FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA
SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA
ESTAMOS EN LARREA,4 - 48901 BARAKALDO

BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA

jueves, 13 de octubre de 2022

IRÁN: CUANDO LAS INFRAHUMANAS PONEN EN JAQUE A LOS MISMÍSIMOS ENVIADOS DE DIOS

ATRIO

col nazarin

 

Surgió entre titulares hace unos días. Pero parecía una noticia más sobre víctimas del fundamentalismo islámico. Hoy parece que la muerte de Masha detenida por la policía de Teherán por no llevar correctamente el velo ha sido el chispazo de una revolución que puede ser más trascendental en la historia que la guerra de Ucrania. En otros medios se pueden ver más noticias e imágenes. Aquí queremos ofrecer textos que, aunque largos, informen de las raíces profundas de los hechos y nos abran a un conocimiento mejor de los mismos. Hoy ofrecemos un amplio análisis, discutible pero informado, de Nazarin Armanian, escritora y politóloga iraní exiliada en España desde 1983. Reproducimos su artículo publicado ayer en Publico.es. AD

“La diferencia de tamaño, vitalidad, voz, desarrollo, calidad muscular y fuerza física entre un hombre y una mujer demuestran que los hombres son más fuertes y más capaces en todos los campos”. Así justificó el expresidente del régimen Islámico (RI) Hashemi Rafsenyani la inclusión de las mujeres iraníes en las leyes de su teocracia en la categoría de Untermenschen (subhumanos), término que los nazis empleaban para los seres humanos considerados inferiores y carentes de derechos de humanos, o sea ellos.

El velo es una señal exterior y visible de este estatus, al igual que la insignia amarilla pegada a la vestimenta de los judíos y la azul a la de los cristianos durante el califato árabe de Omar II (682-720). No se trata de ocultar el pelo de la mujer, para ello podrían ponerse un gorro. Sin embargo, al ser esta prenda utilizada por los hombres, -seres de pleno derecho-, romperían el orden social, crearían confusión y terminaría con la pérdida del control social por parte de los poderosos. Por esto el judaísmo y el islam prohíben el travestismo.

Y aunque Mahsa Amini, cumplía con el sistema de marcación social establecido, su belleza llamó la atención de los talibanes de la patrulla Ershad. «Orientar hacia el buen camino» que vigila el velo de las mujeres para mantenerlas a raya empleando la pedagogía del terror: en plena calle fue separada de su familia, de origen kurdo y de visita turística en Teherán, y trasladada a la comisaría para recibir la dosis de la lección islámica que hemos recibido millones de mujeres iraníes: humillaciones, bofetadas y más que probables abusos sexuales. La resistencia de la joven les hizo perder el control: dos días después falleció en el hospital, encendiendo la mecha de un hartazgo y odio acumulado de toda una nación durante 43 años hacia el régimen clerical y su guardia pretoriana.

Decía Marx que los cambios cuantitativos evolucionan, forzando transformaciones cualitativas. Y es justamente lo que está sucediendo, aunque los mulá, enemigos de la ciencia, no salen de su asombro: ¿Por qué protesta esta gente, si siempre hemos torturado, violado y matado?

Ya han matado a al menos a 17 personas, y hay decenas de heridos y cientos de arrestados. La masacre esperada no ha sucedido todavía (en las protestas por la subida del precio de gasolina hubo cerca de 600 muertes), porque Ebrahim Raisi, el actual presidente del RI, se encontraba en EEUU asistiendo a la Asamblea General de la ONU, y no quería críticas también por sus anfitriones.

Los rasgos de la nueva rebelión popular

– No solo la participación, sino también el liderazgo absoluto de las mujeres (apoyadas por los hombres) en las protestas recuerdan el primer desafío de los iraníes al jomeinismo: fue el 8 de marzo de 1979, cuando unas 200.000 mujeres (y muchos hombres) ocuparon las calles de Teherán en protesta por la orden de Jomeini para forzar a las iraníes a llevar el velo bajo durísimos castigos. Meses antes, en su entrevista con Oriana Fallaci en Paris, el caudillo del RI, que jugaba el papel de un teólogo de liberación, había dicho: “No habrá obligatoriedad en el velo” y “hasta los comunistas podrán estar libres en el futuro Estado Islámico“, poco después fueron ejecutados miles de ellos. Luego desató a sus matones en las calles, equipados de cadenas de acero, ácido y barras de hierro para golpear a las mujeres mientras gritaban: “Ya rusari, ya tusari (el velo o la paliza)”.

– Por primera vez, “la cosa de las mujeres”, si existe, y su demanda para recuperar el control sobre sus propios cuerpos, se ha convertido en el centro de las reivindicaciones de todos los sectores sociales.

– Las mujeres arrancan, de forma colectiva, sus velos delante de las fuerzas de opresión del RI, algo que sucedía, pero de forma individual y anecdótica.

– La sólo lucha por la “liberalización del velo” no explicaría la dimensión del actual estallido social: desde hace un año, las huelgas y manifestaciones de la clase obrera, las clases medias, los yayoflautas, estudiantes universitarios, intelectuales, ecologistas, las minorías étnicas y las minorías religiosas (como la limpieza religiosa contra los bahaíes), han sido imparables, y eso a pesar de estar prohibidas en este “Reino de Dios”. La causa de Mahsa ha conseguido unificar las protestas aisladas y sectoriales. Y esto es lo que le separa de las protestas del 2019, que fue por una cuestión puntual y que afectaba a solo un sector.

– Ahora, las manifestantes ya no piden reformas, sino que apuntan directamente a un capitalismo totalitario religioso, despiadado (de cortar las manos de los robagallinas mientras sólo en la petroquímica de Isfahán, ha estafado al Estado al menos 19 millones de euros; a una casta mafiosa que utiliza la supraestructura de corte medieval aterrorizando a la población para saquear uno de los países más ricos del planeta, llevando a la extrema pobreza a cerca del 70% del país, según los datos oficiales. La lucha por los derechos civiles, en el marco del RI, ha fracasado, y el pueblo va hacia el derrocamiento del régimen islámico, al que dio demasiadas oportunidades.

– Las mujeres han ido cambiando sus formas de protesta poniendo a prueba la reacción del RI. Con ‘los miércoles blancos’ -señal de la lucha pacífica- y negarse a que el RI determine hasta el color de esta prenda, que debía ser oscura: negra, marrón, gris y azul marino; luego pasaron al movimiento individual de “Las chicas de la calle de la Revolución“, arrancarse el velo y agitarlo en un palo por las calles céntricas del país.

– Que la mayoría de estas mujeres hayan nacido en la teocracia islámica demuestra que ni los 75 latigazos establecidos por la Sharia a las rebeldes, ni la cárcel, la tortura y la violación, ni la propaganda de 43 años sobre las “bondades del velo” han servido para someter a las mujeres de Irán con un siglo de lucha feminista a sus espaldas.

– Ante la posibilidad de que el RI provocase una guerra civil, aplastando, una vez más, a los kurdos, la consigna de “¡Kurdistán, eres la luz de Irán!”, se está escuchando por todo el país, advirtiendo al régimen.

– La preocupación por la caída del RI es tal que la propia prensa gubernamental pide el desmantelamiento de la patrulla Ershad. Quizás demasiado tarde.

¡Es fascismo, no fundamentalismo!

La revolución antiimperialista, antimonárquica y democrática de Irán, sucedida en la frontera de la URSS en 1978, había sido abortada por el pacto firmado entre los G4 (EEUU, Francia, Reino Unido y Alemania) y la extrema derecha anticomunista chiita, en la isla centroamericana de Guadalupe. El mismo año, en otros dos países vecinos de la URSS, Afganistán y Polonia, la extrema derecha patrocinada por EEUU asalto sus estados socialistas.

