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sábado, 2 de septiembre de 2017

Sobre el repetido, y cansino, tema de la interpretación del capítulo 8º de la “Amoris Laetitia”


Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

Dudas sobre el Magisterio eclesiástico

He leído hoy un intenso, y larguísimo artículo de monseñor Victor Manuel Fernández, arzobispo y rector de la UCA, (Universidad Centro Americana) presentado por José Manuel Vidal, director de Religión digital, (RD) con el título sugerente “El Capítulo VIII de la Amoris Laetitia, lo que queda después de la tormenta”, el sobre título “Propone un paso adelante, que implica un cambio en la disciplina vigente”, y un sub Título “Amoris laetitia da lugar a un cambio, que no implica contradicción con la enseñanza anterior”. Se trata de un verdadero ensayo, corto, pero sobrepasa nítidamente las dimensiones de un articulo de blog, por ejemplo. Me gustaría hacer un extenso, y profundo comentario del mismo, pero me temo que iría a cansar, y hasta aburrir, a mis lectores. Que no suenen mis palabras a menosprecio, o injusta valoración de la investigación, que supone, y la claridad con la que está expuesto.


Pero procuraré, sin faltar al respeto, ni poner en duda, de ningún modo, la categoría teológica y pedagógica de Victor Manuel, presentar mi dudas y peros a este tipo de argumentación clerical, que tanto se prodiga, ¡todavía!, en la Iglesia. Iré tomando, sin compromiso de orden lógico, ni, mucho menos, de estudio de la totalidad, diversos puntos que me parecen interesantes de considerar, desde el lado de la crítica, poniéndome, como decían en los debates medievales, y recuerda Tomás de Aquino, en sus Sumas filosóficas y teológicas, en el lado de los “adversarii”, que ayudaba mucho la metodología de la exposición.
Se pueden hacer cambios que no impliquen contradicción con el magisterio eclesiástico anterior. Me parece superflua esta preocupación, en mi opinión absolutamente innecesaria, porque como el mismo autor recuerda, ha habido multitud de casos en los que se ha dado esta contradicción entre enseñanzas, muy separadas en el tiempo, o no tanto, en otras ocasiones. La teoría de “Las dos espadas”, de la Bula “Unam Santam”, de Bonifacio VIII, (Noviembre de 1302), sobre la distribución y jerarquía del poder en el mundo. Habría dos poderes fundamentales, el espiritual y el temporal, o civil, o político, quedando éste subordinado al espiritual, que ostentaría el Papa, por disposición divina. No hace falta recordar cómo le llovieron las críticas por ese documento, y de los delitos eclesiásticos de que fue acusado.(Aprovecho para recordar que en la Edad Media, y todavía los más conservadores en la Iglesia mantienen esa práctica, muchos teólogos y canonistas, abusaban de la expresión “iure divino”, por derecho divino, que, como suelo afirmar con cierta dosis de humor irónico, desconozco, porque nunca lo han dicho, de donde sacan esas certezas de que Dios haya establecido, con su autoridad, ciertos derechos. El evangelio de hoy, 2º Domingo del tempo ordinario, de Mateo, 16, 20-30, echa por tierra de manera implacable, esa pretensión arrogante de conocer, sin más, los secretos de Dios, dejando bien claro que, en ocasiones, se pueden hacer, o decir, barbaridades.
Éste es le tema que iba a tratar hoy, pero se me ha interpuesto el artículo que he mencionado). La insistencia con la que nos enseñaban, antes de la reforma litúrgica de Pío XII, y del Concilio Vaticano II, y la exigencia implacable con la que obligaban a tiernos infantes a soportar la sed desde la doce de la noche hasta la comunión eucarística, y a los misioneros que cubrían a caballo grandes regiones en América o África, para cumplir ese ayuno al decir misa en grandes extensiones, nos demuestra que se trataba de una disciplina litúrgica a la que se daba muchísima importancia, y luego cambió. O la saña con la que el papa Pío IX (1864), en el Syllabus condenaba la libertad religiosa como uno de los principales y más nefastos errores. Por estos, y muchos más casos, considero que no debíamos de tener tantos miramientos al reconocer que la doctrina, ¡gracias al buen Dios!, como se dice en Brasil, va cambiando, de acuerdo con la expresión bíblica “Dios hace nuevas todas las cosas”.
