FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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martes, 5 de junio de 2018

Mujeres no



Jesús de Nazaret no pertenecía al sacerdocio judío. No fundó otra religión distinta de aquella en la que había nacido y en la que había sido perseguido por los sacerdotes de la misma y entregado a los ocupantes romanos que eran señores de horca y cuchillo y lo crucificaron. Atrajo a hombres y mujeres a su persona y a su noticia nueva y buena: construir un reino de Dios en la tierra. No decidió que hubiera un clero o una casta sacerdotal en ese reino.

La historia de la creación del clero eclesiástico y de su asumción (de asumir, de apropiarse y detentar) del poder, está bien documentada y puede leerse en libros de prestigio y garantía.
El actual clero católico detenta el poder económico, político, organizativo, litúrgico e ideológico de todas y cada una de las estructuras eclesiásticas en el universo mundo. Ese poder diversificado pero contundente y bien real permite vivir y vivir bien a cuatrocientos mil clérigos y a varios cientos de miles de mujeres con diversos votos y misiones. Y ejercer el poder que Stalin no tuvo y Pio XII si mantuvo sobre más de mil millones de católicos más o menos vinculados a la estructura visible del poder eclesiástico. Basta mirar a Nicaragua estos días.
En la pirámide del poder eclesiástico hay una corporación de hombres entre los sesenta y muchos y los ochenta y muchos años que manejan bienes terrenales, ideológicos y espirituales que ejercen sobre una supuesta indicación de Jesús de Nazaret formulada hace dos mil años y consolidada, según ellos, por el espíritu que se cernió sobre el caos en el primer momento de la vida y aletea ahora sobre la columnata del Bernini y el patio de Santa Ana.
Tales caballeros dedican la mayor parte de las horas del día a trabajar para acrecentar esos poderes, consolidarlos, extenderlos por el mundo y garantizar la continuidad de una potente organización de contenidos ideológicos diversos, de presencia no excesivamente visible en los centros de decisión política y económica, de ayuda a necesitados y aplastados en lugares lejanos y cercanos a esos centros de poder.
Tales caballeros se continúan a sí mismos a través de la estructura del orden sacerdotal celibatario. Garantizan el patriarcado como actuación estratégica y política de su propio futuro y de la continuidad de su organización.
Acaba de decirlo ayer el cardenal electo Ladaira, jesuita como el actual pontífice, quien ha dejado perfectamente claro que el sacerdocio es masculino y será masculino y ejercido exclusivamente por hombres. Jesús de Nazaret, según el guion previsto, escogió hombres y sólo hombres. Derecho divino pues. Nada que añadir.
Absque mulieres 

Despedida

Juan García Caselles


“Ha sido un honor dejar una España mejor de la que encontré.” Palabra de Rajoy, al despedirse aparentando ser un caballero.
Puede ser que tenga razón, pero yo, la verdad, no acabo de verlo porque hasta donde llega mi entendimiento España es un trozo de tierra perfectamente delimitado por mares y fronteras donde viven mogollón de españoles y por más que pongo el oído en tierra no alcanzo a oír su contento por la pretendida mejoría. Lo otro, esa España inmortal con su correspondiente historia correspondientemente amañada, tan difusa y fantasmagórica como cualquier otra nación (si es que las naciones existen), resulta ser un constructo específicamente diseñado para justificar el poder del estado que domina, no a España, sino a los españoles.
Pero en cuanto me pongo a escuchar a los españoles resulta que, salvo los ricos que se han hecho cada vez más ricos, los demás se quejan amargamente porque hemos salido de las garras de Rajoy mucho peor que cuando “nos encontró”.
Resulta que, desde Franco a Rajoy, cada vez que los poderosos invocan a España para justificar sus medidas económicas, inevitablemente se termina en el empeoramiento del nivel de vida de las clases más débiles. Así que parece que España es el principal enemigo de los españoles a los que se les pide siempre que se sacrifiquen por esta gran nación de la que, según ellos, debemos sentirnos orgullosos, al mismo tiempo que se nos inculca que debemos estar muy contentos de los éxitos de las empresas “españolas”, que vaya usted a saber quiénes son sus dueños de verdad.
Eso sí, no os engañéis, que en toda tierra de garbanzos (o de habas) pasa exactamente lo mismo.

