FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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jueves, 19 de noviembre de 2020

Experiencia de ser mujer y religiosa en la Iglesia Católico Romana

 


Dra. Marilú Rojas Salazar

El Buho de la ría

OBSERVATORIO ECLESIAL
No sólo quiero hablar de mi experiencia, pues yo no soy el paradigma de todas las mujeres de la iglesia católica. Las teólogas feministas partimos del principio ético que, la experiencia de cada mujer es única, y por lo tanto no es normativa para todas. Dicho lo anterior, compartiré tres ideas: en primer lugar, la experiencia de exclusión de las mujeres en algunas de las fases históricas de la iglesia católico romana; en segundo lugar, los movimientos de resistencia por parte de las mujeres a dicha exclusión; y en tercer lugar, mi experiencia personal como mujer teóloga y religiosa en el contexto actual.
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UNICEF llama a la acción ante el drama de los menores migrantes: “No se puede culpar a un niño de vivir en la calle”

 


Ana Rojas / Fundación por causa

Público

El informe “Más allá de la supervivencia” propone un modelo destinado a mejorar la intervención con menores no acompañados y separados que quedan fuera del sistema de protección institucional.
La Fiscalía de Menores estima que hay 12.417 niños migrantes no acompañados viviendo en el Estado español bajo tutela de las comunidades autónomas. Se trata de uno de los colectivos en situación de mayor vulnerabilidad en el país y, recientemente, desde hace años, se ha convertido en el objetivo de discursos de odio. Pero su sistema de protección y garantía de derechos aún es susceptible de mejorar.
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José Ignacio González Faus: “Más cristiano que irritarse y condenar al adversario, es intentar comprenderle”


Miradas cristianas

González Faus

Nuestra sociedad pretendidamente laica es en realidad supersticiosa”
“La religión es algo así como el fuego (tan necesario y útil para calentarse, para comer, para iluminar, para purificar…). Pero con el fuego no se juega”
“La espiritualidad, cuando no es tan comunitaria como individual, es una espiritualidad falsa”
“Los primeros grandes críticos de la religión no fueron Freud ni Marx, sino Pablo de Tarso y Jesús de Nazaret”

“Extiende tu mano a los pobres”

 


Marcelo Barros

Amerindia

Marcelo Barros2

Este es el tema de la 4ª Jornada Mundial de los Pobres, que, según propuesta del Papa Francisco, la Iglesia Católica celebra en este domingo. Esta palabra bíblica (Ecl 7:32) nos llama a superar barreras de indiferencia social y construir una sociedad basada en la hermandad de todos.
En esta época de pandemia, una de las precauciones necesarias es evitar el contacto personal, especialmente con las manos. Sin embargo, el Papa Francisco propone que, a través de la Jornada Mundial de los Pobres, expresemos una comunión concreta con las personas más pobres que viven a nuestro alrededor. No basta la lucha estructural para cambiar el mundo.
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Francia: ¿están los laicos por un sínodo?

 


Lorenzo Prezzi

Cristianisme i Justícia

[Settimana/Traducción de Jesús Martínez Gordo] Unos cuarenta movimientos eclesiales, comunidades y asociaciones francesas, han acordado en una “Carta de Intenciones” (aún no pública) emprender un camino de reforma eclesial. Por primera vez, sectores muy diferentes de la Iglesia y asociaciones dedicadas a actividades sociales se han preguntado cómo ayudar a la Iglesia en este difícil momento. Informa de ello La Croix (16 de octubre) subrayando el papel integrador de la iniciativa, llamada “Promesses d’Eglise”.
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Rozalén: “En el corazón de la iglesia de mi barrio, donde empecé a cantar, siempre me han inculcado los valores cristianos”

 

Óscar Bardají, Full Dominical

Religión Digital

La Escolanía de Montserrat interpreta una versión de ‘Soy rebelde’ para La Marató de TV3
“Mi entorno familiar es muy creyente: mi abuela, mis padres … Y en mi escuela de monjas o en el corazón de la iglesia de mi barrio, donde empecé a cantar, siempre me han inculcado los valores cristianos. El lema que siempre he seguido es: «Intenta ser feliz haciendo felices a los que tienes al lado»”
” Colaboro habitualmente con Entreculturas , un proyecto de los jesuitas. Me hace sentir bien y estoy a gusto haciéndolo. Esto te nace o no te nace, y no sé si te viene por educación o por genética, pero no concibo la vida de otra manera”
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Reyes Mate: “¿Acaso no seguimos demonizando al otro, sobre todo si es pobre, negro o moro?”

