FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
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ATALAYA

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miércoles, 8 de marzo de 2017

Día de la mujer trabajadora

La meditación, el éxito de ser uno mismo | Antonio Jorge Larruy | TEDxAn...

SENTIMIENTOS Y CRECIMIENTO PERSONAL (III)

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Desde la necesidad a la capa de protección
Toda nuestra historia emocional ha quedado registrada en el cuerpo y en la sensibilidad. Tal como se indicaba en el apartado anterior, el sufrimiento psíquico hizo que nos endureciéramos (o nos congeláramos), o bien que termináramos hipersensibles.
Entre ambos extremos –síntomas y, a su vez, fuente de sufrimiento–, entre la rigidez (endurecimiento o congelación) y la efervescencia (vulnerabilidad y susceptibilidad), a medida que la vamos sanando, la sensibilidad recupera su limpieza y ajuste, que la hace capaz de vibrar ajustada y armoniosamente.
Para entender el porqué de todos esos funcionamientos, es necesario acercarnos al comienzo de nuestra existencia. Y, en el inicio, el ser humano es pura necesidad; fundamentalmente, necesidad de ser reconocido.
Ese hecho hace que el niño sea absolutamente vulnerable, si bien la vulnerabilidad solo le resultará problemática cuando empiece a sufrir, es decir cuando su necesidad no sea adecuadamente respondida. Será entonces cuando el sufrimiento psíquico, que percibe en la zona abdominal, le lleve a emprender la huida, hasta instalarse en una “capa de protección”, que atenúe todo lo posible todo sentimiento doloroso.
Lo que ocurre, sin embargo, es ambivalente: si bien, por un lado, así se protege de la intensidad del sufrimiento, por otro, al alejarse del dolor, se distancia inadvertidamente de sus sentimientos y de la vida misma.
Instalado en la capa de protección, ya no vive; actúa, interpreta papeles. Hasta el punto de que puede pasar toda su existencia alejado de sí mismo, de sus sentimientos y de su vida profunda, desarrollando los roles con los que progresivamente se ha ido identificando.
Razón y corazón
Pero el diálogo mente/sentimiento es todavía más complejo. Tan complejo como son las relaciones entre el cerebro emocional o límbico –regulador de emociones y afectos– y el cerebro cognitivo (o neocórtex), sede de la razón.
El problema básico entre ambos cerebros –y el conflicto consiguiente en la vida de la persona- radica en un doble hecho: por una parte, cada uno de ellos tiende a imponerse sobre el otro; por otra, el cerebro emocional no entiende el lenguaje verbal ni conceptual. Eso explica que los intentos “mentales” por modificar el comportamiento suelan quedar en poco, y que las psicoterapias tradicionales produzcan efectos tan lentos e inestables.
En la pugna entablada entre ambos cerebros, pueden producirse dos resultados contrapuestos: si se impone el cerebro cognitivo sobre el emocional, se produce una “asfixia cognitiva”; en el caso contrario, asistiremos a un “cortocircuito emocional”. En el primero, se padece una represión de los sentimientos; en el segundo, un desbordamiento emocional.
En ambos extremos hay confusión y sufrimiento, o si se prefiere, rigidez y caos, respectivamente: en el primer caso, se impone el cerebro racional; en el segundo, el límbico.
El trabajo psicológico adecuado consiste en aprender a conjugar ajustadamente razón y emoción, desde algunas actitudes básicas que, para ser eficaces, requieren vivirse simultáneamente: aceptación, no-resistencia, no-represión, no-reducción y no-identificación.

