FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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miércoles, 31 de mayo de 2023

Ignacio Ramonet: “El neoliberalismo destruye la clase media, que cae hacia la pobreza y alimenta la extrema derecha”

 eldiario

REDES CRISTIANAS

Catedrático de teoría de la comunicación y exdirector del mensual ‘Le Monde diplomatique’, Ignacio Ramonet reflexiona en Santiago de Compostela sobre las múltiples crisis en curso y los pliegues de las nuevas tecnologías: “La inteligencia artificial añade una dimensión más en términos de la incertidumbre de la información, pero eso ya existía antes”  Ver noticia original en …

Ana Rosa Quintana ya ha reflexionado su voto, ¿y tú?

PÚBLICO

TONI MEJÍAS

 Cada legislatura que termina sin una ley crucial aprobada puede entenderse como una legislatura desaprovechada. Sin duda, en estos últimos cuatro años ha habido avances en materia social, se ha subido el salario mínimo, se ha aprobado una tibia ley de vivienda, la ley trans... Puede ser innegable para muchas ha sido un tiempo fructífero, pero siento que la regulación de los medios de comunicación ha salido del debate público y cada día se hace más difícil entender esta pasividad. VER NOTICIA

Operación ‘jibarización’ fallida: El Papa hace añicos la estrategia del sector conservador episcopal

 Religión Digital

José Manuel Vidal

Francisco descarta a los candidatos conservadores para Madrid y se reserva el nombramiento del sucesor de Osoro
«El Papa está rompiendo a menudo el escalafón, a la hora de elegir los obispos de las grandes diócesis mundiales, desde Lima a Nápoles o Génova, pasando por Valencia o, en los días pasados, por Buenos Aires»
«Es decir, el acceso al poder va por generaciones. Tras la generación de Blázquez, Cañizares, Osoro y Omella, viene pidiendo paso la de Sanz, Argüello, Saiz Meneses»  Ver noticia

La guerra condena al hambre a 100 millones de personas

 Redes Cristianas

Nueva York. Los conflictos armados son un factor clave en la inseguridad alimentaria y causantes directos del hambre padecida por 100 millones de personas en todo el mundo, expuso este martes 23 el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ante el Consejo de Seguridad de la organización.

―La guerra es igual al hambre. Es una aberración. El daño a la infraestructura crítica está obstaculizando la producción y entrega de alimentos, y privando a las personas de agua limpia‖, dijo el jefe de la ONU ante el Consejo, que debate el tema de la protección de los civiles durante conflictos armados.

El año pasado más de 117 millones de personas padecieron hambre aguda, principalmente debido a la guerra y la inseguridad, y Guterres cifró en 100 millones el número de quienes abandonaron sus hogares debido a conflictos, actos violentos o violaciones de los derechos humanos, y a la persecución.

―Los combatientes destruyen cultivos y roban ganado; los explosivos contaminan la tierra fértil; los mercados ya no pueden funcionar y los precios se están disparando‖, continuó el secretario general.
Puso como ejemplo la invasión rusa de Ucrania, ―que ha contribuido al aumento de los precios de los alimentos, la energía y los fertilizantes en todo el mundo‖.

Observó que cuando se suma el conflicto a la crisis climática, las cosechas se reducen y la gente pasa hambre, como pudo comprobar durante una reciente
visita a Somalia.

―Los combatientes destruyen cultivos y roban ganado; los explosivos contaminan la tierra fértil; los mercados ya no pueden funcionar y los precios se están disparando‖: António Guterres.

En noviembre pasado, los Estados adoptaron una declaración política destinada a proteger a los civiles, limitando o absteniéndose del uso de armas explosivas en áreas pobladas, recordó el secretario general, e ins-
tó a unirse en torno a esta declaración y traducirla en acciones concretas

También pidió a todos los Estados implementar la resolución 2664 del Consejo de Seguridad, adoptada en diciembre, destinada a evitar que las sanciones de la ONU perjudiquen a los civiles y obstaculicen la acción
humanitaria.

La resolución también propone excluir las actividades de las organizaciones médicas y humanitarias del alcance de las sanciones y medidas antiterroristas.
Pero a pesar de estas medidas tomadas para mitigar los conflictos, ―la triste verdad es que el mundo no está cumpliendo con sus compromisos de proteger a los civiles, los cuales están consagrados en el derecho in-
ternacional humanitario‖.

Los trabajadores humanitarios ―deben tener acceso seguro y los ataques contra ellos deben cesar. También debemos facilitar su trabajo, en particular eliminando obstáculos burocráticos con consecuencias
mortales‖.

―Es inaceptable que las necesidades básicas permanezcan atrapadas en puertos y almacenes, incluso cuando la gente muere‖, agregó
En su reclamo de voluntad política por parte de los Estados, comenzando por los 15 miembros del Consejo de Seguridad, afirmó que ―la paz es la mejor forma de protección‖ y pidió mayores esfuerzos para prevenir conflictos, proteger a los civiles, preservar la paz y encontrar soluciones políticas a la guerra.

―Los Estados que tienen influencia sobre las partes en los conflictos deben entablar un diálogo político y capacitar a sus fuerzas para proteger a los civiles. Los países exportadores de armas deben negarse a hacer
negocios con cualquier parte que infrinja el derecho internacional humanitario‖, insistió

Dijo que ―dondequiera que continúe la guerra, todas las partes deben respetar el derecho internacional humanitario. Los Estados deben transponer el derecho internacional humanitario a su derecho interno e integrarlo en el entrenamiento y las normas militares‖.

En ese sentido, ―los Estados deben investigar las denuncias de crímenes de guerra, enjuiciar a los perpetradores de esos crímenes y desarrollar la capacidad de otros Estados para hacer lo mismo‖, dijo.
Finalmente, ―debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para poner fin al ciclo mortal del conflicto armado y el hambre: abordar las causas profundas del hambre fortaleciendo las economías de los países vulnerables y cumplir los compromisos contraídos con los países que se encuentran en la primera línea de la crisis climática‖.

La Verdad os hará Libres

 Antonio Zugasti

Redes Cristianas

En una sociedad tan desigual como la nuestra, en la que una pequeña minoría acumula gran parte de la riqueza del país, una formación política que esté al servicio de esa minoría, inevitablemente tendrá que recurrir a la mentira y el engaño para que los ciudadanos de a pie no veamos a qué intereses sirve, y así conseguir nuestro voto en unas elecciones.

Y ese recurso al engaño, en estas elecciones le ha dado muy buen
resultado a la derecha en nuestro país.
En esta ocasión el Partido Popular no se ha atrevido a centrar sus mentiras en aspectos que podrían ser fácilmente rebatidos con los datos conocidos. Apenas ha hablado sobre la situación económica, la evolución del paro y los avances sociales, como pueden ser el aumento del salario mínimo o el proyecto de ley para la reforma laboral.

Ha preferido volcarse en destruir la imagen del gobierno actual relacionándolo con ETA.
Las listas de Bildu, en las que figuraban varios antiguos terroristas, le han servido de excusa perfecta para centrarse en el tema de ETA, y atacar la imagen de Pedro Sánchez, presentándolo como el causante de todos los males del país. Tampoco se ha librado Yolanda Díaz de esta campaña, pues Ayuso afirma que “es la vicepresidenta más ineficaz de la historia” y la acusa de estar en política por dinero.

Acusaciones imposibles de demostrar pero que siguen rodando empujadas por todos los medios de comunicación al servicio de la derecha, y fomentando una imagen negativa de los miembros del gobierno.

El evangelio de Juan nos recuerda unas palabras de Jesús de Nazaret: “La verdad os hará libres”. Esta batalla política tiene que ser una lucha por la verdad. No aceptar falsedades tan evidentes como lo de Feijoo cuando asegura que la sanidad de Madrid es la mejor de España. Poner de manifiesto una y otra vez como el PP está al servicio de los grandes poderes económicos, de la sanidad negocio, de los fondos buitre, de las grandes empresas del IBEX, y para eso necesita mentir, deformar la realidad una y otra vez.

El principio de la propaganda nazi, el que una mentira cincuenta veces repetida se convierte en verdad, no es cierto. Podrá engañar a mucha gente, pero sigue siendo mentira. Poner de manifiesto esa mentira es nuestra tarea fundamental.

