FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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miércoles, 8 de mayo de 2013

Francisco a las monjas: "Sed madres y hermanas, no solteronas"

Denuncia a los "carreristas" en la Iglesia

"La pobreza teórica no sirve, la pobreza se aprende tocando la carne de Cristo pobre en los humildes"

El Papa Francisco ha advertido del "daño que ocasionan al pueblo de Dios los hombres y mujeres de la Iglesia que son 'carreristas', escaladores, que usan al pueblo, a la Iglesia, a los hermanos y a las hermanas --a quienes deberían servir-- como trampolín para los intereses propios y las ambiciones personales".
Así lo ha indicado este miércoles durante una audiencia en el Aula Pablo VI con más de 800 monjas que han participado en la Asamblea Plenaria de la Unión Internacional de las Superiores Generales (UISG) que se ha celebrado bajo el lema 'El servicio de la autoridad según el Evangelio'. A ellas se ha referido para pedirles que sean "madres" y "no solteronas".
El Papa Francisco ha agradecido a las religiosas "todo lo que hacen" y ha deseado que la vida consagrada sea siempre "una luz en el camino de la Iglesia". Así, ha recordado que "la vocación es siempre una iniciativa de Dios" y significa "centrar la existencia sobre Cristo y sobre su Evangelio, sobre la voluntad de Dios, dejando los propios proyectos para poder decir, como San Pablo: 'no soy yo que vivo, sino Cristo vive en mí'".
En esta línea, el Pontífice ha precisado que esta vocación lleva a "un camino de adoración del Señor y de servicio a Él en los hermanos y hermanas" en la obediencia, la pobreza y la castidad. Concretamente, ha destacado que "la obediencia es escuchar la voluntad de Dios, en las mociones interiores del Espíritu Santo" y, en este sentido, ha invitado a las religiosas a aceptar que "la obediencia pasa también a través de las mediaciones humanas".
Además, se ha referido a la pobreza como "superación de cada egoísmo en la lógica del Evangelio que enseña a confiar en la Providencia de Dios" y que se aprende "con los humildes, pobres, enfermos y todos aquellos que están en las periferias existenciales de la vida". De hecho, ha subrayado que "la pobreza teórica no sirve, la pobreza se aprende tocando la carne de Cristo pobre en los humildes, pobres, enfermos, niños".
Asimismo, ha hablado de la castidad "como carisma precioso que alarga la libertad del don a Dios y a los otros, con la ternura, misericordia, cercanía de Cristo" y ha pedido "por favor" que tengan "una castidad fecunda, una castidad que genera hijos espirituales en la Iglesia". "La consagrada es madre, debe ser madre y no solterona", ha reiterado.
Finalmente, el Papa se ha dirigido a sus "queridas hermanas" y les ha asegurado que las sigue con afecto, que reza por ellas. No obstante, les ha pedido que también recen por él, que saluden a sus comunidades de su parte, sobre todo a las enfermas y a las jóvenes y les ha animado ha seguir "con alegría" el Evangelio de Cristo. "Sed alegres porque es bello seguir a Jesús, es bello convertirse en icono viviente de la Virgen y de la Madre Iglesia jerárquica", ha subrayado. (RD/Ep)

Carta abierta al Papa Francisco del Foro de curas de Madrid

 Religión digital

"Sus gestos y palabras nos están sabiendo a Evangelio"

Piden "la rehabilitación de los muchos teólogos y teólogas católicos que han sido censurados"

