FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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lunes, 14 de noviembre de 2016

Los papeles en las homilías, desaconsejados por Francisco



Papa Francisco7

Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

Ya era hora de oír este consejo, de voz autorizada: ¡dejen los papeles en las homilías!

Sí, ya era hora de que un papa renegara de la costumbre fatídica de leer las homilías, que más que eso parecían un tratado del tema que fuera, muchas veces sin ningún nexo, o traído por los pelos, con la Palabra de Dios escuchada durante la celebración. Y esto vale también para los obispos, a los que, creo yo, habría que hacerles un serio examen, antes de su consagración episcopal, de aptitud para dirigirse al Pueblo de Dios sin papeles, y, sobre todo, sin miedo a meter la pata, o a bordear terrenos pantanosos, tierras movedizas, lugares teológicos o bíblicos de alto riesgo. Lo decía ayer el Papa en su homilía de la misa en Santa Marta: “Estaba y estoy convencido de que entre el predicador y el pueblo de Dios no debe haber nada en medio. No puede haber un papel. Un apunte escrito sí, pero no todo completo”. Este papa tiene muchas cualidades, pero dos brillan por su excelencia: es valiente al pensar, y es muy valiente al decir. Algo que no se puede afirmar, obviamente, de la mayoría de los obispos, por lo menos los nuestros, españoles.

Francisco también pone el dedo en otra llaga de las homilías y pronunciamientos episcopales, o clericales, en general: en la manía a recurrir a temas de moral, cayendo muchas veces en un moralismo sin ningún fundamento evangélico, antes que navegar por aguas turbulentas que los lleven a temas comprometidos de contenido eclesial, teológico, bíblico, o, todavía peor, cuando los podría obligar aterrizar en temas controvertidos, para el mundo, pero claros para Jesús en el Evangelio, de tinte socio-político, o económico, como el uso del dinero, la justicia distributiva, o el respeto a la libertad de conciencia, no solo por parte de las autoridades civiles, sino, sobre todo, para los creyentes, de parte de sus pastores. También el papa argentino fustiga estos desvíos en las comunicaciones de los ministros de la Palabra. En una conversación con el agudo periodista Antonio Spadaro, el Pontífice subraya que “predicar la teología enmarcada por el ‘se debe y no se debe’ no comunica nada, porque está vacía y es abstracta”.
Es decir, resumiendo esta breve misiva: las cosas nos irán mucho mejor si cumplimos estas dos recomendaciones papales: predicar sin papeles, y evitando no solo los temas morales, o mejor, caer en el moralismo, sino huyendo también de un tono de reprobación, o de consejo piadoso, que no cumple los dos principales fines de la escucha de la Palabra: ser iluminados por la misma, y ser animados, como envueltos por el Espíritu del Señor, para sentirnos arrastrados a ponerla a, a prueba, la Palabra, en nuestra vida. Yo animaría a mis colegas, curas, y a los obispos, en las homilías, y me animaría a mí mismo, a releer las homilías de San Agustín, o de leerlas, los que no lo hayan hecho, para fortalecer una de las líneas principales en la labor pastoral: la de ayudar a los fieles a entender, a asimilar, a personalizar, y a cumplir, cada uno desde su experiencia vital, la palabra de Dios, de la que somos administradores, y pregoneros.

Francisco visita a jóvenes que abandonaron el sacerdocio para casarse



Cura casado2Papa Francisco7Viernes de la Misericordia
Uno de ellos, de Madrid
Los sacerdotes casados podrían ejercer pronto el ministerio
Curas casados. La intervención de la Iglesia por los derechos de los curas casados es más necesaria que nunca
El papa Francisco visitó hoy en Roma a siete jóvenes, entre ellos uno de Madrid y otro de América Latina, que han abandonado en los últimos años el sacerdocio, informó la Santa Sede. ··· Ver noticia ···

.. y los pobres tomaron Roma, y bendijeron al Papa


Jesús Bastante


“Sean hombres y mujeres con pasiones y sueños, sueñen que el mundo se puede cambiar”
“Les pido perdón en nombre de los cristianos que no leen el Evangelio encontrando la pobreza en el centro”
Y los pobres tomaron el Vaticano. E impusieron las manos al Papa, bendiciéndole, rezando por él. Sujetando sus ropas, dándole un impulso. Francisco, con los ojos cerrados, al borde del llanto, oraba con ellos, con los más pobres, con los excluidos. Doce apóstoles de la pobreza y la exclusión, que rezaban por el Papa. Un momento absolutamente conmovedor. Sin duda, uno de los momentos de este Jubileo de la Misericordia y, tal vez, de este pontificado. ··· Ver noticia ···

Los obispos estadounidenses eligen entre la fidelidad a Francisco o el “modelo Trump”


Cameron Doody


Su nuevo presidente será un pastor con “olor a oveja” o un “guerrero cultural”
DiNardo y Chaput, candidatos conservadores; Gómez o Wester, entre los aperturistas
Francisco, sobre Trump: “No juzgo sus políticas, quiero entender el sufrimiento que puede causar a los pobres y excluidos”
El presidente de los obispos, a Trump: “Podemos acoger a los refugiados sin sacrificar nuestra seguridad”
Un pastor con “olor a oveja” o un “guerrero cultural” con hedor a la política partisana. Esa es la elección a la que se enfrentarán los obispos estadounidenses en su asamblea la semana que viene, en la que elegirán a su cúpula para los próximos años. ··· Ver noticia ···

