FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA
SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA
ESTAMOS EN LARREA,4 - 48901 BARAKALDO

BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA

miércoles, 19 de diciembre de 2018

El cardenal Burke arremete contra la cumbre anti-abusos del Papa Francisco

RELIGIÓN DIGITAL
(Cameron Doody).

- La vasta mayoría de la Iglesia universal está firmemente detrás de la cumbre anti-abusos que el Papa Francisco ha convocado para febrero, pero no el cardenal Raymond Burke. El purpurado estadounidense continúa poniendo pegas al pontificado de Bergoglio, esta vez afeándole que "convocar reuniones y desarrollar nuevos documentos y tal no resolverá el problema" de la pederastia. LEER NOTICIA

Salesianos Cruces consigue el Premio Vasco a la Gestión Avanzada

- Por: José Ángel Díaz


Este reconocimiento se entregó el pasado 12 de diciembre a las 7 de la tarde en el Palación Euskalduna de Bilbao en el marco de la Gala del Premio Vasco a la Gestión Avanzada.




 
1
2
3
4
5
SALESIANOS CRUCES ha obtenido la A de plata- Premio Vasco a la Gestión Avanzada. Este premio reconoce a las organizaciones más avanzadas en sus prácticas de gestión y que buscan la satisfacción equilibrada de todos sus grupos de interés, clientes, personas trabajadoras, accionistas y de la sociedad en general. 

Según reconocía el club de Evaluación Euskalit: “Salesianos Cruces  es un centro educativo que responde, según una visión del humanismo cristiano: a la formación competencial e innovadora de sus alumnos/as, que  tiene en cuenta las expectativas razonables de los padres/madres, y que con un equipo de personas  cualificado en sus competencias e ilusionado en el Proyecto Educativo del Centro y con recursos materiales suficientes, contribuye a fomentar la convivencia y a la construcción de su   entorno social en la zona de Cruces”.

Esta organización utiliza el Modelo de Gestión Avanzada como referente para evaluar y mejorar su sistema de gestión, y se ha hecho merecedora de este premio tras recibir una evaluación externa realizada por miembros del Club de Evaluación de EUSKALIT. 






Premio vasco a la gestión avanzada
Para promocionar y divulgar la importancia de la Gestión Avanzada como elemento clave de competitividad entre las organizaciones vascas se ha creado el Premio Vasco a la Gestión Avanzada.

Estos reconocimientos del Gobierno Vasco son alcanzados por aquellas empresas, centros de educación, centros sanitarios y otras organizaciones de Euskadi que demuestran un determinado nivel de desarrollo o avance en sus prácticas de gestión. EUSKALIT es la entidad encargada de la administración de estos reconocimientos.

El propósito de estos reconocimientos es doble:
  • Identificar a las organizaciones más avanzadas en gestión para que sirvan de estímulo y referencia a otras.
  • Reconocer públicamente el esfuerzo realizado por estas organizaciones y el grado de avance de su gestión que han alcanzado.

La obtención de estos reconocimientos supone una demostración previa por parte de una organización de haber alcanzado un determinado grado de desarrollo de su sistema de gestión. 

