FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA
SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA
ESTAMOS EN LARREA,4 - 48901 BARAKALDO

BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA

jueves, 28 de febrero de 2019

Resilencia

col gerardo
Sí, salir del pozo. ¿Podemos? Sabéis el cuento. Un amo tenía un burro que ya no le servía para nada. Y quiso deshacerse de él tirándolo a un pozo. Y allí estaba el burro en lo más hondo. Y el agricultor empezó a echar tierra para tapar al burro. Pero éste descubrió sencillamente la tierra y poco a poco se fue poniendo encima de la tierra que cada palada echaba. Y así fue subiendo hasta arriba. Parece mentira: con la tierra que le echaban, iba subiendo y salió a flote.
Un cuentito, pero que nos refleja una gran realidad: con las mismas dificultades y fracasos, somos capaces de salir a flote, de recuperar y mejorar nuestra persona y nuestro ánimo. Solo falta ser capaces de aprovechar los fracasos, las pérdidas, lo negativo y darle la vuelta: vivirlo en positivo.
Lo negativo es pensar que ya no hay salida, que estamos en un pozo sin salida. Cada pequeño detalle, cada persona, cada cosa, cada acción me puede ayudar para salir, para crecer como persona y ser lo que nunca había pensado.
Y nos da muchas veces ganas de arrojarlo todo, de bajarnos del tren del mundo y de la vida.
La historieta del burro nos da otra pista: ir haciendo que cada dificultad sea una oportunidad para irnos salvando Y no solo salvarnos sino superarnos, crecer, ser, cada vez más.
Pero para ello, es preciso estar en el pozo, mezclarse con tierra, dejarse manchar. Y tener coraje, ganas, fuerza, ánimo.
Una realidad así la estoy viendo ahora en la iglesia. Estoy viéndola en la iglesia y más en concreto en el VATICANO. El papa Francisco soporta, aguanta, en medio de tantas dificultades que le ponen, va dando pasitos sencillos, pero valientes que llevan hacia un nuevo estilo de Iglesia. Va saliendo de una iglesia de pozo a una Nueva Iglesia de transparencia, de Evangelio. Es cierto que cada día conocemos nuevas paladas fallos, de personas que le traicionan, de conductas deplorables en ciertas personas de su alrededor, que como paladas de tierra, le echan en el pozo eclesial.
Por supuesto que lo más sencillo es cuando alguien desde arriba le echa una soga. La soga, alienta, colabora, anima, empuja. Cada dificultad nueva que le ponen al papa, él echa una palada de salvación, sinceridad, pobreza, entrega. Y la soga de ayuda la lanza el pueblo sencillo cristiano, sobre todo con sencillez, desde tierras muy pobres.
Pero no olvidemos. No todos van o vamos a salir del pozo. Va a ser necesaria la muerte de muchas ideas, propuestas, estructuras, organismos: morir como el grano de trigo, para que pueda brotar y su tallo salga por encima del brocal del pozo.
No está muy de moda, pero la llaman resiliencia. Es el enemigo de la blandenguería, de lo líquido, de lo fácil y llamativo. Aguantar en activo. Y como Francisco está acostumbrado a las periferias, estoy seguro que llegará al brocal del pozo.
Imaginaos lo que será cuando todos los cristianos vayamos saliendo del pozo y avanzando hacia la luz del Resucitado. Pero, saltando sobre las paladas que encontramos y nos echan en la vida desde el consumismo y la rutina. ¡Aúpa!

EL MITO DE EVA Y LA DESIGUALDAD DE LA MUJER RESPECTO AL HOMBRE

col zapatero
No cabe duda de que, a quienes nos movemos dentro de los parámetros cristianos (no en cuanto a religión, sino a cultura), la influencia judía en nuestro pensamiento ha sido determinante a la hora de concebir, en este caso, a la mujer (sexo femenino) como inferior en condición respecto al hombre (varón).
Si exceptuamos los fanáticos, de una índole y de otra, que siguen defendiendo la creación tal y como la relata el libro del Génesis, está claro que en la actualidad toda persona dotada de mínimo sentido común admite que la descripción sobre la creación en general y, por ende, también del hombre y de la mujer, que encontramos en el libro anteriormente citado, no son otra cosa sino relatos fantasiosos que responden sencillamente a la manera de concebir la vida y las relaciones humanas en su quehacer cotidiano que tenía la gente de hace ya bastantes siglos en un lugar geográfico concreto. Por ello, estoy convencido de que no son casuales cinco factores por lo que a la mujer se refiere, según dicho relato.
En primer lugar, el origen de esta, al menos según una de las versiones del libro del Génesis, no solo es posterior a la existencia del hombre (varón) en la tierra, sino que además tiene su origen en el propio varón “Entonces Yahveh Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne. De la costilla que Yahveh Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces éste exclamó: ‘Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada’”. (Gen 2, 21-23). Tenemos, pues, que el varón y la hembra no son creados, no solamente al mismo tiempo, sino que, a su vez, la segunda procede del primero.
En segundo lugar, si seguimos leyendo el relato, se deja entrever de inmediato otro elemento fundamental y clave como es el hecho que la mujer no tiene sentido por sí misma, sino en cuanto a la función que debe desempeñar respecto al hombre: para que este no esté solo. “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada” (Gen 22,18). Aunque es cierto que, a renglón seguido, dice “Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne”; ello no impide entrever que la mujer no aparece con una finalidad propia, por sí misma, sino en tanto en cuanto sirve de compañía al varón. Aquí podríamos entrar ya en un profundo debate sobre si nos encontramos ante alguien que se parece más a un objeto (servir a o de), en vez de frente a un sujeto que tiene sentido, autonomía y valor por sí mismo. Es más, de interrogantes se pueden plantear los que queramos y más; por ejemplo ¿Qué hacer con o de la mujer que no cumple la misión de servir de ayuda y de apoyo al varón, en todas las facetas que podamos imaginar, ya que su misión es precisamente esa? Queda la puerta abierta a todas las posibilidades, no precisamente en el mejor de los sentidos.   
En tercer lugar, si continuamos con la lectura del libro (Gen 3,6) observamos que, dentro del estilo narrativo que se utiliza, aparece precisamente la mujer como la culpable, pues es la inductora, de la pérdida de aquel estado idílico de eterna felicidad en el paraíso “Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió”. Por tanto, la culpa de todos los males que le vinieron desde entonces a aquel hombre y, por ende, a toda la humanidad posterior, no tenían otro origen que la mujer. Una mujer que se dejó llevar por sus deseos instintivos más genuinos, en vez de por la capacidad de pensar. A algunos seguro que les faltará tiempo para acabar rematando: una capacidad de pensar exigua, mínima o inexistente en el caso de la mujer.  
En cuarto lugar, no es casual que la serpiente, como encarnación del Maligno, se dirija a la mujer en vez de al varón de cara a seducirla y a liberarla del prejuicio que el Creador había infundido en el corazón del hombre: “Y Dios impuso al hombre este mandamiento: De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio” (Gen 2,16-17). ¡Cuántas interpretaciones no se han hecho a partir de este texto sobre la debilidad de carácter de la mujer y sobre su ambición, en contraposición a la fortaleza y a la moderación del varón, por ejemplo!  
Por último, si bien es verdad que Yahvé impone un castigo a los tres protagonistas (serpiente, varón y hembra), no es menos cierto que a la mujer se lo incrementa; por una parte, teniendo que parir con dolor; mientras por otra, viéndose obligada a “apetecer al marido” (no así al revés) y a sufrir el dominio que este ejercerá sobre ella. Si lo observamos detenidamente, nos daremos cuenta rápidamente de que ambas cosas son fuertemente humillantes. "A la mujer le dijo: Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará” (Gen 3,14-17).
Dejando de lado aquellos países en los cuales la mujer continúa siendo tenida, por desgracia, como un objeto puro y duro; me parece que, en los que nos consideramos más avanzados, o al menos así nos tienen los demás, no se puede poner en duda que las leyes en favor de la liberación y la igualdad del sexo femenino han hecho avances (aunque no tantos como cabría esperar); sin embargo, tengo la impresión de que a nivel individual y de ciertos grupos el parecer del relato del Génesis sigue planeando todavía por demasiadas mentes. Lo que quiere decir que no es cuestión solamente de leyes, sino principalmente de la transformación que debe producirse en dichas mentes.