ESCUCHADLE

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Mt 17, 1-9
En el tiempo de Cuaresma, la liturgia del segundo domingo nos acerca cada año al relato de la Transfiguración de Jesús. Después de acompañarle en el desierto (el primer domingo), somos llevados a una montaña alta de la mano de Jesús. Del desierto al monte. Conocemos la simbología de estos dos espacios. El desierto es el lugar de la soledad y el silencio, de la sequía, del ardor y la sed, del calor y la ausencia de caminos claros por los que avanzar. Pero, como bien sabemos, es también (y por ello mismo) el lugar del encuentro con el Dios de la Vida, con Aquel que está enamorado de nosotros (cf. Os 2,14). El monte es el lugar por excelencia de la comunicación de Dios. En el monte Dios se revela, se muestra, se comunica. En todas las tradiciones religiosas es el ámbito de lo divino.
El relato ante el que nos encontramos está muy elaborado y en él se presenta una teofanía descrita con la estructura y los elementos que hallamos en el Antiguo Testamento. Los primeros cristianos, tras la experiencia pascual, construyen un relato para expresarnos la presencia divina en Jesús con los elementos que para ellos eran conocidos y comprensibles.
Si lo que nos relatan lo hubieran experimentado los discípulos con anterioridad a la muerte de Jesús, seguramente se hubieran enfrentado al final de su vida de otra manera. Pero, como bien sabemos, la confirmación de quién era realmente Jesús les llega a los discípulos sólo tras la experiencia pascual. Es entonces cuando son capaces de entender y acoger que el Jesús Resucitado con el que se encontraron tras la experiencia en Jerusalén es el mismo que caminó con anterioridad junto a ellos por los caminos de Palestina, el mismo que murió en una cruz. Y es entonces cuando pueden elaborar este texto, tan cargado de simbolismo y expresividad.
En muchas cosas nos recuerda al del Bautismo (Mt 3,17). La voz de Dios expresa prácticamente lo mismo: “Este es mi hijo, el amado, mi predilecto”. Sin embargo, hay una novedad: el imperativo “escuchadle”.
Pedro, Santiago y Juan suben junto a Jesús al monte como lo hicieron Aarón, Nadab y Abiú y 70 ancianos acompañando a Moisés (Ex 24,1). Moisés y Elías, representantes de la Ley y los profetas, son mostrados en diálogo con Jesús. Pero Jesús y su Evangelio trascienden todo lo vivido anteriormente. Por eso, aunque Pedro propone levantar una tienda igual para cada uno, es Dios mismo quien le interrumpe (“Todavía estaba hablando…”) para que todo quede resituado.
Es a él, a Jesús, a su Hijo amado, a quien hay que escuchar. En griego, “akouete autou” significa escuchadle a él solo. Dios se hace presente como lo ha hecho a lo largo de toda la historia pero ahora, en Jesús, lo lleva a cabo de un modo nuevo. Por eso hay que escucharlo. Y escuchar al Hijo predilecto es conformarse con él, transformarse en él y vivir como él, entregando la vida hasta el final por amor.
El espanto con el que los discípulos caen de bruces en el suelo es el propio de las teofanías. La presencia de lo divino asusta al ser humano porque éste se hace consciente de quién es él y quién es Dios. Pero el miedo que este relato nos describe podemos entenderlo también como aquel que brota en el creyente ante esta conciencia. ¿Cómo puede Dios mismo manifestarse ante mí? ¿Y cómo puede ser que se manifieste en Jesús, cuyo camino pasa por la cruz y la muerte?
No debemos olvidar el contexto en el que Mateo introduce este relato. Se incluye inmediatamente después del primer anuncio de la Pasión y de la reacción enardecida de un Pedro que no termina de enterarse bien y a quien Jesús regaña fuertemente. ¿Cómo no temer cuando lo último que Jesús les ha dicho es: “si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, cargue con sus cruz y me siga” (Mt 16,24)?
Los discípulos caen aterrados de miedo. Jesús se acerca y los toca. Como lo hizo siempre en el camino ante quienes sufrían alguna enfermedad o estaban abatidos. Jesús, a quien reconocemos como nuestro Dios y Señor, no se queda en el monte ni en la nube, ni en la luz resplandeciente… Nuestro Dios y Señor se acerca una y otra vez a ti, a mí… nos toca y nos habla invitándonos a no tener miedo y a ponernos en pie; invitándonos a volver a los caminos sanando, proclamando la Buena Noticia, liberando.
En este tiempo de Cuaresma, tiempo intenso de oración y de preparación, tiempo de conversión, este relato se nos regala como una invitación a mantener la esperanza y la consciencia de que caminamos hacia la Pascua y Resurrección. Pero no de cualquier modo, lo hacemos de la mano de Jesús, a quien debemos escuchar y quien nos conduce por los caminos invitándonos a vivir como él, quien –si caemos por alguna razón– se acerca siempre, nos levanta y nos dice: “no temas”.

