FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




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FIESTA DE LA UNIÓN PROMOCIONES DE 1946 - 1955

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jueves, 6 de marzo de 2025

30.000 personas se lanzan de nuevo a la calle en València para exigir la dimisión de Mazón: “Ya no podemos aguantar más” -- Toni Cuquerella

 


el diario

Este sábado también se ha producido durante la primera ‘mascletà’ de las Fallas una protesta pidiendo la dimisión del president por la gestión del día de la DANA
30.000 de personas han llenado este sábado las calles del centro de València en la quinta manifestación que se ha organizado tras la tragedia de la DANA del pasado 29 de octubre. Los motivos eran los mismos, pedir responsabilidades por las 227 personas muertas (contando tres desaparecidos) y con el punto de mira especialmente puesto sobre el president de la Generalitat, Carlos Mazón. Ver noticia

Grupos religiosos demandan a la administración Trump por detenciones de ICE en iglesias

 Redes Cristianas

Antes, los agentes de inmigración usualmente necesitaban una orden judicial u otra autorización para realizar operaciones en lugares de culto, escuelas y hospitales.
Más de 20 grupos religiosos en Estados Unidos demandaron al gobierno de Donald Trump por las detenciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en las iglesias.

La demanda, que representa a millones de estadounidenses practicantes del cristianismo y el judaísmo, alega que el autorizar a los oficiales de ICE a realizar arrestos en lugares de culto está causando miedo y ha mermado la asistencia a los cultos. Por ello, se quebranta la libertad religiosa, concretamente la capacidad de los grupos para ministrar a los migrantes.

Según el reverendísimo Sean Rowe, obispo presidente de la Iglesia Episcopal, entre sus fieles hay inmigrantes, refugiados, personas documentadas e indocumentadas.
«No podemos rezar libremente si algunos de nosotros vivimos con miedo. Al unirnos a esta demanda, buscamos la capacidad de reunirnos y practicar plenamente nuestra fe, seguir el mandamiento de Jesús de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos», declaró a la agencia AP.

La querella, presentada en el Tribunal de Distrito en Washington, va contra el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y sus agencias de inmigración.
Entre los demandantes están la Iglesia Cristiana (Discí-
pulos de Cristo), con más de 3,000 congregaciones; la
Convención Bautista Hispana de Texas, que compren-
de unas 1,100 iglesias bautistas hispanas; la Conferen-
cia General de Amigos, una asociación de organizacio-
nes cuáqueras regionales; la Sinagoga Unida del Ju-
daísmo Conservador, con más de 500 congregaciones;
y las ramas regionales de la Iglesia Metodista Unida.
En opinión de Kelsi Corkran, abogada del Centro de
Derecho para la Defensa Constitucional y la Protección
de la Universidad de Georgetown, la magnitud de la re-
clamación será difícil de ignorar.

Corkran recordó que antes, los agentes de inmigración
usualmente necesitaban una orden judicial u otra auto-
rización especial para sus operaciones en lugares de
culto y otros lugares «sensibles» como escuelas y hospi-
tales.
«Ahora pueden ir a cualquier lugar, en cualquier mo-
mento. Ahora tienen amplia autoridad para intervenir
rápidamente», afirmó.

Pese a la alta representatividad de la demanda, mu-
chos líderes religiosos conservadores están de acuerdo
con la actual política de arrestos.
Es el caso de Mat Staver, fundador de la organización
legal cristiana conservadora Liberty Counsel, quien
asegura que los lugares de culto son para rezar y no
santuarios para albergar personas involucradas en acti-
vidades ilegales.

«Los fugitivos o criminales no son inmunes a la ley sim-
plemente porque entran en un lugar de culto. Esto no
es una cuestión de libertad religiosa. No hay derecho a
violar abiertamente la ley y desobedecer a las fuerzas
del orden», dijo.

En enero, el secretario interino del De-
partamento de Seguridad Nacional, Ben-
jamine Huffman, confirmó la anulación
de las directrices de Biden sobre la ejecución de la ley
de inmigración en áreas «sensibles», para darles mayor
poder a los oficiales de ICE para capturar a migrantes
con antecedentes penales.

«Los criminales ya no podrán esconderse en lugares
como escuelas y iglesias», dijo, en referencia a las
áreas donde antes se limitaba la actuación de las fuer-
zas de seguridad.
Preguntas frecuentes sobre las detenciones de ICE en
lugares de culto y su impacto
¿Por qué los grupos religiosos demandaron a la
administración Trump?

Los grupos religiosos demandaron a la administración
Trump debido a las detenciones realizadas por ICE en
las iglesias, argumentando que estas acciones están
causando miedo y afectando la libertad religiosa. La
demanda alega que las detenciones interfieren con la
capacidad de los grupos religiosos para ministrar a los
migrantes, lo que infringe su libertad de culto.
¿Qué impacto tienen las detenciones de ICE en la
comunidad religiosa?

Las detenciones de ICE en lugares de culto han gene-
rado miedo y han reducido la asistencia a los servicios
religiosos. Esto afecta la capacidad de las comunidades
religiosas para reunirse y practicar su fe libremente,
además de limitar su misión de apoyar a los inmigran-
tes y refugiados que asisten a sus congregaciones.
¿Cuál es la postura del gobierno de Trump respecto
a las detenciones en iglesias?

El gobierno de Trump defiende las detenciones en igle-
sias, argumentando que los lugares de culto no deben
ser refugios para personas involucradas en actividades
ilegales. Según Mat Staver, de Liberty Counsel, estas
acciones no violan la libertad religiosa, ya que los fugiti-
vos no están exentos de la ley por encontrarse en un
lugar de culto.

¿Qué limitaciones enfrenta ICE en la detención de
inmigrantes?
ICE enfrenta limitaciones de espacio en sus centros de
detención y restricciones legales que impiden la deten-
ción indefinida. Estas limitaciones obligan a la agencia
a liberar a algunos inmigrantes bajo programas de mo-
nitoreo. Además, la falta de infraestructura adecuada y
las restricciones legales sobre la detención prolongada
complican su capacidad para retener a todos los arres-
tados.

¿Cuáles son las alternativas a la detención que

ofrece ICE?
ICE utiliza programas de monitoreo como Alternativas a
la Detención (ATD) para rastrear a los inmigrantes liberados mientras avanzan en su proceso de inmigración.
Este programa incluye el uso de monitores de tobillo, pulseras electrónicas y verificaciones telefónicas para asegurar la comparecencia en audiencias migratorias.

(cibercuba.com) 15/02/2025

Tres años de guerra en Ucrania que ha provocado el mayor desplazamiento forzoso en Europa desde la II Guerra Mundial

 


Cear

La guerra en Ucrania desencadenada por la invasión rusa, que ya se ha cobrado la vida de al menos 12.000 personas, persiste en un clima de incertidumbre. Cuando se cumplen tres años de la agresión militar rusa y 11 desde que se produjera la anexión ilegal de Crimea, CEAR recuerda la acogida ejemplar de las personas ucranianas que continúan en necesidad de protección y reclama que se aplique a todas las personas que se ven obligadas a huir, independientemente de su lugar de procedencia. Ver noticia

Vox: El falso patriotismo de los mercenarios de la política -- José Carlos Enriquez Díaz

 


articulosincensura

Vox se vende como la última barrera contra la tiranía, como el único partido que defiende a España de la corrupción, del separatismo y de las “élites progres”. Sin embargo, la realidad es bien distinta: el partido de Santiago Abascal se ha convertido en un refugio de oportunistas, un «chiringuito» político donde priman los intereses personales sobre cualquier ideología. Ver noticia 

Palestinos liberados por Israel con signos de tortura y de hambruna -- Aljazeera personal

 


Fuentes: Aljazzera News.

Traducido por Marwan Perez para Rebelión
Cientos de palestinos liberados por Israel muestran signos de emaciación y múltiples abusos sufridos durante su detención.
Cientos de palestinos detenidos en cárceles israelíes fueron liberados en Gaza como parte del acuerdo de alto el fuego, y una vez más mostraron signos de emaciación y abuso. Ver noticia 

Creyentes y feministas -- Carme Ruiz Marqués


 Cristianismo y Justicia

Antes de ayer, el domingo 2 de marzo de 2025, las mujeres de Alcem la veu y todos los que quisieron acompañarnos nos encontramos en la plaza de la catedral de Barcelona para reivindicar, de nuevo, en el marco de la jornada del 8 de marzo, el feminismo dentro de la Iglesia católica. Ver noticia

Dominus conservet eum? -- Juan Masiá, teólogo

 


Vivir y pensar en la frontera

» Ayúdale Señor a seguir siendo él mismo hasta ese final que es un comienzo»
Rezamos con Francisco ante el Cristo muerto Vivo
«Pedir solamente curación y mejora o alargamiento de esta vida es insuficiente. Pidamos cosas mejores, pidamos al Espíritu de Vida que infunda espíritu»
«Señor, consérvanoslo a Francisco un poco más, porque lo necesitamos para que prosiga el camino de la reforma eclesial» Ver noticia 

LA CLAVE PARA ACERCARNOS AL DIOS DE JESÚS NO ES EL PODER, SINO EL AMOR


col martell

 

¿Qué Dios hemos experimentado en la vida?

