FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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miércoles, 9 de diciembre de 2020

Ha fallecido Dionisio Pacheco Aldea


 Dionisio Pacheco, salesiano sacerdote, fallecía en Dondo (Angola) el 7 de diciembre de 2020 a los 73 años. Será enterrado en el país africano el miércoles 9 de diciembre.

Ya en 1961 marchaba a misiones, donde continuó su formación inicial en Centroamérica y desempeñó su labor educativo pastoral. En 2002 regresó a Madrid para estar cerca de su madre. De 2005 a 2010 animó la formación de misioneros en el Dicasterio de Misiones en Roma. Regresó a España donde en la Procura de Misiones fue administrador y el encargado de animar el museo misionero.

Fue en 2017 cuando Filiberto Rodríguez le propone volver a misiones, en concreto a Angola, porque se necesitaban salesianos de cierta edad como testimonio de salesianos adultos y con 70 años marchó de nuevo a misiones.

María, Inmaculada y Auxiliadora, haga de madre para él. Descanse en la paz del Señor. Y nos bendiga con vocaciones llenas de espíritu misionero como el de Dionisio.

Sobre Dionisio Pacheco.


Lo cotidiano, la fantasía y el carisma

LEONARDO BOFF

Boff

Nosotros venimos del útero común de donde vinieron todas las cosas, de la Energía de Fondo, de aquel océano sin orillas, del big bang, del bosón de Higgs que originó el topquark, el ladrillo material más primordial del edificio cósmico, pasando por todas las fases de la evolución hasta llegar al computador actual y la inteligencia artificial. Y somos hijos e hijas de la Tierra, o mejor, somos la Tierra que anda y danza, que tiembla de emoción y piensa, que quiere y ama, que se extasía y adora al Ser que hace ser a todos los seres.

Todas estas cosas estuvieron primero en el universo, se condensaron en nuestra galaxia, adquirieron forma en nuestro sistema solar e irrumpieron concretas en nuestra Tierra, gran madre, generadora de vida.

El principio cosmogénico, es decir, aquellas energías directoras que conducen llenas de propósito todo el proceso evolutivo, obedecen a la dinámica siguiente, tan bien estudiada por Ilya Prigogine y Edgar Morin: orden, desorden, relación, nuevo orden, nuevo desorden nuevamente relación y así siempre de nuevo.

Mediante esa lógica se crean siempre más complejidades y diferenciaciones; en la misma proporción se van creando interioridad y

subjetividad en todos los seres hasta alcanzar su expresión lúcida y consciente en la mente humana. Sólo puede estar en nosotros lo que estaba antes en el universo, aun en gestación.

Simultáneamente y también en la misma proporción se va gestando el tejido de relaciones, de intercambios y de interdependencias de todos con todos (tesis básica de la física cuántica de Bohr/Heisenberg) que funciona como un ritornello en las encíclicas del Papa Francisco Laudato si (2015) e Fratelli tutti (2020). Todo está relacionado con todo en todos los momentos y en todas las situaciones. Diferenciación/interioridad/relación es la trinidad cósmica que preside el funcionamiento del universo. Lo normal del universo no es la permanencia sino el cambio.

Como fruto del tejido de relaciones, reciprocidades y simbiosis existentes en todo, en la Tierra y en nosotros mismos, emerge un nuevo orden que, a su vez, va a seguir la misma trayectoria de desorden, relación y nuevo orden. Mientras estemos vivos estamos siempre en una situación de no-equilibrio en búsqueda continua de adaptaciones que generen un nuevo equilibrio. Cuanto más nos acerquemos al equilibrio total más próximos estamos de la muerte. La muerte es la fijación del equilibrio y el fin del proceso cosmogénico. O su paso hacia otro tipo de nivel, que demanda un nuevo tipo de reflexión.

¿Cómo se manifiesta esta estructura concretamente en nuestra vida? Primeramente en lo cotidiano y en lo prosaico. Cada cual los vive a su manera, que comienza con el aseo personal, cómo se viste, cómo toma su café, cómo echa una ojeada al periódico o escucha las primeras noticias por la tv o por la radio, cómo busca su felicidad y cómo se enfrenta a la tarea de la vida mediante el trabajo.

Lo cotidiano es rutinario, gris y con escasas novedades. La mayoría de la humanidad vive restringida a lo cotidiano con el anonimato que implica. Algunos son conocidos por primera vez cuando mueren, pues el anuncio puede aparecer en el periódico, si aparece. Es la trayectoria normal de las personas.

Pero los seres humanos también están habitados por la imaginación, llamada por algunos “la loca de la casa”. Ella rompe las barreras de lo cotidiano, permite lo poético y da saltos. La imaginación es por esencia inventiva; es el reino de las probabilidades y posibilidades, de por sí infinitas. Imaginamos nueva vida, nueva casa, nuevo trabajo, nuevos placeres, nuevas relaciones, nuevo amor.

Es de la sabiduría de cada uno articular lo cotidiano con lo imaginario y construir cierto equilibrio en la vida. Si alguien se entrega sólo a lo imaginario, puede estar haciendo un viaje, volar como un águila por las nubes olvidado de la Tierra y, en el límite, puede acabar en una clínica psiquiátrica.

Puede también sepultarse en la rutina de lo cotidiano y de lo prosaico, quedando como una gallina, ciscando o con vuelo rastrero. Entonces se muestra pesado, poco interesante y aburrido.

Cuando alguien, sin embargo, sabe abrirse al dinamismo de lo imaginario y a las oportunidades escondidas en lo cotidiano, vivificándolo con un toque de lo imaginario, su vida se hace una construcción continua y se vuelve una jornada interesante. El efecto pronto se hace notar: empieza sin darse cuenta a irradiar una rara energía interior. De él sale una fuerza misteriosa que se comunica a los otros.

A esta fuerza la llamamos carisma. Ella es la energía cósmica que vitaliza y rejuvenece todo, la fuerza que hace atraer a las personas y fascinar a los espíritus.

¿Quiénes son carismáticos? Todos. A nadie le es negada la fuerza cosmogénica que mueve, en palabras de Dante, el cielo y todas las estrellas. Por eso la vida de cada uno está llamada a brillar y no a permanecer apagada. Cada cual es desafiado a despertar el carisma escondido en él o en ella.

Pero hay carismáticos y carismáticos. Hay alguno en los cuales esta fuerza de irradiación implosiona y explosiona. Es como una luz en la noche oscura. Puede ser débil pero basta para mostrar el camino.

Se puede hacer desfilar a todos los obispos y cardenales ante los fieles reunidos en un salón, puede haber figuras notables en varios campos de la vida, la mirada de todos se fija en Dom Hélder Câmara. Porque él es carismático. La figura es minúscula. Parece el siervo sufriente sin belleza ni ornamento, pero de él sale una fuerza de ternura unida al vigor que se impone a todos.

