FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
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ATALAYA

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jueves, 28 de mayo de 2020

Semana Laudato SI

Mario Mullo

Redes Cristianas

Papa Francisco10

Quiero compartir las impresiones relevantes que he leído en la encíclica Laudato SI, del Papa Francisco.
Pero antes quiero decir que esta lectura me ha convertido en un defensor y cuidador de la creación, de la naturaleza.
El nombre Laudato Si, alabado seas mi Señor, de San Francisco de Asis, ha servido de inspiración para la realización de la encíclica. A esto añadió el cuidado de la casa común. Esta dirigida a todos los creyentes, no creyentes y hombres de buena voluntad.

Las impresiones de los temas relevantes:
Nuestra madre tierra clama por el daño que le causamos, el uso irresponsable de los recursos,, el abuso irresponsable de los bienes creados; tierra, agua, aire, los cuales están enfermos . Desde el inicio nos pide que entremos en un dialogo ecuménico mundial, que realicemos una conversión ecológica.
Denuncia lo que está sufriendo : la aceleración de los cambios climáticos, el uso de la tecnología mal empleada, el deterioro del medio ambiente, la contaminación de los ríos, del agua potable, la afectación a la pesca, a los bosques, las selvas, la migración de las aves, de los animales y de los campesinos.

Hace un llamado a los países desarrollados, para un acuerdo mundial por el cuidado de la naturaleza.
Los efectos del calentamiento global; crecimiento del nivel del mar, derribamiento de los hielos polares, activación de los volcanes, incendios forestales. “la casa común se ha convertido en un depósito de porquerías”.
Agotamiento de las fuentes de agua, abuso de las empresas mineras, perdida de la diversidad, se refiere a la depredación de los bosques, las selvas, los campos, alimenticios y curativos
El deterioro de la vida humana, por el crecimiento de las migraciones, hacinamiento, pobreza, falta de educación, pérdida de valores, crecimiento de los suburbios, de los descartados de la sociedad.

Los ecosistemas son los pulmones del planeta, ej.; la amazonia, la cuenca del Congo, los glaciales. Parte del mundo submarino se ha convertido en cementerio.
Estas situaciones han provocado EL GEMIDO DE LA MADRE TIERRA
Las famosas cumbres mundiales no han tenido respuesta. Juan Pablo II dijo: “A pesar de los acuerdos internacionales que prohíben la guerra bacteriológica, se continua investigando para crear nuevas armas para alterar el equilibrio de la naturaleza.” La realidad es que la humanidad ha defraudado las expectativas divinas.

La palabra de Dios nos enseña: Gen.1, 26. Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios.
Ge. 1, 31. Luego de la creación del ser humano Dios vio que lo que había creado era bueno.
En el pasaje de Noé, Gen. 6, 13. Dios dice: He decidido acabar con todos los seres humanos, porque la tierra está hecha solo de violencia
La tierra es una herencia común, que debe beneficiar a todos. Juan Pablo II, señala en Lucas. 12, 6: No se venden cinco pajarillos por dos monedas, pues bien, ninguno de ellos está olvidado de Dios.

La raíz de la crisis ecológica: la tecnología, la creatividad, el poder.
La ciencia y la tecnología son productos donados por Dios. Nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí mismo y no hay garantía que lo usen bien. El enorme crecimiento tecnológico no estuvo acompañad0 de un desarrollo del ser humano. De valores y conciencia.
“Tenemos un súper desarrollo derrochador y consumista que contrasta con situaciones persistentes de miseria”. (Romano Guardini ) La mejor distribución de la riqueza es el cuidado responsable del medio ambiente. Juan Pablo II, dice: En la modernidad se ha visto que en lugar de desempeñar el papel de colaborador de Dios en la creación se ha suplantado a Dios.”

El papa Francisco propone una ecología integral que incorpore las dimensiones humanas y sociales. Una ecología ambiental que estudie e integre los organismos vivos y el medio ambiente. Una ecología social desde la familia hasta la comunidad local y nacional. Una ecología cultural, que cuide la cultura de los pueblos originarios, respete la identidad de cada pueblo. Una ecología humana, que relacione la vida del ser humano con la ley moral escrita en su propia naturaleza, responsable del bien común.

El principio del bien común. La ecología humana es inseparable del bien común. La familia es un bien social, es la base de la sociedad, requiere paz, orden, estabilidad. El bien común incorpora a las generaciones futuras. ¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan? ¿Paraqué pasamos por este mundo? ¿Para que venimos a este mundo? ¿Paraqué nos necesita esta tierra? Las predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía.

EL RITMO DE CONSUMO, EL DESPERDICIO, LA ALTERACION DEL MEDIO AMBIENTE, HAN SUPERADO LAS POSIBLIDADES DEL PLANETA, DE TAL MANERA QUE EL ESTILO DE VIDA ACTUAL POR SER INSOSTENIBLE SOLO PUEDE TERMINAR EN CATASTROFE.

Algunas líneas de orientación y acción:
Delinear caminos de dialogo que nos ayuden a salir de esta espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo. El planeta es patria de la humanidad, pueblo que habita en la casa común. Las cumbres mundiales de estos últimos años no respondieron a las expectativas.
Recordar que son funciones de cada estado: coordinar, planificar, sancionar los desmanes que se cometen contra el medio ambiente. Las políticas económicas de desarrollo deben ser incluyentes de todos los pueblos del planeta. Los creyentes debemos ser coherentes con la fe que profesamos.

Educación y espiritualidad ecológica.
Anteponer al consumismo un estilo de vida sobrio, justo, y digno. Entender que el deterioro ambiental cuestiona el comportamiento de cada uno de nosotros. Cuando superemos el individualismo se desarrolla un estilo de vida alternativo y es posible un cambio en la sociedad. Una educación para la alianza entre la humanidad y el medio ambiente.
En la familia se aprenden los valores; pedir permiso sin avasallar, a decir gracias, a dominar la agresividad, a pedir perdón.
Conversión ecológica
La gran riqueza de la espiritualidad cristiana ofrece aporte para renovar la humanidad.
El evangelio nos enseña formas de pensar, sentir y vivir. La crisis es un llamado a la conversión

Francisco de Asís nos invita a una conversión del corazón. A un nuevo estilo de vida profético y contemplativo. El papa Francisco recomienda la sobriedad y la humildad.
El desequilibrio de los valores provoca desequilibrios humanos y ambientales
La paz interior tiene que ver con el cuidado de la ecología
El amor a la sociedad y al bien común son una forma excelente de la caridad.
Los sacramentos son un modo privilegiado de ver como la naturaleza es asumida por Dios.
María que cuido a Jesús, ahora cuida con afecto y dolor materno a nuestro mundo herido.
Como conclusión he sentido y pensado que el papa Juan Pablo II y el papa Francisco son profetas de Dios de nuestros tiempos.

Quito 23 de Mayo de 2020.

