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ATALAYA

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jueves, 10 de noviembre de 2016

En Siria "hemos aprendido grandes valores a un precio muy alto"

- Por: Redacción


El misionero salesiano Alejandro León está en España estos días para llevar el testimonio de una Siria en guerra, de la mano de la Fundación Juan Soñador y la ONGD Jóvenes y Desarrollo.







Alejandro José León Mendoza es misionero salesiano en Damasco (Siria). A sus 37 años, lleva seis en este país de Oriente Medio inmerso en una cruenta guerra desde el año 2011. En estos días, está "de gira" por España de la mano de la Fundación Juan Soñador y la ONGD salesiana Jóvenes y Desarrollo. Quiere llevar el testimonio de la vida en medio de las bombas, marcada por la desolación pero también por la esperanza de todas las personas de bien que trabajan por la paz.

En una entrevista concedida a Onda Cero Oviedo, León Mendoza asegura haber vivido la guerra en Siria "con un sentido de impotencia por los niños y los jóvenes". Lamenta que se vuelven "expertos en misiles", cuando "deberían ser expertos en juegos".

"Tenemos una generación de niños adultos, en muchos aspectos negativos pero también, para ser honestos, en algunos aspectos positivos", matiza el misionero. Esta sensación se ha podido palpar en detalles como la mayor atención que prestan los adolescentes a sus padres o en cómo valoran la comida que les ofrecen los salesianos, cuando antes podían tener algunas quejas.

Por eso, León Mendoza insiste en buscar la lectura positiva de esta situación: "Voy a dar el testimonio de la violencia cotidiana, del día a día que viven estos niños y estos jóvenes, pero también de los grandes valores que a un precio muy alto hemos aprendido".

La fe ha desempeñado un papel fundamental en medio de la guerra. Recuerda el misionero durante la entrevista un domingo en el que unos cuarenta jóvenes se acercaron a misa en el Centro Don Bosco desde una zona alejada pese al riesgo que existía por la caída de misiles sobre la ciudad. Al acabar la misa, uno de ellos le sorprendió con su respuesta: "¿Quién eres tú para decirme que no puedo venir a misa?". Una auténtica lección de confianza en el Señor: "Cuántas veces nosotros tenemos la iglesia o el centro juvenil al lado, y estamos concentrados en nuestro teléfono, en el ordenador... y desaprovechamos la vida", explica.

En la actualidad, al Centro Don Bosco acuden unos 1.200 niños y jóvenes a lo largo de la semana, cuatro veces más que en la época previa a la guerra. No en vano, es conocido por estos muchachos como el Centro de Paz, "porque es el único lugar donde encuentran el sentido de la vida y se cargan de energía ante la situación tan difícil que tienen que afrontar día tras día".

Después de más de cinco años de conflicto en Siria, la guerra no parece tener una solución pacífica a la vista. Alejandro León es consciente de la sensibilización que existe entre la población de otros países del mundo, pero pone en duda la honestidad de los líderes que tienen intereses económicos y políticos en la zona: "Están jugando ajedrez con nosotros y en Siria somos peones que tontamente nos matamos los unos a los otros", sentencia.

Después de participar en la XIII Semana Solidaria de Mieres, Alejandro León Mendoza estará esta tarde, a partir de las 20:00 horas, en la Sala de los Reyes del Ayuntamiento de León para ofrecer la charla 'SOS Siria: Huyendo del Terror', organizada por la Fundación Juan Soñador y la ONGD Jóvenes y Desarrollo.