(Foro de Curas de Madrid).- Estimado Papa Francisco: Somos un grupo de algo más de un centenar de sacerdotes, conocidos desde el 2007 como "Foro Curas de Madrid", que venimos animando, desde hace bastante tiempo, la fe y el seguimiento de Jesús en comunidades cristianas, parroquias de barrio, movimientos populares y sociales e instituciones académicas. Nuestra voz va cobrando cada día mayor relevancia pública a través de gestos y documentos que, inspirados en el Evangelio, intentan reflejar periódicamente nuestra toma de postura ante el difícil proceso social y eclesial que estamos atravesando.
Desde este contexto concreto y generalmente difícil en que desarrollamos nuestra actividad, nos gustaría compartir brevemente con usted algunas de las preocupaciones que nos produce la situación de la Iglesia tanto local como universal. Antes, sin embargo,queremos manifestarle nuestra alegría por su elección como sucesor de Pedro, vínculo de unión entre el mundo católico, y hacerle llegar nuestra felicitación cordial por haber asumido con humildad este servicio de tan alta responsabilidad.
Hemos de confesarle que muchas de las palabras y gestos que le hemos escuchado y visto hacer desde que asumió su nueva tarea pastoral nos están sabiendo a Evangelio. No es nuestro propósito hacer ahora un recuento de todo esto; la prensa mundial lo pone a diario de manifiesto, lo que es para nosotros motivo de satisfacción. Pero sí queremos decirle que, a nuestro entender, dejan traslucir su marcado interés por una forma de presencia cristiana en el mundo sencilla en las formas y firme en la opción por los pobres. Nos emociona este nuevo aire que, desde Roma, usted parece querer que se difunda por toda la Iglesia católica, aire en el que nosotros personalmente nos sentimos cómodos.
Pero en esta sencilla carta queremos, como hemos dicho antes, hablarle también de algunas de nuestras más importantes preocupaciones. Por lo que diremos a continuación, al igual que a los cristianos y cristianas del siglo XIII, nos preocupa grandemente la deriva que está siguiendo actualmente la Iglesia en el mundo en general y, muy en concreto, en nuestro país. Nos atrevemos a pensar que también a usted le sigue pareciendo que conserva su vigencia aquel mandato que, según San Buenaventura, recibió San Francisco de Asís directamente de Jesús: "Francisco, ve y restaura mi casa, mira que está en ruinas".
Nos consta que el espíritu franciscano ha venido modulando su vida desde hace tiempo, hasta el punto de haber querido que su nombre de papa sea el del santo pobre y de los pobres. A la vista de los indicadores que advierten también hoy de que nuestra Iglesia amenaza ruina, es indudable que seguirá oyendo esa imperiosa invitación de Jesús a restaurar su casa.
Entre los factores que, a nuestro juicio, están hoy llevándola a la ruina cabe señalar por su importancia aquellos que tienen que ver o son consecuencia directa del uso abusivo del poder, la pompa y el dinero entre sus más altas jerarquías, y esa terrible forma de corrupción moral que es la pederastia, en la que por desgracia ha caído un elevado número de miembros del clero. Conductas de este tipo son las que están haciendo que la imagen pública de la Iglesia, más que la de una institución que proclama una Buena Noticia para el mundo o una "tradición de sentido" que da razones para la esperanza, sea la de una secta cerrada y sospechosa, preocupada sobre todo por satisfacer sus propios y a veces turbios intereses.
