FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

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ATALAYA

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viernes, 6 de diciembre de 2013

Inspectoría: Fallece el padre de Guzmán Martín

s.juan de la peña (58)
JOSÉ MARTIN HERRERA.
Falleció el día 5 de Diciembre del 2013 a los 86 años de edad en Vitoria.

Agradecemos el regalo de su vida. Creemos en el DIOS-CON-NOSOTROS, en el DIOS DE LA VIDA.
A ÉL SE LO CONFIAMOS a través  DE NUESTRA MADRE, MARÍA AUXILIADORA, y por medio de nuestra oración.

La capilla con el cuerpo presente y la incineración han sido en el TANATORIO “VITORIA-GASTEIZ”, Plaza de Gamarra, nº 4.
El funeral se ha celebrado en la Parroquia de SAN FRANCISCO DE ASÍS, calle Fermín Lasuen, nº 4, Vitoria,  hoy, 6 de Diciembre de 2013 a las 19´30 horas.
Desde aquí acompañamos en el sentimiento a Guzmán y a toda su familia, al tiempo que rezamos por el eterno descanso de su padre.

Denuncian que obispos peruanos estarían complotando contra Papa Francisco (Vídeo de 2´36´´)

Panamérica

Un grupo de sacerdotes denunciaron a una cadena extranjera que un grupo de obispos están echando a los curas que manifiesten compartir las creencias del Sumo Pontífice. Los tres sacerdotes indicaron que hay una red conservadora en todo Latinoamérica que está conspirando en contra del Papa y su lucha contra la corrupción, la pedofilia y el enriquecimiento ilícito que pulula en la Iglesia Católica. Denunciaron que esos grupos, incluso obligan a los fieles a pagar sus gastos incumpliendo el mandato de austeridad de Francisco.

El “Tea Party” acusa a Francisco de marxismo por la “Evangelii Gaudium”



Lombardi: “Yo respondo a las preguntas que merecen la pena tomar en serio”
“El Papa deja ver muy claro que no sabe de lo que habla”, afirma un conocido locutor ultraconservador
La oposición a Francisco se abre camino lentamente. Y desde posturas alejadas de lo eclesial y centradas en el ultraliberalismo económico y político. Si al principio las críticas al nuevo Papa vinieron de sus gestos, de su forma de hablar, de su apertura, ahora la condena va al fondo de su pensamiento, y en especial su primer documento programático, la “Evangelii Gaudium”. “Lo que dice el Papa es puro marxismo”, ha denunciado Rush Limbaugh, conocido locutor estadounidense y una de las estrellas mediáticas del “Tea Party”.

“Es triste ver cuán equivocado está el papa Francisco (a no ser que sea una traducción errónea deliberada hecha por izquierdistas) (…) Es vergonzosa y desconcertante. Es triste porque este Papa deja ver muy claro que no sabe de lo que habla cuando se trata del capitalismo, socialismo, y así sucesivamente”, comentó en su programa que alcanza los 15 millones de oyentes en el país estadounidense.
“Lo que vemos aquí, es que alguien ha escrito esto por él o lo ha influenciado. Es puro marxismo lo que sale de la boca del Papa (…) Esto es casi una declaración acerca de quién debería controlar los mercados financieros. No soy católico, pero conozco lo suficiente como para saber que habría sido inconcebible que un Papa creyera o dijera esto hace tan sólo unos años”, dijo Limbaugh. “Pero, de todas formas, lo que vemos aquí, es que alguien ya sea ha escrito esto por él o lo ha influenciado”, añadió Limbaugh.
Limbaugh en especial mostró su desacuerdo con las críticas que el Papa hizo respecto a la “cultura de la prosperidad”, la cual el pontífice llamó un “simple espectáculo” para las muchas personas que no pueden participar.
“Esto es casi una declaración acerca de quién debería controlar los mercados financieros”, dijo Limbaugh. “Él afirma que la economía global requiere del control del gobierno”.
Por su parte, el portavoz de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi, explicó a los periodistas que la exhortación Evangelii Gaudium del Papa Francisco “debe ser leída y comprendida en su naturaleza” y no a desde las críticas que ciertos economistas han vertido sobre el documento.
Durante una conferencia de prensa celebrada en el Vaticano, un periodista preguntó a Lombardi sobre una presunta relación entre el texto del Santo Padre y el Marxismo. El jesuita desestimó este vínculo: “Yo respondo a las preguntas que merecen la pena tomar en serio”, dijo.
“Está claro que a la luz de la reciente Exhortación Apostólica hay distintas opiniones de algunos economistas o personas que tienen una determinada visión de las relaciones económicas y sociales. Pero me parece claro que la Exhortación debe ser leída y comprendida en su naturaleza y en el espíritu y el enfoque que el Papa ha elegido para tratar los problemas de la pobreza y de la justicia en el mundo”, añadió.

