FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA
SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA
ESTAMOS EN LARREA,4 - 48901 BARAKALDO

BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA

miércoles, 17 de mayo de 2017

LA MUERTE NO EXISTE; La física cuántica lo demuestra y el AKASHA cobra v...

Algun dia...

Preguntas que mucha gente se hace


Jesús Renau

1.- La persona condenada en juicio por robo, estafa o corrupción, ¿no debe retornar el dinero a las personas o entidades estafadas, o en su caso a la propia sociedad?
Aquel dinero que ha adquirido no es suyo, por mucho que lo tenga ingresado y custodiado en lugar seguro. Pertenece a personas concretas, a entidades o a la sociedad. La Justicia y la policía deben velar para que se devuelva a sus propietarios.
2.- La persona o entidad que ha mentido o calumniado, si se demuestra el engaño, ¿no debe rectificar claramente y reconocer y reparar el mal producido?
El mal producido al honor y a la buena fama de terceros reclama una rectificación en el mismo orden de medios y publicidad en que fueron calumniados. No es suficiente una pena según las leyes sino que la rectificación es una parte esencial de la propia pena. (más…)

Bendita laicidad

 ATRIO

Gil de Zúñiga 1Y Voltaire tenía razón al sostener que los teólogos consideraban que la razón es un foco de luz tenue y, por ello, hay que prescindir de ella y dar paso a la fe. Lutero lo decía sin ambages: “La razón es la mayor enemiga de la fe. Quienquiera que desee ser cristiano debe arrancarle los ojos a la razón…“. Muchos teólogos y, sobre todo, los clérigos se sienten a gusto en este territorio, de ahí que laicidad o secularismo (secularidad) son lexías que hay que arrojar a la cuneta, condenando su uso. Parten, a mi entender, de una premisa errónea: oponer la razón a la fe; cuando son dos realidades, dos vivencias humanas que se complementan; dos faros imprescindibles para el oscuro camino de la existencia. Prefiero el término laicidad por cuanto se diferencia y se opone a clericalismo; mientras que la lexía secularismo (secularidad) es opuesto a monacato, a la huida del mundo, del siglo.