No es prudente caer otra vez en la casuística, aunque se trate de otra más argumentada y razonada. En mis años de estudio de Teología, en las mercuriales que hacíamos a imitación de las famosas discusiones de la universidad dela Sorbona, estudiábamos casos de moral, para avezarnos en los laberintos que podríamos encontrar, después, en el confesionario. Se trataba de “casuística” pura, y dura. en el artículo que estoy comentando se emplea otra más fina, más “¡intelectual” y teológica, pero muy poco bíblica, como suele suceder entre los profesionales del ramo. Dilucidar a estas alturas de pecado objetivo, pecado subjetivo, y condiciones que pueden modificar, atenuar o agravar esas condiciones, es, a estas alturas, ejercicio de entrenamiento de la razón en una tarea absolutamente inocua y estéril. Los divorciados de hoy, o separados, excepto unos poquísimos, no tienen, en general, conciencia de pecado. Solo son conscientes de que algo anormal sucede por la interferencia clerical, y el ruido que el tema provoca, que llega a la prensa generalista, en el caso de que intervengan altos prelados, como esos cardenales prepotentes que pretendían montar una especie de examen de ortodoxia al papa Francisco.
Y sobre el pecado mortal (¿Pecado mortal?, ¿Puede haber algo más fuerte que el amor de Dios y su misericordia que sea capaz de matar su Gracia, que no sufre alteraciones, sino que es contante y continua? ¿Es que Dios retira su Gracia como si fuese una cosa, que te dan y te la quitan? Por eso hay autores de Teología moral actuales que prefieren, antes que esa expresión letal, la de pecado grave. No es lo mismo faltar a la caridad haciendo un pequeño desprecio a un amigo, que darle una puñalada. Esta terminología la entienden todos). Y sobre la prudencia, y hasta el miramiento que hay que usar para hablar de pecado mortal, lo afirma y corrobora el mismo Tomás de Aquino, que afirma que “de pecado mortal hay que hablar con mucha dificultad”. Desde luego da a veces la impresión de que es sano, y, para algunos, hasta necesario, lo que nos enseñan en los estudios. Para que hubiera pecado mortal se necesitaba, recuerden, tres cosas, de las que solo la primera resultaba fácilmente factible: 1ª), materia grave (un homicidio, un traición gorda, una mentira que arruinase la vida de alguien, etc.); 2ª), compresión perfecta, no al 95%, sino al 100%); y, todavía más complicada, 3ª), consentimiento pleno, sin fisuras, sin la más mínima vacilación o duda?. ¡Que razón tenía el gran Tomás, qué difícil es cometer un pecado mortal! Además, este lenguaje es clerical, no de Jesús, que como titulaba un cura madrileño, cuyo nombre no recuerdo, en tiempos del Vaticano II, “Jesús, ¡gracias a Dios!, no era cura”.

¿Por qué tanto empeño en interpretar las palabra del Papa, y tan poco, ¡ningún interés!, en obedecer las órdenes del Señor Jesús? Voy a decirlo en pocas palabras: en la institución de la Eucaristía Jesús empleó cuatro, ¡4!, imperativos, que vienen a constituir uno de los tres mandamientos del Señor: tomad, comed, bebed, haced esto en memoria mía. No son consejos o invitaciones, son imperativos, y constituyen, junto con “id por el mundo entero anunciando mi Evangelio”, y “amaos unos a otros como yo os he amado”, uno de los tres mandamientos específicos del Maestro. -¡Que no olviden los intérpretes, (el Papa es de los pocos, que, valientemente, no lo olvida), ni los cardenales díscolos, ni los obispos que sospechan de Francisco, ni los moralistas profesionales, ni los que “colocan pesadas cargas en los hombros de los demás, y no mueven un dedo para ayudarles a soportarlas y llevarlas”, que no olviden, digo, que Jesús, además de dar a Judas, uno de los primeros, el pan de su cuerpo, no puso cortapisas, como hacen esos moralistas, para los seguidores de Jesús. La única actitud que se necesita es una verdadera fe, y una voluntad decidida de seguir las palabras y los mandatos del Señor. No es el pecado el que impide la comunión, sino la “indignidad” (muy mal entendida por moralistas que entienden poco de exégesis) de comulgar sin discernimiento, por el qué dirán, o por motivos fútiles. Muchas veces los clérigos olvidamos que los pecadores son predilectos de Dios, como demostró su hijo Jesús, el Dios encarnado

