FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA
SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA
ESTAMOS EN LARREA,4 - 48901 BARAKALDO

BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA

lunes, 2 de julio de 2012

Ernesto Cardenal: Hace tiempo que Dios renunció a ser Dios

El País      Borja Hermoso
Con 87 años, el premio Reina Sofía de Poesía jura que solo el presente le interesa
No se fíen ustedes de las apariencias estéticas de la bonhomía, a menudo tapan volcanes. Y como volcán rumiando lava entra Ernesto Cardenal en la estancia, debajo de la boina calada, detrás de su barba blanca, dentro de su camisa blanca, los dedos de los pies nerviosos escapando de las sandalias de cura, aquejado esta tarde de un raro mal: esa mezcla de ansiedad y fatiga típica de las biografías sin desmayo.
Sin duda, Cardenal (Granada, Nicaragua, 1925) es dueño de una de ellas. Poeta, sacerdote, teólogo, traductor, escultor, ministro de Cultura del Gobierno sandinista de Nicaragua entre 1979 y 1987, profeta irreductible de la Teología de la Liberación y de sus miserias y, por tanto, enemigo sin remedio del Vaticano y sus grandezas, el autor de El Evangelio en Solentiname enfila ya, a sus 87 años, la lógica consciencia del todo fue, aunque jura y perjura que solo el presente le interesa.
No parece exagerado decir que su vida es una montaña rusa de euforias y desengaños: desengaño con la revolución perdida –“Daniel Ortega no es ni de izquierdas ni sandinista, traicionó la revolución”–, desengaño con sus jefes de Roma –“la Madre Iglesia traicionó el Evangelio”– y desengaño con la desidia y la resignación del mundo ante la injusticia –“¡estamos obligados a mucha más subversión!”–. Y de cuando en cuando, alguna pequeña alegría, como el reciente Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
La editorial Trotta acaba de publicar el libro El cántico místico de Ernesto Cardenal, de Luce López-Baralt, un replanteamiento crítico en torno a la dimensión mística del escritor. No hay ira en Ernesto Cardenal con respecto a su pasado, aunque el presente asegura que, en esta tarde calurosa de Madrid, el poeta anda cabreado.
Quería saber cuál es el estado de ánimo actual de Ernesto Cardenal ante las cosas, ante la vida.No entiendo.
¿Es capaz de mirarse desde fuera y hacerse un autorretrato con lo que fue, lo que es, lo que será…? Mmmm, no, no lo hago. No me gusta.

¿Mira al pasado? ¿Al futuro? ¿Solo al presente? 
Solo el presente.

¿Por qué? ¿Borró su pasado? ¿Lo aparcó y lo guardó en un armario? 
Esa pregunta es muy difícil, ¿por qué me la hace?
Las fáciles no suelen tener mucho interés… Bueno, sí, pero yo ya no estoy para preguntas difíciles.
No se preocupe, cambiamos de tercio. En 2009 recibió el Premio Pablo Neruda de Poesía, ahora le acaban de dar el Reina Sofía. ¿Le gusta eso de los premios? ¡Pues el primero que recibí en mi vida fue el Pablo Neruda! Así que cuando la presidenta de Chile me lo entregó en el Palacio de la Moneda, en el discurso dije que me consideraba el poeta menos premiado de la lengua castellana. Ahora ya no puedo jactarme de eso, porque he recibido dos premios. Bueno, tampoco son muchos…
¿Y eso le duele? No, bueno, me da lo mismo, no me interesa mucho recibir homenajes, más bien me molestan.

Cuando me dirigía a nuestra cita, venía pensando en lo mal que están las cosas para tanta gente. ¿Cabe decirle algo nuevo que sirva para darle esperanza? ¿Tiene usted alguna idea?
 Pues yo le diría lo que se ha dicho desde hace tiempo: el Evangelio, el anuncio del reino de Dios, del reino de los cielos en la tierra. Y recordar de nuevo lo que anunció el marxismo: una sociedad nueva, justa y sin clases. La sociedad comunista perfecta… que viene a ser lo mismo que el reino de Dios en la tierra. Yo no tengo otra cosa que predicar que el cristianismo y el marxismo, que para mí son la misma cosa.
La sociedad comunista perfecta viene a ser el reino de Dios en la tierra

¿Está la vigencia del marxismo intacta para usted en 2012?
 Si usted me pregunta si el marxismo fracasó, le diré que Chesterton, escritor, humorista, inglés y católico, dijo que el cristianismo no había fracasado… porque no se había puesto en práctica nunca. Yo digo lo mismo del marxismo, que nunca se puso realmente en práctica.