El papa ante las estructuras que matan Carlos Ayala Ramírez

En la primera exhortación apostólica del papa Francisco, Evangelli gaudium (La alegría del Evangelio), se plantea —entre otros desafíos fundamentales— la necesidad y urgencia de que todas las comunidades asuman una “siempre vigilante capacidad de estudiar los signos de los tiempos”. Se trata, según el papa, de una responsabilidad grave, ya que algunas realidades del presente, si no son bien resueltas, pueden desencadenar procesos de deshumanización difíciles de revertir más adelante.
Es preciso, por tanto, “esclarecer aquello que pueda ser un fruto del Reino y también aquello que atenta contra el proyecto de Dios” (n. 51). Para la Gaudium et spes, del Concilio Vaticano II, los “signos de los tiempos” se definen como aquellos grandes hechos, acontecimientos y actitudes o relaciones que caracterizan a una época. Revelan, además, tanto las causas y los efectos de los eventos como las esperanzas y preocupaciones de hombres y mujeres de una etapa histórica determinada.
Entre los signos de estos tiempos, el papa señala tres hechos de carácter estructural que deben ser motivo de preocupación e interpelación para personas y pueblos. En primer lugar, la precariedad de vida de las mayorías. Sobre este aspecto explica que “la humanidad vive en este momento un giro histórico, que podemos ver en los adelantos que se producen en diversos campos. Son de ala-bar los avances que contribuyen al bienestar de la gente, como, por ejemplo, en el ámbito de la salud, de la educación y de la comunicación”. Sin embargo, añade, “no podemos olvidar que la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro tiempo vive precariamente el día a día, con consecuencias funestas. Algunas patologías van en aumento. El miedo y la desesperación se apoderan del corazón de numerosas personas, incluso en los llamados países ricos. La alegría de vivir frecuentemente se apaga, la falta de respeto y la violencia crecen, la inequidad es cada vez más patente. Hay que luchar para vivir y, a menudo, para vivir con poca dignidad” (n. 52).
En segundo lugar, el predominio de una economía que mata. Para el papa, “así como el mandamiento de no matar pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’”. No puede ser, agrega, “que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida” (n. 53).
Finalmente, el tercer hecho denunciado por Francisco es el de la violencia. Señala que “se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres, pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión”. Añade que “cuando la sociedad —local, nacional o mundial— abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz” (n. 59).
Ahora bien, ¿cuáles son las causas de estos hechos? La exhortación explica al menos tres: la idolatría del dinero, la absolutización del mercado, y el desprecio y rechazo a la ética. Para el obispo de Roma, “una de las causas de esta situación se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades. La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32, 1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano” (n. 55).
Este totalitarismo del capital, según la exhortación, está directamente vinculado con los mecanismos y absolutización del mercado. El documento lo expresa críticamente en los siguientes términos: “Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas” (n. 56).
Otra causa de fondo explicada en el documento está relacionada con la falta de una ética social que posibilite una buena economía y una buena política. En el mundo actual, afirma el papa, “la ética suele ser mirada con cierto desprecio burlón. Se considera contraproducente, demasiado humana, porque relativiza el dinero y el poder. Se la siente como una amenaza, pues condena la manipulación y la degradación de la persona” (n. 57). En definitiva, “la ética lleva a un Dios que espera una respuesta comprometida que está fuera de las categorías del mercado”.
Pero los signos de los tiempos no tienen que ver solo con lo que atenta contra la vida y deshumaniza, sino también con las presencias salvíficas y humanizadoras, que asumen los males del mundo como desafíos a ser superados (n. 84). En este sentido, Francisco habla de una presencia de Dios que acompaña en la historia y en la vida cotidiana, promoviendo la solidaridad, la fraternidad, el deseo de bien, de verdad, de justicia. Esa presencia “no debe ser fabricada, sino descubierta, develada. Dios no se oculta a aquellos que lo buscan con un corazón sincero, aunque lo hagan a tientas, de manera imprecisa y difusa” (n. 71).

