CIDAF-UCM
jueves, 24 de febrero de 2022
Se acentúa la crisis humanitaria en los campos de desplazados de Somalia
“Construir el futuro con los migrantes y los refugiados”
Enfrentamiento en el PP
Redes Cristianas
En todos los grupos humanos hay diversidad de opiniones y posturas, lo que da origen a discusiones y debates. Eso es algo totalmente natural e inevitable. Pero lo ocurrido últimamente en el PP (Partido Pecador) va mucho más allá. Frecuentemente saltan a los medios de comunicación las divergencias y enfrentamientos en el gobierno de coalición. Pero hay una diferencia fundamental con lo ocurrido en el PP. Dentro del gobierno se discute por puntos concretos de su acción de gobierno: si hay que controlar más o menos el precio de los alquileres, hasta dónde hay que llegar en una reforma fiscal, qué tenemos que hacer en la protección del medio ambiente… y en la discusión sobre esos puntos no llega la sangre al río. Podrán quedar más o menos contentos, pero se llega a un cierto acuerdo.
Dentro del PP ha sido totalmente distinto. No ha aparecido por ningún lado que hubiera desacuerdos a nivel político entre Casado y Ayuso. Lo que se traslucía era una lucha personal por el poder dentro del partido, y cuando esa lucha ha estallado violentamente tampoco aparecen motivaciones políticas para el enfrenamiento. Aparece abiertamente la ambición personal de los dos rivales. Y resulta paradójico que, en un partido abrumado por una corrupción asfixiante, el Presidente recurra a acusar de corrupción (acusación que seguramente será cierta) a su rival. Lo que resulta evidente es que se trata de un partido sin valores morales de ningún tipo.
Ante esta situación, parece que sería natural un hundimiento clamoroso de las expectativas de ese partido. Pero eso es bastante dudoso. Lo que se prevé es una deriva hacia VOX, pero el campo de la derecha no sufrirá una gran pérdida.
Y aquí está la cuestión clave: ¿A qué se debe que el pensamiento de la derecha haya penetrado de tal manera en la sociedad que pueda soportar escándalos tan evidentes como el actual? ¿No influirá también que en la izquierda lo que nos encontramos casi siempre es un pensamiento demasiado atado a viejas fórmulas?
A mí me parece que hay mucho de esto último. Parece que la izquierda ha aceptado como inevitable el fracaso del proyecto socialista. Efectivamente ha fallado un proyecto de socialismo, pero el capitalismo sigue siendo totalmente inaceptable. No se ha hecho una crítica seria de las causas del fracaso, y menos se han buscado caminos nuevos. Es necesario levantar nuevas utopías capaces de movilizar a lo mejor del ser humano. Poner en pie un ilusionante proyecto de nueva sociedad que renueve la esperanza de un mundo realmente humano para todas
Eppur se muove
Editorial de Alandar
El papa, sobre Ucrania: “No olvidemos que la guerra es un locura”
José Manuel Vidal
Juan Bonal, Hombre luminoso, de los que dejan huella en la historia
Carmen Herrero Martínez, Fraternidad Monástica de Jerusalén (Estrasburgo-Francia)
Una Iglesia que escogió el lado justo
Dom Pedro era, ante todo, un ser humano radical, sensible, poeta y místico. Estas características las traía consigo y las profundizó como obispo de la Prelazia de São Félix, zona marcada por grandes conflictos por la tierra.
Son notables los relatos de las Hermanitas de Jesús francesas, que fueron a vivir con los indios Tapirapé, condenados a desaparecer. En todos los años que estuvieron allí, no convirtieron a nadie. Pero hicieron mucho más: salvaron biológica y culturalmente a un pueblo; de unas cuantas decenas de supervivientes pasaron a ser centenares.
Las Hermanitas se hicieron Tapirapé. El gran antropólogo Darcy Ribeiro afirmó que esta inserción de las Hermanitas de Jesús hasta el punto de asumir la vida, las costumbres y los valores de los Tapirapé es un hecho único en la historia de la antropología.
Es emocionante el relato del asesinato del padre João Bosco Penido Burnier que fue con Dom Pedro a intentar salvar a dos mujeres que estaban siendo bárbaramente torturadas. El hecho brutal fue minuciosamente contado por Dom Pedro en su libro La Muerte que da sentido a mi Credo. Al padre Burnier un policía le disparó un tiro en la cabeza, que acabó matándolo. En el lugar, Ribeirão Cascalheira, se construyó después el santuario de los Mártires, único en el mundo, hoy centro de celebraciones y romerías.
El 10 de octubre de 1971 cuando Dom Pedro Casaldáliga era ungido obispo, hizo publicar el famoso texto que corrió por el mundo: “Una Iglesia de la Amazonia en conflicto con el latifundio y la marginalización social”.
Su denuncia provocó grandes reacciones por parte de los latifundistas y los agentes del régimen militar. Como todo profeta, conoció la difamación, la persecución y las amenazas de muerte. Una gran tristeza fue percatarse de que hermanos del propio episcopado se opusieron a él con el pretexto de que estaba politizando su misión pastoral. Llegó a ser amenazado de expulsión por la dictadura militar.
