FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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domingo, 22 de diciembre de 2013

Los enemigos misericordiosos del papa Francisco Bernardo Barranco V


El profesor Sergei Shkarovskij, de la Universidad Estatal de Moscú, autor del polémico libro 33 días en el Vaticano, sobre la muerte de Juan Pablo I, el cual asegura que fue resultado de un atentado, lanza una advertencia contundente: “El Papa Francisco debe tener cuidado. Los enemigos del papa Luciani todavía están presentes en la Iglesia”. La espontaneidad, sencillez y abundancia de gestos simbólicos del papa Francisco le han ganado gran popularidad no sólo en los medios internacionales, sino entre los fieles. Sin embargo, a pesar del clima general favorable en torno al Papa, también han surgido críticas severas, que se expresan especialmente en Internet.
La última exhortación Evangelli Gaudium es la puntilla para criticar las propuestas del Papa de reformas que no se concentran en las estructura de la Iglesia, sino que proponen recuperar la misión evangelizadora de una Iglesia en declive y envejecida.
Lo que está en juego no sólo es el futuro pastoral de la Iglesia, sino sus equilibrios de poder internos. Se mezclan intereses religiosos, políticos, económicos y geoestratégicos que rebasan a un Papa que quiere realizar cambios de fondo. No es casual que la primera amenaza viene del brazo financiero de la mafia italiana que durante décadas ha utilizado al Vaticano para lavar dinero. Así lo aseveró Nicola Gratteri, fiscal italiano, quien advirtió al periódico The Washington Post que el Papa corre peligro. La voluntad de Francisco, que busca transparentar el IOR (Banco Vaticano) en el fondo, perturba los centros de poder infectados y se pone en riesgo ante el crimen organizado. Por tanto, lo que está en juego no sólo son las reformas ni la pastoralidad de la Iglesia, sino las fibras de poder que trastocarían a una curia entramada en poderes financieros e influencia en la política internacional.
De entrada Bergoglio no era candidato de los grandes bandos curiales de poder. La periodista argentina Elisabetta Piqué, muy cercana al Papa, en su libro Francisco: vida y revolución, registra tensiones entre el cardenal Bergoglio con Angelo Sodano cuando era secretario de Estado, por arbitrarios nombramientos de obispos en Argentina y por presionarlo para endurecer su posición frente al gobierno. Por su parte, sobre el tema del aborto y de la mujer en la última extortación, Hans Kunk en su último artículo, “Contra el viento de proa de la curia”, previene sobre la presión y boicot de sectores curiales allegados a Ratzinger, señalando: “Algunos observadores se preguntan con preocupación: ¿sigue el papa emérito Ratzinger actuando como una especie de papa en la sombra a través del arzobispo Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y de Georg Gänswein, secretario personal de Ratzinger?”
No debemos olvidar al lobby gay, transversal y presente en los diferentes bandos curiales. Para algunos la actitud de Francisco de mayor respeto y apertura hacia los homosexuales propiciaría una actitud más benevolente hacia el pontífice. Para otros analistas la identidad de este grupo no es la condición gay, sino los privilegios, las canonjías y el poder; ante la amenaza de perderlos presentarán un frente de combate. ¿Cuántos secretos de poder y corrupción guarda la relatio en Vatileaks elaborada por Julián Herranz y otros cardenales? Difícil responder; el texto es alto secreto de Estado.
En suma, Francisco asciende al papado gracias a la fractura de los bandos en la curia. Pero las propuestas de reformas estructurales que propone amenazan los privilegios y el poder de los actores tradicionales; por tanto, Francisco puede ser un factor que unifique a las camarillas ante un enemigo común al acecho.
Otro flanco de abierta oposición es la ultraderecha católica y todos los coros devotos emparentados a los lefebvristas. Cuestionan al Papa por demasiado simple, muy coloquial y hondamente “populista”, es decir, quedar bien con las audiencias y decir lo que quieren oír. Esta derecha católica respiró con alivio al encontrar en la exhortación que en el tema del aborto y la defensa de la vida desde la concepción el magisterio de Bergoglio está totalmente en línea con los de todos sus predecesores, aquí no hay horizonte de apertura.
No podemos dejar de lado los grupos de presión que han constituido algunas órdenes y movimientos religiosos, como Comunión y Liberación, los Focolares, la comunidad de San Egidio, los Neocatecúmenos, el Opus Dei y los legionarios de Cristo. Acaba de ser publicada una sugerente investigación periodística en Roma sobre el tema, pues describe las trayectorias, ambiciones, modus operandi y poder de estos movimientos que han sido cobijados por diversos sectores de la curia. El libro se titula El lobby del Vaticano, de Charlotte Zavattiero, quien también notifica: “Los movimientos que se presentan en este libro, junto con sus líderes, representan uno de los mayores desafíos para el nuevo Papa. Francisco aspira a una Iglesia abierta, sin los privilegios de estos movimientos clericalizados y más allá de la politiquería de poder religioso. ¿Lo logrará?” Otro frente incómodo son los vaticanistas e intelectuales católicos de peso. Sólo un ejemplo: Vittorio Messori, converso ratzingeriano, cuestionó a Francisco por aspirar a un mito, que es el sueño del Papa de “un retorno a la Iglesia primitiva, a la pobreza, la fraternidad, la sencillez, la ausencia de estructuras jerárquicas de la ley canónica”, sueño que para Messori no es más que un mito sin fundamento bíblico ni histórico.
En otro momento recorreré los cuestionamientos más filosóficos y teológicos de intelectuales católicos soberbios que no perdonan a Francisco su crítica al eurocentrismo y al fracaso del modelo pastoral europeo que ha sumido en una crisis sin precedentes a la Iglesia. Igualmente, aunque no son los enemigos devotos, pero conviene repasar lo que en Roma se denomina con menosprecio el “progresismo adolescente”. Es decir, aquellos sectores progresistas cuyas expectativas subieron ante las diversas señales del Papa y ahora empiezan a decepcionarse porque Bergoglio no ha ido más a fondo en materia de la moral sexual de la Iglesia y, de manera preponderante, el papel de la mujer en la Iglesia.

