FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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lunes, 28 de mayo de 2012

Carta abierta a los obispos españoles: habéis perdido el rumbo

 José Miguel Izquierdo Jorge
En vísperas de la publicación de mi libro y en otro momento osado de mi vida, este cura que no estaba muerto, sino más bien de parranda, se atreve desde este trocito de tierra volcánica y en mitad del Atlántico a escribiros porque se siente obligado en conciencia y como creyente en Jesús de Nazaret. Esta es una carta más de entre tantas, y mejor escritas, que os habrán llegado pidiéndoos cordura, sentido común y reflexión, o mejor, dimisión y retirada.
Como creo en Él, y como tengo su gracia para toda la eternidad a través del orden sacerdotal, según la teología, a pesar de que vuestro poder humano (que no divino) me excomulgue de la Iglesia, no me quitaréis JAMÁS la fe en Él y el amor que le tengo a través de mis hermanos sean creyentes o no.
¿Estáis nerviosos? ¿Os preocupa que millares de personas con fe discrepemos y seamos disidentes de vuestra tan cacareada y trasnochada doctrina católica? ¿Os cabrea que millares de personas ateas, agnósticas y de otras religiones se escandalicen por vuestra conducta que nada tiene que ver con el Evangelio? ¿Os sentís perseguidos, de verdad? No me creo nada. Lo que os preocupa en realidad es vuestro prestigio, vuestro poder y vuestros privilegios. Lo que os preocupa es que la gente, incluso aquellos que son católicos practicantes, no os haga caso. Creo que por ahí van los tiros. Por eso, sois tan -y perdónenme vuestras excelencias- cansinos.
Conocer vuestra institución desde que apenas tenía cinco años y estar dentro de ella 16 es tiempo más que suficiente para observar y analizar (que no juzgar) vuestros movimientos, actitudes y objetivos.
Después de que me liberé de la atadura celibataria, llevo callando muchos años, escandalizado por vuestras “marchas atrás”. Cada día, cada mes, cada año habláis y habláis por los codos insistentemente de la Iglesia, del papa, de la moral y la doctrina católicas, del Derecho Canónico, del Magisterio, de la Tradición.
Se os llena la boca cuando empleáis las palabras de Jesús: “…ni las puertas del infierno prevalecerán contra ella.”, cuando realmente la Iglesia sigue viva y esperanzada a través de tantas y tantas personas que llevan como modo de vida, su mensaje y que están dándolo todo por los demás; personas a las que vosotros, por cierto, ninguneáis
Últimamente, y cada día más, os noto violentos: atacáis sin pudor en homilías, utilizando medios de comunicación públicos, a la gente sencilla, al pueblo, que está soportando estoicamente la corrupción de los poderosos a los que, por cierto, no les decís ni mu. No tenéis la valentía de denunciarlos públicamente. Os pregunto: ¿a estos no les toca la malicia del pecado, como dice alguien de entre vosotros?
Os tocan el tema de finanzas en cuanto a pagar el IBI, y nada menos que vuestro jefe, sin ponerse rojo ni cortarse un pelo, declara que para pagarlo, si eso ocurriera, tendrán que recurrir a Cáritas.
Eso sí, mandáis a los infiernos a gente que, según vosotros, está enferma, juzgándola por su inclinación sexual y criticáis hasta a la juventud que hace “botellón”.
Se os ha olvidado hablar del mensaje de aquel hombre sencillo que, para millones de personas, es el más grande de la historia.
Se os ha olvidado hablar y predicar las bienaventuranzas y las parábolas de Jesús.
Se os ha olvidado que hubo un Concilio llamado Vaticano II, en el que la Iglesia, a través de Juan XXIII (¿os acordáis de él?), dijo: «Quiero abrir las ventanas de la Iglesia para que podamos ver hacia afuera y los fieles puedan ver hacia el interior».
Se os ha olvidado, o mejor, no habéis aprendido a ser mensajeros de la paz, de la buena nueva que es el reino de Dios.
Sí, estoy convencido de que las palabras de Jesús chirrían en vuestros oídos. Cuando os habla de pobreza, de compartir, de amor por los demás, sea quien sea, de que Dios es de todos, no le hacéis caso, miráis para otro lado. Os hacéis los locos.
Por eso cuando hermanos en la fe proclaman su mensaje liberador hablando y escribiendo, enseguida vais a por ellos: condenarlos, callarlos, prohibirlos, apartarlos. Y todo porque os están metiendo el dedo en el ojo. Y eso molesta. La lista sería más larga que un día sin pan.
Cada vez más, habéis perdido el rumbo definitivamente y, ¡que casualidad¡, se nota más en medio de una crisis financiera. Mosqueante, ¿verdad? Como esto vaya a peor, y si no os marcháis, me juego la cabeza a que la Inquisición retomará sus actividades. Sabéis muy bien que el miedo está a vuestro favor. Y debido a la crisis, organizáis visitas papales para recaudar fondos, macro-encuentros familiares de vuestro modelo único e indisoluble en plazas públicas. Estáis desquiciados porque vuestra fuerza no es el Evangelio sino vuestra Doctrina.
Nos decís que tenemos que llevar con resignación la crisis, que confiemos en Dios. Claro, así cualquiera. Con vuestros estómagos llenos y asegurados todos los meses, solteros sin familias que mantener y paseando en coches blindados, el resto de los humanos confiaría también en Dios. Es de sentido común.
Haced un favor a miles y miles de creyentes: marchaos. No queremos pastores como vosotros porque no lo sois. Si tenéis un mínimo de responsabilidad y honestidad, retiraos a hacer oración, no sigáis escandalizando y no utilicéis las palabras de Jesús en vuestra defensa, diciendo que os persiguen en su nombre y por su causa, porque la vuestra y la de Él van en sentidos contrapuestos. Los creyentes estamos hartos de tanta opulencia, soberbia y prepotencia. Y sobre todo, hartos de que ignoréis el mensaje de Jesús, manipulándolo a vuestro antojo.
P.D. He utilizado el pronombre p

