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ATALAYA

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jueves, 9 de noviembre de 2023

ENRIQUE DUSSEL. HA FALLECIDO UNO DE LOS PENSADORES HISPANOAMERICANOS MÁS INFLUYENTES DEL SIGLO XX


col sequeiros

 

El filósofo Enrique Domingo Dussel Ambrosini, falleció este domingo a los 88 años de edad, informó su hijo Enrique Dussel Peters en redes sociales. Muy pocas personas de nuestro entorno han oído hablar de Dussel. Y menos personas lo han leído. Pero ha sido uno de los pensadores hispanoamericanos más influyentes del siglo XX.

Había nacido en Mendoza, Argentina, el 24 de diciembre de 1934. En el año 1975 llegó a México acosado por la dictadura de su país en calidad de exiliado político. Y en México obtuvo la nacionalidad.

Enrique Dussel es reconocido internacionalmente por su trabajo en el campo de la Ética, de la Filosofía Política y del Pensamiento Latinoamericano en general y por ser uno de los fundadores de la Filosofía de la Liberación, corriente de pensamiento de la que es arquitecto. Mantuvo siempre una actitud interdisciplinar abierta, lo que le facilitó el diálogo con filósofos como Karl-Otto Apel, Gianni Vattimo, Jürgen Habermas, Richard Rorty, Emmanuel Lévinas.

Su vasto conocimiento en estos temas interdisciplinares entre filosofía, ética y religión, plasmado en más de 70 libros y más de 400 artículos -muchos de ellos traducidos en más de seis idiomas-, lo convierte en uno de los más prestigiados pensadores filosóficos del siglo XX, que ha contribuido de manera original en la construcción de una filosofía comprometida.

Enrique Dussel comenzó su andadura intelectual como licenciado en filosofía por la Universidad Nacional del Cuyo, de Mendoza, Argentina, 1957 y licenciado en estudios de la religión por el Instituto Católico de París, 1965. También obtuvo parte de su formación en España, ya que era Doctor en filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, en 1959. Posteriormente obtuvo el doctorado  en historia por la Universidad de la Sorbona de París, 1967.

Desarrolló buena parte de su carrera profesional en México, donde, entre otros cargos, fue profesor de ética y filosofía política en la UNAM; y profesor-investigador del Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa. Además ocupó el de rector interino de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).

De acuerdo con su biografía, la tesis fundamental de Enrique Dussel fue la Filosofía de la Liberación, un pensar que surge de un locus enuntiationis (lugar de enunciación) situado en la exterioridad, en la periferia geopolítica, cultural, económica, política, militar, del Sur global, con una activa posición en el vivir en un mundo dependiente Neocolonial.

Como un acto de rebeldía descolonizadora, la Filosofía de la Liberación que propuso Dussel observó en los pueblos dominados, excluidos de la civilización moderna - y, por lo tanto, de su pensamiento -, la oportunidad para desplegar un horizonte más amplio que el del mero eurocentrismo.

Partiendo de la historia mundial, Dussel situó este pensar filosófico desde la alteridad del Otro/a, la nada, el no-ser, "la viuda, el huérfano, el extranjero" y el pobre, alteridad desde la cual puede efectuarse la crítica de todo sistema (económico, político, epistemológico, filosófico, de género, cultural, racial, etc.) que se cierra sobre sí mismo.

Tal vez estas líneas animen a alguno de los lectores a acercarse a la extensa producción escrita de Dussel, uno de los arquitectos de la filosofía de la liberación.

 

Leandro Sequeiros. Presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta)

 

col martell

 

Los que tenemos algunos años, estamos aterrados al ver la guerra que se está desarrollando en el Medio Oriente, claro que esta es una guerra que comenzó hace muchos años atrás; pero es ridículo que en 2023 estemos luchando, cuando hemos tenido graves recuerdos de guerras pasadas, de destrucción y muerte.

Yo no voy a darme aquí de especialista en política porque no me gusta ni siquiera tocar estos temas, que lejos de hacernos vivir mejor, lo que nos trae es odio, y la matanza de mujeres y niños que nada han hecho para que mueran así y llorar, la pérdida de nuestros amigos o vecinos.                                           

 Veo en los medios sociales, la prensa, radio y televisión algunos hablando a favor de Israel y otros a favor de los Palestinos, hasta el colmo, algunos, hablando bien de los grupos terroristas.

Queridos hermanos, ni “Dios” ni “Alá” predican el odio, al contrario, quieren que nos amemos los unos a los otros, porque somos hermanos y ni en la Biblia ni en el Corán se habla de matar, a los que no piensan como nosotros, al contrario se habla de amor de respeto, de no matar y entonces ¿Por qué los dirigentes instan a tomar las armas y asesinar hasta personas, que nada tienen que ver con estos deseos de poder? No sean mentirosos, ninguno tiene la verdad porque la verdad viene como un manantial de Dios, escuchen su palabra y vamos a terminar esta guerra, porque mientras más dure, más terrible será para la humanidad.

Por favor reúnanse en las sinagogas, en las iglesias y de rodillas o acostados pidamos a Dios que nos ayude a luchar por la paz, que le quite a los dirigentes esas ideas caudillistas que conducen, únicamente, a la destrucción de este mundo que fue creado por Dios para que todos, oigan bien, todos, vivamos en paz. Amén.

 

PARES Y NONES


col acebo

 

El 28 de octubre ha terminado el sínodo de los obispos de la Iglesia Católica y tendremos que esperar a la segunda sesión que se celebrará también en Roma el próximo mes de octubre para que el Papa tome la decisión final. De la primera nos ha llegado un documento de 41 páginas que trata de sintetizar los temas que se trataron entre los 460 participantes que eran de diversa índole. Hay que indicar que es la primera vez que cerca de 50 mujeres, no sólo pudieron participar en las discusiones, sino que tuvieron voto. La verdad es que aparte de la novedad es una cifra bastante pequeña si tenemos en consideración que la mayoría de los fieles en la Iglesia Católica son mujeres, que las catequistas son mujeres, que el porcentaje de personas consagradas femeninas es mucho más alto que el de varones, que las mujeres sostienen los templos y que no son sacerdotes, aunque algunas lo desearan, porque lo tienen prohibido.

Pienso que al Papa le interesaba el tema de la sinodalidad, de reunir juntos a católicos de todos los extremos del mundo en diferentes lugares, ministerios y oficios y para conseguirlo se crearon mesitas redondas donde todos los participantes podían opinar. Hay que reconocer que el formato fue un éxito rotundo ya que estuvieron que escucharse unos a otros y ponerse de acuerdo en presentar el documento discutido en cada mesa al conjunto. Me imagino que todos tuvieron que aprender, escuchar y renunciar a las ideas que traían de casa.

Creo también que ha quedado bien claro que la Iglesia africana hoy en día tiene mucho más poder que la occidental lo que no me extraña porque es una semilla de vocaciones sacerdotales y porque Europa y su civilización están perdiendo peso en el mundo entero. Llego a esta conclusión porque se habló de los matrimonios polígamos, pero no quisieron introducir, ni de paso, el tema LGBT declarándolo una ideología. Pero es que tampoco se planteó en el documento final.

También pudo la Iglesia africana contra una iglesia, más pequeña y marginada, que es la de la Amazonia que propusieron la aceptación de mujeres diáconos. Para algunos, dado que eran los signos de los tiempos y la Iglesia no se puede mover por estas cadencias, la negativa era absoluta, una idea a la que a la que se sumaban los partidarios de la tradición. Por el otro lado, se situaban los que defendían que las mujeres habían sido diáconos en la primitiva Iglesia y que de hecho estaban ejerciendo este ministerio en algunos lugares dada la carencia de sacerdotes.