POR LA RENUNCIA AL TRIUNFO

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El tema común a las tres lecturas de este domingo es “por la renuncia al triunfo”. En la primera, Abrahán debe renunciar a su patria y a su familia, experiencia muy dura que sólo conocen bien los que han tenido que emigrar. Pero obtendrá una nueva tierra y una familia numerosa como las estrellas del cielo. Incluso todas las familias del mundo se sentirán unidas a él y utilizarán su nombre para bendecirse.
En la segunda lectura, Timoteo deberá renunciar a una vida cómoda y tomar parte en el duro trabajo de proclamar el evangelio. Pero obtendrá la vida inmortal que nos consiguió Jesús a través de su muerte.
En el evangelio, si recordamos el episodio inmediatamente anterior (el primer anuncio de la pasión y resurrección) también queda claro el tema: Jesús, que renuncia a asegurarse la vida, obtiene la victoria simbolizada en la transfiguración. Así lo anuncia a los discípulos: «Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar a este Hombre como rey».
Esta manifestación gloriosa de Jesús tendrá lugar seis días más tarde. El relato podemos dividirlo en tres partes: la subida a la montaña (v.1), la visión (vv.2-8), el descenso de la montaña (9-13). Desde un punto de vista litera­rio es una teofanía, una manifestación de Dios, y los evangelistas utilizan los mismos elementos que empleaban los autores del Antiguo Testamento para describirlas. Por eso, antes de analizar cada una de las partes, conviene recordar algunos datos de la famosa teofanía del Sinaí, cuando Dios se revela a Moisés.
La teofanía del Sinaí
Dios no se manifiesta en un espacio cualquiera, sino en un sitio especial, la montaña, a la que no tiene acceso todo el pueblo, sino sólo Moisés, al que a veces acompaña su hermano Aarón (Ex 19,24), o Aarón, Nadab y Abihú junto con los setenta dirigentes de Israel (Ex 24,1). La presen­cia de Dios se expresa mediante la imagen de una nube espesa, desde la que habla (Ex 19,9). Es también frecuente que se mencione en este contexto el fuego, el humo y el temblor de la montaña, como símbolo de la gloria y el poder de Dios que se acerca a la tierra. Estos elementos demuestran que los evangelistas no pretenden ofrecer un informe objetivo, “histórico”, de lo ocurrido, sino crear un clima semejante al de las teofanías del Antiguo Testa­mento.
La subida a la montaña
Jesús sólo elige a tres discípu­los, Pedro, Santiago y Juan. La exclusión de los otros nueve no debemos interpretarla sólo como un privilegio; la idea principal es que va a ocurrir algo tan importante que no puede ser presen­ciado por todos. Se dice que subieron «a una montaña alta y apartada». La tradición cristiana, que no se contenta con estas indicaciones generales, la ha identificado con el monte Tabor, que tiene poco de alto (575 m) y nada de aparta­do. Lo evangelistas quieren indicar otra cosa: usan el frecuente simbolismo de la montaña como morada o lugar de revelación de Dios. Entre los antiguos cananeos, el monte Safón era la morada del panteón divino. Para los griegos se trataba del Olimpo. Para los israelitas, el monte sagrado era el Sinaí (u Horeb). También el Carmelo tuvo un prestigio especial entre ellos, igual que el monte Sión en Jerusalén. Una montaña «alta y apartada» aleja horizontalmente de los hombres y acerca verticalmente a Dios. En ese contexto va a tener lugar la mani­festación gloriosa de Jesús, sólo a tres de los discípulos.
La visión
En ella hay cuatro elementos que la hacen avanzar hasta su plenitud. El primero es la transformación del rostro y las vestiduras de Jesús. El segundo, la aparición de Moisés y Elías. El tercero, la aparición de una nube luminosa que cubre a los presentes. El cuarto, la voz que se escucha desde el cielo.
1. La transformación de Jesús la expresaba Marcos con estas pala­bras: «sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no es capaz de blanquearlos ningún batanero del mundo» (Mc 9,3). Mateo omite esta comparación final y añade un dato nuevo: «su rostro brillaba como el sol». La luz simboliza la gloria de Jesús, que los discípulos no habían percibido hasta ahora de forma tan sorprendente.
2. «De pronto, se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él». Moisés es el gran mediador entre Dios y su pueblo, el profeta con el que Dios hablaba cara a cara. Sin Moisés, humana­mente hablando, no habría existido el pueblo de Israel ni su religión. Elías es el profeta que salva a esa religión en su mayor momento de crisis, hacia el siglo IX a.C., cuando está a punto de sucumbir por el influjo de la religión cananea. Sin Elías habría caído por tierra toda la obra de Moisés. Por eso los judíos concedían especial importancia a estos dos personajes. El hecho de que se aparezcan ahora a los discípu­los (no a Jesús) es una manera de garantizarles la importancia del personaje al que están siguiendo. No es un hereje ni un loco, no está destruyendo la labor religiosa de siglos, se encuentra en la línea de los antiguos profetas, llevando su obra a plenitud.
En este contexto, las palabras de Pedro proponiendo hacer tres chozas suenan a simple despropósito. Pero son simple conse­cuencia de lo que dice antes: «qué bien se está aquí». Cuando el primer anuncio de la pasión, Pedro rechazó el sufrimiento y la muerte como forma de salvar. Ahora, en la misma línea, considera preferible quedarse en lo alto del monte con Jesús, Moisés y Elías que seguir a Jesús con la cruz.
3. Como en el Sinaí, Dios se manifiesta en la nube y habla desde ella.
4. Sus primeras palabras reproducen exactamente las que se escucharon en el momento del bautismo de Jesús, cuando Dios presentaba a Jesús como su siervo. Pero aquí se añade un imperativo: "¡Escuchadlo!" La orden se relaciona directamente con las anteriores palabras de Jesús, que han provocado tanto escán­dalo en Pedro, y con la dura alternativa entre vida y muerte que ha planteado a sus discípulos. Ese mensaje no puede ser eludido ni trivializado. "¡Escuchadlo!"
El descenso de la montaña
Dos hechos cuenta Mt en este momento: La orden de Jesús de que no hablen de la visión hasta que él resucite y la pregunta de los discípulos sobre la vuelta de Elías.
Lo primero coincide con la prohibición de decir que él es el Mesías (Mt 16,20). No es momento ahora de hablar del poder y la gloria, suscitando falsas ideas y esperanzas. Después de la resurrección, cuando para creer en Cristo sea preciso aceptar el escándalo de su pasión y cruz, se podrá hablar con toda libertad también de su gloria.
El segundo tema, sobre la vuelta de Elías, lo omite la liturgia.
Resumen
Este episodio no está contado en beneficio de Jesús, sino como experiencia positiva para los apóstoles. Después de haber escuchado a Jesús hablar de su pasión y muerte, de las duras condiciones que impone a sus seguidores, tienen tres experiencias complementarias: 1) ven a Jesús transfigurado de forma gloriosa; 2) se les aparecen Moisés y Elías; 3) escuchan la voz del cielo.
Esto supone una enseñanza creciente: 1) al ver transformados su rostro y sus vesti­dos tienen la expe­riencia de que su destino final no es el fracaso, sino la gloria; 2) al aparecérseles Moisés y Elías se confirman en que Jesús es el culmen de la historia religiosa de Israel y de la revela­ción de Dios; 3) al escuchar la voz del cielo saben que seguir a Jesús no es una locura, sino lo más conforme al plan de Dios.

