FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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miércoles, 25 de octubre de 2017

MISA CON NIÑOS

IÑAKI LETE SDB

 “Amar a Dios y al prójimo” 29 de octubre de 2017 


 (Con esta celebración concluye el mes de octubre. Quizás hay que dar algún aviso en relación a la recaudación conseguida para el DOMUND. También se puede decir algo sobre la fiesta de Todos los Santos o la celebración de los difuntos. Tener pensado qué es lo que se quiere comunicar. 

La celebración de hoy nos invita a poner el corazón en Dios, pero mirando siempre al que está junto a nosotros, el más “próximo”. 

EL MANDAMIENTO PRINCIPAL SALOMÉ ARRICIBITA

EL MANDAMIENTO PRINCIPAL

col salome 2



Te amaré Señor, con todo mi corazón
te amaré mi Dios, con mi alma y con mi ser
y a mis hermanos amaré en Ti, mi mayor Bien
como aprendo a amar mi vida, en Ti, para calmar mi sed

Te amaré Señor, con todo mi corazón
te amaré mi Dios, con mi alma y con mi ser
en quienes me quieren mal y en quienes me quieren bien
amaré todo lo que hay en mí, de grandeza y pequeñez

Te amaré Señor, con todo mi corazón
te amaré mi Dios con mi alma y con mi ser
te amaré con mi palabra, y a los sin voz prestaré
mi voz, mi canto, mi vida.... a Ti, en mí, regalaré

A Ti, en mí, regalaré....
A Ti, en mí, regalaré....


Salomé Arricibita


Para descargar la canción pinche el siguiente enlace: El mandamiento principal.mp3 y dele al botón derecho del ratón y guardar como...

AMAR ES...

-¿Como estar presente todo el día?,,

¿DÓNDE ESTABA LA IGLESIA DURANTE LA REVOLUCIÓN BOLCHEVIQUE?

col velasquez

El 7 de noviembre, según el calendario gregoriano, se cumplen 100 años de la Revolución Bolchevique. También es conocida como la Revolución de Octubre, debido a que, según el calendario juliano, los hechos ocurrieron el 25 de octubre de 1917.
Dicho acontecimiento marcó definitivamente la caída de la Rusia zarista. Previamente, en febrero de 1917, había sido derrocado el zar de Rusia, instalándose un gobierno provisional. Posteriormente, en octubre de ese mismo año, el gobierno provisional también fue derrocado para instalar el gobierno comunista dirigido por Vladimir Lenin. Comienza así una cruenta y larga guerra civil que culminó con la instalación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1922.
Fue un acontecimiento mundial de gran impacto, que cambió radicalmente el curso de la historia.
Alrededor de 80 años después, el gran teólogo y sacerdote belga, José Comblín, volvía a recordar la Revolución Bolchevique para despertar la conciencia de la Iglesia Pueblo de Dios, en torno a una pregunta incisiva y fundamental. Con tal cuestionamiento quería desentrañar dónde estaba el corazón de la Iglesia institucional, frente a un gran acontecimiento de la historia. En este caso, la institucionalidad eclesial quedaba remitida a la Iglesia Ortodoxa rusa, que para el discernimiento era un perfecto símil de su par católica.
Normalmente, las instituciones y las personas, en su lenguaje discursivo, buscan convencer a los demás respecto de la nobleza, bondad y rectitud de sus intenciones. Sin embargo, los hechos muchas veces contradicen tales declaraciones y se convierten en la prueba irrefutable de las motivaciones reales que se ocultan detrás de sus actos.
Jesucristo, buen conocedor del corazón humano, enseñaba -a sus seguidores- criterios de discernimiento sencillos, para ayudarlos a desentrañar estas ambigüedades que asaltan a la conciencia humana. En ese contexto les dijo aquella frase inconfundible: "donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón" (Mt 6, 21).
Con ese mismo prisma, José Comblín, teniendo presente los acontecimientos de la Revolución Bolchevique, ayuda a desentrañar dónde estaba el corazón de la Iglesia en tales circunstancias históricas:
Tal vez no sea mera casualidad que el ateísmo más virulento, el ateísmo que predica una verdadera mística de la negación de Dios, el ateísmo destructivo, esto es, el ateísmo del comunismo ruso, haya nacido justamente en el país en que la visión contemplativa del mundo y el cristianismo oriental de la transfiguración estaban más desarrollados. Tal contemplación de la transfiguración aparece finalmente como un inmenso escándalo: ¿cómo pueden dejar de ver lo que acontece en la realidad? A la negación del mal del mundo, el ateísmo responde por una negación de su transfiguración.
Hay episodios cargados de significado. El día en que en San Petersburgo, Lenin invadía el Palacio Imperial y destruía el Imperio ruso, los obispos estaban reunidos a poca distancia para discutir algunas reglas litúrgicas. Es todo un símbolo. ("O Espiritu Santo no mundo", Páginas 100-101, Paulus 2009. Traducido por Juan Subercaseaux).
O sea, que mientras el mundo parecía caerse a pedazos, los obispos estaban mirándose el ombligo, preocupados de la "rúbrica", o sea de las reglas de la liturgia.
Los hechos descritos por Comblín tienen una sorprendente actualidad. Hoy, 100 años después de la Revolución Bolchevique, entre muchos signos de esperanza y fuertes signos de muerte, a ratos, el mundo también parece caerse a pedazos.
La realidad global muestra el registro de guerras cruentas en distintas partes del mundo; la amenaza de nuevos mega conflictos que involucran a grandes potencias; gigantescos desplazamientos humanos que escapan del hambre, de la sequía y de la muerte; la mantención de graves conflictos tribales en amplios sectores de Africa; el resurgimiento de movimientos fascistas en diferentes latitudes; la expoliación económica y cultural que sufren numerosos pueblos originarios; el terrorismo y la violencia de Estado; la preocupante densidad de catástrofes naturales; el descontrolado avance del cambio climático; la multiplicación de la pobreza; el desbordamiento del narcotráfico; la corrupción y una larga lista de lacras sociales describen parte del panorama mundial actual.
Siendo ésta una realidad global objetiva, resulta desconcertante una Iglesia que, mirándose el ombligo, se divida entre si dar o no la comunión a separados y divorciados vueltos a casar; que se empecine en marginar de la mesa eucarística a los más hambreados y sedientos de Dios; que consuma su energía eclesial en reorganizar sus estructurales curiales y feudales; que se atrinchere en moralismos añejos para hostigar precisamente a quien, como Papa, busca precisamente reconectar a la Iglesia con los verdaderos problemas del mundo.
Resulta vergonzoso que habiendo tanto por hacer, aparezca ante los ojos del mundo, esa Iglesia enajenada de una realidad que la interpela a desplegar toda su capacidad de servicio, para multiplicar esperanza y testimoniar que el verdadero tesoro de la Iglesia no es el poder, sino su capacidad de servir a los más pobres de un mundo que los abandonó, porque en medio de los pobres y sufrientes es donde debe estar el corazón de la Iglesia.

