FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA DE MAYO DE 2024

LOS TRABAJOS ENVIADOS ESTÁN SIENDO LEÍDOS Y VALORADOS POR EL JURADO

LOS TRABAJOS ENVIADOS ESTÁN SIENDO LEÍDOS Y VALORADOS POR EL JURADO
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miércoles, 24 de julio de 2024

Milei contra todos

 


Página 12

Desde Valdés del FMI a los economistas libertarados, pasando por la vice
El presidente habló durante dos horas con Alejandro Fantino, uno de los comunicadores más influyentes de la ultraderecha gobernante. En lo que denominaron «una charla de amigos», el mandatario habló mal del FMI, de CFK, de la política en general, aseguró que «habrá inflación cero» y hasta tuvo tiempo para desmarcarse de la visita de legisladores libertarios a represores: «Yo no lo hubiera hecho». Ver noticia 

Argüello se consagra como ‘guía espiritual’ del think tank de VOX -- Jesús Bastante

 


Religión Digital

El presidente de la CEE cerró el curso de verano de ISEEP en El Escorial
El arzobispo de Valladolid trazó una semblanza de Isabel la Católica en un foro en el que también participaron, entre otros, Nacho Cano, Kiko Méndez de Monasterio, Gustavo Bueno o Agustín Laje. Ni una sola mujer en el grupo de ponentes anunciado Ver noticia

Un esperanzador ticket femenino para Estados Unidos -- Michael Moore, Capitán de Bloque, Campaña de Harris (Whitmer): Grawn, Michigan

 


Atrio

Lo de anoche fue un notición de trascendencia para el mundo entero. Para comentarlo, entre tanto analista, yo he acudido a Michael Moore, el director de Bowling for Columbine , que desde hace años me envía sus ideas sobre EEUU. Son siempre esperanzadores proyectos frente a derrotismos. AD. Ver noticia

Un diputado de Sumar lee el Evangelio de la acogida en el debate sobre la ley de Extranjería «Señores de VOX, ¿se sienten cristianos? Porque tuve hambre… (…). Eso es el cristianismo y ustedes son hipócritas»

 Religión Digital

Por el PSOE, Luc André Diouf, de origen senegalés, espetó a los presentes: «Espero que sus hijos nunca tengan que huir de su casa»
Si no se logra la abstención de PP o Junts, que no parece, la norma podría decaer, lo que supondría un baldón más para los sueños de miles de migrantes, muchos de ellos menores, que huyen en busca de un futuro hacia la soñada Europa Ver noticia

MARÍA MAGDALENA: UN AMOR RESUCITADO


col martell

 

Todo empezó de nuevo, aquella mañana... muchas cosas realmente sucedieron antes, pero fue sólo aquella mañana que descubrí el significado de todo, que lo entendí. Sólo desde aquella mañana

Decía que fui temprano, todavía estaba oscuro, pero no sé si estaba más oscuro afuera o dentro de mí: me sentía perdida. 

Vosotros también lo visteis, el maestro fue crucificado, lo vi morir de esa manera desgarradora, mi ropa todavía está sucia por la sangre y el agua que salió de la herida en su costado. Con él todas nuestras esperanzas se hicieron añicos…

Aquella noche tampoco dormí y fui allí lo antes posible. Me dije: puedo estar un poco más cerca de Él, puedo llorar y engañarme pensando que Él puede escucharme.

Y en cambio llegué... y la piedra había rodado. Aquella enorme y pesada piedra, que parecía haber cerrado la puerta para siempre... pero quién... cómo... por qué...

¡Entré en pánico! ¿Qué debía hacer? 

No tenía el valor de entrar en la tumba, de comprobar cómo estaban las cosas. Me escapé, fui adonde estaba Pedro. Con él también estaba el otro discípulo, cuando los vi de lejos comencé a gritar: "¡¡¡se han llevado al Señor, se han llevado al Señor y no sabemos dónde!!!"

Imaginaos su reacción: salieron corriendo, mientras yo los seguía lentamente. No podía seguirles el ritmo, ni siquiera podía ver el camino, temblaba de sollozos, las lágrimas llenaban mis ojos y me quedaba sin aliento,... cuando llegué allí de nuevo me desplomé, justo al lado de la piedra. Lo habían visto, pero ya se habían ido y ahora estaba sola, muy sola, permanentemente, sin siquiera una tumba donde llorar. Todo terminado… 

Entonces levanté la cabeza, como por instinto, y miré dentro de la tumba: ¡y había alguien dentro! Había dos... dos... No entendía muy bien quiénes o qué eran, parecían estar hechos de luz, sentados en los dos extremos de la piedra donde lo habíamos colocado. Y uno me pregunta: “Mujer, ¿por qué lloras?”

¿Por qué estoy llorando? ¡Pero qué pregunta era aquella! 

Me quitaron a mi Señor, mi amigo, la luz de mis días, el único que me había hecho entender quién era yo, que me había hecho esperar... no en algo específico…, pero había llenado mi vida de esperanza en su palabra… cada mañana me levantaba para afrontar el día sabiendo quién era yo, que lo que hacía tenía sentido, que no era cierto que no valía nada, porque pertenecía a un proyecto..., porque Él me amaba…

¿Por qué lloras? Decían... ¡me quitaron a mi Señor, me quitaron todo! Y entonces no sabía dónde buscar, no sabía qué buscar, no sabía qué estaba haciendo en el mundo... ni si importaba a alguien…

Y mientras lloraba de dolor me di la vuelta, quería alejarme. Lejos de sus palabras inútiles, lejos también de la tumba, de aquel lugar de derrota. Él no estaba allí.

Pero justo cuando me volví vi a un hombre. Él estaba de pie frente a mí, no sabía si lo conocía, pero todavía hoy siento que estaba temblando. También me preguntó: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién estás buscando?"

No podía creer lo que veía. Buscaba una explicación lógica: "Él será el guardián del jardín", aunque en lo más profundo de mí sentía vagamente algo, una intuición, que se abría paso... ¿tal vez no debería llorar? ¿Qué me estabas preguntando? ¿Cómo sabías que estaba mirando...?

Y me armé de valor y le digo: "Si te lo llevaste, dime dónde y voy a buscarlo". Ya no sé cómo encontré el coraje, pero realmente me sentí capaz de hacerlo, incluso de correr al Jordán, y tomarle, y traerle de regreso allí donde debía estar en ese momento... Dejé de llorar, levanté la cabeza, sentí el fuego dentro pero me dispuse a seguir adelante... y fue entonces cuando Él me llamó: "¡María!"

¡Soy yo! Él me conoció, sabía quién soy y lo que soy, y estaba pronunciando mi nombre y me estaba hablando: en ese nombre sentía toda mi historia y mi vocación. Precisamente entonces, cuando era llamada, cuando me reconocí en esa Palabra, es precisamente entonces cuando sentí como si me quitaran un peñasco del corazón y me volví hacia Él: "¡Rabboni, mi maestro!"

El maestro, allí, vivo... Tenía el mundo en el corazón y en los ojos, y un vértigo y una explosión de alegría. Qué alegría tan grande... me temblaban las piernas, caí al suelo otra vez, y quise abrazarlo y decirle: no te vayas más, quédate aquí conmigo, no te vayas...

Él lo sabía. Como siempre, Él lo sabía. Y me dijo, otra vez: “no me detengas. Nuestro camino acaba de comenzar: debo subir al Padre, ahora levántate, retoma tu vida y sigue adelante. Esta alegría no es sólo para ti, vete a mis hermanos y anuncia: subo a mi Padre y a vuestro padre, a mi Dios y a vuestro Dios".

