FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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miércoles, 9 de mayo de 2018

Fiestas Inspectoriales Salesianos 2018

MISA CON NIÑOS DOMINGO VII DE PASCUA (B) LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR


“Fiesta de la Ascensión” 13 de mayo de 2018 

(En este séptimo domingo de pascua se celebra la fiesta de la Ascensión del Señor. Es un día apropiado para subrayar el tono festivo de la Pascua. En algunos lugares se celebra la fiesta de las Primeras Comuniones. La eucaristía con niños se adaptará a estas circunstancias. 

. Un signo para la celebración: un poster o proyección del rostro de Jesús, que asemeje un Jesús resucitado. Con la frase: “Yo estoy con vosotros”.  

. Se puede destacar hoy la procesión de entrada, llevando unas velas o el cirio pascual, el leccionario, quizás el incensario para incensar el altar y el libro antes del evangelio. 

. Canción para la celebración: “Nos envías por el mundo”). 

Contigo la Felicidad sabe mejor

FacebookLinkedInTwitter- Por: Marian Serrano


Bajo este lema se ha celebrado en Pamplona, el 6 de mayo, el encuentro de Clubs 2018. Desde Cruces (Barakaldo), Barakaldo, Deusto (Bilbao), Rentería, Urnieta y Azkoitia (Guipuzkoa), Vitoria y el propio Pamplona. Cerca de 500 participantes llenaron el patio de Salesianos Pamplona.


 
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Conforme llegaban al patio del colegio los participantes eran recibidos con un refresco y podían disfrutar de los trucos de Magia del “Mago Bosco”. Jorge Lanchas Rivero, director de Salesianos Pamplona ofrecía los buenos días dando la bienvenida a todos los chicos y chicas participantes en “un día especial”, el día de la Madre y en el que se celebraba Domingo Savio y puntualizó “seguramente será el último encuentro que hagamos en este colegio, porque el próximo ya será en el nuevo, en Sarriguren”.
Aunque en Pamplona el tiempo no suele acompañar, para este día de fiesta y encuentro parecía que lo habían contratado. Un tiempo excepcional que permitió a todos disfrutar de las actividades preparadas por los monitores tanto del Club Antitele de Pamplona como de todos los clubes participantes.
 
El día se completaba con talleres, hinchables, juegos de feria, clases de Zumba y los bailes de cada club, por supuesto, no faltaron las fotos de grupo.
El encuentro de clubes marca el final de curso y el inicio de la propuesta de actividades de verano. En este curso Salesianos SSM ha vivido la campaña “El Sabor de la Felicidad”, los más jóvenes de las casas la disfrutaron de lo lindo en el día de Santo Domingo Savio. Más momentos del Encuentro de Clubs en Pamplona