Cada cual vive y habla de lo que ha percibido y de lo que experimenta en la vida. Esto nos ocurre en todos los ámbitos de la vida y también en el de la fe.

Nosotros hablamos de un Dios fuerte: “todo-poderoso”: todo poder, que muchas veces ha derivado en Dios “milagrero”, cuando no en un Dios justiciero, que está siempre juzgando y, por menos de nada, nos castiga. En esa experiencia de Dios hemos sido educados. Y hablamos de un Dios prepotente porque es el Dios que hemos experimentado.

En nuestra educación religiosa Dios era un ser temible, “Dios era peligroso”. (En tiempos de la Inquisición era sospechoso de herejía hablar y predicar sobre la misericordia de Dios).

Cuestiones como el pecado, la culpa - la culpabilidad, la angustia, el escrúpulo, el juicio, la condenación, el infierno configuraban en gran medida el centro de nuestra vivencia de Dios. Y lo peor era y es que esa mentalidad queda grabada como a fuego en la conciencia de muchas personas. Y esa mentalidad sigue vigente hoy en día en muchos sermones, catequesis, confesionarios, ideologías eclesiásticas, etc.

A veces da la impresión de que las catequesis y homilías son autoescuelas sobre lo que hay que hacer y evitar. La primera catequesis y más importante catequesis es el afecto al niño, a la persona.

El hábitat “normal” de un católico era ¿y es? tener miedo a Dios.

El Dios de Jesús.

Sin embargo el Dios de Jesús es completamente distinto. Dios es amor, (1Juan 4,7) y en el amor no hay temor (1Juan 4,18).

Malamente ha pasado la experiencia de la bondad de Dios Padre a nuestra teología, a nuestra moral, a los confesionarios, liturgias, a las catequesis y homilías, etc… Sin embargo la clave para acercarnos al Dios de Jesús no es el poder, sino el amor.

Jesús ve a Dios como a su Padre que le ama y eso es lo que vive y nos comunica: Dios no es juez, Dios es nuestro Padre.

Pensamos que Dios un ser prepotente que podría curar un cáncer, que incluso podría parar las guerras, un ser que nos va a juzgar y posiblemente nos mande al infierno.

Pero lo que Jesús nos dice de Dios es que es nuestro Padre y nos ama. Lo genuino y propio de unos padres es amar a sus hijos, luego la vida irá como vaya. Pero los padres y Dios aman. Lo primero y ante todo es el amor.

En el amor no hay temor.

Experimentar el amor.

Creer en el Dios de Jesús, ser cristiano no es atragantarse de dogmas (Denzinger), de normas, de ritos y de “puertas”, sino sentirnos queridos por Dios.

Es esencial y decisivo en la vida sentir, vivir en el amor.

Podemos vivir -hemos vivido- con escasos medios económicos, sin dinero, sin libertad, si justicia, lo que no podemos vivir sanamente es sin amar y sin ser amados.

Un niño, un hijo no deseado y no querido en la familia (quizás maltratado) lo va a tener muy difícil después en la vida.

El amor no es una dimensión especialmente cristiana -que también-, sino humana. El amor humano, el amor familiar es sacramento del amor de Dios.

Cuidemos esta dimensión de amor en la vida, que será acogida, a veces será respeto, otras veces cercanía, en ocasiones perdón…

La experiencia fundamental del cristiano.

La experiencia primordial y fundante del cristiano es la de ser amado por Dios. Dios nos ama siempre y, sobre todo, en nuestra condición de pecadores y seres débiles:

Dios nos ama cuando aún éramos (y somos) pecadores, (Rom 5,8).

Ni tan siquiera se trata de un amor recíproco, de amistad (filia), sino de que Dios nos ha amado primero, (1Jn 4,10.16). Dios no nos ama porque nosotros cumplimos lo que nos manda, sino que nos ama porque es nuestro Padre.

En una plegaria eucarística del Misal romano dice: “cuando por desobediencia perdimos tu amistad, no nos abandonaste… ¿Quién les ha dicho a los liturgistas que Dios retiró su amistad al ser humano? ¿Quién les ha dicho a los liturgos que el padre retiró su amistad al hijo perdido?

La experiencia cristiana más genuina es el amor. Donde hay amor, hay cristianismo. Si no hay amor estamos lejos de ser cristianos. Es lo que tantas veces hemos cantado en nuestra vida: Ubi charitas et amor, Deus ibi est: donde hay caridad y amor, allí está Dios.

Somos cristianos cuando y porque nos sentimos amados por Dios, incluso -y sobre todo- cuando nos vemos hundidos en la vida. Cuando no se tiene la experiencia de ser amado en la vida es muy difícil ser cristiano, sentirse bienaventurado en la vida (recordemos lo que escuchábamos el domingo pasado: sed bienaventurados, felices en la vida).

Uno puede ser un perfecto religioso cumplidor de la ley, aceptar militarmente el dogma y la disciplina eclesiástica. Eso es ser religioso. Pero ser cristiano es amar y ser amado.

Ama y haz lo que quieras

Jesús nos llama a vivir en el amor de Dios y de la humanidad.

Pero el amor no es un mandamiento más de  “moralina barata” que se le ocurriera a Jesús lo mismo que podría haber dicho que los viernes no se puede comer carne o que los domingos hay que venir a Misa.

Decía K. Rahner (1904-1984) que el único criterio moral en el cristianismo es el amor. Después cada cual habrá de extraer las pautas de comportamiento para su vida.

En último término es lo que decía San Agustín (350-430): ama y haz lo que quieras. O si preferimos podemos darle la vuelta: ama y lo que quieras, hazlo.

 

Tomás Muro Ugalde

Religión Digital

¿EL SENTIDO COMÚN O LA LOCURA?: POSVERDAD Y POPULISMO


col koldo

 

“Que la gente conozca los hechos y el país estará seguro” (Abraham Lincoln)

En el siglo pasado, los años sesenta significaron una década de cambios, pero, sobre todo, fueron una coyuntura histórica en la que la humanidad inició un cambio de época: la transición de la modernidad a - lo que hoy llamamos – la postmodernidad. 

Dos guerras mundiales, el fracaso de los sistemas políticos y económicos para erradicar la inequidad, la injusticia social y la pobreza; sistemas que – en el altar de las ideologías - sacrificaron la libertad y la igualdad humanas, además del fracaso técnico-científico en la solución de los más importantes problemas humanos y sociales, provocaron un sentimiento de historia sin futuro y de esperanza frustrada en el progreso. Todo lo cual produjo una desmotivación en el esfuerzo y en el trabajo del ser humano, un predominio de lo rápido y fácil, apatía hacia el bien común y una búsqueda de refugio en todo lo individual y personal, con el consecuente rechazo a todo lo jerárquico e institucional.

Con ello, desaparecen las verdades institucionales y absolutas y cada quien elabora y vive según el menú de sus propias “verdades”, en medio de incertidumbre, relativismo moral, subjetivismo y una sobrecarga de información en la que nada es importante o todo vale lo mismo.

Lo que importa – para el hombre postmoderno – es gozar. La búsqueda hedonista del placer por el placer dirige la existencia humana y para lograrlo – a costa de lo que sea - hay que tener. Ahora, predominan la estética sobre la ética, el tener sobre el ser, lo tangible y material sobre lo trascendente

El resultado de todos estos nuevos rasgos de postmodernidad es una “cultura” de lo liviano, lo etéreo, lo fácil, lo desechable, lo superficial y lo falto de compromiso, unido a la búsqueda de un estilo de vida con lujo, confort y derroche, indiferente a las necesidades de las grandes masas de la población.

En adelante, estos rasgos, característicos de la postmodernidad, afectan, explican, inciden y se evidencian en toda la vida y comportamiento del ser humano y en su dimensión social: en la convivencia ciudadana y en el modo de hacer política. Entendiendo aquí por “política”, según el concepto original griego, no solamente el oficio de gobernar, sino, sobre todo, la participación de todos los ciudadanos en la búsqueda del bien común de la “polis”, de la ciudad.

