FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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lunes, 12 de septiembre de 2016

Nuevos Salesianos, con los jóvenes y para los jóvenes

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- Por: Xabi Camino



En clima de fiesta y alegría, con profundos sentimientos de acción de gracias a Dios, el 8 de septiembre, natividad de la Virgen María, se celebraron en Genzano di Roma las primeras profesiones de trece nuevos Salesianos.







Bajo el lema evangélico “Porque sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15, 5), los trece novicios, provenientes de cinco países –Italia (5), Croacia (5), Hungría (1), Portugal (1) y España (1) –, hicieron pública su Profesión como Salesianos ante don Stefano Martoglio, Consejero Regional de la Región Mediterránea, en una celebración concelebrada por más de 60 sacerdotes y participada por numerosos jóvenes, animadores, amigos y familiares de los neoprofesos.

El momento central de la liturgia llegó cuando cada uno de los novicios, en su lengua materna, hizo suya la fórmula de la profesión religiosa salesiana: “con plena libertad te ofrezco todo mi ser, comprometiéndome a entregar todas mis energías a quienes me envíes, especialmente a los jóvenes más pobres, a vivir en la Sociedad salesiana en comunión fraterna de espíritu y acción, y a participar, de ese modo, en la vida y en la misión de tu Iglesia”.

Un aplauso prolongado por parte de los presentes visibilizó la gratitud a Dios y a este grupo de jóvenes por el paso vocacional que acababan de poner de manifiesto.

Entre los trece nuevos salesianos se encontraba Alberto Arteaga Carrasco, de la Inspectoría “Santiago el Mayor”, natural de Campo de Criptana (Ciudad Real, 1990). Feliz e ilusionado, Alberto estuvo acompañado por su familia, un buen número de salesianos y el provincial de su Inspectoría, Juan Carlos Pérez Godoy.

En pocos días, después de unas jornadas de descanso con su familia, Alberto se incorporará a la Comunidad del Posnoviciado de Granada, para iniciar los estudios de filosofía. Mientras tanto, en Genzano di Roma, un grupo de 18 jóvenes ha tomado el testigo, iniciando con ilusión y buena disposición la experiencia del noviciado. Unos y otros saben que cuentan con nuestro aprecio, apoyo y oración.

Los teólogos afean la “insensibilidad” de los obispos con los refugiados

Juan G. Bedoya

“Nosotros somos los bárbaros”, dice el manifiesto del congreso de la Asociación Juan XXIII
“Nosotros somos los bárbaros”. Con esta contundencia se expresan los teólogos de la Asociación Juan XXIII, que han celebrado su congreso anual este fin de semana en Madrid. Aprobado por unanimidad, con aplausos de indignación y dolor, un millar de personas, en su mayoría mujeres, subrayan en el documento su sorpresa por la actitud de la jerarquía católica y del Gobierno ante el drama de los refugiados, que mueren por miles en aguas del Mediterráneo o intentando atravesar algunas de las fronteras de la “civilizada y culta Unión Europea”. ··· Ver noticia ··

José L. Ferrando: “El Papa debe vigilar cuidadosamente la nominación de cardenales”


“Los afines a tope al Papa en España se cuentan con mano y media”
Sus opositores “actúan las más de las veces con la sutileza romana, pero se les ve el plumero”
Sin duda, el Papa, diariamente sigue adelante con sus reformas, aunque no les guste a estas gentes y sus seguidores
Distintas listas aparecidas en este digital nos muestran, de vez en cuando, la lista de opositores a las reformas del Papa Francisco. Una lista demasiado amplia en la Curia Romana y bastante extendida también en nuestra tierra. Los nombres son tan de sobras conocidos, que no hace falta citarlos para no darles más publicidad.
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De Ceuta a Calais, los nuevos muros de la vergüenza

Juan José Téllez

Quizá sonara en algún mp3 la vieja canción de Cohen: “Like a bird on the wire,/Like a drunk in a midnight choir/I have tried in my way to be free”. Como un pájaro en el alambre. Como un borracho en el coro de medianoche, yo he tratado de ser libre a lo largo de mi camino”. Como Sidi y como Youssouf, como Albert. Encaramados ayer a la valla de Ceuta. 60 personas al filo de la inexpugnable valla en la frontera de El Tarajal, durante horas. LEER NOTICIA

