FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA
SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA
ESTAMOS EN LARREA,4 - 48901 BARAKALDO

BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA

lunes, 14 de abril de 2014

Comunicado de CRISMHOM ante las declaraciones de Monseñor Jesús Catalá, obispo de Málaga


Ante las declaraciones de Mons. Jesús Catalá, obispo de Málaga, no queremos quedarnos callados ni tampoco entrar en una espiral de condena y reproches mutuos.

Sentimos una especial preocupación por los adolescentes y jóvenes cristianos que a consecuencia de estas palabras pueden no desarrollar adecuadamente su identidad y ver frustradas no sólo sus aspiraciones más profundas de vivir la comunión con otra persona, sino también ver restringidos sus derechos más fundamentales como es el de formar una familia.

En nuestra comunidad hemos vivido como muchas personas han sentido una auténtica liberación cuando han podido vivir su sexualidad sin los prejuicios que les habían inculcado en sus familias y en sus comunidades de fe. Y no sólo una liberación psicológica o afectiva, sino el inicio de una nueva relación con Dios en que la orientación sexual ya no es un problema sino un don recibido y asumido con gratuidad.
Como comunidad cristiana queremos invitar a nuestros Jóvenes LGTB a que descubran que la fuente primera y única del amor entre dos personas es Dios. Que vivir este amor entre dos personas, sean de diferente o del mismo sexo, es la experiencia más maravillosa humanamente hablando y la expresión más fidedigna del amor de Dios tal como se nos ha manifestado en Cristo Jesús.
Por eso, os invitamos a que desoigáis mensajes que poco tienen que ver con La Buena Noticia de Jesús. Vivid con libertad y con todas las consecuencias el amor cristiano. NO tengáis miedo al amor, un amor que desde Jesús está destinado a mantenerse y a crecer mediante las alegrías y los dolores de la vida cotidiana, de forma que los cónyuges se conviertan en un solo corazón y en una sola alma y juntos alcancen su perfección humana. El amor entre dos personas es un amor total, fiel y exclusivo, pero que no termina en el egoísmo de la propia pareja sino que lo hace fecundo y generoso hacia los demás.
Seguidores y seguidoras de Jesús: no dejéis que palabras de unos hombres que han decidido no casarse ni tener hijos y por lo tanto están faltos de la autoridad moral de la experiencia para hablarnos de la vida familiar y conyugal emponzoñen lo más puro que puede surgir entre dos personas: el amor. No tengáis miedo a ser seguidores y seguidoras LGTB de Jesús, y vivid este seguimiento con todas sus consecuencias. No dejéis que os castren en vuestra afectividad, en vuestros grandes deseos de comunión y de vida compartida.
Junta Directiva CRISMHOM