Por otro lado, el texto afirma que hubo gran interés en la asamblea de que las contribuciones de las mujeres fueran reconocidas y valoradas y que su liderazgo pastoral se incrementará en algunas áreas. Lo más curioso del tema es que cuando se votaron estos párrafos en el documento final casi un 20% de participantes votaron en contra. A las mujeres en algunos lugares del mundo católico, “ni pan ni agua”.

Era el momento de demostrar lo que una comunidad de iguales supone, pero las discusiones sujetas a confidencialidad y tras puertas cerradas no ayudan en ese sentido. El sínodo era un ejemplo de una Iglesia que rezaba junta y en la que todos tenían absoluta libertad de opinión y de palabra ¿Qué motivo había para mantenerlo secreto? El magisterio, que siempre había hablado entre ellos, mientras que el pueblo recibíamos pasivamente los mandatos se veía obligado a andar juntos, a discernir entre todos los deseos del Espíritu Santo, aunque retuvieran la mayoría del voto y eso era positivo para mostrar al mundo entero.

Todos vamos hacia una meta común pero no discurrimos por la misma senda que es muy ancha y dependemos de nuestra cultura. De aquí que unos vayamos por la izquierda, otros por la derecha y la mayoría por el centro. Eso sí, también hay que pensar que unos van más deprisa que otros. Creo que el sínodo ha dejado bien claro este camino pues trajo comunión, escucha y comprensión desde los diferentes lugares y culturas del mundo en los que hay católicos. Es lo que quería el Papa una Iglesia unida de iguales, aunque este último apartado vaya a tardar mucho tiempo en realizarse. Veremos lo que aporta el sínodo el próximo año.

 

Isabel Gómez Acebo

Religión Digital - 05.11.2023

¿UN RAMO DE FLORES?

fe adulta

col zapatero

 

“Falleció mi marido y él siempre me dijo: En mi funeral, las flores que me tienes que poner son solamente un centro de recuerdo. No tires el dinero en más flores, cuando hay tanta necesidad. No te las puedo agradecer. ¿Qué buscas entonces? Aunque grites y me las ofrezcas, tus lamentos no los podré oír”.

Llega la fiesta de los difuntos y vemos los sepulcros repletos de flores. Y es más, en los funerales están los altares con multitud de ramos. Lo mismo que en el tanatorio. Eso sí, con la cinta para que se note quién o qué familia los pone.

Quiero plantear una alternativa: que, en lugar de poner ramos de flores o rosas, no pongamos más que uno muy sencillo. Y para que las familias que quieren dedicar esas flores al difunto, lo sustituyan por unos carteles dignos con una cantidad para Caritas o alguna necesidad que queremos dedicar en memoria del muerto.

Cada vez son menos los entierros o incineraciones con funeral. Pero sobre todo es en los tanatorios donde manifestamos nuestro cariño.

Desde una visión cristiana está claro que es bueno agradecer el cariño hacia la persona difunta y hacia sus familiares. Pero los ramos no añaden nada. Dios ya los ha acogido. Y nosotros tenemos mil formas de manifestar la cercanía hacia esa familia.

Siempre me ha gustado el ejemplo de un pueblo en el que había una comunidad de Hijas de la Caridad. Cada vez que moría una hermana, solamente colocaban tres rosas sobre el féretro. Ya comprendo que es un gran negocio para los floristas. Pero, poco a poco, es necesario ir introduciendo un nuevo estilo cristiano.

Entiendo que las flores son una expresión del cariño y lo siento en los seis o siete millones de flores aportadas en Zaragoza a la Virgen del Pilar. Veo que es muy difícil transformar esa costumbre, pero me gustaría que entrásemos todos por el discernimiento cristiano ¿qué piensa María de esa cantidad? ¿Qué nos dice el Evangelio? Unas pocas… bien, como María ungiendo a Jesús, pero ¿tantos miles…?

Hoy me decía una abuela que cuanto más numerosos y grandes son los racimos de flores, indica que menos se ha visitado al enfermo en vida.

Que las flores y demás detalles no olviden lo principal: estamos celebrando que el Padre Dios ha acogido y glorificado al difunto y lo tiene consigo. Esa es la auténtica rosa.

 

¿CUESTIONAR ALGUNAS BENDICIONES?


col koldo

 

Se ha puesto en cuestión la bendición a ciertas personas y colectivos. Incluso llegando a cuestionar al mismo Papa Francisco por estar abierto a la bendición de las uniones homosexuales: ha tenido que responder a las “dudas” de cinco cardenales conservadores expresadas en una carta muy torticera, que me ha recordado a las preguntas envenenadas que los fariseos le hicieron a Jesús.

Pero Francisco opina que la caridad pastoral exige no tratar sin más de 'pecadores' a otras personas cuya culpabilidad o responsabilidad pueden estar atenuadas por diversos factores que influyen en la imputabilidad subjetiva. Muy en línea con su exhortación Amoris Laetitia, que por causa de ella también ha sido duramente cuestionado en una ´Correctio filialis de haeresibus propagatis’, es decir, ‘Una corrección filial con respecto a la propagación de herejías’, donde sus interpelantes le acusan a Francisco de sostener nada menos que 7 posturas heréticas en referencia al matrimonio, la vida moral y la recepción de los sacramentos, así como de propalar opiniones heréticas.

En paralelo, los obispos flamencos permiten la bendición a parejas del mismo sexo basándose, precisamente, en su interpretación de ciertos pasajes de Amoris Laetitia, donde el Papa afirma, entre otras cosas, “que toda persona, independientemente de su orientación sexual, debe ser respetada en su dignidad y acogida con respeto” (AL 250). Y leo también que los sacerdotes católicos que dan su bendición nupcial a las parejas homosexuales en Alemania lo hacen desde el mensaje de que ´el amor vence'.

En el fondo subyace la consideración de relaciones pecaminosas a las parejas homosexuales por serlo, da igual si son egoístas o llenas de amor y entrega. Yo quiero especificar un poco más y poner la pluma en la llaga de las relaciones de personas del mismo sexo que son cristianas, que se aman entre sí y a la vez tratan de seguir el camino del Evangelio. Incluso me refiero a quienes se aman ejemplarmente, y no son necesariamente cristianos.

No creo que podemos negar que dichas parejas tengan capacidad y voluntad de amarse, de entregarse con amor regalado y sincero. La primera conclusión que cae por su peso es que el amor verdadero, ¡nunca puede ser pecado! Se podrá comparar, opinar sobre el hecho mismo de las opciones no heterosexuales, pero donde hay amor, allí está Dios. Esta afirmación es un axioma que ilumina todo el Evangelio.

La siguiente puntualización es que el pecado nunca es objetivo; no puede serlo. Tienen que darse subjetividades varias para que la conducta sea moralmente reprobable. Ocurre hasta en los ordenamientos jurídicos, que una cosa es la norma fría y otra su aplicación en cada caso, condicionada totalmente por la subjetividad -y la influencia del contexto del hecho o la omisión- de la persona encausada. No parece de recibo que haya personas católicas que todavía considere las relaciones entre personas del mismo sexo "objetivamente pecaminosas”.