¿NUEVA EVANGELIZACIÓN O VIEJA ECLESIALIZACIÓN?


col zapatero

 

Desde que Juan Pablo II comenzase a hablar de "nueva evangelización" a finales de la década de los 70 del siglo pasado, lo han venido reiterando de manera insistente sus sucesores, Benedicto XVI y Francisco. Quiero hacer una salvedad: por lo que a este último respecta, cabe decir que lo ha hecho y lo viene haciendo de manera muy diferente; incluso me atrevería a decir que opuesta en muchos casos. Al menos esa es la impresión que tengo, cuando comparo la manera de hablar y sobre todo de actuar de este último respecto a sus dos predecesores.

Digo esto, porque creo que, tal y como muchas personas y sectores de la Iglesia entienden en la actualidad dicha evangelización, están más cerca de la doctrina, de la moral y de la liturgia de Juan Pablo II y Benedicto XVI que de Francisco. 

No sé, pero cuando yo pienso en el significado y sentido de evangelizar, me viene a la mente la Buena Noticia de Jesús que predicó y puso en práctica, pues, al fin y al cabo, eso significa "Evangelio".  Me lleva de manera inmediata a aquella escena de la sinagoga de Nazaret, Lc 4, 16-21, donde Jesus se presentó a sus conciudadanos “El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos”. Jesús se aplica a sí mismo el mensaje que el profeta Isaías había anunciado ocho siglos antes. Un mensaje que está en plena consonancia, por otra parte, con la respuesta que da a los emisarios que llegaron a Él enviados por Juan Bautista, Lc 7,19-23, “Id y decid a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados”.

Una Buena Noticia que el evangelista Mateo se encargará de recordar en qué consiste a aquellos judios intransigentes, legalistas y amantes del culto por encima de las personas, Mt 25,34-46, “Tuve hambre y me disteis de comer, me visteis desnudo y me vestisteis, en la cárcel y me visitasteis. En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”. Un mensaje que le acompañó a Él mismo en todo momento con una actitud de servicio y entrega generosa por su parte y cuyo mejor ejemplo podemos encontrar en el lavatorio de los pies a sus discípulos en la Última Cena, Ju 13,1-20, “Se levanta Jesus de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en una jofaina y se pone a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido”.

Junto a esta actitud clara y evidente en favor de la humanización de toda la gente, Jesús se mostró totalmente en contra de quienes pretendían hacer del culto y del cumplimiento de la ley sin más, o incluso por encima de las personas, el centro de la religión y del Evangelio.  La parábola del Buen Samaritano, que refiere el evangelista Lucas, es su enseñanza más clara en este sentido.

Entonces, ¿Jesús se opuso al culto como factor de evangelización? ¿Lo censuró como contrario al compromiso y al “evangelio”? No, en absoluto. Ahora bien, tal y como le dijo a la Samaritana, Ju 4,3-42, “El culto se ha de hacer en espíritu y en verdad. Ya no sirve el culto que los judios practican en el Templo de Jerusalén ni el de los samaritanos en Garizim”.

Después de lo dicho, la pregunta que me hago es si la “nueva evangelización” de la que viene hablando la jerarquía de la Iglesia de manera tan insistente desde hace ya un tiempo, está en la línea de la Buena Nueva que encontramos en el Evangelio por parte de Jesús, o en la vuelta a la liturgia, a los ritos, cumplimientos, etc., que comenzaron a prevalecer en la Iglesia a partir de un momento de su historia. Está claro que la evangelización que se pretende llevar a cabo hoy será nueva en la medida que enlace con aquel primer anuncio de las primeras comunidades cristianas, fundamentado en una manera de actuar y de vivir entroncada de manera directa con el propio hacer y la propia vida de Jesús: Hech 2, 42-46.  

En cambio, no será anuncio nuevo, sino eclesalización vieja y caduca, si lo que se pretende es volver a la Iglesia del 313, Edicto de Milán, y de manera definitiva del 380: el emperador Teodosio convierte el cristianismo en religión oficial del imperio. No es nueva la evangelización si lo que pretende es resucitar una Iglesia de cristiandad que, a la postre, busca fomentar la unicidad, que no hace sino empobrecer y aborregar, en detrimento de la unidad, tal y como Jesús rogó al Padre: Ju 17, 20-23, que fomenta la libertad del Espíritu. Tampoco es nueva si lo que busca es volver a utilizar fórmulas y sistemas de ser, estar y actuar que recuerdan tiempos y circunstancias ya superados o que, al menos, debieran estarlo.

Al hilo de lo que acabo de decir y bajando al plano de lo cotidiano y concreto, me pregunto, por ejemplo, qué pretenden en la actualidad  tantísimos ministros representantes de la jerarquía de la Iglesia con esos atuendos externos en cuanto al vestir que los diferencian de los laicos, si nos referimos a la comunidad eclesial, y de los ciudadanos en general, si pensamos en la sociedad civil.

Me temo que debajo de todo ello no está solo, ni mucho menos, una cuestión canónica, sino una visión teológica muy concreta sobre la Iglesia y sobre la propia sociedad, que yo creía que ya había quedado superada para siempre por el concilio Vaticano II: una Iglesia como sociedad perfecta frente a una Iglesia como pueblo de Dios.

¿Es precisamente a través de liturgias cargadas, celebraciones farragosas, inciensos abundantes, sotanas y roquetes recuperados de viejos baúles, maestros de ceremonias que controlan el rito hasta el extremo,  sermones vacíos y alejados de la vida, etc., que pretenden evangelizar a hombres y mujeres postcristianos, para quienes todo lo anterior no les dice nada en medio de la vida rutinaria y a veces tediosa en que se encuentran viviendo?  

Que conste que he pretendido simplemente traer a colación algunas de las numerosas realidades actuales por parte de la jerarquía eclesiástica con las que, según ella,  pretende evangelizar, no sé si de nuevo o de manera novedosa, a hombres y mujeres alejados de la fe o revitalizar la de quienes ya la profesan.

Es por ello que mi pregunta pretende dilucidar simplemente si se trata de una evangelización nueva y, por lo mismo, llena de vida y de sentido, o, por el contrario, volver a una eclesializacón vieja, caduca y carente  de verdaderas razones de esperanza que ofrecer.

MENSAJE DE CRISTIANAS Y CRISTIANOS DE BASE DE MADRID (CCBM)


redes crist

Reunidos  en San Carlos Borromeo, emblemático centro pastoral de Madrid, el 27 de mayo de 2023 para culminar el proceso de reflexión que venimos manteniendo durante los últimos cuatro meses en torno a la necesidad de reactivar la esperanza, las cristianas y los cristianos de base de Madrid hemos resuelto reafirmar nuestra convicción de que es urgente tomar conciencia y actuarpara superar el clima de resignación o indiferencia que nos rodea y mantener viva la esperanza, y así lo manifestamos a través del siguiente MENSAJE:

1. Estamos viviendo un tiempo de crisis, y las crisis pueden ser oportunidades de cambio. Vivimos desde hace décadas en medio de graves contradicciones: enormes avances en tecnología y conocimientos científicos, creciente conciencia de los derechos humanos universales, pero también cifras de injusticias, violencia, hambre, desastres climáticos, falta de información veraz, etc., como nunca antes se había conocido. Gran parte de la población mundial sobrevive a duras penas, atravesada por el dolor, el hambre, la exclusión social y las guerras.

2. Especialmente dramáticos están siendo los fenómenos de desigualdad social, injusticia ecológica, injusticia de género, prácticas de necropolíticae infinidad de casos de descarte social por parte del neoliberalismo que se nos impone. El sistema capitalista neoliberal imperante, según Francisco, es una “economía que mata”, y “causa estructural de la desigualdad” que existe en el mundo. La esperanza de los pobres está gravemente amenazada.