La misa del domingo 8º Domingo T.O. / Ciclo C 3 de marzo de 2019

José  Luís Villota SDB 
 La Palabra del día §  Eclesiástico 27, 4-7: “El fruto revela el árbol, así la palabra revela el corazón de la persona” §  Sal 91- “Es bueno darte gracias, Señor” §  1 Cor 15, 54-58: “Gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” §  Lc. 6, 39-45: “No hay árbol malo que dé fruto bueno, por ello cada árbol se conoce por su fruto” Eco desde nuestras comunidades y jóvenes §  ¿De dónde sacamos los criterios para orientar y educar a los jóvenes? Cuidado,  no seamos guías ciegos. §  Mirando el fruto de nuestro trabajo educativo, ¿qué sensación tenemos? ¿Estamos dando frutos sanos? §  La Palabra nos lleva a confiar en Dios, que nos lleva a la conversión y de ahí  a la victoria por medio de Jesucristo.

Propuesta de Homilía
La  Palabra  que  hemos  escuchado  es  un  elogio  del  hombre  justo.  El  justo  da  frutos  de  justicia  y  de bondad.  Su  vida,  como  el  buen  árbol,  está  plantado  junto  a  la  corriente  y  da  buenos  frutos.  Personas así  creo  que  existen  y  además  nosotros  las  conocemos.  Son  esa  clase  de  hombres  y  mujeres  que acompañan,  cuidan,  educan  a  los  pequeños  y  hacen  crecer.  Son  guías  sabios,  que,  sin  ser  perfectos, orientan  hacia  el  bien.  ¡Cuántas  madres,  padres,  maestros,  animadores,  religiosos  y  sacerdotes  son así!
IR A LA PÁGINA

MISA CON NIÑOS DOMINGO VIII ORDINARIO (A) “Por sus frutos” 3 de marzo de 2019

IÑAKI LETE SDB


 (El hombre bueno da frutos buenos.  Es el sentimiento que se deriva de las lecturas de hoy. Aunque  se  acerca  el  Tiempo  de  Cuaresma,  no  conviene  crear  el  ambiente  de  preparación  a  la Cuaresma. Únicamente anunciar si hay celebración para el  Miércoles de Ceniza. Un  signo para la  celebración: Una planta hermosa, expuesta sobre un pedestal o lugar visible. En  el  momento  de  la  homilía  un  niño  puede  regar  la  planta,  limpiarla…  signo  de  que  si  la cuidas  será  una planta bella. Canciones  para  la  celebración:  “La  sal  y  la  luz”  (Brotes  de  Olivo).  “Da  la  paz”  (Misa  Joven). “Nada nos separará”. “Da la paz”  (Misa Joven). IR A LA PÁGINA

Verdad y posverdad: Cataluña


Andrés Ortiz-Osés
Redes Cristianas
Es verdad que la posverdad no es una verdad verdadera sino mentirosa, una seudoverdad subjetiva y relativa, que no se basa en hechos y razones, como la verdad clásica, sino en una visceralidad populista, de donde su carácter irracional. Pero la posverdad es también una reducción de la teoría a la práctica, de la cultura a la política, de lo real a lo meramente virtual. La proclamación de la república catalana es la gran posverdad de nuestro tiempo, una proclamación reducida a mera proclama o reclamo publicitario, aunque poderoso.
Y bien, nos escandalizamos de la posverdad en esta época de D.Trump y el trumpismo, añorando algunos la vieja época tradicional de la verdad ortodoxa e incólume, dogmática y absoluta o absolutista. Frente a la pos-verdad actual aquella era una pre-verdad o verdad a-priori, dada por supuesto, basada en la autoridad autoritaria de Dios y el Papa, el Rey y el Estado, más los valores patriarcales, es decir, machotes o machistas propios de una sociedad esclerotizada. Frente al subjetivismo actual, entonces se acentuaba el presunto objetivismo de la verdad pura e incontaminada, general o generalizada, militarizada.
Hemos olvidado nuestro anterior fundamentalismo de la verdad, porque nos hemos pasado hoy a este extremo de la posverdad. Pero frente a unos y otros, la auténtica verdad no es absoluta ni relativa, sino relacional y coimplicacional, dialógica o intersubjetiva, democrática o abierta. La verdad no se basa en hechos puros sino impuros, por cuanto interpretados, y tampoco se basa en la razón pura, purista o puritana, porque nuestra razón es una razón humana o encarnada. No se puede ni debe entrar en la posesión de la razón y la verdad, tratando de administrarlos como una propiedad, porque la razón y la verdad es tanto tuya como mía, nuestra y plural, concreta y no meramente abstracta. Por eso la búsqueda de la verdad se realiza bajo un horizonte de sentido abierto y no cerrado.
Así que frente a la vieja pre-verdad absoluta, así como frente a la nueva pos-verdad relativa, defendemos la inter-verdad, una verdad relacional que se confunde con el sentido humano de nuestra coexistencia, el cual no se reduce a lo sentido, ya que es la sublimación de lo subliminal o meramente sentido. Para acceder a esa verdad de sentido humano y no subhumano o suprahumano, precisamos de una razón afectiva, una razón sentida capaz de racionalizar lo irracional en una síntesis dialógica y polifónica, interperspectivística, como reclamaba nuestro Ortega y Gasset. Cuidado con la razón y la verdad puras, porque hemos matado por ellas, mientras que por el sentido interhumano podemos vivir y convivir, incluso morir en paz.
El filósofo posmoderno Gianni Vattimo afirma, inspirándose en el cristianismo crítico, que la verdad es la caridad, que es una forma de fundarla en la bondad. Yo realizaría una variación y colocaría la verdad interhumana en la fratria, como encuentro del sentido consentido. Por ello y volviendo a nuestro ejemplo inicial de la república catalana, es verdad que ha habido en su proclamación violencia legal o jurídica y humana. Es verdad, pero no tendría sentido castigar a sus autores con una verdadera venganza inquisitorial que rayara en el fratricidio. Porque la auténtica verdad tiene un sentido humano e interhumano, cuyo símbolo radical es la fratria del sentido consensuado o consentido.