Nadie desconoce que hoy el oficio y ejercicio de la política – siendo el más importante de todos en la tarea de liderazgo y construcción social – es, también, el más desprestigiado de todos. Especialmente porque los políticos se han dedicado a la búsqueda de bienes personales y particulares y se olvidaron de la búsqueda del bien común. 

Este desprestigio produce, al mismo tiempo, una crisis en la “democracia”, como sistema de gobierno que garantiza el respeto a los derechos de los ciudadanos y la mayor participación de todos en la construcción de las mejores aspiraciones colectivas.

Son muchos los factores que explican el desprestigio del ejercicio de la política y de los políticos y que – por ello – atentan contra la democracia y la confianza en sus instituciones. Sobresalen, entre otros, la corrupción en la administración pública y privada, con la consecuente frustración y descontento; la inequidad social, con el consecuente resentimiento que genera; el debilitamiento de las instituciones que deberían procurar el cumplimiento de la ley y el respeto por los derechos de todos, como causa y efecto de esta crisis y la apatía e indiferencia política que todo esto produce, como caldo de cultivo para la aparición de agentes y movimientos antidemocráticos. 

Por la brevedad que este escrito me demanda, me limito a subrayar dos aspectos fundamentales en esta crisis: la posverdad y el populismo.

Hannah Arendt, la gran filósofa e historiadora, en su discurrir sobre “Verdad y Política” se lamenta diciendo que “la verdad y la política nunca se llevaron bien” y que “nadie puso nunca la veracidad entre las virtudes políticas”. Así, a falta de instituciones (políticas o religiosas) que – como en la modernidad - dicten una verdad objetiva y válida universalmente y en medio del caos y el sin-sentido que significa vivir sin certezas, el hombre postmoderno vive construyendo “sus” verdades, medias verdades o mentiras absolutas que le justifiquen su estilo de vida, sus intereses, su comportamiento, su ser y estar en el mundo. Así, el ejercicio de la política resulta convertido en politiquería y demagogia.

Asistimos – entre desconcertados y aterrados – a la prédica y propagación de mentiras como si fuesen verdades, a la justificación de decisiones arbitrarias, de violencia, de represión e incluso de guerras mediante mentiras y falacias repetidas para que parezcan verdades, a la imposición de post verdades como si fuesen la verdad. Vivimos abrumados por la sobrecarga de desinformación o información política falsa para manipular a la opinión pública, con tal de conseguir objetivos reprobables, propósitos que nunca benefician el bien común ni están acordes con el sentido y sentir común o con los mejores valores y anhelos humanos.

La “verdad” de la postmodernidad o “posverdad”, como hoy se le llama, tan privilegiada y usada hoy por los profesionales la politiquería en campañas electorales y en decisiones gubernamentales da mayor valor y peso a las emociones y a la histeria colectiva que a la razón o a los hechos y evidencias; distorsiona la realidad de manera selectiva con tal de fundamentar narrativas interesadas y de confundir en la tarea humana de diferenciar la verdad de la mentira.

Puesto que no se nos permite conocer la verdad de los hechos y se miente reiteradamente y sin escrúpulos, si nos atenemos a la máxima de Abraham Lincoln: “Permitan que la gente conozca los hechos (la verdad) y el país estará seguro”, vivimos hoy – gracias a la farsa e hipocresía como estilo de vida y oficio de nuestros politiqueros y gobernantes de turno - en una situación nacional e internacional de inseguridad, indefensión, inestabilidad, desconfianza, desprotección, incertidumbre y perplejidad.

El populismo es una falsa y nefasta forma de ejercer la politiquería con apariencia de política. Hay populismo y populistas en todos los ámbitos de la vida en sociedad: entre los políticos de derecha, centro o izquierda, entre los guías religiosos, entre los dirigentes, empresarios, docentes y padres de familia, etc. Muchas sociedades del mundo ya están siendo dirigidas por populistas y deshonestos, temerosos de descubrir y de anunciar la verdad, muy proclives a la adulación, a la complicidad, a la complacencia y a la hipocresía, a la doble moral que es incoherencia entre las palabras y los hechos, entre lo que se cree y lo que se vive, entre lo que se predica y lo que se practica.

El populismo tiene como cabezas a “líderes” carismáticos, capaces de conectar con las emociones, prejuicios, resentimientos y antivalores de algunos grupos; con discursos que apelan a la polarización, a la división social y nunca a la unión, al odio y nunca a la convivencia pacífica, a análisis y soluciones rápidas y fáciles de los complejos y graves problemas sociales, al nacionalismo, a la desconfianza en las instituciones, al mesianismo y al autoritarismo y nunca al consenso.

El populista divide para vencer, enfrenta, culpa al pasado y a otros de su ineficacia, lleno de temores convierte sus miedos en represión, no gobierna para todos sino para quienes – por conveniencia o por temor - le aplauden y adulan. Así, va construyendo a su alrededor, el reino del poder por el poder, no para el servicio, reino de la mediocridad, de la ineptitud, de la retórica tramposa, de la censura, etc.

“Los populistas de hoy emergen en democracias y, una vez en el poder, las erosionan hasta transformar el régimen hacia el autoritarismo. Tal transformación… depende de la fortaleza institucional que les rodea” (De la Torre y Peruzzotti citados por Eduardo Posada Carbó – El Tiempo.cm – 16 de enero – 2025) y Cayetana Álvarez de Toledo, Diputada española, por su parte, en discurso a los estudiantes de la Universidad de la Libertad en México, dice que hoy, como el agua o la electricidad, “la verdad es un bien de primera necesidad”.

Para hacer frente a todo lo que amenaza a lo mejor de nuestra convivencia social, para hacer frente a la mentira, a la post verdad y a la politiquería, para hacer frente a todas las formas de populismo, nos corresponde a todos – en contra de la indiferencia y la apatía - actuar y participar en todos los espacios de vida social y política posibles y disponibles. No basta con el voto, pues abundan los regímenes de gobierno antidemocráticos en las que, también y muy frecuentemente, se vota.

Nos corresponde a todos procurar el liderazgo político de los más capaces e inteligentes, de los más honestos y de quienes procuren la defensa, compromiso y respeto de valores humanos, sociales y democráticos.

Nos corresponde a todos elegir entre la verdad o la mentira, entre la modestia o el espectáculo, entre el altruismo o la egolatría, entre la autoridad o el autoritarismo, entre el civismo o el despotismo, entre la unión o la polarización, entre la libertad o el servilismo, entre el espíritu crítico o la censura, entre el orden social o el caos y la anarquía, entre la construcción social o la degradación moral, entre el bien de todos o el beneficio y aprovechamiento de unos pocos, entre la sensatez, la razón, el sentido común o el desquiciamiento y la locura.

 

Mario J. Paredes, SOMOS Community Care

Religión Digital

EL DON DE PERTENECER A LA IGLESIA: SENTIDO, SER Y HACER ECLESIAL


col kowalski

 

Ha sido un gozo el poder dejarnos hacer por la palabra de este  franciscano, Fray Santiago Agrelo, curtido en el vivir de la Palabra, en la Iglesia y en medio del mundo. Nos ha interpelado, con sus palabras y con sus silencios, nos ha invitado a sentir la iglesia, desde el ser y el hacer, unidos a Cristo, en comunión con el mundo y los pobres. Queda en el corazón la oración y las claves para seguir viviendo y rehaciéndonos en nuestro ser bautismal, eclesial y humano. El Reino es el verdadero horizontes y solo somos pobres con esperanza.

 “Sentido de pertenencia a la Iglesia”: Don del Espíritu Santo.

Hemos sido atraídos por Cristo – “atraeré a todos hacia mí”- en la disponibilidad de la fe: “dejarse hacer en la iglesia, ser de Cristo”. Bendito deseo bautismal.

Ser de la iglesia, en Cristo: sentido de pertenencia

- Sentido de pertenencia al cuerpo de Cristo, a la comunión trinitaria, a todos para ser de todos, como Cristo Jesús. ¿De quién soy, para quién soy, a quién pertenezco…?

- Si nos presentamos ante Cristo cada día con la disponibilidad de la fe él nos indicará lo que quiere de cada uno de nosotros:

o Mi historia personal. Discernir nuestra vida y su disponibilidad para las llamadas de la fe, del carisma del “sentido de pertenencia a la Iglesia”. Hoy me siento ante ti como Pedro, los hermanos Zebedeo, Tomás, Felipe…

o Disponibilidad: ante los superiores, para lo que dispongan las personas con las que vivo y me encuentro, atención a la necesidad de las personas que me encuentro, disponibilidad para el deseo de los otros… y ahora en lo concreto de lo rural y pequeño, la inmigración, el ecumenismo…

o Disponibilidad ante la vida: ¿hasta dónde llega mi hágase? Por desbrozar juntos –en Cristo- en la realidad que me rodea y en la que estoy contigo a brazo partido. Ojalá sepa mirar como tú.