La campaña «Si Cuidas el Planeta, Combates la Pobreza» pide políticas activas para revertir el cambio climático


Fuente: Manos Unidas

05/06/2018 - Reclama la movilización global de todos los agentes sociales y de la ciudadanía ante la próxima celebración en Polonia de la COP24. Alerta de que los peores impactos del calentamiento recaerán en las próximas décadas sobre los países en desarrollo y las comunidades más vulnerables. La celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, el 5 de junio, es una jornada de especial significado para la Campaña SI CUIDAS EL PLANETA, COMBATES LA POBREZA, una iniciativa de sensibilización surgida hace dos (...)

EN TORNO AL “PROBLEMA DEL MAL” (V)


col lozano art

11. Vivir el malestar desde la Presencia
A lo largo de los apartados anteriores ha quedado claro que lo decisivo en todo lo que nos sucede es la interpretación que hacemos de ello. A su vez, esa interpretación es inevitablemente deudora de nuestro nivel de comprensión. Y este, por su parte, es el que condiciona nuestra propia auto-comprensión. De manera más simple: todo se ventila en la respuesta que, consciente o inconscientemente, damos a la pregunta “¿Quién soy yo?”. Según sea la respuesta, leeremos y viviremos lo ocurrido desde estrechez del yo, que se verá en todo momento a merced de las circunstancias, o desde la Presencia, como espaciosidad consciente e ilimitada en la que todo sucede, sin que nada de ello la afecte.
Para comprendernos en nuestra totalidad, podemos empezar situándonos detrás de nuestros pensamientos y sentimientos, en el Testigo ecuánime que observa sin identificarse con nada de lo observado. Y permaneciendo en él, se irá abriendo paso la Presencia que somos y en la que esto que llamamos “yo” aparece, de la misma manera que aparecen todas las circunstancias de nuestra existencia.
Desde la Presencia todo lo percibimos y vivimos de modo radicalmente diferente. Anclados en ella –en la consciencia de ser ella–, no nos resulta difícil apreciar cómo, detrás de cada sentimiento doloroso, yace oculto un sentimiento pleno de Vida, como si fuera la otra cara de la misma moneda: escondida tras la vulnerabilidad hay acogida y compasión; tras la cavilación e hiperactividad mental que nos tortura, lo que hay es silencio cargado de sabiduría; detrás de la resistencia que pone el ego siempre que algo lo frustra, vive la aceptación profunda que llega a ser rendición a lo que es; oculta tras la dependencia, hay profunda gratitud; bajo la aparente impermanencia, una realidad absolutamente consistente; en la otra cara de la frustración, reside la paz; detrás de la dolorosa impotencia y el afán de control, vive la sabiduría del fluir como totalidad; la aparente soledad esconde la plenitud real; y tras el aparente y agobiante desconcierto, hay comprensión… Y en definitiva, todo ello porque empezamos a ver todo desde el “lugar” adecuado, no el yo, sino el Testigo o la Presencia misma.
Detrás de cada sentimiento doloroso hay uno profundo que quiere vivir. Aflora cuando dejamos de reducirnos al yo y nos situamos en estado de presencia. Por eso, basta hacernos conscientes del sentimiento que predomina en nosotros para saber en qué “lugar” o estado de consciencia nos hallamos: en la mente –reducidos al yo– o en la Presencia.
12. El mal que descoloca y la mente que no tiene respuesta
El mal, en todas sus formas, constituye la causa de nuestros mayores desconciertos. No solo porque comporta una carga de dolor que hiere nuestra sensibilidad, sino porque la mente es incapaz de captar su sentido. De un modo particular, el sufrimiento de los inocentes, víctimas de cualquier circunstancia adversa, causada o no por el ser humano, suele provocar en nosotros una rebeldía visceral y una catarata de interrogantes que no hallan respuesta. Y algo similar nos ocurre cuando el mal llama a nuestra puerta, sobre todo, si es reiterativo o se presenta con desmesura.
Como seres sensibles e inteligentes, no son difíciles de comprender aquellas reacciones de rebeldía y cuestionamiento. Hablan de nuestra sensibilidad y de nuestra capacidad de interrogarnos. Con todo, si queremos abordar ese tema desde la mente, pronto descubriremos que no llegamos a ninguna parte. Al contrario, nos debatiremos en un laberinto oscuro, cuya salida no se halla al alcance de la razón.