Allí estaba. Entonces allí estaba y fue el primero a quien pude gritar: ¡llena de gracia, alégrate!

Allí la muerte y la vida se enfrentaron en un duelo prodigioso, el Señor de la vida estaba muerto, pero ahora, vivía, ¡triunfante! Su Resurrección no se dejaba vencer, no retrocedía, ya había penetrado los pliegues ocultos de esta historia:

¡Yo lo creo! 

Lo creo y siento que realmente nací en esta mañana de Pascua, nací cuando le confié la piedra que cerraba mi corazón y Él la quitó.

Y ahora puedo anunciarlo, puedo contagiar vida y esperanza a mi alrededor: la Pascua ahora puede ser cada día, y de ella somos testigos cada día, cada día podemos ser heraldos de la vida en Cristo.

Así que este es el anuncio, escuchadlo: “Permanece, continúa, el poder del amor es más fuerte. Aunque no tenga nada, las manos clavadas por el dolor, el poder del amor permanece. ¡En un lugar que no conozco, fuente de mis fuentes, cielo de mi cielo, tierra profunda de mis raíces, permanece el poder del amor! Cristo permanece vivo y esto me hace una dulce y muy fuerte compañía: yo pertenezco a un Dios vivo, nosotros pertenecemos a un Dios vivo”.

Posdata:

El de María Magdalena es un Magníficat a la esperanza

La tumba. Todo había terminado

El cuerpo está inexorablemente destinado a la descomposición.

¿Cómo entonces podemos culpar a los filósofos atenienses cuando Pablo empezó a hablar de la resurrección? “Otra vez oiremos de vosotros sobre este asunto” (Hechos 17, 32).

Por otra parte, los relatos de la resurrección no tienen nada de prodigioso ni espectacular. En efecto, no hay ninguna historia, porque en los Evangelios el Misterio se presenta como ausencia, tumba vacía, ropas abandonadas.

Nadie vio a Jesús resucitado. El cuarto Evangelio relata tres veces la desilusión de María Magdalena "Se han llevado al Señor".

La tumba estaba vacía

Incluso los discípulos de Jesús, que habían compartido con Él intensos años de vida terrena, se encontraron completamente desprevenidos para el acontecimiento del "tercer día". 

Son comprensibles tanto la traición de Judas como la negación de Pedro, la huida de todos los demás y el miedo a las mujeres.

Las esperanzas se habían fugado. 

Jesús no era el Ungido de Dios.

Todos se alejaron o se encerraron en el cenáculo esperando tiempos mejores. 

La Magdalena, enamorada y atrevida

Es María Magdalena la primera, según el Evangelio de Juan, que va al sepulcro "de mañana, cuando aún estaba oscuro" (Juan 20,1).

Es una mujer fuerte, enamorada, poco convencional, que sale sola, de noche. Una mujer marcada por una búsqueda de amor, como el caso de la mujer del Cantar de los Cantares, y por el deseo de encontrar una explicación.

A menudo se ha asociado a las mujeres con un papel de casta obediencia, de obsequioso silencio. Pero su papel en las Escrituras es muy diferente. Son mujeres audaces porque el amor que buscan es audaz y el amor no conoce limitaciones ni obstáculos.

María estaba allí, fuera de la tumba vacía, y lloraba. Un grito de desconcierto, de consternación...

Le hubiera gustado ver el cuerpo de Jesús, tocarlo, ungirlo, besarlo. Ella no se resignaba a la ausencia, no podía tolerarla porque, como la joven del Cantar de los Cantares, "yo soy para mi amado y mi amado es para mí" (Cantar de los Cantares 6, 3). 

No todo puede terminar

Es el tema de la ausencia, de lo que sigue siendo misterioso, de lo que nunca se ha alcanzado definitivamente, de lo que los místicos llaman la noche oscura y que escapa al alcance de la razón. 

La experiencia pascual no es la luz deslumbrante que resuelve nuestras incertidumbres, sino un destello luminoso que nos permite vislumbrar el abismo del amor de Dios.

Se abre un nuevo horizonte

Y es precisamente por esta larga fidelidad al amor, incluso cuando no comprende, por este "permanecer en el amor", que los ojos de la fe se abren y reconoce la voz "¡María!"

“¡Rabboni!” Mi maestro.

Jesús no la retiene para sí, no la encierra en sí misma, absorta en sus propios sentimientos, sino que le indica una salida, en obediencia a la Palabra.

“No me detengas, sino ve a mis hermanos y anuncia al Resucitado” (Juan 20, 17). 

“Ir”, verbo de la misión, aquel con el que comienza la historia de la salvación, que exige una salida de uno mismo y de las propias exigencias, para vivir en el espacio de un amor de Dios libre y preventivo.

María Magdalena se convierte en "apóstol"

Entonces, así como María corrió al sepulcro de noche, ahora que es de día y hay la luz de la fe, corre a anunciar “HE VISTO AL SEÑOR”.

No puede guardarse para sí la revelación recibida, debe participar en ella, convertirse en "apóstol", ayudando a los demás a liberarse del miedo y de la desilusión.

No sabemos cómo vivió el discípulo amado en la tierra a partir de ese momento.

Pero esto no es esencial para nosotros y el Evangelio es siempre muy sobrio.

Sabemos que el milagro del Amor ocurrió en el jardín de la resurrección.

 

Joseba Kamiruaga Mieza CMF

Religión Digital

JESUCRISTO NUESTRO BUEN PASTOR ES NUESTRA PAZ


col martell

 

Abolir el odio y la división no es nada fácil, sólo el amor, a la manera de Jesucristo, nos puede reconciliar.

En este domingo 16 del tiempo ordinario la liturgia de la palabra nos invita a dirigir la mirada a los pastores y distinguir la manera de pastorear desde Jesucristo, quien nunca se busca a sí mismo sino a las ovejas que quiere llevar a buenos pastos y pastos abundantes.

Por eso el profeta Jeremías y el evangelio de Marcos hacen esa referencia a Jesucristo, de la descendencia de David, quien aun cuando busca descansar con sus discípulos, quienes están cansados y agobiados después de realizar la misión a la que fueron enviados, sin embargo la necesidad de la gente es tanta que buscan a Jesús y sus discípulos sorteando los diferentes caminos hasta llegar con ellos, a quienes Jesús les muestra siempre su amor compasivo de buen pastor.

Cada persona que se acerca a Jesús tiene una necesidad diferente: física, espiritual, moral, de entendimiento y luz para el camino de la vida. Por eso la palabra de Jesús y su presencia dan vida y despierta una gran esperanza en ellos para seguir el camino de la vida, el camino de la fe.

Nuestro caminar en la fe tiene que seguir, aun en nuestras diferentes experiencias de vida que cada uno de nosotros tiene. 

La atención del buen pastor ve la problemática que cada oveja puede tener, por eso su luz en la justicia y la caridad es muy importante porque trae esa paz profunda de la vida.

Sentirnos al resguardo y protección del buen pastor, donde nos sabremos amparados y asistidos es muy importante para nuestra comunidad la iglesia.

El buen pastor no hace distinción para que se siga pisoteando la justicia, sino que en la justicia genera la paz que da el equilibrio de la verdad y la caridad.

No permite el abuso de los fuertes sobre los débiles, sino que los débiles y vulnerables son los primeros que el buen pastor toma sobre sus brazos porque son los más indefensos.

