FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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ATALAYA NOVIEMBRE DE 2024

miércoles, 5 de febrero de 2025

La globalización no puede ser frenada por Trump -- Leonardo Boff


Por más que Donald Trump, pretendido emperador del mundo, ponga en primer lugar “America first”, que en el fondo quiere decir “solo América” cuenta, siendo el resto solo el campo de su expansionismo, no está en su poder interrumpir un proceso que escapa a su arrogante pretensión. Es el proceso imparable de la globalización.

Ha sido visto casi exclusivamente como un fenómeno económico-financiero. Es su edad de hierro según Edgar Morin. Pero ese proceso representa una realidad mucho más fundamental, política, cultural, espiritual: una nueva fase de la humanidad y de la propia Tierra, entendida como un superorganismo vivo, llamado Gaia. Ella forma con la humanidad una única, grande y compleja entidad, confirmada por los astronautas que vieron la Tierra redonda desde sus naves espaciales.

La humanidad surgió hace unos 7-8 millones de años en África. Nuestros antepasados permanecieron allí unos 2 millones de años. Allí se formaron en sus mentes y corazones las estructuras básicas que nos hacen humanos. Por eso todos, blancos y negros, occidentales y orientales todos somos africanos de origen.

Después de este largo tiempo, comenzaron su gran dispersión por toda la Tierra, empezando por Eurasia hasta ocupar todos los continentes. Ahora, este es el nuevo fenómeno, estos pueblos migrantes están haciendo el camino de vuelta. Se están encontrando en un único lugar, en el Planeta Tierra, entendido como patria y matria común. ¿Cómo van a vivir juntos? ¿Qué significado tendrán las culturas propias de cada pueblo? ¿Qué función siguen cumpliendo los estados-naciones?

Habrá que redefinir todas estas realidades a partir de este nuevo nivel humano y del nuevo estado de conciencia planetaria que lentamente va entrando en las conciencias. Se mostró claramente por medio del coronavirus que no respetó las soberanías nacionales y puso la Tierra y la humanidad en el centro de nuestras atenciones.

Ese nuevo estadio del proceso antropogénico nos revela que todos tenemos un único y mismo destino común. Él requiere una gobernanza que le sea adecuada. Se buscarán instituciones políticas y configuraciones jurídicas que asuman la gobernanza de la república terrenal –Weltrepublik prevista ya en 1795 por Kant– y velarán por el patrimonio común de la biosfera y de la humanidad. Mientras no surjan tales organismos, correspondería a Estados Unidos, dentro de un espíritu de asociación global, buscar soluciones para todo el Planeta y para la humanidad. Irresponsablemente Trump se niega a dar su contribución a lo nuevo que se va a imponer. Está preso en una jaula de hierro –el destino manifiesto– invención política para cubrir la pretensión arrogante de ser los amos y señores del mundo.

No obstante el negacionismo de Trump, hay que reconocer que la categoría estado-nación se va quedando poco a poco obsoleta. Lo muestra la creciente conciencia de la ciudadanía planetaria –“la Tierra es mi patria”–. Movimientos como el Foro Social Mundial y otras entidades internacionales ligadas a la salud y a la conservación del patrimonio natural y cultural común de la humanidad y de la biosfera, van asumiendo la preocupación por el futuro común de la Tierra y de la humanidad.

La globalización no ha encontrado aún su expresión institucional. Será seguramente ecocéntrica. Colocará en el centro no este o aquel país o bloque geopolítico y económico (un mundo unipolar o multipolar), esta o aquella cultura, sino la ecología y la Tierra entendida como un macrosistema orgánico al cual las demás instancias deben servir y estar subordinadas. A ese centro pertenece la humanidad, compuesta por hijos e hijas de la Tierra, la humanidad entendida como la misma Tierra que alcanzó la fase de sentimiento, de pensamiento reflejo, de responsabilidad y de amorización. Somos Tierra viva y consciente.

A partir de estas demandas nos damos cuenta de que todo depende de la salvaguarda de la Tierra y del mantenimiento de las condiciones de su vida y reproducción. Esa preocupación es urgente especialmente ahora que estamos ya dentro del calentamiento global y de la brutal erosión de la biodiversidad. Estamos yendo más allá del antropoceno (el ser humano agresor), pasando por el necroceno (extinción de las especies) y culminando en el piroceno (el fuego de los grandes incendios). Estamos, verdaderamente en peligro de no tener condiciones para permanecer sobre este planeta.

La conciencia de esta nueva percepción está todavía muy lejos de ser compartida colectivamente, pues el sistema dominante sigue persiguiendo la ilusión de un desarrollo/crecimiento ilimitado (un PIB cada vez mayor), en el seno de un planeta pequeño y limitado. Si no despertamos ante esta alarma, corremos el peligro, denunciado por Zygmunt Bauman, una semana antes de morir: “tenemos que ser solidarios, en caso contrario engrosaremos el cortejo de los que van hacia su propia sepultura”. Que despertemos y alejemos esa pesadilla de un eventual fin de la especie, por nuestra propia irresponsabilidad. El sentido de la vida es vivir, irradiar y eternizarse.

*Leonardo Boff ha escrito Cuidar de la Casa Común: pistas para retrasar el fin del mundo,

Traducción de María José Gavito Milano

Lo religioso en Trump -- Gorka Larrabeiti




rebelión

Fuentes: Infolibre
Desde el día en que comenzó la Edad de Oro –no la de Saturno, sino la de Trump– se han escrito montones de análisis políticos, pero muy poquitos en clave religiosa. La gran Maruja Torres notó el pasotón de santurronería con afilado gracejo: “Estoy de God hasta el mismísimo repollo”. Ahora más en serio, cabría preguntarse si cuando hablamos de trumpismo, hablamos de un movimiento político o más bien de un movimiento religioso. Ver noticia

Argentina. Una marea humana de 800.000 personas en CABA participaron de la Marcha Federal contra el racismo y el fascismo (fotos y videos)

 


Resumen Latinoamericano

Argentina. Una marea humana de 800.000 personas en CABA participaron de la Marcha Federal contra el racismo y el fascismo (fotos y videos)
Argentina. Una marea humana de 800.000 personas en CABA participaron de la Marcha Federal contra el racismo y el fascismo (fotos y videos)
Constantes gritos contra Milei y su gobierno*Cientos de miles (las y los organizadores calcularon 800.000 personas en la Capital) marcharon en el centro porteño y en todo el país contra el discurso de odio de Milei.Ver noticia 

Myanmar, una nación agotada y desfigurada por la guerra -- Paolo Affatato – Ciudad del Vaticano

 


