FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

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ATALAYA

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miércoles, 19 de junio de 2019

Pan partido y repartido - El Cuerpo y la Sangre de Cristo, Ciclo C

TÚ, TODOS Y TODO


col santos com
Hace años, bastantes… pero ¿qué importa el tiempo para lo que quiero contar? Siendo una joven estudiante, asistía asiduamente al catecumenado de jóvenes de mi parroquia. Lo llevaba un cura de esos que por muchos que años que pasen, no se olvidan; esos que dejan pistas gravadas a fuego, que fijo era el fuego del Espíritu Santo, porque siguen dentro en perfecto estado.
Se llamaba Francisco Caballero, y coloquialmente Paco o D. Paco. Eran catecumenados a los que asistíamos, cada viernes por la tarde-noche, más de cien jóvenes, animados por los entonces nuevos vientos de Concilio Vaticano II.
En una de esas reuniones escuché algo que me llegó profundo, era de un tal Teilhard de Chardin y hablaba de “La Misa sobre el Mundo”. Debí tomar nota al voleo e imagino que no se ajustaría exactamente al apellido del mencionado autor. D. Paco se explayó intensa y espiritualmente sobre el concepto la misa sobre el mundo, y a mí me lo dejó prendido para siempre.
Unos días después, muy resuelta, me fui a la librería San Pablo y le di el papel donde tome nota de los datos. Salí con el único libro del autor que tenían, titulado “El medio divino”. En cuanto llegué a casa, ansiosamente, me puse a buscar algo que tratara de la misa sobre el mundo. Nada.
Atravesé página tras página en lectura diagonal. Nada. Eso sí, concluí: “Esto no hay quien se lo lea… teología pura y dura”. Lo subí a la estantería, y resistió dos mudanzas.
Pero el concepto enigmático de la misa sobre el mundo quedó sembrado acompañándome en tantas misas: unas vivas y musicales, recién adaptadas a las nuevas libertades de la liturgia. Otras no tanto, farragosas liturgias que despistaban de la esencia.
Imaginaba la misa sobre el mundo, en espacio abierto, en maravillosos paisajes de montaña donde una gran piedra delante de mí sería el altar para celebrar la Eucaristía frente a los valles y montes que contemplarían mis ojos bajo el cielo. También en lo alto de un vertical acantilado ante una espectacular puesta de sol… la misa sobre el mundo, ara de ofrenda y alabanza, Eucaristía ante la inmensidad del océano.
Ambos paisajes de extendía sin fronteras, conteniendo las gentes del mundo, las alegrías, el sufrimiento, la bondad, los errores, los deseos, la oración, el silencio, el trabajo, la creatividad, la dicha y la desdicha, todo lo que acompañan a la humanidad desde el instante primero; todo lo que vive en la naturaleza: árboles, plantas, flores, insectos, pájaros, peces… la misa sobre el mundo conteniéndolo todo y a todos.
En la vida espiritual la búsqueda y el deseo de encontrar, van moldeando aún sin pretenderlo. Lecturas, experiencias, personas, oración, silencio y Mesa Compartida (Eucaristía)… una gracia y muchos tesoros para el camino de la vida.
Hoy, Jesús, te veo, ante todos aquellos que te seguían con hambre (Lc 9, 11b-17) y que los Doce no sabían qué hacer con ellos, creyendo que no eran de su incumbencia. Y sigo mirando cómo actúas y cómo nos enseñas que para Ti, todos somos tuyos, nadie se queda fuera y hay que organizarse. “Haced que se sienten en grupos de unos cincuenta cada uno”.
Creo no confundirme, entendiendo que nos dices que nos juntemos en pequeñas comunidades, nos cuidemos, comamos y celebremos, pero sin olvidar que la Comunidad total eres Tú y todos y todo; que la Iglesia somos todos porque Tú eres el que unificas y nos enseñas la Unidad.
Te imagino mirando a aquella multitud, desde algún montículo, cuando “el día comenzaba a declinar”, atento y compasivo a las necesidades de la gente y enseñando que el milagro de la Comunidad, cuando se vive desde la verdad, da para repartir y hasta sobra.
Pasados los años, pude leer el texto completo de “La Misa sobre el mundo” y vuelvo a hacerlo cuando noto el peligro interior de cerrar compuertas, las de mi corazón y, también, las de mi Iglesia.
Aquí quedo ahora “escuchando” a Teilhard de Chardin, en La Ofrenda con la que empieza “La Misa sobre el Mundo”:
“…Una vez más, Señor, ahora ya no en los bosques del Aisne, sino en las estepas de Asia, no tengo ni pan, ni vino, ni altar, me elevaré por encima de los símbolos hasta la pura majestad de lo Real, y te ofreceré, yo, tu sacerdote, sobre el altar de la Tierra entera, el trabajo y el dolor del Mundo”.
Sólo te reconoceremos, Cristo, cuando veamos a toda la humanidad y a toda la creación en Ti. Sólo desde el Amor se transparenta esta Realidad.
Sí, un día, veinte años después, tomé de la estantería “El medio divino”, lo leí con pasión y me ayudó a comprender que estamos llamados a zambullirnos en el medio divino, sin miedo y con la confianza de que Tú nos convocas a todos.