Que importante es voltear a nuestro alrededor y ver quiénes son los que están más indefensos y a ellos debemos brindarles nuestra caridad, como lo hace el Buen Pastor.

La paz que el Buen Pastor viene a establecer es una paz llena de vida. Generando la armonía de ser el pueblo de los elegidos, en el que no se hace distinción ni preferencias, donde todos somos uno en Él.

Los odios y las divisiones que nos ponen en la desventaja mortal de querernos eliminar unos a otros, simplemente llevan a querer quitar la presencia de vida valiosa que cada uno representa en cada lugar de la sociedad global.

Jesucristo viene a darnos ese reconocimiento a todos, viene para que estemos unidos en él.

Tenemos mucho que aprender y vivir en nuestra cotidianidad, en el encuentro con los demás. Jesucristo es la luz que nos guía en el camino de cómo hacerlo, sigamos siempre su voz y su ejemplo de amor.

 

Fray Alfredo Quintero Campoy, OdeM

Religión Digital

Y EN SU CASO… ¿QUÉ HARÍAS TÚ?


col koldo

 

Estamos en plena ola de calor y nos cuesta trabajar. Es más, nos cuesta cualquier actividad que queramos emprender. Nos agota el calor.

Estamos llegando a pensar la dificultad de tantísimas personas de otros países en los que viven en medio de circunstancias cósmicas muy adversas.

Muchas veces nos quejamos de que ciertas profesiones rinden poco, de que en ciertos países “son muy vagos”. El calor que vivimos nos ayuda a pensar lo dura que es la vida para ciertas personas y nacionalidades.

Es más, vengo de un balneario. Y había personas de todo tipo, pero resaltaban algunas con dificultades muy fuertes y necesidad de sillas o personas de compañía.

No gustamos la dureza de ciertas condiciones de vida, mientras de alguna forma no las vivimos. Y esto lo podemos aplicar a todos los foros y ámbitos. Merece la pena el que nos paremos a compartir las realidades y dificultades de la vida. Vamos a disfrutar mucho más y a ser más comprensivos. Y pensemos en el futuro desde estas condiciones: ¿qué futuro le estamos dejando a las generaciones más jóvenes?

¿Van a hacer falta acontecimientos como la victoria de la Roja para que olvidemos nuestros sufrimientos? Eso es falso porque muchas dificultades no se olvidan así. Es preciso encontrar el sentido de lo que nos ocurre y tratar de vivirlo con sentido positivo y contar con la ayuda ajena.

Nos hará ser personas más equilibradas y no andar a saltos como los surfistas por encima de las olas sino serenar y valorar la realidad en todo lo positivo que tenga.

Este estilo de vida nos va ayudar a ser más cercanos y cariñosos con todas las personas. Necesitamos aprender cómo acercarnos a quienes pasan dificultades y debilidades y aprender a acompañar y apoyar.

Y sobre todo, vamos a ser muy comprensivos con ciertos estilos de vida dado que sufren y viven fuertes dificultades que nosotros no sufrimos.

Podemos hacernos esta pregunta: “Y yo, en esas circunstancias: enfermedades, clima, persecución, guerra, hambre, paro, carencias, ¿qué haría?”

 

NO EXISTE UNA OLIGARQUÍA DEL FUEGO EVANGÉLICO. ARDE, Y POR ESO ILUMINA TODO Y A TODOS, SIN DISTINCIÓN


col zapatero

 

Jesús sigue enseñando a orillas del Mar de Tiberíades. Y sigue proporcionando imágenes e historias. Las cosas que han de permanecer en el corazón y en la mente han de ser vistas con la imaginación, no meramente explicadas como una lección.

Y aquí Jesús, junto al agua, nos pide que imaginemos una llama. Es la de una lámpara que ilumina un dormitorio. No es fácil hacerlo junto al mar. Vemos la llama parpadeante que se extiende en el interior de una lámpara que la sostiene y expande su luz. Me vienen a la mente los lienzos de George La Tour, que era un fino observador de la realidad cotidiana con un ojo agudo para el juego de luces y sombras. A menudo ambientaba sus obras en interiores iluminados por una simple vela. Esto es exactamente lo que Jesús muestra a quienes le escuchan. En la brisa fresca del agua evoca una imagen muy cálida.

Y pregunta a sus oyentes: «¿Hay que poner la lámpara debajo del celemín o debajo de la cama? ¿O no hay que ponerla en el candelero?». El celemín es un recipiente que se utilizaba para medir el grano. No tiene nada que ver con la lámpara. Es absurdo utilizar un celemín para cubrir una llama que ilumina una habitación oscura. Si está encendida, la luz debe ser visible y hacer visibles las cosas. Es evidente.

El tono de las palabras que emplea revela una gran preocupación por parte de Jesús: es como si quisiera alertarnos de que en nosotros hay una tendencia innata a la oscuridad, a la penumbra, que corre el riesgo de ensombrecer lo que debería brillar. Por eso sus palabras están llenas de amor, son fuego, son llama. Eso es lo que deben ser, no palabras escasas y tal vez sin sol, como diría Sandro Penna. Se pronuncian para ser sacadas a la luz, difundidas ampliamente, como sucede ahora que habla en la orilla desde una pequeña barca que se balancea en la orilla.

En resumen: el discurso de Jesús no puede ni debe enjaularse dentro de cuencos que se apoderan de él hasta privarlo de oxígeno, apagarlo, amortiguarlo, tal vez con el pretexto de preservarlo. La lámpara no es un vaso invertido: está abierta. Por tanto, el fuego no puede estar reservado a una élite de entendidos, de una aristocracia del espíritu; no es el monopolio de una minoría religiosa orgullosa y esotérica, como si fuera un secreto reservado. No existe una oligarquía del fuego evangélico. Arde, y por eso ilumina todo y a todos, sin distinción. El mensaje de Jesús vive si, como una llama, se alimenta del aire que lo rodea, si es gratuito y está a disposición de todos. La llama dentro de la lámpara no es una poción mágica en el frasco.

E inmediatamente Jesús continúa: «El que tenga oídos para oír, que oiga». Y luego: «¡Prestad atención a lo que oís!». Su discurso, en definitiva, se convierte en un llamamiento sincero y exclamativo. El oído escucha las palabras igual que el ojo ve la llama que le permite ver en la oscuridad. Las palabras del Evangelio iluminan, orientan en la oscuridad. Cuanto más ve el ojo en la oscuridad gracias a la llama, más lentamente se distinguen las cosas, los matices. Así se produce una escucha atenta, progresiva, que permite un conocimiento más profundo, pero siempre abierto, libre y popular.

Jesús quiere llevar una «buena noticia»: a sus palabras hay que acostumbrar los ojos, es decir, acostumbrar la vista a oírlas, estirar las pupilas en la oscuridad para oírlas y entenderlas cada vez mejor.

Todos, sigue diciendo Jesús, comprenden en la medida en que están abiertos a aceptar esta palabra que no pone vetos ni restricciones. La suya no es una teoría que comentar, sino una fuerza luminosa que decide la capacidad de vivir.

 

Antonio Spadaro sj

Religión Digital

EL PAPA, ANTE EL "CANSANCIO" DE LOS CRISTIANOS Y LAS FAMILIAS: "¡ESTEMOS ATENTOS A LA DICTADURA DEL HACER!"


col kowalski

 

Una invitación a descansar, pero sin perder la "compasión por la muchedumbre". Este ha sido el consejo del Papa Francisco durante el Ángelus de hoy, en el que refleja el pasaje evangélico de Jesús y sus discípulos que, cansados, se vieron sorprendidos por una gran multitud.