Hay una tercera puntualización a las convicciones de algunos expertos en el Dios cristiano, sobre que la homosexualidad es una enfermedad. Si damos por válida esta afirmación, que es mucho afirmar, tampoco sería pecado. No existe ninguna disposición moral que dictamine una enfermedad como pecado: o es una “desviación enfermiza”, o es pecado. Considerar las dos posibilidades conjuntamente, indica lo muy superficial de los argumentos de quienes los enarbolan.

Si reflexionamos todo esto en positivo, bendecir a alguien significa desearle el bien. Es lo que hizo Jesús durante toda su vida pública, especialmente con quienes estaba excluidos social y religiosamente, sufriendo un calvario anímico. Él les consideró, les escuchó y les bendijo.

Jesús acogía a pecadores y les deseaba el bien. Y en lugar de quedarse en el ejemplo, nos exhortó a bendecir a los que nos maldicen, yendo todavía más lejos cuando añade el imperativo “amad a vuestros enemigos” (Mt 5, 44-48). Cuánto más bendecir a quienes se aman.

Aceptar una bendición presupone una buena intención por parte de quien la recibe. Y cuando se afirma que dichas bendiciones colisionan y van en contra del orden de la creación de Dios, como se ha afirmado por Congregación para la Doctrina de la Fe (cardenal Ladaria), entonces hay que colegir que el mismo Jesús de Nazaret está bajo sospecha, a tenor de sus propias manifestaciones recogidas por el Evangelio de Mateo, que acabamos de señalar, aunque hay muchas otras similares. Tan es así que le mataron los expertos en la Ley religiosa de entonces. Solo Dios sabe lo que Jesús hubiera durado vivo hoy con aquél mensaje, que es el nuestro al decirnos sus seguidores.

¿Por qué las parejas homosexuales con relaciones sexuales duraderas, vividas con amor verdadero, y monógamas, no pueden recibir una bendición cristiana de Dios Amor?

En definitiva, que vivir el amor sincero y honesto no puede ser pecado. Aunque los expertos afirmen que, técnicamente, otras formas de amor sean más plenas y consideren cuestionable el amor homosexual en pareja. Yo vivo un matrimonio heterosexual feliz, con mi mujer, pero no se me ocurre condenar a nadie de buena voluntad que vive su amor como realmente lo siente su conciencia y su ser, y menos todavía si siguen a Cristo ¡y piden la bendición! A tenor de todo lo anterior, si una ley choca con el amor sincero y verdadero, habrá que revisar la ley; desde luego que lo que no es de revisar es la esencia acogedora y sanadora del amor que impregna el Evangelio.

FRANCISCO CAMBIA EL PARADIGMA DE LA TEOLOGÍA


col kowalski

 

Este documento es como Francisco describió a Santa Teresita hace un mes: esencial y de síntesis.

Francisco y el futuro de la teología

El Papa ha reformado la Pontificia Academia de Teología mediante la Carta Apostólica “Ad theologiam promovendam" para adecuar su misión a la época actual y esto sirva como referencia para la teología en general. No es un simple deseo o una prédica almibarada, sino que … “ordena que tenga valor estable y duradero, a pesar de cualquier disposición en contrario”.

Es una expresión poco común en Francisco, lo que demuestra la importancia que él, asumiendo su rol de Pedro con "las sandalias puestas”, quiere para el desarrollo teológico. Frente a tanta charlatanería siniestra dando vuelta, Francisco quiere orientar el pensamiento teológico que sustenta el obrar pastoral.

No es que la Pontificia Academia de Teología sea una fabricante de dogmas. Es uno de estos organismos que, más que decir “la última palabra definitiva” sobre su área, lo que intenta es promover, estimular, ser crítica, etc. El Papa vuelve hacia ella para ponerla al servicio de una Iglesia sinodal y en salida.

Francisco, con su larga experiencia intelectual y pastoral, un hombre acostumbrado a la complejidad del pensamiento, que se deja permear por la realidad y no tanto por ideas fijas, se ha dado cuenta que si no cambia la teología, no cambian las ideas y si estas siguen igual, lo mismo sucederá con la Iglesia

Afrontar profundas transformaciones culturales

El documento quiere promover la teología en la línea de una tradición de dos mil años. No es una innovación “comunista” ni “peronista”, como les gusta desacreditar a Francisco sus enemigos.

Desde el nacimiento del cristianismo, los seguidores de Jesús vieron la necesidad de confrontar la novedad del Señor con la realidad en la que vivían.  También para defenderse de críticas como aquellas que decían que eran “ateos” o cosas peores.  

Al Dios que se encarnó en la historia y en un pueblo, solo podemos seguirlo en la realidad. Esto requiere reflexionar la historia cambiante a la luz de la Revelación. No basta la mera “repetición de fórmulas abstractas del pasado". El poliedro de la historia se enriquece continuamente con el pensamiento complejo del hombre de fe que dialoga con el mundo y está a su servicio. Es el cambio expresado por el Concilio Vaticano II en la relación Iglesia-mundo.

Francisco contrapone la teología de escritorio y la teología de la vida real. Solo se capta la realidad viviendo en ella, no en un limbo de correctas bibliotecas de escritos y autores autorreferenciales. Un conocimiento que termina siendo insípido, perdido en océanos de citas que no aportan nada a la vida. Son ausentes con aviso “En el corazón de las masas” (R. Voillaume).

Jesús se mezclaba con la gente, comía con ellos, se interesaba de verdad por sus vidas, escuchaba, reía, entendía preocupaciones y dolencias…no desde el podio del burócrata (el que gobierna desde el escritorio, “bureau”) sino desde el compartir y comprometerse con las situaciones particulares, que eran ocasión para iluminar las realidades humanas que aún nos interpelan.

El Papa pide una teología encarnada, al servicio de la Iglesia y del mundo, que amplíe sus fines. Que “huela a pueblo y a camino, y con sus reflexiones vierta aceite y vino sobre las heridas del hombre». Una teología para “interpretar el Evangelio en las condiciones en que viven diariamente los hombres y mujeres, en diferentes ambientes geográficos, sociales y culturales y teniendo como arquetipo la Encarnación del Logos eterno, su entrada en la cultura, en la visión del mundo, en la tradición religiosa de un pueblo”.

Francisco ha llegado a la Academia… para “hacer lío” y “cambiar” la teología.

El Papa pide un cambio de paradigma en la teología. Esto significa que los motivos que la animaban hasta ahora, tienen que ser revisados para ponerla al servicio de otra cosa. La teología, así como está, no sirve para mucho y es usada como sostén de ortodoxias y ortopraxis incorrectas. 

El Papa requiere una “inflexión”, no simplemente un “mejoramiento”, “algunas correcciones” …para que todo siga igual. De este modo va a las causas del pensamiento teológico, no se conforma con retocar algunas formas externas. Habla de una actitud profética, de una «revolución cultural valiente».

Francisco ha llegado a la Academia… para “hacer lío”. Para “traer fuego” No pretendamos que esto pase sin pena ni gloria. Los grandes teólogos que dejaron huella en el pensamiento cristiano no fueron aburguesados amanuenses cómplices del establishment de su tiempo. Ellos revolucionaron el pensamiento desde el Evangelio, interpretaron, metabolizaron, cribaron… y tuvieron una palabra para iluminar los gozos y esperanzas, los sufrimientos de la gente de su época.

