FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA
SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA
ESTAMOS EN LARREA,4 - 48901 BARAKALDO

BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA

miércoles, 3 de febrero de 2021

De la tristeza a la alegría


Óscar Fortin

Humanismo en Jesús

Iglesia en salida sigue interpellandonos
El camino de salida se hace mas claro cuando vamos a lo esencial del mensaje de Jesus
No es evidente que nuestros obispos y sacerdotes sean felices en su forma de vivir y actuar.
Tienen mas cara de personas tristes que de personas que viven la gran alegria del amor.
obispos tristes
Una imagen que ilustra la tragedia humana de esos obispos y sacerdotes, encerrados en un sistema eclesial que responde mas a los preceptos de lo que se puede hacer y de lo que no se puede hacer
··· Ver noticia ···

Prensa israelí: Oficialmente, Israel prohíbe el ingreso de vacunas del coronavirus a Gaza

 


Palestina Libre

Israel que maneja muy bien la extorsión y el chantaje, ha decidido utilizar las vacunas y por ende la vida de la población palestina como herramienta de presión, prohibiendo su ingreso a Gaza.
Israel controla todo lo que ingresa y sale de Gaza, Jerusalén ocupada y Cisjordania. Absolutamente todo. En este sentido han decidido prohibir el ingreso de vacunas a Gaza para presionar por la liberación de sus soldados capturados en la franja que lleva mas de 13 años bajo absoluto bloqueo.
··· Ver noticia ···

800.000 personas han caído en la pobreza severa por la pandemia

 


Jorge Otero Maldonado

Publico

Una de las llamadas ‘colas del hambreo en Madrid en un reparto solidario de alimentos.
Crispación, trampas, mentiras, ruido.
Eso es lo que estamos viviendo en los últimos tiempos en nuestro país. Nosotros vamos a seguir combatiéndolo, y para seguir adelante con nuestro trabajo, necesitamos tu apoyo.
Cuando hace siete meses aprobó el Ingreso Mínimo Vital (IMV), el Gobierno afirmó que con esta medida aspiraba a acabar con un 80% de la pobreza severa en España. Urgido por la intensidad de la crisis económica y social desatada por la pandemia, el Ejecutivo de coalición aprobó deprisa y corriendo una medida que según sus cálculos iba a beneficiar a 2,5 millones de personas, las que viven bajo esa pobreza severa, aglutinados en 850.000 hogares.
··· Ver noticia ···

La sanidad de los pobres

 

Olga Rodríguez

el diario

El saqueo y la desposesión de la sanidad pública se inició hace tiempo con un claro objetivo: ahuyentar a los pacientes de la pública, convertir un derecho esencial en un negocio
Hace unos años tuve que ir a urgencias en un gran hospital de Madrid. El personal sanitario no daba abasto, la espera de los pacientes era larga y la falta de espacio, evidente. Nos apelotonábamos en los pasillos. Quienes podíamos, permanecíamos de pie; algunos se sentaban o se tumbaban en el suelo.
··· Ver noticia ··

El celibato sacerdotal no es una “urgencia pastoral y misionera”

Rufo González

 Redes Cristianas

celibato

El sacerdote ministerial no tiene “su identidad en ser esposo de la Iglesia”
Respuesta al cardenal Sarah contra la posibilidad de sacerdotes casados (4)
En el artículo anterior (n. 3), analicé uno de los tres argumentos del cardenal Sarah para defender que “la posibilidad de ordenar hombres casados significaría una catástrofe pastoral”: “El sacerdocio: una entrada ontológica en el “sí” de Cristo sacerdote” (p. 79-81). Quedó claro la invalidez de dicho argumento por dos razones: a) “La entrada ontológica en el “sí” de Cristo sacerdote” no es el sacerdocio jerárquico, sino el bautismo. b) El celibato no es exigencia ontológica del sacerdocio, pues no es exigido por la naturaleza del sacerdocio, como enseña el Vaticano II (PO 16).

Analicemos ahora el segundo argumento: “la posibilidad de ordenar hombres casados significaría una catástrofe pastoral” porque el celibato sacerdotal es una “urgencia pastoral y misionera” (p. 81-89).

Comienza con una afirmación general, que incluye a sacerdotes y laicos: “ordenar sacerdotes a hombres casados genera una catástrofe personal. Sería una catástrofe para los fieles a los que fueran enviados. Sería una catástrofe para los propios sacerdotes”. Estas son las razones de la “catástrofe”:

A) una comunidad cristiana no puede comprender al sacerdote:

– si no se pone de manifiesto que éste “es apartado de la esfera de lo común, es dado a Dios”;

– tampoco pueden los cristianos comprender que “se dona a ellos si no está enteramente entregado al Padre”;

– igualmente “si no participa de la kenosis, del anonadamiento, del abajamiento de Jesús”.

Respuesta:

– Todo cristiano, por la consagración bautismal, “es apartado de la esfera de lo común, es dado a Dios”, “enteramente entregado al Padre”, “participa de la kenosis, del anonadamiento, del abajamiento de Jesús”. El bautismo del Espíritu configura con Jesús en su entrega al Padre y en su entrada en la vida humana, “hecho semejante a los hombres, reconocido como hombre por su presencia” (Flp 2,7). No es el celibato lo que configura con Cristo sacerdote, sino el bautismo que iguala en dignidad y nos capacita para responder al amor del Padre, vocación fundamental, y a las vocaciones secundarias, como puede ser el ministerio jerárquico. Claro que “una comunidad cristiana no puede comprender al sacerdote” si no es cristiano con ellos.

– El ministerio jerárquico no se ejerce por el celibato, sino por la vida de amor pastoral: “en el mismo ejercicio de la caridad pastoral encontrará el vínculo de la perfección sacerdotal que reduce a unidad su vida y su actividad” (PO 14). Un casado puede tener tanta caridad pastoral como un célibe, pues ésta es un don divino que todo cristiano puede recibir, cultivar y acrecentar. Exigir el celibato para el ministerio es poner condiciones, obligar a Dios, a que dé “caridad pastoral” sólo a los célibes. La comunidad “puede comprender al sacerdote casado” si empieza por ser “cristiano con ellos” (“apartado de la esfera de lo común, dado a Dios”…), y su amor pastoral le hace cuidar el Evangelio, los medios de vida cristiana y el amor comunitario, respetando los carismas y procurando que sirvan al bien de la comunidad.

– Termina este argumento con una pregunta y dos afirmaciones rotundas:

“¿Cómo podría un sacerdote poseer, conservar y reivindicar el derecho al vínculo matrimonial?”. Pues muy sencillo: “el derecho al vínculo matrimonial” es un derecho humano, reconocido por la misma Iglesia: “Es necesario que se facilite al ser humano todo lo que éste necesita para vivir una vida verdaderamente humana, como es el derecho a fundar una familia” (GS 26). El “derecho al vínculo matrimonial” lo “posee y lo conserva” porque se lo ha dado el Creador al darle existencia humana, viene con su naturaleza. Es anterior a toda ley civil o eclesial. Por tanto “puede reivindicarlo” durante toda su vida. La Declaración de los Derechos Humanos lo recoge igualmente (Artículo 16, p. 1. ONU 10 diciembre 1948).