Y recuerda que el Evangelio “nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y sus reclamos, con su alegría que contagia en un constante cuerpo a cuerpo”. En fin, para el papa Francisco, un signo de los tiempos decisivo para los seres humanos es que “el Hijo de Dios, en su encarnación, nos invita a la revolución de la ternura” (n. 88). Despertar a la realidad, comprometernos con sus desafíos y vivir como hombres y mujeres de esperanza (siguiendo el camino de la plena humanización) son algunos de los mensajes centrales de esta exhortación.

¿Una justicia sin venda, sin balanza, sólo con la espada? Leonardo Boff, Teólogo y Filósofo


Enviado a la página web de Redes Cristianas

A la justicia tradicionalmente se la representa con una estatua que tiene los ojos vendados para simbolizar la imparcialidad y la objetividad; con una balanza para simbolizar el equilibrio y ponderación, y con una espada, la fuerza y la coerción para imponer el veredicto.
Al analizar el largo proceso de la Causa Penal 470 que juzgó a los implicados en la denominada compra de votos para proyectos del gobierno del PT, en medio de un montaje de espectáculo mediático, destacados juristas de diversas tendencias han criticado la falta de imparcialidad así como el carácter político de la sentencia.

No vamos a entrar en el fondo de la causa penal 470 que acusó a 40 personas. Admitamos que hubo delitos, sujetos a las penas de la ley. Pero todo el proceso judicial debe cumplir con dos reglas básicas del derecho: presunción de inocencia y, en caso de duda, ésta debe favorecer al acusado.
En otras palabras, nadie puede ser condenado sin evidencia material consistente, no puede serlo por indicios y deducciones. Mientras hay duda, se beneficia al acusado para evitar condenas erróneas. La Justicia como institución desde tiempos inmemoriales fue establecida exactamente para evitar que se hiciera ajusticiamiento por la propia mano y se condenase a personas inocentes, pero teniendo siempre en cuenta estos dos principios fundamentales.
En algunos Magistrados de nuestra Corte Suprema no parece haber prevalecido esta norma básica del Derecho Universal. No soy yo quien lo dice, sino destacados juristas de distintas procedencias. Me valgo de dos de notable saber y gran respetabilidad entre sus pares. Me abstengo de citar las críticas del notable jurista Tarso Genro por ser del PT.
El primero es Ives Gandra Martins, 88 años, jurista, autor de decenas de libros, profesor de la Mackenzie, del Estado Mayor del Ejército y de la Escuela Superior de Guerra. Políticamente se encuentra en el polo opuesto al PT sin que ello menoscabe su imparcialidad. El 22 de septiembre de 2012 en la Folha de São Paulo (FSP) en una entrevista de Mónica Bergamo con referencia a la condena de José Dirceu por conspiración dijo claramente: todo el proceso que yo he leído no contiene ninguna prueba. La condena se hizo basándose en indicios y deducciones, usando una categoría jurídica cuestionable utilizada en la época del nazismo, la “teoría del dominio del hecho”. José Dirceu, por la función que ejercía “debería saber”. Excluyendo las pruebas materiales y negando el principio de presunción de inocencia y el “in dubio pro reo “, se le enmarcó dentro de esa teoría. Claus Roxin, jurista alemán que profundizó esta teoría, en una entrevista a la FSP del 11/11/2012 alertó sobre el error del STF al haberla aplicado sin pruebas. De forma displicente, la Ministra Rosa Weber dijo al dar su voto: “No tengo prueba cabal contra Dirceu, pero voy a condenarlo porque la literatura jurídica me lo permite”. ¿Qué literatura jurídica? ¿La de los nazis o la del conocido jurista del nazismo Carl Schmitt? ¿Puede una jueza del Supremo Tribunal Federal permitirse tal liviandad ético-jurídica?
