FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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sábado, 10 de noviembre de 2018

La cagaste, Burt Lancaster

Atrio

      El Pleno de la Sala de lo Contencioso del Tribunal Supremo acaba de decidir por 15 votos contra 13 que seamos los ciudadanos que les pagamos su sabrosa nómina y coches y escoltas y otras minucias, quienes paguemos el impuesto de actos jurídicos documentados derivados del contrato de hipotecas con la Banca. En mi lejanisima adolescencia se puso de moda cuando uno metía el cuezo que los compañeros o el jefe, si era legal, le espetaran “la cagaste, burlancaster”. Hoy se lo diríamos, en castizo adamascado, al señor presidente del Tribunal Supremo y al señor presidente de la Sala Tercera del mismo Tribunal.

Dudosa libertad de expresión

Pedro Serrano 
La patria es sagrada, la Constitución es sagrada, la bandera es sagrada, la religión es sagrada, el rey es sagrado, los jueces son sagrados; hasta a Franco lo quieren hacer sagrado enterrándolo en la Almudena. Por lo visto, está resurgiendo con fuerza el fundamentalismo rancio que no hace mucho avergonzaba y que ahora se enarbola como valor identitario, moral y ético superior.
Absténgase usted de bromear, cuestionar o criticar cualquiera de estos asuntos santificados, porque, de hacerlo, caerá sobre usted el escarnio y la censura implacable de la opinión pública y publicada, además de la justicia presta a aplicar ciertas leyes mal nacidas y mal interpretadas.
Le dirán que en España gozamos de libertad de expresión, pero no se lo crean. Silenciar unas voces para poner el altavoz en otras, eso también es censura. Pero hay algo mucho más peligroso que esto último: la autocensura. El miedo a no ser políticamente correcto y a sus consecuencias personales hace que se prostituya la libertad de expresión y la verdad sea sacrificada sin pudor.
/ Antoñán del Valle ( León)

Raimon Panikkar en América Latina


Victorino Pérez Prieto, teólogo

Victorino PrietoEl pensamiento y el legado de Raimon Panikkar está teniendo un eco inusitado en los últimos años en América Latina. En primer lugar, por lo que representa de novedoso e incluso profético en la búsqueda de nuevas propuestas interculturales e interreligiosas que respondan a la riquísima y plural realidad del vasto continente. Un continente mestizo al que sus primeros pobladores llamaban Abya Yala (“tierra de sangre vital”) y que a lo largo de los siglos se ha ido forjando como un encuentro de razas, pueblos y culturas; que tiene además del español, cientos de pueblos e idiomas aborígenes (maya, azteca, quechua, aymara, mapuche, guaraní…) a los que se une la cultura afroamericana.··· Ver noticia ··

Boaventura de Sousa: “Las izquierdas tienen que abandonar el infantilismo porque si no se unen ahora, mañana será tarde”


Público
El nuevo ensayo del sociólogo pone el foco en la necesidad de que los partidos progresistas tomen ejemplo del Gobierno portugués para llegar a acuerdos y enfrentar el “ciclo reaccionario global” que recorre todo el mundo.
El sociólogo Boaventura de Sousa Santos recorre España presentando su nuevo ensayo, Izquierdas del mundo, ¡uníos! (Icaria). De Sousa es uno de los mayores referentes de los movimientos sociales y las nuevas izquierdas europeas. El mensaje es claro: “Las izquierdas tienen que abandonar el sectarismo y el infantilismo bajo el principio de que si no lo hacemos ahora, mañana será demasiado tarde”. ¿Cómo se puede llegar a ello? Con acuerdos pragmáticos. Fijándose en lo que une y no en lo que separa. “Cambiar la democracia burguesa desde dentro”, asegura.··· Ver noticia ·