Las autoridades romanas también se asociaron al movimiento, aunque el Papa Pablo VI lo apoyó siempre, pues veía claramente que pertenece a la misión de la Iglesia la defensa de la dignidad humana y de los derechos, especialmente los de los más indefensos.
En la Carta que Dom Pedro escribió al Papa Juan Pablo muestra todo su coraje profético al denunciar que “las estructuras de la Curia Romana no responden al testimonio de sencillez evangélica y de comunión fraterna que el Señor y el mundo reclaman de nosotros”. Denuncia igualmente posturas, más o menos inconscientes, de etnocentrismo cultural europeo frente a América Latina. Sale en defensa de las mujeres que siguen estando fuertemente marginadas en la Iglesia.
En efecto, desde que la Iglesia-institución se dejó absorber por el poder de los emperadores romanos, particularmente a partir del siglo IV con Constantino, se cristianizó el imperio y se imperializó el cristianismo. La cultura imperial empezó a ser adoptada por las autoridades eclesiásticas, asumiendo los títulos, las indumentarias, el estilo palaciego, hasta el día de hoy.
No son pocos los cristianos, acostumbrados a leer los evangelios y a descubrir a Jesús de Nazaret pobre y despojado de todo poder y de la pompa que conlleva, que se escandalizan, y con razón, de todo ese aparato, más próximo a un desfile carnavalesco que a la indumentaria de los seguidores y de los apóstoles del Jesús histórico.
En São Félix do Araguaia hemos encontrado una Iglesia que escogió el lado justo, el lado evangélico, la posición del Nazareno, siempre al lado de los que sufren, de los difamados y hechos invisibles. Su pastoral estaba toda organizada por comunidades de base, con una coordinación colegial, con gran participación de laicos y de mujeres.
Agradecemos a Antônio Canuto habernos conservado esta memoria sagrada de la Prelazia de São Félix do Araguaia y de su profético y poético pastor, que inspira e ilumina a las demás iglesias, las presentes y las del futuro dispuestas a seguir el camino y la tradición de Jesús.
Traducción de Mª José Gavito Milano
Carta abierta: ¡En nombre de la ciudadanía mundial, atrévanse a decir no al genocidio silencioso piloteado por las Naciones Unidas y Washington en Haití!
Redes Cristianas
El cuadro lamentable de la ONU a nivel institucional:
Este último llamó a nuestro país “agujero de mierda”. ¿Consideró la ONU útil denunciar inmediatamente este comportamiento ofensivo y deshumanizador hacia Haití, Estado miembro fundador de la organización desde 1945? También es sorprendente notar la inconsistencia de Washington, que, después de estos comentarios, no llamó a su personal diplomático, ¡prefiriendo en cambio dejar que sus ciudadanos-diplomáticos se metieran hasta el cuello en el “agujero de mierda”!
Al mismo tiempo, Washington ha estado activo durante 17 años en el expediente Haití a través de sus representantes en el Consejo de Seguridad de la ONU, la Organización de los Estados Americanos (OEA) y dentro del CORE GROUP. Una pregunta interpela: si Haití se ha convertido bajo su mirada en propiedad de bandas armadas, que secuestran, roban, violan, hieren y matan sin olvidar que crean una masa silenciosa de niños, jóvenes y ancianos heridos de bala y psicológicamente convertidos de un día para el otro en personas con discapacidades físicas y psíquicas ¿quiénes son realmente los responsables de este desastre?
Surge, entonces, una segunda pregunta: ¿De qué sirven el Consejo de Seguridad de la ONU, la OEA y el CORE GROUP si después de 17 años, el país se ha vuelto más inseguro e inhabitable que antes de su presunta presencia estabilizadora? ¿Cuál es el papel fundamental que juegan Washington y la ONU en la fabricación de esta situación actual de gran inseguridad? Y finalmente, ¿Cuándo llegará la indemnización debida a Haití por los 30.000 muertos y los 800.000 contagiados, víctimas del cólera introducido por la misión de la ONU/MINUSTAH? Ricardo Seitenfus destaca el irrespeto de la ONU hacia las víctimas del cólera, cuestiona tal actitud y las violaciones que conlleva.
Precisa: “Además de una falta de respeto por las víctimas y sus seres queridos, la actitud de las Naciones Unidas es una afrenta a los principios jurídicos más elementales de las relaciones internacionales. La ONU es el guardián de los principales instrumentos que protegen los derechos humanos. ¿Cómo, entonces, podemos entender y aceptar que en estas condiciones se exima de los efectos de sus actos y omisiones?”