Dios al límite José M. Castillo, teólogo

Enviado a la página web de Redes Cristianas
Semana Santa. Hablemos de Dios. A fin de cuentas, es el tema central de estos días, el motivo último que justifica estas vacaciones, por supuesto en los países y culturas de tradición cristiana. Aunque también es verdad que el asunto Dios no anda boyante en los tiempos que corren. Pero, por el motivo que sea, para mucha gente sigue siendo importante. Y, para no pocas personas, muy importante.
Pues bien, quienes estén habituados a manejar la Biblia habrán advertido que, como ha hecho notar un biblista conocido, Ulrich Luz, el grito a Dios contra Dios es central en la religiosidad de los salmos judíos. El ejemplo más conocido, en este sentido, es el Salmo 22, 2: Jesús grita su dolor y su abandono en el último momento de su vida en este mundo (Mt 27, 46; Mc 15, 34). Y grita alto y claro, no resignado o sumiso a Dios. Por eso viene bien recordar el testamento que dejó escrito un judío que murió, en 1943, en el gueto de Varsovia: “Creo en el Dios de Israel, aunque él haya hecho todo lo posible para que no crea… Dios ocultó su rostro al mundo. Las hojas en las que escribo estas líneas (voy a) encerrarlas en la botella vacía y esconderlas aquí entre los ladrillos de la pared maestra, debajo de la ventana. Si alguien las encuentra un día y las lee, entenderá quizá el sentimiento de un judío – ¡uno de tantos millones! – que murió como abandonado de Dios, ese Dios en el que cree tan firmemente”.
Los evangelios nos recuerdan varias veces que Jesús murió gritando fuerte (Mt 27, 46. 50), dando voces (Mc 15, 34. 37). Gritaba, desde su fe sin duda, pero también desde su desamparo, en la oscuridad y la soledad que sentía al irse de este mundo. Como el judío que dejó la botella con su testamento en el gueto de Varsovia, Jesús seguía buscando y anhelando a Dios, cuando se veía al límite de sus fuerzas y en el límite último de la vida.
En el fondo, es el problema de la fe. De ahí que una de las preguntas más serias, que, en la situación actual de España tenemos que hacernos es la siguiente: ¿pueden creer en Dios personas que, desde el puesto que ocupan o el cargo que desempeñan, están haciendo posible y llevando adelante una política económica de la que se sigue, sin más remedio, la desigualdad creciente entre los ciudadanos hasta el extremo de que, mientras unos pocos se enriquecen escandalosamente, la gran mayoría se hunde en la pérdida de derechos sociales y de seguridad en casi todos los ámbitos de la vida? Si es que lo de Dios y lo de Jesús representa algo en nuestras vidas, tenemos que plantear esta pregunta (y tenemos que decirle esto a la gente) por la sencilla razón de que, con el Evangelio en las manos, lo que está sucediendo en España es la profesión de ateísmo más fuerte, más clara y más cruel que se puede producir.
Vamos a decirlo claro y sin miedo. El Evangelio afirma sin rodeos: “No podéis servir a Dios y al dinero” (Mt 6, 24). Y eso quiere decir que enriquecerse unos a costa del sufrimiento de otros, además de codicia, es la demostración más clara de que el “dios”, en el que se ha puesto la fe, es el dinero. Y eso, desde el punto de vista religioso, es la declaración más descarada y cruel de ateísmo que se puede hacer. ¿Y luego vamos todos a misas, procesiones, bodas, bautismos y comuniones? ¿Y hasta decimos que tenemos las manos limpias y la conciencias tranquila? Europa es ahora mismo el campo de cultivo del ateísmo más fértil y más voraz que se ha visto en los últimos tiempos. Esto es insoportable. Y si nos callamos, nos hacemos cómplices de lo que está pasando y de lo que nos queda por pasar, que seguramente es más, y más desagradable de lo que ya llevamos en nuestras espaldas. La vida se le está haciendo cada día más dura y más difícil a millones de españoles.
Por no pensar en la espantosa desgracia de las pobres gentes de otros países y de otros continentes cuyo sufrimiento clama al cielo. Porque es un sufrimiento que se podría evitar, per no se evita porque “nuestro dios” nos lo prohíbe. ¡No hay derecho! ¡Basta ya! ¿Hasta cuando tendremos que estar danzando en esta macabra danza de los ateos cuyo ateísmo no es una cuestión de ideas o argumentos, sino el festín de la codicia que se alimenta y se mantiene con el dolor, la vergüenza y la muerte de los más desgraciados? 

Silencio vergonzoso y cobarde de nuestros obispos Álvaro Ruiz de Vergara

Que nadie se extrañe, ni espante, de la dureza de mis palabras. Acabo de leer un artículo en Religión Digital, (RD), de su director José Manuel Vidal, en el que comenta el silencio de los obispos sobre las palabras que se oyeron en la homilía del mal llamado Funeral de Estado, (me remito a lo que he escrito sobre este tema), sobre la guerra civil española, sus causas, y las similitudes encontradas con la situación de hoy. Y añade, que “obispos afines a Blázquez no se reconocen en la homilía que dio Rouco”, como también aseguró que «a veces el silencio de los obispos es más significativo que las palabras, y en este caso no es un silencio que calla y otorga, sino todo lo contrario, es de desaprobación».
Lo que voy a escribir no se refiere solo, ni de modo determinante, a este caso. Quiero hacer una reflexión sobre el modo cómo nuestros obispos gestionan su prudencia, su solidaridad a los colegas en el episcopado, y su falso, falsísimo, sentido de lo que llaman “comunión” eclesial, y, todavía más, como es lógico, tratándose de lo que algunos llamarán “comunión episcopal”. (Quiero dejar bien claro que se puede ser sincero y claro sin ser desleal, algo que yo no quiero ser con mi obispo D. Antonio María. Por eso insisto en que lo que pienso es para todas las relaciones entre obispos, y la posibilidad o no de comentarios críticos de unos sobre las declaraciones y opiniones de los ostros, cuando éstas sean públicas).
La misión episcopal es una de las más nobles y dignas tareas a la que puede dedicarse un cristiano. Es, evidentemente, una tarea pastoral, que dice y trata, sobre todo, de la relación de un pastor con su rebaño, tomados los dos términos en el sentido bíblico, que no tiene ninguna connotación peyorativa de borreguismo o seguidismo acrítico. El obispo es el que anuncia a sus fieles, con autoridad, el Kerigma, es decir, a Cristo resucitado como fuente de Vida, de Salvación y de Sentido en la existencia. Se debe, sobre todo, a sus fieles, mucho más que a sus pares. La camaradería episcopal no tiene por qué ser una de las notas más predominantes en la pastoral episcopal.
Además es preciso, y no debería ser necesario, recordar que el Evangelio, y la Palabra de Dios, en general, sigue siendo la norma principal del comportamiento del cristiano, también del obispo. Así que señalaré brevemente algunos rasgos llamativos en el modo de comportarse de Jesús y de los apóstoles:

Jesús no se inhibía, o así nos los presentan los evangelistas, que es lo mismo, cuando quería decir algo claro y que no dejara dudas. Así llamaba “hipócritas, sepulcros blanqueados, coláis el mosquito y os tragáis el camello”, a los sumos sacerdotes, escribas y fariseos, y no se cortaba nada de mandar “decir a esa zorra”, lo que fuera, refiriéndose al rey Herodes. Y que el compromiso con la verdad de Jesús, por encima de la pulidez de las formas, era incuestionable, nos los confirma la escena de su indignación contra los jefes del templo de Jerusalén cuando, harto de los abusos, derriba mesas y puestos comerciales del chiringuito que, con permiso de los jerifaltes del culto judío, habían montado los mercaderes en el patio de los gentiles. Y no olvidemos que uno de los mayores insultos proferidos contra un papa lo pronunció Jesús, al llamar “Satanás” a Pedro: “apártate, Satanás”. (Mt 16-23)
Igual comportamiento encontramos en los apóstoles, y, de modo general, en la Iglesia primitiva. No solo discutían con vehemencia, como comprobamos en el relato del así llamado Concilio de Jerusalén, sino que no tuvieron ningún problema en contarlo, como podemos leer en “Los Hechos de los Apóstoles”. No escondían nada. Como cuando Pablo, enfadado por la tardanza de Marcos en una de las misiones itinerantes, aun sin culpa por parte del compañero, pidió, y no lo ocultaron, “que no le mandaran más ese muchacho a otra misión”. Se trataba, evidentemente, de una muestra de intolerancia del todavía joven Pablo, pero sucedieron ambas cosas: que la tuvo públicamente, y que no la ocultaron. ¡Igualito que las diferencias entre nuestros obispos!.
Pedro, Pablo y Santiago no tuvieron empacho en mantener sus opiniones y posicionamientos aun con cierta tirantez. Y cuando Pedro quiso ocultar su excesivo temor a los conservadores de Jerusalén, Pablo no lo entendió como prudencia, sino como cobardía y mal ejemplo. Y, en medio de la asamblea, (“delante de todos”, dice el texto), se lo afeó. (Gal 2, 11-14).

Si Pablo no tiene reparo en abroncar a Pedro delante de los fieles, y no solo entre apóstoles, ¿por qué nuestros obispos tienen tantos remilgos entre ellos, o así lo parece, que es igual, y no hacen partícipes al pueblo fiel de sus diferencias y discusiones? ¿Es que nos íbamos a escandalizar? Más bien nos escandaliza la actitud medrosa, y la continua búsqueda de lo políticamente correcto en las relaciones entre prelados. Eso no tiene nada de evangélico. Habría que pedir a Roma, que por ahora es la que marca la elección de obispos, que obsequiara al pueblo de Dios, para ese ministerio, más que de hombres correctos y cumplidores, de carrera, de hombres evangélicos, sabios, prudentes, sí, pero valientes, más preocupados con la verdad que con oscuros intereses de cuerpo. Pienso que el pueblo fiel tiene derecho a ser pastoreado por hombres recios en sus actitudes, por encima de una pulida, aunque hipócrita corrección, mal entendida como educada.
Artículo del blog “El guardián dle Aréopago”

De si es posible en España el cambio sin violencia Jaime Richart, Antropólogo y jurista