Un Jomeini desconocido para los iraníes, fue llevado de Irak a Francia ¡país de la OTAN!, y después de tres meses de una brutal publicidad para convertirle en “líder”, fue trasladado a Teherán en un Air France y escoltado por los cazas franceses, para instalar lo que (si no me equivoco), el primer régimen de corte fascista después de la Segunda Guerra Mundial, pero con un toque especial: el terror lo gestionaban los tribunales de inquisición. De hecho, Ebrahim Raisi, fue un juez que firmó la ejecución de miles de presos y presas políticos, principalmente de izquierda. De allí, la lógica de la alianza entre los muyahedines del Pueblo de Irán con el vox español.

Conozcamos un totalitarismo religioso

– Para empezar, prohibió a todos los partidos políticos, sindicatos, organizaciones feministas, estudiantiles, intelectuales, etc. y las libertades políticas y sociales, arrebatando al pueblo la única herramienta con la que podrían luchar: la organización. Con esta medida, además, el RI eliminó a los “intermediarios” entre el pueblo y el poder: haciendo que el choque entre ambos fuese directo. Así consiguieron medir la barba de los hombres y el color de las uñas de las adolescentes.

– Imponer el velo fue la segunda medida de Jomeini tras tomar el poder, y la primera tampoco fue repartir los beneficios del petróleo, sino abolir la Ley de Familia, bajando la edad nupcial de 18 a 8 años para las chicas, legalizando la pedofilia, y arrebatar todos los derechos conquistados por las mujeres en un siglo: aborto, divorcio, libertad de movimiento, de matrimonio, de homosexualidad, etc. Al imponer la uniformidad, eliminaba las singularidades entre los “ciudadanos”, para convertirlos en una “masa” a la que se pueda dar la forma que desea el poder.  Despolitizar el velo, y presentarlo como algo “auténtico y anticolonial” sólo pudo engañar a los occidentales poco doctos que lo apoyan y rompen la solidaridad internacional feminista. Esta prenda es la bandera de la extrema derecha islámica.

– Al ser profundamente misóginos, glorifican a la mujer sumisa, depositaria de los valores de la “comunidad”, mientras consideran al feminismo y el derecho a la igualdad una aberración antinatural. Los “valores islámicos para la mujer”, o sea, convertirle en un mero objeto sexual es el principal motivo de convertir a Irán “islámico” en el principal país del mundo en las cirugías estéticas.

– La división de la sociedad entre los hombres y las mujeres, que no los ricos y los pobres, y aplicar el apartheid contra la mujer ha sido una táctica política, dentro de “divide y vencerás”: luego fueron a por los hombres, el número de los pelos de su barba, sus pantalones cortos, etc.

– La Constitución del Estado totalitario masculino regentado por el Führer reserva el puesto del liderazgo solo para los hombres.

– El Estado centralista pisa los más elementales derechos de las al menos doce minorías étnicas, que en Irán componen la mayoría de la población. Por la mala suerte del RI y para más inri, Mahsa era kurda, de la región más reprimida, pero más combativa (principal feudo de la izquierda) y más militarizada del país. Le costará al régimen volver a ahogarla, siendo Kurdistán una de las tres provincias iraníes capaces de derrocar a un régimen: los otros dos son Teherán y Azerbaiyán.

– Al resucitar mitos antiguos, e incluso inventarlos, los misóginos se visten de feminismo islámico y afirman que Arabia (Saudí), que el único país del planeta donde hoy las mujeres ni pueden votar fue hace catorce siglos la cuna de la liberación de la mujer, sin ruborizarse.

– Usa la represión sexual como método de manipulación y de control social, por lo que prohíbe las relaciones fuera del matrimonio, entre personas del mismo sexo, el adulterio, la fornicación, etc. creando personas psicológicamente desequilibradas, disparando la cifra de violaciones e incluso en su forma del incesto.

– Aplica el llamado “fascismo social”: las mujeres no podrán contraer matrimonio con un hombre fuera del grupo, hecho llamado por los nazis «ley de bronce»: porque reduce la calidad biológica de los descendientes, mientras, el RI sí que permite a los hombres casarse y tener hijos con mujeres de otras religiones semíticas, porque los vástagos deben practicar la religión del padre.

– La militarización de la sociedad, a través de la creación de decenas de cuerpos  armados, contratando a los desclasados y el lumpenproletariado (como los talibanes), para el control social: han sido instalados en los barrios (con sede en las mezquitas), hospitales, colegios, universidades, fábricas, playas, empresas, etc. Los Basiy (reclutas) son de la viva imagen de los escuadristas, los Camicie Nere italianos, montados en las patrullas de la moral tienen la misión de aterrorizar a los ciudadanos convertidos en súbdito y rebaño, al igual que colgar a los seres humanos de las grúas en las plazas céntricas, que recuerdan a las hogueras de la Inquisición.

– Una de las diferencias entre una dictadura y un fascismo es que, mientras la primera se apoya en una pequeña élite, el segundo cuenta con una base social, a veces parte de la clase obrera. El RI ha ido perdiendo esta base (ya ni paga como antes a los heridos de la guerra de Irak, que se manifiestan en sus sillas de rueda por una pensión digna), y ahora es una mediocre dictadura aislada a nivel nacional e internacional.

– Al igual que es profundamente anticomunista, por su rechazo hacia un sistema igualitario, se opone, no al imperialismo (pues mantiene magníficas relaciones con Francia o Alemania), sino a las libertades conquistadas por los ciudadanos en Occidente: que Hitler atacase Inglaterra o Francia no le convertía en una potencia “anticolonial”.

– Discursos populistas para estafar a las masas: Hitler llamó a su partido  “socialista” y “obrero”, cuando en su programa mostraba que era un capitalista absolutista. El fascismo religioso también ha robado los términos utilizados por la izquierda como el “imperialismo”.

– Promover el pensamiento único y homogéneo. Pensar y tener ideas distintas conduce al paredón.

– Recurrir a las emociones y la fe, que no a la razón.

– Expansionismo militar, con el único fin de acceder a los recursos ajenos y nuevos mercados, y financiar grupos reaccionarios medievales: ¿O no está peor hoy la situación de los palestinos, por ejemplo, que hace 45 años? Los iraníes están en contra de las injerencias del RI en los países de la región, derrochando miles de millones de euros en sobornar a jeques y ayatolás en detrimento de los partidos progresistas, para que protegieran al RI, que no a los iraníes. Ningún estado extranjero ha matado a tantos conciudadanos iraníes como los que ocupan hoy el poder en Teherán.

Las revoluciones suceden cuando los de “arriba” no puedan gobernar como antes, y los de “abajo” ya no quieran ser gobernados como antes. El proceso del fin del RI se acelera, y en ello pueden influir:  a) La muerte del caudillo Ali Jamenei, de 82 años y b) el inevitable empeoramiento de la situación de Irán, principalmente, debido a la incompetencia de un clérigo que pretende gestionar un país del siglo XXI con las recetas del siglo del nacimiento del islam en Arabia

Para las potencias mundiales, esta crisis, si continúa, será un problema aun mayor que la guerra de Ucrania, que de todas formas está bajo su control.

Las grandes protestas sociales suelen suceder en varias ocasiones, pero los regímenes caen solo una vez. Empieza la cuenta atrás.

 

Nazarin Armanian

Redacción de Atrio

MARGINACIÓN DE LAS MUJERES EN LA IGLESIA: UN ERROR HISTÓRICO


col faustino

 

Hemos visto estos días el comportamiento procaz, tabernario y soez de unos universitarios en Madrid. Serán pocos, pero parece imposible que una sociedad occidental del siglo 21 genere elementos tan espurios. (*)

La iglesia nunca tomó en serio a las mujeres, a pesar de ser siempre mayoría en ella. Al excluir a las mujeres de los mismos cargos y funciones que ostentan los hombres en la Iglesia, estamos apoyando modelos de patriarcado y de machismo también en la sociedad. La iglesia debería ser la primera en tener en todas sus estructuras eclesiales el 50 % de mujeres, en paridad con los hombres. Que hagan unas lecturas o impartan la comunión es una insignificancia. Mucho hablar de la dignidad de la mujer, e incluso nombrar a una religiosa, Raffaela Petrini secretaria general del Gobierno del Estado de la Ciudad de Vaticano, pero de admitirla a los ministerios ordenados, nada de nada. De no dar pasos en esta dirección, el patriarcado seguirá en pleno vigor en la Iglesia, y los altos cargos vaticanos seguirán en manos de hombres ordenados, considerándose en la práctica siempre superiores a las mujeres.