Faus: “Este virus nos ha afectado primero a nosotros los ricos, poniendo de relieve nuestra fragilidad”

González Faus

De la pandemia no saldremos igual / saldremos peor o mejor / de nosotros depende (II)
Seguir como estábamos a costa de la vida de media humanidad y destrozando nuestra casa o buscar eso que la Biblia suele llamar cambio de rumbo
“Donde hay peligro crece lo que nos salva” (Hölderlin). Pero no crece por sí mismo: necesita ser cultivado por nosotros
El eslogan “trial and error” aplicarlo a toda nuestra actitud ante la vida en esta tierra. La primera meta de toda vida humana ha de ser construir convivencia
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Domingo 31 de mayo, Pentecostés – A (Juan 20,19-23)

JOSÉ ANTONIO PAGOLA

BARRO ANIMADO
POR EL ESPÍRITU

Juan ha cuidado mucho la escena en que Jesús va a confiar a sus discípulos su misión. Quiere dejar bien claro qué es lo esencial. Jesús está en el centro de la comunidad, llenando a todos de su paz y alegría. Pero a los discípulos les espera una misión. Jesús no los ha convocado solo para disfrutar de él, sino para hacerlo presente en el mundo.

Jesús los «envía». No les dice en concreto a quiénes han de ir, qué han de hacer o cómo han de actuar: «Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Su tarea es la misma de Jesús. No tienen otra: la que Jesús ha recibido del Padre. Tienen que ser en el mundo lo que ha sido él.

Ya han visto a quiénes se ha acercado, cómo ha tratado a los más desvalidos, cómo ha llevado adelante su proyecto de humanizar la vida, cómo ha sembrado gestos de liberación y de perdón. Las heridas de sus manos y su costado les recuerdan su entrega total. Jesús los envía ahora para que «reproduzcan» su presencia entre las gentes.

Pero sabe que sus discípulos son frágiles. Más de una vez ha quedado sorprendido de su «fe pequeña». Necesitan su propio Espíritu para cumplir su misión. Por eso se dispone a hacer con ellos un gesto muy especial. No les impone sus manos ni los bendice, como hacía con los enfermos y los pequeños: «Exhala su aliento sobre ellos y les dice: Recibid el Espíritu Santo».

El gesto de Jesús tiene una fuerza que no siempre sabemos captar. Según la tradición bíblica, Dios modeló a Adán con «barro»; luego sopló sobre él su «aliento de vida»; y aquel barro se convirtió en un «viviente». Eso es el ser humano: un poco de barro alentado por el Espíritu de Dios. Y eso será siempre la Iglesia: barro alentado por el Espíritu de Jesús.

Creyentes frágiles y de fe pequeña: cristianos de barro, teólogos de barro, sacerdotes y obispos de barro, comunidades de barro… Solo el Espíritu de Jesús nos convierte en Iglesia viva. Las zonas donde su Espíritu no es acogido quedan «muertas». Nos hacen daño a todos, pues nos impiden actualizar su presencia viva entre nosotros. Muchos no pueden captar en nosotros la paz, la alegría y la vida renovada por Cristo. No hemos de bautizar solo con agua, sino infundir el Espíritu de Jesús. No solo hemos de hablar de amor, sino amar a las personas como él.


Domingo 31 de Mayo: Pentecostés

Koinonía

pentecostes

Visita de María a Isabel
Cualquier gran ciudad de nuestro mundo rememora ya el ambiente de la torre de Babel: pluralidad de lenguas, pluralidad de culturas, de ideas, de estilos de vida y problemas inmensos de intolerancia e incomprensión entre los que la habitan. ¿Cómo convivir y entenderse quienes tienen tantas diferencias? La situación está volviéndose especialmente problemática en los países desarrollados, pero también en las grandes ciudades de todo el mundo. Inmigrantes del campo, del interior, de otras provincias o países que lo dejan todo para buscar un trabajo, un hogar, un lugar donde recibir sustento y calidad de vida.
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DIOS ES ESPÍRITU Y LO INUNDA TODO

col fraymarcos

FE ADULTA

Jn 20,19-23

Los textos que leemos este domingo hacen referencia al Espíritu, pero de muy diversa manera. Ninguno se puede entender al pie de la letra. Es teología que debemos descubrir más allá de la literalidad del discurso. Las referencias al Espíritu, tanto en el AT (377 veces) como en el NT no podemos entenderlas de una manera unívoca. Apenas podremos encontrar dos pasajes en los que tengan el mismo significado. Algo está claro: en ningún caso en toda la Biblia podemos entenderlo como una entidad separada

Pablo aporta una idea genial al hablar de los distintos órganos. Hoy podemos apreciar mejor la profundidad del ejemplo porque sabemos que el cuerpo mantiene unidas a billones de células que vibran con su propia vida. Todos formamos una unidad mayor y más fuerte aún que la que expresa en la vida biológica. El evangelio de Juan escenifica también otra venida del Espíritu, pero mucho más sencilla que la de Lucas. Esas distintas “venidas” indican que Dios-Espíritu-Vida no tiene que venir de ninguna parte.

No estamos celebrando una fiesta en honor del Espíritu Santo ni recordando un hecho que aconteció en el pasado. Estamos tratando de descubrir y vivir una realidad que está tan presente hoy como hace dos mil años. La fiesta de Pentecostés es la expresión más completa de la experiencia pascual. Los primeros cristianos tenían muy claro que todo lo que estaba pasando en ellos era obra del Espíritu-Jesús-Dios. Vivieron la presencia de Jesús de una manera más real que su presencia física. Ahora, era cuando Jesús estaba de verdad realizando su obra de salvación en cada uno de los fieles y en la comunidad.

Pablo dijo: sin el Espíritu no podríamos decir: Jesús es el Seño (1 Cor 12,3)”. Ni decir: “Abba” (Gal 4,6). Pero con la misma rotundidad hay que decir que nunca podrá faltarnos el Espíritu, porque no puede faltarnos Dios en ningún momento. El Espíritu no es un privilegio ni siquiera para los que creen. Todos tenemos como fundamento de nuestro ser a Dios-Espíritu, aunque no seamos conscientes de ello. El Espíritu no tiene dones que darme. Es Dios mismo el que se da, para que yo pueda ser lo que soy.

Cada uno de nosotros estamos impregnados de ese Espíritu-Dios que Jesús prometió (dio) a los discípulos. Solo cada persona es sujeto de inhabitación. Los entes de razón como instituciones y comunidades, participan del Espíritu en la medida en que lo viven los seres humanos que las forman. Por eso vamos a tratar de esa presencia del Espíritu en las personas. Por fortuna estamos volviendo a descubrir la presencia del Espíritu en todos y cada uno de los cristianos. Somos conscientes de que, sin él, nada somos.