El teólogo tiene una misión profética dice Francisco. Y el profeta está destinado al martirio, a la persecución, incluso por “aquellos que los maten pensando que está prestando un servicio a Dios (Jn 16,2). Esta teología tiene algo de Quijote, “no puede reducirse a una actitud “táctica”, adaptando extrínsecamente contenidos”. La actitud táctica sirve para que “El Príncipe” se adueñe del poder, no para que el Evangelio redima desde la cruz pascual.

Este documento es un varapalo para quienes en estos años han sido repetidores de dogmas mal interpretados y se han puesto al servicio de fundamentalismos políticos, económicos, etc. que alientan de teologías de la prosperidad, negacionismos de todo tipo, justificaciones de las guerras, falsas meritocracias explotadoras de los pobres, paraísos fiscales y toleran un cuarto de la población mundial con hambre, un planeta amenazado y la mayor desigualdad injusta y evitable que ha conocido la humanidad.

Método inductivo y dialogal

Este es el método que dialoga “entre diferentes tradiciones y diferentes saberes, diferentes confesiones cristianas y diferentes religiones, comprometiéndose abiertamente con todos, creyentes y no creyentes”. La Iglesia que, en otro momento histórico, con menos saberes, fue un poco ambigua con la incipiente ciencia, hoy es su adecuada defensora frente a los fundamentalismos posmodernos que cautivan a multitudes desencantadas con un “racionalismo” por el que se sienten estafados.

Francisco dice que, “sin oponer teoría y práctica”, la teología debe seguir u método inductivo, que parta de situaciones concretas y así discernir los “signos de los tiempos” para anunciar a Cristo. Amar a la humanidad a partir del prójimo concreto.

Teología del Pueblo y sinodal

Rescata al Pueblo como sujeto hermenéutico, valorando su sentido común, “para que la fe se convierta en cultura, es decir, ethos sabio del pueblo de Dios, propuesta de belleza humana y humanizadora para todos”.

La teología que el Pueblo de Dios necesita muchas veces no es la que actualmente se hace. Porque es una teología clerical producida para justificar el poder de la estructura eclesiástica en nombre de Dios…sino no habría tantos abusos de todo tipo, empezando por los de la pederastia, que no se asumen ni en sus consecuencias ni en sus causas.

En la última Asamblea Sinodal latinoamericana se afirma «El clericalismo comienza a formarse desde el ingreso al Seminario ...Constatamos que la doctrina del Concilio Vaticano ha sido recibida de un modo incompleto y, las Normas de formación de los seminaristas, prácticamente olvidada.” (J. Costadoat, RD, 26.09.2023)

Allí reciben un pobre bagaje racional catecismero, crítico solo para chismorrear sobre internas eclesiásticas. Un mero entrenamiento en “tácticas” proselitismo perimido para copar espacios de poder y prestigio. Como “Ya se sabe todo”, no se dialoga, se repite "lo de toda la vida".

“Apartados, segregados y alejados del pueblo, porque el pueblo es pecado, mientras que el clero…, es el santo…parte importante de las “fuerzas vivas de la localidad” y referente -ahora frustrado- de ética y moralidad, más por sus ornamentos raros, misteriosos y mágicos, sermones y homilías, que en la realidad de sus vidas familiar, social y convivencial”. (A. Aradillas, RD, 02.11.2023)

Cambiar la “Autorreferencialidad” por la “Transdisciplinariedad”

La teología a la que llama Francisco “no se encierra en una autorreferencialidad que conduce al aislamiento y a la insignificancia, sino a percibirse inserta en una red de relaciones, en primer lugar con otras disciplinas y otros saberes”. Tenemos que escuchar al mundo y discernir sus progresos, allí también está presente la Palabra de Dios. El Espíritu Santo no está encerrado en los templos clericales, sino que sopla en el santuario del mundo llevando el aire fresco de la Misericordia divina.

La teología debe estar abierta al “diálogo transdisciplinario con otros saberes científicos, filosóficos, humanísticos y artísticos, con creyentes y no creyentes, con hombres y mujeres” … de diferentes confesiones, y desde la comunidad académica “tejer redes con otras instituciones formativas” … y “penetrar, …con originalidad en los lugares existenciales donde se elaboran conocimientos profesiones y comunidades cristianas”.

Sinodalidad y misión

La Iglesia ha dado el salto a la participación sinodal como acontecimiento más importante de los últimos pontificados. Ésta compromete a los teólogos a escuchar, dialogar, discernir e integrar propuestas. No pueden pasar de largo.

La teología ha de colocarse al servicio de la evangelización de la Iglesia y de la transmisión de la fe, para que la fe se convierta en cultura, es decir, ethos sabio del pueblo de Dios, propuesta de belleza humana y humanizadora para todos...una teología “popular” dirigida misericordiosamente a las heridas abiertas de la humanidad.

 

Guillermo Jesús Kowalski

Religión Digital

poliedroyperiferia@gmail.com

LA IGLESIA ESPAÑOLA ANTE UN GRAVE INFORME


col anso

 

El reciente informe sobre los abusos y agresiones sexuales del clero, expuesto por el Defensor del Pueblo señor Gabilondo, ha sacado a la luz un grave problema que la Iglesia católica ha tratado de ocultar. Los señores obispos siempre han sido conocedores de la existencia quizá no de todos, pero sí de muchos de ellos. Y deben reconocer que han errado en la estrategia. Optaron por encubrir los casos que iban conociendo pensando que su público abordaje supondría un desprestigio y baldón irreparables para la institución, cuando en realidad es la ocultación ante los tribunales y la sociedad lo que provoca su desautorización en toda regla. Así que procedieron a trasladar de parroquia o diócesis a los implicados y a jubilarlos sin adscripción parroquial alguna cuando por edad correspondía.

El informe entregado por el periódico El País al Papa en diciembre de 2021 significó un punto de inflexión informativa ante la poca disposición de los prelados a colaborar en la investigación y difusión de los casos. Ante estas circunstancias, que afectan a todo el orbe católico, el papa Francisco creo que ha sido claro y contundente en el deseo de clarificación de los hechos y reparación de las víctimas. En algunos países como Irlanda la Iglesia, además de pedir perdón, ha vendido propiedades para indemnizar a las víctimas. No parece que esta haya sido la actitud del episcopado español.

El reciente informe, elaborado de modo impecable con la metodología propia de las ciencias sociales, arroja cifras por encima de la de otros países como Francia donde se calcula unas trescientas mil víctimas. Hay que decir además que, por diversos motivos como la timidez o la propia vergüenza, no todas las víctimas han cursado denuncias. Ante el informe, miembros de la Conferencia Episcopal española con los cardenales Omella y Osoro a la cabeza, vuelven a equivocarse. En vez de colaborar y acudir a los tribunales con el fin de depurar responsabilidades, cuestionan el informe y tratan de desacreditarlo hablando de mentiras y de intenciones engañosas. Parece ser que incluso algún mitrado se ha permitido el lujo de abroncar al Defensor del Pueblo en un claro ejercicio de abuso de poder. Mal camino para reconocer a las víctimas, indemnizarlas, pedir perdón y hacer propósito de la enmienda.

Tenemos que recordar, una vez más, que, aunque no vivimos en un país laico, sí estamos ante un Estado que se declara constitucionalmente aconfesional. Y esto significa que todas las personas, sean de las creencias religiosas que quieran o de las ideologías más diversas, están sujetas a las leyes legítimamente emanadas del Parlamento y, en consecuencia, sujetas al imperio de la Ley y a los fallos de los tribunales civiles. No hay vuelta de hoja y cuanto más se tarde en tomar esta senda, mayor será el deterioro de la credibilidad institucional. Y esto implica no solo a los sacerdotes, sino a los obispos que han tratado de ocultar tan vergonzosa situación. Situación que, dicho sea de paso, no es exclusiva del clero y que se ha dado también dentro de numerosas familias, muchas de ellas católicas.