Perseverancia - 33º Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

CONFÍA

col salome

Si las nubes no te dejan ver el sol
confía en mí, el sol está ahí
si hay sequía y la sed apaga tu voz
confía y bebe de mí
CONFÍA EN MÍ, CONFÍA
CONFÍA EN MÍ, CONFÍA
PON TU MANO EN LA MÍA Y CONFÍA
CONFÍA EN MÍ
Si el camino se inclina y no puedes subir
confía en mí, te ayudaré a seguir
si un abismo profundo aparece ante ti
confía en mí, que estoy allí
CONFÍA EN MÍ, CONFÍA
CONFÍA EN MÍ, CONFÍA
PON TU MANO EN LA MÍA Y CONFÍA
CONFÍA EN MÍ
Si la alegría se instala en tu casa
confía en mí, te quiero feliz
si dudas porque la bondad se rechaza
confía en mi paz que te abraza
CONFÍA EN MÍ, CONFÍA
CONFÍA EN MÍ, CONFÍA
PON TU MANO EN LA MÍA Y CONFÍA
CONFÍA EN MÍ
CONFÍA EN MÍ, CONFÍA
CONFÍA EN MÍ, CONFÍA
PON TU MANO EN LA MÍA Y CONFÍA
CONFÍA EN MÍ

Salomé Arricibita

 
Para descargar la canción pinche el siguiente enlace: Confía.mp3 y dele al botón derecho del ratón y guardar como...

Papa Francisco: Misericordia con los Emigrantes

EL MILAGRO INESPERADO DEL PAPA EN LA CATEDRAL LUTERANA DE LUND

col carlos lopez

Cuando la mañana de ayer 31 de octubre de 2016 el Papa Francisco caminaba por la nave central de la Catedral de Lund, junto al Presidente de la Federación Luterana mundial, detrás de la Primera mujer que es Arzobispo de Upsala, los que contemplamos la imagen comenzamos a tomar conciencia del milagro.
La firma conjunta del documento “Del conflicto a la comunión” entre las Federación Luterana Mundial y la Iglesia Católica Romana, constituye uno de los logros más importantes del movimiento ecuménico en este naciente siglo, pero el contexto de conmemoración en el que se firmó no es menos importante.
La celebración constaba de dos partes, en dos lugares, con la firma de dos documentos diferentes. La primera en la Catedral de Lund la segunda en el estadio Malmö Arena. En la primera se firmaba un documento teológico, en la segunda un documento de colaboración práctica.
En la Catedral de Lund, todo está preparado y los invitados dentro, cuando sonaron las campanas y la puerta Este de la Catedral se abrió para que entrasen, en primer lugar los reyes de Suecia, después, un reducido grupo precedido de una cruz diseñada por un artista salvadoreño; las velas procesionales, indicaban que se trataba de un oficio de oración y precedían a los celebrantes principales: El obispo de Lund, la arzobispo de Upsala, el Obispo Católico Romano de Estocolmo el Cardenal Koch y el Papa.
La Catedral estaba llena de representantes de las iglesias y confesiones cristianas alrededor del mundo. De una parte, representantes de iglesias luteranas, anglicanas, ortodoxas y protestantes. De otra, un nutrido grupo de obispos y cardenales de varias partes del mundo que han venido para acompañar al Papa. La música estuvo básicamente a cargo del coro de niñas de la Catedral luterana de Estocolmo.
Las palabras del Papa fueron emocionantes para que todos los presentes, especialmente para mi, pues fueron dichas en castellano, seguramente la primera vez que se predicaba en la lengua de Cervantes en esta Catedral. Después, llego el momento de la firma del documents que católicos y luteranos se comprometen a partir de este momento; lo, que fue precedida de una lectura de los cinco compromisos a loa bendición final puso fin a la primera parte de la conmemoración.
Todos los invitados oficiales fuimos trasladados en autobús al estadio Malmö Arena a unos 28 km de Lund; allí había llegado ya el Papa y comenzó la segunda parte de la celebración. Se trataba de una celebración abierta a todo el pueblo de Suecia, aunque para entrar, había que pagar una suma de dinero que ha sido dedicada a programas sociales.
Un coro unido formado por más de mil voces, nos dio la bienvenida, después, cuatro reflexiones sobre los principales problemas que está enfrentando el mundo en los cuatro continentes que no están tan favorecidos como Europa. Dos nuevos discursos del Papa y del Secretario general de la Federación Luterana Mundial, Martin Junge, ambos en castellano y como respuesta lo que habíamos escuchado, fueron el momento álgido de la segunda celebración.
El acto se cerró con las palabras del Primer Ministro de Suecia Stefan Löven, un cristiano comprometido, que habló del problema de los refugiados en Europa y como responder desde los gobiernos. La segunda parte terminó con una cena para todos los representantes de la Iglesia.