Ser cristiano consiste en alcanzar una vivencia personal de la realidad de Dios-Espíritu que nos empuja desde dentro a la plenitud de ser. Es lo que Jesús vivió. El evangelio no deja ninguna duda sobre la relación de Jesús con Dios-Espíritu: fue una relación “personal”; Se atreve a llamarlo papá, cosa inusitada en su época y aún en la nuestra; hace su voluntad; le escucha siempre. Todo el mensaje de Jesús se reduce a manifestar esa experiencia de Dios. Toda su predicación y todas sus acciones estuvieron encaminadas en hacer ver a los que le seguían que tenían que vivir esa misma experiencia para que todos alcanzasen la plenitud de humanidad que le alcanzó.

El Espíritu nos hace libres. “No habéis recibido un espíritu de esclavos, sino de hijos que os hace clamar Abba, Padre”. El Espíritu tiene como misión hacernos ser nosotros mismos. Eso supone no dejarnos atrapar por cualquier clase de esclavitud alienante. El Espíritu es la energía que tiene que luchar contra las fuerzas desintegradoras de la persona humana: “demonios”, pecado, ley, ritos, teologías, interese, miedos. El Espíritu es la energía integradora de cada persona y también la integradora de la comunidad.

A veces hemos pretendido que el Espíritu nos lleva en volandas desde fuera. Otras veces hemos entendido la acción del Espíritu como coacción externa que podría privarnos de libertad. Hay que tener en cuente que estamos hablando de Dios que obra desde lo hondo del ser y acomodán­dose totalmente a la manera de ser de cada uno, por lo tanto esa acción no se puede equiparar ni sumar ni contraponer a nuestra acción, se trata de una moción que en ningún caso violenta ni el ser ni la voluntad del hombre.

Si Dios-Espíritu está en lo más íntimo de todos y cada uno de nosotros, no puede haber privilegiados en la donación del Espíritu. Dios no se parte. Si tenemos claro que todos los miembros de la comunidad son una cosa con Dios-Espíritu, ninguna estructura de poder o dominio puede justificarse apelando a Él. Por el contrario, Jesús dijo que la única autoridad que quedaba sancionada por él, era la de servicio. "El que quiera ser primero sea el servidor de todos." O, "no llaméis a nadie padre, no llaméis a nadie Señor, no llaméis a nadie maestro, porque uno sólo es vuestro Padre, Maestro y Señor."

El Espíritu es la fuerza de unión de la comunidad. En el relato de los Hechos de los Apóstoles, las personas de distinta lengua se entienden, porque la lengua del Espíritu es una sola, la del amor, que todos entienden. Es lo contrario de lo que pasó en Babel. Este es el mensaje teológico del relato de los Hechos. Dios-Espíritu-amor hace de todos los pueblos uno, “destruyendo el muro que los separaba, el odio”. Durante los primeros siglos el Espíritu fue el alma de la comunidad. Se sentían guiados por él y se daba por supuesto que todo el mundo tenía experiencia de su acción y se dejaba guiar por él.

Jesús promueve una fraternidad cuyo lazo de unidad es el Espíritu-Dios. Para las primeras comunidades, Pentecostés es el fundamento de la Iglesia naciente. Está claro que para ellas la única fuerza de cohesión era la fe en Jesús que seguía presente en ellos por el Espíritu. No duró mucho esa vivencia generalizada y pronto dejó de ser comunidad de Espíritu para convertirse en estructura jurídica. Cuando faltó la cohesión interna, hubo necesidad de buscar la fuerza de la ley para subsistir como comunidad.

“Obediencia” fue la palabra escogida por la primera comunidad para caracterizar la vida y obra de Jesús en su totalidad. Pero cuando nos acercamos a la persona de Jesús con el concepto equivocado de obediencia, quedamos desconcertados, porque descubrimos que no fue obediente en absoluto, ni a sus familiares, ni a los sacerdotes, ni a la Ley, ni a las autoridades civiles. Pero se atrevió a decir: “mi alimento es hacer la voluntad del Padre”. La voluntad de Dios no viene de fuera, sino que es nuestro verdadero ser.

Para salir de una falsa obediencia debemos entrar en la dinámica de la escucha del Espíritu que todos poseemos y nos posee por igual. Tanto el superior como el inferior, tienen que abrirse al Espíritu y dejarse guiar por él. Conscientes de nuestras limitaciones, no solo debemos experimentar la presencia de Espíritu, sino que tenemos que estar también atentos a las experiencias de los demás. Creernos privilegiados, o superiores con relación a los demás, anulará una verdadera escucha del Espíritu.

 

Meditación

Dios-Espíritu es la base de todo proceso espiritual.
El místico, lo único que hace es descubrir y vivir esa presencia.
La experiencia mística es conciencia de unidad
porque mi yo se ha fundido en el YO.
No te esfuerces en encontrar a Dios ni fuera ni dentro.
Deja que Él te encuentre a ti y te transforme.

DOMINGO DE PENTECOSTÉS

col sicre

 

Ciclo A

La liturgia de la misa no ha tratado muy bien al Espíritu Santo. En el Gloria, después de extenderse en el Padre y el Hijo, al final, casi por compromiso, se añade: «con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre». Y el Credo, aunque lo reconoce «Señor y dador de vida», da más importancia a su relación con las otras personas divinas («procede del Padre y del Hijo») y limita su acción al Antiguo Testamento («habló por los profetas»). Afortunadamente, los textos bíblicos ofrecen una imagen mucho más rica. Pero también más compleja, porque Lucas y Juan ofrecerán dos versiones muy distintas del don del Espíritu Santo, porque cada uno quiere ofrecer un mensaje peculiar. Pero es preferible comenzar por el texto más antiguo, el de la primera carta a los Corintios (escrita hacia el año 51).

La importancia del Espíritu (1 Corintios 12, 3b-7.12-13)

En este pasaje Pablo habla de la acción del Espíritu en todos los cristianos. Gracias al Espíritu confesamos a Jesús como Señor (y por confesarlo se jugaban la vida, ya que los romanos consideraban que el Señor era el César). Gracias al Espíritu existen en la comunidad cristiana diversidad de ministerios y funciones (antes de que el clero los monopolizase casi todos). Y, gracias al Espíritu, en la comunidad cristiana no hay diferencias motivadas por la religión (judíos ni griegos) ni las clases sociales (esclavos ni libres). En la carta a los Gálatas dirá Pablo que también desaparecen las diferencias basadas en el género (varones y mujeres). En definitiva, todo lo que somos y tenemos los cristianos es fruto del Espíritu, porque es la forma en que Jesús resucitado sigue presente entre nosotros.

La versión de Lucas (Hechos de los apóstoles 2,1-11)

A nivel individual, el Espíritu se comunica en el bautismo. Pero Lucas, en los Hechos, desea inculcar que la venida del Espíritu no es sólo una experiencia personal y privada, sino de toda la comunidad. Ya lo había anunciado el profeta Joel cuando dijo que el Señor enviaría su espíritu sobre todos los israelitas sin distinción de género (hijos e hijas) de edad (ancianos y jóvenes) ni de clase social (siervos y siervas). Por eso viene sobre todos los presentes, que, como ha dicho poco antes, era unas ciento veinte personas (cantidad simbólica: doce por diez). Al mismo tiempo, vincula estrechamente el don del Espíritu con el apostolado. El Espíritu no viene solo a cohesionar a la comunidad internamente, también la lanza hacia fuera para que proclame «las maravillas de Dios», como reconocen al final los judíos presentes.

