FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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sábado, 9 de junio de 2012

Revuelto de mujeres y parejas con historia

El tema sobre sexualidad que acaba de plantear Atrio roza de alguna manera la turbia historia de la pareja real, mejor diríamos ex-pareja Juan Carlos de Borbón- Sofía de Grecia, y la moral sexual en uso de nuestros grandes políticos a escala mundial. Me he permitido hacer aquí un ligero paralelismo entre Sofía de Grecia y Dolores Ibárruri, dos personajes femeninos importantes en la reciente historia de España.
Se trata de apuntes para la reflexión que he colgado en www.durangon.com: me pregunto si Sofía de Grecia no habría podido reaccionar ante los devaneos de su esposo o ex-esposo como Diana de Gales, si con su sacrificio o fidelidad al cargo de Reina no está apuntalando un sistema político y un statu-quo que impide la vuelta de la República conforme a los deseos de muchos de nuestros conciudadanos, si no sería mejor que Sofía mandase todo al carajo y el entramado de la monarquía con los Froilanes, los Urdangarines, las princesas de pocas luces y los elefantes y las Corinas se fuese de una vez al garete…
Ahí os lo dejo, por si queréis opinar.
Lleva sangre de las más altas realezas europeas, se ha educado en los más “privados” colegios de la más alta aristocracia, entró en la historia del Reino de España de la mano de su marido Juan Carlos de Borbón, el cual a su vez alcanzó el trono  de la mano del dictador Francisco Franco, y ambos fueron coronados reyes tras un referendum constitucional más o menos inspirado por la guerra fría que siguió a la guerra caliente de 1940.
Sofía de Grecia vive hoy un problema de índole familiar, y según dicen muchos, matrimonial o sentimental. No  es María Callas, ni Jackie Onassis, ni Diana de Gales, ni Camila de Inglaterra, ni Carla Bruni,  pero figura entre las mujeres importantes de su Reino y de Europa. No se lo ha ganado por sí misma, cuesta creer que Sofía de Grecia haya tenido nunca problemas para llegar a fin de mes…han sido más bien las circunstancias las que la han encumbrado hasta el trono que ocupa.  Pero, por méritos propios o por el azar de la vida, es protagonista de nuestra historia reciente.
Tal vez podría uno aventurar que Sofía de Grecia comparte con Dolores Ibárruri, la gran figura femenina de la Segunda República, la Guerra civil y la Transición democrática, un cierto protagonismo, que las dos son figuras significativas y decisivas en la historia de este rincón de Europa. Cada una, a su manera, son la expresión y el grito de libertad y dignidad de la mujer que lucha por conquistar el puesto que le pertenece en la sociedad.
Sofía no acompañó a Juan Carlos en su cacería de elefantes de Bostwana, estaba entonces celebrando con su familia de Grecia la Pascua de la Iglesia ortodoxa. A Juan Carlos le acompañaba en Bostwana, según se dice por ahí, una dama de la aristocracia alemana divorciada de un príncipe alemán, de nombre Corina de Wittgenstein.
Sofía de Grecia, Reina de España, cumple rigurosamente con todos sus compromisos y obligaciones como Reina de España. No faltan quienes piensan que su actuación fue decisiva en el golpe del Teniente Coronel Tejero, que ha sido ella el timonel de lo que queda  de democracia en nuestro estado español. Pudimos verla este fin de semana presidiendo a cierta distancia del Rey el desfile de las fuerzas armadas en Valladolid.
Es obligado recordar aquí hasta qué punto los grandes políticos de renombre internacional enturbian sus vidas en aventuras ridículas: los Aristóteles Onassis, los Bill Clinton, los Strauss Kan, los Berlusconi…Nada que reprochar a una legítima libertad de la persona en su vida sentimental, pero resulta difícil soportar historias de políticos disfrazados de casanovas que terminan por caer en la misma trampa que han urdido torpemente. Siempre la historia del cazador cazado…
Desde una perspectiva feminista, tal vez se podría haber pedido a Sofía de Grecia una réplica más tajante ante los posibles devaneos del Rey de España. Algo quizá como lo que hizo Diana de Gales ante el desplante de Carlos de Inglaterra…
Pero no ha sido así, hoy, guardando siempre esa distancia tan significativa con el Rey Juan Carlos, sigue al pie del cañón cumpliendo sus deberes de Reina, igual que sus deberes de madre al lado de sus tres hijos, y de abuela de un montón de nietos, en un  equilibrio sabio y sobrio  de su “rol” de esposa, madre y reina. Ni excusa ni acusa a nadie de sus hijos e hijas, pero está a su lado para lo bueno y para lo malo…
Dolores, la exmujer del minero Julián de Gallarta, una mujer que se hizo a sí misma, que alcanzó notoriedad y poder político luchando al lado de los oprimidos, asumió por su parte el compromiso republicano y revolucionario del marxismo y aceptó todas las responsabilidades hasta la de secretaria general del PCE. En su momento, se divorció de su primer marido para unirse, con el escándalo de todo el “rojerío” masculino que la rodeaba, con un hombre 17 años más joven que ella. Vio morir a uno de sus hijos  luchando contra Hitler, en la batalla de Stalingrado. Volvió a Madrid a restaurar la soñada democracia y a morir.
Una y otra, la reina y la lider comunista, han cubierto un papel diferente y contradictorio en este Gran Teatro del Mundo que decía Calderón de la Barca, poblado por magnates y plebeyos. Pero una y otra han interpretado su papel: su papel de ciudadanas y su papel de mujeres conscientes de sus derechos y obligaciones.
Puede que sea exagerado, pero quizá no: Aquello de los franceses de “cherchez la femme”, de que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer…en el caso de Sofía y de Dolores Ibárruri no vale. En estos dos casos, el hombre (Berlusconi, Onassis, Sarkozy, algún que otro rey..) están detrás de la mujer,  pequeños, oscuros, enanos.  Detrás de Sofía de Grecia se esconde para ir a cazar elefantes a Bostwana un rey que se rompe la cadera en una mala caída, detrás de Dolores de Gallarta, se ha quedado en el camino un minero al que le faltó el aliento para seguir en primera fila en la lucha por la libertad.
LA CENA DEL SEÑOR

