FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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ATALAYA ENERO 2025

miércoles, 13 de agosto de 2025

León XIV invita oficialmente a ‘Somos Iglesia’ al Vaticano -- Jesús Bastante


Religión Digital

El movimiento reformista se encontrará en octubre con el Papa
Somos Iglesia valora la «gran continuidad» entre el pontificado de León XIV y el de Francisco, ya que ambos se posicionan «de forma muy comprometida y clara sobre las cuestiones candentes de la guerra y la paz, la protección del medio ambiente y el ecumenismo, al tiempo que continúa con los procesos de reforma dentro de la Iglesia» Ver noticia 

Arzobispo de Madrid José Cobo: «Una procesión católica o una fiesta del cordero no pueden constituir una amenaza a nada ni a nadie» -- Jesús Bastante


Religión Digital

El cardenal de Madrid, contra «el fundamentalismo religioso, los populismos políticos, los reduccionismos y la política del miedo»
«Una procesión católica arraigada o una fiesta del cordero en una población con presencia musulmana no pueden constituir una amenaza a nada ni a nadie»
«Necesitamos un pacto nacional de migraciones entre todos los partidos, evitando discursos ideologizados y oportunistas, conjugando la dignidad de toda persona, el bien común, la seguridad y la asunción de las responsabilidades de los estados» Ver noticia

Francisco Berrocal, miembro del Movimiento pro Celibato Opcional en la Iglesia: «En el mundo de hoy el celibato no es un valor” -- Alfonso Vázquez


eldia

Este maestro malagueño de 58 años tuvo que dejar el sacerdocio al casarse. Hoy es miembro del movimiento que en España lucha porque el celibato en la Iglesia sea opcional, al no nacer de los Evangelios sino de un concilio ‘andaluz’
-¿Qué es MOCEOP?
-Es el Movimiento pro Celibato Opcional, una asociación que surge sobre el año 77 en Madrid y en ella nos hemos reunido curas de toda España que, sin dejar de ser creyentes, tomamos la opción de compartir nuestra vida con una mujer y formar una familia. Ver noticia

El arzobispo de Tarragona Planellas, a Abascal: «Un xenófobo no puede ser verdaderamente cristiano»


Religión Digital

Las declaraciones del líder de VOX «son totalmente contrarias» a la doctrina de la Iglesia
En declaraciones a El matí de Catalunya Ràdio, recogidas por Flama, Planellas denunció que «vincular catolicismo y xenofobia está absolutamente fuera de lugar»
«Los necesitamos, pero no los queremos. Esto es muy grave y no somos conscientes de ello», incidió, recordando que «los catalanes somos fruto de una inmigración brutal que tuvo lugar en el siglo IX (…). Todos los pueblos son hijos de la inmigración» Ver noticia

VEINTE AÑOS SIN SIN O EL SOLSTICIO DE LA VOZ PROFÉTICA: LA TRANSICIÓN DEL ESTABLISHMENT ECLESIAL DESDE LAS TRINCHERAS

col martell

 

El 21.06.2005, hace 20 años, fallecía el cardenal Jaime Sin, arzobispo emérito de Manila en San Juan, Filipinas. Coincidía su muerte con el solsticio de verano, lo cual es significativo pues representaba una transición estacional en lo que al estilo pastoral se refiere. Se celebró una misa aquel día, por la mañana, en la Catedral presidida por el actual arzobispo, el cardenal José F. Advíncula. La homilía estuvo a cargo de uno de los delfines entonces de Sin, el ahora obispo de Balanga, Mons. Rufino Sescón. El sucesor inmediato en Manila de Manila, el cardenal Gaudencio Rosales, epicentro tanto de lo civil como de lo religioso en Filipinas, tenía durante su mandato otro talante. 

Lo mismo se puede afirmar de los dos otros cardenales que eventualmente han llegado a ocupar la cátedra manileña. En los años más oscuros de la Ley Marcial del primer Marcos (1972-1986), Sin sin duda era un faro, una voz profética caracterizada por la denuncia. En este sentido, Sin ha seguido la estela del primer obispo de Manila, Mons. Domingo de Salazar O.P., quien, tras la estela de Mons. Bartolomé de las Casas, O.P., por su ministerio en el siglo XVI estableció que el titular de este sede ha de ser un ‘problem solver’ para sus fieles cuando se enfrentó a los poderes reinante entonces.

Sin: La voz profética de la denuncia que se hizo partidista, personalista e infalible

Desde el inicio de la colonización española de Filipinas en 1565, siempre ha habido un maridaje entre lo civil y lo religioso. La iglesia se estableció como el establishment en convivencia hasta el punto de connivencia. Cuando inició Sin su mandato como el primado ‘de facto’ de la iglesia filipina la iglesia ya convivía con el Estado pero desde la trinchera si bien esta siempre ha sido privilegiada. En 1986, una revolución expulsó la dictadura y se encumbró la iglesia católica con Sin a la cabeza, por ser su rostro y voz más visible y audible debido a su amor mediático, hasta el punto de que este era considerado el cabeza de la iglesia católica filipina. 

Tras el triunfo de aquella revolución, el establishment eclesial salió de las trincheras para ser el otro palacio, frente al de Malacañang, la residencia oficial del presidente de Filipinas. Podía decirse que gracias a Sin la Villa San Miguel (la antigua residencia oficial del arzobispo de Manila) era el otro eje de poder en el país. Evolucionó la voz profética de Sin, encumbrada en una época reminiscente de la época constantiniana. Desde el principio era una denuncia profética de actos y personas mas tras la revolución que encumbró al cardenal se desarrolló desde un estado de comodidad, una perspectiva de acomodamiento encumbrado por lo que se hizo voz más potente, una postura más contundente a la que todo católico filipino tenía que adherirse.

Dicho en otros términos, evolucionó a un partidismo especial, en que, bajo la luz cada vez más imponente de la infalibilidad clerical (en este caso cardenalicia), se seleccionaban a los que eran dignos de ser apoyados por la iglesia junto con ciertas posturas acerca de temas que en realidad son abiertos (como la legalización del juego, la evaluación de ciertas obras de arte o del cinema, la extensión de los mandatos de los mandatorios políticos, etc.). Y este partidismo infalible, que convirtió a Sin en una torre intocable, creció como un personalismo en que la figura de Sin se colocó en el centro, con la Eucaristía (las misas multitudinarias que le encantaban) y otras actividades religiosas se convirtieron en meros escenarios o fondos para su actuación pública. Sin, que en los años de la Ley Marcial era un conversacionista famoso, se volvió en un dicharachero incapaz del diálogo y de aceptar la crítica.

Rosales: Desde la limpieza a un activismo social al lado de las víctimas

Pero por dentro, la iglesia de Sin sufría de corrupción lo cual hizo necesario el nombramiento a la sede manileña de Gaudencio Rosales quien más de una ocasión confesó que tuvo que hacer limpieza en Manila. Asimismo confesó este que al entonces nuncio (Antonio Franco) no le agradaba cómo su antecesor protegía a sus delfines que utilizaba la sotana como tapadera para sus actividades no del todo honradas. También la iglesia de Sin se identificó, como ya queda dicho, con regímenes oligárquicos muy devotos que no han podido llevar a cabo las necesarias reformas socioeconómicas.

