FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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jueves, 28 de diciembre de 2017

ACOGIÉNDOTE


col salome 2


La llena de gracia, humilde y sencilla
la mujer que vive con paz y alegría
la que lucha siempre por toda justicia
la que vela siempre venciendo fatigas
la que no se esconde, la que no se mira
y se pone en camino y comparte su vida
la que da consuelo, la que cada día
acompaña en silencio, adora y confía
LA QUE SONRÍE ESPERÁNDOTE
Y SE SIENTE DICHOSA ESPERÁNDOTE
Y REGALA SU VIDA ESPERÁNDOTE
Y LLENA SU ESPERANZA ACOGIÉNDOTE
MUJER FUERTE ES MARÍA, ESPERÁNDOTE
LA QUE SIEMPRE CAMINA, ESPERÁNDOTE
LA QUE EN DIOS CONFÍA, ESPERÁNDOTE
Y HACE SAGRADA SU VIDA, ACOGIÉNDOTE
Jesús, te esperamos, ven a nuestra vida
eres la esperanza, la luz, la alegría
¡ven! Llena los días, de paz y justicia
que a nadie le falte el pan y las caricias
Transforma mis manos, que estén extendidas
que sepa seguirte por donde caminas
que al fin entendamos que somos familia
que tú nos habitas y nos das la vida
QUIERO SONREÍR ESPERÁNDOTE
SENTIRME DICHOSA ESPERÁNDOTE
REGALAR MI VIDA ESPERÁNDOTE
LLENAR MI ESPERANZA ACOGIÉNDOTE
QUIERO CONFIAR, ESPERÁNDOTE
SEGUIR CAMINANDO, ESPERÁNDOTE
QUE SEA MÁS FUERTE, ESPERÁNDOTE
SER TIERRA SAGRADA, ACOGIÉNDOTE
SER TIERRA SAGRADA, ACOGIÉNDOTE
SER TIERRA SAGRADA, ACOGIÉNDOTE

LA LUNA Y LA ESTRELLA


col salome 2


La luna sonríe creciente
e ilumina este cielo, impaciente
por anunciar a los hombres
al Niño que viene
y se inventa una estrella en oriente
y se inventa una estrella en oriente
y se inventa una estrella en oriente
La estrella se pone en camino
guiando hacia un nuevo destino
a quien quiera aprender
a mirar con cariño
y nos lleva despacio hasta el Niño
y nos lleva despacio hasta el Niño
y nos lleva despacito hasta el Niño
DUERME JESÚS
EL AMOR DE MARÍA TE ABRIGA
DUERME JESÚS
QUE JOSÉ RÍE CON TU VENIDA
SUEÑA JESÚS
CON LA PAZ, CON LA LUZ
CAMBIA MI CORAZÓN
CON TU VIDA
La luna sale de puntillas
para no hacer ruido si brilla
le dice a la estrella
que luzca más bella
y avise a los que están en vela
y avise a los que están en vela
y avise a los que están en vela
La estrella llama a los pastores
que alzan la voz mientras corren de camino a Belén
presurosos por ver
el regalo de Dios a los hombres
el regalo de Dios a los hombres
el regalo de Dios a los hombres
DUERME JESÚS
EL AMOR DE MARÍA TE ABRIGA
DUERME JESÚS
QUE JOSÉ RÍE CON TU VENIDA
SUEÑA JESÚS
CON LA PAZ, EN LA LUZ
CAMBIA MI CORAZÓN
CON TU VIDA
Quiero ser luna que alumbra
la estrella que se mueve y guía
quiero iluminar y quiero anunciar que en Jesús,
Dios nos hace familia
DUERME JESÚS
EL AMOR DE MARÍA TE ABRIGA
DUERME JESÚS
QUE JOSÉ RÍE CON TU VENIDA
SUEÑA JESÚS
CON LA PAZ, CON LA LUZ
CAMBIA MI CORAZÓN
CON TU VIDA
CÁMBIANOS EL CORAZÓN
CON TU VIDA

¿SABES CUÁNDO SE MONTÓ EL PRIMER BELÉN O POR QUÉ SE LLAMAN 'VILLANCICOS'?