3. En medio de este sinsentido global, la esperanza parece haber dejado de ser uno de los signos de los tiempos, a pesar de que todas y todos la necesitamos para vivir con ilusión. En consecuencia, surgen los interrogantes sobre si es posible la esperanzaen un mundo más humano, porque el fracaso de ciertas utopías ha sido tan fuerte que gran parte de la sociedad más dinámica parece “estar de vuelta”, como queriendo olvidar y refugiarse en espacios poco conflictivos, más gratificantes, consoladores. Y, en el caso de respuesta positiva, aún cabe plantearnos si esa esperanza es mera creencia teórica o una fuerza vital, dinamizadora de compromisos por una vida mejor.

4. Comprobamos con todo cómo, a la vez, se abre camino otro tipo de realidades. Está creciendo en la conciencia de muchas personas un sentimiento de indignación ante tanta injusticia, degradación y sufrimiento. Cada día son más las personas que no se resignan ya a aceptar una sociedad tan poco humana y reaccionan esperanzadas en busca de algo nuevo que en esta sociedad no se ve cumplido. Y como los avances desde abajo se han dado siempre a través de la historia, en esa conciencia colectiva se fortalecen nuestras expectativas.

5. Las cristianas y cristianos de base pertenecemos a esos sectores, convencidos de que hay signos para creer que “otro mundo es posible”, que el mundo de hoy está lleno de semillas de esperanza; que, a pesar de vivir en medio de la injusticia y de crecientes abismos de desigualdad social, podemos aportar el mensaje evangélico de esperanza, solidaridad y liberación de los oprimidos. Eso es para nosotras y nosotros una forma de creer en el Dios de Jesús de Nazaret. Nos sentimos con la responsabilidad de reconvertir todo en esperanza mediante nuestra resistencia, nuestra luchay nuestra convicción de que otro modo de vivir como seres humanos es posible.

6. Ese otro mundo posible que Jesús de Nazaret presentó como el Reino de Diossigue ahí como luz, como semilla, y está dentro de nosotras y nosotros, aunque no se agota en nuestra historia. “La fe en la resurrección de Jesús conjugada con nuestros compromisos por la historia y la justicia”, nos dice P. Casaldáliga, “son la garantía de que esa esperanza no es una ilusión ficticia, sino una fuerza vital capaz de emerger victoriosa contra toda desesperanza”. El Reino es la “Internacional de la esperanza” que se construye entre todas y todos los que escuchan la voz de la creación. La esperanza de ese Reino y la confianza en el Dios de Jesús impregna nuestra vida, llenándola de confianza para acercar cada día más la utopía de la fraternidad universal.

7. Las cristianas y cristianos de base nos resistimos a aceptar el actual orden social basado en el capitalismo como eje vertebrador de las relaciones sociales. Lo rechazamos como modelo social y apostamos por buscar nuevas formas de socialismo que se inspire en los siguientes criterios generales: el bien comúny la distribución de la riqueza; el respeto y la protección de la naturaleza; la opción por la paz como fruto de la justicia; la participación efectiva de toda la población en los asuntos públicos.

8. Nos proponemos vivir siempre esperanzadas y esperanzados, aun aceptando que probablemente no veremos otro mundo distinto, pero con la fuerza de pensar que podrá llegar a ser. Frente a un cristianismo tradicional que entiende la esperanza como una actitud pasiva y de resignación, vinculada a las recompensas de un cielo tras la muerte, como premio frente a las privaciones de la existencia terrena, concebimos la esperanza como una adhesión existencial a valores, utopías y proyectosque valen por sí mismos y nos permiten convivir perfectamente con el fracaso histórico, sin por eso destruirse. La esperanza se convierte así en motor de nuestra vida aunque lo que persigamos no lo lleguemos a ver.

9. Para conseguir que la esperanza sea esa vivencia movilizadora y no simple creencia, es preciso soñar, resistir y luchar. Lo nuevo solo vendrá si hay muchas personas que lo sueñan utópicamente y se comprometen en la lucha por transformar la realidad con imaginación, fe utópica y esperanza, convencidos siempre de que otro modo de vivir como seres humanos es posible. Nos sentimos invitadas e invitados a “mover los pies, las manos y el corazón” en las circunstancias en que cada uno viva. Aunque nuestras comunidades vayan envejeciendo y tengamos que asumir limitaciones naturales, no queremos ampararnos en la edad como pretexto para la resignación.

10. Apostamos, pues, por reactivar actitudes firmes de resistencia, una espiritualidad de ojos abiertos y de militancia activaa través de los movimientos sociales frente a la “globalización de la indiferencia” (Francisco). La esperanza es una fuerza que ayuda a imaginar, a resistirfrente a la resignación y a actuar por encima de cualquier escepticismo o indiferencia. ”Hay que tomar conciencia y actuar, pues la pasividad lleva a la indiferencia y la melancolía”.

 

Redes Cristianas

PAREMOS ESTE HORROR DE LA TORTURA. ES IMPRESCINDIBLE PONER LA DIGNIDAD DE LA PERSONA POR ENCIMA DE TODO


col bastante

 Paremos este horror de la tortura. Es imprescindible poner la dignidad de la persona por encima de todo". Con rotundidad, el Papa Francisco ha clamado por la abolición de la práctica de la tortura en el mundo, tema al que dedica el Vídeo del Papa de este mes de junio. Un '¡Alza tu voz contra la tortura!' que esperemos se escuche en todo el mundo.

"La tortura. ¡Dios mío, la tortura!", arranca señalando Bergoglio, quien subraya que "no es una historia de ayer". "Desgraciadamente, es parte de nuestra historia de hoy. ¿Cómo es posible que la capacidad humana para la crueldad sea tan grande?", se pregunta el Pontífice, quien señala, a lo largo del vídeo (editado, como siempre, por la Red Mundial de Oración por el Papa), cómo "existen formas de tortura muy violentas, otras más sofisticadas como el trato degradante, la anulación de los sentidos o detenciones masivas en condiciones que no son humanas, que quitan la dignidad de las personas".

El propio Jesús fue torturado y crucificado

"Pero esto no es una novedad. Pensemos en el propio Jesús cómo fue torturado y crucificado", subraya Bergoglio, que clama a la comunidad internacional: "Paremos este horror de la tortura. Es imprescindible poner la dignidad de la persona por encima de todo".

"Si no las víctimas no son personas, son 'cosas' y se las puede maltratar sin medida, causándoles la muerte o daños psicológicos y físicos permanentes para toda la vida", finaliza el Papa, quien invita a orar "para que la comunidad internacional se comprometa concretamente en la abolición de la tortura, garantizando el apoyo a las víctimas y sus familias".

 

Jesús Bastante

30.05.2023 Religión Digital

¿A QUÉ NOS REFERIMOS CUANDO HABLAMOS DE POLÍTICA? GRANDES ACCIONES CONSTRUIDAS DE PEQUEÑOS GESTOS (I)


col pino

 

Hoy debemos dar más valor a las experiencias político-sociales que se cuecen en nuestras calles y barrios, porque las calles y los barrios son un laboratorio social de lo que se cocina en nuestras ciudades. La lógica de lo pequeño debe abrirse paso día a día a través de la resistencia social y jurídica ciudadana, como cuando milita contra los desahucios injustos, o se levanta y protesta contra la banca desalmada, contra el precio de la luz o de las hipotecas, cuando toma conciencia y trabaja en la difícil lucha contra el cambio climático o contra la asimilación de las culturas mayoritarias, etc., etc.

El cambio político no tiene por qué pasar primeramente por las instituciones porque, entre otras cosas, nos podemos quedar esperando. Tampoco hay por qué reducir lo público a lo institucional: Greenpeace, SOS Racismo, Amnistía Internacional... Es importante intentar rescatar la política participativa, no adscribirse a sólo votar cada 4 años y esperar a ver qué es lo que hacen o no hacen (como si se les firmara con el consentimiento de todos (lo votes o no) un cheque en blanco a quienes llegan al poder para que hagan y piensen por nosotros). El 15 M, fue un movimiento político que removió todas estas cuestiones, los cimientos de la verdadera razón de las instituciones y su servicio, pero pronto se sumó a la maquinaria institucional partidista y, en cierto modo, perdió la inocencia, espero que no el alma ni la oportunidad de mostrar que otra política era posible. Pero fue bonito mientras duró… Reflejó el alma de la ciudadanía y acercó la posibilidad de mirarnos a la cara a la misma altura. Existen nuevas propuestas: Banca ética, sistemas de financiamiento comunitarios, cooperativismo, experiencias de consumo de proximidad… Muchas de las cosas que hoy día se han conseguido hay que reconocer que vienen de estos grupos de concienciados indignados con la política vertical y tradicional.