Brasil, democracia de luto, nuestra América en lucha

 Adolfo Pérez Esquivel
 
Los problemas de la educación no se resuelven con menos educación, los problemas de la transparencia no se resuelven con menos transparencia, los de la igualdad nunca se resuelven con menos igualdad, así como tampoco los problemas de la democracia se resuelven atacando la democracia.
Un puñado de parlamentarios acusados de corrupción, precondenó discursiva y mediáticamente una presidenta electa por actos de corrupción que no fueron comprobados. Pero como no podían desplazarla de su cargo por este motivo, criminalizaron actos de gobierno públicos y publicados, que ya habían sido usados por gobiernos anteriores y de otros países, sentando un grave precedente jurídico para los actos de gobierno de administraciones actuales y futuros de la región.
Entonces, ¿Que pasó? ¿porqué la Presidenta Dilma Rousseff ya no és Presidenta de Brasil? Sí, porque hubo un golpe de Estado parlamentario.
La verdad avergüenza a algunos y fortalece a otros. Yo hablé en la sesión del día 28 de abril del Senado de Brasil, les dije a los senadores que el país se estaba encaminando a un “Golpe de Estado”. No es casualidad que luego de mis palabras los senadores opositores exigieran censurar mi frase en la versión taquigráfica.
Si ya era cuestionada la democracia delegativa por dejar a los pueblos en un cuasi-estado de indefensión, donde los gobernantes pueden hacer lo que quieren y no lo que deben. Con este golpe al país más grande de sudamérica, ya ni siquiera la democracia delegativa está garantizada. Así es, en el momento en que 51 senadores pueden votar contra 54 millones, la democracia entra en luto.
Algunos gobiernos de América Latina retitarán sus embajadores en señal de compromiso con el futuro de nuestras democracias. Y los organismos regionales deberían exigir que el gobierno usurpador convoque a nuevas elecciones.
Mientras tanto el pueblo brasilero cuenta con todo nuestro apoyo en esta etapa de resistencia para la defensa de nuestras democracias. No es el primer golpe blando en este siglo y no será el último, hay muchos embajadores del golpismo. Esta es una operación regional que no se detiene en el gigante del sur, luego irán por Venezuela, Ecuador, Bolivia… por el futuro de todas las alternativas políticas que no quieran agachar sus cabezas. La esperanza siempre está en los pueblos, son ellos los garantes de democratizar las democracias, de convertir el luto en vida, el luto en luta.
*Adolfo Pérez Esquivel, activista de derechos humanos argentino, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1980.
Publicado en la revista Carta Capital el día 6 de septiembre de 2016: http://www.cartacapital.com.br/politica/brasil-democracia-de-luto-nossa-america-na-luta

Cuando un clérigo es cesado, ¿por qué no cesa de verdad?

