FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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viernes, 1 de enero de 2021

¡Migrar o buscar refugio no es un crimen! ¡Es un derecho humano!

 


  • Brid Brennan

    Alainet

    inmigrantes

    El llamado es una invitación a comprometerse y construir juntos un nuevo régimen que afirme que todos somos migrantes y refugiados.
    Los viajes de migrantes y refugiados que terminan en fosas comunes en el Mediterráneo o en el abandono o lesiones en los desiertos del África del Norte; a lo largo de la frontera entre los Estados Unidos y México; en los campamentos Rohingya de Bangladesh o en los campamentos cuasi permanentes de varios países de África y el Oriente Medio tienen su momento de atención corta en los medios de comunicación hegemónicos.
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  • Sartre, prisionero de guerra: texto conmovedor sobre la Navidad

     


    Leonardo Boff

    Atrio

    Boff

    Me lo envía alguien de CyJ, no el mismo Leonardo. Pero lo tiene en portugués en su blog. Sería interesante tener la imageendel nacimiento a la ue se refiere Juan Pablo. AD.
    Recibí de este amigo y colega de teología de la PUC-SP Fernando Altemeyer Junior este texto, bien conocido, pero poco divulgado de J.P.Sartre. Prisionero en la Segunda Guerra Mundial, a petición de algunos sacerdotes, también prisioneros, se le pidió que escribiera una meditación, lo más amplia posible para que todos pudieran entenderla.
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    Carta abierta a la Nunciatura apostólica en España Javier Madrazo: “El proceso de nombramiento de obispos se lleva a cabo de modo arbitrario y oscurantista”


    Religión Digital

    “Soy un laico con una larga trayectoria de vinculación eclesial y plenamente concernido por todo lo que acontece en la Iglesia local y universal”
    “Veo con preocupación la falta de participación del pueblo de Dios en el nombramiento de los obispos”
    “La iglesia diocesana tiene madurez suficiente para opinar sobre el perfil del próximo obispo y para proponer una terna de candidatos que se sometan a la consideración y discernimiento del Santo Padre”
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    Israel anunciará miles de nuevas viviendas en las colonias ilegales de Cisjordania ocupada antes de que se marche Trump

     


    palestinalibre

    Trump dio luz verde a la ilegalidad israelí. La construcción de asentamientos y la colonización de estos territorios supone un crimen de guerra desde el punto de vista del Derecho Internacional.
    El Consejo Nacional de Planificación y Construcción israelí, el organismo competente para la construcción en los asentamientos israelíes de Cisjordania, está tramitando la aprobación de miles de nuevas viviendas para su anuncio antes de que termine el mandato del presidente estadounidense, Donald Trump.
    La televisión israelí KAN ha explicado que el organismo tiene previsto reunirse en las dos próximas semanas para aprobar los planes, ya elaborados.
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    La Navidad, un cuento

    PEPE MALLO

      Redes Cristianas

    Navidad3

    ¿Quién no saca tan ingenua conclusión tras la lectura de las narraciones evangélicas? ¿Quién no deduce esa consecuencia al considerar las prácticas y hábitos de celebración de la Navidad que utilizamos tanto creyentes como escépticos o ateos, que también celebran las Saturnales?

    El tiempo de Navidad es un fondo propicio para la gestación de relatos o filmaciones en celuloide. No hay más que visitar librerías y filmotecas. Por eso, en mi reflexión de hoy quiero evocar (fantasmas incluidos) el inigualable “Cuento de Navidad”.

    Dickens cobra una especial importancia por estas fechas porque, como alguien dijo, él “redescubrió” la Navidad. La historia del avaro egoísta, gruñón y solitario Scrooge, visitado en la Nochebuena por tres fantasmas que le hacen salir de la miseria moral en la que vivía, despertar la humanidad en su corazón y enseñarle el auténtico espíritu de la Navidad, fustiga la degradación con que la sociedad de su tiempo celebraba estas fiestas y provoca un cambio en la sociedad victoriana. De hecho, despertó la conciencia de la gente respecto a la situación de los pobres y fomentó la compasión y la generosidad.