 

Religión Digital

‘Sindrome 1933′, el libro que Francisco recomendó a Pedro Sánchez
“Sánchez y el Papa Francisco, en su encuentro en el Vaticano, hablaron del peligro que encierran las ideas doctrinarias y, para conjurarlas, el Papa recomendaba este libro”
“El libro se pregunta cómo fue posible que en el país más culto de Europa –en Alemania se vendían más periódicos que en Italia, Francia y Gran Bretaña juntos- llegara al poder, por vía democrática, un partido político de matones con un cabo desquiciado al frente”
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Una veintena de iglesias vuelven a celebrar misas franquistas por el 20-N bajo el silencio de los obispos

 Danilo Albin

Publico

El Movimiento Católico Español ha elaborado un listado con las misas que este viernes recordarán al dictador en el 45 aniversario de su muerte. También está previsto un acto en el cementerio de Mingorrubio.
Eso es lo que estamos viviendo en los últimos tiempos en nuestro país. Nosotros vamos a seguir combatiéndolo, y para seguir adelante con nuestro trabajo, necesitamos tu apoyo.
El nombre de Francisco Franco volverá a retumbar este 20 de noviembre en varias iglesias españolas. El último relevamiento efectuado por el ultraderechista Movimiento Católico Español (MCE) dibuja un mapa de al menos 14 iglesias esparcidas por distintos puntos del país que este viernes elevarán sus plegarias en memoria del dictador, coincidiendo con el 45 aniversario de su fallecimiento.
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El amor, única religión

Umbrales de luz

José Arregui

 ¿Qué puedo hacer, oh musulmanes, pues no me reconozco a mí mismo?

No soy cristiano, ni judío, ni mago, ni musulmán.
No soy del Este, ni del Oeste, ni de la tierra, ni del mar.
No soy de la naturaleza, ni de los cielos giratorios.
No soy de tierra, ni de agua, ni de aire, ni de fuego.
No soy del empíreo, ni del polvo, ni de la existencia, ni de la entidad.
No soy de India, ni de China, ni de Bulgaria, ni de Grecia.
No soy del reino de Irak, ni del país de Jurasán.
No soy de este mundo, ni del próximo, ni del Paraíso, ni del Infierno.
No soy de Adán, ni de Eva, ni del Edén, ni de Rizwán.
Mi lugar es el sin-lugar, mi señal es la sin-señal.
No tengo cuerpo ni alma, pues pertenezco al alma del Amado.
He desechado la dualidad, he visto que los dos mundos son uno;
Uno busco, Uno conozco, Uno veo, Uno llamo.
Él es el Primero, Él es Último, Él es el Manifiesto, Él es el Oculto.
No conozco a nadie más que “¡Oh Él!” –ya hu – y “¡Oh El que es!” –ya man hu–.
Estoy embriagado con la copa del Amor; los dos mundos han desaparecido de mi vida;
no tengo otro fin que la ebriedad y el éxtasis.

(Jalal al-Din Rumi, poeta sufí persa, s. XIII)

Domingo 22 de Noviembre 34º Ordinario Jesucristo Rey del Universo Cecilia, virgen y mártir (177)

 KOINONIA

Problemática pastoral de la festividad de Cristo Rey

Vamos a comenzar removiendo obstáculos, porque hay problemas respecto a los posibles significados de esta fiesta. Veamos algunos de ellos:

a) El origen de esta fiesta y su contexto original.

Esta fiesta fue establecida en un contexto anterior al Vaticano II, en 1925, por Pío XI, y con un espíritu muy cercano al de cristiandad, cuando el Vaticano expresaba claramente su deseo de que el cristianismo fuera la religión oficial de los Estados cristianos. Al confesar a Cristo como Rey universal, se quería con ello expresar el deseo de que también la Iglesia participara ya aquí en la tierra de esa realeza: una realeza de Cristo reconocida, que redundaba inevitablemente en una Iglesia respetada, favorecida por el Estado, con alto estatus en la sociedad, fuerte y organizada, que, aunque no podía ya revestirse de poder político temporal, al menos podía participar de él por una relación estrecha y armoniosa con los poderes sociales. Durante mucho tiempo, el título de "Cristo Rey", el "reinado social del Corazón de Jesús"... incluyeron esos aspectos de auto-encumbramiento de la Iglesia, olvidando que la práctica de Jesús de Nazaret fue muy distinta, incluso totalmente contraria. (¡Cuántas congregaciones religiosas con esos nombres...!).IR A LA PÁGINA

DOMINGO Jesucristo, Rey del universo – A (Mateo 25,31-46)

 José Antonio Pagola

LA SORPRESA FINAL

Los cristianos llevamos veinte siglos hablando del amor. Repetimos constantemente que el amor es el criterio último de toda actitud y comportamiento. Afirmamos que desde el amor será pronunciado el juicio definitivo sobre todas las personas, estructuras y realizaciones de los hombres. Sin embargo, con ese lenguaje tan hermoso del amor, podemos estar ocultando con frecuencia el mensaje auténtico de Jesús, mucho más directo, sencillo y concreto.

