FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
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ATALAYA

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ATALAYA ENERO 2025

viernes, 4 de julio de 2025

FACUA pide la ruptura total de relaciones comerciales e institucionales con Israel

 


 FACUA.org

La asociación insta a tramitar por la vía de urgencia la proposición de ley que permitirá aplicar jurídicamente un embargo de armas al país hebreo.
FACUA-Consumidores en Acción muestra su total y absoluta repulsa al genocidio que está perpetrando el Estado israelí en Palestina, y traslada su solidaridad a un pueblo palestino que está siendo sometido, castigado y asesinado en un conflicto que ha dejado ya más de 50.000 muertes, la mayoría de ellas víctimas civiles.Ver noticia 

Las masacres israelíes se repiten sin control contra quienes esperan un saco de harina -- Diario Al-Quds Libération

 


kaosenlared

En una de las escenas más brutales en la historia de la guerra y el asedio, filas de civiles palestinos en la Franja de Gaza son atacadas mientras esperan un saco de harina o una cesta de comida. Los disparos no se dirigen a los combatientes, sino a los hambrientos. Desde la calle Rashid hasta el cruce de Netzarim, las masacres se repiten sin control. Ver noticia

¿DEMASIADO TARDE PARA DIOS?


col martell

 

“Id también vosotros a mi viña.” (Mt 20,4) Cuando Dios llama, lo hace con delicadeza. Y lo hace a cualquier hora del día.

Introducción

Algunas voces no se apagan con el paso del tiempo. Más bien, se vuelven más nítidas. Así es el llamado de Dios: no conoce prisa, ni responde a calendarios. Llega cuando quiere, a quien quiere, y en el momento exacto en que el alma está lista para escuchar.

Esta reflexión brota desde dentro, no desde el análisis ni la teoría. Es el eco sereno de una experiencia personal: la de quien ha caminado largo trecho, ha amado, ha perdido, ha buscado… y en medio del silencio, ha sentido una voz que no se impone, pero que insiste con amor.

Y sin embargo, al tocar algunas puertas dentro de la Iglesia, uno descubre que hay límites que no están en el Evangelio: la edad. Algunos caminos se cierran con cautela, no por falta de fe, sino por estructuras que han sido pensadas para otros tiempos.

Este texto no nace como queja, sino como plegaria. Como una invitación a la escucha. Como un susurro que pide ser acogido en el discernimiento eclesial.

1. La voz de Dios no tiene edad

La Biblia está llena de historias donde la vocación llega en la madurez. Abrahán recibe la promesa cuando ya no espera hijos. Moisés es enviado a liberar a su pueblo cuando lleva años en el desierto. Pedro y Andrés no eran adolescentes cuando dejaron sus redes para seguir a Jesús.

En la historia de la Iglesia, lo mismo: San Ignacio de Loyola, herido en batalla y quebrado por dentro, escucha el llamado a los treinta. Camilo de Lelis encuentra a Dios después de una juventud errante. Santa Ángela de Mérici funda una comunidad siendo ya mayor. La vocación no es privilegio de la juventud. Es don de Dios.

El Concilio Vaticano II, en Optatam Totius, afirma que la formación debe adaptarse a las personas y a los tiempos. Y Pastores Dabo Vobis (Juan Pablo II) nos recuerda que la llamada requiere acompañamiento, en toda etapa de la vida.

2. Límites no siempre visibles

Con comprensión y respeto, es justo reconocer que muchas instituciones han establecido criterios de edad con buenas intenciones: asegurar la duración del servicio, facilitar la formación, prever la salud física o comunitaria.

Sin embargo, estos filtros prácticos, si no se acompañan de discernimiento espiritual profundo, pueden cerrarle el paso a llamadas verdaderas. La lógica administrativa, por comprensible que sea, nunca debe ahogar la lógica de la gracia.

Vita Consecrata (1996) nos invita a acoger las vocaciones con fe y apertura. Porque la Iglesia no es una empresa que contrata perfiles. Es madre, y las madres no preguntan la edad al corazón que llega buscando hogar.

3. Lo que he vivido

Podría citar experiencias de otros. Pero esta es una realidad que no me contaron: la he vivido. El llamado no vino temprano. Llegó en el cruce de caminos, en la oración silenciosa, en medio de heridas convertidas en luz.

Y con ese “sí” que brota del alma, he tocado puertas con esperanza. Algunas se han cerrado amablemente, pero con firmeza. No por mi fe, no por mi deseo, sino por la edad. Y lo entiendo. Pero también lo comparto, no para reprochar, sino para sembrar una pregunta: ¿y si Dios llama en la tarde?

4. Vocaciones adultas: un signo de nuestro tiempo

Según el Center for Applied Research in the Apostolate (CARA), más del 26 % de los seminaristas en EE.UU. comenzaron su camino vocacional después de los 30 años. Comunidades como los Benedictinos de Nursia y los Dominicos en Francia han acogido vocaciones adultas con creciente apertura.

Son hombres y mujeres que no vienen del entusiasmo juvenil, sino del desierto y del fuego. Vocaciones templadas por la vida, que han descubierto a Dios como destino inesperado. ¿No será esta una señal de los tiempos?

5. Objeciones comprensibles, respuestas posibles

¿Y si no se adaptan a la vida comunitaria?  La formación está para discernir. Muchas veces, la madurez favorece la convivencia, la humildad y la escucha.

¿Y si su tiempo de servicio será breve?  La fidelidad no se mide en años. Un alma encendida por un año puede encender a muchas otras para siempre.

¿Y si la vocación nace en medio de una crisis? Dios también habla desde el dolor. Lo importante es discernir, no descartar.

6. Francisco y el llamado que no envejece

El papa Francisco ha insistido en que “la vocación es un camino que dura toda la vida”. En mensajes vocacionales recientes, ha afirmado: “Todos estamos llamados. Nadie es demasiado joven ni demasiado mayor para Dios".

Y ha pedido a la Iglesia que no tenga miedo de los llamados que llegan tarde. Que no cierre el oído al Espíritu por temor o por costumbre. Que acoja como madre y como hogar.

7. Caminos posibles

- Itinerarios pastorales para vocaciones adultas.  - Comunidades abiertas al discernimiento sin filtros cronológicos.  - Espacios de consagración laical, oblaturas o terciariados.  - Revisar con caridad los criterios de admisión, poniendo en el centro la verdad de la llamada.

Conclusión

Esta reflexión no quiere cambiar normas, ni proponer soluciones mágicas. Solo quiere abrir una ventana. Dejar que entre luz. Y que quienes acompañan vocaciones puedan, también, escuchar con nuevos oídos.

Dios sigue llamando. A veces, lo hace en la tarde. Y no porque llegue tarde, sino porque el corazón se abre entonces.

“No es tarde cuando Dios llama; es tarde cuando dejamos de escuchar.