Vatican News

Cuatro años después del golpe de Estado, el país del sudeste asiático es uno de los lugares más violentos del mundo, y se calcula que 15 millones de personas pasarán hambre en el año 2025. Padre Bernardino Ne Ne: miles de personas están al borde del abismo, viviendo en campos de refugiados o en asentamientos espontáneos en los bosques Ver noticia

Munilla contra Queiruga: la llamativa desfachatez de un aprendiz de teólogo

 


Religión Digital

«Un Munilla al más puro estilo trumpista. Y, como Trump, jaleado por los suyos, que ponderan su claridad y contundencia de inquisidor»
«La última ‘fazaña’ de este Quijote de la defensa de la sana doctrina es arremeter contra dos teólogos y un sacerdote novelista. Los dos teólogos son Javier Melloni y Andrés Torres Queiruga; el sacerdote, Pablo D’Ors» Ver noticia 

Santiago Agrelo, contra los discursos de odio a los migrantes: «Es una blasfemia total»


Religión Digital

«No soy capaz de entender mi vida sin la preocupación por los migrantes»
«Tal vez en la Iglesia se ha cometido un gravísimo error que se haya dado más importancia a la Eucaristía que a los pobres. Insisto, creo que es un gravísimo error. Donde el Señor necesita ser cuidado, venerado y adorado es en los pobres. La Eucaristía es para comerla y los pobres son para darles de comer» Ver noticia

La caída de Cipriani, el cardenal del Opus Dei acusado de abusos que convirtió a Perú en el laboratorio de la Iglesia ultra -- Jesús Bastante

 


BAF

Fuente: El Diario.es/ Religión Digital
El Vaticano confirma las sanciones impuestas contra el arzobispo emérito de Lima, quien niega las acusaciones pese a que ha sido sancionado por pederastia y arremete contra Roma; mientras, el Papa ultima la disolución del Sodalicio Ver noticia

La ocupación continúa su agresión en el norte de Cisjordania y amenaza a los palestinos con la aniquilación -- Diario Al-Quds Libération

 


kaosenlared

El ejército de ocupación continúa su agresión en el campamento de Jenin por decimocuarto día, y en Tulkarm por octavo día. Mientras tanto, estallaron enfrentamientos entre combatientes de la resistencia y fuerzas de ocupación en la ciudad de Tamoun, al sur de Tubas, y el nuevo jefe de Estado Mayor de la ocupación amenazó a los palestinos con la aniquilación. Ver noticia

¿SE CREE DONALD TRUMP QUE ÉL ES UN ENVIADO DE DIOS?


 

En estos últimos días hemos asistido a través de la televisión a muy diferentes momentos de oración a Donald Trump sus familiares y la cohorte de “tecno-ricos” que le rodean. E incluso los hemos visto en actos litúrgicos (“misas”, decían los locutores). Creo que estas manifestaciones religiosas televisadas a todo el mundo no las habíamos visto en las tomas de posesión de presidentes anteriores.

¿Nos encontramos en un Donald Trump que cree ser un enviado de Dios para salvar al mundo del mal y hacer a EEUU una nación grande y poderosa para proteger los intereses de la humanidad?

¿Se trata de una estrategia cuidadosamente planificada por las grandes redes sociales para construir una imagen imperial y mesiánica del nuevo líder mundial?

¿Estamos ante una situación histórica en la que la religión está siendo utilizada para crear una representación de un Dios de oro (“entramos en una era dorada” – dijo)?

Este nuevo Dios de oro ¿no puede ser que tenga los pies de barro? ¿Van a poder seguir engañando al mundo muchos años?

LEANDRO SEQUEIROS. Presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta)

Sin querer caer en posturas conspiranoicas, hay muchas preguntas sin respuestas… Porque, en el fondo, ¿quién o quiénes van a tener el poder en la Casa Blanca? Evidentemente, Trump ha hecho un gesto de poder firmando públicamente una serie de Decretos que intentan mostrar que él es el que manda. Pero, ¿no podría ser más que un hombre de paja al servicio de las grandes tecnológicas, cuyo único interés es acaparar dinero y consiguientemente, poder?

Desde nuestro punto de vista, las redes sociales han sobredimensionado el poder de Trump y los EEUU para controlar el mundo. Nos presentan un nuevo ídolo gigantesco de oro, poder y armamento. Pero tal vez este ídolo que parece todopoderoso tenga los pies de barro, y en su momento pueda caer.

En un artículo muy iluminador de Jesús Bastante en Religión Digital (21 de enero 2025), con el título Trump: "Fui salvado por Dios, que quiere que haga a América grande otra vez", leemos que “El republicano fue bendecido por tres clérigos: el presidente de la Universidad Yeshiva del norte de Manhattan, el rabino Ari Berman, el pastor evangélico Lorenzo Sewell y el sacerdote católico Frank Mann de Nueva York. Las oraciones al inicio de la inauguración estuvieron a cargo del pastor evangélico Franklin Graham y el cardenal católico neoyorquino Timothy Dolan. Y Trump declara que         "nan intentado acabar con mi libertad e incluso con mi vida. Hace unos meses una bala voló por mi oreja y creo que mi vida la preservo por una razón: Dios me ha permitido hacer de Estados Unidos un país grande de nuevo"; "No vamos a olvidar a nuestro país, no vamos a olvidar nuestra Constitución y tampoco vamos a olvidar a nuestro Dios".

Como leemos en Religión Digital, “Dos Biblias (que no utilizó durante su juramento), tres clérigos y un constante uso de los términos 'Dios' y 'Religión' Donald Trump, desde ayer presidente número 47 de EEUU, colocó su fe, aparentemente, en el centro de la toma de posesión en el Capitolio. "Fui salvado por Dios, que quiere que haga a América grande otra vez", llegó a decir en su discurso”.

Antes de tomar posesión como Presidente de EEUU, como es norma habitual, Trump, familia y “tecnoricos” asistieron a un servicio religioso en la iglesia episcopal de St. John's. Durante su toma de posesión, Trump se acordó de Dios en varias ocasiones. De hecho, Trump se mostró convencido (no era la primera vez que lo decía) que fue salvado por una mano divina del frustrado atentado durante la campaña electoral: "Han intentado acabar con mi libertad e incluso con mi vida. Hace unos meses una bala voló por mi oreja y creo que mi vida la preservo por una razón: Dios me ha permitido hacer de Estados Unidos un país grande de nuevo".

Y dejó claras sus prioridades: el país, la Constitución y "Dios nuestro Señor". "Mi gobierno estará inspirado en la búsqueda de la excelencia. No vamos a olvidar a nuestro país, no vamos a olvidar nuestra Constitución y tampoco vamos a olvidar a nuestro Dios", llegó a decir.