Acompañar a vivir - 4º domingo de Adviento, Ciclo C

MI CABALLO DE CARTÓN


col koldo

Agradezco a los Reyes Magos que de pequeño me regalaran el caballo de cartón que les pedí y no la muñeca que descansaba en los zapatos de al lado. Mi hermana nunca sacó ese caballo de mi particular establo. Ningún hermano abrimos por curiosidad su maletín de la “Señorita Pepis”. No todo pasado fue peor. No se confundieron necesariamente Sus Majestades de Oriente al cargar y ordenar los paquetes en los camellos y dromedarios. 
Agradezco a mis padres que nunca me regalaran una pistola. Cuando la pistola deja de ser de plástico destruye la vida. Otra cuestión muy diferente es el juguete de género. El género sostiene la vida. El juguete puede ser o no neutro. El juguete de género no auspicia machismo. El adulto sin prejuicios no nace necesariamente sacando a pasear de niño el carrito de las muñecas, sino con una educación basada en valores de sagrado respeto y sentido de la justicia y la equidad. Está bien la muñeca en las manos que la abrazan, está bien el caballo de cartón bajo el cuerpo infantil que lo cabalga. La inocencia puede ser también cuestionada al inmiscuirse padres y educadores en el terreno de las preferencias lúdicas del pequeño o la pequeña.
Los juguetes pueden tener género, al igual que tanto en la vida tiene género, al igual que el magnetismo de los cuerpos celestes se sirve de dos fuerzas diferentes, al igual que la electricidad necesita polo positivo y negativo para calentar nuestros hogares ahora que ya comienza a rugir el invierno. Los niños son sagrados, sus juegos también. Nos busquemos autoridad en las estanterías de sus habitaciones, tampoco en las de sus mentes. No somos quiénes para colocarles nuestras preferencias en sus armarios. Si entramos en ese territorio, que sea para fomentar una creatividad siempre respetuosa con su sensibilidad e inclinaciones. No conviene imponerles nuestros esquemas mentales. 
No hay razón para alejar el rosa de las niñas o el azul de los niños. Dice el clásico del ocultismo por nombre “Kybalión” que el género está en todo: “Todo tiene sus principios masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos” El género también puede reflejarse en el juguete y no hay razón para condenarlo, no hay motivo para el escándalo. La niña puede peinar el rubio de la muñeca, el niño puede hacer avanzar el camión de bomberos por el piso con todas sus sirenas encendidas y la hogareña escena puede ser hermosa. Sobre el hogar de la familia no pende precisamente esa amenaza del juego de género. Hay género cuando somos grandes, luego también cuando pequeños. No hay nada de negativo en el género, todo lo contrario, sin esa diferencia de género ninguno estaríamos leyendo estas letras, ninguno de nosotros/as existiríamos. Esa complementariedad y atracción sostienen la vida. 
La discriminación de la mujer es una lacra que estamos obligados a combatir. La supremacía de género constituye un atentado a la Vida y un freno al progreso humano. Iguales por supuesto en derechos, ¿quién osará a estas alturas cuestionarlo?, pero no necesariamente iguales en inclinaciones, sentimientos, pensamientos... Esa diferencia es la que nos acerca mutuamente, la que nos une en el ámbito físico, emocional y mental. No conviene exacerbar esa diferencia, pero tampoco ningunearla. 
La ley del género no está expuesta a las controversias del tiempo, las modas y las circunstancias. Podemos polemizar sobre ella, pero nos hará poco caso. Nos guste más o menos, la ley del género es, reina en la naturaleza, gobierna soberana por supuesto también entre los humanos. No hay por lo tanto, razón para rasgarnos las vestiduras con el juguete tradicional, ni para ganarnos a los Reyes Magos u Olentzero para nuestro particular credo. Vía libre a la imaginación infantil. Rueden a su antojo los carritos de las muñecas, rueden los caballos de cartón sin necesidad de levantar señal de “stop” en ninguna moqueta. 

MUJERES PROFETAS


col depalma
En este domingo de Adviento la liturgia nos propone recordar el encuentro de dos mujeres portadoras de las promesas de Dios: Isabel y María. La anciana y la joven, la que recibe la herencia del Antiguo Testamento y la que inicia una nueva era. La que camina por las montañas y las ciudades y la que espera en casa. Las dos llenas del Espíritu Santo. Las dos radiantes de alegría. Las dos con la certeza de que las palabras anunciadas por Dios se cumplen en ellas y por tanto en la historia de un pueblo y de una tradición de fe.
Para ellas ya han pasado las dudas y no es tiempo de preguntas o de aclaraciones acerca del cumplimiento de las promesas. Ahora se están realizando. La historia contará entre sus páginas, en el centro de la historia, la acción de Dios en la vida de estas mujeres parientes.
Varias interpretaciones de este texto afirman que María salió de su casa para solidarizarse con su prima embarazada avanzada en edad. Pero el texto no dice nada de eso. Sino que se trata de una visita (¿“Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?”). Ellas hablan de aquello tan extraordinario que ha pasado, que está pasando, cantan y alaban a Dios. Parece más bien como si María fuera en busca de una pariente y amiga que pueda comprender lo que está pasando y con la que pueda hablar y alabar a Dios por sus obras en ellas.
Isabel, efectivamente, está en la misma sintonía ya que también en ella se está haciendo realidad la Palabra anunciada. Sabe lo que pasa y, al verla, le grita: “eres feliz”. María se anima y no puede sino cantar las alabanzas al Dios de toda la historia, repitiendo un canto de Ana, otra mujer que reconoce la acción de Dios en la historia. Y reconocen la una en la otra la bendición: “tú eres bendita”. Y surge la alabanza, el canto, la liturgia.
Las palabras de Isabel y de María son consideradas anuncios proféticos de una acción profunda de Dios en la historia de Israel y del mundo. A la vez, especialmente las palabras de Isabel y el canto del Magníficat, son una expresión contundente de la acción poderosa del Dios que interviene y toma partido en el devenir de los acontecimientos.
Estas mujeres del relato pueden ser así una provocación para nuestras celebraciones de Adviento: nos animan a reconocernos bendecidos, a hablar y a cantar a un Dios que interviene en la historia y cuyas promesas se cumplen. Y a descubrir que nuestra vida concreta se vuelve parte de la larga historia de un pueblo bendecido por Dios.
Y son un modelo para nosotras, mujeres, para mirarnos las unas a las otras y reconocernos bendecidas, y compartir la alegría que tenemos, sin lugar para dudas. Son un modelo que nos anima a tomar una palabra litúrgica y profética; y a celebrar la alegría de la vida, la alegría del “Espíritu que nos llena” (v.41) y la alegría de lo inesperado que se hace realidad.
En resumen: bendición, palabra y canto