EN NUESTRA IGLESIA HABLAMOS MUCHO DE RELIGIÓN, PERO LOS GRANDES AUSENTES SON JESÚS Y EL EVANGELIO

col bastante

Eduardo Arens es uno de los mayores biblistas latinoamericanos. Especialista, entre otros temas, del divorcio, el teólogo peruano desgrana en esta entrevista todas las claves de la necesaria reforma en la Iglesia, el papel del Papa Francisco y de sus críticos, y el futuro de la Iglesia latinoamericana.
Tienes varios libros sobre el divorcio, un tema que sigue estando de actualidad. Ahora parece que se están abriendo puertas, no tanto en cuanto al divorcio, pero sí en cuanto a rupturas o fracasos matrimoniales, o como los queramos llamar.
Hay que meter una buena dosis de humanidad a todo el tema. Una dimensión de Jesús que se nos ha escapado y estamos recuperando. Y la dimensión que el Papa nos está poniendo por delante.
Si la dimensión humana fracasa, todo lo demás es construir sobre ruinas.
Pasa que, durante mucho tiempo, para la ortodoxia más pura, esto de hablar de la humanidad de Jesús más allá de los relatos navideños y demás, parecía que implicaba casi negar su divinidad. Cuando la fe consiste, precisamente, en que Dios se hizo hombre para que el hombre se hiciera más de Dios.
La encarnación es un dogma que no acabamos de asumir. Cuando yo tengo clases del curso de la Humanidad de Jesús, muy raro es que no salga alguien preguntando: pero era Dios.
No nos desprendemos de esa idea para ver la divinidad en su integridad. Nos cuesta, porque nos cuestiona a nosotros mismos. Esa humanidad cuestiona mi humanidad. Y lo tenemos claro en el Credo "padeció bajo el poder de Poncio Pilato", lo cual significa que vivió.
Y vivió en una época determinada, haciendo muchas cosas que son la base de nuestra fe, que es el Evangelio. El Nuevo Testamento que, a veces, hemos tenido demasiado aparcado.
Sí, porque nos sirvió para la doctrina abstracta, metafísica. Para justificar nuestra religiosidad devocional. Pero que no compromete ni cambia a la sociedad.
Nos olvidamos del Jesús histórico; del Jesús de carne y hueso, el Jesús de Nazaret. Y nos hemos concentrado en Cristo de los cielos.
¿Seguimos siendo una Iglesia que aunque ha asumido a Cristo continúa demasiado anclada en El Antiguo Testamento, en ese Dios castigador, y que se mantiene alejado del hombre?
Es cierto que en el día a día, como con el problema del terremoto, vemos a un Dios castigador y justiciero que controla el mundo, y nos olvidamos de Jesus de Nazaret. Hay gente que me pregunta ¿por qué Dios me castiga, por qué me pone a prueba, cuál es su plan? Y yo les pregunto: ¿qué imagen tienes de Dios metida en la cabeza?
Para mí es terrible, porque la imagen de Dios es el punto de partida y el sustento de toda religión. Esa imagen sobre la que fue construido todo nuestro tinglado se viene abajo fácilmente y se encuentra sin nada. Y eso te puede hacer pasar momentos muy duros.
Aumenta la culpabilidad, el miedo.
Exactamente. Y la posibilidad de que te lleve a problemas psicológicos y psiquiátricos. A una neurosis patológica; es impresionante lo que puede destruir la religión mal entendida.
Precisamente el tema de Jesús es el de un Dios paternal. Observa que Jesús nunca pregunta a las personas sobre su religión; si es cananeo, fenicio, pagano, romano o judío. Él preguntaba por las necesidades, porque la persona era lo fundamental.
Veo la genialidad de Jesús en dos cosas sobre todas. Incluso si fuera ateo, lo tendría que admitir.
La primera es haber puesto en el centro al hombre en nombre de Dios, que el ser humano es lo más importante. Y nosotros lo hemos desplazado, hemos puesto a Dios en el centro y el hombre tiene que agacharse ante un Dios aplastante. Jesús hace todo lo contrario. Los fariseos, los escribas y las autoridades religiosas tenían a Dios por encima y creaba poder y autoridad. Por eso, Jesús tiene que advertírselo al poder. Porque es el hombre lo más importante, tal como es.
La segunda genialidad de Jesús es el nombre de ese Dios que pone al hombre en el centro, y en el centro del hombre pone: "Amar". No religión, sacrificios, culto, ayunos: "Amar", que es positivo y pro activo. Es: sal de ti mismo y entretente.
Esa famosa sentencia que tenemos en castellano de: "no hagas a otro lo que no te gusta que te hagan", Jesús la plantea como: ama, muévete, actúa.
No evites el mal, sino promueve el bien.
Estas dos cosas me parecen descomunales.
Lo que es innegable es que pocas civilizaciones -ateas o de cualquier otra condición y aunque sea muy criticable la actuación de la Iglesia en la historia- ponen en cuestión la figura y la vida de Jesús. Pueden poner en cuestión que existiera, pero no la potencia de esa figura y de su mensaje, generadores de cultura y de sociedad. La cultura occidental tal como la entendemos, y el desarrollo de los valores humanos, tienen mucho que ver con el Evangelio.
El Papa como jesuita, lo está haciendo muy bien poniendo a Jesús por delante. Lo humano.
Las catequesis de Santa Marta y las audiencias de los miércoles, que algunos le critican por ser sencillas, están repletas de Evangelio que no está reñido con la sencillez.
Al contrario, está cerca.
Y además, el que todo el mundo pueda entender sin tanta mediación y pueda sentirlas es bueno. El Papa pone muchos ejemplos y experiencias propias. Eso, para alguien que es el líder global reconocido por todos, y líder moral además, es muy potente. Es un arma muy interesante la que está utilizando Bergoglio.
Y lo que está cuestionando: precisamente lo que tenemos que hacer es recuperar la humanidad. Ese es el gran reto -creo- del cristianismo, entender bien el Evangelio. No la palabra "evangelio", que cubre cualquier cosa; el Evangelio de Jesucristo. El que tenemos en El Nuevo Testamento, que leemos en todas las misas a trozos y que había que leerlo todo: Marcos, Mateo, Lucas, Juan.
¿Y cuál es la "Buena noticia"? Pues, como decía González Faus: "otro mundo es posible". Cambiemos el mundo en una clave más humana.
El ir por todo el mundo, que genera lo que tú decías antes: sal y ama.
Eso. Inconscientemente, en nuestra Iglesia cristiana hablamos mucho de iglesia, de religión y de Dios. Pero el gran ausente es Jesús de Nazaret. Y también el Evangelio.
Hablamos de la doctrina, del dogma, de si es o no es ortodoxo, pero nos falta lo más importante.
Estamos casi preparando un cisma por una nota al pie de exhortación.
¿Cuánto puede mover todo el tratado de la Trinidad? A mí, nada. Si a ti sí, felicidades. Pero a mí no me mueve el tratado sobre la encarnación teológica, y más si es metafísico y escolástico -como están promoviendo nuevamente en los seminarios, formateando el cerebro de nuestros jóvenes para ser los curitas que vienen hablando cosas irrelevantes- porque no cambia el mundo un milímetro.
Si la teología es un tratado sobre un teólogo, de qué vas a hablar.
¿Cuál es el estado de salud de la teología? Porque hace mucho tiempo que no surge un teólogo que haga teología nueva. Estamos haciendo estudios teológicos sobre otros, como tú dices. Analizando documentos, pero, ¿innovamos?
Estamos en una suerte de limbo tratando de digerir las propuestas que tienen que ver con la Biblia, El Nuevo Testamento, el Jesús judío, la tercera etapa de Jesús histórico, el Jesús humano, que no murió para salvarnos sino que lo mataron por, precisamente, vivir un proyecto de vida contrario a los poderes de la época, tanto religiosos como políticos. El re-descubrimiento de este Jesús, nos está tomando tiempo asimilarlo.