Tampoco es solución parapetarse tras la jerigonza eclesiástica o recurrir a los artificios oratorios en los que nuestros prelados son auténticos expertos. Hay que reconocer la desnuda verdad y no tratar de vestirla o disfrazarla con sagrados ornamentos. Las víctimas bien merecen un reconocimiento sincero y una honrosa reparación. La Iglesia tiene haberes como para salir airosa del trance sin el vergonzante e inmoral recurso de sablear el bolsillo de los contribuyentes. Bastaría pensar en los bienes inmatriculados desde los tiempos del presidente Aznar. Por cierto, inscripciones de dudosa legalidad, como han demostrado diversos fallos judiciales, y desde luego, sin ninguna duda, contrarios al espíritu de la Buena Noticia predicada por Jesús de Nazaret, en la que proponía el desprendimiento de las cosas materiales y la búsqueda del reinado de Dios y su justicia (un mundo sin verdugos ni víctimas, sin opresores y oprimidos, hablando en román paladino).

Corren tiempos sinodales en los que le toca a la Iglesia hacer autocrítica, esa actividad que, salvo honrosas contribuciones individuales y los meritorios intentos del Concilio Vaticano II, ha estado prácticamente ausente desde los tiempos anteriores a los emperadores Constantino y Teodosio (siglo IV) en los que se reconoció al cristianismo como religión oficial del Imperio. Solamente el reconocimiento de los errores y su corrección pueden llevar a recuperar una cierta autoridad moral. Es una lástima que casi todo el episcopado español y gran parte del clero menor de cincuenta años no aprovechen en su labor apostólica el talante evangélico y sinérgico del pontificado de Francisco, un Papa que ha proyectado un rayo de luz esperanzada en medio de tanto obscurantismo.

Quizá sea esta la última oportunidad de corregir el rumbo de una nave que parece recorrer la trayectoria del Titanic y bien merecería aprovecharla.

 

Pedro Miguel Ansó Esarte

Cristiano de a pie y creyente problemático

DEL SÍNODO GIRATORIO A LAS DECLARACIONES DE MONS. OMELLA


col arregi

 

Están siendo días de crudo invierno para quienes atisbaban signos primaverales de reforma en la institución eclesial católica. ¡Ojalá no pierdan su esperanza, su aliento!

El sábado 28 de octubre se hizo pública la síntesis de la primera fase del “Sínodo sobre la sinodalidad” de la Iglesia Católica, el cuarto en los 10 años de este papado. Tras dos años largos de reflexión libre y de no pocas propuestas reformadoras de calado llegadas de los cinco continentes, y tras todo un mes de trabajo de recapitulación en el Vaticano de cerca de 500 personas cualificadas venidas de todo el mundo, las expectativas eran grandes. Se esperaban propuestas revolucionarias que podrían suponer un paso decisivo hacia la derogación del clericalismo machista y de la homofobia instalada en la institución eclesial católica.

Tanto mayor ha sido el desengaño. En la síntesis de 37 páginas, no encontramos ni una palabra sobre el acceso de la mujer al poder sacerdotal propio del clero masculino; justo se pide que se “siga investigando” sobre la oportunidad de un diaconado femenino, que en cualquier caso sería un diaconado de mera función, privado de la ordenación diaconal reservada a varones. Tampoco encontramos mención alguna sobre la bendición de los matrimonios homosexuales, ¡cuánto menos sobre su carácter sacramental! No solo no se pide que su amor sea reconocido como sacramento del Amor, sino que ni siquiera se propone que sea bendecido. Es muy duro. Gélido invierno. En cuanto a una posible dispensa del celibato obligatorio de los sacerdotes “en contextos especiales”, solo se dice que necesita “una reflexión más profunda”. Y no se ha sugerido ningún paso adelante en lo que respecta a la readmisión de los curas casados al ministerio sacerdotal.

Sínodo significa “caminar en común”, pero tras dos años nada se ha avanzado, a no ser que llamemos avance a hablar sobre la sinodalidad. Algo es algo, dirán algunos. Pero ¿merecía la pena tanto derroche de palabra y de dinero, tantas expectativas creadas para seguir donde estábamos? Los sectores más conservadores respiran aliviados. “Todavía queda partido”, dicen sin embargo los progresistas más animados, y recuerdan que este documento volverá ahora a las parroquias donde todo empezó y se abrirá la segunda fase, un año más, y que luego todo dependerá del papa, y que Francisco podrá adoptar libremente reformas irreversibles… Efectivamente, todo depende del papa; ni cuatro sínodos ni los que puedan venir habrán impedido que todo siga dependiendo del siguiente papa. La Iglesia católica seguirá girando en redondo, como este sínodo, como sus mesas redondas, lo más novedoso esta vez. Pero el Espíritu de la vida sopla irresistible, más fuera que dentro de todo sistema religioso. Nunca se repite.

Luego hemos sido testigos de otro episodio invernal: el martes día 31 de octubre, Mons. Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española, y el secretario general de ésta convocaron una rueda de prensa para explicarse acerca del Informe Gabilondo sobre los abusos sexuales cometidos contra menores por la Iglesia católica entre 1940 y 1990: según los datos y las estimaciones, serían más de 200.000 los/las menores agredidos por personas religiosas, y más de 400.000 incluyendo a las/los menores agredidos en ámbito religioso (centros religiosos de enseñanza, por ejemplo). Algunas afirmaciones hechas al respecto por la cúpula de la Conferencia Episcopal provocan estupor:

1) Dijeron: “La extrapolación de los datos obtenidos en la encuesta no corresponde a la verdad”. Tienen razón, señores obispos: las cifras son seguramente mucho más abultadas. “Dejadlos –dijo Jesús–. Son ciegos, guías de ciegos” (Mt 15,14). Y también: “¿Cómo dices a tu hermano: ‘Deja que te saque la mota del ojo’, si tienes una viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo y entonces podrás ver para sacar la mota del ojo de tu hermano” (Mt 7,4-5).

2) Dijeron también que no es justo que se ponga el foco en la Iglesia, cuando es una lacra que afecta a toda la sociedad (familia, centros de enseñanza, asociaciones de ocio…). No era la ocasión de echar balones fuera. La Iglesia es más responsable que nadie, pues ninguna institución proclama como ella ser la referencia y la garantía suprema de los valores y de la luz que han de guiar a la sociedad. Con razón dijo Jesús: “En la cátedra de Moisés se han sentado los maestros de la ley y los fariseos. Obedecedles y haced lo que os digan, pero no imitéis su ejemplo, porque no hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas e insoportables, y las ponen a las espaldas de los demás; pero ellos no mueven ni un dedo para llevarlas” (Mt 23,2-4).

3) Y afirmaron estar dispuestos a indemnizar a las víctimas, pero solo si la administración pública y las instituciones involucradas en abusos lo hacen también con las víctimas de todos los ámbitos. Es como si dijeran: “No haremos justicia mientras no la hagan todos”. He ahí a dónde viene a parar la institución eclesial que se presenta como maestra de la verdad y poseedora de las llaves del bien. Es increíble. Hoy Jesús podría decir: “No hagáis lo que hacen, y ni siquiera lo que dicen, porque justifican que no se repare el daño hecho mientras no lo reparen todos”.