Las dos afirmaciones rotundas son falsas:

– “Esta entrega total de sí mismo en Cristo es la condición de una plena donación de sí mismo a todos los hombres”. Basta el amor de Dios. Cristianos casados y célibes “se han donado plenamente a los hombres” en sus diversas actividades. “Quien cree en mí hará las obras que yo hago, y aún mayores” (Jn 14,12).

– “creo que, si en todas las poblaciones se hubiera ordenado a hombres casados, se habría extinguido el hambre eucarística de los fieles”. Esta afirmación es grotesca e injuriosa especialmente para los presbíteros de la Iglesia Católica Oriental.

B) “Se habría privado al pueblo del gozo de recibir en el sacerdote a otro Cristo:

– “porque, gracias al instinto de la fe, los pobres saben que un sacerdote que ha renunciado al matrimonio les hace entrega de todo su amor esponsal”.

– “los pobres y los sencillos saben discernir con los ojos de la fe la presencia de

Cristo-Esposo de la Iglesia en el sacerdote célibe”.

– “esta experiencia espiritual es fundamental en la vida de un sacerdote. Previene

para siempre de cualquier forma de clericalismo”.

– “el celibato permite al sacerdote afianzarse con absoluta coherencia en su identidad de esposo de la Iglesia”.

– “privar a las comunidades y a los sacerdotes de este gozo no es obra de misericordia”.

– “En conciencia, como hijo de África, no puedo apoyar la idea de que a los pueblos en vías de evangelización se les prive de este encuentro con un sacerdocio vivido en plenitud. Los pueblos de la Amazonía tienen derecho a una experiencia plena de Cristo-Esposo. No se les pueden proponer sacerdotes “de segunda clase”.

Respuesta:

– El pueblo recibe a Cristo de muchos modos: en el catequista misionero, el obispo y presbítero presidentes de la comunidad, el necesitado, en la eucaristía… El sacerdote no es “otro Cristo” en exclusiva. Eso es clericalismo y mito eclesiástico.

– La ordenación sagrada “configura al ordenado con Cristo Sacerdote de tal manera que pueda actuar en persona de Cristo Cabeza” (PO 2). Hablando del sacramento del Orden, el sacerdote ministerial no tiene “su identidad en ser esposo de la Iglesia”. Por muy decisivo que sea su ministerio, no le hace “esposo de la Iglesia”. Célibes mujeres y varones sirven al mundo y a la Iglesia de diversos modos. Explican su vida con la metáfora esponsal, pero no por ello actúan en “persona de Cristo Cabeza”.

– ¿“Previene para siempre de cualquier forma de clericalismo”? Todo lo contrario: el celibato es la fuente principal de clericalismo. Es una evidencia psíquica e histórica.

– Lo que debe ser “gozo” es que sean servidores auténticos de la comunidad en el Espíritu de Jesús. Célibes y casados pueden lograr esta experiencia de alegría.

– Es injurioso llamar sacerdotes “de segunda clase” a los sacerdotes casados, que el Vaticano II reconoce “muy meritorios” (`optime meriti´ PO 16).

– No hay inconveniente que un casado, presidente de una comunidad cristiana, sea interpretado como “esposo” de la comunidad, como Jesús de la Iglesia. Jesús no fue célibe por ser esposo de la Iglesia. Su celibato por el Reino es por su opción personal concreta, itinerante, de vida con los que no podían tener familia. Jesús no obligó a sus sucesores (continuadores de su tarea) a su celibato. Cada uno decidirá su estado de vida según su humanidad y su trabajo por el Reino: “cada cual tiene su propio don de Dios, unos de un modo y otros de otro” (1Cor 7,7). El celibato debe ser opcional.

Leganés (Madrid), 29 de enero de 2021

NUESTRO PEOR ENEMIGO


col otalora

 

Estamos viviendo tiempos de un laicismo furibundo que no quiere ver otra cosa que una Iglesia católica como una institución del pasado, llena de privilegios y convertida en una rémora para el progreso, la libertad y la felicidad. Por otro lado, están los católicos que se sienten víctimas de una gran injusticia en forma de un ataque sistemático a la religión que provoca una sociedad empobrecida espiritualmente, sin moral, y persigue arrumbar los valores más esenciales del ser humano.

Ambas posturas no tratan de escucharse ni tampoco quieren ver lo que de verdadero hay en esas críticas ni sobre lo que tienen de bueno quienes piensan y sienten en el otro extremo. Nuestra Iglesia aporta un gran bien a la sociedad y es causa de escándalo; esta es la doble verdad. La autocrítica no es nuestra especialidad ni tampoco la comunicación de todo lo bueno que hacemos a la sociedad en nombre de Cristo -ya lo expuse en otra reflexión anterior- más allá de Cáritas y algunas onl´s (organización no lucrativa) muy conocidas, que son una parte pequeña de la inmensa labor eclesial de construcción del Reino en muchísimos campos de la exclusión social con los más desfavorecidos.

La Iglesia es la comunidad de seguidores de Jesús iluminada por el Espíritu Santo. Pero cuando hacemos de la institución un poder humano, nos alejamos de la comunidad continuadora de la obra de Cristo; y escandalizamos, claro que sí. El teólogo José Antonio Pagola ha escrito recientemente que “Una de las herejías más graves es hacer de la Iglesia el 'sustitutivo' del reino de Dios”. Algo parecido le ocurrió a aquella Iglesia judía que no aceptó a Jesús porque suponía desmontar todo el poder acumulado en forma de una institución teocrática y ajena a la esencia de Dios Amor y de su proyecto.

Como afirma Pagola, cuando Dios reina en el mundo, la humanidad progresa en justicia, solidaridad, compasión, fraternidad y paz. A esto se dedicó Jesús con verdadera pasión. Por ello fue perseguido, torturado y ejecutado. En lugar de mirar la vida como la miraba Jesús y de sentir y actuar como Él para construir un mundo más solidario y fraterno, la Iglesia vive en una grave herejía al primar la institución eclesial como un absoluto que sustituye, en la práctica, al reino de Dios descentrando su misión y espantando a muchos buscadores de buena fe.

Las tres grandes tentaciones de poder, vanagloria y dinero han calado muy hondo en la institución confundiéndose con el Pueblo de Dios al que hemos sido llamados. Todo es Iglesia, pero no podemos defender desde el evangelio a semejante estructura, incluido el Estado Vaticano y a las jerarquías locales que asfixian la autocrítica y la acción liberadora del Espíritu. El Papa lo intenta y ¡hay que ver las resistencias!

Dicho lo anterior, son muchos los que se niegan a reconocer el bien que la Iglesia aporta a la sociedad. A veces por su mezquindad y defensa de intereses inconfesables; otras veces es por nuestro pésimo ejemplo al sustituir la autoridad del servicio y del amor por el poder y sus lamentables escándalos llenos de soberbia. Para visualizar el bien que hace la Iglesia en el mundo, hay que escuchar las voces de los obispos de Irak, de Siria, hasta hace poco de Pedro Casaldáliga (Brasil) y Santiago Agrelo (Tánger), que denuncian constantemente las atrocidades a manos de los poderosos y son verdaderos pastores de amor con los que sufren. Son profetas que defienden la dignidad del ser humano puestos los ojos en Cristo Jesús. Pero de estos salen pocas noticias y nosotros tampoco propalamos las nuestras como parte de la evangelización.

