FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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miércoles, 10 de diciembre de 2014

En defensa de 5 curas peruanos amenazados de muerte

 


Denuncian la indiferencia de las autoridades
Piden a la jerarquía “que se pronuncie frente a estos graves hechos de violencia”
Alertamos a la opinión pública sobre la inacción del Ministerio Público, responsabilizándolo ante cualquier acto que lesione la integridad física de nuestros sacerdotes diocesanos
El Colectivo “Dignidad Chalaca”, que agrupa a ciudadanos y ciudadanas de las diferentes comunidades cristianas del Callao, en solidaridad con nuestros Sacerdotes Diocesanos: Padre Pablo Sam Chú, Padre José del Rosario Cornejo, Padre Jorge Ramírez Rodríguez, Padre Víctor Torres Vásquez, Padre Gilberto Silva Vásquez.··· Ver noticia ···

Colectivos cristianos exigen a los obispos vascos que denuncien la “lacra” de la tortura en España

 


La declaración incluye un mensaje de “solidaridad y afecto” a quienes han sido torturados
Instituciones y organizaciones, de todo tipo tienen la obligación ética de erradicar esa práctica degradante, todavía legal en algunos estados y utilizada en muchos de ellos
Las Comunidades Cristianas Populares, el colectivo Herria 2000 Eliza y la Coordinadora de Sacerdotes de Euskal Herria han pedido a los obispos vascos que denuncien la existencia de la “lacra” de la tortura en el Estado español, al que han recordado que el propio Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado por no investigar debidamente estas prácticas.··· Ver noticia ···

Yo también he estado en el Camino Neo-Catecumenal Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