¡Cómo nos gustaría, siguiendo la inspiración de sus primeros gestos, que en ella volviera a respirarse aquel aire fresco con el que soñaba el papa bueno, Juan XXIII!
No dudamos que usted ya dispone de un buen análisis de la situación y del programa de reformas que necesita esta Iglesia para volver a Jesús y ponerse a la altura de nuestro tiempo. Nos alegraría en gran manera coincidir con usted en las apuestas de ese programa, así como en la necesidad y urgencia de la reforma. A la luz de la imagen que ha venido reflejando desde su elección, nos hemos percatado de la importancia que tiene para usted la sección de Iglesia pobre y entre los pobres, frecuentemente silenciada por la jerarquía.
Muchos de nosotros estamos trabajando en los lugares donde se hace presente, ignorados por el sistema, pero cargados de valores humanos y evangélicos. Nos gustaría ver este sector de Iglesia colocado como piedra angular de su proyecto de renovación y poder decirle que, desde nuestros modestos lugares de trabajo, puede contar con nuestra complicidad, apoyo y colaboración.
Conocedores como somos de la gran diversidad de la Iglesia actual y de los muchos problemas que la afectan, pero con la experiencia que hemos ido acumulando en largos años de servicio desinteresado, nos proponemos expresarle con humildad lo que a nuestro juicio debería formar parte irrenunciable de un programa que buscase su transformación evangélica. No pretendemos sentar cátedra de nada, ni dar lecciones a nadie. Simplemente queremos hacer uso de esa "parresia" profética a la que usted nos invita, para expresarle por escrito lo que tantos grupos de católicos hemos venido repitiendo desde hace años, sin que haya tenido el menor apoyo y acogida por parte de la jerarquía.
En primer lugar, nosotros estamos experimentando a diario la "sensación de cansancio", de miedo al riesgo y la falta de vitalidad que está afectando muy seriamente a gran parte de la Iglesia, sobre todo a sus cuadros docentes y directivos y al pueblo cristiano en general.
Somos conscientes de que, sobre todo en las últimas décadas, la dirección de la Iglesia ha vivido más pegada a la doctrina -muchas veces ideología- que a la práctica, más pendiente de la ortodoxia que de la ortopraxis. Esto la ha llevado a colocar la ley antes y por encima del ser humano y a dar mayor importancia al Derecho Canónico que al mismo Evangelio. Por mantener férrea y acríticamente el dogma, se ha perdido el corazón. Y con el corazón se ha perdido la frescura y creatividad, la cercanía y la compasión.
En esta perspectiva nos parece urgente que nuestra Iglesia recupere la manifestación fresca y libre de la fe de la que ha sido privada durante las últimas décadas; el desarrollo normal y sin censura de las disciplinas del saber teológico, pastoral y litúrgico; la revitalización del diálogo intraeclesial, ecuménico, interreligioso e intercultural, vía necesaria para la consecución de la paz y de justicia en el mundo de hoy.
Desearíamos en este sentido poder celebrar cuanto antes la rehabilitación de los muchos teólogos y teólogas católicos que han sido censurados y castigados simplemente por practicar el noble ejercicio de pensar. ¡Cómo nos gustaría poder ayudarle a invertir esta práctica equivocada! ¡Que nunca más el pensar creativo pueda ser un delito en la Iglesia de Jesús! Necesitamos no solo el discurso imaginativo de nuestros poetas y artistas, de nuestros teólogos y escritores, sino también la creatividad y frescura de los pastores que, según su propia expresión, quieran "oler a oveja" sin peligro de ser arrojados fuera del redil.