Francisco, un gran líder altermundista

Miguel Ángel Mesa Bouzas



Papa Francisco27Hay muy pocos líderes que, a nivel mundial, sean un referente ético y muestren en su vida cotidiana una gran humanidad. Entre ellos podríamos nombrar a dos: al Papa Francisco y a José Mújica, expresidente de Uruguay.
Ambos se han dado cita en el Vaticano para celebrar el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares. Algo impensable de poder realizar durante los anteriores pontificados. Pepe Mújica dijo que Francisco “honra a la humanidad y, por eso, hay que ayudarlo lo más posible; mientras estemos vivos estaremos respaldando sus luchas quijotescas”. Proviniendo de un hombre de la altura moral de Mújica, es un gran cumplido que haría enrojecer a cualquiera.


Porque, en la línea del movimiento altermundista por otro mundo posible, que inició los Foros Sociales Mundiales en Seattle en 1999, Francisco no ha tenido ningún reparo a ser blanco de las críticas de las altas instancias eclesiásticas o gubernamentales, por reunir por tercer año consecutivo a decenas de movimientos populares que “son sembradores de cambio, promotores de un proceso en el que confluyen millones de acciones grandes y pequeñas encadenadas creativamente, como en una poesía; por eso quise llamarlos “poetas sociales”… Enumeramos algunas tareas imprescindibles para marchar hacia una alternativa humana frente a la globalización de la indiferencia: 1. poner la economía al servicio de los pueblos; 2. construir la paz y la justicia; 3. defender la Madre Tierra… Tal vez no estemos de acuerdo en todo, seguramente pensamos distinto en muchas cosas, pero ciertamente coincidimos en estos puntos”. Estos movimientos se comprometen “a abrazar un proyecto de vida que rechace el consumismo y recupere la solidaridad, el amor entre nosotros y el respeto a la naturaleza como valores esenciales. Es la felicidad de «vivir bien» lo que ustedes reclaman, la «vida buena», y no ese ideal egoísta que engañosamente invierte las palabras y nos propone la «buena vida»”.
También es de los pocos líderes que se atreven a criticar el sistema económico neoliberal y capitalista, que tiene su centro en el dios dinero, y al que califica como el “terrorismo fundamental contra la humanidad”. Ninguna Conferencia Episcopal ha sido tan valiente para expresarse con esta claridad y contundencia. Únicamente algún obispo, como Pedro Casaldáliga, ha sido capaz de decirlo durante muchos años con su palabra y su testimonio de vida profética.

Francisco se ha puesto pues al lado de estos movimientos, para alentarles, porque “el futuro de la humanidad no está únicamente en las manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las élites. Está fundamentalmente en manos de los pueblos, en su capacidad de organizarse y también en sus manos que riegan con humildad y convicción este proceso de cambio”.
En su discurso de despedida les invitó a “que sigan enfrentando el miedo con una vida de servicio, solidaridad y humildad en favor de los pueblos y en especial de los que más sufren. Se van a equivocar muchas veces, todos nos equivocamos, pero si perseveramos en este camino, más temprano que tarde, vamos a ver los frutos. E insisto, contra el terror, el mejor antídoto es el amor. El amor todo lo cura…


Les agradezco nuevamente su trabajo y su presencia. Quiero pedirle a nuestro Padre Dios que los acompañe y los bendiga, que los colme de su amor y los defienda en el camino dándoles abundantemente esa fuerza que nos mantiene en pie y nos da coraje para romper la cadena del odio: esa fuerza es la esperanza”.
Quien tenga ojos para ver y oídos para escuchar, que vea y escuche. 

La ONU insta al Gobierno a responder a la denuncia de Garzón contra el proceso que llevó a su inhabilitación



El Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas critica el “carácter arbitrario” de las investigaciones contra el juez. El Ejecutivo tiene seis meses para contestar.
MADRID.- El Gobierno de Mariano Rajoy tiene un plazo de seis meses para responder a la denuncia presentada por el juez Baltasar Garzón, según ha recordado en un comunicado el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. ··· Ver noticia ···

Tenemos un Papa que cree en el Evangelio


Castillo2
Es un hecho que, en la Iglesia, hay gente muy religiosa, sobre todo entre el clero, que no está de acuerdo con el papa que tenemos. No pienso analizar aquí este complicado asunto. Lo que pretendo, en este breve escrito, es simplemente indicar por qué cada día veo más claro que, ¡por fin!, tenemos en la Iglesia un papa que cree en el Evangelio de Jesús. No digo, en modo alguno, que los papas anteriores no hayan creído en el Evangelio. Por supuesto, que han creído. Lo que pasa es que, cuando hablamos del Evangelio, no es lo mismo creer en él, que vivir como el Evangelio nos dice que tenemos que vivir. Aquí tocamos el nudo del problema. Y en esto está la clave de todo este asunto.