La dimensión perversa de la “cordialidad” brasilera


Leonardo Boff
Leonardo Boff2El 31/10/2014 publiqué en el JB on line un artículo sobre lo que significa el brasilero como “hombre cordial”. Lo publico de nuevo, modificado, por su candente actualidad. Los dos últimos años hemos conocido una ola de odio y de discriminación sin precedentes en nuestra historia. Particularmente durante la campaña electoral para presidente. Ha habido injurias, calumnias, millones de fake news y todo tipo de palabras gruesas. Ahí se mostró el lado perverso del llamado “cordial” pueblo brasilero.
Decir que el brasilero es un “hombre cordial” viene del escritor Ribeiro Couto, expresión generalizada por Sérgio Buarque de Holanda en su conocido libro: “Raíces de Brasil”, de 1936, al que le dedica todo el capítulo V completo. Pero aclara, contrariando a Cassiano Ricardo que entendía la “cordialidad” como bondad y trato amable, que “nuestra forma ordinaria de convivencia social es en el fondo justamente lo contrario de un trato amable” (de la 21ª edición de 1989, p. 107).
Sergio Buarque asume la cordialidad en el sentido estrictamente etimológico: viene de corazón. El brasilero se orienta mucho más por el corazón que por la razón. Del corazón pueden provenir el amor y el odio. Bien lo dice el autor: “la enemistad bien puede ser tan cordial como la amistad, visto que una y otra nacen del corazón” (p.107). Yo diría que el brasilero es sentimental más que cordial, lo que me parece más adecuado.
Escribo todo esto para intentar entender los sentimientos “cordiales” que han irrumpido en la campaña presidencial de 2018. Ha habido por una parte declaraciones de entusiasmo hasta el fanatismo y por otra, de fascismo y de odios profundos y expresiones chulescas. Se verificó lo que Buarque de Holanda escribió: la falta de un trato amable en nuestra convivencia social.
Quien haya seguido las redes sociales, se habrá dado cuenta de los bajísimos niveles de educación, de la falta respeto mutua e incluso de la falta de sentido democrático como convivencia con las diferencias. Esta falta de respeto repercutió también en los programas de los partidos de la tv.
Para entender mejor esta nuestra “cordialidad” hay que referirse a dos herencias que pesan sobre nuestra ciudadanía: la colonización y la esclavitud. La colonización produjo en nosotros el sentimiento de sumisión, teniendo que asumir las formas políticas, la lengua, la religión y los hábitos del colonizador portugués. Como consecuencia se crearon la Casa Grande y la Senzala. Como bien lo mostró Gilberto Freyre no se trata de instituciones sociales exteriores. Ellas fueron internalizadas en forma de un dualismo perverso: de un lado el señor que posee todo y del otro el siervo o servidor que tiene poco y se somete. Se generó también la jerarquización social que se revela por la división entre ricos y pobres. Esta estructura que subsiste en la cabeza de importantes oligarcas y se ha vuelto un código de interpretación de la realidad, aparece claramente en la forma como las personas se tratan en las redes sociales.
Otra tradición muy perversa fue la esclavitud, tan bien descrita por Jessé Souza en su libro: “La élite del atraso: de la esclavitud al Lava-Jato” (2018). Cabe recordar que hubo una época, entre 1817-1818, en que más de la mitad de Brasil estaba compuesta por esclavos (50,6%). Hoy cerca del 60% tiene en su sangre algo de esclavos afrodescendientes. Son discriminados y empujados a las periferias, humillados hasta el punto de perder su propia autoestima.
La esclavitud fue internalizada en forma de discriminación y prejuicio contra el negro que debía servir siempre, porque antes hacía todo gratis y se cree que todo debe continuar así. Pues de esta forma se tratan, en muchos casos, a los empleados y empleadas domésticas o a los peones de las haciendas. Una madame de clase alta dijo en una ocasión: “los pobres ya reciben la bolsa-familia y además de eso creen que tienen derechos”. Esta es la mentalidad de la Casa Grande.
Las consecuencias de estas dos tradiciones están en el inconsciente colectivo brasilero en términos, no tanto en términos de conflicto de clase (que también existe) sino más bien de conflicto de status social. Se dice que el negro es perezoso cuando sabemos que fue él quien construyó casi todo en nuestras ciudades históricas. Que el nordestino es ignorante, cuando es un pueblo altamente creativo, despierto y trabajador. Del nordeste nos vienen grandes escritores, poetas, actores y actrices. Pero los prejuicios los castigan a la inferioridad.
Todas estas contradicciones de nuestra “cordialidad” aparecieron en los twitters, facebooks y otras redes sociales. Somos seres excesivamente contradictorios.
Añado todavía un argumento de orden antropológico-filosófico para comprender la irrupción de amores y odios en esta campaña electoral. Se trata de la ambigüedad fontal de la condición humana. Cada uno posee su dimensión de luz y de sombra, sim-bólica (que une) y dia-bólica (que divide). Los modernos dicen que somos simultáneamente dementes y sapientes (Morin), es decir, personas de racionalidad y bondad y al mismo tiempo de irracionalidad y maldad.
Esta situación no es un defecto de la creación sino una característica de la condition humaine. Cada uno tiene que saber equilibrar estas dos fuerzas y dar primacía a las dimensiones de luz sobre las de sombras y a las de sapiente sobre las de demente.
No debemos ni reír ni llorar, sino procurar entender, como decía Spinoza. Pero entender no es suficiente. Urge practicar formas civilizadas de la “cordialidad” en la cual predomine la voluntad de cooperación con vistas al bien común, se respeten a las minorías y se acojan las diferentes opciones políticas. Brasil necesita unirse para que todos juntos enfrentemos los graves problemas internos en un proyecto asumido por todos. Sólo así se gestará el Brasil al que se llamó “Tierra de la buena Esperanza” (Ignacy Sachs).
No será el presidente electo la persona de la reconciliación nacional, pues él, por su estilo, es factor de división y creador de una atmósfera social de violencia y discriminación.
*Leonardo Boff escribió “El despertar del águila: lo dia-bólico y lo sim-bólico en la construcción de la realidad”, 1998.

