FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA
SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA
ESTAMOS EN LARREA,4 - 48901 BARAKALDO

BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA

jueves, 12 de noviembre de 2020

Domingo 15 de Noviembre 33o Ordinario Roque González (1628) Alberto Magno (1280)

 KOINONIA

La «parábola de los talentos» es el texto principal entre los tres de hoy. Un comentario pastoral a esta lectura podrá ir por la senda usual ante este texto: Mateo acaba de hablar de la venida futura del Hijo del Hombre para el juicio, y a continuación nos dice cuáles son las actitudes adecuadas ante esa venida, a saber, la vigilancia (parábola de las diez vírgenes) y el compromiso de la caridad (parábolas de los talentos y del juicio de las naciones). La parábola de los talentos es, en este contexto interpretativo, un elogio del compromiso, de la efectividad, del trabajo, del rendimiento. Podrá ser aplicada fructuosamente al trabajo, la profesión, las realidades terrestres, el compromiso secular... IR A LA PÁGINA

DOMINGO 33 Tiempo ordinario – A (Mateo 25,14-30)

 José Antonio Pagola

 DESPERTAR LA RESPONSABILIDAD

La parábola de los talentos es un relato abierto que se presta a lecturas diversas. De hecho, comentaristas y predicadores la han interpretado con frecuencia en un sentido alegórico orientado en diferentes direcciones. Es importante que nos centremos en la actuación del tercer siervo, pues ocupa la mayor atención y espacio en la parábola.

Su conducta es extraña. Mientras los otros siervos se dedican a hacer fructificar los bienes que les ha confiado su señor, al tercero no se le ocurre nada mejor que «esconder bajo tierra» el talento recibido para conservarlo seguro. Cuando el señor llega, lo condena como siervo «negligente y holgazán» que no ha entendido nada. ¿Cómo se explica su comportamiento?

Este siervo no se siente identificado con su señor ni con sus intereses. En ningún momento actúa movido por el amor. No ama a su señor, le tiene miedo. Y es precisamente ese miedo el que lo lleva a actuar buscando su propia seguridad. Él mismo lo explica todo: «Tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra».

Este siervo no entiende en qué consiste su verdadera responsabilidad. Piensa que está respondiendo a las expectativas de su señor conservando su talento seguro, aunque improductivo. No conoce lo que es una fidelidad activa y creativa. No se implica en los proyectos de su señor. Cuando este llega, se lo dice claramente: «Aquí tienes lo tuyo».

En estos momentos en que, al parecer, el cristianismo de no pocos ha llegado a un punto en el que lo primordial es «conservar» y no tanto buscar con coraje caminos nuevos para acoger, vivir y anunciar su proyecto del reino de Dios, hemos de escuchar atentamente la parábola de Jesús. Hoy nos la dice a nosotros.

Si nunca nos sentimos llamados a seguir las exigencias de Cristo más allá de lo enseñado y mandado siempre; si no arriesgamos nada por hacer una Iglesia más fiel a Jesús; si nos mantenemos ajenos a cualquier conversión que nos pueda complicar la vida; si no asumimos la responsabilidad del reino como lo hizo Jesús, buscando «vino nuevo en odres nuevos», es que necesitamos aprender la fidelidad activa, creativa y arriesgada a la que nos invita su parábola.

Vida consciente - 33º Domingo Tiempo del Ordinario, Ciclo A

La Iglesia: ¿cuerpo o corporación?

Pepe Mallo

 Redes Cristianas

Reforma, no cosmética
Resulta evidente que, por muchas especulaciones teológicas que ingeniemos, el genuino sentido de Iglesia, el original, el de la comunidad primitiva, no podemos definirlo. En la Iglesia existe conciencia de la necesidad de reformas profundas. Francisco nos recuerda de continuo que es mucho lo que hay cambiar, tanto en el interior como en la imagen externa de la Iglesia actual.