De ahí en la segunda mitad de su mandato largo al frente de Manila (es decir, tras la revolución filipina de 1986 cuando Sin llegó a la cima de su influencia) la iglesia como establishment en connivencia y convivencia con el estado ya empezaba a perder credibilidad a los ojos de muchos, empezando con los más pequeños de la sociedad. Y esta segunda mitad coincidió con la última enfermedad de Sin que perduró y que era como una noche larga para Manila. La Santa Sede optó por no nombrar un administrador apostólico durante ese tiempo largo de espera en que los delfines gobernaban Manila conforme a sus ideas hasta el nombramiento providencial de Rosales, entonces arzobispo de Lipa en la provincia de Batangas.

El prelado batangueño, quien gobernó la archidiócesis manileña de 2003 a 2011, era muy conocido por su voz profética en el sur. En Manila, Rosales, conforme a su estilo más cercano que se predecesor a las masas (y también a los curas) que se caracterizaba por un talante dialogal y abierto a la crítica sin pretensiones a la infalibilidad cardenalicia, evitó cualquier forma de partidismo eclesial y cualquier personalismo demostrada por su antecesor quien organizaba celebraciones eucarísticas masivas y las usaba como arma con la finalidad de convocar a las masas devotas para que estas secundaran determinadas posturas políticas. En la iglesia manileña de Sin parecía a veces que había una falta de sacralidad con respecto a las celebraciones litúrgicas en las plazas y en las calles, pues las mismas en muchas ocasiones tenían sabor partidista como aquella que exigía la dimisión o la expulsión del presidente Joseph Estrada en 2001, cerca de las dependencias del Senado filipino. 

Al parecer, el Cardenal Rosales siguió las directivas tanto de Juan Pablo II como de Benedicto XVI quienes no favorecían una eclesiología muy vinculada al partidismo político. Don Gaudencio es un pastor consciente de los cambios y de las estratificaciones por haber venido de una diócesis pobre del sur sacudida por las fuerzas marciales de la dictadura marcosiana. Es un hombre que huye de los espectáculos no como su antecesor inmediato pero dejó oír una voz profética formidable en la capital filipina por medio de un acto en lugar de homilías inflamantes. 

Rosales, un gran caminante en todos los sentidos de la palabra, prefirió los puentes y rechazó las torres; optó por ponerse de lado de los más pequeños, de los más pobres, de los perseguidos en vez de enfrentarse con los poderosos. Don Gaudencio escrutaba el horizonte desde las trincheras, mas sin partidismos ni personalismos y sin salir del contexto del establishment y su acomodamiento. En otras palabras, ha preferido ir a las cuestiones sociopolíticas, cual un activista social desde la fe cristiana, y no a las personalidades ni los hechos producidos por estas mismas mediante la denuncia. Esto lo ha salvado, a mi modo de ver, de cualquier pretensión a la infalibilidad cardenalicia.

Cautela. Prudencia. Siguen los retos después de Rosales

Está claro que desde Rosales se ha cambiado el estilo profético del arzobispo de Manila, del primado ‘de facto’ de Filipinas. Muchos añoran el estilo agresivo de Sin. Pero sus excesos, es decir, amén de las aparentes indicaciones desde arriba (desde tiempos de Juan Pablo II a quien no le agradó la actuación de Sin y de los obispos filipinos en la revolución de 1986 por su partidismo patente), hizo que los sucesores de Sin tomaran otra opción. Quizá no tan ‘socialista’ o ‘activista’, por así decirlo, como el estilo de Rosales quien prefirió ponerse al lado de los más pequeños con su Pondo ng Pinoy (Fondo de los filipinos) que con su ‘teología de las migajas’ aboga compartir incluso lo poco que tenga uno, pues esto es una migaja que cae de la mesa y que podría o debería compartirse (Mt 15, 26).

Se nota la cautela de los sucesores de Rosales. Por ejemplo, del más renombrado papábile en el cónclave de 2025, Cardenal Luis Antonio Tagle (quien gobernó Manila de 2011 a 2019), ahora pro-prefecto del Dicasterio de Evangelización, quien fue nombrado por el papa Francisco a la dirección de Caritas Internacional, cargo que duró hasta que el mismo papa Francisco lo destituyó en una reforma necesaria. Tagle sí escribió y publicó pastorales que se conocen o recuerdan por su lenguaje prudente. Pero al menos una vez (Domingo de Ramos, 2018), sin mencionar a Rodrigo Duterte (que fue presidente de 2016 a 2022), denunció a los que se creen reyes en la tierra, con su actuación violenta, contrastándolos con el Rey de Reyes que es Jesucristo.

Lo mismo puede afirmarse acerca del actual arzobispo de Manila, el ya mencionado Cardenal Advíncula (arzobispo desde 2021), que, por ejemplo el pasado 27 de noviembre, a la luz del comienzo de lo que promete ser la peor crisis política en la historia del país (un enfrentamiento entre los Marcos y los Duterte hasta la iniciación del proceso de destitución contra esta última y a la luz del encarcelamiento en La Haya del patriarca de este último clan), publicó una pastoral que era una llamada cuidadosamente redactada a la unidad y oración en medio de las calamidades y las tensiones políticas.

Cautela. Prudencia. ¿Cosa de estilo pastoral? ¿Continuidad del estilo de Rosales conforme a las directrices de Juan Pablo II y Benedicto XVI? El estilo de Sin ciertamente tenía sus excesos llameantes. Y al de Rosales, tal vez, le faltaba fuego. Parece como que a partir de Rosales los pastores de Manila hubieran preferido no agitar, no echarle leña al fuego; ya no querían provocar demostraciones, marchas usando y manipulando la Eucaristía.

También parece que por el momento se ha disminuido el ritmo del Pondong Pinoy de Rosales, pues dados los cambios vertiginosos que han afectado la economía, a la gente le cuesta dar lo sobrante, las migajas, como pide el Evangelio. Y para más inri, mucho dinero se ha perdido, no solo por el azote de la pandemia, sino por la corrupción institucional incesante en gobierno. Todo esto ha desatado, junto con otros factores entre ellos los intereses dinásticos, la crisis actual filipina que promete ser un espectáculo, lamentablemente, muy pero muy sangriento. La historia sigue y los retos son imparables. Mas queda patente que la iglesia tiene que ser un establishment caminante y dialogante; extendido como un puente y no aislado como una torre infalible por la que se corre el riesgo de reducirse a un bastión del clericalismo. Se necesita el estilo profético adecuado cuyos rasgos generales hemos intentado definir. Y no va a ser fácil el maridaje estilístico deseable que ha de hacerse en múltiples niveles.

Sigue la búsqueda por la ‘combinación deseable’: Sal y luz de la tierra

Es comprensible la cautela y la prudencia de nuestros pastores. Mas se desea la busca incesante del estilo profético adecuado para estos tiempos más turbulentos que nunca. Tanto Sin como Rosales han enfatizado las perspectivas que juzgo principales. Aquel la de los culpables y hechos a los hay que denunciar. Este la de las víctimas de los hechos merecedores de las denuncias.

No necesitamos más personalismos, más partidismos de nuestros pastores, con su raíz en un clericalismo presuntuoso y elitista. Desde luego son preferibles los comunicados y documentos emitidos con cautela y prudencia, incluso con ‘el olor a las ovejas’ (que Rosales había ideado especialmente con su Pondo incluso antes del pontificado del papa gaucho). Pero puede que estos últimos resulten insípidos y lo que se necesita es la sal de la tierra que a la vez es luz para este pueblo que atraviesa otro túnel oscuro en su historia. Hay que evitar que se eche demasiada sal que fastidia el plato, por así decirlo. Es preciso, a tenor de ello, evitar tanto los excesos como los déficits.