Traducción de Mª José Gavito Milano

La dimensión perversa de la “cordialidad” brasileraLeonardo Boff
Leonardo Boff2El 31/10/2014 publiqué en el JB on line un artículo sobre lo que significa el brasilero como “hombre cordial”. Lo publico de nuevo, modificado, por su candente actualidad. Los dos últimos años hemos conocido una ola de odio y de discriminación sin precedentes en nuestra historia. Particularmente durante la campaña electoral para presidente. Ha habido injurias, calumnias, millones de fake news y todo tipo de palabras gruesas. Ahí se mostró el lado perverso del llamado “cordial” pueblo brasilero.
Decir que el brasilero es un “hombre cordial” viene del escritor Ribeiro Couto, expresión generalizada por Sérgio Buarque de Holanda en su conocido libro: “Raíces de Brasil”, de 1936, al que le dedica todo el capítulo V completo. Pero aclara, contrariando a Cassiano Ricardo que entendía la “cordialidad” como bondad y trato amable, que “nuestra forma ordinaria de convivencia social es en el fondo justamente lo contrario de un trato amable” (de la 21ª edición de 1989, p. 107).
Sergio Buarque asume la cordialidad en el sentido estrictamente etimológico: viene de corazón. El brasilero se orienta mucho más por el corazón que por la razón. Del corazón pueden provenir el amor y el odio. Bien lo dice el autor: “la enemistad bien puede ser tan cordial como la amistad, visto que una y otra nacen del corazón” (p.107). Yo diría que el brasilero es sentimental más que cordial, lo que me parece más adecuado.
Escribo todo esto para intentar entender los sentimientos “cordiales” que han irrumpido en la campaña presidencial de 2018. Ha habido por una parte declaraciones de entusiasmo hasta el fanatismo y por otra, de fascismo y de odios profundos y expresiones chulescas. Se verificó lo que Buarque de Holanda escribió: la falta de un trato amable en nuestra convivencia social.
Quien haya seguido las redes sociales, se habrá dado cuenta de los bajísimos niveles de educación, de la falta respeto mutua e incluso de la falta de sentido democrático como convivencia con las diferencias. Esta falta de respeto repercutió también en los programas de los partidos de la tv.
Para entender mejor esta nuestra “cordialidad” hay que referirse a dos herencias que pesan sobre nuestra ciudadanía: la colonización y la esclavitud. La colonización produjo en nosotros el sentimiento de sumisión, teniendo que asumir las formas políticas, la lengua, la religión y los hábitos del colonizador portugués. Como consecuencia se crearon la Casa Grande y la Senzala. Como bien lo mostró Gilberto Freyre no se trata de instituciones sociales exteriores. Ellas fueron internalizadas en forma de un dualismo perverso: de un lado el señor que posee todo y del otro el siervo o servidor que tiene poco y se somete. Se generó también la jerarquización social que se revela por la división entre ricos y pobres. Esta estructura que subsiste en la cabeza de importantes oligarcas y se ha vuelto un código de interpretación de la realidad, aparece claramente en la forma como las personas se tratan en las redes sociales.