40 DÍAS


col inma eibe

Mc 16,15-20
El número 40 aparece con frecuencia en la Biblia. 40 fueron los años que el pueblo de Israel vivió en el desierto guiado por Moisés tras salir de Egipto (Ex 16,35). 40 los días que éste pasó en oración en el Monte Sinaí antes de recibir las tablas de la Ley (Dt 9,9-11). 40 fueron también los días que duró el diluvio (Gn 7,12), los que pasó Elías en el Monte Horeb (1Re 19,8) o lo que los 12 exploradores estuvieron en la tierra de Canaán (Nm 13,25). Asimismo, 40 fueron los días que Jesús pasó en el desierto llevado por el Espíritu (Mt 4,2).
Este número, por tanto, se encuentra relacionado con tiempos de experiencias vitales hondas, cruciales, fundantes. A veces de camino incansable, otras de espera paciente, pero siempre tiempos de búsqueda, preparación, escucha y crecimiento personal y/o grupal o comunitario.
Y han sido 40 (alguno más al celebrarlo en domingo y no en jueves) los días que han pasado ya desde que celebramos la Pascua, el acontecimiento gozoso de la Resurrección de Jesús. ¿Nos hemos dado cuenta de ello? Quizás sea un buen momento para tomarnos el pulso de cómo lo estamos viviendo. Así nos lo relata el libro de Hechos: “a ellos (los apóstoles) se les apareció después de la pasión, les dio numerosas pruebas de que estaba vivo y durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios” (Hch 1,3).
También a nosotros, como discípulos suyos, se nos ha presentado Jesús Vivo y Resucitado durante 40 días. Nos ha hablado de paz, de esperanza, de fortaleza, del inmenso amor con que nos ama, del sentido de su muerte y su pasión… Conociendo en profundidad nuestros miedos y debilidades, nos ha prometido con insistencia que siempre se quedará entre nosotros a través del aliento y la fuerza de su Espíritu, de la Ruah creativa y transformadora.
Hemos tenido, por tanto, 40 días en los que nos hemos podido preparar para acoger la nueva forma de presencia de Jesús, esta que comienza, según nos dice el evangelio, una vez que él asciende al cielo.
Hablamos, entonces, de tiempo (40 días) y espacio (la ascensión al cielo). Tiempo y espacio que, de modo claramente pedagógico, son utilizados por el evangelio como medios de preparación para que podamos hacer proceso. Porque lo que recordamos, como sabemos, no es que Jesús subiera físicamente al cielo. Lo que hoy festejamos es lo mismo que hemos celebrado cada día de este tiempo de Pascua o lo que celebraremos en Pentecostés: la certeza de que nuestro Dios es un Dios Vivo y un Dios de Vida, que no permite que la muerte tenga la última palabra y que se empeña en que nosotros seamos, junto a Él, dadores de vida.
Por todo ello es importante que estemos atentos a lo que Jesús nos dice en el evangelio de hoy, a estas “últimas palabras” del evangelio de Marcos: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”. Parece que Jesús, al “ascender”, nos pone a su vez en movimiento a nosotros. “¿Qué hacéis ahí parados?”, dirá el libro de los Hechos. Después de estos 40 días de preparación es tiempo ahora de moverse, de salir (¿no nos lo repite continuamente el Papa Francisco?), de ponernos en camino. No hay pérdida. Toca poner en práctica todo lo escuchado y experimentado. Es tiempo de expulsar demonios, de curar enfermos, de hablar lenguajes nuevos… Cada una, cada uno de nosotros podemos poner nombre a esos demonios que estamos llamados a expulsar, a las enfermedades que debemos sanar o a los lenguajes que debemos practicar con insistencia hasta hablarlos adecuadamente.
No perdamos el tiempo. Hemos tenido el suficiente, 40 días. Ya no hay excusas. El Señor no sólo nos ha preparado para ello, sino que, además, promete seguir a nuestro lado, actuar junto a nosotros y confirmar la Palabra con signos que todos puedan comprender.
No nos quedemos parados. El Señor nos pone en movimiento con un envío apasionante: que al mundo entero llegue la Buena Noticia, la que nosotros ya hemos recibido.

