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martes, 1 de diciembre de 2015

No fue padrino de Bautismo por ser homosexual Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

Leí el título de la noticia ayer, pero hoy he consultado el artículo entero. La noticia escueta decía, “Un párroco de Sevilla impide a un homosexual ser padrino del bautismo de su sobrina”, y también informaba de que el candidato a padrino era Alejandro Rodríguez Portillo, la parroquia, San Eutropio de Paradas, y el párroco Francisco Javier Aranda. Me interesaba saber si el motivo era el homosexualismo, o la falta de fe, de inserción en la comunidad cristiana, y la ausencia de práctica sacramental. El propio párroco afirma que se trata de un joven creyente, practicante y bien adaptado al ritmo y estilo de la comunidad parroquial. entonces, ¿solo por la orientación sexual se puede, otros dirán, se debe, excluir a alguien de la función de padrino de Bautismo? Es lo que voy a intentar responder en este artículo.

Voy a intentar aclararlo desde un punto de vista que pienso dejará iban claro mi pensamiento y el estado de la cuestión. Si una pareja de homosexuales unida en matrimonio tiene hijos, por medio de un vientre de alquiler, ¿esos hijos estarán condenados a no poder ser bautizados nunca, porque sus padres son homosexuales? En este blog ya informé del Bautizo, con fiesta por todo lo grande, de dos niños mellizos, hijos de un matrimonio homo, ambos muchachos creyentes, uno de ellos incluso catequista, así como sus padres, los dos, padre y madre, y cómo lloraban algunos de los asistentes.
Me llamó la atención, sobre todo, uno, con pinta de ejecutivo, -después me enteré que era uno de los mejores médicos de Sevilla, no recuerdo en qué especialidad-, quien me mandó un e-mail, emocionado. Decía, entre otras cosas, la alegría que lo había inundado al ver la fiesta en una misa-bautizo, en “una parroquia de la diócesis de Rouco”, con todos cantando y participando, conscientes de lo que hacían, cuando unos años antes eran casi excomulgados por la Iglesia.
Pero por lo visto en San Eutropio de Paradas las cosas no han cambiado mucho. Ni mucho, ni poco, ni nada. Parece que el párroco, Francisco Javier, citaba el Catecismo de la Iglesia Católica, olvidando que un Catecismo, o documento que fuere, que enseña algo diferente al Evangelio, no hay por qué seguirlo. El Señor Jesús repitió hasta la saciedad, por lo que no hay ninguna duda de la importancia de la enseñanza, que sus discípulos no juzgarían a nadie, que procurarían quitar antes la viga de us ojo, es decir, que reconocerían que la tenían, antes de intentar retirar la mota del ojo del hermano.
Y quiero aprovechar la ocasión para recordar que somos muy laxos los curas admitiendo a cualquier persona para padrino, como si esta tarea fuese propia de parientes, o amigos, por el mero hecho de serlo. Cuando se trata de un compromiso sacramental importantísimo, al que solo se puede acceder, y ejecutar después, por criterios eclesiales, sacramentales, y de profunda fe. Y esto no se solventa solo exigiendo que los padrinos estén confirmados, si bien esto pueda ayudar a discernir la capacitación del candidato. Pero tratándose de creyentes, y de personas comprometidas con la comunidad, el hecho de la orientación sexual carece por completo, sin más, y a no ser que haya algún agravante o hecho especialmente escandaloso, de fuerza y entidad suficiente para apartar a un bautizado de esa función.

Ética de la paz, ¿un bien devaluado? Antonio Gil de Zúñiga

 



www.atrio.org
“Si quieres la paz, prepara la guerra” es el dicho romano que en latín suena de este modo, “si vis pacem, para bellum”. Esta máxima ha sido y es el eje cartesiano de la historia, tanto individual como colectiva; civil y religiosa; como si el “homo homini lupus” (el hombre es un lobo para el hombre) fuese irremediablemente inevitable. Pero habría que cambiarlo radicalmente por “si quieres la paz, prepara la paz”.

Francisco durante el vuelo de regreso a Roma. El Papa sobre el clima: «o se cambia ahora o nunca más. Estamos al borde de un suicidio»

 

Vatican Insider
Papa Francisco7Francisco durante el vuelo de regreso a Roma
«Si la humanidad no cambia seguirán las miserias, las tragedias, las guerras, los niños que mueren de hambre, la injusticia». Sobre el caso ‘vatileaks’: «fue un error el nombramiento de Vallejo y de la Chaouqui. Hacen bien los periodistas denunciando la corrupción. ¡Agradezco a Dios que ya no esté Lucrecia Borgia! Debemos continuar con los cardenales la obra de limpieza». El reconocimiento a la obra de Ratzinger. El fundamentalismo «existe en todas las religiones, pero no es religioso, es idólatra» ··· Ver noticia ···

El Papa pide en la mezquita de Bangui la paz entre cristianos y musulmanes

 