Desde esta, se han dado dos tipos de “explicaciones”: una más pragmática e incluso “resignada”, que habla del mal como un fenómeno inevitable en cualquier proceso evolutivo, por lo que se desiste de encontrarle ninguna explicación; y otra –más común en las tradiciones religiosas– que han atribuido el mal a alguna fuerza enfrentada a la divinidad o al “pecado” del ser humano, que cargaba así con la culpabilidad.
Dentro del ámbito específicamente religioso, el mal se ha visto como la “roca del ateísmo”. En efecto, desde muy antiguo, las mentes más lúcidas plantearon que el mal de los inocentes vendría a probar que Dios –el “Dios” pensado y creído– no es bueno (si no quiere evitar el mal) o no es poderoso (si no puede hacerlo); en cualquiera de los casos, no sería Dios.
Ante el mal, se dan también en la práctica, más allá de cualquier planteamiento teórico, diferentes actitudes, que van desde la indiferencia cómoda a la compasión efectiva que busca aliviar y ofrecer ayuda.
13. El mal, depositado en el “conocimiento silencioso”
Decía que la mente es incapaz de hallar una respuesta a esta cuestión, porque ella misma es un objeto más dentro de todo este mundo manifiesto, por lo que es radicalmente incapaz de ver más allá de él.        
Sin embargo, la mente no es nuestro único modo de acceso a lo real. Existe otro modo de conocer trans-racional –“conocimiento silencioso”, le han llamado los místicos– que, acallando la mente y haciéndonos tomar distancia del mundo de las apariencias, nos conduce a aquel Fondo común que en todo se está expresando continuamente y que constituye, en realidad, la “sustancia” última de todo lo que percibimos a través de los sentidos neurobiológicos.
Desde ese otro modelo (no-dual) de cognición, lo que cambia no es ya la respuesta, sino la misma pregunta. Porque, cuando se hace desde la mente, la pregunta está mal planteada desde el inicio, con lo cual es comprensible que no pueda llegarse a ninguna respuesta. Y está mal planteada porque se asume, como presupuesto cierto, que la realidad es tal como la propia mente la ve. Sin embargo, es precisamente este presupuesto incuestionado –aceptado colectivamente como verdadero– el que se revela falso. Y eso es lo que hace que todo quede replanteado de manera drásticamente diferente.  
Es algo similar a lo que ocurre en el sueño: en él, puede surgir cualquier pregunta relacionada con algo de lo que estamos soñando. Pero al despertar apreciamos que era la misma pregunta la que –siendo “real” en el nivel en que aparecía– carece, sin embargo, de sentido, porque el “marco” en el que nació era solo un sueño.
Algo parecido ocurre en lo que llamamos “vigilia”. Damos por seguro que ya sabemos lo que es el “mal”, y a partir de ahí tratamos de encontrar una explicación. A los creyentes suele pasarles lo mismo: creen saber lo que es “Dios” y, a partir de esa creencia mental, se preguntan: “¿por qué Dios permite el mal?”, o incluso: “¿está Dios en el mal?”.
Lo cierto, sin embargo, es que la mente no sabe ni una cosa ni la otra: no puede saber lo que es el “mal” ni lo que es “Dios”. Por ese motivo, la pregunta es “tramposa”, y solo tiene sentido dentro del mismo nivel –estado mental– en el que surge.
14. En lo profundo, todo es Bien: todo forma parte de Lo que es
En la comprensión no-dual se aprecia que el nivel aparente es “verdadero” –en ese mismo nivel–, pero no es últimamente real. Es solo una compleja infinidad de formas aparentes, que están brotando constantemente del Fondo uno de todo lo que es.
Así, mientras en ese nivel de las formas, todo es polar –lo que nos lleva a hablar de “bien” y de “mal”–, desde el nivel profundo (no-dual) se advierte que los polos no solo no se excluyen, sino que son complementarios –no puede existir el uno sin el otro, y sin ellos no podría existir el nivel aparente– y se hallan abrazados en la no-dualidad mayor.
Se advierte también que los términos “bien/mal”, “bueno”/“malo” son solo etiquetas mentales, porque en el nivel profundo todo es Bien sin opuesto. ¿Qué es “bueno” o “malo”, antes de que aparezca la mente? Para el yo, sin embargo, es “bueno” aquello que sostiene su sensación de identidad, y es “malo” lo que la pone en peligro.