A raíz de la noticia de que el día 5 de este mes el Papa Francisco recibió media hora a Kiko Argüello, fundador del Camino Neo-Catecumenal, se han disparado en Religión Digital (RD) los comentarios sobre esa experiencia catecumenal de la Iglesia de hoy. La mayoría de ellos de personas que participaron del Camino durante años, y, al decidir salir, abandonar la experiencia, se han visto rechazados, postergados, y, a veces, desgraciadamente, humillados. Me lo creo porque yo, a pesar de ser presbítero, como ellos llaman a los curas, -y en eso tiene toda la razón, (mucho mejor que llamarnos sacerdotes)-, y con todo el perendengue con que tratan con que nos tratan a los clérigos, experimenté mucho de lo que bastantes ex-neocatecumenales expresan.
No, efectivamente, no son nada caritativos, ni misericordiosos, ni dulces, ni comprensivos, ¡ni cristianos!, sobre todo los catequistas, con los que abandonan el Camino. Te tratan como a un apestado, como a un hereje, como un renegado. Me sucedió en una celebración del Sacramento de la Confirmación, en la Iglesia del Tránsito, a la que asistí para concelebrar en la misma, pues se confirmaba mi sobrina Esperanza, miembro del Camino. Simplemente, ni me vieron, ni reconocieron, ni saludaron, cuando voluntaria y graciosamente, caminé con la tercera comunidad de esa parroquia dos años, participando de las preparaciones y celebraciones de la Palabra y de la Eucaristía.
Ahora os cuento por qué sucedió ese trato y ese rechazo. Pero como ahora tengo que celebrar misa, lo haré cuando pueda, por la tarde, o a la noche. Sigo. El curso 1986-87, estando haciendo en la casa provincial de los Sagrados Corazones una especie de año sabático, Kiko me pidió que le hiciera el favor de ir a Santander a cubrir la baja de un presbítero itinerante que había fallecido, y había dejado el equipo sin cura. Lo consulté con el padre provincial, José Luis Lozano, quien me permitió actuar como me pareciera mejor, pero mostrando su opinión de que no le apetecía nada que dejara el curso intensivo de inglés que estaba haciendo, muy bueno, pero muy caro, con vistas a ir a la universidad de Princeton, a intentar el doctorado en Filosofía de la Educación, para completar el Master en la misma materia, que había dejado sin concluir en la Pontificia Universidad Católica (PUC) de Sâo Paulo, Brasil. Me costó mucho, pero decidí no dejar tirado al equipo de Santander. Dimos una catequesis, en dos parroquias de la capital, y nacieron dos nuevas comunidades. La experiencia, sobre todo por la compañera catequista, no se me hizo nada agradable.
Pero lo peor fue en la convivencia de catequistas de fin de año, en el Valle de los Caídos, donde sin venir a cuento, ni tener nada que ver con la catequesis de que estábamos haciendo la presentación y la evaluación, me recordó algo de mi época de la parroquia del Tránsito, referente a una chica de la comunidad, con la que me relacionaba sin ningún tipo de información, ni fidedigna, ni no; simplemente, como le sucede con frecuencia a Kiko, por intuición y, por lo visto, por sus dotes casi taumatúrgicas de lector de conciencias, y de conocedor de intenciones profundas y de los misterios del corazón. Me lo reprochó en público, cuando yo, como responsable del equipo, presentaba el resultado de la catequesis. No me, callé y le afeé la pretensión de confundirme con algo que, como he dicho, no tenía nada que ver, y que habría sucedido casi dos años antes. Y todo porque esa chica había escogido para padrino de su hijo. El gran catequista Kiko no está acostumbrado a que nadie que no sea de su primera comunidad, y en petit comité, le responda. Así que se enfadó mucho, y me vino a buscar al fin de la comida para darme un repaso, con su equipo completo: con Carmen y Mario Pezzi. Intentó impresionarme con su áurea de gran fundador, y, entre otras cosas originales, me soltó eso tan sangrante de “has querido matar al padre”. Mi repuesta, además de la risa, fue que se quitara de la cabeza que yo tuviera con él alguna relación parecida a la paternidad espiritual, o de cualquier tipo, así como le solté que no le debía nada a él en el recorrido de mi experiencia de fe. Que, gracias a Dios, había comenzado mucho antes de conocerlo.
No sé quién lo contó, porque de mi boca no salió mi una palabra de ese encontronazo. Pero como fue público, alguien debió de largar a los catequistas del Tránsito. El caso es que me encontré con ese vacío y ese ostensible y nada disimulado desprecio. Y, sin embargo, Kiko es mucho más maduro que esos catequistas, porque después de ese affaire solicitó otra vez mi presencia para otra catequesis por Cantabria. Lo que me demuestra algo que me ha parecido percibir en la relación Kiko-catequistas, sobre todo más antiguos, del Camino: que Kiko no reprende a los catequistas más señalados, o si lo hace, no consigue que dejen de dar tan mal testimonio de la verdad y la seriedad de su comportamiento cristiano: me refiero, ni más ni menos, que al ABC del mismo: “amarás al prójimo como a ti mismo”, o, todavía más, “como yo os he amado”. Dan la impresión los más allegados a Kiko de que ese mandamiento sólo fuera válido en sus relaciones con su gran catequista, y, todo lo más, con lo más granado de los inicios del Camino. Pero no con los simples mortales del montón. Sobre todo si alguno de esos infelices y desorientados aprendices de cristianos tiene la osadía de poner en tela de juicio alguna de las genialidades de su padre y maestro.
Tal vez mis palabras han sonado un poco fuertes. Pero puedo asegurar, y aseguro, que me he quedado mas bien corto, y que tengo cosas más serias e importantes que comentar del comportamiento no ya cristiano, sino simplemente humano, y humanista, de los miembros del Camino Neocatecumenal, sobre todo de los equipos de catequistas más antiguos, en los que, creo, más se debería comprobar la validez y fortaleza del mandato del amor fraterno de Jesús.