Es sorprendente observar que Jesús apenas pronuncia en los evangelios la palabra «amor». Tampoco en esta parábola que nos describe la suerte final de los humanos. Al final no se nos juzgará de manera general sobre el amor, sino sobre algo mucho más concreto: ¿qué hemos hecho cuando nos hemos encontrado con alguien que nos necesitaba? ¿Cómo hemos reaccionado ante los problemas y sufrimientos de personas concretas que hemos ido encontrando en nuestro camino?

Lo decisivo en la vida no es lo que decimos o pensamos, lo que creemos o escribimos. No bastan tampoco los sentimientos hermosos ni las protestas estériles. Lo importante es ayudar a quien nos necesita.

La mayoría de los cristianos nos sentimos satisfechos y tranquilos porque no hacemos a nadie ningún mal especialmente grave. Se nos olvida que, según la advertencia de Jesús, estamos preparando nuestro fracaso final siempre que cerramos nuestros ojos a las necesidades ajenas, siempre que eludimos cualquier responsabilidad que no sea en beneficio propio, siempre que nos contentamos con criticarlo todo, sin echar una mano a nadie.

La parábola de Jesús nos obliga a hacernos preguntas muy concretas: ¿estoy haciendo algo por alguien?, ¿a qué personas puedo yo prestar ayuda?, ¿qué hago para que reine un poco más de justicia, solidaridad y amistad entre nosotros?, ¿qué más podría hacer?

La última y decisiva enseñanza de Jesús es esta: el reino de Dios es y será siempre de los que aman al pobre y le ayudan en su necesidad. Esto es lo esencial y definitivo. Un día se nos abrirán los ojos y descubriremos con sorpresa que el amor es la única verdad, y que Dios reina allí donde hay hombres y mujeres capaces de amar y preocuparse por los demás.

José A

POBRES, TRABAJO Y ECONOMÍA ÉTICA DESDE FRATELLI TUTTI DE FRANCISCO

RELIGIÓN DIGITAL

col ortega

En su bella e imprescindible encíclica profética, “Fratelli Tutti” (FT), Francisco nos interpela al compromiso moral y social con los otros, con las víctimas, los pobres y excluidos como sujetos de su promoción liberadora e integral (FT 18, 116). Aun más, la opción solidaria del amor preferencial por los pobres, categoría teológica central, es nuclear y esencial en la fe. “Para los cristianos, las palabras de Jesús tienen también otra dimensión trascendente; implican reconocer al mismo Cristo en cada hermano abandonado o excluido (cf. Mt 25,40.45). En realidad, la fe colma de motivaciones inauditas el reconocimiento del otro, porque quien cree puede llegar a reconocer que Dios ama a cada ser humano con un amor infinito y que «con ello le confiere una dignidad infinita». A esto se agrega que creemos que Cristo derramó su sangre por todos y cada uno, por lo cual nadie queda fuera de su amor universal. Y si vamos a la fuente última, que es la vida íntima de Dios, nos encontramos con una comunidad de tres Personas, origen y modelo perfecto de toda vida en común” (FT 85).

Tal como se observa, la tradición y enseñanza de la fe e iglesia nos transmite, de forma similar (unido inseparablemente) a la eucaristía, cómo el pobre es presencia (sacramento) real de Cristo pobre y excluido. Esta categoría teológica de la opción por los pobres, “enseñaba Benedicto XVI, «está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza». Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres” (Francisco, EG 198). Y, frente a todo asistencialismo paternalista, una verdadera solidaridad es “pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero. […] La solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares»” (FT 116).

Los pueblos y los pobres como sujetos de su promoción, desarrollo humano y ecología integral, de sus derechos y deberes (FT 117-118). Como nos comunican los Santos Padres y la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), la auténtica solidaridad se realiza en la pobreza espiritual. Es decir, en el seguimiento de Jesús como comunidad e iglesia pobre con los pobres, la solidaridad compartida de la vida, los bienes y el compromiso por la justicia con los empobrecidos de la tierra. En contra del pecado del egoísmo e idolatrías de la riqueza-ser rico, del tener, poder y la violencia. “Si alguien no tiene lo suficiente para vivir con dignidad se debe a que otro se lo está quedando. Lo resume san Juan Crisóstomo: «no compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos»; o san Gregorio Magno, «cuando damos a los pobres las cosas indispensables no les damos nuestras cosas, sino que les devolvemos lo que es suyo»” (FT 119).

Se trata de promover el principio y derecho natural que conforma a la economía ética, el destino universal de los bienes, la justicia social y equidad en la distribución de los recursos, que tiene la prioridad sobre el derecho secundario de la propiedad privada (FT 118-120). La propiedad no es absoluta ni intocable, tiene un inherente destino social y universal, grava sobre ella una función (regulación) moral y solidaria global para este reparto justo de los bienes. “Vuelvo a hacer mías y a proponer a todos unas palabras de san Juan Pablo II cuya contundencia quizás no ha sido advertida: «Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno». En esta línea recuerdo que «la tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad privada». El principio del uso común de los bienes creados para todos es el «primer principio de todo el ordenamiento ético-social», es un derecho natural, originario y prioritario” (FT 120).