Democracia y libertad, como afirma “Inside Jobs”, son una forma ingeniosa de dictadura económica porque dependen los gobiernos de los banqueros y sus decisiones. Las políticas económicas las llevan los bancos (la economía) y no los políticos, como debería ser, al menos desde el ángulo izquierdo del ejercicio político, donde (teóricamente al menos) se gesta  una democracia participativa y se regulan leyes a favor de los ciudadanos, especialmente los más vulnerables. La sociedad es un grupo humano que vive junto para responder a las necesidades materiales de supervivencia (tecnología, formas económicas) pero también de convivencia (grupos sociales-organización política) y de sentido, concediendo significado a las cosas que hacemos (arte-religión-música…).

Existe hoy día un problema serio de desestructuración personal y desintegración del yo derivado del contexto sociopolítico que pesa sobre nosotros. Es posible así preguntarnos varias cuestiones, por ejemplo, ¿quién soy yo? ¿Soy sólo el padre de familia o también el trabajador que cumple? ¿Soy el luchador social? Aunque la pregunta más gorda es plantearse seriamente cómo ha pasado de ser perseguido el lucro, el ganar dinero a ser lo más perseguido por todos? ¿Quién nos vendió esto de manera tan eficaz también a los cristianos? El cristianismo mira (o debe mirar) por el bienestar de las personas.

El centro de los Evangelios no es el dogma sino la persona. Al paralítico, a la adúltera, al pescador... Jesús los pone en el centro. Y las instituciones y organismos deben estar al servicio de las personas. La conciencia (también la libertad) es esa especie de luz  interna que te dice “no me voy a tragar esas cosas que me dicen que son así por el simple hecho de que me las digan” pero, ¿adónde ha ido nuestra conciencia? ¿En qué filas milita?

A la vez somos productores y productos, críticos y actores. Con nuestras acciones también modificamos las estructuras sociales, somos actores  transformadores. Siempre recibimos, criticamos y actuamos en sociedad. Estas son realidades inseparables. “pensar globalmente, actuar localmente” (Think Global, Act Local). Realizar pequeñas acciones en las comunidades locales teniendo en cuenta el planeta en su conjunto (globalizado). Las grandes acciones están construidas de pequeños gestos… Pensemos, por ejemplo, si el dinero es el motor inmóvil o el motor móvil. Si nos planteamos por qué Jesús enfrenta a Dios y al dinero nos daremos cuenta de que lo enfrenta como objeto de nuestro deseo, por hacer de él un ídolo. El problema es adorarlo. D. Schweickart, en Más allá del capitalismo, expresa que existe una diferencia entre Democracia y Poliarquía, que es lo que funciona en España.  La voluntad popular no acaba imponiéndose. El/los grupo/s minoritario/s impone/n su/s interés/es (partidistas y sin escrúpulos) y los gobiernos “no tienen más remedio” que aceptar. Como ejemplo, la maquiavélica frase que se escucha continuamente a ciertos políticos: “hay que recortar los salarios de los trabajadores…” y tan campante se asume como si ello fuera  algo natural, lógico, irremediable.

Para Amartya Sen, “desarrollo” es progreso como libertad. Nos podemos preguntar: ¿cómo está desarrollado mi país? ¿Y mi mundo? ¿Y yo? Hay que cambiar las estructuras personales, locales y globales que no liberan. La experiencia dice que mientras más laicos somos, más humanos, más espirituales, y cristianos, si me apuran, somos. Es así muy importante el diálogo intercultural, interreligioso, la no dualidad ciencia-religión- humanismo. Ello, evidentemente, no implica tener unas convicciones o creencias descafeinadas sino mantener una tolerancia y un diálogo como premisa para vivir en una sociedad democrática y de derecho.

Como critica duramente en toda su obra el ideólogo social B. Sousa Santos (especialmente en Crítica de la razón indolente, Democracia y participación y en El milenio huérfano, entre otros) el pensamiento occidental moderno es un pensamiento a la deriva, un pensamiento abismal. La sociedad dominante occidental ha priorizado en el hombre frente  a la mujer, en el blanco frente al negro, el occidental frente al oriental…. Por lo que podemos hablar sin ningún tipo de duda de “globalización hegemónica”.

Precisamente de estos grupos excluidos, dispersos y plurales, de estas piezas expulsadas por la globalización hegemónica que se impone, salen los pequeños pero prometedores movimientos sociales de la actualidad. Si consiguiésemos conectar estas pequeñas piezas del puzle, estos retazos sueltos que configuran y representan el mosaico de la voz de los sin voz, entonces, y sólo entonces, podríamos unificar y dar valor de justicia a esta imparable pero ingrata globalización. Hoy día anuncian un nuevo  estado político-social el triunfo de las nuevas asociaciones. Al fin y al cabo podemos vivir esperanzados, a pesar del “sálvese quien pueda” que impera hoy en las calles y en las casas. Hay vida más allá de la crisis, pero la gente de a pie se pregunta si hay vida más allá de la subida imparable (algunos dicen que irremediable pero yo no me lo creo) de precios...

Muchos se plantean si la fe cristiana puede aportar algo a la transformación y regeneración de la política. Las vicisitudes del sistema político, sumadas a la crisis económica mundial dan como resultado una crisis profunda de deslegitimación democrática, y acentúa las contradicciones culturales del capitalismo. José Mª Mardones comentó en alguna ocasión que la caída del muro de Berlín consistió en la subida al poder del pensamiento único, eliminando el ámbito de lo político (la  igualdad, la solidaridad). El neoliberalismo va acompañado del tecnocratismo (individuos que, por su idoneidad técnica y su conocimiento instrumental, gobiernan como alternativa a lo político). Esto mina el sistema de legitimidad de la política.

El modelo estatal está también cuestionado. La globalización hace emerger un nuevo modelo de Estado que hace saltar las costuras del modelo anterior. Hoy día todavía existe una crisis de la representación política. Cuando el 15 M salió a las calles y decía "no nos representan" estaba diciendo mucho de la crisis política e institucional. Era un grito de la ciudadanía. El ciudadano elige a sus representantes según un programa (que pocos leen).

Pero ¿cuáles son los problemas de esta política representativa? Los representantes han disminuido en calidad. No hay buena preselección desde dentro de los partidos. Existe una degradación en la selección de los posibles candidatos de los partidos. La partidocracia, el poder de los partidos y las luchas  internas, el poder de los intereses que sirven finalmente a las ambiciones no democráticas, la corrupción, y ahora, para colmo, la compra de votos son una verdadera vergüenza, una lacra que no hace sino carcomer las instituciones y desencantar a la ciudadanía haciendo bastante difícil aceptar eso que decía Aristóteles de que todos somos animales políticos. A todo esto hay que sumar las dificultades para controlar el poder: los bancos y los medios están militando; hay partidismos, políticas bancarias, intereses económicos, grupos de presión…

Hemos pasado del ciudadano exigente al consumista insatisfecho, y esto imposibilita a pensar en clave de res pública reviviendo la crítica de Marcuse. ¿La familia, la escuela e instancias educativas están siendo instancias regenerativas? No hay formación crítica militante desde hace mucho tiempo en los partidos ni en la Iglesia; el compromiso social de la iglesia, ese encarnarse como Jesús en el mundo, fermentar la masa, militar socialmente como cristiano parece no estar de moda últimamente. Esta crisis general política, en España es una crisis en el modelo de Estado, en el de organización territorial, en el sistema de partidos:   un bipartidismo imperfecto que de hace tiempo venía haciendo aguas, populismos baratos que quieren arreglarlo todo de un plumazo sin contar con el diálogo ni con el pueblo, la falta de emergencia de nuevos agentes políticos... Todo el espacio público está invadido por los partidos políticos. Y los partidos no han educado en la vida político-social. Han agotado los espacios públicos. Las instituciones de control son básicas para el cumplimiento de una democracia real porque ayudan a que no haya impunidad, si este órgano de control es independiente a la política, claro. ¿Es posible dar pautas para una buena política? De Sousa Santos habla sobre la necesidad de construir un nuevo sentido común emancipatorio que   revitalice la vida civil y repolitice la democracia para poder salir adelante. Para ello tenemos algunas claves que no podemos eludir porque es tarea de muchos; por lo cual pide y exige consenso y acuerdos entre las distintas sensibilidades y entre los diferentes relatos: feminismo, pensamiento religioso evangelizador, una izquierda dialogante... Hoy no tenemos un gran relato emancipador, por lo que la alternativa hay que construirla entre todos, poniéndonos de acuerdo entre muchas sensibilidades y campos.