Hablamos de una sociedad laica, no porque en ella no tenga cabida lo religioso, la fe, sino porque la razón es quien tiene la primacía en el entramado de valores sociales. Se puede decir que la fe, lo religioso, aporta una visión complementaria a la realidad histórica humana, pero no es el único y exclusivo paradigma a seguir. Si las comparaciones son odiosas, en este mapa lo es más aún. ¿Cuántas atrocidades se han llevado a cabo a lo largo de la historia humana por el fundamentalismo de la fe, al ser considerada como una luz de más kw que la razón, y, por lo tanto, superior a ella? Desde aquella concepción de que lo espiritual, la fe, está por encima de lo material, la razón, y que desemboca en la teoría de las “dos espadas” (no puede ser más desafortunada la metáfora), nuestra sociedad occidental, al menos, ha estado “gobernada” por el clérigo. Ahí está la historia y que a más de uno sorprende lo que decía Gregorio VII en 1075: “Sólo el papa puede llevar los signos imperiales, sólo él tiene derecho a que todos los príncipes le besen los pies, sólo él puede deponer a los emperadores”; o cuando se ve por televisión alguna serie histórica, donde el clérigo no sólo aconseja al emperador, estableciendo los límites de sus decisiones, sino que en más de una ocasión le impone su criterio. Esa ha sido la pura realidad y todavía en nuestra sociedad española el clérigo, a veces sin tapujos, pretende que nuestras leyes y nuestros valores sociales y culturales se adapten a ese pretendido poder de lo espiritual, de lo religioso. Ese tufillo del poder se manifiesta abiertamente en el lenguaje de muchos clérigos. Es el caso, en estos días, de la intervención del cardenal Cañizares en las páginas de La Razón; para él sólo hay un modelo de familia, el integrado por un hombre y una mujer, que es el único “santuario”, donde se protege y defiende la vida. Si en una sociedad, como la nuestra, se defienden otros modelos de familia, ello implica “una actitud irresponsable y suicida que conduce a la humanidad por derroteros de crisis, deterioro y destrucción de incalculables consecuencias”.
“A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”, o “Mi Reino no es de este mundo”. Jesús de Nazaret, como hombre laico y profundamente religioso a la vez, pretende, desde esa laicidad, culminar una revolución ética y espiritual en el interior de cada hombre y mujer, no directamente en la sociedad ni en su tejido político, legal y cultural. No es necesario aducir aquí su oposición radical a todo lo que olía a clérigo, a sacerdote. Tal vez el texto evangélico más evidente de su laicidad es su diálogo con la samaritana, una mujer y una extranjera para más fuerza significativa, donde se carga sin paliativos el mayor signo de poder del clérigo, el templo: “Créeme, mujer, que es llegada la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre…, pero ya llega la hora, y es ésta, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad” (Jn. 4, 21.23). Este texto nos lleva al de Ortega y Gasset de 1926, para quien Dios no es sólo un asunto de la “religión”, sino también es “un asunto profano”; o lo que es lo  mismo “hay un Dios laico, y este Dios… es lo que ahora está a la vista“.
Una sociedad es laica cuando la razón es el foco luminoso principal, no el único, de su caminar por la historia; pero hay que añadir otros pilares a este basamento: libertad, autonomía, ausencia de mediaciones.
  1. a) Sin libertad la razón no puede desarrollar su rol específico de iluminar el entramado social de una comunidad. Para Blas de Otero libertad es también luz, alba y, sobre todo, palabra que hace trizas el silencio impuesto por la dictadura política o el fundamentalismo religioso. La libertad, como elemento óntico del ser humano, es una de esas certezas irrenunciables y tan placentera que, para H. Bergson, es “entre todos los hechos que observamos, no hay ninguno que sea más claro”. Para el poeta bilbaíno la libertad, ese hecho incuestionable, se relaciona con la ruptura de cadenas y, sobre todo, con el no-silencio; o lo que es lo mismo, poder hablar, hacer uso de la palabra. Nuestra sociedad española sabe muy bien, con la no lejana dictadura franquista, qué es eso del silencio; otro tanto habría que añadir del fundamentalismo religioso, que ampara y promueve no sólo el que las mujeres “in Ecclesia taceant”, sino que el clérigo es el único que tiene la palabra, como bien resalta la Vehementer Nos de Pío X (los textos se podrían multiplicar hasta el infinito): “…que sólo en la categoría pastoral (los clérigos) residen la autoridad y el derecho de mover y dirigir a los miembros hacia el fin propio de la sociedad; la obligación, en cambio, de la multitud no es otra que dejarse gobernar y obedecer dócilmente las directrices de sus pastores”.
  2. b) A la libertad la sustenta la autonomía, la capacidad de valerse por sí mismo, de tomar decisiones desde el no-silencio y desde la luminaria de la razón, que es la que la regula, para que no sea una autonomía a lo loco, mediante el autodominio, factor también imprescindible, según Tomás de Aquino, en la libertad. En el territorio eclesiástico se aplica la obediencia como elemento impositivo que anula la variable humana de la autonomía. “Oboedire”, por el contrario, implica salir al encuentro del otro y desde ahí compartir las propuestas y no el aceptar sumisamente, silenciosamente lo que se proponga. La parábola del “buen pastor”, desde una hermenéutica rastrera e interesada, le viene al clérigo como anillo al dedo para minar la autonomía del creyente, un adulto que ha de ser responsablemente consciente de su tarea dentro del pueblo de Dios y dentro del mundo; para ello no necesita la voz guiadora ni la mano protectora del clérigo, sino como la de un compañero más en el camino.
  3. c) La autonomía nos lleva a la no-mediación, es decir, el creyente no necesita del sacerdote ni para relacionarse con Dios ni para recibir las bondades divinas. A tenor de lo expresado en el texto de la encíclica Vehementer Nos el sacerdote, el ministerio ordenado, es el único que sabe y conoce el buen camino y a través del cual, como único agente de los sacramentos, se puede recibir los dones divinos. Así la vida espiritual está en sus manos y ello comporta que la espiritualidad sea regulada, uniforme; por el contrario, desde la libertad y autonomía, la espiritualidad se fundamenta en experiencias relativas, en experiencias individuales que se comparten y se hacen comunitarias, como la de los discípulos respecto del Resucitado, o como la de las beguinas, cuya experiencia de Dios hace exclamar a su confesor: “donde yo las quería llevar, ellas ya habían llegado”; experiencias, pues, transformadoras del creyente, que recupera así su propia interioridad y se derrama a su alrededor. De esta manera resplandece en plenitud la gratuidad de Dios y no es algo que se merece o se “compra”. JA. Marina comparte esta reflexión: “he visto con claridad cómo la idea de Dios se ha ido moralizando. En sus orígenes, la figura de Dios no estaba relacionada con la bondad, sino con el poder. Que Dios se hiciera bueno fue un gran progreso”. Desde esta perspectiva la religión se hace más humana, más espiritual (no tan ritualista y encorsetada por la norma), más comprensiva con la historia y más de acuerdo con el programa ético del Resucitado.
La hora de la laicidad ha llegado para no irse; la sociedad occidental, y la española de manera vistosa a partir de la democracia, aprecia su influencia, aunque, como toda realidad humana tenga a veces expresiones discordantes; pero sus “bondades” están ahí y se palpan, por más que muchos clérigos sigan levantando el dedo condenatorio, comportándose desde “una psicología de ciudad sitiada”, como expresa acertadamente J. Marías. La laicidad es, pues, una buena hija de la llamada modernidad, a la que M. Fraijó alaba con pasión: “Fue el arrollador empuje de la modernidad el que mitigó supersticiones, fanatismos e intolerancias cristianas; fue ella la que desmontó ingenuas e interesadas construcciones dogmáticas; fue ella la que desacralizó fetiches e insoportables fardos autoritarios…”; pero también la modernidad, indica M. Fraijó, siguiendo a J. Habermas, debe reconocer la influencia del sustrato cristiano en la historia y “mirar, agradecida, a la tradición judeocristiana”.