La visión salesiana del Día Internacional de la Mujer

- Por: Carlos Martín



Desde las diferentes presencias salesianas se han puesto en marcha numerosas actividades para celebrar el 8 de marzo.





Cada 8 de marzo se celebra una jornada que simboliza el esfuerzo por conseguir que la igualdad entre mujeres y hombres ofrezca frutos abundantes y una ocasión en la que rendir homenaje a todas esas mujeres que a lo largo de la historia han puesto su grano de arena para que el #DíaInternacionaldelaMujer sea mucho más que una fecha en el calendario.

Desde las diferentes presencias salesianas se han puesto en marcha numerosas actividades para conmemorar este día y poner en contexto los distintos movimientos que han enmarcado la cita a lo largo del tiempo. Desde las reflexiones en los "Buenos Días" con un recorrido histórico iniciado en las protestas de 1857 por las condiciones laborales por parte de las obreras textiles americanas, hasta tutorías para reflexionar sobre el origen de la huelga de Nueva York en 1908 por la reclamación de la igualdad salarial o la disminución de la jornada laboral para conciliar la vida familiar.
 Junto con la lectura de manifiestos, la elaboración de murales y talleres se ha remarcado la primera celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora en 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, o la invitación en 1977 por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas de declarar un día como Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.

También en redes sociales han sido numerosos los mensajes publicados desde los perfiles oficiales de las casas salesianas, Fundaciones, Misiones Salesianas y ONGD salesianas  Fundaciones participando de las propuestas en las diferentes ciudades: Fundación Juan Soñador, donde se insistía en la importancia de la mujer, siempre en primera línea, como verdaderas protagonistas de la historia, así como la presentación de datos en los que se recordaba que en el mundo hay casi 500 millones de mujeres en condición de analfabetismo siendo necesaria la lucha por el derecho a la educación.

Igualmente se ha aprovechado la fecha para profundizar desde el punto de vista salesiano en la relación de San Juan Bosco con su madre, Margarita Occhiena, que tuvo una influencia decisiva en la educación de sus hijos, como recuerda el célebre sueño de los 9 años que marcó para siempre su vida: “Yo soy el Hijo de Aquella a quien tu madre te enseñó a saludar tres veces al día”.
Un 8 de marzo en el que ofrecer la visión salesiana del #DíaInternacionaldelaMujer.

Madurez en la fe

Gabriel Mª Otalora

Términos como excelencia, perfección y otros semejantes, se han incrustado en la vida cotidiana como auténticos mitos que han acabado por convertirse en un problema. Ahora se cultiva el espíritu de la perfección como una obligación: el viaje perfecto, el trabajo perfecto, el cuerpo perfecto, el mundo perfecto… confundiendo así la mejora continua posible con metas inalcanzables. Lo cierto es que no estamos llamados al perfeccionismo, sino a la santidad.

