Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
Si usted, lector, no está indignado es que no sabe qué está pasando
en su país. El desempleo ha alcanzado niveles récord en la Unión Europea
y en España. Y las agencias internacionales más fiables dicen que la
economía española no alcanzará los niveles de desempleo que tenía antes
de que se iniciara la crisis hasta veinte años (sí, veinte años a partir
de ahora). Y puesto que el desempleo juvenil es el doble del general,
esto quiere decir que estamos quemando nuestro futuro, pues muchas
generaciones jóvenes están siendo convertidas en inservibles. Situación
que afecta también negativamente al futuro de la Seguridad Social, y
que contradice el famoso argumento de que el problema de las pensiones
es que hay demasiados ancianos y muy pocos jóvenes. El problema de las
pensiones no es que no haya jóvenes sino que no hay trabajo para ellos.
Esta crisis ha sido consecuencia de unas políticas públicas llevadas
a cabo por gobiernos altamente influenciados por el Banco Central
Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional. He
visto muchos casos antes, en otros continentes, con crisis muy
semejantes. A finales del siglo XX, Latinoamérica sufrió una situación
muy parecida.
Estos bancos con enorme influencia política (el Gobierno de Rajoy es
un mero instrumento de la banca), están imponiendo políticas que son
la causa de la crisis. Rajoy en toda España y Mas en Cataluña están
recortando y desmantelando el Estado del Bienestar a fin de reducir el
déficit y la deuda pública, contribuyendo de essta manera a destruir
empleo y bajar la demanda que debería estimular la economía.
Ahora bien, a pesar de los recortes, la deuda pública española
continúa subiendo y subiendo, ascendiendo ya a 664.000 millones de
euros. Nosotros pagamos los intereses de esta deuda, que representa ya
el segundo capítulo del presupuesto del Estado después de la Seguridad
Social. Este dinero suyo y mío va a los bancos que han comprado esta
deuda. Hay que saberlo: hoy los bancos españoles tienen casi la mitad
de esta deuda, 299.000 millones.
¿Y de dónde saca los bancos el dinero para comprar la deuda? De
préstamos públicos. Cada año los bancos españoles piden prestado dinero
al Banco Central Europeo, BCE, a unos intereses bajísimos, menos del 1%.
El BCE procede así para que los bancos presten a las pequeñas y
medianas empresas, y así se resuelva el problema de falta de crédito que
ha paralizado la economía. Pero a nadie en particular le resulta fácil
conseguir un préstamo de la banca. Porque los bancos ganan mucho más
dinero comprando deuda pública a unos intereses muy altos (un 4%, 6%, o
incluso 13%). Reciben dinero a menos del 1% y con ello compran bonos que
les generan una cantidad de dinero muchas veces mayor que la que
pidieron prestada del BCE. Los banqueros en España están entre los mejor
pagados de la Unión Europea. Y los bancos más importantes han estado
entre las empresas con mayores beneficios.
Todo esto es totalmente innecesario. El elevado desempleo, es
totalmente evitable. Existe única y exclusivamente para el beneficio
primordialmente de la banca.
¿Solución? El BCE debería prestar el dinero, no a la banca privada,
sino a los Estados, y dejar que estos lo ofreciesen a usted, a mí y a
las pequeñas y medianas empresas, al mismo tipo de interés que el Estado
lo recibe del BCE.
¿Y entonces por qué no se hace así? Pues porque la banca tiene un
enorme poder sobre el BCE, sobre las instituciones que gobiernan la
Eurozona, sobre el gobierno español y sobre los medios de información y
persuasión. Lo podrá comprobar: este artículo no se publicará en ninguno
de los cinco rotativos más importantes del país.
5
Política con criterios científicos
(El País 24 de enero de 2014)
En la práctica científica ya hace tiempo que se tienen en consideración
los conflictos de interés cuando se presentan. La misma función de la
actividad científica pierde sentido si se pone al servicio de intereses
personales. Quizá por esta razón el análisis objetivo que proporciona la
ciencia es un elemento esencial en la toma de decisiones públicas. En
muchos países la ciencia informa internamente las decisiones políticas
en los temas en los que tiene algo que decir, que son muchos.
Y quizá por esta razón en países como el nuestro, donde los
conflictos de intereses se mueven en un entorno confuso, la función de
la ciencia puede verse como algo innecesario o como un obstáculo para
los propios intereses. Es quizá una razón más del poco interés de los
actuales poderes públicos por una investigación científica fuerte e
independiente en España.
Pere Puigdomènech es profesor de Investigación del CSIC.
6
Abismo entre las palabras y los hechos
(El País, 18 de enero de 2014)
Tzvetan Todorov,
Semiólogo, filósofo e historiador de origen búlgaro y nacionalidad francesa.