Veinte años sin Sin, que son también veinte años sin Juan Pablo II, seguimos como iglesia peregrina buscando la ‘combinación deseable’ para la tarea inacabable e inabarcable del ‘problem solving’. Este período de ahora en adelante debería convertirse en la inversión de muchos años de sal y luz en las medidas pastorales deseables, con la finalidad de superar la dureza larga de los solsticios de espera y de transiciones, pues los problemas son incesantes e inacabables.

Denuncia, activismo social (con cautela y prudencia): La voz profética tiene muchas voces. El cóctel pastoral adecuado ha de incorporar muchos ingredientes y muchos pasos. Habrá que seguir buscando (y buceando por) el acorde más armonioso, es decir, el plan pastoral más factible, para aportar la mejor aportación a la solución de los incontables problemas con su constante contrapunto de valores que se vive en una nación en constante estado de ebullición y que se precipita al abismo desgarrador a causa del dominio de dinastías políticas opresoras. Estas últimas son, sin duda, los homólogos de los clericalismos en la otra ribera, en el otro eje de la misma esfera.

 

Macario Ofilada Mina

Religión digital

JUMILLA Y LA PROHIBICIÓN DE ACTOS ISLÁMICOS: ESPEJO DE UNA ESPAÑA XENÓFOBA

col martell

 

El 28 de julio de 2025, el Ayuntamiento de Jumilla (Murcia), gobernado por el PP con apoyo tácito de Vox, aprobó una medida que prohíbe usar instalaciones municipales para “actividades religiosas, culturales o sociales ajenas a nuestra identidad”.

Aunque no menciona al Islam, el contexto y declaraciones posteriores revelan su fin: restringir celebraciones musulmanas. El caso se enmarca en una ola de xenofobia en Europa, donde la ultraderecha explota el miedo al Islam. Supone un ataque a la libertad religiosa, protegida por la Constitución y los Derechos Humanos, y plantea un precedente sobre el uso de criterios identitarios para limitar derechos, convirtiendo a Jumilla en símbolo de la España más excluyente y xenófoba.

A continuación, analizo este episodio en tres partes: el hecho y su contexto político, las implicaciones legales y morales, y las reacciones que está desatando.

1.La medida y su trasfondo: política, identidad y exclusión

Jumilla, un municipio de 27.000 habitantes en Murcia, tiene una minoría musulmana que ronda el 7,5% de su población, principalmente familias marroquíes que llevan décadas integradas en la localidad. Sin embargo, en los últimos años, el discurso antiinmigrante ha ganado fuerza, especialmente desde que Vox entró en el panorama político local.

La prohibición de usar instalaciones deportivas para actos islámicos no ha surgido de la nada. Es el resultado de una moción de Vox que, inicialmente, pedía vetar explícitamente "la Fiesta del Cordero y otras celebraciones islámicas" por considerarlas una "amenaza a la identidad española". Aunque el PP moderó el lenguaje para evitar un conflicto legal directo, el mensaje es claro: los musulmanes de Jumilla ya no son bienvenidos en los espacios públicos.

Lo irónico de este asunto es que Jumilla fue, durante siglos, una ciudad árabe (su nombre proviene del árabe Yumil-la). Como ha señalado la exalcaldesa socialista Juana Guardiola: "¿De qué identidad hablan? ¿Acaso borramos ocho siglos de historia?". Pero la política actual no se guía por la historia, sino por el interés partidista y el miedo. Y esto se ha extendido más allá de Jumilla: en la vecina Torre Pacheco, semanas antes, habían estallado disturbios antiinmigrantes tras un incidente aislado.

Esta medida no es solo un problema local. Es parte de una ola europea de restricciones contra el Islam, desde la prohibición del burkini en Francia hasta los discursos de Geert Wilders en Países Bajos. El PP, al ceder a las presiones de Vox, ha normalizado un discurso que hasta hace poco era marginal.

2.La Constitución traicionada: cuando la ley se dobla ante el prejuicio

El artículo 16 de la Constitución Española garantiza la libertad religiosa "sin más limitación que la necesaria para el mantenimiento del orden público". Pero en Jumilla no había riesgo para el orden público: solo había musulmanes queriendo celebrar sus fiestas, como cualquier otro grupo religioso.

La medida, por tanto, no solo es moralmente cuestionable, sino también inconstitucional. Como señaló IU en su recurso ante la Fiscalía, se trata de "racismo islamófobo disfrazado de reglamento”. La Declaración Universal de Derechos Humanos (Art. 18) también protege el derecho a manifestar públicamente la religión.

Pero lo más grave no es la ilegalidad, sino el precedente. Si un ayuntamiento puede prohibir actos religiosos basándose en una supuesta "identidad", ¿qué impedirá que otros municipios hagan lo mismo con otras minorías? ¿Dónde queda el Estado de Derecho cuando las leyes se aplican de forma selectiva.

3.Las reacciones: silencios cómplices y voces críticas

La comunidad musulmana de Jumilla ha respondido con indignación. "Pagamos impuestos como todos. ¿Por qué no tenemos los mismos derechos?", se pregunta Sabah Yacoubi, representante de una asociación de inmigrantes marroquíes. Mounir Benjelloun, de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI), ha ido más allá: "Por primera vez en 30 años, tengo miedo en España".

La Iglesia Católica, a través de la Conferencia Episcopal, también ha criticado esta medida, aunque ha evitado señalar directamente al PP. En cambio, colectivos cristianos progresistas como Redes Cristianas han sido más contundentes, recordando el mensaje evangélico de acogida: "Fui forastero y me recibisteis" (Mat 25,35).

Mientras, el PP insiste en que la prohibición no es contra el Islam, sino para "priorizar el deporte". Pero Vox, su socio de gobernanza, no ha disimulado su triunfo: en redes sociales celebraron "proteger la identidad cristiana de España". La diferencia de discursos es reveladora: el PP quiere lavarse las manos, pero su pacto con Vox los hace cómplices.

En conclusión: Jumilla como espejo de una España xenófoba

Lo ocurrido en Jumilla no es un caso aislado. Es el síntoma de un problema mayor: la normalización de la xenofobia en la política española. El PP, al ceder ante Vox, ha cruzado una línea peligrosa: ha aceptado que los derechos fundamentales pueden negociarse a cambio de poder.

Pero hay algo aún más preocupante: el silencio. Donde debería haber una condena unánime, hay medias palabras y complicidades. Donde debería primar el respeto a la Constitución, hay cálculo electoral.

Como escribió el apóstol Juan: "No hay temor en el amor; sino que el perfecto amor echa fuera el temor" (1 Jn 4,18). España enfrenta hoy una elección: gobernar desde el interés partidista y el miedo o desde el respeto a la diversidad y la convivencia. Jumilla ya ha decidido. El resto del país debe tomar nota.