 

José Bautista*, filósofo y teólogo laico

Religión Digital

* José Bautista es filósofo y teólogo laico. Su reflexión nace del encuentro entre la experiencia personal y la mirada contemplativa sobre la vocación, el tiempo y el llamado de Dios. Desde la frontera entre lo vivido y lo soñado, escribe para dejar constancia de que la gracia nunca llega tarde.

TAGLE Y EL CLAMOR POR EL MUNDO DE HOY: "HAY SUFICIENTE DINERO PARA ARMAS, PERO NO PARA COMIDA, VIVIENDA, MEDICINAS NI EDUCACIÓN"


col martell

 

Hay suficiente dinero para armas, pero no para comida, vivienda, medicinas ni educación. La discriminación, la desigualdad y la manipulación de los seres humanos contradicen la alianza en la sangre de Jesús. Una fuerte advertencia, la lanzada esta mañana por el cardenal Luis Antonio G. Tagle, proprefecto del Dicasterio para la Evangelización, en la homilía de la celebración eucarística presidida en la Basílica Vaticana ante los participantes del Jubileo de las familias religiosas y los movimientos laicos de la Preciosísima Sangre. 

El evento del Año Santo, que comenzó ayer y concluye hoy, reúne a devotos de la Preciosísima Sangre de Jesús de todo el mundo, reunidos en conmemoración significativa de la solemnidad de la devoción promovida en el siglo XIX por san Gaspar del Búfalo. Tagle se explayó sobre el concepto de alianza, que no se toma en serio en un mundo donde las divisiones alcanzan proporciones destructivas, deshumanizantes y violentas.

El cardenal centró su reflexión en la primera lectura del Éxodo, que recuerda cómo la alianza entre Dios e Israel es esencialmente una relación personal compuesta de diferentes niveles, pero conectados. Así, en la sangre de Jesús se cumple una nueva y perfecta alianza: Dios asegura que nunca nos abandonará y el ser humano le jura plena fidelidad en nombre de la humanidad y la creación.

Miembros de la Familia de la Preciosa Sangre se reunieron para la Misa en la Basílica de San Pedro

Nadie es un extraño

Luego, de la carta de San Pablo a los Efesios surge otro aspecto importante de la nueva alianza en la sangre de Jesús: el nacimiento de una nueva comunidad reconciliada. De hecho, en la persona de Jesús, los discípulos de diferentes naciones y culturas ya no son extranjeros, sino conciudadanos y miembros de la misma familia. Nadie, concluyó Tagle, debe ser tratado como un extraño, una amenaza o un chivo expiatorio, sino como un vecino, un hermano y una hermana.

En un intercambio de hermandad

Antes de llegar a San Pedro, los fieles peregrinaron por la Vía de la Conciliazione para cruzar la Puerta Santa de la Basílica Vaticana. Los sombreros rojos y las mochilas, cada vez más numerosos, se congregaron rápidamente: tras una oración, se entonó un canto y, tras la cruz del Jubileo, comenzó el camino hacia San Pedro. Fue allí donde el matrimonio Anna Rita y Fabrizio, animadores litúrgicos de la parroquia del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, en Tuscolano, durante 40 años, relataron la historia de su vida dedicada por completo a Cristo. «Con este, hemos vivido tres Jubileos y cada uno de ellos ha sido un momento para vivir la fe con mayor intensidad», explicó Anna Rita. «Y todo ello junto a personas de todo el mundo, con quienes podemos compartir alegrías y tristezas, el intercambio mutuo de fraternidad para compartir con los demás los grandes dones que Dios nos ha dado». 

Para conocer al siguiente

Dones que Olga, venezolana de 60 años, recibió. Explicó que la peregrinación jubilar es para ella una invitación a "detenerse". "Sí, a detenernos y mirar dentro de nosotros mismos para hacer un balance de la situación, preguntándonos: '¿Qué he hecho por los demás hasta ahora? ¿Es suficiente o debo esforzarme más para llegar a los demás, sacrificándome si es necesario?'. Una vez que encontremos las respuestas, podremos comenzar de nuevo con una esperanza más fuerte en un mundo mejor".

Sembrando la presencia de Dios

“Al partir, llevamos con nosotros la carga y el sufrimiento de los feligreses que no están con nosotros, el dolor del mundo, pero también las alegrías de muchos y las esperanzas de todos. Con nuestro testimonio, sembramos la presencia de Dios”, dijo Don Das, de origen indio, pero residente en Bari desde hace 13 años. Más de cien fieles partieron de la capital de Apulia para participar en la koiné, la reunión anual de la Familia de la Preciosísima Sangre. 

El desafío de creer

Viajando desde el amanecer, los aproximadamente 50 peregrinos de Sonnino, en la provincia de Latina, buscaron refugio del calor ya agobiante en las sombras de la Piazza Pia. Eran feligreses de San Miguel Arcángel, una comunidad misionera dirigida por los religiosos de la Preciosísima Sangre. Este Año Santo es particularmente significativo para ellos porque también conmemora la fiesta jubilar de María Santísima de las Gracias en Sonnino: un icono "al que estamos especialmente unidos", explicó Davide, de 23 años, quien realizó un viaje dirigido a jóvenes y está convencido de que la esperanza es "esencial" hoy en día. Creer puede ser "un verdadero desafío", especialmente para un joven: "Pienso en Gaza, Ucrania, jóvenes como yo que están luchando, y por eso la esperanza no es una opción, es un paso obligado", dijo.

Un gran regalo

El más pequeño del grupo, que partió del bajo Lacio, tiene solo 9 años: «Esta es mi segunda peregrinación, pues ya participé en el Jubileo de mi diócesis el 30 de mayo», dijo. «Fue precioso, y hoy he vuelto aquí con mi abuela: cuando termina el colegio paso el verano con ella, y para mí es un gran regalo poder cruzar juntos de nuevo la Puerta Santa de la Basílica Vaticana».

Crecimiento espiritual

La Basílica de Letrán, por otro lado, ya había sido visitada ayer, con motivo de la vigilia presidida en San Giovanni por el cardenal Baldassare Reina, vicario general de Su Santidad para la diócesis de Roma. El evento se incluyó entre las iniciativas de la koiné y se enriqueció con testimonios. Como el de Manuela, de Múnich, con la voz entrecortada por la emoción al hablar de su turbulenta adolescencia, del consumo de drogas que la llevó a abandonar la Iglesia hasta que conoció a alguien que la invitó a participar en un seminario sobre el Espíritu Santo. De ahí surgió un continuo crecimiento espiritual y un nuevo encuentro con Jesús, durante un retiro con las Hermanas de la Preciosísima Sangre, donde descubrió la práctica del rosario que cambió radicalmente su vida. 