Desde la debilidad amada y compartida en el Señor

- El camino de Jesús es para pobres con esperanza. No es para satisfechos que buscan que Dios cumpla sus deseos, sino para pobres con esperanza, para soñadores del reino de Dios, para hambrientos de justicia, sólo con ellos puede contar ese eterno hambriento, soñador y pobre que es Dios. Ese es su único poder. ¿Todopoderoso? Crucificado en los crucificados, pobre con los pobres, con los sufrientes. Estos serán sus colaboradores.

- ¿Dónde me siento ahora pobre, herido, débil…? Ahí es donde podré ser colaborador con el Señor de los pobres, sufrientes de la historia. Como ser entre ellos y con ellos, cómo hacer el mismo camino que Jesús en sus historias compartidas. Y yo con la mía. Cuando ya no podemos hacer lo que nos gustaría hacer, cuando no podemos bajar de la cruz… la propia. He visto a personas que en la cruz se han abrazado a ella y al Padre, en el amor a los hermanos y han muerto agradecidos y agraciados en la debilidad y el sufrimiento.  

Desde la oración confiada, la obediencia filial, la disponibilidad creyente

 - Vivir y ser desde la ternura, esperanza, confianza, comunión con Cristo crucificado y su cuerpo herido. Vivir el reto de administrar impotencias, al modo de Jesús, como su madre María. Llevando en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que así se manifieste en nosotros la vida de Cristo. Desde la oración confiada, obediencia filial, por la disponibilidad creyente, por la entrega de amor.

- Necesitamos una iglesia en oración, que las actividades no nos quiten la dimensión orante. La escucha de la Palabra ha de ser el centro de nuestro ser y nuestro vivir. No tenemos otro modo de ser iglesia y servirla. Contemplación y acción no pueden separarse, las dos nacen del amor a Dios, dan razón de nuestra vida de creyentes consagrados al servicio del reino de Dios y su iglesia. Dejarnos evangelizar y evangelizar es hermoso desde esta raíz última de la Palabra. No estamos llamados a una élite espiritual y encerrarnos en nosotros, sino para hacernos de Dios y sus amados, de todos. Ser de Dios y los hijos de Dios, los necesitados de él, de los pobres.

- El evangelio lo recibimos por pobres, hemos sido evangelizados. Él ha sido para nosotros: luz, curación, alegría, salvación, comunión, fuerza.

- El compromiso con Dios es compromiso con el mundo que él ama, el mundo que lo necesita. Nos toca hacer camino para que conozcan y se encuentren con el Señor. El compromiso con el mundo, para que llegue el reino a los pobres, es lo que nos confirma en nuestro ser creyentes.

- Jesús llevaba el reino con él: salud, alegría, esperanza, animo…evangelio, gracia de Dios. Si la gracia de Cristo nos habita, el reino irá con nosotros donde vayamos.

Dejarnos transformar en Cristo Jesús, dejarnos hacer: La misión

o Escucha de la Palabra de Dios, permanente reto. Salir del pecado de una espiritualidad sin Palabra de Dios. Los pastores llamados a conversión con respecto a la Palabra del Señor. Dejarse evangelizar por la Palabra, escucharla, participación en los sacramentos de la fe. La comunidad.

o Dejarse hacer es lo que queda por aprender, conocer, hacer, vivir… por eso necesitamos entrar dentro y recibir el evangelio. El que se deja evangelizar tendrá una vida unificada y toda ella hablará de Jesús, será evangelizadora. Nuestras miradas, nuestra compasión, solidaridad, el sentido de la justicia… nuestra alegría, nuestra esperanza, nuestra paz… todo en nuestra vida ha de ser evangelizado, memoria de Cristo Jesús.

o Por eso nuestra misión somos nosotros mismos y nuestro mundo. Nosotros y nuestra familia, vecino, ámbito de trabajo, nuestro espacio político… todo. Nuestra misión es todo lo que Dios ama, no se nos piden discursos, sino dejarnos hacer Cristo, Iglesia, de Dios y de sus hijos. Dejar que nos hagan. Vivir en conformidad con lo que somos.

 

Santiago Agrelo/ José Moreno.

Religión Digital

ARRANCA UN TIEMPO DE CONVERSIÓN


col kowalski

 

Cada año la Cuaresma llama a la puerta de nuestra conciencia para revisar nuestra vida, para invitarnos a la conversión. Este año comienza el 5 de marzo, con el miércoles de ceniza. Hace poco leía que este tiempo era la “Momento del espejo” o “La Cuaresma del espejo”. Porque es un tiempo de mirarnos al espejo para vernos a nosotros mismos, y esto cuesta, a veces no es agradable. Cuando Jesús se retira al desierto a ayunar y orar (Cf. Mt. 4, 1-2) lo hace también para mirarse al espejo, para enfrentarse a lo que nosotros hacemos todos los días: las tentaciones, las luchas internas, las dificultades de la vida, nuestras caídas. Es mirarnos al espejo de nuestra propia vida y reconocernos como somos.  Jesús nos muestra, que a pesar de las pruebas duras y difíciles de la vida, y poniendo nuestra vida en manos del Padre, podemos salir victoriosos, porque tenemos la esperanza de la resurrección, porque a pesar de nuestras caídas, el amor de Dios triunfa siempre y vence las tentaciones.

La cuaresma es un tiempo de conversión personal, de cambio interior. “Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc. 1, 15). Conversión que viene motivada por una vivencia del Evangelio en nuestra vida. Es una llamada urgente a cambiar de vida, dejando atrás una vida de pecado, orientando nuestra vida hacia Dios y hacia los demás con un corazón nuevo. Una conversión personal, sin condicionarnos si nuestros hermanos se convierten o no. Soy yo quien debe de cambiar, quien debe revisar mi vida.

Este año se nos hace una llamada a la conversión de nuestro corazón. “Lo que sale de dentro, del corazón, es lo que hace impuro al hombre” (Mc. 7, 14). La Cuaresma toca el interior que hay que cambiar, transformar, para que desde dentro salga lo bueno, lo constructivo. somos llamados a una conversión profunda que no solo afecte nuestros actos, sino que transforme nuestro corazón. “Tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore” (G.S. 82. Dilexit nos 29). No hay conversión personal sin una transformación de nuestro corazón.

En octubre del pasado año 2024 se nos entregaba la Documento final del Sínodo. En él se nos hablaba de la necesidad de una conversión sinodal, para que la iglesia sea más misionera, más plural y participativa. Esta conversión sinodal nos compromete a transformar las relaciones dentro de nuestras comunidades, parroquias, movimientos, fomentando una mayor comunión, participación y misión, donde todas las estructuras eclesiales estén al servicio de la evangelización, teniendo los laicos y la mujer, mayor protagonismo.

La Cuaresma siempre pone el acento en la conversión social. “Misericordia quiero y no sacrificios” (Os. 6, 6). La Cuaresma no solo es un proceso de purificación y renovación personal, sino también un proceso de purificación social. No hay conversión personal sin compromiso social. Si queremos seguir a Jesús debemos comprometernos a luchar contra todas formas de injusticia. “Este es el ayuno que yo quiero: soltar las cadenas injustas, desatar las correas del yugo, liberar a los oprimidos, quebrar todos los yugos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo y no desentenderte de los tuyos” (Is. 58, 6-7). No hay Cuaresma con hermanos al lado sufriendo, no hay Jubileo mirando hacia otro lado ante las injusticias y el dolor de mis hermanos (Cf. Lc. 10, 25-37). Esta Cuaresma no me lleva a la Pascua, si pasando al lado de Cristo que sufre en los pobres, paso de largo, y no le ayudo a resucitar. La Pascua y la resurrección llevan a la libertad.

Conversión con la ayuda del Espíritu Santo. Nadie se salva solo. El camino de la Cuaresma lo hago de la mano del Espíritu «Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo” (Mt. 4, 1). Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu Santo para ser probado y purificado, nosotros también somos llamados a entrar en este desierto de la Cuaresma con la esperanza de ser purificados. Pero también fue este Espíritu el que sostuvo a Jesús en las pruebas del desierto. Su Espíritu es el que nos acompañará en este camino de conversión: “Le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad” (Jn. 14, 16). Su Espíritu completará la obra que ha comenzado en nosotros, nuestra conversión.