 José María Castillo, teólogo

Lo que ha ocurrido con el obispo de Mallorca (y su traslado a Valencia) está dando que hablar. El problema – por lo que han dicho – no está en la ciudad, sino en la persona. Y si es que ese obispo no sirve para Mallorca, ¿va a servir en Valencia? Hay problemas en la vida que no se resuelven con un traslado. La Iglesia (empezando por su teología) tendría que ser consecuente: el que no sirve para un ministerio, que cese. Pero de verdad y con todas sus consecuencias.
Esto es lo que hizo la Iglesia durante más de diez siglos. Sin duda alguna, hasta el s. XII, por lo menos. En efecto, fue en el s. XII cuando se aceptó entre los teólogos la idea según la cual el sacramento del Orden consiste en el carácter del que arrancan los poderes sagrados que tiene el sacerdote. Es la idea que impuso Pedro Lombardo, al que siguieron Alberto Magno, Tomás de Aquino, etc. Desde entonces, se impuso el convencimiento de que el sacerdote es “Sacerdos in aeternum” = “sacerdote para siempre”. Lo que pasa es que la Iglesia, para evitar males mayores, se inventó la teoría de que, para ejercer el sacerdocio, no basta la “potestad de orden” (que teóricamente es indeleble), sino que además el sacerdote necesita la “potestad de jurisdicción”, que se le concede al que está “incardinado” (inscrito) en una diócesis o en una Orden Religiosa, es decir, está sometido a un obispo o a un superior religioso.
Pues bien, es importante saber que, durante más de mil años, estas ideas no existían o no estaban claras en la Iglesia. Lo que estaba claro es que, si un sacerdote - tuviera el cargo que tuviera, aunque fuera obispo -, si no vivía de forma ejemplar y según las normas establecidas, dejaba de ser sacerdote y volvía a ser seglar. Esto es lo que no se cansaban de repetir machaconamente los Sínodos y Concilios por todos los rincones de la Iglesia, en Oriente y Occidente, como consta en los documentos eclesiásticos desde comienzos del s. IV (año 314) hasta finales del s. XII (año 1179). De manera que el que era cesado, si es que quería seguir siendo cristiano, tenía que permanecer en la Iglesia “laica communione contentus”, es decir, “comulgando como laico”. Pasaba, por tanto, de clérigo a seglar.
Este asunto capital ha sido ampliamente estudiado y muy bien documentado (C. Vogel, P.M. Seriski, E. Herman, P. Hinschius, F. Kober, K. Hofmann, H. Zimmermann, J.M.Castillo…). Y conste que el convencimiento de la Iglesia, en este asunto, era tan firme, que, si ocurría que un sacerdote u obispo cesado (y reducido al estado laical) quería volver a ejercer el ministerio, tenía que ser “re-ordenado”. De forma que un autor tan autorizado, como fue san Isidoro de Sevilla, llega a decir que “un acto canónico de la Iglesia anula hasta incluso un acto sacramental” (Conc. IV de Toledo, can. 28. Mansi, X, 627. Cf. P. Séjourné, Y. Congar).
El convencimiento de la Iglesia era tan firme como claro: la conducta era más determinante que el ritual. Lo que significaba que, si la conducta no era honesta, coherente y aprobada por la comunidad creyente, el ritual quedaba anulado. Y, por tanto, desaparecía la ordenación y el ministerio. Hoy esto tendría que traducirse en el hecho fuerte y honrado, para bien de la sociedad y de la Iglesia, que se tendría que traducir en que muchos sacerdotes, frailes, religiosos y hasta obispos deberían pasar al estado y condición de laicos, viviendo como honestos creyentes y honrados ciudadanos, ganándose la vida como todo hijo de vecino o viviendo de la pensión que les corresponda según las leyes de cada país. Lo que ya, modestamente, algunos estamos haciendo.
Por lo demás, y para evitar preocupaciones teológicas innecesarias, debo indicar que el canon 9 de la Sesión 7ª de Trento, que afirma el carácter sacramental, que imprimen el bautismo, la confirmación y el orden, lo único que termina diciendo es que esos tres sacramentos “no se puede repetir” (DH 1609), o sea no se pueden administrar a cada persona nada más que una vez en la vida. Es lo que explica con claridad el famoso historiador de aquel concilio S. Pallavicino.
La Iglesia necesita una limpieza. Pero una limpieza a fondo y de verdad. Lo cual quiere decir que tal limpieza no se hará mediante traslados. Será necesario revisar no pocos cánones del Derecho Canónico vigente. Será necesario renovar la Teología. Pero, sobre todo, lo más urgente, lo más apremiante, tendría que ser: hacer las cosas de manera que la vida en la Iglesia y el proyecto de vida de Jesús, tal como lo presenta el Evangelio, sean de verdad una misma cosa. Mientras no orientemos todo en esta dirección, estaremos dando palos de ciego.