UNA VEZ MUERTO, JESÚS ESTÁ FUERA DEL TIEMPO Y EL ESPACIO


col fraymarcos

Mc 16, 15-20
¿Qué estamos celebrando? Es la pregunta que debemos hacernos hoy. Nos va a costar Dios y ayuda superar la visión física, corpórea y chata de la Ascensión, que venimos aceptando durante demasiados siglos. Nos encontramos con el problema de siempre: Mezclar la realidad con el relato mítico. La Ascensión no es más que un aspecto de la cristología pascual. Resurrección, Ascensión, glorifica­ción, Pentecostés, constituyen una sola realidad, que está fuera del alcance de los sentidos. Esa realidad no temporal, no localizable, es la más importante para la primera comunidad y es la que hay que tratar de descubrir.
Hoy tenemos conocimientos suficientes para intentar una interpretación más acorde con lo que los textos nos quieren trasmitir. No podemos seguir pensando en un Jesús subiendo físicamente más allá de las nubes. Para poder entender la fiesta de la Ascensión, debemos volver al tema central de Pascua. Estamos celebrando la Vida, pero no la biológica sino la divina. Esa Vida no está sujeta al tiempo, por lo tanto no hay en ella acontecimientos, es eterna e inmutable. Solo teniendo en cuenta estas sencillas verdades, podremos comprender adecuadamente lo que estamos celebrando este domingo.
Mt no sabe nada de una ascensión. Jn no habla de ascensión, pero en la última aparición, Jesús le dice a Pedro: “si quiero que éste permanezca hasta que yo vuelva, ¿a ti qué?” Está claro que para volver, primero tiene que irse. El final canónico de Mc, que fue añadido a mediados del s. II, nos dice que Jesús se sentó a la derecha de Dios. Solo Lc nos habla de ascensión: “se separó de ellos y fue elevado al cielo”. También en Hechos nos cuenta, incluso con todo lujo de detalles, la subida de Jesús al cielo.
Relatos de raptos eran frecuentes en la literatura clásica. Tito Livio, en su obra histórica sobre Rómulo dice: “Cierto día Rómulo organizó una asamblea popular junto a los muros de la ciudad para arengar al ejército. De repente irrumpe una fuerte tempestad. El rey se ve envuelto en una densa nube. Cuando la nube se disipa, Rómulo ya no se encontraba sobre la tierra; había sido arrebatado al cielo”. Tenemos otros ejemplos: Heracles, Empédocles, Alejandro Magno y Apolonio de Tiana. Todos siguen el mismo esquema.
El AT cuenta el rapto de Elías. También se habla de la asunción de Henoc en (Gen 5, 24). El libro eslavo de Henoc, escrito judío del siglo primero después de Cristo, describe el rapto de Henoc: “Después de haber hablado Henoc al pueblo, envió Dios una fuerte oscuridad sobre la tierra que envolvió a todos los hombres que estaban con Henoc. Y vinieron los ángeles y cogieron a Henoc y lo llevaron hasta lo más alto de los cielos. Dios lo recibió y lo colocó ante su rostro para siempre”. Nada nuevo bajo el sol.
La palabra “cielo” es muy utilizada en religión. La repetimos dos veces en el Padrenuestro, dos en el Gloria y tres en el credo. Arrastra una amplia gama de significados desde la cultura griega y de todo el Oriente Medio. La complejidad de las concepciones del mundo físico en aquella época explica los innumerables matices que encontramos en el “cielo” teológico. No es fácil dilucidar qué sentido se quiere dar a la palabra en cada caso. En el bautismo de Jesús, el cielo se rasgó y lo divino bajó hasta él. Cuando termina su ciclo vital, el cielo vuelve a romperse para que Jesús vuelva a traspasar el límite de lo terreno, para entrar en el cielo.
Un dato muy interesante que nos proporciona la exégesis es que las más antiguas expresiones de la experiencia pascual que han llegado hasta nosotros, sobre todo en escritos de Pablo, están formuladas en términos de exaltación y glorifica­ción, no con la idea de resurrección y menos aún de ascensión. En el AT encontramos abundantes textos que hablan del siervo doliente, machacado por los hombres, pero reivindicado por Dios. Esta fue la base de la idea de glorificación con la que se quiso expresarse la experiencia pascual.
Lo que celebramos no está en el tiempo, pertenecen al hoy como al ayer, no hacen referencia a un pasado. Son realidades que están hoy en nuestra propia vida. Puedo vivirlas como las vivieron los discípulos. El hombre Jesús se transforma definitivamen­te, alcanzando la meta suprema. Se hace una sola realidad con Dios. Nosotros necesitamos desglosar esa realidad para intentar penetrar en su misterio, analizando los distintos aspectos que la integran. La Ascensión quiere manifestar que llegó a lo más alto, pero no en sentido físico.
La verdadera ascensión de Jesús empezó en el pesebre y terminó en la cruz cuando exclamó: "consumatum est". Ahí terminó la trayectoria humana de Jesús y sus posibilidades de crecer. Después de ese paso, todo es como un chispazo que dura toda la eternidad. Pero había llegado a la plenitud total en Dios, precisamen­te por haberse despegado (muerto) de todo lo que en él era caduco, transitorio, terreno. Solo permaneció de él lo que había de  Dios y por tanto se identificó con Dios totalmente, divinamente. Esa es también nuestra meta. El camino también es el mismo que recorrió Jesús: despegarnos de nuestro ego.
La experiencia pascual, consistió en ver a Jesús de una manera nueva. El haber vivido con él, el haber escuchado lo que decía y visto lo que hacía, no les llevó a la comprensión de su verdadero ser. Estaban demasiado pegados a lo externo, y lo que hay de divino en Jesús no puede entrar por los sentidos. Su desaparición les obligó a mirar dentro de sí, y descubrir allí lo que había vivido Jesús. Solo entonces ven al verdadero Jesús. Hoy seguimos apegados a una imagen terrena de Jesús que también nos impide descubrir su verdadero ser.
Esa vivencia no puede venir de fuera, sino de lo más íntimo de nosotros mismos. Por eso decía Pablo en la segunda lectura: "Que el Dios de Nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerle; ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la riqueza..." No se pide ciencia, sino Sabiduría. No pide que nos ilumine los ojos del cuerpo ni de la mente, sino los del corazón. Todo lo que podamos aprender sobre Dios y Jesús, nunca podrá suplir la experiencia interior.
Debemos tener en cuenta que todos estos relatos teológicos tienen una finalidad catequética. Están elaborados para que nosotros entremos en la dinámica de Jesús. No se nos proponen para que admiremos la figura de Jesús ni para que nos sintamos atraídos por ella, sino para que repitamos su misma vivencia. "El padre que vive..." En él debemos descubrir las posibilidades que todo ser humano tiene de llegar a lo más alto del “cielo”. La verdadera salvación del hombre no está en que los libren del pecado, sino en alcanzar la plenitud a la que estamos llamados todos. Esta verdad es la base de toda salvación.
El fin del periplo humano de Jesús da paso al comienzo de la nueva comunidad. Podemos considerar la Ascensión como el final de una etapa en la que los discípulos tuvieron una experiencia singular y única de un Jesús vivo. Sería el momento en que los primeros cristianos dejan de estar pasmados y empiezan la tarea de llevar esa experiencia a todos los hombres. Dejan de mirar hacia el cielo y comienzan a mirar a la tierra. Recordemos que los cuarenta días no es una medida cronológica. Se trata de un kairos espiritual.