Desinformación, cinismo y doble vara


Fernando Vicente Prieto

Diplomacia de guerra de Argentina contra Venezuela:
Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento Por el patio trasero 19/02/2019
El caso argentino es ilustrativo de otros tantos episodios similares en la mayoría de los países que se presentan a sí mismos como “preocupados por la democracia y los derechos humanos” en Venezuela. Este movimiento de propaganda se desarrolla en el contexto de la ofensiva impulsada por USA e incluye a actores estatales y no estatales.··· Ver noticia ··

EEUU: el vasto, estúpido e inútil muro con México


Greg Grandin

En un cuento publicado en 1950, “El Muro y los Libros”, Jorge Luis Borges habla del emperador Shih Huang Ti, quien ordenó la construcción de la Gran Muralla China y la quema de todos los libros de su reino. Es Borges, así que cada razón que da para estos dos deseos aparentemente contradictorios – crear y destruir – va seguida de otra explicación que anula la primera.··· Ver noticia

El fundador de Infancia Robada, contra el presidente de la CEE. Juan Cuatrecasas: “Blázquez sabe lo que oculta la iglesia española”

Ricardo Blazquez“La jerarquía eclesiástica española es insoportable, insustancial, mentirosa y muy cobarde”.
Juan Cuatrecasas, padre de ‘Asier’
Escuchando a Ricardo Blázquez en una entrevista amiga de un medio muy amigo como es 13 TV mientras espero en Madrid un bus que me conduzca a casa, me pregunto aún si este señor tiene la candidez de un cordero o la ignorancia deliberada de los que silban a la luna mientras arde su casa o simplemente intenta ser provocador sin mirar atrás.··· Ver noticia ··

Decepcionante la decisión de los obispos españoles de no investigar los abusos sexuales


Juan Cejudo, miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares

Ricardo BlazquezMuy decepcionante e indignante resulta la postura de la Iglesia española de negarse a investigar los abusos sexuales cometidos en nuestro país por parte de sacerdotes o religiosos y encubiertos por los obispos o superiores/as religiosos/as.
Acabado de llegar de Roma de la Cumbre antipederastia convocada por el Papa, en el que han participado 190 personas (ningún laico), de ellos 114 presidentes de conferencias episcopales, fuertemente impactado de haber escuchado allí el testimonio de víctimas de esos abusos, resultan verdaderamente deplorables las declaraciones de Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia episcopal española, en las que dice que la Iglesia española no va a poder investigar los abusos en España porque no tiene autoridad para ello, sino que cada obispo en su diócesis haga lo que le parezca.··· Ver noticia ·

La Iglesia española no investigará los casos de abusos sexuales del pasado


Ricardo BlazquezTRAS LA CUMBRE ANTIPEDERASTIA
El cardenal Blázquez alega que no tiene autoridad sobre las diócesis para encargarles este tipo de estudio
Primera reacción de la Conferencia Episcopal Española (CEE) después de la cumbre por la Protección de la Infancia celebrada entre el 21 y el 24 de febrero en el Vaticano. Su presidente, el cardenal Ricardo Blázquez, que ha sido uno de los 190 líderes religiosos convocados por el papa Francisco a un encuentro elaborado para ser un punto de inflexión en la peor crisis que vive la institución en su milenaria historia, ha asegurado este martes que, desde la conferencia, “no se encargará a las diócesis un informe sobre los casos de pederastia que han podido ocurrir en el seno de la Iglesia católica alegando que “no tiene autoridad” para hacerlo.··· Ver noticia ···

miércoles, 27 de febrero de 2019

DOMINGO 8 Tiempo ordinario – C (Lc 6,39-45)


José Antonio Pagola

DETENERNOS

Nuestros pueblos y ciudades ofrecen hoy un clima poco propicio a quien quiera buscar un poco de silencio y paz para encontrarse consigo mismo y con Dios. No es fácil liberarnos del ruido permanente y del asedio constante de todo tipo de llamadas y mensajes. Por otra parte, las preocupaciones, problemas y prisas de cada día nos llevan de una parte a otra, sin apenas permitirnos ser dueños de nosotros mismos.
Ni siquiera en el propio hogar, invadido por la televisión y escenario de múltiples tensiones, es fácil encontrar el sosiego y recogimiento indispensables para encontrarnos con nosotros mismos o para descansar gozosamente ante Dios.
Pues bien, precisamente, en estos momentos en que necesitamos más que nunca lugares de silencio, recogimiento y oración, los creyentes mantenemos con frecuencia cerrados nuestros templos e iglesias durante buena parte del día.
Se nos ha olvidado lo que es detenernos, interrumpir por unos minutos nuestras prisas, liberarnos por unos momentos de nuestras tensiones y dejarnos penetrar por el silencio y la calma de un recinto sagrado. Muchos hombres y mujeres se sorprenderían al descubrir que, con frecuencia, basta pararse y estar en silencio un cierto tiempo, para aquietar el espíritu y recuperar la lucidez y la paz.
Cuánto necesitamos los hombres y mujeres de hoy encontrar ese silencio que nos ayude a entrar en contacto con nosotros mismos para recuperar nuestra libertad y rescatar de nuevo toda nuestra energía interior.
Acostumbrados al ruido y a la agitación, no sospechamos el bienestar del silencio y la soledad. Ávidos de noticias, imágenes e impresiones, se nos ha olvidado que solo nos alimenta y enriquece de verdad aquello que somos capaces de escuchar en lo más hondo de nuestro ser.

Sin ese silencio interior, no se puede escuchar a Dios, reconocer su presencia en nuestra vida y crecer desde dentro como seres humanos y como creyentes. Según Jesús, la persona «saca el bien de la bondad que atesora en su corazón». El bien no brota de nosotros espontáneamente. Lo hemos de cultivar y hacer crecer en el fondo del corazón. Muchas personas comenzarían a transformar su vida si acertaran a detenerse para escuchar todo lo bueno que Dios suscita en el silencio de su corazón.