Si somos Buena Noticia para el mundo, debemos mostrar nuestras estructuras solidarias que tanto aportan al PIB estatal de manera voluntaria y solidaria. No es un ejercicio de vanagloria sino de evangelización, de mostrar lo que ofrecemos en hospitales, cárceles, comedores asistenciales, barrios maltratados, colectivos expulsados a las cunetas sociales. Muchos no nos conocen en lo bueno. Pero hoy es imposible saberlo pues no hay un lugar en el que podamos conocer la organización solidaria de la Iglesia, lo diocesano y lo que hacen las onl´s de las órdenes religiosas.

Mientras tanto, solo nos destacan lo malo y nosotros no sabemos hacer una sana autocrítica institucional, al menos en la línea de Francisco, empezando por muchos obispos y curas que parecen pagados por quienes no quieren una Iglesia basada en las actitudes de Jesús de Nazaret. Somos, en definitiva, nuestro propio enemigo.

A JOE BIDEN, POR OTRA CIVILIZACIÓN

www.josearregi.com

col arregi

Sr. Presidente de los Estados Unidos de América:

Le deseo Paz y Bien.

Sería pretencioso que me dirija a Ud. pensando que estas líneas pudieran ni siquiera llegarle. Pero no. Solo es una manera de sumar mi voz al clamor universal, de expresar inquietudes que apremian en esta hora crucial de la humanidad y del planeta, la hora de las amenazas más graves y de las decisiones más transcendentales.

Ha sido elegido presidente de los EEUU cuando la fe del mundo en su país ha llegado a lo más bajo y la crisis de la fe en la humanidad ha llegado a lo más alto. Cuando la Tierra, comunidad de vivientes, se ve asolada por un sistema sin piedad que impera entre los seres humanos: el poder absoluto al servicio del bien particular. Cuando el planeta es desgobernado por las tres mayores potencias –EEUU, China y Rusia, en el orden o desorden que fuere–, enfrentadas entre sí por el objetivo común que persiguen: dominar. Cuando África solo importa por las riquezas que ocultan sus tierras. Cuando la primavera árabe, 10 años después, sigue sin florecer. Cuando crece la extrema derecha y fundamentalistas de todos los colores toman las calles.

La inmensa mayoría aplaudimos su elección, respiramos aliviados. Pero la inquietud persiste. Persiste el miedo de que también Ud. defraude la demanda más universal y la esperanza más noble: que la justicia y la paz se besen en la Tierra. El temor de que también Ud., al servicio del mismo sistema reinante, nos traicione como nos traicionó su mentor y predecesor demócrata en la Casa Blanca: Barack Obama. Ninguna de sus inspiradas palabras se cumplió. Yes, we can, proclamó, y se lo creímos. Pero se engañaba o nos engañaba, y a los 8 años el mundo estaba peor, y los desesperados de su gran país eligieron como presidente al peor candidato de todos los tiempos, y aún nos turba el terrible interrogante: ¿Qué significa que un candidato así haya llegado a ser presidente de los EEUU?

A pesar de todo, Sr. Biden, nos felicitamos por las medidas que, en los 15 días desde su investidura, se ha apresurado en adoptar o anunciar: la reaceptación del proyecto de dos Estados libres y viables en Israel-Palestina, el retorno al Acuerdo contra el Cambio Climático, la legalización de cientos de miles de inmigrantes sin papeles en los EEUU, la reactivación del acuerdo nuclear con Irán, la paralización de la venta de armas a Arabia Saudí… Son señales luminosas después de años muy oscuros, no solo de los cuatro últimos. ¿Serán albores de un amanecer? No lo serán si Ud. se atiene al principio que inspira a republicanos y demócratas desde siempre: “América primero”, si se empeña ante todo en que “América sea grande otra vez”, como le hemos oído estos días, en fortalecer su ejército, en reforzar sus bases militares, en recuperar el liderazgo mundial, en secundar a Wall Street, en ganar y conquistar.

Ud. tiene la responsabilidad que corresponde a su poder, que me siento incapaz de evaluar, como me siento incapaz de medir su voluntad. Una cosa es cierta: la Tierra ya no puede soportar tanto expolio. La humanidad ya no puede padecer tanta desigualdad por el interés de los más poderosos, enemigos del Bien Común. Ninguna persona de bien puede tolerar que las 1000 personas más ricas del planeta, gracias al mercado de valores en auge, hayan recuperado con creces las pérdidas sufridas al comienzo de la pandemia, que ha destruido 255 millones de empleos y hundido en la angustia a cientos de millones de mujeres y hombres. La política ya no puede seguir sometida a los poderes financieros, que no tienen más patria que el lucro, más frontera que el beneficio propio. La gobernanza mundial ya no puede seguir dominada por una economía especulativa al servicio del beneficio particular. La codicia es la peor de las pandemias y la raíz de todos los males: o acabamos con ella o acabaremos con todo y con nosotros mismos, como está sucediendo. ¿Pero cómo acabaremos con ella si no renacemos, es decir, si no descubrimos que somos más felices compartiendo más y teniendo menos que teniendo más por compartir menos? ¿Y cómo renaceremos?

Ud. profesa la fe en Jesús de Nazaret, y quiero pensar que él inspira su mirada al mundo, su sensibilidad ante el dolor, sus criterios de acción política. Jesús, el hombre libre y hermano, el hombre compasivo y feliz, el hombre humano. Él no profesó la religión cristiana, sino la humanidad libre, liberada, liberadora, el aliento que mueve el universo y la vida: “El Espíritu me anima para anunciar la buena noticia a los pobres, para proclamar la liberación de los cautivos, para libertar a los oprimidos” (Lucas 4,18). El corazón del mundo y del Evangelio proclaman al unísono: “Bienaventurados los pobres de espíritu: los que miran, sienten, viven del lado de los pobres. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: de dar a cada uno lo que necesita. Bienaventurados los misericordiosos: los que saben ponerse en el lugar del otro. Bienaventurados los que construyen la paz desde la paz profunda” (Mateo 5,3-9).

He ahí las claves del renacimiento. He ahí el camino para una humanidad en comunión con todos los vivientes, en la solidaridad de todos los pueblos hermanos. He ahí el horizonte de una nueva inteligencia de la realidad, más allá de todo los credos, cultos y códigos: una nueva conciencia colectiva, una nueva organización planetaria, una nueva civilización, inseparablemente espiritual y política. Todo se resume en algo muy simple y universal: nadie –ni individuo ni Estado– será feliz sin el otro ni contra el otro, sino solo con el otro.

Le saludo respetuosamente.

 

José Arregi

Aizarna, 31 de enero de 2021


RECORDANDO A JOSÉ ENRIQUE RUIZ DE GALARRETA


col munarriz

En estas fechas se cumple el séptimo aniversario de la muerte de José Enrique Ruiz de Galarreta, y no me resisto a recordar alguna de sus reflexiones para que no caigan en el olvido. Están referidas a Dios y entresacadas textualmente del libro editado por Feadulta, “Pensamiento de José Enrique Galarreta”.

