FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA
SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA
ESTAMOS EN LARREA,4 - 48901 BARAKALDO

BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Nueva intromisión política de Rouco a cinco días de su Misa de la Familia: más religión y menos catalán M.M.

“Los padres tienen derecho a que sus hijos sean educados en la lengua que ellos determinen”
Nueva intromisión de Antonio María Rouco Varela, cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, en cuestiones políticas. No sólo opina de la religión en las escuelas públicas sino que pretende marcar en qué idioma deben estudiar los alumnos.
En plena polémica por la ofensiva del ministro José Ignacio Wert contra el catalán, al jefe de los obispos no se le ocurre otra cosa que salir en defensa de su reforma educativa. “Los padres tienen derecho a que sus hijos sean educados en la lengua que ellos determinen”, ha dicho. Y añade que “es un derecho fundamental de la familia que no puede ser suplido ni negado por la autoridad”.
¿Convertirá su misa de las Familias Cristianas del próximo domingo en un mitin del PP? Por lo pronto está muy contento de que la reforma Wert proteja la asignatura de religión. Sin embargo, no le agrada tanto la decisión del Gobierno de Rajoy de no derogar la ley de matrimonios homosexuales.
Ana Botella, en el momento de recibir la Comunión de manos de Rouco Varela. (EFE)
 http://www.elplural.com/wp-content/uploads/20111230_4283737w-633x4621.jpg
Ana Botella, el año pasado en la Misa a la Familia, en el momento de recibir la Comunión de manos de Rouco Varela. (EFE)
Este domingo, Rouco convertirá de nuevo la madrileña plaza de Colón en un púlpito en el que exponer sus soflamas políticas. La misa tuvo especial relevancia durante los años en los que Zapatero estuvo en el poder y perdió fuelle el año pasado, ya con Rajoy en Moncloa.

Recensión bibliográfica sobre la obra de Benedicto XVI: La infancia de Jesús

Carlos Escudero Freire, teólogo

Introducción

He leído con la atención debida el libro de Benedicto XVI sobre la infancia de Jesús (Mateo 1-2 y Lucas 1-2). Los dos evangelios de la infancia utilizan fuentes muy distintas, con relatos y escenas cuya finalidad teológica es también muy diversa. Como conozco mejor la obra lucana, sólo voy a hacer la recensión de Lucas 1-2. Seguro que algún experto en Mateo 1-2 nos obse
quiará con otra reseña.LEER MÁS EN Koinonía