O sea, que ninguno de los dos principios fundamentales de su vida se han podido ver en marcha de verdad…
 ¡Ni de verdad ni de mentira! O puede que de mentira sí, pero de verdad no…

¿No cree usted que el marxismo incurrió en errores?
 O quienes lo trataron de llevar a la práctica… Sí, y el cristianismo también, que tuvo horribles versiones: las cruzadas, la Inquisición, los papas del Renacimiento…
¿Solo los del Renacimiento? ¿Y los de los últimos tiempos? Bueno, claro, esos son igualmente malos. Son malos. Algunos de ellos, no todos.
Y sin querer ser malo, de entre los malos, ¿cuál fue el más malo? Mmmm… no sé, puede que…
Entre Wojtyla, que le echó a usted la bronca nada más bajar del avión en su visita a Nicaragua, y Ratzinger, ¿con quién se queda? Bah, son iguales. Ratzinger ha puesto en práctica las mismas políticas pontificias del otro. Es igual que Wojtyla. O peor.
Revolución, Dios, poesía… ¿son una misma cosa en su vida? ¿O tres versiones de algo supremo?Para mí son lo mismo, sí. Revolución es lo mismo que predicaba Jesús. Hoy hay teólogos que dicen que el reino de Dios que él predicaba era una expresión semejante al concepto actual de revolución, es verdad. Una revolución subversiva, que en el caso de Jesús fue lo que le llevó a la muerte. Significaba también un cambio político y social. La juventud de hoy sigue diciendo “otro mundo es posible”, y yo también lo creo, como lo creyó Jesús. Es posible, y necesario. Y, como dice el obispo brasileño Casaldáliga, también otra Iglesia es posible. Hasta hay quien dice que otro Dios es posible.
¿Y usted qué cree? Que así es, claro.
Porque para usted Dios no es uno, unívoco, cerrado e indiscutible… Así es.
Pueden ser varios… Así es, sí. O puede no creerse en ningún Dios. Los ateos dicen lo mismo que decían los cristianos primitivos, que también fueron ateos.
Es relativamente fácil encontrarse con creyentes que preguntan que, si hay un Dios, ¿cómo es posible que permita todo lo malo que ocurre en la tierra, que es tanto? ¡Porque hace tiempo que Dios renuncio a ser Dios! Se apartó y nos dejó para que hiciéramos el cambio solos. Nos dejó en libertad y desapareció. Eso explica el Holocausto y las demás aberraciones de la creación del ser humano.
Ha dicho, hablando de Cristo, “subversión”. La subversión… ¿Falta eso en las sociedades modernas? ¿Estamos obligados a no conformarnos, aunque no hacemos otra cosa que aceptarlo todo sin protestar ni replantear? Claro que sí. Si lees la Biblia, verás todo el tiempo a un Dios subversivo. Jesús de Nazaret, lo mismo. Así que, en efecto, estamos obligados a la subversión, pero… en cuanto a lo de creyentes o no creyentes, pues no es solo eso que he estado diciendo antes de cristianismo y marxismo. También el Islam… mire, hay un teólogo sufí del siglo XIII que dice: “Para llegar a La Meca hay muchos caminos; si uno está en el Sur, La Meca está en el Norte. Si está en el Norte, La Meca consiste en ir al Sur. O al Este, o al Oeste. Pues para llegar a Dios, lo mismo. Hay muchos caminos.