 

Evaristo Villar

Religión Digital - 11.08.2025

DICHOSOS ELLOS, SI LOS ENCUENTRA DESPIERTOS AUNQUE LLEGUE A LA MEDIANOCHE

col koldo

 

Hablando de lo que es la iluminación, Anthony de Mello dice lo siguiente: “Es como un vagabundo de Londres que se estaba acomodando para pasar la noche. A duras penas había conseguido un pedazo de pan para comer. Entonces llegó a un malecón junto al río Támesis. Estaba lloviznando, y se envolvió en su viejo abrigo. Ya iba a dormirse cuando de repente se acercó un Rolls-Royce manejado por un conductor. Una hermosa joven descendió del automóvil y le dijo: – Mi pobre hombre, ¿va a pasar la noche en este malecón? – Sí, le contestó el vagabundo. – No lo permitiré, le dijo ella. – Usted se viene conmigo a mi casa y va a pasar la noche cómodamente y a tomar una buena cena. La joven insistió en que subiera al automóvil. De modo que salieron de Londres y llegaron a un lugar en donde ella tenía una gran mansión con amplios jardines. Los recibió el mayordomo, a quien la joven le dijo: “Jaime, cerciórese de que a este hombre lo lleven a las habitaciones de los sirvientes y lo traten bien”. Y Jaime obró como le dijo ella. La joven se había preparado para dormir y estaba a punto de acostarse cuando recordó a su huésped. Entonces se puso algo encima y fue hasta las habitaciones de los sirvientes. Vio una rendija de luz en la habitación en la que acomodaron al vagabundo. Llamó suavemente a la puerta, la cual abrió, y encontró al hombre despierto. Le dijo: – ¿Qué sucede, buen hombre, no le dieron una buena cena? – Nunca había comido tan bien en mi vida, señora, le contestó el vagabundo. – ¿Está usted bien caliente? – Sí, la cama es hermosa y está tibia. – Tal vez usted necesita compañía, le dice ella. – Córrase un poquito. Se le acercó, y él se movió hacia un lado, y cayó directo al Támesis...

Eso es la iluminación. Estar despiertos. Vivimos muchas veces sumidos en nuestros sueños y olvidamos la bella y cruda realidad. Quisiéramos que las cosas fueran distintas, que los problemas no existieran, que los conflictos se resolvieran de una vez y para siempre. Pero este tipo de vida hace que no seamos capaces de reconocer el paso de Dios por nuestras vidas. Por esto hay que mantenerse despiertos. Esto es lo que quería decir el Señor cuando le dice a sus discípulos: “Sean como criados que están esperando a que su amo regrese de un banquete de bodas, preparados y con las lámparas encendidas, listos para abrirle la puerta tan pronto como llegue y toque. Dichosos los criados a quienes su amo, al llegar, encuentre despiertos. Les aseguro que el amo mismo los hará sentarse a la mesa y se dispondrá a servirles la comida. Dichosos ellos, si los encuentra despiertos, aunque llegue a la medianoche o de madrugada”.

No sabemos ni el día ni la hora. Con frecuencia el Señor nos sorprende. “Si el dueño de una casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría que nadie se metiera en su casa a robar. Ustedes también estén preparados; porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperan”. El Señor nos invita a estar preparados para saber descubrir las señales de su presencia que todos los días nos rayan la pupila de tanto mirarlas. Y todavía preguntamos, ¿dónde está el Señor? ¿cómo descubrirlo? ¿cómo sentir su presencia? Por estar soñando, no vemos lo evidente. No reconocemos la presencia de Dios que está siempre trabajando en medio de nuestra realidad y pidiendo nuestra colaboración. Pidamos al Señor que nos regale la gracia de permanecer despiertos, que no vivamos anestesiados y adormilados ante la vida. No sea que nos suceda lo que le sucedió al mendigo que, por estar cómodamente viviendo en nuestros sueños, caigamos directamente al Támesis...

 

Hermann Rodríguez Osorio, SJ*

Religión Digital

PUEDE SER QUE DIOS EXISTIERA ANTES QUE EL HOMBRE, PERO ENTONCES...

col kowalski

 

¿Es cierto que Dios creó al hombre racional? Si es así, no podrá castigarme a mí porque mi razón deduzca situaciones que pudieran no agradarle. Frente a cuestiones tan primordiales como las que voy a exponer, carecen de sentido las peleas por quién será el obispo de tal o cual sede o por qué nombraron a éste y no al de al lado.  Aunque, bajo otro punto de vista, en esas peleas está Dios y son las que sostienen a “su” Dios.

“San Anselmo” descubrió la existencia de Dios partiendo del pensamiento –hoy día se pretende lo mismo por la vía del “vitalismo”-- pero no se dio cuenta de que un Dios “pensado” es un Dios destruido. Lo dijo el piadoso Kant, no yo. Dejemos esto y tomemos otra perspectiva también racional: hay algo que no se suele tener en cuenta o que rara vez se presenta, al tratar el "asunto Dios": mirar las cosas bajo su punto de vista, ponernos en el lugar de Dios, situarnos en el segundo anterior a la creación.

Bajo tal perspectiva es imposible concebir "eternidad", "omnipotencia" y “bondad” en Dios, primero creando algo en un momento determinado, segundo creando lo que creó y tercero permitiendo que esa creación derivara en lo que es.

Pensemos en su ETERNIDAD. Si Dios es eterno, ¿dónde ponemos ese momento temporal de la creación? Repugna a la inteligencia la introducción de la temporalidad dentro la eternidad. ¿Qué es más creíble, pensar que nuestra inteligencia no puede entender –todavía– determinadas cosas, en este caso el inicio del Universo o admitir la idea de un Dios eterno que introduce un elemento de temporalidad en su propia esencia?

Pasemos ahora a su OMNIPOTENCIA. Repugna que un Dios omnipotente y "omnitodo" sintiera “el placer” o la "necesidad" de crear un mundo y que, además lo creara “imperfecto”. ¿Para qué necesitaba crear ese mundo? ¿Para su glorificación? ¿Necesita Dios ser glorificado? Y en ese caso ¿no tenía ya toda una corte y cohorte de ángeles conformados en ¡nueve! clases diferentes para atender a su enaltecimiento? ¿Qué le añadía dicha creación? ¿Lo hizo por vanidad? ¿Para mostrar su omnipotencia?

 "Voy a crear una serie de animalillos que, después de evolucionados, me alaben y glorifiquen, pero a la vez se peleen unos contra otros tratando de imponer sus propias ideas de lo que yo soy: así me lo paso bien".

Ésa es la impresión que se deduce del "minuto anterior a la creación". ¿Lo hizo para mostrar su omnipotencia? Pero, ¿ante quién tenía que demostrar su omnipotencia si no había nadie con él? Y además, ¿no imaginaba que dichos hombres le iban a dar la espalda? ¿No imaginaba que dichos hombres –hasta donde sabemos– pasarían una gran parte de su existencia evolutiva sin conocerle? Expliquémonos: si el hombre tiene una existencia terrestre como animal racional de cien mil años –y dependiendo de qué se considere humano otros llegan a los ochocientos mil–, ¿cómo es posible pensar que Dios dejara de "ser alabado como tal" como mínimo durante noventa mil años?

Finalmente, consideremos su BONDAD.- Nueva pregunta desde el punto de vista de Dios: ¿creó al hombre para mostrar su bondad? ¿Y concibió también la Guerra de los 30 años, las matanzas de albigenses, los genocidios turcos, el hambre estalinista, Auschwitz, Ruanda y Camboya con sus precedentes seculares...?

Y aun presuponiendo que Dios respetaba la libertad del hombre, ¿qué decir del mal sin causa humana? ¿De los terremotos, maremotos, inundaciones y demás desastres naturales que causan miles de muertos? ¿Y no sabía que tendría que dejar morir a tantos niños de hambre, de difteria, de sarampión o poliomielitis? ¿Y no presuponía que tales niños nacerían con malformaciones, dolencias y minusvalías?