El Jesús del Papa Juan José Tamayo

En su autobiografía Mi vida (Recuerdos 1927-1977) (Ediciones Encuentro Madrid, 2005), Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) reconoce que el nombramiento de como arzobispo de Munich y Frisinga, a punto de cumplir 50 años, le impidió llevar a cabo el trabajo teológico que estaba desarrollando. “Gusté –afirma- la alegría de poder decir algo mío nuevo y, al mismo tiempo, plenamente inscrito en la fe de la Iglesia, pero evidentemente no estaba llamado a terminar esta obra.
En efecto, apenas estaba empezándola, fui llamado a otra misión”. Esto sucedía en 1977.
Cuatro años después Juan Pablo II le citaba en Roma para encomendarle la presidencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, donde permaneció casi un cuarto de siglo velando por la ortodoxia, vigilando el trabajo teológico de antiguos asesores compañeros en el concilio Vaticano II, discípulos e incluso colegas, y condenando a algunos de los más cualificados cultivadores de la teología moral, de la teología de la liberación, de la teología de las religiones o, simplemente, de la teología conciliar. En 2005 asumió el pontificado con un memorable discurso sobre la dictadura del relativismo, que constituye el guión ideológico de su pontificado.
Durante los últimos cinco años ha escrito una trilogía sobre Jesucristo: Jesús de Nazaret. 1. Desde el Bautismo a la Transfiguración (2007), Jesús de Nazaret. 2. Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección (2011) y La infancia de Jesús (2012, los tres firmados con el doble nombre de “Joseph Ratzinger-BENEDICTO XVI”, cuyos contenidos y orientación confirman su propio testimonio de alejamiento de la teología, su desconfianza hacia los métodos histórico-críticos, su desconocimiento de los estudios de sociología y de antropología cultural sobre los orígenes del cristianismo y del contexto en que surge y su falta de consideración hacia las más significativas investigaciones en torno a los Evangelios, que cuentan con un elevado grado de consenso entre los investigadores y las investigadoras.
El resultado es, a juicio de no pocos especialistas en la materia, una falta de rigor científico en el análisis de los documentos neotestamentarios y en sus reflexiones sobre el Jesús histórico. Esto se aprecia de manera especial en su reciente obra La infancia de Jesús, de la que viene haciéndose una lectura superficial centrando la atención en la idea de la no existencia del buey y la mula en el portal de Belén, de la que se han hecho eco los medio de comunicación a partir del avance informativo del Vaticano y que, por cierto, no se deduce de la lectura del libro del papa.
En esta obra Benedicto XVI se distancia de las investigaciones sobre los orígenes de Jesús, al menos en tres campos: la historicidad o no de las fuentes, la concepción virginal y el nacimiento en Belén. Existen, ciertamente otros aspectos en los que se distancia, pero yo me centraré en los tres indicados.
Las fuentes evangélicas que narran el nacimiento de Jesús, ¿son mito o historia? Benedicto XVI afirma taxativamente: “Los dos capítulos del relato de la infancia de Mateo no son una meditación expresada en forma de historia, sino al contrario: Mateo nos relata la historia verdadera (subrayado mío), que ha sido meditada e interpretada teológicamente”. Creo que el papa, al hacer esta aseveración, no tiene suficientemente en cuenta la peculiaridad del género literario de los evangelios de la infancia, que no están lejos de los relatos sobre el nacimiento, infancia y primera juventud de buena parte de las figuras históricas relevantes del mundo mediterráneo antiguo o de muchos de los héroes y figuras importantes del Antiguo Testamento. Por ello John P. Meier, autor de la magna obra en seis volúmenes Un judío marginal, ante este tipo de relatos pide la máxima cautela, que considera “más recomendable en el caso de los relatos de la infancia de los Evangelios canónicos”.
Sobre la concepción virginal, donde se expresa con más contundencia, si cabe. Tras definir a María como “la humilde virgen de Nazaret”, afirma Benedicto XVI: “María es un nuevo comienzo. Su hijo no proviene de ningún hombre, sino que es una nueva creación, fue concebido por obra del Espíritu Santo… Sólo Dios es su ‘Padre’ en sentido propio”. Más adelante, tras la mención de un texto de la cuarta égloga de Virgilio en el que se afirma “ya retorna la virgen” y que Benedicto XVI considera “una prefiguración del parto virginal”, se pregunta: ¿Es cierto lo que decimos en el Credo: ‘Creo en Jesucristo…, que fue concebido por una y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen’”, para afirmar a reglón seguido: “La respuesta en un ‘sí’ sin reservas”. Y no se queda ahí, sino que entiende la concepción y el nacimiento de Jesús de la Virgen María como elementos fundamentales de la fe cristiana.
Son estas afirmaciones no compartida por buena parte de los exegetas del Nuevo Testamento que coinciden en que el interés primario de Mateo y Lucas en este tema es teológico y no se corresponde con nuestros planteamientos modernos sobre la historicidad. Además, fuera de los relatos de la infancia de Mateo y Lucas no hay referencias explícitas –ni implícitas, según Fitzmyer- a la concepción virginal en el resto del Nuevo Testamento. En contra de la opinión de Benedicto XVI, los especialistas no consideran a María fuente directa de los acontecimientos de los que ella pudo ser protagonista. ¿De qué depende, entonces, la aceptación o el rechazo de la concepción virginal? De las ideas filosóficas y teológicas de que se parta, así como por el peso que se conceda a la enseñanza de la Iglesia.
Otro ejemplo del distanciamiento de las investigaciones es el nacimiento de Jesús en Belén. Dice Benedicto XVI: “Si nos atenemos a las fuentes y no nos dejamos llevar por conjeturas personales, queda claro (subrayado mío) que Jesús nació en Belén y creció en Nazaret”. De nuevo estamos ante una afirmación, que los métodos histórico-críticos aplicados a los evangelios de la infancia ponen en duda o desmientan fundadamente. No puede excluirse de manera categórica que Jesús naciera en Belén, pero la idea predominante en los Evangelios y en Hechos de los Apóstoles es que Jesús era de Nazaret, y solo de Nazaret. Según esto, la conciliación un tanto sospechosa o tortuosa que llevan a cabo Mateo y Lucas entre la tradición predominante de Nazaret con la tradición especial de Belén en los relatos de la infancia indica que el nacimiento de Jesús en Belén no debe interpretarse como un acontecimiento histórico, sino como una afirmación teológica bajo la forma de un relato histórico, cuya pretensión es mostrar la mesianidad de Jesús y su origen davídico.
En suma, creo que el libro de Benedicto XVI es una meditación espiritual que no tiene en cuenta debidamente la peculiaridad del género literario de los evangelios de la infancia, con una conclusión dogmática sobre la concepción virginal, que presenta como verdad histórica. Se trata de obra que, sin duda, alimentará y fomentará la piedad popular y la instalación del cristianismo en el dogma, pero hará un flaco servicio a la investigación sobre los orígenes de Jesús de Nazaret y el movimiento que puso en marcha y dio lugar al nacimiento del cristianismo.