Conversión, camino de la Esperanza. «Ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti.» (Salm. 37, 9) La Cuaresma no es solo un tiempo para mirar nuestras debilidades, sino también un tiempo para experimentar la misericordia infinita de Dios. Cada momento de arrepentimiento, cada esfuerzo por cambiar, es una oportunidad para abrir nuestros corazones a la esperanza, a la certeza de que, aunque a veces podamos sentirnos frágiles, porque “la esperanza no defrauda” (Rm. 5, 5), no estamos abandonados, porque el amor de Dios siempre nos encuentra donde estamos y su esperanza nos sostiene, porque está fundamentada en la promesa de la resurrección.

 

Florencio Roselló, arzobispo de Pamplona

Religión Digital

MIÉRCOLES DE COLONIA


col kowalski

 

Tradicionalmente, empezamos esta semana la Cuaresma. Y lo hacemos con el rito de la ceniza sobre nuestra frente. En sentido de penitencia.

Partiendo de las lecturas, pienso que podríamos empezar la cuaresma imponiendo colonia sobre nuestras frentes. Ya lo dice Jesús en el evangelio: “Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no hacer ver a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”. (Mt 6,17)

Son cuarenta días en que intentamos recorrer un sendero, tratando de ir creciendo en la alegría que nos da Jesús en su Resurrección. El Padre nos quiere ver alegres, aunque nos cueste y suponga esfuerzo y sacrificio.

Estamos en el nuevo testamento, estamos en las bodas del Cordero con la humanidad.

No se trata de hacernos polvo, sino de ir descubriendo y recorriendo el camino del gozo porque vamos recordando y viviendo la alegría de Jesús en su vida hasta llegar a la Resurrección. Caminemos juntos en la esperanza, como nos invita el Papa Francisco.

Millones de personas necesitan signos y realidades de esperanza. El camino es que aportemos alegría, esperanza. Hay muchos caminos en el año del jubileo: júbilo. Y podemos aportar esperanza a muchas personas que lo necesitan. Un caso concreto que tenemos en este jubileo es trabajar contra la Trata de mujeres. Cuántos miles de mujeres que llegan a nuestro país con ofertas de trabajo y luego tienen que aterrizar en centros de explotación sexual. Mujeres que vienen a nuestros hogares y cobran un sueldo ridículo, trabajadoras en los plásticos sin lugar donde dormir y con comidas escasas… Y así podemos seguir con una lista interminable que se pasa igualmente a muchos varones que llegan a trabajos temporeros y luego cobran una ridiculez de sueldo y realizan unos trabajos muy duros en condiciones pésimas y explotadoras.

Y nos entrenamos para vivir las bienaventuranzas, las felicidades que Jesús nos propone.

Me parece un programa estupendo para esta cuaresma: las bienaventuranzas. Visto desde el “felices”. Tenemos un slogan a realizar y vivir: “Convertíos y creed en el Evangelio”…Y Evangelio es Buena Noticia, alegre Noticia. Ahí tenemos un programa y un camino para llegar a la Pascua.

Junto a la ceniza, voy a imponer a los fieles, colonia. Porque Dios es alegría, amor, perdón, paz. Todo en camino de esfuerzo y vuelta a Jesús.

 

LA PRIMAVERA FRUSTRADA DEL PAPA FRANCISCO


col anso

 

Es triste ver a un papa de 86 años gravemente enfermo en un hospital, un hombre absolutamente desbordado desde el primer día de su elección, como todo papa, por un sistema inhumano –el poder absoluto del papado–; un hombre que no puede caminar y apenas puede respirar, obligado por el sistema a seguir desempeñando o fingiendo más bien el desempeño de su función de sumo pontífice, de “puente” imposible entre un “Dios” omnipotente y una institución humana histórica, cultural, espiritualmente agotada.

No es hora de panegíricos ni reprobaciones de este hombre convertido en rehén de su función insostenible, ni de prolongar el morbo de los partes médicos o de las cábalas sobre el próximo cónclave. No es hora ciertamente de fomentar piadosas oraciones a “Dios” para que el hombre Jorge o Francisco recupere sus fuerzas, retome su función y culmine su misión irrealizable. Es hora más bien de una seria y serena reflexión sobre este pontificado con sus inevitables contradicciones personales e institucionales. Es hora, sobre todo, de reimaginar una Iglesia de Jesús sin clero ni papado.

Traslado a esta página web dos colaboraciones escritas para un libro que acaba de ser publicado en francés: Réformer ou abolir la papauté. Un enjeu d’avenir pour l’Eglise catholique. Ésta de hoy propongo una evaluación del pontificado de Francisco. Dentro de unos días publicaré la segunda colaboración: “Reimaginar una Iglesia de Jesús más allá del clericalismo”.

Deseo al hermano Francisco una paz profunda dentro de sí y en todo su entorno.

La primavera frustrada del papa Francisco

El papa Francisco cumplirá pronto 12 años de pontificado. ¿Qué queda de las esperanzas despertadas por el obispo de Roma venido de la pampa argentina?

Las páginas que siguen no quieren ni acusar ni excusar, sino entender la situación y comprender a la persona en su contexto: el sistema clerical tan arraigado y en contradicción con el evangelio y la cultura. No pretendo dictar responsabilidades, sino mirar los hechos, entender su contexto, y captar en lo posible las señales del presente y la llamada del futuro.

1. Unos gestos iniciales sugerentes y equívocos

En la tarde del 13 de marzo de 2013 supimos que había sido elegido papa Jorge Bergoglio, un obispo “venido de lejos”, el primer papa del continente americano y el primer jesuita papa.

Primer gesto: adoptó como nombre Francisco. Sugerente combinación para una reforma eclesial profunda, me dije. Francisco de Asís: humilde y libre, manso y subversivo, y siempre el menor. Ignacio de Loyola: lleno de luz en la mente y de lágrimas en los ojos, maestro y director de almas y de obras, y siempre peregrino. A tres siglos de distancia –en el umbral del Renacimiento Francisco, en el umbral de la Modernidad Ignacio–, ambos soñaron con que la Iglesia volviera a Jesús, con que aquel imponente aparato de poder y de riqueza erigido en torno a Roma se despojara, se desarmara, se humanizara, se evangelizara, y pudiera ofrecer consuelo y liberación a un mundo nuevo. Pero no sucedió. A Francisco le organizaron una gran Orden, y a Ignacio le utilizaron para la Contrarreforma, y sus sueños no se realización. Pero siguen en pie, y son más urgentes que nunca[1].

Al atardecer, en su primera intervención, improvisada, dijo: “Y ahora quisiera dar la bendición, pero antes os pido un favor: antes que el obispo bendiga al pueblo, os pido que vosotros recéis para que el Señor me bendiga: la oración del pueblo, pidiendo la bendición para su obispo”. El gesto era encomiable, pero quedaba fuera de lugar la distinción, entre el obispo que da la bendición y el pueblo que se limita a rezar a Dios para que bendiga a su obispo. El pueblo puede ser bendecido, pero no bendecir. No es un detalle anodino; es el quid de la cuestión que planteo en estas páginas: el modelo clerical falsea la Iglesia en su raíz.

En esa misma intervención, el papa se presentó como “obispo de Roma”, pero todo el mundo sabe que nadie viene de Argentina (o de Polonia) al Vaticano para ser “obispo de Roma”, ni para ser solamente “el primero entre iguales” (los demás obispos), sino justamente para ser “papa”, investido de la autoridad suprema y de la última palabra sobre todas las iglesias y sus obispos. ¿Elegido e investido por quién? No por la Iglesia de Roma. Investido por Cristo y elegido por “sucesores de los apóstoles” escogidos y nombrados por “el sucesor de Pedro”, a quien Cristo habría entregó las llaves. ¿Tiene sentido todavía este lenguaje?

El nuevo papa decidió enseguida no residir en el Palacio Apostólico, sino la Residencia Santa Marta, que hospeda a obispos de paso por Roma. Parecía renunciar al protocolo y al boato. ¿Renunciaría también al poder y a las prerrogativas teológicas del papado?

Si a los gestos unimos el porte natural, la mirada directa, el rostro afable, el trato llano, el estilo personal austero, la palabra descomplicada y fresca…, es más que comprensible que en muchas católicas y católicos despertara la ilusión de una reforma profunda e irreversible, de una primavera eclesial.