Meditación
Hoy nos fijamos en la meta a la que Jesús llegó,
que es, al mismo tiempo, el punto del que partió.
Todos hemos salido del Padre y hemos llegado al mundo.
Todos tenemos que dejar el mundo y volver al Padre.
Ese Padre está en lo más hondo de nuestro ser.
Si me empeño en buscarlo en otra parte, encontraré al ídol

TRIUNFO Y MISIÓN


col sicre

Nota previa sobre el evangelio
En el ciclo B se lee el evangelio de Marcos. El original terminaba de forma bastante abrupta, diciendo que las mujeres que habían ido al sepulcro, aunque reciben el encargo de ir a decir a los discípulos que Jesús ha resucitado y que lo verán en Galilea, muertas de miedo no dijeron nada a nadie (16,8). No sabemos por qué el autor quiso terminar su obra de esta forma. Como una película que acaba cuando nadie lo espera y suscita muchos comentarios. Quizá fuese esa su intención: provocar al lector.
Años más tarde, un autor que conocía los evangelios de Mateo y Lucas, y el libro de los Hechos, recogió de ellos, dándoles un enfoque muy personal, algunos relatos de apariciones de Jesús y la noticia final sobre su ascensión al cielo. Estos versículos 16,9-20 es lo que se conocen como el «final largo de Marcos». De él está tomado el fragmento de hoy (Mc 16,15-20).
Subir al cielo como imagen del triunfo (Hechos 1,1-11)
Jesús subiendo al cielo es una imagen bastante representada por los artistas, y la tenemos incorporada desde niños, además de formar parte de nuestra profesión de fe. Alguno podría imaginar que esta escena se encuentra en los cuatro evangelios. Sin embargo, el único que la cuenta es Lucas, y por dos veces: al final de su evangelio y al comienzo del libro de los Hechos. Pero lo hace con notables diferencias.
En el evangelio, Jesús bendice antes de subir al cielo (en Hch, no).
En Hechos, una nube oculta a Jesús (en el evangelio no se menciona la nube).
En el evangelio, los discípulos se postran (en Hch se quedan mirando al cielo).
En el evangelio vuelven a Jerusalén; en Hch se les aparecen dos personajes vestidos de blanco.
Si el mismo autor, Lucas, cuenta el mismo hecho de formas tan distintas, significa que no podemos quedarnos en lo externo, en el detalle, sino que debemos buscar el mensaje profundo.
La idea de la ascensión resulta chocante al lector moderno por dos motivos muy distintos: 1) no es un hecho que hayamos visto; 2) se basa en una concepción espacial puramente psicológica (arriba lo bueno, abajo lo malo), que choca con una idea más perfecta de Dios.
Precisamente por esta línea psicológica podemos buscar la explicación. Desde las primeras páginas de la Biblia encontramos la idea de que una persona de vida intachable no muere, es arrebatada al cielo, donde se supone que Dios habita. Así ocurre en el Génesis con el patriarca Henoc, y lo mismo se cuenta más tarde a propósito del profeta Elías, que es arrebatado al cielo en un carro de fuego. Interpretar esto en sentido histórico (como si un platillo volante hubiese recogido al profeta) significa no conocer la capacidad simbólica de los antiguos.
Sin embargo, existe una diferencia radical entre estos relatos del Antiguo Testamento y el de la ascensión de Jesús. Henoc y Elías no mueren. Jesús sí ha muerto. Por eso, no puede equipararse sin más el relato de la ascensión con el del rapto al cielo.
Es preferible buscar la explicación en la línea de la cultura clásica greco-romana. Aquí sí tenemos casos de personajes que son glorificados de forma parecida tras su muerte. Los ejemplos que suelen citarse son los de Hércules, Augusto, Drusila, Claudio, Alejandro Magno y Apolonio de Tiana. Los incluyo al final para los interesados.
Estos ejemplos confirman que el relato tan escueto de Lucas no debemos interpretarlo al pie de la letra, como han hecho tantos pintores, sino como una forma de expresar la glorificación de Jesús.
En mi primer libro, Teófilo, escribí de todo lo que Jesús hizo y enseño desde el comienzo hasta el día en que fue llevado al cielo, después de haber dado instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo. Se les presentó él mismo después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les ordenó que no se alejaran de Jerusalén, sino: «aguardad que se cumpla la promesa del Padre, de la que me habéis oído hablar, porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días».
Los que se habían reunido, le preguntaron, diciendo:
-Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel?.
Les dijo:
-No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su propia autoridad; en cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y “hasta el confín de la tierra”.
Dicho esto, a la vista de ellos, fue elevado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Cuando miraban fijos al cielo, mientras él se iba marchando, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
-Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al cielo.
Sentarse a la derecha de Dios como imagen del triunfo (Efesios 1,17-23)
La segunda lectura de hoy es muy interesante para interpretar rectamente la fiesta de hoy. No habla de la ascensión de Jesús al cielo, pero se explaya hablando de su triunfo con una imagen distinta: está sentado a la derecha de Dios, por encima todo y de todos.