(Nota: de este tema he escrito varias veces en este blog. Pero podéis buscar el artículo titulado “No estoy de acuerdo con José María Castillo, ese gran teólogo”, del 31 de agosto de 2015)

(Por si lo queréis publicar, os mando también el artículo del año 2015 que cito en el artículo de hoy)
No estoy de acuerdo con José María Castillo, ese gran teólogo
Antes de comenzar quiero hacer dos aclaraciones: 1ª), sé que puedo parecer petulante, pero a mis casi 74 años, -los cumplo el cinco de octubre-, 56 de profesión religiosa, y 46 años de cura, no voy a ponerme a pensar en los títulos, o fama, o grandezas, de quien discrepe, antes de expresar mi opinión. Además, me consta que Castillo haría lo mismo que yo. 2ª), mi discrepancia se reduce, en estas líneas, al artículo aparecido en Redes Cristianas, en las que yo también colaboro fecuentemente, con el título “El Papa puede admitir a la eucaristía a los divorciados vueltos a casar” (José M. Castillo, teólogo). Y mi pregunta, y el nudo gordiano de mi artículo es, “¿Por qué el Papa, o alguna conferencia Episcopal, o algún obispo, y no cualquier párroco, o vicario parroquial?, como ya se está haciendo, hace tiempo, en mi caso desde el año 1970, en el que dio inicio mi pastoral en Brasil. En este tema estoy más de acuerdo con el padre Arregui, en artículo de Redes con la misma fecha.
Cada vez me reafirmo más en que las cosas se ven mejor, como decían los teólogos de la Teología de la Liberación, desde la calle, desde las casitas minúsculas entre la gente, desde las favelas, que en los cómodos despachos de los teólogos europeos, con calefacción, en invierno, aire acondicionado, en verano, y suaves vistas, de preferencia a un lindo parque. Nuestro Ronaldo Muñoz, ss.cc., de Chile, se fue a vivir a una casita de la periferia, para inspirarse mejor, y más realmente, en su profunda meditación bíblico-teológica. Así que a los que sacamos nuestra inspiración profética donde se encuentra, como los antiguos profetas, en medio del pueblo, de sus sinsabores, miserias, alegrías y pequeños triunfos, nos choca muchísimo cómo se complican la vida los teólogos profesionales, con sus continuos, y para nosotros, innecesarios guiños, a la autoridad eclesiástica y al Magisterio.
He preguntado “por qué el Papa o los obispos”, y la siguiente pregunta es más clara e incisiva: ¿Es que pueden éstos, a pesar de su ministerio tan alto, corregir, censurar, o mejorar, no solo las enseñanzas de Jesús, sino en el caso de la comunión, sus mandatos imperativos? He repetido ya un buen número de veces, pero parece que no tengo el suficiente peso para que se recuerde, que en lo que llamamos, con nuestra jerga clerical, la institución de la Eucaristía, expresión que ni se le ocurrió, ni podría suceder, al Señor, usó no uno, ni dos, ni tres, sino cuatro imperativos, es decir, dio cuatro órdenes: tomad, comed, bebed, hace esto en memoria mía. Las pronunció en un contexto festivo, alrededor de la mesa, y todavía serían mas fuertes esas órdenes si se pudiera afirmar, taxativamente, que lo hizo en un contesto ritual-pascual.
La donación de su cuerpo y su sangre es, directamente, hecha a los que quieren seguir a Jesús. Es decir, a los que se sienten discípulos y seguidores del Maestro de Nazaret. Éste no puso trabas ni condiciones a sus órdenes: a no ser que hayan fracasado en su matrimonio, y lo hayan intentado rehacer, o hayan cometido un pecado mortal, o, por el motivo que sea, su superior clérigo le haya prohibido, en contra de las palabra del Señor, acercarse a cumplir su mandato. ¿nos imaginamos a Jesús haciendo esas salvedades, o aceptando un pensamiento clerical-religioso, Él que fue, justamente, el azote de la Religión? Además, en sí, no sé por qué se tiene que unir teológica y pastoralmente, el divorcio, con la participación en el banquete fraterno de la Eucaristía. Separemos lo que no tiene por qué estar unido, y aclararemos mejor al pueblo de Dios sus derechos, y, en el caso de la Eucaristía, sus obligaciones. (Ya comenzó muy mal el Lateranense IV cuando, para incitar a la recepción de la Eucaristía, estipuló la obligación de comulgar una vez al año. Ahí comenzó, para clero, y el pueblo, toda la confusión. Y después vino aquel horror de misas de comunión y misas solemnes, sin que ningún clérigo conspicuo cayera en la cuenta, y alertara a todos, de semejante aberración. Etc., etc. Hay mucho tema que aclarar).