Incendiarios vestidos de bomberos



 No se puede decir que no se sabía. Basta con citar The Economist y la BBC. 21 de abril de 21012: “En Yemen, hasta que los más pobres no comiencen a morir, lo más probable es que se les siga ignorando”. 7 de septiembre de 2015: “Las zonas bajo control de las tropas respaldadas por Arabia Saudita reciben regularmente alimentos y combustible, mientras que en las zonas controladas por los hutíes y los seguidores del antiguo presidente Ali Abdullah Saleh, sigue aumentando la penuria”. 15 de octubre de (...)

Bodas de Oro de vida religiosa de Paco Díez y Jesús Casado


- Por: José R. Ramírez DCS.-Salesianos DOSA-Madrid



El sábado 13 de mayo, Paco Díez Pinillos y Jesús Casado celebraron los 50 años de su Profesión Religiosa como Salesianos de Don Bosco en el marco de la fiesta del Día de la Comunidad en Arévalo, renovando su entrega y fidelidad al Señor y a los jóvenes, desde su particular situación.

 









La jornada mañanera comenzó bien temprano para poder disfrutar sin agobios de la excelente visita a la 22ª edición de las Edades del Hombre. Con ese sugestivo título “Reconciliare” que parangona el Año Santo de la Misericordia, promulgado por el Papa Francisco en 2015-2016 y que se distribuye en tres sedes, casi la totalidad de la Comunidad Salesiana pudo contemplar y hasta meditar los recuerdos bíblicos que resaltan la Misericordia Divina, enlazados con otros de gran actualidad en las obras artísticas, antiguas y modernas, expuestas para la ocasión, proyectando también el sentido de la Misericordia en la vivencia personal y comunitaria.

El tiempo primaveral, casi amenazante de lluvia, favoreció el paseo por la ciudad segoviana, disfrutando también de sus calles y monumentos, para tomar un tentempié y favorecer la convivencia, antes de trasladarse a Arévalo y culminar ese día festivo de comunidad. El broche de oro, nunca mejor dicho tuvo lugar en la capilla de la Comunidad Salesiana, donde Paco Díez Pinillos y Jesús Casado presidieron una bonita y sentida Celebración de Acción de Gracias por sus 50 años como Salesianos de Don Bosco, proclamando juntos un himno de alabanza, renovando sus votos y promesas, recordando con mirada agradecida los años transcurridos y los momentos más intensos y significativos, el camino hecho en su medio siglo de vida salesiana. Dieron gracias a Dios muy especialmente por la llamada que un día les hizo y realizando su proyecto de vida de formas diferentes en la forma pero similares en el fondo; haciendo realidad el sueño de D. Bosco, los sueños de tantos niños y jóvenes necesitados que han compartido su labor educativa en multitud de casas del centro de España, y para Paco también en sus inolvidables años de presencia salesiana en Bolivia.

De la misa a la mesa. Para culminar este día de fiesta y homenajear a los dos hermanos como se merecían, todos los presentes en la celebración eucarística compartieron mesa en un renombrado restaurante de la ciudad abulense. Manuel de Castro, como director de la casa Sto. Domingo Savio les hizo entrega de un detalle, en nombre de toda la Comunidad, como recuerdo de este día y este acontecimiento inolvidables. Tras saludar a los hermanos ancianos y enfermos de la Residencia Rinaldi, se hizo el retorno a Madrid el día que la Virgen María bajó de los cielos a Cova de Iría, hace cien años, para traer al mundo un mensaje de paz y reconciliación de parte de Dios…, cincuenta de los cuales Paco y Jesús han servido a Dios y a los jóvenes de nuestro mundo, como signos de esa paz y reconciliación para cientos de niños y jóvenes pobres y necesitados de nuestro mundo; sirviendo a multitud de personas, de toda edad y condición, como religiosos, sacerdotes y educadores en la estela de D. Bosco.