El evangelio de hoy habla de 10 leprosos curados por Jesús, que socialmente eran marginados como pecadores, manchados, aislados, recluidos en cuevas: en la Iglesia hemos tomado siempre a las mujeres, por lo menos, como menos dignas, como impuras, casi como leprosas, como manchadas. Incluso hubo un tiempo que les pedíamos ir al templo a purificarse después de dar a luz, igual que la religión judía se lo exigía a los leprosos.

Afortunadamente ya hay mujeres que van tomando nota de sus derechos y dignidad en la Iglesia, y por lo menos el Consejo de Mujeres Católicas, que reúne a más de 60 organizaciones de mujeres, entregó estos días al Vaticano el informe de conclusiones del Sínodo de Mujeres. En el documento exigen al Vaticano “desenmascarar las ideologías y teologías que justifican erróneamente el sexismo, el racismo, el clasismo y todas las formas de opresión o dominación”, así como lograr que la estructura vaticana reconozca “los vínculos entre el colonialismo, el patriarcado y las estructuras de la Iglesia de hoy, y trabajar para desmantelarlas, para que todos puedan participar con igualdad y alegría en la vida de la Iglesia”.

En un documento de 18 páginas las mujeres católicas denuncian “el abuso de poder, el clericalismo, el sexismo y el miedo” que sufren en el interior de la Iglesia, el Machismo que “conduce a la violencia de género y al abuso”.

“A pesar de nuestras diferencias, la plena participación de las mujeres en la Iglesia institucional y en la vida sacramental es el único signo efectivo de que los líderes de ella están comprometidos a construir verdaderamente una Iglesia sinodal. Nos sentimos frustradas por la falta de acceso a las instituciones pero, también y sobre todo, por la “cultura de la supremacía masculina” que, en multitud de ocasiones, conduce a “la violencia de género y al abuso sexual y espiritual en la sociedad y en la Iglesia”.

El objetivo es “renovar las estructuras de la Iglesia y las leyes canónicas” para “proteger los derechos de todos los miembros de la Iglesia, independientemente de su género o identidad sexual, y no sólo los derechos de los sacerdotes y obispos”. Por ello, insisten, es urgente “erradicar el clericalismo” y aplicar la “tolerancia cero de cualquier forma de abuso”.

Es necesario “crear una estructura y un entorno que permita a la Iglesia convertirse en un líder mundial en la defensa y el modelado de los derechos humanos integrales, en particular aquellos que protegen a las mujeres contra la violencia, el extremismo y los límites a su libertad” y “permitir la plena participación en la vida y el ministerio de la Iglesia de todos aquellos que se identifican como LGBTQI+”. (Fuente: Noticias Obreras).

NOTA.-Respondiendo a la llamada el Hermano Francisco hemos enviado al Vaticano 15 proposiciones para el Sínodo de la Sinodalidad Universal. Estas son las dos primeras proposiciones que hemos enviado, muy relacionadas con el tema arriba tratado:

PRIMERA: En la Iglesia se ha ido consolidando, especialmente después del concilio de Trento, un modelo de funcionamiento que adoptó el camino del absolutismo monárquico. Y ese modelo de gobierno, a pesar del giro eclesiológico del Vaticano II, sigue vigente hasta hoy, en la práctica y en el Derecho Canónico.

La Iglesia no puede posponer por más tiempo la reforma sobre su modelo de gobierno. El actual representa una concepción excluyente del poder, reservada en exclusiva a varones, célibes y ordenados; un poder que resulta extremadamente vertical, piramidal, centralista, elitista y gerontocrático. Urge un modelo más abierto, transparente, corresponsable e incluyente de gobierno de la Iglesia.

El poder hay que definirlo y regularlo al servicio de la Comunidad. No vale un gobierno para el pueblo pero sin el pueblo. Una cosa es la constitución dogmática de la Iglesia, en cuanto que el poder sacramental no lo recibe del pueblo mediante una elección democrática sin más. Pero otra cosa es la constitución pastoral de la Iglesia, la cual no puede ser entendida sin el pueblo. Por ejemplo, la ordenación sacramental para consagrar la Eucaristía no procede del pueblo, pero sí puede y debe proceder del pueblo la designación de las personas que deban ejercer ese ministerio sacramental. En los Hechos de los Apóstoles, está claro que la Comunidad presentó dos miembros para elegir a uno de ellos como Apóstol, y para elegir a uno de los dos echaron a suertes (Hechos 1,23-26). Es decir, no fue elegido a dedo. Para elegir a los siete Servidores de la Comunidad, los doce Apóstoles convocaron la Asamblea de los discípulos y fue esta quien eligió a los que les parecieron los mejores, que los presentó a los Apóstoles y estos les impusieron las manos (Hechos 6,1-6). Por tanto la designación de las personas estaba en manos de la Comunidad.

En consecuencia, el sistema piramidal de gobierno de la Iglesia, donde todo viene de arriba abajo tiene que desaparecer, y la designación y elección de las personas que ejerzan toda clase de funciones ministeriales y de servicio a la Comunidad tiene que ser competencia de la Comunidad. Es necesario formular esto teológica y jurídicamente, con la correspondiente reforma en profundidad del Código de Derecho Canónico. La Iglesia tiene que dar el paso a ser una democracia pura y plena en la elección y designación de las personas que ejerzan en ella cualquier clase de función o servicio.

SEGUNDA: La Comunidad la forman indistintamente hombres y mujeres. Sociológicamente en la actualidad, la forman más mujeres que hombres.

-Entre los seguidores de Jesús había hombres y mujeres.

-El hecho cumbre de la vida personal de Jesús es su Resurrección. Sin ella Jesús sería solo un hombre más o menos relevante de la historia, posiblemente hoy ya casi desconocido. Lo dijo muy claro Pablo de Tarso: "Si Cristo no resucitó vana es nuestra fe" (1Corintios 15,14). Jesús Resucitado se presentó primero a las mujeres antes que a los hombres. Este hecho de la Resurrección de Jesús es más importante que la misma Eucaristía. Pues bien, las mujeres fueron encargadas por Jesús de comunicar a los Apóstoles su Resurrección. Y una mujer, María Magdalena, fue la primera persona a la que se presentó Jesús Resucitado. ¿Cómo excluirlas, pues, del ministerio ordenado para celebrar la Eucaristía?

-Jesucristo no rechazó deliberadamente a la mujer del ministerio ordenado, y en las Iglesias de Pablo hubo mujeres que ejercieron este ministerio. Por tanto las mujeres han de ser designadas por la Comunidad y admitidas de inmediato al ministerio ordenado sacramental en todas sus dimensiones, de tal manera que las mujeres pueden ser elegidas, igual que los varones, por la Comunidad para el diaconado, el sacerdocio, el episcopado y el pontificado.

En consecuencia:

1º.- Es una decisión urgente que no admite espera, que en cualquier estructura de la Iglesia, sean parroquias, curias, cátedras, facultades teológicas, sínodos, concilios, posibles colegios cardenalicios (en el supuesto de que sigan en vigor), conferencias episcopales, organismos vaticanos, etc., han de estar presentes las mujeres con los mismos derechos, deberes y facultades que los hombres.

2º.- La Ley del celibato, impuesta por la Iglesia, que no fue exigida por Jesucristo para nada, debe ser anulada, y por tanto para todas las funciones y ministerios citados han ser elegibles tanto personas solteras como casadas, como de cualquier otra condición distinta, coherente con la dignidad de toda persona humana. El Apóstol Pedro estaba casado, pues Jesús mismo curó a su suegra (salvo que estuviera viudo, que no nos consta). En las primeras Comunidades cristianas, ser buen padre de familia, acreditaba para ser buen Obispo (1Timoteo 3,1-7 y Tito 1,5-8).