Lo que ocultaba el cuervo del Papa


 

La Gendarmería vaticana encuentra cajas de documentos secretos en poder del mayordomo
Lo despertaba a las 6.30, le ayudaba en la misa a las 07.00, le servía el desayuno a las 08.00, el almuerzo a las 13.30 y la cena a las 19.30. Lo acompañaba al caer la tarde en su paseo por el jardín, elegía la menta perfumada para la infusión, le daba las medicinas justas y, en torno a las nueve de la noche, le ayudaba a desvestirse para ir a la cama. La Gendarmería vaticana trata de averiguar ahora en qué momento del día Paolo Gabriele, de 46 años, casado y con tres hijos, le robaba las cartas al Papa.
El mayordomo de Benedicto XVI fue detenido el jueves por la tarde acusado de ser “el cuervo” o traidor que en los últimos meses ha venido sustrayendo y difundiendo en los medios de comunicación italianos las cartas secretas dirigidas al Pontífice, una filtración masiva de documentos conocida como Vaticanleaks. Paolo Gabriele, que trabajaba como ayudante de cámara del Papa desde el año 2006, se enfrenta, por tanto, al cargo de “robo de la correspondencia de un jefe de Estado”, un delito equivalente al de “atentado contra la seguridad del Estado”, penado hasta con 30 años de cárcel. Gabriele, que posee la doble ciudadanía italiana y vaticana, permanece bajo la vigilancia de agentes de la Guardia Suiza, aún no ha admitido ninguna culpa y afronta los interrogatorios en silencio.
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La conmoción es total en el Vaticano. Paolo Gabriele es una de las nueve personas laicas que compartían la vida diaria del Papa en su apartamento, la llamada “familia pontificia”. Se trata de un hombre de buena presencia, muy reservado, extremadamente religioso y devoto de la santa polaca Faustina Kowalska. Hasta su detención, vivía con su familia en un confortable apartamento dentro de las 40 hectáreas que conforman el Estado Vaticano. Fue allí donde, según los medios italianos, Domenico Giani, el comandante en jefe de la Gendarmería, habría encontrado numerosas fotocopias de la correspondencia privada del Papa: “Cajas repletas de documentos y el aparataje necesario para fotografiar y reproducir documentos”.
Ni su confesor cree que haya sido capaz de urdir en solitario una conspiración de tal magnitud
Pese a que las pruebas halladas en “el nido del cuervo” parecen definitivas, ni su confesor cree que Paolo Gabriele, conocido por sus amigos como Paoletto, haya sido capaz de urdir en solitario una conspiración de tal magnitud. Hay tres versiones. La primera sostiene que la filtración de documentos solo buscaba un interés económico, aunque el mayor beneficiado, el periodista Gianluigi Nuzzi, asegura –sin señalar a nadie– que nunca pagó a su “garganta profunda”.
La segunda versión considera que, si Gabriele lo hizo, fue por un deseo altruista de ayudar a la Iglesia sacando a la luz casos de corrupción. Pero el mayor consenso gira en torno a la tercera opción: el mayordomo solo sería un chivo expiatorio, un instrumento en manos de alguna de las facciones de la Curia vaticana que tratan de desacreditar al actual secretario de Estado, monseñor Tarcisio Bertone, y de paso posicionarse ante la sucesión de Benedicto XVI. De ahí que no se descarten nuevas detenciones.
La palabra mayordomo no refleja del todo el papel de Paolo Gabriele en la vida de Joseph Ratzinger. Cuando le llamó a su lado hace seis años, o cuando decidió que las laicas consagradas Loredana, Carmela, Cristina y Rossella compartieran con él, cada día, su mesa y su misa, estaba eligiendo también a su familia. A los que tendrían por misión acompañar la soledad de un hombre anciano que además es jefe de Estado y, para millones de personas, el representante de Dios en la Tierra. Paolo Gabriele era el primero y el último en verlo cada día. Su traición, según el Vaticano, ha dejado al Papa “golpeado y triste”.