ES MÁS CÓMODO ADORAR A JESÚS QUE IMITARLE EN LA ENTREGA


col fraymarcos
Lc 9,11-17
Es muy difícil no caer en la tentación de decir sobre la eucaristía lo políticamente correcto y dispensarnos de un verdadero análisis del sacramento más importante de nuestra fe. Son tantos los aspectos que habría que analizar, y tantas las desviaciones que hay que corregir, que solo el tener que planteármelo me asusta. Hemos tergiversado hasta tal punto el mensaje original del evangelio, que lo hemos convertido en algo totalmente ineficaz para llevarnos a una vida espiritual. Para recuperar el sacramento debemos volver a la tradición.
Lo último que se le hubiera ocurrido a Jesús, es pedir que los demás seres humanos se pusieran de rodillas ante él. Él sí se arrodilló ante sus discípulos para lavarles los pies; y al terminar esa tarea de esclavos, les dijo: “vosotros me llamáis el Maestro y el Señor. Pues si yo, el Maestro y el Señor os he lavado los pies, vosotros tenéis que hacer lo mismo”. Esa lección nunca nos ha interesado. Es más cómodo convertirle en objeto de adoración que imitarle en el servicio y la disponibilidad para con todos los hombres.
Hemos convertido la eucaristía en un rito cultual. En la mayoría de los casos no es más que una pesada obligación que, si pudiéramos, nos quitaríamos de encima. Se ha convertido en una ceremonia rutinaria, carente de convicción y compromiso. La eucaristía fue para las primeras comunidades el acto más subversivo imaginable. Los cristianos que la celebraban se sentían comprometidos a vivir lo que el sacramento significaba, conscientes de que recordaban lo que Jesús había sido y comprometiéndose a vivir como él vivió.
El problema de este sacramento, es que se ha desorbitado la importancia de aspectos secundarios (sacrificio, presencia, adoración) y se ha olvidado totalmente su esencia, que es su aspecto sacramental. Con la palabreja “transustanciación” no decimos nada, porque la “sustancia” aristotélica es solo un concepto que no tiene correspondencia alguna en la realidad física. La eucaristía es un sacramento. Los sacramentos ni son ritos mágicos ni son milagros. Los sacramentos son la unión de un signo con una realidad significada.
Lo que es un signo lo sabemos muy bien, porque toda la capacidad de comunicación, que los seres humanos hemos desplegado, se realiza a través de signos. Todas las formas de lenguaje no son más que una intrincada maraña de signos. Con esta estratagema hacemos presentes mentalmente las realidades que no están al alcance de nuestros sentidos. Ahora bien, todos los sonidos, todos los gestos, todos los grafismos, que sirven para comunicarnos son convencionales, no se pueden inventar a capricho. Si me invento un signo que no dice nada a los demás, será solo un garabato.
El primer signo es el Pan partido y preparado para ser comido, es el signo de lo que fue Jesús toda su vida. La clave del signo no está en el pan como cosa, sino en el hecho de que está partido. El pan se parte para comerlo, es decir, el signo está en la disponibilidad de poder ser comido. Jesús estuvo siempre preparado para que todo el que se acercara a él pudiera hacer suyo todo lo que él era. Se dejó partir, se dejó comer, se dejó asimilar; aunque esa actitud tuvo como consecuencia que fuera aniquilado por los jefes de su religión. La posibilidad de morir por ser como era, fue asumida con la mayor naturalidad.
El segundo signo es la sangre derramada. Es muy importante tomar conciencia de que para los judíos, la sangre era la vida misma. Si no tenemos esto en cuenta, se pierde el significado. Tenían prohibido tomar la sangre de los animales, porque como era la vida, pertenecía solo a Dios. La sangre está haciendo alusión a la vida de Jesús que estuvo siempre a disposición de los demás. No es la muerte la que nos salva, sino su vida humana que estuvo siempre disponible para todo el que lo necesitaba. El valor sacrificial que se le ha dado al sacramento no pertenece a lo esencial y nos despista de su verdadero valor.
La realidad significada es una realidad trascendente, que está fuera del alcance de los sentidos. Si queremos hacerla presente, tenemos que utilizar los signos. Por eso tenemos necesidad de los sacramentos. Dios no los necesita, pero nosotros sí, porque no tenemos otra manera de acceder a esas realidades. Esas realidades son eternas y no se pueden ni crear ni destruir; ni traer ni llevar; ni poner ni quitar. Están siempre ahí. En lo que fue Jesús durante su vida, podemos descubrir esa realidad, la presencia de Dios como don.
El principal objetivo de este sacramento, es tomar conciencia de la presencia divina en nosotros. Pero esa toma de conciencia tiene que llevarnos a vivir esa misma realidad como la vivió Jesús. Toda celebración que no alcance, aunque sea mínimamente, este objetivo, se convierte en completamente inútil. Celebrar la eucaristía pensando que me añadirá algo automáticamente, sin exigirme la entrega al servicio de los demás, es un autoengaño. Si nos conformamos con realizar el signo sin alcanzar lo significado, solo será un garabato.
En la eucaristía se concentra todo el mensaje de Jesús, que es el AMOR. El Amor que es Dios manifestado en el don de sí mismo que hizo Jesús durante su vida. Esto soy yo: Don total, Amor total, sin límites. Al comer el pan y beber el vino consagrados, lo que quiere decir es que hago mía su vida y me comprometo a identificarme con lo que fue e hizo Jesús. El pan que me da la Vida no es el pan que como, sino el pan en que me convierto cuando me doy. Soy cristiano, no cuando como sino cuando me dejo comer, como hizo él.
El ser humano no tiene que liberar o salvar su "ego", a partir de ejercicios de piedad, que consigan de Dios mayor reconocimiento, sino liberarse del "ego" y tomar conciencia de que todo lo que cree ser, es artificial y anecdótico y que su verdadero ser está en lo que hay de Dios en él. Intentar potenciar el “yo”, aunque sea a través de ejercicios de devoción, es precisamente el camino opuesto al evangelio. Solo cuando hayamos descubierto nuestro verdadero ser, descubriremos la falsedad de nuestra religiosidad que solo pretende acrecentar el yo, y no solo aquí y ahora sino para siempre.  
La comunión no tiene ningún valor si la desligamos de signo sacramental. El gesto de comer el pan y beber el vino consagrados es el signo de nuestra aceptación de lo que significa el sacramento. Comulgar significa el compromiso de hacer nuestro todo lo que Es Jesús. Significa que, como él, soy capaz de entregar mi vida por los demás, no muriendo, sino estando siempre disponible para todo aquel que me necesite. Es una pena que sigamos oyendo misa sin pensar en la importancia que tiene celebrar una eucaristía.
Todas las muestras de respeto hacia las especies consagradas están muy bien. Pero arrodillarse ante el Santísimo y seguir menospreciando o ignorando al prójimo es un sarcasmo. Si en nuestra vida no reflejamos la actitud de Jesús, la celebración de la eucaristía seguirá siendo magia barata para tranquilizar nuestra conciencia. A Jesús hay que descubrirlo en todo aquel que espera algo de nosotros, en todo aquél a quien puedo ayudar a ser él mismo, sabiendo que esa es la única manera de llegar a ser yo mismo.