3º.- ¿Es acaso algo indigno ser Mujer? Jesús de Nazaret nació de una mujer que estaba en gestación cuando fue a ver a su prima Isabel (Lucas 1,45) y así estaba cuando fue a empadronarse, y allí se le cumplieron los días del alumbramiento (Lucas 2,5-6), y así de este alumbramiento de María nació Jesús de Nazaret, Camino, Verdad y Vida para la Humanidad y la Creación.

 

Faustino Vilabrille

Religión Digital

(*) Se refiere a una acción coordinada en la que los estudiantes de un Colegio Mayor gritan desde las ventanas insultos machistas a las estudiantes del Colegio Mayor vecino.

LO QUE YO CREO


col maza

 

 

Yo creo en Dios. Pero, ¿qué significa esta expresión? ¿En qué Dios creo? El catecismo de mi infancia describía a Dios como un ser todopoderoso que habita en el Cielo, todo Sabio, todo Justo, creador del Cielo y de la Tierra con todo lo que ella contiene: plantas, animales y sobre todo los seres humanos a los que nos ha impuesto leyes que si las cumplimos nos premiará y en caso contrario nos castigará.

Esta idea del antiguo catecismo no es la de Jesús que veía a Dios como a un Padre amoroso que quiere a todos los seres humanos como hijos y que desea que todos nos amemos unos a otros y que nuestra vida en este mundo sea feliz. Jesús nos pide que amemos a todos, aunque sean enemigos y esta máxima, contenida en las principales religiones, es la llamada “Regla de oro”: “No hagas a los demás lo que no quisieras que te hagan a ti” o bien “haz a los demás lo que quisieras que te hagan a ti”.

Sin embargo las iglesias cristianas han preferido siempre ver a Dios como todopoderoso y han insistido en el pecado de los seres humanos y el consiguiente miedo al castigo eterno.

La idea de un Dios o varios dioses ha sido constante en todas las religiones. Generalmente Dios o los dioses imponían a los humanos obligaciones que en caso de incumplimiento merecían un castigo. De este modo cuando a una persona le sucede una desgracia lo considera un “castigo de Dios” por sus pecados. Por eso las religiones imponen penitencias y los humanos ofrecen sacrificios a las divinidades para tenerlas propicias. Así han nacido las liturgias regidas por los sacerdotes que se consideran intermediarios entre los humanos y la divinidad.

Esta imagen de un Dios castigador que está presente en toda la historia del Pueblo de Israel y que ha seguido siendo omnipresente en la historia del cristianismo ha sido una pesada losa en nuestra civilización cristiana. Es necesario, pues, volver a la idea de Jesús de un Dios que nos ama como hijos y no como el dios que está pendiente de nuestros actos para premiarlos o castigarlos en esta o en la otra vida.

Por otra parte, la imagen de Dios que nos ofrece la Biblia es propia de las creencias que tenían los autores que la redactaron. La idea que tenían estas personas del Universo era que éste estaba situado en tres planos:

La bóveda celeste donde el Sol alumbraba el día, la Luna la noche y las estrellas eran luminarias que lucían en la noche. Más arriba de esta bóveda estaba el Cielo donde Dios reinaba acompañado de sus ángeles y desde allí regía la vida humana y toda la Creación.

La Tierra, que era plana y que era el lugar de la humanidad, de los animales y las plantas.

Y el inframundo, en el interior de la Tierra, donde moraban los muertos y, en otras religiones, los demonios.

Esta visión ingenua del Universo choca con los actuales conocimientos que la Ciencia nos ha descubierto a través de los siglos. Sin embargo todavía tenemos en el imaginario cristiano gran parte de estas ideas. Todavía nos imaginamos el Cielo como lo que está “allá en lo alto”. Todavía muchos creemos que Jesús, su madre María y otros personajes como el profeta Elías ascendieron en cuerpo y alma a los cielos.

Esta creencia tiene una dificultad: si las personas ascienden al cielo en cuerpo humano hay que deducir que este cielo es un espacio físico, con dimensiones determinadas. ¿Dónde se sitúa este espacio en la inmensidad del Universo? La idea de un Dios “allá arriba” le permitió al cosmonauta ruso Yuri Gagarin bromear diciendo: “Yo he subido al Cielo y no he visto a Dios”.

El relato del Génesis nos dice que Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza. Por lo tanto pintamos a Dios como un anciano con barba. Lo mismo que los cristianos las religiones anteriores al cristianismo como la greco-romana imaginaban a sus dioses con figuras humanas e incluso con las mismas pasiones humanas. O sea que ha sido el ser humano el que ha creado a sus dioses “a su imagen y semejanza”. Los templos y los museos abundan en esta clase de imágenes de los seres supuestamente celestiales.

Sin embargo la misma Biblia en la que Dios mismo hablaba con Adán y Eva y con los antiguos patriarcas como Noé o Abraham, cuando se aparece a Moisés en el Sinaí no se deja ver sino como una zarza ardiente que no se apaga y dice a Moisés que su nombre es Yahvé, que quiere decir “El que soy”. Los judíos no pronunciaban este nombre por respeto y para nombrar a Dios utilizaban otros nombres como El, Elohin o simplemente “El Cielo”. Por eso en el evangelio se dice muchas veces “el Reino de los Cielos” en lugar del “Reino de Dios”.

Los cristianos nos hemos imaginado a Dios como alguien semejante a los humanos, aunque eso sí, adornado con poderes y sabiduría en grado superlativo. Los místicos de varias religiones y especialmente de la cristiana nos enseñan que Dios no puede ser conocido por los humanos y por eso cada vez que tratamos de conocerlo, de atribuirle una imagen o una naturaleza podemos estar seguros de que esa imagen es completamente falsa. Dios, o como se le llame en cada una de las religiones, es el gran desconocido. Por eso Jesús no lo describe sino que utiliza una metáfora: el Padre. El Padre en Jesús no es un Dios todopoderoso, que premia y castiga sino el Padre amoroso que quiere a todos por igual, y desea la felicidad de todos y especialmente de los más pobres y desvalidos, lo mismo que en una familia el padre y sobre todo la madre, cuidan con especial cuidado a sus hijos más débiles o enfermos. Siguiendo a Jesús podemos llamar a Dios Padre o mejor Madre y por consiguiente considerar a nuestros semejantes como hermanos. Los que siguen la Regla de Oro y tratan a los demás como quieren ser tratados ellos mismos, esos son los verdaderos creyentes, aunque sigan otras religiones, sean agnósticos o incluso ateos.

Por lo tanto creer en Dios no es cuestión de imaginarlo o menos de entenderlo mediante sofisticados sistemas teológicos, como el de la Trinidad, elaborado en el siglo IV de nuestra era por los Padres Capadocios. El verdadero creyente es el que siente la presencia de Dios en su interior, el que respira su aliento, como la sentía Jesús, como una inspiración de amor hacia toda la creación, como también la sentía Francisco de Asís. Podemos imaginarnos a Dios no como una persona, sino como la fuente de todo amor, de toda sabiduría, de la que ha brotado todo el Universo. Dios o como se le llame en otras religiones, es la fuerza que mueve al mundo y que está en el fondo de nuestro ser y nos inspira a cada uno para seguir el camino ascendente para conseguir ese Reino que predicaba Jesús que es el de una humanidad unida y feliz.

La metáfora de Jesús de que Dios es “El Padre” no nos aclara el misterio divino, pero si nos sirve para seguir el camino de Jesús de amar a nuestros semejantes y sentirnos hermanos de todo lo creado. La naturaleza de Dios y la cuestión de cómo se ha creado todo el Universo siguen y seguirán siendo un misterio insondable. Podemos ir conociendo, mediante los progresos de la ciencia las leyes que rigen en la Naturaleza pero ni los sistemas científicos ni la imaginación humana podrá nunca conocer cómo apareció el Universo. Los religiosos hablan de una Creación a partir de la nada y los científicos del Big Bang, pero ni unos ni otros nos pueden explicar cómo se puede crear algo donde no hay nada, ni de dónde procedió la materia que hizo explosión y que determinó el nacimiento de todos los astros que pueblan el Universo, ni si este Universo es eterno o si tiene un principio y un fin.