Menos mal que no votamos a los comunistas Pascual Serrano


No votéis a los comunistas porque, cuando gobiernen, os quitarán vuestras casas (“Un desahucio cada 15 minutos”). Nacionalizarán las compañías eléctricas y os subirán el recibo de la luz (“El recibo de la luz se disparará más de un 11% en enero”). Se gastarán todo el dinero de vuestros impuestos en nacionalizar los bancos (“El Gobierno destina otros 41.000 millones de dinero público para ayudar a la banca. Los avales del Estado pasan de 217.043 a 258.000 millones”). Y arruinarán a los pequeños empresarios impidiendo que se puedan financiar “(La financiación a las empresas desciende un 10% y también toca mínimos de toda la crisis”).
El comunismo corrupto utilizará los bancos donde tenga influencia para dar préstamos a sus amigos o familiares (“Recarte se interesó en Caja Madrid por una operación denegada a unos socios suyos de Libertad Digital”; “Bankia cede la gestión de su negocio inmobiliario al fondo buitre del hijo de Aznar”; “Blesa negoció un contrato de intermediario para Aznar en una empresa armamentística”).
Como resultado de todo ello, vendrán tiempos de pobreza y hambre (“La crisis obliga a ‘millones de personas’ a alimentarse de la basura, según la Fadsp”).
Además, os quitarán las libertades, como hicieron en Rusia, os multarán si os manifestáis (“Multas de 600.000 euros por convocar una protesta en Twitter ante el Congreso”) o incluso comprarán un camión para disolver con chorros de agua las manifestaciones ciudadanas “(La Policía comprará un camión antidisturbios lanza agua”) .
Por supuesto, los comunistas intentarán controlar a través del Estado tu vida privada y tus principios morales (“150 organizaciones suscriben un pacto contra la reforma de la Ley del Aborto”; “La asignatura de Religión ‘resucita’ en las aulas”).
Menos mal que, al final, no votamos a los comunistas. De la que nos hemos librado.  

Los aviones no pilotados, la violación más cobarde de los derechos humanos Leonardo Boff, teólogo