Nos han (¿nos hemos?) programado para la inmadurez del perfeccionismo en lugar de enseñarnos a aceptar nuestras limitaciones. No pretendo exaltar la imperfección sino poner el acento en la necesidad de trabajarnos una sana autoestima capaz de valorar lo que tenemos, y darle gracias a Dios por ello, y de aceptar las limitaciones como algo natural y consustancial con el ser humano si lo que buscamos es vivir la vida en positivo, sin bloqueos, complejos u obsesiones paralizantes. ¿No es bastante dificultosa la cruz de cada día como para no aceptarnos en nuestra limitación? ¿Qué hemos hecho con la autoestima y el sentido del humor?
Incluso en el campo religioso, no son pocos los que enarbolan la foto fija del “ser perfectos como vuestro Padre es perfecto” que dijo Jesucristo, aunque choque con la cruda realidad de que nadie es perfecto. Una contradicción que requiere explicación, porque Dios no puede exigir perfección a quienes no pueden lograrla.
A juicio de los exegetas, el mensaje evangélico “sed perfectos” sería una equívoca traducción helenizada de los términos hebreos “misericordioso” y “santo” en el sentido de compasivo: sed misericordiosos como lo es vuestro Padre Dios. La buena nueva de amor, compasión, misericordia y perdón la hemos convertido en una propuesta de perfeccionismo en el sentido literal de la palabra, olvidando que “hasta lo peor de nosotros tiene la esperanza de humanizarse en el amor”.
Hemos creado un mundo de perfeccionistas que esconde el dolor como un fracaso humano convirtiéndonos en ciegos del corazón porque no hemos aprendido la lección de que nos buscamos en la felicidad pero nos hallamos en el sufrimiento, ni tampoco hemos descubierto las posibilidades de superación y comprensión que encierra el dolor inevitable. Ni las potencialidades de luchar para mejorar lo evitable anclados en la esperanza y la fe en Dios.
Nuestra condición limitada invita a convertirnos en la mejor posibilidad de uno mismo, aceptando lo que somos. Esto es esencial incluso desde la psicología moderna como requisito para aceptar a los demás con sus puntos fuertes y sus debilidades. No cabe duda de esto choca frontalmente con la exaltación del ganador, del puro y perfecto cristiano… que implica una posible incomprensión de las realidades de los demás como un peligro de exclusión a los que no vemos como nosotros. En el fondo de esto, anida un desprecio a los valores que encierran lo pequeño, lo frágil, lo incompleto; así es como la existencia llega a ser frustrante, neurótica, ante la imposibilidad de ser perfectos a pesar de nuestro esfuerzo. Es posible que sea incluso un buen campo de cultivo de la soberbia. Por eso Jesús se centró en los excluidos, por muy legales que fuesen las razones de la exclusión.
En plena Cuaresma, hagamos el mejor sacrificio de todos: luchemos por querernos más y mejor, como Dios nos quiere; hagamos el sacrificio de aceptarnos y aceptar a los demás y por último y sacrifiquémonos por llegar a ser la mejor posibilidad de uno mismo. En suma, reconciliémonos con Dios, con nosotros y con el prójimo. Este creo que es el camino para vivir una fe madura.

Arraigos para la vida


Clara Temporelli


“La única tarea que merece nuestro esfuerzo es la construcción del futuro”.Pierre Teilhard de Chardin.
Quisiera comunicar una experiencia de mujeres: la perspectiva de género. Esta herramienta necesaria que nos ayuda a desarrollar modos de ser persona mujer y persona varón, modos de ser familia y comunidad, modos de amar y ser amadas reivindicando la autoestima, el respeto mutuo y que la diferencia no puede ser causa de desigualdad, a partir de formas de comprender y vivir el evangelio que libera nuestras capacidades. ··· Ver noticia ···

Israel-Palestina: El entierro de la “solución” de dos estados


Moshé Machover

Palestina4El 15 de febrero el cadáver disecado de la “solución” de dos estados (S2E) para el conflicto entre el estado colonial sionista de Israel y del pueblo árabe palestino colonizado fue finalmente enterrado. Uno está tentado de decir ‘RIP’, pero es mucho más probable que descansar en guerra que en paz. El entierro tuvo lugar en una conferencia de prensa en la Casa Blanca, durante la cual el nuevo líder de la “comunidad internacional” absolvió a su sonriente protegido, Binyamin ( ‘Bibi’) Netanyahu incluso de fingir que persigue el fantasma de la S2E (1). Así puso fin a un viejo compromiso oficial de EE UU, formalizado por GW Bush en su discurso sobre la ‘hoja de ruta’ (24 de junio de 2002) (2), pero informalmente se remonta a la presidencia de Bill Clinton. ··· Ver noticia ···

La CEE reclama oficialmente al Gobierno la apertura de “corredores humanitarios” para los refugiados


Jesús Bastante


La Iglesia, preparada para asumir el exitoso modelo de Sant Egidio en Italia
En las próximas semanas comenzarán los encuentros para estudiar su viabilidad
Tíscar Espigares: “La religión puede ser usada como combustible, o como agua que apaga los conflictos”
El Papa, sobre los refugiados: “Recibir, acoger, consolar e integrar. Lo que falta es la integración”
Osoro pide a España que ponga en marcha “lo antes posible” los corredores humanitarios para refugiados
Necesitamos pasar de las palabras a los hechos e impulsar los corredores humanitarios como el modo más eficaz de abordar esta crisis

Los médicos atienden a la portavoz de ‘las mujeres de Sol’


Candela Salvador


Gloria Vázquez, presidenta de la asociación Ve- la luz, acude a un centro médico para ser atendida y tras eso decide regresar junto a sus compañeras para retomar la huelga de hambre que iniciaron hace casi un mes en la Puerta del Sol en protesta por la violencia machista
Gloria Vázquez, presidenta de la asociación Ve- la luz y una de las cuatro mujeres que continúan con su huelga de hambre en el centro de Madrid por la violencia machista ha sido atendida este lunes por los servicios médicos.
La activista gallega ha solicitado este martes la atención de los servicios médicos tras encontrarse mal y tras esto se le ha trasladado a un centro hospitalario para realizarle una revisión. Gloria Vázquez ha pedido el alta voluntaria para poder continuar con sus compañeras la huelga de hambre que comenzaron hace casi un mes en la Puerta del Sol. ··· Ver noticia 

Comunicado 8 de Marzo de 2017, día de la mujer trabajadora. Tejiendo igualdad: ¡No más precariedad laboral!