Un Dios que no impidió que firmara sus primeras órdenes ejecutivas, un desafío para el Evangelio de la acogida y la Iglesia en salida que postula el Papa Francisco: salida de la OMS, salida del Acuerdo del Clima de París o la 'emergencia nacional' para expulsar del país a millones de migrantes, cerrando las fronteras con México.

La religión de Trump

Una de las preguntas que muchas personas se hacen es esta: ¿cuál es la religión que practica Donald Trump?

A los europeos (más situados en la cultura postsecular de Habermas) nos parece peculiar la importancia mediática de los rezos públicos y la manifestación externa de religiosidad de los norteamericanos. No nos imaginamos que en Europa las sesiones de toma de posesión comenzaran con oraciones y rezos. Pero es su cultura en la que la modernidad del siglo XVIII no tuvo demasiado impacto.

En el artículo “Donald Trump religión: ¿qué profesa el empresario y presidente de los Estados Unidos?”  (20 enero 2025) se resalta que son pocas las ocasiones en las que el presidente Trump se ha pronunciado públicamente sobre su fe, por lo que la religión de Donald Trump es una duda que resuena con fuerza entre sus seguidores y los creyentes estadounidenses.             Recordemos que en 2017, Donald Trump, quien en ese momento era presidente de Estados Unidos, se reunió por primera vez con el Papa Francisco, un acto que representó un mensaje hacia la comunidad católica tanto en el país como a nivel global.

La influencia de la religión en la vida del empresario Trump proviene principalmente de su madre. En una entrevista realizada en 2011, Trump expresó: "Soy un cristiano protestante, específicamente presbiteriano. He mantenido una relación positiva con el cristianismo. Considero que la religión es algo muy valioso y creo que la mía es una fe maravillosa".

De igual forma, en su libro Great Again, manifestó: "Creo que la gente se sorprende cuando se enteran de que soy cristiano, que soy una persona religiosa. Me ven rodeado de tanta riqueza, que a veces no asocian eso con ser religioso. No es preciso".

La relación de Trump con líderes religiosos

Además de la citada visita de Trump al Papa Francisco en 2017, diversos medios han indagado en las relaciones de Donald Trump con determinados líderes religiosos que le han podido influir.

En “¿Qué religión profesa Donald Trump, el presidente de Estados Unidos?” (20 enero 2025) se nos informa que aEscuchar nota

 Donald Trump se le ha relacionado con figuras cristianas  como Paula White, pastora y figura pública, según lo mencionado por fuentes internacionales. Asimismo, su perspectiva religiosa se ha visto influenciada por Norman Vincent Peale (1898-1993), autor de El poder del pensamiento positivo.

Sin embargo, la religión de Trump muestra diversos matices, ya que inicialmente se identificaba como presbiteriano en declaraciones brindadas a la prensa internacional en el 2011.

A la fecha, sus creencias religiosas muestran otra orientación, altamente influenciada por líderes religiosos con exposición mediática. La prensa internacional menciona que Trump ha brindado declaraciones como “Dios es lo máximo”, “No hay nadie como Dios”, aclarando que sí cree en la existencia de un ser superior.

¿Cuál ha sido la relación de Trump con las creencias de Norman Vincent Peale?

Hablar de las creencias de Trump conlleva mencionar a Peale (1898-1993), cuyas ideas han influido en el actual presidente de Estados Unidos. Peale fue un predicador exitoso que vendió millones de ejemplares de su obra El poder del pensamiento positivo y se conoce como el mentor religioso de Trump y ejecutivos protestantes de alto poder adquisitivo, según Diálogo Político.

De acuerdo con este sitio especializado, Peale afirmó en una ocasión que Trump era “su mejor discípulo”, quien a su vez mostraba admiración por el reverendo. Asimismo, Trump preserva la tradición de los libros que entremezclan los testimonios de vida con consejos para lograr metas, pasajes bíblicos y pensamiento positivo.

Según medios estadounidenses, Peale fue el pastor de la Iglesia Marble Collegiate en Manhattan. Dichos medios resaltan que el reverendo recibió serias críticas por parte de algunos cristianos que lo acusaban de vender publicidad en lugar de dar a conocer las enseñanzas bíblicas.

Además, Peale fue señalado por prometer soluciones rápidas a problemas complejos que requerían tratamiento profesional, según CNN citando declaraciones emitidas por el periodista William Lee Miller en 1955.

Donald Trump y la pastora Paula White

¿Por qué se vincula a Donald Trump con la pastora Paula White?

Paula White es una pastora reconocida que figura en programas de televisión estadounidense. En algunos videos, la líder religiosa aparece rezando por la victoria de Trump, quien ha afirmado ante la prensa que Trump es un “cristiano que ha renacido”.

El actual mandatario ha figurado en programas televisivos junto a White. Pese a su vínculo con la pastora y otras figuras religiosas, revistas cristianas catalogan a Trump como “idólatra”.

Por otro lado, el papa Francisco mencionó alguna vez que “una persona que piensa en construir muros una y otra vez en lugar de puentes, no es una persona cristiana”, aludiendo a Trump.

Donald Trump, “el elegido de Dios”

Sin embargo, Trump ha recibido un apoyo muy fuerte por parte de las confesiones evangélicas norteamericanas.

De acuerdo con algunas fuentes, “¿De qué religión es Donald Trump? Exploramos la fe del presidente de Estados Unidos y cómo ha moldeado su relación con la religión” (22 enero 2025), “durante sus discursos y apariciones, Trump ha apelado constantemente a los valores cristianos, logrando una fuerte conexión con los votantes evangélicos y conservadores religiosos. Sin embargo, su práctica personal de la fe ha generado preguntas sobre cuán profundamente arraigadas están sus creencias y cómo estas han influido en su vida y liderazgo”.

A lo largo de los años, sin embargo, su relación con la religión ha sido descrita como tenue y poco ortodoxa. Aunque rara vez asiste a una iglesia de manera regular, ha participado en ceremonias importantes, como en la Episcopal Church of Bethesda-by-the-Sea en Palm Beach, Florida, donde se casó con Melania Trump en 2005.

El apoyo de los cristianos evangélicos

Pese a sus limitaciones como practicante religioso, Donald Trump ha sido ampliamente respaldado por los evangélicos en Estados Unidos.

Este apoyo se debe en gran parte a su defensa de temas clave como la elección de jueces antiaborto para la Corte Suprema y su protección de las libertades religiosas.

Figuras como el pastor Franklin Graham han declarado que Trump fue “escogido por Dios”, destacando eventos como un atentado contra su vida en 2024, del cual salió ileso, como prueba de la intervención divina.

La BBC también señala que algunos seguidores ven a Trump como una figura mesiánica, comparándolo incluso con Moisés.