En segundo lugar, consideramos que también debe afrontar la Iglesia como tarea urgente la de hacer que en su seno se articule real y eficazmente el estatuto de igualdad de todos sus miembros, tal y como se refleja en la Carta a los Gálatas, en la que leemos "ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. (3,28).
Es una contradicción que, siendo la común dignidad de todos los seres humanos parte esencial del mensaje que anunciamos, la articulación de dicha igualdad esté mucho más y mejor desarrollada en la sociedad civil que en el seno de nuestras comunidades. En este sentido nos parece urgente en concreto que nuestra Iglesia abandone de una vez el patriarcalismo y deje de ser una institución que tiene vetadas muchas de sus funciones a más de la mitad de sus miembros, es decir, a las mujeres, así como a una buena parte de los hombres, a los que niega el acceso al sacerdocio y lo que ello conlleva, bien porque hayan optado por el matrimonio o porque hayan hecho pública manifestación y ejercicio de su homosexualidad.
También nos parece urgente que la Iglesia abandone el carrerismo y la cooptación del poder y deje de ser esa institución en la que la opinión de la inmensa mayoría del pueblo que la forma no es tomada en cuenta a la hora de elegir a sus dirigentes, ni cuando se discuten y adoptan decisiones que van a afectarle directamente.
Respecto a nuestra presencia dentro de la sociedad de la que formamos parte nos parece urgente que la Iglesia, recuperando el espíritu del Vaticano II que se manifiesta en la constitución Gaudium et Spes, deje de presentarse ante el mundo como quien se considera depositaria de una sabiduría más alta y de una moral más profunda que la del resto de la humanidad, máxime cuando hay mucha sabiduría acumulada por la Modernidad de la que todavía no se ha hecho eco.
La experiencia e investigación científica están alumbrando cada día dimensiones de la realidad que generalmente se rechazan en la Iglesia por pereza mental o en nombre de una misteriosa revelación o tradición secular difíciles de argumentar. Necesitamos volver a mirar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo con ojos de complicidad y de colaboración en orden a abordar conjuntamente los grandes retos tanto de convivencia humana como del cuidado necesario del planeta tierra que tenemos urgentemente planteados.
No podemos seguir estando ajenos a los grandes problemas de justicia social y cósmica que afectan a la humanidad. En este sentido, nos ha resultado alentador escuchar de su boca que le gustaría "una Iglesia pobre y de los pobres". En nuestros barrios somos testigos a diario de las víctimas que está causando el neoliberalismo inhumano que hoy campa a sus anchas: con sus drásticos recortes de los servicios sociales, con las masas de parados, principalmente jóvenes y mujeres, con los desahucios que destrozan la vida de tantas familias, con los impuestos, injustamente aplicados, que están esquilmando las clases media y baja.
Y, ante tan desolador panorama, nos duele en el alma el escandaloso silencio que guarda la jerarquía de nuestro país sobre estos dramas que afectan gravemente a la ciudadanía, cuando se sigue mostrando incontinentemente locuaz en otros temas que importan menos a la gente. Necesitamos que nuestra Iglesia rompa con esa, al menos aparente, complicidad que mantiene con el poder político, renuncie a todos sus privilegios y recupere la libertad profética para defender, junto a otras muchas instituciones, que ya lo están haciendo, la dignidad y los derechos de los más pobres.