Palabra y gesto - 8º Domingo Tiempo Ordinario, Ciclo C

FALSOS MAESTROS Y GUÍAS


col Carme Soto
Lc 6, 39-45
El texto de hoy nos sitúa en el mismo escenario en el que Jesús había proclamado las bienaventuranzas.  El maestro está enseñando a un amplio grupo de seguidoras y seguidores buscando despertar en ellas y ellos la radicalidad que pide el Reino de Dios, sin falsos orgullos ni aparentes perfecciones sino desde una vida que se sabe sostenida por las buenas manos de Dios y abierta a la bondad, al encuentro y la solidaridad.
La enseñanza de Jesús que leemos este domingo había comenzado un poco antes con una afirmación tajante: No juzguéis y Dios no os juzgará, no condenéis y Dios no os condenará (Lc 6, 37). Después de la propuesta de la Bienaventuranzas y su contrario en los ayes contra quienes están llenos de honores, riqueza y poder, Jesús va desgranando una serie de afirmaciones que orientan el discipulado al que convoca, pero también advierten de las trampas que en las que se puede caer cuando alguien se cree en el buen camino.
En el discurso se encadenan una serie de sentencias que ponen en guardia contra quienes viven autorreferenciados y consideran que solo ellos tienen la verdad.
Jesús muchas veces se indigna cuando fariseos y escribas hacen alarde de una clara visión de la ley, situándose en un plano superior a los demás y sin capacidad de ver más allá de su orgullo. Su actitud se muestra tan ridícula como el ver guiar un ciego a otro ciego.  
En la antigüedad los maestros eran muy apreciados y con frecuencia los jóvenes con medios se ponían bajo la dirección de un maestro reconocido que los acompañaba y les enseñaba hasta que adquirían los conocimientos necesarios para ser ellos mismos formadores de otros. El respeto a quien te había transmitido los conocimientos era un rasgo de honorabilidad que mostraba la calidad del discípulo. Por eso Jesús va a afirmar que ningún discípulo es más que su maestro. Querer ponerse por encima de su maestro demostraba orgullo y desconsideración. Por eso en la comunidad del Reino nadie es superior a nadie porque todos y todas han de ser hermanos y hermanas, hijos e hijas de un mismo Padre/Madre Dios.
Quien se siente perfecto/a y mira los errores o límites de otro/a con condescendencia es para Jesús un/una hipócrita porque está tan pendiente de ver la mota en el ojo del hermano o la hermana que ignora la viga que hay en el suyo. Hipócrita es aquel o aquella tan ocupado demostrar que cumple las normas y en velar por que se cumplan que es incapaz de ver sus propios errores.
En estos días hemos estado recibiendo mucha información relativa a la “cumbre anti-abusos” celebrada en el Vaticano. Los testimonios de las víctimas y las reflexiones y propuestas que las y los diferentes relatores que hablaron ante la asamblea hacen las enseñanzas de Jesús, que se leen este domingo, especialmente actuales. Vivimos un momento tremendamente difícil para la credibilidad de la Iglesia, pero sobre todo asistimos con impotencia al desvelamiento de tantos falsos maestros y guías que no solo veían la mota en el ojo ajeno, sin reconocer la viga que cegaba su mirada, sino que se creían más que el Maestro haciéndose dueños de las vidas de niños y niñas, de jóvenes y mujeres sin respeto a su dignidad y la sacralidad de su vida.
Jesús nos recuerda por último que “no se cosechan higos de las zarzas ni se vendimian uvas de los espinos”, que “por los frutos se distingue cada árbol”. Metáforas agrícolas que inciden de nuevo en la necesidad de tomarse en serio la pertenencia a la comunidad del Reino y no basta con la intención; es necesario fortalecer la bondad de nuestro corazón, es necesario vestirnos de misericordia y no de preceptos… porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.

EXIGIR A LOS OTROS LO QUE YO NO CUMPLO ES HIPOCRESÍA


col fraymarcos
Lc 6, 39-45
El sermón del llano en Lc termina con una retahíla de frases hechas, que tratan de explicar el contenido del mensaje. Recordemos que Mt lo coloca en lo alto del monte mientras que Lc nos dice que lo pronunció en un rellano (Jesús bajó del monte con sus discípulos y se paró en un rellano). En la mitología de la época el monte era el lugar de la divinidad (de ahí que todas las teofanías se dieran en los montes. El valle era el lugar del hombre. Para Mt Jesús habla desde el ámbito de lo divino, para Lc habla desde una situación intermedia. Quiere hacer ver que Jesús hace de puente entre lo divino y lo humano, que es a la vez divino y humano.
Las frases que acabamos de leer y las que leíamos el domingo pasado son proverbios que eran patrimonio de todas las culturas del entorno. No son inventadas por Jesús sino un destilado de la sabiduría popular que durante miles de años se había ido condensando en frases rotundas fáciles de recordar. Tengamos en cuenta que durante la mayor parte de la prehistoria humana no hubo escritura y durante la mayor parte del tiempo en que ya se había inventado, la inmensa mayoría de la gente no sabía ni leer ni escribir. Era muy importante facilitar la retención de ideas claves que podrían ser útiles en la vida de cada día.
Aun en nuestros días estamos acostumbrados a aplicar frases famosas a personajes concretos sabiendo que no las pronunciaron ellos, pero son muy útiles para hacer ver la sabiduría de aquellos a los que se les atribuye o resaltar la importancia de la frase, atribuyéndolo a una persona de gran prestigio. En el AT hay un libro que se llama “Proverbios” y que el mismo texto atribuye a Salomón, cuando hoy sabemos que está escrito cuatro siglos después. En el caso de Jesús, está claro que esos proverbios pueden servir para destacar la sabiduría que estaba manifestando en todo momento. Por eso se utilizan como resúmenes de su mensaje.
En los relatos de hoy se trata de hacer ver que la bondad o la malicia no son entes que andan por ahí y que me puedo apropiar en un momento dado. Son cualidades de la persona humana y solo indirectamente podemos descubrirlas, lo mismo en nosotros que en los demás. No es fácil acceder al interior del hombre, por eso es tan difícil hacer un juicio de valor sobre las personas. Las juzgamos por lo que sale al exterior, pero no siempre eso es suficiente para descubrir lo que de verdad se esconde en lo más profundo del ser humano.
Solo las obras nos pueden revelar lo que hay dentro de otra persona. Aun así, ni siquiera las obras pueden ser argumento seguro para llegar al otro. Un acto bueno puede ser fruto de una programación calculada y por lo tanto sin ninguna conexión con las actitudes fundamentales de la persona. Un acto malo puede ser fruto de un momento de arrebato o ira y no reflejar tampoco la verdadera postura vital del individuo. Tal vez por eso el evangelio nos dice: "No juzguéis y no seréis juzgados." “No condenéis y no seréis condenados”.
El creernos en posesión de la verdad y por tanto con el derecho de imponerla a otros, es la actitud más contraria al mensaje evangélico. Según el evangelio, debíamos estar siempre con los oídos muy abiertos para escuchar lo que nos pueden decir los demás y con la boca cerrada para no engañar a los demás con nuestros discursos interesados y simplistas. No hay nada más desagradable que un sabelotodo que está siempre queriendo decir la última palabra sobre lo que hay que hacer o evitar. El mundo no está necesitado de maestros sino de discípulos. Dice un proverbio oriental: cuando el discípulo está preparado, el maestro surge.
La imagen del ciego guiando a otro ciego es muy esclarecedora. Parece absurda, pero es la que con más frecuencia adoptamos los humanos. Siempre nos creemos con derecho a enseñar porque confundimos nuestra verdad con la verdad. Decía Antonio Machado: tu verdad no, la verdad y ven conmigo a buscarla, la tuya quédatela. Esto es verdad en todos los aspectos del conocimiento, pero en el aspecto religioso, se ha llevado al paroxismo. Cuando esta postura se institucionaliza se convierte en un verdadero sarcasmo. Solo nos queda un paso para afirmar con toda rotundidad: fuera de la Iglesia no hay salvación.
No es menos esclarecedora la imagen de la mota y la viga. El afán de corregir a los demás es una constante, sobre todo entre los que nos creemos religiosos. A pesar de que el evangelio nos aconseja la corrección fraterna, no hay nada más peligroso en la vida real que esa práctica. No solo porque nunca podemos estar seguros de lo que es mejor para el otro, incluso cuando hayamos constatado que es bueno para nosotros mismos; sino porque tendemos a corregir al otro desde la superioridad moral que creemos tener. En el momento que te sientas superior, sea moral sea intelectualmente, estás incapacitado para ayudar.
Estamos muy acostumbrados a identificar a los demás con sus obras. Esto nos lleva a considerarlos pecadores sin mayores precisiones. Pero las obras son algo externo y accidental. La bondad o malicia está en el ser. Nuestra auténtica preocupación debía estar en ser lo que debíamos ser, no en lo que hacemos o dejamos de hacer que suele estar condicionado por la preocupación por lo que los demás piensan de mí. Ya decían los escolásticos que el obrar sigue al ser. Mi verdadera preocupación debo ponerla en ser lo que soy realmente. Si consigo ser auténtico, las obras surgirán espontáneamente, sin esfuerzo.
La actitud de superioridad nace siempre de la superficialidad, es decir, está en estrecha relación con nuestro falso ser. El caparazón que nos envuelve es lo único que consideramos y nos interesa. En materia del espíritu, creemos que es suficiente con lo aprendido de otros, creyendo que el simple conocimiento nos va a transformar. Jesús está siempre invitándonos a la autenticidad, es decir, a bajar a lo hondo de nuestro propio ser y descubrir allí lo que está de acuerdo con lo que en realidad somos. Por eso está siempre criticando una acomodación externa a las normas y preceptos. La única Ley definitiva es la que está escrita en nuestro propio ser y es ahí donde hay que descubrirla para que sea eficaz y constante.
El seguimiento de Jesús no consiste en imitarle en sus correrías ni en aceptar sin rechistar todas sus enseñanzas sino en alcanzar la experiencia interior que él vivió y en dejar que se manifieste como él la manifestó. No debemos poner hincapié en obras puntuales programadas sino en una actitud permanente que funcione y se manifieste al exterior en todo momento y en todas las circunstancias. Los cristianos hemos terminado copiando la actitud de los fariseos, dando más valor al cumplimiento de lo mandado que a la búsqueda interior de las exigencias de nuestro verdadero ser. Esta es la causa de nuestro fracaso en la vida espiritual.
Todo lo dicho no invalida el famoso refrán: obras son amores y no buenas razones. Con la misma rotundidad que hemos afirmado que lo importante es la actitud interior, tenemos que decir que una actitud que no se manifieste en obras, es una ilusión. Si de verdad quieres saber cuál es tu postura espiritual, no tienes más remedio que examinar tus obras. Tu manera de comportarte con los demás te irá manifestando tu estado interior. A continuación de lo que hemos leído hoy, dice Jesús: ¿Por qué decís; ¡Señor, Señor! y no hacéis lo que os digo? Pero debe quedar claro que el hacer es consecuencia del ser auténtico.