Septem Fratres, Ganesh y un obispo


 El obispo de Ceuta, residente en Cádiz de donde también es obispo, Rafael Zornoza, episcopus gadicensis et septensis, o sea obispo por duplicado ejemplar como las instancias, ha considerado “reprobable” la presencia de la deidad Ganesh en el santuario de la Virgen de África donde la habían llevado en procesión los hindúes ceutíes en señal de respeto y cariño a la Patrona de la ciudad. “Ha estado mal y es un hecho reprobable que no se debió consentir”, ha remarcado la Diócesis en un comunicado en el que Zorzona incluso ha mostrado “profundo dolor por este hecho lamentable que ha podido causar daño, confusión o escándalo en la comunidad cristiana” y por el que ha pedido “perdón” a “todos los que por esta actuación han sido heridos, escandalizados o confundidos en su fe”. La celebración hindú y su procesión hasta el santuario de Nuestra Señora de África se realiza desde 2009.
Hace ocho años unos sesenta y tantos bangladesies migrantes de su país en busca de mejor vivir, arribaron a Ceuta tras ser “viajados” por las mafias de la trata de personas que asuelan el Mediterráneo. Ceuta romana llamábase SEPTEM FRATES, por las siete colinas que, como a Roma, la conforman. Y fraterna como pocas la comunidad hindú ceutí acogió y protegió a los migrantes de Bangladesh.
Fui el letrado a quién tanto la comunidad hindú como los migrantes confió la solución administrativa de su regularización legal en España. Las carmelitas de Vedruna y Elin, colaboraron activamente. Desde el Comité René Cassin hicimos un esfuerzo para conseguir arreglar el entramado de situaciones e intereses de aquellos sesenta y tantos migrantes.
La comunidad hindú de SEPTEM FRATRES se encargó de la ayuda material a sus hermanos de fe, que no de nación, les prestó apoyo organizativo, agrupó sus causas, estableció turnos para documentos notariales y administrativos y vertebró las celebraciones religiosas y fiestas consiguientes con Ganesh a la cabeza. La presencia de la comunidad hindú en Ceuta se remonta de modo estable y permanente, y organizado, a 1892.
Ganesh es el dios de la buena suerte –como ocurre en la santa romana Iglesia con el bueno de San Pantaleón “el que se compadece por todos” que era médico y atendía gratuitamente a los pobres y fue decapitado en el año 305; y no olvidemos que, para pedir por la salud y la buena fortuna, hay que rezarle y encender dos velas azules– y es el más popular en la India, hijo de Shiva y de Parvati. Es el dios de la protección y de la buena suerte como he dicho, de los porteros y de los guardianes de templos (un ostiario, minorista, como Fernando de Rojas hizo para alejarse de la jurisdicción secular). Tiene cuerpo de niño y cabeza de elefante.
Sus fieles le honran ofreciéndole flores e incienso. Lo mismo que le ocurre a san Miguel Arcángel que protege contra todo mal y cuyas preferencias son las ofrendas florales, al igual que repiten los aragoneses con la Virgen del Pilar cada año cuando recuerdan que bajó en carne mortal a Zaragoza. Y no puedo menos que recordar el incienso usado desde la noche de los tiempos por todos los cultos a todas las advocaciones de la divinidad. Todavía puedo repetir las palabras del párroco de mi pueblo de origen, cuando siendo niño era monaguillo, al presentarle el incensario encendido mientras sacaba de la naveta el incienso y lo dejaba caer sobre los carbones rojos: “incensum istud, ad te benedictum, accendat da te Domine, te descendat super nos misericordiam tuam”.