Tenemos que aceptar que ni la inspiración religiosa ni el conocimiento científico nos van a aclarar nunca cómo es Dios o cómo ha sido su actuación en la aparición del Universo. Los humanos, tal como somos actualmente, somos el resultado de una larga evolución, desde una minúscula molécula, pasando por los habitantes del mar y una larga sucesión de seres animados de todos los tamaños y formas que a lo largo de miles de millones de años hemos llegado a tener conciencia de nuestra individualidad e ir avanzando por medio de la ciencia para conocer cada vez más profundamente el mundo que nos rodea, las leyes que rigen el Universo, el modo de crecer y reproducirse las plantas, los animales y los humanos, cómo se ha formado nuestro planeta y las leyes que rigen el movimiento del mar y la formación de los continentes, cómo se ha formado el aire que respiramos, cómo funciona nuestro organismo, cómo podemos aprovechar las sustancias vegetales o animales para mantener la salud, etc.

No es lo mismo creer en Dios que creer en Jesús

La palabra creer es polisémica, es decir puede tener varios significados. En este caso no es lo mismo creer en Dios que creer en Jesús. No es sólo afirmar que éste ha existido en contra de los que niegan su existencia, Aunque hay algunos que han negado su existencia, la inmensa mayoría afirman que la vida de Jesús es tan real como la de Julio César o Miguel de Cervantes o la de cualquier personaje histórico. Pero cuando digo que creo en Jesús no afirmo únicamente su existencia humana, sino que me siento especialmente unido a él, que participo de su mensaje, que creo que su vida y su muerte han servido y siguen sirviendo de inspiración y ayuda para millones de personas desde hace dos mil años y seguirán siéndolo en el futuro.

¿Se puede saber con exactitud cómo fue la vida de Jesús y su mensaje? Retazos de su vida se hallan reflejados en los evangelios que son relatos escritos por seguidores suyos varias décadas después de su muerte. Pero estos relatos no pretenden ser biografías suyas, sino una transmisión de su mensaje, tal como lo entendían los redactores de los evangelios. En estos escritos se mezclan los datos históricos con otros míticos que intentan transmitir una enseñanza y sobre todo reflejar el impacto emocional que sintieron los primeros seguidores al convivir estrechamente con Jesús. Para explicar su vida recurrieron a la experiencia religiosa de la lectura de la Biblia en la sinagoga judía. Recordaron los escritos de los profetas de Israel e interpretaron, con mayor o menor acierto, estos escritos como anuncios de lo que había de ser la vida y el mensaje de Jesús.

Se puede pensar que como personas implicadas emocionalmente por la persona con la que habían compartido íntimamente su vida, su testimonio era parcial y, por tanto, poco creíble. Sin duda alguna su testimonio no era imparcial, como lo podía ser el de un espectador desinteresado, pero el entusiasmo de los seguidores era consecuencia del impacto y la sorpresa que les provocaban las palabras y los hechos de Jesús. Lo cual no quiere decir que entendieran exactamente la persona de Jesús. En varias ocasiones se preguntan: ¿Quién es éste que hace estas cosas? También Jesús reprocha a sus discípulos su falta de fe y que no entienden sus parábolas.

Otros datos que influyeron en la redacción de los evangelios y el más importante es que estos escritos no fueron los primeros que se escribieron. Los primeros testimonios escritos fueron los de Pablo en los años cincuenta de la era cristiana. Pablo era un discípulo que no había conocido a Jesús y que escribió sus cartas unos veinte años antes de la redacción del primero de los evangelios, el de Marcos en la década de los años setenta. Pablo, antiguo perseguidor de la comunidad de Jesús, se convirtió en seguidor de Jesús tras una experiencia mística. Pero su conversión no fue al Jesús terreno, al que no conoció, sino al Cristo resucitado y sentado en el Cielo a la derecha del Padre. Su interpretación de la vida y la muerte de Jesús estaba inspirada en la literatura judía.

Según las tradiciones judías Dios había establecido una alianza con el pueblo hebreo, pero éste había quebrantado una y otra vez esta alianza. La fiesta de la Pascua había sido establecida para obtener la reconciliación divina mediante el sacrificio de un cordero sin mancha; la sangre del cordero conseguía el perdón de Dios. Pablo establece un paralelismo de la fiesta de la Pascua con la muerte de Jesús: “El Mesías murió por nosotros cuando éramos aún pecadores. Así demuestra Dios el amor que nos tiene” (Rm 5,8), “Ahora Dios nos ha rehabilitado por la sangre del Mesías” (Rm 5,9), “Dios derramó sus bendiciones sobre nosotros por medio de su Hijo querido, el cual con su sangre nos ha obtenido la liberación” (Ef 1,7). Esta interpretación de la muerte de Jesús influyó de tal modo en la primitiva comunidad cristiana que se reflejó en la redacción de los evangelios; por ello se identifica a Jesús con “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo” y por eso en el evangelio de Juan cuando los soldados quiebran las piernas a los dos dos crucificados que acompañaban a Jesús y no lo hacen con Jesús por haber fallecido ya, dice el evangelista que se cumple la profecía que dice “No le quebrarán ningún hueso”. Se refiere al cordero pascual, sin mancha, al que no se le debe quebrar ningún hueso.

Este interpretación ha prevalecido en el desarrollo de la Iglesia cristiana, sobre todo por los escritos de Agustín de Hipona que basándose en el relato mitológico del pecado de Adán y Eva y que este teólogo consideró que este pecado fue hereditario y que todos los humanos al nacer lo heredamos. Al estar toda la humanidad en pecado hacía falta el sacrificio de Jesús, reconocido como Dios y hombre verdadero en los primeros concilios. Su sangre era lo único que nos podía procurar el perdón de Dios. Pero según esta interpretación Dios no es el Padre misericordioso que predicaba Jesús, sino un dios intolerante que sólo perdona por medio del derramamiento de sangre. Todavía en nuestras liturgias aclamamos a Jesús como el Cordero sin mancha que nos ha liberado de nuestros pecados, todavía seguimos creyendo que el sacramento del Bautismo nos borra el pecado original, todavía creemos en el dogma proclamado por el papa Pío IX en 1854 que María, la madre de Jesús, fue concebida sin la mancha del pecado original y por eso la llamamos la Inmaculada.

Con estos comentarios no pretendo minimizar las enseñanzas de las cartas de Pablo ni las de los evangelios que junto con el resto de la Biblia siempre son considerados en nuestras liturgias “palabra de Dios”. Dios se nos revela de diferentes formas y una de ellas es la palabra escrita en la Biblia, pero esta palabra tiene que ser transmitida por personas humanas que la entienden según su cultura, sus ideas, sus tradiciones y creencias religiosas: es decir que en frase de un querido teólogo, José María Díaz- Alegría, “la Biblia es palabra de Dios, pero también es palabra de los hombres”. Por lo tanto la Biblia, las palabras de los teólogos, los dogmas y las enseñanzas de los dirigentes religiosos han de ser respetadas, pero también entendidas como palabras humanas sujetas a la reflexión y al discernimiento de cada uno de los cristianos.

 

Tomás Maza Ruiz

ECLESALIA

DIOS NUNCA ENTRARÁ EN LA DINÁMICA DE NUESTRA JUSTICIA DOMINGO 29 (C) Lc 18,1-8

fe adulta

col fraymarcos

 

 


Comentar las lecturas de hoy es complicado porque, partiendo de ellas, tenemos que concluir literalmente lo contrario de lo que dicen. La 1ª: el mito de la elección. El Dios de Jesús no puede estar en contra de nadie. Amalec es para Dios tan querido como el pueblo israelita, aunque los judíos y nosotros sigamos pensando otra cosa. La 2ª: El mito de la inspiración. No toda la Escritura es útil para enseñar. Recordad las palabras de Jesús: habéis oído que se dijo… pero yo os digo… La 3ª: el mito de la justicia de Dios. Ni ahora ni después, ni al que se lo pida con insistencia ni al que no se lo pida, va a hacer justicia humana de ninguna manera.