Distinguidos miembros del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Durante mucho tiempo en esta tierra de Haití habíamos aprendido a practicar una alta humanidad. Ya, la haitiana Claire Heureuse Félicité Bonheur Dessalines trabajó antes de 1804, ocultando a los soldados franceses enemigos heridos para curarlos. Así, este comportamiento imbuido de ciudadanía mundial colocó a ella a más de un siglo antes de la firma del Convenio internacional relativo al trato reservado a los heridos de guerra adoptado en Ginebra en 1949. En esta cuadragésima sesión del Examen Periódico Universal (EPU) que concierne a nuestro país en particular, nosotros, ciudadanos-ciudadanas de este Estado Miembro fundador de la ONU, instamos a Ustedes examinar en particular el nivel de responsabilidad de la ONU y de Washington en la fabricación de esta situación de inseguridad e insoportable de nuestro país y actuar para ayudarlos a salir de su infrahumanidad en el expediente Haití, el único país del Caribe y América Latina bajo tutela en este mismo período de la década de los afrodescendientes. Sí! ¡En nombre de la Ciudadanía Mundial, ATRÉVANSE A DECIR NO AL GENOCIDIO SILENCIOSO PILOTEADO POR LAS NACIONES UNIDAS Y WASHINGTON!!!
Siguen las firmas correspondientes:
Camille Chalmers/ Plataforma Haitiana para el Desarrollo Alternativo (PAPDA)
Ivito Mackandal/ Red Organización Zona Oeste
Guy Numa/ Konbit – Organizción Políticco Sindical y Popular (KONBIT)
Kerby Joseph/ Red de Organizaciones del Noroeste
Cilien Luxenat / Comité de Movilización de la Escuela Normal Superior
David Oxygène/ Movimiento de Libertad, Igualdad de los Haitianos por la Fraternidad (MOLEGHAF)
Paul Andre Garconet/ Rigaud Velumat /Latibonit Kanpe pou Ayiti ( LAKAY)
Josué Mérilien / Unión Nacional de Normalistas de Haití ( UNNOH)
La Iglesia vasca entona el ‘mea culpa’ por los casos de pederastia en su seno
Mikel Ormazabal
Francisco: “¡Qué triste es cuando personas y pueblos orgullosos de ser cristianos ven a los otros como enemigos y piensan en hacer guerra!”
Hablar en la Iglesia de lo que se habla en la sociedad
Redes Cristianas
En días pasados escuché hablar sobre “Teorías de género” en un conversatorio virtual auspiciado por instancias eclesiales oficiales. Me pareció muy positivo porque hace falta que se hable al interior de la Iglesia de los temas de los que se hablan en la sociedad. Por supuesto dentro de la Iglesia se habla de algunos temas, pero muchas veces, para “condenarlos”, “levantar sospechas sobre ellos”, “alertar de sus peligros y de cómo atentan a la fe”, etc. Pero esta vez, fue una charla bastante abierta, acogiendo las reflexiones filosóficas sobre el tema y mostrando cómo hay diferentes teorías de género y muchas de ellas están en consonancia con el cristianismo.
Las teorías de género llevan muchas décadas siendo desarrolladas y permean, cada vez más, la academia y la vida social. Pero en las instancias eclesiales oficiales, muchos temas llegan tarde después de haberlos perseguido -a veces sin suficiente conocimiento-, pero que calan bastante en la comunidad eclesial. De hecho, en ese conversatorio, una de las personas que intervino manifestó que no estaba de acuerdo con lo dicho porque, como se había afirmado siempre, esas teorías eran totalmente contrarias a la fe. No había demasiado espacio para hablar por lo cual, no se sabe si más personas pensaban así. Algunas otras que hablaron, agradecieron el aporte porque ellas veían que la fe tenía que acoger las nuevas realidades.
Fijándonos en cómo las instancias eclesiales oficiales se aproximan a estas temáticas, podemos ver, por ejemplo, que en ese conversatorio casi todas las participantes eran mujeres, con lo cual, queda claro que el clero participa muy poco de esas reflexiones y, sin embargo, son quienes luego pontifican sobre el tema. Por otra parte, me parece que hay la tendencia a formular los temas con la palabra “nuevo”, como para liberarlos de lo negativo que la Iglesia ha afirmado que tiene esa temática. Por ejemplo, cuando se habla de feminismo, últimamente he escuchado en algunos sectores eclesiales que se acepta el “nuevo feminismo”. Creo que, con ese término “nuevo” se intenta “purificar” el feminismo que tanto se ha criticado o mostrar que no es que se esté cambiando de postura, sino que se asume de “otra manera”.
Desde mi punto de vista, estos esfuerzos por “purificar” los temas o por “apartarse” de la manera cómo se concibe en la sociedad cierta realidad, no tiene sentido. Es verdad que hay muchos feminismos, porque históricamente se ha ido tomando conciencia de distintas demandas y no todas las mujeres han coincidido en las mismas demandas al mismo tiempo. Pero lo fundamental del feminismo que es la reivindicación de los derechos de las mujeres -porque no los hemos tenido- no es un “nuevo feminismo” para que entre a la Iglesia, sino que es el feminismo en sí que, las instancias eclesiales oficiales han de acoger, si quieren caminar al ritmo de los tiempos, si quieren responder a los desafíos actuales.