"Siempre hay redención"

Martha, de Tanzania, también se conmovió al recordar cómo, hasta 2023, estuvo sumida en la desesperación, llorando a sus padres, separada de su único hijo y completamente sola. El encuentro con el padre John, sacerdote de la familia espiritual querida de San Gaspar del Búfalo, marcó el inicio de una nueva vida para esta mujer: «Me escucharon con profunda compasión, algo que no había sentido en años. En lugar de ser juzgada, encontré una guía». Después de 40 años, Martha regresó a la confesión, lo que le proporcionó «una abrumadora sensación de liberación, como si me hubieran quitado un peso de encima. El encuentro con la comunidad —concluyó— no solo me cambió, sino que me salvó. Ahora vivo con esperanza, sabiendo que siempre hay redención, sanación y nueva vida».

Apoyo a los enfermos

Finalmente, las Hermanas de la Preciosísima Sangre, residentes de la diócesis de Yangón, Myanmar, también compartieron su historia. En el país del sudeste asiático, tras el golpe militar de 2021, «la gente lucha y muere, pero pocos en el mundo hablan de ello», explicaron las monjas, quienes, junto con su pueblo, sufren la «situación de crisis política, pobreza y fe». Además de compartir el sufrimiento, las preocupaciones y la pobreza de las familias, las monjas apoyan a los enfermos y conviven con jóvenes que luchan por la justicia y la paz incluso a costa de sus propias vidas.

 

Lorena Leonardi y Rosario Capomasi

Vatican News / Religión Digital - 01.07.2025

DESAPRENDER LA GUERRA


col koldo

 Mucha gente cree que la violencia, la defensa armada, y la agresión al que se considera enemigo son comportamientos naturales que tienen un fundamento genético. Incluso muchos de los expertos en etología (también premios Nobel) defendían el fundamento científico y biológico de bondad de las guerras e incluso, en algunos casos, su necesidad para equilibrar los ecosistemas e impulsar la evolución de la humanidad.

A partir de la publicación en 1928 de El puesto del hombre en el cosmos, del filósofo Max Scheler, - que marca el inicio de la reflexión, basada en los datos científicos, de la Antropología filosófica - esta impronta biologicista se vio debilitada por las interpretaciones de las raíces más culturales que biológicas de la condición humana. Los escritos de Arnold Gehlen, Helmut Pressner, e incluso de José Ortega y Gasset, han colaborado a resituar la dimensión cultural del desarrollo de la condición humana por delante del reduccionismo biologicista.

Aun así, los numerosos conflictos violentos y sobre todo bélicos en el siglo XX y en lo que llevamos de siglo XXI muestran que, en la construcción mental de los poderosos, los que pretenden ser los dueños del mundo, aún domina el paradigma de que los grandes problemas de poder (sobre todo económico) solo se resuelven con guerras, agresiones violentas, violación de los derechos humanos y genocidios contra poblaciones inocentes.

En 2006, el cantautor Luis Guitarra lanzó su canción “Desaprender la guerra”. Aconsejo que mientras leen este texto abran los oídos a la canción que se ofrece en: DESAPRENDER LA GUERRA (Luis Guitarra) y en https://youtu.be/EC-xvYC7ooU?si=6C6vTmdRPPgvVBBK

Desaprender la guerra,
realimentar la risa,
deshilachar los miedos,
curarse las heridas.

Difuminar fronteras,
rehuir de la codicia,
anteponer lo ajeno,
negarse a las consignas.

Tal vez, gran parte de los intentos de encontrar una fundamentación científica para la guerra y la violencia se han unido a la figura de Konrad Zacharias Lorenz (1903-1989), más conocido como Konrad Lorenz. Este fue un zoólogoetólogo y ornitólogo austríaco que compartió el Premio Nobel de Medicina de 1973 con Nikolaas Tinbergen y Karl von Frisch.

A menudo se lo considera uno de los fundadores de la etología moderna, es decir, del estudio científico del comportamiento humano comparado con el del animal en su hábitat natural. Desarrolló un enfoque que comenzó con una generación anterior, que incluía a su maestro Oskar Heinroth.

El ensayo con pretensiones científicas de Konrad Lorenz más divulgado (y que muchos leímos en los años setenta) es este: Sobre la agresión, el pretendido mal (en alemánDas sogenannte Böse zur Naturgeschichte der Aggression). Es un libro de 1963 que fue pronto traducido a muchas lenguas.

Este escribe en el prólogo: «el tema de este libro es la agresión, es decir el instinto de luchar en la bestia y el hombre que está dirigido contra miembros de la misma especie.» (Página 3). Para Lorenz, en los genes de todos los seres vivos está “impresa” la necesidad de desarrollar comportamientos agresivos contra su especie y contra cualquiera que parezca atentar a la propia supervivencia. Para Lorenz, una de las leyes de la evolución biológica y que es el motor del cambio evolutivo a mejor es la ley de la supervivencia de los más aptos.

Evidentemente, este presupuesto ideológico procede de una interpretación política y sociologista de El Origen de las Especies por la Selección Natural (1859) de Charles Robert Darwin. La sociología de origen darwinista sólo se fijó en algunos aspectos de la extensa obra de Darwin, para quien “la supervivencia de los más aptos” no significa el triunfo de los más fuertes o de los más violentos, sino – al contrario – la cooperación entre especies y dentro de las especies, tal como muestra en sus estudios sobre los insectos y las plantas.

Desconvocar el odio,
desestimar la ira,
rehusar usar la fuerza,
rodearse de caricias.

Reabrir todas las puertas,
sitiar cada mentira,
pactar sin condiciones,
rendirse a la Justicia.

Konrad Lorenz, desde su laboratorio y el trabajo de campo, estudió el comportamiento instintivo en animales, especialmente gansos comunes y grajillas occidentales. Trabajando con gansos, investigó el principio de la impronta, el proceso por el cual algunas aves nidífugas (es decir, aves que abandonan su nido temprano) se unen instintivamente con el primer objeto en movimiento que ven dentro de las primeras horas de la eclosión de sus huevos. Aunque Lorenz no descubrió el tema, se hizo ampliamente conocido por sus descripciones de la impronta como un vínculo instintivo. En 1936 conoció a Tinbergen, y los dos colaboraron en el desarrollo de la etología como una subdisciplina separada de la biología.

Konrad Lorenz compartió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina de 1973 "por descubrimientos en patrones de comportamiento individual y social" con otros dos importantes etólogos tempranos, Nikolaas Tinbergen y Karl von Frisch.

En 1969, se convirtió en el primer receptor del Premio Mundial Cino Del Duca. Era amigo y alumno del reconocido biólogo Sir Julian Huxley (nieto del "bulldog de Darwin", Thomas Henry Huxley, y hermano del escritor Aldous Huxley). El famoso psicoanalista Ralph Greenson y Sir Peter Scott eran buenos amigos suyos.

Lorenz y el famoso filósofo Karl Popper eran amigos de la infancia. Muchos años después de conocerse, durante la celebración de los 80 años de Popper, escribieron juntos un libro titulado Die Zukunft ist offen [El porvenir está abierto] que resume las conversaciones de ambos.

Rehabilitar los sueños,
penalizar las prisas,
indemnizar al alma,
sumarse a la alegría.