Muchos pueden hablar y hay buenos oradores que atraen la atención. Pero dejen hablar a dom Hélder. Su voz empieza bajito, pero de repente es tomado por una fuerza mayor que él. Hay tanta energía y tanto convencimiento que las personas quedan boquiabiertas. Él, pequeño, frágil y débil, parece un gigante.

Algo parecido pasa con Lula. Déjenlo subir al estrado delante de las multitudes. Empieza hablando bajo, asume un tono narrativo, va buscando la mejor vía para la comunicación. Y lentamente adquiere fuerza, las conexiones sorprendentes irrumpen, la argumentación gana su ensamblaje seguro, el volumen de su voz sube, sus ojos se incendian, los gestos ondulan su discurso, en un momento todo su cuerpo es comunicación y comunión con la multitud, que de barullenta pasa a silenciosa y en un momento culminante irrumpe en gritos y aplausos de aprobación.

Es el carisma haciendo su adviento en el político Luiz Inácio Lula da Silva, el emigrante nordestino, el líder sindical, el fundador del Partido de los Trabajadores, el presidente que insertó a millones de personas en la sociedad e hizo que muchos que estuvieron siempre excluidos desde hace 500 años, sintiesen el gusto de ser considerados gente. Las oligarquías jamás admitieron, ni ayer ni hoy, que alguien del piso de abajo subiera al piso de arriba. Hicieron de todo hasta, con razones ridículas, meterlo en la cárcel durante más de 500 días. El carisma le dio fuerzas para soportar todo y salir más fuerte de lo que entró. No se apaga una estrella que surgió un día.

No sin razón Max Weber, el gran estudioso del carisma, lo llamó estado naciente. El carisma está siempre en estado de nacimiento y suscita energía en las personas que lo rodean. La función del carismático es la de ser partero del carisma presente en las personas. Su misión no es dominarlas con su brillo, ni seducirlas para que lo sigan ciegamente, sino despertarlas del letargo de lo cotidiano y descubrir la fuerza creadora de la fantasía. Y, despiertas, percibir que lo cotidiano en su trivialidad guarda secretos, novedades, energías ocultas que siempre pueden despertar y conferir un renovado sentido y brillo a la vida, a nuestro corto paso por este planeta.

Somos todo eso, seres complejos y contradictorios, históricos y utópicos, prosaicos y poéticos, en fin, una expresión de la Energía Creadora (Bergson) que en nosotros se hace consciente hasta el punto de identificar a Aquel Ser que subyace a todas las cosas y que sustenta al universo entero y a nosotros mismos.

*Leonardo Boff es autor de El despertar del águila: lo simbólico y lo diabólico en la construcción de la realidad, Trotta 2000.

Traducción de Mª José Gavito Milano

De Vacaciones en Paz a la guerra: así viven las familias españolas de acogida lo que pasa en el Sahara

 


Miguel Muñoz

Cuarto Poder

Desde 1979, cerca de 100.000 niños y niñas saharauis han pasado el verano en nuestro país. Muchos, ya mayores de edad, ahora están en el frente o en formación militar
“Hermana, me voy al frente”, le dijo Baba a Carolina García cuando el Frente Polisario declaró la guerra tras la violación del alto al fuego por parte de Marruecos
“Tengo esa contradicción, siendo pacifista, creo que la guerra no es la solución pero es la única vía que han dejado desde la comunidad internacional”
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La ruta mortal a Canarias: “Preferí jugarme la vida en el mar a seguir sufriendo en África”

 

Santiago F. Reviejo @sreviejo

Público

Inmigrantes3

Alhagie Yerro, un joven de Gambia que tardó cuatro días en llegar a Tenerife desde Mauritania en una barca cargada con 78 personas, relata su terrible travesía en la que es la segunda ruta migratoria más mortífera del mundo con 263 fallecidos este año
Eso es lo que estamos viviendo en los últimos tiempos en nuestro país. Nosotros vamos a seguir combatiéndolo, y para seguir adelante con nuestro trabajo, necesitamos tu apoyo.
La ruta migratoria que lleva a Canarias es la segunda más mortífera del mundo, tras la del Mediterráneo central (Libia), según la OIM (Organización Internacional para las Migraciones), organización de la ONU. Este año ya han muerto 263 personas en una travesía que desde las costas de África puede llevar varios días, más de una semana incluso, a bordo de rudimentarias barcas de pesca repletas de migrantes.
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Venezuela. Un rotundo éxito del pueblo

 Hedelberto López Blanch

Resumen Latinoamericano

venezuela

De rotunda puede catalogarse la victoria parlamentaria obtenida por el pueblo venezolano que se cansó de sufrir los desmanes cometidos durante cinco años por una Asamblea Nacional derechista en desacato cuyos hilos fueron dirigidos desde Estados Unidos.
El pueblo salió a votar en las urnas en apoyo soberano al líder histórico de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías y a su legítimo presidente Nicolás Maduro quien había anunciado que si la Asamblea Nacional volvía a caer en manos de la ultraderecha, abandonaría su cargo.
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José María Castillo: “Jesús no quiso templos, ni despachos, ni casas de retiro, Jesús iba por las calles a encontrarse con la gente”

 

Religión Digital

Castillo2El teólogo presenta ‘La religión de Jesús 2021′, editado por Descleé
“El templo delimita a Dios en un lugar determinado, mientras que Jesús es la presencia de Dios en la vida, en toda la vida. Estés donde estés, hagas lo que hagas”
“Esto no se puede cambiar de la noche a la mañana con un decreto, tiene que ser la vida. Y el Papa Francisco, donde se palpa que está a gusto es en la vida. En el templo, cumple lo indispensable, pero a él lo que le gusta es ir por la calle, entrar en una tienda, visitar a un enfermo, hablar con la gente…”
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NOSOTROS, LOS SERES HUMANOS


col munarriz

 

Ya en los últimos compases de la evolución, sucedió que unos primates genéticamente esclavos de sus instintos, adquirieron la capacidad de sofocarlos y supeditarlos a la razón. También sucedió que aquel mundo de individuos egoístas, donde los conceptos de bien y de mal carecían de sentido, dio paso a un mundo de seres capaces de amar y compadecer, capaces del arte y capaces de Dios. Y la pregunta es... ¿de dónde le viene al ser humano su bagaje intelectual, espiritual y moral?