Hermanos: El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, poder, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no solo en este mundo, sino en el futuro. Y «todo lo puso bajo sus pies», y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos.
Subir y sentarse a la derecha de Dios, pero insistiendo en la misión (Marcos 16,15-20)
El final del evangelio de Marcos une las dos imágenes: «fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios». Una forma muy humana de hablar, pero habitual en la Biblia. Jesús subió triunfalmente al cielo y ahora sigue ocupando la máxima dignidad junto a Dios Padre.
Pero el evangelio concede más importancia aún al tema de la misión de los apóstoles, como se advierte comparándolo con la 1ª lectura.
En Hechos, los discípulos muestran una vez más su preocupación política por la restauración del reino de Israel, y Jesús desvía la atención hacia la próxima venida del Espíritu Santo, que les dará fuerzas para ser sus testigos en todo el mundo.
En Marcos, el tema de la misión se trata en cinco puntos:
1) Orden de ir al mundo entero a proclamar la buena nueva.
2) Esa noticia puede ser aceptada o rechazada, pero con consecuencias muy distintas en cada caso.
3) Se mencionan las señales que acompañarán a los misioneros: expulsión de demonios, don de lenguas, inmunidad ante ataques de serpientes, curaciones. Estas señales recuerdan lo que se cuenta en el libro de los Hechos de los Apóstoles a propósito de Pablo.
4) En Hechos, la reacción de los discípulos es quedarse embobados mirando al cielo. En Marcos, se ponen en marcha de inmediato a pregonar el evangelio por todas partes.
5) En Hechos se habla de la fuerza del Espíritu Santo que acompañará a los apóstoles. En Marcos, «el Señor cooperaba y confirmaba el mensaje con las señales que lo acompañaban».
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
-Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
Por eso, la Ascensión o triunfo de Jesús no es motivo para quedarse mirando al cielo. Hay que mirar a la tierra, al mundo entero, en el que los discípulos de Jesús debemos continuar su misma obra, contando con la fuerza del Espíritu y la compañía continua del Señor.
Los cuarenta días
El evangelio no dice nada de este período de 40 días entre la resurrección y la ascensión. ¿Qué significa, y por qué lo introduce Lucas? El número 40 se usa en la Biblia para indicar plenitud, sobre todo cuando se refiere a un período de tiempo. El diluvio dura 40 días y 40 noches; la marcha de los israelitas por el desierto, 40 años; el ayuno de Jesús, 40 días… Se podrían citar otros muchos ejemplos. En este caso, lo que pretende decir Lucas es que los discípulos necesitaron más de un día para convencerse de la resurrección de Jesús, y que Jesús se les hizo especialmente presente durante el tiempo que consideró necesario.
Textos clásicos sobre la subida al cielo de un gran personaje
A propósito de Hércules escribe Apolodoro en su Biblioteca Mitológica: “Hércules... se fue al monte Eta, que pertenece a los traquinios, y allí, luego de hacer una pira, subió y ordenó que la encendiesen (...) Mientras se consumía la pira cuenta que una nube se puso debajo, y tronando lo llevó al cielo. Desde entonces alcanzó la inmortalidad...” (II, 159-160).
Suetonio cuenta sobre Augusto: “No faltó tampoco en esta ocasión un antiguo pretor que declaró bajo juramento que había visto que la sombra de Augusto, después de la incineración, subía a los cielos” (Vida de los Doce Césares, Augusto, 100).
Drusila, hermana de Calígula, pero tomada por éste como esposa, murió hacia el año 40. Entonces Calígula consagró a su memoria una estatua de oro en el Foro; mandó que la adorasen con el nombre de Pantea y le tributasen los mismos honores que a Venus. El senador Livio Geminio, que afirmó haber presenciado la subida de Drusila al cielo, recibió en premio un millón de sestercios.
De Alejandro Magno escribe el Pseudo Calístenes: “Mientras decía estas y otras muchas cosas Alejandro, se extendió por el aire la tiniebla y apareció una gran estrella descendente del cielo hasta el mar acompañada por un águila, y la estatua de Babilonia, que llaman de Zeus, se movió. La estrella ascendió de nuevo al cielo y la acompañó el águila. Y al ocultarse la estrella en el cielo, en ese momento se durmió Alejandro en un sueño eterno" (Libro III, 33).
Con respecto a Apolonio de Tiana, cuenta Filóstrato que, según una tradición, fue encadenado en un templo por los guardianes. “Pero él, a medianoche se desató y, tras llamar a quienes lo habían atado, para que no quedara sin testigos su acción, echó a correr hacia las puertas del templo y éstas se abrieron y, al entrar él, las puertas volvieron a su sitio, como si las hubiesen cerrado, y que se oyó un griterío de muchachas que cantaban, y su canto era: Marcha de la tierra, marcha al cielo, marcha” (Vida de Apolonio de Tiana VIII, 30).
Sobre la nube véase también Dionisio de Halicarnaso, Historia antigua de Roma I,77,2: “Y después de decirle esto, [el dios] se envolvió en una nube y, elevándose de la tierra, fue transportado hacia arriba por el aire”.