col saturnino

Comenzamos con una curiosidad sobre el Adviento que prepara la Navidad. El Adviento, como tal, se 'inventó' en España, en pleno siglo IV.
En el año 380, todos los obispos de Hispania se reunieron en Zaragoza y hablaron de una preparación para el nacimiento de Jesús, que en los primeros siglos se celebraba el 6 de enero, nuestros actuales "Reyes". En ese momento, se decidió animar a los cristianos a juntarse en las iglesias a partir del 17 de diciembre, para preparar la "venida del Mesías". Cuando la Navidad pasó al 25 de diciembre, se crearon los cuatro domingos previos, cada uno con su lectura, su significado y sus propósitos.
El día de Navidad fue oficialmente reconocido en el año 345, cuando por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno se proclamó el 25 de diciembre como fecha de la Natividad de Cristo. Pero algunas de las costumbres tradicionales de la Navidad llegaron más tarde, como la de cantar villancicos que no se agregó hasta la Edad Media.
El solsticio de invierno en el origen de la Navidad
En realidad todos sabemos que ni el 25 de diciembre es la fecha del nacimiento de Jesús ni el 6 de enero la fecha de Epifanía (Reyes Magos), aunque el acontecimiento como tal está perfectamente relatado en el Nuevo Testamento.
Los angloparlantes utilizan el término Christmas, cuyo significado es 'misa (mass) de Cristo'. En algunas lenguas germánicas, como el alemán, la fiesta se denomina Weihnachten, que significa 'noche de bendición'. Para los latinos las fiestas de la Navidad, como su nombre indica la Natividad es el Nacimiento de Jesús de Nazaret.
El 25 de diciembre los pueblos de la antigüedad celebraban el solsticio de invierno en el hemisferio norte (desde el 21 de diciembre). La adopción a esa fecha se realizó siglos después, empezando por el testimonio del historiador afro-cristiano Sexto Julio Africano en el año 221 acerca de la fecha de nacimiento en Judea y la Cronología litúrgica Filocaliana del año 336 en Roma, fiesta del nuevo sol, o sea la Natalis Invicti, como se decía entonces. San Cipriano de Cartago (s.III) se inclinaba por el nacimiento de Jesús y el sol del solsticio cuando escribía: "¡Oh, qué maravillosamente actuó la Providencia, que en el día en el que nació el Sol, Cristo debía nacer!".
lgunas festividades que coinciden con ese periodo del solsticio de invierno (diciembre) de culturas paganas mencionan en sus rituales astrológicos a algún dios sol; tales como Apolo y Helios (en Roma y Grecia), Mitra (en Persia), Huitzilopochtli (en Tenochtitlán), entre otros. Los romanos celebraban el 25 de diciembre la fiesta del Natalis Solis Invicti o Nacimiento del Sol invicto, asociada al nacimiento de Apolo. Algunas culturas creían que el dios del sol nació el 21 de diciembre, el día más corto del año.
En la actualidad, prácticamente todas las Iglesias cristianas históricas (Iglesia católica, Iglesia ortodoxa, Comunión anglicana, diversas Iglesias protestantes, etc.) otorgan a la solemnidad de la Natividad o Navidad una importancia tal que se la antecede de un tiempo de preparación, el Adviento, de la misma forma que la Cuaresma constituye el tiempo de preparación para la Pascua.
La "Misa del gallo", la noche del 24 diciembre
Fue el Papa Sixto III (siglo V d.C.) quien introdujo en Roma la costumbre de celebrar en Navidad una vigilia nocturna, a medianoche, "en seguida de cantar el gallo" (como decían los romanos) en un pequeño oratorio, llamado "ad praesepium", (ante pesebre), situado tras el altar mayor de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma. La palabra pesebre se deriva del latín praesepem que significaba "cajón para la comida de los animales". Queda pues claro que lo del "gallo" no tiene nada que ver con la costumbre de algunos lugares de comer gallo al horno en la cena de "Nochebuena".
Por Navidad, los cristianos africanos se reúnen y leen pasajes de la Biblia. Posteriormente realizan bailes y cantos al aire libre. En Etiopía realizan una ceremonia bañándose en los ríos. Y tas esta curiosidad vamos con otras más sobre costumbres navideñas muy arraigadas popularmente.
El "Nacimiento", "Portal de Belén" o "Pesebre"
La tradición de instalar el Belén en el mundo se remonta al año 1223, en una Navidad de la villa italiana de Greccio. En esta localidad, San Francisco de Asís reunió a los vecinos de Greccio para celebrar la misa de medianoche.
Al rededor de un pesebre, con la figura del Niño Jesús, moldeado por las manos de San Francisco, se cantaron alabanzas al "misterio del Nacimiento"; en el momento más solemne de la misa, según la tradición, aquella figura inmóvil adquirió vida, sonrió y extendió sus brazos hacia el Santo de Asís.
El milagro se había producido ante la vista de todos, y desde entonces la fama de los "Nacimientos" y su costumbre se extendió por todo el mundo. El Papa Juan Pablo II, en 1986, a petición de las asociaciones belenistas de todo el mundo, proclamó a San Francisco de Asís Patrón Universal del "belenismo".
La tradición italiana fue pasando al resto de Europa, al principio como práctica eclesiástica, después aristocrática y finalmente popular. Así ocurrió en España cuando en el s.XVIII el rey Carlos VII de Nápoles pasó a ser rey de España y promovió la difusión de los nacimientos entre la aristocracia española, llegando posteriormente a la práctica popular en la toda España y en América, en iglesias, comercios y casas.​ Las "Asociaciones de "belenistas" en bastantes países son toda una escuela de arte, ornamentación y diseño.
Es frecuente instalar solamente el "Misterio", que es la escena fundamental de El Niño, María, José y el buey, símbolo del evangelista Lucas que simboliza la paciencia y el trabajo y el asno, que acompaña símbolo de humildad. ¡Ah!... y los pastores y Reyes.
Es interesante destacar, que en la ciudad de San Cristóbal de La Laguna en la isla de Tenerife en España, que es Patrimonio de la Humanidad, es el primer lugar del que se tiene constancia en este país, de que se expuso de forma pública en una casa particular y fuera de lo que es un templo, un "Portal de Belén" para disfrute de todos los vecinos.
Ocurrió en el siglo XVII en el domicilio de la familia Lercaro que hoy alberga el Museo de Historia de Tenerife en el que se conserva este precioso Belén procedente de Génova en Italia. Y fue el santo tinerfeño Pedro de San José Betancur, franciscano y fundador de la Orden Betlemita y también en el siglo XVII, uno de los principales precursores del belenismo en las tierras americanas descubiertas por los españoles.​
Los "villancicos"
Los villancicos son una forma musical y poética, tradicional de España y Portugal y América latina, muy popular entre los siglos XV y finales del siglo XVII para celebrar el nacimiento del Niño Jesús. La costumbre quiere recordar a los muchos profetas que anunciaban el nacimiento del Salvador.
Se llaman villancicos por ser la gente de la villa, los villanos, quienes adaptaron los antiguos himnos y cantos en latín con los que la Iglesia recordaba la llegada de Jesús, transformándolos en canciones muy dulces. Los primeros se originaron, según se cree, en Inglaterra, en la época de Enrique I en que los cantos en latín amenizaban las fiestas de la Corte. "El Canto del Jabalí", era llamado canto del villano, y una especie de diminutivo se transformó en villancico para designar estos coros o estribillos.
El villancico "Noche de paz, noche de amor"