"Parecen dos cosas inconciliables, pero en cambio van juntas: descanso y compasión", señaló el Papa, quien parece decidido a seguir trabajando en esta época en la que el Vaticano está 'casi cerrado por vacaciones', y quiso explicar este binomio.

En primer lugar, "Jesús se preocupa por el cansancio de los discípulos", quizás intuyendo "un peligro que puede incumbir también en nuestra vida y nuestro apostolado, cuando por ejemplo el entusiasmo en el llevar adelante la misión, así como el papel y las tareas que nos son confiadas nos hacen víctimas del activismo, tan preocupados por las cosas que hacer y por los resultados".

"Y entonces ocurre que nos agitamos y perdemos de vista lo esencial, arriesgando acabar con nuestras energías y caer en el cansancio del cuerpo y del espíritu", advirtió el Papa, quien alertó del riesgo "para nuestra sociedad a menudo prisionera de la prisa, pero también para la Iglesia y para el servicio pastoral: ¡estemos atentos a la dictadura del hacer!".

"Es una injusticia social que los padres y las madres no tengan tiempo para convivir con sus hijos, y no caer en la dictadura del hacer", recalcó el Papa, quien pidió "pensar en qué hacer" para ayudar a las personas que viven así.

Por ello, también es necesario el descanso, que "no es una fuga del mundo, un retirarse en el bienestar personal", sino una llamada, también, a la compasión. "Del Evangelio aprendemos que estas dos realidades – descanso y compasión – están ligadas: solo si aprendemos a descansar podemos tener compasión".

"De hecho, es posible tener una mirada de compasión, que sabe reconocer las necesidades del prójimo, solamente si nuestro corazón no está consumado por el ansia del hacer, si sabemos detenernos y, en el silencio de la adoración, recibir la Gracia de Dios", clamó el Pontífice, quien preguntó: "¿Sé detenerme durante mis jornadas? ¿Sé tomarme un momento para estar conmigo mismo y con el Señor, o estoy siempre sumido en la prisa de las cosas por hacer? ¿Sabemos encontrar un poco de “desierto” interior en medio al ruido y a las actividades de cada día?".

Y una llamada: "Comprometámonos, especialmente ahora en el verano: busquemos desacelerar el paso, detengámonos un poco más a contemplar la naturaleza y para compartir tiempo con las personas que amamos, no descuidemos el diálogo con Dios. Esto nos hará personas atentas y capaces de compasión".

Al término del rezo, el Papa animó a pensar en el deporte como "una gran fuerza social, capaz de unir a personas y pueblos diferentes", de cara a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, que arrancan la próxima semana. "Que los atletas sean modelos de paz", señaló, abundando en la necesidad de una "tregua olímpica".

"Recemos, hermanos, por la paz. No olvidemos a la martirizada Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar... No lo olvidemos, la guerra siempre es una derrota", finalizó.

 

Jesús Bastante

Religión Digital

EN LA FIESTA DE SANTA MARÍA MAGDALENA, HOY 22 DE JULIO… MARÍA MAGDALENA ¿POR QUÉ NOS CUESTA LLAMARLA “SANTA”?


col kowalski

 

En 2016 el papa Francisco decretó que la conmemoración de María Magdalena (22 de julio) debía pasar a ser “fiesta litúrgica como el resto de los apóstoles”, llamándola “Apóstola de los apóstoles”. Según explicó el secretario de la Congregación para el Culto Divino de ese momento, esa decisión respondía “al contexto actual que requiere una reflexión más profunda sobre la dignidad de la mujer, la nueva evangelización y la grandeza del misterio de la misericordia divina”. Recordaba que ya Juan Pablo II había prestado atención a la importancia de la mujer en la misión de Cristo y de la Iglesia, poniendo énfasis en la figura de María Magdalena como primera testiga de la resurrección y quién anunció a los apóstoles ese acontecimiento. Por esto se afirma, en el decreto que, “Santa María Magdalena es un ejemplo de evangelización verdadera y auténtica, es decir, una evangelista que anuncia el gozoso mensaje central de Pascua”.

Sin embargo, esta recuperación de la figura de María Magdalena todavía no ha penetrado suficientemente en el imaginario y en la creencia de la mayoría de los cristianos. Persiste lo que se afirmó de ella durante siglos:  pecadora (prostituta) a la que Jesús había perdonado. Esta imagen de María Magdalena surgió por haberla identificado con la pecadora arrepentida que entra en casa de Simón el fariseo (Lc 7, 36-50) y con María la hermana de Lázaro y Marta, la cual también unge a Jesús (Jn 12, 1-8). Cuando el texto de Lucas se refiere “a algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios” (8.2), está queriendo decir que fue curada de su enfermedad -probablemente muy grave -de ahí los siete demonios-, pero en ningún momento refiriéndose a su condición moral.

Aunque en la actualidad hay muchos estudios sobre María Magdalena, no se han concretado, en la práctica, todas las consecuencias que la correcta interpretación bíblica sobre ella trae para las mujeres en la Iglesia. La primera, es el reconocimiento de María Magdalena al mismo nivel que los apóstoles. De hecho, ella -y otras mujeres- le siguieron desde Galilea hasta Jerusalén, condición que luego se invoca en el libro de Hechos de los Apóstoles para nombrar al apóstol en reemplazo de Judas (Hc 1,21). Por lo tanto, no debería costar tanto imaginar a las mujeres formando parte del colegio apostólico. Tenemos la certeza que María Magdalena fue Apóstola y así lo celebramos.

Otra consecuencia es que siendo la primera evangelizadora no hay razón para no tomar las enseñanzas de las mujeres con el mismo valor que la de los varones. Todavía cuesta aceptar la enseñanza teológica impartida por mujeres en seminarios y facultades de teología. Por supuesto, algo ha cambiado y más mujeres son reconocidas en el ámbito teológico y en el servicio eclesial. Sin embargo, su participación sigue siendo pequeña, nada equitativa con respecto al número de varones que ocupan dichos espacios, ni sus logros académicos y pastorales son tomados con la misma seriedad, interés y respeto que tantas veces se toma el aporte de los teólogos y de los clérigos.  

Quiero hacer notar, además, las pocas veces que damos a María Magdalena el título de “santa”. Efectivamente, ella lo es y así la podríamos llamar para seguir borrando esa imagen tan invocada de prostituta y que ha contribuido a identificar a las mujeres con los pecados referidos a la sexualidad. No sólo no hay muchos esfuerzos por llamarla santa, como tampoco de resaltar demasiado su fiesta. Sería una ocasión propicia para posicionar la verdad sobre ella. Mucho menos hay interés en llamarla Apóstola, ni primera evangelizadora aunque tres evangelistas relatan el envío que Jesús le hace para que anuncie a los discípulos su resurrección (Mc 16, 7; Mt 28, 7; Jn 20, 17) e, incluso Lucas, quien progresivamente fue invisibilizando el papel de las mujeres en su evangelio, de todas maneras, no deja de constatar que son las mujeres las que anuncian esa buena noticia a los apóstoles, colocando a María Magdalena en primer lugar (Lc 24, 9).