Meditación
La Única Realidad es el Amor (Dios) que está en ti,
los signos son solo medios para descubrirla y vivirla.
En cada eucaristía que celebre,
debo sentir dentro de mí, lo que significa el rito.
Al comulgar, manifiesto y fortalezco la intención
de ser como Jesús, pan que se deja comer.


JESÚS ALIMENTA, LA COMUNIDAD RECUERDA


col sicre

Fiesta del Corpus Christi
Ciclo C
La institución de la Eucaristía se celebra el Jueves Santo. ¿Qué sentido tiene dedicar otra fiesta al mismo misterio? Podríamos decir que, en el Jueves Santo, el protagonismo es de Jesús, que se entrega. En la fiesta del Corpus, el protagonismo es de la comunidad cristiana, que reconoce y agradece públicamente ese regalo. Esta fiesta comenzó a celebrarse en Bélgica en 1246, y adquirió su mayor difusión pública dos siglos más tarde, en 1447, cuando el Papa Nicolás V recorrió procesionalmente con la Sagrada Forma las calles de Roma. Dos cosas pretende: fomentar la devoción a la Eucaristía y confesar públicamente la presencia real de Jesucristo en el pan y el vino.
En el ciclo C, las lecturas centran la atención en el compromiso del cristiano con Jesús, al que debe recordar continuamente con gratitud (2ª lectura), porque él lo sigue alimentando igual que alimentó a la multitud (evangelio).
1ª lectura. ¿El primer anuncio de la Eucaristía? (Gn 14,18-20)
El c.14 del Génesis cuenta una batalla casi mítica de cinco reyes contra cuatro, en la que termina tomando parte Abrán (no es una errata, el nombre se lo cambió más tarde Dios en el de Abrahán). Al volver victorioso, devuelve al rey de Salén (Jerusalén) los prisioneros que le habían hecho. Y su rey, Melquisedec, «le sacó pan y vino» y lo bendijo. A nosotros puede parecernos traído por los pelos el que se elige esta lectura por el simple hecho de mencionar al pan y el vino, pero los Padres de la Iglesia y los artistas han visto siempre en esta escena un anuncio de la eucaristía, como la mejor ofrenda que se nos puede hacer.
2ª lectura. “En recuerdo mío” (1 Corintios 11,23-26)
De la institución de la Eucaristía tenemos cuatro versiones: las de Mateo, Marcos, Lucas y Pablo (Juan no la cuenta). Las dos más parecidas son las de Lucas y Pablo. Quien lee los relatos de Mt y Mc tiene la impresión de que Jesús bendice el pan y el vino uno después del otro, como hacemos nosotros en la misa. En cambio, Lucas y Pablo distinguen dos momentos: el pan, al comienzo de la cena; el vino, cuando ha terminado (ateniéndose a la forma de celebrar la Pascua los judíos).
Es más interesante lo que añaden Lucas y Pablo a propósito del pan: «esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía. Lucas repite a propósito de la sangre que se derrama por vosotros. Pablo omite este detalle, pero añade después de la copa: cada vez que hagáis esto, hacedlo en memoria mía. Y termina con una reflexión personal: «Por consiguiente, cada vez que coméis este pan o bebéis de este cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que vuelva.»
Dos veces insiste Pablo en que esto hay que realizarlo «en memoria mía». Me evoca la imagen de un padre o una madre que, antes de morir, entrega un foto suya a los hijos diciéndoles: «acuérdate de mí». En mi opinión, lo que pide Jesús es que lo recordemos en todo lo que hizo por nosotros a lo largo de su vida. La eucaristía nos obliga a echar una mirada al pasado y agradecer todo lo que hemos recibido de Jesús. Pablo no omite la mirada al pasado, pero la limita a la muerte de Jesús, su acto supremo de entrega; y la proyecta luego al futuro, «hasta que vuelva».
Pablo escribe estas palabras por los desórdenes que se habían introducido en la celebración de la Eucaristía en Corinto, donde algunos se emborrachaban o hartaban de comer mientras otros pasaban hambre. Por eso les advierte seriamente: cuando celebráis la cena del Señor, no celebráis una comida normal y corriente; estáis recordando el momento último de la vida de Jesús, su entrega a la muerte por nosotros. Celebrar la eucaristía es recordar el mayor acto de generosidad y de amor, incompatible con una actitud egoísta.
Evangelio. Segundo anuncio de la Eucaristía (Lc, 9,11b-17)
Si la lectura del Génesis ha sido considerada el primer anuncio de la Eucaristía, la multiplicación de los panes es el segundo. Lucas, siguiendo a Marcos con pequeños cambios, describe una escena muy viva, en la que la iniciativa la toman los discípulos. Le indican a Jesús lo que conviene hacer y, cuando él ofrece otra alternativa, objetan que tienen poquísima comida. La orden de recostarse en grupos de cincuenta simplifica lo que dice Marcos, que divide a la gente en grupos de cien y de cincuenta. Esta orden tan extraña se comprende recordando la organización del pueblo de Israel durante la marcha por el desierto en grupos de mil, cien, cincuenta y veinte (Éx 18,21.25; Dt 1,15). También en Qumrán se organiza al pueblo por millares, centenas, cincuentenas y decenas (1QS 2,21; CD 13,1). Es una forma de indicar que la multitud que sigue a Jesús equivale al nuevo pueblo de Israel y a la comunidad definitiva de los esenios.