LA BIBLIA PARA GENTE NORMAL

col munarriz

El próximo martes –23 de mayo– se presentarán en el Salón Azul del colegio de jesuitas de Pamplona, dos libros póstumos de José Enrique Ruiz de Galarreta editados por Fe Adulta: “Evangelios de Mateo y Marcos” y “Evangelios de Lucas y Juan”. Pero, ¿cuál es su origen, y cuál su contenido…?
Tal como se indica en la “Introducción” de estos libros, cada jueves, a las ocho de la tarde y en la capilla del colegio de jesuitas de Pamplona, José Enrique nos invitaba a un rato de oración basado en las tres lecturas del domingo siguiente.
Su iniciativa de pastoral de adultos "La Biblia para gente normal" congregaba semanalmente en Pamplona a más de 300 interesados en escucharle, atraídos por su formación humanística, su conocimiento de la Biblia, su fascinación por Jesús, su espíritu tolerante y abierto, su clara inteligencia y su enorme capacidad de trabajo.
Los dos libros que ahora se presentan recogen aquellas reflexiones.
Pero después de más de tres años sin José Enrique, no queremos limitarnos a reseñar la presentación, sino que queremos aprovechar la ocasión para recordarle; recordarle a él, y recordar que fue capaz de desarrollar, y proponer, una concepción de Dios y del ser humano completa, coherente y profunda. Una concepción en no pocas ocasiones polémica, pero siempre interpelante y enriquecedora para quienes tuvimos el privilegio de escucharle.
Como seguramente recordaréis, concebía el Antiguo Testamento como “la crónica del descubrimiento de Dios por parte del pueblo de Israel”, y atribuía los pasajes que muestran a un dios sanguinario y tribal al arcaísmo religiosos de sus autores. Para José Enrique, la piedra de toque para interpretar el Antiguo Testamento es Jesús –y no al revés–, de forma que las líneas de fuerza del A.T. que culminan en Jesús son aceptables para los cristianos, y las que no, no. Jesús es el vino nuevo que rompe los odres viejos, es la buena noticia por excelencia, porque como él decía: “La Buena Noticia es que en Jesús hemos visto como es Dios para nosotros, y es mucho mejor que lo que creían los antiguos”...
Las dos cumbres del evangelio eran, para él; “Abbá” y “A mí me lo hicisteis”. Recordaba que las palabras del Deuteronomio: “Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”, y añadía que no se puede amar al Juez, por muy misericordioso que sea. Por eso, a la luz de Jesús, José Enrique lo interpretaba así: “Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas... porque es tu Madre”...Y es que José Enrique tenía una concepción matriarcal de Dios y releía el A.T. desde Abbá; y decía: “Dios es el ‘Señor’, el amo; sí, como mi madre cuando yo era pequeño, que lo era todo para mí, que mandaba en mí y me decía todo lo que hay que hacer y no hacer... Dios es el ‘Legislador’; sí, como mi madre, que me dictaba el bien y el mal, para mi bien, sabiendo mucho más que yo, a la que yo podía obedecer con confianza ilimitada... Dios es mi ‘Juez’; sí, como mi madre, árbitro del bien y del mal, que era para mí la referencia perfecta de mis acciones...”
La otra cumbre –el amor fraterno– es respuesta al amor de Dios. “Dios no necesita nada de nosotros –decía–, pero tiene hijos que sí nos necesitan”. Y añadía “Los siervos trabajan por un salario, para merecer premios y evitar castigos, pero nosotros somos Hijos, y los hijos están en las cosas de su padre…”
Pero no se limitaba a la teología, sino que se ocupaba también de la pastoral; principalmente de la pastoral de adultos. Como él decía: “Después de Jesús, nosotros la Iglesia”. Una Iglesia –nosotros la Iglesia– que criticaba a menudo porque la amaba; y la amaba porque a través de ella todos nosotros habíamos llegado al conocimiento de Jesús...
Y vamos a terminar con unas palabras suyas referidas a la necesidad de profundizar en el mensaje del evangelio para los tiempos actuales: “...no podemos menos que subrayar esta grave carencia del pueblo cristiano: orar, orar con la Palabra. Insistimos una vez más: muchos cristianos rezan mucho y escuchan poco. Escuchar la Palabra, entender el mensaje, masticarlo, asimilarlo. Contemplar a Jesús para que se nos vaya metiendo dentro y sea levadura que nos vaya cambiando desde dentro”.

Pamplona 16 de mayo de 2017
Miguel Ángel Munárriz Casajús

Reseña breve
Autor: José Enrique Ruiz de Galarreta
Título: Evangelios de...
Exégesis, reflexión, meditación
Editor: Fe Adulta
Colección: Exégesis
Dimensiones: 21 x 15 cm
Nº de páginas: 582
ISBN: 978-84-944962-6-4
Depósito legal: TO-341-2017
gala3 gala4
Se trata de una obra de consulta extraordinaria para acercarse a la figura de Jesús. Es una recopilación de todos los evangelios que propone la liturgia para los ciclos A, B y C, comentados extensamente por el autor, aportando datos de su contexto histórico y terminando con una meditación personal.
José Enrique Ruiz de Galarreta nació en Pamplona el 27 de abril de 1937. A los 17 años de edad entró en el noviciado de Loyola, ordenándose años más tarde. Murió el 30 de Enero de 2014 dejando una vasta obra entra la que se encuentran 14 libros e innumerables artículos y conferencias.
José Enrique fue amigo de Bergoglio (quien sigue guardando un excelente recuerdo de aquella amistad), y como Bergoglio, siguió esa línea vanguardista que pretende volver al origen, al evangelio, relegando a un segundo plano aquellos aspectos de la religiosidad que posiblemente estén muy bien, pero que son secundarios si se miran con la suficiente perspectiva.
Sin duda José Enrique ha sido uno de los intelectuales más sobresalientes que ha dado nuestra tierra, y es de esperar que poco a poco vaya saliendo a la luz su obra todavía inédita, porque ayuda a plantearse la vida con honestidad y altura de miras.