Carlos López
Religión Digital

NO TENGÁIS PÁNICO. CONFIAR EN TIEMPOS REVUELTOS


col inma eibe


Lc 21,5-19
“Esto que contempláis, llegará un día que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”. “Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo…” Al leer estas palabras del evangelio de Lucas me vienen a la mente imágenes recientes de terremotos, guerras, inundaciones… Pienso en hermanas y hermanos nuestros perseguidos y en quienes están padeciendo las consecuencias de tantas catástrofes y me pregunto ¿cómo escucharan ellos estas palabras hoy?
En el año 2001 tuve la inmensa suerte de poder compartir un tiempo en El Salvador, después de los graves terremotos allí acontecidos. Recuerdo que, el viernes que tocaba el cántico de Habacude gacela y me hace caminar por las alturas”.c en Laudes, las palabras “en el terremoto, acuérdate de tu misericordia”, sonaban a mis oídos de un modo completamente nuevo, llenas de intensidad, haciéndome experimentar con más fuerza la certeza del autor del cántico: “El Señor soberano es mi fuerza, él me da piernas 
Seguramente nosotros ya no preguntaríamos a Jesús, como hicieron quienes le escuchaban: “Maestro, ¿cuándo va a ser esto?, porque sabemos que lo que describe el evangelio ya está sucediendo en alguna parte del mundo. Pero ¿qué es lo que Lucas nos está queriendo transmitir? ¿Por qué este texto?
Nos situamos en Jerusalén, en la última visita de Jesús antes de su pasión. Unos versículos antes, Lucas nos ha contado que, al acercarse a la ciudad, Jesús se echa a llorar. Su llanto, como sus palabras, es un llanto profético, un llanto que nace del amor y la compasión que siente hacia aquel lugar y sus gentes, hacia su pueblo. En aquella ciudad y en ese templo muchos creyentes habían depositado sus esperanzas, tanto que habían dejado de ponerlas en Dios mismo para aferrarse, idolátricamente, en espacios y piedras, en ideas o normas. Jesús, con sus palabras, desea despertar a quienes le escuchan para que se conviertan, para que se vuelvan por completo, para que vuelvan sus ojos y todo su ser de nuevo a Dios mismo.
No olvidemos también que el evangelio de Lucas fue escrito en una época cercana a un acontecimiento vivido en el año 70 d.C.: la destrucción del Templo de Jerusalén, algo que para los judíos de aquella época fue devastador pues este edificio había cobrado para ellos un sentido absolutamente referencial.
Lucas relativiza esa catástrofe incluyéndola dentro del devenir de la historia humana y lo hace con una mirada realista, pero creyente y confiada, segura de la presencia de Dios en todo.
Por ello, las palabras de Jesús invitan al consuelo y a la esperanza: “No tengáis pánico” “Yo os daré palabras y sabiduría” “Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”. A su llamada de atención para que pongamos nuestros sentidos en lo Absoluto y no en lo relativo; para que no nos quedemos en lo superficial sino que vayamos a lo profundo, acompaña una promesa de consuelo, de compañía; una invitación a confiar, a mantenernos en la certeza de que Dios está con nosotros, a perseverar.
Seguro que no puede ser igual escuchar esto cuando estamos contemplando la belleza de las piedras o cuando lo que hay a nuestro alrededor son ruinas… Pero justo ahí, donde todo está destruido, donde la violencia arrasa y el sufrimiento crece, donde la vida está totalmente amenazada… justamente ahí Dios acampa, Dios sufre, Dios consuela y sostiene.
Jesús, por tanto, desea despertar nuestra adormilada conciencia para que no pongamos nuestra esperanza en aquello que es pasajero. Pero, al mismo tiempo, nos invita a situarnos con responsabilidad, lucidez y creatividad ante las dificultades de la vida y los conflictos fruto de la miseria humana. “Perseverad”, nos dice. Manteneos en la convicción de mi presencia en medio de vosotros. Confiad. Pero no perdáis el sentido.