Desde la ciencia se afirma que fue la coevolución entre el cerebro —cada vez más grande— y las relaciones sociales —cada vez más complejas— la que propició el salto ontológico que media entre un animal irracional y un ser humano. Y la cosa debió ocurrir más o menos así, pero tuvo que haber algo más, pues la escala ontológica es como la ladera de una montaña, en la que una piedra solo puede ir hacia abajo y nunca remontarse hacia arriba. Un ser humano puede descender en esta escala si pierde la razón y deviene en “irracional”, o si muere y se convierte en materia inerte, pero nadie ha sido capaz de dotar de vida a un objeto inanimado ni de razón a un ser irracional.

Desde la lógica metafísica podemos afirmar que para que algo exista en el mundo —como libertad, tolerancia o amor— tiene que haber un “principio de su existencia”, y claro, si no lo encontramos dentro del mundo tendremos que buscarlo fuera. Dentro no lo hemos encontrado, pues sabemos por experiencia que ninguna realidad ontológica —ninguna “forma de ser” (inerte, viva o consciente)— puede tener el principio de su existencia en otra inferior, lo que nos sitúa ante la acción de una causa eficiente ajena a nosotros e inasequible a nuestro entendimiento.

La película “2001, odisea en el espacio” de Stanley Kubrick (quien manifiesta no creer en Dios), narra la historia de la evolución humana a lo largo de varios millones de años, y lo curioso es que imagina esa evolución dirigida por algún tipo de fuerza o inteligencia indeterminada representada por un monolito negro. El monolito aparece en los momentos clave de la evolución, cuando el cambio es sustancial, y en cierto modo expresa lo que aquí estamos planteando. Y es que —al parecer— a Kubrick le ocurría lo mismo que a nosotros: que le resultaba muy difícil imaginar un mecanismo evolutivo capaz de convertir un animal irracional esclavo de sus instintos, en un ser humano libre y consciente.

La lógica por tanto invita a pensar que al principio tuvo que haber una mente a la que le resultasen familiares la materia, la vida y la psique, y que planificase el proceso para que fuesen surgiendo sucesivamente. Es más, es posible que este proceso no haya concluido, aunque desde nuestra perspectiva de personas humanas no podamos concebir siquiera nuevos atributos que hoy no existen y que pueden existir en el futuro. Stanley Kubrick termina su película con la imagen de un niño raro que se supone un nuevo hito en la escala evolutiva, pero lógicamente se queda en el símbolo y no va más allá.

¿Y qué dice la religión?

Hace tres mil años el cronista bíblico lo tenía muy claro: «Modeló Yahvé al hombre de la arcilla, y sopló en su rostro aliento de vida». Desde nuestra cultura cientifista, desdeñamos su interpretación porque nos consta que no sabía nada de cosmología, selección natural ni genética, pero quizás nos convendría hacer un pequeño esfuerzo por comprenderle. Nuestro cuerpo y nuestro cerebro proceden del barro, pero es evidente que somos más que barro. El cronista expresa este plus con una imagen preciosa: “el soplo de Dios; el espíritu de Dios”. Y desde esta imagen se puede comprender por qué amamos, por qué compadecemos, por qué sabemos distinguir entre el bien y el mal, por qué nos estremecemos con la música… y es porque venían con el soplo de Dios. Dios nos ha trasmitido su espíritu, y su espíritu es amor, inteligencia, libertad, belleza...

 

UNA MUJER DEL PUEBLO. FRANCISCA MORALES "PANCHITA"

 

col jesus herrero

Francisca Morales fue una religiosa de la Congregación del Amor Misericordioso. Sus amigas y amigos la llamaban cariñosamente “Panchita”.

Fue profesora de castellano y descubrió su vocación religiosa a la edad de 23 años. Panchita tenía un carácter firme y procuraba que su mirada crítica fuera siempre argumentada y enraizada en el carácter profético del Evangelio de Jesús.

En 1967 su congregación abrió una casa en Pudahuel una de las zonas populares de Santiago de Chile. Allí en ese entonces no había curas y, junto a otra hermana y compañera, se hicieron presentes y servidoras de la gente. Antes de partir, el obispo Fernando Ariztía les dijo: “No hagan nada más que escuchar y aprender”. Al principio salían a trabajar para ganarse el puchero, pero lo primero era conocer a la gente, hacerse pobladoras con ellos. Crearon lazos de amistad, fueron teniendo compadres y comadres y se metieron en el tejido de la vida del pueblo.

Decía que “Vivir entre los pobres me devolvió mucho de la humanidad que estaba en riesgo de perder con la institución, me dio una libertad evangélica, me hizo más humilde, más sencilla, reconociendo mi fragilidad sin la protección del hábito y empecé una vida de consagración muy entusiasmante”.

Panchita junto a otras religiosas valientes como fueron Elena Chaín y Blanca Rengifo, impulsaron las “Ollas comunes” durante la dictadura militar-empresarial a partir de 1973, uniéndose también a la lucha de resistencia a la represión y por el retorno a la democracia.

Para ella los más humildes “tienen mucha intuición del Evangelio, quizás no lo han estudiado pero viven mucho el amor y la solidaridad, sin esperar recompensas. En la escuela de los pobres descubrí profundamente mi vocación. Eso ha sido una riqueza enorme para mi vida entera”.

Panchita había estudiado teología pero nunca se tituló porque, en su identificación con los sectores populares y sus luchas, creía que “Una va haciendo teología al reflexionar sobre la propia vida y la vida de la Iglesia de base y va articulando cosas casi sin darse cuenta, que es una manera distinta de hacer teología”

Mantuvo un fuerte compromiso con los Derechos Humanos y compartió con religiosos del mundo popular como el “Flaco” Ronaldo Muñoz, ss.cc. y Esteban Gumucio ss.cc. en la Población La Granja.

En una de sus últimas entrevistas Panchita, señaló: “Si tú lees los evangelios te encuentras con un Jesús muy misericordioso pero terriblemente fustigador de la hipocresía de los que dicen hacer las cosas bien y las hacen mal. La sociedad de ahora, la sociedad capitalista, es una sociedad que no sólo tiene víctimas de pobreza sino que excluye del mundo de los que significan y valen, a un montón de gente. Quedan en la exclusión, y esa es la manera más tremenda de ser pobre porque estrujan la vida del pobre y les da lo mismo… te fijas”.

Siempre vivió en alguna población de las periferias de Santiago y a sus ochenta años, seguía saliendo y volviendo pasadas las 11 de la noche a su hogar en la congregación Amor Misericordioso. Hasta esa hora compartía en las reuniones del grupo de Alcohólicos Anónimos de la calle Amengual, “una escuela de humildad y espiritualidad muy profunda”, decía ella.

En sus últimos años colaboraba con el Departamento de Justicia, Paz y Ecología de la Conferre y era también integrante de Amerindia, un grupo comprometido con la construcción de una nueva realidad social en América Latina.