Cada 24 de diciembre, miles de turistas se trasladan a Oberndorf, cerca de Salzburgo (Austria), donde hace casi 200 años fue compuesta la canción "Noche de Paz", quizá el villancico más conocido del mundo.
Fue traducida a 330 idiomas y fue creada casi por casualidad, porque en 1818- dos días antes de Navidad -se había estropeado el órgano de la iglesia de san Nicolás la parroquia del padre Joseph Mohr. Para no decepcionar a sus feligreses, el sacerdote pidió a su amigo Franz Xaver Gruber, maestro y organista del vecino pueblo de Arnsdorf, que compusiera una melodía para un texto de Navidad.
En la "Misa del gallo" de ese 24 de diciembre, Joseph Mohr, cura con voz de tenor y que tocaba la guitarra, y Gruber, que poseía una bella voz de bajo, interpretaron por vez primera en alemán "Noche de Paz". Hecho inhabitual en la época, cuando los textos religiosos se redactaban sólo en latín. Pero Mohr consideraba que una letra simple y comprensiva era lo más adecuado para sus feligreses.
En 1831, un coro que se dedicaba a cantar aires populares del Tirol incorporó el villancico del padre Mohr a su repertorio durante una gira por Prusia. De allí, la canción viajó a Nueva York, donde fue interpretada por un coro tirolés en 1839 pero donde sus autores y su origen permanecieron desconocidos.
Treinta y seis años más tarde, la corte real de Prusia, que buscaba el original de la partitura, consultó al párroco de San Pedro de Salzburgo, quien para sorpresa general respondió que Mohr y Gruber, muertos en el anonimato respectivamente en 1848 y 1863, eran los autores del villancico que se había atribuido al compositor austríaco Michael Haydn.
La Novena de Aguinaldos y las Posadas
La Novena de Aguinaldos" es una costumbre católica, arraigada en Colombia, Venezuela y Ecuador, análoga a las Posadas que se celebran en México y Centroamérica (Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá). Las Posadas las crearon los primeros evangelizadores con el fraile agustino Diego Soria (1587), que obtuvo del papa Sixto V indulgencias para la realización de las nueve misas de aguinaldo en los días anteriores a la Navidad.
La"Novena de Aguinaldos" fue creada por el franciscano ecuatoriano Fernando de Jesús Larrea​ que en 1725 fue predicador en Ecuador y Colombia. Se trata de una oración rezada durante nueve días (novena) en la época previa a la Navidad (época de aguinaldos).
Con el tiempo y más ampliamente se ha convertido en un evento social, en el que en torno a la "novena" se reúnen los miembros de la familia en los hogares, los trabajadores en sus compañías y las comunidades en los parques o en los centros comerciales con fiestas varias.
El árbol de Navidad
El árbol de Navidad decorado, se cree que apareció a principios del siglo XVII, en Alemania. En 1605, un árbol fue decorado para ambientar el frío de la Navidad, costumbre que se difundió rápidamente por todo el mundo.
El primer árbol de Navidad iluminado con lámparas eléctricas se instaló en casa de Edward Johnson. Debió de ser una mañana invernal de 1882 cuando Edward Johnson, asistente de Edison, iluminó por primera vez el árbol de Navidad. Medio siglo después el Rockefeller Center de Nueva York hacía lo propio con su descomunal abeto, y antes del nuevo milenio los arbolitos de todo el mundo lucían las guirnaldas luminosas de Johnson. La comida típica de Navidad es cordero, pato, pescado, salchichas o ensalada de papas o de fideos.
Desde 1931, cuando los contratistas de este legendario edificio levantaron un abeto en los terrenos aledaños, una personalidad estadounidense rinde su particular tributo a Johnson encendiendo las cinco mil luces del árbol navideño más famoso de América. Barack Obama fue el encargado de 'encender' Nueva York en 2012, un privilegio que recaerá este año sobre Lady Gaga y Tony Bennett.
El árbol de Navidad llegó a Finlandia en el año de 1800, que lo acogió rápidamente por la cantidad de bosques que tiene. Finlandia además tiene algo que los demás no tienen: Papá Noel vive allí. También se le puede ir a visitar en muchas de sus atracciones y hay algunos arreglos de decoracióon navideña que son muy finlandeses. De allí se extendió por el resto de países nórdicos. Llegó a Inglaterra en 1829, y fue el príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria, quien ordenó adornar el castillo de Windsor con un árbol navideño en 1841. En Suecia, mantienen el árbol adornado y con sus luces hasta 20 días después de la Navidad.
Colocan estrellas y manzanas por todo el árbol, que simbolizan a Adán y Eva (ya que es el santo que se celebra ese día: todos los Adán y Eva de Finlandia celebran también su santo el 24 de diciembre). Por supuesto, las bolas de colores también están allí.
En Suecia se mantiene el arbolito adornado y con luces hasta 20 días después de la celebración de Navidad.
Finalmente, los finlandeses decoran sus puertas y estancias en muchas ocasiones con ramilletes de flores y ramas navideñas, normalmente con un ribete rojo. Si quieren hacer que la entrada a sus casas sea más hogareña estos días, probablemente se hagan ellos mismos linternas de hielo.
El acebo y el muérdago
El muérdago (o acebo) representa en Navidad una demanda a la divinidad de prosperidad. Fue objeto de gran veneración por parte de los galos que se reunían en torno de las encinas cargadas de muérdago para hacer sus oraciones bajo el sacerdocio de los druidas.​
La estrella de Navidad es originaria de Filipinas: allí se hacen antorchas en forma de estrellas de 5 puntas, que iluminan la entrada de las casas. Suele colocarse en la parte superior del árbol de Navidad.
Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás
Papá Noel, Santa Claus y San Nicolás (o Sanctus Nicolaus, nombre del que Claus es una contracción) son los nombres con los cuales se conoce universalmente al personaje legendario que según la cultura occidental trae regalos a los niños por Navidad (la noche del 24 al 25 de diciembre).
Todo deriva del mismo personaje mítico del solsticio de invierno que el cristianismo sincretízó en el misionero de origen griego llamado Nicolás, que vivió en el siglo II en los valles de Licia, Anatolia (actual Turquía) llegando a ser obispos de Myra. Murió un 6 de diciembre y fue proclamado santo e inspiró la figura de Papá Noel en los Estados Unidos.
Era una de las personas más veneradas por los cristianos de la Edad Media por su gran bondad y protección de pobres y niños. Tal fue la admiración que sintieron por él que se convirtió en santo patrón de Grecia, Turquía, Rusia y Lorena (Francia). Sus reliquias se conservan en la basílica de San Nicolás de Bari en Italia a donde las trasladaron los cristianos -antes griegos- las llevaron en secreto en 1087 cuando los musulmanes invadieron el territorio que hoy es Turquía, los cristianos lograron sacar en secreto sus reliquias (1087).
La transformación: De "San Nicolás" a Santa Claus y Papá Noel se cree que sucedió alrededor del año 1624 cuando los inmigrantes holandeses fundaron la ciudad de Nueva Ámsterdam, más tarde llamada Nueva York. Obviamente llevaron sus costumbres y mitos, entre ellos el de Sinterklaas (San Nicolás en neerlandés), su patrono (cuya festividad en Holanda es entre el 5 y el 6 de diciembre). En 1809 el escritor Washington Irving en Estados Unidos escribió la sátira Historia de Nueva York, en la que deformó al santo holandés, Sinterklaas, en la burda pronunciación angloparlante Santa Claus.