La representación pictórica más famosa de esta escena es del cuadro de El Greco, conservado en el museo del Prado. Hay en él un detalle que puede pasar desapercibido: junto a la Virgen se encuentra María Magdalena. Por consiguiente, el Espíritu Santo no baja solo sobre los Doce (representantes de los obispos) sino también sobre la Virgen (se le permite, por ser la madre de Jesús) e incluso sobre una seglar de pasado dudoso (a finales del siglo XVI María Magdalena no gozaba de tan buena fama como entre las feministas actuales). El Greco no podía pintar una comunidad de ciento veinte personas, pero ha sugerido la diversidad y totalidad del don a través de la Magdalena.

La versión de Juan 20, 19-23

Este pasaje ya lo leímos el segundo domingo de Pascua. En el comentario que entonces envié destacaba los distintos temas: el miedo de los discípulos, el saludo de Jesús, la prueba de las manos y el costado, la alegría de los discípulos, la misión y el don del Espíritu. Recuerdo lo que dije a propósito del último tema, fundamental en la fiesta de hoy.

Los evangelios de Mc y Mt no dicen nada de este don, y Lucas lo reserva para el día de Pentecostés. El cuarto evangelio lo sitúa en este momento, vinculándolo con el poder de perdonar o retener los pecados. ¿Cómo debemos interpretar este poder? No parece que se refiera a la confesión sacramental, que es una práctica posterior. En todos los otros evangelios, la misión de los discípulos está estrechamente relacionada con el bautismo. Parece que en Juan el perdonar o retener los pecados tiene el sentido de admitir o no admitir al bautismo, dependiendo de la preparación y disposición del que lo solicita.

Conclusión

Estas breves ideas dejan clara la importancia esencial del Espíritu en la vida de cada cristiano y de la Iglesia. El lenguaje posterior de la teología, con el deseo de profundizar en el misterio, ha contribuido a alejar al pueblo cristiano de esta experiencia fundamental. En cambio, la preciosa Secuencia de la misa ayuda a rescatarla.

El don de lenguas

«Y empezaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse». El primer problema consiste en saber si se trata de lenguas habladas en otras partes del mundo, o de lenguas extrañas, misteriosas, que nadie conoce. En este relato es claro que se trata de lenguas habladas en otros sitios. Los judíos presentes dicen que «cada uno los oye hablar en su lengua nativa». Pero esta interpretación no es válida para los casos posteriores del centurión Cornelio y de los discípulos de Éfeso. Aunque algunos autores se niegan a distinguir dos fenómenos, parece que nos encontramos ante dos hechos distintos: hablar idiomas extranjeros y hablar «lenguas extrañas» (lo que Pablo llamará «las lenguas de los ángeles»).

El primero es fácil de racionalizar. Los primeros misioneros cristianos debieron enfrentarse al mismo problema que tantos otros misioneros a lo largo de la historia: aprender lenguas desconocidas para transmitir el mensaje de Jesús. Este hecho, siempre difícil, sobre todo cuando no existen gramáticas ni escuelas de idiomas, es algo que parece impresionar a Lucas y que desea recoger como un don especial del Espíritu, presentando como un milagro inicial lo que sería fruto de mucho esfuerzo.

El segundo es más complejo. Lo conocemos a través de la primera carta de Pablo a los Corintios. En aquella comunidad, que era la más exótica de las fundadas por él, algunos tenían este don, que consideraban superior a cualquier otro. En la base de este fenómeno podría estar la conciencia de que cualquier idioma es pobrísimo a la hora de hablar de Dios y de alabarlo. Faltan las palabras. Y se recurre a sonidos extraños, incomprensibles para los demás, que intentan expresar los sentimientos más hondos, en una línea de experiencia mística. Por eso hace falta alguien que traduzca el contenido, como ocurría en Corinto. (Creo que este fenómeno, curiosamente atestiguado en Grecia, podría ponerse en relación con la tradición del oráculo de Delfos, donde la Pitia habla un lenguaje ininteligible que es interpretado por el “profeta”).

Sin embargo, no es claro que esta interpretación tan teológica y profunda sea la única posible. En ciertos grupos carismáticos actuales hay personas que siguen «hablando en lenguas»; un observador imparcial me comunica que lo interpretan como pura emisión de sonidos extraños, sin ningún contenido. Esto se presta a convertirse en un auténtico galimatías, como indica Pablo a los Corintios. No sirve de nada a los presentes, y si viene algún no creyente, pensará que todos están locos.

CON LAS PUERTAS BIEN CERRADAS

comentario editorial

Un barco en el puerto es seguro, pero no es para eso para lo que se construyen las naves; navegad en el mar y haced cosas nuevas (Paulo Coelho en El peregrino de Compostela) 

31 de mayo. DOMINGO DE PENTECOSTÉS

Jn 20, 19-23

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos con las puertas bien cerradas por miedo de los judíos. Llegó Jesús, se colocó en medio de ellos y les dice: Paz con vosotros 

Apenas cierra Dios una puerta, y ya tiene una ventana abierta.

“El Señor asegura los pasos del hombre y se ocupa de sus caminos” (Sal 37, 23)

Y Jesús, esperándonos siempre con las puertas de su corazón abiertas de par en par, invitándonos a que entremos por ellas, disfrutemos del paisaje que desde su interior se contempla en plenitud de luz y de color: Turner y Monet lo hubieran tenido fácil para su paleta, siempre también saturada de irisaciones y sol.

puertas cerradas

​La imagen de la puerta se repite 33 veces en la Biblia: 17 en el Antiguo Testamento y 13 en el Nuevo. En el Evangelio generalmente se refiere a la de la casa, la del hogar doméstico, donde encontramos seguridad, amor, calor. 

Una puerta, que es Jesús, nunca está cerrada. Esta puerta está abierta siempre y a todos, sin distinción, sin exclusiones, sin privilegios. Transcribimos algunas de las citas:

Entonces el sumo sacerdote Eliasib se levantó con sus hermanos los sacerdotes y edificaron la puerta de las Ovejas; la consagraron y asentaron sus hojas (Nehemías 3, 1)

Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, alzaos vosotras, puertas eternas, para que entre el Rey de la gloria (Salmos 24, 7)

Le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza (Oseas 2,15)

Entonces Jesús les dijo de nuevo: En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas (Juan 10, 7)

Pedid y os darán, buscad y encontraréis, llamad y os abrirán (Mateo 7, 7)

Sus puertas nunca se cerrarán de día, pues allí no habrá noche (Apocalipsis 21, 25)

Y Paulo Coelho, en El peregrino de Compostela, nos invita a seguir navegando por un océano de puertas bien abiertas: “Un barco en el puerto es seguro, pero no es para eso para lo que se construyen las naves; navegad en el mar y haced cosas nuevas”. 