Y otra pregunta “desde Dios”: ¿lo hizo, como Padre, para que alguien supiera que tenía un Hijo con el cual se comunicaba por medio de un Espíritu? ¿Tenía necesidad de sentir también él el sufrimiento de ver cómo lo mataban? En definitiva, ¿para qué necesitaba ese Dios Padre bueno crear TAL mundo?

Años pasé planteándome estas preguntas, pero no de manera racional o filosófica sino vital, porque Dios, en su momento, lo era todo en mi vida.

Al final ¿a qué respuesta llegué? La única, ésta: ¡Dios no ha creado nada, porque Dios, ese Dios que es "consenso universal de creencias", no existe sino como "eso", como “uniformidad de creencias asentidas”! (aquí Jung viene en mi ayuda hablando de arquetipos, aunque a él lo ayudara Filón de Alejandría).

Pero ésta es la otra perspectiva a la que pasamos, la perspectiva del hombre que piensa o del hombre que imagina cosas. Es entonces cuando deduce a Dios, crea a Dios y cree que Dios funciona así... ¡como él! Sí, ya sé que la Summa Theologica respondía a “quaestiones” similares. ¿Será por eso que han convertido los Jerarcas a Dios en “amor”, “sentimiento”, “vivencia”, “experiencia interna”, “intuición”, “aspiración”?

Pero ya lo dijo el pensador, o sea yo: “La religión es la aspiradora de la vida. Mucho viento del Espíritu pero cuando el crédulo es engullido, se encuentra dentro de un saco de basura”. O este otro pensamiento: “El sentimiento religioso produce seres de la nada que luego dictan los sentimientos”. Creyente que usas la razón y que esto has leído: ante estas cuestiones elementales, la respuesta al “Credo in unum Deum Patrem omnipotentem”, no puede ser otra que, también en latín, MENDACIUM.-

 

Pablo Heras Alonso

Religión Digital

LO SAGRADO, CUANDO SE MANIFIESTA, NO TRANQUILIZA. DESCONCIERTA

col kowalski

 

El sábado ha pasado. La espera impuesta por la ley para ese día ha terminado. Ahora se puede volver al cuerpo, a su fragilidad en descomposición, sin que nada imponga la prohibición de hacerlo. María de Magdala, María madre de Santiago y Salomé llevan consigo aceites aromáticos. Han venido a ungir el cuerpo de Jesús. Su única necesidad es cuidar de lo que queda. Buscan la última ternura, que solo puede ser física: solo el tacto puede darla.

El primer día de la semana aún es de noche cuando comienza. El camino es silencioso, cansado. El sol sale cuando llegan al sepulcro. No se dicen nada entre ellas, pero están agitadas por una pregunta: «¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?». Es una preocupación concreta, práctica. Las manos no bastan. La piedra es grande. La muerte pesa. Mantienen la mirada baja, pensativa. Van de todos modos, aunque sea para encontrarse ante una piedra inamovible.

Llegan. Cuando levantan la vista, la piedra ya ha sido movida, a pesar de ser muy grande, como señala Marcos (16, 1-8). La escena está vacía: solo hay una piedra volcada. No hay ningún efecto especial, ninguna explicación metafísica ni escenográfica. No hay nadie que cuente lo que ha sucedido. Solo hay una abertura y un cuerpo ausente.

Entran. No encuentran lo que buscan. En lugar del cadáver, ven a un joven sentado, vestido de blanco. Y tienen miedo. Es allí donde deberían haber encontrado la muerte. Pero él está tranquilo. «No tengáis miedo», dice. Es acogedor, les hace sentir en el lugar adecuado, a pesar de todo.

El joven —es un ángel, claro, pero Marcos no nos lo dice— continúa: «Buscáis a Jesús, el Nazareno, el crucificado. Ha resucitado. No está aquí». Dice lo que ha pasado, pero sobre todo dice dónde no está. No se ve, no se toca. Se escucha. El cuerpo no es devuelto, sino sustraído. El lugar de la muerte se convierte en lugar de la palabra. La ausencia se llena con la voz de un joven.

Continúa: «Id, decid a sus discípulos y a Pedro que os precede en Galilea. Allí lo veréis, como os ha dicho». No sabemos cuál es la reacción de las mujeres. Habían venido al sepulcro y ahora se les pide que se vayan. El cuerpo de Jesús ya no les ha sido sustraído por la ley, sino por algo que no comprenden. La dirección es Galilea, donde comenzó toda la historia de Jesús. No Jerusalén, el centro. No el templo, sino las calles. ¿Pero por qué? ¿Qué ha pasado?

Las mujeres huyen presas de una inquietud indefinible. Marcos escribe exactamente: «Salieron y huyeron del sepulcro, porque estaban llenas de temor y asombro. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo». Es un final desconcertante. No hay encuentro. No hay alegría explícita. Solo miedo y asombro. Marcos cierra así su Evangelio, de forma indefinida, con sentimientos encontrados.

Las mujeres buscaban un cuerpo y encuentran una palabra. Esperaban pesadez y encuentran ligereza. Su gesto de amor se enfrenta a una ausencia. Y la reacción es el temor. No la incredulidad, sino algo más profundo. Lo sagrado, cuando se manifiesta, no tranquiliza. Desconcierta. El silencio final no es una negación, sino un umbral. Ahí es donde se encuentra el lector: dentro del sepulcro vacío, ante un mensaje que debe llevar a otros. El Evangelio comienza de nuevo. En Galilea, donde todo comenzó. Jesús no espera. Hay que ponerse en marcha. Nunca es momento para un duelo definitivo y absoluto.

Así termina el Evangelio: mostrándonos de espaldas a dos mujeres que huyen presas de sentimientos indefinibles. Y las seguimos hasta que desaparecen de nuestra vista.

 

Antonio Spadaro sj

Religión Digital

UNO CADA SEIS MESES: ALERTA EN LA IGLESIA DE LA INDIA ANTE LOS SUICIDIOS DE CURAS

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“La Iglesia católica en la India se enfrenta a una crisis que apenas reconoce”. Así lo asegura John Singarayar, miembro de la Sociedad del Verbo Divino, en la Provincia de Mumbai, en UcaNews, al comentar la noticia que ha comenzado a alarmar a la Iglesia en ese país asiático referida al incremento en el número de suicidios de sacerdotes.

Así, solo en los últimos cinco años, los medios de comunicación han informado de al menos 13 sacerdotes católicos que se han quitado la vida, lo que supone una media de un sacerdote cada seis meses. En los primeros cinco meses de este 2025, dos sacerdotes ya se han suicidado, según la misma fuente.

Ante esta grave constatación y ritmo alarmante, la pregunta es clara: ¿qué está pasando para que los curas no resistan y prefieran el suicidio? “Estas no son tragedias aisladas; sirven de advertencia sobre un sistema que exige perfección y ofrece poco apoyo”, señala el religioso, doctorado en Antropología.

“No eran hombres de fe débil. Son víctimas de un sistema que espiritualiza el sufrimiento en lugar de afrontarlo”, sostiene Singarayar al hablar de esos sacerdotes, con edades comprendidas entre los 30 y los 50 años, y que “dejan notas que describen graves problemas mentales y conflictos en su diócesis”.

“Sirven en parroquias con escasos recursos, a menudo solos, atendiendo a comunidades divididas por tensiones de castas y una profunda pobreza. A diferencia de generaciones anteriores, ya no inspiran respeto automáticamente. En cambio, se enfrentan a un escrutinio constante, a la disminución de vocaciones y a una creciente indiferencia hacia la Iglesia”, añade el religioso del Verbo Divino.