En este sentido, el trabajo (FT 162) con su dignidad y derechos, como es el salario justo para los trabajadores con sus familias- criterio que verifica la justicia social-, está antes que el capital (beneficio, medios de producción…). Tal como nos enseña magistralmente San Juan Pablo II en LE (13, 19). La economía y la empresa deben servir “claramente, al desarrollo de las demás personas y a la superación de la miseria, especialmente a través de la creación de fuentes de trabajo diversificadas” (FT 123). Y es que, en contra del paternalismo asistencialista, unido a la transformación de las causas estructurales de la pobreza, una cuestión solidaria y social central es el trabajo.

 “El gran tema es el trabajo. Lo verdaderamente popular —porque promueve el bien del pueblo— es asegurar a todos la posibilidad de hacer brotar las semillas que Dios ha puesto en cada uno, sus capacidades, su iniciativa, sus fuerzas. Esa es la mejor ayuda para un pobre, el mejor camino hacia una existencia digna. Por ello insisto en que «ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo». Por más que cambien los mecanismos de producción, la política no puede renunciar al objetivo de lograr que la organización de una sociedad asegure a cada persona alguna manera de aportar sus capacidades y su esfuerzo. Porque «no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo». En una sociedad realmente desarrollada el trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social, ya que no sólo es un modo de ganarse el pan, sino también un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo, y en definitiva para vivir como pueblo” (FT 162).

De ahí la crítica a los falsos populismos y elitismos de izquierdas, como el comunismo colectivista (colectivismo), o el neoliberalismo junto al capitalismo (FT 155-157, 165). Francisco denuncia proféticamente y se opone a estos monopolios (totalitarismos), falsos dioses, del estado y mercado que tienen sus límites, que oprimen y empobrecen (FT 168-169). Por tanto, son imprescindibles autoridades e instituciones internacionales (mundiales) que controlen ética y políticamente al mercado, que regulen la economía, a esta globalización del capital y la guerra. Y, en otra dirección, se promocione la civilización del amor fraterno, la mundialización de la paz y la solidaridad (FT 173-174). Tal como nos muestra la DSI con los Papas, por ejemplo, Benedicto XVI (CV 67).

“El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal. Se trata de un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente. El neoliberalismo se reproduce a sí mismo sin más, acudiendo al mágico “derrame” o “goteo” —sin nombrarlo— como único camino para resolver los problemas sociales. No se advierte que el supuesto derrame no resuelve la inequidad, que es fuente de nuevas formas de violencia que amenazan el tejido social. Por una parte, es imperiosa una política económica activa orientada a «promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial», para que sea posible acrecentar los puestos de trabajo en lugar de reducirlos. La especulación financiera con la ganancia fácil como fin fundamental sigue causando estragos. Por otra parte, «sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica. Hoy, precisamente esta confianza ha fallado». El fin de la historia no fue tal, y las recetas dogmáticas de la teoría económica imperante mostraron no ser infalibles. La fragilidad de los sistemas mundiales frente a las pandemias ha evidenciado que no todo se resuelve con la libertad de mercado y que, además de rehabilitar una sana política que no esté sometida al dictado de las finanzas, «tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos»” (FT 168).

Y es que, en esta línea, no habrá paz ni se acabará con la guerra y violencia (FT 127): si no existe ese otro mundo posible más justo y fraterno, con techo, trabajo y tierra para todos. “Este es el verdadero camino de la paz, y no la estrategia carente de sentido y corta de miras de sembrar temor y desconfianza ante amenazas externas. Porque la paz real y duradera sólo es posible «desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana»” (FT 127).

PROJIMIDAD Y JUSTICIA, SIGNOS DEL REINO


col pepa torres com

(Mateo 25, 31-46)

La iglesia celebra este domingo la festividad de Cristo Rey. Una fiesta que en el actual contexto de emergencia de la ultraderecha nos provoca un cierto chirrido y malestar por la deformación y manipulación que este tipo de grupos en un pasado no tan lejano hicieron de ella. Pero el reino de Dios anunciado por Jesús crítica y juzga toda forma de poder que pretenda imponerse por la fuerza y se construya a costa de las esperanzas y los sueños rotos de los últimos y las últimas. Que Dios reine significa que nunca más podrán reinar unos hombres sobre otros, una raza sobre otra, un género sobre otro, un grupo social sobre otro. Implica el fin de toda forma de dominación y relaciones subalternas y excluyentes y poner en ello la vida con sencillez y alegría como hizo el mismo Jesús, hasta que la justicia y la paz se besen y la creación sea de nuevo reconciliada.

