Matteo Zuppi. Me hubiera gustado agradecer a los obispos vascos, pero todos ellos se han sentido ajenos y han estado ausentes de esta pascua del desarme: grave y lamentable ausencia.
También estuve en Bayona porque no comparto el esquema de vencedores y vencidos al que muchos siguen aferrados. Es un lenguaje de guerra, y a la guerra se va a matar. ¿No adoptan peligrosamente la lógica militar de ETA? La guerra es la mayor derrota. Y quienes repiten que “ETA ha fracasado” ¿acaso sugieren que hubiese sido legítima la guerra de ETA si no hubiese fracasado? La guerra es el mayor fracaso.
Estuve en Bayona, por fin, porque aún quedan muchas heridas que curar, mucha paz y convivencia que construir, muchas tumbas y cárceles que vaciar. Quedan muchas palabras, actitudes, leyes, banderas y patrias que desarmar. Queda mucha vida buena y feliz que resucitar como la vida de Jesús, y esa Pascua no será sin nosotros.
José Arregi
(Publicado el 16 de abril de 2017 en DEIA y en los Diarios del Grupo NOTICIAS)