A pesar de ello, quienes esperan la verdadera primavera de la Iglesia Católica podrán seguir esperando, porque la esperanza no depende del logro, ni consiste en aguardar que suceda algo. La esperanza tampoco implica en absoluto que esta institución clerical perdure con ciertas reformas, sino que se derogue enteramente y renazca, si ha de renacer, en otra forma digna de la comunión de la vida. La esperanza verdadera consiste en respirar, sentir y obrar de manera que todas las heridas se curen y que la humanidad fraterna renazca como la primavera en la comunidad de los vivientes.

 

José Arregi

Aizarna, 4 de noviembre de 202

ATENTAS A LA IRRUPCIÓN DE DIOS EN LO COTIDIANO

fe adulta

 

Mateo 25,1-13

A través de esta parábola el Evangelio nos anima a la espera y la atención consciente del paso de Dios por nuestra vida. El Dios de Jesús no es inaccesible, sino que su deseo es darse-nos y lo  hace de forma sorprendente y desconcertante. La vida es un constante adviento que nos pide estar preparados y preparadas para acoger la novedad de Dios en cada momento y situación. La pregunta religiosa fundamental no es tanto ¿dónde está Dios? sino ¿cómo está Dios?

A veces irrumpe como grito empeñado en hacernos despertar de nuestras somnolencias cómplices, empujándonos a salir de nuestras zonas de confort ante la injusticia, y el olvido de los otros. Otras lo hacen con la suavidad de una caricia que nos sana y nos capacita para ser cauces de consuelo y liberación  en las heridas del corazón del mundo y de la historia, a poner en el centro la vida, la  alegría y la esperanza en medio de tanto destrozo del que estamos siendo contemporáneos.

La presencia del Dios-Amor en el mundo no es evidente. Está escondida, hay que ir más allá de la cáscara de la realidad para captar su paso. Requiere cultivar una sensibilidad experta en separar el oro de la ganga, pues el Dios de Jesús no es puro ni neutro, sino que es un Dios manchado y salpicado por las contracciones y las barbaries humanas. Un Dios que no soluciona nada mágicamente, pero nos sostiene en todo y nos lanza siempre guiños desde el abajo y el adentro de la historia.

Frente a la dispersión y la confusión que nos rodea, las vírgenes prudentes de la parábola nos recuerdan la sabiduría de vivir centrados y centradas en lo esencial, a no aplazar lo verdaderamente importante por lo urgente. Nos desafían a vivir con atención plena y   desde la hondura de lo cotidiano.

Para ello necesitamos algunos aceites: el aceite de la capacidad de sorpresa ante la realidad y las personas, en lugar de dárnosla por sabida; el aceite de la conexión interna con la fuente del ser, viviendo de adentro a afuera y no al revés; el aceite de la confianza y la bondadosa  cercanía, que  capacitan  la mirada  para descubrir lo invisible y nos abre a visiones y planteamientos nuevos para crear futuro con Jesús.

 


ESPERAR A JESÚS CON LAS LÁMPARAS ENCENDIDAS José Antonio Pagola

 


Entre los primeros cristianos había, sin duda, discípulos «buenos» y discípulos «malos». Sin embargo, al escribir su evangelio, Mateo se preocupa sobre todo de recordar que, dentro de la comunidad cristiana, hay discípulos «sensatos» que están actuando de manera responsable y discípulos «necios» que actúan de manera frívola y descuidada. ¿Qué quiere decir esto?

Mateo recuerda dos parábolas de Jesús. La primera es muy clara. Hay algunos que «escuchan las palabras de Jesús» y «las ponen en práctica». Toman en serio el evangelio y lo traducen en vida. Son como el «hombre sensato» que construye su casa sobre roca. Es el sector más responsable: los que van construyendo su vida y la de la Iglesia sobre la verdad de Jesús.

Pero hay también quienes escuchan las palabras de Jesús y «no las ponen en práctica». Son tan «necios» como el hombre que «edifica su casa sobre arena». Su vida es un disparate. Si fuera solo por ellos, el cristianismo sería pura fachada, sin fundamento real en Jesús.

Esta parábola nos ayuda a captar el mensaje fundamental de otro relato en el que un grupo de jóvenes salen, llenas de alegría, a esperar al esposo para acompañarlo a la fiesta de su boda. Desde el comienzo se nos advierte que unas son «sensatas» y otras «necias».

Las «sensatas» llevan consigo aceite para mantener encendidas sus lámparas; las «necias» no piensan en nada de esto. El esposo tarda, pero llega a medianoche. Las «sensatas» salen con sus lámparas a iluminar el camino, acompañan al esposo y «entran con él» en la fiesta. Las «necias», por su parte, no saben cómo resolver su problema: «se les apagan las lámparas». Así no pueden acompañar al esposo. Cuando llegan es tarde. La puerta está cerrada.

El mensaje es claro y urgente. Es una insensatez seguir escuchando el evangelio sin hacer un esfuerzo mayor para convertirlo en vida: es construir un cristianismo sobre arena. Y es una necedad confesar a Jesucristo con una vida apagada, vacía de su espíritu y su verdad: es esperar a Jesús con las «lámparas apagadas». Jesús puede tardar, pero nosotros no podemos retrasar más nuestra conversión.

 

SI TU LÁMPARA ESTÁ APAGADA, ERES UN CACHARRO INÚTIL

fe adulta

col fraymarcos

 

   DOMINGO 32 (A)

Mt 25, 1-13

Los textos de estos últimos domingos del año litúrgico nos invitan a despertar, a estar preparados. Ya no pensamos en ese Dios vengativo que está al acecho para ver como puede cogernos en un renuncio y condenarnos. La frase: “Dios te coja confesado” es un insulto a Dios. Dios no nos espera al final del camino para juzgarnos. Dios es el principio y está en nosotros cada instante de nuestra vida para que podamos llevarla a plenitud.

Ya no tiene sentido meter miedo: No sabéis el día ni la hora. ¡Temblad! Y eso que, en el ciclo (A) nos libramos de textos apocalípticos, que son todavía más terroríficos. No es la muerte la que tiene que dar sentido a nuestra vida, sino al revés, solo viviendo a tope, se aprende a morir. Aunque solo os quedara un segundo de vida, haríais mal en pensar en la muerte. Sería más positivo el vivir plenamente ese segundo. La muerte ni quita ni añade nada; el auténtico sentido debemos dárselo a la vida plenamente consciente.

Después de un año o más de desposorios, se celebraba la boda, que consistía en conducir a la novia a la casa del novio, donde se celebraba el banquete. Esta ceremonia no tenía ningún carácter religioso. El novio, acompañado de sus amigos y parientes iba a casa de la novia para conducirla a casa de su propia familia. En su casa le esperaba la novia con sus amigas, que la acompañarían. Todos estos rituales empezaban a la puesta del sol y tenían lugar de noche, de ahí la necesidad de las lámparas.

La importancia del relato no la tiene el novio ni la novia, ni siquiera los acompañantes. Lo que el relato destaca es la luz. La luz es más importante que las mismas muchachas, porque lo que determina que entren o no entren en el banquete es que tengan o no tengan el candil encendido. Una acompañante sin luz no pintaba nada en el cortejo. Ahora bien, para que dé luz una lámpara, tiene que tener aceite. Aquí está la madre del cordero. Lo importante es la luz, pero lo que hay que procurar es el aceite.