Subversión, revolución, religión… esos ingredientes conformaron la experiencia de Solentiname. ¿Queda algo de aquello en pie? ¿Fue solo una utopía o Ernesto Cardenal de verdad creyó en aquel tiempo que se podían cambiar las cosas? La experiencia de Solentiname fue muy modesta. Acabó convertida en un mito, pero en realidad no era más que una pequeña comunidad, bueno, casi una comuna a la manera de los primeros cristianos. Éramos cristianos renovados de la Teología de la Liberación, con una orientación marxista, y así interpretamos el Evangelio. Una experiencia.
Cardenal, con Daniel Ortega, detrás, en Nicaragua.
¿Por qué cree que la Iglesia, así, con mayúscula, se ha puesto tan nerviosa siempre que han surgido experiencias de ese tipo? ¿Es que le estaban tocando la finca más de lo debido? La que se autodenomina la Madre Iglesia ha traicionado el Evangelio. El Vaticano es algo muy diferente de lo que Cristo fundó con unos pescadores.
¿Es la revolución un concepto defendible en el siglo XXI? ¿La prefiere a la evolución? Y me refiero a una revolución que no descarte la violencia… La revolución no tiene por qué ser violenta, puede ser pacífica. En algunos casos no queda más remedio que recurrir a las armas. El papa Pablo VI, que no era ningún extremista, declaró una vez en Colombia que ante una tiranía evidente y prolongada era legítima la lucha armada. ¡Pero ya lo decía Gandhi! Dijo que su pacifismo no habría sido posible en la Alemania de Hitler, y animó a los hindúes a entrar en el ejército inglés para luchar contra el fascismo.
Es que la revolución pacífica, esa que consiste en convencer, es más complicada. Convencer al otro y que te convenza el otro, en estas nuestras sociedades tan seguras de sí mismas, es complicado, ¿no? ¡Y lo que me está preguntando usted también es complicado, y no quiero responder a cosas así de complicadas!
¿Qué recuerdos le quedan de su paso por el Gobierno sandinista de Nicaragua? ¿La deriva emprendida por el sandinismo de la mano de Daniel Ortega fue el gran desengaño de su vida?Aquello me ocasionó un gran sufrimiento. Yo lo he llamado la revolución perdida, título del tercer volumen de mis memorias. Lo que hay ahora en Nicaragua no es revolución, ni es de izquierdas ni es sandinismo. Es una dictadura personal de Daniel Ortega, su mujer y sus hijos.
¿Aquella experiencia demuestra que quien tiene el poder por mucho tiempo se corrompe? No es inevitable, pero sí demasiado frecuente, y desde luego es el caso de Nicaragua.
¿Y en qué le ha ayudado a Ernesto Cardenal la poesía? Leí una vez una frase suya: “En mi poesía cabe absolutamente todo”. ¿Era una declaración de principios contra cierta poesía elitista, contra cotos cerrados de exquisitez? Todo parte de las enseñanzas de Ezra Pound, que es una gran influencia en mi obra, en el sentido de que en la poesía cabe todo y todo es posible… como en la prosa. Si hay alguna originalidad en mi poesía, radica ahí: en que me ha cabido todo.