Cultura dañina "que empieza en los seminarios"

“Sin embargo, las expectativas siguen siendo las mismas. Se espera que los sacerdotes sean modelos de virtud, siempre disponibles y emocionalmente estables. Cuando enfrentan desafíos, se les dice que oren con más ahínco, ayunen más tiempo y confíen aún más”, prosigue el religioso, que lamenta que la ide de que puedan necesitar ayuda profesional “a menudo se considera una debilidad espiritual”.

“Esta cultura dañina comienza en los seminarios, donde la evaluación psicológica es superficial y se evitan las conversaciones sobre salud mental”, afirma, por lo que asegura que “la Iglesia debe replantear fundamentalmente su visión de la vida sacerdotal” porque “ser sacerdote no debe ser un camino de sufrimiento silencioso” e insta a que “la Iglesia en la India —las comunidades católicas— desmantele la cultura del perfeccionismo clerical y cree espacios donde las dificultades se afronten con apoyo en lugar de vergüenza”.

 

José Lorenzo

Religión Digital

MUCHOS QUISIERAN UN DIOS DE BOLSILLO

col anso

 

“Muchos sí quisieran, como dice aquella canción, un Dios de bolsillo, un Dios que se acomode a mis ídolos, un Dios que se contente cómo yo pago a mis jornaleros, un Dios que apruebe mis atropellos. ¿Cómo podrán rezar ciertas gentes a ese Dios el Padre Nuestro si más bien lo tratan como uno de sus mozos y trabajadores? (24 de septiembre de 1978)

Hace unos años, un expresidente de la Asamblea Legislativa salvadoreña daba gracias a Dios porque sus compinches habían votado no desaforarlo a pesar de las pruebas que había presentado la Fiscalía sobre la entrega de dinero y promesas electorales a las maras. Es un ejemplo de cómo un político vive confiando en su «dios de bolsillo», «un dios que apruebe mis atropellos», un dios que justifica lo que llama «su inocencia» (mientras nadie lo había acusado, solo había suficientes indicios que merecen ser investigados y juzgados por los tribunales).

Otro ejemplo es el de la dueña de una maquila que obliga a sus centenares de trabajadoras a orar cada lunes por la mañana para dar gracias a su dios porque tienen trabajo y pedirle que consiga mucha demanda, así tendrán trabajo. Nada que ver con el salario de hambre que paga ni con las horas diarias de trabajo. En este tiempo despide a gente, luego les manda a casa «hasta otro aviso». Esa dueña cree en «un dios que se contenta con que yo pague a mis jornaleros».

¿Y qué pensar cuando los políticos nos dicen «Dios les bendice»? Lo que quieren decir es que su dios (su ídolo) bendiga y justifique lo que ellos mismos están haciendo. El pueblo está en el último lugar. Ningún político debería hablar de su dios, «un dios que se acomoda a mis ídolos». Recordemos que monseñor Romero no quiso estar presente en ningún acto público del gobierno de turno y que ningún político estaba invitado a la catedral para las celebraciones litúrgicas. Monseñor Romero tomó posición frente a esos adoradores de los dioses de bolsillo.

También podemos compartir ejemplos más cercanos. Hace años, una señora contó que estaba un tanto decepcionada porque ya eran varios años que estaba orando y pidiendo a su dios que le consiguiera trabajo y... nada de nada. Luego aclaró que no había hecho gestiones porque estaba segura de que su dios le iba a resolver el problema. Monseñor Romero habló de las personas que tratan a su dios como «uno de sus mozos».

¿Y quién es Dios para nosotros/as? ¿Cómo lo tratamos? ¿Aparece a veces ese dios de bolsillo también en nuestra vida? El Dios de Jesús está presente en nuestra vida y en la del pueblo. Jesús nos recuerda que el Padre sabe lo que necesitamos (Mt 6, 8.32) y nos invita a “buscar primero el Reino y la Justicia de Dios” (Mt 6, 33). Además, el Dios de Jesús no se deja manipular ni se pone al servicio del poder y la riqueza. En tiempos de crisis, podemos confiar en que nos guiará hacia el final del túnel oscuro, que nos acompañará, que nos dará ánimos y fortaleza. Solo tendremos que aprender a escuchar su voz y a sentir su presencia. En comunidad, tenemos la oportunidad de ayudarnos a discernir el fuego del Espíritu y de arriesgarnos a ser colaboradores en primera línea en la construcción del Reino de Dios.

También debemos tener el valor profético de denunciar a los adoradores de los dioses de bolsillo, a los idólatras. Tenemos que ser autocríticos. Dios nos llama a asumir nuestra responsabilidad histórica y, en ese camino, siempre estará presente. Nuestra solidaridad, nuestro testimonio de esperanza y fraternidad serán las piedras seguras que facilitarán cruzar ríos durante cualquier tormenta.

Monseñor Romero sigue llamándonos a arriesgarnos a creer en el Dios de Jesús y a combatir y rechazar los dioses de bolsillo. Cantamos: «Machete, estate en tu vaina, que esto no tiene solución; yo cumplo la voluntad de Dios de mi casa al trabajo. “No te metas, no te metas, te lo predicaron desde chico: poca pala y mucho pico; si quieres tranquilidad, mira la vida de afuera, no te vayas a manchar. Aprendiz politiquero, ¡termina con tu blablá! ¡Mirón!» (del cancionero de las comunidades en El Salvador). Es quizá una de las mayores tentaciones: hacernos sordos ante el grito de los «pobres», es decir, el grito de Dios, y no hacer lo que debemos. Lo vemos en nuestra insensibilidad ante las víctimas del genocidio, de las guerras y del hambre, así como en nuestro silencio ante la militarización y el crecimiento de la

Cita 6 del capítulo I (Dios) en el libro “El Evangelio de Mons. Romero”

 

Luis Van de Velde

Religión Digital

SON TIEMPOS DE UTOPÍA

col arregi

 

¿En un mundo en crisis, tienen cabida las utopías? Es decir, sitio para la representación imaginaria de una sociedad mejor que la actual, de imposible o difícil realización, al menos en el momento en que se formula. La utopía no es el presente, pero proyecta modelos de ideales universales para organizaciones sociales y políticas concretas. Estando tan centrados en lo práctico, parece necesario construir utopías al servicio de la dignidad humana amenazada. Es momento de activar nuevas esperanzas frente a las distopías ancladas en el pesimismo existencial. En tiempos de crisis es cuando las utopías tienen mayor sentido, a pesar de sus detractores.

Utopía es un neologismo creado por Tomás Moro (Thomas Moore) para describir la sociedad perfecta frente a la Inglaterra renacentista. Fue planteada a contrapelo del rumbo marcado por el progreso brutal ya inminente. Era una llamada de atención, una posibilidad alternativa de algo nuevo, más justo, más igualitario. 

Aquello no fue la primera utopía de la historia -ni la última- aunque sí con ese nombre. La misma idea de proyectar un mundo mejor se había expresado antes en la ciudad mesopotámica de Dilmún; en algunos relatos bíblicos, en el pasaje con los feacios de la Odisea de Homero, o en Confucio y en Platón, por poner algunos ejemplos.