NAVIDAD


col munarriz

El Ángel dijo a los pastores que velaban en medio de la noche: “Hoy en Belén de Judá os ha nacido un salvador”... Un salvador que no había nacido en un palacio rodeado de señales –como se supone que debería ser–, sino en la cuadra de una posada acompañado de sus padres pobres y de unos cuantos pastores marginales. Un salvador que murió en la cruz abandonado de los suyos y solo acompañado de un pequeño grupo de mujeres leales.
Hoy la palabra “salvador” nos suena raro, sobre todo cuando nos empeñamos en juzgar las expresiones del pasado con criterios actuales. Muchos entienden la salvación como el hecho individual de alcanzar la vida eterna a base de méritos, pero como decía un amigo jesuita: El sueño de Dios no puede ser la raquítica salvación de media docena de perfectos, sino toda la Humanidad realizada y perfecta que alcanza su plenitud”. Una humanidad formada por personas que no viven esclavas del dinero ni de las cosas que se pueden comprar con dinero. A las que se les remueven las entrañas ante la desgracia ajena. Que son tolerantes y conciliadoras. Que trabajan por la paz y la justicia. Una humanidad en la que los más importantes son los más necesitados; en la que los primeros son aquellos que se hacen servidores de todos y esclavos de todos...
La expresión “Jesús nos salva, nos libra del pecado”, no tiene nada que ver con ningún acto jurídico por el cual alcanzamos el perdón de unas supuestas ofensas a Dios ­–miremos lo ofendido que se sentía el padre del hijo pródigo–, sino con el hecho de que nos ayuda a liberarnos de la fascinación que nos producen muchas cosas que no merecen la pena y que acaban arruinando nuestra vida... ¿Y cómo lo hace?... Pues con una propuesta fascinante que da todo el sentido a nuestra vida; que nos empuja a vender nuestros pequeños ídolos, banales e irrelevantes, para comprar, llenos de alegría, el tesoro que hemos encontrado escondido en un campo.
Las primeras comunidades cristianas participaban de este espíritu, eran fértiles y no dejaban de crecer. En ellas no había necesitados “porque nadie consideraba sus bienes como propios”. Les ocurría igual que a su maestro; que causaban fascinación entre la gente e irritaban sobre manera a los dirigentes –que los perseguían y los mataban–. Luego aquello se contaminó con filosofías ajenas a la Buena Noticia, vino Constantino, el poder, la influencia, la jerarquía de corte monárquico... y aquel espíritu inicial comenzó a decaer. Hoy, tras muchos siglos, hay motivos para la esperanza y no podemos desaprovecharla.
Pensamos que un cristiano es el que trata de parecerse a Jesús de Nazaret, “que pasó por el mundo haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal” –según palabras de su íntimo amigo Pedro–, y punto final. Todas las demás manifestaciones de cristianidad probablemente estén muy bien, pero no constituyen la esencia del cristiano. En nuestra sociedad, a los cristianos se nos identifica con gente acomodada que ha sido capaz de hacer pasar al camello por el ojo de una aguja, es decir, de compaginar sin ningún rubor, su condición de cristiano con la plena participación en la sociedad de consumo.
Volvamos a la Navidad. Una celebración es importante en la medida en que lo es el acontecimiento que se celebra, y lo que estos días celebramos es de la máxima importancia. Porque celebramos que en aquel niño, hemos descubierto que podemos vivir, que esto tiene sentido, que está pensado por una Madre. Quizás importe poco que la hayamos convertido en una orgía de consumo –antítesis de lo que en principio se celebra–, porque seguirá mereciendo la pena si hay personas que se reencuentran con aquel espíritu capaz de transformar el mundo... y destinado a ello.