HOAC- JOC


Mujer trabajadoraCarmen, de 26 años, trabaja de reponedora en una gran superficie. Se desplaza 100km para trabajar 3h. cada jornada por 3,5€/h. «Tal y como está el mercado del trabajo, me temo que gran parte de mi vida laboral y la de mucha gente va a ser así de precaria mucho tiempo.»
Junto a Carmen y a tantas mujeres y hombres que sufren condiciones injustas celebramos el 8 de marzo el Día de la Mujer Trabajadora, un símbolo de la lucha de las mujeres trabajadoras por el reconocimiento de la dignidad, lucha que hoy ha de seguir viva.
El trabajo debe respetar a la persona en todas sus dimensiones, porque el trabajo es «la “clave esencial” de toda la organización social, condiciona el desarrollo no sólo económico, sino también cultural y moral, de las personas, de la familia, de la sociedad y de todo el género humano» (Laborem exercens 3). Sin embargo, hoy el trabajo no respeta la persona y su dignidad, relegándola al beneficio económico, y generando:



Precarización laboral
El desempleo femenino es del 20,25%, mientras que el masculino es del 17,22%. Las mujeres asumen el 72,6% de los contratos temporales (EPA 4T 2016).


Desigualdad
Las mujeres cobran de media un 19% menos por hora trabajada que los hombres (EPA 2015). Además, los recortes han reducido las medidas destinadas a combatir la brecha salarial.


Conciliación laboral
Solo una de cada nueve trabajadoras y trabajadores tiene flexibilidad horaria en su trabajo para favorecer la conciliación familiar y laboral. (Instituto de Política Familiar)


Empobrecimiento
El número de personas que se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión social supera los 13 millones, afectando a los hogares monoparentales donde la cabeza de familia es la madre, afectando también a la población infantil. (Informe Fundación 1 de Mayo)


Violencia contra la mujer
43 mujeres han sido asesinadas en 2016. Las cifras siguen siendo espeluznantes, no son solo números sin más, son 43 rostros de mujeres, vidas truncadas llenas de humillación y sufrimientos. Nos preocupa el repunte considerable de la violencia entre los jóvenes de hoy, provocando patrones de violencia que van consolidándose en el tiempo y en la sociedad. (Informe violencia de género 2015, USO)

El papa Francisco nos recuerda que «el trabajo es sagrado, el trabajo da dignidad a una familia y debemos rezar para que no falte el trabajo a ninguna familia». «Cuando el trabajo se separa de la alianza de Dios con el hombre y la mujer, cuando se separa de sus cualidades espirituales, cuando es rehén sólo de la lógica de la ganancia y desprecia los afectos de la vida, la degradación del alma contamina todo.»

La HOAC y la JOC, como Iglesia encarnada en el mundo obrero y del trabajo queremos decir alto y claro que:
▪No podemos callar ante la injusticia social, ante la violación de los derechos de las trabajadoras y trabajadores.
▪No podemos permanecer al margen ante la realidad de la violencia contra las mujeres y hemos de dar pasos en la sensibilización y formación.
▪No podemos continuar utilizando lenguajes y prácticas excluyentes, discriminatorias que justifiquen el empobrecimiento y la violencia contra las mujeres.
▪Invitamos a la sociedad a implicarnos en la defensa del trabajo digno para que entre todas y todos eliminemos la precariedad, la desigualdad y el empobrecimiento que afecta a tantas trabajadoras y trabajadores.
▪Exigimos a gobiernos, instituciones y organizaciones sociales el incremento de políticas de igualdad que reconozcan a la mujer su dignidad, su plena integración y protagonismo en la vida social.
▪Hacemos una llamada para avanzar hacia la igualdad en el seno de nuestra Iglesia, a fin de que la aportación femenina enriquezca decididamente a la comunidad eclesial como ya proponía el Concilio Vaticano II.

En este 8 de marzo, la HOAC y la JOC, junto a toda la Iglesia y la sociedad entera nos comprometemos en una acción transformadora que nos compete a todas y a todos, luchar por desterrar la violencia económica, laboral, social y cultural contra las mujeres trabajadoras, acompañando sus vidas, sus esperanzas, abriendo caminos nuevos que posibiliten otra forma de vivir, de organización económica y social, y otra cultura que respete la dignidad de las personas por encima de todo.

La religión como fuente de utopías salvadoras

Leonardo Boff


Leonardo Boff2Hoy predomina la convicción de que el factor religioso es un dato del fondo utópico del ser humano. Después de que la marea crítica de la religión, hecha por Marx, Nietzsche, Freud y Popper, retrocedió, podemos decir que los críticos no han sido suficientemente críticos.
En el fondo todos ellos elaboran dentro de un equívoco: quisieron colocar la religión dentro de la razón, lo cual hace surgir todo tipo de incomprensiones. Estos críticos no se dieron cuenta de que el lugar de la religión no está en la razón, aunque posea una dimensión racional, sino en la inteligencia cordial, en el sentimiento oceánico, en esa esfera de lo humano donde surgen las utopías.
Bien decía Blaise Pascal, matemático y filósofo, en el famoso fragmento 277 de sus Pensées: «El corazón es el que siente a Dios, no la razón». Creer en Dios no es pensar en Dios sino sentir a Dios a partir de la totalidad de nuestro ser. La religión es la voz de una conciencia que se niega a aceptar el mundo tal como es, sim-bólico y dia-bólico. Ella se propone transcenderlo, proyectando visiones de un nuevo cielo y una nueva Tierra y de utopías que rasgan horizontes no vislumbrados todavía.