A pesar de todo ello, a los 100 días del nuevo pontificado expresé mis reservas: “No basta con que el papa sea buena persona. Tampoco basta con reformar la Curia. El problema de fondo es el sistema católico: un sistema teocrático, una monarquía absoluta sustentada en ‘dios’. La gran reforma que, desde el corazón del mundo de hoy y de todas las criaturas, el Espíritu o la Ruah creadora y consoladora reclama es que el papa, con su poder todavía absoluto, declare nulo dicho poder: que anule los dos dogmas que lo sustentan, que fueron promulgados por el Concilio Vaticano I (1870) y que el Vaticano II dejó intactos por imposición de Pablo VI: la infalibilidad y el primado absoluto del papa sobre todas las iglesias. Y mientras eso no cambie, nada sustancial cambiará, por bueno que sea el papa. No basta con que el papa Francisco sea un nuevo Juan XXIII, pues después de éste vinieron Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, y 60 años después estamos donde estábamos antes; en realidad, estamos mucho más lejos del mundo, pues el mundo ha cambiado mucho desde entonces. Mientras el papa detente todo el poder, todo dependerá de cómo sea el papa siguiente (y los poderes ocultos nombrados o tolerados por él). A mi modo de ver, nada de lo que sabemos de su pasado y le hemos oído decir o visto hacer en estos 110 días permite esperar que promueva la reforma radical que urge en la Iglesia. No se lo reprocho, pues también él, con toda su bondad, es rehén del sistema”[2].

2. Una voz eco-política de tono profético

El papa Francisco será reconocido sobre todo por su Exhortación apostólica Evangelii gaudium (2013) y su Encíclica Laudato si’. El mensaje socio-ecológico, político-económico, son mucho más importantes que todos sus gestos y que su doctrina teológica. Los textos mismos dan fe de ello, pues vienen a afirmar que la sanación integral de los heridos y la liberación integral de todos los oprimidos constituyen el centro, el fondo y la esencia del Evangelio y de todas las doctrinas y leyes. 

Me referiré sobre todo a la Exhortación Evangelii gaudium, un texto excepcional lleno de aliento y frescura, me atrevería a decir que el mejor documento emanado de Roma desde el inicio del papado hace 1000 años. El Evangelio es gracia y liberación. La “primacía de la gracia” (n. 112) es su única norma y norma absoluto. En agosto de 2013, seis meses después de su elección. en una entrevista con Antonio Spadaro, s.j. para L'Osservatore Romano, en agosto de 2013, había dicho: “En esta vida, Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañarlas con misericordia”. Evangelii gaudium, publicada tres meses después, desarrolla las implicaciones políticas y eclesiales de estas palabras precursoras. Traslado aquí algunas de las afirmaciones más destacables de esta Exhortación, profética en su conjunto.

Contra una economía que mata. “Hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa” (n. 53). “Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera… A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales” (n. 56). “La inequidad es raíz de los males sociales” (n. 202). “Hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia” (n. 59). “La inequidad genera tarde o temprano una violencia que las carreras armamentistas no resuelven ni resolverán jamás” (n. 60).

Una Iglesia con los últimos y con todos los heridos. “La Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas” (n. 47). “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades” (n. 50). “La Iglesia ‘en salida’ es una Iglesia con las puertas abiertas” (n. 46). Jesús llama a la Iglesia “a la revolución de la ternura” (n. 88). “La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio (n. 114). “Estamos llamados a cuidar la fragilidad del pueblo y del mundo en que vivimos” (n. 216). “Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás” (n. 270). “Hay un signo que no debe faltar jamás: la opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y desecha” (n. 195). “Quiero una Iglesia pobre para los pobres” (n. 198).

Una Iglesia encarnada en diversas culturas. “Una cultura inédita late y se elabora en la ciudad” (n. 73). “Es necesario llegar allí donde se gestan los nuevos relatos y paradigmas” (n. 74). “La Iglesia no evangeliza si no se deja continuamente evangelizar” (n. 174). “Se nos invita a dar razón de nuestra esperanza, pero no como enemigos que señalan y condenan” (n. 271). “Como podemos ver en la historia de la Iglesia, el cristianismo no tiene un único modo cultural” (n. 116).

Una Iglesia sin respuesta a todas las preguntas. “En el diálogo con el Estado y con la sociedad, la Iglesia no tiene soluciones para todas las cuestiones particulares” (n. 241). “Tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones” (n. 16).

Una Iglesia en permanente reforma. “La pastoral en clave de misión pretende abandonar el cómodo criterio pastoral del ‘siempre se ha hecho así’. Invito a todos a ser audaces y creativos (…), sin prohibiciones ni miedos” (n. 33). A no “desarrollar la psicología de la tumba, que poco a poco convierte a los cristianos en momias de museo” (n. 83). “No se pueden llenar los seminarios con cualquier tipo de motivaciones, y menos si éstas se relacionan con inseguridades afectivas, búsquedas de formas de poder, glorias humanas o bienestar económico” (n. 107). “No nos quedemos anclados en la nostalgia de estructuras y costumbres que ya no son cauces de vida en el mundo actual” (n. 108). “También debo pensar en una conversión del papado” (n. 32).

¡Bravo! Pero, para ser justo, debo señalar con la misma convicción que la exhortación papal no se mueve ni un ápice del marco dogmático tradicional y del modelo canónico –clerical– de la Iglesia católica romana. El llamamiento a la conversión de la Iglesia se limita fundamentalmente al plano personal, y las referencias a la conversión institucional son muy vagas y generales. Y surge la pregunta: ¿la profunda transformación socio-política que reclama el papa no pierde fuerza y credibilidad si la propia institución eclesial sigue aferrada a sus viejos paradigmas obsoletos, a sus formulaciones dogmáticas, a su sistema autoritario y jerárquico, a su ordenamiento clerical y patriarcal?

3. “Vino nuevo en odres viejos”

“Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino reventará los odres, y se perderán el vino y los odres. El vino nuevo en odres nuevos” (Mc 2,22; Mt 9,17; Lc 5,37-38). A mundo nuevo, teología nueva, para que el Evangelio de Jesús no pierda su fuerza inspiradora y el mundo no pierda el aliento inspirador del Evangelio. Los nuevos paradigmas culturales requieren la revisión de los viejos lenguajes dogmáticos, al igual que la teoría einsteiniana de la relatividad obliga a corregir o ampliar el modelo newtoniano del espacio y del tiempo, del universo en su conjunto. Pero pienso que el marco teológico que subyace a esta Exhortación son “odre viejo”. Baste con señalar cuatro ejemplos.

Redención. “Jesús dio su sangre por nosotros… Dios, en Cristo, no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres” (n. 178), “haciendo la paz mediante la sangre de su cruz (Col 1,20)” (n. 229). “Jesucristo dio su preciosa sangre en la cruz por esa persona” (n. 274). Entiende la muerte de Jesús en la cruz en clave sacrificial expiatoria: “murió por nuestros pecados”, a causa de nuestros pecados, para reconciliar a la humanidad pecadora con Dios, o a Dios con la humanidad culpable. Un Dios soberano ofendido, Jesús como único Hijo de Dios encarnado para salvarnos, como víctima propiciatoria, su muerte como sacrificio, la cruz como altar, la salvación como perdón divino gracias a la muerte del Hijo de Dios… ¡Todo eso queda tan lejos del registro histórico, concreto, político-económico en el que se analiza y denuncia la inequidad del mundo!

“Conversión del papado”. “También debo pensar en una conversión del papado. Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización” (n. 32). ¿Acaso quiso Jesús dar un sentido al papado? ¿Acaso instituyó algo que tuviera algún remoto parecido con lo que se entiende por papado? Y aun en la hipótesis, enteramente infundada, de que Jesús lo hubiera instituido y organizado, ¿por qué habríamos de seguir vinculados a una institución de hace 2000 años? ¿No debemos ir mucho más allá que una reforma del papado?

Los “niños por nacer”. En la sección dedicada a “Cuidar la fragilidad”, la Evangelii gaudium se refiere al tema del aborto, y lo hace sin matiz alguno, en un tono duro, en términos inflexible. “Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo. (…). Esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano (…). [Sin esta convicción, los derechos humanos en general y los de los “niños por nacer” en particular] “siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno” (n. 213). “No debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión” (n. 214).

Efectivamente, “la postura de la Iglesia” –la del Vaticano más bien– no ha cambiado al respecto. Bien es verdad que no lo ha sacado a relucir con la frecuencia con la que lo hicieron sus predecesores Benedicto XVI y Juan Pablo II, al igual que no ha condenado el mundo actual como “increyente, relativista y hedonista”, como hicieron sin tregua los mencionados predecesores. Tampoco se ha referido al aborto con la frecuencia con la que hicieron aquellos. Pero su doctrina no ha cambiado lo más mínimo.