MARÍA MANIFIESTA LA PRESENCIA DIVINA


col fraymarcos
Lc 1, 39-45
Durante el Tiempo de Navidad, vamos a leer una y otra vez lo que se llama “el evangelio de la infancia”. Esos textos no podemos tomarlos como si fueran crónicas de sucesos. Son teología narrativa. Que el texto se ajuste más o menos a los hechos, que sea totalmente inventado o que tenga como fundamento mitos ancestrales, no tiene importancia ninguna. Lo importante es descubrir el mensaje que el autor ha querido transmitir. Si fueran noticias de un suceso, nos daríamos por enterados y punto. Si son teología, nos obliga a desentrañar la verdad que sigue siendo válida. Es uno de los textos más denso y más profundo de Lc.
Hemos leído los textos desde una perspectiva equivocada. Ni María sabía que había engendrado al “Hijo de Dios” ni Isabel que llevaba en su seno al Precursor. No tiene ninguna verosimilitud que noventa años después del suceso, alguien se acuerde de una visita a una prima, mucho menos que recuerde las palabras que se dijeron. No digamos nada si imaginamos a María, arrancándose con el magníficat, recitado palabra por palabra. No, el relato nos está trasmitiendo lo que pensaban los cristianos de finales del siglo primero.
En el texto. Todo son símbolos. La primera palabra en griego es ‘anastasa’, que significa levantarse, resurgir, y que se ha pasado por alto en la traducción oficial. Es el verbo que emplea el mismo Lc para indicar la resurrección. Significa que María resucita a una nueva vida, y sube a la “montaña”, el ámbito de lo divino. Una madre da la vida al hijo. En este caso es el Hijo el que da vida a la madre. Inmediatamente, la madre lleva al que le ha dado esa vida, a los demás, es decir da a luz al Hijo. Eckhart decía con gran atrevimiento: todos estamos preñados de Dios y la principal tarea de todo cristiano es darle a luz.
La visita de María a su prima simboliza la visita de Dios a Israel. La subida de Galilea a Judá nos está adelantando la trayectoria de la vida pública de Jesús. También el Arca de la alianza recorrió el mismo camino por orden de David. Lo sublime, María y Jesús, se digna visitar a lo pequeño, Isabel. El Emmanuel se manifiesta en el signo más sencillo, una visita. El AT y el nuevo se encuentran y se aceptan. Todo acontece fuera del marco de la religiosidad oficial. Desde ahora, a Dios lo debemos encontrar en lo cotidiano, donde se desarrolla la vida. Jesús, ya desde el vientre de su madre, empieza su misión, llevar a otros la salvación y la alegría.
La escena quiere decir que la verdadera salvación personal siempre repercutirá en beneficio de los demás; si alguien la descubre, inmediatamente la comunicará. La salvación no puede quedar encerrada en uno mismo; si es verdadera, la llevaremos a donde quiera que vayamos, aún sin proponérnos­lo. La visita comunica alegría (el Espíritu), también a la criatura que Isabel llevaba en su vientre. Una vez más descubrimos el empeño por dejar a Juan por debajo de Jesús. Por dos veces se nos dice que saltó la criatura en su vientre.
Si leemos con atención, descubriremos que todo el relato se convierte en un gran elogio a María. Y es el mismo Espíritu el que provoca esa alabanza: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!” ¿Cuántas veces hemos repetido esta alabanza? “¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?” “Dichosa tú que has creído”. Creer no significa la aceptación de verdades, sino confianza total en un Dios, que siempre quiere lo mejor para el ser humano. A continuación, María pasa al elogio de Dios con el canto del Magníficat.