Juan XXIII inició, contra viento y marea, la necesaria etapa reformista con el Concilio Vaticano II, que culminó Pablo VI. Por contra, los predecesores de Francisco han supuesto una evidente rémora en las ineludibles reformas conciliares, una ostensible y lamentable regresión.

La primera sesión del Concilio Vaticano II comenzó reflexionando sobre un anteproyecto relativo a la Iglesia ya elaborado, legado del Vaticano I. Los temas a tratar en el primer esquema eran: la “Iglesia, sociedad perfecta, la Jerarquía como elemento preponderante de la Iglesia y el Pueblo de Dios constituido por los seglares”. Sin embargo, un nutrido grupo de padres conciliares pensaban que una Iglesia apegada al poder y a privilegios, encerrada en sus problemas y en sus intereses, una Iglesia alejada, aislada del mundo, que habla más de condena que de diálogo, esa Iglesia no podía transparentar ni hacer presente y visible a Jesús ni al evangelio.

Pocos días antes de terminar esta primera sesión, el Cardenal Suenes, belga, lanzó en el aula conciliar unas peliagudas y arriesgadas preguntas: “Tú, Iglesia, ¿Quién eres? ¿Qué dices de ti misma?” Estas interpelaciones iban a dar la vuelta a los contenidos y mudar de aires los acentos y talantes en la marcha de las posteriores sesiones del Concilio. Se dejó de lado la definición de Iglesia como “sociedad perfecta” y se hizo hincapié en la Iglesia como “misterio de comunión”, en la que todos los bautizados, jerarquía y laicos, constituyen el Pueblo de Dios, todos participan de la común dignidad de hijos de Dios, todos forman el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia.

Quienes vivieron la naciente organización eclesial nos han dejado en sus cartas “imágenes de la Iglesia” que no pueden reducirse a simples metáforas. El Concilio recogió muchas de estas imágenes en las que se ve representada la Iglesia (LG.,6), entre las que destaca “Cuerpo de Cristo”. Se podrían emplear mil símbolos, pero ninguno con más originalidad, precisión y fidelidad con lo real. Un Cuerpo. Tal es para Pablo la Iglesia: “una unidad en la diversidad y absoluta disponibilidad de sus miembros para el bien común”.

La idea de comparar una sociedad con un cuerpo no es original de Pablo. Pero su genialidad radica en la aplicación a la Iglesia y en los fundamentos que cimentan esta unidad. Pablo rebasa los límites de la comparación y la metáfora. Para él, la Iglesia no es una “simple sociedad plural” o una mera “asamblea democrática”. La Iglesia no es una “corporación”, sino un “cuerpo”, el Cuerpo de Cristo. A través de esta certera imagen, Pablo nos presenta y significa la unidad de todos los creyentes y el carácter universal de la Iglesia como Comunidad de comunidades. Esta unión indisoluble se manifiesta y se hace visible a través de las funciones y servicios en la Comunidad.

No obstante, los poderes fácticos siguen pesando sobremanera en la Iglesia, que no se ha desprendido de la nostálgica “sociedad perfecta”. Y no sólo sociedad perfecta sino, además, “superior a cualquier sociedad humana”. El Vaticano como Estado, símbolo de ostentación, soberanía y poder, nos hace ver cómo la Iglesia se ha constituido en entidad política más que en Iglesia evangélica. Una Iglesia universal-organizada y organizativa: estructurada de arriba-abajo, con sus territorios, sus gobernantes y sus súbditos; con sus bancos y “banqueros”, con su código de Derecho, leyes y privilegios. Formas de poder aún apegadas a caducas estructuras que entienden la participación eclesial de forma unívoca, cerrada, piramidal, apegada al pensamiento único y que entiende la comunión como uniformidad. Liturgias cada vez más exaltadoras del barroco, atavíos medievales, separación cada vez mayor entre presbíteros y el pueblo. Una Iglesia que rechaza y no acoge, una Iglesia que ha perdido la referencia de Jesús para volverse ella referencial. Una Iglesia que intenta sustentarse en una ideología más que en el seguimiento evangélico. Con una Curia caduca y degradada por una dilatada cadena de escándalos, cuya ansiada reforma yace desde hace años en el baúl de las promesas arrinconadas.