Murió el 27 de Abril de 2020 y fue despedida por cientos de personas agradecidas por su vida comprometida con los pobres y la justicia.

ENTREVISTA CON EL SACERDOTE 'YOUTUBER', CON MÁS DE UN MILLÓN DE SEGUIDORES

RELIGIÓN DIGITAL

col bastante

Es uno de los curas con más seguidores en las redes sociales del mundo. Hace poco, alcanzó el millón de seguidores en Youtube. Uno de nuestros grandes 'influencers' que, sin embargo, sufre el azote de los 'haters' que se dicen católicos. Dani Pajuelo vive con resignación y esperanza el odio, pero no ceja en su empeño.

"Queda mucho camino para que haya libertad dentro de la Iglesia para hablar, madurar, gestar una Iglesia de comunión que sea acogedora con otras realidades", afirma el sacerdote marianista en esta entrevista con RD en la que lamenta que "una evangelización de burbuja es contraproducente, no invita a reconocer la fe cristiana" y acaba "expulsando a los de fuera".

Enamorado del Papa Francisco, Pajuelo muestra su preocupación por la "continua identificación de la derecha con la iglesia católica, que es una injusticia para el Evangelio. El Evangelio no se puede identificar con una opción política, porque sería ideologizarlo. En España se merma, se reduce a ideología...". Hablamos con él.

¿Eres el cura español con más seguidores en las redes sociales, no?

En España creo que sí, en Latinoamérica hay dos o tres que superan el millón de seguidores.

¿A qué se debe el éxito?

Mucho trabajo, constancia, tener claras algunas cosas del mundo digital. Yo entré muy joven en la congregación, con una inquietud muy fuerte por internet. Estudié Ingeniería Informática, y la congregación me ha dado siempre alas. Llevo desde hace 4 años, con frutos sorprendentes. No me esperaba esta proyección.

No siempre con aplausos de todos, ¿no?

Sí. Esto te trae aplausos y odio, casi más visible el odio. Por desgracia, el odio al principio venía del mundo más hostil a la Iglesia, pero con el tiempo, el hater que ha crecido es el de dentro de la Iglesia. No el institucional, pero dentro de la Iglesia hay gente que no comprende que un sacerdote no vaya de sotana todo el día y esté celebrando misas todo el tiempo.

-Esa vieja concepción de que el católico solo puede serlo de una determinada manera...

Es un grave error que el Papa Francisco nos está diciendo siempre. No se acaba de entender ni la crítica al clericalismo o al proselitismo, porque lo tenemos muy metido dentro, y nos cuesta mucho estar de otra manera evangelizando, reconociendo la bondad, la verdad y la belleza que hay en gente atea o de otras religiones. Durante mucho tiempo, la Iglesia ha sido la Voz, y ahora es una de las voces, y no nos acabamos de situar... A veces me encuentro críticas muy injustas del tipo ‘Ahora que tienes un millón de seguidores, es el momento de que hables de la verdad…’ como si lo que hubiera hecho hasta ahora hubiera sido escalar o mentir. Llevo evangelizando desde el testimonio desde siempre, con la imagen de hospital de campaña, hacer de la Iglesia lugar de encuentro. Eso es lo que quiere ser mi canal de youtube, donde se pueden sanar heridas, conocerse, donde alguno puede preguntar de dónde sale lo que hacemos...

-¿Cómo crees que tiene que ser la evangelización en redes?

Tengo claro que inundar con mensajes religiosos, saturar la red, es expulsar a los de fuera. Una evangelización de burbuja es contraproducente, no invita a reconocer la fe cristiana. La categoría es la del testimonio, tener una presencia encarnada. Si eres padre de familia, obrero o emprendedor, es importante que se vea. Lo más importante es la honestidad, No pasa nada porque un católico cuestione cosas, con respeto y apertura. Lo complicado de las redes es la gestión del odio, sobre todo de fuentes anónimas. Esto por desgracia, en el mundo católico está al orden del día. Puedes olisquear qué personas están detrás.... Eso te da rabia, dan ganas de responder...A mí me ha ayudado mucho tener una comunidad. Solo un hermano de los siete que somos tiene Twitter, no son fans de lo digital, pero con ellos rezo, comparto, tenemos un proyecto de vida común. Pero hay haters con mucha crueldad, y eso inhibe el testimonio, que es lo importante, y no tanto las vírgenes que comparto en mi perfil, o las frases del Papa... eso puede estar muy bien, pero es confundir proselitismo y testimonio. Y luego hay que estar en el medio como el medio requiere estar: no puedes hacer un vídeo en YouTube como si fuera para los documéntales de La 2. Cada red social tiene sus riesgos, oportunidades y lenguajes. Tienes que empaparte. A veces en el mundo católico tenemos orgullo de tener el mejor contenido, que es Jesucristo, y parece que ya está.

-Contamos con la ventaja de que el mensaje se adapta a cualquier realidad, en cualquier lugar del mundo y de la historia.... Pero una cosa es que la materia prima sea buena, pero hay que hacerlo vida...

Exacto. y hay que encarnarlo en el propio medio, y en su lenguaje. He aprendido de influencias del mundo de los videojuegos el humor, estar con humor. Algunos cardenales que me siguen deben pensar que se me ha ido la pinza, pero nos permite rebajar la tensión. Y me permite conectar con el público joven.

-¿Se aprende mucho de esos influencias que no tienen nada que ver con el mundo católico?

Muchísimo. Se me pone la piel de gallina. En mi cuenta de Instagram, las stories las puedes destacar en burbujas, hay algunas que se llaman ‘Frutos’. Es una pasada cómo cae el corazón que menos te esperas el trabajo que haces. Cuando pienso en la persona a la que me dirijo (19-35 años), que está herida por la Iglesia, que le ha hecho daño, que tiene un corazón justo que busca la verdad, que le atrae Jesús pero no puede con el pack de la iglesia... intento escucharlas. El feed back que más me llega es de personas ateas, agnósticas o muy heridas. Muchos empiezan diciendo ‘Dani soy ateo, pero...’. Me ven como alguien normal.

Yo sueño una iglesia con menos poder, que acepta que no tiene capacidad de influir con los poderes del mundo, que ha renunciado a esa estrategia de poder, y la separa de la evangelización, yo creo que eso nos devolvería a la esencia del Evangelio

-Esa palabra es la clave, ‘Ser normales’. Nos han educado durante tantos años a una Iglesia de superhéroes que solo podían dar ejemplo y obedecer...