    La universalidad de esta narración se asienta en la idea de ofrecernos la posibilidad de mirar nuestra vida desde fuera y actuar en consecuencia. Pero por encima de todo, para los creyentes y los incrédulos, para los que se quedan en casa gruñendo “paparruchas” y los que congregan multitudes en torno a una mesa, si algo demuestra la historia de Dickens y la Navidad es el llegar a conseguir que el altruismo, la generosidad, la empatía y la solidaridad puedan cambiar la propia vida y, de paso, la de todos. Recobrar el “Espíritu de la Navidad”.

    El Espíritu del Pasado. El avaro Scrooge ahuyentó el fantasma del Pasado. Quienes coleccionamos años y miramos el pretérito con extenuados ojos ya lagrimosos, sentimos cierta nostalgia de las celebraciones navideñas de antaño. En aquel entonces, se vivía la Navidad, no las “navidades”. La Navidad comenzaba el 22 de diciembre con el sueño de la Lotería, que alentaba la ilusión de los adultos, para pasar inmediatamente a festejar con fervor piadoso y ferviente devoción el nacimiento del Niño Dios. El día de Reyes, con la magia de la cabalgata y la recompensada ilusión infantil de los regalos, marcaba el colofón de las celebraciones.

    Eran las fiestas de todos, de toda la familia, de todas las familias. La vida ciudadana en estos días se configuraba como un bloque solidario. Me sospecho que pocos recordarán aquellas simpáticas postales: “El portero le felicita la Navidad”… Y el cartero, y el basurero, y el sereno, y el barrendero, y el guardia de tráfico, y la castañera… Todos felicitaban la “Navidad”. La gente correspondía, a la recíproca, con el aguinaldo. Y los “señores y señoritos” se revestían de solidaridad y altruismo y alegraban la Navidad a sus empleados con una meritoria gratificación. La ilusión infantil alborozaba las calles y las casas reivindicando con sus tonadillas, al son de panderetas y zambombas, esas propinillas que endulzaran sus fiestas: “A esta casa hemos llegado cuatrocientos en cuadrilla… a pedir el aguinaldo”; y armaban y cantaban “la marimorena”. Y las calles, los comercios, las tiendas… retumbaban con los villancicos, que sonaban a alegría, a paz, a devoción, a religiosidad… Sospecho que la sociedad actual ha espantado también el Espíritu del Pasado navideño.

    El Espíritu del Presente. El Espíritu de la Navidad Presente de Scrooge le muestra la vivencia navideña de aquella sociedad. El fantasma le hace ver la opulencia, el despilfarro y la ostentación con que la gente vive la Navidad para contrastarlo después con el sector de la pobreza, de la miseria, de la enfermedad…

    Pienso que no tenemos que remedar el sueño del avaro egoísta para ver el paralelismo con nuestra sociedad. En nuestros días, el Niño Jesús ha nacido “prematuro”. Las navidades se estrenan un mes antes con la prolija y competitiva iluminación de las calles y el reclamo consumista del “viernes negro”, al grito publicitario de “Ya es Navidad en el Corte Inglés”. Y se cierran un mes después con el señuelo de las rebajas de enero. Y es que, en estos tiempos, cuando hablamos de la Navidad hablamos de una orgía de consumo descerebrado. En una sociedad secularizada poco queda de la festividad religiosa. Porque estas fiestas, con su reclamo consumista y derrochador, su fascinación y superficialidad, representan la manifestación de una “religión civil”, de una sociedad celebrándose a sí misma a base de específicos rituales establecidos. Tal navidad sí que es un cuento.

    Estas fiestas tan entrañables son por antonomasia el tiempo de la felicidad. Pero será difícil alcanzarla, porque es necesario mucho banquete y mucha juerga para aguantar esta época en la que se nos incita a ser felices sin freno, porque fuera de la ciencia ficción publicitaria no existe tal felicidad navideña. “Salvar la Navidad”, se ha reiterado como un mantra litánico. Burdo eufemismo, sutil subterfugio para intentar “salvar la orgía consumista”. Lamentablemente, “el consumismo nos ha secuestrado la Navidad”.

    Como el fantasma hizo con el avaro del relato, el presente año 2020 nos ha despertado a la vida real, nos ha hecho ver la cara opuesta de la opulenta navidad. La pandemia ha ensombrecido las centelleantes luces, ha retraído el despilfarro, ha arrancado esa artificiosa capa de felicidad, ha desnudado a la hipócrita sociedad de consumo descubriendo su sórdida desnudez. Esta visión de la desgracia, de la miseria, de la soledad, de la enfermedad, del sufrimiento y de la muerte le ayudó a Scrooge a comprender y compartir el sufrimiento ajeno.