También se le ofrecen ladas, bolitas dulces que se saborean en las celebraciones y en el tiempo de cuya preparación hasta ser degustadas no se puede probar ningún alimento ni bebida hasta el momento de la ofrenda. Los que somos de edad provecta (ancianos, vamos) recordamos perfectamente el riguroso ayuno eucarístico desde la cena de la noche anterior hasta el momento de comulgar al día siguiente, fuera la hora a la que se celebrará la misa.
El trébol de san Patricio continúa usándose como símbolo de prosperidad, de buena suerte y tiempos mejores. Y tengamos presente que san Patricio se llevó fuera de Irlanda las serpientes que siguen sin volver. Como el flautista de Hamelin aunque este no tuvo que pagar al vaticano el portazo del proceso de canonización.
El venerable prelado, gadicensis et septensis, aparecióse a los fieles tarifeños en septiembre de 2013, encaramado a una especie de púlpito rodante para poner una corona de oro en la cabeza de la imagen de madera de Nuestra Señora de La Luz. En recuerdo, se supone, de la costumbre que tenía María de Nazaret, madre de Jesús, de colocarse una corona de oro al salir de su casa en la aldea para darle un pescozón al muchachico cuando daba la lata en la calle. De esa tradición deviene el considerar a María reina de cielos y tierra y que el obispo Zornoza vestido de azul celeste se subiera a la escalera, como Serrat en Semana Santa, a coronar a Nuestra Señora.
Hay muchas maneras de hacer el ridículo y los obispos son muy libres de elegir las que más les agraden. Pero sin ofender a propios y extraños. San Cipriano, obispo también, y de los de las primeras quintas del cuerpo, escribió en su Epístola 5, “..porque he resuelto desde el principio de mi episcopado no hacer nada por mí opinión particular sin vuestro consejo y sin consentimiento del pueblo”. Es casi seguro que, si el prelado ceutí conociera y practicara ese acertado proceder de su hermano en el episcopado, hubiera soslayado el resbalón.

Es importante: la orientación y el discernimiento vocacional


- Por: Manu Serrano y Marian Serrano



El miércoles 31 de agosto se cerraba en Salesianos Atocha las reuniones de presentación del curso y del PAI-Programa de Animación Inspectorial. Habían comenzado el lunes 28 en Ourense, martes 29 en Valladolid y miércoles 30 en Deusto-Bilbao.

 

















Comunidades, Comunidades Educativo-Pastorales han participado en estas presentaciones en las que se ha mostrado la propuesta pastoral y comunitaria para el curso que comienza.

En la homilía de cada Eucaristía acto central de todas las presentaciones, Juan Carlos Pérez Godoy, el inspector, insistía en que "Los jóvenes son el lugar privilegiado para el encuentro de los salesianos con el Señor".

Además de la presentación del Inspector hubo dos temas más destacados: El Plan Inspectorial de Formación y la Campaña Pastoral.