Por su conciencia anestesiada, aferrada a la idea de sociedad imperial, la Iglesia se ha dejado arrebatar, en favor del laicismo, las tres originales señas de identidad de las primeras comunidades: “Libertad, igualdad y fraternidad”.

“Libertad” que entraña la idea de “liberación”. Liberación que restablece la dignidad pisoteada para tantos seres humanos de nuestro mundo actual, lesionados en sus derechos, explotados, marginados. Liberación que hace que el ser humano sea cada día más persona, con su libertad, su decisión, sus opciones. Liberación que sea capaz de redimir a hombres y mujeres de su propia esclavitud, de su servilismo (empezando por el servilismo que mucha gente tiene de la religión, o más bien de sus “representantes”). Libertad que demanda la supresión de tantas normas y decretos anticuados del Derecho Canónico y exige más actitud evangélica .

“Igualdad” que proclama que no deben existir “categorías”: jerarquía y fieles, pastores y ovejas, gobernantes y gobernados…, como estamentos o escalas, propias de las corporaciones, y, por tanto, excluyente de cualquier intento de clericalización. “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer”. No existen miembros superiores ni inferiores; por el contrario, los que más cuidados necesitan, según san Pablo, son los más débiles. No hay miembros del cuerpo excluidos de los ministerios y la comunión, sean curas casados, mujeres, divorciados, homosexuales… Se trata de una “congregación”, no de una “segregación”.

“Fraternidad”. No la de los manidos tópicos del “queridos hermanos” ritual, sino como una actitud capaz de transformar nuestro mundo. El “Fratelli Tutti” de Francisco no se reduce a una estrategia para esperanzar y reconfortar a los pobres, sino para encontrarse y vivir con y como ellos, actuando como el “buen samaritano”.

Dos mil años después, vivimos el reto de volver a inspirarnos en el evangelio y en el cristianismo primitivo. El futuro está en volver a los orígenes, en la creación de comunidades, en el protagonismo de los laicos y en la igualdad eclesial de hombres y mujeres. Volver a Galilea, no a Trento. La “Iglesia en salida” franciscana significa pasar del medieval marco clerical al evangélico nuevo marco sinodal. Pasar de la ancestral pirámide autoritaria al comunitario círculo participativo; de la Iglesia absolutista, prepotente e impositiva, a la Iglesia pueblo de Dios, sin clericalismos. Pasar de ser una mera corporación, sociedad anónima dedicada a “servicios religiosos”, a vivir la evangelización como Cuerpo de Cristo, donde los ministerios se entiendan desde la pluralidad de dones y carismas, como ejercicio de corresponsabilidad.

Reforma, no cosmética.

¿Movimientos ecologistas?

 Lluís S. Salinas Roca

Cristianisme i Justícia

Muchas veces, cuando hablamos de ecología, nos cuesta mucho saber de qué estamos hablando. Para unos, se trata de la ciencia que estudia los ecosistemas. Para otros, se trata de proteger a los animales, las plantas o la «naturaleza» en general. Otras personas dirían que es cuestión de no usar el coche y reducir el consumo de combustibles fósiles; algunos opinarán que esto va de adherirse a la campaña «Nucleares no, gracias» y colgarse de las torres de refrigeración de las centrales; y otros, que se trata de denunciar que un pueblo entero es víctima de un trato injusto cuando la administración distribuye los vertederos por el territorio.
··· Ver noticia ··

Donald Trump y el arzobispo Viganò: el sorprendente dúo que deja la oleada de racismo en Estados Unidos