Jesús realiza los gestos típicos de la eucaristía: alza la mirada al cielo, bendice los panes, los parte y los reparte. Al final, las sobras se recogen en doce cestos.
¿Cómo hay que interpretar la multiplicación de los panes?
Podría entenderse como el recuerdo de un hecho histórico que nos enseña sobre el poder de Jesús, su preocupación no sólo por la formación espiritual de la gente, sino también por sus necesidades materiales.
Esta interpretación histórica encuentra grandes dificultades cuando intentamos imaginar la escena. Se trata de una multitud enorme, cinco mil personas, sin tener en cuenta que Lucas no habla de mujeres y niños, como hace Mateo. En aquella época, la “ciudad” más grande de Galilea era Cafarnaúm, con unos mil habitantes. Para reunir esa multitud tendrían que haberse quedados vacíos varios pueblos de aquella zona. Incluso la propuesta de los discípulos de ir a los pueblos cercanos a comprar comida resulta difícil de cumplir: harían falta varios Hipercor y Alcampo para alimentar de pronto a tanta gente.
Aun admitiendo que Jesús multiplicase los panes y peces, su reparto entre esa multitud, llevado a cabo por solo doce personas (a unas mil por camarero, si incluimos mujeres y niños) plantea grandes problemas. Además, ¿cómo se multiplican los panes? ¿En manos de Jesús, o en manos de Jesús y de cada apóstol? ¿Tienen que ir dando viajes de ida y vuelta para recibir nuevos trozos cada vez que se acaban? Después de repartir la comida a una multitud tan grande, ya casi de noche, ¿a quién se le ocurre ir a recoger las sobras en mitad del campo? ¿No resulta mucha casualidad que recojan precisamente doce cestos, uno por apóstol? ¿Y cómo es que los apóstoles no se extrañan lo más mínimo de lo sucedido?
Estas preguntas, que parecen ridículas, y que a algunos pueden molestar, son importantes para valorar rectamente lo que cuenta el evangelio. ¿Se basa el relato en un hecho histórico, y quiere recordarlo para dejar claro el poder y la misericordia de Jesús? ¿Se trata de algo puramente inventado por los evangelistas para transmitir una enseñanza?
El trasfondo del Antiguo Testamento
Lucas, muy buen conocedor del Antiguo Testamento vería en el relato la referencia clarísima a dos episodios bíblicos.
En primer lugar, la imagen de una gran multitud en el desierto, sin posibilidad de alimentarse, evoca la del antiguo Israel, en su marcha desde Egipto a Canaán, cuando es alimentado por Dios con el maná y las codornices gracias a la intercesión de Moisés. Pero hay también otro relato sobre Eliseo que le vendría espontáneo a la memoria. Este profeta, uno de los más famosos de los primeros tiempos, estaba rodeado de un grupo abundante de discípulos de origen bastante humilde y pobre. Un día ocurrió lo siguiente:
«Uno de Baal Salisá vino a traer al profeta el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja. Eliseo dijo:
― Dáselos a la gente, que coman.
El criado replicó:
― ¿Qué hago yo con esto para cien personas?
Eliseo insistió:
― Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará.
Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor»
(2 Re 4,42-44).
Lucas podía extraer fácilmente una conclusión: Jesús se preocupa por las personas que le siguen, las alimenta en medio de las dificultades, igual que hicieron Moisés y Eliseo antiguamente. Al mismo tiempo, quedan claras ciertas diferencias. En comparación con Moisés, Jesús no tiene que pedirle a Dios que resuelva el problema, él mismo tiene capacidad de hacerlo. En comparación con Eliseo, su poder es mucho mayor: no alimenta a cien personas con veinte panes, sino a varios miles con solo cinco, y sobran doce cestos. La misericordia y el poder de Jesús quedan subrayados de forma absoluta.
¿Sigue saciando Jesús nuestra hambre?
Aquí entra en juego un aspecto del relato que parece evidente: su relación con la celebración eucarística en las primeras comunidades cristianas. Jesús la instituye antes de morir con el sentido expreso de alimento: “Tomad y comed... tomad y bebed”. Los cristianos saben que con ese alimento no se sacia el hambre física; pero también saben que ese alimento es esencial para sobrevivir espiritualmente. De la eucaristía, donde recuerdan la muerte y resurrección de Jesús, sacan fuerzas para amar a Dios y al prójimo, para superar las dificultades, para resistir en medio de las persecuciones e incluso entregarse a la muerte. Lucas volverá sobre este tema al final de su evangelio, en el episodio de los discípulos de Emaús, cuando reconocen a Jesús “al partir el pan” y recobran todo el entusiasmo que habían perdido.