Samuel Segura, Vicario Inspectorial, se encargó de presentar durante estos días el Plan Inspectorial de Formación (PIF). En sus exposiciones, remarcó que "la formación es una actitud. En cada momento de la vida hay ocasión para la formación. Cada uno es responsable de su propia formación". Además, recordó que la formación no es exclusiva de los salesianos, sino que también ha de enfocarse a los laicos.

La formación se agrupa en cuatro áreas: madurez personal, educativo-profesional, testimonio cristiano e identidad salesiana. A las propuestas inspectoriales hay que sumar las iniciativas locales, ya que en cada casa pueden surgir necesidades formativas concretas a las que hay que prestar atención, tal como indicó Samuel.

"De esta manera, podemos dar un empujón a la revitalización del carisma", concluyó el Vicario, al hilo de uno de los objetivos que desde hace unos años se plantea la Congregación.

Por su parte, Txetxu Villota, delegado de Pastoral Juvenil, explicó las líneas maestras de la campaña pastoral de este curso, que tiene por lema 'El sabor de la felicidad'.

En la misma línea que el Inspector, matizó que los esfuerzos van encaminados siempre al encuentro de los niños y los jóvenes con el Maestro, con Jesucristo.

Cinco son las claves para la acción pastoral durante este curso. En primer lugar, se precisa que cada Comunidad Educativo-Pastoral se muestre activa, desarrollando el carisma a través de instrumentos como los PEPS Locales. Por otra parte, en el Itinerario de Educación en la Fe se incluye este año un Itinerario de Oración. También se pretende dar protagonismo a las familias como sujetos pastorales. Se seguirá fomentando la cultura vocacional, potenciando el acompañamiento. Por último, la innovación educativo-pastoral se mantendrá adaptando el Sistema Preventivo a los cambios.

Todas las presentaciones las iniciaba el sr. Inspector presentando el objetivo general del curso para cada salesiano, cada Comunidad y cada Comunidad Educativo pastoral y Familia Salesiana.
El objetivo general es: “En Cada Comunidad Educativo-Pastoral, acompañamos a los jóvenes, ayudándoles a descubrir la vocación a la que Dios les llama en su proyecto de vida”.

En pinceladas, algunas de las ideas que Juan Carlos Pérez Godoy ofrecía a presentes:

  • Solo una persona garantiza la felicidad de los jóvenes: Jesucristo, el Señor.
  • Una insuficiente fecundidad vocacional y una necesaria revitalización del carisma salesiano, claves para la reestructuración de estos años.
  • Hay que estar “Atentos al reto del Sínodo de los obispos sobre loa jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”.
  • “Seguimos también el Aguinaldo 2018 del Rector Mayor: 'Señor, dame de esa agua. CULTIVEMOS EL ARTE DE ESCUCHAR Y ACOMPAÑAR'.
    Con todo esto el objetivo general de esta curso es:
Por todo esto: Hay que ponerse las pilas en el acompañamiento personal, especialmente con los jóvenes, ayudarles en su proyecto de vida; es imprescindible implementar el itinerario de Educación en la Fe. Todo esto le lleva a concluir que “la orientación y el discernimiento vocacional coronan toda nuestra acción educativo-pastoral”.

Diferentes momentos de las presentaciones en ESTE ÁLBUM

SE PUEDE CONSULTAR Y DESCARGAR EL PAI DESDE AQUI

Adjuntos

¡Atrevido! - 22º Domingo Tiempo Ordinario, Ciclo A

JUNTOS ANDEMOS

col necega



Juntos andemos, Señor
Por donde fuereis, tengo de ir
Por donde pasareis, tengo de pasar
Juntos andemos, Señor
Sta. Teresa de Jesús
Música: Tere Nécega


Para descargar la canción pinche el siguiente enlace: Juntos andemos.mp3 y dele al botón derecho del ratón y guardar como...