Lo que llamamos palabra de Dios es fruto de una profunda experiencia religiosa personal, pero está expresada en conceptos que corresponden a una visión mítica del mundo. Al intentar entenderla y juzgarla desde nuestra mentalidad, que ya no es mítica, distorsionamos el mensaje. Debemos tener la valentía de separar el mensaje del envoltorio en que ha sido transmitido. Nuestra teología ha sido un intento desesperado de convertir el mito en logos. El mito nunca podrá ser racionalizado. Si lo entendemos racionalmente, lo destrozamos y nos impedirá descubrir su valor, llevándonos a una falsificación de la verdad que en él se contiene.

La modernidad racionalista cometió el error de lanzar por la borda la increíble riqueza de la experiencia religiosa, porque confundió el embalaje mítico, en que venía presentada, con la verdad que quería trasmitir. Con el agua del baño hemos tirado por la ventana al niño. Pero las religiones, sobre todo la nuestra, siguen manteniendo el error de no querer prescindir del envoltorio porque después de tanto tiempo insistiendo en que había que mantener a toda costa el mito, ahora no tiene posibilidad ni valentía para proponer la verdad separada del mismo mito.

Hoy es imprescindible atender al contexto para entender el texto. A continuación del relato de los diez leprosos que hemos leído el domingo pasado, le preguntan a Jesús los fariseos sobre cuándo llegará el Reino de Dios. Jesús responde con afirmaciones sobre el Reino de Dios y sobre la última venida del Hijo del hombre. Con la perspectiva de ese pequeño apocalipsis, el relato de hoy cobra su verdadero sentido. No trata de prevenir cualquier desánimo, sino del peligro de caer en el desaliento porque la parusía se retrasaba demasiado. Recordemos que la expectativa de un final inmediato era el ambiente en que se vivió el primer cristianismo.

La parábola del juez y la viuda no tiene aplicación posible desde nuestra religiosidad actual. No podemos poner como modelo para Dios a un juez injusto que actúa por aburrimiento. Pero es que ni siquiera podemos esperar que haga justicia. Hoy sabemos que Dios no puede tener ahora una postura y otra para dentro de una hora o para el final de los tiempos. Dios es siempre el mismo y no puede cambiar para amoldarse a una petición. No tenemos que esperar al final del tiempo para descubrir la bondad de Dios sino descubrir a Dios presente, incluso en todas las calamidades, injusticias y sufrimientos que los hombres nos causamos unos a otros.

El tema es de máxima importancia, porque la oración de petición, en cualquiera de sus formas, es una de las manifestaciones religiosas que más nos dice sobre nuestra manera de entender a Dios y al hombre. Lo que esperamos de la oración de petición nos puede servir de test para comprender el estadio en que se encuentra nuestra religiosidad. Agustín nos ha metido por un callejón sin salida cuando afirmó que si la oración no era eficaz, quia malum, quia mala, quia male. Que quiere decir: porque soy malo, porque pido cosas malas, porque las pido de mala manera. Este razonamiento es insostenible, porque, constatado que Dios no responde, nos las arreglamos para dejar a salvo a Dios, pues la culpa la tenemos siempre nosotros.

De manera menos lapidaria yo me atrevo a decir: Si rezamos, esperando que Dios cambie la realidad: malo. Si esperamos que cambien los demás, malo, malo. Si pedimos, esperando que el mismo Dios cambie: malo, malo, malo. Y si terminamos creyendo que Dios me ha hecho caso y me ha concedido lo que le pedía: rematadamente malo. Cualquier argucia es buena, con tal de no vernos obligados a hacer lo único que es posible: cambiar nosotros.

No es tarea de Dios impartir justicia humana, y la justicia divina se está realizando en todo momento. Para Él todo está en orden en cada instante. El que es objeto de injusticia no será afectado en su verdadero ser si él no se deja arrastrar por la misma injusticia. La justicia humana se impone por el poder judicial. Cuando pedimos a Dios que imponga “justicia” le estamos pidiendo que actúe para restablecer un desequilibrio. Para Dios todo está siempre en absoluto equilibrio, no necesita equilibrar nada. Dios no puede actuar contra nadie por malo que sea. Dios está siempre con los oprimidos, pero nunca contra los opresores.

En la Biblia “hacer justicia” es liberar al oprimido. Ésta era la acción más propia de Dios. El pueblo de Israel interpretó los acontecimientos favorables como acción de Dios a su favor. Pero cuando las cosas le iban mal tenían que concluir que se debía a que no habían sido fieles a la Alianza. La verdad es que ante las mayores injusticias de entonces y de ahora, Dios se calla. Es muy difícil armonizar este silencio de Dios con la insistencia en la eficacia de la oración. Dios nunca podrá hacer justicia, tal como la entendemos los humanos.

Aquí no se trata de la oración sino de la petición a Dios de justicia para los oprimidos. No debemos esperar la acción puntual de Dios, sino descubrir su presencia en todo acontecer y en toda situación. Es mucho más importante saber aguantar la injusticia que alcanzar nuestra justicia. Es mucho más importante ser siempre “justos” que conseguir justicia de otros. La justicia de Dios es una actitud que permite descubrir todo lo que puedo esperar en el momento actual, sin que Dios tenga que hacer nada, mucho menos teniendo que echar mano de su poder.

La oración no la hago para que la oiga Dios, sino para escucharla yo mismo y darme la ocasión de profundizar en el conocimiento de mi verdadero ser. Todo ello me llevará a dar sentido al sinsentido aparente de tanta injusticia humana como experimentamos en el mundo. El silencio de Dios, ante tanta injusticia, me obliga a profundizar en la realidad que me desborda y a buscar la verdadera salida, no la salida fácil de una solución externa del problema, sino la búsqueda del verdadero sentido de mi vida en esa circunstancia. Mi justicia la tengo que hacer yo en mí. La injusticia del otro no me debe hacer injusto a mí.

Pedir a Dios justicia, aquí o para el más allá, es mantener el ídolo que hemos creado a nuestra medida. La justicia en el más allá se inventó precisamente para armonizar la idea de un Dios justo al modo humano con la realidad de una injusticia presente. En tiempo de los macabeos se vio que los males que afligían a los seres humanos no se podían explicar como castigo de Dios, porque Antíoco estaba sacrificando precisamente a los más fieles a la Ley. Para superar esa contradicción se sacó de la manga un castigo y un premio para después de la muerte.

El mensaje de Jesús está sin estrenar. ¿A quién de nosotros se nos ha ocurrido alguna vez dar la túnica al que nos roba el manto? ¿Quién ha puesto una sola vez la otra mejilla cuando le han dado una bofetada? Ni siquiera admitimos la posibilidad de entrar en la dinámica del evangelio. Todo lo contrario, tratamos por todos los medios de que Dios se acomode a nuestra manera de pensar y actúe como actuamos nosotros. La única manera de ser justo es no practicar ninguna injusticia. Este es el sentido que tiene casi siempre “justicia” en la Biblia.

La injusticia no se puede arreglar desde las víctimas. Mirada desde el que la sufre, la injusticia no tiene arreglo. La mayoría de las veces lo que provoca es más injusticia o venganza. La injustica nunca podrá afectar a la esencia del injuriado, con tal de que no se deje arrastrar para caer él mismo en injusticia. La única manera de superar una injusticia es que, el que la cometió tome conciencia de que se ha hecho daño a sí mismo y salga de esa dinámica.

LOS EJEMPLOS DE TRES MUJERES… Y DE TRES VARONES Domingo 29 Ciclo C El ejemplo de una viuda (Lucas 18, 1-8)

 col sicre art


Los cristianos para los que Lucas escribió su evangelio no estaban muy acostumbrados a rezar, quizá porque la mayoría de ellos eran paganos recién convertidos. Lucas se esforzó en inculcarles la importancia de la oración: les presentó a Isabel, María, los ángeles, Zacarías, Simeón, pronunciando las más diversas formas de alabanza y acción de gracias; y, sobre todo, a Jesús retirándose a solas para rezar en todos los momentos importantes de su vida.