El carácter movilizador utópico no tiene que ver con una perfección estática y alejada de la realidad. Más bien trata de revertir el curso de la historia buscando un mundo mejor. El todavía-no utópico va unido a la actitud de esperanza por su función anticipatoria capaz de cambiar la manera de vivir el presente y la orientación al futuro. Lo digo porque “Utopía” puede significar negación (lugar inexistente), o puede traducirse por “buen lugar” desde lo que hoy no es posible, pero puede serlo más adelante. Es probable que Moro quisiera conjugar ambas ideas: “no lugar” a la vez que “buen lugar” que implica trabajar en ello para lograrlo.

Creo que nadie propone utopías sin la posibilidad de conseguir algún nivel de objetivos. Utopía entonces como el ideal hacia donde debemos conducirnos con actitud entre esperanzada y comprometida en la práctica, y más necesaria que nunca ante la falta sentido que acumula esta sociedad. No sería la primera vez que una alternativa ideal acabe siendo realidad en el futuro cuando se trabaja para lograrlo.

No desdeñemos las utopías como un motor de cambio histórico; frente a las políticas anti utópicas, como es el caso del neoliberalismo tan acumulador como no cristiano. Sobre ellas podemos construir parcelas de actividad para un mundo mejor. Un ejemplo son los Foros Sociales Mundiales (FSM), fuente innovadora como alternativa al modelo de pensamiento único económico. En ellos han destacado las aportaciones de Joseph StiglitzIgnacio Ramonet o Federico Mayor Zaragoza, entre otros.

A pesar de que las utopías -de muy distinto signo- son parte de la historia, sufren un desprestigio, sobre todo entre quienes prefieren mantener las cosas como están y no correr riesgos introduciendo cambios personales en sus vidas, ni cambios sociales y políticos que dañen sus intereses particulares. No es verdad que vivamos tiempos post utópicos. Aceptarlo sería limitar las ansias innatas humanas de mejora que pueden irrumpir como un ideal y concretarse en el día a día. Jesús de Nazaret es nuestro ejemplo de cómo hay que posicionarse en el día a día: de manera esperanzada, activa y solidaria con el sufrimiento de personas concretas. De los sueños utópicos así entendidos nacen los mejores afanes humanos, tal y como anunciaron los profetas (el Papa Francisco ha sido uno de ellos). Sin utopías, el ser humano no ve sentido a su vida, ni posibilidad de revertir las injusticias.

Lo que ha entrado en crisis no son las utopías, sino ciertas utopías maximalistas y rígidas venidas del pasado como reacción a injusticias estructurales tremendas. Por ejemplo, la Revolución Francesa logró una sociedad política nueva más libre, pero descarriló en la justicia y sin rozar la fraternidad. Después vinieron otras utopías como la comunista, primando la colectividad sobre los individuos a sangre y fuego. Hoy florecen utopías minimalistas enfocadas en lo cotidiano (Eclesiastés)… ¡a nuestro alrededor! Igual no podemos vislumbrar cambios radicales en algunas injusticias globales, pero la utopía puede ser muy relevante también a nivel individual.

Estas utopías minimalistas se manifiestan en forma de proyectos micro de transformación social. Por ejemplo, para que determinados pueblos puedan comer dos o tres veces al día, y que todos dispongan de un techo. Cuando esta realidad está lejos de lograrse para todos, el que una o varias personas reduzcan su precariedad es muchísimo para ellas, aunque para nosotros sea una gota en el océano. Esto también es transformar la realidad, a pesar de las estructuras injustas que las provocan. Quiero decir que es positivo trabajar por utopías minimalistas a la vez de hacerlo en las maximalistas. Es humanidad básica. De hecho, trabajar en las minimalistas crea la base para utopías más altas por un mundo mejor. Visto desde otro ángulo, el Principio Esperanza (Ernst Bloch, marxista) es compatible con el Principio Misericordia (Jon Sobrino, cristiano). 

HASTA EL 23 DE AGOSTO, ¡Y FELIZ VERANO!

 

Gabriel Mª Otalora

Religión Digital - 19 julio 2025

DAR A LUZ A DIOS EN EL MUNDO EVANGELIO 15 DE AGOSTO 2025 Lc 1, 39-56

col labrador


Celebramos la fiesta de la Asunción de María. Una fiesta con connotaciones tan populares como universales. Una fiesta en la que celebramos cómo María se abre a la Buena Noticia de Dios en su vida, pasando de la perplejidad y el temor a la disponibilidad y la confianza.

María es a la vez que la madre y educadora de Jesús, su discípula. Con Él conoce el misterio del reino y se adentra en su realización histórica, lo cual hace de ella una mujer siempre en camino, solidaria y en permanente desinstalación. María es la mujer del fiat, pero su , no fue un sí neutro ni ingenuo, sino que conllevó muchos noes. El Magníficat no es un canto de sumisión sino de esperanza y rebeldía comprometida por otro mundo posible, en el que no prime la ley del más fuerte, sino la ley del amor. Un mundo donde sea posible una paz desarmada y desarmante, como no recuerda León XIV.

María en su pequeñez se hace disponible a la acción del Espíritu para dar a luz a Dios en el mundo. Su prima Isabel, la madre del profeta Juan Bautista, es testigo y cómplice con ella de esta esperanza. A ambas la fe las ha hecho fecundas. En la fiesta de la Asunción la iglesia reconoce a María como la primera creyente, madre y discípula incondicional de su Hijo y por eso a su lado para siempre en la plenitud del Reino.

También hoy en nuestro mundo muchas mujeres atraviesan serranías (dificultades, fronteras, etc.) para poner en el centro la dignidad y el cuidado de la vida y lo hacen en sororidad, desde el apoyo mutuo y la solidaridad de género. Son las “guardianas” y defensoras de la vida en las situaciones más amenazadas. Ellas como María de Nazaret e Isabel están también colaborando a dar a luz a Dios en el mundo hoy, hecho resistencia, esperanza y sentido contra todo pronóstico, en medio de tantas situaciones de violencia e injusticia.

El Magníficat se sigue actualizando en nuestro mundo allá donde una mujer empujada por la fuerza del amor antepone la dignidad y el valor de la vida más vulnerada frente a los discursos y prácticas de odio, frente a la crueldad de los mercados y los ejércitos o la banalización del mal. Ellas hacen posible lo imposible y a menudo claman y agradecen a Dios con nombres y acentos distintos. Ellas visitan hoy nuestros barrios y pueblos movidas por el sueño de un futuro para sus familias trayendo esperanzas y vida nueva. Han venido para quedarse y nos urgen a seguir recreando el Magníficat y derribar juntas prejuicios, muros y fronteras que impiden que el reino sea. ¿Las reconocemos?

 


col labrador

EL PADRE CONTRA EL HIJO

Es claro que la estructura social de Israel en tiempos de Jesús se conformaba por descendencia, por lealtades familiares, por continuidad de tradiciones religiosas, políticas y de orden social. Los hijos varones siguen la norma paterna, las hijas continúan las tareas de sus madres y, si no hay marido, la relación se mantiene entre suegra y nuera.

El seguimiento de Jesús rompe esta “paz” social basada en estas estructuras. El texto de Lucas 12,49-53 es claro. Jesús afirma que viene a traer la “guerra” (.v. 51-52), la ruptura de la familia tradicional y su base como núcleo de una sociedad reglada. Los seguidores de Jesús posiblemente vinieran de tradiciones que exigían respeto y aceptación a las normas sociales. Los padres, madres, suegras… de judíos exigen continuidad en las tradiciones religiosas a sus protegidos y de ellos se esperaba lo mismo. Algunos que seguían a Jesús no podían continuar con ello. Por el contrario, entendían que tanto madres y padres, hijos e hijas, nueras o suegras podían independizarse y buscar modelos de relaciones diferentes. El seguimiento exigía así la transformación de relaciones familiares y sociales. El cristianismo de los orígenes vivió esta situación de manera drástica incluso con persecuciones y muertes. La “paz” entendida como lo contrario al conflicto no era una alternativa especialmente cuando los ideales propuestos por Jesús entraban en juego.