Creo que ahí hay mucho, todavía por delante, por hacer. No en cuanto a descubrir facetas de Jesús que hemos pasado por alto y que quizás son importantes, como lo que te acabo de mencionar de que Jesús nunca preguntó por las religiones. De que la religión no es tema para él, que la religión se vive de otra manera; no se discute, no es práctica de rituales. Se vive en “tú y yo”, buscando y caminando juntos. En el acercarse al otro. Por eso es tan importante lo que dice Papa Francisco: la compasión es absolutamente medular.
Hizo una catequesis sobre la compasión y sobre el salir a amar. Y es muy potente, sí.
Y eso nos cuesta, porque son huesos duros. ¿Por qué? Porque es mucho más fácil tener doctrinas e ideas en la cabeza que no comprometen.
Normas, seguridades. Como El joven rico: yo cumplo los mandamientos e iré al Reino. ¿Qué más tengo que hacer?
Los movimientos de las últimas décadas, que te alimentan esto: te dan seguridades pero no te comprometen en nada.
Y eliminan un poco la libertad. Un poco bastante.
Mientras papá me diga lo que tengo que hacer, yo no soy responsable de nada: la obediencia se convierte en fundamental y no el compromiso libre y maduro. En una Iglesia madura esto no hace falta, tenemos que compartir, educarnos.
Te preguntaba lo de la teología porque a veces me da la sensación de que el Papa nos está adelantando por la izquierda a todos y planteando, con mucha valentía y libertad, cosas que no imaginaríamos nunca en un Papa. Pero parece que por detrás, el "ejército" falla. Que no hay un cuerpo teológico que pueda sostener, con una teología más creativa y actual, todo este movimiento que está generando.
Y, por otro lado, que el propio pueblo de Dios, los constructores de comunidad, también deberíamos atrevernos a dar un paso adelante y asumir nuestra responsabilidad en la Iglesia. No solo corresponsabilidad sino nuestra responsabilidad, al mismo nivel. En ese sentido, creo mucho en la teología de los talentos: yo con mis talentos soy igual de responsable que tú con los tuyos, en facetas distintas y lugares distintos, para construir el reino y hacer de este mundo un lugar mejor. Pero soy igual de responsable que tú.
Importantísimo el énfasis del papa Francisco en la incorporación de los laicos, de las mujeres y demás. Y de llamar la atención al clericalismo y al carrerismo. El clericalismo lo tenemos metido hasta los tuétanos, no lo soltamos y es terrible, porque tenemos que pensar que todos somos iguales. Lo que yo tengo, es una función que cumplo. Pero no me hace más que tú para nada. Eso cuesta porque cuestiona mis supuestas verdades y autoridad.
Es una cuestión de responsabilidad. Eso de "soy más o menos que tú" lo debato con personas que se declaran ateas e intento explicar qué es la fe para mí, qué provoca en mi vida. Y a veces cometo el error -y lo asumo- de decir: "pues me hace mejor. Más responsable. No soy mejor que tú porque haya encontrado el don de la fe; tenerlo me hace responsable de construir de una manera diferente a la tuya, pero no mejor."
Recientemente se ha hecho la crítica al Papa de que debería realizar su teología para respaldar sus documentos. Pero la teología no es un discurso abstracto a la séptima nube de verdades -supuestas verdades-. Porque no existe la verdad más que en la cabeza de la gente:
¿Qué cosa es la verdad? Filosofando, y la vida se nos escapa entre los dedos... ¡La vida!
La fe se vive. La puedes pensar y la puedes discutir, vale. Pero si no la vives, ¿de qué te sirve todo esto? Te enreda y te aniquila como persona. Tenemos que vivirla, es experiencial. Yo vivo porque es mera vida y este Jesús de Nazaret, que hablaba igual de sencillo pero que llegaba. Que se comprometía.
Y la fuerza del testimonio además. No solo la palabra.
Que es un lenguaje poderosísimo porque habla más que mil palabras. Y ahí tenemos la tarea.
En Latinoamérica una de las cosas que nos ha pasado, es que no hemos asumido, por ejemplo, la pre-teología, toda la teología y toda la parresía. La parresía nunca apareció. Por lo menos en gran parte de Perú se quedó archivado.
Y es uno de los ejes de este pontificado, de la cultura teológica de Bergoglio.
Y viene de Latinoamérica. La asumió como parte del obispo que está metido en el pueblo y en las villas miseria y que conocía a sus hermanos.
Y aparte, él fue uno de los creadores del documento de Aparecida. Estuvo allí escribiéndolo.
Pero lo de Aparecida es triste. Ni Francisco ni "Aparecida" tocan algo en Lima ni en muchas de sus diócesis. Me da mucha pena. Y el Evangelio, tampoco. Estamos en todo y en nada. Para mí es triste.
Es lo que te quería preguntar ahora, porque el Papa va a ir allá en enero. Quería preguntarte por el estado de la situación religiosa en Perú.
Ahora sí estamos al día, porque viene de visita. Pero antes, de "Laudato si" no se sabía ni de lo que trataba. De "Amoris laetitia" sí, claro. Por devoción.
Nos preguntan si pueden conseguir "Laudato si". Como la hemos vendido en la parroquia me hicieron lío: que por qué vendía esto. Que la parroquia no debería ser un lugar de comercio de productos... Y al mismo tiempo, nos llenamos la boca del santo padre cuando conviene.
Está ausente, digan lo quieran. A veces entramos en una esquizofrenia inconsciente. Parecemos bipolares.
Sí, que de cara a la galería somos los más pro-Papa y nos hacemos la foto y vamos a visitarle y después en la práctica del día a día, criticamos al otro.
En Perú, además, se acusa de tener un episcopado bastante conservador. Todos conocemos ahora a Cipriani, pero no es el único.
Ni de lejos; nosotros tenemos para rato. Pero, los que alimentan las formas del papa Francisco son pastores. Necesitamos gente, como él decía en esa linda imagen, que huela a oveja. Que vengan de abajo y que sientan. Porque no necesitamos jefes, ni burócratas, ni jerarcas. Necesitamos pastores. Acompañantes líderes que caminen con nosotros y nos apunten que vamos por este proyecto juntos. Que los sintamos que están con nosotros.
Acompañar es otra de las palabras claves.
Por supuesto. Por eso llama la atención que desde hace décadas no haya ningún documento de peso que salga del episcopado. ¿Qué pasa? Pues que tienen miedo de tener un problema de corrupción, impresionante. El sistema de justicia, simple y llanamente, no existe; se compra y se vende. Y sobre todo para los partidos políticos.
Y en este panorama no se oye la voz de la Iglesia. ¿Dónde está?
También hay un problema de explotación minera que está destruyendo parte de la Amazonía, que es el único pulmón grande que queda en el planeta Tierra.
El otro día entrevistamos aquí a un misionero bloguero de Religión digital que está en la triple frontera Perú-Brasil-Colombia, y también nos contaba. En su caso, era más por el narcotráfico.
Es claro. Y la minería informal y el petróleo están invadiendo los ríos en la Amazonía, te lo puedo decir porque lo conozco. Pasé el otro día por Puerto Maldonado y me dije: ¿Qué pasa acá? ¿Dónde estamos nosotros? ¿Tenemos todavía algo que decir o nos quedamos en nuestras capillas preocupados de la devoción?
Y de conseguir vocaciones y tener los libros de bautismo llenos.
La existencial se nos ha escapado. Estamos cayendo en una suerte de fundamentalismo o a veces la doctrina es un ostracismo. No es todo cuestión cerebral. A mí no me interesa qué es lo que piensas, me interesa qué vives.
La fe se vive, no se estudia.
Eso es lo que yo siento. Y su ausencia de un cristianismo que trasmita vida. Que enganche en la vida desde los mismos sermones.