Hay que actuar en lo pre-político y en lo pre-social. Si los ámbitos están  colapsados, recuperemos esos ámbitos de participación. Nadie es omnipotente ni ninguna institución o sistema omnipresente. Hay que partir de una gran humildad y honestidad, de un debolismo estructural para poder moralizar la vida social, para unir política y ética. El trabajo pre-político, como dice Mardones, es más política que la propia actuación. El ejercicio  político de decisión, de algún modo empobrece por su sentido de lo pragmático y la rapidez de respuesta exigida. La educación tiene en esto un valor primordial, aquello que te forma y te reenvía para que descubras tu papel en el mundo, que te libera y te retorna al mundo cuestionando cuál va a ser tu misión y sentido. Cosas susceptibles de mejora hay muchas: listas abiertas, leyes electorales, ley de transparencia y control, exigencia de responsabilidades, disminución del poder de los asesores... Los partidos políticos desde hace tiempo no son democráticos en su funcionamiento. Hay que alzar instancias  democráticas que aúnen voluntades generales.

El papel de los movimientos sociales sigue siendo muy importante para forzar medidas políticas justas; quizá en los poderes locales sea más sencillo e idóneo, articulándose en el juego político el derecho como agrupación de electores y no sólo como elementos de protesta. La política va de abajo arriba. Somos ciudadanos, no súbditos.

 

Jesús Lozano Pino

Religión Digital

֍NOTA: este artículo se basa en un capítulo que escribí con Hercritia en 2013 en el libro colectivo Crítica y crisis de Occidente (Ed. Dykinson), cuyo título es “Hay señales, futuros ya presentes, posibles diversos, a pie de calle (¿Qué tienen que decirnos el debolismo kenótico-caritativo de G. Vattimo y la Teología de la liberación acerca de la crisis sistémica?)”.

EL VOTO DE CADA INSTANTE

fe adulta

col koldo

 

La papeleta es sólo una de las infinitas formas de votar. Votamos, no cada cuatro años, sino a cada instante con la amabilidad que no cede, con la compasión que no se desgasta, con el cansancio y la queja que no nos vencen. Votamos cuando damos el paso en la puerta, la razón en la discusión, cuando sonreímos en la calle, cuando sembramos esperanza y regamos huerto sin química, cuando adquirimos ecológico y no necesariamente barato…

Votamos cada día con la cesta de la compra, con el lugar donde descansa el ahorro, donde se funde la nómina, pero también con la carrocería y los caballos del coche, con cada pedaleo bajo la lluvia, con la forma de desplazarnos al trabajo, con el saludo que brindamos a los compañeros al abrir la primera puerta del día. Votamos con el cuidado por supuesto de nuestros más cercanos, con la caricia que sobrevive, con la ternura que se traga los años y no sucumbe a la monotonía, con la fortaleza a la que nos invita toda adversidad, con la alegría que debemos a quienes nos rodean.

Votamos cuando comprendemos, empatizamos, sumamos, unimos, abrazamos… Votamos cuando tratamos de ser y no necesariamente tener, cuando optamos por una vida sencilla y por lo tanto austera, de forma que quepamos todos y todas en este planeta. Estamos continuamente optando y votando en un mundo en que debieran empezar a desaparecer los colores fundamentados en las ideologías y aflorar las fuerzas y movimientos en torno a valores y objetivos compartidos.

Ya votamos si al atardecer recogemos las astillas del bosque para prender el fuego del hogar, si el sol alimenta nuestra vida y pequeñas máquinas. La vida ghandiana que prescinde de todo lujo ya constituye de por sí un potente voto con muchas derivadas. Creemos en el retorno a la madre tierra, en la comunión humana. Creemos en el respeto y atención sagrada que debemos a los reinos animal, vegetal y mineral. El otro mundo posible a veces va en el sobre salmón y blanco, a veces en una carta de amor a la creación y a la entera humanidad, a veces en un teclear sensible, un sellar la paz en nuestras Ucranias más cercanas con las personas con las que confrontamos.  

Las ideologías que nacieron en el lejano XIX debieran ceder en el empeño de modelar nuestro mundo. Cumplieron su misión. Una clase obrera explotada tenía que organizarse para conquistar dignidad. Las fuerzas más conservadoras se aliaron a su vez para intentar que nada cambiara, pero seguimos utilizando unas formaciones de otro marco y circunstancias, de otro tiempo para intentar ganar el mañana. La ideología y el sistema de partidos fragmentan y crispan hasta el punto que ya no le tenemos ganas al hemiciclo tras los leones, que la bronca parlamentaria nos supera y ya dudamos encender el noticiario. ¿Era tanto cuestión de rojo, azul, morado, amarillo, naranja… o era de cómo nos unimos de una vez por todas para salvar el futuro? ¿Era Sánchez, Feijó, Belarra, Díaz, Abascal… o era cuestión de sumar muchos más apellidos para detener el cambio climático, la guerra, las dictaduras y opresiones de todo orden, la conculcación de los derechos humanos… y asegurar la igualdad de oportunidades, la libertad, la democracia, la sostenibilidad, sobre todo la vida en el planeta para las próximas generaciones?

Mi urna está a 700 kilómetros. No sé si la alcanzaré el próximo domingo. Muchos gases, exceso de CO2 para un solo voto… En realidad, aquí ya hemos votado. Con las manos manchadas de mortero, sobre una larga escalera, cuadrando piedras derrumbadas, retornándolas a vetustos muros…, ya manifestamos nuestra opción. Reconstruir ruinas con fe y argamasa amable de cal, arena y agua, era otra forma de expresarnos.

No aliento ni mucho menos la abstención. No estamos de vuelta de nada, menos aún de la necesidad de compromiso. Lamento la distancia ahora hasta mi escuelita electoral. Creo que hay que apostar por las opciones que, siquiera tímidamente, apuntan hacia los valores supremos de solidaridad humana y de amor a la tierra nuestra madre, formaciones que hayan superado el caduco paradigma de la confrontación humana. No soy por lo tanto antisistema, las ínfulas libertarias de la juventud fueron cediendo. Tengo mi edad y creo en este orden político y social. Ni mucho menos es el mejor, pero es el que tenemos, el que se ajusta a nuestra conciencia hasta el momento desplegada. Evolucionaremos y nos dotaremos de otro orden más elevado, pero mientras tanto no podemos destruir el presente. Sobrevendría el caos.

No correré hasta mi urna navarra, pero no paso, no pasamos. Pronto llegarán mis compañeros con la herramienta y ganas de tragarse el mundo, al día siguiente el camión con la arena. No puedo escaparme a cumplir con el deber ciudadano. Hacen falta por lo menos tres junto al andamio. Nos sentimos más comprometidos que nunca; más manchados, sudorosos, agotados, entusiasmados… al cabo de cada jornada en la que intentamos poner las bases de aquel sueño.

 

EL VIENTO DEL ESPÍRITU

fe adulta

col notario

El día ha comenzado con un gran viento. De hecho, ya lo he oído por la noche haciéndose presente en medio de un silencio profundo como queriendo anunciar: “Aquí estoy”. Siento su presencia sobre todo a través de los sonidos de las hojas de los arbustos y las ramas de las palmeras moviéndose a mí alrededor. Escucho ese silbido tan peculiar que me recuerda que el viento mueve la vida, transporta el polen, las semillas y fecunda la tierra. A nosotros, ese viento no nos deja indiferentes; nos mueve las conciencias entretenidas y adormiladas.