El último ejemplo es muy reciente y revelador.  En septiembre de este mismo 2024, a bordo del avión de vuelta de su viaje a Luxemburgo y Bélgica, el papa Francisco afirmó que el aborto es un "homicidio" en todos los casos y a los profesionales médicos que lo realizan los llamó "sicarios". ¿Es la manera de que la Iglesia alivie la angustia de muchas madres o padres, la manera de que se convierta en “puesto de socorro” o más bien “aduana”? Mucha gente, en Bélgica y en el mundo, se indignó ante estas palabras, injustamente ofensivas. Una condena general como ésta se halla fuera de lugar. La institución católica debiera considerar atentamente la opinión de tantos hombres y mujeres de hoy –entre las que se cuentan no pocos teólogos y teólogas– de profunda sensibilidad humana y probada honestidad intelectual. Y tomar en cuenta seriamente los datos científicos, unos datos que no constituyen la última palabra, pero que nunca deben ser ignorados. Hay razones científicas y antropológica de peso que nos disuaden de identificar al cigoto de un día con el feto de cuatro meses, o a éste con un “niño por nacer”. Pueden presentarse conflictos de valores extremadamente complejos, en los que se impone un discernimiento, principio al que Francisco ha apelado tantas veces.

La mujer excluida del ministerio “ordenado”. Apenas 8 meses después de su elección, en la Evangelii gaudium el papa Francisco establece ya claramente el marco teológico y canónico del que no se moverá hasta el día de hoy en lo que respecta al lugar de la mujer en la Iglesia. Es el viejo marco clerical y patriarcal que nada tiene que con Jesús y su evangelio, ni con los primeros siglos de la Iglesia, y sobre todo con lo que el Espíritu de la vida nos inspira.

Dice: “… El sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión, pero puede volverse particularmente conflictiva si se identifica demasiado la potestad sacramental con el poder. No hay que olvidar que cuando hablamos de la potestad sacerdotal ‘nos encontramos en el ámbito de la función, no de la dignidad ni de la santidad’ [Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodal Christifideles laici 51, 1988]. El sacerdocio ministerial es uno de los medios que Jesús utiliza al servicio de su pueblo, pero la gran dignidad viene del Bautismo, que es accesible a todos. La configuración del sacerdote con Cristo Cabeza —es decir, como fuente capital de la gracia— no implica una exaltación que lo coloque por encima del resto. En la Iglesia las funciones ‘no dan lugar a la superioridad de los unos sobre los otros’ [Juan Pablo II, ib., nota 190]. De hecho, una mujer, María, es más importante que los obispos. Aun cuando la función del sacerdocio ministerial se considere ‘jerárquica’, hay que tener bien presente que ‘está ordenada totalmente a la santidad de los miembros del Cuerpo místico de Cristo’ [Juan Pablo II, Carta ap. Mulieris dignitatem 27, 1988]. Su clave y su eje no son el poder entendido como dominio, sino la potestad de administrar el sacramento de la Eucaristía; de aquí deriva su autoridad, que es siempre un servicio al pueblo. Aquí hay un gran desafío para los pastores y para los teólogos, que podrían ayudar a reconocer mejor lo que esto implica con respecto al posible lugar de la mujer allí donde se toman decisiones importantes, en los diversos ámbitos de la Iglesia” (n. 104).

Puro odre viejo, como diré en los párrafos que siguen.

4. La mujer ensalzada y subordinada

Este n. 104 de la Evangelii gaudium es una clara muestra del laberinto teológico-institucional en que sigue enredada Iglesia católica romana en relación con el lugar de la mujer en la Iglesia, más concretamente con el veto vigente contra su acceso a los “ministerios ordenados” o “consagrados” (diaconado, sacerdocio, episcopado).

El argumento fundamental –de hecho el único– al que recurre para sostener que tales ministerios deben ser reservados a los varones, y ello “sin discusión”, es que solo los varones pueden representar al Cristo varón, “a Cristo el Esposo” (tesis desarrollada en especial por Hans Urs von Balthasar, muy utilizada por Juan Pablo II y ahora por el papa Francisco). Nadie duda de que Jesús fuera varón, pero ¿tiene sentido afirmar que el Cristo o el Misterio crístico, divino, que en él reconocieron los cristianos es masculino? Me parece una idea delirante, tan delirante como afirmar que solo el varón representa a Dios o Aliento o Realidad fontal, o como pensar que un niño o una niña, un hombre o una mujer que participan en la Eucaristía debieran mirar al sacerdote que la preside como a su “Esposo divino”.

El papa hace malabares lingüísticos para refrendar no el argumento, sino la conclusión (previa al argumento) de la exclusión de la mujer del sacerdocio ordenado: distingue la “potestad” o “autoridad” o “función” sacerdotal por un lado, y la santidad o dignidad derivada del bautismo por otro; y señala que la potestad no se ha de identificar “demasiado” con el “poder”, menos aun con el “dominio”. Y, para ilustrarlo, afirma que “María es más importante que el obispo”… Papa Francisco, hermano: no se trata de que la autoridad o la potestad o la función sacerdotal se identifique o no con la santidad y la dignidad, sino solo de cuestionar que la potestad, autoridad o función sacerdotal sea reconocida exclusivamente a un varón, y de preguntarnos quién lo decide y en nombre de quién.

El papa se muestra abierto a reconocer un “posible lugar de la mujer allí donde se toman las decisiones importantes, en los diversos ámbitos de la Iglesia”. Pero la pregunta decisiva es: ¿piensa el pontífice que podría depender del voto de una mujer la decisión de la que aquí se trata, a saber, si la mujer puede o no desempeñar la “potestad” o “autoridad” o “función” de “representar a Cristo el Esposo”, de presidir la Eucaristía o de otorgar “la absolución de los pecados”, de ser en definitiva diácono, sacerdote u obispo? De hecho, esta decisión queda reservada al varón, y en último término al papa, tal como ha quedado claro durante todo el desarrollo del Sínodo sobre la sinodalidad y en su documento final refrendado por el papa. ¿Pero en qué razón se funda tal decisión “indiscutida”? Es lo que no se explica con un mínimo rigor teológico. Decir que Cristo lo decidió así no pasa de ser una petición de principio y una mera opinión, claramente desmentida por una gran parte de exégetas, historiadores y teólogos, y por muchas iglesias cristianas no ligadas a Roma.

Una vez más, queda al descubierto el fondo del discurso misógino típico de la teología clerical tradicional, aún vigente: el modelo de mujer es María, madre virgen inmaculada. Lógicamente, ninguna mujer de carne y hueso puede imitar a María, y acaba mirándose y siendo mirada como encarnación de Eva la pecadora y la tentadora, lo que, consciente o inconscientemente, justifica de hecho que se la mantenga apartada de lo sagrado, del altar o del sacerdocio, y que deba mantenerse subordinada al varón. Se la ensalza al máximo en la figura de María inmaculada, para mejor rebajarla y subordinarla en la institución.

Este tipo de discurso, tan frecuente en tantas páginas bíblicas del Antiguo y del Nuevo Testamente y de los Santos Padres, está muy presente en los textos de Juan Pablo II. Y también del papa Francisco, como acabamos de ver. Pero permítaseme ilustrarlo con un ejemplo muy reciente.

En una entrevista de mayo de 2024, Norah O’Donnell, periodista de CBS, preguntó al papa si una niña crecida hoy como católica tendrá “la oportunidad de ser diácono y de  participar como miembro del clero en la iglesia”. Francisco respondió rápidamente: “No”. Y, presionado, se explicó: “Si se trata de diácono con el orden sagrado, no. Pero las mujeres siempre han tenido, diría yo, la función de diaconisas sin ser diáconos, ¿no? Las mujeres son de gran servicio [diakonein en griego, como ministrare en latín, significa “servir”] como mujeres, no como ministras, como ministras en este sentido, dentro de las Sagradas Órdenes”. Y se extendió en el elogio de las mujeres: “Son las que impulsan los cambios, todo tipo de cambios (…). Son más valientes que los hombres (…). Saben cuál es la mejor manera de proteger la vida. Las mujeres son magistrales guardianas de la vida. Las mujeres son geniales. Son muy geniales. Y hacer espacio en la Iglesia a las mujeres no significa darles un ministerio, no. La Iglesia es madre, y las mujeres en la Iglesia son quienes ayudan a fomentar esa maternidad. No olvides que quienes nunca abandonaron a Jesús fueron las mujeres. Todos los hombres huyeron”.

Y todavía más recientemente (28 de septiembre de 2024), durante su visita a Bélgica –la misma en la que tildó de “asesina” la ley del aborto ante la tumba del rey Balduino, alabando la figura de éste por haber abdicado para no tener que firmar dicha ley–, en su discurso de la Universidad Católica de Lovaina dijo el papa:  “Es feo cuando la mujer quiere hacer de hombre, la mujer es mujer (…). La mujer es acogida fecunda, cuidado y entrega vital”.