Últimamente se ha utilizado su figura -en la literatura y en el cine- para mostrarla como compañera de Jesús o resaltando su protagonismo en la primera comunidad, con el fin de contrarrestar la figura de Pedro. Pero, ninguna de estas dos aproximaciones, están en la Biblia.

En tiempos de trabajar por una Iglesia sinodal, seguir visibilizando a María Magdalena en los roles que verdaderamente tuvo al lado de Jesús y en la naciente comunidad cristiana, ayudará significativamente a acelerar la participación plena de las mujeres en la Iglesia. Por eso, es de desear que esta celebración de su fiesta, el próximo 22 de julio, podamos vivirla con más profundidad, sintiendo así que no es una rareza que 50 mujeres voten en el próximo sínodo sino, por el contrario, lo extraño es que no haya muchas más mujeres en esos niveles de decisión donde se gesta el futuro de la Iglesia, esta misma Iglesia que sin el primer anuncio hecho por María Magdalena, tal vez nunca habría existido.

Cabe anotar, finalmente que, a pesar de las resistencias al lenguaje inclusivo en algunos círculos eclesiásticos (y sociales), fue Santo Tomás quien habló de ella como “apóstola” y el Decreto de su fiesta mantiene ese término en femenino. Sería bueno, dejar las resistencias y acostumbrar nuestros oídos a los términos femeninos que permiten visibilizar a las mujeres. Sin darnos cuenta pronto esas palabras nos sonarían igual de normales que todos los términos que hasta hoy se han ido creando en nuestro lenguaje.

 

Consuelo Vélez

Religión Digital

NICO Y LAMINE: LA RIQUEZA DE LA DIVERSIDAD


col anso

 

Estos días se oye hablar, después de que España haya ganado la Eurocopa, de Nico y Lamine, dos jóvenes jugadores españoles que han hecho ya historia con “la roja”. Dos jugadores que se han criado en barrios populares y con familias de origen migrante.

Conociendo sus historia me siento muy orgulloso, porque en ellas veo reflejadas las vidas de tantas personas que intentan sacar lo mejor de sí por hacer un mundo mejor, después de verse obligadas a dejar sus tierras y sus raíces.

Me vienen a la mente recuerdos de mi familia en diversas generaciones, que tuvo que buscar un lugar mejor para vivir, huyendo en ocasiones de situaciones de pobreza o violencia. Cuánto que agradecer a Argentina, México, Venezuela y tantos países del norte de Europa.

Conocer un poco más de cerca la vida de estos dos chicos me llena de alegría, porque muestra una España que acoge y que brinda oportunidades, como otros un día nos las brindaron a nosotros, en otros rincones del mundo.

Percibir como la iglesia también juega un papel en muchas de estas historias, siendo puerta abierta, acompañando en el camino, pese a nuestras múltiples limitaciones, también me hace sentir muy agradecido.  

Junto a Nico y Lamine, también vienen a mi mente el nombre de tantos jóvenes que he tenido la suerte de conocer en España y en otros rincones del mundo; jóvenes que han tenido que dejar sus hogares huyendo de la violencia, o buscando un futuro mejor para ellos y los suyos. Algunos para que su madre puede curarse con una operación, para que sus hermanos pequeños puedan ir a la escuela o simplemente para que puedan tener una comida diaria.

Con algunos de ellos he tenido la suerte de vivir y de compartir techo y sueños. Verlos ahora trabajando en importantes restaurantes de la milla de oro en Madrid, o en hospitales cuidando de nuestros mayores, en colegios educando a nuestros pequeños, o creando nuevas plantas solares en distintos rincones de España, me da mucha alegría. Todos peleando y esforzándose para salir adelante. 

Haber tenido la suerte de conocer a sus parejas, en ocasiones asistir a sus bodas, tener en mis brazos a sus bebés, o darnos un abrazo en la estación norte de París, todo eso no tiene precio. Muchas de estas vidas no van a salir en los periódicos y nunca ganarán una Eurocopa, pero son parte del presente y futuro de nuestra sociedad, forman parte de los más de 9 millones de personas que viven en España y que han venido de otras tierras para sumar en nuestra sociedad. Representan el 20% de la población en España, y nos sentimos muy orgullosos, como en otras épocas en otros países y latidudes abrieron y siguen abriendo sus puertas a las personas españolas. Muchas gracias.    

Os dejo aquí algunas historias breves de jóvenes deportistas de origen migrante o refugiados. Seguro que algunos nombres os suenan.  

Nico Williams e Iñaki Willians 

Nico Williams nació en Pamplona, Navarra, hijo de padres inmigrantes de Ghana. Su madre, Maria Arthuer, y su padre, Felix Williams, emigraron a España huyendo de la pobreza y la inestabilidad política. Fueron acogidos por un sacerdote cuando llegaron a nuestro país. Nico y su hermano Iñaki crecieron en una familia humilde, pero con un gran apoyo para perseguir sus sueños futbolísticos. Iñaki e Nico debutaron con el Athletic Club en 2016 y 2020, respectivamente y actualmente son unas de las jóvenes promesas del fútbol español.

Lamine Yamal

Lamine Yamal nació en Esplugas de Llobregat, hijo de padres inmigrantes de Marruecos y Guinea Ecuatorial. Su madre, Sheila Ebana, y su padre, Mounir Nasraoui, emigraron a España buscando una vida mejor. Lamine creció en un barrio multicultural de Mataró y comenzó a jugar al fútbol a los cuatro años. Debutó con el F. C. Barcelona en 2023 y actualmente es una de las mayores promesas del fútbol mundial.

Yusra Mardini 

Yusra Mardini nació en Damasco, Siria. En 2015, a los 17 años, huyó de la guerra civil con su hermana Sarah y cruzaron el mar Egeo desde Turquía a Grecia en una embarcación que se estaba hundiendo. Yusra y Sarah saltaron al agua y empujaron el bote durante más de 3 horas hasta llegar a la costa. Después de este peligroso viaje, Yusra se unió al equipo olímpico de refugiados y compitió en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y Tokio 2020. Actualmente es embajadora de buena voluntad del ACNUR.

Luka Modrić

Luka Modrić nació en Croacia en 1985. Durante la guerra de independencia croata, los rebeldes serbios asesinaron a su abuelo y su familia tuvo que huir de su hogar, que luego fue incendiado. Modrić pasó años viviendo en hoteles en la ciudad de Zadar, donde desarrolló sus habilidades futbolísticas. Luego se convirtió en uno de los mejores centrocampistas del mundo, ganando el Balón de Oro en 2018 tras llevar a Croacia a la final del Mundial.

Tegla Loroupe 

Tegla Loroupe nació en Kenia en 1973 en una familia de refugiados de Sudán del Sur. Desde niña tuvo que huir de los conflictos armados en su país. Esto no le impidió convertirse en una de las mejores corredoras de fondo de la historia, ganando maratones en Nueva York, Berlín y Rotterdam. Loroupe también ha sido defensora de los derechos de los refugiados y ha creado una fundación que organiza competiciones deportivas para promover la paz.

Alphonso Davies

Alphonso Davies nació en un campo de refugiados en Ghana, hijo de padres que huyeron de la guerra civil en Liberia. Su familia se mudó a Canadá cuando él tenía 5 años. Davies se unió a un programa de fútbol gratuito llamado Free Footie y rápidamente destacó por su talento. Debutó con la selección canadiense a los 16 años, convirtiéndose en el jugador más joven en hacerlo. Actualmente juega como defensa para el Bayern Múnich y es el primer jugador canadiense en ser embajador de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

Kimia Alizadeh 

Kimia Alizadeh nació en Irán en 1998. En 2016, a los 18 años, huyó de Irán y solicitó asilo político en Alemania. Alizadeh es la primera y única mujer iraní en ganar una medalla olímpica, obteniendo el bronce en taekwondo en los Juegos de Río 2016. Actualmente compite para el equipo olímpico de refugiados y es una defensora de los derechos de las mujeres y las refugiadas.