Su narrativa de “Hacer a América Grande de Nuevo” (Make America Great Again, o MAGA, en inglés) ha resonado con una base cristiana que percibe su liderazgo como una defensa contra la pérdida de los valores tradicionales.

La Fe y la figura de Trump

Aunque Donald Trump no encaje en el perfil de un devoto líder religioso, su habilidad para conectar con comunidades cristianas y su uso de simbología religiosa han sido piezas clave de su estrategia política.

Con su retorno a la Casa Blanca, el papel de la religión en su presidencia seguirá siendo un punto de interés y debate, marcando su legado como uno de los mandatarios más polarizados y polarizadores de la historia moderna de Estados Unidos.

Conclusión

¿Hasta qué punto la fachada religiosa, la apariencia mediática devota, no ha sido una estrategia más para ganar votos en una América profunda conservadora? En los tiempos de incertidumbre, ¿no ofrece la imagen de que Dios está con él y que protege a América (que es como proteger al mundo)?

Mantengo la hipótesis de que esta extraña alianza y maridaje con gran grandes corporaciones tecnológicas no va a durar demasiado tiempo. Hay intereses contrapuestos irreconciliables y no va a ser sencillo mantener este matrimonio de conveniencias.

Pese a todo, vivimos en un mundo en el que, además de EEUU, existen otros millones de seres humanos. Las redes sociales nos han hecho creer que todo el mundo depende de lo haga y diga Donald Trump. Pero postulamos que aún está viva la sociedad civil y esta marea humana logrará derribar el ídolo de oro que tiene los pies de barro.

NUNCA SUENAN LAS CAMPANAS… EN LOS PUEBLOS SEGOVIANOS


col martell

 

“Nunca suenan las campanas, con tan dulce claridad; es porque cantan las glorias de la hermosa Navidad”, este villancico que responde a la versión de un canto alemán del siglo XIX “SuBer die Gloken nie kñingen” escrito por Friedrich Wilhem Kritzinger, resonaba cada año en las fechas navideñas en nuestros oídos gracias a aquellos encuentros de monaguillos que organizaba un equipo de sacerdotes de la pastoral vocacional a los que las y los segovianos seguimos teniendo estima, como es Santos Monjas, José María Martín (+) y Juan Bayona (+).

Como dicen nuestros mayores “eran otros tiempos”, un tiempo donde el sonido de las campanas en los pueblos era un llamado a la oración, a la celebración Eucarística, anuncio de festividades o solemnidades, comunicado de momentos alegres como los bautizos y también tristes como las defunciones. Lo cierto es que, este villancico sigue resonando y, en esta reflexión, me gustaría quedarme solo con la primera afirmación “nunca suenan las campanas”.

En el día de Navidad, recordaba con cariño las vivencias de mi niñez en el pueblo que me vio crecer. Todos asistíamos entusiasmados a la misa celebraba por el sacerdote Félix Velasco; esta celebración, era convocada por el repique de campanas que Faustino, atando cuerdas en sus piernas y agarrando otras con sus manos, convertía en una melodía familiar por la que, a todos los hogares, llegaba el anuncio de un día festivo, fuera de lo ordinario. Además, el coro, dirigido por la señora Julia, animaba la celebración con la tradicional “misa pastorela”. Todo era una fiesta envuelta en un ambiente religioso de respeto y admiración que seguía presente en la cotidianidad de nuestras vidas.

Las campanas han dejado de sonar en nuestros pueblos y, su sonido, ya no forma parte de su vida cotidiana. Los templos, bellezas artísticas y con un alto valor patrimonial, ya no abren sus puertas, ni siquiera los domingos. En algunos casos, estos templos se han cerrado por la despoblación; en otros, por falta de convocatoria litúrgica por parte de la Iglesia; y, en otros, la asistencia de sus vecinas y vecinos que “creen en la Iglesia” es mínima y, para un sector eclesial, “no son rentables”.

No cabe duda de que las acciones pastorales y de evangelización, más allá del culto, que los dirigentes de nuestra diócesis, tan escasa de clero y a la vez tan clericalista, ha impulsado en los últimos años han sido un fracaso, y su melodía no ha tenido eco ni en su presbiterio, ni en el pueblo de Dios. Lo fácil es acusar de que “no suenen las campanas” a la secularización de la sociedad, a la falta de interés por lo religioso, al ateísmo, al sistema educativo, a la increencia de las familias, incluso al gobierno, etc. Pero el hecho es una realidad: las iglesias segovianas están vacías, las parroquias de los pueblos están cerrándose, los templos no abren sus puertas y las gentes no reconocen ni siquiera la presencia de Dios en sus vidas. La vida religiosa en los pueblos ha quedado reducida al consumo de una retransmisión televisiva (donde la comunidad es ficticia), o bien, sustituida, en año nuevo, por la visualización de la Marcha Radetzky.

Añoramos en Segovia el impulso innovador postconciliar de los obispos Antonio Palenzuela y Luis Gutiérrez que, evitando la entrada masiva de presbíteros “extradiocesanos” promovida en los últimos años, promocionaron a grupos de laicos para liderar comunidades parroquiales e incluso presidir el culto, entre otros actos litúrgicos, como las Celebraciones de la Palabra; fuera ya de cuestiones de cumplimiento o no del precepto, ellas y ellos daban continuidad a la llamada desde las mismas comunidades que se reunían (al menos un día a la semana) para vivir su fe en zonas rurales que hoy vemos devastadas.

Por tanto, en medio de un “tonar de clamor” para anunciar la muerte religiosa de nuestra diócesis segoviana, debemos preguntarnos: ¿Administramos bien nuestros talentos o no lo administran personas talentosas?

En los templos de nuestros pueblos esta pasada Navidad no se han instalado árboles de 12 metros de altura (sus parroquias no pueden pagar ni el mínimo de luz), ni se han colocado “belenes temáticos” o “belenes luminosos” (dentro de sus muros sí hay oscuridad, frío y humedad propia del establo); pero eso sí, a pesar de que ha finalizado la Navidad, sigue latiendo una Luz mejor que la de árbol mediático pre-adviento de la catedral de Segovia, un Belén mucho más real y vivo que todos los que se puedan instalar en la ciudad: en los sagrarios abandonados de nuestros pueblos sigue existiendo esa Luz, sigue naciendo (vivo y presente) el Salvador del Mundo para todas las personas alejadas y que se han distanciado por la falta de un testimonio vivo.

La pastoral de los pueblos, abandonados durante años, será, entre muchos otros, un gran reto para el nuevo obispo de Segovia. ¿Sonarán de nuevo las campanas en los pueblos segovianos?