Los estudios sociológicos lo destacan con datos contundentes: los cristianos de nuestras iglesias occidentales están abandonando la misa dominical. La celebración, tal como ha quedado configurada a lo largo de los siglos, ya no es capaz de nutrir su fe ni de vincularlos a la comunidad de Jesús.
Lo sorprendente es que estamos dejando que la misa «se pierda » sin que este hecho apenas provoque reacción alguna entre nosotros. ¿No es la Eucaristía el centro de la vida cristiana? ¿Cómo podemos permanecer pasivos, sin capacidad de tomar iniciativa alguna? ¿Por qué la jerarquía permanece tan callada e inmóvil? ¿Por qué los creyentes no manifestamos nuestra preocupación con más fuerza y dolor? (LEER EL EVANGELIO)
La desafección por la misa está creciendo incluso entre quienes participan en ella de manera responsable e incondicional. Es la fidelidad ejemplar de estas minorías la que está sosteniendo a las comunidades, pero podrá la misa seguir viva sólo a base de medidas protectoras que aseguren el cumplimiento del rito actual?
Las preguntas son inevitables: ¿No necesita la Iglesia en su centro una experiencia más viva y encarnada de la cena del Señor, que la que ofrece la liturgia actual? ¿Estamos tan seguros de estar haciendo hoy bien lo que Jesús quiso que hiciéramos en memoria suya?
¿Es la liturgia que nosotros venimos repitiendo desde siglos la que mejor puede ayudar en estos tiempos a los creyentes a vivir lo que vivió Jesús en aquella cena memorable donde se concentra, se recapitula y se manifiesta cómo y para qué vivió y murió Jesús? ¿Es la que más nos puede atraer a vivir como discípulos suyos al servicio de su proyecto del reino del Padre?
Hoy todo parece oponerse a la reforma de la misa. Sin embargo, cada vez será más necesaria si la Iglesia quiere vivir del contacto vital con Jesucristo. El camino será largo. La transformación será posible cuando la Iglesia sienta con más fuerza la necesidad de recordar a Jesús y vivir de su Espíritu. Por eso también ahora lo más responsable no es ausentarse de la misa sino contribuir a la conversión a Jesucristo.