Intentemos “rehabilitar los sueños”: ¿cómo será el futuro? Seguro que muchos y muchas se habrán preguntado si habrá una evolución en el ser humano como hemos visto en la historia. De momento, seguimos presentes en la era del Homo sapiens aunque existe una corriente cultural y filosófica que lo deja atrás: el transhumanismo. Tal vez en estos años, el sueño del superhombre, de la mejora artificial de las capacidades humanas, e incluso de la no-muerte, el regreso de la eugenesia bajo el prisma cientificista del transhumanismo, llena páginas en redes sociales.

El término transhumanismo apareció en 1957 de la mano del biólogo Julián Huxley. Para el británico, los seres humanos debían de mejorarse a través de la ciencia y la tecnología. Como bien lo resume Diego Hidalgo, especialista en cambio digital, llega la "fusión entre el ser humano y la máquina".

Aunque no fue hasta 1980 cuando Max More forjó los principios de esta corriente en dos puntos: el modo más eficaz y rápido para mejorar la condición humana consiste en propiciar el progreso tecnológico y no hay límites en la trasformación tecnológica del mundo ni en el perfeccionamiento de las personas.

Humanizar los credos,
purificar la brisa,
adecentar la Tierra,
reinaugurar la Vida.

Desconvocar el odio,
desestimar la ira,
rehusar usar la fuerza,
rodearse de caricias.

El transhumanismo (abreviado como H+ o h+) es un movimiento cultural e intelectual internacional que tiene como objetivo final transformar la condición humana mediante el desarrollo y fabricación de tecnologías ampliamente disponibles, que mejoren las capacidades humanas, tanto a nivel físico como psicológico o intelectual.

Los pensadores transhumanistas estudian los posibles beneficios y peligros de las nuevas tecnologías que podrían superar las limitaciones humanas fundamentales, como también la tecnoética adecuada a la hora de desarrollar y usar esas tecnologías. Estos especulan sosteniendo que los seres humanos pueden llegar a ser capaces de transformarse en seres con extensas capacidades, merecedores de la etiqueta «posthumano».

Reabrir todas las puertas,
sitiar cada mentira,
pactar sin condiciones,
rendirse a la Justicia.

El significado contemporáneo del término transhumanismo fue forjado por uno de los primeros profesores de futurología, Fereidoun M. Esfandiary, conocido como FM-2030, que pensó en «los nuevos conceptos del humano» en La Nueva Escuela alrededor de 1960, cuando comenzó a identificar a las personas que adoptan tecnologías, estilos de vida y visiones del mundo transicionales a «posthumanas» como «transhumanos».

Esta hipótesis se sostendría en los trabajos del filósofo estadounidense Max More, quien empezaría a articular los principios del transhumanismo como una filosofía futurista en 1990, y a organizar en California un grupo intelectual que desde ese entonces creció en lo que hoy se llama el movimiento internacional transhumanista.

En estos años, las críticas a las tesis transhumanistas han surgido desde muchos campos, tanto desde la bioética como desde la antropología. Dejaremos esas críticas para otro momento, y ahora finalizamos la canción “desaprender la guerra”:

Desaprender la guerra, curarse las heridas.
Desaprender la guerra, negarse a las consignas.
Desaprender la guerra, rodearse de caricias.
Desaprender la guerra, rendirse a la Justicia.
Desaprender la guerra, sumarse a la alegría.
Desaprender la guerra, reinaugurar la Vida.

Vivimos unos tiempos fascinantes pero también ambiguos y cargados de incertidumbres. Frente a los imaginarios belicistas de muchas grandes potencias y corporaciones, que consideran estos muy buenos tiempos para el negocio de la venta de armas, la sociedad civil debe reforzarse y presionar a los poderes para impulsar la cultura de la paz frente a las contraculturas del individualismo, la prepotencia y la insensibilidad ante la desigualdad social y la depredación del medio natural. “Desaprender la guerra” como camino hacia una sociedad ecosolidaria, pluralista y sensible al dolor de las víctimas de un sistema impuesto.

 

Leandro Sequeiros. Presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta)

VIVIMOS UNA MEMORIA SELECTIVA DEL OLVIDO


col kowalski

 

ÉRASE UNA VEZ TRES ANCIANOS QUE DISCUTÍAN QUIEN DE ELLOS TENÍA BUENA MEMORIA.

Comparto con todos vosotros la homilía que hizo el Padre Crisanto Ebang SJ. en la Misa del Corpus. Crisanto, al que entrevisté en otra ocasión en Religión Digital (https://www.religiondigital.org/hacer_realidad_lo_posible-_jesus_lozano_pino/BUENA-COMPANIA-Entrevista-Crisanto-Abenso_7_2612208761.html), es compañero de Pastoral y de mil batallas en el colegio San José de Málaga en el que ha estado acompañándonos durante ocho años.  

Este cuento está elaborado a través de un chiste que escuché hace ya tiempo, me hizo mucha gracia y lo adapté a mis homilías (Crisanto Ebang SJ):

... Érase una vez tres ancianos que discutían quien de ellos tenía una buena memoria. El primero dice: Ayer me quedé parado al final de las escaleras… y no podía recordar si acababa de subir… o si estaba a punto de bajarlas. El segundo respondió: ¡Eso no es nada! Esta mañana me senté al borde de la cama y no sabía si acababa de despertarme… o si me estaba preparando para dormir. Y el tercero, con una sonrisa, se burla de los otros dos: ¡Mi memoria está tan bien como siempre! Golpea dos veces la mesa con los nudillos mientras hablaba con sus amigos… y de repente, se queda mirando al techo con cara de susto y pregunta a sus amigos:¿¡Quién está tocando la puerta!?

Nos reímos del cuento, de esta historia porque, en el fondo, nos vemos reflejados en ella. Pero estamos viviendo una pérdida de memoria colectiva, una amnesia grupal. Todos en algún momento hemos perdido el hilo de lo que hacemos o decimos. La memoria es frágil. Pero no solo cuando envejecemos, sino también a lo largo de nuestras vidas. En realidad, olvidamos mucho… y rápido lo importante, lo esencial. Se nos escapa entre las prisas, las notificaciones del móvil, las preocupaciones del día a día. Y sin darnos cuenta, vivimos en compartimentos estancos: el trabajo, por un lado, la familia por otro, la fe y las obras por otro y olvidamos de integrar todas las cosas.

Y así vamos viviendo con una memoria selectiva del olvido. Olvidamos promesas, olvidamos personas, olvidamos quiénes somos… Y sí: también olvidamos a Jesús.

Olvidamos que estuvo con nosotros ayer, que camina hoy a nuestro lado, y que nos espera mañana. Se nos escapa su presencia como el agua entre los dedos. Escuchamos el Evangelio y al salir de misa, ya no recordamos de qué iba. Comulgamos… pero muchas veces como quien pasa por una cola y recibe un trozo de pan sin saber lo que realmente está tomando. Y no es por maldad. Es por la pérdida de la memoria. Por olvido. Porque nuestro corazón se llena de muchas cosas… y a veces no queda espacio para lo esencial. Jesús, sabiendo esto, nos dice: “Haced esto en memoria mía.” No para que lo recordemos con nostalgia, como quien hojea un álbum de fotos viejo del pasado, sino para que su vida siga viva en la nuestra. Para que cada vez que partimos el pan, algo se parta dentro de nosotros mismos.