Meditación
El instrumento de aprender y de enseñar es la palabra.
Primero tengo que escuchar para llenarme.
Pero solo cuando la haya convertido en vida,
estaré preparado para llevarla a los demás.
¡Que nunca se me ocurra catequizar o imponer!
Demuestra con tu vida que lo que crees te ha liberado.


CUATRO ERRORES QUE DEBES EVITAR


col sicre

Domingo 8. CICLO C
La última parte del “Discurso de la llanura” desconcierta por la variedad de personajes que aparecen: dos ciegos, un discípulo y su maestro, dos miembros de la comunidad, un hombre bueno y otro malo. Y también son muy diversas las imágenes: un hoyo, la mota y la viga en el ojo, el árbol sano y el árbol podrido; higos y zarzas, uvas y espinos. Evidentemente, se trata de frases de Jesús pronunciadas en diversos momentos y circunstancias. Sin embargo, pueden relacionarse con el tema que preocupa a Lucas, leído el domingo pasado: “no juzguéis, no condenéis”.
[Nota: la liturgia, con su afición a mutilar el evangelio, ha suprimido la importantísima advertencia final sobre la necesidad de poner en práctica todo lo anterior. La añado en el comentario y aconsejaría que en la homilía se tenga presente.]
Cuatro grandes errores
  1. Si te consideras con buena vista para juzgar y condenar a los demás, te equivocas. Estás ciego. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caen en el hoyo.
  2. Si te consideras muy listo y bien preparado para juzgar y condenar a los demás, te equivocas. No eres un catedrático, sino un alumno de 1º. A lo más que puedes aspirar, después de mucho esfuerzo, es a ser como el catedrático.
  3. Si te consideras digno de juzgar y condenar a los demás, te equivocas y eres un hipócrita. Tus fallos son mucho mayores. La viga de tu ojo es mucho más grande que la mota en el ojo de tu hermano y te impide ver bien.
  4. Si piensas que cuando juzgas y criticas a los demás lo único que haces es disfrutar o hacerles daño, te equivocas. Te haces daño a ti mismo, porque las palabras que salen de tu boca dejan al descubierto la maldad de tu corazón. [En esta última comparación del árbol bueno y el malo, la clave está en las palabras finales: “De lo que rebosa el corazón habla la boca”. Del hombre bueno nunca saldrán críticas, juicios malévolos ni murmuraciones; solo saldrá perdón y generosidad. En cambio, quien critica, juzga, murmura, revela que tiene el corazón podrido.]
Advertencia final (suprimida en la liturgia)
El discurso ha terminado. Jesús ha indicado a sus seguidores que hay dos grupos opuestos: pobres-odiados y ricos-elogiados. Ellos pertenecen al primero. Pero no deben enfrentarse a sus enemigos, sino amarlos, tratarlos bien, bendecirlos, rezar por ellos. Su modelo debe ser el Padre misericordioso y compasivo, “generoso con ingratos y malvados”. Con respecto a los otros miembros de la comunidad, las exigencias han sido también grandes: no juzgar, no condenar, perdonar, dar.
Cabe un peligro: considerar lo anterior un bonito discurso que no es preciso poner en práctica. Basta con llamar a Jesús “¡Señor, Señor!”, que es una gran confesión de fe. Como quien dice: “Basta con ir a misa”. No. La enseñanza de Jesús hay que ponerla en práctica. En caso contrario, serías como el insensato que construye una casa al borde de un río. Cuando ocurre la inundación, se la lleva. Sé sensato y ponlo en práctica.
1ª lectura: ¿Quieres saber cómo es una persona? (Eclesiástico 27,5-8)
Este breve texto, desconcertante a primera vista, resulta claro cuando lo relacionamos con las palabras del evangelio: “De lo que rebosa el corazón habla la boca”. ¿Quieres saber cómo es una persona? Fíjate en lo que hace la gente de tu entorno (estamos en el siglo II a.C.).
Cuando quiere separar el trigo de la paja, criba.
Cuando quiere probar una vasija de barro, la mete en el horno del alfarero.
Cuando quiere saber si un árbol es bueno, mira sus frutos.
Cuando tú quieras conocer a fondo a una persona fíjate en cómo razona y en lo que dice. “De lo que rebosa el corazón habla la boca”.
Reflexión
El “Discurso de la llanura”, aunque no tenga la fama del “Sermón del monte” de Mateo, es un resumen muy bueno de la actitud que debemos tener ante enemigos y hermanos. Generalmente se recuerda más el amor a los enemigos, y es frecuente olvidar el amor a los otros miembros de la iglesia, la obligación de no juzgar ni condenar a quienes piensan o actúan de forma distinta.
En el siglo I, el papa Clemente preveía este peligro: «Cuando [los paganos] nos oigan decir que Dios dice: “No tenéis mérito si amáis a los que os aman; tenéis mérito si amáis a los enemigos y a los que os odian”, al escuchar esto se admirarán de una bondad tan grande; pero si ven que no solo no amamos a los que nos odian, sino que ni siquiera amamos a los que nos aman, se reirán de nosotros y blasfemarán del nombre [de Jesús]” (Segunda carta de Clemente a los Corintios, 13,4).
Por otra parte, el carácter tan radical de algunas afirmaciones requiere explicación. Pero el mejor comentario no está en inglés ni en alemán. Es el mismo evangelio de Lucas. Leyendo y releyéndolo se iluminan muchas frases misteriosas.