LECTURAS DE LA NAVIDAD


col lozano art

Parece innegable que, en nuestro entorno sociocultural, y más allá de creencias religiosas, la fiesta de “Navidad” ha ocupado durante siglos (y aún sigue ocupando) un lugar privilegiado. Diferentes factores la convirtieron en una fecha popular e incluso entrañable, aunque no faltaran nunca sus detractores. Resortes psicológicos básicos, religiosidad sentida, escenas de la infancia cargadas de emoción, reuniones familiares, e incluso, cada vez más, intereses comerciales, lograron que esas fechas aparecieran revestidas de un atractivo especial, a tenor de las experiencias e incluso de las creencias de cada cual.
Sin embargo, acerca de la Navidad caben diferentes lecturas:
Lectura histórica:
La fiesta de Navidad se institucionalizó a partir del siglo IV; su reconocimiento oficial se produjo el año 354, por parte del papa Liberio. En su origen, en esa fecha se celebraba en Roma el “Dies Natalis Solis invicti”, el nacimiento del sol, siempre invicto, que acontecía cada año en el solsticio de invierno, justo cuando los días empiezan a alargar.
El cristianismo asumió la festividad pagana, datando en esa fecha el nacimiento de Jesús, considerado como el verdadero “Sol” por el que había llegado la luz a este mundo.
Sin embargo, este no fue un caso aislado, sino que algo similar había ocurrido en muchas mitologías: en Persia, Mitra, dios de la Luz; en Roma, Apolo; en Egipto, Horus; en las culturas germánicas y escandinavas, Frey, dios del sol naciente; entre los mexicas, antiguo pueblo precolombino, Huitzilopochtli, dios del sol… Tomando al sol como símbolo de lo divino, las diferentes culturas fijaron como fecha del nacimiento de sus respectivas divinidades el solsticio de invierno, cuando los días empiezan a alargarse, cuando el sol “vuelve a nacer”.
Lectura religiosa:
La lectura religiosa se basa en la creencia, es decir, en el dogma. Para el credo cristiano, en Navidad acontece el hecho central de la historia: Dios se hace hombre en la persona de Jesús de Nazaret.
Dicha lectura se apoya en los textos legendarios que aparecen en los evangelios de Mateo y de Lucas -no así en los de Marcos y Juan- y presenta el acontecimiento como la “buena noticia” por excelencia, que será presentada con estas palabras puestas en la boca del ángel: “No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador; el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.
Según esta lectura, Dios se hace hombre. No es difícil imaginar las “resonancias” que tal creencia habría de encontrar en los seres humanos, despertando o avivando sensaciones de seguridad, sentido, confianza…, acompañadas todas ellas de la imagen tierna e indefensa de un bebé recién nacido.
Ahora bien, junto con ello, la creencia religiosa ofrecía la base para su propia absolutización: si Dios se hace hombre en Jesús, esto significa que nos hallamos ante la única religión verdadera, aquella en la que Dios, no solo ha hablado, sino que ha sancionado de manera indubitable.
Lectura espiritual:
Más allá de la creencia y de los relatos legendarios que la sostienen, es muy fácil acceder a la verdad profunda -a veces inconsciente, incluso para los autores de esos mismos relatos- que late en ese “mapa” concreto.
Tal lectura es simple: lo humano es divino. Aquello a lo que los humanos se han referido con el término “Dios” -en sánscrito dev, cuyo significado es sencillamente “luz” o “luminosidad”- está “naciendo” constantemente en todo lo que percibimos a través de los sentidos.
Todo, empezando por lo más pequeño -un bebé en pañales acostado en un pesebre-, es manifestación de lo divino. Todo es Dios manifestado.
Más allá incluso de los términos que han vehiculado contenidos religiosos, la lectura espiritual de lo que se celebra en Navidad podría tal vez expresarse de este modo: La Realidad última, el Fondo único, Lo que es -inalcanzable para nuestros sentidos y nuestra mente- se está manifestando en todas las formas que aparecen ante nosotros. Y ese mismo Fondo constituye nuestra verdadera identidad.
Místicos sufíes gustaban decir que “lo único real es Dios; todo lo demás son “disfraces” en los que Dios se oculta”. Todo es Eso inefable -lo Real solo puede ser uno-; las formas no son sino “despliegues”, en una admirable no-dualidad. No existe Eso inefable más las formas que advertimos: todo es uno. Y nosotros mismos somos, al mismo tiempo, una forma vulnerable -nuestra personalidad tan frágil- y Eso que es plenitud. Comprenderlo es sabiduría, vivirlo es liberación.

Internet para pobres y ricos


Alejandro Nadal

Hace cinco días la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos decidió revocar las reglas que impiden a los proveedores del servicio de Internet acelerar, bloquear o hacer más lento el acceso a cierto contenido, aplicaciones o sitios de la red. La administración Trump cumple así su promesa de desmantelar la regulación heredada de su predecesor y puesta en marcha en 2015 para garantizar la neutralidad de Internet. Los argumentos son los mismos que hemos escuchado una y otra vez para justificar la desregulación: la intervención gubernamental es un obstáculo para la inversión y para la introducción de innovaciones, lo que impide refinar el servicio.
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El especialista