AVE MARÍA, AVE

REZAD POR LOS QUE NOS PERSIGUEN

col otalora

Leo a vuela pluma algunos pasajes (Juan 13:35 // Salmo 145:9 // Proverbios 24:17) // 1 Pedro 3:9 // Dt 15,11... Y lo hago centrado en este mensaje claro de Jesús: Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. Él hace salir su sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. (Mateo, 5,38 y Lucas 6,35).
Nos olvidamos enseguida que “todos” somos hijos de Dios que nos ama con ternura infinita. Todos, significa amor a todos, independientemente de nuestra respuesta de amor hacia Dios ¿O es que Dios no amó a Caifás, a Judas Iscariote, a Pilato, a cada uno de los convecinos de Jesús que tan solo unos días antes de su muerte le aclamaban el domingo de Ramos y pocos días después gritaban ¡crucifícalo!? ¿No quiso Dios con amor maternal a Hitler, a Mao, a Franco, a Lenin, a los mafiosos calabreses? ¿No ama a los asesinos de ETA o del GAL? ¿Dios no ama a los fundamentalistas terroristas islámicos? ¿Tampoco ama a Putin, al dictador de Corea del Norte, a Trump, a cada uno de nosotros?
Una cosa es que Dios ame a todas sus criaturas y otra, muy distinta, que sus criaturas le correspondan a través del amor a sus hermanos. Pero si somos sinceros, reconoceremos la repulsión que nos produce leer que Dios pueda amar a estos terroristas que han sembrado la desolación y la muerte en Barcelona, en París, en Londres, en Bruselas... Preguntémonos por qué no chirría leer “Dios ama a todos” en genérico y nos produce un rechazo visceral en cuanto ponemos algunos nombres y apellidos a ese “todos”.  A mí también, por cierto.
La Ley del Talión aparece en el Código de Hammurabi, rey babilónico que codificó una serie de leyes en el siglo XVIII antes de Cristo y las preservó esculpidas en un gran pilar, hoy en el Louvre. Este rey babilónico introdujo el castigo proporcional. El ojo por ojo, fue un avance respecto a todo lo anterior hasta el punto de que los judíos lo incorporaron a sus leyes. Pero Cristo lo revoluciona todo pidiendo el bien por mal, la ayuda a nuestro prójimo aunque no nos lo agradezca ni nos salga por gusto. Es algo más que la actitud pasiva de no perjudicarlo.
Y en cuanto a los canallas fundamentalistas que han roto a tantas familias en Barcelona y la paz social general, no se nos pide que les demos cariño, porque es imposible. Pero sí que recemos por ellos, y por todos los que odian de manera tan inhumana. Solo así podremos perdonar llegado el caso que nos ofendan a nosotros. Lo que nos pide Dios son dos cosas: que dejemos a Dios ser Dios sin razonarlo todo y fiarnos de que si no luchamos contra el odio y el rencor vengativo, nos acercaremos peligrosamente a sentir lo que cualquiera de estos agresores deshumanizados.
Rezar por nuestros enemigos humaniza, nos coloca en el camino samaritano y nos convierte en los mejores instrumentos de Dios para implantar su Reino de amor.  Pues si al odio y la violencia de tantos se va a unir nuestra agresividad y ganas de venganza, ¿qué es lo que estamos gestando?
Rezar no es solo repetir oraciones más o menos sabidas, sino pedir a Dios que nos cambie el corazón para entender y aceptar su mensaje de amar a los enemigos de verdad, que por algo es un mensaje del NT y también del Antiguo Testamento. Y junto a este mandato, el de no juzgar, porque no sabemos nada de la verdadera realidad de las cosas; solo de sus consecuencias.
Y dicho todo lo anterior, mi solidaridad con todas las víctimas y sus familiares, aunque esto, de puro básico si nos sentimos mínimamente humanos, es algo común y universal a cristianos, ateos, musulmanes o adoradores de la luna (“¿Qué mérito tenéis?”). Lo específicamente cristiano es continuar haciendo el bien a pesar del mal, incluso a quienes nos lo causan.