Huelgas de consumo J. I. González Faus

 Cristianismo y Justicia

[La Vanguardia] La huelga es un derecho inalienable de los grupos maltratados. Puede ser casi el último recurso defensivo antes de la violencia, y el único capaz de evitarla. Es un recurso que sólo funciona con solidaridad y sacrificio. Por eso es muy importante que la huelga procure hacer daño sólo a quien debe hacerlo: al explotador y no al pobre vecino que casualmente “pasaba por ahí”. Si la huelga hace más daño al usuario que al empresario, acabará generando antipatías hacia los maltratados. Cosa que resulta fatal en la lucha por una sociedad más justa.··· Ver noticia ···

El Vaticano plantea eliminar las “discriminaciones injustas” contra los homosexuales y hacer gratis la nulidad matrimonial

 


Envía un cuestionario con medio centenar de preguntas a las conferencias episcopales de todo el mundo para preparar el Sínodo de los Obispos del próximo año y resolver las discrepancias producidas en la reunión del pasado octubre
El Vaticano consultará a las diócesis sobre la posibilidad de tramitar gratuitamente la nulidad matrimonial y de eliminar las “discriminaciones injustas” contra los homosexuales, según el cuestionario publicado este martes.··· Ver noticia ···

Declaración de los Derechos Humanos.66 años después siguen violándose cada día

 
Alonso, Héctor; Cano, Ángeles ; Díaz Olalla, Manuel; Estébanez, Pilar; González Cañal, Elena; González Castro, Inmaculada; Rodríguez Arenas, Ángeles

Este año celebramos el 66 Aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos. Más allá de la celebración, es necesario hacer un repaso crítico de lo que ha supuesto la Declaración y su impacto en la Humanidad, y sobre todo lo poco que se ha avanzado en muchos aspectos hasta hacer que, en muchos casos, la Declaración sea papel mojado. Naciones Unidas ha expresado su deseo de que cada día de este año sea una lucha permanente por los Derechos Humanos. Sin embargo cada día es una violación de esos derechos.··· Ver noticia 

Carta abierta al Papa Francisco de una víctima de abusos ignorada Shangay Lily

 Público

Javier Paz Ledesma escribe al Papa tras ser ignorado en sus denuncias de abusos del cura Isidro López Santos desde los diez hasta los 20 años
Javier Paz Ledesma, tras denunciar canónicamente al cura Isidro López Santos por abusar de él desde los diez hasta los 20 años, tras dirigirse repetidas veces al Vaticano con esta misma denuncia, tras exponer su caso en este medio, y tras, desesperado ante el silencio de la Iglesia, finalmente demandar penalmente a su abusador -demanda que se archivó pero que provocó, por su difusión, que el reticente obispo de Salamanca finalmente “apartase” al cura en un retiro dorado sin consecuencias-, ha decidido escribirle una carta al Papa Francisco para recordarle que a él, al contrario que a la víctima de Granada, ni le ha llamado, ni se ha interesado por su caso.··· Ver noticia

Con la teología que tenemos no es posible aceptar los Derechos Humanos José M. Castillo, teólogo



Fuente: Teología sin censura
Cuando el mundo entero recuerda el día en que se firmó la Declaración universal de los Derechos Humanos (10.XII.1948), resulta inevitable hacerse esta pregunta: ¿por qué el Estado de la Ciudad del Vaticano no ha firmado todavía los Pactos Internacionales sobre Derechos Económicos, Sociales, Culturales, Civiles y Políticos, aprobados por Naciones Unidas (16.XII.1966)? Es decir, ¿por qué el poder central de la Iglesia no ha aceptado, después de más de 50 años de su promulgación, la puesta en práctica de los Derechos Humanos, que son tan decisivos para la vida y la seguridad de cada uno de nosotros?