LA VIDA EN NOSOTROS

col depalma

Jn 14, 15-21
La dimensión escatológica de este texto es sorprendente. A partir del capítulo 13 nos enfrentamos a un extenso discurso de despedida: El evangelista nos presenta a un Jesús consciente de que va a morir. Los discípulos son como sus hijos; él los ha cuidado y protegido, y no quiere que ahora estén desconsolados. Por eso les dice: “No los dejará huérfanos”. La muerte se acerca, pero Jesús les promete: “Regresaré con ustedes”. Los discípulos sienten miedo a quedarse solos, al abandono. Pero Jesús los consuela y les explica que la muerte no tiene la última palabra y que volverá porque, dice, “yo vivo” y “ustedes vivirán”.
Los verbos “vive”, “está en”, “está con” que aparecen en este evangelio en el capítulo 14 llaman la atención sobre todo porque parecen referirse no solo a los discípulos sino a todo creyente, a cada lector u oyente de esta palabra. ¿Quién o quiénes viven?
La respuesta es pluriforme y vincular. Los que “viven” son el Espíritu consolador en nosotros (v. 17); el Padre y Jesús en quienes amen a Jesús (v. 23) y Jesús y los creyentes mutuamente relacionados “porque yo vivo y ustedes vivirán” (v. 19). Las comunidades de los orígenes comprendían que ser cristiano era dejarse llevar por el Espíritu que consuela, el espíritu del Resucitado. Comprendían que Jesús estaba vivo en ellos, y que ellos vivían un vida nueva en esta dinámica de la vida que no tiene fin.
Este texto no permite interpretaciones morales relacionadas con el cumplimiento de los mandamientos, y, sin embargo, apunta a ellas. La única tarea que deja a los discípulos consiste en amar; y ese amor desencadena la acción de cumplir los mandamientos. Recordemos a Agustín de Hipona en su clásico “Ama y haz lo que quieras”, o a Teresa de Jesús “El amor, cuando es crecido, no puede estar sin obrar”. El amor en el centro y como condición imprescindible y, a partir de allí, la acción.
Los cristianos de las comunidades joánicas pasaban momentos difíciles y sus vidas corrían peligro. Tal vez por ello el evangelista dedica tantos capítulos a los discursos de despedida: para ofrecer sentido a situaciones difíciles, para brindar plenitud de vida incluso ante la muerte. Y para poder encontrar en Jesús una propuesta de una vida con sentido. Un sentido y un estilo de vida en plenitud, que se vuelven más importantes y significativos que la misma muerte.
En conclusión, la vida, para el cuarto evangelista, consiste en esta continuidad propia del amor, de la justicia, de la reciprocidad y de la trascendencia. La vida que ofrece el Jesús joánico es vida en abundancia, vida que no se acaba, vida compartida, vida en comunión, vida en relación, vida propia de la justicia, vida para quien ama y vida para quien cree. Es presente y plenitud de ser.

ALEGRÍA, ESPERANZA, AMOR

col sicre

Las lecturas continúan las tres situaciones de la iglesia que comenté el domingo pasado.
Iglesia naciente: modelo de una nueva comunidad

Tras la institución de los diáconos, Lucas nos cuenta la actividad de uno de ellos, Felipe, en la fundación de la comunidad de Samaria. Esto le sirve para indicar las características que debería tener cualquier nueva comunidad.
1) No debe excluir a nadie. Felipe se dirige a Samaria, la región más despreciada y odiada por un judío.
2) Felipe predica a Cristo. Los misioneros no proponen una filosofía moral ni una ética; su intención primordial no es reformar las costumbres sino dar a conocer a Jesús.
3) La palabra va acompañada de la acción. Lucas la concreta en signos y prodigios semejantes a los que realizaron Jesús y los apóstoles: curación de todo tipo de enfermos.
4) El fruto de esta actividad es que «la ciudad se llenó de alegría». El evangelio no es un mensaje triste.
5) Sólo falta algo que el diácono Felipe no puede dar: el Espíritu Santo. Eso lo concede la oración de los apóstoles Pedro y Juan, que simbolizan al mismo tiempo con su presencia la unión entre la nueva comunidad y la iglesia madre de Jerusalén.