Cada época tiene, según la Biblia, su propio "kairós", su propio momento en el que a la humanidad se le ofrece la ocasión de dar un salto a mejor. ¿Será este, con su llegada, el kairós adecuado para la transformación evangélica de la Iglesia? Para esta tarea, estimado Papa Francisco, no lo dude, puede contar con nosotros.

Cómo nos venden la ropa Oscar Mateos

Ya van más 370 personas muertas y más de 1.000 heridos. Ese es el trágico balance de lo sucedido tras el hundimiento de un edificio cerca de Dacca en el que habían varios talleres textiles. Según varias fuentes, algunos de esos talleres podrían trabajar para marcas de ropa española como El Corte Inglés o Mango. Por el momento las autoridades bangladeshíes han detenido a algunos de los propietarios de los fábricas textiles, a la vez que buscan al empresario español David Mayor, director gerente de Phantom Tac, compañía propietaria de una de las fábricas.
No estamos ante un fenómeno nuevo. Como suele suceder, cuando se produce una tragedia de estas dimensiones salen a relucir historias que nos escandalizan y que pasaban más o menos desapercibidas hasta el momento para los grandes medios de comunicación. Pero lo cierto es que desde hace décadas sabemos que nuestra ropa se fabrica en condiciones de miseria y de explotación en países como Bangladesh, donde la mano de obra es extremadamente barata y las legislaciones laborales o medioambientales son enormemente laxas. De hecho, Inditex y otras grandes empresas de la moda han sido acusadas en numerosas ocasiones por organizaciones de los derechos humanos de abusar de esta mano de obra para después poder vender sus productos a precios “competitivos” en los países occidentales.
¿A qué se debe este fenómeno?
Esta es una dinámica propia de la globalización. La mayor movilidad del capital ha permitido que en las últimas décadas las grandes multinacionales deslocalizaran su producción a países en los que la mano de obra era muy barata. Esto ha supuesto que nos puedan vender ropa que ha implicado un largo proceso de elaboración por tan sólo unos pocos euros. Lo habitual es darle la vuelta a nuestros jerseys o camisas y comprobar cómo han sido fabricados en Bangladesh, Turquía o Marruecos. Pero lo cierto es que detrás de nuestra ropa se encuentra el sudor de personas que están siendo muchas veces cruelmente explotadas y maltratadas, a las que además se les niegan sus derechos laborales o sindicales más básicos. En muchas ocasiones se trata de niños y niñas. Esto no es nuevo, cabe recordar el escándalo hace unos años de la fabricación de pelotas o zapatillas de deporte Nike en países del sudeste asiático, o más recientemente, ha saltado con fuerza el debate sobre las minas del coltán y la fabricación de móviles. En definitiva, una perversa lógica del capitalismo actual, que vincula nuestro modo de vida a las dramáticas condiciones de vida de otras personas.
¿Qué hacemos?
Hay quien cuando aparece este debate suele argumentar o bien que “no hay nada que hacer ya que toda la ropa hoy está construida en países del Sur” o bien “que las empresas ya son conscientes de esta realidad y han mejorado sus condiciones laborales” gracias a la nueva conciencia que supuestamente ha impulsado la llamada “responsabilidad social corporativa”.
Pero lo cierto es que lo sucedido en Bangladesh sigue siendo un reflejo de la espalda del mundo, de aquello que no vemos (o no queremos ver) y de lo que seguimos formando directamente parte. Esto nos lo recuerda una campaña internacional como “Ropa limpia”. Esta campaña es una red internacional de ONGs, sindicatos y organizaciones de personas consumidoras. La CRL está presente en 14 países europeos y colabora con más de 250 organizaciones de trabajadores y trabajadoras de todo el mundo que trabajan activamente en colaboración con otros miembros de la coalición para conseguir, entre otras cosas, los siguientes objetivos: mejorar las condiciones laborales en la industria textil y de material deportivo; conseguir que las condiciones de trabajo sean equivalentes a las establecidas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) o empoderar a las personas trabajadoras de la industria de la confección. En nuestra casa, Setem es una de las organizaciones que la está liderando.
Junto a la denuncia y la demanda de condiciones laborales y de vida digna para los trabajadores está también el reto de reducir nuestro consumo. La industria de la moda ha sido altamente eficaz construyendo un mensaje que subraya la necesidad de renovar puntualmente nuestra ropa, alimentando así el consumismo inconsciente y exacerbado.
El momento actual de repolitización del debate social es idóneo para introducir no sólo debates sobre la necesidad de repensar nuestra democracia, sino también para repensar la globalización y sus “daños colaterales”. Una globalización que tiene ganadores y perdedores.