Allá van:

No es que nosotros inventamos a Dios, no es que nuestra razón lo descubre, es que lo buscamos porque nuestra naturaleza lo necesita y descubrimos que Él nos sale al encuentro. Ese lugar de encuentro es Jesús.

Y ése es el quicio fundamental de quienes nos llamamos cristianos: creer en Jesús visibilidad de Dios sin poner en duda su humanidad. Creer que, en un ser humano, tan humano como nosotros, podemos ver a Dios.

Vemos cómo es Dios viendo a Jesús jugarse el prestigio por salvar pecadores, jugarse la vida por salvar a la adúltera, quebrantar la Ley por curar leprosos y llegar hasta la misma cruz.

En ese Jesús cercano, compasivo, amistoso, poderoso para curar, consecuente hasta dar la vida… en él y sólo en él conocemos cómo es Dios. La imagen del todopoderoso, rey de reyes y señor de señores, altísimo, señor de los ejércitos, gobernador del universo, resulta aquí muy poco interesante.

Cuando nosotros hablamos de Dios, hablamos de legislador, de retribuidor, de juez… Jesús nos habla de la semilla, la levadura, el campesino que siembra, el médico que sana, el pastor preocupado por su rebaño, la mujer feliz de haber encontrado su moneda, el padre que se vuelve loco de alegría al recuperar a su hijo…

Además, Jesús no sólo habla de ello, Jesús es así.

Pero su mejor parábola es Abbá, Papá, nuestra Madre... Una Madre, que, como cualquier madre, no quiere a sus hijos por ser justos sino por ser hijos. Que no les juzga por las faltas que cometen, ni se siente ofendida, ni se aparta de ellos cuando fallan, sino que se acerca más, porque le necesitan más; porque sabe que esas faltas acabarán arruinando su vida. Para ella, los hijos más importantes no son los mejores, sino los más necesitados...

Sigue a Jesús quien “cree en Abbá”… Yo no creo en Abbá porque sea razonable o lógico, porque explique el origen del universo, porque aclare el problema del mal, porque la razón lo demuestre… Creo en Él porque Jesús creía en Él.

En Jesús, el Hijo, el hombre "lleno del Espíritu", he descubierto que Dios es para mí el Padre con quien puedo contar, la Palabra que guía mi vida entera, el Viento que me ayuda a navegar.

Padre, Palabra y Viento, eso es Dios para mí. Saber cómo es Dios es a la vez saber cómo es mi vida, y es fuente de seguridad, estímulo y luz para todos los que queremos caminar correctamente por el mundo.

Y ya no se trata de un dogma casi incomprensible, algo así como que uno y tres es lo mismo, sino de que Dios se comunica conmigo –Palabra–, actúa en mí –Espíritu– y es mi Padre con quien puedo contar para salvar mi vida…

Disfrutar de la osadía de Jesús comparando a Dios con el paterfamilias venerable que echa por la ventana su dignidad y la mitad de su hacienda, porque ha recuperado al sinvergüenza de su hijo vuelto a casa muerto de miseria.

El error del hijo es que no conoce a su padre, y hasta cree que tiene que convencerle para que le perdone. Por eso se fue, porque no le conocía; porque creyó que había cosas mejores que trabajar en la casa del padre.

Terminamos:

Jesús no nos considera libres, sino esclavos del pecado, y Dios no juzga a personas libres y responsables, sino que ayuda a esclavos ciegos a que vean mejor y se liberen de sus cadenas.

Pero quien haya pensado en el Dios de Jesús como un juez blando, y en la Buena Noticia como un tranquilizante para nuestra mediocridad, no se ha enterado de nada. Nada hay más exigente que sentirse Hijo querido y perdonado de antemano por ese Padre.

“Del contenido a la comunicación online”, eje de la 7ª Jornada Salesiana de Comunicación

 La Delegación Nacional de Comunicación Social presenta la 7ª Jornada Salesiana de Comunicación que tendrá lugar el próximo 24 de febrero, de 10:30 a 13:30, en formato online, bajo el título “Del contenido a la comunicación online”.

Esta cita permitirá reunir a delegados y responsables de comunicación de presencias y entidades salesianas para profundizar sobre la importancia de compartir experiencias y caminar en el diseño de proyectos para mejorar la comunicación salesiana en el entorno digital. Para esta edición se contará con la participación especial de Gildásio Mendes, Consejero General salesiano para la comunicación. Su presencia en este evento formativo será un privilegio tras su reciente nombramiento y posibilitará conocer de primera mano la hoja de ruta de la Congregación.

Esta jornada formativa, desarrollada en formato online, está dirigida a toda persona de diferentes grupos y ambientes con sensibilidad por la comunicación. «Como novedad en esta edición queremos invitar a que los equipos locales se encuentren en la casa para compartir, trabajar y vivir la jornada. Además, en la segunda parte de la sesión, se invitará a profundizar en experiencias bajo cuatro áreas de acción que permitan conocer cómo estamos trabajando y marcar una estrategia común», comparten desde la organización sobre la dinámica del encuentro. «Ofreceremos pistas de trabajo con aplicaciones y herramientas, y concretaremos un proyecto digital, entre los participantes de cada equipo, para desarrollar juntos hasta mayo, lo compartido en el grupo», explican sobre las áreas relacionadas con el trabajo web, el podcast, el diseño online y la presencia en las nuevas redes sociales.

El coste de inscripción es gratuito y el plazo estará abierto hasta el 22 de febrero o agotar plazas. La inscripción se realiza mediante formulario online.

Domingo 7 de Febrero 5º Ordinario Juliana de Florencia (s. IV)

KOINONIA

 Hoy el libro de Job nos lo presenta sumido en un gran sufrimiento. Delante de sus amigos desnuda su corazón, su desilusión. Ellos, que defienden una teología alejada de la vida, no pueden comprender la queja de su amigo, ni acompañarlo plenamente en su dolor. El grito de Job está presente en la vida diaria de muchos hombres y mujeres en todos los rincones del planeta, que enfrentan una vida de lucha y dificultad. Job compara su existencia con la vida de un «mercenario»: mercenario es quien vende su lucha, que libra por dinero causas que no son suyas y se fatiga por empresas que no ama. IR A LA PÁGINA

DOMINGO 5 Tiempo ordinario – B (Marcos 1,29-39)

 José Antonio Pagola

ALIVIAR EL SUFRIMIENTO

La enfermedad es una de las experiencias más duras del ser humano. No solo padece el enfermo que siente su vida amenazada y sufre sin saber por qué, para qué y hasta cuándo. Sufre también su familia, los seres queridos y los que le atienden.

De poco sirven las palabras y explicaciones. ¿Qué hacer cuando ya la ciencia no puede detener lo inevitable? ¿Cómo afrontar de manera humana el deterioro? ¿Cómo estar junto al familiar o el amigo gravemente enfermo?

Lo primero es acercarse. Al que sufre no se le puede ayudar desde lejos. Hay que estar cerca. Sin prisas, con discreción y respeto total. Ayudarle a luchar contra el dolor. Darle fuerzas para que colabore con los que tratan de curarlo.