CORPUS CHRISTI


comentario editorial
Dios viene a nosotros, para saciar nuestra sed, a través de la Eucaristía y del hermano pobre, el que no tiene ropa, el sin techo o el enfermo. (Teresa de Calcuta)
23 de junio 2019. FESTIVIDAD DEL CORPUS CHRISTI
Lc 9, 11b-17
Comieron todos y quedaron satisfechos 
Celebramos la fiesta del amor y, como escribió Joaquín García-Escudero en Apuntes sobre las emocionesEl amor, como la compasión, están cimentados en la empatía, y si para el budismo la compasión es el estado en el que se desea que nadie sufra, el amor es el estado en el que se desea que todos alcancen la felicidad.
Existe un AMOR con mayúsculas que supone el amor supremo de la filantropía y de la solidaridad. Su cualidad más destacada es la gratuidad porque se da indiscriminadamente y sin esperar nada a cambio. Cuando la mente se encuentra en este estado amoroso, el cerebro desencadena los circuitos de recompensa y emerge un sentimiento de alegre felicidad que podemos detectar en las personas que se dedican a hacer el bien ayudando a los demás.
Esta clase de amor es más bien escaso porque requiere una anulación del egoísmo que no es lo que se lleva en la sociedad actual”.
manoscoraz
Decir te amo no es suficiente, hay que pasar de letra a la música y degustar el concierto, pues lo que realmente apreciamos es escuchar un entrañable ¡Te Amo!, pero con voz de hechos.
Tan solo de esta manera tiene para nosotros sentido aquello de Pan del Cielo que, según Lc. 9, 17 “Comieron todos y quedaron satisfechos”.
Un triticum panem cultivado en campos personales y un vitis vinífera, guardado con mimo en las cubas de nuestras ancestrales bodegas.
“La Eucaristía hace madurar un estilo de vida cristiano. La caridad de Cristo acogida con el corazón abierto nos cambia, nos transforma, nos vuelve capaces de amar, no según una medida humana, siempre limitada, sino según la medida de Dios, o sea sin medida”, dijo el Papa Francisco.
Teniendo en consideración que, como dijo Teresa de Calcuta, Dios viene a nosotros, para saciar nuestra sed, a través de la Eucaristía y del hermano pobre, el que no tiene ropa, el sin techo o el enfermo”.

PAN DEL CIELO
Un día el Dios cristiano se hizo carne,
y dijo que su carne era pan vivo,
para que, quien lo coma, en él se encarne
y viva de un manjar definitivo.

Y es un pan verdadero; el Pan del cielo,
un pan de solidaria unión fraterna,
de comunión total modelo,
porque anticipa ya la vida eterna.

Un pan que se fracciona y se reparte,
una copa de vino envejecido,
una mesa en que todo se comparte,
donde todo en común, siempre es servido

Sacramento de amor y de unidad,
sacramento que me habla del hermano
y de mutua fraternidad y caridad;
sacramento que define al cristiano.