 Pedro Soto de Rojas, poeta del Culteranismo, pide que le abran las puertas.

 

PERSUASIÓN

Traslada el curso de las rejas duro
con sordos pasos a las blandas puertas,
que, si pretendes las del alma abiertas,
rotas las tiene ya mi llanto puro.

Ya es pretérito el tiempo que, futuro,
pudiera hacer mis esperanzas ciertas;
las horas miro a mis espaldas muertas,
que pretendí para vivir seguro.

Abre las puertas, ángel riguroso,
para que goce con descanso amigo,
tras tormento de amor, de amor reposo;

abre, si no las puertas, un postigo;
abre, que amor no es mal contagioso
ni es, aunque tira flechas, enemigo.

Vicen

sábado, 23 de mayo de 2020

Aumentan los peligros para las personas migrantes durante la pandemia


María F. Sánchez

Inmigrantes3
Si en el Estrecho y el Mar de Alborán ha habido un descenso de pateras notable en 2020, las llegadas por las Canarias se han multiplicado por ocho
En Marruecos las restricciones empeoran la situación de los migrantes en tránsito. No pueden “salir a hacer pequeños trabajos” o “mendigar”, explica Helena Maleno
En estos días de pandemia, en el Meditérraneo central no hay ninguna ONG . Los barcos Aita Mari y Alan Kurdi han sido inmovilizados por Italia
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La Santa Sede pide a Israel “respeto del derecho internacional” y una solución de dos estados para Palestina


Jesús Bastante

Palestina
Gallagher se reúne con el secretario general de la OLP
El Vaticano apuntó que “sigue con atención la situación” y expresa su “preocupación” por los eventuales actos que podrían comprometer aún más el diálogo, esperando que los israelíes y los palestinos vuelvan a encontrar, y pronto, la posibilidad de negociar un acuerdo directamente
Roma ansía “que la paz pueda finalmente reinar en Tierra Santa, tan amada por judíos, cristianos y musulmanes”
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“No podemos dejar morir a la generación que luchó contra las dictaduras, que trabajó por la reconstrucción después de la guerra y que edificó Europa”


Dependencia
Religión Digital se suma al manifiesto, promovido por Sant’Egidio
“Es el momento de dedicar todos los recursos que sean necesarios para proteger el mayor número de vidas posible y para humanizar el acceso a la atención sanitaria para todos”
“Quien rebaja el valor de la vida frágil y débil de los más ancianos, se prepara para desvalorar todas las vidas”
“Todo esto no habría ocurrido si no se estuviera abriendo paso la idea de que se pueden sacrificar sus vidas en beneficio de otras”
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El teólogo Garhammer acusa a Müller de “hacer un daño inmenso” a la Iglesia con su apoyo a Viganò


Jesús Bastante

Cardenal Muller
El pastoralista cree que el ex prefecto “ha traspasado la línea de la razón”
En su opinión, el documento auspiciado por Viganò “no sólo fue moldeado por un lenguaje apocalíptico, sino también por un alarmismo infundado y sospechas irracionales”
Es uno de los teólogos pastoralistas más reconocidos de Europa, y un férreo defensor de la participación en la Iglesia. Fiel a este espíritu, Erich Garhammer ha criticado duramente al cardenal Müller por su participación en el libelo ‘anticonfinamiento’ promovido por el ex nuncio Viganò. Para Garhammer, Müller “está haciendo un daño inmenso” a la Iglesia sumándose a las tesis de rigoristas y cismáticos.
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Frei Betto: “El Covid-19 desalienta el Estado mínimo”


Frei Beto“Quien gana más, tendría que pagar más impuestos”
“Más Estado y menos palabrerío engañoso sobre Estado mínimo y privatizaciones”
“Las naciones metropolitanas imponen a las periféricas, como ser el Brasil, ajustes fiscales, límites de gastos, desregulación financiera, flexibilización de las relaciones laborales, y otras medidas genocidas que hacen a los ricos más ricos aún y a los pobres más pobres”
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Estoy con vosotros - Ascensión del Señor, Ciclo A

OBSERVAR, CALLAR, FLUIR (III Y IV)

Stefano Cartabia, Oblato
ECLESALIA

III. Síntesis fecunda entre Occidente y Oriente
La tercera pata de nuestra mesa metodológica consiste en la síntesis entre occidente y oriente y especialmente sus cosmologías, su espiritualidad, su experiencia religiosa. Cuando hablo de “occidente” y “oriente” no me refiero simple y solamente a su dimensión geográfica. También porque hoy en día, con el fenómeno de la globalización y los movimientos masivos de personas, la distinción no es tan neta como antes. Hay mucho de “occidente” en “oriente” y mucho de “oriente” en “occidente”. Cuando me refiero a “occidente” y “oriente” me refiero esencialmente a dos posturas distintas de ver la vida y el fenómeno religioso, o sea, la relación con lo Trascendente y lo Absoluto.
También en este aspecto hay que reconocer que en la actualidad hay muchos más contactos e intercambios entre las dos posturas. Hay elementos occidentales en la visión oriental y hay elementos orientales en la visión occidental. Pero, sin duda, quedan los rasgos centrales y característicos de cada cosmovisión.
Nombramos brevemente estos rasgos esenciales.
Occidente: más racional, centralidad de la historia como proceso, concepción del tiempo lineal, religiones de la palabra y teístas: cristianismo, judaísmo, islamismo. Predomina la dimensión personal. Predomina el lenguaje y la palabra. Predomina lo masculino. Predomina el lado izquierdo del cerebro (análisis, control, orden, literatura, disciplina, numérico). Desde la visión taoísta: yang.
Oriente: más intuitivo, historia sujeta al momento presente, concepción del tiempo cíclica, religiones místicas y oceánicas: budismo, hinduismo, taoísmo. Predomina la dimensión oceánica (lo particular es expresión del Todo). Predomina la contemplación y el silencio. Predomina lo femenino. Predomina el lado derecho del cerebro (arte, emociones, holístico, intuitivo, creativo, música). Desde la visión taoísta yin.
Estamos llamados a una profunda y fecunda síntesis entre occidente y oriente. Ambas dimensiones expresan algo del misterio de la vida y del ser humano. Una experiencia integral y plena no puede prescindir de esta fecunda síntesis. Algunos teólogos ven en esta comunión un aspecto esencial en el futuro de la humanidad y yo comparto plenamente esta apreciación.
En este sentido, el funcionamiento del cerebro humano tiene una fuerza simbólica impresionante. Según parece los dos hemisferios desarrollan funciones particulares pero están unidos por el cuerpo calloso que da una profunda unidad al cerebro. Cuanto más los dos hemisferios interactúan más desarrollo y plenitud alcanza la persona.
La visión teológica que está como fundamento de mi propuesta ofrece una cierta síntesis de la experiencia, espiritualidad y cosmovisión de Oriente y Occidente. Se nutre de esta comunión e interrelación que es siempre nueva, en proceso y nunca algo alcanzado o definitivo. La síntesis es un fenómeno y un proceso siempre “in fieri” (haciéndose).
Esta comunión dinámica entre Oriente y Occidente alimenta y nutre la visión teológica y por ende el método pastoral.
Sobre el tema se escribió y se está escribiendo mucho. Es un tema interesantísimo y de una riqueza infinita. No puedo en esta instancia entrar detalladamente en un tema tan profundo, rico de vetas y aspectos a considerar.
Una última observación: las actitudes previas y necesarias para esta comunión y síntesis entre Occidente y Oriente son sin duda una gran apertura, disponibilidad y transparencia.
Sin estas actitudes no escaparemos del peligro de encerrarnos en nuestras creencias, apegos y fanatismo.
Es muy aconsejable que aquellos que quieran implementar este método pastoral dediquen un tiempo al estudio y a la práctica de una o más tradiciones orientales.