En la comprensión no-dual caen las etiquetas –como las construcciones mentales– porque se alcanza a ver el Fondo último –Consciencia o Presencia– que constituye y sostiene todo lo que percibimos. Eso es justamente lo que somos. Y Eso se halla siempre a salvo. Al comprender, se tiene una sensación similar a aquella que se produce cuando despertamos de un sueño nocturno atemorizador. Lo que nos entra por los sentidos es solo una representación; en ella, somos “personajes” desempeñando un papel en el reino de la impermanencia. Sin embargo, nuestra identidad es radicalmente previa al relato mental y a nuestro propio personaje. No somos un “objeto” de la consciencia, sino la consciencia misma en la que todos los objetos aparecen.
La realidad es no-dual. Y en ella es abrazado todo lo que es, antes de ser etiquetado por la mente como “bueno” o “malo”. Como seres sensibles, sentiremos el dolor en cualquier forma en que aparezca. Pero desde la comprensión experiencial de lo que somos, sabremos ver más allá de él y podremos vivirnos como la Presencia que somos y que se manifiesta y expresa como sabiduría y compasión.
Ante la realidad del mal, nuestra mente carece de respuestas. Pero si nos rendimos a la Sabiduría mayor, que dirige todo lo real, nos descubrimos UNO con todo; amamos lo que es y permitimos que esa misma Sabiduría -o la Vida– se exprese a través de nosotros: somos solo “cauces” por los que la única Vida se expresa.
15. No se niega el dolor ni la acción para liberarse de él; se comprende el “lugar” donde acontece.
Ante esta visión, la mente se rebela y pone en marcha toda una batería de “argumentos” –revestidos con frecuencia de reflexiones morales o incluso “compasivas”–, que no son sino esfuerzos por mantener el propio modo mental de ver. Se comprende que, para quien reduce el mundo a lo que su mente percibe, cualquier otra propuesta le resulte descabellada. Y se comprende también que, ante la presencia de tanto “mal”, nuestra propia sensibilidad, avalada por lo que se suele llamar “sentido común”, se rebele igualmente contra la mera insinuación de que el mal del mundo es solo “apariencia”. De ahí que quizás sea oportuna alguna palabra más, a partir de las “objeciones” que se plantean habitualmente.
En una primera reacción muy frecuente, se suele escuchar que este modo de plantear el problema trivializa algo tan “serio” como el mal, al mismo tiempo que se desentiende de las víctimas. El argumento toca fibras tan sensibles que tiende a producir un efecto inmediato: desechar el planteamiento, en nombre del “rigor” con que debe abordarse la realidad –en lugar de huir de ella– y en nombre también del “compromiso efectivo” a favor de quienes más sufren.
Sin embargo, tales argumentos –aunque sean planteados de buena fe– no solo resultan capciosos, sino que son engañosos de raíz, ya que se basan en el error primero, que lleva a tomar como real lo que solo es aparente y, en gran medida, construcción mental. Pero también puede ser oportuno ayudar a la mente a ver dónde radica la trampa.
A cualquier persona sensible el dolor del mundo –incluso de un solo ser– le “rompe” el corazón. Y es claro que siempre tendremos que hacer todo lo que sea posible al servicio de quien sufre. La visión no-dual no niega nada de eso. Tampoco quita “valor” a lo que ocurre ni a las personas involucradas. Lo que hace es ofrecer una perspectiva diferente a la mental, más profunda y, por ello, más ajustada. En síntesis, se trata de responder a esta cuestión: ¿y si las cosas no fueran como nuestra mente las ve?; ¿qué es exactamente la realidad, si logramos acceder a la verdad de lo que es?
Con ello nos remite a la que constituye siempre la primera cuestión, de la que dependen todas las demás: ¿quién soy yo? La respuesta de la mente nos es bien conocida: “yo” soy un objeto, separado de todos y de todo lo demás, que me defino por mi “personalidad”. A partir de este presupuesto –dado por válido y firmemente sostenido en el imaginario colectivo–, lo real se me antoja la suma de objetos igualmente separados. Y ahí es donde, tras haber absolutizado la lectura mental, nos vemos abocados a un callejón sin salida.