Tengo un anti testimonio de cuando era joven postulante. Estábamos lavando los platos y un sacerdote joven no lo hacía. Le dijimos que los lavara, y nos dio un speech sobre la dignidad sacerdotal. Se me quedó grabado como antitestimonio, me di cuenta del potencial daño que ese discurso hace a la Iglesia, porque eleva a una categoría unas personas que somos como todos, y que deberíamos lavar más platos que nadie, porque ostentamos un puesto de liderazgo y responsabilidad en la comunidad.

-El Evangelio es comunicación fundamentalmente. Nuestra misión también es saber comunicar la Buena Noticia. Ese diagnóstico que haces no se lo han hecho todavía: hemos perdido las generaciones que vienen, y cada vez es más difícil entrar, a no  ser que sea a través de las familias y la educación. ¿Cómo ves el presente y el futuro de la Iglesia en España? Tenemos la suerte de contar con un papa como Francisco, ha abierto el juego, hay temas de los que se puede hablar, no siempre se tocan los mismos temas... Gente se siente concernida con lo que se está hablando. Y sin embargo, en medio hay un vacío excepcional, que estamos más preocupados por la ley, por la vestimenta del cura y no lavando los platos. ¿Qué soluciones hay para esto?

La pregunta del millón. Por un lado, soy realista y debo aceptar que en la iglesia conviven dos corrientes desde el Concilio de Jerusalén: los que pensaban que hay que circuncidarse porque sí, y los que creen que Jesús es superior a la ley. En la Iglesia conviven esas dos tensiones, la misericordia y la justicia. En el interior de la Iglesia ese conflicto está exacerbado. Francisco lo único que ha hecho, como buen profeta, es provocar que salga a la luz eso que ya estaba. Ahora las tensiones han florecido, y podemos hablar de ellas sin estar fuera.  Pero creo que queda mucho camino para que haya libertad dentro de la Iglesia para hablar, madurar, gestar una Iglesia de comunión que sea acogedora con otras realidades.

Nos queda sufrir mucho en el interior de la iglesia hasta que se purifiquen algunas cosas. Eso se suma al contexto social: a mí lo que más me preocupa es la continua identificación de la derecha con la iglesia católica, que es una injusticia para el Evangelio. El Evangelio no se puede identificar con una opción política, porque sería ideologizarlo. En España se merma, se reduce a ideología...

-Seguimos siendo un país de clericales y anticlericales

Claro, es que es muy cansino... Esta gente dice que vive el Evangelio. pero lo que te encuentras es que a menudo utilizan el nombre de Dios y de la religión para ganar votos, o defender un constructo ideológico que choca con muchas cosas de Jesús, y esas no las quieren, las tapan. Francisco has sacado muchas cosas a la luz. La Evangelii Gaudium: la leí y me eché a llorar, porque sentí que volvía a leer el Evangelio por primera vez. Esto tiene una frescura espectacular. Tenemos un tema pendiente: la Iglesia saca un documento y pensamos que todos lo leen, pero no es así.

A lo que nos empuja el contexto es a eso o a andar en continuos guetos, bien amurallados, que quede bien claro que quien está adentro acepta ese pack, vota a estas personas...

-Además tenemos a un Papa que se le entiende perfectamente... ¿Qué futuro ves en la Iglesia?

Sobre el futuro de la Iglesia, no tengo nada claro. Yo sueño una iglesia con menos poder, que acepta que no tiene capacidad de influir con los poderes del mundo, que ha renunciado a esa estrategia de poder, y la separa de la evangelización, yo creo que eso nos devolvería a la esencia del Evangelio. Una Iglesia de pequeñas comunidades, más que de grandes escenificaciones de poder y prestigio. A lo que nos empuja el contexto es a eso o a andar en continuos guettos, bien amurallados, que quede bien claro que quien está adentro acepta ese pack, vota a estas personas... Mientras tanto, en paralelo,  hay una historia de santidad, de muchos desconocidos, Dios va escribiendo una historia bastante humilde, y eso está ahí. Hay un nivel de testimonio evangélico enorme, pero requiere una mirada distinta para percibirlo. Y me gustaría contribuir a educar la mirada de fe. Para mí la mirada de fe en un ateo, es enseñar a ver lo bueno, verdadero que hay en cada persona, porque hay está Dios.

- Formas parte de un grupo de tuiteros, de gente que trabaja el Evangelio en las redes, que se llama Misión, y que lanzáis unos nuevos cursos

Se llama Conecta iMisión. Hace unos años conocí a Xiskya Valladares, en un momento en que la estaban linchando. Nos dimos cuenta de que había que ayudar a los católicos a estar de otra manera en las redes. Hemos hecho un montón de cosas: tres congresos, jornadas de formación... y queremos llegar a formación a distancia. En esta tercera edición, hemos conseguido una formación modular que puede cursar cualquier momento, a un precio muy cómodo. Con un plan a tres años, con un plantel de profesores muy variado. Gente que tiene nuestro sello, que ve la evangelización digital como un testimonio, y con profesionalidad. Vamos a enseñar a pensar a niveles de marketing y lenguaje de la red, qué es lo que funciona, qué es lo que no, cómo llegas al público que quieres... qué es y qué no es un fruto cuando trabajas en red, como gestionas el odio. Casos prácticos de éxito... Este año enseñaremos cómo evangelizar en YouTube, en Instagram, en Tik Tok (que es una frontera muy nueva), y el de Facebook.

También, el tema del Fundraising, los proyectos son buenos pero se tienen que sostener, crear empleo, criterios éticos. La evangelización no tiene por qué ser deficitaria, puede autosostenerse.

DE NUEVO ES ADVIENTO

 www.josearregi.com

col arregi

De nuevo es Adviento, y suenan como nuevas las profecías escritas por Isaías hace 2700 años, que se dice fácil: No alzarán la espada pueblo contra pueblo, no se prepararán para la guerra (Is 2,4). Brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz (Is 11,1). Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos, el niño de pecho jugará junto al escondrijo de la serpiente (Is 11,6-8). El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y borrará de la Tierra el oprobio de todos los pueblos (Is 25,8).

De nuevo es Adviento, y no es menor la emoción –un poco más afligida, eso sí, viendo en el mundo lo que vemos– cuando desde el fondo de los siglos y de los milenios, desde el corazón de la humanidad y de todos los vivientes con todas sus pandemias, nos llegan de nuevo los ecos de esas y otras profecías mesiánicas, cuando cada domingo encendemos un nuevo cirio junto a las hojas verdes, cuando volvemos a entonar los cánticos de siempre, cuando cada día, mañana y noche, vuelvo a mi mantra preferido: Maranatha (“Ven, Señor”). Eso significa Adviento (en latín) o Parusía (en griego): Venida. Un substantivo y, sobre todo, un verbo conjugado en todos los tiempos: Vino, Ven, Viene, Vendrá, más allá del tiempo que marcan nuestros relojes exactos.