El comienzo del evangelio de este domingo parece formar parte de la misma tendencia: “En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola”. En ella, una viuda da ejemplo de constancia en defender sus derechos ante un juez inicuo. Algo que nosotros debemos imitar en nuestra oración.

Sin embargo, el final de la parábola nos depara una gran sorpresa. El acento se desplaza al tema de la justicia, a una comunidad angustiada que pide a Dios que la salve. No se trata de pedir cualquier cosa, aunque sea buena, ni de alabar o agradecer. Es la oración que se realiza en medio de una crisis muy grave. Recordemos que Lucas escribe su evangelio entre los años 80-90 del siglo I. El año 81 sube al trono Domiciano, que persigue cruelmente a los cristianos y promulga la siguiente ley: “Que ningún cristiano, una vez traído ante un tribunal, quede exento de castigo si no renuncia a su religión”.

En este contexto de angustia y persecución se explica muy bien que la comunidad grite a Dios día y noche, y que la parábola prometa que Dios le hará justicia frente a las injusticias de sus perseguidores.

Sin embargo, Lucas termina con una frase desconcertante: «Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?». En medio de las dificultades y persecuciones, un desafío: que nuestra fe no se limite a cinco minutos o a un comentario, sino que nos impulse a clamar a Dios día y noche.

Los ejemplos de una abuela y de una madre (2 Timoteo 3,14-4,2)

“Desde niño conoces la Sagrada Escritura”, dice Pablo a su querido discípulo y compañero Timoteo en la segunda lectura de hoy. ¿Quién se la dio a conocer? Lo dice el comienzo de la carta: su abuela, Loide, y su madre, Eunice (2 Tim 1,5). Timoteo es un caso curioso: su padre era pagano; su madre, judía, no circuncida a su hijo (como si hoy día no lo bautizase), pero tanto ella como la abuela instruyen al niño en la Sagrada Escritura. Al pasar los años, quizá por no estar circuncidado, se siente más cerca de los cristianos que de los judíos y tiene excelentes relaciones con las comunidades Iconio y Listra. Estas se lo recomiendan a Pablo y le servirá de compañero durante su segundo viaje misional.

El texto litúrgico recuerda las ventajas de la Sagrada Escritura, útil para enseñar, reprender, corregir y educar en la virtud. Pero recordemos que su conocimiento no le vino a Timoteo de la sinagoga, sino de su abuela y de su madre. No le podrían proporcionar los conocimientos profundos de un escriba, pero le hicieron enorme bien y a nosotros nos dejan un ejemplo muy digno de imitar.

El ejemplo de Moisés, Aarón y Jur (Éxodo 17, 8-13)

En comparación con los ejemplos de las mujeres, el de los varones tiene luces y sombras. Los amalecitas, un pueblo nómada, atacaban a menudo a los israelitas durante su peregrinación por el desierto hacia la Tierra Prometida. Pero Moisés no espera que Dios intervenga para salvarlos; ordena a Josué que los ataque. Lo interesante del relato es que mientras Moisés mantiene las manos en alto, en gesto de oración, los israelitas vencen; cuando las baja, son derrotados. ¿Y si se cansa? A los judíos nunca les faltan ideas prácticas para solucionar el problema.

Este texto se ha elegido porque va en la misma línea del evangelio: orar siempre sin desanimarse. Pero usar la oración para matar amalecitas no parece una idea muy evangélica.

Domingo XXIX del T.O. 16 de octubre Lc 18, 1-8

col lozano art

 

DIOS JUEZ

Parece claro que estamos ante una “parábola de contraste” (probablemente no pronunciada por Jesús, sino construida por la comunidad posterior) que, mostrando la indignidad de un juez concreto, busca subrayar la magnanimidad de un Dios justo y solícito que cuida de los suyos.

Con todo, no deja de apreciarse un elemento sectario por parte de aquella comunidad de seguidores que se autocalifican como “sus elegidos”. Y algo que es más grave, visto siempre desde nuestra perspectiva: la imagen de Dios como juez. Tal imagen corresponde a un nivel mítico de consciencia, caracterizado -por lo que se refiere a esta cuestión- por la heteronomía, el mérito y la recompensa.

Pocas imágenes han pervertido tanto la conciencia religiosa como esta de “Dios Juez” que, tal como se enseñaba habitualmente en la predicación y en la catequesis, te estaba vigilando constantemente (“mira que te mira Dios…”), no se le escapaba nada y anotaba todo para darte el castigo merecido.

Tal imagen contaminó la conciencia religiosa inoculando en generaciones cristianas sentimientos angustiantes de miedo y de culpa. Como ha quedado dicho, se trata de una imagen mítica, pero extremadamente fácil de grabar en la conciencia y sumamente “eficaz” para sostener la institución religiosa, que poseía el poder de definir el comportamiento moral.

Resultaba fácil de inocular porque se asentaba en la experiencia vivida con las figuras parentales (percibidas como “jueces” que premian o castigan): se trata, sin duda, de un esquema infantil, seguramente ya olvidado, pero no por ello menos activo en la vida adulta. Es sabido que los esquemas o patrones vividos en la infancia quedan grabados a fuego en el cerebro, por lo que tienden a perpetuarse, condicionando nuestro modo de ver y de vivir, hasta que no se “ajustan cuentas” con ellos.

Y se convertía en un eficaz instrumento de sumisión porque la persona que se siente culpable (piénsese en el fenómeno frecuente de los “escrúpulos” en el ámbito religioso) está dispuesta a someterse con tal de liberarse de aquel sentimiento agobiante.

La espiritualidad acaba con la imagen de un “dios juez” y con todo sentimiento de culpa. Se comprende que “Dios” no es un Ente que dirige nuestra vida desde fuera y marca nuestro comportamiento en base a premios y castigos, sino la Realidad última que nos constituye. Por decirlo brevemente, “Dios” no es un Ser, sino un estado de ser. A su vez, esta comprensión muestra el engaño y la perversión de la culpabilidad; lo que emerge, en su lugar, es responsabilidad.

¿Mantengo imágenes míticas de Dios?

 

LA ESENCIA DE DIOS

fe adulta

col munarriz

comentario editorial fa7

 

 

Lc 18, 1-8

«Y Dios ¿no hará justicia a sus elegidos…?

Jesús nos habla frecuentemente de Dios en el evangelio, pero siempre a través de un lenguaje parabólico, analógico, que no trata de definirlo ni abarcarlo, sino de desvelar su relación con nosotros. Por supuesto, Dios no es padre, ni pastor, ni médico, ni sembrador, pero estas imágenes al alcance de todos tienen la virtud de situar nuestra mente en la buena dirección cuando pensamos en Él.

Sabemos de Dios lo que hemos visto en Jesús, y no sabemos nada más. Sus hechos reflejan cómo es Dios para nosotros, y sus dichos nos muestran su concepción de Dios. Como dice Juan en su prólogo solemne: «A Dios nadie le ha visto jamás, el hijo Unigénito es quien nos lo ha dado a conocer». Y algo similar ocurre con el ser humano; sabemos de nosotros lo que hemos visto en Jesús, y nada más.

Pero los humanos somos gente curiosa y tratamos de obtener respuestas a través de la razón. A lo largo de la Edad Media, la posibilidad de acceder racionalmente a Dios era una idea generalmente aceptada, pero fue rechazada a partir del Renacimiento —si lo puedes entender, no es Dios.

No obstante, persiste el viejo debate filosófico en torno a Dios, y por extensión en torno al ser humano. Y nos gusta polemizar sobre inmanencia y trascendencia, creacionismo y panteísmo, teísmo y deísmo, dualismo y monismo… Y esto puede estar muy bien como ejercicio intelectual, pero corremos el riesgo de elevar estas ideas al rango de verdades básicas para nuestra vida, olvidando que no pasan de ser proposiciones filosóficas sometidas a error.