EL PAÍS-BABELIA, 22 de diciembre de 2012, p. 2
Juan José Tamayo director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones, Universidad Carlos III de Madrid. Su última obra es Invitación a la utopía (Trotta, 2012).

Ronda la muerte, ronda Juan José Tamayo, teólogo

Enviado a la página web de Redes Cristianas
En 1971 era elegido obispo de Sâo Félix do Araguaia, en el Mato Grosso (Brasil), el misionero claretiano Père Casaldàliga, nacido en Balsereny (Barcelona) hacía cuarenta y tres años en el seno de una familia campesina. Sus insignias episcopales fueron un sombrero de paja que le entregó un líder campesino, un remo-borduna hecho de ‘pau-brasil’ por un indio tapirapé, ofrecido por el jefe de la tribu, a guisa de báculo, un anillo donado por amigos españoles, que regaló a su madre. “No tengo ningún capisayo ni pienso llevar ninguna insignia”, confesó. Y lo ha cumplido.
El mismo día de su consagración episcopal publicó una Carta Pastoral subversiva titulada Una Igreja da Amazônia em conflicto com o latifundio e a marginalizacâo, cuya difusión fue prohibida por el director de la policía federal. “En esta zona –escribía- se mata y se muere más que se vive. Matar o morir es más fácil aquí, más al alcance de todos, que vivir”.
El propósito de Casaldàliga era construir una Iglesia comprometida con las aspiraciones y reivindicaciones de los indios, posseiros y peones, sin honras ni poder, en lucha contra el latifundio y toda forma de esclavitud y, por ello, perseguida por los dueños del dinero, de la tierra y de la política, sin ‘tiburones’ ni explotadores del pueblo, formada por pequeñas comunidades de base desparramadas por las calles y sertâos, con una estructura participativa, corresponsable y democrática.
Ese modelo de Iglesia no se quedó en el papel, sino que se hizo pronto realidad en Sâo Felix, como estaba sucediendo en otras iglesias de América Latina, dando lugar al nacimiento de la iglesia de los pobres. Es esta iglesia popular la que se encuentra en la base de la teología de la liberación -guía ideológica de Casaldàliga-, que él mismo cultiva creativamente a través de sus libros de gran hondura espiritual, sentido místico, inspiración poética, denuncia profética, carácter social, actitud revolucionaria y, sobre todo, con su ejemplo de vida. Una teología que, a pesar de las permanentes condenas de Roma, sigue viva y activa en el nuevo escenario latinoamericano, y se reformula en los nuevos procesos históricos con la incorporación de protagonistas emergentes como las comunidades indígenas, campesinas, afrodescendientes, y los movimientos feministas, ecologistas, pacifistas, homosexuales, etc.
Fue en el Mato Grosso donde se despertó en él la conciencia internacionalista, hasta convertirse en el obispo más “católico” en el sentido etimológico del término: “universal”, que desarrolla a través de la defensa de las causas de los perdedores de la historia y del apoyo a los movimientos de liberación del mundo entero. Casaldàliga es, en ese sentido, un ejemplo de globalización alternativa, de la esperanza, desde abajo.
Por todo ello no tardaron en lloverle las persecuciones de todos los poderes confabulados, militares, terratenientes y políticos protectores de los latifundistas, incluido el Vaticano, tras la muerte de Pablo VI –que siempre lo protegió-. Se sucedieron las amenazas de muerte y los atentados contra su vida, en uno de los cuales fue asesinado el sacerdote Joâo Bosco. Las últimas amenazas de muerte han llevado a Casaldàliga a abandonar la modesta residencia donde ha vivido durante cuatro décadas. El desencadenante ha sido el pronunciamiento judicial que obliga a la retirada de los ocupantes no-indígenas de las tierras de Maraiwatsèdè y a su devolución al pueblo Xavante, cuyos derechos garantiza la Constitución Federal de Brasil.
Pero Casaldàliga relativiza todas las persecuciones y amenazas. La poesía es su mejor respuesta y su forma de desmitificar la muerte, como demuestra en “Romancillo de la muerte”, tan loquiano: “Ronda la muerte, ronda/ la muerte rondera ronda./ Lo dijo Cristo/ antes que Lorca./ Que me rondarás morena,/ vestida de miedo y sombra./ Que te rondaré, morena,/ vestido de espera y gloria./ Frente a la Vida,/ ¿qué es tu victoria?/… ¡Tú nos rondarás,/pero te podremos”. Es la más bella traducción del desafío de Pablo de Tarso a la muerte, cuando le dice con cierta arrogancia: “¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde tu aguijón?”.
El obispo Casaldàliga, defensor de la vida de los empobrecidos, de los posseiros, de los indígenas -todos ellos excluidos del banquete neoliberal-, es amenazado de muerte a diario ¡Qué paradoja!
El obispo catalán se sitúa en la mejor tradición de los obispos defensores de los indios en América Latina, desde Bartolomé de Las Casas hasta Leonidas Proaño, obispo de Riobamba (Ecuador), y Samuel Ruiz, obispo de Chiapas (México).
Diario EL PAÍS, 24 de diciembre, Edición de Catalunya