¿Crees que hay algo de eso en la decisión de Francisco de no juntar el viaje a Colombia, con el de Perú y Chile? En Chile también se está dando esto de pastores no demasiado cercanos al pueblo y problemas de todo tipo. ¿Este viaje está pensado también en esa clave?
Posiblemente se ha tomado su tiempo por varias razones. Porque hay necesidad de repensar muchas cosas y llamar la atención sobre el clericalismo y sobre la población del clero. Sobre la cercanía al pueblo.
Supongo que está titubeando si ir o no, porque es una Iglesia muy conservadora y muy tradicional donde el papa Francisco no existe, prácticamente, más que en una foto.
Sin embargo Cipriani lo está vendiendo como que va a ser un exitazo. Está reclutando miles de voluntarios jóvenes para la Guardia del Papa, creo que se llama.
No necesita todo ese folclore. Es un país donde estamos en un caos tremendo. La Iglesia está ausente. Específicamente, Chile nos ha dejado ahora muy aparte, porque merece una atención especial de este sector Lima, como uno de tantos ejes ultra conservadores donde el seminario enseña la teología pre-Vaticano II. Con la escolástica de siempre.
Y el otro polo, la Amazonía. El Papa no se va a Cuzco, la ciudad imperial, ni a Arequipa, ciudad colonial. Va a Trujillo, sí, una ciudad colonial también muy bonita. Pero Lima y Puerto Maldonado es irse a la periferia, periferia.
Lo comentaba también César Caro en la entrevista: ese acercamiento al Amazonas, a la periferia y a lo olvidado. Donde ser cristiano no es algo que está normalizado sino que es la excepción conocer el mensaje, y participar en los sacramentos es extraño. Y donde se hace un trabajo muy potente. Y no solo de práctica ritual, sino esa fe que se vive en la persona que sufre, la denuncia de las explotaciones, etc.
Jesucristo es el sacramento por antonomasia. No el sacramento ritual estipulado. Jesucristo es sacramento del encuentro con Dios. Me encanta lo del evangelio de Juan: "rostro visible del Dios invisible". Eso habla bien de Dios.
La explicación de que tengamos crisis es precisamente porque no vemos a Jesucristo, entre otras cosas. Estamos con un Dios que nos hemos fabricado.
El "diosito".
El "diosito", que es según la medida de cada cual, pero vívelo con el Evangelio. Es una asociación de cristianos. Sí, Cristo. Jesús de Nazaret, el crucificado por Poncio Pilato. Ese.
En realidad, el Reino de Dios hay que hacerlo acá. Yo creo que el Padrenuestro no es tanto una oración como una síntesis de lo que deberíamos vivir nosotros. Analicémoslo.
Recuerdo que en la Facultad teníamos un programa de radio, y hubo una discusión sobre fe. Había dos compañeras que no eran creyentes y nos dieron una lección tremenda, porque nos obligaron a rezar el Padrenuestro y a detenernos detrás de cada frase, a decir qué sentíamos y qué significaba para nosotros. Nos tumbaron. Hubo momentos en los que no sabíamos describir lo que sentíamos cuando decíamos: "el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy", "Perdona nuestras deudas"... Nos plancharon.
Porque lo repetimos como papagayos. Repetimos cliché. Utilizamos un léxico obsoleto que no dice nada. Como cuando preguntas a los estudiantes qué quiere decir salvarse. ¿Salvarse de qué? ¿De qué estamos hablando?
-De una redención; Jesús vino para morir...
-No; lo mataron.
-Nos redimió.
-No; nos ofreció un camino que depende de mí seguirlo, y redimirme y liberarme de lo que me impide vivir con humanidad cada día, hasta dar mi pellejo si es necesario.
Yo vivo mi humanidad radicalmente. Con una mentalidad profundamente humana. Nadie es tan humano como Jesús. Y ese Jesús humano nos incomoda porque nos compromete, nos cuestiona y mejor nos quedamos con el Cristo de los simples, al que rezo y le pido, le adoro y le canto.
Y le dejo en la iglesia y me vuelvo a casa.
Y yo feliz. Hay una necesidad de repensar mucho estas cosas. Y lo están haciendo maravillosamente Pagola y Castillo. Nos están llamando la atención sobre esto. Efectivamente, tenemos que repensar desde el mundo del siglo XXI. Desde la realidad en la que estamos para que esto hable hoy. Porque si no habla, estamos perdiendo el tiempo.
Parece que estamos siendo un poco pesimistas, pero yo creo que no. Me está resultando una conversación bastante emocionante y esperanzadora porque, en el fondo, lo que tenemos que intentar hacer es seguir viviendo esa fe. Y eso implica también esa denuncia.
¿Eres optimista? ¿Tienes esperanzas con respecto al futuro? ¿Seremos capaces de seguir avanzando en ese camino de Jesús?
Aunque tenga dudas, tengo esperanza y lo veo en muchos jóvenes.
Creo que los jóvenes nos dan qué pensar. Debemos escucharlos más. Son, obviamente, el futuro. En su anonimato religioso, muchos son más cristianos que quienes nos llamamos cristianos porque viven la pasión de Jesucristo. Es maravillosa la entrega y la generosidad de nuestros jóvenes. Ellos salen del individualismo en que la sociedad de hoy nos ha imbuido; esta indolencia frente al sufrimiento. Los jóvenes están esperando respuestas.
Para mí, lo triste es ver que cantidades ingentes de jóvenes, en Perú al menos, se unen a las iglesias evangélicas. Y, ¿dónde están nuestros jóvenes católicos? No es competencia, somos tan cristianos unos como otros. Pero, por qué los católicos no ponemos atraer a los jóvenes. Mi respuesta es: porque estamos en clichés. Seguimos dando vueltas y no nos damos cuenta de que nos va distanciando del mundo. Los jóvenes buscan respuestas a preguntas que nosotros no planteamos. Y damos respuesta a lo que ellos no preguntan.
Y, en buena medida, no somos capaces de dar esas respuestas porque nuestro léxico y nuestras liturgias son rígidas y acartonadas.
Jesús nunca conoció Roma.
Y cuando fue a Jerusalén terminó por el patio de los caballos.
Es que la fe se vive. Por eso, los jóvenes van más bien a los evangélicos. Porque tienen un sermón que palpita, que mueve, contagia y toca las fibras vitales. No son intelectuales; son vi-ta-les. Tienen vida. Nosotros tenemos mucho cerebro pero pocos pies y poco corazón. Es ahí donde tengo que invertir y eso supone una revolución. Y eso no lo estamos trasmitiendo a los jóvenes.
Yo siempre soy optimista porque el Papa -al menos para mí- genera mucho optimismo.
¿Es una revolución Francisco, o lo que conlleva su ministerio? Porque al final no deja ser un hombre -volvemos a los talentos- que está en un lugar determinado, desarrollando los talentos que tiene. No vamos a endiosar a nadie.
Lo hace muy bien y le necesitamos. Que Dios le dé mucha salud y esté muchos años. Su mensaje nos dice que es fácil hacer el bien. Pero que tenemos que desprendernos de nuestros complejos de superioridad.
Es fácil si lo tienes aquí.
Es el concepto semítico del bien; que no es verdad filosófica. Y eso lo hemos perdido porque se occidentalizó tanto, influyó tanto la filosofía griega, que ahora nos cuesta salirnos de ese mundo para entrar en el pensamiento encarnado. Este pensamiento no es lo mismo en Perú, que en Alaska o en Pekín.
O en el gueto que en el palacio.
En los pueblos jóvenes al sur de Lima, adonde tengo la suerte de ir cada semana o dos, he aprendido horrores de la gente: necesitan vida. Y nos piden que compartamos vida.
Gracias, Eduardo. Ha sido un placer, porque a veces estas conversaciones ayudan para revivir y alentar el corazón.
Yo disfruto, créeme. Pero me cuestionan y me critican. Aunque no me hago mala sangre y, por encima de todo esto, escucho. El inicio de la sabiduría es saber escuchar: tengo dos orejas y una sola boca.
Gracias mil por la acogida. Y por esta conversación tan interesante.