Vivimos en un mundo en el cual los derechos humanos son violados, prácticamente en todos los niveles, familiar, local, nacional y planetario. El Informe Anual de Amnistía Internacional de 2013 con referencia a 2012, que cubre 159 países, hace exactamente esta dolorosa constatación. En vez de avanzar en el respeto a la dignidad humana y a los derechos de las personas, de los pueblos y de los ecosistemas estamos retrocediendo a niveles de barbarie. Las violaciones no conocen fronteras y las formas de esta agresión se sofistican cada vez más.
La forma más cobarde es la acción de los «drones», aviones no pilotados que desde una base de Texas, dirigidos por un joven militar ante una pantalla de televisión, como si estuviera jugando, consigue identificar a un grupo de afganos que están celebrando un matrimonio, en el cual presumiblemente debe de haber algún guerrillero de Al Quaeda. Basta esta suposición para, con un pequeño clic, lanzar una bomba que aniquila a todo el grupo, con muchas madres y niños inocentes.
Es la forma perversa de la guerra preventiva, inaugurada por Bush y llevada adelante criminalmente por el presidente Obama, que no ha cumplido las promesas de su campaña en lo referente a los derechos humanos, bien sea el cierre de Guantánamo o la supresión del «Acto Patriótico» (antipatriótico) por el cual cualquier persona en Estados Unidos puede ser detenida por terrorismo, sin necesidad de avisar a su familia. Esto significa secuestro ilegal que nosotros en América Latina conocemos de sobra. En términos económicos y también de derechos humanos se está produciendo una verdadera latinoamericanización de Estados Unidos en el estilo de nuestros peores momentos de la época de las dictaduras militares. Hoy, según dicho Informe de Amnistía Internacional, Estados Unidos es el país que más viola los derechos de las personas y de los pueblos.
Con la mayor indiferencia, como un emperador romano absoluto, Obama se niega a dar cualquier justificación sobre el espionaje mundial que lleva a cabo su gobierno con el pretexto de la seguridad nacional, cubriendo áreas que van desde el intercambio de emails amorosos entre dos enamorados hasta los negocios sigilosos y multimillonarios de Petrobrás, violando el derecho a la privacidad de las personas y a la soberanía de todo un país. La seguridad anula la validez de los derechos irrenunciables.
El continente que más violaciones sufre es África. Es el continente olvidado y vandalizado. Las grandes corporaciones y China compran tierras (land grabbing) para producir en ellas alimentos para sus poblaciones. Es una neocolonización más perversa que la anterior.
Los miles y miles de refugiados e inmigrantes por causa del hambre y de la erosión de sus tierras son los más vulnerables. Conforman una subclase de personas, rechazadas por casi todos los países, “en una globalización de la insensibilidad” como la llamó el Papa Francisco. La situación de muchas mujeres, dice el Informe de Amnistía Internacional, es dramática. Son más de la mitad de la humanidad, muchas de ellas sujetas a violencias de todo tipo y en varias partes de África y de Asia todavía sometidas obligatoriamente a la mutilación genital.
La situación de nuestro país es preocupante dado el nivel de violencia que campea por todas partes. Diría que no es violencia, sino que estamos montados sobre estructuras de violencia sistémica que pesa sobre más de la mitad de la población afrodescendiente, sobre los indígenas que luchan por preservar sus tierras contra la voracidad impune del agronegocio, sobre los pobres en general y sobre los LGBT, discriminados y hasta asesinados. Porque nunca hicimos una reforma agraria, ni política, ni tributaria, vemos que nuestras ciudades se llenan de cientos y cientos de «comunidades pobres» (favelas) donde los derechos a la salud, a la educación, a la infraestructura y a la seguridad están deficientemente garantizados.
El fundamento último del cultivo de los derechos humanos reside en la dignidad de cada persona humana y en el respeto que le es debido. Dignidad significa que ella es portadora de espíritu y de libertad que le permiten moldear su propia vida. El respeto es el reconocimiento de que cada ser humano posee un valor intrínseco, es un fin en sí mismo y jamás un medio para ninguna otra cosa. Delante de cada ser humano, por anónimo que sea, todo poder encuentra su límite, también el Estado.
El hecho es que vivimos en un tipo de sociedad mundial que ha puesto a la economía como su eje estructurador. La razón es solo utilitarista y todo, hasta la persona humana, como lo denuncia el Papa Francisco, es convertido en «un bien de consumo que una vez usado se puede descartar». En una sociedad así no hay lugar para derechos, sólo para intereses. Hasta el derecho sagrado a la comida y la bebida únicamente está garantizado para quien puede pagar. Si no puede, estará al pie de la mesa, junto a los perros, esperando alguna migaja que caiga de la mesa repleta de los epulones.
En este sistema económico, político y comercial se asientan las causas principales, no exclusivas, que llevan permanentemente a la violación de la dignidad humana. El sistema vigente no ama a las personas, solamente su capacidad de producir y de consumir. Del resto, son solamente resto, aceite gastado en la producción.
La tarea además de humanitaria y ética es principalmente política: cómo transformar este tipo de sociedad malvada en una sociedad donde los humanos puedan tratarse humanamente y gozar de derechos básicos. De lo contrario, la violencia es la norma. 

Ya es Navidad en Alborán Mari Carmen y Juan


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Ya es Navidad en la isla de Alborán. No han sido los ángeles quienes me han dado la buena noticia, lo he leído esta mañana en las ediciones digitales de todos los periódicos: ayer , una María negra dio a luz una preciosa niña en la embarcación con la que cruzaba “ilegalmente” el Estrecho.
Igual que hace dos mil años, María huía del futuro dictado por los Herodes de la miseria y la corrupción. En esta ocasión no viajaba a lomos de un burro, sino en el húmedo vientre de una patera. Como entonces, le llegó el momento del parto en pleno viaje y el pesebre fue sustituido por un desvencijado cayuco. No había posada ni para ella, ni para los 32 subsaharianos que la acompañaban, entre ellos siete embarazadas más y seis menores.

