FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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lunes, 13 de mayo de 2019

Al Final - Lilly Goodman

CIE, ¿centro de acogida en libertad?


Josetxo Ordóñez Echeverría

Josetxo Ordóñez Echeverría. Recientemente, la Magistrada de un Juzgado de Instrucción de los de Barcelona, dictó un auto sobre internamiento de un ciudadano extranjero cuyo fundamento jurídico tercero dice, literalmente, lo siguiente: “TERCERO.- Lo que se pide no es una privación de libertad sino el traslado del extranjero a un centro de acogida adecuado para proceder a su internamiento y hacer efectiva su expulsión acordada por resolución administrativa, tal y como se ha indicado más arriba”.
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Manuel Reyes Mate: «No podemos vivir prolongando el presente sino anticipando el futuro»


Xavier Casanovas

[Entrevista al filósofo Manuel Reyes Mate, catedrático del CSIC y premio nacional de ensayo, con motivo de su participación en el curso “Atrapados por el tiempo” el 22 de noviembre de 2018 en el Centro de Estudios Cristianismo y Justicia, y de la publicación de su último libro “El tiempo: tribunal de la historia” (editorial Trotta)].
Tu pensamiento se inscribe en la estela de toda la filosofía del holocausto, la que se realiza después del horror de Auschwitz. Una filosofía que entra en dialéctica con la ilustración y que en su momento tuvo una gran relevancia, pero no parece que haya calado en nuestra forma de leer ahora nuestra sociedad. Las razones instrumentales, económicas, eficientistas, etc. son las que han ganado la batalla a la razón crítica y son las que están dirigiendo nuestro mundo. ¿Dónde nos encontramos ahora?
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Las mujeres católicas alemanas comienzan un boicot por falta de reformas


Mujer sacerdote christina-moreira
Las mujeres católicas alemanas han lanzado un boicot de una semana suspendiendo el trabajo voluntario en las iglesias. Su protesta ha cristalizado la furia sobre un sacerdocio de hombres y obispos que arrastran los pies en los escándalos sexuales.
Cartel de la Virgen María con un yeso sobre su boca (DW / Christoph Strack)
Un movimiento de mujeres católicas de base – usando el lema de la Virgen María que debería tener su voz – lanzó una semana de desobediencia sin servicio el sábado – con el respaldo de importantes organizaciones laicas e incluso de obispos singulares.
Las mujeres planeaban celebrar ritos fuera de las iglesias, sin sacerdotes, y retener los servicios dentro de las parroquias hasta el 18 de mayo en al menos 50 lugares para respaldar su llamado a que el Vaticano abra el sacerdocio a las mujeres y deje el celibato.
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La solución de la crisis no está en alinearse con los USA

 Leonardo Boff
Leonardo Boff3
El proceso actual de globalización revela, a mi modo de ver, dos tendencias básicas: la globalización monopolar hegemonizada por Estados Unidos, respaldados por las grandes corporaciones económico-financieras. Marcada por la homogeneización de todo. Dicho en un lenguaje pedestre, sería una hamburguerización del mundo: la misma hamburguer con la misma fórmula, consumida en USA, en Rusia, en Japón, en China y en Brasil.
La otra tendencia es multipolar, prevé varios polos de poder, con distintos centros decisorios pero todos dentro de la misma Casa Común, una, compleja, amenazada de ruina. China hegemoniza esta tendencia.