Libertad para el capital, crisis, desigualdad y pobreza para el resto


Juan Torres López, catedrático de economía aplicada

Juan Torres
Un estudio publicado el pasado mes de octubre por dos economistas del Fondo Monetario Internacional, (Davide Furceri y Prakash Loungani, The Distributional Effects of Capital Account Liberalization), ha demostrado que cuanto mayor es la libertad de movimientos del capital más elevada es la desigualdad.
Los autores reconocen en su trabajo algo que es muy típico de la economía ortodoxa: se da por hecho que la liberalización de los movimientos de capital es muy positiva porque genera crecimiento a largo plazo y mayor bienestar pero no se comprueba si eso es realmente así para toda la gente. Como dicen estos economistas, si esos efectos benéficos afectan por igual a todos los grupos de población “no ha sido objeto de mucho estudio”.
La conclusión a la que llegan en esta investigación es muy importante por venir de dos economistas nada sospechosos de radicalismo izquierdista y, sobre todo, porque se deriva de un estudio realizado para muchos países (149) y para un periodo de tiempo muy largo (1970-2010). ··· Ver noticia ···

Trump gana y será el próximo presidente de los EEUU: El imperio gira a la extrema derecha abiertamente xenófoba


Durante su discurso, el magnate que el próximo 20 de enero llegará a la Casa Blanca después de una “dura campaña” para la cual activó un discurso xenófobo, misógino, nacionalista y proteccionista que convenció al electorado estadounidense, llamó a “unir el país” y “cerrar las heridas de la división”. “Estamos cansados de cómo son las cosas”, dijo también y remarcó que “tenemos posibilidad de cambiarlas”.
Que la derecha gobierna desde el imperio no es novedad, que la violencia y el belicismo reinan en los Estados Unidos, tampoco. Pero… que un candidato tan políticamente incorrecto gane las elecciones de ese país, muestra a las claras la verdadera cara del régimen imperialista norteamericano. La “MAYOR DEMOCRACIA DEL MUNDO” ja! ··· Ver noticia ··