MANDAMIENTO PRINCIPAL: AMAR

col cruz tome

29/10/2017. XXX TO. Mt 22,34-40.
La Ley y los Profetas se resumen en amar a Dios y al prójimo. El cómo, el por qué y hasta dónde tengo que amarlos lo marca Jesús: Como yo os he amado. Ese es el modelo. Hasta ahí llega el recorrido del amar según Jesús.
Resulta irónico y cínico que los saduceos, que no creen en la resurrección, hagan preguntas a Jesús sobre ella y que un doctor de la Ley le pregunte por el principal mandamiento de ella. Las respuestas que da Jesús van más allá de las preguntas. De hecho no responde a ellas. Son preguntas-trampa que Jesús utiliza, con maestría, para exponer su visión nueva sobre las preocupaciones profundas que las preguntas encierran. A la pregunta “Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley? Jesús responde uniendo indisolublemente lo que la Ley dice por separado en el Deuteronomio y en el Levítico: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser” y “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. En esto resume la Ley y los profetas queriendo decir que esta unión es lo fundamental en la vida.
En esta ocasión, Jesús utiliza la pregunta del doctor de la Ley para enseñar aspectos fundamentales de su mensaje, de su proyecto de Reino de Dios. Desde ahí se entiende mejor la respuesta de Jesús. Jesús responde desde la otra orilla, más allá de la Ley, desde la vida. Más allá del Deuteronomio y el Levítico. Desde “lo nuevo” de Jesús. Según Jesús lo principal es: Amar a Dios con todo tu ser y amar al prójimo como a ti mismo. (Deja para otro momento el decirnos cómo tiene que ser ese amor: amar como yo os he amado). La Ley y los Profetas se resumen en amar a Dios y al prójimo. El cómo, el por qué y hasta dónde tengo que amarlos lo marca Jesús: Como yo os he amado. Y nos lo explica mejor con un caso práctico: Parábola del samaritano. Ese es el modelo. Hasta ahí el recorrido del amar según Jesús.
En cristiano, el amor a Dios y al prójimo no son dos mandamientos, no son dos amores distintos. Los dos son “homoios”. ¡Cuidado con la traducción! Los dos amores son del mismo rango, de la misma importancia. Están al mismo nivel. Son idénticos, gemelos, siameses. Son uno, no-dos. De tal manera que no puedes amar a Dios y no amar al prójimo. O al prójimo y no a Dios. Que te equivocas si los separas. Que amas a Dios amando al hermano. Que el “a mí me lo hicisteis” nos lo dice, nos lo explica. Así nos resulta evidente que quien dice que ama a Dios y no ama a su hermano es un mentiroso. Al separar lo divino de lo humano hemos vivido mucho tiempo con una religión cristiana que centraba nuestra espiritualidad en lo divino. Todo por Dios. Todo en nombre de Dios. La Encarnación la creíamos pero no sacábamos las consecuencias para nuestro cotidiano vivir. La conocíamos de memoria pero no la practicábamos. Era cosa del credo. Era un dogma que creer. No sabíamos cómo aplicar a nuestra vida esa creencia. Poco a poco vamos intentando ver que la Encarnación, es decir la humanización de Dios, es otra cosa y que tiene unas consecuencias “pragmáticas” de amplios vuelos en nuestro ser cristianos. Entre otras: Porque Dios se encarna en el hombre, en todo hombre y mujer, el amor de Dios y el amor al prójimo es el mismo. Tú puedes evaluar claramente tu amor a Dios si lo mides por el respeto, tolerancia, aceptación, que tienes hacia tu prójimo. Así el amor al hermano es el termómetro del amor a Dios. A lo invisible por lo visible. No te despistes. A lo transcendente por lo inmanente.
Además de la Encarnación Jesús nos ha dicho que Dios es amor y que nosotros somos amor. Porque estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Y esto sí que cambia todo. Esto sí que es “nuevo”, original, distintivo de Jesús. Personalmente considero que esta nueva imagen de Dios es la “revolución copernicana” de la nueva espiritualidad cristiana. El Dios de Jesús es otro Dios y la antropología cristiana es otra antropología. Nuestro ser verdadero y profundo es divino, es amor. Ahora entendemos claramente que el mandamiento principal es amar y amar como Él nos amó. No somos cualquier amor. Nuestro amor es gratuito, de entrega, servicial, para el bien, útil, eficiente. Como es el amor de Dios. Como seres evolutivos que somos, este amor es un proceso humano que se desarrolla en el tiempo. Nuestra plenitud humana la vamos consiguiendo en el grado que vamos desarrollando nuestras posibilidades amorosas, de entrega y servicio a los demás. Por eso el amar a Dios y al prójimo no es un mandamiento externo, que alguien te obliga a cumplir. Es mucho más que eso. Es una actitud humana fundamental, es tu “fondo”, tu identidad verdadera, tu ser más auténtico. Es el sentido de tu vida, la razón de tu felicidad, es tu plenitud. Por si tienes la tentación de pensar que esta es sólo una “bella teoría” te propongo que la sometas a verificación. Ensaya, varias veces, un amor gratuito y servicial a los que te rodean y luego evalúa los resultados. Enfocada nuestra existencia desde el “principio amor”, nuestra vida cobra todo su sentido. Nos da razones para levantarnos cada día con un objetivo a perseguir, con una meta que alcanzar.
Resumiendo: Iniciamos la reflexión con la premisa: Lo principal en la vida es amar. Hemos buscado alguna razón que fundamente la premisa y nos henos detenido en la humanización de Dios y en la revelación de Jesús sobre la imagen de Dios-Amor. Ahora podemos entender mejor que “Al atardecer de la vida me examinarán del amor”. Este será el “temario” del examen final. Tenemos la suerte de que sabemos las preguntas. Podemos obtener Matrícula de Honor. ¿Cómo? Aprobando cada día la prueba de oro contestando a la pregunta ¿Cuánto he servido hoy? Te deseo que seas un alumno aplicado. Tendrá cada día su afán y su alegría.

SOLO UN MANDAMIENTO, AMAR. SOLO UN PECADO, IGNORAR AL OTRO

col fraymarcos

Mt 22, 34-40
La pregunta sobre el tributo al Cesar se la hicieron los fariseos y herodianos. A continuación, narra Mt otra pregunta de los saduceos sobre la resurrección de los muertos, en la que ellos no creían. Quieren ridiculizar la creencia en otra vida con el supuesto de siete hermanos que estuvieron casados con la misma mujer. Jesús desbarata sus argumentos. Por eso, a continuación, el texto de hoy dice: “Al oír que había hecho callar a los saduceos”, los fariseos vuelven a la carga: ¿Cuál es el primer mandamiento?
La pregunta no era tan sencilla como puede parecernos hoy. La mayoría de los juristas consideraba que todos los mandamientos tenían la misma importancia. Otros defendían que guardar el sábado era la primera obligación de todo israelita. También había quien defendía el amor al prójimo como el principal. A nadie se le había ocurrido que el principal mandamiento fueran dos. En Mt y en Mc, Jesús responde recitando la “shemá” (escucha), que todo israelita piadoso recitaba dos veces cada día (Dt 6, 4-9); pero en Mt Jesús añaden una referencia al (Lev 19,18) que prescribe amar al prójimo como a ti mismo.
La originalidad de Jesús está en unir los dos mandamientos. De hecho, lo único que hace es citar dos textos del AT. No se trata solo de una yuxtaposición o de una equiparación. Se trata de una identificación en toda regla, que además, prepara el terreno a Jn para poder decir con rotundidad: “un mandamiento nuevo os doy, que os améis unos a otros como yo os he amado” (Jn 13,34). Es el mandamiento nuevo, que convierte la Ley en vieja. Después de 20 siglos, seguimos sin aceptar la diferencia entre AT y NT.
El valor absoluto de cada persona es una propuesta exclusiva de Jesús. Hasta entonces el individuo no contaba más que como perteneciente e integrado en el grupo. Desde esa perspectiva, lo único que interesaba eran las manifes­taciones del amor, no el amor mismo. De ese modo, el precepto recaía sobre las manifestaciones. El amor que exige Jesús, no se puede alcanzar con el cumplimiento de un precepto. Ya no se trata de una ley, sino de una actitud. “Un amor que responde a su amor”. El amor que pide Jesús no se impone.
El concepto de “prójimo” es modificado por Jesús de manera sustancial. Para un judío, prójimo era el que pertenecía al pueblo y, a lo sumo, el prosélito. Jesús desbarata esa barrera y postula que todos somos exactamente iguales para Dios. El cristianismo no siempre ha sabido trasmitir esta idea de igualdad y hemos seguido creyendo que nosotros somos los elegidos y que Dios es nuestro Dios, como los judíos de todos los tiempos
Jesús no propone un amar a Dios ni un amor a él mismo. Dios ni ama ni puede ser amado, es amor. La exigencia de Jesús no es con relación a Dios, sino con relación al hombre. Cuando seguimos proponiendo los mandamientos de la “Ley de Dios” como marco para la vida de la comunidad, es que no hemos entendido el mensaje de Jesús. S. Agustín lo entendió muy bien cuando dijo: “Ama y haz lo que quieras”. Pero Pablo lo había dicho con la misma claridad: “Quien ama ha cumplido el resto de la Ley”. No se trata de una nueva ley, sino de hacer inútil toda ley, toda norma, todo precepto.
El “como a ti mismo” (también superado por Jesús: “como yo os he amado”) necesitaría un comentario más extenso. Únicamente diré, que el amor solo se puede dar entre iguales. Si considero superior o inferior al otro, mi relación con él nunca será de amor. Desde esta perspectiva, ¿a dónde se van todas nuestras “caridades”? Lo que nos pide Jesús es que quiera para los demás todo lo que estoy deseando para mí. ¡De verdad creo hacer caridad cuando doy al mendigo la ropa vieja que ya no voy a utilizar!
Una vez más tenemos que resaltar la imposibilidad de aceptar el mensaje de Jesús sin abandonar la idea de Dios el AT. Esta es la trampa en la que cayeron los primeros cristianos que eran todos judíos. Aquí está, también, la clave para entender tantas aparentes contradicciones en los evangelios. Lo que pide Jesús es más de lo que puede enseñar cualquier institución. La excesiva fidelidad a la institución nos impide alcanzar el mandamiento nuevo. Por eso Jesús criticó tan duramente las instituciones religiosas de su tiempo (Templo, Ley, culto); se habían convertido en un obstáculo para llegar al hombre.
El amor consiste en desarrollar la capacidad que tiene un ser de salir de sí, e ir al otro para enriquecerle y enriquecerse como persona. A Dios no se le puede amar directamente ni mucho ni poco, porque no le podemos conocer. Dios no es un sujeto con el que me pueda encontrar. No es nada distinto de mí o de la creación. No está en el cielo ni en ninguna otra parte. Amar a Dios no es hacer algo por Él, sino dejar que Él, que es amor, te encuentre. Demostraré que estoy abierto al Amor, que es Dios, si amo a los demás. Si dejo de amar a una sola persona, puedo estar seguro de que lo que me mueve no es el amor, sino el egoísmo, el instinto, la pasión, el interés o la simple programación.
No responde a necesidades de algún aspecto de mi ser. Acontece en la profundidad del ser, incluyendo todos sus aspectos. Es el único camino para un crecimiento armónico del ser, impidiendo que la parte material y biológica del mismo, se imponga y arrastre a la parte más noble, malográndolo sus posibilidades de ser humano. El superar el egoísmo no significa una renuncia a nada, sino un acopio de humanidad. No suprime ninguno de los aspectos de nuestra humanidad, sino que los colma y les da su verdadero sentido.
El amor no es algo que se pueda alcanzar directamente, sino una consecuencia del conocimiento. Los escolásticos decían: “no se puede amar nada, si antes no se conoce”. Pero debemos añadir, que no basta con conocer, debo conocerlo como bueno para mí. El conocimiento racional será siempre egoísta, porque solo puede apreciar lo que es bueno para mi parte sensitiva. Solo de un conocimiento vivencial puede nacer el verdadero amor. Si necesito motivos interesados para amar, no es amor. Si amamos para hacer un favor, tampoco funciona. Tengo que descubrir que soy yo el que me enriquezco al amar. Ese enriquecimiento se produce en mi verdadero ser, y eso no nos interesa demasiado.
El mayor peligro a la hora de comprender el amor es que lo confundimos con el deseo de que el otro me quiera. El deseo de que otro me ame es instintivo y no va más allá del interés egoísta. La mayoría de las veces, cuando decimos te amo, en realidad queremos decir: “quiero que me quieras”. Esto no tiene nada que ver con el mensaje de Jesús. Cuando oímos decir a una persona: no puedo vivir sin ti; en realidad, lo que está diciendo es: no te voy a dejar vivir, porque te voy exigir que vivas solo para mí.
Es ignorancia creer que podemos amar a Dios aunque no amemos al prójimo; o peor aún, que podemos amar a uno mucho y a otro poco o nada. El amor es uno solo porque es una actitud personal. El amor queda especificado en la persona que ama, no por la persona amada. Tiene que existir antes de manifestarse. Lo que llega a los demás, lo que se percibe al exterior, son solo las manifestaciones de ese amor. La actitud vital es única en cada persona, pero el amor tengo que manifestarlo de distinta manera, a cada uno.