¿Es la comunión unión? José Cobos, catedrático

Enviado a la página web de Redes Cristianas
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Hace unas semanas apareció en la prensa una noticia referida al párroco de una localidad alicantina, Monforte del Cid, que se había negado a que una niña con discapacidad mental “severa” asistiera a la catequesis preparatoria de la Primera Comunión.
Ante las protestas de los vecinos, el obispo acudió en ayuda del párroco, aduciendo que aquella decisión no era una manía de éste, sino que respondía a la “normativa de la Iglesia”. Argumentaban ambos que la mencionada niña era incapaz, debido a su enfermedad, de captar el verdadero sentido del sacramento que deseaba recibir.
Pero, ¿alguien es capaz de entender el sentido de este sacramento? Si en él se produce la transustanciación del pan y del vino en el cuerpo y la sangre de Cristo, y tal transustanciación es uno de los principales misterios del cristianismo, y un misterio es, por definición, algo que no se puede comprender: ¿qué diferencia existe entre una niña con discapacidad mental severa y el más avisado de los doctores de la Iglesia? Frente al misterio, todos somos igual de ignorantes. Si no, no sería un misterio. Creo que ante el misterio expresado en la eucaristía, todos somos niños o niñas intelectualmente discapacitados. Desde este punto de vista, nadie debería recibir la ostia consagrada, pues nadie es capaz de captar el sentido de lo que tal acto supone.
Pero resulta que mi ignorancia sobre cuestiones teológicas es absoluta. Supongamos que es cierto que nadie puede entender el misterio de la transustanciación (precisamente porque es un misterio), pero que las personas mentalmente no incapacitadas pueden acercarse al mismo mediante el uso de, digamos, la vía analógica. Respecto al misterio de la Trinidad, recuerdo que de niños nos solían decir que imaginásemos tres velas que unen sus llamas en una sola. Pues bien, tal vez una persona docta sea capaz, aunque de esa forma analógica, de comprender algunos de los ingredientes que conforman el misterio de la transustanciación, y que la niña de Alicante no lo sea.
Es cierto que esa persona docta no acabará de entender nunca (pues su intelecto es finito) cómo el pan se transforma en la carne de Cristo, pero sabe al menos lo que es el pan, y quién es Cristo, y qué significa la aristotélica sustancia (frente a los meros “accidentes”), y qué quiere decir que algo se transforme en otra cosa, y sabe además que Jesús repartió entre sus discípulos el pan y el vino durante la Ultima Cena, y que dijo tales y tales palabras sobre ese pan y ese vino, y sobre su cuerpo y su sangre, etc, etc- ¿Quiere decir eso que mientras más sepas, más apto eres para recibir el sacramento de la eucaristía? ¿La comunión implica, pues, una suerte de esfuerzo intelectual, y no esa “pobreza de espíritu” de la que habló Jesús en el sermón de la montaña, y que tan bien podría estar representada por la niña de Monforte del Cid?
Que yo sepa, Cristo nunca enfatizó el intelecto por encima de otras cualidades. Se rodeó de pescadores, de artesanos, de gente sencilla, no de sabios. Curó tullidos y leprosos, se compadeció de prostitutas y ladrones arrepentidos. En la última cena, justo después de repartir el pan y el vino que eran su verdadero cuerpo y su verdadera sangre, lo que dijo fue que nos amásemos los unos a los otros, no que estudiásemos filosofía aristotélica.
Pienso que el amor no es incompatible con la deficiencia mental. Es más, he observado a lo largo de mi vida que las personas con deficiencia mental son las más necesitadas de amor, y también las que mejor y más intensamente saben expresarlo. Si la comunión significa unión, excluir a alguien de la comunión es aislarle, y privarle por tanto de ese amor que Jesús predicó. Es cierto que la niña de Monforte del Cid no entiende el sentido del sacramento de la eucaristía (¿y quién lo entiende?), pero estoy convencido de que tampoco entenderá nunca por qué se le priva de algo que al resto de sus compañeros y compañeras le es concedido.
Imaginemos que, por obra de un milagro, esta niña fuese transportada al cenáculo donde se celebró la última cena, mezclando su cuerpecito entre los fornidos cuerpos de los apóstoles. ¿Puede alguien imaginarse a Cristo, en el momento de repartir el pan y el vino, pasar por delante de ella y negarle lo que a los demás (incluido a Judas) les estaba regalando? Tal vez la “normativa de la Iglesia” de la que habla el obispo de Orihuela-Alicante deba ser afinada conforme al diapasón de ese “amaos los unos a los otros” que Jesús, en sus últimas horas, nos legó como su más preciado testimonio. Alguien en Monforte del Cid iba a alegrarse mucho de ello.

La ONU advierte de la crisis humanitaria a la que se enfrenta el «triángulo de la muerte» congoleño