Esto exige acompañarlo en las diversas etapas de la enfermedad y en los diferentes estados de ánimo. Ofrecerle lo que necesita en cada momento. No incomodarnos ante su irritabilidad. Tener paciencia. Permanecer junto a él.

Es importante escucharle. Que el enfermo pueda contar y compartir lo que lleva dentro: las esperanzas frustradas, sus quejas y miedos, su angustia ante el futuro. Es un respiro para el enfermo poder desahogarse con alguien de confianza. No siempre es fácil escuchar. Requiere ponerse en el lugar del que sufre, y estar atentos a lo que nos dice con sus palabras y, sobre todo, con sus silencios, gestos y miradas.

La verdadera escucha exige acoger y comprender las reacciones del enfermo. La incomprensión hiere profundamente a quien está sufriendo y se queja. De nada sirven consejos, razones o explicaciones doctas. Solo la comprensión de quien acompaña con cariño y respeto puede aliviar.

La persona puede adoptar ante la enfermedad actitudes sanas y positivas, o puede dejarse destruir por sentimientos estériles y negativos. Muchas veces necesitará ayuda para confiar y colaborar con los que le atienden, para no encerrarse solo en su dolor, para tener paciencia consigo mismo o para ser agradecido.

El enfermo puede necesitar también reconciliarse consigo mismo, curar heridas del pasado, dar un sentido más hondo a su sufrimiento, purificar su relación con Dios. El creyente puede entonces ayudarle a orar, a vivir con paz interior, a creer en su perdón y a confiar en su amor salvador.

El evangelista Marcos nos dice que las gentes llevaban sus enfermos y poseídos hasta Jesús. Él sabía acogerlos con cariño, despertar su confianza en Dios, perdonar su pecado, aliviar su dolor y sanar su enfermedad. Su actuación ante el sufrimiento humano siempre será para los cristianos el ejemplo a seguir en el trato a los enfermos.

ETERNAMENTE JÓVENES

ECLESALIA

col mesa

Ya he superado los sesenta años (voy camino de cumplir 62) y cuando alguien me dice (porque me mira con buenos ojos) que no aparento la edad que tengo, lo primero que hago es agradecérselo, pero le comento a continuación que ya he entrado en la cuarta edad, porque divido la existencia en cuatro etapas: la primera hasta los 20 años, la segunda hasta los 40, la tercera hasta los 60 y la cuarta a partir de la sesentena.

Hablando en serio, creo que una de las mayores presiones que ejerce la sociedad actual sobre las personas mayores, que ya peinamos canas, es la no aceptación del paso de los años, reconociendo que hemos entrado en otra etapa vital.

La publicidad de toda clase nos impone el querer ser siempre jóvenes, aparentándolo mediante cremas que nos rejuvenezcan, vistiéndonos con la ropa de nuestros hijos, haciendo ejercicios físicos que ya no somos capaces de aguantar, y otros muchos reclamos más… aparentando ser quienes no somos.

Pienso que es bueno, necesario y esencial, cuidar bien de nuestro cuerpo, vestirnos como mejor nos encontremos ante el espejo, seguir bailando, paseando y haciendo deporte, para mejorar nuestra salud, etc. Pero reconociendo bien nuestros límites y los años que tenemos.

Creo incluso que hoy día es algo contracultural, una postura auténticamente alternativa, el hacer gala de nuestra edad, pues aquí seguimos, con alegría, en este momento de nuestra vida, aunque ya nos visiten algunos achaques, se nos cuelen unas goteras y tengamos que reconocer diversas carencias.

Es heroico, en la mayoría de las ocasiones, saber decir que no a lo que no puedes hacer ya en este momento vital. Pero admitidas las propias limitaciones con serenidad, desde la realidad personal de cada uno, brota el agradecimiento inmenso por todo lo que se ha vivido y la dicha por todo lo que nos queda por vivir, por experimentar, por compartir, por disfrutar… Y para ello, aquí dejo algunos ingredientes necesarios para conseguirlo:

Alimentar cada día lo que de verdad nos da calidad y calidez humana, el encuentro con los demás, el compromiso solidario, con toda nuestra historia (lo bueno y lo malo, pues de todo podemos aprender) en la mochila que llevamos a la espalda, la satisfacción por ser quienes somos, aquí y ahora.

Analizar lo que sinceramente merece la pena, lo que es primordial y lo que solo es humo, vanidad, secundario y accesorio.

Apreciar la belleza y el valor que hay en lo escondido, en lo pequeño, en lo que no trasciende, en lo cotidiano, desechando lo que es solo apariencia y superficialidad.

Mantener viva la llama de la esperanza, trabajando cada día para que sea un aliento eficaz en nuestro entorno vital y en el mundo, reavivando así la ilusión y la confianza de los demás.

Aceptar que ya no somos quienes éramos en nuestra juventud, pero que aún brilla en nuestras pupilas el destello del niño o la niña que fuimos, y por eso nos seguimos divirtiendo y gozando con las cosas más nimias y cotidianas.

Reconciliarnos (con mucho humor) con nuestras fragilidades y nuestra vulnerabilidad, nos ayudará a caminar con ánimo, demostrando a la vez madurez y sabiduría.

Cuando vuelvan a nosotros los recuerdos de cualquier tipo, llevemos a la práctica lo que significa re-cordar: volver a pasar todo por el corazón.

Reavivar la pasión, el asombro, pues mantener viva una actitud de admiración y conmoción, ante tantas realidades que nos rodean, no tiene ningún límite de edad.

Descubrir que no todo es blanco ni negro, porque existen una inmensa variedad de grises y otros muchos colores. Esto también demuestra inteligencia, consideración, aceptación y tolerancia.

 Acompañar y dejarnos acompañar. Cuidar y dejarnos cuidar. Acariciar y dejarnos acariciar. Amar y dejarnos amar.

Seguir explorando siempre cosas nuevas, motivando los sueños personales y solidarizándonos con los anhelos colectivos.

Abandonar las pre-ocupaciones para ocuparnos generosamente, ayudando a sanar tantas heridas, enjugar tanta lágrima, aliviar tanta soledad y desconsuelo.

Disfrutar, pasear, charlar y reír con los amigos y amigas. Abrazar y besar con ternura siempre que podamos.

Solo se trata de aceptarnos tal como somos y brindar por la vida que nos palpita dentro, en el mundo que tenemos a nuestro alrededor y el universo del que formamos parte.

Y por último, tratemos de vivir el momento presente con profundidad, agradecimiento e intensidad, como lo expresó admirablemente Antonio Machado: “Hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora”.

INFLUENCERS

FR ADULTA

col aleixandre art

La curación de la suegra de Pedro es el relato más corto del Evangelio de Marcos y podemos calificarlo como primera escena comunitaria de Jesús con los suyos: los miembros de la incipiente comunidad están juntos en el espacio privado de una casa. Simón y Andrés, Santiago y Juan, las dos parejas de hermanos, están ya vinculados a Jesús desde la llamada recibida en el lago. Los cinco forman un cierto “bloque” mientras que la suegra de Simón está fuera del grupo: ellos de pie y ella separada, en cama y con una fiebre que “la posee”, le dicta el espacio en que debe estar (la cama) y la mantiene a distancia de los demás.