Meditación
La buena noticia de Jesús, es que puedo identificarme con Dios.
El amor que Jesús nos pide es fruto de un descubrimiento,
que solo puedes hacer viajando hacia tu interior.
Más allá de lo razonable, tú puedes descubrir la Vida.
La VIDA de Dios está en ti y está en todas las cosas.


APRENDA A SALVARSE EN TREINTA SEGUNDOS

col sicre

¿Cuál es el mandamiento principal? Muchos católicos responderían: «Ir a misa el domingo». Los que piensan así probablemente no irán a misa este domingo. A los que piensen de otro modo y vayan, les gustará recordar lo que pensaba Jesús.
El problema de sus contemporáneos
En los domingos anteriores, diversos grupos religiosos se han ido enfrentado a Jesús, y no han salido bien parados. Los fariseos envían ahora a un especialista, un doctor de la Ley, que le plantea la pregunta sobre el mandamiento principal. Para comprenderla, debemos recordar que la antigua sinagoga contaba 613 mandamientos (248 preceptos y 365 prohibiciones), que se dividían en fáciles y difíciles: fáciles, los que exigían poco esfuer­zo o poco dinero; difíciles, los que exigían mucho dinero (como honrar padre y madre) o ponían en peligro la vida (la circuncisión). Generalmente se pensaba que los importantes eran los difíciles, y entre ellos estaban los relativos a la idolatría, la lascivia, el asesinato, la profanación del nombre divino, la santificación del sábado, la calumnia, el estudio de la Torá.
¿Se puede reducir todo a uno?
Ante este cúmulo de mandamientos, es lógico que surgiese el deseo de sintetizar, de saber qué era lo más importante. Este deseo se encuentra en una anécdota a propósito de los famosos rabinos Shammai y Hillel, que vivie­ron pocos años antes de Jesús. Una vez llegó un pagano a Shammai y le dijo: «Me haré prosélito con la condición de que me enseñes toda la Torá mien­tras aguanto a pata coja». Shammai lo despidió amenazándolo con una vara de medir que tenía en la mano. El pagano acudió entonces a Hillel, que le dijo: «Lo que no te guste, no se lo hagas a tu prójimo. En esto consiste toda la Ley, lo demás es interpreta­ción" (Schabat 31a). También el Rabí Aquiba (+ hacia 135 d.C.) sintetizó toda la Ley en una sola frase: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo; este es un gran princi­pio general en la Torá». 
La novedad de Jesús
Mateo había puesto en boca de Jesús una síntesis parecida al final del Sermón del Monte: «Todo lo que querríais que hicieran los demás por vosotros, hacedlo vosotros por ellos, porque eso significan la Ley y los Profetas» (Mt 7,12). Pero en el evangelio de hoy Jesús responde con una cita expresa de la Escritura:
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús habla hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
̶ Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?
Él le dijo:
̶  Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.
«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente» (Deuteronomio 6,5). Son parte de las palabras que cualquier judío piadoso recita todos los días, al levantarse y al ponerse el sol. En este sentido, la respuesta de Jesús es irreprochable. No peca de originalidad, sino que aduce lo que la fe está confesando continuamente.
La novedad de la respuesta de Jesús radica en que le han preguntado por el manda­miento principal, y añade un segundo, tan importante como el primero: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Levítico 19,18). Una vez más, su respuesta entronca en la más auténtica tradición profética. Los profetas denunciaron continuamente el deseo del hombre de llegar a Dios por un camino individual e intimista, que olvida fácilmente al prójimo. Durante siglos, muchos israelitas, igual que muchos cristianos, pensaron que a Dios se llegaba a través de actos de culto, peregrinaciones, ofrendas para el templo, sacrificios costosos... Sin embargo, los profetas les enseñaban que, para llegar a Dios, hay que dar necesariamente el rodeo del prójimo, preocuparse por los pobres y oprimidos, buscar una sociedad justa. Dios y el prójimo no son magnitudes separables. Tampoco se puede decir que el amor a Dios es más importante que el amor al prójimo. Ambos preceptos, en la mentalidad de los profetas y de Jesús, están al mismo nivel, deben ir siempre unidos. «De estos dos mandamientos penden la Ley entera y los Profetas» (v.40).
El prójimo son los más pobres (1ª lectura)
En esta misma línea, la primera lectura es muy significativa. Podían haber elegido el texto de Deuteronomio 6,4ss donde se dice lo mismo que Jesús al principio: «Escucha, Israel, el Señor tu Dios es uno. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón...» Sin embargo, han elegido un texto del Éxodo que subraya la preocupación por los inmigrantes, viudas y huérfanos, que son los grupos más débiles de la sociedad (la traducción que se usa en España dice los «forasteros», pero en realidad son los inmigrantes, los obligados a abandonar su patria en busca de la supervivencia, marroquíes, senegaleses, rumanos, etc.). Luego habla del préstamo, indicando dos normas: si se presta dinero, no se pueden cobrar intereses; si se pide el manto como garantía, hay que devolverlo antes de ponerse el sol, para que el pobre no pase frío. Es una forma de acentuar lo que dice Jesús: sin amor al prójimo, sobre todo sin amor y preocupación por los más pobres, no se puede amar a Dios.
Así dice el Señor: «No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto. No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque, si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y os haré morir a espada, dejando a vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos. Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.»