ASCENSIÓN


comentario editorial

Vacíate de la preocupación. ¿Por qué te quedas en prisión cuando la puerta es tan amplia? Muévete fuera de la maraña del miedo (Rumi)
13 de mayo. Domingo VII de Pascua. Ascensión del Señor 
Mc 16, 15-20
Y les dijo: Id por todo el mundo proclamando la Buena Noticia 
Toda la Biblia, debe leerse siendo conscientes de que contiene muchas leyendas, símbolos, mitos y tradiciones del pueblo hebreo y otros pueblos.  Y, en este caso, el hecho de la Ascensión. Además, es importante que todos sus textos los ubiquemos e interpretemos en los contextos culturales en que fueron escritos. El ascenso de Mahoma es también un hecho milagroso, ya que se le concede la posibilidad de ver todas las características del cielo y del infierno. También Jesús había bajado a los infiernos y subido al cielo: “¿Qué quiere decir subió sino que también bajo a las regiones inferiores de la tierra? Este que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo” (Efesios 4, 9-10).
Y dicho esto, fue llevado de su presencia. Una nube lo envolvió de modo que ya no lo vieron más; desapareció y ellos se quedaron mirando al cielo. Mientras miraban atónitos hacia el lugar por donde se había ocultado, aparecieron junto a ellos dos ángeles con blancas vestiduras, que les dijeron: "Hombres de Galilea, ¿qué hacéis asombrados mirando al cielo? Jesús ha sido llevado de aquí, según habéis visto. Y este mismo Señor, así como ha sido llevado al cielo ante vuestros ojos, así también volverá" (Hechos 1, 1-11).
El Museo del Prado nos permite contemplar un óleo sobre tabla -La Ascensión del Señor-del pintor belga Juan de Flandes (1460-1519). Oculto por una nube, Jesús asciende al cielo ante María y los Apóstoles, entre los que destaca Santiago con vara y sobrero de peregrino. La parte superior de su cuerpo aparece oculta para otorgar mayor protagonismo a las huellas de sus pies, impresas en la cima del Monte de los Olivos. Un ambiente de humanidad trascendida y una invitación a acompañarle, presiden todo el cuadro.
El célebre poeta místico musulmán persa conocido como Yalalad-Din Muhammad Rumi (1207-1273) nos explica cómo alcanzó la meta de lo trascendental por él tan soñada. En 1244 experimentó una profunda transformación, a raíz de su encuentro con un sufí errante llamado Shams-ol din Malekdad. Rumi abandonó toda ciencia, toda autoridad y toda posición social y religiosa, y, renacido en el Amor, se fue expandiendo hasta alcanzar la Unión con el Amado. El propio Rumi evocaba así aquel encuentro trascendental:
“Estaba muerto, volví a la vida; sólo lágrimas era,
me troqué en risa, 
me llegó la fortuna del amor, y, por su gracia, me hice eterno”
A partir de ahí aconsejaba a sus discípulos que hicieran lo mismo, y les decía: Vacíate de la preocupación. ¿Por qué te quedas en prisión cuando la puerta es tan amplia? Muévete fuera de la maraña del miedo.
Otro tanto había hecho Jesús doce siglos antes. Primero renaciendo personalmente en el amor con el Padre, y luego proponiendo a sus seguidores la misión de ayudar a los demás a hacer otro tanto: Y les dijo: Id por todo el mundo proclamando la Buena Noticia a todos (Mc 16, 15).
El Calendario 2018 de SED, nos invita a abrir nuestra vida a la trascendencia y a comprometernos con el hermano.  