“Le hablan enseguida de ella”: se sobreentiende que es Simón quien toma la palabra, quizá también su mujer, y hablan de ella como de alguien ausenteJesús, después de lo que oye, toma la iniciativa y franquea la distancia que le separa de la mujer. Su acción principal -“la levantó”, usando el mismo verbo de resucitar, va acompañada de dos gestos: acercarse y agarrarla de la mano. Al aproximarse y establecer contacto con la mujer, ella ya no esté separada, lejos o fuera, sino agarrada de la mano de él y erguida: Jesús ha suprimido la distancia, la ha puesto a su misma altura y ahora pueden mirarse a los ojos. Consecuencia: desaparece la fiebre que la postraba y la excluía.

El final del relato evoca una comida comunitaria en la que la excluida está ahora incorporada y se pone a hacer lo que sabe: servir. No como “rol de género”, sino desde esa diakonía que, según Jesús, es la marca del discípulo/a. Su manera de agradecer es precisamente esa y como ahora “está en pie”, puede inclinarse para servir.

Vamos a dar ahora la palabra al único personaje femenino de la escena – sin nombre propio y solo existente gracias a su yerno – para que nos cuente su propio relato en versión actualizada:

“Además de la dichosa fiebre, la verdad es que estaba pasando una mala racha y, de haber tenido más fuerzas, me hubiera puesto a tararear lo de “Hoy no me puedo levantar” de Mecano. Se me había vuelto borrosa la frontera entre los síntomas de la gripe y la sensación sombría de que me estaba haciendo vieja: tenía fatal los huesos, empezaba a sentirme inútil, se me había quemado varias veces la comida, ya no acertaba a enhebrar la aguja y derramaba la sopa porque me temblaban las manos. Me estaba metiendo poco a poco en un bucle tóxico que me hacía imaginar murmuraciones siniestras a mi alrededor: “no hay que hacerle mucho caso, se está volviendo hipocondríaca y maniática”; “todo el día nos está dando la brasa con sus batallitas y sus achaques”; “mejor que se quede quieta y no haga más estropicios en la cocina”; “piensa que, como tiene una buena pensión, puede hacer lo que le dé la gana…”. Tengo que reconocer que en aquel momento, además de paracetamol, estaba necesitando Prozac.

Así andaban mis ánimos, por los suelos, cuando vi de pie delante de mi cama al nuevo amigo galileo de mi yerno. Me dijo su nombre y yo el mío, se sentó a la cabecera y empezó a preguntarme cómo me sentía, desde cuándo estaba fastidiada y qué remedios tomaba. Me contó que también a su madre le dolía la espalda y que le iba a pedir la receta de un ungüento que aliviaba la artrosis de las manos. Le dije que de joven yo había vivido cerca de su pueblo, en Séforis, y que allí había aprendido a hacer unas rosquillas riquísimas. Él también las había comido en Nazaret y quedamos en que se las haría algún día. Luego me preguntó si me sentía con fuerzas para levantarme, me sostuvo mientras lo intentaba y, mientras me iba incorporando despacio, él silbaba algo que dijo se cantaba en las fiestas de su pueblo. Luego me acompañó hasta la cocina y me dejó allí.

Cuando nos sentamos a cenar aquella noche, yo traje las rosquillas que había preparado para todos. “- Están buenísimas, dijo, mejores que las mi madre, pero jamás lo repetiré si ella está delante…” Todos nos reímos y la velada se prolongó mientras yo iba y venía ocupándome de servirles; esa noche dormí tan profundamente como no recuerdo haberlo hecho nunca…”

Si la consideras influencer, dale tu like y compártelo con tus amigos…

 

JESÚS SE LIBERÓ Y AYUDÓ A LOS DEMÁS A LIBERARSE

FE ADULTA

col fraymarcos

 

Mc 1,29-39

Recuerda que los evangelios no son crónicas de sucesos. Son teología narrativa. No tiene ninguna importancia que las palabras de Jesús sean exactamente las que él pronunció; ni que los hechos narrados hayan acontecido así. Lo importante es el mensaje que quieren trasmitirnos y que seamos capaces de traducirlo a nuestro lenguaje, siempre relativo, de manera que lo podamos entender hoy. Para ello es imprescindible que nos coloquemos en el ambiente de aquella época y conozcamos las características de aquella cultura. 

Seguimos en el primer día de la actuación de Jesús. Marcos intenta perfilar a grandes rasgos y con firmes trazos la figura de Jesús. Se trata de un montaje programático para dejar muy clara la manera habitual que tenía Jesús de desarrollar su ministerio. No podemos desligar la perícopa que hemos leído hoy de la del domingo pasado. Ambas forman un todo teológico progresivo, que empieza en la sinagoga y termina orando solo en descampado. Allí consigue reavivar la experiencia de Dios, que le permite hablar y actuar con autoridad.

El paso de la sinagoga a la casa, y después a la calle, nos dice que Jesús lleva la salvación a todos los lugares en donde se desarrolla la vida y a todas las personas que tienen necesidad de liberación. Con toda naturalidad se nos habla de la suegra de Pedro, aunque nunca se hable de la esposa. En aquella sociedad era impensable el estado de soltero y Jesús nunca cuestionó las normas existentes con relación a la sexualidad, al matrimonio o a la familia. Los cambios que después se produjeron, no se pueden vender como mensaje evangélico.

La cogió de la mano y la levantó. La palabra katekeito para decir “estaba postrada”, puede significar enfermedad o muerta, en cualquier caso, falta de vida. También para decir que la levantó, Mc emplea hgeiren, que puede significar levantar o resucitar. Está claro que Mc quiere dar un doble sentido a las dos palabras, más allá del sentido material.

Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Jesús cura para que la mujer pueda servir. En el mundo griego, el servicio (diakonía) se consideraba una deshumanización. En las primeras comunidades cristianas, era el signo de seguimiento de Jesús. El verbo que se utiliza en griego es dihkonei = servía a la mesa. Los cristianos eligieron precisamente la palabra “diakonía” para expresar el nuevo fundamento de las relaciones humanas en la comunidad. El mismo Jesús dirá que no ha venido a ser servido sino a servir.

Al anochecer... Nos está indicando que los que se admiraban de las palabras y obras de Jesús, eran judíos y no habían superado la dependencia de la Ley, que era la causa de la opresión. Al ponerse el sol terminaba el sábado y la obligación de descanso. Por lo tanto, ya podían ellos llevar a los enfermos y Jesús curarlos, sin faltar al primer precepto de la Ley.

Curó a muchos y expulsó muchos demonios. Todos buscan a Jesús para ser curados. Aquí debemos hacer una profunda reflexión. En todos los evangelios se comienza con un éxito espectacular de la predicación de Jesús. Más tarde se verá que no les interesa nada más que ese beneficio material de ser atendidos en sus necesidades. Cuando queda claro que ese no es el objetivo de Jesús, le abandonan sin ninguna consideración.