Jon Sobrino: “El principio de la misericordia es bajar de la cruz a los pueblos crucificados”


Jon Sobrino3Anselm Grün: “Buen samaritano, ejemplo de misericordia sanadora”
Inés Serrano dice que “con la misericordia de Dios se logra la sanación terapéutica”
Los aportes de los participantes enriquecieron notablemente las facetas de la misericordia vistas anteriormente desde su experiencia en las organizaciones caritativas que presiden
(Universidad de la Mística).- Hoy, en su cuarto día de conferencias, el II Congreso Mundial de Biblia y Mística, ha contado con destacados ponentes. Anselm Grün, Jon Sobrino e Inés Serrano Fernández enriquecieron el tema de la misericordia con sus propias aportaciones. ··· Ver noticia ···
Anselm Grün es monje ben

Grito de los Excluidos en Brasil: Combatir un sistema que excluye, degrada y mata

Luis Miguel Modino

Los obispos reconocen que se está “viviendo un momento triste en nuestra historia”
La destitución de Dilma y las dudas acerca del anunciado viaje papal en 2017, en el horizonte
El lema de este año está inspirado en las palabras del Papa Francisco, pronunciadas el año pasado en el Encuentro Mundial de los Movimientos Sociales de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia
( corresponsal en Brasil).- Coincidiendo con la Semana de la Patria, los días en torno al 7 de septiembre, en que se celebra en Brasil la Fiesta de la Independencia, tiene lugar el Grito de los Excluidos, que en su 22ª edición tiene como tema “Vida en primer lugar” y como lema “¡Este sistema es insoportable: excluye, degrada, mata!” ··· Ver noticia ··

¡Qué pena de obispos! (El caso del cura Javi de Fuenlabrada)

 Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

¡Qué pena de obispos! Me refiero a los de Alcalá de Henares, y al de Getafe. Hace poco la noticia, que comenté en este blog, es que publicaron un documento en contra de la ley que la comunidad de Madrid había promovido en favor de los transexuales, y otros colectivos de una cierta singularidad sexual. SE trata de la ley 2/2016, de 29 de marzo, de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación de la Comunidad de Madrid, en consonancia con las de otras comunidades, como País Vasco, Navarra, Andalucía, Extremadura y Canarias, y siguiendo directrices de la Comunidad Europea.
Y la intervención de los obispos de la periferia de Madrid tiene, en mi opinión, la gravedad de que los jerarcas de la Iglesia se consideren árbitros y guardianes autoritarios de la moral pública y social, algo que sucede siempre que hacen ese tipo de incursión en los campos de la moral. Cosa que hace cien años en España, y en el mundo católico, en general, no era algo que llamase la atención o preocupase, y, menos, indignase. Pero esto ha cambiado, aunque parece que muchos de nuestro obispos no se han enterado. Pero el documento de los obispos Joaquín Mª López de Andújar y Cánovas del Castillo, obispo de Getafe, y Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares, tiene dos serios agravantes:
1º), en una provincia eclesiástica pequeña, como la de Madrid, esas dos diócesis son sufragáneas del Arzobispado de la capital; no tiene ningún sentido, o lo tiene muy malo y preocupante, que publicaran el documento sin contar con el beneplácito, y, algo que sería normal, la colaboración tripartita del arzobispo.
2º), y un segundo y serio agravante en el devenir de la convivencia pública, que la pastoral de los obispos de adentrase en el terreno de lo legal, abogando, y promoviendo la desobediencia explicita a una ley legítima, emitida por un órgano competente, como es la autoridad de la comunidad de Madrid para los habitantes de la misma. Y no se puede invocar en este caso la libertad de expresión, porque no es lo mismo la discusión y griterío de la barra de un bar, que un documento publicado por personas con autoridad reconocida sobre una parte significativa de la población. Una cosa es invocar la conciencia, y enseñar y animar a actuar siempre de acuerdo con ella, hasta la persecución, y otra es animar directamente a que no se cumpla ley. De hecho estos dos prelados han sido denunciados por instituciones sensibles al cumplimiento de esa ley, en defensa de los destinatarios de la misma.
Pero en estas breves líneas me quiero referir al lío que ha montado, que tiene montado, el obispo de Getafe con una parroquia de Fuenlabrada, su párroco, su Consejo de Pastoral, y toda la feligresía. Se trata de la parroquia Sagrada Familia, de esa ciudad, y de su párroco, Francisco Javier Sánchez, un cura atípico, según sus feligreses, que no va vestido de cura, no lleva alzacuellos, no habla de modo “clerical”, y es libre en su ministerio litúrgico, pero muy bien visto, querido, apreciado y valorado por su dedicación social a los más necesitados, y en su pastoral en la cárcel de Navalcarnero. Yo me identifico con la primera parte de la descripción, pero no creo ser tan querido ni valorado. Algo de lo que, evidentemente, el responsable soy yo. Y a mí también me sucedió algo parecido a lo que después voy a contar, pero no igual, ni tan grave, en una entrevista que tuve en la Curia de Madrid con el entonces obispo auxiliar de D. Antonio María, y hoy obispo de Segovia, Cesar Franco. Pero voy al grano.
El cura Javi, como lo llama la gente de la parroquia, lleva con ellos veinte años, con su estilo, a lo Francisco, según el sentir general, y, también es opinión, si no general, muy mayoritaria, que hace tiempo que el obispado quería quitarlo de en medio. Así que para preparar el camino, a mitad del verano, el día 23 de Agosto, el señor obispo destituyó el Consejo de pastoral de la Parroquia. Y después, aprovechando un viaje, entre vacacional y pastoral, que el cura hace ya unos cuantos años, a Tenerife, con conocimiento y aquiescencia del obispado, el obispo ha dado las llaves de la parroquia a otro equipo, mientras el párroco está fuera, sabiendo que solo volverá el día 14. ¿Los motivos? Según la impresentable explicación de la curia, y del obispo, por tanto, que se trata de un rutinario acto de organización de las parroquia, y de los cambios que cada cierto tiempo se hacen necesarios en una diócesis. Algo que es una mentira torpe, inútil, y vergonzosa. Y explico por qué.
Si la actuación, y los modos de la misma, se deben a lo motivos que ha esgrimido el obispado, y el Sr. Obispo, de la necesaria reorganización … etc., que Dios pille confesados a los curas de Getafe. Porque si para un acto rutinario de la administración diocesana el obispo tiene que actuar con el párroco ausente, de viaje, con alevosía, nocturnidad y premeditación, que se preparen los incautos. La actuación de la diócesis getafense, si es como la propia cura la ha contado, no es que sea inmoral, desleal, y humanamente abusiva, es que es anticanónica, es decir, ilegal a todas luces. Pero no por la buena voluntad que se debe esperar del obispo, pastor de su rebaño, lo que sería entrar en el ámbito de la moral, sino porque el Derecho Canónico, ley de la Iglesia, marca, como todo Derecho, derechos y obligaciones, a los simples fieles, a las monjas, a los curas y, sobre todo, a los obispos.
El caso del párroco de Fuenlabrada, que no es otra cosa que una remoción, está regulado por los cánones 1740-1747, en los que los derechos del párroco están muy bien expuestos, y protegidos. Desde estas líneas animo a Javi, aunque me temo que consultar el Código de DC de la Iglesia no le haga mucha gracia, a que se acoja a esos textos legales, para que el obispo se de cuenta de que no puede hacer lo que le da la gana. Pero aun así lo voy a intentar: cuando mi provincial, de los Sagrados Corazones, ss.cc., me pidió que fuera a Salamanca, a la Pontificia, a licenciarme en Derecho Canónico, ni le vi el sentido, ni sabía para qué. Pero en algunos casos me ha servido, como en éste. Que todos se enteren que antes de una decisión como la remoción de un párroco, o un traslado no deseado, o la destitución de un órgano parroquial o diocesano, el obispo tiene que presentar, previamente, por escrito, sí, por escrito, los motivos que lo mueven a esa decisión. Además de que en su escrito debe señalar siempre una fecha, en un tiempo prudencial, para que el interesado, individual o colegiado, pueda corregir los fallos esgrimidos por la autoridad eclesiástica. Todo otro modo de actuar de la autoridad eclesiástica es anticanónico, abuso de poder, y por lo tanto, nulo.