DANZA DE LA FRATERNIDAD
“El ritmo de la solidaridad une corazones y nos fortalece en la emocionante danza de la fraternidad.
Actuando con justicia evitas sufrimientos y promueves la paz.
Permite a tu espíritu salvar la barrera de lo material, lo inmediato, lo caduco… Abre tu vida a la trascendencia. Ejercítate en la meditación y llegarás a sentir los fundamentos de tu ser.
Sumergirse en el mundo natural serena el espíritu y cautiva los sentidos, de tal manera, que su música, emociona; y la paleta de sus colores sugiere caminos nuevos.
Situar tu vida ante la presencia de Dios misericordioso, que Jesús nos reveló como Padre, es oración. Oración que transforma el corazón, oración que te compromete con el hermano.

Reflexiones éticas de un asunto que va más allá de Cristina Cifuentes


Alejandro Córdoba

Un título fraudulento de un master y un supuesto hurto menor son hechos que alejan a su protagonista de la mínima ejemplaridad que se le debe exigir a un responsable político. Pero el caso pide un análisis mas riguroso de otros asuntos: la gestión de la crisis que han hecho tanto la protagonista, como la universidad, el PP o la oposición y la guerra sucia de información que se ha desatado.
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El futuro se llama reconciliación

Gabriel Mª Otalora
ETA ha echado el cierre a su actividad por quiebra. En realidad, lo hizo en 2011, pero estas cosas tienen su liturgia y ahora ha sido el momento oficial de una etapa demasiado larga y dolorosa. Como cristiano, quisiera hacer una reflexión final mirando más al presente y al futuro que al pasado. Pero es inevitable partir de la realidad y el sufrimiento acumulado durante tantos años.
Miro, pues, hacia atrás y, ¿qué es lo que ha quedado? Mucho dolor estéril y el fracaso de una ideología totalitaria que, casi desde el principio, utilizó la causa vasca para imponer un proyecto dictatorial marxista leninista. Muchos incautos picaron pero ahí quedan los escritos y las proclamas de “albanizar Euskadi” así como la utilización del maoísmo para servirse de las nacionalidades como señuelo de un comunismo de libro; del Pequeño Libro Rojo de Mao para ganar la lucha por métodos inmorales envueltos en un gran engaño. Como todo proyecto deshumanizador, ETA acabó viviendo fuera de la realidad justificando su dictadura del proletariado. Pero no logrado implantar el “socialismo democrático”, ha ensuciado la imagen vasca que decía defender dañando gravemente la convivencia.
Sin embargo, tras este resumen apresurado, quedan luces tras la tiniebla que es preciso destacar y que, incomprensiblemente, los católicos no estamos señalando como el agua pura que ha regado nuestro presente y un futuro esperanzador. Es cierto que queda mucho odio por desactivar, demasiado dolor todavía irrecuperable, pero tenemos experiencias que son claras muestras de la acción del Espíritu entre nosotros. Movimientos y personas concretas que han generado espacios de perdón y reconciliación al más puro ejemplo evangélico que, sin embargo, no han sido destacadas por “los nuestros” como ejemplares, heroicos y, por qué no, proféticos.
Movimientos como Gesto por la Paz de Euskal Herria que en los peores años de plomo aglutinó a personas de diferente signo, en silencio, tras una pancarta en decenas de municipios a la vez, después de cada muerte violenta, muchas veces recibiendo amenazas gravísimas a pocos metros. Un testimonio de honestidad humana y limpieza ética chocante porque fue capaz de contraprogramar a la barbarie. La Vía Nanclares fue un nivel aún más elevado de impulso extraordinario del perdón y la reconciliación. Víctimas y victimarios que deciden a título individual dar el paso de pedir perdón y de perdonar, ambos dificilísimos. Renuncia pública a ETA y al uso de la violencia, petición de perdón a las víctimas y el compromiso de repararlas mediante el pago de su responsabilidad civil y, en último término, colaboración con la Justicia.
Testigos imparciales definieron a los llamados Encuentros restaurativos entre víctimas y victimarios como una “experiencia increíble de cara a la convivencia en el País Vasco”, así como “gestos humanos que destrozan cualquier estrategia política”. El libro Los ojos del otro, encuentros restaurativos entre víctimas y ex miembros de ETA se presentó en Bilbao y Madrid y el juez de Vigilancia Penitenciaria no permitió su presencia al preso Luis Carrasco, a pesar de contar con el beneplácito de sus víctimas. Catorce presos de ETA quisieron transformar el dolor en menos sufrimiento. Ninguno se conformaba con pasar página y olvidar. Uno de ellos, Álvarez de Santacristina, ideólogo en su día de la kale borroka, acabó estudiando Teología. Víctimas como Emiliano Revilla o Marixabel Lasa, verdaderos iconos de la reconciliación.
Y por último, la llamada Iniciativa Glencree y sus firmantes, algo que no ha tenido el eco que se merecía. En ella participaron veinticinco familiares de asesinados por ETA, los GAL y demás grupos parapoliciales, que se han venido reuniendo durante más de cuatro años como grupo de encuentro entre víctimas  que les ha permitido “compartir experiencias, conocerlas, entenderlas, tomar conciencia de lo injusto de la violencia que hemos padecido, de su enorme impacto personal y familiar. Hemos pasado del conocimiento mutuo a la empatía, superando las barreras y estereotipos”. Recuerdan a la iniciativa del judío Simon Frankental que reunió a familiares israelíes y palestinos de asesinados por “el otro bando” reivindicando la reconciliación entre judíos y palestinos.
Han demostrado que otro mundo es posible rompiendo barreras “para acercarnos unos a otros con respeto, superando el temor y los estereotipos, la frustración y la experiencia propia de dolor, explorando bases para la convivencia”.
Proclaman que es posible una convivencia pacífica, respetuosa y constructiva en el seno de una sociedad plural, libre y justa. Para el logro de esta aspiración social son deseables y necesarios los gestos de reconocimiento; “Queremos invitar a la sociedad a realizar su propia revisión autocrítica del pasado mediante un compromiso ineludible con la verdad y con la justicia. Sanar las heridas obliga a un proceso que no está exento de tensiones o conflictos”. Familiares de etarras, guardias civiles… juntos y revueltos como hermanos. Algo grande ha pasado entre nosotros y algunos todavía siguen sin enterarse.
Cuando el panorama es tenebroso y nos sentimos acorralados por fuerzas superiores a las nuestras, surge la fortaleza del amor como recurso final para encontrar un nuevo rumbo, levantar la frente y continuar hacia adelante renovando esfuerzos para crear nuevas expectativas de nueva vida. Muchos de nosotros considerados -por nosotros mismos- buenos católicos-, no le recibimos, rechazamos con el silencio este tipo de iniciativas maravillosamente evangélicas y tan necesarias de seguir en este momento del final de ETA.