Ese viento que nos permite respirar y sentirnos vivos, está siempre ahí, pero lo reconocemos de manera especial cuando arrecia y con fuerza nos golpea la cara. En una palabra, nos despierta. Parece estar ahí fuera porque así lo habíamos percibido hasta ahora. Desde hace algún tiempo entendemos que los humanos no nos situamos desde fuera sino dentro de la evolución de la que somos conscientes. 

Lo mejor que podemos hacer ante un viento fuerte, más que luchar en su contra,  es dejar que su fuerza nos lleve en la dirección que quiera. Este es el espíritu de este momento. Debemos dejarnos llevar por la fuerza de la evidencia y no luchar contra él, impulsados por el miedo contra los vientos que nos hablan de la necesidad de un cambio de estilo de vida.

Este es el espíritu del momento. El espíritu no está en el más allá sino aquí; no nos envuelve sino que nos constituye y no es patrimonio de ninguna religión concreta. Esta es la base de toda espiritualidad que responde a la sed de trascendencia para que la vida sea algo más que dejar pasar el tiempo, acontecimientos, etapas, incluso proyectos, logros, éxitos y fracasos. El espíritu nos lanza más allá de nuestro individualismo absurdo y nos ayuda a darnos cuenta de que no podemos buscar solo nuestro propio bienestar.

Ese cambio  es urgente; en este momento, imprescindible. Estamos muy preocupados en el hemisferio norte, donde en teoría estamos en invierno; sin embargo, muchos países estamos experimentando unas temperaturas demasiado altas para este tiempo. También estamos experimentando un viento sur que aunque en teoría tendría que ser agradable, nos provoca dolores de cabeza y cambios en nuestra tensión arterial porque esto no es lo propio del invierno y nuestro cuerpo lo detecta.

El viento hace que la sensación de frío se multiplique en lugares donde la temperatura es de muchos grados bajo cero, hasta el punto de pedir a  la población que no salga de sus casas si no es estrictamente necesario. El viento hace que los incendios sean cada vez más complicados de apagar. Algunas personas dicen que la naturaleza está “enfadada” con nosotros por lo que le estamos haciendo. Otra manera de verlo sería entender que la naturaleza nos avisa que no podemos seguir usando los recursos para beneficio propio temporal, porque a la larga nos perjudica a todos.

No amamos a nuestro planeta de una manera práctica. Yo soy parte del planeta. Todas mis decisiones tienen un impacto, una huella ecológica.

El espíritu de este momento crucial de la historia golpea nuestras conciencias. Algunos cambian por completo su estilo de vida hacia una vida más ecológica y minimalista. Otros salvan las vidas de personas atrapadas en los vientos huracanados del mar, o en los desiertos que separan países y fronteras. Incluso algunas personas se atreven a enfrentarse a las mafias de trata de seres humanos. Hay quienes creen que las personas son “redimibles” y pueden transformarse en nuevos seres con el acompañamiento debido. Otros se hacen eco del espíritu en despertar conciencias.

Este es el espíritu del momento: un espíritu fuerte, un viento y una fuerza que transforma a los cobardes en valientes, a los mudos en predicadores y a los desanimados en fieles seguidores comprometidos con la causa de Jesús.

Para este cambio de vida necesitamos saber leer los signos de los tiempos y no amedrentarnos por los vientos contrarios, la persecución y nuestro insignificante papel en la sociedad, porque no buscamos poder. La autoridad interior no viene de nuestros conocimientos sino de lo más profundo de nuestro ser, del espíritu.

Hace tiempo que ese espíritu se ha alejado de las múltiples instituciones que creamos para dar forma y estructura a algo que no podemos “atrapar”. Las instituciones creyeron que podrían “atraparlo” pero al igual que el viento entra y sale a sus anchas, el espíritu  puede adentrarse en las situaciones más inverosímiles sin dar explicaciones a nadie.

Al viento le llamamos por distintos nombres de acuerdo a las diferentes formas que toma trayéndonos calor, frío, sequedad o alivio: brisa suave, cierzo, tramontana, levante.  

Espíritu de vida, empuja nuestras conciencias, no nos dejes tranquilos. Que tu fuerza nos conduzca allí donde se nos necesita. Gracias por estar siempre. Que te sepamos reconocer tanto en medio del ruido como en el silencio. Sácanos del inmovilismo, de la mediocridad, impúlsanos para que demos lo mejor de nosotros mismos para poder crear un mundo más justo para todos.

 

Carmen Notario, SFCC

espiritualidadcym@gmail.com

APORTES PARA LAS IGLESIAS SOBRE LA PEDOFILIA


col alicia torres

 

El problema de la violencia sexual es político, no moral. Rita Segato

Las agresiones sexuales, particularmente la pedofilia, son una de las cuestiones que más preocupan y desprestigian a las instituciones eclesiales. Sin embargo, los esfuerzos para resolverlas parecen ineficaces, entre otras cosas, porque reducen la mirada sobre ellas. Todo ocurre como si no se analizaran las estructuras subyacentes a los comportamientos que se buscan erradicar. Aunque el problema es de toda la sociedad e instituciones, es necesario empezar a revisarnos quienes nos llamamos cristianos y pretendemos ser testigos de otro mundo posible.

Con ese objetivo conviene considerar los aportes de las ciencias sociales que fundamentan cómo, a pesar de ser violencias que suceden en la intimidad y que nos conmueven y repudiamos, en realidad, constituyen la punta del iceberg de prácticas sociales que avalamos cotidianamente.

Particularmente, sintetizaré ideas desarrolladas por la antropóloga argentina Rita Laura Segato. (1) Tras años de investigaciones junto a equipos multidisciplinarios y de escuchar lo que piensan y sienten violadores en las cárceles de Brasil, la autora fundamenta y describe por qué el problema de la violencia sexual no es moral, sino político.

En primer lugar, porque es producto del llamado patriarcado, al que define como un sistema político disfrazado de religión, moralidad o costumbres, detrás del cual hay un orden de prestigio y valor jerárquico que sostiene relaciones de dominación. Es una primera forma de desigualdad, legitimada en el supuesto valor superior de algunas personas. En segundo lugar, se trata de un sistema de poder presente en todas las culturas como dominio y potestad de los hombres sobre las mujeres, aunque no sea exclusivo de hombres, sino que es un modelo que se reproduce en otras relaciones sociales desiguales, dadas por edad, tipo de conocimientos, grupo social, etnia, etc. En otras palabras, es un poder que se ejerce en cualquier división del hacer humano donde se naturaliza que algunas personas decidan e impongan su voluntad sobre la vida o la muerte de otras.

En los relatos y expresiones de personas ya condenadas por delitos de violación, la investigadora encuentra tres focos que motorizan dicha violencia:

a) Una acción de castigo a la desobediencia. Fuerza disciplinadora que busca resguardar el orden viril sobre la mujer, aunque no solo sobre ella, sino contra cualquiera que sale de su lugar de subordinado, tutelado, y pretende volverse autónomo.

b) Una expresión de potencia ante otros. Se expresa a través del cuerpo de una mujer, que, como en el punto anterior, representa a todos aquellos sujetos que son sometidos al poder patriarcal. El ejercicio de esta violencia busca demostrar lo que implica una afrenta que desafíe el propio poder.

c) Una acción colectiva. Aun no siendo un delito grupal, es una expresión de fuerza y competencia sexual ante un grupo de interlocutores, como modo de preservar su lugar en la corporación masculina, como lo denomina la autora.

Con base en estos aspectos, Segato considera que la violación sexual no es un acto utilitario ni individual, no tiene como fin el placer ni corresponde a la intimidad del deseo. Por el contrario, es una expresión de potencia para asegurar un lugar en un grupo de pares, la corporación de masculinidad. Aportes para las iglesias sobre la pedofilia / Alicia Torres

El violador no es un sujeto inmoral, sino moralizante; busca castigar el desacato a la ley patriarcal, y pena a aquellos sujetos que intentan rebelarse y romper el orden moral que los ubica como obedientes y sumisos.