La realidad por encima de todo

Redes Cristianas
Jaime Richart, Antropólogo y jurista
Es una convención en las sociedades occidentales que las demo­cracias, las democracias burguesas, están vertebradas en un Estado compuesto de tres fuerzas institucionales que se contro­lan, se equilibran y se compensan entre sí: el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial.
A principios del siglo veinte, con la difusión masiva del perió­dico se incorpora otro poder que no pertenece al Estado pero se considera lo suficientemente vigoroso e influyente para ser califi­cado de cuarto: el periodismo. Pero a medida que se fueron introduciendo en la sociedad la difusión de la noticia y la opi­nión masivas a través de las tecnologías de radio y televisión, el potencial del poder mediático va alcanzando unas proporciones gigantescas que en cierto modo ensombrece la fuerza de los otros tres hasta acabar siendo en cuestiones muy importantes para la sociedad la causa de la causa. Aunque aún hay otro poder por encima de él, cuyo nombre no figura en ninguna institución: el poder económico, el bancario y financiero. Este es el poder que, en lo esencial, está detrás de todo y lo domina todo. Deci­sivo en la configuración de una clase de democracia que no nos recuerde en modo alguno que tenga algo de popular o de proleta­ria, pues el calificativo más suave será “populista” aunque no signifique nada.
De aquí que el partido que aspire a participar del poder polí­tico, ha de rebajar lo suficiente su radicalidad, el poder econó­mico necesita imperiosamente de estabilidad para desenvol­verse. Un poder transversal que no reside sólo en el país donde los partidos compiten localmente, sino que reside en todo el te­jido financiero que a su vez abarca a todas las naciones que com­parten el sistema. De ahí resulta que, por ejemplo, la justicia penal, la “realidad penal”, en unas naciones más que en otras pero en España más que en ninguna otra, se modula y realiza en función de la capacidad crematística del condenado, pues el con­denado por un delito económico puede “lavar” ordinariamente la sentencia que le condena, neutralizando su entrada en prisión gra­cias al mismísimo producto de la rapiña por lo que fue conde­nado. Del mismo modo que en otro tiempo el ciudadano podía librarse del servicio militar mediante compra de la licen­cia. Y del mismo modo que en otro podía comprar una bula para seguir pecando. Esta otra convención tampoco figura en docu­mento ni en tratado alguno.
Así es que al igual que en la esfera religiosa, para los creyentes todo lo que le sobreviene al hombre es por la voluntad de dios, en la sociedad civil todo cuanto sucede en la política es voluntad de los mercados y de los emporios económicos, y entre ellos el mediático. De manera que si en la división y separación de pode­res del estado está el principio de la democracia burguesa, es porque el poder económico se ha dejado antes someter a cam­bio de ser él y de consuno el periodístico, quienes diseñen el ver­dadero marco de esa democracia. El nivel de ésta será el que convenga al poder económico, bancario y financiero. El margen de maniobra del político es demasiado estrecho como para darle una importancia que no tiene sólo porque tiene rostro.
¿Cuàles son las consecuencias? Pues que si la vida es sueño según muchos y muy.consagrados autores, que si éste es el me­jor de los mundos posibles, según otros autores tan consagrados como los anteriores, y que si la “realidad” global es el resultado de los acuerdos a los que llegan continuamente grandes minor­ías, por arriba, y a los que llegan, o creen llegar, por propia vo­luntad grandes mayorías, por abajo, la energía que ha de desple­gar cada individuo por separado para ser dueño de su vida debe estar dirigida a corregir severamente al poder mediático, en pri­mer lugar, y luego al poder económico.