La estrella de Oriente se adaptó a los nuevos tiempos y se transmutó en una llamada de móvil que un ángel anónimo hizo desde Marruecos avisando de la salida de la embarcación la tarde anterior.
El calor que otrora dieron al niño un buey y una mula, ayer lo ofreció el regazo del guardia civil que durante dos horas, hasta llegar a Motril, protegió a la pequeña del intenso frío.
¿A qué esperamos para salir corriendo a Alborán y poner a los pies de la niña el requesón, la manteca y el vino de nuestras rebosantes despensas? ¿A qué esperan los políticos y sabios para ir a ofrecerle el oro, el incienso y la mirra de un futuro lleno de posibilidades? ¿Vamos a dejar que, dos mil años después, la sombra de una cruz se proyecte sobre el porvenir de esa niña? En cada crío que nace se juega la salvación compartida de un futuro mejor para todos, empezando por los últimos. Alegrémonos con los pastores porque ya es Navidad en Alborán.

El arzobispo de Tánger: «Lo malo no son las concertinas, sino la ideología que las sustenta» Miguel Múñiz


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Denuncia que se usa un lenguaje que presenta al emigrante «como un ladrón, alguien del que hay que defenderse»
El arzobispo de Tánger, monseñor Santiago Agrelo, denuncia que las alambradas equipadas con cuchillas que coronan la valla fronteriza en Ceuta y que se están reinstalando en el mismo área de la valla de Melilla«son síntoma de algo mucho más profundo y más terrible que las cuchillas mismas, la ideología que las sustentan».

En una entrevista en la víspera del Día Internacional del Migrante, monseñor Agrelo critica el discurso político de España respecto a la inmigración, un «lenguaje que señala al emigrante, al pobre, como un asaltante, un ladrón, un peligro del que hay que defenderse». «De esas palabras está lleno el lenguaje de los políticos y los periodistas; es un lenguaje del ejército, de asalto, como si estuviéramos en una trinchera defendiéndonos de alguien que viene a conquistarnos, pero al otro lado sólo hay gente enferma, pobre y malnutrida», señala.
Este franciscano, natural de la parroquia de Asados, en Rianxo (La Coruña), que rige a los católicos de Tánger desde 2007, reconoce que aunque se retirasen las cuchillas, «el problema de fondo continuaría intacto», porque la situación «humana de desprotección de la vida, de la salud y de su seguridad» de los migrantes y la vulneración así de sus derechos fundamentales, «continuaría tal cual». Por eso, dice que los ciudadanos tienen que «ampliar la visión».
«No se trata sólo de las concertinas, sino de que no se puede supeditar la vida y los derechos de las personas a la seguridad de otras: ellos no son inmigrantes irregulares, son simplemente emigrantes, quienes les hacen irregulares somos nosotros y privar de derechos a hombres mujeres y niños sólo porque nosotros administramos un predicado es profundamente injusto», denuncia. El arzobispo está convencido de que esta situación «sólo se puede resolver desde Europa» puesto que es la UE quien paga a Marruecos para que ejerza «de policía» y controle su frontera sur.