Sí, pero ¿quién es el sujeto de este Adviento? ¿Quién o qué vino, viene, vendrá? Hay muchas formas de decirlo.

Allá por el año 28 de nuestra era que llamamos “cristiana”, por las aldeas campesinas cerca del lago de Galilea, entonces provincia romana de Palestina, un joven profeta llamado Jesús, natural de Nazaret, lo dijo a su manera: “Mujeres y hombres ahogados por las deudas y el hambre, atormentados por la enfermedad y las pandemias, sometidos por el Imperio y el Sanedrín, ¡alegraos! Dichosos vosotros, bienaventurados, porque viene Dios, porque llega vuestra liberación”.

Pero no vino nadie y todo siguió igual, salvo un grupito de hombres y mujeres en cuyo corazón había prendido la esperanza palpitante, y salvo Jesús que fue detenido, sumariamente juzgado y cruelmente crucificado. Uno más. Y así hasta hoy. Siguen llegando cayucos, miles de inmigrantes se hacinan en condiciones deplorables en el muelle de Arguineguín (Islas Canarias), y la jueza considera que no se ha cometido con ellos ningún delito y archiva el caso. Será la jueza o será la ley y será legal, pero no es la justicia que esperamos.

¿Y de qué sirve la esperanza? La esperanza transforma el luto en Adviento, como sucedió en unos pocos seguidores de Jesús, y no necesitaron para ello más milagro que el aliento que cura la memoria y empuja la vida, como transforma la hoja que cae. “El mártir Jesús no ha quedado en la tumba –dijeron María de Magdala primero y Pedro después–, sino que su descenso al infierno de la historia ha sido la ascensión a la Fuente de la Vida, como está escrito de todos los mártires en nuestras escrituras inspiradas”. Así lo creo también yo.

En coherencia con su imagen de Dios, del mundo y de la historia, ellos pensaron además que Jesús, el mártir exaltado de los últimos tiempos, constituido por Dios como Mesías o Cristo universal, volvería muy pronto –cuestión de meses o de años– para dar cumplimento a todo lo anunciado, para acabar por fin con las angustias y opresiones de este mundo y estrenar el mundo según las Bienaventuranzas que aún resonaban en sus oídos. E invocaban a Jesús para que volviera ya del cielo y se acabara la tristeza en la tierra: Maranatha (“Ven, Señor”). Era su manera de animar la esperanza activa, y eso era lo que importaba entonces y nos importa ahora.

Jesús no vino ni vendrá de lo alto como lo habían imaginado, ni habrá fin del mundo, ni siquiera cuando la Tierra acabe siendo absorbida por el Sol dentro de 5.500 millones de años. ¿Se engañó, pues, Jesús, cuando anunciaba el fin de la miseria y de la opresión a las pobres de Galilea en Palestina? No. Aun cuando todas las imágenes que tuvo de Dios y todas las ideas que se hizo del futuro fueran erróneas, y así fueron seguramente, Jesús no se engañó. Vivió en Adviento, en esperanza inspirada y activa, y quien espera no se engaña, como no se engaña quien respira.

Tengo ante mí dos iconos que desde hace más de 30 años me acompañan todos los días en mi mesa de trabajo y en mi rincón de meditación: el Jesús crucificado de la capilla de San Damián ante el que el joven Francisco de Asís (s. XIII) encontró la luz en su búsqueda oscura, y el Cristo Salvador de Rublev (s. XV), lleno de dulzura y armonía. Vuelvo los ojos a Jesús, pues decir Jesús es para los cristianos, también para mí, una manera –hay otras muchas, religiosas y laicas– de decir, invocar, abrazar la presencia y el anhelo que laten en el Corazón de todos los seres. El Todo más grande que la suma de las partes. Y mientras respiro con el Universo repito: Maranatha.

De sus labios silenciosos, del fondo de mis desalientos y contradicciones, me llegan palabras de promesa y de llamada: “Oh hombres y mujeres de todos los tiempos, cristianas o no, creyentes o ateas, el Adviento no es pasado ni futuro, es encarnar la Presencia buena en la que todos somos Uno. Yo viví mi Adviento, vivid vosotros el vuestro que, al igual que el mío, es el Adviento de toda la humanidad, de todos los vivientes, del Universo entero”.

 

COMO JUAN, SOLO SOMOS UN ESPEJO PERO QUE PUEDE REFLEJAR TODA LA LUZ

FE ADULTA

col fraymarcos

 

Jn 1,6-8,19-28

Las lecturas nos invitan a repensar nuestra condición de criaturas, limitadas, pero con posibilidades infinitas. El tono es de alegría. La verdadera alegría nace del descubrimiento de lo que somos en Dios. No solo tenemos derecho a estar alegres, sino que tenemos la obligación de ser alegres. Puede ser interesante hablar de la alegría justo en este momento que estamos rodeados de pandemia. ¿Qué alegría buscamos en esta fiesta?

El primer paso sería diferenciar el placer y el dolor de la alegría y la tristeza. El placer y el dolor son mecanismos que la evolución ha desplegado para asegurar nuestra supervivencia como individuos y como especie. Son respuestas automáticas del organismo ante lo que es bueno o perjudicial para nuestra biología. Si el contacto con el fuego no me produjera dolor, me abrasaría sin poner remedio alguno.

El placer que nos proporciona la biología no es malo. Pero las necesidades de placer no tienen límite y nunca quedan satisfechos. Debemos encontrar otro camino para desplegar una vida feliz. Esa alegría es la clave para alcanzar la felicidad que permanece en el tiempo. La alegría es un estado que debemos alimentar desde dentro. Nacerá de un verdadero conocimiento de nuestro ser y de la estructura de nuestra psicología.

Una alegría que perdure tiene que estar fundamentada en nuestro ser profundo, no en lo accidental que podemos tener hoy y perder mañana. No se puede apoyar en la riqueza, en la fama, en los honores; realidades que vienen de fuera de nosotros mismos. Pero tampoco se puede apoyar en la salud, en la belleza, en el culto al cuerpo, porque también esas realidades son efímeras y antes o después las perderemos.

Nuestra principal tarea como seres humanos es descubrir ese verdadero ser y vivir desde la perspectiva de su realidad inconmovible. Entonces nuestra alegría será completa y nuestra felicidad absoluta y duradera. El ser felices, o desgraciados, no depende de las circunstancias que nos rodean, sino de la manera como cada uno respondemos a esas influencias de lo externo y de lo interno.