Jaime Richart, Antropólogo y jurista
Desde mi madurez vital he desconfiado de los especialis­tas más allá de su utilidad en cada circunstancia. Pero in­cluso de ésta desconfío también. Y me refiero no sólo a los exper­tos dentro de un área de conocimiento sino también a los ex­pertos con carácter general acerca de una materia, res­pecto a quienes la desconocen en absoluto. El médico o el abogado o el juez o el político o el economista o el mili­tar o el físico, por ejemplo, respecto al resto de la sociedad. To­dos, cuanto más sesudos y más celosos del objeto de su estu­dio, más deformados en relación al resto de porciones de realidad que les rodea.
Cuanto más esmero y más em­peño ponen en ampliar el conocimiento de su interés, más alejados están de la sabiduría. El que sabe un poco de todo, no sabe nada. Pero el que sabe mucho de algo, acaba igno­rando todo lo demás hasta que eventualmente algo le des­pierta. Ese despertar que le hizo decir al genio Einstein dos y dos son cuatro hasta nueva orden…
Raro es el especialista que sabe lo que ignora y raro es el que relativiza su parecer… Se manifiesta ordinariamente sin humildad frente al profano como el teólogo frente al pa­gano. Diríase que el especialista de categoría, no sabe nada de otras cosas que no sean las suyas.
Además, raro es el que es capaz de reconocerse como un teórico más den­tro del ám­bito cultural al que pertenece, y más raro el que tiene en cuenta que existen otros ámbitos culturales en los que su te­sis seguramente no tendrá cabida, y por eso no ad­vierte “hay otras teorías, otras formas de hacer las co­sas; la mía, las mías son éstas, y ésta es mi oferta”. Esto es para mí el las­tre suficiente que me impide animarme a ha­cerle mucho caso. La deformación global de la personali­dad del especia­lista y su habitual arrogancia son la causa de mi descon­fianza y también de mi antipatía desde un punto de vista di­dáctico y cultural. Sí, porque sabemos hasta qué punto todo cuanto forma parte de nuestra civili­zación es el resul­tado, primero del consenso de minorías y segundo de fre­cuentes correcciones no ya de corolarios sino también de principios y de fundamentos en todos los órdenes. Y esto me lleva a enlazar con lo inicial. Una cosa es que sea utilita­ria una teoría porque permite trabajar so­bre ella y aquietar a los espíritus inquietos necesitados constantemente de certe­zas, y otra que esté revestida de una certidumbre uni­versal y concluyente.
Sin embargo, nunca sabremos a cien­cia cierta hasta que protagonicemos nuestra muerte qué nos espera tras ella. Nunca sabremos cuál es el verdadero ori­gen del universo. Nunca sabremos de dónde venimos y a dónde iremos. Nunca sabremos si los fundadores de las reli­giones, sobre todo las monoteís­tas, fueron enviados por un dios, fueron extraterrestres o fueron simples humanos dotados de un sentido común pero especial y universal diri­gido a dar sentido a la vida del ser humano y de paso a organizarla; si vinieron o no para despertar la conciencia dormida del salvaje o de toda la especie humana… Las gran­des incógnitas jamás se des­velan más allá de lo que desea el interés o la vo­luntad individuales y colectivos.

Pues bien, el ser humano de esta civilización, el que do­mina a través de un laberinto de intereses heterogé­neos que al final le hace padecer trágica ceguera, es el especialista de nuestro análisis y descripción. Ése que ca­rece de la visión de conjunto, ése que tiene sus miras pues­tas en el sólo obje­tivo de la ganancia y la depreda­ción. Ése al que la estul­ticia, la deformación y la ambición a la postre le han atrofiado el instinto y mutilado la inteli­gencia que pre­cisa la colmena para su supervivencia. Ése que tala y tra­fica con la madera, ése que explota los hidro­carburos, ése que poluciona ciuda­des y países con la indus­tria petro­química… Ése que al­tera ecosistemas, destroza mares, lagos, montañas y ríos. Ése que ha provo­cado ya neciamente la destrucción paula­tina, si medimos el tiempo a escala cósmica pero galo­pante si la medimos por el que dura una vida humana, de las condi­cio­nes de vida en la única casa que posee él y po­seemos to­dos: el planeta Tierra. Maldito sea…

La violencia de Dios en un pesebre


Marco Antonio Velásquez

Navidad3
La escena del Hijo de Dios en un pesebre, que nace en el vientre virginal de una mujer sencilla, en una ciudad insignificante y desconocida como Belén, más allá de la tierna inocencia con que ha sido descrita, a través de la historia, es de una fuerte carga emocional que contiene toda la impotencia de Dios hacia la humanidad. La escena, tantas veces repetida y ritualizada, más que nunca con fines profanos, representa una escenografía que violenta la conciencia de cualquier espectador, pasivo o activo.
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El Nacimiento del Mesías

Juan José Tamayo
Enviado a la página web de Redes Cristianas
Tamayo3
Publicado en mi blog de amerindiaenlared.org
El 24 de diciembre de 1999 publiqué en el diario EL PAÍS el artículo “El nacimiento del Mesías”, que tuvo una excelente acogida y provocó un fuerte impacto tanto entre personas creyentes como no-creyentes. 18 años después he hecho consultas sobre la bibliografía reciente en torno al tema y he comprobado que existe una coincidencia básica con los datos expuestos en el artículo de entonces. Por eso he decidido publicarlo de nuevo actualizando algunos análisis e incorporando la siempre lúcida reflexión de Ernst Bloch, que acentúa aspectos sociales del nacimiento de Jesús de Nazaret hoy olvidados en las celebraciones religiosas, que se quedan en la formalidad litúrgica sin creatividad alguna, y en las celebraciones laicas, que con frecuencia no hacen otra que degenerar en consumismo. Como dice el viejo adagio latino: Corruptio optimi pessima.