Celebramos la Eucaristía y después seguimos igual. Sin mirar al que sufre, sin compartir lo que tenemos, sin dejarnos tocar por lo que pasa a nuestro alrededor. Vivimos la misa como un momento aislado, como si la fe fuera una isla en medio de la semana. Y sin embargo, la Eucaristía no es solo para “recordar” a Jesús… es para aprender a vivir como Él, con Él. Para que su entrega nos transforme, para que su pan nos impulse a compartir el nuestro con los demás. Para que no nos acostumbremos nunca a olvidar el hambre del otro, ni a la soledad del que está al lado. Para que miremos el mundo como lo mira Dios: con compasión, con ternura, con justicia, sobre todo con memoria.

Porque quien come del Cuerpo de Cristo no puede vivir con el corazón cerrado olvidando a los que viven a su alrededor. No puede decir “Amén” y después pasar de largo ante el hermano herido. No puede pedir “el pan nuestro de cada día” sin preguntarse si todos tienen realmente pan sobre la mesa.

La Eucaristía nos recuerda que Jesús no se ha olvidado de nosotros. Que sigue aquí. Que se parte y se reparte. Que su amor no se acaba. Que su entrega sigue viva. Que su cuerpo somos nosotros. Y que su memoria, cuando se guarda en el corazón, no se borra nunca. Tal vez hoy sería bueno preguntarnos: ¿De qué me acuerdo cuando salgo de misa? ¿A quién llevo en el corazón cuando comulgo? ¿Vivo como quien recuerda… o como quien ha olvidado?

Ojalá que, como esos ancianos del cuento, podamos reírnos de nuestras pequeñas confusiones. Pero que nunca, nunca lleguemos a olvidar quién golpea nuestra puerta, quién nos alimenta con su pan, y quién sigue amándonos hasta el extremo. Sobre todo, No olvidemos a Jesús: no vivamos como si lo hubiéramos olvidado.

 

LEÓN XIV: "COMPROMETÁMONOS A HACER DE NUESTRAS DIVERSIDADES UN TALLER DE UNIDAD Y COMUNIÓN, DE FRATERNIDAD Y RECONCILIACIÓN"


col kowalski

 

Día de San Pedro y San Pablo. Las dos 'almas' de la Iglesia, los dos pilares de Roma y el mundo, que representan, como pocos, la diversidad presente en la Iglesia. Una diversidad que no siempre ha sido reconocida y que, gracias a Francisco, pudimos ver en toda su amplitud. Esta mañana, en una multitudinaria celebración en la que también impuso el palio a los nuevos arzobispos, León XIV retomó el guante de Bergoglio y clamó por "la comunión eclesial y la vitalidad de la fe", vivida desde la búsqueda del nosotros.

"Comprometámonos a hacer de nuestras diversidades un taller de unidad y comunión, de fraternidad y reconciliación", insistió Prevost, haciendo suyo el adagio de Francisco: "Es importante salir del peligro de una fe cansada y estática".

En su homilía, el Papa reivindicó que "Pedro y Pablo fueron llamados a vivir un único destino, el del martirio, que los asoció definitivamente a Cristo". Y es que, pese a las diferencias, "tanto Pedro como Pablo dan su vida por la causa del Evangelio", y después de "un largo camino, en el que cada uno ha abrazado la fe y ha vivido el apostolado de manera diversa".

"Su fraternidad en el Espíritu no borra la diversidad de sus orígenes: Simón era un pescador de Galilea, Saulo en cambio un riguroso intelectual perteneciente al partido de los fariseos; el primero deja todo inmediatamente para seguir al Señor; el segundo persigue a los cristianos hasta que es transformado por Cristo Resucitado; Pedro predica sobre todo a los judíos; Pablo es impulsado a llevar la Buena Noticia a los gentiles", glosó, admitiendo que "entre ambos, como sabemos, no faltaron conflictos".

La comunión no anula la libertad

"Queridos hermanos, la historia de Pedro y Pablo nos enseña que la comunión a la que el Señor nos llama es una armonía de voces y rostros, no anula la libertad de cada uno", incidió León XIV. Y es que "nuestros patronos han recorrido caminos diferentes, han tenido ideas diferentes, a veces se enfrentaron y discutieron con franqueza evangélica. Sin embargo, eso no les impidió vivir la concordia apostolorum, es decir, una viva comunión en el Espíritu, una fecunda sintonía en la diversidad".

"Todo esto nos interroga sobre el camino de la comunión eclesial", subrayó el pontífice, quien insistió en que "es importante aprender a vivir la comunión como unidad en la diversidad, para que la variedad de los dones, articulada en la confesión de la única fe, contribuya al anuncio del Evangelio". Y es que "todos necesitamos de esa fraternidad. Lo necesita la Iglesia, lo necesitan las relaciones entre los laicos y los presbíteros, entre los presbíteros y los obispos, entre los obispos y el Papa, así como lo necesitan la vida pastoral, el diálogo ecuménico y la relación de amistad que la Iglesia desea mantener con el mundo".

De ahí, el desafío lanzado por el Papa: "Comprometámonos a hacer de nuestras diversidades un taller de unidad y comunión, de fraternidad y reconciliación para que cada uno en la Iglesia, con la propia historia personal, aprenda a caminar junto con los demás". 

Voluntad de abrirse a los cambios

Pedro y Pablo, además, simbolizan "la vitalidad de nuestra fe", frente al "riesgo de caer en la rutina, en el ritualismo, en esquemas pastorales que se repiten sin renovarse y sin captar los desafíos del presente". Los dos apóstoles, en cambio, viven con "voluntad de abrirse a los cambios, de dejarnos interrogar por los acontecimientos, los encuentros y las situaciones concretas de las comunidades, de buscar caminos nuevos para la evangelización partiendo de los problemas y las preguntas planteados por los hermanos y hermanas en la fe". 

Y respondiendo a la pregunta: "Y ustedes, […] ¿quién dicen que soy?". "Siempre debemos prestar atención a esta pregunta (...). Si no queremos que nuestro ser cristiano se reduzca a una herencia del pasado, como tantas veces nos ha advertido el Papa Francisco, es importante salir del peligro de una fe cansada y estática, para preguntarnos: ¿quién es hoy para nosotros Jesucristo? ¿Qué lugar ocupa en nuestra vida y en la acción de la Iglesia? ¿Cómo podemos testimoniar esta esperanza en la vida cotidiana y anunciarla a aquellos con quienes nos encontramos?".