Predomina la monopolar. El “America first” de Trump significa “solo América”. Sólo ella, dicen, tiene intereses globales y se arroga el derecho de intervenir allí donde esos intereses están amenazados o pueden ser extendidos, ya sea mediante guerras directas o delegadas, como Trump pretendía con Brasil ante la crisis en Venezuela, sin considerar los contratos y leyes internacionales.
La estrategia de EEUU, radicalizada después del atentado a las Torres Gemelas, es garantizar su hegemonía mundial mediante los medios de destrucción masiva en primer lugar (pueden matar a todo el mundo) y después por la economía capitalista y por la ideología (Hollywood desempeña un gran papel en eso), que es una forma de guerra blanda (guerra híbrida) pero efectiva para conquistar mentes y corazones por la vía simbólica y por el imaginario, bajo el supuesto signo de la democracia y de los derechos humanos.
Pero el gran medio de dominación es la economía de carácter capitalista neoliberal. Esta tiene que ser impuesta a todo el mundo (China se dejó ganar por ella para fortalecerse económicamente). Esto se hace a través de las grandes corporaciones globalizadas y sus aliados nacionales. Esta es la gran arma, pues la otra, la bélica, funciona como disuasión y como un espantapájaros, pues puede destruir a todos, inclusive a quien la usa.
Quien gane la carrera de la innovación tecnológica, especialmente la militar pero también la económica, conseguirá la hegemonía mundial.
¿Qué tiene que ver todo esto con la actual situación política y económica de Brasil? Tiene todo que ver. Con el presidente Jair Bolsonaro se hizo una opción clara por la alineación irrestricta y sin contrapartida con las estrategias de hegemonía mundial de EEUU.
En los altos niveles militares y en las elites adineradas se esgrime el siguiente argumento: no tenemos ninguna posibilidad de ser una gran nación, aunque tengamos todas las condiciones objetivas para ello. Llegamos atrasados y no participamos del pequeño grupo que decide los caminos del mundo. Hemos sido colonia y se nos impone una recolonización para abastecer de materias primas naturales (commodities) a los países avanzados. Es forzoso incorporarse al más fuerte, en este caso los Estados Unidos, como socios agregados con las ventajas económicas concedidas al selecto grupo transnacionalizado que da sustentación a esta opción. Aquí faltó una inteligencia más soberana para buscar un camino propio en relación dialéctica con las grandes potencias actuales.
Las grandes mayorías pobres no cuentan. Son ceros económicos. Producen poco y no consumen casi nada. De la dependencia pasan a la prescindencia.
¿Cuál es el cambio que ha ocurrido en Brasil en los últimos años? La cúpula superior del ejército, los generales que tienen tropa a su mando (estos son los que cuentan) habrían abrazado esta tesis. Habrían dejado en segundo plano un proyecto de nación autónoma. La seguridad de la cual son responsables estaría garantizada ahora por EEUU con su aparato militar y sus más de 800 bases militares repartidas por todo el mundo. Esta adhesión implica también incorporar la economía de cariz liberal (entre nosotros ultraliberal) y la democracia representativa, aunque sea de baja intensidad.
Con el actual Presidente, Brasil ha sido ocupado por los militares. El ex capitán, hecho jefe de Estado, es la cabeza visible de este proyecto, implantado abruptamente en Brasil. Para esta diligencia se hace necesario debilitar todo lo que nos hace un país-nación: la industria debe entrar en un ritmo lento y ser sustituida por las importaciones; las instituciones con signos democráticos y nacionalistas, mantenidas, pero hechas ineficientes; las universidades públicas, desmontadas, para dar lugar a las privadas y asociadas a las grandes empresas, pues éstas necesitan cuadros formados en ellas para poder funcionar.
Las pequeñas peleas internas entre el astrólogo de Virginia y los militares son irrelevantes. Ambos tienen el mismo proyecto básico de adhesión a los Estados Unidos y al neoliberalismo pero con una diferencia. Los olavistas son toscos, rudos, con un lenguaje vulgar. Los militares acuden con aires de educación y de civismo queriendo inspirar confianza, pero tienen el mismo proyecto de base. También la misma adhesión a los EEUU. Resignados, admiten que en la nueva guerra fría entre EEUU y China tenemos que optar por EEUU o ser tragados por China, renunciando así a un camino soberano en medio de las tensiones entre las grandes potencias.
Veo dos vías, entre otras, de enfrentamiento:
La vía ecológica: todos estamos dentro del antropoceno, era en la que el ser humano está desestabilizando aceleradamente todo el sistema-vida y el sistema-Tierra. Los sabios y científicos nos advierten que, si no cambiamos, podremos conocer un desastre ecológico social que puede destruir gran parte de la biosfera y de nuestra civilización. Así el propio sistema capitalista y su cultura perderían sus bases de sustentación. Los supervivientes tendrían que pensar en un plan Marshall global para rescatar lo que quedara de la civilización y restaurar la vitalidad de la Madre Tierra.
La vía política: una masiva manifestación popular, un tsunami de gente en las calles, protestando y rechazando ese modelo anti-pueblo y anti-vida. Los generales se sentirían atrapados por las acusaciones de anti-patriotismo, provocando una división interna entre los que apoyan a las calles y los que se resisten. Los políticos lentamente irían adhiriéndose porque no verían otra alternativa. De esta forma podría surgir un movimiento alternativo y contrario al orden vigente.
Podría haber mucha violencia en ambos lados. No sería descartable una intervención norteamericana, ya que sus intereses son globales, especialmente teniendo como objetivo la Amazonia. Queda por saber si Rusia y China tolerarían esta intervención. Lo peor que podría suceder sería crear una especie de Siria en nuestro territorio. El escenario es sombrío pero no imposible, se sabe que hay halcones en los órganos de seguridad que no descartan esa posibilidad.
A nosotros nos cabe secundar la vía política con los riesgos que implica. No perdamos la oportunidad de confiar en nuestras virtualidades, especialmente en lo que concierne a la riqueza ecológica, y de tener importancia en la determinación del futuro de la humanidad y del planeta vivo, la Tierra.
Lo más importante es presentar una alternativa viable de otro tipo de Brasil, soberano, con una democracia participativa, justo, abierto al mundo y dispuesto, por su capital natural, a ser la mesa puesta para las hambrunas del mundo entero.