Vida Nueva

Trump

El presidente agradece públicamente al ex nuncio en Washington una carta en la que alaba su gestión y arremete contra los obispos de la Conferencia Episcopal Estadounidense por “alinearse con el lado opuesto”
El sabio refranero español ya lo avisaba: Dios los cría y ellos se juntan. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha escrito un tuit agradeciendo al ex nuncio en Washington una carta de apoyo en medio de las protestas raciales que sacuden el país. Mientras los obispos estadounidenses están en pie de guerra contra el magnate, el arzobispo Carlo Maria Viganó no ha dudado en defenderlo. Y esa misiva ha encontrado recompensa.
··· Ver noticia ·

McCarrick, Maciel, Karadima, Figari… los ‘apóstoles’ de la pederastia y la Iglesia que calló

 


Jesús Bastante

Religión Digital

El velo de silencio que imperó en las estructuras eclesiásticas logró que muchas causas civiles prescribieran
El norteamericano, como tantos otros, morirá sin pisar la cárcel, mientras sus víctimas han vivido una eterna doble condena: la de los abusos, y la del silencio, y el encubrimiento, de la jerarquía católica. Una práctica que, por desgracia, se ha dado en medio mundo. Australia, Estados Unidos, Irlanda, Alemania, Reino Unido, Perú, Chile, España…
··· Ver noticia ··

Mujeres católicas de todo el mundo organizan un Sínodo para reivindicar la igualdad de las mujeres en la Iglesia

 


Jesús Bastante

Religión Digital

mujeres2

Claman contra el clericalismo y el patriarcado y esperan “el pleno reconocimiento, dignidad e igualdad de las mujeres en la Iglesia”
“El uso y abuso de su poder ha llegado a la violencia de género. La antropología actual, de raíz medieval y caduca, mantiene la desigualdad y la sumisión, impide la integración de las mujeres en todos los órganos de la Iglesia e ignora la riqueza del magisterio de las mujeres”
··· Ver noticia ··

Un “gran confinamiento” devastador en el Tercer Mundo

 Gilbert Achcar

Rebelión

Fuentes: Le Monde Diplomatique
Con la pandemia de la covid-19, el planeta está sufriendo la peor crisis económica desde el periodo de entreguerras. Desempleo, inseguridad alimentaria, abandono escolar… los efectos del «gran encierro» se hacen sentir en todas partes, pero es en los países pobres donde sus repercusiones afectan con más dureza. Con una estructura laboral en la que predomina el sector informal, muchos trabajadores carecen de protección social alguna.
··· Ver noticia ·

Informe McCarrick, el Papa: “Cercanía a las víctimas”

 VATICAN NEWS

papa47

En la audiencia Francisco renovó el compromiso de la Iglesia para erradicar la plaga del abuso.
Cercanía a las víctimas de los abusos y compromiso para asegurar que este flagelo sea erradicado por la Iglesia. Fueron las palabras que el Papa Francisco, al final de la audiencia del miércoles, quiso dedicar a la publicación del Informe sobre el ex cardenal Theodore McCarrick, reconocido como responsable de abusos sexuales a menores y exonerado del estado clerical en 2019.
··· Ver noticia ··

Debate sobre el aborto: un síntoma polaco

 

José Arregui

Umbrales de luz

jose arregui

El pasado 22 de octubre, el Tribunal Constitucional de Polonia declaró inconstitucional el aborto por malformación del feto. Recuerdo los hechos: en 1993, y con la Iglesia en contra, el Estado legalizó el aborto en cuatro supuestos: violación, incesto, riesgo grave para la salud de la madre y la malformación del feto. Era un síntoma de la nueva Polonia, cada vez más distanciada del nacionalismo político-religioso de Lech Walesa y del restauracionismo católico-nacionalista de Juan Pablo II.
··· Ver noticia ··

Juan José Tamayo: “¿Habrán pensado los académicos de la RAE que su definición de ‘fundamentalismo’ conduce derechamente a la islamofobia?”