El Papa y los mercados Manfred Nolte

La Exhortación apostólica ‘La alegría del evangelio’, recoge las conclusiones de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos celebrada en Roma del 7 al 28 de octubre de 2012, y constituye el primer documento redactado directamente por Francisco I.
En un estilo fervoroso y dinámico el Papa propone algunas líneas que puedan representar la guía de su pontificado, consciente de que “tampoco debe esperarse del magisterio papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia y al mundo”, y nunca “con la intención de ofrecer un tratado, sino sólo para mostrar la importante incidencia práctica de esos asuntos en la tarea actual de la Iglesia”. El Papa aclara que “no se trata de un documento social”, remitiendo la reflexión sobre tales temas al Compendio de la Doctrina social de la Iglesia.
A pesar de la advertencia, hablando de los retos del mundo contemporáneo, el Papa arremete frontalmente contra el sistema económico actual al que califica “injusto en su raíz”, lo que le obliga a posicionarse y a “decir no a una economía de la exclusión y la inequidad”, una economía que “mata” porque predomina “la ley del más fuerte” cuya consecuencia es un aumento de las desigualdades en el mundo. “Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz”.
Tras dibujar el mapa de la injusticia mundial, el Pontífice cuestiona la consistencia misma de unos mercados que se autoproclaman ‘libres’. En su opinión, los desequilibrios reinantes “provienen de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera… Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas”. Bergoglio se muestra rotundo al concluir que “ya no podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado”. “Algunos todavía defienden… que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión… jamás ha sido confirmada por los hechos”. Para los fundamentalistas del mercado cualquier tipo de intervención en la esfera económica es contraproducente. “De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común”. La potencial globalización incluyente ha dado lugar a una “globalización de la indiferencia”.
Concluye el Papa –“que ama a todos, ricos y pobres”- recordando la obligación que los ricos tienen de ayudar a los pobres, respetarlos y promocionarlos. “Os exhorto a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética en favor del ser humano”, “renunciando a la autonomía absoluta de los mercados…atacando las causas estructurales de la inequidad”. El Pastor de la Iglesia se declara “lejos de proponer un populismo irresponsable”, pero advierte que “la economía ya no puede recurrir a remedios que son un nuevo veneno”, pidiendo el retorno de políticos capaces “a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo y la vida de los pobres”.
El texto que desborda espontaneidad y una profunda sensibilidad hacia las necesidades de los más vulnerable se desmarca poco de la rica doctrina social dictada por sus antecesores, aunque se muestra mucho más radical al denunciar los fallos ‘objetivos’ de la economía de mercado.
La denuncia papal de las circunstancias desintegradoras que rodean al mundo actual, solo puede suscitar adhesiones. En efecto, ninguna persona que tenga ojos para ver puede negar que vivimos en un mundo injusto, con una injusta distribución de la riqueza y de la renta, y lo que es más relevante, con limitadas posibilidades por parte los más desfavorecidos para abandonar la trampa de la pobreza. Nadie de buena fe puede desoír la llamada de una ‘justicia distributiva’ sobre unos bienes que, en gran medida, han sido regalados a unos y hurtados a otros al margen de méritos personales. En eso el carismático líder de la Iglesia católica se alinea con el consenso general proclamado en la ‘Declaración universal de derechos humanos’ y en la ‘Declaración sobre el derecho al desarrollo’ , ambas de Naciones Unidas.
Mayor motivo para la controversia despierta la descalificación vaticana de los mercados, -la asignación de precios y cantidades a través de la libre oferta y demanda- a pesar de los penosos resultados cosechados, en particular durante la gran crisis global que padecemos. Basta echar un vistazo a la trayectoria de aquellos países que en la actualidad discurren por economías estatalizadas o aquellas otras intervencionistas de signo populista para contabilizar tantos fracasos estrepitosos como ejemplos quieran irse citando. A pesar de la condena papal, pocos niegan que, en los últimos doscientos años, la codiciosa mano invisible de Adam Smith ha promovido la competencia, la división del trabajo, la innovación y con ellas el progreso y cotas más altas de bienestar para la humanidad. Para bien o para mal, los mercados siguen siendo el mejor método de asignación de recursos conocido hasta la fecha. En realidad y hasta el prólogo de la crisis, el Banco Mundial ha fundamentado la reducción gradual y progresiva de la pobreza global.
No ha sido necesario derribar el edificio teórico que apostaba por los mercados libres sin regulaciones ni intervención estatal. La crisis se ha encargado de rehabilitar el intervencionismo por medio de rescates espectaculares del sector financiero y descomunales programas de apoyo fiscal a los sectores más afectados, que en principio casi todo el mundo ha apoyado y defendido. El carácter equilibrante del mercado está bajo sospecha. También la hipótesis de los “mercados eficientes”, según la cual estos valoran las transacciones en cada instante con total precisión. El propio Alan Greenspan, ex Presidente de la Reserva Federal confesó que frente a la trágica elocuencia de la realidad “todo mi edificio intelectual ha quedado derruido”. Precisamente la hipótesis en la que se asientan los pretendidos mercados eficientes es que todo el mundo posee una información perfecta y que, en consecuencia, los precios expresan certeramente el valor de los productos ofertados. Pero todos sabemos que a la hora de intercambiar bienes y servicios unos saben más que otros y también tienen más que ganar. En todo trueque la información es poder. Sin transparencia, la información organiza y acumula el privilegio . Finalmente, si todas las personas fueran perfectamente racionales y los mercados totalmente eficientes se llegaría a la esperpéntica conclusión de que, en nuestro entorno actual, el desempleo es voluntario y la recesión deseable.
Pero aun así y todo, la autonomía de las disciplinas frente a los juicios morales ha sido una constante del pensamiento positivista. El discurso científico no admite injerencias. Aplicada a la economía, y siguiendo la tradición inaugurada por Adam Smith, esta posición sostiene que el mercado es incompatible con la ética porque las acciones morales voluntarias contradicen sus reglas y apartan al empresario moralizante del escenario del juego. La economía rueda con la eficiencia y no con la moralidad, pura ley de oferta y demanda. De ahí que deba reivindicarse la autonomía de una ‘justicia conmutativa’ a nivel transaccional microeconómico donde no tengan cabida postulados éticos, dentro del proceso de generación de bienes y servicios de la economía, con independencia de una mayor o menor solidaridad, -la justicia distributiva- que se puede abordar una vez concluido el acto económico. La verdadera y sustantiva función de los Estados no consiste en adulterar o anestesiar las leyes del mercado sino garantizar con el imperio de la ley y el estado de derecho que este funcione sin posiciones dominantes de información o de influencia. Preservar la libre actuación de la oferta y la demanda y sancionar e impedir cualquier actividad contraria a ella: he ahí su mas alta vocación. Cualquier otra consideración de sesgo estatal en el acto transaccional del mercado conduce a diversas malformaciones indeseables: o bien políticas taumatúrgicas donde un sano y necesario ‘Estado del bienestar’ se ve sustituido por un inviable ‘Estado benefactor’ o bien una deriva progresiva hacia economías de plan central.
Pero Francisco I –como lo hiciera Ratzinger en la encíclica ‘Caritas in Veritate’- responde que la economía no solamente está gobernada por leyes económicas, sino que está determinada por la acción del hombre. Aunque la economía de mercado descanse en el entramado de sus propias reglas, no puede eludir al ser humano o excluir su libertad moral. El desarrollo de los poderes espirituales de la humanidad es esencial para el desarrollo de la comunidad. Estos poderes espirituales son en sí mismos un factor económico: las reglas del mercado solo funcionan eficientemente cuando existe un consenso moral que las sostenga. Es este, técnicamente, el punto más delicado de confrontación.
Aunque –parafraseando a Churchill- el capitalismo perviva por ser ‘la peor forma de relación económica con excepción de todas las demás que han sido ensayadas’, este debe representar un medio para la libertad y la prosperidad y no un fin en si mismo. Max Planck sostenía que “las ciencias avanzan a golpe de funeral”. Error y prueba, a precios en ocasiones exorbitados.