Lo mismo podríamos decir de las teorías de género que, admitiendo diferencias como lo expuso la conferencista, en su esencia han develado los roles que se atribuyen a las personas en virtud de su sexo, haciendo que tanto varones como mujeres hayan sido limitados, condicionados, restringidos a un tipo de comportamientos –las mujeres son intuitivas, los varones son inteligentes; las mujeres son sentimentales, los varones no lloran, etc.-; pero aceptar dichas teorías no implica “purificarlas” o darles algún adjetivo que parezca que ahora sí pueden entrar en la reflexión eclesial.
Lógicamente las reflexiones y puesta en práctica de estos temas son mucho más complejas de lo expuesto aquí. Las teorías de género que trabajan los colectivos de diversidad sexual, hacen más planteamientos que es necesario estudiar para comprender y acompañar. Pero lo que quiero decir es que no vivimos en dos planos de realidad: lo que se vive en la sociedad y lo que una vez “supuestamente purificado”, admitimos en nuestra experiencia de fe. Por el contrario, si queremos ser una Iglesia que, en verdad, este atenta a los “signos de los tiempos” y quiere suscitar reflexiones sobre las cuestiones actuales, no necesita purificar los temas, sino asumir lo que va siendo conciencia actual de la humanidad porque la ciencia, la cultura, la sociedad van dando esos pasos, los van incorporando y cada vez lo viven más personas.
Algunos aducen que la fe no debe “contemporizar” con el mundo. Esto es cuestionable. Si algo es propio del cristianismo es la encarnación en la historia, el asumir este mundo como él es. Jesús se encarnó como varón, en un tiempo concreto, en un pueblo con una lengua, unas costumbres, fue profeta itinerante, en fin, asumió su tiempo y vivió en él. Cuestionó lo que no correspondía al Dios del reino: ese Dios de la igualdad, de la inclusión, de la misericordia, de la acogida, de las buenas noticias. Nuestra fe, por tanto, es una fe encarnada que ha de asumir el mundo y vivir la fe en él.
Por supuesto la Iglesia ha de ayudar en el discernimiento, ofreciendo una palabra de sentido e interpelando lo que vea necesario, pero en actitud de diálogo, de escucha, de buscar comprender los fundamentos de lo que se va proponiendo. Ha de reconocer que muchas veces hay más ignorancia y dogmatismo que conocimiento de aquello a lo que se opone. La Iglesia necesita aprender mucho más del mundo para responder adecuadamente a él.
De hecho, en aquel conversatorio yo pregunté sobre el lenguaje inclusivo, sobre la teología feminista, sobre el método de deconstrucción y construcción y por las respuestas dadas, nada de esto parecía ser objeto todavía de reflexión en esas instancias eclesiales. Señal de la lentitud con la que se camina y, no dudo, de que esa es una de las causas por las que más personas se alejan de la Iglesia. Conviene, por tanto, liberarse de tanto prejuicio y entrar en diálogo con los desarrollos presentes. Posiblemente así, la Iglesia mostrará que se toma en serio la encarnación del Verbo y por eso asume en verdad la realidad, sin tanto prejuicio o ignorancias que le impiden hacerlo.
Iglesia o comunidad presencial, personal y virtual o en red
Jesús Martínez Gordo, teólogo
Templos, Iglesias y protestas
Marcelo Barros
Asociaciones y partidos nazis campan a sus anchas en España amparados por las leyes vigentes
Danilo Albin
La eucaristía: es vida y vida en abundancia
Olga Lucia Álvarez Benjumea ARCWP(Presbitera católica romana)
Redes Cristianas
Tiene ese halo de misterio, para impedir que conozcamos su peligrosidad, ¿y evitar su persecución?
La Eucaristía, es un acto subversivo, peligroso, para esta sociedad corrupta e infame, por eso no se le presenta, no se le conoce, ni realiza en la dimensión y esencia de su verdadero mensaje.
El mensaje eucarístico de Jesús hecho vida en Él como testimonio y compromiso, que nos ha dejado como legado, no lo podemos negar ni esconder más. Su mensaje es Vida y Vida en abundancia.
¿Cómo? Es su invitación, a vengan y vean como toda una Divinidad, se parte y comparte. Vengan y vean como la Divinidad Creadora, se parte y comparte en generosidad a través del Universo entero, sin reserva y egoísmo alguno.
Nos da la Vida, que no es solo el respirar y sentirnos vivas/os. Eucaristía es sentir que en la vida no hay lugar para el hambre, hay salud, hay vivienda, hay empleo, hay un abrigo,
hay educación, hay afecto, hay amor, hay alegría, hay armonía, hay justicia, hay paz. Hacer Eucaristía, es cambio social radical y profundo.
El hacer realidad el misterio de la Eucaristía, no necesita de muros, la Eucaristía la llevamos cada una/o dentro de nosotras/os mismas/os para partirla y compartirla. No seamos meros observadores u oyentes. Ven y haz realidad la Eucaristía.
He aquí la invitación: “Hagan esto en memoria Mía”. Invitación, no solo para quien hace de celebrante, la invitación es para todas/os los participantes.