UN CORAZÓN SIN FRONTERAS

comentario editorial

¿Tú quieres saber cómo cambiar el mundo? Se hace actuando con respeto, cariño y amor (Película Noac)
29 de octubre. Domingo XXX del TO
Mt 22, 34-40
Éste es el precepto más importante, pero el segundo es equivalente: Amarás al prójimo como a ti mismo.
Ya en el segundo libro del Pentateuco, Éxodo capítulo 22, advierte Yahvé que si explotan a las viudas y huérfanos, se encenderá su ira contra su Pueblo. Y en el segundo, Levítico 19, 1-8: “No serás vengativo ni guardarás rencor a tu propia gente. Amará a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor”. También en el quinto, Deuteronomio 6, 5 insiste con un enunciado similar al de Mt 22, 38-39: “Amarás al Señor, Tu Dios, con todo tu corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas”.
Jesús califica este mandato como el más importante. Y que implica escuchar su Palabra, pero una escucha que involucra todos los aspectos de la vida y que debe ser transmitida como fuerza de vida a las nuevas generaciones. Auguste Rodin comentaba la coreografía de Nijinski para la Siesta de un fauno en el periódico parisino Le Matin: “Entre la mímica y la plástica –Jesús, entre la palabra y los hechos– el acuerdo es absoluto; el cuerpo entero significa lo que quiere el espíritu; llega el carácter a fuerza de traducir el sentimiento que lo anima; tiene la belleza de los frescos y de la estatuaria antiguos; es el modelo según el que se desearía pintar y esculpir…”
El fundamento de la relación con Dios y con el prójimo es para Jesús el amor solidario. Desde una perspectiva cristiana, sin amor al prójimo no hay amor a Dios, ni se alcanza la justicia que proclama el Sermón de la Montaña. Habitualmente ignoramos el amor práctico y solidario a quienes viven excluidos por la sociedad y olvidados por la religión. Abrazando la pobreza, Jesús, impulsado por su amor solidario, no hizo otra cosa que compartir la vida de los pobres, a quienes de modo particular vino a anunciar la Buena Nueva.
Esta idea de la solidaridad la recalcó con énfasis el Papa Francisco en la breve entrevista insertada en la página web de Feadulta el pasado once de junio:
“A mí me ayuda no mirar las cosas desde el centro. Cuando uno se va encerrando en el pequeño mundito del movimiento, de la parroquia, del arzobispado, acá mismito de la Curia, entonces no se capta la verdad. Sí se la capta quizás en teoría, pero no se capta la realidad de la verdad en Jesús. A mí me gustan más las cosas desde la periferia que desde el centro”. Y en su discurso de hace un par de semanas ante la FAO, anuncia la esperanza de un horizonte fraterno y pide a la cooperación internacional que conjugue “la categoría del amor” en sus actividades.
En la película estadounidense Noac (2014), dirigida por el judío Darren Aronofsky, se hace referencia a la necesidad de la implicación del acto amoroso en nuestros comportamientos. Le dice Dios a Noé, a propósito del desastre de diluvio: “¿Tú quieres saber cómo cambiar el mundo? Se hace actuando con respeto, cariño y amor”.
Los rabinos insistían en que todos los mandamientos eran importantes y que había que prestar una gran atención al cumplimiento de las observancias más leves. En cambio para Jesús, lo principal es el “Amarás al prójimo como a ti mismo” de Mt 22, 39 -no hay diferencia entre el amor que me tengo a mí y el que tengo a los demás-, y la satisfacción del hambre de los necesitados, aún a costa del sábado Mt 12, 1.
Como escribió Emilio Rodríguez, dominico compañero de Fray Marcos en la iglesia de Parquelagos, en su poema Universo, del libro Penúltimo cansancio (2016):

“La paloma
se lleva nuestra voz
a las montañas”.

Que todos la veamos, como señala el Texto, llevándola del Oriente al Ocaso a modo de bengalas.

LA PALOMA
Imagen de Paz te hizo Picasso.
Y yo te vi llevándola en tus alas
del Oriente al Ocaso
a modo de bengalas.
Los corazones fieros encristalas
para que el Sol les forje de ternura,
haciendo de fusiles y de balas
argumentos que sanen su locura.
Coronaste de Paz la sien del cielo
circunvalando su piel con olivos:
el Arca de Noé estaba segura.
A la sombra del calor de tu vuelo
los hijos de los hombres represivos
cambiaron por claveles su armadura.

(NATURALIA. El sueño de las criaturas. Ediciones Feadulta)

Similitudes y diferencias entre España y Venezuela


Pascual Serrano

El desarrollo de los acontecimientos en Cataluña está generando muchas discusiones en torno a la licitud, la legitimidad o la legalidad de algunos actos, bien por parte del Govern catalán bien por el español. Se debate, por ejemplo, si es el gobierno el que actúa de forma unilateral o lo hace con el aval de los jueces o tribunales, se debate también si unas acciones consideradas ilegales por los jueces logran legitimidad cuando son apoyadas por cientos de miles de personas en la calle. ··· Ver noticia ·

Riesgo de esterilidad eclesial


Victor Codina


Este título aparentemente sensacionalista, reproduce unas palabras del papa Francisco en su discurso con ocasión del encuentro con los obispos del Brasil en Río de Janeiro, el 27 de julio de 2013.
Hablando de no reducir el compromiso de las mujeres en la Iglesia, añade: “Si la Iglesia pierde a las mujeres en su dimensión total y real, la Iglesia corre el riesgo de la esterilidad”.
Todos conocemos la tragedia de la esterilidad en un matrimonio. Su futuro queda cuestionado. Algo semejante puede ocurrirle a la Iglesia si prescinde de las mujeres, si se las margina, si no se las tiene en cuenta, si se prescinde olímpicamente de ellas, si se las subutiliza, si se las silencia. ··· Ver noticia ···

Francisco desautoriza a Sarah y le pide “evitar malentendidos” sobre la reforma litúrgica


Jesús Bastante


Papa Francisco6EL PURPURADO, UNO DE LOS OPOSITORES A BERGOGLIO EN LA CURIA, INTENTÓ ‘CORREGIR’ AL PAPA
“Resulta inexacto atribuir a la ‘confirmatio’ la finalidad de la ‘recognitio'” escribe el Santo Padre
Constatando que el comentario ha sido publicado en algunos sitios web y se le ha atribuido erróneamente a usted, le pido amablemente que brinde esta respuesta a los mismos sitios
La Santa Sede deja la traducción de los textos litúrgicos a los episcopados
“Con claridad” y para “evitar malentendidos”. El Papa Francisco ha desautorizado públicamente al prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Robert Sarah, quien pretendió enmendar el reciente ‘Motu Proprio Magnum Principium’ papal que acaba con la intervención vaticana en las traducciones de los textos litúrgicos, dotando de más libertad a las conferencias episcopales de cada país. ··· Ver noticia 

Moceop, 40 años de andadura eclesial: “Un sueño dinamizador, desde la terca esperanza”


José Manuel Vidal


Julio Pinillos1“LO PERSONAL ES COMUNITARIO”
El celibato es un problema comunitario, no puede ser reducido ni analizado como un asunto de cada cura considerado por separado
Allá por los meses de octubre y noviembre de 1977 un grupo de curas del barrio de Moratalaz (Madrid) celebramos varias reuniones para analizar un problema “pastoral” surgido en una de nuestras comunidades parroquiales. Un compañero había decidido casarse. Y lo había manifestado a la comunidad. ¡Como en tantas otras ocasiones estaba sucediendo por toda la geografía española! ··· Ver noticia ···

La fuerza de los pequeños: la Teología de la Liberación

Leonardo Boff

Leonardo Boff2Siempre que se celebra un Foro Social Mundial, tres días antes, se celebra también un Foro Mundial de la Teología de la Liberación. Participan más de dos mil personas de todos los Continentes (Corea del Sur, varios países de África, Estados Unidos, Europa y de toda América Latina) que practican en sus trabajos este tipo de teología. Ella implica tener siempre un pie en la realidad de la pobreza y de la miseria y otro pie en la reflexión teológica y pastoral. Sin este maridaje no existe Teología de la Liberación que merezca ese nombre.