PERPLEJIDAD ANTE EL ESCÁNDALO DE BANKIA

No hay que ser un experto en economía para comprender que lo que estamos viendo desde hace cierto tiempo sobre Bankia es para quedarse perplejo, indignado y cabreado.
Resulta que no hay dinero. El Estado está entrampado hasta los ojos y busca quién le pueda ir comprando su deuda (por cierto pagando unos intereses altísimos). Hay recortes por todos lados para la inmensa mayoría de ciudadanos: funcionarios, pensionistas, sector educativo, sector sanitario, para los inmigrantes a quienes se les niega asistencia sanitaria, recortes en políticas de ayudas sociales, para los trabajadores con la terrible reforma laboral, para cooperación internacional etc…
Y de buenas a primeras nos enteramos que a Bankia se le ha dado primero 4465 millones de euros y ahora los responsables del banco dicen que necesitan 19000 millones de euros más. Total: 23500 millones. Y nos dicen que eso no es un préstamo, sino un capital que le da el Estado. Que ellos no tienen que devolver nada. Y se niegan a exigir responsabilidades a los que han llevado a la entidad financiera a esta situación…Esa deuda de Bankia es más del doble de los recortes en educación y sanidad (10000 millones). Es más que toda la deuda de la comunidad autónoma de Andalucía.
Incluso el Sr. de Guindos dice que a Bankia se le dará el dinero que haga falta. Dinero público, claro.
Ese dinero que no hay para educación, ni para sanidad, ni…Esto es increíble. Se queda uno con la boca abierta.
Un banco es una entidad privada. Una empresa privada. Cuando han llegado épocas de bonanza, los bancos se han hartado de ganar dinero. Cuando vienen años malos, el estado debe dar dinero público para cubrir su déficit…. Esto no hay quien lo pueda soportar. ¿Les puede extrañar que la gente esté indignada?
Aquí no se puede pretender desde el gobierno querer engañar a la gente como si fuéramos todos subnormales.
Nos damos cuenta perfectamente de lo que están haciendo: salvar a los bancos y hundir a los ciudadanos.
Lo que deberían de hacer antes que nada es llamar a los responsables de la gestión bancaria a declarar para exigir responsabilidades. Y actuar contra los culpables de esta situación.
Además me parece lógico que otras entidades financieras con problemas digan que a ellas también hay que tratarlas igual que a Bankia y quieren dinero público. Es el caso de la Caixa de Cataluña. Pero podrán venir otras con el mismo argumento que éstas a exigir el mismo trato para todas. ¿O va a haber un trato de especial preferencia para Bankia por ser la entidad principal (Caja Madrid) de la Comunidad que preside Esperanza Aguirre?
Demasiados escándalos, demasiados disparates. Demasiados motivos para que los ciudadanos estemos indignados y escandalizados.