Ello deberá ser con actitu­des, decisiones y prácticas exponer en otros espacios de re­flexión y de pensamiento social. Aunque no se puede ser muy optimista. El recorrido de la toma de conciencia será muy largo. Parece que ese momento pertenece más bien al siglo próximo. Ese tiempo en que el ser humano ya habrá descubierto que el di­nero no se come… Que debamos sugestionarnos permanente­mente con ficciones y fabulaciones para hacernos la vida más so­portable y no verla tan descarnada, y que en función de esto ol­videmos que es el poder económico y el dinero los que gobier­nan en los países y en el mundo, no significa que esta no sea la realidad inevitable por encima de todo…

Declaración de Jesuitas Centroamérica – ante la situación en Nicaragua


Nicaragua
[Reproducimos a continuación la Carta que nos llega de los Jesuitas en Centroamérica ante la situación que se vive en Nicaragua]
Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos e hijas de Dios” (Mateo 5, 9)
Como es del conocimiento de la opinión pública, Nicaragua está atravesando una grave y creciente crisis política. La salida pacífica a dicha crisis es el unánime deseo y el firme compromiso de la población que reclama democracia, libertad y justicia. Ya son más de 100 nicaragüenses a los que se les ha arrebatado sus vidas en poco más de un mes, por ese reclamo ético y constitucional.
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Argentina: Falleció el sacerdote de la Teología de la Liberación Luis Farinello , un cura que siempre estuvo a pie de pueblo


El sacerdote fue una figura comprometida con los derechos humanos y la lucha contra el neoliberalismo. En los 90 fundó el Polo Social junto a dirigentes gremiales y políticos progresistas.
A los 81 años, murió el cura Luis Farinello, uno de los primeros sacerdotes católicos que desde el retorno de la democracia se involucró en política y, sin sacarse la sotana, formó parte de distintos espacios partidarios, sociales y gremiales que lo convirtieron en una de las figuras que durante la década del 90 salió a la calle a reivindicar los derechos de los más vulnerables y repudiar las políticas neoliberales.
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Tsunamis de plástico amenazan mares latinoamericanos


Fabiana Frayssinet

IPS
Aunque América Latina produce apenas cinco por ciento del plástico del mundo, importa miles de millones de toneladas anuales para el uso de todo tipo de productos, que en parte terminan en sus mares como basura.
De esa manera, contribuye a esa especie de tsunamis artificiales que amenazan la biodiversidad de los océanos, donde a nivel planetario cada año se vierten 13 millones de toneladas de residuos, mayormente plásticos desechables, según ONU Medio Ambiente, una cantidad que puede rodear cuatro veces la tierra.
El impacto es tal que también afecta a la salud humana, al entrar esos resistentes desechos en la cadena alimenticia, y ha llevado a las Naciones Unidas a establecer como tema para el Día Mundial del Ambiente de este año, el 5 de junio, el de “Un planeta sin contaminación por plásticos”.
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