Necesitamos
salvación
En primer lugar en este día grande en
que se nos recuerda la venida del Espíritu, nuestra fuerza, nuestro
abogado, nuestro todo…Decir que el Espíritu no pertenece en exclusiva a las
religiones, sino que nos pertenece a todos, aunque cada uno lo recibe según sus necesidades…
Todo hemos de invocarle en
este mundo tan necesitado de salvación.
Nos hemos acostumbrado a vivir en
un mundo ensangrentado por la guerras y enfrentamientos en el que parece que no
sabemos resolver los conflictos sin acudir a las armas.
Espíritu
Santo, haznos constructores de Paz
En este capítulo de la paz, ¡Cuánto había que decir!
En una reunión de Padres
Provinciales de todas las órdenes religiosas de Euskadi, en Loyola, se les recomendó no invertir en algún Banco importante de este país, cuyo nombre omito por
prudencia, que colabora con acciones en la venta de armas en el Oriente Medio. Así no se construye ni
se colabora por la Paz
Ven Espíritu, Liberador de Dios.
Muchos hijos tuyos vivimos esclavos del dinero, atrapados por el
sistema, que nos impide caminar juntos por un mundo más humano. Un mundo donde
los poderosos son cada vez más ricos y los débiles cada vez más débiles.
Danos fuerza para trabajar juntos por un mundo más justo. Haznos más responsables y solidarios. No nos dejes
en manos del egoísmo.
Danos un
Espíritu renovador
Una parte importante de la sociedad está rota y fragmentada en el umbral
de la pobreza. Despierta en nosotros entrañas de comprensión que luchemos con generosidad.
Enséñanos a defender siempre a los últimos. No nos dejes vivir
con el corazón enfermo, conjugando siempre en “mi, me, conmigo”…
Ven Espíritu Consolador
Es una invitación a vivir en los hogares
el amor, la amistad y caminar
juntos con una vida digna, sin incertidumbres sin miedo y sin depresión. Es una invitación
también a vivir con un corazón grande y abierto a los
que nos necesitan y estar cerca de los que están solos…
Ven, Espíritu Bueno
Hay algunos que se alejan de Ti porque no te conocen o te conocen mal.
¡Cuánto miedo, cuánto temor porque nos enseñaron mal o no nos enseñaron bien el mensaje liberador
y fresco del Salvador! Y tu nombre se ha borrado de su diccionario y de sus
vidas y de sus conversaciones… y como apenas sales en los medios de
comunicación, pues... no existes.
Despierta en nosotros una
confianza como la de los más pequeños y
sencillos, pero no nos dejes huérfanos.
Ven, en fin, Espíritu Vivificador.
Todavía quedamos un grupo de seguidores, pequeños, pero peleones y
queremos dar la nota. ¡Qué fácil es destruir y qué difícil construir!
Estamos artos de un mundo cada
vez más inseguro y no lo vamos a consentir mientras te tengamos y te
sintamos bien cerca. No nos parece de
recibo ir creciendo en “el miedo” y en el “canguelo” y aunque parezca que se está apagando la Esperanza, algo queda. Y es
así mientras quede un hálito del Espíritu.
A mí me da, por último, me anima el nuevo Papa Francisco con sus nuevas
formas, su desenfado, su cercanía, como si al Espíritu se le dejara soplar de
nuevo, después de un largo periodo de encierro.
Que penetre en nosotros ese
Espíritu Nuevo, ese Corazón Nuevo que tanta falta nos hace o nos está haciendo.
Infunde en nosotros ese Espíritu Nuevo, ese nuevo aliento de aires
frescos y que te pedimos porque lo necesitamos:
Espíritu Santo, no nos dejes solos.