UNA DESPEDIDA INOLVIDABLE
 
Celebrar la Eucaristía es revivir la última cena que Jesús celebró con sus discípulos y discípulas la víspera de su ejecución. Ninguna explicación teológica, ninguna ordenación litúrgica, ninguna devoción interesada nos ha de alejar de la intención original de Jesús. ¿Cómo diseño él aquella cena? ¿Qué es lo que quería dejar grabado para siempre en sus discípulos? ¿Por qué y para qué debían seguir reviviendo una vez y otra vez aquella despedida inolvidable?
Antes que nada, Jesús quería contagiarles su esperanza indestructible en el reino de Dios. Su muerte era inminente; aquella cena era la última. Pero un día se sentaría a la mesa con una copa en sus manos para beber juntos un «vino nuevo». Nada ni nadie podrá impedir ese banquete final del Padre con sus hijos e hijas. Celebrar la Eucaristía es reavivar la esperanza: disfrutar desde ahora con esa fiesta que nos espera con Jesús junto al Padre.
Jesús quería, además, prepararlos para aquel duro golpe de su ejecución. No han de hundirse en la tristeza. La muerte no romperá la amistad que los une. La comunión no quedará rota. Celebrando aquella cena podrán alimentarse de su recuerdo, su presencia y su espíritu. Celebrar la Eucaristía es alimentar nuestra adhesión a Jesús, vivir en contacto con él, seguir unidos.
Jesús quiso que los suyos nunca olvidaran lo que había sido su vida: una entrega total al proyecto de Dios. Se lo dijo mientras les distribuía un trozo de pan a cada uno: «Esto es mi cuerpo; recordadme así: entregándome por vosotros hasta el final para haceros llegar la bendición de Dios». Celebrar la Eucaristía es comulgar con Jesús para vivir cada día de manera más entregada, trabajando por un mundo más humano.
Jesús quería que los suyos se sintieran una comunidad. A los discípulos les tuvo que sorprender lo que Jesús hizo al final de la cena. En vez de beber cada uno de su copa, como era costumbre, Jesús les invitó a todos a beber de una sola: ¡la suya! Todos compartirían la «copa de salvación» bendecida por él. En ella veía Jesús algo nuevo: «Ésta es la nueva alianza en mi sangre». Celebrar la Eucaristía es alimentar el vínculo que nos une entre nosotros y con Jesús.
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La brecha entre el pueblo y el clero