Gandra es contundente: “Si yo tengo la prueba material del crimen, no necesito la teoría del dominio del hecho para condenar”. Pero dicha prueba no fue presentada. Los jueces se quedaron con los indicios y las deducciones. Advierte de la “inseguridad jurídica monumental” que se puede aplicar a partir de ahora. Si cualquier subordinado comete un delito y acusa al director, a éste se le puede aplicar la “teoría de dominio del hecho”, porque “debería saber”. Basta esta acusación para condenarlo.
Otro notable jurista es Antônio Bandeira de Mello, 77 años, profesor de la Universidad Pontificia Católica de Sao Paulo, PUC-SP, en la misma FSP del 22/11/2013, afirma: “Ese juicio estuvo viciado de principio a fin. Las condenas fueron políticas. Se hicieron porque así lo determinaron los medios de comunicación. En realidad, el Supremo funcionó como la longa manus de los medios. Era un punto fuera de la curva”.
Escandalosa y autocrática, sin consultar a sus pares, fue la determinación del magistrado Joaquim Barbosa. En principio, los condenados deben cumplir su condena lo más cerca posible a sus hogares. “Si yo fuera del PT” ―dice Bandeira de Mello― “o de la familia, pediría que el presidente del Supremo fuese procesado. Parece más partidista que hombre imparcial”. Eligió el día 15 de noviembre, día de fiesta nacional, para llevar a Brasilia, de forma ostentosa en un avión militar, a los prisioneros, encadenados e incomunicados. José Genuino, enfermo y a quien se le había desaconsejado volar, podría haber visto su vida puesta en peligro. Puso a todos en prisión cerrada, incluso a aquellos que deberían estarían en prisión semiabierta. Los detuvo ilegalmente antes de concluir el proceso con el análisis de “embargos infractores”.
El animus condemnandi (el deseo de condenar) y de alcanzar letalmente al PT es innegable en las actitudes apresuradas e irascibles del Magistrado Barbosa. Y todavía tuvimos que defenderlo contra tantos prejuicios que oímos de muchas partes debido a su ascendencia afrobrasilera. Contra eso afirmo siempre: “todos somos africanos”, porque fue allí donde irrumpimos como especie humana. Pero no aceptamos las arbitrariedades de este magistrado, culto pero enrabietado. Con el Magistrado Barbosa la Justicia quedó sin venda porque no fue imparcial, abolió la balanza porque no fue equilibrado. Sólo usó la espada para castigar, incluso contra los principios del derecho. No honra su cargo y empequeñece la más alta instancia jurídica de la Nación.
Él, como dice san Pablo a los romanos: “aprisionó la verdad en la injusticia” (1,18). La frase completa del Apóstol la considero demasiado dura para aplicársela al magistrado.
Leonardo Boff ha sido profesor de Ética en la universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ) y ha escrito Etica y Moral: en busca de los fundamentos, Vozes 2003.
Traducción de Mª José Gavito Milano

Muere Nelson Mandela, el hombre que liberó a la Sudáfrica negra John Carlin



Mandela manejó la política con maestría combinando un encanto infinito, nacido de la enorme seguridad en sí mismo, principios inflexibles, visión estratégica y pragmatismo
Nelson Mandela llegó temprano a trabajar el 11 de mayo de 1994, al día siguiente de tomar posesión como primer presidente negro de Sudáfrica. Andando por los pasillos desiertos, adornados con acuarelas enmarcadas que ensalzaban las hazañas de los colonos blancos en la época de la Gran Marcha, se detuvo ante una puerta.