La antropología en general y especialmente la escuela psicoanalítica de C. G. Jung ven la experiencia religiosa surgiendo de las capas más profundas de la psique. Hoy sabemos que la estructura en grado cero del ser humano no es la razón (logos, ratio) sino la emoción y el mundo de los afectos (pathos, eros y ethos).
La investigación empírica de David Golemann con su Inteligencia emocional (1984) vino a confirmar una larga tradición filosófica que culmina en M. Meffessoli, Muniz Sodré y en mí mismo (Direitos do coração, Paulus 2016). Afirmamos ser inteligencia saturada de emociones y de afectos. En las emociones y en los afectos se elabora el universo de los valores, de la ética, de las utopías y de la religión.

De este transfondo emerge la experiencia religiosa que subyace a toda religión institucionalizada. Según L. Wittgenstein, el factor místico y religioso nace de la capacidad de extasiarse del ser humano. «Extasiarse no puede expresarse mediante una pregunta. Por eso tampoco existe ninguna respuesta» (Schriften 3, 1969,68). El hecho de que el mundo exista es totalmente inexpresable. Para este hecho «no existen palabras, ese inexpresable se muestra; es lo místico» (Tractatus logico-philosophicus, 1962, 6, 52). Y continúa Wittgenstein: «lo místico no reside en cómo es el mundo sino en el hecho de que el mundo existe» (Tractatus, 6,44). «Aunque hayamos respondido a todas las posibles preguntas científicas, nos damos cuenta de que nuestros problemas vitales ni siquiera han sido tocados» (Tractatus, 5,52).

«Creer en Dios», prosigue Wittgenstein, «es comprender la cuestión del sentido de la vida. Creer en Dios es afirmar que la vida tiene sentido. Sobre Dios, que está más allá de este mundo, no podemos hablar. Y sobre lo que no podemos hablar, debemos callar» (Tractatus,7).
La limitación del espíritu científico es no tener nada sobre lo que callar. Las religiones cuando hablan es siempre de forma simbólica, evocativa y autoimplicativa. Finalmente terminan en el noble silencio de Buda o usando el lenguaje del arte, de la música, de la danza, del rito.


Hoy, cansados del exceso de racionalidad, de materialismo y consumismo, estamos asistiendo a la vuelta de lo religioso y de lo místico. Pues en él se esconde lo invisible que es parte de lo visble, y que puede dar una nueva esperanza a los seres humanos.
Cabe recordar una frase del gran sociólogo y pensador, al final de su monumental obra Las formas elementales de la vida religiosa (en español 1996): «Hay algo de eterno en la religión, destinado a sobrevivir a todos los símbolos particulares». Porque sobrevive a los tiempos, la afirmación de Ernst Bloch en sus famosos tres volúmenes de El principio esperanza: «donde hay religión, hay esperanza».
Lo esencial del Cristianismo no reside en afirmar la encarnación de Dios. Otras religiones también lo han hecho. Es afirmar que la utopía (lo que no tiene lugar) se volvió eutopía (un lugar bueno). En alguien, no solo fue vencida la muerte, lo que ya sería mucho, sino que ocurrió algo mayor: por la resurrección explosionaron e implosionaron todas las virtualidades escondidas en el ser humano. Jesús de Nazaret es el “novísimo Adán”, como dice San Pablo (1Cor 15,45), el hombre abscóndito ahora revelado. Él es solo el primero de muchos hermanos y hermanas; también la humanidad, la Tierra y el propio universo serán transfigurados para ser el cuerpo de Dios.
Por tanto, nuestro futuro es la transfiguración del universo y de todo lo que él contiene, especialmente la vida humana, y no polvo cósmico. Tal vez sea esta nuestra gran esperanza, nuestro futuro absoluto.

*Leonardo Boff es articulista del JB online y escribió Nuestra resurrección en la muerte, Sal Terrae.