Obispos “sin olor a oveja” pueden destruir todo el rebaño

Demetrio Fernández

Juan Cejudo, miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares

Estos últimos meses estamos escuchando atónitos las declaraciones de un grupo significativo de obispos en una línea muy lejana a la que se esfuerza por marcar el papa Francisco.
Declaraciones contra la igualdad de género o la libertad sexual y actuaciones absolutamente dictatoriales contra algunos sacerdotes que no son de su línea, sin el menor sentido pastoral ni de respeto a las personas, están provocando en no pocos sectores cristianos y de la sociedad civil, verdadero asombro e indignación. LEER NOTICIA

Clericalismo avasallador en Fuenlabrada


 Pepe Mallo

Enviado a la página web de Redes Cristianas
INDIGNADO POR TANTAS DIGNIDADES
Reflexión sobre el clericalismo y su aplicación en Fuenlabrada (Madrid)

Siguen nuevos “Príncipes de la Iglesia”
No hace mucho, Religión Digital informó que, “coincidiendo con la clausura del Año de la Misericordia, Francisco prepara su tercer consistorio para finales de noviembre en el que crearía, al menos, trece nuevos cardenales electores.” O sea, trece nuevos “Príncipes de la Iglesia” como se les distingue a quienes reciben tal “dignidad”, el más alto “título honorífico” que puede conceder el Papa. Dudé si dignarme a escribir esta reflexión porque ignoro si soy digno; pero la verdad es que estoy indignado por la profusión de las que considero indignas dignidades en el estamento eclesiástico. Pero digno o indigno, disparo mi indignación.
Advertencia previa: no hablo de “ministerios”; hablo de “dignidades”, aunque en este caso, lamentablemente, coincidan ambas naturalezas. La Iglesia, en sus diversos grados de jerarquía (papas, cardenales, nuncios, arzobispos, obispos, abades, abadesas mitradas, presbíteros, diáconos, canónigos, prelados domésticos…), usa característicos tratamientos, privilegiados, privativos, exclusivos y excluyentes, en función del cargo ocupado en el piramidal estamento eclesiástico: Santidad, Eminencia, Excelencia, Ilustre, Monseñor, Reverendo… (con los respectivos relevantes “ísimos” superlativos), y con sus correspondientes heráldicos escudos de armas. (Y es que algunos son de “armas tomar”). A estos brillantes, selectos y honorables predicamentos los denominan pomposamente “dignidades”.
Contradicción palmaria de las enseñanzas de Jesús
¡¡Cómo no voy a indignarme comprobando que tales prerrogativas contradicen palmariamente a las enseñanzas de Jesús!! Ya los “primeros elegidos” alimentaban pretensiones de grandeza. Aquellos hombres querían saber quién era el más importante entre ellos. Todos conocemos los diversos episodios y las respectivas contestaciones de Jesús. Y es que la jerarquización, el dominio de unos sobre otros, origina y trae consigo las desigualdades. En la Iglesia se sigue incurriendo en las mismas corrupciones que Jesús pretendió evitar: ilustres títulos de honor, fastuosos ornamentos y acicaladas vestimentas, reverencias solemnes, primeros puestos… La Iglesia está indignantemente estructurada como un sistema de rangos que implican dominio, y por tanto, dependencia, sumisión, subordinación.
Los primeros seguidores de Jesús formaron comunidades fraternales en las cuales, según las necesidades y características de cada grupo, se fueron creando “ministerios laicos” (diakonia). No tardaron en convertirse en instituciones dominantes, restaurando unos símbolos sagrados y jerárquicos más propios del Antiguo Testamento que del Evangelio. Esos “dignatarios” se constituyeron en una “casta” superior adjudicándose la propiedad de lo sagrado y atribuyéndose la representación de lo divino. Los “ministros de la comunidad” (obispos, presbíteros, diáconos) se configuraron como signo privativo de autoridad, a diferencia de Jesús que daba preferencia a los pequeños, a los últimos. Esta jerarquización se llevó a cabo a costa de secuestrar esencias y vivencias significativas de las primeras comunidades, como la igualdad y la fraternidad, y de usurpar el “sacerdocio” universal y común de todos los bautizados. Y así, con el tiempo, quedó constituida la Iglesia como un “cuerpo jurídico jerárquico”. ¡Qué indignante discordancia con la sencilla y austera definición de Iglesia como “Pueblo” donde todos sus miembros poseen la “dignidad de hijos de Dios”!