Lo que intentan estos relatos de la infancia de Jesús, es presentarlo como una persona de carne y hueso, aunque extraordinaria ya desde antes de nacer. Cuando afirmamos que esos relatos no son históricos no queremos decir que Jesús no fue una figura histórica. El NT hace siempre referencia a una historia humana concreta, a una experiencia humana única. Sin esa referencia al hombre Jesús, el evangelio carecería de todo fundamento. Ahora bien, el lenguaje que emplea cada uno de los evangelistas es muy distinto. Basta comparar los relatos de Mt y Lc con el prólogo de Juan, para darnos cuenta de la abismal diferencia.
La novedad que se manifiesta en María no elimina ni desprecia la tradición, si no que la integra y transforma. El relato está haciendo constantes referencias al AT. En ningún orden de la vida, debemos vivir volcados hacia el pasado porque impediríamos el progreso. Pero nunca podremos construir el futuro destruyendo nuestro pasado. El árbol no crece si se cortan las raíces. Lo nuevo, si no integra y perfecciona lo antiguo, nunca prosperará.
A la vivencia de Jesús, hace referencia la carta de Pablo. Jesús no es un extraterrestre, sino un ser humano como nosotros, que supo responder a las exigencias más profundas de su ser. La clave está en esa frase: "Aquí estoy para hacer tu voluntad”. No se trata de ofrecer a Dios “dones” o “sacrificios”. Se trata de darnos a nosotros mismos. Esa actitud es propia de una persona volcada sobre lo divino que hay en ella. Pablo contrapone la encarnación al culto. Dios no acepta holocaustos ni víctimas expiatorias. Solo haciendo su voluntad, damos verdadero culto a Dios. En Jn, dice Jesús: “Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre”.
Los primeros cristianos no llegaron a la conclusión de que Jesús era Hijo de Dios porque descubrieron la “naturaleza” de Dios y la de Cristo y vieron que coincidían, sino porque descubrieron que Jesús cumplió, en todo, la voluntad de Dios. Hacía presente a Dios en lo que era y lo que hacía. Para el pensamiento semítico, ser hijo no era principalmente haber sido engendrado sino el reflejar lo que era el padre, cumplir su voluntad, ser imagen del padre. Esa fidelidad al ser del padre era lo que convertía a alguien en verdadero hijo. Descubrir esto en Jesús, les llevó a considerarlo, sin ninguna genero de duda, Hijo de Dios.
Esa voluntad no la descubrió Jesús porque tuviera hilo directo con Dios. Como cualquier mortal, tuvo que ir descubriendo lo que Dios esperaba de él. Siempre atento, no solo a las intuiciones internas, sino también a los acontecimien­tos y situaciones de la vida, fue adquiriendo ese conocimiento de lo que Dios era para él, y de lo que él era para Dios. ‘La voluntad de Dios’ no es algo venido de fuera y añadido. Es nuestro ser en cuanto proyecto y posibilidad de alcanzar su plenitud. De ahí que, ser fiel a Dios, es ser fiel a sí mismo.
En todas las épocas, y todos los seres humanos han intentado hacer la voluntad de Dios, pero era siempre con la intención de que el “Poderoso” hiciera después la voluntad del ser humano. Era la actitud del esclavo que hace lo que su dueño le manda, porque es la única manera de sobrevivir. Es una pena que después del ejemplo que nos dio Jesús, los cristianos sigamos haciendo lo mismo de siempre, intentar comprar la voluntad de Dios a cambio de nuestro servilismo. En esa dirección van casi todas las oraciones, los sacrifi­cios, las promesas, votos, etc. que las personas “religiosas” hacemos a Dios.
Salvación y voluntad de Dios son la misma realidad. Jesús, como ser humano, tuvo que salvarse. Para nuestra manera de entender la encarnación, esta idea resulta desconcertante. Creemos que salvarse consiste en librarse de algo negativo. La salvación de Dios no consiste en quitar sino en poner plenitud. En todo ser humano está ya la plenitud como un proyecto que tiene que ir desarrollando. Jesús llevó ese proyecto al límite. Por eso es el Hijo de Hombre, hombre acabado, hombre perfecto. Por eso hace presente a Dios, por eso es Hijo.
        