Misa en el día de San Pedro y San Pablo

Y, desde allí, permitir a que la fe y la Iglesia "se renueven continuamente y que experimenten nuevos caminos y nuevas prácticas para el anuncio del Evangelio". "Esto, junto a la comunión, debe ser nuestro primer deseo", clamó el Papa, quien quiso "dirigirme a la Iglesia que peregrina en Roma, porque ella está llamada más que todas a ser signo de unidad y de comunión, Iglesia ardiente de una fe viva, comunidad de discípulos que testimonian la alegría y el consuelo del Evangelio en todas las situaciones humanas".

León XIV terminó saludando a los nuevos arzobispos, así como a los miembros del Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana, a quienes agradeció "su presencia aquí y su celo pastoral. Que el Señor le conceda la paz a su pueblo". También, a la delegación del Patriarcado Ecuménico. "Caminemos juntos en la fe y en la comunión, e invoquemos su intercesión sobre todos nosotros, sobre la ciudad de Roma, sobre la Iglesia y sobre el mundo entero".

CARTA ABIERTA A MONSEÑOR ARGÜELLO


col kowalski

 

Como presidente de la CEE, entiendo que se manifiesta en nombre de todo el episcopado que usted representa. Lo digo porque varios titulares de prensa informan que “Los obispos respaldan la petición de elecciones anticipadas de Argüello”. ¿Se puede entender que todos los obispos que no se han pronunciado públicamente están de acuerdo con su declaración institucional para que el presidente del gobierno convoque elecciones? Al menos el arzobispo de Tarragona se ha desmarcado abiertamente de su declaración.

No hay que olvidarse que, durante la Transición, la Iglesia jugó un papel destacado en favor de la reconciliación entre diferentes. Bajo el liderazgo del cardenal Enrique y Tarancón, la CEE se desmarcó del nacionalcatolicismo franquista para alinearse claramente con los principios democráticos desde una posición pastoral firme. Recuerdo la posición de monseñor Añoveros apoyado por Pablo VI, de excomulgar a quienes pretendían desde la política expulsarle de la diócesis de Bilbao; y allí se mantuvo, prestigiando lo que representa nuestra Iglesia.

Fue bajo la presidencia del cardenal Rouco Varela cuando la Iglesia institucional adoptó una postura combativa y afín a la nostalgia de una Iglesia oficial consorte de la dictadura. En 2012, la CEE aprobó, sin unanimidad, un documento a favor de la unidad de España, al que los obispos catalanes reivindicaron de inmediato la legitimidad moral de todas las opciones políticas democráticas. Algo similar ocurrió en los años del Procés.

En esta ocasión, su propuesta, monseñor, chirría porque la conveniencia o no del adelanto electoral no es asunto en el que la jerarquía episcopal tenga nada que decir de manera oficial. Su declaración oficial se escuda en la corrupción existente cuando es ahí donde pierde toda su legitimidad moral. Existen, ahora mismo, más de 30 causas abiertas por corrupción en el principal partido de la oposición, algunas muy graves, como la sentencia que tumbó el gobierno de M. Rajoy, o la llamada “policía política”. De las responsabilidades de Mazón, ni palabra. Vox acaba de ser condenado con casi un millón de euros por financiación ilegal, y usted participando en un acto público, precisamente de Vox, presentando un libro.

Le recuerdo que su secretario y portavoz de los obispos ha enfatizado que “la corrupción es uno de los cánceres de una democracia, porque, sea del color que sea, mina los pilares de una democracia entendida como el gobierno del pueblo”. Sea del color que sea, dice el portavoz Magán… Se vino arriba al afirmar seguidamente que “Hay que buscar el bien común de la sociedad para salvar el sistema”, cuando la manera de gestionar la pederastia eclesial sigue siendo un ejemplo nefasto de credibilidad, humildad, perdón y reparación a las víctimas. ¿Se da cuenta, monseñor Argüello, del daño que hacen con estas declaraciones grandilocuentes? ¿Ha medido en clave de convivencia y espíritu cristiano las consecuencias en quinees las escuchan? Porque, eso de que, quien calla otorga, no es un axioma; el que calla, calla, pero tiene opinión.

No es la primera vez que usted marca el paso en una dirección poco misericordiosa. Se manifestó de acuerdo con aplicar terapias a los homosexuales, aunque añadiendo que la cuestión médica no es competencia de la Iglesia. Es doloroso que la Iglesia mantenga el estigma al colectivo homosexual por serlo (pecado), y al mismo tiempo se muestre favorable a las terapias de conversión (enfermedad). Según la lógica legalista, o pecado o enfermedad, monseñor. Lo cierto es que dichas terapias ya cuentan con el registro parlamentario de una ley que castiga dicha actividad terapéutica (?) con penas de cárcel.

Jesús de Nazaret entró en política, y por eso le mataron. Pero no entró en una política partidista, ni inconsecuente, que es lo que ha ocurrido cuando usted se ha pronunciado sobre el adelanto electoral. Que por algo condenaron al PP como partido corrupto, hasta ahora el único en democracia, y nada se dijo desde su sede en Añastro. Seguro que no fue fácil para José ni para Daniel vivir envueltos en gobiernos paganos, pero ambos supieron mantener su integridad y dar testimonio de su fe con coherencia, libres de servidumbres en medio de incertidumbres y corrupciones; por poner un ejemplo bíblico.

La iglesia es mucho más que la institución eclesial, es Pueblo de Dios llamado a proclamar el Evangelio como la mejor Noticia. Y usted debería tener más cuidado cuando se refiere institucionalmente, velando al menos por la coherencia.

Lo cierto es que usted no es el único culpable. Al haberse decidido por una declaración institucional, en lugar de por una opinión personal a la que tiene derecho, ha comprometido a todos los miembros de la CEE. Y de la misma manera que el arzobispo Joan Planellas se ha desmarcado de su opinión -"La Iglesia no debe entrar en política partidista"- otros que puedan pensar y sentir como él deberían seguir el mismo camino; más que nada pensando en las feligresías a las que se deben. ¿Cobardía? ¿Prudencia? ¿Sumisión? ¿Aguante? ¿Duda? ¿A quién le beneficia o le perjudica este silencio?  

Acabo, monseñor. Parece no darse cuenta de lo fácil que resulta escandalizar cuando la incongruencia de las actitudes supera la credibilidad del ministerio que les ha sido conferido. Y quien más sufre la credibilidad, más que la de ustedes, es la de del Mensaje. Esto es lo más grave.

Por favor se lo pido, recapacite, que lo que necesita la sociedad es que ejercitemos el liderazgo de servicio, de compasión y de misericordia. Feliz verano, monseñor.

A PROPÓSITO DE LA PETICIÓN DE ADELANTO DE ELECCIONES


col anso

 

(Respuesta con cariño —y algo de ironía— al arzobispo Argüello)

Señor Argüello:

Nos hemos enterado de su petición de adelanto electoral, y no hemos podido evitar pensar: “¡Milagro! La Iglesia también quiere democracia... pero fuera de casa”.