Cada cierto tiempo hacemos nuestras evaluaciones. La primera pregunta es: ¿cómo está el Reino de Dios aquí en nuestra realidad contradictoria? ¿Dónde están las señales del Reino en nuestro Continente, pero también en China, en África crucificada, especialmente en medio de los pequeños de nuestros países? Preguntar por el Reino no es preguntar cómo está la Iglesia, sino cómo va el sueño de Jesús, hecho de amor incondicional, de solidaridad, de compasión, de justicia social, de apertura a lo Sagrado y qué centralidad se da a los oprimidos. Estos y otros valores forman el contenido de lo que llamamos Reino de Dios, el mensaje central de Jesús. El nombre es religioso pero su contenido es humanístico y universal. Él vino a enseñarnos a vivir esos valores y no simplemente a trasmitirnos doctrinas sobre ellos.

Igualmente, cuando se pregunta cómo va la Teología de la Liberación, la respuesta está contenida en esta pregunta: ¿cómo están siendo tratados los pobres y los oprimidos, las mujeres, los desempleados, los pueblos originarios, los afrodescendientes y otros excluidos? ¿Cómo entran en la práctica liberadora de los cristianos? Conviene subrayar que lo importante no es la Teología de la Liberación sino la liberación concreta de los oprimidos. Esta es una presencia del Reino y no la reflexión que se hace.
Del 12 al 14 de octubre unos 50 teólogos y teólogas de toda América Latina tuvimos un encuentro en Puebla (México). Fue organizado por Amerindia, una red de organizaciones y de personas comprometidas con los procesos de transformación y de liberación de nuestros pueblos. Esta reunión, hecha en clave cristiana y crítica, analiza el momento histórico en que vivimos, con una perspectiva holística, enfatizando los contenidos místicos/proféticos y metodológicos de la Teología de la Liberación, hecha a partir de esa realidad.

Allí estaban algunos de los “padres fundadores” de este tipo de teología (a principios de la década de 1970), todos entre 75-80 años, que se encontraban con la nueva generación de jóvenes teólogos (indígenas entre ellos) y teólogas (algunas negras e indígenas). Con un sentido profundamente igualitario y fraterno, queríamos identificar nuevas sensibilidades, nuevos enfoques y maneras de procesar ese tipo de teología, qué dignidad atribuimos a los que no cuentan y son invisibilizados en nuestra sociedad de corte neoliberal y capitalista.
En vez de conferencias –hubo solo dos introductorias en la apertura– preferimos trabajar en mesas redondas, en pequeños grupos y hacer intercambios en conjunto. De esta forma todos podían participar en un enriquecimiento fecundo. Había teólogos/as que trabajaban en medio de indígenas, otros en las periferias pobres de las ciudades, otros en la cuestión de género (como superar relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres) en toda una región, otros eran profesores e investigadores universitarios pero orgánicamente vinculados a los movimientos sociales. Todos venían de experiencias fuertes y hasta peligrosas, especialmente en América Central con los cárteles del narcotráfico, las desapariciones, las “maras” (crimen organizado de jóvenes violentos) y la violencia policial. Todos los trabajos fueron transmitidos por internet y había miles de seguidores en todo el Continente.

No se puede resumir la densidad reflexiva de tres días de trabajo intenso, pero quedó claro que hay distintas formas de entender la realidad (epistemologías), ya sea de los pueblos originarios, sea de los afrodescendientes, sea de hombres y mujeres marginados e integrados. Para todos era evidente que no se puede resolver el problema de los pobres sin la participación de los propios pobres. Ellos deben ser los sujetos y protagonistas de su liberación. Nosotros estamos dispuestos a ser aliados y fuerza secundaria.
La Teología de la Liberación de los “viejos” y de los nuevos es como una semilla que representa la “fuerza de los pequeños”, lema del encuentro. Esa semilla no murió. Seguirá viva mientras haya un único ser humano oprimido que grite por liberación.
Recordamos el poema de Pablo Neruda: “¿Cómo saben las raíces que deben subir a la luz y luego saludar al aire con tantas flores y colores?” Con Dostoievsky y con el Papa Francisco creemos también que fundamentalmente lo que salvará al mundo es la belleza, fruto del amor a la vida y a aquellos que injustamente menos vida tienen.


*Leonardo Boff es articulista del JB online, teólogo y escritor.
Traducción de Mª José Gavito Milano

Carta de apoyo de los teólogos de la liberación al papa Francisco



Papa Francisco7[AMERINDIA] El 14 de octubre, al concluir el Encuentro Intergeneracional de Teología de la Liberación “La fuerza de los pequeños” en la ciudad de Puebla (México), convocado, organizado y realizado por la red Amerindia (entre el 12 y el 14), los participantes han suscrito una carta de apoyo y solidaridad al papa Francisco.
La misiva fue entregada personalmente al Papa a través de Élio Gasda, el pasado viernes 20 de octubre. “El encuentro con Francisco ha sido un momento de gracia”, ha dicho el teólogo brasileño, quien también participó en el Encuentro Intergeneracional de Puebla y explicó al obispo de Roma sobre el origen de la carta, y le habló de los firmantes. 
Amerindia reproduce, a continuación, la carta entregada al papa Francisco:
 


Querido Hermano Francisco,
 
Somos teólogos y teólogas de América Latina y del Caribe, convocados por Amerindia, una red de cristianas y cristianos comprometidos en los procesos de resistencia y esperanza de nuestro continente.
 
Nos hemos reunidos en Puebla – México, del 12 al 14 de octubre bajo el lema: “La fuerza de los pequeños”.
 
El propósito era contribuir a los procesos de transformación y liberación de nuestros pueblos, leyendo en clave creyente y crítica el momento histórico que vivimos, desde una sinergia intergeneracional, enfatizando los resortes místicos-proféticos y metodológicos de la Teología de la Liberación.
 
Queremos expresarte nuestro apoyo por dar centralidad al grito de la Tierra y al grito de las víctimas del sistema anti-vida que sacrifica millones y millones de hermanas y hermanos empobrecidos. 
 
Nos solidarizamos contigo por el sufrimiento que se te impone por esta actitud profética y pastoral que atañe no solamente a la Iglesia, sino a toda la humanidad en este momento dramático de la historia.
 
Como grupo hemos invocado al Espíritu para que te siga iluminando y fortaleciendo en las palabras y en los gestos a fin de animar los procesos de lucha por el cuidado de la Casa Común, especialmente por la dignidad de los pueblos originarios, de los afrodescendientes y de las mujeres que luchan por el reconocimiento de su lugar en la Iglesia y en la sociedad.
 
Nuestra confianza está puesta en el Misterio de Dios que transforma la historia desde la fuerza de los pequeños.
 
Renovando nuestra solidaridad y enviando todo nuestro cariño te abrazamos cordialmente como nuestro Hermano mayor.
 
Puebla, México, 14 de octubre, 2017


María José Caram
Isabel Iñiguez
Francisco Bosch
Victor Codina
Sofia Chipana
Manoel Godoy
Francisco Aquino
Leonardo Boff
Marcia Miranda
Afonso Murad
Marcelo Barros
Juan José Tamayo
Joao Decio Passos
Carlos Eduardo Cardozo
Agenor Brighenti
Cesar Kuzma
Daniel Souza Santos
Elio Gasda
Diego Irarrázaval
Andrea Castillo
Oscar Elizalde
Deysi Moreno
Francisco Reyes Archila
Socorro Vivas
Aliro Cáceres


Silvia Regina de Lima Silva
Pablo Richard
Martha Zechmeister
Juan Hernández Pico
Benjamín Schwab
Rodolfo Ascanio
Larry Madrigal
Geraldina Céspedes
Herbert Alvarez
Alejandro Ortiz
Juan Manuel Hurtado
Socorro Martínez
Elizabeth Judd
Margot Bremer
Paola Polo
Carmen Margarita Fagot
Tirsa Ventura
Pablo Bonavía
Elena Bicera
Rosario Hermano
Pedro Trigo