He leído – y releído – el discurso que el papa pronunció, en Roma, ante más de 3.000 participantes de 60 países, que representaban a los movimientos populares de todo el mundo. Pues bien, lo que más me ha llamado la atención, al leer este discurso papal, es que en él no se habla de Teología, ni de Exégesis Bíblica, ni de Doctrina Social de la Iglesia, ni de Ciencias Políticas o Sociales, ni de las enseñanzas del Magisterio Eclesiástico, ni de la Soteriología, ni de la Escatología, ni de la Cristología o la Eclesiología, ni de la Modernidad o la Posmodernidad, ni de ninguna de esas cosas con las que se calientan la cabeza, a diario, los más sesudos pensadores del saber cristiano. Nada de eso, por lo visto, le interesa al papa Francisco.
Entonces, ¿qué es lo que le interesa a este papa cuando se ve delante de quienes representan a las gentes más necesitadas de este mundo? Pues, o yo estoy ciego (o me ciega no sé qué extraña pasión), o lo que al papa le preocupa y le angustia es exactamente, ni más ni menos, que lo mismo que le preocupó y le apasionó a Jesús de Nazaret. ¿De qué se trata? ¿Qué es esto?

Si algo hay claro, en los evangelios, es que el centro de las preocupaciones de Jesús fue Dios. Pero el problema, que plantean los evangelios, no está en eso. El problema está en cómo tenemos que buscar y encontrar a Dios. Ahora bien, si algo hay claro en el Evangelio, es que a Dios no lo encontramos primordialmente en la “observancia de la Religión”, sino en la “lucha contra el sufrimiento humano”. Por eso el papa habló, con tanta fuerza, no de los grandes temas teológicos y morales de los que venían hablando los papas, desde León XIII hasta Benedicto XVI. Nada de eso. Lo que Francisco hizo, en su discurso, fue irse derechamente a lo mismo que hizo Jesús. En cuanto se puso a anunciar el Reino de Dios, ¿qué hizo? Ponerse a curar enfermos, aliviar penas, acoger a gentes desamparadas, comer con los hambrientos…, sin tener en cuenta para nada si aquellas curaciones y aquellas comidas, con gentes de mala vida y mala fama, estaban permitidas o prohibidas por la religión.
Sin duda alguna, la Iglesia tiene que cambiar. Pero, ¿tenemos claro en qué tiene que cambiar? El problema no está en cambiar los cargos y dicasterios (oficinas) de la Curia Vaticana. Ni siquiera el problema está en que el Vaticano afirme la importancia capital del Evangelio, cosa que ya ha hecho tantas veces. Todo eso puede quedarse en mera palabrería. El problema central y decisivo de la Iglesia está en que ponga el motor de su vida y su presencia en la sociedad en vivir como vivió Jesús.
La fórmula determinante quedó formulada por Francisco con brevedad y precisión: “hablamos de la necesidad de un cambio para que la vida sea digna”. La “dignidad de la vida”. En esto está el centro de la religiosidad por la que tiene que afanarse y luchar la Iglesia. Y sobre este proyecto se tiene que re-hacer la Teología. Una Teología menos interesada por problemas tales como el pecado o la salvación eterna. Y centrada, sobre todo, en: 1. Poner la economía al servicio de los pueblos. 2. Construir la paz y la justicia. 3. Defender la Madre Tierra. Sólo así podremos tener obispos menos preocupados por los problemas relacionados con la sexualidad y la homosexualidad. Obispos que, ante tantos escándalos de abusos de clérigos a seres inocentes, se ponen a mirar para otro sitio. Y tendremos obispos más interesados y afanados por enfrentarse, si es preciso, a gobernantes que favorecen a los ricos, al tiempo que esos gobernantes tan “piadosos” dictan leyes que aumentan la distancia entre los potentados y los débiles. Y, sobre todo, si esto se toma en serio y con todas sus consecuencias, tendremos una Iglesia, no para el pueblo, sino del pueblo. No para los pobres, sino de los pobres. Y a la que se apuntarán los ricos, si es que tienen coraje para compartir su vida con la de los pobres.
No olvidando jamás una cuestión que es decisiva. Sólo una Iglesia así, estará capacitada para conocer la Cristología y, por tanto, para enterarse de quién es Jesús, cómo se vive cristianamente y cómo se anuncia el Evangelio. ¿Por qué? Esta pregunta se responde afrontando otra cuestión, que es la que más miedo nos da: ¿Cómo conocieron los primeros discípulos a Jesús? No lo conocieron estudiando Cristología, sino viviendo con ÉL y como ËL. De este asunto tan decisivo, la Iglesia, los seminarios, los teólogos, los obispos y los papas, no nos hemos enterado.
El día que esto se afronte de veras, ese día la Iglesia empezará a ter sentido y a dar sentido a la vida de la gente. Y esto, justamente esto, es lo que ha puesto en marcha, con sus “llamadas” ocurrencias y originalidades, el actual papa Francisco. Por eso podemos decir que tenemos un papa que cree en el Evangelio”.