Entendemos que como ciudadano tiene todo el derecho del mundo a opinar, protestar, y hasta pedir que vuelva la peseta si se le antoja. Faltaría más. Pero claro, el matiz aquí es que usted no habla como "don Luis", vecino de Valladolid, sino como arzobispo y portavoz de la Iglesia católica en España. Y ahí, perdone, el asunto cambia de tono.

Porque claro, la Iglesia no es una plataforma personal ni un canal de YouTube. Es una institución milenaria que —con sus luces y muchas sombras— merece algo más que usarla como altavoz político.

Dicho esto, nos permitimos algunas preguntas, así, al vuelo, por si quiere responderlas en su sermón del próximo domingo:

· ¿Le parece coherente exigir “más democracia” cuando usted ocupa un cargo designado por otros señores que tampoco han pasado por las urnas?

· ¿No es un poco... no sé... raro, que alguien sin experiencia democrática directa venga a exigirla a los demás?

· ¿Y no es irónico que lo haga en nombre de una institución donde ni el Espíritu Santo se presenta a votación?

Como diría el evangelista Mateo 23:2-3: “En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y fariseos... haced lo que os dicen, pero no hagáis como ellos, porque dicen y no hacen.”
Este  cuento, ¿no le parece escrito para ocasiones como esta?

Y ya que estamos con verdades que duelen: no olvidemos que buena parte de la Iglesia —con honrosas excepciones, claro— fue cómplice del franquismo. Sí, ese régimen que precisamente no destacaba por su afición a las elecciones libres.

Tampoco ayuda que la Iglesia aún conserve privilegios derivados de acuerdos preconstitucionales, que la sitúan por encima de otras confesiones. O que siga apropiándose inmuebles como si estuviera jugando al Monopoly celestial.

Ahora bien, si va usted a exigir... ¿por qué no empieza por pedir a la derecha y ultraderecha —tan amigas del incienso y el palio— una forma de oposición menos crispada y más respetuosa? ¿Por qué no invitarles a debatir con argumentos en vez de gritar “¡comunismo!” y patalear cada vez que alguien propone subir el salario mínimo?

¿Y la democracia interna? ¿Para cuándo? ¿Se imagina una Iglesia donde las mujeres puedan decidir algo más que el color de las flores del altar? ¿Donde las personas LGTBI+ no tengan que entrar por la puerta de atrás, si es que se les deja entrar?

¿Por qué no levantar la voz y movilizar a lxs cristianxs —como hizo el Papa Francisco y usted mismo ha hecho en alguna ocasión— para pedir una acogida real a los migrantes y denunciar las leyes que los marginan? No basta con poner una pancarta de "Refugees Welcome" en la sacristía.

Así que, con cariño, le pedimos (bueno, en realidad, le exigimos): si va a hablar en adelante en nombre de la Iglesia, hágalo contando con todas y todos. También con las Comunidades Cristianas Populares, que aunque no salgan en la COPE o en TRECETV son tan Iglesia como usted.

Y si algún día se anima a caminar tras las huellas de Jesús —el de Nazaret, no el del Palacio Episcopal— nos encontrará en el Espacio Evangelio: con sandalias polvorientas, algo de humor, y un compromiso serio con el Reino... que no es de este mundo, pero sí pasa por la justicia aquí abajo.

Con respeto y una sonrisa (cristiana),

Nosotras y nosotros,

Redes Cristianas

LA HERIDA INVISIBLE. LO QUE LAS REDADAS DEJARÁN A SU PASO


col arregi

 

Las camionetas ya no están en cada esquina. Los helicópteros no sobrevuelan tan cerca. Las redadas, dicen algunos, han disminuido. Pero hay heridas que no se miden en número de arrestos, sino en la forma en que una comunidad aprende a vivir con miedo sin dejar de cuidar la vida.

Este junio, las redadas de ICE (inmigración y control de aduanas) en Los Ángeles van dejando algo más que casas vacías y negocios cerrados. Van dejando una herida invisible pero profunda, una que toca estructuras, cuerpos y almas. Y como acompañantes pastorales, como creyentes con los ojos abiertos, tenemos el deber de nombrarla.

Una fractura estructural: ya no confiamos igual

Durante años, los migrantes aprendimos a movernos con prudencia, pero con cierta esperanza: que las escuelas eran para aprender, que los hospitales eran para sanar, que las parroquias eran para refugiarse. Este mes, muchos vimos esas certezas derrumbarse.

Las redadas no solo están rompiendo puertas. Rompen el pacto silencioso de protección que aún subsistía en ciertos espacios. El mensaje es claro: nadie está exento. Y lo más doloroso es que, desde el poder, muy pocas voces se han alzado públicamente de manera contundente y sistemática para denunciarlo.

La comunidad lo está viendo, lo está sintiendo: el silencio de muchas instituciones pesa tanto como el equipo táctico de los agentes. Pero en medio ese silencio está saliendo algo a flote: que la verdadera protección no viene de arriba, sino de los abrazos, las redes, los fondos solidarios, las ollas compartidas, los mensajes que dicen: “Si necesitas un lugar donde quedarte, ven a mi casa”; “si necesitas que alguien recoja tus medicinas, llámame”; “memoriza mi teléfono por si te llegan a arrestar”.

Esto es como un arma punzocortante que se hunde más hondo con cada día: una herida psicológica que no se ve, pero que deja marca. Este es un miedo que se hereda, que se filtra como huésped indeseable en los hogares migrantes.

Esta semana, hay niñas que han dormido con la mochila lista, por si tienen que irse con una vecina o un familiar. Hay adolescentes que faltaron a la escuela para cuidar a su madre, “por si pasa algo”. Hay padres que salieron al trabajo dejando instrucciones, nombres, números, palabras que no deberían formar parte de ninguna infancia.

La infancia migrante está internalizando un mensaje cruel: “Mi familia no es bienvenida aquí”. Ese mensaje no necesita ser gritado. Se transmite en las sirenas que se acercan, en las miradas que juzgan, en los comentarios que no disimulan el desprecio y en la certeza de que todo puede cambiar en un instante.

Este miedo se quedará. Habitará los sueños, los cuerpos, los proyectos interrumpidos. Por eso no basta desear que las redadas cesen. Habrá que acompañar espiritualmente los efectos de lo que se sembró con brutal y premeditada violencia.

¿Sanará esta herida?

Quizá un día esta herida cicatrice. Pero ¿cómo se verá esa cicatriz en el rostro de nuestra comunidad? Tal vez como una nueva lucidez: Aprendimos que nadie desde el poder va a defendernos. Ya no creemos en promesas vacías. Sabemos que habrá quienes intenten beneficiarse políticamente de nuestro sufrimiento, nos ofrecerán soluciones de campaña, discursos que nos instrumentalizan. Pero también hemos aprendido a ver a través de esa hipocresía.