IV. Vivencia del silencio
La cuarta y necesaria pata de nuestra mesa es la vivencia y la experiencia del silencio. Este mismo silencio que será también central en el segundo momento del método teológico-pastoral: “callar”.
¿De qué silencio hablamos?
¿Por qué es tan importante?
La necesidad del silencio en teología es subrayada especialmente por las ramas místicas de las religiones. En el cristianismo por las corrientes teológicas apofáticas, las cuales insisten en afirmar que sobre el Misterio que llamamos “Dios” no podemos decir nada… o casi nada. Es un Misterio indecible, inefable y toda palabra humana corre el riesgo de estropearlo y manipularlo. Por eso lo mejor es el silencio del asombro, del amor, de la entrega.
El silencio del cual hablamos y que constituye parte esencial de mi visión teológica que sustenta el método pastoral, es el silencio radical que nos conecta al ser, a nuestra verdadera esencia. Esencia que precede al pensamientos y a las palabras y sigue cuando estos desvanecen.
No es un silencio como rechazo de la Palabra y las palabras. Este Silencio es el “Principio” del libro del Génesis y del prólogo del evangelio de Juan, “Principio” que precede a la Palabra y la hace ser.
Lenguaje y palabras también nos constituyen en la aventura humana y nos sirven para comunicar, crear, compartir. Es el silencio desde el cual y en el cual la Palabra y las palabras cobran su sentido auténtico, su belleza, su valor.
Sin esta vivencia radical del silencio quedaremos atrapados en nuestras opiniones y fanatismos. Sobre todo quedaremos atrapados en las ideologías que tanto daño hicieron y siguen haciendo a la convivencia humana. Y no hay peores ideologías que las religiosas. Cuando el cristianismo se transformó en ideología vivió su momento más oscuro y de más alejamiento del mensaje evangélico.
El peligro de caer y recaer en la ideología es siempre presente. El silencio, tal vez, es el mejor antídoto y vacuna.
El silencio nos enseña a dejar el deseo de control que tanto nos gusta y la tentación de creer que poseemos la verdad. El silencio nos hace más abiertos, humildes, tolerantes, disponibles. El silencio es pura apertura y pura posibilidad. Donde se vive el silencio todo puede ser, porque permitimos al Misterio manifestarse sin obstáculos.
El silencio, como afirma Javier Melloni, no es ausencia de ruido, sino ausencia de ego. Y donde no hay ego, solo queda el amor que somos y que podemos llegar a ser. Por eso el silencio es una dimensión esencial de mi visión teológica y parte esencial del método: “observar, callar, fluir”.
El silencio se aprende y se practica. No hay atajos. Requiere entrega, perseverancia, disciplina.
Después de haber puesto los cimientos de la visión teológica que sostiene el método “observar, callar, fluir” podemos entrar a profundizar el método mismo y a ofrecer unas pistas y pautas para su posterior desarrollo y puesta en práctica.