…Ell bello discurso que pronunció en el funeral de Mandela, Barack
Obama dijo que todo hombre de Estado debía hacerse esta pregunta: “¿He
aplicado bien sus enseñanzas a mi propia vida?”. Obama destacó que la
lucha contra el racismo ha proporcionado algunas victorias también en
Estados Unidos, pero que la guerra contra la pobreza y las desigualdades
y en favor de la justicia social se encuentra todavía con sólidos
obstáculos. Sin embargo, Obama no dijo ni una palabra de los combates
que su país sigue librando con las armas y que también evocan los
comienzos de Mandela.
¿Pueden afirmar que se inspiran en su ejemplo y su negativa a excluir al
enemigo de una humanidad común cuando los sucesivos Gobiernos
estadounidenses deciden encerrar a sus enemigos, reales o supuestos, en
campos de prisioneros como el de Guantánamo, enviar aviones no
tripulados a países remotos para atacar tanto a sospechosos y culpables
como a las personas que, por casualidad, se encuentran a su alrededor,
vigilar mediante escuchas a la población de su propio país y a los
responsables políticos y económicos de los países aliados? La virtud
moral de Mandela no permite la existencia de un abismo semejante entre
las palabras y los hechos.
7
Nacionalismos
“Las historias de la historia” (El País, 25 de enero de 2014)
Textos pertinentes de diversos historiadores
“El nacionalismo desempeña un papel necesario, de integración y
legitimación política, ayuda a reforzar los lazos comunes que existen en
un colectivo donde todos son distintos. Pero corre una serie de
peligros que no hay que olvidar, como el de cerrarte a cuanto ocurre
fuera y convertirte en un ignorante, sin horizontes, siempre
complaciente con lo propio y reacio a lo ajeno”.
“La historia no es simplemente la recuperación del pasado…lo cual, en
sentido estricto, es imposible, porque ya no existe; es más bien el
esfuerzo por darle un sentido a lo que nos queda de él, que son solo un
número limitado de vestigios. Puesto que somos nosotros quienes le damos
el sentido, la historia es en gran parte una proyección del presente,
una especie de metáfora de nuestro propio tiempo”.
“ El poder apoya el tipo de historia que le interesa, sin duda, pero eso
no bastaría si la gente no quisiera creerla. La única cura para el
fanatismo que inspira la historia es preventiva: no darle tanta
importancia”.
“Hoy nos puede resultar disparatado que en el pasado los españoles
se creyesen descendientes de la familia de Noé. Pero eso era fruto de la
necesidad psicológica de enlazar su historia con la Biblia de un pueblo
para el que el cristianismo era la base de su identidad. Hoy hacemos
algo parecido cuando, desde la historiografía que sea, elegimos
arbitrariamente hechos históricos para convertirlos en nuestros orígenes
o seleccionamos aquellos que nos proporcionan una sensación de
continuidad y conexión con el pasado”.
“Antes de que surgiera la propia idea de nación, existían elementos
que le daban cohesión a ese colectivo que sería después, hablando con
más propiedad, la nación española”.
“Desde la época de los Reyes Católicos se impulsaron ya distintas
estrategias para dar cohesión a esa comunidad nacional que, más
adelante, seguiría reconociéndose como tal durante la monarquía de los
Austria. El reformismo ilustrado del siglo XVIII reforzó las soldaduras
de ese colectivo a través de una serie de discursos patrióticos que
luego heredarían los diputados de las Cortes de Cádiz. Es ahí donde
verdaderamente se puede hablar de revolución, y de un proyecto de
modernización de este país. Los liberales son conscientes de que no
pueden legitimar el nuevo Estado con los viejos expedientes: el
catolicismo, la monarquía y las tradiciones. Y por eso empiezan a hablar
de una comunidad de ciudadanos que defiende un orden de derechos y
libertades. El acento se desplaza a la ciudadanía y a su Constitución,
han dejado de servir los viejos señores”.
“Los nacionalismos periféricos se fueron constituyendo en el País
Vasco y Cataluña a lo largo de la segunda mitad del XIX, y se instalaron
con más fuerza al empezar el siglo XX. Y luego está la impotencia del
régimen de la Restauración, incapaz de acomodar en su seno a las nuevas
fuerzas, ya fueran esos nacionalismos periféricos, la clase obrera o los
partidos reformistas”.
“Toda la oposición a la dictadura, tanto la de izquierdas como los
nacionalismos, identificaron así a España con el franquismo, y no
querían ni oír hablar de sus relatos, ni de sus símbolos. De lo que se
trataba, por tanto, era de construir una nueva identidad nacional, donde
todos tuvieran sitio. La monarquía representa un papel esencial en la
construcción de esa nueva identidad, democrática y constitucional. Sea
como sea, la proyección de lo que fuera esta nueva España tuvo un perfil
bajo en los primeros años de la Transición. Solo tras el golpe del 23
de febrero se fue imponiendo la idea de que no se podía dejar España y
sus símbolos en manos de la extrema derecha”.
“”Es verdad que hubo un tiempo en que las aristas más conflictivas
entre los nacionalismos periféricos y el español quedaron eclipsadas por
un proyecto de futuro. Fue con la llegada de Aznar al poder cuando se
produjo un reforzamiento del nacionalismo español”.