José Luis Martínez SM

González Faus, sj: “El orgullo del macho está por encima de su capacidad de amar”


González Faus
Prehistorias del feminismo: atisbos en la literatura
“No solo está por encima sino que la absorbe totalmente y la desfigura”
La visión evolutiva de la realidad nos ha acostumbradoa comprender que las cosas no aparecen en la historia porque sí, ni de golpe, sino que suelen ir gestándose callada y lentamente, hasta que comienzan a adquirir las formas en que nosotros las conocemos. Teilhard de Chardin solía decir, con expresión que me gusta mucho, que todo lo que aparece al final de la evolución, estaba ya en sus inicios de una manera “oscuramente primordial”. Llega incluso a poner el ejemplo de la ley de la gravedad como prenuncio borroso del amor humano: de la atracción de los objetos a la atracción de las personas.
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Los refugiados han estado 140 días sin rumbo en el mar desde que Italia cerró sus puertos


Por María F. Sánchez

Durante el último año, 2.443 hombres, mujeres y niños han quedado varados en el mar mientras “los líderes de la UE debatían su futuro”, denuncia MSF
Al menos 1.151 hombres, mujeres y niños han muerto en el Mediterráneo Central, mientras más 10.000 han sido obligados a regresar a la fuerza a Libia
140 días en el mar o, lo que es lo mismo, casi cuatro meses en el Mediterráneo sin puerto al que acudir. Esa es la suma de días que han pasado vagando por el mar los barcos de rescate de refugiados, con mujeres y niños vulnerables a bordo, desde que hace un año Italia tomó la decisión de cerrar sus puertos a las embarcaciones con migrantes a bordo. El “no” de Matteo Salvini al barco Aquarius el 10 de junio de 2018 daba comienzo al bloqueo.
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El Vaticano propone nombrar sacerdotes a hombres casados para el Amazonas


Philip Pullella

sacerdote-casado
(reuters)
Los obispos debatirán sobre la histórica decisión en octubre, aunque el Papa tendrá la última palabra. La medida busca poner solución a la falta de clero en comunidades aisladas de la Amazonía.
Un documento del Vaticano del lunes afirma que la Iglesia debería considerar ordenar sacerdotes a hombres casados en áreas remotas de la Amazonía, un cambio histórico que algunos dicen que podría allanar el camino para su uso en otras áreas donde el clero es escaso.
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35º Encuentro de curas obreros de Europa


Julio P. Pinillos. José Centeno

Julio Pinillos1
Redacción de Atrio
Pentecostés 7-10 junio 2019. Aquisgrán (Alemania)
Curas-obreros católicos, protestantes y anglicanos y algunas personas laicas de sus comunidades, de siete países nos hemos dado cita en el centro “Neel Breuning Haus” de la JOC y ACO de Herzogenrath (Aquisgrán). Estamos en el cruce de fronteras de Alemania-Holanda-Bélgica, que fue un muy importante núcleo minero del carbón hoy desaparecido por las reconversiones.
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¿Eucaristía o celibato?


José María Castillo, teólogo

Castillo1Ante el hecho de tantos cristianos que se tienen que quedar sin Eucaristía cada semana, por falta de presbíteros, hay quienes sospechan, esperan o temen que el Papa pueda tomar una decisión inesperada
Esta posible decisión, a unos les da miedo, mientras que a otros les entusiasma
Estos días, en vísperas del Sínodo de la Amazonía, se habla y se sospecha que el Papa Francisco pueda tomar una decisión inesperada, decisiva, sorprendente. Ante el hecho de tantos cristianos, que se tienen que quedar sin Eucaristía cada semana, por falta de presbíteros, hay quienes sospechan, esperan o temen que el Papa pueda cortar por lo sano y, en consecuencia, pueda decidir que se ordene como presbíteros a hombres casados o a mujeres o vaya Vd a saber.··· Ver noticia ···

El respeto es todo


*Leonardo Boff
Leonardo Boff2
Una de las heridas que más sufre el mundo, también entre nosotros, es seguramente la falta de respeto.
El respeto exige, en primer lugar, reconocer al otro como otro, distinto de nosotros. Respetarlo significa decir que tiene derecho a existir y a ser aceptado tal como es. Esta actitud no convive con la intolerancia que expresa el rechazo del otro y de su modo de ser.