Es probable que el versículo 6 fuera el principio del evangelio de JN. Muchos libros del AT comienzan así: “Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba…” Los otros 10 versículos son la continuación del prólogo, y nos narran una misión de los “judíos”. Da por supuesto que el lector conoce lo que el Bautista hacía en el desierto de Judea. Empieza con el interrogatorio al que le someten los enviados. Eran los responsables del orden, por tanto no tiene nada de extraño que se preocupen por lo que está haciendo.

La pregunta es simple: ¿Tú quién eres? Existían varias figuras mesiánicas. La principal era el Mesías, pero también la de un profeta escatológico (como Moisés). La de Elías que volvería. Juan atrajo mucha gente a oír su predicación y a participar en su bautismo. La pregunta quería decir: ¿Con cuál de las figuras mesiánicas te identificas? La respuesta es también sencilla: Con ninguna; No soy el Mesías ni Elías ni el Profeta. No quedan satisfechos y le exigen que defina su papel. La respuesta es también simple: Soy una voz.

Allanad el camino al Señor. Es el grito de todo profeta. Esto es lo que nos dice Jesús por activa y por pasiva. Lo que debemos tener en cuenta hoy es que “el Señor” no tiene que venir de fuera sino dejarle surgir desde dentro. Con esta salvedad, esta sugerencia sigue siendo la clave de toda religiosidad. ¿Cómo conseguirlo? Apartando de nosotros todo lo que impide esa manifestación de lo divino en nosotros, el egoísmo e individualismo.

Entonces, ¿por qué bautizas? No se identifica con ninguno de los personajes previsibles, pero se siente enviado por Dios. La pregunta lleva en sí una acusación. Es un usurpador. El hecho de bautizar estaba asociado a una de las tres figuras anteriores. Consideran su bautismo como un movimiento en contra de las instituciones. En realidad era un símbolo de liberación de las autoridades.

Yo bautizo con agua. La justificación de su bautismo es humilde. Se trata de un simple bautismo de agua. El que ha de venir bautizará en espíritu santo. Esta distinción entre dos bautismos, agua y Espíritu es típicamente cristiana, se trae a colación para dejar, una vez más, bien clara la diferencia entre la propuesta de Juan y la del cristiano.

Entre vosotros hay uno que no conocéis. El bautista habla de una presencia velada que no es fácil de descubrir. Es el recuerdo de lo que les costó conocer a Jesús. Esa dificultad permanece hoy. Incluso los que repetimos como papagayos que Jesús es Hijo de Dios, no tenemos ni idea de quién es Dios y quién es Jesús. Ni lo tenemos como referente ni significa nada en nuestras vidas. En el mejor de los casos, lo único que nos interesa es la doctrina, la moral y los ritos oficiales para alcanzar una seguridad externa.

Para entender la relación entre la figura del Bautista y Jesús, es imprescindible que nos acerquemos a la narración sin prejuicios. Para nosotros, esto no es nada fácil, porque lo que primero que hemos aprendido de Jesús es que era el Hijo de Dios, o simplemente que era Dios. Desde esta perspectiva, no podremos entender nada de lo que pasó en la vida real de Jesús. Este prejuicio distorsiona todo lo que el evangelio narra. Lucas dice que Jesús crecía en estatura, en conocimiento y en gracia ante Dios y los hombres.

Jesús desplegó su vida humana como cualquier otro ser humano. Como hombre, tuvo que aprender y madurar poco a poco, echando mano de todos los recursos que encontró a su paso. Fue un hombre inquieto que pasó la vida buscando, tratando de descubrir lo que era en su ser más profundo. Su experiencia personal le llevó a descubrir dónde estaba la verdadera salvación del ser humano y entró por ese camino de liberación. Si no entendemos que Jesús fue plenamente hombre es que no aceptamos la encarnación.

Es comprensible que los primeros cristianos no se sintieran nada cómodos al admitir la influencia de Juan Bautista en Jesús. Esta es la razón por la que siempre que hablan de él los evangelios, hacen referencia al precursor, que no tiene valor por sí mismo, sino en virtud de la persona que anuncia. A pesar de ellos, tenemos muchos datos interesantes sobre Juan Bautista. Incluso de fuentes extrabíblicas. El primer dato histórico sobre Jesús que podemos constatar en fuentes no bíblicas es el bautismo de Jesús por Juan.

Jesús acepta la propuesta de Juan, pero no renunció a seguir buscando. Eso le llevó a distanciarse de él, yendo más allá de él en muchos puntos. Están de acuerdo en que no basta la pertenencia a un pueblo ni los rituales externos para salvarse. Es necesaria una actitud interior de apertura a Dios que se traduzca en obras. Juan insiste en una estrategia para escapar del castigo. En Jesús prevalece una propuesta definitiva de amor de Dios a todos y enseña la manera de participar del amor, no solo de escapar de la ira.

 

Meditación

“No era él la luz, sino testigo de la luz”.
La luz física no puede ser percibida directamente.
El ojo ve los objetos que reflejan la luz que los alcanza.
El ser humano Jesús, tampoco era la Luz,
pero dejaba ver con toda claridad la Luz que es Dios.
La Luz te está alcanzando siempre. ¡Refléjala!

PREPARACIÓN A LA NAVIDAD EN TRES ACTOS

FE ADULTA

col sicre

 

La liturgia del tercer domingo de Adviento, teniendo en cuenta la cercanía de la Navidad, pretende ser una clara invitación a la alegría. El protagonista de la primera lectura afirma: “Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios”; san Pablo pide a los tesalonicenses “estad siempre alegres”. Juan Bautista es demasiado serio para hablar de alegría, pero da testimonio de la luz que inundará el mundo, y eso también es motivo de gozo. Aparte de este dato común, la mejor forma de entender las lecturas es imaginarnos espectadores de una obra de teatro en tres actos.

Acto primero

Cuando se descorre el telón se ve un personaje de pie en el centro del escenario, rodeado de una multitud sentada en el suelo, pobremente vestida. Son antiguos desterrados en Babilonia, actuales oprimidos por el imperio persa. La escena está en penumbra, transmitiendo al espectador una sensación de profunda tristeza; sólo un foco ilumina el rostro del protagonista. Mira en silencio, durante largo rato, a la multitud que le rodea. Finalmente, abre la boca y dice algo inaudito: “El Espíritu del Señor está sobre mí”. Suena a blasfemia. El Espíritu del Señor hace siglos que no se posa sobre nadie. Eso dicen algunos sabios: que el Espíritu se retiró después de la destrucción del templo de Jerusalén. Pero el personaje parece muy seguro de lo que dice. Y les habla de la misión que llevará a cabo movido por el Espíritu: “daros una buena noticia a vosotros que sufrís, vendar los corazones desgarrados, proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad, proclamar el año de gracia del Señor”.