Más allá del oficio del poeta, de que usted ha trabajado escribiendo versos y los ha publicado y esos libros se han vendido… ¿ha sido para usted la poesía una cierta vía de escape personal de los problemas y las angustias? 
De escape, jamás.

¿De salvación, o de búsqueda de la salvación? 
Ponga usted de búsqueda de la realidad.
Sin embargo, ya no lee poesía, porque dice que no encuentra voces nuevas. Prefiere la ciencia. ¿Por qué? Ya José Martí dijo eso: que prefería leer ciencia que poesía, y eso que en su tiempo no había los descubrimientos científicos que después hemos tenido. Sí, yo prefiero leer cosas relacionadas con esos descubrimientos que están cambiando nuestra vida. Esos libros me están descubriendo la realidad. Aunque la realidad cada vez es más misteriosa… ahora se ha descubierto que solo una pequeña parte del universo es visible para nosotros, algo así como el nueve por ciento, creo.
¿No debería eso convertirse en un antídoto contra la prepotencia de muchos poderosos y la creencia de que el género humano lo controla todo, siempre y en todo lugar? Sí, pero para los poderosos y para todos nosotros. Para cualquiera.

Usted ha llevado a cabo talleres de poesía con niños enfermos de cáncer. ¿Qué ha descubierto a través de ellos? ¿Qué le han dado? 
Curiosamente, la leucemia, a los niños, les produce un gran poder creativo y de expresión. Así que nos hemos puesto con estos niños a hacer poesía… no digo escribir, porque algunos de ellos casi no pueden moverse. Los que pueden escribir, escriben, y los otros dictan. Y han empezado a producir poesía muy, muy buena, que cualquier poeta adulto podría envidiar. Ya hemos publicado dos libros y preparamos el tercero. Además, esto supone una buena terapia para esos niños y su enfermedad.

El poeta revolucionario
Ernesto Cardenal (Nicaragua, 1925) recibió en 2009 el Premio Pablo Neruda de Poesía y recientemente ha sido galardonando con el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. A sus 87 años solo atesora esos dos premios, aunque también considera que más bien le molestan los homenajes. Poeta, sacerdote, traductor, escultor… También fue ministro de Cultura con el Gobierno sandinista de Nicaragua entre 1979 y 1987 y profeta de la Teología de la Liberación.
Como tal profeta, el autor de El Evangelio en Solentiname ha sido enemigo sin remedio del Vaticano. “Ratzinger es igual que Wojtyla, o peor”, asegura en esta entrevista. También dio forma a la experiencia de Solentiname, una comuna a la manera de los primeros cristianos con una orientación marxista que les llevó a interpretar el Evangelio. Sobre su desengaño con la revolución sandinista, afirma: “Daniel Ortega no es de izquierdas ni sandinista, traicionó a la revolución”.

El Vaticano y la comunicación

Eclesalia        Mari Paz López Santos
El Vaticano ha decidido “mejorar su política de comunicación” y ha fichado a “Greg Burke, periodista norteamericano de 52 años, que hasta ahora era el corresponsal en Roma del conservador canal Fox News. Desde hace 25 años se ocupa de contar lo que sucede en la Santa Sede para las agencias UPI y Reuters y también para el Time. Además, es miembro del Opus Dei”, según he leído en la prensa digital.
En principio me ha parecido una buena idea pero no sé si es tanto un tema de profesionalización de la comunicación –que sin duda sería efectivo, los cardenales no saben de todo y es lógico que busquen especialistas en esta materia- como de comunicar lo que se vive en el perímetro vaticano. En realidad, comunicar, sí comunican, pero a la manera que lo viven.
Por ejemplo, en el caso del mayordomo del Papa, que sigue recluido en la cárcel vaticana, envuelto en un silencio nebuloso que recuerda a un régimen medieval o, en nuestros días, a sistemas que están al margen de los derechos humanos. Tanto la palabra (el revuelo de la noticia en los primeros días) como el silencio (ahora no sabemos nada del caso) son instrumentos en la comunicación, para lo bueno y para lo malo.
Un conocido pensamiento del filósofo y poeta Ralph Waldo Emerson (1803-1882), norteamericano como el periodista contratado por el Vaticano: “Emplea el lenguaje que quieras y nunca podrás expresar sino lo que eres”, creo que tiene que ver con los quebraderos de cabeza en el tema de la comunicación vaticana.
Si no hay cambios desde la raíz dudo mucho que la comunicación profesionalizada vaya más allá de seguir poniendo parches, en este caso con materiales más modernos y ajustados a este tiempo.
Cuando las noticias del Vaticano muestren la esencia de una sencilla vida evangélica, no importará qué lenguaje o qué técnicas de comunicación se utilicen. La transparencia del Amor habrá montado su tienda en la Plaza Bernini; y en la Capilla Sixtina, Dios Padre “chocará” la mano de Adán al modo que celebran una canasta los jugadores de baloncesto.
Cuando el Vaticano no sea noticia porque, según una máxima periodística, “las buenas noticias no son noticia”, entonces y sólo entonces, nos sentiremos cobijados “a la sombra de tus alas” como dice el Salmo 17.
pazsantos@pazsantos.com
MADRID.
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Otro ataque del individualismo a las pensiones