El Evangelio de este domingo nos recuerda que la pregunta por el Dios de Jesús y su reino no remite a una abstracción, o a un “principio” o a “una doctrina “, sino a  algo tan concreto, histórico y cotidiano como es siempre la pregunta por el prójimo. Por eso en las relaciones con los y las demás, especialmente con los más empobrecidos y empobrecidas nos jugamos la relación con Él. No hay relación ni culto posible al Dios de Jesús que no pase por la práctica de la misericordia, la solidaridad y la justicia con nuestros hermanos y hermanas más vulnerados. Sus situaciones de indigencia, despojo, expropiación de bienes y derechos las padece Dios mismo, porque ellos y ellas son sus vicarios, por eso lo que hagamos a uno de estos humildes conmigo lo hicisteis

Dios no es un juez, sino que son nuestras obras u omisiones ante quienes han sido despojados de sus derechos más básicos y su dignidad como personas, quienes juzgan el éxito o el fracaso de nuestra vida. También en el contexto de esta crisis sanitaria y social que nos atraviesa Dios se nos revela en las vidas de los y las invisibles, aquellos y aquellas que no cuentan ni para salir en las estadísticas. Los excluidos y excluidas al banquete neoliberal que acontece en nuestro mundo 

¿Como escuchamos hoy su clamor? ¿cuál es nuestro nivel de sensibilidad e implicación con sus vidas y desde que actitudes y prácticas? ¿Como hacer mesa común y participar    juntos en el banquete del Reino instaurado por Jesús?...

Porque el reino de Dios se parece más a una fiesta popular donde corre la vida en abundancia, la alegría, el reconocimiento   y el pan para todos, empezando por los últimos, que a un desfile militar donde se consagran los ejércitos.

JESÚS REINA COMO REINA LA PAZ, COMO REINA EL AMOR

FE ADULTA

col fraymarcos

Mt 25,31-46

Es muy difícil dar sentido “cristiano” a esta fiesta. Jesús nunca reivindicó ningún reino para sí. Todo lo contrario, afirmó de palabra y con su vida, que él “no venía a ser servido, sino a servir”. Después del ayuno en el desierto, el ser dueño y señor del mundo, se le presenta como una tentación. ¿No hemos ocupado el lugar del tentador cuando, sin pedirle consentimien­to, le hemos dado todos los reinos del mundo? Jesús criticó muy duramente todo poder. Después de la multiplicación de los panes, Nos dice Juan: "Viendo que querían proclamarle rey, se retiró a la montaña él solo."

¿No hemos superado la burla macabra de los soldados, poniéndole una corona de oro, un manto real y un cetro cargado de brillan­tes? Este cetro y esta corona es mucho más denigrante para Jesús, que la caña y las espinas. Cuando Pilato pone el título sobre la cruz: "Éste es el rey de los judíos", lo hace para burlarse de él y de los judíos. ¿No será también una burla llamarle rey del universo? La intención de Pio XI al instituirla hace un siglo no nos ayuda a darle sentido hoy. Lo que él pretendió fue que todos los hombres y todas las naciones le reconocieran a él como representante de eso: Cristo Rey.

Nuestro ego narcisista está incapacitado para asumir su desaparición. Tiene una capacidad increíble para revolverse y salirse con la suya. Como la propuesta de Jesús era inasumible, la presenta como una estrategia para conseguir plenitud de gloria. Así, cuando Jesús dice que la meta de su vida es el don total a los demás, el ego la interpreta como el único medio para ser glorificado por Dios. Una vez presentada así la trayectoria de Jesús, será muy fácil hacernos ver que la nuestra debe seguir el mismo camino.

El ser humano, como la vela, está hecho para dar luz, pero la vela nada más encenderla se empieza a consumir. La vela, hasta que no es encendida, es un trasto que rueda por los cajones. El día que se va la luz, la buscamos y la encendemos. En ese momento empieza a ser vela. Nuestro ego nos impide aceptar esta perspectiva. Nada ni nadie le puede convencer de que su objetivo es desaparecer, menos aún, en beneficio de los demás. El colmo del desastre fue que descubrió la manera de emplear toda la parafernalia espiritual para conseguir su propio objetivo. No hay forma de que pueda cambiar de perspectiva.

Fijaros qué contradicción. Para celebrar la gloria de Jesús, recordamos el momento de su vida donde mejor dejó reflejada su actitud vital, la eucaristía. Yo, como el pan, me parto y me vuelvo a partir para que me coman. Me dejo masticar, tragar, asimilar para alimentar a otros, aunque sea a costa de desaparecer. Yo entrego mi vida (mi sangre), a los demás para que la hagan suya y puedan trasformar su propia vida. La sangre solo se puede entregar a costa de la propia vida. Si la doy a los demás, me quedaré sin ella. Todo esto lo celebramos como un rito más, pero para nada condiciona mi propia existencia.