Enviado a la página web de Redes Cristianas
Cuando en la vida pública se habla de violencia sólo se piensa en la agresión física, no en la violencia moral que oprime el ánimo, daña la mente y enferma el espíritu; esa violencia que, cuando es grave y sostenida, percute intensamente la violencia material. Sin embargo aquélla, la violencia moral, pese a que la ley penal la reconoce en la coacción, en la sevicia o en la extorsión tiene escasa repercusión al lado de la física pese a que a menudo socava gravemente la paz en el trato ordinario de la pareja o la deseable en la convivencia de la sociedad en general.
Se condenan y señalan fácilmente el insulto o la afrenta verbal, pero no se condenan ni se castigan la opresión o la ofensa que encierran la mentira, el engaño, el cinismo y el abuso de poder. Y resulta prácticamente inoperante la denuncia de esas actitudes y conductas ante un juez o tribunal como inductoras de violencia de ambas clases.
Para despejar la incógnita de si son posibles cambios profundos en la sociedad española sin recurrir a la violencia, no hay más remedio que empezar por asentar la premisa de que la violencia moral es la causa de la causa de la violencia física en la mayoría de los casos, en correspondencia con la ley de la física acción-reacción. La conocida como “violencia de género” responde a menudo al mismo binomio, y la historia general es precisamente una sucesión de ejemplos de esta naturaleza en la que tal ley se transmuta en ley social.
Violencia moral hay en el acaparamiento del dinero y en la súbita riqueza en perjuicio de los que sufren gravísimas carencias. Violencia moral hay en el menosprecio de la inteligencia común. Violencia moral hay en mentir a la ciudadanía y en la torpe intención de engañarla. La peor violencia moral es la que emana de las propias instituciones y de los poderes públicos, la que encierran formas desmañadas de hacer justicia para no perjudicar el interés de los poderosos ni a ellos mismos, siendo en cambio implacable con los socialmente débiles…
La sociedad española necesita cambios, cambios muy profundos. Pero todos pasan por un cambio de mentalidad, un cambio en la manera de pensar y especialmente de pensar la vida pública. Tanto por parte de los gobernantes como de los gobernados. La mentalidad es decisiva. Entiendo por mentalidad un conjunto de ideas culturales, un sentido de las cosas, un tipo de sensibilidad que está ahí pero ni siquiera aspira a extenderse. Es la ideología la que quiere imponerse. La mentalidad precede a la ideología y se distingue de ésta porque es más honda, excluye los clichés y las consignas y va asociada a la más sensibilidad, concepto más abstracto. Pero ocurre que los cambios de mentalidad son lentos, medidos en lustros, décadas o siglos. Mucho más lentos en las clases dirigentes que en la masa ciudadana. La ley escrita y la función de las instituciones oficiales se retrasan siempre respecto a costumbres y necesidades materiales y morales del individuo. Por eso los cambios verdaderamente efectivos sólo pueden producirse por una suerte de sinergia entre las élites y las clases populares. Si no se produce esa sinergia, resulta inevitable la confrontación entre el poder y los poderdantes constituidos en “pueblo”.
Para que en España haya un asomo de sinergia y cambio de mentalidad, el primer gesto de la clase política debiera ser (obviando ante todo el rechazo y superación de la corrupción generalizada) reducirse significativamente su retribución, suprimir el aforamiento y otros privilegios. El segundo, y ya que preocupa tanto la protocolaria condena de la violencia etarra y otras, condenar solemnemente esa misma clase toda presión, toda injerencia, toda influencia en el desempeño de su función, sobre el poder judicial. Sólo así se aplacarían los ánimos de las masas ciudadanas. Ya que se ven obligadas a soportar la mayor carga de la crisis, la sobriedad de sus dirigentes y políticos les exhortaría a sobrellevarla con menos frustración y violencia. Si eso se llevase a cabo efectivamente, podríamos decir que empezaba una nueva aurora, un país con nueva mentalidad; un país que habría superado la peor crisis vista con perspectiva histórica: la que encierra la decadencia antesala de la decrepitud política y social que vertiginosamente planea sobre las cabezas de la mayoría. Los siguientes pasos se darían por sí solos. Los países europeos a los que miramos a menudo con secreta envidia han seguido a lo largo del tiempo más o menos esas transformaciones.
Esos países, a diferencia de lo que sucede en España donde ni la guerra civil ni la dictadura han sido realmente selladas, han conservado además en la memoria genética dos pavorosas guerras mundiales que les ha servido de escarmiento. Aquí sólo ha escarmentado más de medio país. En los países europeos la violencia material es prácticamente inexistente. Cada ciudadano es policía de la mentalidad reinante. España, mejor dicho, sus políticos, la prensa y demás medios audiovisuales, puesto que estos últimos se dedican tanto o más a opinar que a informar, debieran firmar un pacto conjunto para promover cuanto antes esos cambios institucionales y sobre todo y por encima de todo, a marchas forzadas, un cambio de mentalidad…
10 Abril 2014