Todas y todos, estamos invitados a realizar el cambio social que necesitamos, no esperemos que el cambio venga de arriba, de poderosos o gobernantes, el cambio depende de nosotras/os mismas/os. Todas y todos, estamos invitadas/os a hacer realidad la Eucaristía.
Hagamos de cada Eucaristía, la realización del cambio, empecemos ya. No tengamos miedo de hacer la Eucaristía. Basta ya de estar juzgando, criticando, marginando, ofendiendo, despreciando, mintiendo. Basta ya de tanta violencia infame.
Aprendamos la lección de la Divinidad: vengan y vean como toda una Divinidad se parte y reparte, en medio de la Humanidad.
LOS PROCEDIMIENTOS JUDICIALES PARECEN IGNORAR EL DOLOR DE LAS PERSONAS MIGRANTES
El Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española ha denunciado este viernes los pronunciamientos judiciales "que parecen ignorar el dolor" de las personas migrantes que estuvieron hacinadas en el muelle de Arguineguín (Gran Canaria) en otoño de 2020.
La Audiencia de Las Palmas archivó hace un mes una denuncia sobre el campamento del muelle de Arguineguín, donde llegaron a hacinarse más de 2.500 inmigrantes, porque considera que, sus condiciones eran "lamentables" y "pésimas", pero "no se pudo actuar de otra forma".
El archivo de la denuncia ha sido recibido con "honda preocupación" por el Secretariado diocesano de pastoral de migraciones de la Diócesis de Canarias, en un pronunciamiento al que se ha sumado el Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española.
El escrito respaldado por la Conferencia Episcopal Española indica que "cuando las autoridades normalizan este desprecio a la dignidad y el sufrimiento de las personas migrantes, contribuyen a la propagación de actitudes xenófobas en la población en general".
Medidas indeseables
Se critica también que sean las propias autoridades judiciales las que concluyan que las personas que estuvieron en el muelle "pueden considerarse afortunadas" y "que la medida adoptada fue adecuada, por más indeseable que parezca".
Estas expresiones judiciales "parecen ignorar el dolor y las difíciles condiciones en las que vivieron las personas hacinadas en el muelle de Arguineguín el año 2020" denuncia la Conferencia Episcopal.
No parece ajustado a la verdad ni a la dignidad "conformarse con medidas calificadas de adecuadas y a sus destinatarios afortunados mientras se reconoce que fueron indeseables". añade.
En el escrito del Secretariado diocesano de Canarias se señala que "ninguna emergencia justifica que alguien quede detenido durante semanas en esas condiciones sin que exista ni siquiera una autorización judicial previa, dirigida a minimizar los daños que esa situación provoca en la integridad y la dignidad".
"Para conocer el daño en la dignidad del otro debemos primero reconocerlo como ser humano", recuerda el Secretariado a los jueces, y para ello hay que escucharlos, pero ningún migrante de los que padeció la situación fue llamado ni escuchado "como víctima al evaluar lo sucedido".
"Nadie se siente responsable del sufrimiento de quienes viajan en busca de una vida más digna. Porque si nadie es interpelado, si no dejamos claro que lo ocurrido fue inadecuado, estamos aceptando que se repita", advierte la Diócesis.
LA VERSIÓN SACERDOTAL DEL CRISTIANISMO SE HA CONVERTIDO EN UNA EXPRESIÓN PATOLÓGICA DEL MISMO
RELIGIÓN DIGITAL
Me parece que el problema principal de la Iglesia Católica hoy no es el clericalismo, sino la versión sacerdotal del catolicismo. El clericalismo es un problema moral. La organización sacerdotal del cristianismo, no. Esta constituye una dificultad estructural. Si la Iglesia Católica no estuviera organizada sacerdotalmente, no habría los abusos de poder de los clérigos que hoy tanto lamentamos y muchos otros problemas más.
Hay sacerdotes que no son clericales. No abusan de su investidura. Son ministros humildes, que caminan con sus comunidades y a su servicio. Aprenden del laicado y efectivamente lo orientan porque tienen la apertura necesaria para aprender de la realidad y de la vida en general. De sus prédicas nadie arranca porque tienen algo que decir.
Sin embargo, ellos no han sido elegidos por sus comunidades y, en consecuencia, no les deben rendir cuenta del desempeño de sus funciones. Los presbíteros, sacerdotes, ministros o como quiera llamárselos, son escogidos por otros sacerdotes y son ordenados por los obispos para cumplir una función. En este sentido, bien puede aplicárseles el nombre de “funcionarios”, aunque no guste. Son administradores mayores o menores, de una especie de multinacional, ¿la más grande del mundo?, que nada debiera tener que ver con la Iglesia de Cristo.
La Iglesia –que, como cualquiera organización humana, requiere una institucionalidad- necesita de estos servidores para cumplir tareas que van del anuncio de la Palabra a la administración de los sacramentos, pasando por la recaudación de medios para desarrollar estos servicios, para sostener obras educativas, de caridad y de justicia, y para la sustentación de sus propias vidas. Pero esta misma organización ha podido deshumanizar a su dirigencia. De hecho lo hace. ¿Necesita hacerlo en algún grado? En más de una oportunidad nos ha parecido que sí.