Sabemos que la Iglesia, a partir de Juan XXIII, predica insistentemente la importancia de los Derechos Humanos. Pero el hecho es que esa misma Iglesia, en su gobierno interno y en sus relaciones públicas con los Estados, no pone en práctica los Derechos Humanos. Basta leer detenidamente el vigente Código de Derecho Canónico para darse cuenta de que, por mucho que el clero predique a favor de los Derechos Humanos, la pura verdad es que la Iglesia no los acepta, sino que su mentalidad, sus normas de gobierno y la cultura que genera la práctica de la Religión Cristiana es una cultura que se opone y está en contradicción con lo que representan los Derechos Humanos en la sociedad. Por ejemplo, la igualdad de derechos de hombres y mujeres.
Ahora bien, es evidente que mientras las cosas sigan así, la Iglesia tiene (y tendrá) una presencia marginal y una influencia cada día más limitada en el mundo actual y en la sociedad futura. ¿Qué credibilidad puede tener y con qué autoridad le va a decir la Iglesia a la gente que cumpla con sus deberes más básicos, si ella misma es la primera que no tolera comprometerse a cumplir legalmente y públicamente tales deberes?
Lo digo ya y en pocas palabras. El Vaticano no ha firmado todavía los Derechos Humanos, ni se ha comprometido pública y oficialmente a ponerlos en práctica, por la sencilla razón de que la teología que enseña la Iglesia no le permite poner en práctica los Derechos Humanos. Lo cual quiere decir que, mientras no se modifique la teología que tenemos en la Iglesia, no será posible que la Iglesia ponga en práctica los Derechos Humanos.

Este estado de cosas es tanto más indignante cuanto que, si este asunto se piensa detenidamente y con cierta profundidad, enseguida se da uno cuenta de que la teología, que impide aceptar y poner en práctica en la Iglesia los Derechos Humanos, se podría modificar sin necesidad de tocar ni un solo punto que sea contrario a la Fe divina y católica de la Iglesia. Además, si la Fe “divina” nos impide ser plenamente “humanos”, con todas sus consecuencias, ¿qué Fe “divina” es ésa? ¿En virtud de qué presunta “divinidad” podemos aceptar unas creencias que no nos permiten vivir plenamente nuestra “humanidad”?
El fondo del problema está en que el ejercicio del poder se entiende y se pone en práctica en la Iglesia de manera que se presenta como divinamente revelado lo que en realidad no lo es. Por ejemplo, es evidente que la definición dogmática del concilio Vaticano I sobre la potestad plena y suprema del Romano Pontífice, sobre la disciplina y el régimen de la Iglesia universal (Constitución “Pastor Aeternus”, cap. III, canon. DH 3064), no da pie ni justifica la afirmación que llegó a hacer el papa san Pío X: “En la sola jerarquía residen el derecho y la autoridad necesaria para promover y dirigir a todos los miembros hacia el fin de la sociedad. En cuanto a la multitud, no tiene otro derecho que el de dejarse conducir y, dócilmente, el de seguir a sus pastores” (Encícl. “Vehementer Nos”, 11. Febr. 1906, 8-9).

En cualquier caso, lo más lógico es pensar y concluir que la definición del concilio Vaticano I no justifica que la Jerarquía de la Iglesia pueda ejercer su poder de forma que, en la realidad concreta de la vida (privada y pública), el poder religioso entre en conflicto con los Derechos Humanos de los ciudadanos. Nadie puede demostrar que la Jerarquía eclesiástica tenga semejante poder. Por eso, y sin duda alguna, resulta difícil de entender que los problemas que hoy más preocupan, a no pocos clérigos y laicos, sean los problemas que se refieren al tema de la familia, y no los problemas que se han derivado de una forma injustificable de ejercer el poder religioso por parte de los jerarcas de la Iglesia. Por eso, si en el pasado Sínodo de la familia, celebrado en Roma, cinco reconocidos cardenales se han llegado a poner nerviosos y preocupados por los temas que se estaban tratando en el Sínodo, ¿cómo se explica que no se pongan igualmente nerviosos y preocupados por la forma de ejercer el poder en la Iglesia? ¿No se dan cuenta estos hombres que, desde semejante mentalidad, lo único que consiguen es hundir más a la Iglesia?
La conclusión, que se deduce de todo lo dicho es clara, a saber: por muy importantes y urgentes que sean los problemas que se han planteado (o se deberían plantear) en el Sínodo sobre la familia, indeciblemente más importante y apremiante es que cuanto antes la Iglesia tenga la libertad y la audacia de afrontar el problema que se refiere a definir y delimitar si la “potestad divina” de la Iglesia puede llegar hasta el extremo de limitar o incluso anular determinados “derechos humanos” de los creyentes en Jesús el Señor.