El Blog de Juan José Tamayo

Tamayo4

“En un acto quizá inconsciente de los diccionaristas, se demoniza y criminaliza a mil quinientos millones de creyentes musulmanes”
“Los atentados terroristas supuestamente provocados por personas vinculadas al Islam constituyen una de las más graves perversiones de dicha religión, ya que son contrarios a la defensa de la vida como derecho absoluto a proteger, según el Corán”
··· Ver noticia ··

NUNCA TE CONFORMES CON LO QUE HAS DESCUBIERTO EN TI

FE ADULTA

col fraymarcos

Mt 25,14-30

Mateo sigue con sus amonestaciones. Estamos en el tiempo de la comunidad, antes de que llegue el tiempo escatológico, que creían inminente. Cada miembro de la comunidad debe tomar la parte de responsabilidad que le corresponde y no defraudar ni a Dios ni a los demás. En tiempo de Mt, ya muchos se hacían cristianos no por convicción sino para vivir del cuento, sin dar golpe. Es curioso que las tres parábolas de este c. 25 hagan referencia a omisiones, a la hora de ponderar las consecuencias de nuestras acciones.

El talento no era una moneda real. En griego “tálanton” significa el contenido de un platillo de la balanza (una pesada). Era una cantidad desorbitada, que equivalía a 26-41 kilos de plata = 6.000 denarios; 16 años de salario de un jornalero. Para entender lo de enterrar el talento, hay que tener en cuenta que había una norma jurídica, según la cual, el que enterraba el dinero que tenía en custodia, envuelto en un pañuelo, no tenía responsabilidad civil si se perdía. Enterrar el dinero se consideraba una buena práctica.

Durante mucho tiempo se ha interpretado la parábola materialmente, creyendo que nos invitaba a producir y acaparar bienes materiales. De esta mala interpretación nace el capitalismo salvaje en Occidente, que nos ha llevado a desigualdades sangrantes que no hacen más que crecer, incluso en plena crisis. Una vez más, hemos utilizado el evangelio  en contra del mensaje de Jesús. Me gusta más la versión de Lc, en la que todos los empleados reciben lo mismo; la diferencia está solo en la manera de responder.

También sería insuficiente interpretar “talentos” como cualidades de la persona. Esta interpretación es la más común y ha quedado sancionada por nuestro lenguaje. ¿Qué significa tener talento? Tampoco es éste el verdadero planteamiento de la parábola. En el orden de las cualidades, estamos obligados a desplegar todas las posibilidades, pero siempre pensando en el bien de todos y no para acaparar más y desplumar a los menos capacitados. Para mayor “inri”, dando gracias a Dios por ser más listos que los demás.

Si nos quedamos en el orden de las cualidades, podíamos concluir que Dios es injusto. La parábola no juzga las cualidades, sino el uso que hago de ellas. Tenga más o menos, lo que se me pide es que las ponga al servicio de mi auténtico ser, al servicio de todos. En el orden del ser, todos somos idénticos. Si percibimos diferencias es que estamos valorando lo accidental. En lo esencial, todos tenemos el mismo talento. Las bienaventuranzas lo dejan muy claro: por más carencias que sientas, puedes alcanzar la plenitud humana.

En todos los órdenes tenemos que poner los talentos a fructificar, pero no todos los órdenes tienen la misma importancia. Como seres humanos tenemos algo esencial, y otro mucho que es accidental. Lo importante es la esencia que constituye al hombre como tal. Ese es el verdadero talento. Todo lo que puede tener o no tener (lo accidental) no debe ser la principal preocupación. Los talentos de que habla el evangelio, no pueden hacer referencia realidades secundarias sino a las realidades que hacen al hombre más humano. Y ya sabemos que ser más humano significa ser capaz de amar más.