 

Javier Gil Quintana

Doctor en Educación y Comunicación

Religión Digital

YO CONFIESO. Y SALVE


col koldo

 

Estamos en un gran tribunal. En el centro y arriba, Dios. Alrededor y bajando María, los ángeles, santos y la comunidad de hermanos. Confesamos a Dios Todopoderoso. Que nos perdone. Pero como no nos fiamos y tenemos miedo, pedimos a María, a los hermanos, a los santos, a los ángeles que intercedan por nosotros. Los tenemos como abogados defensores.

¿Es que no confiamos en Dios? ¿No le sentimos como perdonador, siempre y en toda ocasión? Él es siempre perdón. De nosotros depende si aceptamos su perdón o no.

No lo rezo porque me fío y confío en Padre misericordioso que sale en todo momento a mi encuentro como hijo pródigo y confío en su perdón y en que me concede su anillo porque me ama siempre y en toda ocasión.

Me fío de Dios todo bondadoso y misericordioso. Es como en la Eucaristía cuando rezo: “Señor, sí soy digno de que entres en mi casa porque una palabra tuya ha bastado para sanarme”. Lo veo más como positivo.

Y da la impresión de que en el sustrato de la Iglesia prevalece el sentido de pecado. No nos anuncia la alegría de Dios.

Lo podemos ver en otra oración muy popular “LA SALVE”: “Desterrados en este valle de lágrimas”. Tan triste es la vida... LO que fue un género literario se acepta como verdad de fe y la manifestamos en el rezo. Y además pedimos ayuda a María para que seamos dignos de “alcanzar”… Con Jesús resucitado todo nos es posible.

Me gustaría más un rezo positivo. Como, lo digo a todas horas, el “Magníficat”. Reconocernos bendecidos por Dios y colmados de su Amor en el mundo de los pobres y desvalidos. Me lleva más al compromiso con Dios en bien de los hermanos.

Me gustaría cambiar las oraciones de nuestra fe.

UNA ESPERANZA REALISTA Y TRANSFORMADORA


col kowalski

 

Son tiempos para pasar por el corazón la canción de Fito Páez que expresa: «¿Quién dice que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón». Bellísima en la voz de Mercedes Sosa, su melodía recuerda que cuando los católicos andamos a vueltas con la esperanza en un mundo inundado de pérdida del sentido, llega el Señor y nos dice: «Ánimo, soy yo». Y este es el mayor don que recibimos: que Dios está en las noches oscuras, allí donde se reconoce con humildad que solo él es el dueño de la vida.

La vida consagrada sabe bien de la ofrenda del corazón. Cuántos hombres y mujeres a lo largo de la historia, de generación en generación, han dado lo poco o mucho que tenían en sus manos para que el Señor hiciera su obra a través de ellos. Cuántos han recordado cada día que la vida tiene sentido cuando él es el centro y cuando la mirada está puesta en los demás, en las necesidades más urgentes del mundo, en quienes han perdido la dignidad. Seguro que nos vienen a la memoria rostros de consagrados, con nombre y apellido, que nos han enseñado de la sencillez y el compromiso silencioso.

Esas vidas entregadas gratuitamente son testimonio que hoy recogemos con agradecimiento y que nos invitan a todos a escuchar una melodía de esperanza. Suena a búsqueda de Dios en el siglo xxi, suena a transformación, suena a realismo, a paso firme, a decisiones audaces, a acompañamiento, a comunión… Realmente este es el mejor momento para vivir, porque tenemos por delante el reto que es principio y fundamento: que la persona de hoy se encuentre con el Señor. ¿O no es a este reto al que hemos entregado la vida?

Entonces, no hay cabida para el lamento, sí para la confianza en que el Señor va caminando con su pueblo, que allí donde alguien sufre sale él con manos de médico, con oídos de quien sabe escuchar y acompañar, con pies de quien está dispuesto a sobrellevar junto a otros las cruces de cada día. No puede haber lamento, no podemos estar de brazos cruzados, sentados esperando a no se sabe qué… Algo funciona mal cuando todos andamos con prisa, sin mirarnos, sin escucharnos… Es preciso una esperanza que nos movilice y nos dé el aliento de la Vida.

La esperanza es realista

Si miramos el hoy con los ojos de hace cincuenta años la vida consagrada ha perdido fuerza, tiene menos empuje y sufre con desánimo la disminución. Mirar con realismo es ver quiénes somos hoy, cuántas somos, qué dice la sociología de los movimientos humanos, conocer más el mundo y escuchar con atención los gritos actuales. No se trata de no ver, no, se trata de simplemente constatar. Muchas veces los católicos vivimos de la utopía, de lo que todavía no es… pero ese todavía que no ha llegado podemos prepararlo sabiendo que al final todo está en manos del Señor. Por eso, el realismo no niega la realidad, sino que la mira con responsabilidad y concreta caminos posibles con los medios que posee. En la vida consagrada hacemos muy buenos diagnósticos de la situación pasada y actual; ahora estamos invitados a buscar caminos que nazcan de la escucha del Espíritu que llama a algo nuevo en el siglo XXI.

La esperanza es transformación

Por eso, no podemos continuar viviendo y funcionando como lo hemos hecho en tiempos pasados. La esperanza empuja a un camino de verdadera transformación interior, que sale de dentro, desestabiliza y crea algo nuevo y fresco. La transformación es más que el cambio. El cambio es externo, una nueva disposición de las cosas y, en algunas ocasiones, «una invitación a transformar».

Si cambiamos solo las cosas superficiales e ignoramos el trabajo más profundo, la vieja historia se mudará a un nuevo lugar. La llevamos con nosotros a nuestras nuevas relaciones, nuevos lugares de misión o nuevos lugares de vida. A lo largo de los años, nos hacemos prisioneros de estas viejas historias, viejas estructuras, viejas formas de pensar y formas de vida[1].

Estamos ante la encrucijada de gracia, un umbral entre lo que fue y lo que aún está por venir. Y es en esta situación, la actual y real, en la que surge la invitación profunda: elige la Vida para hacer luz a Cristo en nuestro mundo.

En este trabajo de transformación, Ted Dunn reconoce cinco elementos dinámicos: crear una nueva narrativa, recuperar la voz interior de todo lo que se vive, la conversión, el camino hacia una nueva forma de ser y la visión transformadora, que escucha los anhelos más profundos. ¿Cuál será el camino de transformación personal y comunitario que debemos hacer para que la persona de hoy conozca a Cristo?

La esperanza es paciencia

Para el papa Francisco, la esperanza va ligada a la paciencia:

Los seres humanos pacientes son tejedores de bien. Desean obstinadamente la paz, y aunque algunos tienen prisa y quisieran todo y todo ya, la paciencia tiene capacidad de espera. Incluso cuando muchos a su alrededor han sucumbido a la desilusión, quien está animado por la esperanza y es paciente es capaz de atravesar las noches más oscuras”[2].