Refugiados congoleños hacen cola para conseguir alimentos en Kisoro, al sur de Uganda / Reuters
Refugiados congoleños hacen cola para conseguir alimentos en Kisoro, al sur de Uganda / Reuters
El Programa Mundial de Alimentos ha advertido de la crítica situación humanitaria a la que se enfrenta el «triángulo de la muerte», el área comprendida entre las ciudades de Pweto, Mitwaba y Manono, en la República Democrática del Congo.
abc.es
Desde abril, al menos 200.000 personas han huido de sus hogares ante los constantes ataques de combatientes Mai Mai, aseguró Elisabeth Byrs, portavoz de la organización.
En la actualidad, la provincia de Katanga cuenta con cerca de 354.000 desplazados internos, en comparación de los 55.400 de comienzos del pasado año.
“Katanga es un polvorín y puede pasar cualquier cosa”, reconocía recientemente Claudel Andre Lubaya, quien encabeza la comisión parlamentaria de seguridad y defensa.
Las palabras del diputado se producían solo unos días después de que al menos 20 personas perdieran la vida en el asedio protagonizado por rebeldes Mai Mai sobre la localidad de Lubumbashi, capital provincial.
De igual modo, Lubaya advertía de que la actual crisis humanitaria al sureste del Congo, amenazaba con provocar una salida en masa de inversores extranjeros.
Tras décadas de conflicto, la industria minera del cobre de la provincia de Katanga había experimentado en los últimos cuatro años una segunda juventud, alcanzando una producción de hasta 600.000 toneladas el pasado ejercicio (3,4% de la explotación mundial).
Desnutrición aguda

Sin embargo, su influencia sobre la población local era ciertamente relativa: mientras que siete territorios en Katanga cuentan con tasas de desnutrición aguda por encima del nivel de 10%, cerca del 42% de las familias residentes en la zona se enfrentan a una situación de grave inseguridad alimentaria.
¿Entre las principales causas? La falta de infraestructuras, la baja productividad agrícola y los enfrentamientos en las provincias vecinas de Kivu Norte y Sur. Dos regiones donde Naciones Unidas tiene previsto el envío de un destacamento –compuesto por cerca de 2.500 soldados- para «neutralizar» a los rebeldes.

El cardenal Sistach, partidario de "un pacto de Estado" contra el paro


 

Anima a la gente a "ir a ver a los ministros para decirles lo que piensan"

"En la posguerra se sufrió hambre y no se debe volver a un momento como ése"

 El cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, ha instado a los ciudadanos a «ir a ver a los ministros para decirles lo que piensan» porque, a su juicio, no existe actualmente suficiente relación entre la sociedad y los políticos, algo que ha pedido invertir. «Nos conviene que los políticos mantengan su prestigio porque los necesitamos para garantizar el bien común», ha asegurado Sistach, que ha reiterado que los representantes de los ciudadanos deben acercarse a la sociedad y atender sus preocupaciones en un momento de tanta sensibilidad como el actual.
En una entrevista concedida a Ràdio4, Sistach ha reclamado también un «pacto de Estado» contra el paro entre todos los partidos, sindicatos y patronales. El cardenal arzobispo de Barcelona ha recordado que esta demanda ya la hizo cuando el desempleo alcanzó los cuatro millones de españoles, dos menos que actualmente, y que esta petición, «que no acabará con el desempleo, pero sí con la desafección ciudadana», también la han hecho numerosas personalidades, entre ellas el Rey Don Juan Carlos.
«Se deben tomar medidas extraordinarias cuanto antes y renunciar a los intereses de grupo para buscar un interés común», ha dicho Sistach, quien, a su vez, ha pedido a todos los agentes económicos y sociales que «intenten acercar posiciones o al menos den la sensación a la ciudadanía de que lo intentan».
El cardenal arzobispo de Barcelona también ha confesado sentirse «asustado» por el recorte de 1.108 millones en dependencia impulsado por el Gobierno, y ha recordado que los dependientes son uno de los colectivos más vulnerables de la sociedad. «Esta medida afecta a familias con muchas dificultades y castigadas por la falta de empleo», ha dicho el cardenal arzobispo, que ha admitido un retroceso del bienestar social en los últimos años.
Sictach ha dicho que «en la posguerra se sufrió hambre y no se debe volver a un momento como ese», y ha pedido a la sociedad que se implique en la lucha contra la exclusión y la pobreza, informa Ep. Además, ha apostado por que haya una «clara diferencia» entre el Estado y la Iglesia, y ha pedido que sea la ciudadanía la que decida de qué modo quiere construir la sociedad, sin interferencias eclesiásticas. (RD/Agencias)