Los talentos son lo bienes esenciales que debemos descubrir. La parábola del tesoro escondido es la mejor pista. Somos un tesoro de valor incalculable. La primera obligación de un ser humano es descubrir esa realidad. La “buena noticia” sería que todos pusiéramos ese tesoro al servicio de todos. En eso consistiría el Reino predicado por Jesús. El relato del domingo pasado, el de hoy y el del próximo, terminan prácticamente igual: “Entraron al banquete de boda...” “Pasa al banquete de tu señor”. “Heredad el Reino...”. Banquete, boda y Reino son símbolos de plenitud.

Algunos puntos necesitan aclaración. En primer lugar,  el que no arriesga el dinero, no lo hace por holgazanería o comodidad, sino por miedo. El siervo inútil no derrocha la fortuna; simplemente la guarda. Debía hacernos pensar que se condene uno por no hacer nada. Creo que en nuestras comunidades, lo que hoy predomina es el miedo. No nos deja poner en marcha iniciativas que supongan riesgo de perder seguridades, pero con esa actitud, se está cercenando la posibilidad de llevar esperanza a muchos desesperados.

En segundo lugar, la actitud del Señor tampoco puede ser ejemplo de lo que hace Dios. Pensemos en la parábola del hijo pródigo, que es tratado por el Padre de una manera muy diferente. Quitarle al que tiene menos lo poco que tiene para dárselo al que tiene más, tomando al pie de la letra, sería impropio del Dios de Jesús. Dios no tiene ninguna necesidad de castigar. El que escondió el talento ya se ha privado de él haciéndolo inútil para él mismo y para los demás. Es algo que teníamos que aprender también nosotros.

Finalmente es también muy interesante constatar que, tanto el que negocia con cinco, como el que negocia con dos, reciben exactamente el mismo premio. Esto indica que en ningún caso se trata de valorar los resultados del trabajo, sino la actitud de los empleados. En una cultura en la que todo se valora por los resultados, es muy difícil comprender esto. En un ambiente social donde nadie se mueve si no es por una paga; donde todo lo que hace tiene que reportar algún beneficio, es casi imposible comprender la gratuidad que nos pide el evangelio. Si necesito una paga es que no entendí nada.

La parábola nos habla de progreso, de evolución constante hacia lo no descubierto. El único pecado es negarse a caminar. El ser humano tiene que estar volcado hacia su interior para poder desplegar todas sus posibilidades. Todo el pasado del hombre (y de la vida) no es más que el punto de partida, la rampa de lanzamiento hacia mayor plenitud. La tentación está en querer asegurar lo que ya tengo, enterrar el talento. Tal actitud no demuestra más que falta de confianza en uno mismo y en la vida, y por lo tanto, en Dios.

Lo que tenemos que hacer es tomar conciencia de la riqueza que ya tenemos. Unos no llegamos a descubrirla y otros la escondemos. El resultado es el mismo. No es nada fácil, porque nos han repetido hasta la saciedad, que estamos en pecado desde antes de nacer, que no valemos para nada, que la única salvación posible tiene que venirnos de fuera. Lo malo es que nos lo seguimos creyendo. El relato del camello que se negaba a moverse porque se creía atado a la estaca, aunque no lo estaba, O el león que vivía con las ovejas como un borrego más sin enterarse de lo que era es el mejor ejemplo de nuestra postura.

Todo afán de seguridades, nos aleja del mensaje de Jesús. Toda intento de alcanzar verdades absolutas y normas de conducta inmutables, que nos dejen tranquilos, carecen de sentido cristiano. Ninguna conceptualización de Dios puede ser definitiva; hace siempre referencia a algo mayor. Estamos aquí para evolucio­nar, para que la vida nos atraviese y salga de nosotros enriquecida. El miedo no tiene sentido, porque la fuerza y la energía no la tenemos que poner nosotros. Nuestro objetivo debía ser que al abandonar este mundo, lo dejáramos un poquito mejor que cuando llegamos a él, haciéndolo más humano.

 

Meditación

No hay un “yo” que posea un tesoro.
Soy, realmente, un tesoro de valor incalculable.
Solo hay un camino para poder disfrutar de lo que soy.
Poner toda esa riqueza a disposición de los demás.
Es la gran paradoja del ser humano.
Solo alcanza su plenitud cuando se da plenamente.