    El Espíritu del Futuro. El tercer fantasma advierte a Scrooge de una futura vida azarosa y atormentada si no enmienda su mentalidad y comportamiento. Es entonces, unido a la percepción del sufrimiento ajeno, cuando se convierte en un hombre generoso y amable y decide finalmente celebrar la Navidad.

    Rescatar el verdadero espíritu de la Navidad. Labor de futuro, o de presente continuo. Hacer de la Navidad una fiesta universal, a nivel de la humanidad, de la humanidad compartida. Construir un futuro de fraternidad y sororidad, cuidando, como insiste Francisco, nuestra casa común. Y será Navidad todo el año. Y será un “feliz año nuevo”.

    Que nada ni nadie nos robe la Navidad. No la convirtamos en un cuento. La Navidad es tiempo de compartir, de celebrar. Celebrar desde la solidaridad, una solidaridad que implica no sólo dar y regalar, sino confraternización y empatía. La empatía de “Dios-con-nosotros”. Jesús en su nacimiento nos humaniza a Dios y nos invita a humanizar la humanidad.

    Navidad no ha llegado, no todo es igual y sí puedes hacer algo

     


    Manu Andueza

    Cristianismo y Justicia

    Me cuesta la Navidad. Se me hace difícil. Hace años escribí un texto (en catalán) titulado «Navidad para creyentes». Lo he enviado a varias editoriales, pero todas me dicen que no es el momento de publicarlo. Tal vez. Tal vez lo tenga que escribir en castellano por si es cuestión de idioma.
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    Los países ricos acaparan la vacuna mientras los pobres esperan “buena voluntad”: así agrava el covid la brecha norte-sur

     


    Ángel Munárriz

    Infolibre

    El acaparamiento de vacunas en los Estados ricos provoca la reacción de los emergentes, que reclaman medidas extraordinarias rechazadas por la industria
    Organizaciones de Derechos Humanos alertan de los riesgos de confiar en la “buena voluntad” de las farmacéuticas y en las donaciones desinteresadas
    El Banco Mundial y Naciones Unidas alertan de un nuevo aluvión de pobres y hambrientos ante la insuficiencia de los programas sociales nacionales
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    ¿Cómo terminar con la pobreza?


    Julio C. Gambina

    Alainet

    La pobreza se puede combatir asumiendo la transición del capitalismo a otro modelo de producción y de distribución con eje en la satisfacción de las necesidades de la población.
    Confieso que siempre me llamó la atención el título del escrito fundante de la Economía Política: “Una investigación acerca de la riqueza de las naciones”, publicado por Adam Smith en 1776, año de la independencia de EEUU, el único país colonial que llegó a ser imperialista.
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    Demos gracias a Dios

     


    Gabriel María Otalora

    Eclesalia

    Los finales año así como los principios del siguiente son momentos propicios para dar gracias a Dios de una manera especial. Es verdad que 2020 ha sido un año especialmente negativo para casi toda la población, que hemos soportado una pandemia mucho más grave de lo que al principio se pensaba.
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    DE VERDAD

    FE ADULTA

    col gerardo

     

    Estos días suena, de todas las formas posibles “feliz navidad”, “feliz año nuevo”. Perdonad, pero encuentro que decir estas frases es muy sencillo, pero suenan a hueco. Mi pregunta es ¿qué voy a hacer yo para que la vida le sea más feliz a los demás, a quienes se lo deseo, a mí mismo?

    Yo diría más bien “que hagas feliz a tal persona.” Me ha gustado la postura del obispo Cañizares. En otras ocasiones me ha disgustado verle con sus ropajes y su capa de cola larga como cardenal. Hoy me alegro y le felicito: porque en su felicitación a los feligreses anuncia que va a dedicar parte de los bienes del patrimonio de su diócesis a los pobres. Obras son amores. Y además invita a los religiosos y religiosas a hacer lo mismo.

    Ya es hora de pasar de las palabras a los hechos. Si deseo la paz, la felicidad a otras personas, ¿qué menos puedo hacer que colaborar a ella?