Poco a poco, la luz que iluminaba solo el rostro aumenta de intensidad y permite ver que el protagonista, a diferencia de los demás, está vestido de gala, envuelto en un manto regio y espléndido, que refuerzan la alegría de su rostro. Pero no habla como un rey a su corte. Se dirige a campesinos, con el lenguaje que pueden entender: “Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los cantos de alegría ante todos los pueblos.”

Acto segundo

En el centro del escenario un muchacho de unos veinte años sentado a una mesa y escribiendo. Pablo camina por la habitación mientras dicta.

̶ “Guardaos de toda forma de maldad.”

̶ No sigas. (Lo interrumpe el muchacho cuando acaba de escribir la frase). Ya van siete consejos.

Pablo lo mira extrañado.

̶ ¿Los has ido contando?

̶ Claro. Los seis anteriores han sido: “Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión. No apaguéis el espíritu. No despreciéis el don de profecía. Examinadlo todo, quedándoos con lo bueno.” Ahora basta con que los encomiendes a Dios y les asegures su protección.

̶ ¿Cuál de esos consejos te viene mejor?

El muchacho se queda releyendo los consejos y pensando mientras cae el telón.

Acto tercero

Escena a orilla del río Jordán. En el centro Juan Bautista, rodeado de un grupo de sacerdotes y levitas. Las noticias que han llegado a Jerusalén son alarmantes. Cada vez más gente acude al río, y las autoridades temen que se produzca una revuelta. ¿Quién es ese Juan? ¿Es el Mesías, el rey que los liberará del poder romano? ¿Es cierto, como dicen unos, que es el profeta Elías, que ha vuelto a la tierra? ¿O es el profeta del que habló Moisés, el que otros esperan antes del fin del mundo? ¿Qué dice él de sí mismo?

Lo asedian a preguntas, pero no consiguen arrancarle más que negativas, cada vez más escuetas: “No soy el Mesías”. “No lo soy”. “No”. Al final, cansado de tanto interrogatorio, les da una clave que ellos probablemente no comprenden. “Yo sólo soy una voz que grita en el desierto. Al que deberías buscar es a uno que no conocéis, que viene detrás de mí, mucho más importante que yo.”

Los sacerdotes y levitas dan a Juan por imposible y se retiran.

Juan mira a sus discípulos y les comenta:

̶ Han venido desde Jerusalén queriendo saber quién soy yo, y no les interesa lo más mínimo saber quién es el que viene detrás de mí.

Crítica del periódico

Como preparación a la Navidad se representó ayer una extraña obra en tres actos que provocó bastante desconcierto entre el público presente. En opinión de este comentarista, la clave se encuentra en el contraste entre los actos primero y tercero: el primero habla de un personaje seguro de sí mismo y de su misión; el tercero de Juan, que se empequeñece a sí mismo para poner de relieve la grandeza del que lo sigue. Y el que lo sigue es precisamente el que lo ha precedido, el protagonista del primer acto. Alguien con un mensaje de esperanza y alegría para los que sufren. Quien no esté de acuerdo con estas sutilezas deberá contentarse con poner en práctica los buenos consejos de Pablo.

 

JESÚS, PROFETA ITINERANTE

FE ADULTA

comentario editorial

 

¡La salvación ha llegado al mundo! (Tannhäuser)

Domingo III de adviento

 Jn 1, 6-8. 19-28

Entre vosotros está uno que no conocéis

El jesuita alemán Johannes Beutler (1933) dice en Comentario al Evangelio de Juan, que la teología de dicho Evangelio ve en el Bautista exclusivamente al “testigo de Jesús”. Cualidad, que podría ser calificada como una de las cosas más grandes que se puede decir del ser humano. Y un “testigo” –el que da testimonio- no pude detenerse en su tarea y congelarse en la orilla del camino. Dejaría de ser lo que es y, con ello, traicionaría su vocación de profeta itinerante.

“Mostraos tal como sois y sed tal como os mostráis”, aconsejaba Rumi -notable denunciante de embusteros- a los suyos. Todo crecimiento personal demanda previamente reconocimiento y aceptación de la propia verdad, sólidos cimientos sobre los que cabe construir nuestra persona. Así lo entendía la Comunidad monástica de Qumram (s. II a.C.) en cuya Regla se planifica la vida de la comunidad para el futuro, proponiendo como meta: buscar a Dios para practicar el bien delante de sus ojos.

En su obra Mi experiencia de fe, escribe José Enrique Galarreta que “Jesús es un predicador itinerante que recorre Galilea predicando en las sinagogas a campo abierto y curando enfermedades. Es el principio de su estilo: anunciar y curar”. Talante inexcusable de todo fiel seguidor de sus huellas.

En la ópera Tannhäuser, de Richard Wagner, canta el Coro: “¡La salvación ha llegado al mundo!”). Un caminar también el suyo –mejor, un navegar- en busca del amor perdido. Y un despertar movilizador que es garantía de resurrección personal.

“Cristiano”, dice en Abajarse Luis Pernía, “es quien diariamente oye los gemidos de los crucificados y está seducido por la libertad que implica la Resurrección. Si leemos efectivamente los relatos de Resurrección, podemos comprobar que la Resurrección es movilizadora. ¿Por qué? porque la Resurrección es garantía de otro mundo es posible y anticipo de nuestra resurrección personal y de la propia historia”.

En el capítulo primero del Evangelio de Juan, leemos lo que de Jesús dijo el Bautista: “En medio de vosotros hay uno que no conocéis”, y “que vino como testigo, para dar testimonio de la luz”Un albor que nace, crece, y se extiende como energía itinerante para testimoniar la luz del Sol. Isaías le profetiza mensajero de la paz: “¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del heraldo que anuncia la paz, que trae la buena nueva, que anuncia la victoria” (Is 52, 7). La semana pasada tuve la oportunidad de asistir a una presentación de El Mesías, en el Auditorio de Madrid. Una Coral de 150 componentes, y la London Vienna Kammerorchester dirigida por el ruso Ilia Korol, entonaban este mismo lamento del profeta. Las notas escritas por Friedrich Haendel hace dos siglos, inundaban la sala con las voces del coro y los tonos musicales –siempre itinerantes- de los instrumentos.

El músico y cantaor andaluz Juan Peña Fernández (1941-2016), conocido como El Lebrijano, es el autor de del siguiente Poema, en el que entona a son de cuerda de su guitarra:

Dame la libertad del agua, de los mares,

dame la libertad de la tormenta,

dame la libertad de la tierra misma,

dame la libertad del aire,

dame la libertad de los pájaros, de la marisma

vagadores de las sendas nunca vistas”