Las recientes investigaciones sobre el judaísmo de la época de Jesús, y muy especialmente las llevadas a cabo en torno al Nuevo Testamento, han hecho importantes aportaciones en torno al Jesús histórico. Los métodos histórico-críticos (historia de las formas, historia de la redacción) e histórico-sociológicos y antropológicos (antropología cultural, historia social y económica, ciencias sociales) aplicados al estudio de la literatura cristiana primitiva han contribuido a cuestionar algunas de las tradiciones más arraigadas en el cristianismo ya bimilenario. Dos de ellas son la fecha y el lugar de nacimiento de Jesús; la primera se encuentra en la base del calendario de Occidente; la segunda constituye uno de los motivos principales de la Navidad.
Apenas contamos con documentos históricamente fiables que nos informen sobre el nacimiento de Jesús. Por una parte, los historiadores romanos y judíos no nos han dejado ninguno. Por otra, dentro de los escritos del Nuevo Testamento sólo los evangelistas Mateo y Lucas hablan de él en dos textos independientes entre sí, que son conocidos como “relatos de la infancia”. Ellos han alimentado la piedad cristiana popular y el imaginario colectivo de Occidente, y son una importante fuente de inspiración de poetas, artistas y narradores. A su vez, han sido objeto de crítica -también de burla- en entornos culturales racionalistas y secularizados, ajenos al mundo de los símbolos y los mitos. Se trata, en realidad, de dos textos que pertenecen a un género literario peculiar, el de los relatos de nacimiento e infancia de los grandes héroes -tanto judíos como paganos-, que poseen una gran dosis de fantasía, aparecen envueltos en múltiples motivos legendarios y nos familiarizan con el mundo de lo sobrenatural y milagroso: apariciones de ángeles, concepción virginal, estrella que guía la ruta de los magos, precocidad del niño Jesús, escenas truculentas como el asesinato de los inocentes, etc.
Entre ambos relatos se observan importantes divergencias, e incluso contradicciones, por ejemplo, en la información sobre los viajes de María y José, en los esquemas geográficos, que están en la bases de las narraciones sobre el nacimiento de Jesús, etc.-, que ponen seriamente en cuestión su historicidad. Su plan literario responde a una intención teológica bien concreta, que más adelante explicitaré. Son, además, textos aislados, a los que no vuelven a referirse ni los evangelios citados ni los otros dos. Tampoco la primera predicación cristiana incorpora lo descrito en ellos.
Con todo, hay algunos datos que los especialistas tienden a considerar históricos. Este es el caso de la fecha del nacimiento de Jesús. Mateo (2, 1) y Lucas (1, 5) coinciden en que Jesús nació durante el reinado de Herodes el Grande, que gobernó Judea, Idumea, Samaría, Galilea, Perea y otras regiones de Haurán, del año 37 al 4 antes de Cristo. Mateo sugiere que pudo nacer al final de dicho reinado. La fecha más verosímil está entre el 4 y el 6 antes de Cristo. Ésa parece ser la más acorde con otros datos cronológicos de la vida de Jesús proporcionados por los Evangelios.
Sin embargo, nuestro calendario no se atiene a esas fechas. El error se debe al cálculo incorrecto realizado por el monje del siglo VI Dionisio el Exiguo, que fue quien fijó la división de la historia en dos etapas: antes de Cristo y después de Cristo. Él propuso que los cristianos debían establecer la cuenta de los años partiendo del nacimiento de Cristo, y no desde el reinado de Diocleciano, emperador romano que había perseguido a los cristianos con especial severidad, como tampoco desde la fundación de Roma (ab Urbe condita). Pero se equivocó en cuatro o seis años a la hora de fijar la fecha de la muerte de Herodes el Grande y, en consecuencia, también la del nacimiento de Jesús. Si damos por buena la fecha del 6 al 4 antes de Cristo -y parece que hay que darla, porque el consenso entre los expertos es muy elevado-, el dos mil aniversario del nacimiento de Jesús tuvo lugar ya lugar entre el 1994 y 1996.
En cualquier caso, la fecha es solo aproximada. Lo que no debe de extrañar, ya que lo mismo sucede con otros personajes relevantes de la época grecorromana, por ejemplo: Nerva, Trajano, Herodes Antipa, Poncio Pilato. Ahora bien, teniendo en cuenta que Jesús fue, según la certera observación de John P. Meier, “un judío marginal” en la historia grecorromana, esta aproximación cronológica me parece más que suficiente.
Mateo (2,1) y Lucas (2,4-7) coinciden también en señalar a Belén como lugar de nacimiento de Jesús. Sin embargo, este dato no parece histórico. Para esta valoración me atengo al cualificado criterio del prestigioso biblista católico Raymond E. Brown, autor de El nacimiento del Mesías (original: The Birth of the Messiah, Nueva York, 1979, vers. cast.: Cristiandad, Madrid, 1982), para quien “las probabilidades están más frecuentemente en contra de la historicidad que en favor de ella”. Dicho criterio es ampliamente compartido, hoy, por los expertos.
Conviene recordar a este respecto que, fuera de los relatos de la infancia de Mateo y Lucas, Belén no vuelve a ser citado en los Evangelios ni en Hechos de Apóstoles como lugar de nacimiento de Jesús. Sólo en el Evangelio de Juan encontramos un texto que recoge las discusiones de los judíos en torno a la procedencia del “Cristo” y muestra la desconfianza de quienes no aceptaban su origen galileo (7,41-42). Aun dentro de su ambigüedad, dicho texto viene a confirmar que Jesús no era oriundo de Belén, sino de Galilea, zona fronteriza considerada pagana (era llamada “Galilea de los gentiles”) por los judíos ortodoxos e, históricamente, ámbito de importantes movimientos revolucionarios.
El lugar concreto de nacimiento de Jesús parece ser el pueblo de Nazaret, perteneciente a la Baja Galilea. En numerosas ocasiones, los Evangelios y el libro de Hechos de los Apóstoles presentan a Jesús como oriundo de ese pueblo y le llaman el Nazareno. Ahora bien, Nazaret no era una aldea de cuento, un pueblecito de fábula, un lugar de ensueño donde viviera apaciblemente la “sagrada familia”. Era una tierra conflictiva, rebelde, donde se tejieron esperanzas y sueños de liberación, en clave de resistencia frente al Imperio romano. Ahí nació Jesús y en ese clima creció y se educó.
Aun cuando no debemos excluir taxativamente a Belén como lugar de nacimiento de Jesús, creo puede afirmarse con John P. Meier, uno de los más cualificados investigadores en torno al Jesús histórico de nuestra época, que ese dato no debe entenderse como un acontecimiento histórico, sino como una afirmación teológica en la modalidad de un relato histórico -que sólo lo es en apariencia- cuya pretensión es mostrar la mesianidad y el origen davídico de Jesús. (John P. Meier, Un judío marginal, tomo I, EVD, Estella, Navarra, 1998, 230). El Mesías, según el profeta Miqueas, debía nacer en Belén de Judá, patria del rey David. Así respondían los evangelistas a los judíos que no podían creer en un mesías nacido en Galilea.
Mi intención con este artículo ha sido evitar la confusión entre lo histórico, lo legendario y lo mítico en el caso del nacimiento de Jesús de Nazaret, si bien debe reconocerse que los tres niveles se encuentran aquí entremezclados y cada uno ejerce su función no excluyente. No se olvide lo que decía con razón el filósofo de la esperanza Ernst Bloch: “También Prometeo es un mito” y como tal portador de utopía, que creo es aplicable a los relatos del nacimiento de Jesús. Además, aun reconociendo que “Jesús está rodeado por el mito”, afirma la existencia de material histórico en los relatos evangélicos de la infancia y lo comenta de esta guisa:
“Se adora a un niño que ha nacido en un establo. De modo más próximo., más bajo, más secreto no puede hacerse refractar ninguna mirada hacia lo alto Y a la vez el establo es real, nos e ha inventado este origen tan mínimo del fundador. La leyenda no pinta la miseria, y desde luego, ninguna miseria que se prosigue a lo largo de toda una vida. El establo, el hijo del carpintero, el visionario entre la gente humilde, la ejecución del final, todo ello está tejido con material histórico, no con el material dorado que la leyenda prefiere” (El principio esperanza, tomo 3, Trotta, Madrid, 2007, 376)1.