La paz verdadera es otra cosa, está en otro lugar. Es la que ofrece el resucitado: “la paz les dejo, mi paz les doy”. Es la paz que se simboliza con el fuego del Espíritu, es la paz que permanece en medio de la lucha, es una paz duradera.  Es una paz en la cual la división y la violencia, lejos de opacarla, tienen el potencial incluso de dilatarla. Es una paz que sigue al perdón, a la reconciliación, pero no a un dejar pasar sino un enfrentarse desde la verdad del resucitado, a mirar con sus ojos y a desafiar estructuras extraccionistas. Estamos llamados a vivir en plenitud y eso no hay estructura social, tradición o lealtades capaces de menguarlo. En Cristo, “vivimos, nos movemos y existimos… somos de su descendencia” (Hc 17,28). Así explica Pablo a los atenienses la vida cristiana. Un estilo de relaciones en Cristo, una propuesta de paz verdadera.

 

LA CRIATURA SALTÓ DE ALEGRÍA EN MI VIENTRE


No cabe duda de que el relato evangélico de hoy está envuelto en alegría. Es una escena de gozo entre dos mujeres que se aman.

Hay alegría porque son mujeres que reconocen que Dios tiene un plan de amor y que ese plan se lleva a cabo en la vida de los humildes. Hay alegría porque son mujeres caminantes que, cada una en lo suyo, recorren la senda que Dios les va mostrando. Hay alegría porque ambas terminan su vida integradas plenamente en el amor envolvente del Padre. Eso es la “asunción”.

Este camino de gozo es senda que podemos recorrer todos los cristianos:

· Eres parte del proyecto de amor de Dios: nuestra insignificancia no cuenta para Dios: somos parte importante en su plan de amor. María creyó en ese proyecto; nosotros podemos sabernos envueltos en el plan de amor del Padre.

· Puedes caminar en la senda del evangelio: es algo que está a nuestro alcance porque el evangelio es para personas ilusionadas, aunque sean débiles. La fortaleza de María es su ilusión por Jesús, ilusión que puede ser la nuestra.

· Terminarás en la plena integración de lo que eres: ten por seguro que el horizonte de la plenitud es el que estaremos todos integrados, como María. No nos aguarda la nada, sino la plenitud. Podemos vivirla ya desde ahora.

Hemos de redescubrir la figura de María como la creyente, la fiel, la colaboradora de Jesús, la mujer empoderada por el amor de Dios. María es la creyente confiada, la esperanza esperanzada, la Madre de la Iglesia, mujer de nuestro pueblo. Nuevos rostros para una mujer de fe.

En muchos pueblos y ciudades de España se celebra esta fiesta de María y, de alguna manera, se alegran por ella. Es otra manera de celebrar la fe de Jesús. Que la alegría nos lleve a una fe más madura y que esta nos aliente en las dificultades. Celebrar la fe de María es impulsar la nuestra.

 

¿PENSÁIS QUE HE VENIDO A TRAER PAZ A LA TIERRA?


La Palabra nos ofrece, a veces, textos complicados como el de este domingo. Con un poco de paciencia podremos sacar algo en limpio.

Hay pasajes evangélicos, quizá este sea uno de ellos, que han sido puestos en los evangelios después de la experiencia de la primitiva misión cristiana. Esta ha supuesto un impulso decisivo para el naciente cristianismo. Pero ha acarreado grandes esfuerzos y sufrimientos que aquellos primeros misioneros cristianos tuvieron que arrostrar.

Uno de ellos fue ver que la fe de Jesús dividía a las familias (“el padre contra el hijo y el hijo contra el padre”). Por eso aplicaron a Jesús un duro interrogante: ¿PENSÁIS QUE HE VENIDO A TRAER PAZ A LA TIERRA? No lo dudemos: Jesús ha venido a traer paz a la tierra. Pero resulta que su mensaje de humanización choca contra el natural egoísmo de la persona y provoca divisiones hirientes. Hay que encajarlas con el mayor cuidado que se pueda.

La vida cristiana tiene su lado complicado:

· No temamos una fe que complica nuestras relaciones familiares y sociales: mantengamos el amor y el respeto, pero seamos adultos para seguir nuestro camino cristiano.

· No temamos una fe que complica nuestros planteamientos económicos: seamos sensatos, pero sepamos que ser cristiano conlleva responsabilidades ante los pobres.

· No temamos una fe que complica nuestra participación ciudadana: optemos por las opciones políticas que, a nuestro juicio, se acercan más a los postulados humanizadores del fondo del evangelio.

Quizá hayamos aprendido una fe sin complicaciones, excepto en los lados de moral sexual. Ampliemos nuestra experiencia cristiana sin temer a las consecuencias de una fe viva. Pensémoslo: si no nos complica, la fe no está viva. Ayudémonos a vivir una fe crecientemente complicada. Será, no lo dudemos, en beneficio nuestro.

EL FUEGO DEL AMOR José Antonio Pagola


Da miedo pronunciar la palabra «amor». Está tan prostituida que en ella cabe lo mejor y lo peor, lo más sublime y lo más mezquino. Sin embargo, el amor está siempre en la fuente de toda vida sana, despertando y haciendo crecer lo mejor que hay en nosotros.

Cuando falta el amor, falta el fuego que mueve la vida. Sin amor, la vida se apaga, vegeta y termina extinguiéndose. El que no ama se cierra y se aísla cada vez más. Gira alocadamente sobre sus problemas y ocupaciones, queda aprisionado en las trampas del sexo, cae en la rutina del trabajo diario: le falta el motor que mueve la vida.

El amor está en el centro del Evangelio, no como una ley que hay que cumplir disciplinadamente, sino como el «fuego» que Jesús desea ver «ardiendo» sobre la Tierra, más allá de la pasividad, la mediocridad o la rutina del buen orden. Según el Profeta de Galilea, Dios está cerca de nosotros buscando hacer germinar, crecer y fructificar el amor y la justicia del Padre. Esta presencia de un Dios que no habla de venganza, sino de amor apasionado y de justicia fraterna, es lo más esencial del Evangelio.

Jesús contempla el mundo como lleno de la gracia y del amor del Padre. Esa fuerza creadora es como un poco de levadura que ha de ir fermentando la masa, un fuego encendido que ha de hacer arder al mundo entero. Jesús sueña con una familia humana habitada por el amor y la sed de justicia. Una sociedad que busca apasionadamente una vida más digna y feliz para todos.

El gran pecado de los seguidores de Jesús será siempre dejar que el fuego se apague: sustituir el ardor del amor por la doctrina religiosa, el orden o el cuidado del culto; reducir el cristianismo a una abstracción revestida de ideología; dejar que se pierda su poder transformador. Sin embargo, Jesús no se preocupó primordialmente de organizar una nueva religión ni de inventar una nueva liturgia, sino que alentó un «nuevo ser» (P. Tillich), el alumbramiento de un hombre nuevo movido radicalmente por el fuego del amor y la justicia.