De ahí que la esperanza y la paciencia vayan juntas para que resurja la vida nueva.

La esperanza pasa por decisiones audaces

La paciencia no va reñida con la toma de decisiones audaces que faciliten esa transformación de la vida consagrada. Así, se hace necesario tener un ojo en la realidad y otro en el Señor, porque es urgente que nuestras instituciones respondan al mundo de hoy. Y para eso se necesitan personas que tomen decisiones con valentía para vivir en coherencia con la vocación a la que hemos sido llamados. Hay decisiones institucionales que tocan fuertemente a estructuras, estilos de gobierno y modos de proceder; decisiones difíciles que requieren participación y comunión para juntos servir mejor. ¿Acaso hay mayor motivación para esto de buscar y encontrar una respuesta eficaz para que los jóvenes de hoy recuperen el sentido de la vida?

De ahí que la esperanza, a veces un tanto desconocida, debe mirar al Señor y al mundo; al mundo y al Señor y así poder cantar con Fito Páez:

¿Quién dijo que todo está perdido?

Yo vengo a ofrecer mi corazón.

Y te daré todo y me darás algo.

Algo que me alivie un poco más.

Cuando no haya nadie cerca o lejos.

Yo vengo a ofrecer mi corazón.

No será tan fácil, ya sé qué pasa,

no será tan simple como pensaba.

Hablo de países y de esperanza,

y hablo por la vida, hablo por la nada

Quién dijo que todo está perdido.

Yo vengo a ofrecer mi corazón.

Si la esperanza es realista, transformadora, paciente y pasa por decisiones audaces, entonces, necesitamos también lanzar la mirada al mundo para sembrar esa misma esperanza. En nuestros caminos, donde la tierra grita y las personas sufren por diferentes motivos, el Señor necesita manos para sembrar esperanza. Es la llamada: anunciar el Evangelio y denunciar las injusticias, con la dosis profética que tanto ha caracterizado a la vida consagrada.

Sabemos que la esperanza nos hace volar, conecta el pasado y el presente: Dios ha estado siempre con nosotros, nos ha acompañado y nos ha guiado, es el Dios fiel[3]. Sigue estando y actuando ayer, hoy y mañana. Si afinamos el oído y graduamos la mirada seguro que caminando por las calles de nuestros barrios, pueblos y ciudades podemos encontrar al Dios de Jesús que sigue habitando entre nosotros.

 

Silvia Rozas Barrero, FI. Secretaria-adjunta CONFER

Religión Digital

LAS RAÍCES HUMANAS DE LA ESPERANZA DE FRANCISCO


col kowalski

 

El reciente libro Esperanza. La autobiografía, se escribió a la limón entre el papa Francisco y su amigo, también argentino de origen italiano, Carlo Musso, editor. Se completó la redacción pensando que fuese una publicación póstuma, como lo fue Diario del Alma, de Angelo Roncalli, publicado en 1963, pocos meses después de su muerte, por el que fue su secretario, Loris Capovilla.

Recuerdo que leí con fruición los diarios y cartas a sus familiares y amigos en los que se descubría el itinerario en que se fue fraguando su fe personal y su humildad bien auténtica. Impresionante sobre todo sus largos periodos de nuncio (veinte años) en Bulgaria y Turquía, sin rechistar en lo que parecía un raro estancamiento en su carrera diplomática. Gracias a estas vivencias y las posteriores en París y Venezia, pudo madurar y eclosionar en su breve pontificado la gran renovación del Vaticano II.

Finalmente, la publicación del libro de Bergoglio ha sido adelantada para hacerla como una proclama papal, en forma de autobiografía, en este proclamado Año Santo de la Esperanza. Yo no estaba especialmente motivado a leer el nuevo libro, dado que de la vida personal de este papa, por sus repetidas alusiones en discursos improvisados y múltiples entrevistas en medios de comunicación, sabíamos ya mucho. Pero un amigo me lo recomendó especialmente. Le hice caso y lo he leído de principio a fin. Estoy contento por haberlo hecho y lo recomiendo a todos. Más que por los detalles de su vida que aporta, por el testimonio de cómo vivió él por dentro algunos de los acontecimientos antes y después de ser papa.

La parte primera del libro está estructurada de una manera secuencial, a partir de la vida concreta de sus abuelos campesinos, marcada por la terrible primera guerra mundial, la de las trincheras y la sucesiva emigración, con todos los altibajos de adaptación a la nueva patria argentina donde nació Jorge, hijo de Mario, hijo de Giovanni. La saga está bien descrita y religa sus raíces rurales del Piemonte con los barrios de  Buenos Aires. Son muy importantes las referencias a personas que marcaron su vida y que le descubrieron la crueldad de la dictadura, por ejemplo.

Me ha impresionado conocer a través de este libro a Esther Ballestrino de Careaga, la que había sido su metódica tutora de prácticas de química, no creyente, que, tras conseguir salvar de la represión a sus hijas en Suecia, regresó a Argentina para seguir luchando con las Madres de Plaza de Mayo. En diciembre de 1977, fue apresada con otras cuatro compañeras y arrojadas vivas desde un avión al mar. Esto se cuenta con detalle en el capítulo12, donde se parte de sus prácticas de química para, siguiendo a personas, hasta los crímenes de Videla cuando él era ya provincial de los jesuitas en  1977.

Y al final del mismo capítulo se pasa de puntillas por el asunto de los jóvenes jesuitas Yorio y Jaliks de cuyo apresamiento tanto se habló en los primeros años del pontificado. Fue acusado de haber denunciado al grupo de jesuitas obreros. Vi los vídeos de sus declaraciones cuando ya era cardenal. Él ha dicho siempre que gracias a las relaciones que seguía manteniendo con el dictador y sus generales fue como pudo salvarles la vida. No me cabe duda que fue así. pero tremendo conflicto entre el posibilismo diplomático para conseguir algo o la denuncia profética abierta como otros pedían. Hoy se repite. Y ese fue el problema de Pío XII con los nazis y los judíos, motivo por el que Eugenio Pacelli hoy no es santo, aunque su fiel asistenta sor Angelina declarara que al final de su vida se le aparecía el Sagrado Corazón y vio el milagro de danza del sol como en Fátima.

Y también las responsabilidades históricas debieron haber detenido la canonización de Wojtyla, por sus probables pactos con los EEUU para obtener ayuda en Polonia, a cambio de frenar la Teología de la Liberación en Sudamérica. Si tuviera acceso a Francisco una de las cosas que le recomendaría es que volviera a urgir perentoriamente que ningún papa ni ninguna persona con responsabilidades históricas puedan nunca ser beatificados o canonizados, a menos que pasen al menos 50 ó 100 años de su muerte. ¡Nada de nuevo con un ¡santo subito!  O mejor nadie en absoluto canonizado, al menos, si incluye la nefasta prueba de los milagros o un costosísimo proceso curial.