Traducción de Mª José Gavito Milano

Semana negra para la independencia de la justicia


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Editorial 

REDES CRISTIANAS

“La justicia es igual a las serpientes.  Sólo muerden a los que están descalzos”. Esta reflexión de Monseñor Óscar Romero se ha hecho especialmente actual entre nosotros en la semana del 23 de Febrero del 2017. La crisis española empezó siendo económica, luego social, a continuación política, y este año todo parece indicar que nos tendrá pendientes de los tribunales. ¿Será por eso que el Gobierno maniobra para controlar las fiscalías?
En unos días hemos sido testigos de acontecimientos preocupantes: La práctica impunidad de miembros de la familia real; el fiscal superior de Murcia denuncia “intimidaciones y desprotección” a la hora de investigar posibles delitos de corrupción; hemos conocido que el Consejo General del Poder Judicial ha investigado al magistrado portavoz de la Plataforma Cívica por la Independencia Judicial y uno de los jueces que ha planteado varias cuestiones sobre cláusulas abusivas bancarias ante la justicia europea. El ministro de Justicia ha maniobrado para cesar a un fiscal; lo que parece ser una clara violación del principio constitucional de la separación de poderes.
Por otra parte, de los siete candidatos que había para presidir la Fiscalía Anticorrupción, ha sido elegido el único que no tenía experiencia alguna en esta especialidad,  Manuel Moix, que había destacado, sin embargo, por su trato de favor a diversos miembros del PP, impulsando la acusación, más que contra los presuntos delincuentes, contra periodistas que les han investigado y/o  jueces que les han metido en prisión.
En contraste con todo ello y en esos mismos días, la Audiencia Nacional ha condenado a Valtonyc, un rapero mallorquín de 23 años, a tres años y seis meses de cárcel por delitos de calumnias e injurias graves contra la Corona y de enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas en sus canciones. Condena que se suma a  otras tantas originadas en la llamada “Ley mordaza”, cuyos objetivos están resultando cada vez más claros: perseguir todo aquello que pueda suponer una crítica a actuaciones de los poderes  económicos y políticos. Hemos conocido también cómo el Tribunal de Justicia de la UE ha tenido que obligar a los bancos a indemnizar por las “cláusulas suelo”, por las que el banco nunca perderá dinero, digan lo que digan las  reglas del mercado. Privilegios que la banca no tiene en la mayoría de países, ni en EE.UU ni Canadá, ni en  la UE. Y las maniobras que el gobierno ha aceptado poner en marcha para favorecer a los bancos.
Toda esta acumulación de noticias han generado controversia entre la sociedad, los partidos políticos y el mundo judicial, lo que ha convertido  estos días en una semana negra para la independencia de la justicia, que ha quedado cuestionada  por los diferentes tratamientos en unos casos y otros. Hasta el punto de que, en un comunicado, firmado por  60 jueces decanos, se hace una llamada de atención “ante la gravedad de tales hechos y la generalizada inquietud de los jueces “. Y  el que fuera fiscal jefe Anticorrupción entre 1995 y 2003, Carlos Jiménez Villarejo, ha explicado recientemente   que “las presiones son bastante habituales y que vienen directas de la Fiscalía General del Estado…El principio de jerarquía pesa más que el principio de legalidad e imparcialidad. Pese a que estamos en democracia, el Ministerio Fiscal tiene cierto parentesco al de la dictadura.”
Se  extiende  en la opinión pública la sensación de que, al igual que la crisis económica está siendo utilizada para poner en marcha una gran operación de crecimiento de las desigualdades y degradación de los derechos sociales, los episodios de corrupción, no sólo no están sirviendo para alertar y erradicar estas prácticas, sino para consolidarlas aún más, particularmente para aquellos sectores sociales que se han venido beneficiando de ellas.
El papa Francisco vinculaba ambos mecanismos, el crecimiento de la desigualdad socio-económica  y de la impunidad en los casos de corrupción: “Los mecanismos de la economía actual promueven una exacerbación de la inequidad. Lo que se vuelve más irritante si los excluidos ven crecer ese cáncer social que es la corrupción profundamente arraigada en muchos países –en sus gobiernos, empresarios e instituciones-” (G.S. 60).
Se extiende también la sospecha de que uno de los pilares del Estados de derecho, la separación de poderes, cada vez se va debilitando más. La garantía de los Estados democráticos de derecho  consiste en que cada poder  ha de estar equilibrado por otros poderes y otras esferas que lo mantengan en su justo límite. Es este el principio del  “Estado de derecho”, en el cual es soberana la ley no la voluntad arbitraria de los hombres.
El artículo 117 de nuestra Constitución, cuando define las atribuciones del poder judicial, proclama que “la justicia emana del pueblo y se administra por jueces y magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley”. Los ciudadanos nos tememos que estos principios constitucionales  se van convirtiendo en poco más que declaraciones vacías de contenido real.
Al igual que la proclamación de su artículo 128,  referido a la riqueza del país,  nos va sonando cada vez más una utopía irrealizable: “Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”. Cuando asistimos a unas medidas de política económica que no sólo olvidan estos principios constitucionales, sino que legislan claramente en contra, enriqueciendo a los ya ricos y empoderando  a los más poderosos, los ciudadanos desconfiamos cada vez más de estas grandes palabras. “La llaman democracia y no lo es”, gritábamos en los días del 15-M.
Recordábamos al comienzo la reflexión de Oscar Romero sobre la práctica de la justicia en El Salvador, en una época oscura y en un país subdesarrollado. Algunos, irónica pero acertadamente, piensan que la crisis económica  y las políticas con las que se le están haciendo frente, nos están convirtiendo en “un país en vías de subdesarrollo”. ¿No estaremos tomando esta misma deriva no sólo en el plano económico-social, sino también en el moral y jurídico?