El aceite y la luz son las obras que manifiestan una actitud adecuada. Jesús había dicho: Yo soy la luz del mundo. Y también: vosotros sois la luz del mundo. El ser humano es luz cuando ha desplegado su verdadero ser; es decir, cuando trasciende y va más allá de lo que le pide su simple animalidad. No es que nuestra condición de animales sea algo malo, al contrario, es la base para alcanzar nuestra plenitud, pero si no vamos más allá, cercenamos nuestras posibilidades de humanidad.

La primera lectura nos ayuda a entender la parábola. La Sabiduría es encontrar el sentido de la vida que es más importante que la vida misma. La vida tiene sentido, pero tenemos que descubrirlo. Esa es la tarea específicamente humana. Nuestra vida puede quedar malograda como vida humana. Hay que estar alerta, porque el tiempo pasa. Hay que despertar, de lo contrario, perderás la oportunidad de ser tú.

¿Cuál es el aceite que arde en la lámpara? Si acertamos con la respuesta, tenemos resuelto el significado de la parábola. En (Mt 7,24-27) se dice: Todo aquel que escucha estas palabras mías y las pone por obra, se parece al hombre sensato que edificó su casa sobre rocaY todo aquel que no las pone por obra, se parece al necio que edificó sobre arena. La luz son las obras. El aceite que alimenta la llama es el amor. El ser sensato no depende de un conocimiento mayor sino de la plenitud de Vida.

Así se entiende que las sensatas no compartan el aceite con las necias. No es egoísmo. Es que resulta imposible amar en nombre de otro. Nuestra lámpara no puede arder con aceite prestado. Dar sentido a la vida no se puede improvisar en un instante. Solo con lo que hay de Dios en mí, descubierto, reconocido, desplegado, puedo considerarme encendido. Ese despliegue constituye la Sabiduría de la que nos hablaba la 1ª lectura. Sin llama, seremos irreconocibles incluso para el mismo Dios.

Interpretar la parábola en el sentido de que debemos estar preparados para el día de la muerte, es tergiversar el evangelio. El esperar una venida futura de Jesús es pura mitología que nos lleva a un callejón sin salida. La parábola no hace especial hincapié en el fin, sino en la inutilidad de una espera que no va acompañada de una actitud de servicio. Las lámparas deben estar encendidas siempre; si esperamos a prepararlas en el último momento, toda la vida transcurrirá carente de sentido.

Obsesionados por una “salvación eterna” para el más allá, hemos interpretado esta parábola como una advertencia: ¡cuidado! Si a la hora de la muerte no estás preparado, irás al fuego eterno para toda la eternidad. Nada más lejos del sentido del relato. Si el aceite es el amor manifestado en obras, lo que cuenta es toda una vida consumida en favor de los demás. No podemos pensar en el último día para darle  sentido. Hay que buscar una interpretación más de acuerdo a todo el mensaje de Jesús. 

La venida de Jesús al final del tiempo es una imagen que no podemos tomar al pie de la letra; tiene un significado mucho más profundo. Jesús, con su muerte en la cruz, consumió todo su aceite en una llamarada que sigue iluminándonos. El don total de sí mismo trasformó todo lo humano en divino. Allí culminó su “historia humana” porque solo permanecerá de él lo que le identifica con Dios, y Dios está fuera del tiempo y del espacio. No nos cabe en la cabeza que el consumirnos no sea nuestra meta.

Los primeros cristianos esperaron la segunda venida de Jesús de una manera temporal. Nosotros seguimos esperando esa venida en la que no se hablará de cruz, sino de gloria para todos. No nos gusta cómo terminó Jesús su paso por la tierra, por eso hemos inventado un futuro a nuestro gusto para él y para nosotros. Esperamos que vuelva glorioso y nos comunique esa misma gloria. Esta visión surge de nuestro falso yo, que nunca aceptará el desaparecer, mucho menos consumirse en beneficio de los demás.

Si queremos dejar de ser necios y empezar a ser sensatos, debemos desplegar nuestra vida desde otra perspectiva. Tenemos que abandonar todo proyecto de glorificación, sea en este mundo o sea en el otro, y entrar por el camino del servicio a los demás hasta la entrega total. El aceite solo da luz a costa de consumirse. Si aceptamos el programa del evangelio solo porque nos han prometido una “gloria”, la cosa no puede funcionar.

La situación humana se parece a un avión que rueda por la pista a su máxima potencia, pero no es capaz de alzar el vuelo. Tiene dos opciones: aumentar la potencia o aligerar la carga. Todo ser humano está diseñado para trascender, ir más allá de su biología. Aumentará la potencia por la comprensión de su verdadero ser. Deshacerse de carga sería superar los apegos, las seguridades materiales.

PREPARANDO EL EXAMEN FINAL Domingo 32. Ciclo A Se acerca el fin de curso

 col sicre art


fe adulta

Nos acercamos al final del año litúrgico, que terminará el 26 de noviembre. Como si nos aproximáramos al final de curso y tuviéramos que hacer un examen, la Iglesia quiere que nos preparemos a fondo y con tiempo. Para ello, en estos tres últimos domingos del año (32-34), se leen tres parábolas que se complementan: las diez muchachas, los talentos, el Juicio Final. Estas parábolas sólo se encuentran en el evangelio de Mateo, que las añade con un fin muy concreto: tomarse la vida muy en serio.

Un huracán inesperado

El 24 de octubre se abatió sobre Acapulco (Méjico) un huracán de fuerza 5. Se han contabilizado 46 muertos y 58 personas no localizadas. Pensemos también en los miles de muertos en la Franja de Gaza, Israel, Ucrania y el resto del mundo. Si pudieran volver a la vida estarían de acuerdo con las palabras del evangelio: «Estad en vela, porque no sabéis el día ni la hora». 

Vigilar no es vivir angustiado

San Luis Gonzaga estaba un día jugando al frontón y le preguntó un compañero: «Hermano Luis, si supieras que ibas a morir dentro de poco, ¿qué harías?». Y él respondió: «Seguir jugando». ¿Cómo se conjugan la vigilancia y el juego? La parábola de hoy puede ayudarnos a comprenderlo.

Las diez muchachas

En tiempos de Jesús, cuando se celebraba una boda, un grupo de muchachas acompa­ñaba al novio a recoger a la novia para celebrar la ceremonia. A partir de este hecho tan trivial crea Jesús la parábola. Nos encon­tramos ante diez muchachas divididas en dos grupos de cinco: unas necias, que se olvidan del aceite para los candiles; otras sensatas, que llevan aceite de repues­to. Hasta aquí todo es posible. Pero la parábola adquiere de repente un tono irreal, porque quien da el plantón no es la novia, sino el novio, que se retrasa hasta la medianoche.

Mientras, las diez se han quedado dormidas, y los candiles siguen consumiendo aceite. Al llegar el novio, unas pueden reponerlo fácilmente, los otros están casi agotados. Las sensatas no quieren darles aceite, y el novio se niega a admitirlas después de cerrada la puerta.

La conclusión de la parábola es desconcertante: «Por tanto, estad en vela, porque no sabéis el día ni la hora». Desconcer­tante, porque ninguna de las diez ha velado, todas se quedaron dormidas. Lo cual significa que la vigilancia, en este caso, equivale a la sensatez de llevarse la provisión de aceite. ¿Qué significa esto en la práctica?

Dos interpretaciones posibles

La parábola se ha interpretado en dos líneas principales.