La segunda parte del libro son más bien testimonios de cómo vivió él algunos de sus conocidos viajes y ceremonias. Entro las experiencia de viajes, destaca el primero a Lampeusa, con el grito ¡Vergogna! Y los repetidos viajes a la isla de Lesbos y otros centros de internamiento. Ahí, más que en homilías o  discursos se nos muestra un papa humano, con una fe personal ,no solo teórica, en la dignidad humana. Ahí es donde debe ser cada vez más duro denunciando a los verdaderos sicarios que matan a niños sin piedad.  Esas experiencias profundas de lo que nos están mostrando los medios cada día, de cómo hoy con frialdad de quien maneja drones y mísiles teledirigidos  como si jugase a marcianitos en la pantalla, es la que debe ser sentida como hijo y nieto de emigrantes,  como sencilla persona humana de carne y hueso. Gracias, papa Frencisco, por ser así y no hacer mera retórica sino simple emoción de horror ante esos espectáculos. Ahí sí que debe primar, y prima casi siempre en su caso, la cercanía empática a la prudencia diplomática.

Hay una foto de hace ochenta años, en Nagasaki, que reproduce en el libro y no me resisto a publicarla (lo haré cuando lo consiga) con el comentario que de ella hace:

Para mí se ha convertido en el símbolo de la barbarie inhumana de las guerras: representa a un niño en primer plano, no tendrá más de diez años, que lleva a la espalda, como si fuese una mochila del colegio, la carga más pesada: su hermanito muerto. Tiene el rostro tenso, dramático y serio. Espera su turno para llevar al horno crematorio el cuerpo del más pequeño de la familia, muerto por las radiaciones de la bomba atómica en Nagasaki. Toda su angustia se manifiesta en un solo gesto, casi imperceptible: se muerde los labios hasta hacerlos sangrar. El fruto de la guerra: una imagen que vale más que mil palabras

Por esos testimonios que acercan a la auténtica humanidad del señor papa actual, vale la pena leer despacio el libro.

Voy a citar también otro comentario sobre cómo vivió él el terrible momento de atravesar la Plaza de San Pedro totalmente vacía por la pandemia en  la Semana Santa de 2020, cuando se reprodujo la salvación de Roma en la peste de 1522 por el mlagroso crucifijo de la Iglesia de San Marcelo:

Avanzaba solo y tenía en el corazón la soledad de todos, notaba sus pasos en los míos, sus pies en mis zapatos, podría decir. En aquel silencio sentía resonar millones de súplicas y una necesidad universal de esperanza. Había llegado el «atardecer» (Mc 4, 35), el tiempo de la tempestad, para desenmascarar falsas y superfluas seguridades, y todos juntos nos encontramos abrazados como a un ancla a ese Cristo capaz de vencer el miedo, de brindar apoyo. «Meté mano —le decía, una expresión muy mía, que utilizo con frecuencia en la oración—. Meté mano, por favor. Lo hiciste en el siglo XVI, ya conoces esta situación». De vez en cuando dirigía mi mirada hacia la columnata de la derecha y al monumento al Migrante que hacía un año decidí colocar ahí, para que nos ayudase, en el centro de la cristiandad, no solo a aceptar el desafío evangélico de la hospitalidad, sino precisamente a leer los signos de los tiempos. Se titula Angels Unawares, ángeles sin saberlo, esa escultura de bronce y arcilla en la que están representadas personas de todas las edades, de varias culturas, de distintas etapas históricas: están juntas, muy pegadas entre sí, hombro con hombro, de pie sobre una patera, con los rostros marcados por el drama de la huida, del peligro, del futuro incierto. Estábamos todos juntos en esa patera, ahora, con idéntica inquietud, sin saber cuántos lograríamos desembarcar, ni cuándo. Estábamos todos juntos. También por eso en esa plaza nunca me he sentido realmente solo. Besé la base del Crucifijo y eso me dio esperanza, me la da siempre. Le pedí al Señor que alejara el mal con su mano y a la vez la gracia y la creatividad de saber abrir nuevas formas de fraternidad y de solidaridad, incluso en ese contexto para nosotros desconocido. Porque de repente, en mí y en la Iglesia entera, la urgencia de la oración se unió a la del servicio. De manera especial a las personas más frágiles, en apuros: los indigentes, los presos, los hospitalizados, las personas mayores.

Muchos más textos del libro podría resaltar que expresan el alma tierna de Bergoglio. Recomiendo su lectura, ya lo he dicho. Pero sin menoscabo de mi cercanía y sintonía con él y dado que he vivido más años que él y con vivencias que siguen impulsando también mi fe y mi esperanza, permítame el querido papa Francisco que te haga unas sugerencias, entre las muchas que haría:

— A los padres se nos recomendaba, con toda razón, no regalar a nuestros hijos armas de juguete. Para ir formándolos en la cultura de la paz. ¿Por qué no aprovecha la próxima Pascua del Año Santo para suprimir definitivamente esos anacrónicos desfiles de fuerzas armadas del Vaticano y del Estado Vaticano? Sería un primer paso para estudiar mejor cómo pueden organizarse los servicios de orden y seguridad indispensables.

— ¿Por qué no superar ya certezas teológicas superadas como que la Iglesia no tiene autoridad para ordenar a mujeres sacerdotes? Lo pudo decir un papa pero no en absoluto definición dogmática, algunas de las cuales incluso ya se admite que sean reinterpretadas? ¿O no?

— Y, finalmente, para no hacer demasiado larga esta lista, ¿por qué no permitir que en los sínodos, universales o continentales, se acepte el principio decisorio por mayoría, no la remisión a una decisión última del papa, válida para todos?

 

Antonio Duato

AtrioA

FRANCISCO: "DIOS NO HABITA ENTRE CUATRO PAREDES, SINO QUE VIVE COMO UN HOMBRE ENTRE LOS HOMBRES"


col kowalski

 

Miles de fieles (muchos de ellos religiosos) desafiaron al frío romano para acompañar al Papa Francisco en el rezo del Ángelus de este domingo, día de la Presentación del Señor y jornada de la Vida Consagrada. "¡Buen domingo!", arrancó Bergoglio, con la voz algo ronca, para reflexionar sobre la presentación de Jesús al templo, y su encuentro con Simeón y Ana.

"Mientras la Sagrada Familia hace lo que siempre había hecho, sucede algo que no había ocurrido: dos ancianos, Simeón y Ana, profetizan sobre Jesús, alaban a Dios y hablan del niño"", señaló el Papa. "Sus voces, conmovidas, resuenan entre las viejas piedras del templo, anunciando que Dios está presente en medio de su pueblo, no porque habite entre cuatro paredes, sino porque vive como un hombre entre los hombres".