Nota de prensa: Una sentencia judicial impide el desalojo de una familia que ocupó una vivienda vacía del Banco Santander Stop Desahucios Granada


* Stop Desahucios frena en seco la voracidad de este banco que el pasado año ganó 7.000 millones de euros
* La juez considera que el estado de precariedad de la familia impide que los hechos sean constitutivos de delito penal
Una sentencia promulgada recientemente por una juez titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Granada, que decreta el archivo de las actuaciones por la vía penal en un caso de ocupación de vivienda por extrema necesidad, sienta jurisprudencia frente a las agresiones de los bancos contra las familias que carecen de vivienda y ocupan una de los cientos de millares que la banca tiene vacías.

Stop Desahucios Granada 15 M acaba de obtener una nueva victoria ante el Banco de Santander, que pretendía poner en la calle a un joven matrimonio sin recursos y con un hijo de 18 meses, que ocupan desde el pasado octubre una vivienda propiedad de este banco, quien previamente se la había adjudicado arrebatándosela a otra familia a la que desahució.
La juez del titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Granada ha resuelto el procedimiento a favor del joven matrimonio argumentando que las actuaciones para la ocupación de esa vivienda vacía “….no son hechos constitutivos de infracción penal”, ya que a la vista de lo argumentado por la defensa de los denunciados -dice la sentencia-, “…. queda acreditada la situación , de un lado de precariedad en la que se encuentran, ambos sin trabajo y carentes de recursos económicos y con un hijo de 18 meses de edad, y de otro, que pese a sus adversas circunstancias están llevando a cabo actuaciones para salir de esa situación, a través de las instituciones públicas”.
La sentencia crea un importante precedente jurídico frente a tantos atropellos como están cometiendo los bancos al quitar un techo a millares de familias sin recursos que viven en la calle y no tienen otra salida que ocupar una de las centenares de miles de viviendas vacías que tienen la banca española, rescatada con el dinero de todos.
El recurso oportunamente planteado por el abogado de Stop Desahucios Granada José Antonio Iglesias ante el Juzgado de Instrucción número 2 de Granada, ha frenado en seco las intenciones del Santander, que el pasado año obtuvo unos beneficios netos superiores a 7.000 millones de euros.
Juana y Pedro, los dos jóvenes en exclusión social y su hijo de poco más de un año, vivían en la calle hasta que a principios de invierno, cuando el frío arreció, accedieron a esta vivienda desabitada sita en la calle Pasaje Francisca de Alba, en la barriada Casería de Montijo, de la que el Santander pretendía desalojarles. Ellos encontraron el piso en estado semiruinoso, sin puertas ni grifería y lleno de cascajo; lo limpiaron y lo acondicionaron, instalaron el cableado eléctrico y el agua, pusieron puertas y cristales a las ventanas y efectuaron otras muchas reparaciones hasta hacer la vivienda habitable.
Y además, como expresa la sentencia dictada a su favor desde el Juzgado de Instrucción nº 2 , “…expresan su intención de regularizar la situación en la que se encuentran, con la entidad bancaria en cuestión, titular del piso ocupado por los denunciados, a fin de satisfacer a la misma una cuantía de ‘alquiler social’, por ellos procedente”- dice la juez.
Sin perjuicio de que el Banco Santander pueda recurrir esta sentencia a través de la vía civil, el precedente creado invalida este tipo de denuncias por la vía de lo penal y prolonga el procedimiento durante un tiempo indeterminado durante el que, dice el abogado de Stop Desahucios, “…. ya se verá como luchamos para que esa familia tenga siempre un hogar donde alojarse y vivir dignamente”.
Por el momento, que se augura bastante largo, Juana, Pedro y su hijo de año y medio, tienen un techo donde cobijarse.