Iglesia sufriente: calumnias y esperanza

La carta de Pedro menciona el tema de las calumnias que sufrían los primeros cristianos. Recuerdo dos de ellas, tomadas de textos de Tertuliano y Minucio Félix.
Se decía que cuando uno iba a incorporarse a la comunidad e iniciarse en los misterios, se tomaba a un niño muy pequeño, se lo recubría por completo de harina y se lo colocaba sobre una mesa. Cuando el neófito entraba en la sala, le ordenaban golpear con fuerza aquella masa. Él lo hacía, pensando que no se trataba de nada grave. Y golpeaba una y otra vez hasta matar al niño. Entonces, todos se lanzaban sobre el niño muerto para lamer su sangre y repartirse sus miembros, sellando de ese modo la alianza con Dios.
Otra acusación era la del incesto. Según ella, los cristianos se reúnen en sus días de fiesta para celebrar un gran banquete. Acuden con sus hijos, hermanas, madres, personas de todo sexo y edad. La sala está iluminada sólo por un candelabro, al que se encuentra atado un perro. Cuando han comido y bebido abundantemente, ya medio borrachos, excitan al perro tirándole trozos de carne a un sitio al que no puede llegar, hasta que el perro tira el candelabro, se apaga la luz, y todos se abrazan al azar y se entregan a la mayor orgía entre hermanos y hermanas.
En este contexto, la carta de Pedro recomienda:
1) Saber dar razón de nuestra esperanza con mansedumbre y respeto. Es decir, saber explicar qué creemos y esperamos, pero sin usar condenas y descalificaciones.
2) Es mejor padecer haciendo el bien que padecer haciendo el mal.
Esta conducta, humanamente tan difícil, sólo se puede conseguir recordando el ejemplo de Jesús que, siendo inocente, murió por los culpables. E igual que él resucitó, también nosotros recibiremos el premio de nuestra paciencia.

Iglesia creyente: «obras son amores»

El evangelio, en pocas palabras, reúne temas tan distintos que resulta difícil encontrar un elemento común. No se puede pedir un discurso lógico y ordenado a una persona que se despide de sus seres más queridos poco antes de morir. Destaco tres temas.
1) Este breve fragmento comienza y termina con palabras muy parecidas: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos.» «El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama». Como dice el refrán: «Obras son amores, y no buenas razones».
La relación entre el amor y la observancia de los mandamientos es muy antigua en Israel: se remonta al Deuteronomio, donde amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todo el ser, se concreta en la observancia de sus leyes, mandatos y decretos. En el caso de Jesús hay una gran diferencia, sus mandamientos se resumen en uno solo: «Esto os mando: que os améis los unos a los otros como yo os he amado».
2) Teniendo en cuenta la proximidad de la fiesta de Pentecostés, son importantes las palabras: «Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros.» Parece una contradicción manifiesta pedir al Padre que nos dé algo que ya vive en nosotros. Son los dos tiempos en los que se mueven a menudo estos discursos: el de Jesús, que mira al futuro y pide al Padre que nos dé un defensor; y el nuestro, que ya hemos recibido el Espíritu y vive en nosotros.
3) La unión plena del cristiano con el Padre y con Jesús. «No os dejaré huérfanos, volveré». «Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros».


La foto de Osoro con Martín Velasco

Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara



Una foto muy oportuna: la del cardenal Osoro con Martín Velasco y Marciano Vidal
No tenemos una foto así con el cardenal Rouco Varela, que, más bien, arrinconó a esos dos pensadores cristianos, e hizo que toda la conferencia Episcopal Española (CEE) lanzara sobre ellos la sospecha si no de herejía, que casi, de sujetos peligrosos para los fieles. Algo que también alcanzó a José Antonio Pagola, en aquel episodio injusto y miserable de retirar hasta el “nihil obstat” de su legítimo prelado, monseñor Uriarte, y ordenar la retirada de su libro, “Jesús, aproximación histórica” de las librerías.