Así un homoafectivo o alguien de otra condición sexual como los LGBT no deben ser discriminados, sino respetados, en primer lugar por ser personas humanas, portadoras de algo sagrado e intocable: una dignidad intrínseca a todo ser con inteligencia, sentimiento y amorosidad; y seguidamente, garantizarle el derecho a ser como es y a vivir su condición sexual, racial o religiosa.
Con acierto dijeron los obispos del mundo entero, reunidos en Roma en el Concilio Vaticano II (1962-1965), en uno de sus más bellos documentos “Alegría y Esperanza” (Gaudium et Spes): «Cada uno debe respetar al prójimo como “otro yo”, sin excepción de nadie» (n.27).
En segundo lugar, el reconocimiento del otro implica ver en él un valor en sí mismo, pues al existir lo hace como único e irrepetible en el universo y expresa algo del Ser, de aquella Fuente Originaria de energía y de virtualidades ilimitadas de donde procedemos todos (la Energía de Fondo del Universo, la mejor metáfora de lo que significa Dios). Cada uno lleva en sí un poco del misterio del mundo, del cual es parte. Por eso entre el otro y yo se establece un límite que no puede ser transgredido: la sacralidad de cada ser humano y, en el fondo, de cada ser, pues todo lo que existe y vive merece existir y vivir.
El budismo, que no se presenta como una fe sino como una sabiduría, enseña a respetar a cada ser, especialmente al que sufre (la compasión). La sabiduría cotidiana del Feng Shui integra y respeta todos los elementos, los vientos, las aguas, los suelos, los distintos espacios. De igual modo, el hinduismo predica el respeto como no-violencia activa (ahimsa), que encontró en Gandhi su arquetipo referencial.
El cristianismo conoce la figura de San Francisco de Asís que respetaba a todos los seres: la babosa del camino, la abeja perdida en el invierno en busca de alimento, las plantitas silvestres que el Papa Francisco en su encíclica “sobre el cuidado de la Casa Común”, citando a San Francisco, manda respetar porque, a su modo, también alaban a Dios (n.12).
Los obispos, en el documento antes mencionado, amplían el espacio del respeto afirmando: «El respeto debe extenderse a aquellos que en asuntos sociales, políticos y también religiosos, piensan y actúan de manera diferente a la nuestra» (n.28). Tal llamamiento es de actualidad para nuestra situación brasilera, atravesada de intolerancia religiosa (invasión de terreiros de candomblé), intolerancia política con apelativos irrespetuosos a personas y a actores sociales o de otra lectura de la realidad histórica.
Hemos visto escenas de gran falta de respeto por parte de alumnos contra profesoras y profesores, usando violencia física además de la simbólica con nombres que ni siquiera podemos escribir. Muchos se preguntan: ¿qué madres tuvieron esos alumnos? La pregunta correcta es otra: ¿qué padres han tenido? Corresponde al padre la misión, a veces costosa, de enseñar el respeto, imponer límites y trasmitir valores personales y sociales sin los cuales una sociedad deja de ser civilizada. Actualmente, con el eclipse de la figura del padre, surgen sectores de una sin padre y por eso sin sentido de los límites y del respeto. La consecuencia es el recurso fácil a la violencia, hasta letal, para resolver desavenencias personales, como a veces hemos visto.
Armar a la población como pretende el actual Presidente, además de ser irresponsable, sólo favorece la falta peligrosa de respeto y el aumento de la ruptura de todos los límites.
Por último, una de las mayores expresiones de falta de respeto es hacia la Madre Tierra, con sus ecosistemas superexplotados, con la espantosa deforestación de la Amazonia y con la excesiva utilización de agrotóxicos que envenenan suelos, aguas y aires. Esta falta de respeto ecológico puede sorprendernos con graves consecuencias para la vida, la biodiversidad y para nuestro futuro como civilización y como especie.
Leonardo Boff es ecoteólogo, filósofo y escritor, ha escrito Cómo cuidar de la Casa Común, Vozes 2018.

Traducción de Mª José Gavito Milano

¿Qué pasa con el obispo Zornoza?

Redes Cristianas
Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara
Zornoza2
¿No hay quien le pare los pies, y demuestre celo por las cosas de la comunidad eclesial, el verdadero “celo de tu casa que me devora”, del Antiguo Testamento? ¿No hay Conferencia Episcopal? ¿Para que sirven las flamantes Nunciaturas, para proporcionar obispos como éste? ¿No hay nadie que se responsabilice de la evidente e indiscutiblemente irresponsabilidad de algunos obispos?