El clericalismo ha vaciado la dignidad cristiana: igualdad, libertad, fraternidad
La RAE define el término “dignidad” como “Cualidad de digno”. Y el adjetivo “digno” hace referencia a lo “correspondiente o proporcionado al mérito de alguien o algo”, y también puede indicar que alguien es “merecedor” de algo. Ante estas definiciones, me pregunto: ¿Quién ha estimado y juzgado, y por qué probidades o méritos, a estos personajes dignos de tal dignidad? Ciertamente, la endogamia clerical. Sin “diakonía” la Iglesia no es Iglesia, por muchos bicornios mitrados, ostentosos báculos, brillantes anillos, pomposas capas magnas, aparatosas liturgias… que se ostenten como signo feudal de autoridad y dominio. ¿Se podrán desglosar en el individuo las dos categorías, ministerio-jerarquía? ¿Dónde acaba la persona y empieza el personaje? ¿Dónde acaba el ministro de la comunidad y empieza el ministro del poder y la autoridad? El ansia de privilegios, poder y dominio excede con creces al deseo de servicio ministerial.
¡¡Cómo no voy a indignarme comprobando que esta aristocracia clerical jerárquica se ha apropiado de un concepto universal!!
La dignidad es el derecho que posee “todo ser humano”, hombre o mujer, de ser respetado y valorado como ente individual y social, con sus características y condiciones particulares, por el solo hecho de ser persona. Por eso, lo que resulta más indignante es que, con su enfoque, la Iglesia ha creado un muro de separación entre jerarquía y laicos. Estas distinciones y títulos honoríficos encierran una idea avasalladora y de segregación respecto al resto de bautizados. Hay grupos en la Iglesia que se han visto privados de su dignidad.
Así los laicos pues son considerados indignos para ciertos “servicios” a la comunidad. Las mujeres, homosexuales y transexuales rechazados, marginados y vituperados. Quienes han intentado rehacer su vida de amor tras un fracaso matrimonial. Los sacerdotes casados que han sido degradados, relegados, desacreditados y estigmatizados. Ciertos curas de parroquia que animan una iglesia servidora, comunitaria y acogedora y son removidos con prepotencia avasalladora por la Excelentísima Dignidad episcopal diocesana por el mero hecho de no vestir el clonado “hábito celibatario”, porque sus liturgias son celebraciones de una comida fraternal y participativa de la presencia eucarística de Cristo en la comunidad, porque vive la entrega social a los necesitados, porque en su parroquia el sacerdote no es el déspota señor feudal sino el animador pastoral, acogiendo las decisiones de su Consejo Parroquial, elegido democráticamente… La dignidad es un derecho inexpropiable. No se trata solo de vivir una vida digna, sino de poder vivirla con dignidad.
Caso claro de clericalismo avasallador: el cese de un párroco en Fuenlabrada (Madrid)
En la última mención de los “indignos” hago referencia al reciente “baculazo” propinado por monseñor López de Andújar, dignatario episcopal de Getafe, al párroco de la Sagrada Familia de Fuenlabrada, expulsado de la parroquia por el obispo haciendo uso de la prepotencia, arbitrariedad y obstinación que le caracterizan. No ha buscado el obispo el bien de la comunidad sino sus propios intereses, al despreciar los 120 folios con 3.600 firmas de feligreses que le presentó el Consejo Pastoral, más otras más de 2.000 de apoyo en otros foros. Los feligreses no son un “rebaño de ovejas”. Ser llamado para un servicio en la Iglesia no es un privilegio nobiliario ni un honor, sino una misión, una tarea de Jesús, una diakonía. El feudalismo, el avasallamiento señorial y el autoritarismo inflexible están excluidos de todo servicio en la comunidad cristiana.
¿Seré yo el único indignado por estas indignas dignidades?