Anjelina Nadai Lohalith 

Anjelina Nadai Lohalith nació en Sudán del Sur en 1996. Huyó de la guerra civil de su país y se refugió en Kenia. Allí comenzó a practicar atletismo y fue seleccionada para formar parte del equipo olímpico de refugiados, compitiendo en los Juegos de Río 2016 y Tokio 2020 en pruebas de media distancia.

Eduardo Camavinga

Eduardo Camavinga nació en 2002 en un campo de refugiados en Cabinda, Angola. Sus padres, originarios de la República Democrática del Congo, se mudaron a Francia cuando Camavinga tenía 2 años. A los 17 años, se convirtió en el goleador más joven de la selección francesa en más de un siglo.

Awer Mabil

Awer Mabil nació en 1995 en el campo de refugiados de Kakuma, en Kenia. Sus padres, refugiados de lo que ahora es Sudán del Sur, huyeron del conflicto y la Segunda Guerra Civil Sudanesa. Fue en este campo de refugiados donde Mabil comenzó a jugar al fútbol con un calcetín enrollado. Cuando su familia se mudó a Australia en 2006, su talento natural fue reconocido y pronto debutó con la selección australiana en 2018. Fue su gol decisivo el que aseguró la clasificación de Australia para la Copa Mundial 2022.

Yolande Bukasa

Yolande Mabika nació el 8 de septiembre de 1987 en Bukavu, República Democrática del Congo (RDC), una región severamente afectada por la Segunda Guerra del Congo. Durante el conflicto, fue separada de sus padres y llevada a un hogar de niños en Kinshasa, donde conoció el yudo, un deporte promovido por el gobierno congoleño para los huérfanos. Antes de recibir asilo en Brasil durmió en la calle y trabajó como barrendera y en una fábrica textil. Mabika sería parte del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados que competiría en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016.

 

Alberto Ares, director del Servicio Jesuita a Refugiados - JRS Europe

Religión Digital

OJEA: “MISERICORDIA ES SENTIR DENTRO DE UNO AQUELLO QUE LE PASA AL OTRO”


col arregi

 

En el Evangelio del XVI Domingo del Tiempo Ordinario, el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Oscar Ojea, destaca que “aparece en primer lugar claramente la prioridad de la oración”. En sus palabras afirmó que “los apóstoles vuelven contentos después de la misión que les había encomendado Jesús y necesitan hablar, necesitan contarle; y para eso quieren estar tranquilos, y Jesús los lleva a un lugar desierto para poder conversar con él”. Ojea resaltó “qué importante es la oración, qué importante es ponernos del lado del Señor para escucharlo y para contarle también nuestras cosas con confianza, como un Padre como un amigo”.

Jesús vio, tuvo compasión y enseñó

Sin embargo, afirmó el obispo, “cuando ellos van a cumplir esta función, aparece la multitud, y acá aparece el tema de la relación de Jesús con la multitud. Jesús ve a la multitud y en el fondo le da prioridad a lo que tenían que hacer ellos. Jesús se queda con la multitud y aquí quiere enseñarles muchas cosas a los apóstoles”. Ahí destacó tres verbos que “utiliza el Evangelio: Jesús vio, tuvo compasión y enseñó. Tres verbos, primero vio, vio la multitud; podría no haberla visto. Nuestra visión es selectiva, vemos lo que queremos, vemos lo que elegimos ver; instalamos los temas que nos parecen importantes y hay muchos que los ignoramos. Sabemos que nuestra vista es selectiva y muchas veces huimos de la realidad. Jesús no huye de la realidad, la enfrenta. Vio la multitud, no le tuvo miedo; era una multitud carente, llena de dificultades, de problemas y, sin embargo, el Señor la ve, la ve; la mira”.

“En segundo lugar, se compadeció de ella, porque la vio como ovejas que no tienen pastor, la vio dispersa. Qué notable este verbo utilizado por el Evangelio. En el fondo es no mirar de arriba para abajo como quien tiene lástima, o como quien ejercita una misericordia falsa. Por eso está tan mal vista la palabra misericordia muchas veces, como si fuera algo mirar por encima del hombro a aquel que está realmente muy abajo y yo tengo que hacer algo por él”, subrayó Ojea.

Tomar el lugar del otro

Según el obispo de San Isidro, “no, es otra cosa, es sentir dentro de uno aquello que le pasa al otro, es tomar el lugar del otro, ponerse en su lugar; es tener en el corazón aquello que le pasa y para eso tengo que estar en el mismo nivel, como el Buen Samaritano que se baja de su cabalgadura para ponerse en el nivel del hermano que sufre”. Desde ahí afirmó que “esta es la compasión de Jesús. Jesús se ha encarnado, Jesús siente en el corazón lo que le pasa al hermano y lo que le pasa a la hermana; esto conmueve, lo vive como si fuera propio, y después entonces se dedica a enseñar”.

Primero, recordó Ojea, “sabemos que enseñar es un continuo ejercicio de escuchar y dar, es un ejercicio mutuo en donde vamos aprendiendo. Jesús aprendía aquello de lo que tenía necesidad la multitud a través de la compasión y Jesús le devuelve a través de su enseñanza todo aquello que puede darle, su Palabra, y la multitud quedaba como colgada de la Palabra de Jesús. Les hablaba como quien tiene autoridad y no como los escribas, estaba sedienta la multitud de su Palabra”. Para ello pidió “que podamos nosotros imitar esta actitud profunda de Jesús, no esquivar la realidad, no tenerle miedo, enfrentarla. Para poder transformarla tenemos que verla”.

En segundo lugar, llamó a “tener compasión del hermano que realmente la necesita, no perder esa sensibilidad, que es el sentimiento de Jesús, ‘tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús’, nos dice Pablo”. Y, en tercer lugar, “poder enseñar aquello que realmente podemos dar de lo mejor que puede salir de nosotros”.

 

Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

Religión Digital

EL MILAGRO QUE NECESITAMOS ES LA MULTIPLICACIÓN DE LA SOLIDARIDAD Y EL AMOR DOMINGO 17º T.O. (B)


col labrador

 


“Repartió a los/as que estaban sentados/as todo lo que quisieron” (Jn 6,1-15)

En la vida hay momentos, situaciones en los que tomas conciencia de algo que está más allá de lo superficial, de lo habitual. Son espacios reveladores y también, celebrativos.

El evangelio de hoy nos recuerda la eucaristía. Cabría preguntarse si las experiencias significativas de los/as creyentes tienen cabida en el rito actual. El signo de liberación que realiza Jesús en el evangelio debería ser signo visible en cada persona y comunidad cristiana y debería rehuir, como él hizo, toda tentación de autosuficiencia, especialmente de orden político, social o religioso. Todo un aviso a navegantes.

Queremos ser pan en una Iglesia donde hombres y mujeres, en plano de igualdad, participemos en la vida y en el ejercicio de los distintos ministerios. La identidad cristiana tiene su origen en la gracia del Bautismo, que pone los cimientos de una nueva existencia. Es Dios mismo quien llama e invita a los hombres y mujeres cristianos por la fe y el bautismo, otorgándoles la Gracia de un nuevo nacimiento.