Es evidente que estoy indignado. No es la primera vez que escribo sobre este prelado, a quien conocí siendo él párroco de la parroquia de San Jorge, cuando yo lo era de la de los Sagrados Corazones, ambas en el barrio de Chamartín, entre las calles del Padre Damián y Paseo de la Habana. De ahí el primer obispo de Getafe, Francisco José Pérez Fernández-Golfín lo llevó a su Diócesis, recién estrenada, donde fue recibido con la dimisión de todos los arciprestes. ¡No cabe duda que comenzaba con muy buena empatía!, y a la temprana muerte de su mentor y protector, en 2004, es nombrado obispo auxiliar de Getafe el año siguiente, 2oo5. Permanece en esa misión canónica hasta el año 2011, cuando el día 3o de Agosto el papa Benedicto XVI lo nombre obispo de Cádiz-Ceuta. Conociendo las aventuras de este triste obispo, a mi me resulta extraño que desde el año de su nombramiento para Cádiz, el año 2011, es miembro de la comisión episcopal para el clero. Pero nombramientos eclesiásticos más apropiados se han visto en la Iglesia de Dios.
Hoy, 12 de Junio, Redes Cristianas publica dos noticias deplorables para un obispo: sentencias judiciales condenándolo a la readmisión de una trabajadora expulsada del trabajo sin las formalidades exigidas por la legislación laboral española, y al pago de los salarios debidos al tiempo correspondiente al despido. No es la primera vez que esto sucede al ínclito obispo de la alegre y risueña Ciudad de Cádiz, pero la pesada reincidencia en estas noticias sociales-laborales no es muy abonadora para un servidor público, pastor cristiano, el menos indicado para mantener litigios con sus ovejas-fieles-feligreses.
Así suenan las dos noticias:
1ª) “el obispo de Cádiz pretende desahuciar por burofax a los porteros de las Capuchinas de San Fernando”, así, con la cercanía y la proximidad de la tecnología. No sé si estas monjas Capuchinas son de derecho pontificio o diocesano, pero conviene recordar la Autonomía administrativa de los religiosos, y que es muy complicado para un obispo meterse en un charco de esos. Además las informaciones nos precisan que estos porteros llevan una porrada de años viviendo en esa casa que las monjas tienen para sus sirvientes, y que, además, han tenido incluso hijos nacidos en esas dependencias, y que tienen un documento de la madre abadesa que les garantiza la permanencia en lo que es, inequívocamente, su hogar. Y la reacción de la gente, a tenor de la información de Religión Digital es de enfado, de incomprensión, y hasta de escándalo.
2ª)Una contundente sentencia condenatoria para el obispado de Cádiz y Ceuta. Ésta con información del autor del artículo: “Juan Cejudo, miembro de Comunidades Cristianas Populares”. Este agente de pastoral de la diócesis, después de trabajar con entusiasmo y eficacia tuvo que abandonar su colaboración pastoral por desavenencias insuperables con la dirección de la diócesis, léase obispo. Es muy crítico con los desmanes que se están produciendo en la Diócesis, en general, y en Caritas, en particular, como en el caso de la persona despedida por alertar de irregularidades en el uso de los presupuestos para Caritas diocesana.
Otra información interesante, del periodista Santiago F. Reviejo, en el diario Público en el apartado “Iglesia de Cádiz” incide en algo que se repite mucho entre los miembros más concienciados y comprometidos de la diócesis, clérigos y seglares, sobre el estilo del obispo. He aquí un titular: “Los modos “neoliberales” del obispo Zornoza Boy causan un cisma en la Iglesia de Cádiz. Gran parte del clero y las organizaciones cristianas de base de la diócesis critican al prelado por estar más ocupado en las cuestiones mercantiles que en las evangélicas”. Personalmente pienso que ésta es una de las más graves acusaciones, que se le pueden hacer a un obispo, pues muchas veces quiere decir que convierte su diócesis en una empresa pensada, organizada, y dirigida más para el éxito económico que para la Evangelización.
(Nota: este artículo de Santiago F. Reviejo es muy bueno, crítico, profundo, y muy bien informado, y lo podéis leer en “Redes Cristianas”, y os animo a hacerlo porque sacaréis mucho provecho.
Nota 2: No voy a poder desarrollar el mucho material que tengo sobre este tema escandaloso e inaceptable del obispado de Cadiz-Ceuta. Leamos ahora un comentario de Juan Cejudo, a quien más arriba he presentado como agente de pastoral comprometido, pero crítico con la dedicación más financiera que pastoral del obispado de Cádiz.

“Con la sentencia ahora del juzgado nº 3 de lo social, me parece ahora que, además de bochornoso, es demoledor. El juez declara el despido nulo, exige la readmisión de la trabajadora y reconoce que el despido se ha provocado por represalias por las reclamaciones judiciales anteriores de su marido, que también consiguió ganar en los juzgados y de ella misma, al cambiarle sustancialmente sus condiciones laborales. Estamos hablando de represalias por parte del obispado que es capaz de dejar en la calle a una trabajadora suya.. ¡Suena muy fuerte!….El obispado no debería ser una empresa neoliberal más, de las muchas que despiden a sus trabajadores sin ningún miramiento. Un obispado no puede proceder así…”

Antonio Aradillas: “Curas casados y mujeres sacerdotes, tareas evangelizadoras”


Celibato“¿Es que todavía no se le ocurrió a ningún obispo formularle al Papa tales peticiones?”
“A multitud de pilas bautismales, templos e iglesias se les echa el cierre ‘por falta de mano de obra'”
“Las mujeres, dentro y fuera de la Iglesia, poseen idéntica dignidad de ser imagen de Dios como el hombre-varón”
No sé hasta qué punto les conmoverán a los obispos, y a los celadores y responsables de la “perpetuidad” de la Iglesia, tantas informaciones documentadas como hoy se difunden acerca de que “los curas se acaban”. Es tristemente desolador, y está al alcance de cualquiera, comprobar cómo las vocaciones sacerdotales decrecen, que la edad avanza implacablemente en todos los sectores y, por tanto, también en el estamento eclesiástico, cuyos miembros han de atender pastoral y ministerialmente, por lo que a multitud de pilas bautismales, templos e iglesias se les echa el cierre, “por falta de mano de obra”. ··· Ver noticia ··