Inmanuel Kant afirmaba —y justificaba— que cualquier proposición metafísica tiene las mismas probabilidades de ser cierta que su contraria, y esto es algo que nos conviene no olvidar cuando decidimos hacer metafísica. ¿Es Dios transcendente o inmanente? ¿Es el creador del universo? ¿Se preocupa por nuestra suerte?... ¿Es el ser humano parte de Dios? ¿Es una mera criatura compuesta de cuerpo caduco y alma inmortal?... No lo sabemos, pero si alguna de estas hipótesis le ayuda a alguien a vivir con más sentido, pues bendito sea Dios.

En su libro “La pregunta por Dios”, Juan Antonio Estrada, sacerdote jesuita, nos deja esta excelente reflexión con la que vamos a finalizar. Dice así: «Es característico de la naturaleza humana plantearse grandes cuestiones filosóficas que escapan a las limitaciones de su conocimiento, y acabar reconociendo que nuestra mente limitada no tiene respuesta para muchos enigmas existenciales que ella misma nos plantea».

Y añade: «Debemos acostumbrarnos a vivir sabiendo que hay cosas que no conocemos y que hay preguntas a las que no sabemos responder».

 

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí

Domingo 16 de Octubre, 29º del tiempo Ordinario


Koinonía

29 del tiempo ordinarioC

M. María de Alacoque (1690)
Eduviges (1234)
Jesús propuso esta parábola para invitar a sus discípulos a no desanimarse en su intento de implantar el reinado de Dios en el mundo. Para implantarlo, además de trabajar duro, deberán ser constantes en la oración, como la viuda lo fue en pedir justicia hasta ser escuchada por aquél juez que hacía oídos sordos a su súplica. Su constancia, rayana en la pesadez, llevó al juez a hacer justicia a la viuda, liberándose de este modo de ser importunado por ella.
… Ver noticia …

El Papa: Llevo dentro el dolor del pueblo ucraniano

 


Amedeo Lomonaco – Vatican News

Vatican News

Papa56

En la audiencia general, Francisco lanzó un nuevo llamamiento por Ucrania: que el Señor “transforme los corazones de quienes tienen en sus manos el destino de la guerra para que cese el huracán de la violencia”.
La paz y el atormentado pueblo ucraniano. El hilo de las palabras pronunciadas por el Papa Francisco en la audiencia general después de la catequesis se entrelaza con las sombras de nuestro tiempo sacudido en particular por el drama de la guerra en Ucrania.
… Ver noticia 

Domingo 16 de Octubre, 29 del tiempo ordinario – C (Lucas 18,1-8): Dios no es imparcial

 


José A. Pagola

Grupos de Jesús

29 tiempo ordinarioC

La parábola de Jesús refleja una situación bastante habitual en la Galilea de su tiempo. Un juez corrupto desprecia arrogante a una pobre viuda que pide justicia. El caso de la mujer parece desesperado, pues no tiene a ningún varón que la defienda. Ella, sin embargo, lejos de resignarse, sigue gritando sus derechos. Solo al final, molesto por tanta insistencia, el juez termina por escucharla.
… Ver noticia …

La ultraderecha arraigó en nuestras sociedades

 

Raúl Zibechi

Redes Cristianas

Bolsonaro

Fuente: Observatorio eclesial
Si alguien tiene la ilusión de que la ultraderecha es un fenómeno pasajero, la primera vuelta de las elecciones brasileñas debe convencernos de lo contrario. Llegó para quedarse, como sucede en Italia, Estados Unidos, Chile, Colombia y cada vez más en países como Argen-tina y Uruguay, donde no tenía una sólida tradición.El Partido Liberal (PL), de Jair Bolsonaro, se convirtió en la primera fuerza política al conseguir 99 diputados y aumentar de forma considerable su representación, al igual que en el Senado, donde obtuvo 13 bancas.

El PT eligió 68 diputados que con sus aliados (PV y PCdoB) suman 80, y sólo nueve senadores.El Parlamento es tan derechista como lo fue desde la elección de 2018 que ganó Bolsonaro. Sumando a los partidos aliados, Bolsonaro alcanza 198 diputados, en tanto Lula podría alcanzar 223, si logra acuerdos con algunos partidos de centroderecha. Quedan 92 bancas de un total de 513 que, según el relevamiento de Folha de Sao Paulo, pueden inclinarse hacia quien ofrezca mejores cargos o facilidades para hacer negocios.

Si el Parlamento será un espacio espinoso que hará de Lula, en caso de ser elegido, un presidente centrista, la ultraderecha se hizo con la mayoría de los gobiernos de los estados, que juegan un papel clave en la gobernabi-lidad, ya que influyen en la cámara federal y en las es-tatales.Lo que parece insólito es que tras cuatro años de dete-rioro de la economía, del pésimo manejo de la pande-mia y de actitudes antidemocráticas permanentes, Bol-sonaro obtenga más de 50 millones de votos que mues-tran un país partido en dos mitades, división que va continuar luego de la segunda vuelta el 30 de octubre.

El fuerte arraigo de la ultraderecha, tanto en Brasil co-mo en otros países, debe hacernos reflexionar sobre sus causas profundas, para operar de modo más efi-ciente e intentar frenar esta oleada.Lo primero a considerar es la crisis sistémica global que está desarticulando el sistema internacional de estados y las alianzas entre ellos. En cada región y país se ge-neran tendencias a la ingobernabilidad y al caos. La disputa entre la potencia en decadencia, Estados Uni-dos, y la ascendente, China, es un factor de desestabi-lización que favorece la generalización de guerras entre naciones.

En este clima, crece la polarización política, social y cul-tural entre clases, colores de piel, sexos y generacio-nes. La violencia de arriba abajo es el modo en que las clases dominantes pretenden remodelar las sociedades según sus intereses, abandonando cada vez más toda tendencia a la integración de los sectores populares y pueblos. Se trata de un desafío inédito para las fuerzas antisis-témicas que no estamos acertando a debatir y a actuar en consecuencia.

La segunda es la tremenda des-politización existente en las socie-dades, la notable expansióndel consu-mismo con su carga de alienación y pa-rálisis ante los desafíos que representa la cri-sis/tormenta en curso. Las nuevas capacidades de la dominación mediante las tecnologías más avanzadas (desde redes sociales y ce-lulares, hasta inteligencia artificial) no están encontran-do respuestas a la altura de las amenazas planteadas a la humanidad.Es cierto que en este punto las izquierdas tienen su cuota de responsabilidad por haber abandonado toda actitud antisistémica.

Pero si afinamos la mirada, en-contraremos que en otros periodos las izquierdas refle-jaban las resistencias de abajo, pero no las creaban. Nadie enseñó a las clases trabajadoras a neutralizar el fordismo y el taylorismo, del mismo modo que nadie enseñó a los pueblos originarios y negros a enfrentar el colonialismo, ni a las mujeres a encarar el patriarcado.Aunque deseo estar equivocado, creo que es la propia rebeldía, característica que siempre anidó en la huma-nidad pobre y violentada, lo que hoy está siendo neutra-lizado por las clases dominantes. Tal vez sea un fenómeno apenas urbano, donde la ex-posición a los mecanismos de dominación es conside-rablemente mayor.

Quizá por eso, nuestros periplos en busca de espacios en resistencia sean mayoritariamen-te hacia áreas rurales, lejos del mundanal ruido mediá-tico.Por último, creo que nuestros análisis están demasiado escorados hacia las ideologías, como si fueran la clave de bóveda para explicar el creciente arraigo de las ul-traderechas. Pero los seres humanos nos movemos por cuestiones más ligadas a la vida real, aunque no necesariamente por una racionalidad instrumental.

Las ideologías vie-nen después de haber tomado posición, como modo de justificar y de dar vuelo a lo ya decidido.La potente espiritualidad que anida en los pueblos que resisten, no puede ser casualidad. Compartir espacios y tiempos de celebraciones es la argamasa de las comu-nidades, sin cuya cohesión emocional y mística no se-ría posible ni resistir, ni soñar con un mundo diferente al que nos oprime. La espiritualidad es lo primario común de la vida; pero al no sentirla, naufragamos en la pura soledad.(jornada.com.mx) 07/10/202