Se marcha al descampado y allí se puso a orar. En muchos lugares de los cuatro evangelios se dice lo mismo: "Se levantó de madrugada, se fue a un descampado y allí se puso a orar". "Pasó la noche en oración". "Por la mañana estaba allí sólo".  Es la clave de la vida de Jesús. Realmente necesitaba orar como verdadero ser humano que era. Descubrir lo que era su Abba para él y lo que era él para su Abba, fue la clave de su espiritualidad. Esto solo se puede hacer apartándose de bullicio de la gente y en silencio.

El domingo pasado decía el evangelio que hablaba con autoridad, no como los letrados. La clave está en este descubrimiento continuado de la presencia de Dios en él. A pesar de la absorben­te actividad, encontraba tiempo para estar a solas consigo mismo y cargar las pilas. Los evangelios nos dicen que también iba a la sinagoga y al templo, pero el verdadero encuentro con Dios lo realizaba a solas y en medio de la naturaleza.

¡Todo el mundo te busca! En el relato encontramos tres exageraciones intencionadas: ‘todo el mundo te busca’; ‘la población entera’; ‘todos los enfermos’. Los discípulos están en la misma dinámica que la gente. No quieren que su Maestro pierda la ocasión de afianzar su prestigio (poder). Jesús sabía muy bien lo que tenía que hacer: “Vámonos a otra parte”. En el principio del relato se habló por dos veces de su enseñanza (didach). Ahora dice predicar (khruxw, de donde viene kerigma, concepto clave de la primera comunidad).

Todos los evangelios empiezan constatando la euforia con que la gente sigue a Jesús. Pero pronto, se va apoderando de ellos, primero la decepción, después el abandono y finalmente la oposición total. En Jn este proceso se escenifica de manera genial en el capítulo 6, después de la multiplicación de los panes, cuando quieren hacerle rey y terminan abandonándole todos diciendo: “¿Quién puede hacerle caso?”. El por qué de esta actitud es claro: buscan ser curados, liberados, queridos, no están interesados en curar, servir y amar.

Si tomásemos conciencia del este cambio en la gente, comprenderemos donde falla nuestro cristianismo. La respuesta está en el relato de la curación de la suegra de Pedro. Jesús cura para que seamos capaces de servir. Esto es precisamente lo que no nos gusta. Cuando Jesús va dejando claro que Dios no es un tapagujeros, que su predicación lo que persigue es cambiar las actitudes fundamentales del ser humano y convertirle en libre servidor en vez de opresor, la gente empieza a sentirse incómoda y le abandona sin contemplaciones.

El evangelio no habla de resignación ante cualquier clase de dolor, sea físico, sea psíquico, sea moral. Tampoco identifica la salvación con la supresión del dolor. Todo lo contrario, afirma expresamente que la verdadera salvación puede alcanzarla todo hombre a pesar del mal que nos rodea (bienaventuranzas). Siempre que se pueda, se debe suprimir, pero la victoria contra el mal no está en suprimirlo, sino en evitar que te aniquile.

La solución al problema vital del hombre no puede venir de fuera, la tenemos que encontrar dentro. Solo un conocimiento de lo hondo del ser nos descubrirá lo que somos. El hombre tiene que aceptar sus limitaciones. Pero solo lo conseguirá descubriendo que esas limitaciones no le impiden alcanzar su plenitud. Conocerme a mí mismo es conocer a Dios como fundamento de mi propio ser. Ser fiel a sí mismo es la única manera de ser fiel a Dios.

El fallo del cristianismo fue convertir la buena noticia del evangelio en una religión. Jesús quiso liberar al ser humano de todo lo que le impide ser él mismo, incluida la religión. Jesús nos quiso enseñar cómo ser libres a pesar de los problemas y aunque no se resuelvan. Hay problemas que no tienen solución, pero una vida más humana siempre es posible. El esperar que cambien las circunstancias adversas para sentirme bien es señal de pobre hedonismo. Ninguna circunstancia futura podrá ser mejor que la situación en la que ahora te encuentras

 

Meditación

No puede haber espiritualidad sin verdadera contemplación.
No se trata de “rezar”, sino de fundirse con el Abba.
Lo que te cambiará será la conexión con lo Absoluto que hay en ti.
El conseguir la conexión puede llevar hora días o años.
El quedar impregnados de Dios, es cuestión de un instante.

LA UTOPÍA DEL REINO Y LA REALIDAD DE LA PANDEMIA

FR ADULTA

col sicre

 

Domingo V

El evangelio del domingo pasado contaba el asombro causado por la predicación de Jesús y por su poder sobre los espíritus inmundos. Todo eso ocurrió un sábado en la sinagoga de Cafarnaúm. El evangelio de este domingo nos cuenta cómo terminó ese sábado y qué ocurrió en los días siguientes.

En la primera parte se subraya el enorme poder de Jesús sobre las más diversas enfermedades, desde la fiebre de la suegra de Pedro hasta las manifestaciones de los endemoniados. Es una descripción maravillosa, que simboliza y anticipa el futuro Reino de Dios, cuando no habrá enfermedad, sufrimiento, llanto ni muerte.

El contraste es enorme con lo que estamos viviendo a propósito del covid-19, con millones de víctimas y la angustia de no saber cómo evolucionará. Los breves pasajes del evangelio de este domingo nos obligan a pensar en tantos enfermos y a tenerlos presentes en nuestra oración. También nos descubren a los continuadores de la actividad de Jesús, que no son principalmente los obispos y sacerdotes, sino los miles de personas relacionadas con el ámbito de la salud: científicos, médicos, enfermeras y enfermeros, auxiliares, farmacéuticos… No tienen la facilidad de Jesús para curar. Atienden a los enfermos en circunstancias difíciles y exigentes, sufren con los que no pueden salvar. Para ellos, el Reino de Dios es algo que todavía se espera y se pide: «Venga a nosotros tu Reino». Merecen nuestro agradecimiento y nuestra oración.

Elementos de un relato de milagro

Un relato de milagro consta generalmente de los siguientes elementos:

a) Se presenta al enfermo, subrayando a veces la gravedad de la enfermedad;

b) El interesado u otra persona pide su curación;

c) Jesús lo cura, a veces con solo su palabra, a veces con algún tipo de acción;

d) El enfermo demuestra que ha sido curado; p. ej., el paralítico carga con su camilla, el cojo da saltos.

Curación de la suegra de Pedro (Mc 1,29-31)

En este caso, el relato es extraordinariamente breve y todo se cuenta con rapidez.

Quien lee este relato de Marcos no presta atención al hecho de que la curación tenga lugar en sábado. Pero cuando se conocen los otros evangelios, y se sabe que una de las acusaciones más fuertes contra Jesús fue la de curar en sábado, el detalle adquiere mayor importancia.

La fiebre de la enferma no es de escasa importancia, le obliga a guardar cama. Y el hecho de que se lo cuenten a Jesús significa que le preocupa a la familia. Él no dice una palabra, se limita a tomarla de la mano y levantarla. Para demostrar que se ha curado plenamente, se pone a servirlos.

Una feminista radical estadounidense dedujo de este detalle final que ni siquiera el evangelio libera a la mujer de su situación de esclavitud a los varones. Pero es una visión demasiado estadounidense y actual del relato. Lo que quiere decir Marcos no es que la mujer cristiana deba estar al servicio del varón, sino que la suegra se curó plenamente.