Meditación-contemplación
¡Dichoso tú, si de verdad, confías!
María lleva a Jesús a su prima Isabel.
Antes de darle a luz, ya lo manifiesta a los demás.
La semilla divina ya está dentro de ti.
Si la dejas crecer se manifestará fuera.


TRES EJEMPLOS Y UN ANUNCIO


col sicre

Cuando falta poco para la Navidad, las lecturas nos ofrecen tres ejemplos excelentes para vivir el sentido de esta fiesta y un mensaje de esperanza.
El ejemplo de Isabel: alabanza, asombro, alegría (Lucas 1,39-45)
Aunque en el relato del evangelio la iniciativa es de María, poniéndose en camino hacia un pueblecito de Judá, los verdaderos protagonistas son Isabel, la única que habla, y Juan, el hijo que lleva en su seno. Es este el primero en reaccionar, antes que su madre. En cuanto oye el saludo de María (Lucas no cuenta qué palabras usó para saludar) da un salto en el seno de Isabel. Esta, llena de Espíritu Santo, expresa los sentimientos que debe tener cualquier cristiano ante la presencia de Jesús y María.
Alabanza (“¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!”). El Antiguo Testamento recoge la alabanza de algunas mujeres, pero por motivos muy distintos. Yael es proclamada “bendita entre las mujeres” por haber asesinado a Sísara, general de los enemigos; Rut, por haber elegido a Booz, a pesar de no ser joven; Abigail, por haber impedido a David que se tomara la justicia por su mano; Judit, por haber matado a Holofernes y liberado a Israel; Sara, la esposa de Tobit, por haber abandonado a sus padres para venir a vivir con la familia de Tobías. ¿Qué ha hecho María para que Isabel la bendiga? El relato de la anunciación lo deja claro: ha aceptado el plan de Dios (“he aquí la esclava del Señor”) y eso la ha convertido en madre de Jesús o, como dirá Isabel, en “la madre de mi Señor”. Motivo más que suficiente de alabanza.
Asombro (“¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?”). La forma de expresarse Isabel, tan personal, recuerda lo que escribió san Pablo a los Gálatas a propósito de la muerte de Jesús: “Me amó y se entregó a la muerte por mí”. Se deja en segundo plano el valor universal de la encarnación y de la muerte para destacar lo que significan para mí. La Navidad, celebrada año tras año durante siglos, corre el peligro de convertirse en algo normal. No nos asombramos de esta venida de Jesús a mí, como si fuera la cosa más lógica del mundo. Buen momento para detenernos y asombrarnos.
Alegría (“la criatura saltó de gozo en mi vientre”). Lucas termina por donde empezó: hablando de la reacción de Juan. Pero ahora añade que el salto en el vientre de su madre lo provocó la alegría de escuchar el saludo. Los textos de los domingos anteriores han insistido en el tema de estar siempre alegres. Lo específico de este evangelio es que la alegría la provoca la presencia de María y de Jesús.
Estos tres sentimientos los inspira, según Lucas, el Espíritu Santo; ya que generalmente no lo tenemos tan presente como debiéramos, es este un buen momento para pedirle que los infunda también en nosotros.
El ejemplo de María: fe
Las palabras de Isabel, que comienzan con una alabanza de María y de Jesús, terminan con otra alabanza de María: “¡Dichosa tú que has creído!” Y esto debe hacernos pensar en la grandeza del misterio que celebramos. No es algo que se pueda entender con argumentos filosóficos ni demostrar científicamente. Es un misterio que exige fe. Para muchos, como decía el cardenal Newman, la fe es “la capacidad de soportar dudas”. Para María es fuente de felicidad. Lo será siempre, a pesar de las terribles pruebas por las que debió pasar. En ese camino misterioso de la fe, ella se nos ofrece como modelo.
El ejemplo de Jesús: cumplir la voluntad de Dios (Hebreos 10,5-10)
En la mentalidad del pueblo, y de gran parte del clero de Israel, lo más importante en la relación con Dios era ofrecerle sacrificios de animales y ofrendas. En el fondo latía la idea de que Dios necesita alimentarse como los hombres. Los profetas, y también algunos salmistas, llevaron a cabo una dura crítica a esta mentalidad: lo que Dios quiere no es que le ofrezcan un buey o un cordero, sino que se cumpla su voluntad. Esta idea la recoge el autor de la Carta a los Hebreos y la pone en boca de Jesús (“Aquí estoy para hacer tu voluntad”), completándola con otra idea: los sacrificios de animales no tenían gran valor, había que repetirlos continuamente. En cambio, cuando Jesús se ofrece a sí mismo, su sacrificio es de tal valor que no necesita repetirse. Los sacrificios de animales pretendían establecer la relación con Dios, sin conseguirlo plenamente. El sacrificio de Jesús establece esa relación plena al santificarnos.
Al mismo tiempo, el ejemplo de Jesús nos enseña a poner el cumplimiento de la voluntad de Dios por encima de todo, de acuerdo con lo que repetimos a menudo: “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”.
Un anuncio (Miqueas 5,1-4)
La primera lectura es un breve oráculo del libro de Miqueas, famoso porque lo cita el evangelio de Mateo cuando los magos de Oriente preguntan dónde debía nacer el Mesías. El texto se dirige a personas que han vivido la terrible experiencia de la derrota a manos de los babilonios, el incendio de Jerusalén y del templo, la deportación, la desaparición de la dinastía davídica. La culpa, pensaban muchos, había sido de los reyes, los pastores, que no se habían comportado dignamente y habían llevado a cabo una política funesta. En medio del desánimo y el escepticismo, el profeta anuncia la aparición de un nuevo jefe, maravilloso, que extenderá su grandeza hasta los confines del mundo y procurará la paz y la tranquilidad a su pueblo. Pero no será como los monarcas anteriores, será un nuevo David. Por eso no nacerá en Jerusalén, sino en Belén.
Resumen
Lo que relaciona las lecturas de este domingo es la misión de Jesús y los frutos que produce. La de Miqueas anuncia que su misión consistirá en ser jefe (pastor) de Israel, procurándole al pueblo la tranquilidad y la paz. En la Carta a los Hebreos, su misión es cumplir la voluntad del Padre; gracias a eso ha restaurado nuestra relación con Dios, nos ha santificado. En el evangelio, la misión no la lleva a cabo Jesús, sino María; su simple presencia provoca una reacción de alabanza, asombro y alegría en Isabel y Juan.