Segato describe como sustrato de esas conductas lo que denomina contra-pedagogías de la crueldad, es decir, actos o prácticas que enseñan o habitúan a los sujetos a transformar en una cosa, objeto o mercancía todo lo que está vivo. Esta construcción subjetiva explica la falta de empatía o sensibilidad ante el sufrir de otros, lo que configura las personalidades psicopáticas —no empáticas— de los violadores. Las leyes ponen límites a prácticas discriminadoras, pero no a las convicciones profundas y a los prejuicios que permanecen en la sociedad con un pensamiento indiferente ante situaciones de crueldad que constituyen el pan de cada día.

En la actualidad, la autora avanza un poco más para afirmar que el síntoma de la época no es la desigualdad, sino lo que llama “dueñidad”un orden de adueñamiento y señorío concentrado en las instituciones, cual verdaderos territorios, donde hay quienes atesoran el poder de decisión sobre la vida y la muerte de otras personas, y aun sobre la naturaleza. Con este concepto explica también el extractivismoseñorío resultante de la concentración y expansión del control de la vida, en el que el sistema patriarcal, colonialismo y capitalismo profundizaron la lógica de la conquista a través de la violencia como modo de legitimar el orden social. Desde esta mirada, se reduce a la mujer y a la tierra —madre tierra— a una misma entidad femenina socializada por su capacidad maternal y de fecundar, y se pretende imponer y decidir sobre nuestro territorio igual que sobre el cuerpo de la mujer. En esta línea y relacionando la raíz compartida de las palabras rapiña rape (en inglés, violación), Segato describe a estas violencias como una mirada rapiñadora sobre el planeta y sus criaturas.

Desde los aportes de la investigadora y en función de conocimientos y experiencias propias como cristiana y profesional de las ciencias sociales, considero que si las instituciones eclesiales pretenden erradicar la pedofilia, más allá de cambios en la formación personal de sus integrantes, deberían preocuparse por revisar y transformar las relaciones de dominación, estructuras corporativas, jerárquicas y verticales que las caracterizan, contrarias a lo esencial de la fe cristiana: un Dios trino y de comunidad. Síntoma de ello es la inmensa cantidad de cristianos que, por no encontrar en sus instituciones (parroquias, colegios, ONG, etc.) espacios internos para disentir, superar conflictos y construir desde las diferencias, critican por debajo o por fuera o simplemente abandonan estos lugares.

La mayoría de sus territorios son expresión perfecta de “dueñidad”, donde generalmente hombres (o mujeres “superioras”, que imitan la “virilidad” de los hombres para demostrar el prestigio exigido) atesoran el poder de decisión e imposición sobre la vida y la muerte de todos sus miembros y sobre todos sus bienes. Dueñidad que, en la práctica, se expresa en las dicotomías de verdad o error, pertenecer o exclusión, palabra autorizada o silenciamiento.

Sin dudas, las instituciones eclesiales no son democráticas. Deberían ser mucho más que eso: tienen la misión de testimoniar hermandad, de ser comunidades de pares con igual dignidad y valor y expresarlo con prácticas colectivas y modelos concretos de conducciones colegiadas. Es decir, poder practicar la unidad sin clausurar diferencias por imposición de unos pocos, disponer de dispositivos concretos para superar conflictos, construir un espacio donde no se sienta como amenaza o sea castigada la autonomía y los cuestionamientos de los integrantes.

Considerando los aportes de Segato, algunas hipótesis que abren caminos para seguir investigando son los casos de pedofilia en sacerdotes y los antecedentes de abuso de poder, o también por qué en las instituciones eclesiales parece predominar la pedofilia y, en menor medida, la violación de mujeres.

 

Alicia Torres Secchi

aliciatorres_t@hotmail.com

Licenciada en Psicología, Especialista en Administración Sanitaria. Magister en Políticas Sociales. Participante durante décadas de instituciones eclesiales

(1) Entre sus distintas publicaciones, recomiendo las siguientes lecturas:

Segato, R. (2003). Las estructuras elementales de la violencia: Ensayos sobre género entre la antropología, el psicoanálisis y los derechos humanos. Prometeo.

Segato, R. (2007). La nación y sus otros: Raza, etnicidad y diversidad religiosa en tiempos de Políticas de la Identidad. Prometeo.

Segato, R. (2018). Contra-pedagogías de la crueldad. Prometeo.

UN PRESENTE PREÑADO DE ETERNIDAD

FE ADULTA

col depalma

Si la experiencia pudiera acercarnos a una forma de hablar de Dios, tal vez podríamos acercarnos con el término “amor”. Sí, en ello concuerdan la mayoría de las religiones y confesiones, y en el ámbito cristiano este amor infinito de Dios queda descrito con palabras como reciprocidad, relación, comunicación y cercanía.

Según el relato de Juan 3,16-18, este amor se consolida como la entrega del Hijo unigénito. Podemos preguntarnos contemplando esta entrega, de manera similar a como lo han hecho los creyentes a lo largo de todos los siglos cristianos, qué significa esta entrega y el porqué o el para qué de ello. Se han dado diversas respuestas a estas preguntas: para que esté con nosotros, para que su presencia nos cure, para ofrecernos la paz… Por su parte, la respuesta del texto de Juan 3,16-18 nos devuelve estas preguntas a las entrañas de la vida misma: para que todos tengamos vida eterna. Se trata de un tipo especial de vida. Una vida caracterizada por la no temporalidad, o la eternidad, que depende directamente de una relación recíproca entre el don y la fe, del creer. No se trata de un juicio: “Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo” (Jn 3,17a), se trata de la salvación (Jn 3,17b), y esta salvación salta también la línea temporal que delimita pasado, presente y futuro, porque “el que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado”. El presente de la fe es el que determina la eternidad. Quien “ahora” cree no “será” juzgado; y el que no cree “ahora” ya “está” juzgado. Está claro: solo disponemos del presente y ese presente es colmado de eternidad por la apertura de la fe incondicional. Y ahí radica la eternidad: “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16). Formamos parte de esta dinámica del Padre con su unigénito al participar de la Vida; vida regalada con el aliento de Dios, de su espíritu que realiza en nosotros este amor y entrega recíprocas.

Hoy celebramos la fiesta de la Trinidad. La fiesta de este amor infinito de Dios a su creación; es también la fiesta de la eternidad que se abre a quienes se trascienden por la fe y a quienes ya no dependen de ningún juicio. Es una eternidad de libertad, porque el juicio ya no pesa sobre quienes creen (Rm 3,19; 25-26). Es una eternidad de sobreabundancia de amor (“Tanto amó Dios al mundo”). Celebramos entonces un presente preñado de eternidad.

Fiesta de la Trinidad 4 de junio Jn 3, 16-18


JOSÉ ANTONIO PAGOLA

 No siempre se nos hace fácil a los cristianos relacionarnos de manera concreta y viva con el misterio de Dios confesado como Trinidad. Sin embargo, la crisis religiosa nos está invitando a cuidar más que nunca una relación personal, sana y gratificante con él. Jesús, el Misterio de Dios hecho carne en el Profeta de Galilea, es el mejor punto de partida para reavivar una fe sencilla.

¿Cómo vivir ante el Padre? Jesús nos enseña dos actitudes básicas. En primer lugar, una confianza total. El Padre es bueno. Nos quiere sin fin. Nada le importa más que nuestro bien. Podemos confiar en él sin miedos, recelos, cálculos o estrategias. Vivir es confiar en el Amor como misterio último de todo.

En segundo lugar, una docilidad incondicional. Es bueno vivir atentos a la voluntad de ese Padre, pues solo quiere una vida más digna para todos. No hay una manera de vivir más sana y acertada. Esta es la motivación secreta de quien vive ante el misterio de la realidad desde la fe en un Dios Padre.

¿Qué es vivir con el Hijo de Dios encarnado? En primer lugar, seguir a Jesús: conocerlo, creerle, sintonizar con él, aprender a vivir siguiendo sus pasos. Mirar la vida como la miraba él; tratar a las personas como él las trataba; sembrar signos de bondad y de libertad creadora como hacía él. Vivir haciendo la vida más humana. Así vive Dios cuando se encarna. Para un cristiano no hay otro modo de vivir más apasionante.