5. Una imagen fija de la orientación sexual y del género

No habrá primavera eclesial mientras no cambien la teología y el derecho canónico. Y el papa Francisco no ha cambiado ninguna doctrina ni canon de relevancia, cosa que deja patente en cuanto ha dicho y escrito sobre la orientación sexual y el género. Ha apelado una y otra vez a una actitud de acogida de las personas homosexuales o trans, pero se ha cerrado a cualquier cambio doctrinal, canónico, institucional.

Son conocidas las palabras del papa en el avión de regreso de su viaje a Brasil en julio de 2013, cuatro meses después de su elección, al ser preguntado sobre la posición de la Iglesia sobre las personas homosexuales: “Si una persona es gay y busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”. Muchas personas, gais y lesbianas incluidas, celebraron sus palabras, pero no dejan de ser problemáticas: en su trasfondo, se adivina un juicio negativo, más o menos consciente, sobre la homosexualidad. Suenan como si dijera: “… no soy quién para juzgarlo, aunque sea homosexual”. No puedo imaginar que, habiéndosele preguntado sobre una persona heterosexual, hubiera respondido: “… si busca a Dios y tiene voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”. En la misma línea se sitúan las respuestas dadas en 2022 a una carta donde el conocido jesuita y escritor estadounidense James Martin le exponía las preguntas más frecuentas que le formulan las católicas/os LGTBIQ+ sobre Dios y la Iglesia:  “Dios es padre y no reniega de ninguno de sus hijos” (“tampoco de los homosexuales”, se entiende, aunque no lo dice…). Y también: “Una Iglesia selectiva, una Iglesia de pura sangre, no es la Santa Madre Iglesia, sino una secta” (y aunque no lo dice, en el fondo se entiende: “también a los homosexuales los acoge la Iglesia, aunque sean impuros”).

Es verdad que ha reclamado que los estados aprueben "una ley de unión civil”, de modo que “estén cubiertos legalmente” (documental “Francesco”, 2020). Se da la circunstancia de que casi todos los países de Europa y otros muchos ya cuentan con una ley civil de matrimonio homosexual, aprobada, eso sí, con la frontal oposición de sus respectivos episcopados católicos. Está muy bien que el papa reclame dicha ley estatal, pero tendría más efectivo que empezara por predicar con el ejemplo, reconociendo las “uniones homosexuales” como verdadero matrimonio y bendiciéndolas como tales, cosas ambas a las que se ha negado expresamente hasta hoy. La posición del papa sobre el tema queda claramente expresada cuando, en la Exhortación postsinodal Amoris laetitia sobre la familia de 2016, escribe: “No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia” (n. 251). Ni siquiera remotas.

Lo mismo sucede en el tema, tan real y complejo, del género. El papa Francisco lo resuelve de manera muy simplista. La teoría del género, afirma, está “orientada a cancelar la diferencia sexual” (catequesis, en 2015), es “una ideologización colonizadora” (a los obispos de Polonia en 2016), “presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia” (Amoris Laetitia 56, 2016), “va contra las cosas naturales” y “es diabólica” (diálogo con jesuitas de Eslovaquia, en 2021). ¿Dónde queda aquí el principio del “todos, todos, todos” tan recurrente en sus intervenciones?

6. Cuatro sínodos y el clericalismo intacto

El clericalismo es la raíz de los peores males institucionales de la Iglesia católica romana. Pero después de 12 años de pontificado del papa Francisco, el clericalismo sigue intacto. La historia de los cuatro sínodos pone de manifiesto que todas las expectativas iniciales se han visto contrariadas por el desenlace final. Así, El sínodo de la Amazonía había aludido tímidamente a la posibilidad de ordenar varones casados “en regiones alejadas de la Amazonía” y a la posibilidad de una ordenación –“no sacramental”–  de mujeres como diaconisas; en la Exhortación apostólica postsinodal del papa Francisco desaparece incluso esa tímida alusión.

Nada ilustra mejor esta tendencia hacia la reafirmación del clericalismo célibe y patriarcal que el desarrollo y el final del reciente Sínodo sobre la sinodalidad[3]. En la síntesis de la primera sesión de la Asamblea Sinodal General en octubre de 2023, desaparecieron algunos de los temas más recurrentes y espinosos propuestos por algunas de las Conferencias Episcopales de los cinco continentes: ordenación sacerdotal de la mujer, bendición de los matrimonios homosexuales, reconocimiento de las personas LGTBIQ+. El documento-síntesis de dicha primera sesión menciona la ordenación diaconal de mujeres y la dispensa del celibato para sacerdotes en circunstancias particulares, aunque solo para pedir que se sigan estudiando esos temas. En cuanto al Instrumentum laboris para la segunda sesión (octubre de 2024), ni siquiera  mencionan el “diaconado consagrado” de mujeres, la dispensa del celibato de sacerdotes, las personas LGTBIQ+ (y no se diga la ordenación sacerdotal de la mujer). De todo ello no se debía ni hablar. Denuncia el clericalismo, sí, pero no cuestiona el poder clerical, sino la manera de ejercerlo. Y afirma sin ambages: “La sinodalidad no supone en modo alguno la devaluación de la autoridad particular y de la tarea específica que Cristo mismo confía a los pastores: los obispos con los presbíteros, sus colaboradores, y el Romano Pontífice como ‘principio y fundamento perpetuo y visible de unidad así de los Obispos como de la multitud de los fieles’ (LG 23)” (n. 8); y también: “en una Iglesia sinodal, la competencia decisoria del obispo, del Colegio Episcopal y del Romano Pontífice es inalienable, ya que está arraigada en la estructura jerárquica de la Iglesia establecida por Cristo” (n. 70). Con ese principio y fundamento tan claro y contundente, sobraban este sínodo y todos los demás. Ahí seguimos.

Y así llegamos al Documento final del Sínodo de la Sinodalidad, publicado el pasado 26 de octubre de 2024. Una vez más denuncia el clericalismo, pero incluyendo esta vez en la denuncia ¡también a los laicos!, colmo clerical: “El clericalismo, fomentado tanto por los mismos sacerdotes como por los laicos, genera un cisma en el cuerpo eclesial que fomenta y ayuda a perpetuar muchos de los males que hoy denunciamos” (n. 74). ¿Algún camino concreto para superar el sistema clerical del poder sagrado, excluyente, masculino y célibe? Ninguno. Vuelve a ensalzar a la mujer, pero para mejor subordinarla: “No hay nada en las mujeres que les impida desempeñar funciones de liderazgo en las Iglesias: lo que viene del Espíritu Santo no debe detenerse”. Pero prosigue: “Sigue abierta la cuestión del acceso de las mujeres al ministerio diaconal. Es necesario un mayor discernimiento a este respecto” (n. 60).

En conclusión: Después de 12 años de papado, de cuatro sínodos, de múltiples Instrumenta laboris, síntesis sinodales, Exhortaciones apostólicas postsinodales, después de muchas esperanzas o sueños primaverales, de tanto documento, texto y voto, de tanta palabra, palabra y palabra, cuando el otoño llegaba a su cénit, la cosecha es nula. Los padres sinodales (las madres del último sínodo tenían la voz y el voto impedidos) no se atrevieron a liberarse de ideas, normas y privilegios del pasado. No se dejaron inspirar e impulsar por el Espíritu de la transformación permanente de todas las cosas, el Espíritu de la fraternidad-sororidad universal, el Espíritu de la “buena novedad” (Evangelio) que anunció Jesús. No meditaron suficientemente aquellas palabras que pronunciaron sus labios proféticos, su lengua libre y arriesgada: “El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no es apto para el reino de Dios” o el Aliento vital (Lc 9,62). El arado tropieza, la tierra no respira y se malogra la primavera, el nuevo pan de la Pascua universal.

Pero no, el sol amanece cada día, la luna brilla cada noche, el otoño camina al descanso, en el silencio del invierno germinará la espiga, celebraremos la Pascua. Queremos vivir y seguiremos caminando, seguiremos compartiendo el camino hecho de muchos y diversos caminos. Y, cada vez que el Espíritu sinodal así nos inspire, deberemos hacer caso omiso del Derecho Canónico, inmóvil e inamovible, para que la vida siga y crezca.

 

José Arregi, Aizarna, 26 de diciembre de 2024

 

[1] Cf. https://josearregi.com/es/al-papa-francisco/

[2] https://josearregi.com/es/100-dias-de-papado/

[3] Cf. https://josearregi.com/es/?s=cuatro+s%C3%ADnodos+y+el+clericalismo+intacto