Homofobia en la Iglesia: “La que tiene que salir del armario es la estructura eclesial”


Jesús Bastante

Las declaraciones del Papa en un libro recordando que los homosexuales no pueden ser ordenados sacerdotes encienden la polémica sobre la exclusión del colectivo LGTBI en la Iglesia católica
“Los mismos que exigen celibato, afirman sin ningún rubor que los homosexuales no pueden ser considerados para el sacerdocio porque no son capaces de una vida célibe”, sostiene el jesuita y escritor José María Rodríguez Olaizola
Los colectivos LGTBI cristianos lamentan las palabras del Pontífice, que “son LGTBIfóbicas y han sido efectuadas desde el prejuicio y el desconocimiento”
··· Ver noticia ···

Reflexión: Evangelio en una sociedad plural


Evaristo Villar

evaristo-villar2
Ante la diversidad social, el Evangelio siempre puede ofrecer una buena base moral y política para el diálogo; pero, en momentos de retorno e incertidumbre como los que estamos viviendo, está llamado a proyectar “espacios de esperanza”
Una sociedad variopinta. Cuando salgo de mi mismo y abro los ojos me encuentro con una rica variedad de rostros. En mi propia casa y en la calle, en el transporte público y en la escuela, en los centros de sanidad y deportivos…
··· Ver noticia ···

José Ignacio López Vigil: “A la Iglesia conservadora le conviene Pablo porque su teología mete culpa y miedo, y así controlas a la sociedad”


Jesús Bastante

“HAY QUE SACUDIR LA MANTA Y REPENSAR LA FE DESDE LOS EVANGELIOS Y NO DESDE LAS CARTAS DE PABLO”

“Los jóvenes desenganchan (…) pero no en las sectas católicas como Opus Dei, Legionarios, que son, realmente, anti-evangelio”
José Ignacio López Vigil es activista y teólogo de la liberación, además de muchas otras cosas. Junto a su hermana, María López Vigil, ha logarado popularizar la teología en Latinoamérica, con libros como “Un tal Jesús”. Ahora viene a presentarnos “Frente a frente. Santiago apóstol y María Magdalena”, pero también a hablar de la Iglesia, de sus miedos, sus teologías… y de la esperanza.
··· Ver noticia ···

Evangelio y política: Herodes y Pilatos

José M. Castillo, teólogo
Castillo1
Fuente: Teología sin censura.