El caso es que en la Iglesia Católica actual es posible ser sacerdote sin ser cristiano. Suena duro, pero a esto hemos llegado. En los seminarios se forma gente para enseñar y administrar sacramentos, amén de dineros y, a veces, personas. A su efecto, los formandos son sometidos a procesos de aculturación. Los seminaristas son romanizados. Son reformateados. Se los viste como curas para distinguirlos de los demás. Son eximidos de pasar por las experiencias fundamentales de sus contemporáneos, como ser la intimidad afectiva y la paternidad, y en el caso de los religiosos por la obligación de cualquier persona de ganarse el pan.
Los sacerdotes son seres psicológicamente escindidos en la misma medida que son separados (“elegidos” por Dios) del común de los mortales. Ellos representan la separación Iglesia-mundo. Aquí la Iglesia (“sagrada”), allí el mundo (“profano”). En tanto esta separación se acentúa, son incapacitados para entender lo que ocurre y para guiar efectivamente a un pueblo que progresivamente los considera irrelevantes. Las prédicas de muchísimos de ellos son un fracaso de principio a fin. Incluso la doctrina de la Iglesia Católica, en más de un aspecto, proviene de gente que parece carecer de la raigambre epistemológica necesaria.
Muchos, especialmente los jóvenes, la consideran una rareza. El caso es que, los mismos sacerdotes, divididos interiormente, bipolarizados, terminan por quebrarse. Tal vez los curas clericales logran sortear este peligro. Pero seguramente al precio de una deshumanización que no puede ser voluntad del Dios que, convertido en un ser humano auténtico y el más auténtico de los seres humanos, nos humaniza. Jesús fue un laico que supo integrar en su persona la realidad en sus más diversos aspectos, una persona humana que nos divinizó porque nos laicizó. ¿Quién puede explicar que se lo haya convertido en un Sumo y Eterno sacerdote?
La Iglesia Católica no necesita solucionar el problema del clericalismo. Necesita, en primer lugar, des-sacerdotalizarse. En la Iglesia se han dado y se dan versiones no sacerdotales del cristianismo: el monacato, la religiosidad popular latinoamericana, el 70% de las comunidades de la Amazonía sin sacerdotes, las iglesias evangélicas pentecostales y otras. Todas estas versiones tienen problemas propios. Unas son más sanas, “más cristianas”, que otras. La versión sacerdotal del cristianismo se ha convertido en una expresión patológica del mismo.
Los ministros de la Iglesia Católica –que lamentablemente no dejan de ser llamados “sacerdotes”, como lo quiso el Vaticano II- debieran ser elegidos, formados e investidos de poder para conducir a las comunidades gracias a procesos en los que pueda controlarse que han llegado a tener la autoridad necesaria para desempeñar un servicio de este tipo. La autoridad, en la Iglesia de Cristo, debiera provenir, en primer lugar, de una experiencia personal del Evangelio. Las autoridades tendrían que, como testigos, poder anunciar con convicción que Dios es digno de fe y que la Iglesia misma puede constituir el Evangelio en el mundo de hoy.
La Iglesia Católica necesita ministros que sean cristianos, antes que funcionarios de una organización sacerdotal internacional gestionada por una clase que se elige a sí misma y que se cree exenta de accountability ante el Pueblo de Dios.
El Simposio sobre el sacerdocio que se realiza estos días en Roma será muy probablemente inútil y, en el mejor de los casos, solo un primer paso para salir del atolladero. Lo será si, en vez de constituir una prédica moralizante a curas clericales, inicia la desconstrucción de la versión sacerdotal del catolicismo que, por angas o por mangas, impide la transmisión del Evangelio.
LA MUJER NO ES LA GUINDA EN LA TORTA DE LA IGLESIA
Atrio / La Croix International
Tal vez es que, por la facilidad de Internet, acudo a demasiados medios, tanto especializados como generalistas. Y descubro cosas que no llegarán fácilmente a la comunidad atriera. Por ejemplo, este artículo desde Australia, que está en proceso de Concilio continental. Recalco en el título lo que me parece más fundamental y está al final. Un sacerdote que se confiesa fan de Francisco señala con razón que el feminismo de este papa, junto a llamadas a la revuelta de las mujeres, contiene a veces elogios que son ofensas. AD.
La exclusión de las mujeres del ministerio es una forma de abuso
Las cosas deben cambiar, pero no sucederá a menos que haya un cambio en la actitud del clero hacia las mujeres.
Vivimos en un mundo donde, lamentablemente, abundan los comportamientos abusivos.
Ya sea que se trate de abuso físico, sexual, emocional, psicológico o de cualquier otra forma, es necesario denunciarlo en todos los niveles. Suele ser perpetrado por hombres contra mujeres, precisamente porque pueden hacerlo. La fuerza física, la naturaleza combativa masculina y las culturas patriarcales juegan un papel en este flagelo dominado por los hombres, pero ninguno de estos factores puede usarse como excusa.