 

EL EMPLEADO MIEDOSO Y LA EMPRESARIA MODELO

FE ADULTA

col sicre

 

Domingo 33. Ciclo A

La parábola del domingo pasado (las diez muchachas) animaba a ser inteligentes y previsores. La de hoy anima a la acción, a sacar partido de los dones recibidos de Dios. Jesús ha usado poco antes, en otra parábola, la imagen del señor y sus empleados. Ahora vuelve a hacerlo, pero usando el contexto de la cultura urbana y pre-capitalista. La riqueza del señor no consiste en tierras, cultivos y rebaños de vacas y ovejas. Consiste en millones contantes y sonantes, porque los famosos “talentos” no tienen nada que ver con la inteligencia. El talento era una cantidad de plata que variaba según los países, oscilando entre los 26 kg en Grecia, 27 en Egipto, 32 en Roma y 59 en Israel. Por consiguiente, los tres administradores reciben, aproximadamente, 300, 120 y 60 kg de plata.

El empleado miedoso, negligente y holgazán

Los dos primeros duplican esa cantidad negociando con el dinero que les han confiado. Pero la parábola se detiene en el tercero, que se molesta en buscar un sitio escondido, cava un hoyo, y entierra el talento. El lector actual, conocedor de tantos casos parecidos, se pregunta quién ha sido el más inteligente. ¿Es preferible colocar el capital en acciones arriesgadas o guardarlo en una caja fuerte? En cambio, el propietario de la parábola lo tiene claro: había que invertir el dinero y sacarle provecho, como hicieron los dos primeros empleados.

¿Por qué no ha hecho igual el tercero? Él mismo lo dice: porque conoce a su señor, le tiene miedo, y prefirió no correr riesgo. Y termina con un lacónico: “Aquí tienes lo tuyo”.

Sin embargo, el señor no comparte esa excusa ni esa actitud. Lo que ha movido al empleado no ha sido el miedo, sino la negligencia y la holgazanería. Le traen sin cuidado su señor y sus intereses. Y toma una decisión que, actualmente, habría provocado manifestaciones y revueltas de todos los sindicatos: lo mete en la cárcel (“echadlo fuera, a las tinieblas”).

Aplicándonos el cuento

Los sindicatos llevarían razón, y conseguirían que readmitieran al empleado, incluso con un resarcimiento por daños y perjuicios. Pero el Señor de la parábola no depende de sindicatos ni tribunales del trabajo. Tiene pleno derecho a pedirnos cuentas a cada uno del tesoro que nos ha encomendado.

Como ocurría con el aceite en la parábola de las muchachas, los talentos se han prestado a múltiples interpretaciones: cualidades humanas, don de la fe, misión dentro de la iglesia, etc. Ninguna de ellas excluye a las otras. La parábola ofrece una ocasión espléndida para realizar un autoexamen: ¿qué he recibido de Dios, a todos los niveles, humano, religioso, familiar, profesional, eclesial? ¿Qué he hecho con ello? ¿Ha quedado escondido en un cajón? ¿Ha sido útil para los demás? Como se dice en el mismo evangelio de Mateo: ¿Ha resplandecido mi luz ante los hombres para que glorifiquen al Dios del cielo? ¿Pienso que será suficiente decirle: “Aquí tienes lo tuyo”?

Una moraleja desconcertante

La parábola, termina con unas palabras muy extrañas: “Al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene”. ¿En qué quedamos? ¿Tiene o no tiene? Pero la frase no se debe al error de un copista, se encuentra así en los tres evangelios sinópticos (Mt 13,12; Mc 4,25; Lc 19,26). Es posible que el mismo Jesús intentara aclararla más tarde mediante la historia de un señor que encomienda su capital a tres empleados. El sentido de la frase resulta ahora más claro: “Al que produzca se le dará, y al que no produzca se le quitará lo que tiene”. Esa parábola terminó en dos versiones bastante distintas, la de Mateo, que se lee hoy, y la de Lucas 19,11-27. Lucas, para no provocar las iras de los sindicatos, no mete al empleado holgazán en la cárcel, se limita a quitarle el denario.