Creo en lo humano


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José M. Castillo, teólogo

Fuente: Teología sin censura

Hace siete años, publiqué un libro titulado La humanización de Dios (Trotta). Poco después publiqué La humanidad de Dios (Trotta). Y algunos meses más tarde, La humanidad de Jesús (Trotta). También he editado, en Desclée de Brouwer, La laicidad del Evangelio, que es una interpretación fundamental del cristianismo, no desde “lo sagrado”, sino desde “lo profano”, ya que, según los evangelios, Jesús mantuvo una relación de intimidad constante y familiar con el Padre-Dios, pero igualmente mantuvo una relación mortalmente conflictiva con el Templo y sus Sacerdotes. Lo que – de entrada – nos viene a decir que Jesús (y, por tanto, el Evangelio) se entienden en la medida en que se toma como punto de partida, no precisamente “lo divino”, sino exactamente “lo humano”. Es decir, para entender el Evangelio (y el Cristianismo), la “religiosidad” se tiene que entender y vivir de otra manera. Ni más ni menos, como la entendió y la vivió Jesús.
Se comprende, por todo esto, mi creciente interés, mi incontenible preocupación por le fe en lo humano. Y es que la gran paradoja, que aquí descubrimos, consiste en que la mayor dificultad, que arrastramos los mortales, no es la resistencia para creer en “lo divino”, sino la pertinaz dureza y el insistente rechazo para aceptar “lo humano”. Esto, ni más ni menos, es lo que explica por qué tanta gente, si se trata de gente muy religiosa, es ese tipo de persona a la que no le gusta hablar de Jesús, sino que prefiere hablar siempre de Cristo, de Jesucristo, del Señor o incluso de Nuestro Señor Jesucristo. Y es que Jesús es el nombre humano de aquel sencillo artesano galileo de la humilde aldea de Nazaret. Eso nada más. Mientras que Cristo es el título del Mesías Salvador. Un título que se solemniza cuando (además) de él se dice que es el Señor o incluso Nuestro Señor. Aquí, ya no hablamos de lo humano, sino de lo más solemnemente divino. Lo que tanto les gusta a los clérigos en sus sermones. Y no digamos, a los obispos en sus solemnes misas pontificales, cuando parece que los fieles están casi tocando lo divino con sus manos.
Todo esto viene a indicar que aquí nos enfrentamos a un problema muy serio. Voy derechamente al nudo del asunto. En principio, “lo humano” es lo limitado, mientras que “lo divino” es lo que no tiene límite alguno. Por eso los humanos nos sentimos amenazados por tantos miedos. Y por eso también los humanos recurrimos a lo divino como solución a nuestros miedos. De ahí que la tendencia a creer en “lo divino”, y a buscar en “lo divino” la solución a nuestros males, tiene en nosotros raíces más hondas que cualquier posible tendencia a poner nuestra fe y la solución a nuestras limitaciones en “lo humano”.
Pues bien, dado que somos así y así funcionamos en nuestra intimidad inconsciente, los cristianos nos vemos condicionados (sin darnos cuenta de lo que nos pasa) por un factor capital en el que posiblemente quizá nunca hemos pensado. El Dios de nuestra fe es “verdadero Dios” y es también “verdadero hombre”. Lo que quedó formulado en la Definición Dogmática del Concilio de Calcedonia (año 451): nuestro Dios, el Señor Jesucristo, es “Perfecto en la divinidad y perfecto en la humanidad” (DH 301). Pero ocurre que esto se ha de creer de manera que la fe en “lo divino” y en “lo humano” se ha de tener y se ha de vivir, no sólo en cuanto se refiere a la “otra vida”, sino igualmente en todo cuanto afecta también a “esta vida”.
¿Qué quiere decir esto en concreto? El cristianismo hay que vivirlo de manera, que se tiene que aceptar, creer y vivir en su totalidad. O sea, lo mismo para esta vida que para la otra vida. Lo mismo para la tierra que para el cielo. Y esto significa que quien se ve como cristiano, no puede creer en lo divino, sin o no cree en lo humano. Es decir, no puede respetar lo divino, si no respeta igualmente lo humano. Por eso, en la Iglesia, hay tantas cosas que nos indignan y que no podemos aceptar. ¿Por qué, en la Iglesia, se respeta más lo divino que lo humano? ¿Por qué se respeta más el templo que la calle? ¿Por qué se respeta más a ciertos hombres que a ciertas mujeres? ¿Por qué el Derecho Canónico les concede a los clérigos derechos y privilegios que no pueden tener los laicos?
El problema está – me parece a mí – en que, en la Iglesia, hay más Religión que Evangelio. En ella, está más presente y viva la Religión que el Evangelio de Jesús. La teología cristiana tiene que afrontar, de manera urgente, este asunto capital. ¿Por qué las Religiones son factores de tanta violencia precisamente contra seres humanos inocentes? ¿Por qué la Iglesia tiene hoy tan poca presencia en España para poner solución – o aliviar al menos – tantos problemas humanos, al tiempo que los obispos se cuidan esmeradamente de que los gobernantes no les toquen a los privilegios legales y económicos que disfruta la Iglesia?
Los cristianos creemos que, en Jesús (el Dios de los cristianos), “lo divino” y “lo humano” se fundieron de manera ya no se puede separar lo uno de lo otro. Jesús dijo: “El que a vosotros oye, a mí me oye… el que a vosotros desprecia, a mí me desprecia”. O también: “Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, estaba en la cárcel y fuisteis a visitarme, era extranjero y me acogisteis”. El que hace esto, es el que cree en “lo divino”. Aceptar el Cristianismo no es básicamente aceptar una Religión. Es aceptar un “proyecto de vida”, una forma de entender la vida, en la que lo central y decisivo, NO ES “LO RELIGIOSO”, SINO “LO HUMANO”.
Empecé diciendo: “Creo en lo humano”. Y termino afirmando humildemente y verdaderamente: “Intento creer en lo humano”.