HURÍES EN EL PARAÍSO


comentario editorial
“La suerte busca una aguja en un pajar y sale con la hija del granjero”. (Phyllipps Martin)
3 de marzo 2019. Domingo VIII del TO
Lc 6, 39-45
Por los frutos distinguís cada árbol. No se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian uvas de los espinos (v 44)
En el Islam las hurís son doncellas que tienen el don de la eterna juventud y están dotadas de toda suerte de encanto; para los musulmanes simbolizan la eterna bienaventuranza, y la tienen garantizada los que cumplen la ley del Profeta y especialmente los ayunos del ramadán.
Cuando leí en el Corán todos estos privilegios, estuve a punto de declararme discípulo fiel de Mahoma. Pero como lo de ponerme un turbante, montarme en un camello, blandir al viento un sable y lanzarme al galope para conquistar imperios, no me parecía una idea muy cristiana, desistí de tan atractiva sugerencia. A consecuencia de lo cual, perdí hurís, hidromiel y Paraíso.
Lo que de verdad me encandilaba, era el tema de las hurís ofreciendo sus encantos e hidromiel a los guerreros. En Europa lo habían bebido ya romanos, griegos y vikingos, con lo que les resultaba comodísimo salir siempre victoriosos de cualquier tipo de batalla.
¿Por qué el Antiguo y el Nuevo Testamente no han ofrecido nunca tan apetecibles privilegios?
En mi parroquia, cada domingo que yo acudo a misa, el cura se desgañita gritando únicamente a los cuatro vientos los pétreos mandamientos negativos de las Tablas, y frente a tan osado desvarío, a mí se me revuelven las entrañas y me declaro politeísta. Porque para el politeísmo, Dios está en todas partes. Lo comprobé en las tribus del Zaire, durante el mes que tuve la interesante ventura de estar allí perdido.
Por otra parte, dispongo de la inmensa suerte de que en mi parroquia se diga que el mensaje es el mismo para todos, que no hay privilegios para nadie, puesto que, a priori, somos todos iguales.
“La suerte busca una aguja en un pajar y sale con la hija del granjero”. dijo Phyllipps Martin, músico neozelandés.
El día que me dijeron que arriba no había cielo, me hicieron perder la virginidad mental de que yo disponía, y con ella, mis esperanzas de futuro, y me vino a la memoria La Divina Comedia de Dante que, perdido en una selva oscura, es incapaz de encontrar la “diritta via, que era smarrita”. Aunque lo que sí encuentra a la puerta del Infierno, es una voz que le dice: “Tú, que entras aquí, pierde toda esperanza”, siendo evidente que yo, como el poeta, lo que deseo es poder cantar con todas las demás almas la gloria de Dios eternamente.
Al salir desolado de la iglesia, estuve a punto de pedir cuentas a alguien, aunque no sabía a quién, por lo que me conformé con gritarle aquello de Lucas 4, 23: “Medice cura teipsum”.
Y le clamé también lo de Isaías Is 61, 1: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido (…) para dar proclamar la liberación de los cautivos”.
O, quizás como dice Jeremías en 1, 17 obedeciste el mandato de Dios cuando le dijo: “Y tú, cíñete en pie, diles lo que yo te mando”
¿Te ha capacitado, acaso, como apunta Pablo en su Carta primera a los corintios 12, 31 para ser el responsable de señalarme el mejor camino?
Afortunadamente, y para mi consuelo; recordé de nuevo a Dante, que en el Paraíso dice:
“O divina virtù, se mi ti presti
tanto che l'ombra del beato regno
segnata nel mio capo io manifesti
”.
¿Me facilitarán acaso estos versos lo que anunció Phyllipps Martin en esta frase?: “La suerte busca una aguja en un pajar y sale con la hija del granjero”. (Phyllipps Martin)
Y por lo demás, imperativo cura de mi pueblo, no quiero que tu palabra me impida llegar a plenitud, pues me abandonaste en un naufragio, como un capitán que abandona su barco.

LOCURA DE AMOR
Como la de Juana la Loca
por Felipe el Hermoso.

O como tantas otras
protagonistas de ópera,
que la razón perdieron por amor:

En Don Giovanni, Doña Elvira;
Ofelia en Hamlet;
en Lucia de Lammermoor, Lucía;
Elvira en I Puritani;
en La sonnambula, Amina;
y Margarita en Mefistófeles.

……………………
¡¡Yo en locura de amor
perderme por ti, Tierra, quiero!!