A partir de ahí, podemos avanzar y mucho, en ir descubriendo el carácter gratuito de la iniciativa de Dios, la libertad de la respuesta de todo ser humano, la vinculación definitiva del bautizado/a a Cristo y a su seguimiento. Sin miedos que paralizan y bloquean opciones liberadoras, no “marear la perdiz” en cuestiones vitales para la vida de las personas y colectivos descartados. No nos enredemos inútilmente en disquisiciones de pensamiento, de exégesis sesgadas, de controversias que al final, son las legalistas, las farisaicas, las que siguen marginando al Pueblo de Dios como lugar teológico, dinámico, en camino.

Donde hay miedo, no hay fe. La Iglesia católica que habla de Sinodalidad lo sabe muy bien, pero ¿lo practica? Jesús actúa con absoluta libertad, hace referencia a la nueva alianza basada en el amor, lo que le lleva a dar su propia vida por amor a todos, en fidelidad a su Abbá.

Leamos el evangelio de hoy con una mirada inclusiva, haciendo un ejercicio de comprensión sencillo, actual, sin tapujos.

“Se marchó a la otra parte de Galilea o de Tiberíades”. El mundo pagano. Hoy diríamos la sociedad y el mundo convulso e insolidario en el que vivimos. Ante las graves crisis sucesivas (económicas, gubernamentales, sanitarias, guerras interminables…) las naciones, las instituciones, se encierran en la política del “sálvese quien pueda” y cuanto más poder y más corrupción, mejor. Urge romper esta inercia destructiva y buscar la esencia divina sembrada en cada ser humano.

“Lo seguía mucha gente… Subió Jesús a la montaña y se sentó allí, con sus discípulos y discípulas”. El ámbito donde habita la presencia de Dios: el cuerpo, portador y templo del Espíritu-Ruah, presencia viva, diálogo íntimo de amor entre lo humano y lo divino, comunión gozosa de dos amantes.

“Jesús le pregunta a Felipe: ¿con qué compraremos panes para que coman éstos? (Lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer)”. Según él, no hay solución viable para dar de comer a tanta gente. Sin embargo, Andrés da la clave de una nueva perspectiva: se comparte lo que hay, aun con dudas de si alcanzará o no para todos. Lo que hacemos en casa, en los grupos, en la vida comunitaria.

“Jesús les manda sentar”, porque todos y todas estamos sentados en el mismo suelo de la fe (no en el sofá de la indiferencia y el individualismo), y en la misma mesa (no unos en el salón y los/as más, en el sótano), donde Él se da por entero, con un amor incondicional que no sabe de distinciones de género, raza, cultura, orientación sexual, creencias, estado social… sino mentes, manos y corazones abiertos que se abren al único mensaje válido: el pan del amor.

“Sólo los hombres eran unos cinco mil”. Los sinópticos puntualizan que se sentaron por grupos de cincuenta y de cien. Es decir, comunidades cristianas, realización histórica concreta de la comunión, que es un don del Espíritu-Ruah, y signo visible de la liberación humana. Pero cabemos “todos, todos, todos”, como dice Francisco, también las mujeres y los niños… es decir, ¡todas, todas!

El milagro que hoy necesita el mundo es la multiplicación de la solidaridad y el amor.

“Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados; lo mismo hizo con los peces. Cuando quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos/as: Recoged lo que ha sobrado, para que no se pierda nada”. Es decir, para que la comunidad cristiana sea ejemplo fiel de la invitación y misión al servicio del Reino de Dios.

El proyecto del Reino en su visibilidad eclesial se realiza en el signo del servicio o diaconía: liberación, amor-caridad, educación; se vive en el signo de la comunión o koinonía, comunidad, fraternidad-sororidad, unidad, comunicación; se proclama en el signo de la palabra o “kerigma”: anuncio, evangelización, predicación, enseñanza, homilía; se celebra en el signo de la liturgia: eucaristía o acción de gracias, oración, sacramentos, celebración… ¿Cuándo será visible para las mujeres?

Todo ello nos habla de una Iglesia-signo, sinodal, de aquellos que somos sus seguidores/as, cercana a los hombres y mujeres de hoy, no clerical, ni centrada en sí misma, sino abierta al proyecto del Reino en vías de realización, solidaria con la pobreza y la marginación, profética, fraterna-sororal, festiva y abierta al futuro. “Donde nadie sea impuro/a, discriminado/a o etiquetado/a”.

“La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: Este sí que es el Profeta que había de venir al mundo”. Pero Jesús se retiró otra vez a la montaña, él solo”.

Frente a la tentación de seguir siendo sordos y ciegos a su Palabra, nos queda la denuncia profética y el anuncio del Reino. Celebramos la festividad de María Magdalena, “apóstol de los apóstoles”, fiel seguidora, discípula, primera testigo de la resurrección del Señor, el Cristo de la Pascua, y predicadora de su mensaje.

¡Ruega por nosotras!

¡Shalom!

COMPARTIR EL PAN José Antonio Pagola

 


Ningún evangelista ha subrayado tanto como Juan el carácter eucarístico de la «multiplicación de los panes». Su relato evoca claramente la celebración eucarística de las primeras comunidades. Para los primeros creyentes, la eucaristía no era solo el recuerdo de la muerte y resurrección del Señor. Era, al mismo tiempo, una «vivencia anticipada de la fraternidad del reino».

Durante muchos años hemos insistido tanto en la dimensión sacrificial de la eucaristía que podemos olvidar otros aspectos de la cena del Señor. Quizá hoy tengamos que recordar con más fuerza que esta cena es signo de la comunión y fraternidad que hemos de cuidar entre nosotros y que alcanzará su verdadera plenitud en la consumación del reino. La eucaristía tendría que ser para los creyentes una invitación constante a vivir compartiendo lo nuestro con los necesitados, aunque sea poco, aunque solo sean «cinco panes y dos peces».

La eucaristía nos obliga a preguntarnos qué relaciones existen entre aquellos que la celebramos, pues, siendo «signo de comunión fraterna», se convierte en burla cuando en ella participamos todos, los que viven satisfechos en su bienestar y quienes pasan necesidad, los que se aprovechan de los demás y los marginados, sin que la celebración parezca cuestionar seriamente a nadie.

A veces nos preocupa si el celebrante ha pronunciado las palabras prescritas en el ritual. Hacemos problema de si hay que comulgar en la boca o en la mano. Y, mientras tanto, no parece preocuparnos tanto la celebración de una eucaristía que no es signo de verdadera fraternidad ni impulso para buscarla.

Y, sin embargo, hay algo que aparece claro en la tradición de la Iglesia: «Cuando falta la fraternidad, sobra la eucaristía» (Luis González-Carvajal). Cuando no hay justicia, cuando no se vive de manera solidaria, cuando no se trabaja por cambiar las cosas, cuando no se ve esfuerzo por compartir los problemas de los que sufren, la celebración eucarística queda vacía de sentido.

Con esto no se quiere decir que solo cuando se viva entre nosotros una fraternidad verdadera podremos celebrar la eucaristía. No tenemos que esperar a que desaparezca la última injusticia para poder celebrarla. Pero tampoco podemos seguir celebrándola sin que nos impulse a comprometernos por un mundo más justo.

El pan de la eucaristía nos alimenta para el amor y no para el egoísmo. Nos impulsa a ir creando una mayor comunicación y solidaridad, y no un mundo en el que nos desentendamos unos de otros.

