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domingo, 18 de septiembre de 2016

Feligreses de Barcelona protestan por el nombramiento de párrocos conservadores

  • No se ajustan “a la realidad pastoral”
    Omella consultó con los fieles antes de los nombramientos
    Un grupo feligreses de las parroquias de las parroquias de Sant Antoni de Pàdua, Sant Enric d’Ossó y Santa Gemma Galgani de L’Hospitalet de Llobregat y de Esplugues han expresado su malestar por el nombramiento de dos párrocos que provienen del seminario de Toledo.··· Ver noticia ·
  • El Arzobispo Omella en contra de las orientaciones del Papa Francisco

    Juan José Tamayo, teólogo
    Tamayo3Las actuaciones pastorales del eclesiástico desmienten sus afirmaciones
    EL PAÍS-16 DE SEPTIEMBRE DE 2016
    “Quien debe presidir a todos, debe ser elegido por todos”. Este principio democrático vigente en el cristianismo primitivo a la hora de elegir a los obispos ha vuelto a incumplirse en la Iglesia catalana con motivo del nombramiento de Juan José Omella como arzobispo de Barcelona, que desde que corrieron los primeros rumores de dicho nombramiento contó con el rechazo de no pocas personas y colectivos católicos, sacerdotes, religiosos y religiosas de la diócesis.
    Omella llegó con el aura de seguidor incondicional de la reforma de Francisco y hoy es considerado uno de los de los pocos obispos españoles elegidos por Juan Pablo II que se identifica con el aire aperturista que se respira en la Iglesia católica. Él mismo no pierde ocasión de declararse “franciscano” en escritos y declaraciones públicas. Sin embargo, sus actuaciones pastorales desmienten sus afirmaciones.
    Recientemente ha declarado que “vivimos en una sociedad muy plural, y tenemos que estar abiertos al diálogo… Hay que ir cediendo”. Mantuvo, es verdad, una reunión, con el Consejo ampliado de las tres parroquias de Sant Antoni, Santa Gemma y Sant Enric d’Ossó, de Hospitalet y Esplugues, que funcionan como una, pero en ella recordó que es “aragonés” y que cuando toma una decisión no la cambia aunque esté equivocado. Y así ha sido. Ha impuesto al frente de las parroquias citadas a dos sacerdotes contra la voluntad de un sector importante de las mismas. Es un modo de gobierno autoritario que niega credibilidad a sus propias palabras: “Vamos intentando vislumbrar el futuro no con lo que yo pienso, sino en conjunto con todo el equipo de gobierno y con la sociedad en la medida de lo posible”.
    ¿Qué decir del pluralismo del que se declara defensor? Algunas de sus prohibiciones de la libertad de expresión demuestran lo contrario. El 25 de febrero de este año me prohibió una conferencia sobre la violencia y las religiones” en la parroquia de Sant Medir, donde nacieron las Comisiones Obreras de Cataluña a mediados de la década de los sesenta. En plena dictadura franquista, los lugares religiosos fueron espacios de libertad de asociación y reunión y de hospitalidad para la clase trabajadora y la oposición política. En democracia, empero, Omella niega la libertad de expresión en sus “dominios eclesiásticos”. Todo un símbolo de involución eclesial.
    En la misma parroquia prohibió también la conferencia sobre la homosexualidad y la Iglesia del teólogo polaco Krzysztof Charamsa, que unos meses antes había declarado ser “sacerdote homosexual, feliz y orgulloso de su identidad”. Tuvo que celebrarse en una de las sedes de Esquerra Republicana de Catalunya. La actitud homófoba de Omella contrasta con las palabras respetuosas del papa para con las personas homosexuales: “Si una persona es gay y busca a Dios, ¿quién soy yo para juzgarla?”. Monseñor Omella primero prohíbe la libertad de expresión y luego defiende el pluralismo. Todo un ejemplo de bipolaridad eclesial.
    El arzobispo de Barcelona ha dicho: “el sectarismo y la confrontación no son evangélicos”. En contradicción consigo mismo acaba de poner al frente de Sant Antoni, Santa Gemma y Sant Enric d’ Ossó, de Hospitalet y Esplugues, a dos sacerdotes pertenecientes a la asociación conservadora de Clérigos Hermandad de Hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, formados en el Seminario de Toledo, de tendencia integrista. La orientación pastoral de estos sacerdotes, cuyas prioridades son la devoción al Corazón de Cristo y la santificación de sus miembros, está en las antípodas de las citadas parroquias, formadas por comunidades “de diáspora”, pluralistas, ecuménicas, proféticas, igualitarias (no patriarcales), encarnadas en el barrio y solidarias con las personas y los colectivos marginados.
    En el poco tiempo que lleva como arzobispo de Barcelona -apenas diez meses-, Omella ha demostrado estar muy lejos de la Primavera eclesial de Francisco y ha vuelto a la larga invernada de los pontificados anteriores. Decididamente sus declaraciones no son creíbles.
    Juan José Tamayo es director de la cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría” de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Cincuenta intelectuales para una conciencia crítica (Fragmenta, Barcelona