    En principio felicitar a una persona es invitarle a reconocer que ya es feliz y por lo tanto a vivirlo. En el fondo, nos ocurre igual que en nuestro saludo litúrgico “el Señor esté con vosotros” ¿Cuándo vamos a cambiar y reconocer que ya está?

    Me suena hueco muchas veces el hablar de la navidad y los pobres. Podemos contentarnos con expresiones huecas. Una invitación al realismo… Me resuena aquella norma de “pagar diezmos y primicias”. Ante la Covid y las consecuencias tremendas que va a traer a los pobres, bueno será si retomamos esa vieja y sabia costumbre de entregar los diezmos a obras de justicia y caridad.

    Partiendo de la clase media, creo que ese mensaje ya lo cumplimos en la realidad o lo podemos cumplir sin gran extorsión. Puede ser el diezmo de nuestro sueldo, de nuestras posesiones, de nuestros ingresos. Y fenomenal si esos ingresos ayudan a crear fuentes de trabajo.

    Me encantaría que en lo sucesivo, la iglesia y los cristianos, cuando hablemos de los pobres sea siempre con hechos reales, no solamente con palabras.

    Y por supuesto, podemos empezar por quitar aquello que es una muestra de poderío y que no sirve sino para otorgar honores a las personas: mitras, báculos, traje de cardenal capas elegantes, palios… Tenemos ahí un manantial enorme del que sacar fondos para resolver la miseria de los descartados.

    Si nos convencemos y empezamos a realizar alguna de estas acciones, vamos a ser felices nosotros mismos con la bienaventuranza que nos anuncia Jesús: “cuánto más felices seríamos si nos contentáramos con poco”.

    Comparto mi alegría, que siento estos días, porque alguno de mis “antiguos hijos que vivieron unas temporadas conmigo”, me felicitan y se acuerdan de llamarme y ofrecerme su ayuda.

    Que hagamos feliz a alguien.

    LA NAVIDAD DE JESÚS Y NUESTRA NAVIDAD BAJO LA COVID-19


    col boff

     

    La Navidad del año 2020 tal vez sea la más parecida al verdadero nacimiento de Jesús bajo el emperador romano César Augusto.

    Este emperador había mandado hacer un censo de todo el imperio. La intención no era sólo, como entre nosotros, contabilizar cuantos habitantes había. Era esto, pero con el propósito de cobrar un impuesto a cada habitante, que sumado al de todas las provincias se destinaba a mantener encendida la pira de fuego permanentemente y a sustentar los sacrificios de animales al emperador, que se presentaba y así era venerado, como dios. Tal imposición a todos los habitantes del imperio provocó revueltas entre los judíos.

    Este hecho fue usado más tarde por los fariseos para tender una trampa Jesús: ¿debía pagar o no el impuesto al César? No se trataba del impuesto común, sino de aquel que cada persona del imperio debía pagar para alimentar los sacrificios al emperador-dios.

    Para los judíos esto significaba un escándalo pues adoraban a un único Dios, Yavé; ¿cómo iban a poder pagar un impuesto para venerar a un falso dios, el emperador de Roma? Jesús se dio cuenta de la celada. Si aceptaba pagar el impuesto sería cómplice de adoración a un dios humano y falso, el emperador. Si se negaba, se indispondría con las autoridades imperiales al negarse a pagar el tributo en homenaje al emperador-dios.

    Jesús dio una respuesta sabia: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. En otras palabras, dad al César –un hombre mortal y un falso dios– lo que es de César: el impuesto para los sacrificios; y a Dios –el único verdadero– lo que es de Dios: la adoración. No se trata de la separación entre la Iglesia y el Estado, como comúnmente se interpreta. La cuestión es otra: ¿cuál es el Dios verdadero? Denle a él lo que le corresponde, la adoración. Y al Cesar, el falso dios, lo que es del César: la moneda del impuesto. No mezclen a dios con Dios.

    Pero volvamos al tema: La Navidad de 2020 se asemeja a la navidad de Jesús, como nunca antes en la historia. La familia de José y María encinta, es hija de la pobreza como la mayoría de nuestro pueblo. Las hospederías estaban llenas, como aquí los hospitales están llenos de gente contaminada por el virus. Como pobres, José y María tal vez no eran capaces de pagar los gastos, así como entre nosotros quien no es atendido por el SUS (Sistema Único de Saúde) no tiene cómo pagar los costes de un hospital particular. María estaba a punto de dar a luz. A la pareja no le quedó otra solución que refugiarse en un establo de animales, como hacen hoy tantos pobres que no tienen dónde dormir y se acuestan bajo las marquesinas o en un rincón de cualquier ciudad. Jesús nació fuera de la comunidad humana, entre animales, como tantos de nuestros hermanos y hermanas menores nacen en las periferias de las ciudades, fuera de los hospitales, en sus pobres casas.