Los ejemplos más obvios de comportamiento abusivo generalmente se ven a nivel individual: un hombre que regaña a su esposa en el supermercado, una mujer a la que se habla en una discusión grupal, un jefe que habla con una empleada de manera condescendiente.
La maldición del abuso estructural
Pero la forma más insidiosa de abuso es el abuso estructural, donde el comportamiento abusivo se camufla dentro de las reglas y pautas de la institución. Es más sutil que otros tipos de abuso, pero es igual de real.
La exclusión de las mujeres del ministerio ordenado por parte de la Iglesia Católica es una forma de abuso estructural. Los mismos elementos que caracterizan el comportamiento abusivo individual están presentes en la forma en que la jerarquía se relaciona con las mujeres: lenguaje condescendiente, esfuerzos para desempoderar, silenciamiento de voces, negativa a participar.
Actualmente en Australia estamos comprometidos en un proceso de Concilio Plenario. Muchos más de 200.000 participantes contribuyeron a la etapa preliminar cuando se solicitó la presentación de propuestas.
El resumen de 300 páginas de esas presentaciones muestra claramente una fuerte llamada a una mayor y más significativa participación de las mujeres en la Iglesia, incluido el ministerio ordenado.
Y, sin embargo, los obispos australianos se negaron a permitir que cualquier referencia a los problemas de la mujer viera la luz del día en la agenda final. Silenciaron las voces de las mujeres, porque pudieron. Hablaban por encima de ellas, porque pudieron. Las desempoderaron, porque pudieron. Se negaron a comprometerse con ellas, porque pudieron.
El Papa Francisco y su punto ciego
Incluso el papa Francisco, a pesar de su talante cálido y pastoral, tiene una evidente dificultad al tratar de comprender y relacionarse con las mujeres, particularmente con respecto a su lenguaje. Sus referencias a la mujer en la Iglesia como guinda en el pastel son vergonzosas.
Cuando Donald y Melania Trump lo visitaron en el Vaticano en 2017, después de hablar con el presidente Trump, Francisco se volvió y habló con Melania y le preguntó qué le había cocinado a su esposo.
Es fácil excusarlo: “Pero el Papa es un anciano y un producto de su cultura y época”. Estoy tentado a hacerlo yo mismo. Soy uno de sus mayores fans.
Pero no podemos hacer eso. Cualquier forma de abuso, sin importar cuán benigno pueda parecer, contribuye al comportamiento abusivo más amplio contra las mujeres que vemos en todo el mundo, particularmente en las culturas religiosas.
Mujeres reducidas a la servidumbre
En su intención de oración para el mes de febrero, Francisco invita a las mujeres “a luchar cuando, en algunos casos, son tratadas injustamente, incluso dentro de la Iglesia”. Luego señala que han sido “reducidas a la servidumbre, a veces por hombres de la Iglesia”.
La implicación clara es que estas mujeres han soportado un comportamiento abusivo por parte de miembros del clero en la forma en que han sido tratadas. Las palabras del Papa, en esta ocasión particular, están dirigidas a las religiosas y mujeres consagradas, pero también pueden aplicarse en un sentido más amplio.
Muchas mujeres católicas sienten que han sido “tratadas injustamente” y “reducidas a la servidumbre” por la forma en que han trabajado incansablemente por el bien de la Iglesia, pero han sido excluidas de los roles de liderazgo y han sido reprendidas incluso por plantear el problema.
Es admirable que el Papa Francisco exhorte a las mujeres que han sido tratadas injustamente a “luchar” por la justicia. Pero de nada sirve pelear, si los “hombres de la Iglesia” que las han explotado ni siquiera las escuchan.
Los obispos nunca abogan por las mujeres
¿Por qué, en general, los obispos no tienen empatía con las mujeres católicas y su lucha por ser reconocidas en la Iglesia y ser tratadas con justicia? ¿Por qué nunca abogan en su nombre? ¿Por qué no dicen algo tan simple como: “Entendemos cómo te sientes”? Nunca lo hacen. La respuesta de los obispos siempre es desdeñosa, si es que hay alguna respuesta.
Al menos parte de la razón de esto es el hecho de que la mayoría del clero pasa poco tiempo conversando con mujeres en profundidad. Su mundo es un mundo muy masculino. Sus colegas en el ministerio son todos hombres y, en muchos casos, sus amigos cercanos también son hombres. No entienden el dolor que sufren las mujeres que se sienten traicionadas por la jerarquía. Nunca sienten su dolor. Sumado a eso, el clero tiene poca o ninguna experiencia de ser marginado. No saben lo que es que les silencien la voz.
Los obispos, en particular, nunca han sentido la angustia de ser excluidos, de ser ignorados, de ser privados de poder.
Además, hay una cultura patriarcal más amplia que impregna la jerarquía de la Iglesia. Produce una mentalidad de club entre el clero que es excluyente y elitista.
En el contexto de abuso estructural en la Iglesia, es una tormenta perfecta.