CUANDO PASE LA PANDEMIA, VOLVER A LA 'NORMALIDAD' ES AUTOCONDENARSE

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Cuando pase la pandemia del coronavirus no nos estará permitido volver a la “normalidad” anterior. Sería, en primer lugar, un desprecio a los miles de personas que han muerto asfixiadas por el virus y una falta de solidaridad con sus familiares y amigos. En segundo lugar, sería la demostración de que no hemos aprendido nada de lo que, más que una crisis, es una llamada urgente a cambiar nuestra forma de vivir en nuestra única Casa Común. Se trata de un llamamiento de la propia Tierra viva, ese superorganismo autorregulado del que somos su parte inteligente y consciente.
El sistema actual pone en peligro las bases de la vida
Volver a la anterior configuración del mundo, hegemonizado por el capitalismo neoliberal, incapaz de resolver sus contradicciones internas y cuyo ADN es su voracidad por un crecimiento ilimitado a costa de la sobreexplotación de la naturaleza y la indiferencia ante la pobreza y la miseria de la gran mayoría de la humanidad producida por ella, es olvidar que dicha configuración está sacudiendo los cimientos ecológicos que sostienen toda la vida en el planeta. Volver a la “normalidad” anterior (business as usual) es prolongar una situación que podría significar nuestra propia autodestrucción.
Si no hacemos una “conversión ecológica radical”, en palabras del Papa Francisco, la Tierra viva podrá reaccionar y contraatacar con virus aún más violentos capaces de hacer desaparecer a la especie humana. Esta no es una opinión meramente personal, sino la opinión de muchos biólogos, cosmólogos y ecologistas que están siguiendo sistemáticamente la creciente degradación de los sistemas-vida y del sistema-Tierra. Hace diez años (2010), como resultado de mis investigaciones en cosmología y en el nuevo paradigma ecológico, escribí el libro Cuidar la Tierra-proteger la vida: cómo evitar el fin del mundo (Record). Los pronósticos que adelantaba han sido confirmados plenamente por la situación actual.
El proyecto capitalista y neoliberal ha sido rechazado
Una de las lecciones que hemos aprendido de la pandemia es la siguiente: si se hubieran seguido los ideales del capitalismo neoliberal –competencia, acumulación privada, individualismo, primacía del mercado sobre la vida y minimización del Estado– la mayoría de la humanidad estaría perdida. Lo que nos ha salvado ha sido la cooperación, la interdependencia de todos con todos, la solidaridad y un Estado suficientemente equipado para ofrecer la posibilidad universal de tratamiento del coronavirus, en el caso del Brasil, el Sistema Único de Salud (SUS).
Hemos hecho algunos descubrimientos: necesitamos un contrato social mundial, porque seguimos siendo rehenes del obsoleto soberanismo de cada país. Los problemas mundiales requieren una solución mundial, acordada entre todos los países. Hemos visto el desastre en la Comunidad Europea, en la que cada país tenía su plan sin considerar la necesaria cooperación con otros países. Fue una devastación generalizada en Italia, en España y últimamente en Estados Unidos, donde la medicina está totalmente privatizada.
Otro descubrimiento ha sido la urgencia de un centro plural de gobierno mundial para asegurar a toda la comunidad de vida (no sólo la humana sino la de todos los seres vivos) lo suficiente y decente para vivir. Los bienes y servicios naturales son escasos y muchos de ellos no son renovables. Con ellos debemos satisfacer las demandas básicas del sistema-vida, pensando también en las generaciones futuras. Es el momento oportuno para crear una renta mínima universal para todos, la persistente prédica del valiente y digno político Eduardo Suplicy.
Una comunidad de destino compartido
Los chinos han visto claramente esta exigencia al promover “una comunidad de destino compartido para toda la humanidad”, texto incorporado en el renovado artículo 35 de la Constitución china. Esta vez, o nos salvamos todos, o engrosaremos la procesión de los que se dirigen a la tumba colectiva. Por eso debemos cambiar urgentemente nuestra forma de relacionarnos con la naturaleza y con la Tierra, no como señores, montados sobre ella, dilapidándola, sino como partes conscientes y responsables, poniéndonos junto a ella y a sus pies, cuidadores de toda la vida.
A la famosa TINA (There Is No Alternative), “no hay (otra) alternativa” de la cultura del capital, debemos confrontar otra TINA (There Is a New Alternative), “hay una nueva alternativa”. Si en la primera alternativa la centralidad estaba ocupada por el beneficio, el mercado y la dominación de la naturaleza y de los otros (imperialismo), en esta segunda será la vida en su gran diversidad, también la humana con sus muchas culturas y tradiciones la que organizará la nueva forma de habitar la Casa Común. Eso es imperativo y está dentro de las posibilidades humanas: tenemos la ciencia y la tecnología, tenemos una acumulación fantástica de riqueza monetaria, pero falta a la gran mayoría de la humanidad y, lo que es peor, a los Jefes de Estado la conciencia de esta necesidad y la voluntad política de implementarla. Tal vez, ante el riesgo real de nuestra desaparición como especie, por haber llegado a los límites insoportables para la Tierra, el instinto de supervivencia nos haga sociables, fraternos y todos colaboradores y solidarios unos con otros. El tiempo de la competencia ha pasado. Ahora es el tiempo de la cooperación.
La inauguración de una civilización biocentrada
Creo que inauguraremos una civilización biocentrada, cuidadosa y amiga de la vida, como algunos dicen, “la tierra de la buena esperanza”. Se podrá realizar el “bien vivir y convivir” de los pueblos andinos: la armonía de todos con todos, en la familia, en la sociedad, con los demás seres de la naturaleza, con las aguas, con las montañas y hasta con las estrellas del firmamento.
Como el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz ha dicho con razón: “tendremos una ciencia no al servicio del mercado, sino el mercado al servicio de la ciencia”, y yo añadiría, y la ciencia al servicio de la vida.
No saldremos de la pandemia de coronavirus como entramos. Seguramente habrá cambios significativos, tal vez incluso estructurales. El conocido líder indígena, Ailton Krenak, del valle del Río Doce, ha dicho acertadamente: “No sé si saldremos de esta experiencia de la misma manera que entramos. Es como una sacudida para ver lo que realmente importa; el futuro es aquí y ahora, puede que mañana no estemos vivos; ojalá que no volvamos a la normalidad” (O Globo, 01/05/2020, B 6).
Lógicamente, no podemos imaginar que las transformaciones se produzcan de un día a otro. Es comprensible que las fábricas y las cadenas de producción quieran volver a la lógica anterior. Pero ya no serán aceptables. Deberán someterse a un proceso de reconversión en el que todo el aparato de producción industrial y agroindustrial deberá incorporar el factor ecológico como elemento esencial. La responsabilidad social de las empresas no es suficiente. Se impondrá la responsabilidad socio-ecológica.
Se buscarán energías alternativas a las fósiles, menos impactantes para los ecosistemas. Se tendrá más cuidado con la atmósfera, las aguas y los bosques. La protección de la biodiversidad será fundamental para el futuro de la vida y de la alimentación, humana y de toda la comunidad de la vida.
¿Qué tipo de Tierra queremos para el futuro?
Seguramente habrá una gran discusión de ideas sobre qué futuro queremos y qué tipo de Tierra queremos habitar. Cuál será la configuración más adecuada a la fase actual de la Tierra y de la propia humanidad, la fase de planetización y de la percepción cada vez más clara de que no tenemos otra casa común para habitar que ésta. Y que tenemos un destino común, feliz o trágico. Para que sea feliz, debemos cuidarla para que todos podamos caber dentro, incluida la naturaleza.
Existe el riesgo real de polarización de modelos binarios: por un lado los movimientos de integración, de cooperación general y, por otro, la reafirmación de las soberanías nacionales con su proteccionismo. Por un lado el capitalismo “natural” y verde y por otro lado el comunismo reinventado de tercera generación como pronostican Alain Badiou y Slavoy Zizek.
Otros temen un proceso de brutalización radical por parte de los “dueños del poder económico y militar” para asegurar sus privilegios y sus capitales. Sería un despotismo de forma diferente porque se basaría en los medios cibernéticos y en la inteligencia artificial con sus complejos algoritmos, un sistema de vigilancia sobre todas las personas del planeta. La vida social y las libertades estarían permanentemente amenazadas. Pero a todo poder le surgirá siempre un contrapoder. Habría grandes enfrentamientos y conflictos a causa de la exclusión y la miseria de millones de personas que, a pesar de la vigilancia, no se conformarán con las migajas que caen de las mesas de los ricos epulones.
No pocos proponen una glocalización, es decir que el acento se ponga en lo local, en la región con su especificidad geológica, física, ecológica y cultural pero abierta a lo global que involucra a todos. En este biorregionalismo se podría lograr un verdadero desarrollo sostenible, aprovechando los bienes y servicios locales. Prácticamente todo se realizará en la región, con empresas más pequeñas, con una producción agroecológica, sin necesidad de largos transportes que consumen energía y contaminan. La cultura, las artes y las tradiciones serán revividas como una parte importante de la vida social. La gobernanza será participativa, reduciendo las desigualdades y haciendo que la pobreza sea menor, siempre posible, en las sociedades complejas. Es la tesis que el cosmólogo Mark Hathaway y yo defendemos en nuestro libro común El Tao de la Liberación (2010) que fue bien acogida en el ambiente científico y entre los ecologistas hasta el punto de que Fritjof Capra se ofreció a hacer un interesante prefacio.
Otros ven la posibilidad de un ecosocialismo planetario, capaz de lograr lo que el capitalismo, por su esencia competitiva y excluyente, es incapaz de hacer: un contrato social mundial, igualitario e inclusivo, respetuoso de la naturaleza en el que el nosotros (lo comunitario y societario) y no el yo (individualismo) será el eje estructurador de las sociedades y de la comunidad mundial. El ecosocialismo planetario encontró en el franco-brasileño Michael Löwy su más brillante formulador. Tendremos, como reafirma la Carta de la Tierra así como la encíclica del Papa Francisco “sobre el cuidado de la Casa Común”, un modo de vida verdaderamente sostenible y no sólo un desarrollo sostenible.
Al final, pasaremos de una sociedad industrial/consumista a una sociedad de sustentación de toda la vida con un consumo sobrio y solidario; de una cultura de acumulación de bienes materiales a una cultura humanístico-espiritual en la que los bienes intangibles como la solidaridad, la justicia social, la cooperación, los lazos afectivos y no en última instancia la amorosidad y la logique du coeur estarán en sus cimientos.
No sabemos qué tendencia predominará. El ser humano es complejo e indescifrable, se mueve por la benevolencia pero también por la brutalidad. Está completo pero aún no está totalmente (terminado). Aprenderá, a través de errores y aciertos, que la mejor configuración para la coexistencia humana con todos los demás seres de la Madre Tierra debe estar guiada por la lógica del propio universo: este está estructurado, como nos dicen notables cosmólogos y físicos cuánticos, según complejas redes de inter-retro-relaciones. Todo es relación. No existe nada fuera de la relación. Todos se ayudan mutuamente para seguir existiendo y poder co-evolucionar. El propio ser humano es un rizoma (bulbo de raíces) de relaciones en todas las direcciones.
Si se me permite decirlo en términos teológicos: es la imagen y semejanza de la Divinidad que surge como la relación íntima de tres Infinitos, cada uno singular (las singularidades no se suman), Padre, Hijo y Espíritu Santo, que existen eternamente el uno para el otro, con el otro, en el otro y a través del otro, constituyendo un Dios-comunión de amor, de bondad y de belleza infinita.
Tiempos de crisis como el nuestro, de paso de un tipo de mundo a otro, son también tiempos de grandes sueños y utopías. Ellas son las que nos mueven hacia el futuro, incorporando el pasado pero dejando nuestra propia huella en el suelo de la vida. Es fácil pisar la huella dejada por otros, pero ella no nos lleva a ningún camino esperanzador. Debemos hacer nuestra propia huella, marcada por la inagotable esperanza de la victoria de la vida, porque el camino se hace caminando y soñando.  Así pues, caminemos.