La primera llaga que señaló Rosmini es el foso abierto entre el clero y el pueblo. El escribía a mitad del siglo XIX. Hoy, iniciando la aventura apasionante de entrar al siglo XXI, esa herida continúa y no se le ve remedio.Todavía está vigente la figura del rebaño y del pastor, una figuración muy hermosa, poética, idílica. Jesús la empleó porque pertenecía al mundo campesino. Y de niño y joven debió ver rebaños de ovejas y ganado caprino, guiados por pastores semi rústicos.
Después descubrió la vida marinera, pero nunca se olvidó de la vida campestre. Sin embargo es una figura que nos ha hecho mucho mal. Los seguidores de Jesús no son un rebaño sino una familia o comunidad de hermanos. Las ovejas son animales simpáticos pero muy tontos.
No tienen la independencia de otros animales: los gatos, por ejemplo, son autovalentes, los perros son buscadores de caminos nuevos y conocen las ciudades y pueblos mejor que los geógrafos y los alcaldes; los pájaros miran el paisaje desde arriba y eligen sus presas o sus alimentos; las tortugas nacen y se autodireccionan hacia el mar. Corderos y ovejas van donde las lleven, se asustan de los perros guardianes, siguen a la que va haciendo sonar una campanita, necesitan resguardo para pasar la noche, se dejan trasquilar sin dar un balido. Un animal dependiente, tímido, gregario y atontado.
Frente a creyentes convertidos en rebaños se levantan, entonces, pastores que se adueñan de todo, hasta de las conciencias de la gente. Hay muchas personas que dicen que no reciben la comunión o que se sienten castigadas en su pertenencia a la iglesia porque un cura se lo dijo o se lo mandó: “Usted puede o no puede comulgar”. “Usted puede o no puede casarse con alguien que está separado”. “Usted puede o no puede comer tal alimento en cuaresma”. Y cristianas y cristianos del rebaño dicen amén, totalmente dominados en sus decisiones personales en las que nadie puede meterse sin violar las conciencias.
En una comunidad de hermanos, las cosas no deben suceder así. Los que tienen el servicio de ayudar a hacer crecer en la fe, la esperanza y la caridad, podrán proponer las enseñanzas del evangelio, podrán hacer presente la opinión histórica y quizá mayoritaria de la iglesia, podrán señalar las enseñanzas dejadas por los teólogos. Pero jamás podrán imponer respuestas. En la comunidad de discípulos de Jesús el fuego es para avivar la llama del amor a Dios y a los hermanos, nunca para quemar en la hoguera a los prójimos.
La brecha que Rosmini veía en su tiempo entre pueblo y clero se ha acrecentado con los años. El señalaba como una de las causas, la celebración de los ritos en latín. Hoy, el problema es mayor. No se trata del latín; se trata del rito mismo, de su significación, de su influencia en la vida de los creyentes. Se trata de la usurpación de las celebraciones litúrgicas por parte del clero.
Y se da, in crescendo, una situación que nadie podrá resolver sin un golpe a la cátedra: la doctrina católica señala que la comunidad se nutre y crece en la celebración de la Eucaristía. Pero la Eucaristía es propiedad del clero. Sin embargo, es un hecho que las comunidades tienen un crecimiento vegetativo y que el clero está hace muchos años en un proceso de declinación. No sólo no crece, sino que disminuye frente a la explosión de un mundo que se duplica cada tantos años. La brecha será cada vez mayor.
¿Cómo van a celebrar la Eucaristía las comunidades si el clero es el único responsable de ese sacramento fundamental?
Buen tema para la reflexión de este blog. Amiga, amiga, formúlese preguntas y respóndalas desde el corazón. Converse con otros y analice las opiniones de todos. La verdad anda repartida en las experiencias humanas de la gente.

DECLARACIÓN DE LA CONFERENCIA DE RELIGIOSAS DE LOS ESTADOS UNIDOS (LCWR)

Junio 1, de 2012 - Comunicado de Prensa
La Junta nacional de la Conferencia de Religiosas de los Estados Unidos llevó a cabo una reunión especial en Washington, DC del 29 al 31 de Mayo para revisar, y planear una respuesta al informe dirigido a la Conferencia de religiosas por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Los miembros de la Junta expresaron su preocupación tanto por el contenido de la valoración doctrinal como por el proceso mediante el cual dicho documento fue preparado. Y concluyeron que la valoración está basada en acusaciones sin fundamento y que fue el resultado de un proceso defectuoso, carente de transparencia.
Aún más, las sanciones impuestas son desproporcionadas en relación a las preocupaciones planteadas y pueden comprometer su capacidad para llevar a cabo su misión.
El informe ha causado además escándalo y dolor en toda la comunidad de la iglesia y ha creado gran polarización.
La Junta estableció que la conferencia llevará a cabo los siguientes pasos:
El 12 de Junio la Presidenta y la Directora Ejecutiva de LCWR regresarán a Roma para reunirse con el Prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Cardenal William Levada y el delegado apostólico, el Arzobispo Peter Sartain para presentar y discutir las preocupaciones de la Junta.
Seguidamente, la Conferencia de Religiosas reunirá a sus miembros tanto en reuniones regionales como en su asamblea de Agosto y determinará su respuesta al informe de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
La Junta reconoce que esta situación ha afectado a los Católicos y no-Católicos alrededor del mundo como se ha evidenciado a través de los miles de mensajes de apoyo y la docena de vigilias de oración que se han llevado a cabo en numerosas partes del país.
La Conferencia cree que los temas de fe y de justicia que cautivan el corazón de las hermanas Católicas son claramente compartidos por muchas personas alrededor del mundo. En estos tiempos en los que la Iglesia y la sociedad se ven envueltas en una gran conmoción, la Junta considera que es imperativo que estos temas sean tratados por toda la comunidad de la Iglesia en un ambiente de apertura, honestidad e integridad.
Persona de contacto: Hna. Annmarie Sanders, IHM
LCWR Directora de Comunicaciones
asanders@lcwr.org