Una concede especial importancia al aceite, viéndolo como imagen de la fe, del fervor, de las buenas obras, de lo que debemos estar provistos cuando llegue el esposo, Cristo.

Otra no presta atención al aceite; lo importante es estar preparados ya, y no retrasarlo hasta un momento que resulte demasiado tarde. Esta segunda línea parece la más exacta, como lo demuestra su traducción al lenguaje moderno. Diez universitarios se acercan al fin de curso. Cinco han estudiado durante todo el año, asistido a las prácticas, tomado apuntes; otros cinco han empalmado movida con movida. En el momento de entrar al examen piden a los primeros que les pasen las respuestas. Los otros se niegan, como es lógico. El examen se prepara con tiempo, no se improvisa ni se copia.

De todos modos, las dos interpretaciones se complementan. Si decimos: «Lo importante es estar preparados», ¿en qué consiste la preparación? «En llevar aceite de repuesto». Y ¿qué es el aceite? Mateo dejará claro dentro de dos domingos, al hablar del juicio final, que el aceite del que debemos estar provistos son las buenas obras: dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo, etc.

La clave de la 1ª lectura

La primera lectura, tomada del libro de la Sabiduría, se ha elegido porque su tema empalma con el de la sensatez de las cinco muchachas. En esta lectura, la sabiduría no es algo intelectual, un conjunto de conocimientos, sino una persona a la que se ama, se busca y se encuentra, o que está sentada a nuestra puerta esperándonos. Los primeros cristianos aplicaron esta imagen personalizada de la sabiduría a Jesús, que es la Sabiduría de Dios.

Con esto, la parábola adquiere un sentido nuevo. ¿Cómo podemos estar
preparados? ¿En qué consiste la vigilancia? En tener ese contacto con Jesús, pensar en Él, hablar con Él, dejarnos encontrar por Él. Para que no nos ocurra lo que dice el novio a las cinco muchachas insensatas: «No os conozco». La amistad con Jesús, la capacidad de diálogo con Él, no se improvisan. Hay que ejercitarlas todos los días para poder disfrutar luego del banquete de bodas. Sin olvidar que el segundo mandamiento es igual que el primero: el amor y la preocupación por el prójimo tampoco se improvisan.

 


NADIE PUEDE VIVIR POR TI Domingo XXXII del Tiempo Ordinario 12 de noviembre Mt 25, 1-13

col lozano art

 

La parábola no quiere poner el acento en la cuestión egoísmo/generosidad -en la resistencia a compartir-, sino en el hecho de que nadie puede vivir por ti. El “aceite” de que habla no es algo que pueda obtener desde fuera, ni algo de lo que otros pudieran surtirme. El aceite, en este relato, es sinónimo de comprensión. La cual requiere, en principio, todo un camino de indagación y experimentación, que nos permita vivir en la luz (con “las lámparas encendidas”).

Es justamente la comprensión la que nos permite ver la vida como una “boda”, es decir, como la celebración de la unidad de todos con todo: todo es uno, todo se halla interconectado; son infinitas las diferencias, pero no cabe la separación.

Lo único que nos impide verlo es la “necedad” -del latín “nescio”, que significa “no sé”- de que habla Jesús, es decir, la ignorancia. Por el contrario, lo que nos permite vivir en la luz -liberados de la confusión- es la “sensatez” o, lo que es lo mismo, la sabiduría o comprensión.

La comprensión puede aparecer espontáneamente -y de pronto nuestras lámparas aparecen llenas de aceite- o puede ser fruto de un trabajo paciente por el que vamos aprendiendo a ver más allá de las apariencias.

Resulta profundamente significativo el hecho de que todas las grandes tradiciones sapienciales -pensemos incluso en los sabios griegos- han insistido en algo decisivo: lo que podemos percibir por los sentidos, todo lo que se mueve a nuestro alrededor, no es nunca lo realmente real. Todo ello son “apariencias”, que merecen nuestro cuidado y gestión, pero son solo formas más o menos efímeras, no lo realmente Real.

Por ahí se mueve el camino de la indagación: ¿qué es aquello que permanece cuando todo cambia? Comprenderlo es el “aceite” que solo cada cual -sin negar la ayuda que podamos recibir y que actuará de manera evocadora- puede poner en su existencia.

 


¡DESPERTAD!


comentario editorial fa7

col munarriz

 

  Mt 25, 1-13

«Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron»

¡Carpe diem! —había dicho Horacio—, aprovecha el momento, no malgastes tu vida, porque se acaba y sólo se vive una vez… ¡Despertad! —nos dice Jesús—, que estáis adormilados y os estáis perdiendo lo mejor de la vida. Estad alerta, aprovechad el tiempo, haced rendir vuestros talentos, obrad siempre mirando al final. No olvidéis que esto es camino, que nuestra tarea aquí no es instalarnos en una posada confortable, sino caminar hacia el destino que Dios nos ha preparado…

Sí. Jesús era muy radical y nosotros muy templados. En este pasaje, y otros muchos del evangelio, es de notar la radicalidad con la que Jesús nos urge a replantearnos la vida. A la mayoría de nosotros, la fe en Jesús nos lleva a moderar un poco nuestro modo de vivir, a compartir algo más, a consumir algo menos... Hemos hecho el milagro de compaginar el seguimiento de Jesús con la sociedad de consumo, pero Jesús vive solamente para el Reino, para servir, para salvar, y nos urge a hacer del Reino el centro de nuestra vida; nos urge a ocuparnos de los hijos de Dios que sufren en el mundo.

Ruiz de Galarreta desarrolló en su día la idea de la urgencia con la fuerza y la lucidez que le eran características, y nos van a permitir incluir aquí lo que decía:

«La urgencia es que millones de hermanos míos se mueren de hambre. La urgencia es que millones de niños son prostituidos. La urgencia es que millones personas no pueden creer en Abbá porque no ven en su vida nada de hermandad, ni han tenido nunca cariño. La urgencia es que tampoco en nosotros ven amor y solidaridad, y lo que sí ven es que no damos soluciones a los problemas del mundo. La urgencia es que nos preocupamos más de invertir bien nuestro dinero que de dar de comer al hambriento.».

«La urgencia es que nosotros la Iglesia nos preocupamos mucho más de nuestros problemas internos que de la explotación de los miserables. La urgencia es que, por todo eso y por mucho más, no creen en nosotros la Iglesia, y así no pueden creer que Dios les quiere… La urgencia es que la frase terrible de Jesús a los escribas y fariseos «¡ay de vosotros que ni entráis ni dejáis entrar!», nos concierne de lleno».

«Hay muchas personas, seguidoras de Jesús, que hacen presente por todo el mundo el amor del Padre trabajando heroicamente por sus hijos. Pero entre nosotros, la magnífica Iglesia del primer mundo, somos más los que dormimos con las lámparas apagadas. Y ésa es nuestra propia y personal urgencia. Nosotros nos estamos perdiendo la fiesta, nosotros no esperamos al Novio, nosotros tenemos poco que ver con el Reino… Ésa es nuestra urgencia personal» …

Termino. Nosotros la Iglesia, que deberíamos ser semilla revolucionaria poderosa dinamizadora de la transformación de la sociedad, vivimos adormilados o sumidos en estériles intelectualismos para iniciados, y ya va siendo hora que dejemos de mirarnos el ombligo y comencemos a mirar a nuestro alrededor.

 

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo sobre este evangelio, pinche aquí