viernes, 22 de mayo de 2020

Castillo, sobre Nicolás: “Hoy he perdido, para siempre, un amigo que nunca podré olvidar


Castillo1
Emotivo adiós del teólogo a su amigo y compañero, el ex general de los jesuitas
“Mantuvimos aquella conversación pocos días antes de saberse la renuncia al papado de Benedicto XVI. La claridad y el cariño con que Adolfo me habló de la fidelidad a la Iglesia no la he palpado en nadie más en este mundo”
“Cuando nos estábamos despidiendo, Adolfo Nicolás me dijo algo que me ha marcado con fuerza: ‘Reza, reza mucho por la Iglesia. Que peor de lo que está, ahora mismo, no creo que pueda caer’. En entrevistas posteriores le vi más animado.”
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jueves, 21 de mayo de 2020

UNA NUEVA COMUNIDAD

col otalora

Todo lo que tiene vida se renueva. Lo que permanece estático mucho tiempo es lo propio de las charcas y los estanques cerrados llenos de hojas muertas. La vida nos demuestra su capacidad de reinventarse y crecer allí donde parece imposible hacerlo. Atacama, Chile, es un buen ejemplo. Su clima desértico es tan extremo que se han llegado a registrar hasta 400 años sin lluvias. Expertos de la NASA estudian el desierto chileno confiados en que les ayude a aprender más sobre la posibilidad de vida en Marte. Sin embargo, se han descubierto microorganismos vivos. Y cada cierto número de años se produce un espectacular aumento de las precipitaciones que transforma kilómetros de paisaje árido y desolado en un paraíso lleno de especies vegetales que logran aflorar tras haber sobrevivido años en estado de latencia.
La vida se renueva siempre. Heráclito filosofó sobre la existencia como algo no estático que va en compás con el resto de la movilidad natural del Universo: todo fluye. También lo hace el amor continuamente, cuando se renueva día a díaCada caricia de una persona enamorada, cada beso de amor y cada manifestación amorosa no es igual a la anterior; siempre es algo bienvenido por ser "nuevo", aunque se den todos los días. Todo lo contrario al desamor que resulta rutinario y estático como una ciénaga. El amor de verdad por serlo siempre es novedoso y hay que alimentarlo frente a la tentación de las rutinas que pervierten el verdadero amor.
Nuestras comunidades cristianas son signo de amor, no lo olvidemos. La Iglesia es una gran comunidad de amor seguidora de Cristo resucitado. Tan es así de verdadero y de importante, que Lucas nos regala el apéndice del “quinto evangelio” con su exhortación de las primeras comunidades cristianas. No es un relato al pie de la letra, entre otras cosas porque se escribió entre los años 80-90 d.C. Lo esencial es el espíritu y la sustancia en las relaciones que alimentaban aquellas comunidades de la primitiva Iglesia.  
Comunidades vivas que fueron actualizando su fe con signos que representaban el contenido de su apuesta de amor cristiano. Los signos de la presencia de Dios en el mundo, los valores que deben distinguir a nuestras comunidades: el cuidado de los demás, la cooperación, la solidaridad, la compasión y el amor incondicional; ellos son los signos de la nueva civilización planetaria. La liturgia es un conjunto de signos necesarios, pero signos formales al fin y al cabo. Lo esencial es lo que celebramos en ella, la actualización de aquellas comunidades que vivieron con pasión el amor que Cristo les dejó para que lo vivieran y lo difundieran.
Y el amor solo es posible difundirlo con más amor. Según la carta de Pablo -amigo de Lucas-a los Efesios, Dios tiene un plan y quiere una humanidad a su medida de amor sin límites para nadie; ni para los enemigos. Sólo el que ama es capaz de permanecer vivo y sentir de una manera diferente. El que ama acoge su realidad y es capaz de transformarla.
Amar no es fácil, supone abrirse a lo inesperado con confianza y entrega. Hay dolor en el amor, pero es un dolor que purifica, que hace crecer siempre; en esto no hay topes. Quien no tiene amor ha muerto a lo mejor de la vida. Qué realidad más grande cuando uno ama a alguien, de modo especial: todo cobra sentido. La propia existencia revela plenitud y alegría, aún en medio de las dificultades, porque la persona que ama se llena de sentido.
La razón de ser de la comunidad cristiana es convertirse toda ella un signo del Amor. Habrá épocas en las que viviremos como en el desierto de Atacama, silentes como fermento que espera florecer con fuerza a la primera oportunidad. Otras veces nos pasaremos de frenada y nuestro ejemplo será más bien el de un Estado político lleno de signos externos que sobran y repelen la esencia evangélica. Pero el Espíritu sopla sin cesar para que vivamos en una comunidad de Amor por la participación de todos, cada uno según sus posibilidades, en la construcción del Reino de Dios transparentando al mismo Dios ¿No es esta nuestra fe?