Parece mentira que nuestros obispos hayan olvidado el gracejo irónico con el que Iriarte y Samaniego se atizaban mutuamente, hasta llegar al sarcasmo de asegurar con sarcasmo que “… tus obras no son leídas aunque sean prohibidas por la Santa Inquisición”. Dicho y hecho: la obra de Pagola comenzó a editarse, a traducirse, y a venderse de modo sorprendente, demostrando que una de las mejores propagandas para ciertas obras de pensadores en la frontera intelectual es, justamente, la censura eclesiástica. Pero la CEE no se movió, ni reconoció su error, aun después de que el entonces secretario de la Congregación vaticana de la que dependen los asuntos culturales, cardenal Gianfranco Ravasi, afirmara que el libro de Pagola era uno de los mejores que se habían escrito sobre la historicidad de Jesús en los últimos cuarenta años (sic). Recuerdo cómo el padre Arregui respondió al entonces portavoz de la CEE, monseñor Martínez Camino, a la acusación de que las tesis de Pagola eran arrianas, que el obispo, Camino, estaba más cerca del monofisismo que el teólogo donostiarra del arrianismo.
Reconozco que el estilo de Pagola, ameno, claro y pastoral, muy poco clerical, y bastante evangélico, pueda sorprender a algunos eclesiásticos que tienen un concepción hierática del Dogma, como algo que se formuló hace casi dos milenios, y que no tienen ningún posible recorrido, si no es la repetición “ad nauseam”, lo que hace de la Teología una pseudo-ciencia, fija e inamovible “per secula seculorum”. Pero es más sorprendente, todavía, que todos los grandes teólogos españoles contemporáneos estén todos bajo sospecha, cuando es posible que sea esta generación de teólogos dogmáticos, moralistas, o biblistas, la más brillante y preparada de toda la Historia del pensamiento cristiano español. Es una pena que nuestros obispos no sepan, o no quieran, reconocer esta realidad. Por eso resulta reconfortante la foto, publicada en Religión Digital (RD) del Cardenal Osoro con dos hombres de Iglesia, que tienen como punto de referencia, ¡porque eso se ve en la vida!, y no hace falta información especial, el Evangelio de Jesús. Y al afirmar que Martín Velasco y Marciano Vidal son dos hombre de Iglesia no quiero decir que sean eclesiásticos que busquen ante todo el prestigio y el poder de la Iglesia-Institución, como se suele entender esa expresión, sino que son testigos y anunciadores de la Iglesia-Misterio, que los hace, y a todos los que amemos y sirvamos a esta Iglesia, hombres libres, diáfanos, comprometidos con la verdad, y sin subterfugios eclesiásticos.
Aprovecho estas líneas para protestar con toda la energía que puedo de la tremenda injusticia que ha cometido, o está cometiendo, porque todavía tiene remedio y solución fraterna, el señor obispo de Vitoria, monseñor Juan Carlos Elizalde Espinal, navarro, nacido en Mezquíriz. Leyendo su currículo no se ven síntomas de persona rancia, intolerante, o poco flexible. Así que no somos pocos los que suponemos que esta acción de negar el doctorado “honoris causa” y prohibir una conferencia de Pagola en su diócesis no son de su estricta iniciativa, sino que, como afirmaba el otro día del caso del obispo de Almería con la profesora de Religión expulsada de la docencia por haberse casado por lo civil, y con ocho sentencias a su favor hasta llegar al Constitucional y al Supremo, también favorables, da la impresión de que desde la CEE coordinan este tipo de actuaciones. No es coincidencia, o no nos lo parece, que se trate de situaciones resueltas no al “modo Francisco”, sino más bien al contrario. Así que yo me pregunto quien, de verdad, rige la actual Conferencia Episcopal Española, si los que aparecen con sus respetivos cargos, o alguien que mueve los hilos hasta tejer una trama que, a muchos que amamos a la Iglesia, la servimos, y la defendemos, nos sonroja.
Bien, pues, y ¡bravo!, por D. Carlos, ¡Carlos para los amigos!, que lo conocemos desde su época de simple presbítero en Santander. Efectivamente, hay fotos que valen más que cien discursos.

Los PGE 2017 continúan ahondando la pobreza y la desigualdad

Attac-Madrid


La Alianza contra la Pobreza y la Desigualdad, compuesta por más de 1.000 organizaciones sociales, sindicales, ecologistas, religiosas, y de cooperación, considera que los Presupuestos Generales del Estado para 2017 no están a la altura de los desafíos de lucha contra la pobreza y la desigualdad.
Estas afirmaciones se sostienen por la negativa del gobierno y los partidos que le apoyan en no aumentar las partidas presupuestarias de políticas sociales. Esto, además, es mucho más escandaloso cuando tampoco toman medidas para incrementar la presión fiscal a quienes más tienen, o de imlpementar políticas fiscales progresivas y justas.


Se mantiene el sistema dual entre las rentas del trabajo y capital y no se quiere reforzar la progresividad. Se confía el incremento de ingresos a la coyuntura económica, sin querer recuperar los ingresos necesarios para satisfacer el monto de las partidas recortadas por la crisis.
Hay una realidad que nos dice que casi un 30% de la población española está en riesgo de pobreza. Mientras tanto, los PGE2017 y quienes los han aprobado hacen la vista gorda: las prestaciones de desempleo se siguen reduciendo, porque se mantienen las normas de prestación, independientemente de la existencia de parados sin cobertura. La ley de dependencia arrastra listas de espera y no se recupera la cotización a la seguridad social a familiares cuidadores, con lo que se determina pobreza futura. No se invierte en la recuperación del profesorado para mitigar el fracaso escolar, con lo que la descualificación incidirá en más pobreza.
La diferencia de esperanza de vida entre unos españoles pobres y otros más pudientes se incrementará si no se hace nada. Además, mientras se presume de una presencia internacional de la marca España, la cooperación al desarrollo se encuentra en niveles de mínimos, teniendo un efecto también en los países empobrecidos. Así ocurre con cada capítulo de gasto, excepto el dedicado a defensa, que se incrementa mucho más porque responde a otras prioridades diferentes a las de la ciudadanía.
Finalmente, hay que hacer constar que aunque España es un país que ha aprobado la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, su Gobierno no responde a implementarla. No hay voluntad de hacer política coherente para alcanzar los ODS. Ni siquiera hay en el Gobierno una estructura de coordinación, ni una dirección responsable, ni dinámica de crear un proceso de participación. Los PGE podrían ser un instrumento para llevarlos a cabo. Si se quiere. Pero parece que no existe esa voluntad. Un ejemplo: ante unos ODS universales, el compromiso estatal para la cooperación al desarrollo disminuye.
En resumen, los PGE2017 son continuistas, con unos ingresos y una fiscalidad deficientes, unos gastos sociales insuficientes y sin voluntad de hacer un desarrollo inclusivo y solidario para toda la ciudadanía