33 Tiempo ordinario – C (Lucas 21,5-19)

PARA TIEMPOS DIFÍCILES

Los profundos cambios socioculturales que se están produciendo en nuestros días y la crisis religiosa que sacude las raíces del cristianismo en occidente, nos han de urgir más que nunca a buscar en Jesús la luz y la fuerza que necesitamos para leer y vivir estos tiempos de manera lúcida y responsable.
Llamada al realismo
En ningún momento augura Jesús a sus seguidores un camino fácil de éxito y gloria. Al contrario, les da a entender que su larga historia estará llena de dificultades y luchas. Es contrario al espíritu de Jesús cultivar el triunfalismo o alimentar la nostalgia de grandezas. Este camino que a nosotros nos parece extrañamente duro es el más acorde a una Iglesia fiel a su Señor.
No a la ingenuidad
En momentos de crisis, desconcierto y confusión no es extraño que se escuchen mensajes y revelaciones proponiendo caminos nuevos de salvación. Estas son las consignas de Jesús. En primer lugar, «que nadie os engañe»: no caer en la ingenuidad de dar crédito a mensajes ajenos al evangelio, ni fuera ni dentro de la Iglesia. Por tanto, «no vayáis tras ellos»: No seguir a quienes nos separan de Jesucristo, único fundamento y origen de nuestra fe.
Centrarnos en lo esencial
Cada generación cristiana tiene sus propios problemas, dificultades y búsquedas. No hemos de perder la calma, sino asumir nuestra propia responsabilidad. No se nos pide nada que esté por encima de nuestras fuerzas. Contamos con la ayuda del mismo Jesús: «Yo os daré palabras y sabiduría»… Incluso en un ambiente hostil de rechazo o desafecto, podemos practicar el evangelio y vivir con sensatez cristiana.
La hora del testimonio
JOSÉ ANTONIO PAGOLA

Los tiempos difíciles no han de ser tiempos para los lamentos, la nostalgia o el desaliento. No es la hora de la resignación, la pasividad o la dimisión. La idea de Jesús es otra: en tiempos difíciles «tendréis ocasión de dar testimonio». Es ahora precisamente cuando hemos de reavivar entre nosotros la llamada a ser testigos humildes pero convincentes de Jesús, de su mensaje y de su proyecto.
Paciencia
Esta es la exhortación de Jesús para momentos duros: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas». El término original puede ser traducido indistintamente como «paciencia» o «perseverancia». Entre los cristianos hablamos poco de la paciencia, pero la necesitamos más que nunca. Es el momento de cultivar un estilo de vida cristiana, paciente y tenaz, que nos ayude a responder a nuevas situaciones y retos sin perder la paz ni la lucidez.

Domingo 13 de noviembre de 2016, 33º del tiempo Ordinario


33 del tiempo ordinarioCDiego de Alcalá (1463), Francisca Cabrini, fundadora (1917)
Estamos ya en el final del año litúrgico, y por una lógica probablemente mal aplicada al distribuir los textos bíblicos a lo largo del año litúrgico, el tema de las lecturas de este domingo es también el del «final de los tiempos», el «final del mundo». De hecho, en el evangelio hay numerosos pasajes que aluden a este tema, los famosos textos «apocalípticos» (el género «apocalíptico» era muy del gusto de aquellos tiempos). ··· Ver noticia ··