    Idólatras del dinero

    Joxe arregi
    PUblicado en deia

    CUANDOllevamos semanas, meses, años de interminables casos de corrupción, y cada caso es el penúltimo y afecta cada vez más a la cúpula y las entrañas del partido que nos ha desgobernado con la bendición de casi todos los obispos, no es fácil dejar de gritar: “Idólatras de Mamón, largaos. Dimitid, responded, devolved lo robado”.
    Yo no soy mejor que ellos, por acción u omisión. Solo que les pago yo, les pagamos nosotros. ¿Para eso les pagamos? ¿Y para que los 27 jefes de estado de la Unión Europea se reúnan en Bratislava para preguntarse cómo defendernos de los refugiados y crecer más y luego pasearse juntos por el Danubio en un crucero de lujo? ¿Para que los líderes del G20 se reúnan en Hangzhou para hacerse una foto y decirnos que hay que “civilizar el capitalismo” sin comprometerse a tomar medida alguna? ¿Para que, muerto afortunadamente el TTIP, nos endosen a hurtadillas el CETA que debe de ser aún peor para todos y mejor para las multinacionales? ¿Quién lo puede entender?
    Lo entiende muy bien Susy, una niña a quien su abuelo, economista sabio, le explica lo que pasa cuando la economía se pone al servicio del lucro: trabajar más para producir más, vender más y ganar más, y ganar más para trabajar más y ganar más y así sin fin -¿sin fin?- en una carrera loca en la que todos nos convertimos en enemigos de todos. Lo cuenta el librito de Wim Dierckxens, Susy y el mundo del dinero (2012).
    Es absurda, pero muy sencilla, la lógica de un mundo donde manda el dinero. Y el holocausto universal ofrecido a Mamón es terrible: hemos esquilmado las selvas y las minas, agotado los enormes pozos de petróleo, envenenado el agua y el aire;cada vez menos gente se ha hecho más rica y cada vez más gente se ha vuelto más pobre.
    El Estado socialdemócrata del Bienestar fue un paso adelante, pero respondía a la misma lógica. El bienestar de los países ricos se logró a costa de los países más pobres, expoliados de sus materias primas y obligados a comprar los productos elaborados con ellas al precio impuesto por los países explotadores. Cuanto más efímeros sean los productos antes caducarán, y más deberá comprar la gente y más podrán producir las empresas e invadir el mundo, y ganar y ganar.
    Susy lo entiende y se indigna, como lo entendemos y nos indignamos todos los adultos a poco que aún mantengamos los ojos abiertos y la sensibilidad despierta. He aquí el mundo regido por una economía regida por el dinero. Un mundo roto y cruel, un planeta masacrado, inhabitable. En ese mundo vivimos.
    “Un mundo de vampiros”, sentencia Susy. Un “mundo al revés”, donde la gente se mata a trabajar para tener más dinero, pero no lo pueden disfrutar porque cuanto más tienen más aumenta la codicia propia y la envidia ajena. Un mundo donde “los adultos están atados al trabajo como perritos a una cadena”, y solo se reconoce como trabajo lo que da dinero, todo para mayor beneficio de unos pocos, los que producen más barato y pagan menos salarios.
    Eso es crecer. Que engorde la víctima para el sacrificio común. El grande se come al chico, pero siempre habrá alguien más grande, y ¿qué comerá el más grande cuando lo haya devorado todo y se quede solo, cuando no tenga a quién vender, cuando la mayoría pobre no tenga con qué comprar? Algún día ha de reventar este sistema, verdadero antisistema, donde la especulación está sustituyendo a la producción, los bancos a las fábricas, los bonos y las acciones a los víveres, donde los Estados destinan el dinero de la gente a rescatar a los bancos que quiebran y que una vez rescatados ahogarán a la gente con sus préstamos e intereses. Algún día estallará este mundo al revés. Ya está estallando: ningún muro, valla ni ejército podrá contener a las multitudes, continentes enteros desesperados por la miseria y la guerra.
    ¿No habrá arreglo? Solo a condición de que nos unamos todos y aprendamos a ser más felices decreciendo: “¿Por qué los adultos no aprenden de los niños a tener una vida de disfrute con el menor trabajo posible? ¿No se darán cuenta de que han construido un infierno en la tierra? ¿Se habrán olvidado de su niñez?”, pregunta Susy.