EN GRACIA

Irradia la gracia de vivir y la llamaré Engrazi, aunque no es ése su nombre de pila. Cuantos la conocieron de niña y de joven, la recuerdan alegre, luminosa, sonriente. Y muy bella. Pero ¿de dónde le venía a aquella niña y a aquella joven tanta gracia y tanta luz, si siempre estuvo envuelta en desgracia y horror? ¡Bendito enigma!
Fue fruto de dos vidas, la de su padre y su madre, que eran desgraciadas antes de unirse y, una vez unidas, lo fueron aun más. Engrazi vio la luz, o más bien la tiniebla, en un pueblecito guipuzcoano, en un precioso valle rodeado de montes. Enfermedad, depresión, alcoholismo, miseria, violencia, separación de la familia: eso es lo que vio.
Desde los 7 años hasta los 11, asistió de manera irregular a la escuelita de su aldea, hasta que, sin que nadie le preguntara nada, la enviaron de criada por 150 pesetas al mes. Y así, a sus 11 años, tuvo que cargar con todo el peso de una casa y de una familia extraña; de día se extenuaba de trabajar, y de noche más que dormir lloraba, y escribía a su casa cartas sin fin, contando lo largas que eran sus jornadas y las calles de aquel pueblo grande.
Así terminó su infancia, no sus desgracias. Alguien reparó en su aguda inteligencia, su elocuencia, su carácter alegre y confiado a pesar de todo, y en todo ello no vio más que graves peligros para una vida virtuosa, e hizo que la ingresaran en un internado de monjas. Resultó ser más bien un reformatorio o una cárcel, pues durante los años que pasó allí nunca le permitieron salir para nada. Le enseñaron que sus cualidades eran peligros, sus virtudes eran vicios, todo error y culpa. Pero algo en su interior la empujaba a rebelarse. Y decidió que si Dios significaba tanta falta de respeto y abuso de poder, no merecía su fe. Su rebeldía la salvó, y la expulsaron. Tenía 17 años.
Tuvo que enfrentarse de nuevo al terrible panorama de su casa. Pero estaba preparada. En medio de todos los infortunios y heridas, mantenía indemne la gracia de su ser. ¡Qué milagro! Y se dijo: “No quiero mirar atrás”. Y miró adelante. Y fue abriendo camino a la fuente, alumbrada de noche solo por la sed.
Conoció el amor, pero no lo pudo vivir, solo padecer sus consecuencias. Y por entonces emprendió un largo y azaroso viaje de búsqueda interior, de búsqueda de aire, de Espíritu, de luz, de Dios. Libre École, Arco Iris, Hare Krishna, Rebirthing, Lanza del Vasto… Después de haberse sentido morir tantas veces y de haber incluso buscado morir, un día cualquiera, a los 36 años, ante una pared de piedra desnuda, mientras pronunciaba la oración de todos los días, se sintió profundamente conmovida, se le abrieron los ojos y vio: “Soy hija amada de Dios. Mi ser es amado. Mi ser es divino”. Y se deshizo en lágrimas de dicha.
Fue restaurando su ser. Mejor, fue viendo que el fondo de su ser siempre había sido íntegro y santo. Y por fin se atrevió, después de 22 años, a decir a su marido: “Basta”. Y siguió adelante con sus tres hijos, a los que siempre había rodeado de amor, de solo amor.
De toda esta historia de Engrazi, no encuentro mejor conclusión y resumen que esta frase suya: “El alma o la esencia de nuestro ser es más poderosa que todos los obstáculos del mundo, si éstos se utilizan como trampolín para crecer”.
“Mi vida es ahora puro gozo”, dice con la mayor naturalidad. Le gusta cantar, bailar, escuchar música, leer, pasear en la naturaleza, hacer yoga… Y cuidar a los demás. Y cada día, al levantarse, enciende lamparitas de cera en su casa y da gracias a Dios, a la Vida. Vive la mística de la Gracia de ser, fuera de todo marco institucional religioso. Nada menos y simplemente.
José Arregi