    Después de su nacimiento, el Niño fue amenazado muy pronto de muerte. Un genocida, el rey Herodes, mandó matar a todos los niños menores de dos años. ¿Cuántos niños en nuestro contexto son muertos por los nuevos Herodes vestidos de policías que matan a niños sentados a la puerta de sus casas? El llanto de las madres es el eco del llanto de Raquel en uno de los textos más conmovedores de todas las Escrituras: “En la Baixada (en Ramá) se oyó una voz, mucho llanto y muchos gemidos: es la madre llora a sus hijos muertos y no quiere ser consolada porque los perdió para siempre” (cf.Mt 2,18).

    Por temor a ser descubierto y muerto, José tomó a María y al niño, atravesaron el desierto y se refugiaron en Egipto. Cuántos hoy, bajo amenaza de muerte por las guerras y por el hambre, tratan de entrar en Europa y en Estados Unidos. Muchos mueren ahogados, la mayoría es rechazada, como en la catoliquísima Polonia, y son discriminados; se llega a arrancar a los niños de sus padres, y se los encierra en jaulas, como pequeños animales. ¿Quién les enjugará las lágrimas? ¿Quién les quitará la saudade de sus padres queridos? Nuestra cultura se muestra cruel con los inocentes y con los inmigrantes forzados.

    Después que murió el genocida Herodes, José tomó a María y al Niño y fueron a esconderse en un pueblecito, Nazaret, tan insignificante que ni siquiera consta en la Biblia. Allí el Niño “crecía y se fortalecía lleno de sabiduría” (Lc 2,40). Aprendió la profesión del padre, José, un fac-totum constructor de tejados y cosas de la casa, un carpintero. Era también un campesino que trabajaba el campo y aprendía a observar la naturaleza. Allí estuvo escondido hasta cumplir treinta años, cuando sintió el impulso de salir de casa y empezar la predicación de una revolución absoluta: “El tiempo de espera acabó. El gran cambio (Reino) está llegando. Cambien de vida y crean en la buena noticia” (cf.Mc 1,14): una transformación total de todas las relaciones entre los humanos y con la propia naturaleza.

    Conocemos su fin trágico. Pasó por el mundo haciendo el bien (Mc 7,37; Hechos 10,39), curando a unos, devolviendo la vista a los ciegos, dando de comer a las multitudes y compadeciéndose siempre del pueblo pobre y sin rumbo en la vida. Los religiosos, confabulados con los políticos, lo prendieron, lo torturaron y lo asesinaron, crucificándolo.

    Salgamos de estas “densas sombras” como dice el Papa Francisco en la Fratelli tutti. Volvamos la mirada clara al nacimiento de Jesús. Él nos muestra la forma como Dios quiso entrar en nuestra historia: anónimo y escondido. La presencia de Jesús no apareció en la crónica de Jerusalén ni mucho menos en la de Roma. Debemos aceptar esta forma escogida por Dios. Se realizó la lógica inversa a la nuestra: “todo niño quiere ser hombre; todo hombre quiere ser grande; todo grande quiere ser rey. Solo Dios quiso ser niño”. Y así sucedió.

    Aquí resuenan los bellos versos del poeta portugués Fernando Pessoa:

    Él es el Eterno Niño, el Dios que faltaba.
    Él es tan humano que es natural,
    Él es lo divino que ríe y juega.
    Es un niño tan humano que es divino

    Tales pensamientos traen a mi memoria a una persona de excepcional calidad espiritual. Fue ateo, marxista, de la Legión Extranjera. De repente sintió una conmoción profunda y se convirtió. Escogió el camino de Jesús, en medio de los pobres. Se hizo Hermanito de Jesús. Llegó a una profunda intimidad con Dios y lo llamaba siempre “el Amigo”. Vivía la fe según el código de la encarnación y decía: “Si Dios se hizo gente en Jesús, gente como nosotros, entonces hacía pipí... lloriqueaba pidiendo el pecho, hacía pucheros si tenía el pañal mojado”... Al principio le habría gustado más María, y después, crecidito, más José, cosa que los psicólogos explican en el proceso de la realización humana.