La empresaria modelo (1ª lectura)

En el contexto económico de la parábola encaja perfectamente la imagen de la mujer empresaria de la que habla el libro de los Proverbios. La liturgia traduce “mujer hacendosa”. Pero el texto sugiere mucho más. Habla de una mujer que es, al mismo tiempo, excelente empresaria (cosa que quedaría más clara si la liturgia no hubiera mutilado el texto), generosa con los necesitados y con las personas a su servicio, preocupada por sus hijos y su marido, gozando del respeto y estima de sus conciudadanos, porque ella misma respeta al Señor. Es interesante esta imagen propuesta por un libro bíblico hace veintitrés o veinticuatro siglos, tan distinta de nuestro proverbio: “La mujer casada, la pata quebrada… y en casa”. Quien lee el poema entero (se encuentra en Proverbios 31,10-31) advierte la enorme actividad que esta mujer desarrolla desde la mañana temprano hasta avanzada la noche. El capital recibido de Dios (sean cinco talentos, dos o uno) ha sabido invertirlo perfectamente.

MULTIPLICAR LOS TALENTOS

FE ADULTA

comentario editorial

Utiliza en la vida los talentos que poseas: el bosque estaría muy silencioso si solo cantasen los pájaros que mejor cantan. (Henry van Dayke).

15 nov. DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO

Mt 25, 14-30. Se acercó el hombre que había recibido cinco bolsas de oro, le presentó otras cinco diciendo: Señor: Me diste cinco bolsas de oro y he ganado otras cinco.

Esta parábola invita a la diligencia y la fidelidad mientras se consuma el tiempo del Reino de Dios, pudiéndose afirmar que el punto de tensión de la parábola está en la escena de la rendición de cuentas a su señor.

Jesús denuncia la inconsecuencia de los que reviven el mensaje del reino y luego pretenden refugiarse en una seguridad estéril.

Sus discípulos tenemos que hacer fructificar los bienes del reino durante el tiempo que se nos ha concedido, lo que, para Mateo, es el tiempo de la Iglesia.

1 los talentos

Quienes no hacen fructificar los bienes recibidos, aunque sea bajo el pretexto de colocarlos en un lugar se seguro, terminarán por perderlo todo.

Y de la misma manera, la comunidad eclesial debe estar alerta y vigilante para no caer en la comodidad y la rutina, y para preocuparse, no únicamente de incrementar los propios valores personales, sino también ayudando a los demás a conseguirlo.

Como decía el Ucraniano Rabí Baal Shem Tov (1688-1760): “El yo del hombre está en constante movimiento, y el mío sigue a los grandes para subir y atraer a los pequeños para elevarlos”.

Henry van Dayke (1852-1933) dice: “Utiliza en la vida los talentos que poseas: el bosque estaría muy silencioso si solo cantasen los pájaros que mejor cantan”.

De mi libro Poemas del viento:

 

CON MOCHILA A LAS ESPALDAS

La felicidad no es un destino,
es la actitud con que se viaja por la vida.

Y cuando yo entendí que era cierto,
me fui a viajar con ella por todos los caminos, 
para ver cómo era.

Me crucé con el Dalái Lama, 
y le pregunté por ella, 
quien si detenerse me dijo: 

“El propósito de nuestras vidas es ser felices”. 

Como llevaba prisa por encontrarla, 
se continuó buscándola.

Era una invitación muy claramente  
a aprender a cultivar mis talentos, 
ya que ella es la mejor brújula de la conciencia, 
que nos invita a crecer constantemente

¿No es este acaso el camino 
que Jesús pedía que recorriéramos?