Curaciones al atardecer (Mc 1,32-34)

Al ponerse el sol termina el descanso sabático. La gente puede caminar, comprar, etc., y aprovecha la ocasión para llevar ante Jesús a todos los enfermos y endemoniados. En este contexto dice Marcos, casi de pasada, que Jesús «expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar». Esta idea, que ya apareció en el relato del endemoniado y que se repetirá en otros momentos, la presentó Wilhelm Wrede en 1901 como «el secreto mesiánico». Jesús no quiere que la gente sepa desde el principio su verdadera identidad, tienen que irla descubriendo poco a poco, escuchándolo y viéndolo actuar.

No se dice cuánto tiempo dedicó a curar a muchos de ellos. Se supone que hasta tarde. En Israel, como en todo el Mediterráneo, la noche no cae de repente. Tampoco se dice dónde cenan Jesús y sus discípulos, ni dónde se quedan a dormir. Los evangelios no son biografías ni se detienen en detalles que consideran secundarios.

Jesús y sus colaboradores siguen proclamando el Reino (1,35-39)

La conducta de Jesús, levantándose de madrugada para rezar, trae a la mente las palabras del Salmo 63: «¡Oh, Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo!». Estamos al comienzo del evangelio, y Marcos indica algo que será una constante en la vida de Jesús: su oración, el contacto diario e intenso con el Padre, del que saca fuerzas para llevar adelante su misión.

Esta misión no se caracteriza por elegir lo cómodo y fácil. En Cafarnaúm toda la gente pregunta por él, quiere verlo y escucharlo. Sin embargo, él decide recorrer de nuevo toda Galilea. Ya lo había hecho solo, cuando metieron a Juan en la cárcel. Ahora lo hace acompañado de los cuatro discípulos. Y no solo predica, también expulsa demonios.

El demonio de la depresión (Job 7,1-4.6-7)

La primera lectura, tomada del libro de Job, ha sido elegida pensando en los enfermos a los que cura Jesús. Job pertenece al grupo de los endemoniados, pero en sentido moderno. No se trata de que esté poseído por un espíritu inmundo, sino de que se halla sumido en una profunda depresión. No le encuentra sentido a la vida, la ve como una carga insoportable, una noche que no se acaba, un futuro sin esperanza. La solución le vendrá por un duro enfrentamiento con Dios, que le obligará a salir de sí mismo, a abrir la ventana y contemplar las maravillas que lo rodean, hasta terminar reconociendo humildemente que no puede discutir con Dios ni culparlo de lo que le ocurre.

Relacionando esta lectura con el evangelio, parece sugerir al deprimido: acude a Jesús, o que alguien te lleve a él. No te hablará duramente, como Dios a Job, pero quizá te ayude a salir de ti mismo y a superar tu depresión. Porque, como dice el Salmo de hoy: «Él sana los corazones destrozados, venda sus heridas» (Sal 146,3).

«Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados (Sal 146,1)

En las diversas y numerosas curaciones que ha contado el evangelio, resulta extraño que nadie dé las gracias a Jesús. Ni la suegra de Simón, ni su familia, ni los que acuden al ponerse el sol, ni los enfermos de toda Galilea. Pasa haciendo el bien sin esperar recompensa.

Por eso es bueno que el Salmo nos invite a alabar al Señor, reconociendo todo el bien que nos ha hecho. Este himno recoge motivos muy diversos para alabar a Dios: empieza por la reconstrucción de Jerusalén y la vuelta de los deportados, pero no pierde de vista a cada individuo, vendando las heridas de los que tienen el corazón destrozado y sosteniendo a los humildes.

 

BUSCAR A JESÚS

FE ADULTA

comentario editorial

 

Necesito a Jesús y no a algo que se le parezca (C. S. Lewis).

Mc 1, 29-39 “Simón y sus compañeros le buscaron y cuando le encontraron le dijeron: Todos te están buscando” (v 36-37).

La referencia a la casa probablemente sea una alusión al lugar de encuentro de la comunidad de Marcos, pues en ella Jesús sigue actuando, como dice Schökel en la Biblia de nuestro Pueblo, y hacia ella concurre mucha gente.

La suegra de Pedro simboliza la situación de exclusión que sufrían las mujeres ancianas y enfermas; los discípulos interceden por ella como un acto de solidaridad con el necesitado.

Con tres verbos indica Jesús la mejor manera de relacionarse con el oprimido: acercarse, entrar en contacto con él y levantarle; Jesús espera que quien sea sanado, levantado o liberado, se ponga al servicio de la causa del reino, que es parte de la comunidad cristiana.

Las sanaciones se extienden a todos los que se acercan al Maestro, revelando a un Jesús solidario que pasa del discurso a la práctica liberadora, y con su ejemplo nos enseña la importancia de la oración al comenzar la jornada misionera.

El Papa Francisco nos desvela en su homilía en Santa Marta, la sorpresa que encontraremos buscando al Señor, ya que la fe cristiana no es una teoría, es el encuentro con Jesús, y según él, para encontrar verdaderamente a Jesús debemos ponernos en camino con tres actitudes: vigilancia en la oración, activos en la caridad y exultantes en la alabanza.

Debemos rezar con vigilancia, ser activos en la caridad fraterna, no solo dar limosna sino vivir este camino con la voluntad de encontrarle, ya que el hecho de buscar a Jesús no queda finalizado si no terminamos encontrándole, para lo cual no hay que estar nunca quietos.

papa animal

“Yo-afirmó el Papa Francisco-, estoy en camino para buscarle, y él está en camino para encontrarme a mí, y cuando nos encontramos, vemos que la gran sorpresa era que él me estaba buscando, antes de que yo me pusiera en marcha: es lo mismo que le sucedió al centurión, pues siempre el Señor va más allá, va primero. Nosotros damos un paso y él diez: siempre la abundancia de su gracia, de su amor, de su ternura que no se cansa de buscarnos, también a veces con cosas pequeñas, nosotros pensamos que encontrar a Jesús es una cosa magnífica, como ese hombre de Siria, Naaman, que era leproso: pero no, es sencillo… Y se llevó una sorpresa grande por el modo de obrar de Dios. Porque el nuestro es el Dios de las sorpresas, el Dios que nos está buscando, nos está esperando, y solo pide de nosotros el pequeño paso de la buena voluntad”, aseguró el Papa.

La fe no es saber todo sobre la dogmática, sino encontrar a Jesús, los doctores de la Ley sabían de todo, toda la dogmática de aquel tiempo, pero no tenían fe, porque sus corazones se habían alejado de Dios.

En este poema de Luis Gálvez de Montalvo, la pastora también busca:

Si tanto gana, pastora,
Quien mira tus ojos bellos,
¿Qué hara el mirado dellos?

Entre mirarse y mirar
la ventaja es conocida,
como de buscar la vida,
a venir ella á buscar.

No le queda que hallar
a aquel que merece vellos,
sino ser mirado dellos

Aunque en su luz sin igual
no puede haber competencia,
por oficio hay diferencia
de mas, y menos caudal;

Que si el medio principal
del deseo es conocellos,
el fin ser mirado dellos.