UN EX SEMINARISTA

HUGO RENÉ SOLARES, renetusorpresa@gmail.com
CIUDAD DE GUATEMALA (GUATEMALA).

ECLESALIA, 28/05/12.- Mi nombre tiene varios rostros, historias, realidades, condiciones. Soy uno de tantos ex seminaristas que dejaron el seminario después de haber adquirido una conciencia que divergía a los formadores y muchos cohermanos. Sí, un “típico rebeldillo”, como ellos acostumbran nombrar a gente fuera del padrón.
Consciente de mi deber como cristiano de ser testigo del amor de Dios en medio del mundo, y no solo al servicio de los selectos: aquellos que cumplen con las normas regulares para participar en los sacramentos, decidí dejar el seminario, la comunidad, la fraternidad… a la que me unía la alegría de compartir y vivir la semi-comunión de valores evangélicos y bienes físicos (quien diga que vive la perfecta comunión de éstos, que lance la primera censura). Salí para ser uno de tantos, uno de los de “a pie”, pues el status social y religioso me corroía.
Tan en broma como en serio, creo que otro motivo de mi salida fue porque la vivencia del celibato dejó de ser voluntario, según Historia del Cristianismo Antiguo, Medieval y Contemporáneo. A juzgar por lo anterior, alcancé un par de semestres de Teología.
Dejando por un lado la ironía, sabía que no sería fácil dejar aquel modo de vida después de un lustro, y un poco más. No he encontrado empleo, pues durante estos años no he adquirido otra clase de experiencia, a no ser de servicio, caridad, piedad, perdón, amor… Estos no son requisitos deseables para empresas dedicadas a cobros, ventas y derivados. Y como resulta que no aprendí el idioma oficial del comercio mundial: inglés, mis oportunidades laborales disminuyen en la medida en que los meses siguen pasando y yo desempleado. Si busco empleo en alguna manufacturadora, el nivel de productividad que presento es el mismo que la agilidad para pasar de una página del breviario a otra. De modo que mis únicas opciones serían: Orientador Religioso en algún colegio católico, o Sacristán en algún templo. Pero no hay vacantes actualmente, después de una búsqueda ardua, lo cual me condena a seguir desempleado.
Tanta ha sido mi frustración en la búsqueda de alguna oportunidad laboral, que he lamentado todo este tiempo dedicado a la formación religiosa, que no me preparó para vivir dentro de una realidad social, pues siempre fui privilegiado con abundantes bienes y oportunidades, aunque haya profesado votos de pobreza. Mi pequeño mundo seminarístico me aisló, casi en su totalidad, de la realidad que viven (y ahora yo también) millones de personas. Debería sentirme conforme por ser parte de esta realidad, pero a nadie nos gusta sufrir y vivir por “el miedo a no encontrar trabajo, o el miedo a perderlo” (documental: El Orden Criminal del Mundo, declaración de Eduardo Galeano).
El Dios de Jesús no me ha dejado solo y me ha amparado. Es el maldito orden social, que favorece a los favorecidos y condena a los inocentes al suplicio de la miseria, el único responsable de mi situación y la de muchos otros como yo, que hemos estado temporalmente fuera de esta deplorable realidad, en un submundo de teorías teológicas y filosóficas.
La esperanza me anima y la fe me alienta: “Creo, aún, en la voz de las personas con buen corazón” (Diego Torres). Y a los que estamos en esta situación, nos veremos en el camino intentando caminar. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).