    Fue creciendo como nuestros niños, observaba a las hormigas, tiraba piedras a los burros y, travieso, levantaba el vestidito a las niñas para molestarles, como imaginó irreverentemente Fernando Pessoa en su bello poema sobre Jesús Niño.

    Ese hombre, amigo del Amigo, “imaginaba a María acunando a Jesús para que durmiera porque de tanto jugar fuera se excitaba mucho y le costaba cerrar los ojos; lavaba los pañales en el balde; cocinaba la papa para el Niño y comidas más fuertes para el trabajador, el buen José”.

    Ese hombre espiritual italiano que vivió, muchas veces amenazado de muerte, en tantos países de América Latina y varios años en Brasil, Arturo Paoli, se alegraba interiormente con tales cavilaciones, porque las sentía y vivía como conmoción del corazón, de pura espiritualidad. Y lloraba con frecuencia de alegría interior. Era amigo del Papa que lo mandó a buscar con un coche a su pequeña ciudad a unos 70 km de Roma para pasar la tarde juntos y hablar de la liberación de los pobres y de la misericordia divina. Murió a los 103 años como un sabio y un santo.

    No olvidemos el mensaje principal de Navidad: Dios está entre nosotros, asumiendo nuestra condition humaine, alegre y triste. Es un niño quien nos va a juzgar, no un juez severo. Y este niño sólo quiere jugar con nosotros y no rechazarnos nunca. Finalmente, el sentido más profundo de la Navidad es éste: nuestra humanidad, un día asumida por el Verbo de la vida, pertenece a Dios. Y Dios, por malos que seamos, sabe que venimos del polvo, y tiene con nosotros una misericordia infinita. Él nunca puede perder, ni va a permitir, que un hijo o una hija suya se pierdan. Así que a pesar de la Covid-19 podemos vivir una discreta alegría en la celebración familiar. Que la Navidad nos dé un poco de felicidad y mantenga en nosotros la esperanza del triunfo de la vida sobre la Covid-19.

     

    JESÚS NO QUISO TEMPLOS, NI DESPACHOS, NI CASAS DE RETIRO, JESÚS IBA POR LAS CALLES A ENCONTRARSE CON LA GENTE

    RELIGIÓN DIGITAL

    col bastante

    Es uno de los mejores teólogos de España y, sin duda, el padre de la 'Teología Popular'. Un adelantado a su tiempo y, en cierto modo, uno de los maestros de Jorge Mario Bergoglio, que lee, y 'copia' más de una vez sus reflexiones. Cercanas, profundas, comprensibles, con entrañas de Evangelio. José María Castillo publica, un año más -y van...- sus reflexiones al Evangelio diario en 'La religión de Jesús 2021', que publica Desclée.

    A diferencia de otros, Castillo no sigue el año litúrgico, sino el calendario civil, "que es el que tiene la gente normalmente. El año comienza el uno de enero", nos cuenta, con toda la energía del mundo, desde su amada Granada. Hablamos con él.

    -De nuevo, nos presentas tus reflexiones sencillas para el año. Que no arrancan en Adviento, sino el 1 de enero. ¿Por qué?

    El Adviento es una cuestión puramente organizativa, de la que se puede prescindir. Por las ediciones de Evangelios que voy viendo en las librerías lo que va predominando lo civil sobre tradiciones religiosas o litúrgicas que se han introducido con el paso el tiempo.

    ¿Qué nos cuentas en el libro?

    Este es el año 14 ó 15 en que lo hago. En mi opinión, el Evangelio no es una recopilación de relatos tomados de aquí o de allí, sino que hay más de fondo. Es teología narrativa, lo que significa que en estos relatos lo determinante no es la historicidad del mismo, sino lo que significa el relato. Porque la historicidad, en los cuatro evangelios, cambia. Por ejemplo, la expulsión de los mercaderes del templo, que en los Evangelios sinópticos está al final de la vida de Jesús, mientras que Juan lo coloca al comienzo del suyo. ¿Quién tiene la razón? Da igual, el hecho ocurrió. Lo que pasa es que los sinópticos lo presentan como el enfrentamiento directo que precede a la condena, mientras que Juan lo muestra al principio, para indicar que la vida de Jesús iba a ser un enfrentamiento con el templo, y una condena del templo. No del templo en sí, sino de los abusos que se cometían en el templo.