"En la vejez de Simeón y Ana se produce la novedad que cambia la historia", incidió Francisco evocando las tres llamadas que hace el anciano al contemplar al niño: "Jesús es salvación, Jesús es luz, Jesús es signo de contradicción".

En primer lugar, "mis ojos han visto tu salvación", recordó el Papa. "Esto siempre nos deja asombrados: la salvación universal concentrada en uno, en Jesús". Porque "Jesús es luz para iluminar a las naciones, como el sol que nace para iluminar al mundo". "Cuánto necesitamos, también hoy, esta luz", recalcó el pontífice.

Por último, el niño "será signo de contradicción". "Jesús revela el criterio para juzgar toda la historia y su drama, es el criterio del amor. El que ama vive, el que odia muere" insistió.

"Jesús es la luz, Jesús es signo de contradicción", reflexionó el Papa. Iluminados por el encuentro con Jesús podemos preguntarnos: "¿Yo qué espero de mi vida? ¿Cuál es mi gran esperanza? ¿Anhela mi corazón ver el rostro del señor? ¿Espero la manifestación de salvación para la Humanidad?".

En los saludos posteriores, Francisco recordó la Jornada por la Vida en Italia, como "esperanza para el mundo", y animó a las jóvenes parejas y a las familias "que acojan la vida". Al tiempo, recordó la celebración, mañana, del 'Summit' sobre los derechos de los niños, en el que participará. "Pongamos en el centro del mundo el cuidado de la infancia".

"Reafirmo el 'No' a la guerra, que destruye todo: la vida. No olvidemos que la guerra siempre es una derrota", culminó el Papa, quien pidió "el máximo empeño" a los gobernantes para poner fin a los conflictos, en "la martirizada Ucrania", Israel, Palestina, Myanmar o Kivu del Norte.

 

LECCIONES DE UNA OBISPA, NO SOLO A TRUMP

col anso

 

La obispa Mariann E. Budde pertenece a una rama de la iglesia anglicana, por tanto, cristiana, que no es dominante en Estados Unidos. Es la primera mujer que dirige la Diócesis Episcopal de Washington, desde 2011. Leo que su diócesis tenía previsto celebrar un servicio de oración en la catedral al día siguiente de la toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos, independientemente de quién fuera el ganador. Y así ocurrió… ante Donald Trump.

Anteriormente (2020) ya declaró sentirse “indignada” y “horrorizada” por el uso que Trump hizo de la Biblia mientras “defendía posturas contrarias a la Biblia”. Se refería a cuando Trump sostuvo en alto dentro de la iglesia de St. John tras utilizar la policía gases lacrimógenos contra los manifestantes que pedían justicia racial en una plaza cercana. Esta vez, todo el mundo ha podido ver y escuchar el servicio religioso que Budde realizó ante el nuevo presidente estadounidense. Igualmente conocemos la respuesta destemplada y despectiva de Trump. Han pasado algunas fechas y he sacado algunas lecciones:

1.- A veces nos enredamos con la “denuncia profética” confundiendo política con actitudes profundamente jesuánicas. Me parece que la conducta de la obispa es un ejemplo perfecto de respeto en las formas y de aldabonazo a las conciencias siguiendo el ejemplo del Maestro.

2.- Si esta mujer ha sido noticia, lo ha sido por el contenido de su mensaje, por ser mujer y por decir lo que dijo a quién se lo dijo, en calidad de miembro del clero cristiano. Las tres circunstancias tienen su motivo de reflexión para cualquier persona cristiana, incluidos quienes pertenecemos a la iglesia católica.

3.- En este sentido, llama la atención el silencio estrepitoso de la Conferencia Episcopal Española y, hasta lo que conozco, el de cualquiera de sus cardenales, arzobispos u obispos a título particular: no han dicho ni mu… ¿Fue imprudente la obispa Budde, o actúa con cobardía la jerarquía católica? Al menos, leo que las parroquias jesuitas del Norte de Madrid convocan un acto de apoyo a la obispa por sus palabras ante Trump.

4.- Vayamos con el contenido de lo que dijo la obispa Budde. Apeló a la misericordia, algo que echamos en falta en el día a día cercano, tanto en el lenguaje como en practicarlo. Algunos bienintencionados apelan a vivir el Evangelio como un constructo social, siguiendo la estela sanadora de Jesús de Nazaret. Pero se olvidan de dos cosas: que Él se dedicó a sanar, a predicar y a orar, como elementos indisolubles y lección para sus seguidores. “Sin mí no podéis hacer nada”, “orad para no caer en la tentación…” tal como destacan los textos evangélicos. Y se olvidan también que nuestra labor sanadora debe hacerse con actitud compasiva y misericordiosa; si no, no es cristiana.

5.- Fue un sermón especial: una mujer con responsabilidad episcopal desde el presbiterio dirigiéndose al presidente de los Estados Unidos, sentado en la parte delantera de la iglesia catedral, ella citando a las personas LGBTQ y a los migrantes ante la llamada de Trump a reprimir la inmigración ilegal y a desmantelar las protecciones sociales para las personas transgénero. “Le pido que tenga piedad, presidente”, y añadió que “Todos fuimos una vez forasteros en esta tierra”, en clara alusión al pasado emigrante de la familia Trump. Cerró su sermón instándole “a que tenga piedad de la gente de nuestro país que ahora tiene miedo”. La lección de esta obispa es lo que dijo y cómo lo dijo dando la mayor solemnidad institucional posible a su mensaje.

6.- En una entrevista posterior, aclaró que su objetivo había sido que Trump “tuviera en cuenta que se le ha confiado el país, y una de las cualidades de un líder es la misericordia”. Pero también dijo que esperaba que sus comentarios tuvieran eco más allá de los oídos de Trump, como ocurre con el mensaje profético. Por ejemplo, en la Unión Europea hay cada vez más Trumps.

7.- Si los obispos españoles han sido capaces de expresar un “no rotundo" a la vulneración de la libertad religiosa con motivo de la Shoah judía, ¿no sería tan necesario expresar su “no rotundo” colegiado, en nombre del Evangelio, a la caza de tantas personas vulnerables por serlo, sin ninguna compasión ni misericordia?

Las iglesias se vacían, no somos Buena Noticia, y los culpables no siempre son “los otros”. Busquemos pues conductas inclusivas, defensoras de los débiles, fraternas. Entre nosotros y con quienes sufren cualquier tipo de exclusión o desamparo. Y denunciemos cualquier abuso institucional de poder con los más pequeños en nombre del Evangelio. Vaya lección ejemplar la conducta manifestada por esta obispa cristiana.A