¿Hay esperanza?
Las cosas deben cambiar, pero no sucederá a menos que haya un cambio en la actitud del clero hacia las mujeres. La jerarquía, en particular, necesita tomar a las mujeres más en serio. Necesitan escuchar sus voces con respeto y aceptarlos como iguales.
Pero a pesar de todo, sigo siendo optimista.
Recientemente, el Vaticano acordó agregar un enlace de la “Conferencia de ordenación de mujeres” (WOC–Women Ordination Conference) al sitio web del Sínodo sobre la sinodalidad. Fue un momento decisivo para todos los interesados.
Esperemos que sea un primer paso en un viaje más largo.
Por John Crothers | Australia
John Crothers fue ordenado presbítero en 1985 por la Arquidiócesis Católica de Sydney (Australia). Autor de The Clergy Club (ATF Press, 2018), también publica canciones en su canal de YouTube “John Crothers Singer Songwriter”, pidiendo una Iglesia más inclusiva.
EL GRATO CAFÉ DE LA MUERTE
FE ADULTA
Tomemos un café justo de azúcar, hablemos de la muerte con mínimo también de conceptos pasados, de condicionamientos. Reunámonos en una sala ancha, sin tabiques de separaciones físicas, mentales, espirituales. Abundemos en la muerte para celebrar la vida. Fijemos una cita calma en medio del movimiento para abordar nuestras cosas más allá de este tiempo.
La invitación está a la orden del día y ha llegado también a nosotros. El tabú de la muerte en la hora de la transparencia y comunicación sin fronteras tenía los días contados. La frustración, la rabia, a veces la culpa... buscaban más allá del recurrido y ancestral altar; exploraban un refugio más participado. Anhelaban desembocar en un círculo de fluido intercambio, de mayor y mutua comprensión. Cada vez en más lugares se explora las capacidades de la comunidad para el cuidado colectivo de las personas al final de su vida y la de sus familiares. La red humana era también para acoger a quien se hallaba en caída libre.
Quizás el luto severo se podía sortear en amigable tertulia. Quizás los "death cafés" estuvieran en nuestro calendario colectivo de creciente emancipación colectiva, de superación de las ataduras mentales pretéritas. En los cafés de la muerte no había ponzoña que nos llevaba al "otro barrio", sino recursos para afianzarnos más honda y vívidamente en éste. El "death café" es un grupo organizado de discusión sobre la muerte sin un guion predeterminado ni objetivos concretos. Se pretende hablar libremente de ella mientras se toma un café y un bizcocho. La confidencia y el mutuo respeto son las únicas reglas. Se trataba de un día comenzar a caminar más unidos y unidas tras los grandes interrogantes de la vida y su ocaso. Ese día felizmente está llegando. Por eso tantos cafés en los que se intenta ir a lo profundo de nuestros sentires, se pretende encarar lo vital de nuestra existencia en la tierra, se agita lo que más nos remueve en nuestras entrañas.
Al sacerdote, al gurú, al chamán... le otorgamos un día una autoridad espiritual que más pronto que tarde debíamos empezar a recuperar. Cedió el tiempo en el que otros ocupaban nuestro soberano lugar, suplantaban nuestro interno ministerio, respondían a nuestras preguntas vitales, a nuestros dolores arraigados y ausencias inevitables. La doctrina imperante ya dio de sí. Culminó su recorrido en un intento de apaciguar unas almas que hoy reivindican su protagonismo por ejemplo en un círculo abierto, espontáneo y gratuito.
Afirma la promotora de "death cafés" y "death doula" (persona que acompaña a alguien a morir) Ana Vidal Egea, que el movimiento se ha expandido a 81 países. En ellos se han celebrado más de 13.675 "death cafés" hasta el momento. En España se han contabilizado ya más de 330 de esas reuniones. Al final del recorrido de las ideologías y las religiones, por lo menos como cotos blindados y cerrados, el humano estaba destinado a enfrentarse desnudo a las grandes cuestiones de la existencia. Quizás necesitáramos cuestionar dogmas arraigados, despojarnos de convicciones importadas, desetiquetarnos, desclasificarnos para charlar en primera persona sin prejuicios, a corazón abierto de lo esencial. El movimiento del "death cafés" ha arraigado con fuerza también en nuestra geografía. En Gipuzkoa se han contabilizado cerca de 15 el pasado año, con un cómputo histórico total de alrededor de 35. Poco a poco va creciendo además el número de congregados en torno a ese café pausado y diferente.
Erraríamos si observáramos el movimiento de los "death cafés" sólo como una nueva moda más, como un producto progre pasajero y no viéramos una clara tendencia de futuro, una propensión a tomar más firmemente las riendas de nuestro propio destino. Podíamos enfrentarnos a lo desconocido con un café en la mano, no exclusivamente con un rosario o un mandala. A veces no era saber más sobre el más allá, sino acercarnos más al otro en el más acá para explorar lo desconocido, lo que nos desborda y a veces angustia. No en vano la comunicación franca y amigable es el primer paso de la anhelada sanación.