Había oído ruido dentro, así que llamó. Una voz dijo: “Entre”, y Mandela, que era alto, alzó la mirada y se encontró ante un inmenso afrikaner llamado John Reinders, jefe de protocolo presidencial durante los mandatos del último presidente blanco, F. W. de Klerk, y su predecesor, P.W. Botha. “Buenos días, ¿cómo está?”, dijo Mandela, con una gran sonrisa. “Muy bien, señor presidente, ¿y usted?”. “Muy bien, muuuy bien…”, replicó Mandela. “Pero, si me permite preguntar, ¿qué está haciendo?”. Reinders, que estaba metiendo sus pertenencias en cajas de cartón, respondió: “Me estoy llevando mis cosas, señor presidente. Me cambio de trabajo”. “Ah, muy bien. ¿Y dónde se va?” “Vuelvo al departamento de prisiones. Trabajé allí de comandante antes de venir aquí a la presidencia”. “Ah, no”, sonrió Mandela. “No, no, no. Conozco muy bien ese departamento. No le recomiendo que lo haga”.
Mandela, poniéndose serio, trató entonces de convencer a Reinders de que se quedase. “Mire, nosotros procedemos del campo. No sabemos cómo administrar un organismo tan complejo como la presidencia de Sudáfrica. Necesitamos la ayuda de personas experimentadas como usted. Le pido, por favor, que permanezca en su puesto. Tengo intención de no cumplir más que un mandato presidencial, y entonces, por supuesto, usted será libre de hacer lo que quiera”. Reinders, tan asombrado como encantado, no necesitó más explicaciones. Mientras meneaba la cabeza, perplejo y admirado, empezó, poco a poco, a vaciar las cajas.
Reinders, cuyos ojos se llenaban de lágrimas al recordar la anécdota algún tiempo después, me contó que, durante los cinco años que trabajó junto a Mandela, viajando por todo el mundo con él, no recibió más que muestras de cortesía y amabilidad. Mandela le trató siempre con el mismo respeto que al presidente de Estados Unidos, el papa o la reina de Inglaterra, quien, por cierto, le adoraba. El primer presidente negro de Sudáfrica debía de ser la única persona del mundo, tal vez con la excepción del duque de Edimburgo, que siempre la llamaba “Elizabeth”, o al menos el único que podía hacerlo sin que se lo reprocharan. (Un amigo mío que estaba cenando un día con él en su casa de Johannesburgo recordaba que apareció una criada con un teléfono inalámbrico. Era una llamada de la reina de Inglaterra. Con una gran sonrisa, Mandela se acercó el auricular y exclamó: “¡Ah, Elizabeth! ¿Cómo estás? ¿Cómo están los chicos?”)SEGUIR LEYENDO EN EL PAIS

Domingo 8 de diciembre, 2º de Adviento: recorrer caminos nuevos José Antonio Pagola

 


Por los años 27 o 28 apareció en el desierto del Jordán un profeta original e independiente que provocó un fuerte impacto en el pueblo judío: las primeras generaciones cristianas lo vieron siempre como el hombre que preparó el camino a Jesús.
Todo su mensaje se puede concentrar en un grito: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”. Después de veinte siglos, el Papa Francisco nos está gritando el mismo mensaje a los cristianos: Abrid caminos a Dios, volved a Jesús, acoged el Evangelio.

Su propósito es claro: “Busquemos ser una Iglesia que encuentra caminos nuevos”. No será fácil. Hemos vivido estos últimos años paralizados por el miedo. El Papa no se sorprende: “La novedad nos da siempre un poco de miedo porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos y planificamos nuestra vida”. Y nos hace una pregunta a la que hemos de responder: “¿Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido capacidad de respuesta?“.
Algunos sectores de la Iglesia piden al Papa que acometa cuanto antes diferentes reformas que consideran urgentes. Sin embargo, Francisco ha manifestado su postura de manera clara: “Algunos esperan y me piden reformas en la Iglesia y debe haberlas. Pero antes es necesario un cambio de actitudes”.
Me parece admirable la clarividencia evangélica del Papa Francisco. Lo primero no es firmar decretos reformistas. Antes, es necesario poner a las comunidades cristianas en estado de conversión y recuperar en el interior de la Iglesia las actitudes evangélicas más básicas. Solo en ese clima será posible acometer de manera eficaz y con espíritu evangélico las reformas que necesita urgentemente la Iglesia.
El mismo Francisco nos esta indicando todos los días los cambios de actitudes que necesitamos. Señalaré algunos de gran importancia. Poner a Jesús en el centro de la Iglesia: “una Iglesia que no lleva a Jesús es una Iglesia muerta”. No vivir en una Iglesia cerrada y autorreferencial: “una Iglesia que se encierra en el pasado, traiciona su propia identidad”. Actuar siempre movidos por la misericordia de Dios hacia todos sus hijos: no cultivar “un cristianismo restauracionista y legalista que lo quiere todo claro y seguro, y no halla nada”. “Buscar una Iglesia pobre y de los pobres”. Anclar nuestra vida en la esperanza, no “en nuestras reglas, nuestros comportamientos eclesiásticos, nuestros clericalismos”.