Y en medio de todo, nuestra esperanza no ha muerto. Y la cicatriz, cuando llegue, no borrará la memoria. La transformará. Será una cicatriz que diga: “Aquí algo se desgarró y dolió. Pero aprendimos como resistir y levantarnos”.

La pastoral del cuidado real

Desde la fe, no podemos quedarnos callados. Esta es una crisis legislativa, sí, pero también una crisis espiritual. Porque cuando una comunidad entera es tratada como sospechosa, cuando se siembra miedo en un campo donde debería florecer la dignidad multicultural, el Evangelio nos llama a estar, a nombrar, a acompañar. No para ser héroes, sino para ser presencia fiel. Para ser testigos de cómo el Espíritu sopla donde duele. Resiste donde persiguen. Sana donde otros rompen. Y para decirle al mundo, con voz serena y firme: “Aquí estamos y seguimos siendo humanos. Seguimos siendo dignos. Seguimos siendo comunidad.”

En lo más hondo, una semilla resiste. La fe no se rinde.

 

Yolanda Chávez

ECLESALIA

PAZ A ESTA CASA DOMINGO 14º T.O. (C) (Lc 10,1-12.17-20)


col labrador

 El binomio bíblico y cristiano más genuino es el de Profeta-rey. En ese sentido, rey es sinónimo de poder económico, ideológico y político. Profeta es quien pronuncia la palabra de perfección en el amor y quien denuncia la manipulación e injusticia del poder, es decir, del rey, del poderoso, del opresor. El/la profeta de Yavé Dios no denuncia ni anuncia desde sí mismo/a, aunque también corre el peligro de hacerlo, sino desde la experiencia del dolor, de la pobreza del pueblo (porque pertenece al pueblo) y desde las exigencias de la justicia que Dios quiere. El/la profeta clama contra el opresor, contra el poderoso, porque no se siente o no quiere sentirse culpable de su ignominia, de sus infamias; le pone al descubierto de su falsedad, de sus argucias, de sus embustes, pero también despierta en los oprimidos, en los dominados, la conciencia de liberación para evitar callejones sin salida, para abrir las puertas que les encierran en sus propios miedos, para acoger y confiar en la Ruah Divina que todo lo llena, todo lo impulsa.

Es posible salir de ese binomio paralizante Profeta-rey si abandonamos el poder opresor, el dominio de unos sobre otros mediante la conversión y la reconciliación. Es lo que simboliza el número 72 que, según la tradición judía, (¡ojalá lo tuvieran en cuenta los genocidas, los corruptos!) corresponde al número de pueblos esparcidos por toda la tierra. ‘Poneos en camino’. ‘La mies es abundante y los obreros pocos’.

La misión es universal. Los/as misioneros/as deben ir de dos en dos, es decir, toda la comunidad cristiana es sinodal, misionera, al servicio de la evangelización de la sociedad, sin triunfalismos, sin etiquetas, con medios pobres, humildes, ‘sin alforja ni sandalias’, en medio de dificultades, en un mundo lacerado por el dolor, la guerra, la pobreza, los egoísmos.

“Cuando entréis a una casa decid primero: ‘Paz a esta casa’ y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz”. La casa común, la madre tierra, la creación que se nos regaló para cuidarla, amarla, protegerla de depredadores sin escrúpulos, enviados como corderos en medio de lobos y ‘no os detengáis a saludar a nadie por el camino’; que nada ni nadie os enrede, os desvíe de vuestro propósito, de renunciar a una vida con sentido… La misión es urgente y su contenido lleva siempre un mensaje de paz que proviene del Abbá Dios, de su Palabra. Es, además, una tarea responsabilidad de todos los bautizados, no de ‘sabios ni ricos’.

En la primera lectura Isaías nos recuerda que un insignificante pueblo de repatriados, una comunidad mermada, humillada, escucha de su profeta una palabra de aliento, de esperanza (Is 66,10-14c). El simbolismo del amor filial y maternal habla de Dios, anuncia paz, ensancha la esperanza, aun estando crucificada, y hace sentir una presencia de salvación. En Gaza, Ucrania, Sudán del sur, Haití, Congo, Yemen… pero también en la división entre iguales, entre ciudadanos enfrentados por intereses mezquinos de los dirigentes… se descubre una presencia fuerte y auténtica: ‘Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz, como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones’. Esperar, a pesar del horror, una paz que termine con la inhumanidad de sembrar el odio y la muerte.

Con el Papa Francisco la Iglesia se proclama a sí misma como sinodal, en perspectiva misionera y de comunión, poniendo en el centro de su ser la evangelización. En otras palabras, la misión de la Iglesia es la evangelización viviendo la comunión juntos, en sinodalidad. Para ello hay que volver a los orígenes y replantear la estructura ministerial en la Iglesia, de modo que no exista una diferencia perpetuada hasta el concilio vaticano II en la Lumen Gentium cuando afirma que, entre el sacerdocio universal de los fieles y el sacerdocio ministerial «existe una diferencia esencial y no solo de grado», es decir, presupone que existen dos órdenes ontológicos separados[1]: bautizados en un orden inferior y ordenados en el superior.

El evangelio incide precisamente en que es la comunidad el centro de la vida eclesial y no al revés, situando el ministerio en el lugar que le corresponde, el del servicio. ‘Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya y proclamad: “Está cerca de vosotros el Reino de Dios”. El aparato estructural no puede nunca ahogar la espontaneidad del Espíritu.

Sinodalidad es un nuevo Pentecostés que derribó barreras (lenguas, culturas, jerarquías religiosas judías), capacitó a todos para profetizar y convirtió un grupo de personas vulnerables y temerosas en una comunidad de amor y misionera.

Pentecostés es el Espíritu de Dios que nos humaniza, que ‘sacramentaliza’ el cuerpo de los pobres para amar a Dios, es el Espíritu que irrumpe para desacralizar la religión del poder y encarnar la Gracia en lo humano, desde los bienaventurados descartados y los samaritanos misericordiosos.

El clericalismo se resiste porque Pentecostés fue siempre subversivo frente al poder religioso establecido… Jesús no vino para fundar una religión ni para cambiar un clericalismo por otro, que es lo que hacen las ideologías políticas, incluso las eclesiásticas, cuando llegan al poder.

La sinodalidad desafía el "control sacralizado" del clericalismo, desmontando toda una estructura de ritos, lenguaje y sumisión que oculta los abusos de poder, de conciencia, económico y sexual. El clericalismo es una idolatría que, en lugar de liberar lo humano para lo trascendente, lo somete a la inmanencia de un clero que se cree superior al Pueblo de Dios[2].

Como comunidad de los/as seguidores de Jesús somos llamados/as a liberar, a ser Gracia y don para los demás. Nuestro compromiso se juega en la lucha pacífica por instaurar la paz y la bondad a nuestro alrededor.

¡Shalom!

 

Mª Luisa Paret

[1] B. Pérez Andreo, teólogo. “Si la curia es un cáncer hay que extirparlo, no reformarlo”.

[2] G. J. Kowalski, teólogo por la UCA. Argentina.