Otra tradición muy perversa fue la esclavitud, tan bien descrita por Jessé Souza en su libro: “La élite del atraso: de la esclavitud al Lava-Jato” (2018). Cabe recordar que hubo una época, entre 1817-1818, en que más de la mitad de Brasil estaba compuesta por esclavos (50,6%). Hoy cerca del 60% tiene en su sangre algo de esclavos afrodescendientes. Son discriminados y empujados a las periferias, humillados hasta el punto de perder su propia autoestima.
La esclavitud fue internalizada en forma de discriminación y prejuicio contra el negro que debía servir siempre, porque antes hacía todo gratis y se cree que todo debe continuar así. Pues de esta forma se tratan, en muchos casos, a los empleados y empleadas domésticas o a los peones de las haciendas. Una madame de clase alta dijo en una ocasión: “los pobres ya reciben la bolsa-familia y además de eso creen que tienen derechos”. Esta es la mentalidad de la Casa Grande.
Las consecuencias de estas dos tradiciones están en el inconsciente colectivo brasilero en términos, no tanto en términos de conflicto de clase (que también existe) sino más bien de conflicto de status social. Se dice que el negro es perezoso cuando sabemos que fue él quien construyó casi todo en nuestras ciudades históricas. Que el nordestino es ignorante, cuando es un pueblo altamente creativo, despierto y trabajador. Del nordeste nos vienen grandes escritores, poetas, actores y actrices. Pero los prejuicios los castigan a la inferioridad.
Todas estas contradicciones de nuestra “cordialidad” aparecieron en los twitters, facebooks y otras redes sociales. Somos seres excesivamente contradictorios.
Añado todavía un argumento de orden antropológico-filosófico para comprender la irrupción de amores y odios en esta campaña electoral. Se trata de la ambigüedad fontal de la condición humana. Cada uno posee su dimensión de luz y de sombra, sim-bólica (que une) y dia-bólica (que divide). Los modernos dicen que somos simultáneamente dementes y sapientes (Morin), es decir, personas de racionalidad y bondad y al mismo tiempo de irracionalidad y maldad.
Esta situación no es un defecto de la creación sino una característica de la condition humaine. Cada uno tiene que saber equilibrar estas dos fuerzas y dar primacía a las dimensiones de luz sobre las de sombras y a las de sapiente sobre las de demente.
No debemos ni reír ni llorar, sino procurar entender, como decía Spinoza. Pero entender no es suficiente. Urge practicar formas civilizadas de la “cordialidad” en la cual predomine la voluntad de cooperación con vistas al bien común, se respeten a las minorías y se acojan las diferentes opciones políticas. Brasil necesita unirse para que todos juntos enfrentemos los graves problemas internos en un proyecto asumido por todos. Sólo así se gestará el Brasil al que se llamó “Tierra de la buena Esperanza” (Ignacy Sachs).
No será el presidente electo la persona de la reconciliación nacional, pues él, por su estilo, es factor de división y creador de una atmósfera social de violencia y discriminación.
*Leonardo Boff escribió “El despertar del águila: lo dia-bólico y lo sim-bólico en la construcción de la realidad”, 1998.

Traducción de Mª José Gavito Milano