En los evangelios se relatan dos episodios tremendos, que se nos suelen pasar desapercibidos, pero que dan mucho que pensar. Herodes, en una noche de fiesta y juerga, degolló a Juan Bautista (Mc 6, 14-29 par). Pilatos, sin saber por qué, mandó asesinar a unos galileos que ofrecían un “sacrificio” (Lc 13, 1-5). Herodes y Pilatos, dos criminales sin entrañas, dueños de la vida y de la muerte de sus súbditos, de acuerdo con las conveniencias del poder político, tal como este poder se ejercía en la Antigüedad.
Según los evangelios, esto es lo que hacían los políticos en tiempos de Jesús. Atrocidades que (sin pensarlo mucho) ahora nos parecen cosas de otros tiempos y, por supuesto, intolerables. Sin embargo, a mí por lo menos, hay algo en estos relatos que me resulta más chocante. No me refiero a lo que dicen los dos relatos criminales, que acabo de mencionar. Estoy pensando en lo que no dice esos relatos tan injustos, tan sanguinarios, tan brutales.

¿A qué me refiero? Jesús se enteró de ambas noticias. Y no protestó. Ni denunció ante el pueblo lo que aquella pobre gente tenía que soportar y el peligro constante que les amenazaba. Al menos, en los evangelio no se dice ni palabra del enfrentamiento y la denuncia profética, que, a juicio de una conciencia honesta, se tendría que haber hecho, con libertad y valentía, por aquellas atrocidades injustificables.
¿Jesús fue cobarde? ¿Fue incoherente? ¿Se hizo cómplice, con su silencio, de aquella política criminal? No. Y mil veces “No”. Protestar dónde y cuándo “se tiene derecho a protestar” es exactamente lo mismo que perder el tiempo. Los que mandaban entonces – y los que mandan ahora – sabían entonces y saben ahora que los manifestantes, que tienen derecho a manifestarse, no les quitan el sueño, ni les van a obligar a portarse como gente honesta. Porque la honestidad (para los que mandan) consiste precisamente en permitir “lo que está permitido”, que es “manifestarse”.

Y es que, volviendo al Evangelio, la “causa de Jesús” no estuvo en lo que dijo (o dejó de decir) ante Herodes, ante Pilatos o ante la gente. El problema está en lo que hacemos y decimos ante los “hombres de la religión”, Ante los que han hecho de la religión el “instrumento de poder” más oculto y más eficaz. Precisamente cuando todo el mundo piensa que la religión está en crisis.
Está en crisis lo que dicen los curas. Lo que no está en crisis es lo que se callan los “hombres de la religión”. Los que han hecho del Evangelio una religión. Es decir, han convertido el “anhelo de justicia” (eso es el Evangelio) en “anhelo de poder” (eso es la religión). Es el anhelo que todos tenemos y en el que tiene su consistencia el sistema.


Por eso el sistema sabe que a la religión no se le toca. Y esa fue, ni más ni menos, la tentación suprema que superó Jesús (Mt 4, 8-10 par). El Evangelio va por otro camino. Exactamente el camino opuesto. Por eso Jesús nació en un pesebre y murió colgado de un palo, la cruz de los más indeseables. Y si ese era su proyecto, ¿de qué podía servir decirles a Herodes y a Pilatos que eran criminales? Lo que Jesús le dijo a la gente, cuando se enteró del crimen de Pilatos, no fue gritar que tenía que cambiar el gobernante tirano, sino afirmar que quienes tenían que cambiar eran los gobernados sumisos: “si no cambiáis de vida, vais a terminar todos igual” (Lc 13, 3). La sociedad no se arregla cambiando a los políticos, sino cambiándonos nosotros, los que vivimos anhelando, no la justicia que necesita el mundo, sino la sumisión al que nos manda lo que más nos gusta.