Con todo el ruido sobre el sistema financiero está pasando casi desapercibido el grave peligro que se cierne sobre el sistema público de pensiones. Una vez más se está utilizando la crisis como pretexto para seguir minando una de las conquistas sociales más importantes de los trabajadores y trabajadoras: un sistema público que garantice pensiones dignas para la vejez.
Un día se hacen insinuaciones sobre las dificultades de tesorería de la Seguridad Social; otro se habla de que será necesario acelerar la entrada en vigor de la reforma del sistema de pensiones aprobada en 2011; otro la OCDE, organismo internacional defensor a ultranza de las perniciosas políticas neoliberales, vuelve a lanzar el mensaje de que los sistemas públicos de pensiones no son sostenibles, que son precisos los planes privados de pensiones…, e incluso habla de plantear la obligatoriedad de cotizar a planes privados de pensiones complementarios de las pensiones públicas, otro…
Es muy llamativo cómo se individualizan los problemas sociales para que perdamos la perspectiva de lo que nos está pasando. Por ejemplo, es simplemente incomprensible que, con el terrible problema del desempleo de los jóvenes, se hable con toda la impasibilidad del mundo de que es necesario retrasar aún más la edad de jubilación. La más mínima preocupación por el bien común nos llevaría a plantear exactamente lo contrario y a buscar caminos para distribuir el empleo de forma más justa y avanzar en cohesión social.
Todo se quiere reducir a un problema de financiación, ignorando deliberadamente que existen otras formas de financiar el sistema de pensiones y que el bien común y la justicia exigen ya otra distribución de la riqueza social para atender en común las necesidades y derechos de todos, en especial de los más pobres y vulnerables. Si no se plantea esto es porque se defienden intereses particulares que niegan el bien común, en este caso el interés del negocio privado por el dinero de las pensiones.
Ya nos hemos referido en otras ocasiones a que lo que está en juego en las pensiones, como en otros muchos aspectos del modelo social que se nos está imponiendo, es la pugna entre la comunión y el individualismo. La opción entre asumir que somos responsables de entre todos cuidarnos y protegernos todos (comunión) y la opción de considerar que cada uno debe resolverse sus problemas como mejor le convenga (individualismo). Son dos formas completamente distintas de orientar nuestra libertad.
La progresiva privatización del sistema de pensiones es fruto del individualismo y negación de la comunión. La reforma del sistema de pensiones de 2011 va en la dirección del individualismo y empeora la situación de los más pobres y vulnerables en un sistema en el que ya la mitad de los pensionistas viven por debajo del umbral de la pobreza. El individualismo, encubierto bajo una supuesta insostenibilidad del sistema que busca justificar su progresiva privatización para el mayor negocio privado, ha llevado a una reforma que reduce el volumen de dinero que el Estado se gasta en pensiones en porcentaje del PIB a costa de: dificultar el acceso de los trabajadores a percibir una pensión contributiva del 100%; reducir la cuantía de la pensión percibida por la mayoría de los trabajadores que se jubilen; retrasar la edad de jubilación y reducir el número de años que los jubilados van a cobrar la pensión. Así incentiva la utilización de los planes privados de pensiones como complemento a la pensión pública.
Ahora se vuelve a insistir en caminar más aún hacia el individualismo. Así siempre pierden los más pobres y vulnerables, que no pueden pagarse planes privados. Pero, en realidad, perdemos todos (hasta los que solo ven en esto una oportunidad de negocio, porque cada vez se deshumanizan más). La extensión y mejora del sistema público de pensiones dignas para todos es un camino de comunión y es solo la comunión la que construye una vida social humana y nos permite a todos y cada uno crecer en humanidad; mientras que el de la privatización del sistema, que genera mayores desigualdades, es el camino del individualismo, que destruye la vida social y nos hace más difícil vivir humanamente. Por eso, hay dos preguntas que, personalmente y en común, todos necesitamos hacernos: ¿con qué queremos colaborar, con la comunión o con el individualismo?, ¿desde dónde queremos vivir, desde la comunión o desde el individualismo?