*Leonardo Boff es ecoteólogo, filósofo y escritor.


Traducción de Mª José Gavito Milano

Una parroquia en Salamanca

José Arregi
José Arregui1
Saludo a las gentes de Salamanca y sus tierras castellanas, “henchidas de luz y de aire”, como escribió Miguel de Unamuno.
Recientemente tuve la fortuna de conocer, a las afueras de la capital, en el Barrio Buenos Aires, la parroquia de Santa María de Nazaret, que celebraba sus Bodas de Plata. “Esto es una parroquia”, me dije. Lo dice el nombre, que se deriva del griego paroikía y significa “vecindad” y también “residencia en país extranjero”. Así se llamaron las comunidades cristianas de habla griega desde las primeras décadas después de la muerte de Jesús a las afueras de Jerusalén con sus hermosos palacios y su gran Templo: paroikíai, hogares de quienes no tienen hogar.

Y no llamaban pároikos (“párroco”), como lo hace el Derecho Canónico, a un varón ordenado sacerdote por un obispo e investido de poderes sagrados para toda su vida, al frente y por encima de los “laicos”. Eso no existía todavía. Todas las mujeres y hombres de la comunidad se llamaban pároikoi, a saber, “próximos”, “vecinos” o “extranjeros”.
Así, un noble pagano de la época llamado Diogneto, muy interesado en conocer la “religión de los cristianos” y su forma de vida, uno o una de esas “párrocas” o “parroquianas” se lo explicó en estos términos, entre otros muy deliciosos: “Toda tierra extranjera es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extranjera”.
De modo que si algún diputado del Congreso o un obispo cualquiera de la Conferencia episcopal estuviera interesado en saber lo que es una parroquia y en qué consiste ser cristiano, vaya a pasar unos días en el Barrio Buenos Aires, y hable con María, Manoli o Carmen, o con Manolo y Mari Carmen. O con León, que habla poco, pero basta con mirarlo. O con Emiliano, que, a pesar de ser sacerdote canónicamente ordenado y nombrado párroco por su obispo, se ocupa solo lo justo de cánones y casullas y de cosas llamadas sagradas, y cuida cuanto puede de lo más sagrado: la vida de la gente más pobre, como presos en fin de condena sin otro porvenir que la vuelta a la cárcel o inmigrantes llamados irregulares por carecer de nuestros papeles.
Bodas de plata, y mucho más que de plata, de oro o de todos los metales que llamamos preciosos. Bodas de humanidad. Durante estos 25 años, la casa parroquial ha ofrecido techo y pan, hogar y patria a más de 2.800 personas expulsadas del planeta, condenadas de nuestra justicia, desechadas de nuestra abundancia. Hoy son 12 las personas que viven y encuentran en ella la humanidad y la fe en sí mismos que no conocían o que habían perdido. Y, junto con otros que les precedieron en esa casa y ahora poseen la suya, al amparo de ASDECOBA (Asociación de Desarrollo Comunitario Buenos Aires), descubren la dignidad del trabajo, mucho más allá del salario: un espacio de rehabilitación, de crecimiento personal, de apoyo y acompañamiento mutuo, y de autogestión. Al cultivar la tierra, la cuidan, y se cuidan.
He ahí la parroquia de María, mujer pobre y fuerte, fuerte y sabia, sabia y libre. La parroquia del fruto bendito de su vientre, Jesús, profeta sanador, liberador de la vida. Una parroquia que encarna el Evangelio de un mundo nuevo en que todos sin excepción ni diferencia podamos respirar y vivir.
Mientras tanto, sesudas comisiones cardenalicias del Vaticano, con teólogos y expertos asesores, llevan meses discutiendo si procede la ordenación de mujeres como diaconisas, y si dicha ordenación, en caso de que se aprobara, sería o no un sacramento. Ni falta que hace, monseñores, ni importa a casi nadie. Dejen esas cuestiones, si les importa Jesús, y vengan a la parroquia de Nuestra Señora de Nazaret, y vean cómo se divisan desde ella, muy cerquita y muy lejos a la vez, las torres de las dos Catedrales de Salamanca, la Vieja y Nueva, y las torres de la imponente Clerecía. Símbolos de una Iglesia del pasado.
“Misericordia quiero, y no sacrificios”, dijo Jesús. Todo lo demás es relativo o simplemente superfluo. Así lo entiende y vive esta parroquia del Barrio Buenos Aires, henchida de luz y de aire, de Pascua y de Espíritu. El Evangelio de las Bienaventuranzas y de la parábola del Buen Samaritano son su Catecismo, su Ritual y su Derecho.


(Publicado en DEIA y en los Diarios del Grupo NOTICIAS el 12 de mayo de 2019)