    De la misma manera en que ahora estamos escandalizados de que se hayan comprado catedrales, como la de Córdoba, las inmatriculaciones, o en León, o en Burgos... es que eso es una cosa muy seria. Y claro, utilizar los templos para ese tipo de cosas, pues no. En muchas catedrales cobra por entrar a visitar la casa de Dios.

    -En tu libro abordas una problemática que llevas tocando en RD hace meses, sobre la tensión entre el seguimiento a Jesús y el seguimiento de una religión, que son conceptos antitético, no?

    No solamente no es lo mismo, sino que son antitéticos. Se pretende meter a Dios en el templo, en lo sagrado, y ahí está Dios, y así yo voy por la mañana a misa, y cumplo con Dios, y ya durante el día en la calle, en casa o en la oficina, cumplo con otras cosas que tienen poco que ver con Dios.

    -Es como si con eso bastase...

    ¡Claro! Jesús replantea eso de otra manera. Jesús no quiso templos. No es que cuando expulsó a los comerciantes... los templos se utilizan con mucha frecuencia como negocio. Ademas, el templo delimita a Dios en un lugar determinado, mientras que Jesús es la presencia de Dios en la vida, en toda la vida. Estés donde estés, hagas lo que hagas.

    -Para creer en Jesús, ¿se puede seguir estando en esta iglesia? ¿O no? ¿Se puede ser ese Jesús y de esta iglesia?

    Si somos rigurosos y coherentes, yo digo que no. Y por eso me alegra tanto la gestión que lleva adelante el Papa Francisco. Porque esto no se puede cambiar de la noche a la mañana con un decreto, tiene que ser la vida. Y el Papa Francisco, donde se palpa que está a gusto es en la vida. En el templo, cumple lo indispensable, pero a él lo que le gusta es ir por la calle, entrar en una tienda, visitar a un enfermo, hablar con la gente... ¿Por qué? Porque en última instancia Jesús es la humanización de Dios, y la presencia de Dios en la vida.

    -¿Pero cómo construimos ese grupo de seguidores de Jesús, que tiene que ser en comunidad? Entiendo que la Iglesia o eso fue, aquellos que se juntaban en su nombre. ¿Cómo ser Iglesia siguiendo a Jesús sin salirnos del templo y sin expulsar del templo a los sacerdotes...? ¿Es posible?

    Es una utopía. Pero la mayor utopía es un mundo sin utopía. La utopía es necesaria, y la que tenemos que perseguir y realizar es la de que cada grupo o comunidad de cristianos vea de qué modo reunirse para celebrar la memoria de Jesús y compartirla. Es lo que hicieron los cristianos durante todo el siglo II. Los templos empezaron a construirse en los siglos III y IV. Jesús no fundó ningún templo, ni quiso ningún templo, ni hizo casas de retiro, ni alquiló un despacho para recibir a la gente, no. Nada de eso. Jesús iba por los pueblos, se encontraba a la gente. Lo importante: lo más fuerte en la vida es la bondad. La bondad tienen tal fuerza que puede con todo. Y la gran equivocación es pensar que con saber mucho o tener mucho, o mandar mucho, basta. Con eso no arreglamos nada, al contrario, nos peleamos, nos dividimos. Lo que tiene más fuerza en la vida es la bondad, que es lo que más necesitamos.

    ¿Por qué?

    Hay algo que está ocurriendo, un fenómeno muy profundo. Se está desplazando el poder despótico y de dominación, por el poder de seducción. Lo que nos seduce, eso es lo que se impone, y lo que más nos seduce es la bondad. La bondad, que es respeto, tolerancia, cercanía, que es cariño, simpatía, hacer feliz al que lo pasa mal. Estamos tocando no sólo un problema de ética, sino un problema teológico profundo. ¿Dónde está Dios? En todo eso. Dios está en la bondad, en la convivencia... y por eso Jesús, según los relatos evangélicos, está preocupado por tres temas fundamentales: la salud, por eso curaba enfermos; la economía, y por eso Jesús le da tan fuerte a los que acaparaban dinero, a los que tenían bienes y desatendían a los desgraciados...; y la convivencia: sobre todo de forma que sea la bondad porque en la bondad es donde está la fuerza y el poder de Dios. Esto es lo que me parece que la Iglesia ha descuidado. Y la iglesia lo que ha hecho muchas veces en su historia ha sido imitar el poder, la riqueza, la importancia de los poderes públicos y terrenos, y por ahí no vamos a ninguna parte... solo al enfrentamiento, la división, el sufrimiento, que el poderoso domina al débil, etc...