El pueblo español y sus gobernantes

Jaime Richart, Antropólogo y jurista
Redes Cristianas
España, vista como ese punto del sur del continente europeo donde habitan pueblos en territorios de muy diferente sensibilidad y menta­lidad, pudiera ser un lugar apasionante digno de estudio. Y no puede extrañar, por tanto, que algunos hispanistas del siglo XX que han tratado de desmontar la Leyenda Negra se maravillen de su fiesta y sus costumbres, valoren la naturaleza extraordinaria pro­pia de un subcontinente y saluden a tanta insigne individuali­dad en la historia del arte, de la ciencia, de la invención y de los descubri­mientos.
Todo ello, más allá de una bandera con un em­blema re­ciente y un himno nacional para el que a pesar de la larga historia del país, todavía no hay consenso a la hora de elegir una letra digna musical… Pero desmontar la Leyenda Negra cuyo ori­gen unos sit­úan en Inglaterra y los Países Bajos, y otros en Italia, no es tarea fácil. Pues, por distintos conductos verificables, cuando el español se encuentra en ventaja, su insolencia, su soberbia y llegado el caso su crueldad son insoportables. Y cuando se ve reducido por la cir­cunstancia a su verdadera dimen­sión, es mezquino y adulador, un co­barde cuya afición a las conju­ras y traiciones sólo es inferior a su incapacidad para llevar­las a buen término.
Sin embargo analizado el asunto a vista de pájaro, es proverbial que las gentes en su conjunto que viven en España son abiertas de carácter, campechanas, inteligentes, avispadas, comunicadoras, so­lidarias y generosas. Pero, por otro lado, millones de esas mis­mas gentes no tienen escrúpulos en elegir a sus verdugo; malhecho­res; que saquearon al país durante al menos dos déca­das, se valieron de normas de hace casi dos siglos y promulgaron otras que han ido dando lugar a sucesivos dramas del abandono de la vivienda que habitaban decenas o centenares de miles de per­sonas. Lo que da mu­cho que pensar sobre la verdadera inteligen­cia colectiva de la po­blación española, sobre su sensibili­dad y sobre su aptitud para ele­gir a los individuos más capaces que les gobiernen. Es por ello que España es desconcertante. Cual­quier situación por disparatada, esperpéntica o falta de lógica que sea, puede suceder.
Y aunque son muchos sus atractivos, sus riquezas naturales, su variedad monu­mental y artística y un clima aún templado que invita a vivir, que fa­vorece la imaginación y faci­lita la desenvoltura en el trato social, a veces da la impresión de que más que por todo eso España atrae al mundo como ano­malía de un público laboratorio social. Pues las singularidades, los excesos, las extravagancias y las contradiccio­nes centrifuga­das en un matraz de mentalidades incompatibles, están siempre en las cabeceras de la noticia. Donde además las ten­siones y enfren­tamientos por la cuestión territorial son habitua­les. Lo que vuelve a decir muy poco a favor de la inteligencia colec­tiva del español para resolver problemas de largo alcance y hondo calado. Pues si en lugar de predominar o dominar en la socie­dad toda (la econó­mica, la financiera, la empresarial, la judi­cial y la mediática) las cla­ses que fueron caldo de cultivo de la dicta­dura, empeñadas en la “una grande y libre” -divisa de la dicta­dura-, ellas mismas propi­ciasen el autogobierno de los distintos te­rritorios, se abrirían de par en par las puertas a la estabilidad social y con ella la prospe­ridad…
Porque la Leyenda Negra podrá estar fundamentada o no. Pero lo cierto es que la condición personal de quie­nes han detentado u os­tentado el poder político, judi­cial, militar, policial, empresarial y fi­nanciero, es bien diferente de la condición personal de quienes han te­nido que soportarles. Razón por la que el divorcio entre go­bernan­tes y súbditos o gobernados ha sido una cons­tante en la vida pública de este país, y siempre escanda­losa. Por lo que si la Le­yenda Negra tiene mu­cho o poco de inexacta o de imprecisa de­bi­era, por en­cima de toda otra consideración, intentar desmontarse a partir de la distinción entre la culpabilidad de los go­ber­nantes y los dueños de hecho de España, y la res­ponsabili­dad de los ciudada­nos, títeres en manos del ab­solutismo monár­quico, antes, y de la dic­tadura des­pués. Sin embargo esa distin­ción no la hacen ni los pro­pagadores de la Leyenda Negra ni quie­nes la reba­ten. La metoni­mia (figura retórica que consiste en to­mar el todo por la parte o la parte por el todo) siempre está pre­sente. Sea como fuere, no puede pasarse por alto el dato incontesta­ble de que el absolu­tismo monár­quico, que en Inglate­rra puede decirse que termina en el siglo XIII y en Francia se li­quida con la Revolución Francesa y cuyos efectos alcanzaron a la mayoría de los demás países euro­peos… en España duró hasta bien entrado el siglo XIX y, práctica­mente a renglón se­guido, le su­cedió una dictadura. Por consi­guiente, la ma­yor parte de su histo­ria los españoles han sido súbdi­tos, no ciudadanos…
Pues desde el propósito de los Reyes Católicos de com­pactar en una sola nación a España, dejando atrás a los los reinos de Taifas, y salvo alguna excepción, el re­sto de los personajes que han encar­nado el poder polí­tico en España han sido en general nefas­tos. Unas veces por la indudable influencia de la iglesia católica, otras por la inercia y la pujanza de los poderes fácticos, otras por su debili­dad, otras por su incompetencia, y siempre porque despreciaron la voluntad popular. Aun­que tampoco hay que desde­ñar la estampa frecuente en el “buen español”, ese que fácil­mente se transforma cuando tiene alguna clase de poder; ése cu­yas nobles cualidades las pierde en cuanto se ve a sí mismo con una gorra, con un uniforme, con una toga o con un traje talar. Pero en todo caso, si la Leyenda Negra es mere­cida, no será por culpa del pueblo espa­ñol sino por la baja estofa de sus gobernan­tes en quienes la pruden­cia, la virtud política por antonomasia, siempre ha brillado por su au­sencia en las decisiones que toma­ron. Lo que ha impedido enla­zar a España con los caminos que han tomado en su historia los prin­cipales países de la Eu­ropa que nos atañe. Y si algún gober­nante lo ha inten­tado, ha durado muy poco tiempo al frente de la em­presa. Por consiguiente, la conclu­sión es que si el pue­blo espa­ñol y sus virtudes tienen un valor humanística­mente estimable, sus reyes, sus gobernantes y sus caci­ques han sido una calamidad a la que se añaden la fácil sumi­sión de sus habitantes y la ya reseñada es­casa inteli­gencia colec­tiva…

En cierto modo todo esto puede explicar en términos propositivos antropológicos que también a la Comunidad Econó­mica Europea le convino la incorporación de España en 1985. Por razones económi­cas, pero también por otras variadas, alguna de ellas de extraña índole… De entrada era un estado democrático re­cién nacido casi de la noche a la mañana, incipiente desde el punto de vista político, pero también desde el económico y el di­plomático. Por de pronto se convertía en un potente señuelo para los bancos y finanzas euro­peas como suculento prestatario y fu­turo deudor. Por otra parte, al serle recortadas severamente su in­dustria y ganadería se hacía tam­bién de él un Estado excesiva­mente dependiente, y al mismo tiempo se le convertía en una colo­sal taberna, en un recoleto café cantante y en un paraíso semi bananero, barato y al alcance de la mano. Pero es que además, al ser un lugar donde abunda la bravuco­nería, donde siguen más o menos enterrados los rencores re­sultantes de una guerra civil, y donde lucen las excentricidades políticas entre absurdas e infantiles, harían de él para una Europa es­pectadora de excepción, un permanente y jocoso espectáculo so­ciológico de primera cate­goría…

Lucetta Scaraffia: “Los abusos a las monjas surgen de la desigualdad”

Irene Savio
Redes Cristianas
Monjas1
Roma
Hay quien presenta a Lucetta Scaraffia (Turín, 1948) como la feminista que odian muchos obispos y cardenales del Vaticano. Tiene su lógica. Desde que en el 2012 fundó la revista mensual ‘Mujeres Iglesia Mundo’, de ‘L’Osservatore Romano’ –el diario oficial de la Ciudad del Vaticano–, ha luchado para que la Iglesia dé un trato igualitario a hombres y mujeres en todos los ámbitos. “¿Por qué no puede haber una mujer secretaria del Estado vaticano?”, pregunta.
También reclama que las feministas católicas empiecen a hacer oír su voz. “Me provoca la misma repulsión el ‘chador’ (velo islámico integral) que esas imágenes de niñas desnudas cuyo cuerpo es mercantilizado”, dice Scaraffia, cuya experiencia editorial podría estar en riesgo por las resistencias dentro de la Santa Sede a su proyecto.

–Una feminista en el Vaticano. No debe de tener una vida fácil.
–Para empezar, yo no trabajo en el Vaticano, sino con el Vaticano. Yo fui profesora de Historia Contemporánea de la Universidad de Roma La Sapienza. Es cierto, soy católica militante, pero volví a serlo después de un largo período de viajes a la India, de hacer yoga, de ser una mujer como todas las demás de mi generación. También mi historia personal es bastante peculiar.