LA GENTE BUSCA LA SOLUCIÓN DE SUS PROBLEMAS DOMINGO 17º (B) Jn 6,1-15

fe adulta

El domingo pasado nos dejaba el relato evangélico de Marcos ante la multiplicación de los panes. En su lugar, la liturgia inserta, a partir de este domingo, todo el c. 6 de Jn. Es el más largo y denso de todos los evangelios y que nos va a ocupar cinco domingos. Con diversos símbolos, nos dice quién es Jesús para nosotros, si de verdad queremos seguirlo. Partiendo de la multiplicación de los panes, elabora toda una teología del seguimiento. En el fondo, se trata de un proceso de iniciación catequética, que en la comunidad duraba varios años y que, al final, obligaba a tomar una decisión definitiva: el bautismo o abandonar.

Como siempre en Juan, todo son símbolos. El pan es el signo del alimento espiritual. El monte es el lugar donde habita la divinidad. Jesús subió al lugar que le es propio. Sentarse es el símbolo de enseñanza rabínica. “Estaba cerca la Pascua”, no es un dato cronológico, sino teológico. La gente no sube a Jerusalén, como era su obligación. Busca en Jesús la liberación, que el templo no puede darles. Proclamarle Rey es buscar seguridades. En los próximos domingos iremos viendo los demás símbolos empleados en el capítulo.

El dinero es lo que había desplazado a Dios del templo, utilizado por el sistema opresor, es el causante de la injusticia. Comprar pan, es obtener un bien necesario para la vida, a cambio de dinero, inventado para dominar. El vendedor dispone del alimento; lo cede solo bajo ciertas condiciones dictadas por él. La vida no está al alcance de todos, sino mediatizada por el poder. Jesús no acepta tal estructura, pero quiere saber si sus discípulos la aceptan. Felipe no ve solución. Doscientos denarios era el salario de un año.     

El dinero sigue siendo hoy la causa de toda desigualdad. Todo tiene un precio. La gratuidad ha desaparecido de nuestra sociedad. Seguimos ante la encrucijada de compartir gratuitamente o el egoísmo feroz, pero no tomamos la decisión definitiva. No tomar el camino espiritual es dejarnos llevar por el hedonismo, la búsqueda de placer a cualquier precio y la huida de todo dolor. En el mejor de los casos, nos empeñamos en ir por dos caminos opuestos al mismo tiempo. Nuestra religión nos lleva a la esquizofrenia sistémica.

Andrés muestra una solución distinta. Habla de los panes y los peces, que descubre como algo de lo que se puede disponer. El muchacho (muchachito, doble diminutivo) representa al insignificante grupo de los discípulos. Los números simbólicos 5+2=7 indican totalidad. Todo se pone a disposición de los demás. Al ser de cebada, pone en relación este episodio con el de Eliseo. Eliseo dio de comer a cien, con veinte panes. Jesús da de comer a cinco mil con cinco. La propuesta de Andrés es la adecuada pero no hay medios suficientes.

Haced que se recuesten. Comer recostado era signo de hombres libres (las mujeres y los niños no contaban para nada). Jesús quiere que todos se sientan personas con su propia responsabilidad. No quiere servidumbres ni dependencias de ninguna clase. Aquí está ya apuntando a la falsa interpretación que van a hacer del signo. El lugar (con artículo determinado) era el modo de designar el templo. Dios no está ya en el templo sino donde está Jesús. La mucha hierba, signo de la abundancia de los tiempos mesiánicos.

Pronunció la acción de gracias (eucaristhsaV=eucaristizó). Este dato tiene mucha miga. Se trata de conectar la comida con el ámbito de lo divino (los sinópticos hablan de elevar la mirada al cielo). Se reconoce que el alimento es don de Dios a todos; nadie puede apropiárselo para después sacar provecho de su venta. Una vez liberado del acaparamiento egoísta, todos tendrán acceso a ese bien necesario. Su finalidad primera, alimentar, se eleva para convertirlo en signo de Vida. Solo en este nuevo espacio es posible el compartir.

Recoged los pedazos que han sobrado. Lo sobrado no tiene sentido de resto, desperdicio, sino de sobrante, sobreabun­dante. En la Didaché se llama al pan eucarístico “los trozos” (klasma). Deben recogerlos porque la comunidad tiene que continuar la obra de la entrega. Otra gran diferencia con la experiencia del Éxodo. El maná no duraba de un día para otro; lo que Jesús ofrece tiene valor permanente y hay que cuidarlo. Recordemos que en los Hch se llama a la eucaristía “la fracción del pan”. No es pan, sino pan partido.

Llenaron doce canastas. "doce" hace referencia a las doce tribus de Israel, como símbolo del pueblo que había acompañado a Moisés. Jesús es el nuevo Moisés, el profeta que tenía que venir al mundo. Se trata de un profeta como Moisés que haría los mismos prodigios que él, ahora en beneficio de sus seguidores. Solo buscan su interés y están incapacitados para reconocer la novedad de Jesús. Siguen esperando una salvación material. Más tarde se establece la distinción entre el alimento de Jesús y el maná.

Quieren hacerle rey. No han entendido nada. La multitud queda satisfecha con haber comido, no necesita ni espera nada más. La identificación con Jesús y su mensaje no les interesa. Jesús quiere liberarles, ellos prefieren seguir dependiendo de otro. Jesús les pide generosidad; ellos prefieren recibir sin comprometerse a nada. Quiere asociarlos a su obra; ellos pretenden descargar en él su responsabilidad sin compromiso alguno. La solución que Jesús propone es compartir todo con todos. La salvación no está en que alguien solucione mi problema sino en estar dispuesto a dar a los demás lo que uno tiene y lo que uno es.

Se retiró a la montaña él solo. Es importante notar la doble imagen: Jesús sube a lo más alto, lo divino, mientras los discípulos bajan a lo más bajo, el mar. Ante la total incomprensión de la gente, Jesús no tiene alternativa, se vuelve al monte (lugar de la divinidad). Completamente solo, como Moisés después que el pueblo traicionó a Dios, haciéndose un ídolo. Este paralelo con Moisés muestra la gravedad de lo sucedido. Haciendo de Jesús un Mesías poderoso, repiten la idolatría de los israelitas en el desierto. En ambos casos quieren adorar a Dios bajo la falsa imagen que ellos habían hecho de Él.

Jesús pudo escapar de la pretensión de aquella gente, pero de nosotros, no puede escapar y lo hemos proclamado rey del universo. Debemos examinar los motivos que nos mantienen unidos a Jesús. ¿Por qué somos cristianos? ¿Por qué venimos a misa? Yo os lo voy a decir: Para asegurarnos sus favores aquí abajo y, además, garantizar una eternidad dichosa en el cielo. ¡Poco han cambiado las cosas! También nosotros seguimos sin querer saber nada del servicio y la entrega a los demás. El evangelio sigue sin estrenar.

Seguimos poniendo lo espiritual al servicio de lo material. No nos interesa lo que Dios quiere sino nuestro placer. Solo nos interesa que Dios se ponga a nuestro servicio. Si todos los que nos llamamos cristianos empezáramos a compartir, como Jesús nos pide, se produciría la mayor revolución de la historia humana. Si esperamos a compartir cuando hayamos cubierto todas nuestras necesidades, nunca compartiremos nada. La técnica del capitalismo es precisamente aumentar las necesidades a medida que se van satisfaciendo.