En segundo lugar, colaborar en el proyecto de Dios que Jesús pone en marcha siguiendo la voluntad del Padre. No podemos permanecer pasivos. A los que lloran, Dios los quiere ver riendo, a los que tienen hambre los quiere ver comiendo. Hemos de cambiar las cosas para que la vida sea vida para todos. Este proyecto que Jesús llama «reino de Dios» es el marco, la orientación y el horizonte que se nos propone desde el misterio último de Dios para hacer la vida más humana.

¿Qué es vivir animados por el Espíritu Santo? En primer lugar vivir animados por el amor. Así se desprende de toda la trayectoria de Jesús. Lo esencial es vivirlo todo con amor y desde el amor. Nada hay más importante. El amor es la fuerza que pone sentido, verdad y esperanza en nuestra existencia. Es el amor el que nos salva de tantas torpezas, errores y miserias.

Por último, quien vive «ungido por el Espíritu de Dios» se siente enviado de manera especial a anunciar a los pobres la Buena Noticia. Su vida tiene fuerza liberadora para los cautivos; pone luz en quienes viven ciegos; es un regalo para quienes se sienten desgraciados.

DIOS NI ES 1 NI ES 3. ES TODO Y, A LA VEZ, NO ES NADA DE LO QUE ES TRINIDAD (A) Jn 3,16-18

fe adulta

col fraymarcos

 Nos ha hecho polvo el empeño griego de explicar racionalmente el evangelio. Del Abba celeste (origen de todo lo que es) no se puede pasar al Padre todopoderoso creador del cielo y de la tierra entendido literalmente.

De Hijo cuyo alimento era hacer la voluntad del Padre y hacerlo presente allí donde actúa, no se puede pasar al Hijo engendrado no creado.

Del Espíritu que lo invade todo y está en todo, no se puede pasar al sujeto concreto que está por ahí haciendo de las suyas y distribuyendo dones y frutos.

Esto no quiere decir que despreciemos el dogma. El famoso slogan que obsesionó a los teólogos de la Edad Media “fides quaerens intelectum” (la fe buscando ser entendida) ha perdido todo su mordiente. Hoy aceptamos que las verdades de fe no pueden ser demostradas. A lo máximo que podemos aspirar es a descubrir que no son irracionales. Lo que me llevará a una verdadera fe no es el conocimiento sino la vivencia personal e interior. La gran enseñanza de la Trinidad es que solo vivimos si convivimos. Nuestra vida debía ser un espejo que en todo momento reflejara el misterio de la Trinidad.

Debemos estar muy alerta, porque tanto en el AT como en el nuevo podemos encontrar retazos de este falso dios. Jesús experimentó al verdadero Dios, pero fracasó a la hora de hacer ver a sus discípulos su vivencia. En los evangelios encontramos chispazos de esa luz, pero los seguidores de Jesús no pudieron aguantar el profundo cambio que suponía sobre el Dios del AT. Muy pronto se olvidaron esos chispazos y el cristianismo se encontró más a gusto con el Dios del AT que le daba las seguridades que anhelaba. 

La Trinidad no es una verdad para creer sino la base de nuestra vivencia cristiana. Una profunda experiencia del mensaje cristiano será siempre una aproximación al misterio Trinitario. Solo después de haber abandonado siglos de vivencia, se hizo necesaria la reflexión teológica sobre el misterio. Los dogmas llegaron como medio de evitar lo que algunos consideraron errores en las formulaciones racionales, pero lo verdaderamente importante fue siempre vivir esa presencia de Dios en el interior de cada cristiano. Solo viviendo la realidad de Dios en nosotros se podrá manifestar luego en el servicio al otro.

Lo más urgente en este momento, para el cristianismo, no es explicar mejor el dogma de la Trinidad, y menos aún, una nueva doctrina sobre Dios Trino. Tal vez nunca ha estado el mundo cristiano mejor preparado para intentar una nueva manera de entender el Dios de Jesús, una nueva espiritualidad que ponga en el centro al Espíritu-Dios, que impregna el cosmos, irrumpe como Vida, aflora en la conciencia de cada persona y se vive en comunidad. Sería, en definitiva, la búsqueda de un encuentro vivo con Dios. No se trata de explicar la esencia de la luz, sino de abrir los ojos para ver.

Nadie se podrá encontrar con el Hijo o con el Padre o con el Espíritu Santo. Nuestra relación será siempre con el TODO que nos identifica con Él. Debemos tomar conciencia de que cuando hablamos de cualquiera de las tres personas, estamos hablando de Dios. En teología, se llama “apropiación” (¿indebida?) esta manera impropia de asignar acciones distintas a cada persona. Ni el Padre ha creado, ni el Hijo separado ha venido a salvarnos, ni el Espíritu Santo actúa por su cuenta. Todo es obra de Dios sin hacer nada.

Nada de lo que pensamos o decimos sobre Dios es adecuado. Cualquier definición o cualquier calificativo que atribuyamos a Dios es incorrecto. Lo que creemos saber racionalmente de Dios es un estorbo para vivir su presencia vivificadora en nosotros. Mucho más si creemos que solo nuestro dios es verdadero. Incluso los ateos pueden estar más cerca del verdadero Dios que los muy creyentes. Ellos por lo menos rechazan la creencia en el ídolo que nosotros nos empeñamos en mantener a toda costa.

Los creyentes no solemos ir más allá de unas ideas (ídolos) que hemos fabricado a nuestra medida. Callar sobre Dios es siempre más exacto que hablar. Dicen los orientales: “Si tu palabra no es mejor que el silencio, cállate”. Las primeras líneas del “Tao” rezan: El Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao; el nombre que se le puede dar, no es su verdadero nombre. Teniendo esto en cuenta, podemos hablar de Dios sin ninguna limitación, pero con la conciencia de que toda palabra es inadecuada.

De la misma manera, siempre que aplicamos a Dios contenidos verbales, aunque sean los de “ama”, “perdonó”, “salvará”, estamos radicalmente equivocados, porque en Dios los verbos no pueden conjugarse. Dios no tiene tiempos ni modos. Dios no tiene “acciones”. Dios, todo lo que hace lo es. Si ama, es amor. Pero al decir que es amor, nos equivocamos también, porque le aplicamos el concepto de amor humano que no se puede aplicar Dios. En Dios, el AMOR es algo completamente distinto.

Es un amor que no podemos comprender, aunque sí experimentar. Los primeros cristianos emplearon siete palabras diferentes para hablar del amor. Al amor que es Dios lo llamaron ágape. No se trata de una relación entre sujeto y objeto sino en la identificación de ambos. En el amor humano hay un sujeto que ama, un objeto amado y el amor. Ese amor no se puede aplicar a Dios porque no hay nada fuera de Él. El amor es su esencia, no una cualidad como en nosotros; no puede no amar, dejaría de ser.

Vivir la experiencia de la Trinidad, sería convivir. Sería experimentarlo: 1) Como Dios, ser absoluto. 2) Como Dios a nuestro lado presente en el otro. 3) Como Dios en el interior de nosotros mismos, fundamento de nuestro ser. En cada uno de nosotros se está reflejando la Trinidad. Si descubrimos a Dios en nosotros, identificado con nuestro propio ser, descubriremos a Dios con nosotros en los demás. Descubrimos también a Dios que nos trasciende y en esa trascendencia completamos la imagen de Dios.

Hoy no tiene ningún sentido la disyuntiva entre creer en Dios o no creer. Todos tenemos nuestro Dios o dioses. Hoy la disyuntiva es creer en el Dios de Jesús o creer en un ídolo. La mayoría de los cristianos no vamos más allá del ídolo que nos hemos fabricado a través de los siglos. Lo que rechazan los ateos, es nuestra idea de Dios que no supera un teísmo interesado y miope. Después de darle muchas vueltas a tema, he llegado a la conclusión de que es más perjudicial para el ser humano el teísmo que el ateísmo.

La verdad es que no hemos hecho mucho caso al Dios revelado por Jesús. Su Dios es amor y solo amor. Aunque condicionado por la idea de Dios del AT, dio un salto en el vacío y nos llevó al Abba insondable. La mejor noticia que podía recibir un ser humano es que Dios no puede apartarle de su amor. Esta es la verdadera salvación que tenemos que apropiarnos. Es también el fundamento de nuestra confianza en Dios.