–Cuente.
–Me casé a los 23 años y me separé a los 25 años y pedí la anulación de mi matrimonio. Luego, tuve una hija a los 34 años con un hombre divorciado con quien nunca me casé. Recién después de esto, me casé con mi actual marido, Ernesto [Galli della Loggia], primero por lo civil y luego, por la iglesia.

–Con este bagaje, algunos en el Vaticano habrán lanzado el grito al cielo. 
–[Risas] Algo así.
–¿Cómo logró que el periódico del Papa la contratara?
–Fue gracias a Giovanni María Vian, el anterior director del diario,  antiguo colega de la universidad. Un día me llamó y me dijo que el papa (hoy emérito) Benedicto XVI le había dicho que quería más mujeres redactoras.

“En el Vaticano, las pocas mujeres que hay son elegidas por hombres y todas tienen algo en común: son obedientes”
–¿Y cómo nació el suplemento femenino? 
–De la idea de hablar más de las mujeres de la Iglesia, pero no de una manera ideológica, sino completamente libre. Se lo propusimos directamente a Benedicto XVI, explicándole que queríamos hacer un suplemento que fuera un laboratorio de ideas sobre el tema, de una manera realista pero también intelectual, puesto que ya hay demasiada cultura baja en la Iglesia. Nos dijo que sí.

–Entonces, ¿quiénes son sus enemigos? 
–Prácticamente todos (en el Vaticano). Hay pocas excepciones. La Secretaría de Estado nos ha apoyado bastante, porque entendieron que tener una voz crítica dentro del Vaticano era útil desde un punto de vista político, por el papel mismo que tiene la Iglesia.
–En marzo del 2018, su revista publicó un número explosivo en el que denunció algo sabido pero silenciado: que cardenales y obispos tratan a las monjas como sirvientas.

–Después de aquello muchas monjas nos dejaron mensajes anónimos de agradecimiento. Fue conmovedor.
–Mensajes anónimos, dice.
–Cierto, falta coraje. Lo que nos motivó fue que poco antes el Papa había dicho que “el servicio no es servidumbre”. ¡Y nos lo tomamos literal!
–¿Ha cambiado algo desde entonces? 

–¡En absoluto! En mi parroquia hay cinco sacerdotes y tres monjas de Ecuador que se ocupan de las tareas domésticas y sus nombres ni aparecen citados en la web de la parroquia. ¡Es vergonzoso! Lo cierto es que después del reportaje ha habido una fortísima protesta.
–¿Quién la atacó? 
–Casi todos los cardenales. Los únicos que nos defendieron fueron el cardenal canadiense Marc Ouellet, el cardenal alemán Reinhard Marx, el sustituto de la Secretaría de Estado, Giovanni Angelo Becciu, y el secretario de Estado, Pietro Parolin.

–¿Cómo se manifiesta la hostilidad? 
–De manera activa. Hablan mal de mí con el Papa, por ejemplo. Le piden que me despida.
–¿Quién controla lo que pública?
–Mientras estaba en el cargo, Giovanni María Vian. Una vez escribimos un número sensible, que tocaba el tema de los abusos y me llamó Parolin –el número dos– para que matizara alguna frase. Poca cosa.

–También le preocupan las monjas que aseguran haber sido abusadas sexualmente por sacerdotes. Al parecer, por primera hay muchas denuncias. 
–Es un escándalo que, poco a poco, está explotando en todos los países. Aunque dudo que tenga la misma repercusión mediática que otros escándalos, porque a las mujeres nadie les hace caso. Además, la Iglesia intenta hacer circular el mensaje de que se trata de casos de transgresión sexual, cuando en realidad son abusos ocurridos en una situación de desigualdad absoluta entre ellos –que tienen el poder– y ellas.

–¿El problema es el celibato?
–El problema es el poder. Se ha visto también con los escándalos que llevaron al #MeToo… Hombres casados y con amantes que abusaban de otras mujeres.
–En el caso de la Iglesia, ¿ayudaría introducir el sacerdocio femenino? 
–No creo que sea la solución. Lo que hay que hacer es destruir las praxis consolidadas que existen para excluir a las mujeres de los puestos de poder en la Iglesia.
–¿Es cierto que en un sínodo de la familia la sentaron en el lugar más alejado de la sala?
–Sí. Era una sala grande y yo veía al Papa pequeñísimo [ríe]. Había pocas otras mujeres y todas domesticadas. Las mujeres de parejas invitadas contaban historias del tipo: “Nos morimos de hambre, tenemos 10 hijos, pero Jesús nos cuida y todo es muy lindo”. Luego me sentaron con un grupo de trabajo de cardenales y obispos, diciéndome que no podía hablar. Después de un rato, no aguanté y di un puñetazo en la mesa para quejarme. A partir de ese momento, me dejaron hablar cuando levantaba la mano. 
“Me sentaron en un grupo de trabajo de cardenales y obispos diciéndome que no podía hablar. Hasta que di un puñetazo” 

–¿Se siente humillada a menudo en el Vaticano? 
–Siempre. Es como si las mujeres no existieran. Pero, como mujer católica, pienso que debemos tener coraje y dejar de aceptar esa idea de que la Iglesia es patriarcal.
–En los últimos años, algunas mujeres han ido ganando espacios en el Vaticano. O eso hicieron creer. 
–Mire, para empezar, estamos hablando de mujeres elegidas por hombres y todas con una característica: ser obedientes. Por eso mi suplemento molesta, porque es un proyecto que nació de la iniciativa de mujeres libres.
–¿Su revista está en riesgo? 
–Sí. Hay quien quiere eliminarnos. Están en ello. Todavía confiamos en que se resuelva, pero no soy muy optimista.

–¿El Papa es feminista?
–No, pero es un hombre inteligente que sabe que este es uno de los problemas de la Iglesia. Por eso ha intentado cambiar algunas reglas. Por ejemplo, ha dicho que María Magdalena debe tener la misma liturgia que los demás apóstoles, lo que equivale a considerarla un apóstol. 
–¿Caló el mensaje? 
–No.
–¿María Magdalena es una de las figuras más maltratadas por la Iglesia?
–Su figura fue manipulada de una manera negativa. Se inventaron que era una prostituta y una pecadora, cuando en realidad fue un personaje influyente y clave en la vida de Jesucristo. Y no fue la única. A quien Jesucristo cuenta que él es el mesías es a la samaritana. Yo siempre he pensando que, probablemente, Jesucristo encontró a muchas más mujeres y solo incluyeron a unas pocas. Y esto es porque los Evangelios fueron escritos por hombres que vivían en una sociedad fuertemente patriarcal, la hebrea de esa época.


–¿Qué opina usted de algunas campañas antiabortistas que persisten en la Iglesia? 
–Estoy en contra. Creo que el aborto es un pecado, pero no un delito. Además, pienso que es un caso de ignorancia de la Iglesia. ¿Sabe cuándo se castigó por primera vez?
–¿Cuándo?
–Fue con Napoleón Bonaparte, quien andaba necesitado de más soldados para su ejército y por eso prohibió el aborto con una norma en el código napoleónico. Tanto es así que los movimientos abortistas lograron sacar adelante sus reivindicaciones en Europa en los años 70, que es cuando muchos países pusieron fin al servicio militar obligatorio. Con todo esto, me pregunto: “¿Qué tiene que ver la Iglesia?”.