Sin duda, el Reino de Dios fue el centro de la predicación de Jesús. La imagen de Dios como rey de Israel se remonta a la época de la entrada en Palestina del pueblo judío. Para un nómada nada podía significar la idea de un rey; pero cuando entran en contacto con las estructuras sociales de la gente que vivía en ciudades, los israelitas piden a Dios un rey. Esto fue interpretado por los profetas, como una traición a Yahvé. Poco a poco se va enriqueciendo esa idea y termina por ser la imagen clave para la apocalíptica. El final de la historia será un Reino de Dios que termina por sobreponerse a todos los demás.

Solo en este contexto cultural, podemos entender la predicación de Jesús sobre el Reino de Dios. Sin embargo, el contenido que le da es muy distinto. En tiempos de Jesús, el futuro Reino de Dios se entendía como una victoria del pueblo judío sobre los gentiles y una victoria de los buenos sobre los malos. Jesús predica un Reino de Dios, del que van a quedar excluidos lo que se creían buenos y van a entrar las prostitu­tas, los pecadores, los marginados. Los gentiles serán llamados y muchos judíos quedarán fuera.

El Reino predicado por Jesús ya está aquí, ha comenzado ya. "El Reino de Dios está dentro de vosotros”.  Esta idea desbarata todo nuestro montaje sobre el reino de Dios. No se trata de preparar un reino para Dios, se trata de un Reino que es Dios, no de que Dios tenga un reino. Haremos que se vea con nuestra manera de actuar, pero solo después de haber descubierto su presencia en lo más hondo de nuestro corazón. Es un reinado del AMOR. No es un reino de personas físicas, sino de actitudes vitales. Cuando me acerco al que me necesita preocupándome por él, hago presente el Reino de Dios.

Cuando Pilato le pregunta si es rey, contesta Jesús: “Mi reino no es de este mundo”. No quiere decir que vendrá después o que estará en otro lugar, sino que no tiene nada que ver con lo que él entendía por reino. Al insistir Pilato, Jesús le dice: "Sí, soy rey. Yo para esto he venido al mundo, para ser testigo de la verdad." Ser testigo de la verdad, ser auténtico, ser verdad, es la única manera de ser dueño de sí mismo, y por la tanto de ser dueño de la realidad entera. Jesús es rey de sí mismo y así es Rey en absoluto.

“El Reino de Dios, lo divino que nos inunda, es un fermento, un alma, una luz que transforma mi ser y toda la realidad. Se manifiesta como una cualidad, pero en realidad, es mi esencia. Yo tengo que esforzarme por hacerla surgir desde lo hondo de mí mismo, aceptando que viene a absorberme. Es necesario que, tras haber cooperado con todas mis fuerzas a hacerla brotar, consienta en la comunión, en la que mi propia individualidad se hundirá y acepte convertirme en su alimento”. (Teilhard de Chardin).

Después de lo dicho podemos comprender que, no se trata de entronizar a Jesús, ni antes ni después de morir. Lo “Crístico”, es decir, lo que significa y encarna la figura de Jesús, es lo que tiene que reinar entre nosotros. Cuando decimos: reina la armonía, reina la paz, etc., estamos hablando de un ambiente envolvente que permite su desarrollo. Hablar del reinado de Cristo significa que su mismo espíritu mueve también nuestra existencia.  

En el relato que hemos leído encontramos la clave de la encarnación. Dios no se hace un hombre, sino que se hace hombre. El que juzga es el Hombre, el punto de contraste para valorar una vida humana es la semejanza con Jesús: “el Hombre”. No tenemos que esperar ningún juicio desde fuera. Mis actitudes van manifestando en cada momento el grado de identificación con el modelo de Hombre. En la medida que me identifique con el modelo, me salvo; en la medida que me separe de él, me voy condenando.

Hemos conseguido un cristianismo cómodo, colocando a Dios en el cielo. Sería demasiado peligroso descubrir a Dios encarnado en cada uno de los seres humanos que nos rodean. Pero no hay escapatoria. Dios es encarnación y lo tenemos que descubrir en las criaturas. “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”. La pregunta de los rechazados deja bien claro que, si hubieran descubierto la presencia de Dios en el necesitado, lo hubieran socorrido. La tarea es descubrir lo que somos.

 

Meditación

A Dios no le servimos para nada.
Los demás sí necesitan de nosotros.
Si quieres llegar a Dios cuida del otro.
En él lo encontrarás pobre y necesitado.
Al cuidar con amor de sus heridas,
restañarás las tuyas.