Papa Francisco reconoce 2 mil casos de pederastia “amontonados”



Papa Francisco6Iglesia estudia la creación de “tribunales continentales” para agilizar procesos
El papa Francisco lamentó hoy la falta personal para poder agilizar los procesos por los casos de curas pederastas, de los que dijo que “hay dos mil amontonados”, durante la rueda de prensa en el vuelo de regreso de su viaje al santuario portugués de Fátima. ··· Ver noticia ···

Buenos enfoques y buenas prácticas ministeriales

Emilia Robles-Proconcil


Estimado/a amigo/a:
Las dos entrevistas (una parcial, en Vida Nueva y una completa, en Religión Digital) a dos obispos brasileños, que les ofrecemos a continuación, son una muestra de un acertado enfoque sobre como lograr comunidades más vivas y corresponsables, donde el laicado (personas concretas con años de dedicación probada en comunidades y formadas específicamente) pueda ser incorporado a un tipo de ministerio presiteral diferente del que conocemos hasta ahora, complementario con el actual ministerio de los sacerdotes célibes, según la propuesta, cada vez más aceptada por su excelente fundamentación teológica y pastoral, del obispo Fritz Lobinger. (“Equipos de Ministros ordenados” y “El Altar Vacío”, Herder Editorial)


Como ya dijo el Papa en su momento al propio Dom Erwin Kráutler: se necesitan obispos valientes que hagan propuestas corajosas para sus diócesis.
Al mismo tiempo, hace falta que se vaya comprendiendo desde todos los ámbitos eclesiales que esta propuesta es una gran oportunidad para la Iglesia en su conjunto.


ENTREVISTAS
Erwin Kräutler: “Presidir la Eucaristía no debe ser prerrogativa de un sacerdote célibe”

“Dos tipos de ministerios sagrados podrían complementarse y enriquecerse mutuamente”, explica a Vida Nueva

Erwin Krautler, obispo emérito Xingu Brasil
Desde su llegada a Belém do Pará, en 1965, como Misionero de la Preciosísima Sangre proveniente de su Austria natal, Erwin Kräutler ha caminado junto al pueblo de Dios de Xingú, llevando la buena nueva del Evangelio y acompañando sus luchas en una de las regiones más conflictivas de la Amazonía brasileña. Actualmente, es el secretario de la Comisión Episcopal para la Amazonía de la CNBB y preside la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) en el país.

Su preocupación por la ausencia de sacerdotes que presidan la celebración eucarística continúa vigente, como ya se lo manifestó en su momento al papa Francisco (en 2014), y así lo ratifica a Vida Nueva.
PREGUNTA.- ¿Por qué la Iglesia católica debería considerar la posibilidad de que hombres casados con fe demostrada (viri probati) puedan asumir algunas funciones sacerdotales? Desde su experiencia, ¿cuáles serían los argumentos a favor?
RESPUESTA.- No se trata de poner en jaque el celibato. Hay muchas personas, tanto hombres como mujeres, que hacen esta opción y son felices con lo que eligieron, fieles a esta decisión que han tomado en edad madura. Defiendo, sí, la tesis de que presidir la celebración de la Eucaristía no debe ser una prerrogativa de un sacerdote célibe. Dos tipos de ministros sagrados, célibes y casados, podrían complementarse y enriquecerse mutuamente, y serían una ganancia inmensa para la Iglesia. Muchos obispos piensan –y yo soy uno de ellos– en la implantación de este otro tipo de sacerdote al lado del tradicional. En Xingú, para atender a casi 800 comunidades esparcidas en un inmenso territorio, hay apenas 30 padres, varios de ellos con más de 65 años. De ahí se puede sacar la conclusión: ¿cuántas veces el pueblo tiene realmente acceso a la Eucaristía para cumplir el mandato explícito del Señor: “Haced esto en memoria mía” (1 Cor 11, 24; Lc 22, 19)?
P.- ¿Qué sería lo específico de la vocación de estos viri probati en la Iglesia?
R.- No me gusta la expresión viri probati, pues restringe a priori el sacerdocio a los hombres. Además, ¿cuál es la instancia que decide si un hombre es vir probatus o no?, ¿cuáles son los criterios para llegar a esa conclusión? Soy mucho más partidario de la tesis que sostiene un obispo de Sudáfrica, monseñor Fritz Lobinger, de origen alemán, obispo emérito de Aliwal, que sugirió que las comunidades pudieran proponer un equipo (team of elders) de personas candidatas a ser ordenadas para presidir la Eucaristía en su comunidad, y solo en su comunidad, sin que ello implique abandonar su vida familiar o profesional. (…)