Recuperar nuestra armadura moral y una actitud inclusiva basada tal vez en una regulación global y una apropiación y refuerzo atinados de las iniciativas públicas puede sentar las bases de una nueva era. Pero los cambios de paradigma se someten a sus propios ritmos y avanzan formando una serie de círculos inescrutables. Al Papa Francisco, en todo caso, profundo respeto y admiración.
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La Paz, fruto de la justicia Colectivo Evangelio, Justicia y Derechos sociales


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Las organizaciones católicas que forman parte del colectivo Evangelio, Justicia y Derechos sociales queremos manifestar públicamente nuestra postura en relación con el Anteproyecto de Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana que el Consejo de Ministros ha aprobado el 29-11-2013.
La Ley y su contexto
En los últimos años la sociedad española está atravesando una delicada situación, consecuencia de una crisis económica producida sobre todo por una desigualdad creciente en la distribución de las rentas en las últimas décadas. Ello había obligado a la inmensa mayoría de los ciudadanos a endeudarse para hacer frente a sus necesidades más elementales.

Las entidades financieras se han beneficiado de esta situación utilizando prácticas especulativas, engañando y estafando en no pocos casos a algunos sectores de la sociedad. Los responsables políticos por su parte no han cumplido con su responsabilidad de reguladores y árbitros entre los intereses de los distintos grupos sociales. Y ellos mismos en demasiados casos se han enriquecido ilícitamente participando en episodios de corrupción
Hoy están implementando una salida a la crisis que no sólo no corrige esta injusticia de origen, sino que profundiza más en ella. Todas las medidas que se están tomando cargan sobre la pérdida de derechos y nivel de vida de la mayoría de los ciudadanos: reformas laborales, fiscalidad, recortes en sanidad, educación, servicios sociales, pensiones, etc. y siguen beneficiando a los sectores económicamente más poderosos: ayudas a los bancos, permisividad ante el fraude fiscal y la corrupción, privatizaciones, etc.etc.

La toma de conciencia ciudadana ante esta situación ha provocado un tipo de indignación y protesta que se ha mantenido en unos límites generalmente democráticos y pacíficos. Han sido mínimos los episodios de violencia y en algunos casos hay fundados indicios de que han sido provocados por elementos ajenos a los responsables y participantes en las manifestaciones. Según cifras oficiales, en 2012 hubo 4000 manifestaciones en Madrid. Solo en 12 se registraron actos violentos. Podemos asegurarlo porque muchos de nosotros hemos participado en estas protestas.
Entendiendo que la inmensa mayoría de las movilizaciones son pacíficas, apostamos por la no-violencia como camino para construir el futuro. Nelson Mandela es un buen ejemplo de lucha no violenta y trabajo por la reconciliación en una sociedad herida

