FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA
SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA
ESTAMOS EN LARREA,4 - 48901 BARAKALDO

BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA

miércoles, 1 de julio de 2015

Enrique de Castro, el cura de los obreros y marginados Cristina S. Barbarroja

 

Enrique de Castro
Ya está jubilado, pero el cura rojo de Vallecas sigue siendo un referente para quienes entienden el Evangelio “como la acción social” y la Iglesia “como un foco de militancia para que la gente sea dueña de su propia historia”.
MADRID.- No deja de rebuscar algo entre sus cosas después de haber dejado en la nevera el relleno de las croquetas que ha amasado con un chorrito de brandy. “Es mi secreto”, revela. Son para la noche, para cuando la caída del sol permita cenar a sus compañeros de piso, chavales marroquíes en pleno Ramadán. De repente cae en la cuenta de lo que registraba: “Dejé de fumar hace 8 años y estaba intentado encontrar el paquete de Ducados”.··· Ver noticia ···

Jesús Bastante, periodista: “Jesucristo no estaría de acuerdo con la Conferencia Episcopal Española” Marta Borraz

 

obispos
El periodista Jesús Bastante, especialista en información religiosa, acaba de publicar un libro en el que analiza los fallos de comunicación de la institución
“Para explicar el cristianismo te lo tienes que creer y, en muchas ocasiones, en la Iglesia se anteponen los cargos o el poder al evangelio”, sostiene
Considera que el Papa Francisco “trae una revolución basada en un cambio de actitud”, pero en España “aún no se han dado cuenta de ello”.
Jesús Bastante es especialista en información religiosa y cree que el cristianismo, más que una religión, “es un sistema de valores, un modo de vida que transmite un mensaje basado en la solidaridad y el buen hacer”.··· Ver noticia ···

Laudato si José Arregui, teólogo



José Arregui1Primavera de 1225 en Asís. Francisco tiene 44 años, todo el cuerpo doliente, los ojos casi ciegos. La fraternidad pobre e itinerante que había soñado 20 años atrás se está convirtiendo en Orden poderosa, instalada en el corazón de los burgos. Su sueño ha fracasado. Se siente solo. Y presiente la muerte, que llegará año y medio después. Pero ahí, en su extremo desaliento, dice sí, se diluye su última pizca de amargura. Ahora ya se siente libre de todo, y enteramente hermano de todos sus hermanos, de la hermana Clara que está a su lado, de la hermana madre tierra, del sol y del agua, del fuego y de la muerte. Y desde el fondo de su ser, por todos los poros de su cuerpo llagado, le brota la alabanza en el dialecto romance de su bella Umbría: Laudato si, alabado seas. Y con esas palabras como estribillo compone el “Cántico del hermano sol”, singular testimonio del italiano naciente. Y de su alma singular. Muere cantando como la alondra en el cielo de Asís.

Laudato si. Es el título de la primera encíclica del papa Francisco, la primera sobre la ecología en toda la historia, y sorprendentemente profética. Evangelio luminoso para hoy en paradigma ecológico. Reconoce al Poverello de Asís como modelo, y apostaría a que las líneas maestras y las mejores páginas, numerosas, son hechura… del hermano Leonardo Boff, un hijo de San Francisco al que Juan Pablo II hizo callar. El Espíritu no calla ni deja de soplar.
El Espíritu nos abre los ojos para que viendo veamos. ¿Qué vemos? El panorama es desolador: sobrecalentamiento del planeta, cambio climático, contaminación masiva, sobreproducción de basura, cultura del descarte, pérdida de la biodiversidad, conversión del maravilloso mundo marino en cementerios subacuáticos, inminente carencia de agua potable para los más pobres, desaparición de culturas milenarias. Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últi­mos dos siglos. La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería, mientras se desperdicia un tercio de los alimentos que se producen. Si alguien observara desde afuera la sociedad planetaria, se asombra­ría ante semejante comportamiento que a veces parece suicida. Y estas predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía. (Todas estas frases, al igual que las que siguen, las tomo literalmente de la Encíclica, en otro orden y sin comillas).
¿Cuáles son las causas profundas de ese panorama desolador? Es la globalización del paradigma tecnocrático: la tecnología al servicio de los más poderosos y ricos. Es la especulación financiera. Son los intereses eco­nómicos de las corporaciones transnacionales. Es el uso intensivo de los combustibles fósiles, petróleo y gas. Es la depredación de los recursos por una visión inmediatista de la economía. Es el sometimiento de la política a las finanzas. Y la idea de un crecimiento ilimitado, la mentira de la disponibi­lidad infinita de los bienes del planeta. La consecuencia, hela ahí: el clamor de la tierra y el clamor de los pobres, un clamor único que nos reclama otro rumbo. Nos hallamos en una grave encrucijada planetaria.
¿Podemos aún hacer algo? Podemos y debemos buscar un nuevo comienzo. Necesitamos una ecología integral. (Y aquí apunto mi única crítica al escrito papal: ¿es coherente con dicha ecología integral seguir considerando, como hace, al ser humano centro y corona de toda la creación, e ignorar el gravísimo problema de la superpoblación humana del planeta? Me parecen dos serias lagunas de esta por lo demás espléndida encíclica). Necesitamos una nueva política que piense con visión amplia y no se deje someter a los poderes financieros. Y organismos internacionales y organizaciones civiles que presionen para que los gobiernos de turno no se vendan a intereses espurios, locales o internacionales. Una verdadera autoridad política mundial.

Necesitamos una economía que subordine la propiedad privada al destino universal de los bienes. Un modelo circular de producción que reemplace la utilización de combustibles fósiles por fuentes de energía renovable, y asegure recursos para todos y para las generaciones futuras, pues la tierra que recibimos pertenece también a los que vendrán. Un crecimiento sostenible para todos, que exige decrecimiento en algunas partes del mundo, pues el actual nivel de consumo de los paí­ses y de las clases más ricas es insostenible para todos. Y no olvidar que los países más ricos tienen una gravísima deuda ecológica con los países más pobres.
Necesitamos un nuevo estilo de vida más sobria, capaz de gozar con poco. Una ética ecológica fundada en el reconocimiento de que todas las criaturas están conectadas, y cada una debe ser valorada con afecto y admiración. Todos los se­res nos necesitamos unos a otros, los seres humanos y también los hongos, las algas, los gusanos, los insectos, los reptiles y la innumerable variedad de microorga­nismos.


Necesitamos una espiritualidad que descubra la mística en una hoja, en un camino, en el rocío, en el rostro del pobre, que mire el suelo, el agua, las montañas como caricia de Dios (o de la Vida o del Misterio que Es).
¿Será todo esto algo más que palabras, sueños y buenos deseos? De nosotros depende. Haz como Francisco de Asís. Basta un hombre bueno para que haya esperanza, dice el papa Francisco. La injusticia no es invencible. El amor mueve el sol y las estre­llas. El amor puede más. Que nuestras luchas y preocupaciones por este planeta no nos quiten el gozo de la esperanza. Cami­nemos cantando.