Papa Francisco7Francisco confía en que los líderes elegidos en los comicios de diciembre unan a la nación
El Papa clama por la paz en medio de la guerra de África
El papa Francisco ha visitado este lunes la mezquita central de Bangui para recordar a cristianos y musulmanes que son “hermanos” y pedirles que detengan la violencia en la República Centroafricana, inmersa en un conflicto étnico-religioso que ha costado la vida de miles de personas en los últimos dos años.
“Juntos digamos ‘no’ al odio, a la venganza, a la violencia, en particular a la que se comete en nombre de una religión o de Dios. Dios es paz, salam”, ha afirmado el pontífice tras mantener un encuentro con la comunidad musulmana en la mezquita. ··· Ver noticia

El capitalismo será derrotado por la Tierra Leonardo Boff


Leonardo Boff2Hay un hecho indiscutible y desolador: el capitalismo como modo de producción y su ideología política, el neoliberalismo, se han sedimentado globalmente de forma tan consistente que parecen hacer inviable cualquier alternativa real. De hecho, ha ocupado todos los espacios y alineado casi todos los países a sus intereses globales. Desde que la sociedad pasó a ser de mercado y todo se volvió oportunidad de ganancia, hasta las cosas más sagradas como los órganos humanos, el agua y la capacidad de polinización de las flores, los estados, en su mayoría, se ven obligados a gestionar la macroeconomía globalmente integrada y mucho menos a servir al bien común de su pueblo.

El socialismo democrático en su versión avanzada de eco-socialismo es una opción teórica importante, pero con poca base social mundial de implementación. La tesis de Rosa Luxemburgo en su libro Reforma o Revolución de que «la teoría del colapso capitalista está en el corazón del socialismo científico» no se ha hecho realidad. Y el socialismo se ha derrumbado.
La furia de la acumulación capitalista ha alcanzado los niveles más altos de su historia. Prácticamente el 1% de la población rica mundial controla cerca del 90% de toda la riqueza. 85 opulentos, según la seria ONG Oxfam Intermón, tenían en 2014 el mismo dinero que 3,5 mil millones de pobres en el mundo. El grado de irracionalidad y también de inhumanidad hablan por sí mismos. Vivimos tiempos de barbarie explícita.
Las crisis coyunturales del sistema ocurrían hasta ahora en las economías periféricas, pero a partir de la crisis de 2007/2008 la crisis explotó en el corazón de los países centrales, en Estados Unidos y Europa. Todo parece indicar que esta no es una crisis coyuntural, siempre superable, sino que esta vez se trata de una crisis sistémica, que pone fin a la capacidad de reproducción del capitalismo. Las salidas que encuentran los países que hegemonizan el proceso global son siempre de la misma naturaleza: más de lo mismo. O sea, continuar con la explotación ilimitada de bienes y servicios naturales, orientándose por una medida claramente material (y materialista) como es el PIB. Y ay de aquellos países cuyo PIB disminuye.
Este crecimiento empeora aún más el estado de la Tierra. El precio de los intentos de reproducción del sistema es lo que sus corifeos llaman «externalidades» (lo que no entra en la contabilidad de los negocios). Estas son principalmente dos: una injusticia social degradante con altos niveles de desempleo y creciente desigualdad; y una amenazadora injusticia ecológica con la degradación de ecosistemas completos, erosión de la biodiversidad (con la desaparición de entre 30-100 mil especies de seres vivos cada año, según datos del biólogo E. Wilson), el calentamiento global creciente, la escasez de agua potable y la insostenibilidad general del sistema-vida y del sistema-Tierra.
Estos dos aspectos están poniendo de rodillas al sistema capitalista. Si quisiese universalizar el bienestar que ofrece a los países ricos, necesitaríamos por lo menos tres Tierras iguales a la que tenemos, lo que evidentemente es imposible. El nivel de explotación de las «bondades de la naturaleza», como llaman los andinos a los bienes y servicios naturales, es tal que en septiembre de este año ocurrió «el día de la sobrecarga de la Tierra» (the Earth overshoot Day). En otras palabras, la Tierra ya no tiene la capacidad, por sí misma, para satisfacer las demandas humanas. Necesita año y medio para reemplazar lo que se le quita en un año. Se ha vuelto peligrosamente insostenible. O refrenamos la voracidad de acumulación de riqueza, para permitir que ella descanse y se rehaga, o debemos prepararnos para lo peor.
Como se trata de un super-Ente vivo (Gaia), limitado, con escasez de bienes y servicios y ahora enfermo, pero combinando siempre todos los factores que garantizan las bases físicas, químicas y ecológicas para la reproducción de la vida, este proceso de degradación desmesurada puede generar un colapso ecológico-social de proporciones dantescas.
La consecuencia sería que la Tierra derrotaría definitivamente al sistema del capital, incapaz de reproducirse con su cultura materialista de consumo ilimitado e individualista. Lo que no hemos conseguido históricamente por procesos alternativos (era el propósito del socialismo), lo conseguirían la naturaleza y la Tierra. Esta, en realidad, se libraría de una célula cancerígena que amenaza con metástasis en todo el organismo de Gaia.
Entre tanto, nuestra tarea está dentro del sistema, ampliando las brechas, explorando todas sus contradicciones para garantizar especialmente a los más humildes de la Tierra lo esencial para su subsistencia: alimentación, trabajo, vivienda, educación, servicios básicos y un poco de tiempo libre. Es lo que se está haciendo en Brasil y en muchos otros países. Del mal sacar el mínimo necesario para la continuidad de la vida y de la civilización.
Y, además, rezar y prepararse para lo peor.
*Leonardo Boff, articulista del JB online y escritor
Traducción de MJ Gavito Milano