Belén en tu casa José Arregui, teólogo

En la Nochebuena de 1223, Francisco de Asís, el Poverello, con su corazón lleno de ternura, con su espíritu lleno de imaginación, organizó un encantador Belén viviente en Greccio, en el valle de Rieti (Italia). Belén. O Betlehem, que significa “la casa del pan” o “la casa de Lehem”, el dios del pan, pues el color y el sabor del pan son sacramento de Dios. Belén: allí veneran los judíos la tumba de Raquel, esposa de Jacob o Israel, querida matriarca judía que sigue llorando a sus hijos desterrados y a todos los hijos de todas las madres masacrados por todos los reyes Herodes. Allí nació el rey David, tan idealizado en la Biblia, pero tan poco ideal en la realidad.
En tiempo de San Francisco, la cristiandad organizaba cruzadas para conquistar aquella “tierra santa”. Morían y mataban para poder peregrinar a Belén y celebrar allí la Navidad. Francisco, el hermano de todos, cristianos o musulmanes, el hermano de todas las criaturas, animadas o inanimadas, pensó que no merecía la pena morir ni matar por ir a Belén. “Todos los lugares son Belén”, se dijo, y quiso representarlo de modo viviente en el lugar más pobre y escarpado, en una cueva de Greccio.
Se reunieron muchos hermanos y pobres campesinos de la región. “Se prepara el pesebre, se trae el heno y se colocan el buey y el asno”, cuenta una biografía de su tiempo, y prosigue: “Allí la simplicidad recibe honor, la pobreza es ensalzada, se valora la humildad y Greccio se convierte en una nueva Belén. La noche resplandece como el día, noche placentera para los hombres y los animales”. Francisco leyó el evangelio y predicó. Y cuando decía “niño de Bethleem” o “Jesús”, se pasaba la lengua por los labios como si los tuviera untados o ungidos de miel. ¡Bendito hermano Francisco!
¿Qué es Belén para nosotros hoy? Es mucho más que un lugar geográfico, por precioso que sea. El significado hace a los lugares y a todas las cosas, aunque, por otra parte, el misterio de las cosas es infinitamente mayor que el significado que les damos. ¿Qué es Belén? Es el nombre poético del misterio más bello y real, el nombre de todos los lugares donde es engendrada y cuidada la vida, donde se cuece y se comparte el pan. Por eso decimos que Jesús nació en Belén, aunque, histórica y físicamente, Jesús nació en Nazaret, en un pobre chamizo adosado al hueco de una roca, como eran entonces las casas de Nazaret. Cuando los evangelios de Mateo y de Lucas dicen que nació en Belén, quieren decir que él es el descendiente esperado del rey David, aquel que debía curar a los heridos y dar pan a los hambrientos, al contrario de lo que hicieron David y todos los reyes.
Belén es el misterio de la vida, tan frágil y divina. Jesús, María, José: un padre, una madre, un hijo. Eso es todo, eso lo es todo: el misterio del cosmos, de la Tierra y de la vida, del hombre y de la mujer, con sus alegrías y sus penas, sus amores y divorcios, sus esperanzas y miedos. Padre, madre, hijo/a. O dos padres, o dos madres, o un padre separado, o una madre separada. En la forma que sea. Allí donde nace, crece, sufre y goza la vida, allí es Belén. Y no te rompas la cabeza con que Jesús fuera hijo de “madre virgen”, pues “virgen” no tiene nada que ver con que haya o no haya relaciones sexuales. Ser “virgen” significa en la Biblia ser libre y disponible a la vez. Por su libertad y bondad de corazón engendraron José y María a Jesús (y a cuatro hijos y al menos dos hijas más, según el evangelio de Marcos).
Belén es la encarnación de Dios. Pero cuando digo “Dios”, no digo un Ser Supremo extraterrestre que se habría encarnado solo una vez en la historia del cosmos, solo en un lugar del universo, solo en un niño de esta nuestra pobre y admirable especie humana Homo Sapiens Demens. Cuando digo Dios, digo Bondad Dichosa, digo Fondo Bueno de la Realidad, digo Relación Amorosa y fecunda. Jesús lo encarnó.
Amiga, amigo: no sé si has puesto un Belén en tu casa. No importa. Tu casa es Belén, cuanto más pobre más verdadero. Y en tu pobre carne, sufriente y dichosa, tú también puedes encarnar a Dios.