Juan-José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones, de la Universidad Carlos III de Madrid. Sus últimos libros son: Invitación a la utopía. Estudio histórico para tiempos de crisis (Trotta, 2012 + varias reimpresiones); Cincuenta intelectuales para una conciencia crítica (Fragmenta, 2013); Religión, razón y esperanza. El pensamiento de Ernst Bloch (Tirant lo Blanch, 2ª ed., 2015, 2ª ed.); Religión, género y violencia (Dykinson, 2ª ed., 1ª reimpresión); Teologías del Sur. El giro descolonizador, Trotta, septiembre 2017.

El Congreso brasileño declara a Helder Cámara patrono de los Derechos Humanos


Luis Miguel Modino

Helder Cámara
RECONOCE LA FIGURA DEL OBISPO QUE DEFENDIÓ SIEMPRE A LOS DESFAVORECIDOS
No son pocos los que ven en este acto un intento de reconciliación con la Iglesia católica
(Luis Miguel Modino, corresponsal en Brasil).- El Presidente de la República de Brasil, Michel Temer, ha declarado a Don Helder Cámara, Patrono Brasileño de los Derechos Humanos. En un decreto del Diario Oficial de la Unión, como consecuencia de una ley decretada por el Congreso Nacional, publicado este 27 de diciembre, el gobierno brasileño reconoce la figura de alguien que se destacó en la defensa de los derechos de los más desfavorecidos, especialmente en el periodo de la Dictadura Militar, siendo Arzobispo de Recife
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Domingo 31 de diciembre. Sagrada Familia – B (Lucas 2,22-40): Hogares cristianos

José Antonio Pagola
Hoy se habla mucho de la crisis de la institución familiar. Ciertamente, la crisis es grave. Sin embargo, aunque estamos siendo testigos de una verdadera revolución en la conducta familiar, y muchos han predicado la muerte de diversas formas tradicionales de familia, nadie anuncia hoy seriamente la desaparición de la familia.
Al contrario, la historia parece enseñarnos que en los tiempos difíciles se estrechan más los vínculos familiares. La abundancia separa a los hombres. La crisis y la penuria los unen. Ante el presentimiento de que vamos a vivir tiempos difíciles, son bastantes los que presagian un nuevo renacer de la familia.
Con frecuencia, el deseo sincero de muchos cristianos de imitar a la Familia de Nazaret ha favorecido el ideal de una familia cimentada en la armonía y la felicidad del propio hogar. Sin duda es necesario también hoy promover la autoridad y responsabilidad de los padres, la obediencia de los hijos, el diálogo y la solidaridad familiar. Sin estos valores, la familia fracasará.
Pero no cualquier familia responde a las exigencias del reino de Dios planteadas por Jesús. Hay familias abiertas al servicio de la sociedad y familias egoístas, replegadas sobre sí mismas. Familias autoritarias y familias donde se aprende a dialogar. Familias que educan en el egoísmo y familias que enseñan solidaridad.
Concretamente, en el contexto de la grave crisis económica que estamos padeciendo, la familia puede ser una escuela de insolidaridad en la que el egoísmo familiar se convierte en criterio de actuación que configurará el comportamiento social de los hijos. Y puede ser, por el contrario, un lugar en el que el hijo puede recordar que tenemos un Padre común, y que el mundo no se acaba en las paredes de la propia casa.

Por eso no podemos celebrar la fiesta de la Familia de Nazaret sin escuchar el reto de nuestra fe. ¿Serán nuestros hogares un lugar donde las nuevas generaciones podrán escuchar la llamada del Evangelio a la fraternidad universal, la defensa de los abandonados y la búsqueda de una sociedad más justa, o se convertirán en la escuela más eficaz de indiferencia, inhibición y pasividad egoísta ante los problemas ajenos?

Domingo 31 de diciembre de 2017: Sagrada Familia de Nazaret


Sagrada Familia2
Silvestre I (335)
Celebramos hoy la fiesta de la Sagrada Familia. Los textos de la liturgia hacen referencia a temas familiares. En la primera lectura, tomada del libro del Eclesiástico, escuchamos los consejos que un hombre, Ben Sirac, que vivió varios siglos antes de Jesucristo, da a sus hijos. El respeto y la veneración de éstos hacia sus padres es cosa agradable a los ojos de Dios, que éste no dejará sin recompensa. Los hijos que veneren a sus padres serán venerados a su vez por sus propios hijos. Todo estos consejos, aún conservando hoy plena validez, parecen insuficientes, puesto que están dados desde una mentalidad estrictamente rural, en donde otros aspectos de la vida familiar no son tenidos en cuenta.
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