El Adviento de la cumbre climática Joxe Arregi, teólogo



José Arregui1Este domingo inauguramos los cristianos el tiempo litúrgico llamado Adviento o “venida” que dura hasta la Navidad o “nacimiento”. Y, pura y feliz coincidencia, mañana se abre en París -en estado de máxima alerta por los recientes atentados- la XXI Cumbre sobre el Cambio Climático: 195 mandatarios se reúnen con el objetivo de marcar un punto de inflexión. La alerta es máxima. El Adviento urge.//Papa Francisco:Sería una catástrofe si en la Cumbre no hay acuerdos vinculantes

Es la Veintiuna Cumbre. ¿Pues qué han hecho en las veinte precedentes, desde aquella primera de Berlín en 1995? Casi nada, la verdad. ¿Que podía haber sido peor? De poco nos consuela sabiendo como sabemos que estamos tan mal y que es muy probable que vayamos a peor. Da miedo pensar que tampoco en esta Cumbre se dé el paso decisivo, que todo acabe en una declaración más de buenas intenciones sin compromisos vinculantes, como ya sucedió en la cumbre de Kioto de 1997 o en la de Copenhague de 2009, que los intereses particulares de algunos estados y de muchas empresas multinacionales acaben ganando de nuevo aunque todos perdamos. Da miedo pensar que seamos incapaces de ampliar nuestra mirada o de liberarnos de nuestros miedos, y que sigamos avanzando inconscientes a la aniquilación del planeta, al igual que de medida en medida de seguridad agravamos el terror global y la guerra sin fin. No lo pueden, no lo podemos permitir. Menos mal que está la sociedad civil movilizada, mucho más civilizada que quienes tan bien pagados la dirigen.
Algo hemos adelantado. Hace solo 20 años, las advertencias sobre el cambio climático eran cosa de ecologistas románticos y pseudocientíficos alarmistas. Hoy nadie discute que la Tierra se está calentando, que casi cada mes se baten récords de temperatura global, que hielos y nieves se derriten, que los mares se acidifican y suben de nivel, que el clima está haciendo estragos en forma de fríos y calores extremos, de lluvias y sequías extremas. Bien es verdad que el clima cambia sin cesar y que hay muchos factores que influyen en el cambio. Pero no sirve como excusa. Numerosos estudios científicos evidencian que la gravísima aceleración del cambio climático es provocada en buena parte por el ser humano, debido al uso industrial de combustibles fósiles. Somos nosotros los mayores responsables de la situación presente.
No lo hemos tomado en serio hasta que el agua nos ha llegado al cuello. Nunca mejor dicho, pues territorios donde viven 400 millones de personas, como el sur de Bangladesh, quedarán sumergidos por el mar. Los más pobres, como siempre, se llevarán la peor parte. Y entre los más pobres se cuentan no solamente los seres humanos, sino también innumerables seres vivientes de otras especies. ¿Quién ha dicho que somos los señores de la Creación, centro y culmen de la evolución de la vida, y que todos los seres, de las ballenas a las bacterias, están a nuestro servicio?
Somos responsables de parar esta carrera suicida y de eludir la catástrofe total. Ya está en marcha, pero aún podemos mitigar los daños. El Adviento de otro futuro para la vida está en nuestras manos, y sabemos cuál es la condición necesaria: que la temperatura del Tierra no suba más de 2 grado, o incluso 1,5 grados al final de este siglo. Pero las medidas presentadas a la Cumbre de París hacen prever que puede subir 3 grados e incluso 4. La llave está, como en casi todo, en la postura que adopten los EEUU. Y China, que aspira a disputarle la hegemonía. Y Rusia, la India y Brasil, empeñados en no ser menos que aquellos. Y Europa… ¿ existe Europa? ¿Sabe realmente lo que quiere o lo que debe? Por todas partes se impone la ley de la fuerza, la lógica de la economía de la ganancia, que mata más que todos los terroristas juntos. Nadie quiere perder y todos corremos al mismo abismo. Ya estamos cayendo.
Ya no basta el crecimiento sostenible. Se impone un decrecimiento sostenible. Y solo será posible si cambiamos la mirada y la sensibilidad, si nos sentimos hermanas y hermanos de todas las criaturas, si nos convertimos a una ecología integral, profunda.// Y si se apagan los odios y tantas guerras por avaricia y prepotencia. Solo entonces será Adviento de verdad. Advendrá un tiempo nuevo, y tendrán sentido las luces de nuestras calles y los regalos de Navidad.// De lo contrario será una Navidad falsificada, nos dice el Papa.