Las personas protagonistas víctimas y victimarios que optaron valientemente por amar en lugar de odiar, son la semilla de Dios en este conflicto junto a mucha otra gente que hizo una labor callada detrás de los focos para lograr lo que parecía imposible: personas del gobierno español, del gobierno vasco, de la iglesia vasca (obispo Uriarte, Joseba Segura, recién nombrado vicario general de la diócesis de Bilbao…), miembros de la sociedad civil, algunos periodistas…
ETA se ha ido pero nos queda la senda de la convivencia trazada por todas estas personas admirables que apostaron por el amor y la reconciliación. Ellas fueron, son, la mejor semilla del evangelio en este presente y futuro por reconstruir ¡Gracias!

La marea verde se manifiesta contra la Lomce: “Las políticas del Gobierno ponen en peligro a la educación pública”


Laura Galaup

Marea verde 25A
La comunidad educativa ha convocado una treintena de concentraciones en todo el país para reivindicar la enseñanza pública
“El Ejecutivo trata de desprestigiar a la pública, nos retiran recursos y dan más dinero a la concertada”, protesta una docente
Los asistentes comparten la sensación de que se está “desmantelando” el sistema educativo público
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El Mayo del 68, de la movilización callejera al quinto poder


Xavier Garí de Barbarà

[Revista Descubrir la Historia] El Mayo Francés de 1968 fue un momento histórico único, un punto de inflexión en la Europa Occidental del siglo XX. Una Europa sitiada y dividida por la Guerra Fría, la más longeva de las conflagraciones mundiales contemporáneas, que dió lugar a cuatro grandes revueltas ciudadanas: la de Hungría (1956), la de Praga (1968), la del Mayo del 68 Francés y la de Berlín (1989). Ésta última dio caída al muro del mismo nombre, producto indirecto de la revolución soviética con la que el siglo XX comenzó su andadura, también con una movilización social de masas.
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