DOS REGALOS, CON UNA CONDICIÓN

FE ADULTA

col sicre

 

Domingo 34 Ciclo A. Fiesta de Cristo Rey

Como la Iglesia siempre va por sus caminos, el próximo domingo termina el año litúrgico, con más de un mes de anticipación al año civil. Los domingos de diciembre los dedicaremos a preparar la Navidad (tiempo de Adviento) y a celebrarla. Pero ahora nos toca cerrar el año, y la Iglesia lo hace con la fiesta de Cristo Rey.

Motivo y sentido de la fiesta

No se trata de una fiesta muy antigua, la instituyó Pío XI en 1925. ¿Qué pretendía con ella? Para comprenderlo hay que recordar los principales acontecimientos de la época. La Primera Guerra Mundial ha terminado siete años antes. Alemania, Francia, Italia, Rusia, Inglaterra, Austria, incluso los Estados Unidos, han tenido millones de muertos. La crisis económica y social posterior fue tan dura que provocó la caída del zar y la instauración del régimen comunista en Rusia en 1917; la aparición del fascismo en Italia, con la marcha sobre Roma de Mussolini en 1922, y la del nazismo, con el Putsch de Hitler en 1923. Mientras en los Estados Unidos se vive una época de euforia económica, que llevará a la catástrofe de 1929, en Europa la situación de paro, hambre y tensiones sociales es terrible.

Ante esta situación, Pío XI no hace un simple análisis sociopolítico-económico. Se remonta a un nivel más alto, y piensa que la causa de todos los males, de la guerra y de todo lo que siguió, fue el “haber alejado a Cristo y su ley de la propia vida, de la familia y de la sociedad”; y que “no podría haber esperanza de paz duradera entre los pueblos mientras los individuos y las naciones negasen y rechazasen el imperio de Cristo Salvador”. Por eso, piensa que lo mejor que él puede hacer como Pontífice para renovar y reforzar la paz es “restaurar el Reino de Nuestro Señor”. Las palabras entre comillas las he tomado del comienzo de la encíclica Quas primas, con la que instituye la fiesta.

La posible objeción es evidente: ¿se pueden resolver tantos problemas con la simple instauración de una fiesta en honor de Cristo Rey?, ¿conseguirá una fiesta cambiar los corazones de la gente? Los noventa años que han pasado desde entonces demuestran que no.

Por eso, en 1970 se cambió el sentido de la fiesta. Pío XI la había colocado en el mes de octubre, el domingo anterior a Todos los Santos. En 1970 fue trasladada al último domingo del año litúrgico, como culminación de lo que se ha venido recordando a propósito de la persona y el mensaje de Jesús.

Ahora, la celebración no pretende primariamente restaurar ni reforzar la paz entre las naciones sino felicitar a Cristo por su triunfo. Como si después de su vida de esfuerzo y dedicación a los demás hasta la muerte le concedieran el mayor premio.

Pero las lecturas no nos hablan de una celebración de campanas al vuelo y ceremonias deslumbrantes. Hablan de lo bien que se porta Cristo Rey con nosotros y de la respuesta que espera de nuestra parte.

Primer regalo: su preocupación por nosotros (lectura de Ezequiel)

En el Antiguo Oriente, la imagen habitual para hablar del rey era la del pastor. Simbolizaba la preocupación y el sacrificio por su pueblo, como la de un pastor por su rebaño. En la práctica, no siempre era así. El c. 34 de Ezequiel habla de los reyes judíos como malos pastores que han abusado de su pueblo y luego se han desinteresado de él y lo han abandonado cuando se produjo la caída de Jerusalén y la deportación a Babilonia.

Pero Dios no permanece impasible: eliminará a esos malos reyes y ocupará su puesto haciendo dos cosas:

1. Como Rey-pastor, buscará a sus ovejas, las cuidará, etc.

2. Como Rey-juez, juzgará a su rebaño, defendiendo a las ovejas y salvándolas de los machos cabríos (por eso llamamos en España “cabrones” a los que se portan mal con otros).

El texto del evangelio (el Juicio Final) empalma con el segundo tema. Pero la liturgia se ha centrado en el primero, que subraya la preocupación de Dios por su pueblo. Es interesante advertir la cantidad de acciones que subrayan su amor e interés: «seguiré el rastro de mis ovejas, las libraré, apacentaré, las haré sestear, buscaré, recogeré, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas». En el contexto de la fiesta de hoy, estas frases habría que aplicarlas a Jesús y ofrecen una imagen muy distinta de Cristo Rey: no lo caracterizan el esplendor y la gloria sino su cercanía y entrega plena a todos nosotros. Buen momento para recordar cómo se ha comportado con cada uno, buscándonos, librándonos, curando...

Segundo regalo: victoria sobre la muerte (1ª carta a los Corintios)

Pablo, influido por las campañas romanas de su tiempo, presenta a Dios Padre como el gran emperador que termina triunfando y sometiendo todo. Pero quien guerrea en su nombre es Cristo, que debe enfrentarse a numerosos enemigos. El último de ellos, el más peligroso, es la muerte, a la que Jesús vence en el momento de resucitar. De esa victoria sobre la muerte participamos también todos nosotros. El fin del año litúrgico, que recuerda el fin de la vida, es un momento adecuado para superar la incertidumbre y la angustia ante la muerte y agradecer la esperanza de la resurrección.