Los jueces, por su parte, han reconocido en no pocos casos que lo que los distintos gobiernos consideraban un atentado al orden público no era otra cosa que el ejercicio de las libertades civiles. Sin embargo, frente a estas prácticas de participación democrática, la criminalización y penalización por parte de ciertos medios de comunicación y por los responsables políticos ha ido en aumento.
Creemos que el Anteproyecto de Ley, que ahora se presenta como “de Protección de la Seguridad Ciudadana”, es en realidad una normativa para desactivar los movimientos crecientes de los ciudadanos en defensa de sus derechos y su dignidad. De llevarse adelante, impedirá que podamos ejercer las más elementales libertades.
Los jueces habían primado hasta ahora la libertad de expresión y emitieron duros autos contra la actuación policial. En adelante, estas sanciones no requerirán ser refrendadas por un juez, eliminando así la última garantía democrática, ya que las sanciones administrativas podrán ser impuestas directamente por las Delegaciones de Gobierno, sin control judicial previo.
Estas medidas se complementan con las del Ministerio de Justicia: Recurrir ante los tribunales multas como las que se imponen en esta Ley costará hasta 2.750,00 euros en tasas; gastos de abogado y procurador aparte. El objetivo de estas medidas parece claro: complementar la profundización del ajuste social con un nuevo ajuste penal. Esta combinación entre represión dura y blanda no tiene otro propósito que infundir miedo y convertir a los ciudadanos que desafían al Gobierno en una masa amordazada y obediente.

La Ley, tal como está redactada, no sólo supone una represión de las movilizaciones violentas, sino una seria amenaza para las pacíficas también, porque contiene elementos de grave arbitrariedad, ante los cuales los manifestantes, incluidos los manifestantes pacíficos mayoritarios, se encuentran indefensos y sometidos a grandes multas o procesos judiciales.

B.- Opus justitiae pax

La paz y la seguridad son dos objetivos sin duda necesarios para la vida social, pero en la tradición cristiana no vale cualquier tipo de paz ni la seguridad a cualquier precio. La consigna que atraviesa toda la Biblia, formulada por los profetas de Israel es esta: “Opus justitiae pax” (La paz es fruto de la justicia, Is. 32 / 17). No una paz basada en las relaciones injustas ni en la razón de la fuerza

El papa Francisco en su primera carta apostólica que acaba de publicar “El gozo del Evangelio” (24-11-2013) recoge esta tradición con palabras inequívocas:
Identifica la desigualdad como el mayor desafío económico de nuestro tiempo. “Hoy tenemos que decir ´no a una economía de la exclusión y la inequidad´. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa … Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas … por los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante” (nº 53)

“Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura así una nueva tiranía invisible, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales” (nº 56)

En este contexto, sigue diciendo – la verdadera seguridad ciudadana presupone el cambio de tales situaciones: “Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia… Cuando la sociedad abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar la tranquilidad, porque este sistema social y económico es injusto en su raíz … Del mal cristalizado en estructuras sociales injustas no puede esperarse un futuro mejor” (nº 59)
“Las armas y la represión violenta sólo sirven para pretender engañar a los que reclaman mayor seguridad. Más que aportar soluciones crean nuevos y peores conflictos… Algunos también se regodean culpando a los pobres de sus propios males y pretenden encontrar la solución en una “educación” que los tranquilice y los convierta en seres domesticados e inofensivos” (nº 60)

El propio Jesús se enfrentó a situaciones donde quería limitarse su expresión como en su entrada en Jerusalén (Mc 11, 1-11), aclamado por el pueblo con el título subversivo de “Hijo de David”, que se acabó convirtiendo en una “concentración no autorizada”, lo que provocó, junto a otros factores, la crucifixión de Jesús. Este acto subversivo pacífico, la entrega de Jesús, su apuesta por los oprimidos significa para nosotros un testimonio de ánimo. Desde la cruz Jesús dona su sangre y envía su Espíritu (Jn 19, 30.34); desde ahí, los cristianos apostamos por estar junto a los crucificados de la historia y de la sociedad; Dios está junto a los testigos incondicionalmente y no hay Imperio ni Ley, ni persecución, ni condena, ni angustia, ni peligros ni espada que pueda separarnos del amor de Dios (Rm 8, 31-39) ni vaya a impedir nuestra acción y testimonio.