    Para ir acabando, ¿qué reacción te gustaría que tuvieran los lectores de tu libro? En estos tiempos de coronavirus, sufrimiento, soledad... ¿qué puede aportar?

    Lo primero que puede aportar es caer en la cuenta y tomar conciencia de que a Dios lo encuentras en la vida, en la convivencia. Eso lo primero y ante todo, y lo encuentras en la convivencia más que delante de una imagen. Una convivencia en la que manda y se impone la bondad. Una bondad que en las condiciones en que estamos ahora mismo se preocupa ante todo por respetar la salud. Ahora, en Navidad, lo que tenemos que hacer es respetar la convivencia, pero respetando la salud, y no haciendo tonterías ni fiestas a escondidas, que lo que nos hace es salir todos contagiados. Yo creo que lo que nos enseña el Evangelio es que Dios está presente en la bondad, en la convivencia, en la preocupación por la salud, en la preocupación por los que se han quedado sin trabajo, que no llegan a fin de mes o a la cena de cada día... y por último tener muy claro que todo deseo, todo lo que deseamos intensamente, eso es la oración. La oración es lo que deseamos, porque Dios es trascendente y no tenemos posibilidad de relacionarnos con él. Se hace presente en Jesús, que fue un campesino de Galilea, un trabajador, gente pobre y humilde, pero un trabajador que no quería ni templos ni sacerdotes ni ritos ni ceremonias.

     

    Y SE ARMÓ... EL BELÉN

    RELIGIÓN DIGITAL

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    No ha dejado a nadie indiferente el nacimiento que el Vaticano ha colocado en la plaza de San Pedro. Son grandes figuras, mayores que el cuerpo humano, hechas de cerámica en una escuela de arte en Castelli (Italia), zona de los Abruzo, entre los años 1965-1975, muy distintas de los pesebres tradicionales. Los cuerpos son cilíndricos, como si estuvieran hechos de columnas, y sus cabezas están coronadas con esferas. Para que se pueda apreciar la originalidad de este conjunto el pastor es sustituido por un astronauta y su ofrenda no es un cordero, sino la luna. Una luz de neón sustituye a la estrella y de las costillas de un gran ángel salen destellos luminosos.

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    Ni que decir tiene que los calificativos descalificando este pesebre han sido mayores que las alabanzas, pero también debemos pensar que la Natividad debe tener lugar en nuestras vidas donde ya no abundan los pastores y los corderos. Este pesebre nos abre a la creatividad y hay que reconocer que toda persona que se asoma a la plaza de San Pedro se asombra por lo original. Indudablemente a los que sientan un atractivo por el arte moderno les gustará más que a los que se inclinan por el clásico, pero en gustos no hay nada escrito. Tampoco, muchas iglesias modernas se parecen a las iglesias tradicionales, a las catedrales góticas o romanas, pero.… son templos

    ¿Ha querido el Papa abrirse a los nuevos tiempos? ¿A los aires del mundo en el que vivimos? Si fuera así, demostraría que, como quiso el Vaticano, el evangelio está llamado a abrirse a las nuevas generaciones, a su cultura y a sus artistas ya que la Iglesia está llamada a vivir dentro del mundo del siglo XXI

    En el sitio oficial que exhibe el pesebre aparece una frase “un Pesepre per (ri) nascere” una natividad para ser renacida pues el Belén original es el pasado y hemos de tener presentes sus claves para la aventura de la Iglesia que sigue avanzando a la espera de la llegada anunciada del Reino

    La verdad es que a mí me ha parecido horroroso, pero soy persona de edad menos abierta a los aires más jóvenes. Eso sí, debo de reconocer que me ha dado en que pensar pues si seguimos con nuestra evangelización y liturgia que huele a naftalina las nuevas generaciones no entenderán nada.