Una condición (evangelio)

El evangelio no se centra en el triunfo de Cristo, que da por supuesto, sino en la conducta que debemos tener para participar de su Reino. La parábola es tan famosa y clara que no precisa comentario, sino intentar vivirla. Indico algunos datos de interés:

1. A diferencia de otras presentaciones del Juicio Final en la Apocalíptica judía, quien lo lleva a cabo no es Dios, sino el Hijo del Hombre, Jesús. Es él quien se sienta en el trono real y el que actúa como rey, premiando y castigando. 

2. Los criterios para premiar o condenar se orientan exclusivamente en la línea de preocupación por los más débiles: los que tienen hambre, sed, son extranjeros, están desnudos, enfer­mos o en la cárcel. Estas fórmulas tienen un origen muy antiguo. En Egipto, en el capítulo 125 del Libro de los Muertos, encontramos algo pareci­do: «Yo di pan al hambriento y agua al que padecía sed; di vestido al hombre desnudo y una barca al náufrago». Dentro del AT, la formulación más parecida es la del c.58 de Isaías: «El ayuno que yo quiero es éste: partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo y no cerrarte a tu propia carne.» Lo único que Jesús tendrá en cuenta a la hora de juzgarnos será si en nuestra vida se han dado o no estas acciones capitales. Otras cosas a las que a veces damos tanta importancia (creencias, prácti­cas religiosas, vida de oración...) ni siquiera se mencionan. 

3. La novedad absoluta del planteamiento de Jesús es que lo que se ha hecho con estas personas débiles se ha hecho con Él. Algo tan sorprendente que extraña por igual a los condenados y a los salvados. Ninguno de ellos ha actuado o dejado de actuar pensando en Jesús; pero esto es secundario.

VESTIR AL DESNUDO

FE ADULTA

comentario editorial

No sirve de mucho la riqueza en los bolsillos, cuando hay pobreza en el corazón (Papa Francisco)

Mt 25, 31-46. Les dijo el Señor: Porque tuve hambre y medisteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui inmigrante y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, encarcelado y me vinisteis a ver (v 35).

La intención de su discurso no es describir los acontecimientos finales, sino inculcar la debida preparación para superar con éxito la prueba final.

Los que son recibidos en el reino, son los que tuvieron amor misericordioso con el prójimo.

Y las mejores formas de manifestar este amor, se encuentran en Isaías 58, 7, cuando dice: “Compartir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al denudo y no despreocuparte de tu hermano”.

1 El Greco San Martn y el mendigo

La doctrina de Jesús excluye toda acción interesada como el actuar para conseguir recompensas divinas, tergiversando así la verdadera religión.

Su doctrina se centra en el servicio caritativo al prójimo necesitado, y de este modo, las obras de misericordia realizadas por amor, aparecen libres de cualquier limitación que condicione su valor.

También fuera del ámbito visible de los discípulos y de la Iglesia, puede acontecer el reino, que también acontece más allá de las fronteras visibles, lo cual ha venido a llamarse el cristianismo anónimo.

Aunque, por otro lado, esta enseñanza de Jesús, se dirige a los cristianos que han descuidado su compromiso práctico para despertarles de su letargo y recordarles que el destino de cada uno se decide en la actitud que tenga ante los necesitados.

El papa Francisco dijo: “No sirve de mucho la riqueza en los bolsillos, cuando hay pobreza en el corazón”.

Poema que personalmente dedico al dominico Fray Emilio, gran poeta y a Luis Piedra, buenos amigos recientemente fallecidos:

 

VESTIR AL DESNUDO

Arrullasteis los dos mi mente y la vestisteis
cuando desnuda andaba tu palabra,
vagando por la existencia.

Tú, Emilio,
vistiendo mi memoria con tus versos,
y zurcida, dentro de la piel de mis recuerdos,
“con la historia interna de las luces y sombras que te habitan”
(libro El Manantial pág. 20)

Y tú Luis,
bordando silenciosa música callada,
con tu tan elocuente silencio,

Aullaba el viento de ambos desde el cielo,
cuyo eco resonaba intensamente
por el valle del Narcea y el lago de Parquelagos.

Bajaron ángeles del cielo a buscar vuestra alma blanca
cuando la luna se mecía en la alborada,
colgándola de dos estrellas: Alnilam y Mintaka
en el Cinturón de la Constelación Orión.

Y el coro de los arcángeles,
entonó el salmo 103 versículo primero:

“Bendice alma mía, al Señor Dios mío:
eres inmenso y te revistes de majestad y belleza”