C.- Manifestamos
En consecuencia, ante el Anteproyecto de Ley de Seguridad ciudadana manifestamos:
- La paz de la tradición cristiana no es la de los siervos sometidos por la ley de la fuerza, sino la construida entre ciudadanos libres e iguales

- No consideramos necesaria una ley como esta. La gran mayoría de las protestas ciudadanas se han desarrollado de manera pacífica. Los episodios violentos – de origen incierto por otra parte – han sido escasos, aunque debidamente amplificados ante la opinión pública por algunos medios de comunicación y responsables políticos. Seguramente con la intención de justificar medidas como las de esta ley.
- Consideramos que esta ley supone una degradación de nuestros derechos democráticos, constitucionales, que se añade a la progresiva pérdida de derechos sociales y condiciones laborales que venimos sufriendo.
- Incluso si se diera una situación de violencia, la paz y seguridad ciudadanas no pueden florecer en un contexto previo de injusticia y violencia estructural, de pérdida progresiva de derechos sociales, de corrupción de responsables políticos, de represión policial, de manipulación de la opinión pública.
- La pretendida inseguridad ciudadana que se puede estar produciendo no tiene su origen en los procesos crecientes de indignación y participación ciudadana totalmente legítimos. Estos no son más que un síntoma de la inseguridad creciente que la mayoría de la población siente ante la pérdida progresiva de derechos sociales y condiciones laborales. Hay que actuar sobre estas causas y no tomar medidas que culpabilicen aún más a las víctimas de la situación.
- La paz y seguridad ciudadanas son fruto de unas relaciones económicas y sociales justas, del respeto a los derechos laborales, el reparto equitativo de las cargas fiscales, de unos medios de comunicación públicos que representen los distintos intereses y opiniones de todos los grupos sociales.
- Pretender solucionar los problemas de inseguridad ciudadana por la sola vía de la represión policial es síntoma de un gobierno débil con los poderosos y arrogante con los débiles.
- Las fuerzas de orden público no pueden reducirse a mantener un orden socio-económico injusto, no pueden estar únicamente al servicio de los poderosos que pretenden imponer sus intereses y sus leyes por la fuerza.
- En estas circunstancias de violencia estructural, hacemos un llamamiento a la ciudadanía a continuar participando activamente en aquellas iniciativas y convocatorias que buscan otro tipo de sociedad más justa basada en la dignidad de las personas, incluyendo actos de desobediencia civil. La historia de los cambios sociales no hubiera sido posible sin este principio de dignidad ciudadana.
- En los próximos días de Navidad, celebramos las fiestas del “Príncipe de la Paz”. Los primeros cristianos le dieron este título, que antes se atribuía al emperador, porque pensaban que la verdadera paz no se construye sobre la injusticia y las fuerzas militares del imperio, sino sobre la práctica de la justicia: “Opus justitiae pax”. El nacimiento de Jesús –”rey de los judíos”, un rey de paz y justicia– produjo el sobresalto de Herodes y toda Jerusalén (Mt 2, 1-3) y su posterior persecución, pero su voz, 2000 años después, aún no ha podido ser acallada. Hoy vuelve a alzarse ante esta Ley.
Madrid, 20 de diciembre de 2013
Organizaciones que forman parte de Evangelio, Justicia y Derechos Sociales, católicas/os de Madrid:
Acción Católica Obrera (ACO) de Madrid, Acción Cultural Cristiana (ACC), Apostólicas del Corazón de Jesús, Asociación Puente de Esperanza Madrid, Capellanía del Centro Penitenciario de Navalcarnero, Centro de Reflexión Alberto Hurtado, COMU de P. Santa María del Buen Aire, Comunidad Cristiana de Base Sto. Tomás de Aquino, Cristianos de la Parroquia de Santa Bibiana, Cristianos por el Socialismo, Cristianos Socialistas de Madrid PSM-PSOE, EPPOs de Madrid, Foro de Curas de Madrid, Foro de parados en acción, Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad de Madrid (Frater), Fundación Ayuda Solidaria Hijas de Jesús, Hermanas Franciscanas del E.S. Comunidad de Vallecas, Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Madrid, Hermandades del Trabajo (HHT), Hermanitas de Jesús de Foucauld, Hermanitas de la Asunción, I.S. Siervas Seglares de Jesucristo Sacerdote, Comunidad de la P. San Pablo, Institución Javeriana, Justicia y Paz de Madrid, Juventud Obrera Cristiana (JOC), Parroquia de la Sagrada Familia (Fuenlabrada), Parroquia de la Preciosísima Sangre, Parroquia de San Ambrosio, Parroquia de San Basilio, Parroquia de San Cosme y San Damián, Parroquia de San Eulogio, Parroquia San Francisco Javier y San Luis Gonzaga, Parroquia de San Pablo, Parroquia de Santa Mª del Buen Aire, Parroquia de Santo Tomás de Villanueva, Pastoral San Carlos Borromeo, Profesores cristian@s de la educación pública, Pueblos Unidos, Red Interlavapiés, Revista Alandar, Revista 21, RR de la Compasión, RR de la Sagrada Familia de Burdeos.

Felicitación navideña


Pedro Casaldáliga

Koinonía
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http://servicioskoinonia.org/Casaldaliga/2013Navidad.jpg